戏剧
Ó P E R A
• Mónica Cofré orienteoccidente88@gmail.com
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na joven china caminaba por un centro comercial de su ciudad y una voz la estremeció. Quedó impactada por su color. Se detuvo y entró al local de música que propagaba esa voz. Era la de la soprano internacional de música clásica, la mendocina Verónica Cangemi. “Recibí una carta en la que me contaba que ese día decidió dedicarse a la música y ser cantante. Para mí, fue emocionante”, cuenta la cantante lírica reconocida internacionalmente, con vasta trayectoria en presentaciones ante los públicos de algunos de los escenarios más prestigiosos de Europa y premiada con el Konex 2009 como una de las mejores cantantes de música clásica. Cangemi es un apellido impregnado de música. La madre de Verónica, Fenicia, también es cantante de Ópera (sobrina del folclorista mendocino Hilario Cuadros), sus hermanas, sobrinas y su hijo también se dedican a este arte. Verónica comenzó su carrera dedicándose a tocar el violonchelo, de los 7 a los 27 años lo tocó en la Orquesta Sinfónica de Mendoza y luego el canto hizo la gran aparición en su vida. “Había que diferenciarse”, dice cuando cuenta que se especializó en música barroca del siglo XVII y XVII, interpretando obras de Haendel, Vivaldi y Georg Philipp Telemann. Su música encuentra muy buena recepción en China, especialmente entre los jóvenes. Sus álbumes Orfeo & Euridice de Harmonia Mundi y los de las Óperas de Vivaldi se venden más que en cualquier otro país. “En China existe mucha admiración hacia mi trabajo. Me gustaría poder estar más en contacto con los que eligen el camino de la música y poder ver cómo hacen para desarrollarse e insertarse en el mundo hoy que su país, como potencia, es culturalmente fuerte”, asegura Cangemi,quien cantó en el Hong Kong Arts Festival en el Año Nuevo Chino en 2005 con la Freiburg Baroque Orchestra. Al finalizar aquella jornada, llegó al hotel y había una larga fila de personas que la esperaban para que les autografiara sus discos. “La cultura china tiene mucho respeto hacia la música clásica occidental. Se sienten particularmente atraídos por la ópera italiana, por lo latino. Puede ser debido a que su idioma es más gutural”, afirma. *** El 13 de septiembre de 1993, la bailarina, actriz y profesora nacional de danza Gra-
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古 典 音 乐 的 缪 斯 女 Musas de 神 la Ópera
De Simone. Una argentina en la Ópera de Beijing. Foto de Nico Levin
Verónica Cangemi y Graciela De Simone realimentaron su amor por la música lírica china en sendos viajes a Oriente, de los cuales volvieron transformadas para siempre.
维若妮卡·甘杰米与格雷西 · 德 西 蒙在各自的东方旅途中都被 中 国 古 典音乐打动,在用爱重新诠 释 艺 术 的同时她们自己也焕然一新
ciela De Simone representó el personaje de Shi San Mei de una de las obra más famosa de la Ópera de Beijing: Adiós a mi concubina, en un Concurso Internacional, que le valió ser premiada con el Dragón de Plata (segundo premio) y notas periodísticas en los diarios China Daily, Guangdong Daily y la revista China Hoy. Cuando en 1991 viajó a China, becada para aprender idioma chino mandarín en la Universidad de Lenguas de Beijing, no imaginó que le esperaba el desafío de “desarmarse y volverse a armar”. Así define el proceso que atravesó en su pasaje por la Academia Central de Arte Dramático, donde estudió la Ópera de Pekín y representó durante tres años al personaje de una mujer guerrera que cantaba, realizaba movimientos de artes marciales y recitaba. “El entrenamiento era parte de la vida cotidiana e incluía no sólo el aspecto actoral, físico y de la voz, también adaptarse, acercarse y profundizar en el idioma, las costumbres de la vida cotidiana en China. Tuve que desarmar las estructuras físicas y mentales con las que venía para poder aprender lo nuevo, las nuevas formas de hacer las cosas. Esto me abrió la cabeza”, comenta De Simone cuando recuerda su primer año en Beijing como el más difícil. Estudiar el teatro tradicional chino implicó estudiar los elementos distintivos de la Ópera: el canto, la danza, la música, el vestuario, el maquillaje y la caracterización. “Buscar los significados y descubrir esa simbología que tiene que ver con la cultura, la filosofía, las costumbres, la historia, fue lo que más me fascinó desde el principio”, agrega. Existe un gran compromiso de parte los actores y sus maestros, ya que, en muchas ocasiones, se llega a representar sólo uno o dos personajes de la Ópera durante toda la vida. El personaje es asignado de acuerdo a las características del actor y éste debe seguir perfeccionándolo hasta llegar a la esencia. A mediados del siglo XIX, cuando se calcula que hizo sus primeras presentaciones, la Ópera de Beijing era una obra que se ofrecía a la corte imperial, luego de muchos años se ofreció al público y si bien sufrió los vaivenes políticos e ideológicos de su país, en la actualidad es un arte de acceso masivo en China y en otros países. En 2010, fue declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, así pasó a ser reconocida a nivel mundial como una de las prácticas y expresiones vivas (en este caso, artes
escénicas) heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a nuestros descendientes más importantes de la humanidad. Si bien en sus orígenes fue el canto el que la distinguió, luego se fueron incorporando otras disciplinas y en las representaciones actuales se destaca más el movimiento que el canto. Esto la hace de alcance más masivo pues no es necesario conocer el idioma para disfrutarla. “Se adapta más al mundo de hoy, de la imagen y la comunicación y llega como expresión artística donde no llega la razón”, reflexiona De Simone quien cuenta que desde su reconocimiento como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad fue incluida como arte tradicional chino milenario en las escuelas primarias, en la TV y en los teatros chinos. La música clásica y particularmente la ópera tiene un alcance masivo en China. Además de estar presente en los concursos televisivos, la población escucha y ve ópera en sus aparatos electrónicos mientras se trasladan en los trenes o mientras trabajan en los comercios. Esto llama la atención a la mirada y al oído occidental y en especial, latinoamericano, donde este estilo musical carece de ese componente popular y se restringe a una elite más intelectual o de clase alta. *** Por su parte, Cangemi cuenta que el haber dictado clases magistrales en varios países del mundo, la lleva a proyectar como “un gran desafío” poder hacerlo en China. “Que los jóvenes chinos, aunque hablan un idioma tan distinto, se conecten desde el idioma universal que es la música. Se trata de trasmitir sensaciones, acá no hay nada matemático”, dice. La investigación acerca de las influencias musicales occidentales que llegaron a China también le parece un tema interesante para trabajar
Cangemi. Cantó en Hong Kong.
ya que ella reconoce en su propia vida artística una “melange de dos culturas: la criolla y la italiana”. A su vez De Simone, en Una argentina en la Ópera de Beijing, libro de 2016, propone adentrarse en este arte escénico “no desde un punto de vista exótico sino como un valor intercultural que puede ser incorporado productivamente a creaciones coreográficas nacionales e internacionales”. Las artes marciales, los movimientos, el maquillaje son algunas de los elementos de otras disciplinas que, según la autora, se pueden incorporar a obras teatrales o de danza no chinas, dando lugar a una nuevas creaciones. Una de las características de las políticas culturales chinas es la importancia a la conservación del patrimonio cultural, la continuidad en las representaciones tradicionales de las diversas disciplinas artísticas como rasgo identitario del país. La Ópera de Beijing es una de las mayores expresiones de las artes escénicas chinas, no sólo porque relata historias que “promueven la esperanza y movilizan el alma”, mostrando que “los infortunios y sin sabores pueden ser superados”, sino también porque “la belleza estética permite olvidar momentáneamente la amarga realidad” . Cangemi dirige desde 2007 el Programa de Canto de la Universidad de Congreso en Mendoza en el que se forma a los jóvenes interesados en avanzar en sus estudios de música o que quieren presentarse en concursos internacionales. De Simone, que pasó física y espiritualmente por la experiencia de pertenecer a la Ópera China, que definió como una “escuela de historia” –porque sus relatos ayudan a comprender hechos fundacionales de la Historia de China– dicta en el Instituto Confucio de Buenos Aires (ICUBA) la materia Teatro Tradicional Chino: Ópera de Beijing, en el cual busca difundir la cultura china y que los estudiantes tengan una mejor comprensión y apreciación del arte escénico chino. Ambas artistas argentinas, a partir de sus experiencias y trabajo, expresan su pasión por la expresión artística tanto en la interpretación como en la difusión entre las nuevas generaciones como en las distintas culturas y sueñan con la posibilidad de que la música y el teatro sean un puente enlazador entre Argentina y China para sostener la memoria cultural de los pueblos a través de sus tradiciones y así profundizar la amistad entre ambas culturas.
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