Tony Alexander King, el psicópata que mató a Rocío Wanninkhof y Sonia Carabantes

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Tony Alexander King, el psicópata que mató a Rocío Wanninkhof y Sonia Carabantes El ‘Estrangulador de Holloway’ golpeó “sin compasión” a sus víctimas El británico intentó inculpar a María Dolores Vázquez, condenada injustamente por el asesinato de Rocío Juana Rivas, condenada a cinco años de cárcel y seis sin sus hijos Mónica G. Álvarez 27/07/2018 06:30 | Actualizado a 27/07/2018 11:20


Tony Alexander King (AFP)

Uno de los mayores errores judiciales de la historia española fue la sentencia a quince años y un día de prisión de María Dolores Vázquez por un asesinato que jamás cometió, el de Rocío Wanninkhof en 1999. La presión a la que fue sometido el caso -tanto mediática como por parte de la familia de la víctima- y la falta de pruebas llevaron a las autoridades a celebrar un juicio repleto de irregularidades. En septiembre de 2001, un jurado popular fue el encargado de declarar culpable a la presunta homicida. Dos años más tarde tuvo que ser excarcelada tras descubrirse al verdadero asesino: Tony Alexander King. Una irrefutable prueba de ADN ligó este crimen con el de la joven Sonia Carabantes en agosto de 2003.


Rocío Wanninkhof y Sonia Carabantes (LVD)

Numerosas pesquisas y el testimonio de la compañera sentimental del auténtico criminal sirvieron para detener en septiembre de ese mismo año a este británico, viejo conocido de Scotland Yard. Se le buscaba por varios delitos de violación en el Reino Unido. Cuando las autoridades investigaron ambos casos, encontraron el mismo modus operandi: un ensañamiento innecesario con sus víctimas, a las que acuchilló hasta en diez ocasiones. ‘El estrangulador de Holloway’ Del pasado de Tony Alexander King tan solo se sabe su verdadero nombre: Tony Bromwich. Aparte de ese dato, lo único que ha primado en los medios de comunicación ha sido sacar a la luz todos los delitos que cometió. No obstante, aquellos que conocieron a este psicópata sexual le tildaban de retraído, callado, poco inteligente y muy pendiente de su imagen. Se obsesionó con el culturismo y empezó a tomar esteroides. Su consumo excesivo le produjo una impotencia sexual aguda que marcaría su carácter y sus relaciones íntimas. Lejos de paliar el problema, la ingesta de alcohol hacía que se comportara de manera


insolente y fanfarrona.

Tony Alexander King (archivo) (Archivo)

Se pavoneaba en los locales de moda contando que se acostaba con


menores, que había matado a los violadores de su hermana y que incluso había perpetrado delitos para determinados mafiosos. Aquella frustración sexual generó en él una insoportable necesidad de imponerse de forma violenta. Sus primeros delitos los cometió en 1986 cuando con tan sólo veintiún años estranguló a varias jóvenes por la espalda y agredió sexualmente a otras cinco. Le apodaron ‘el estrangulador de Holloway’ por ser en esa localidad donde consumó los incidentes. Fue condenado a diez años de prisión. Transcurridos cinco años obtuvo la libertad condicional, que fue revocada cuando


Tony Alexander King, imagen de archivo (Solarpix)

Cuando lo liberaron en 1996, Tony decidió cambiar su nombre por el de Tony Alexander King y huir dos años más tarde a la Costa del Sol. Una estudiante húngara lo había denunciado por violación. Sin embargo, jamás se le detuvo. Una vez en España conoció a la que sería su mujer, Cecilia. A pesar de que Scotland Yard había comunicado a la policía española los antecedentes del estrangulador, Tony empieza su nueva vida en Málaga. El informe de la policía británica recalcaba que era “un peligro potencial para las mujeres de España”. Rocío Wanninkhof, 1999 El 9 de septiembre de 1999, Rocío Wanninkhof desaparece a las 21.30 horas de la noche después de haber visitado a su novio en La Cala de Mijas, a unos quinientos metros de su casa. Nadie volvió a ver a la joven de diecinueve años. No fue hasta la mañana siguiente cuando su madre, Alicia Hornos, se percató de su ausencia y, tras esperar varias horas, decidió denunciar su desaparición a la Guardia Civil. Durante las primeras investigaciones hallan las zapatillas de Rocío y sangre tanto en el lugar en cuestión como en un pañuelo. Al seguir el rastro de sangre, los investigadores llegan a un descampado, donde descubren un gran charco. Parece ser que fue allí donde la víctima se desangró.


Rocío Wanninkhof (Archivo)

También encuentran huellas de un vehículo cuyas ruedas ya no se comercializan. Las pruebas coinciden con el testimonio de un taxista que asegura haber tenido que esquivar a un todoterreno que se encontraba estacionado en la calzada con las luces puestas. Aunque al pasar por delante oyó una especie de “chillido o grito”, el conductor prosiguió la marcha. Tres semanas después de la desaparición de Rocío, aparece su cadáver en unos terrenos propiedad del restaurante El Rodeíto, entre las localidades de Marbella y Pedro de Alcántara. El cuerpo estaba completamente desnudo, acuchillado y mostraba signos de haber sido quemado con un líquido inflamable. Este hecho impidió certificar si la joven había sido violada. Cerca de la escena se hallaron dos bolsas de basura negras con todas las pertenencias de la víctima menos su ropa interior.


El abogado José María Garzón, junto a Alicia Hornos, la madre de Rocío Wanninkhof (Efe)

Entre los principales sospechosos se señaló a su novio, Antonio José Jurado, por las continuas contradicciones en su testimonio. No supo decir qué ropa llevaba puesta Rocío esa noche, no facilitó coartada alguna de por qué no había quedado con su novia hasta más tarde, y tampoco supo esclarecer por qué no oyó la agresión si su habitación se encontraba cerca de la escena del crimen. Sin embargo, las miradas se centraron en la expareja de la madre de Rocío, María Dolores Vázquez. Las imágenes de Alicia en televisión acusándola del asesinato de su hija dieron la vuelta al mundo. Sonia Carabantes, 2003 De nada le sirvió a María Dolores negar en repetidas ocasiones su implicación en la desaparición y asesinato de Rocío. A pesar de las pruebas que aportó -llamadas telefónicas y testigos-, la presunta asesina fue arrestada y llevada a prisión. Las autoridades aseguraron que unas fibras encontradas en la ropa deportiva de María Dolores correspondían casi al cien por cien con la ropa de la fallecida. La conmoción del caso golpeaba a una opinión pública que reclamaba


justicia. María Dolores Vázquez fue condenada por el crimen de Rocío Wanninkhof mientras Tony Alexander King proseguía con su vida. Tuvieron que pasar cuatro años desde el primer crimen para que un segundo, el de Sonia Carabantes, reabriese la investigación.


Sonia Carabantes (Archivo)

CorrĂ­a agosto de 2003 y una nueva joven de diecisiete aĂąos desaparecĂ­a durante las fiestas de la Virgen de la Fuensanta en


Coín, población cercana a Mijas. Como era de madrugada, nadie se percató de su ausencia, pero al día siguiente su familia avisó a la Guardia Civil y comenzaron su búsqueda. Durante la batida se encontró sangre en el faro de un coche y los vaqueros que la joven llevaba el día de su rapto. El 14 de agosto una pareja encontró el cadáver de Sonia en un lugar apartado del parque industrial de Monda, pueblo próximo a Coín. Sepultada bajo unos desechos, la joven aparecía semidesnuda. Había sido estrangulada. En ambos casos, tanto el de Rocío como el de Sonia, el hecho de que se resistieran favoreció la obtención de pruebas. Debajo de sus uñas encontraron restos de fibras. Además, una de las colillas recogidas en el lugar del crimen supuso la pieza clave para encontrar al verdadero asesino. Al cotejar el ADN del cigarro con la base de datos de Interés Criminal (ADNIC) encontraron una coincidencia. Están buscando a la misma persona que años atrás había asesinado a Rocío. La noticia cayó como una bomba en los medios de comunicación y, al escucharla, una temerosa Cecilia -ya exmujer de King- se percató de determinadas coincidencias. Acudió a Scotland Yard y les explicó que la noche en que Sonia desapareció Tony había ido a verla con arañazos en la cara y sangre en la ropa. La excusa que le dio fue que había estado en la Feria de Coín y que había tenido un altercado. Otro dato que aportó fue la marca de cigarrillos que fumaba en aquella época, Royal Crown, la misma que se encontró en la escena del crimen de Sonia. Inmediatamente, las autoridades británicas instaron a Cecilia a que hablase con la justicia española y el 19 de septiembre Tony Alexander King fue detenido.


Cecilia Pantoja, ex mujer de King, a su salida de de la Audiencia Provincial de Mรกlaga (2003) (AFP)


Durante el registro de la casa de King encontraron el material que coincidiría con las fibras halladas bajo las uñas de Sonia y éste se derrumbó y se autoinculpó de los dos crímenes. “Volví al coche para ver si había dejado algo y vi la lata de gasolina. Quemé el cuerpo para que no encontraran pruebas. Vi las llamas y salí corriendo”, explicó sobre el asesinato de Rocío. En noviembre de 2005 le condenan a treinta y seis años de prisión y a pagar trescientos mil euros de indemnización a la familia por el asesinato de Sonia Carabantes. Llegó a declarar: “no pensé que iba a resistirse, que lucharía. Me empujó e intentó huir. La navaja era muy afilada y le corté el cuello. [...] Tras la última puñalada por la espalda cayó al suelo y paró de gritar”.


Tony Alexander King tras testificar en Torremolinos (14 de octubre de 2003) (AFP)

Un psicópata. Así definieron los peritos que examinaron al británico y que elaboraron los informes psiquiátricos y psicológicos durante el juicio ante la Audiencia Provincial de Málaga. De hecho, dejaron claro que pese a padecer un trastorno antisocial de la personalidad, no se trataba de “un enfermo mental” dado que “conserva su capacidad de entender y obrar como para poder responder de los hechos que se le imputan”. Una de las expertas que le entrevistó durante su encarcelamiento hasta en seis ocasiones, aseguró que era “bastante probable” que repitiese actos delictivos similares. Carecía de empatía, había ausencia de


sentimiento de culpa y arrepentimiento, con una tendencia al egocentrismo y con alto grado de manipulación en beneficio propio. Implicación de terceras personas En diciembre de 2006 Tony se enfrenta a un nuevo juicio con un jurado popular compuesto por nueve personas para esclarecer el asesinato de Rocío Wanninkhof. Durante el mismo, el acusado intenta inculpar a María Dolores Vázquez y a un amigo cercano, Robert Graham, declarando ante el tribunal “no ser responsable de nada”, aseverando que era un “cabeza de turco” y señalándoles como los verdaderos asesinos. “Vi a Dolores Vázquez apuñalar a Rocío y a Robert cortarle el cuello”, aseguraba King. No fue una declaración fácil. De hecho, el presidente de la Sala terminó por expulsarle tras insultar al juez, el fiscal y los peritos al grito de “delincuentes”. Sin embargo, el ADN echa por tierra su defensa. El jurado lo sentencia a diecinueve años de cárcel recalcando que no actuó solo. La condena se suma a otra de siete años por agresión e intento de violación a una mujer de Benalmádena en 2001.


María Dolores Vázquez, detenida (Archivo)

Desde que Tony Alexander King fuese condenado a más de cincuenta años por los crímenes de Rocío y Sonia, el interno ha pisado tres cárceles españolas siempre en régimen de aislamiento. Tras su detención y durante la fase de instrucción y juicios estuvo en la cárcel de Alhaurín de la Torre (Málaga); en julio de 2004 le trasladaron al centro Albolote (Granada); y ya desde 2008, se encuentra en la cárcel de Herrera de La Mancha (Ciudad Real) por su “peligrosidad extrema”. Esta última catalogada de máxima seguridad y que ha recluido a terroristas de ETA. Su día a día consiste en pasar veintiuna horas en una celda individual de ocho metros cuadrados. De lunes a domingo. Todos los días del año. Desayuna, come y cena tras los barrotes, y diariamente se procede a cachearle y registrar sus pertenencias.


Tony Alexander King junto a su hija y su ex pareja Cecilia (Archivo)

El contacto con otros presos o funcionarios es muy limitado y hasta 2033 no se prevé que consiga ningún permiso penitenciario. Será cuando quede en libertad a los 68 años. La excepción se dio en septiembre de 2007 cuando acudió bajo custodia policial al funeral de su hija (murió ahogada en una piscina). Además, Scotland Yard sigue investigando la participación de King en el asesinato de dos niñas más en el Reino Unido durante el período


en que matĂł a RocĂ­o y Sonia.

Tony Alexander King en la segunda jornada por el crimen de Sonia Carabantes (18 octubre 2005) (AFP)


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