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Directorio Dirección General Gerardo Sánchez
Dirección Editorial jack Fante Juan Carlos Flores
Dirección Administrativa Tannia Rosas
Coordinador de Proyecto Brenda Galaz
Diseño
Ariadna Galaz Mariana Aguirre
Editores Dietario cultural antioxidante Aysleth Corona Joana Palomino Viridiana Tovar
Consejo Editorial número 1 Aysleth Corona Brenda Galaz Gerardo Sánchez
Colaboradores Alo Valenzuela Frann Gleason jack Fante Leia Solo Mayte Montero Sky Pilot Sofía Carrillo Sol Henaro Vale Viridiana Tovar
Ventas y Facturación Aysleth Corona
INDICE Dossier [pag 4] A propósito de Joe Orton, el abominable [pag 6]
Dícese La pureza cultural es pura vacilada [pag 14]
Practicas subversivas [pag 18]
Tirando Liana [pag 24] La mierda se ha puesto de moda [pag 26]
Valemos lo que no tenemos [pag 30]
Poetaviejo [pag 32]
Monociclo [pag 40] Psicósis de Fábula [pag 42]
Nadie dijo que la vida era fácil (y la vida de un huevo menos) [pag 44]
Salto de Fe [pag 48] ¡Por las pussy riot! Defendiendo la libertad de expresión [pag 51]
Dietario [pag 52] Colección: el crimen fundacional
Año: 1 · Número: 1 Oct-Nov 2012 · Conctacto: twitter.com/MonoIlustrado · Visítanos: www.monoilustrado.com
[pag 10]
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Dossier
A prop贸sito de Joe Orton, el abominable Juan Carlos Flores Mendoza
[pag 6]
D铆cese Mayte Montero [pag 10]
La pureza cultural es pura vacilada Leia Solo [pag 14]
Practicas subversivas Sol Henaro [pag 18]
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A propósito de Joe Orton, el abominable Joe Orton fue un irreverente del teatro del siglo XX. Escritor, dramaturgo, poeta, escenógrafo, guionista -creador incesante de la acción espontánea- sacudió los inciertos pilares de una dramaturgia canónica, inflexible, soberbia; dramaturgia que, aún en nuestros tiempos, gira perpendicularmente sobre la palabra como epicentro del universo teatral. De nacionalidad inglesa (Saffron Lane Estates Leicester-1933), Orton figuró en el mundo de las tablas durante la década de los años sesenta, erigiendo un estilo procaz, salvaje, voluptuoso, siempre provocativo para las buenas conciencias. De carácter telúrico, sagaz y delirante, Joe escribió más de cincuenta obras de las cuales sólo escenificó dieciocho (The Good and Faitbul Servant, Loot, What the Butler Saw, Entertaining Mr. Sloane, Crimes of Pasion, Plays and Players); escribió diversas novelas en colaboración con su amante Kenneth Halliwell (The Mechanical Womb, The Last Days of Sodom, The Silver Bucket, The Boy Hairdresser); redactó un diario y diversos guiones para radio y televisión (The Erpingham Camp, The Ruffian on the Stair, Funeral Games, Up Against It –este último por encargo de
los Beatles quienes proyectaban realizar una película, hecho que al final no resultó). Orton fue una suerte de Oscar Wilde desclasado, un gentleman sin origen, un gentil londinense de virtuosismo rebelde cuya portentosa imaginería quedó plasmada en una amplísima obra de extraordinaria rareza. Lo fascinante de su obra es el constante desafío al orden, al establishment, al fascineroso y execrable principio del deber ser. Su estilo se edificó sobre una rabiosa y desparpajada ironía que, en el fondo, revelaba una prodigiosa erudición alejada del rigor académico y la frigidez intelectual. Orton, al igual que otros escritores de la talla de Genet, Gide o Capote, hizo de su condición de outsider -exiliado del mundo- un personaje con vocación de ardiente Calígula, un Calvino fascinado por el régimen de lo nocturno, lo espectral, lo innombrable. Su declarada homosexualidad, sus francachelas sin fin, sus excursiones sexuales a Tánger, sus idilios cra-
pulescos en los mingitorios londinenses; fueron sus cartas credenciales en un mundo encorsetado por la moral; una moral en la que el desafío, el improperio, la provocación, el desacato, son expresiones que atentan contra la risible efímeridad de un universo condenado al absurdo. Para este dramaturgo que -de no haber sucumbido ante la cólera estridente de su amante/asesino- el teatro debe abandonar la risible solemnidad del texto para dar paso a la expresión pura del ser, aquel que se manifiesta sin ocultismos ni estratagemas teatrales, es decir, en la pura inmediatez de la vida cotidiana. Estas expresiones que devienen de la frontera nómada -aquella donde acción y palabra, pensamiento y lenguaje, configuran un lenguaje otro que, a través del cuerpo, adquiere el frescor de la presencia- son las manifestaciones que Orton privilegiaba durante la redacción y puesta en escena de sus obras. De tal suerte que la dramaturgia de Joe, el visceral estilo de su decantada genialidad, conso-
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lidó una voz, un modo, una forma en la que sujeto y texto, palabra y subjetividad se hermanan bajo la cópula de un absoluto indivisible. Esta totalidad que trasciende el umbral del espacio escénico se agiganta en la estupefacta pupila del espectador desencadenando una katharsis antidialéctica; la cura que emana del cuerpo/palabra se aleja del tradicional circuito actor-espectador, espectador-actor, en el que la tekné y los artilugios que supone, suscitan una especie de conmoción prefabricada, un éxtasis de almanaque, un extravío urdido de antemano. Orton no ignoraba los recursos técnicos y estilísticos de la dramaturgia clásica –estudió en la Academy of Dramatic Art (RADA) de Londres- su predilección por la gestualidad y el escándalo se gestó desde los comienzos de su carrera teatral, justo en el instante en que la disidencia y la apetencia de ser otro -el que se manifiesta desde la profundidades de lo invisible- estallaron en la bóveda sangrante de su fatal destino.
En Joe se advertía el inquietante gusto por lo escatológico, lo eternamente suspendido, aquello donde el imperio de la razón y el reinado de la palabra se abisman en la negrura de un silencio que no es. Prueba de ello, de su humor de ultratumba, se vislumbra en el siguiente pasaje de su diario: “Llevé a casa la dentadura postiza de mi madre. Le dije a Kennet Cranham: - Eh, toma, pensé que te gustaría la auténtica.-. -¿Qué?-, dijo él. -La dentadura-, le dije. -¿De quién?-, preguntó. -De mi madre-, dije. Se puso malísimo.” (Orton, 1987, pag. 73) Esta broma inocente, casi infantil, es el gesto profundo, el signo indeleble, la impronta entrañable del luciferino genio que detentaba con irónica excentricidad; irreverencia y genialidad que harían de él… Un pequeño monstruo condenado a la abominable grandeza del espíritu sin ley.
Este anarquismo perverso, rebeldía que galopa junto al crepúsculo de la ensoñación creadora, fue la sustancia y quintaesencia de su teatro en el que la heterodoxia festiva se erige en acto eternizado por la alquimia de la suspensión. Sólo la muerte, su hechizo de diosa negra, pondría fin a una figura de tan enigmática rareza. En el otoño de 1967, al finalizar una furibunda discusión Kenneth Leith Halliwell – pareja de Joe- asesina a martillazos al que fuera uno de los más reconocidos dramaturgos del siglo XX: Joe Kingsley Orton de treinta y cuatro años. El cuerpo de Orton fue hallado en su departamento en la mañana de un nueve de agosto: yacía sobre el suelo con la parte derecha del cráneo destrozado. A unos escasos metros yacía el cuerpo del verdugo sin fe, el infame criminal seducido por la embriaguez de la culpa: Halliwell. Después de perpetrar su última expresión de amor –la más razonable para el amante que padece la pérdida del objeto que ama- Kenneth, en un gesto de amor imposible, abdicó ante una existencia cons-
treñida al fracaso, pletórica de infortunios y crípticas calamidades. Así, la prominente carrera de Orton el abominable, se sumergió en la mar de las leyendas del pensamiento otro para erigirse –desde el lugar de la invisible presencia- en intimidante voz de la procacidad revolucionaria; la del gesto que nace de la región más transparente del Ser, ahí donde los héroes hacen del corazón su espada incorruptible…
Bibliografía: Orton, J. (1987). Diario. España: Grijalbo.
Juan Carlos Flores Mendoza
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DĂ ce se
Ataque de pánico. Propio de la angustia / Dícese de los periodos en los que el individuo sufre un intenso miedo o temor con una duración variable de minutos a horas.
Hoy en día las personas que lo han tenido alguna vez, en caso de que se animen a expresarlo, lo llaman: panic attack; ¿qué se ganará mencionándolo en otro idioma? (si existe, en el propio), o quizá los anglosajones se refieren a éste en castellano. Puede ser que al nombrar un malestar en lengua extranjera se vuelva más leve o no cause tal impacto social; un ejemplo sería como en Argentina, cuando alguien sufre una severa crisis nerviosa, se dice que tuvo un surmenaje (término francés), palabra que hace que tal estado suene hasta romántico o intelectual.
También ciertos padecimientos se nombran de una forma más coloquial o vulgar, probablemente esto ocasiona que el individuo no se sienta tan mal. Cuando se declara: “tengo almorranas”, en lugar de hemorroides, ¿cederán las incómodas, dolorosas y humillantes molestias? - pregunto. Asimismo, es recurrente en el medio de una conversación soltar un comentario acerca de una enfermedad nerviosa que tiene “el amigo de un amigo”, casi siempre el receptor se concentra en adivinar quién será el amigo y el emisor se pone tan inquieto que por lo general se termina delatando.
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Es notable como a lo largo de la historia el individuo ha sido acompañado por casi las mismas afecciones psíquicas, por suerte la concepción de éstas ha evolucionado, si no mucho, algo. Antes a cualquier síntoma nervioso se le asociaba con lo demoníaco, lo oscuro, la brujería, etc…, por suerte el prejuicio se está modificando y ya no se toma por lo menos, como una peste. Actualmente existe más apertura e interés por conocer acerca de los trastornos de la mente y es más fácil acceder a información relacionada con el tema. Por ejemplo, en internet se puede uno enterar de definiciones o síntomas de éstos de manera rápida, sin embargo como en la mayoría de los casos (cuando se busca información), recomiendo ir directamente a la fuente y en este caso sería un psicólogo. En el lenguaje estético encontramos alusiones muy ilustrativas y solidarias de los estados de angustia que pueden derivar en un ataque de pánico. En innumerables obras de arte encontramos que los personajes son mostrados, la mayoría de las veces, sin ningún velo ni prejuicio y casi siempre viviendo en carne propia alguna sensación angustiante. Tal es el caso de “La expulsión de Adán y Eva del Paraíso terrenal” de Masaccio (Tommaso di ser Giovanni di Mone Cassai, 1401-1428) quien, con el rostro desolado de Eva, logra que en el primer acercamiento a la imagen, el espectador sienta hormigueo en las manos y un poco en los pies. En el caso de Edward Munch (1863-1944) se hace difícil citar una sola obra que ilustre el tema tratado, pero es suficiente la expresión de la chica en “Cenizas” para que, el que la observa, se quede por
un momento sin respiración o por lo menos con esa sensación. En “El caminante sobre el mar de niebla” de Caspar David Friedrich (1774-1840), está un personaje de espaldas sobre una roca frente al mar con un oleaje tétrico, es una escena bastante perturbadora, la sensación que ocasiona en el espectador lo puede transportar a varios momentos en panoramas diferentes, en donde probablemente se vio inmerso en un estado de miedo al exterior. La taquicardia que puede llegar a provocar una novela de Kafka es considerable, los personajes de este autor son un abanico de sensaciones existenciales. Una forma para contar que se sufre algún malestar nervioso de manera diferente a las mencionadas, y con un toque sofisticado, podría ser: “hoy amanecí como Gregorio Samsa”, o “por momentos me siento Josef K”. Tampoco se trata de que se grite a los cuatro vientos cuando se tiene algún malestar del alma, pero el ocultarlo o negarlo no hace que desaparezca, existe la calidad de vida y cada individuo es responsable de la suya, además de elegir una terapia que resuelva algunas molestias y que sirva como orientación de las sensaciones. Se recomienda releer de vez en cuando el monólogo de Hamlet:
“Ser o no ser: todo el problema es ése. ¿Cuál es más digna acción del ánimo,sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta, u oponer los brazos a este torrente de calamidades, y darles fin con atrevida resistencia?” - Hamlet, Escena IV, (Shakespeare, 1798, p. 74)
Este ejemplar personaje de Shakespeare decide hacer una pausa elemental en su vida y dejar a un lado los fantasmas que le nublan la vista y lo conturban, para de forma serena trazar un camino que lo nutra de sentido. No hay una dosis establecida para hacerse tal cuestionamiento, las veces que sea necesario es factible de realizarse. La angustia es parte del individuo y el aceptar su presencia y saberla poco a poco dosificar es empezar a convivir con uno mismo y el entorno de manera mรกs armoniosa y serena, los trastornos de ansiedad tan presentes, por ejemplo, en los cรณdigos semรกnticos que utiliza Woody Allen, son mรกs comunes de lo que imaginamos.
Mayte Montero Corresponsal en Argentina.
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La pureza
cultural
es pura vacilada
La otredad es un sentimiento de extra単eza que asalta al hombre tarde o temprano, porque tarde o temprano toma, necesariamente, conciencia de su individualidad. Octavio Paz
Desde hace ya más de dos décadas, la globalización económica vino no sólo a mudar las relaciones de intercambio entre países, sino que reconfiguró las formas de sociabilización y prácticas culturales dentro de las sociedades. Éstas se vieron, en un lapso de muy pocos años, atrapadas en una vorágine que las arrastraba dentro de dinámicas que, sin tomar en cuenta las diferencias regionales, trataban de estandarizar códigos y valores mercantiles para poder transar “sin fronteras”. Esto aunado al vertiginoso auge del internet, el inglés como idioma franco y el euro como moneda común en -casi- todo un continente, daban la sensación de vivir un momento en el que los paradigmas cambiaban a cada mañana, las formas de hacer casi cualquier cosa se revolucionaban, las distancias se hacían cada vez más cortas y la soluciones más rápidas. Hasta el famoso bullicio de Wall Street cambiaba sus gritos y paros cardíacos rutinarios por un elegante y silencioso lugar de transacciones en pantalla. Para algunos podría parecer paradójico, pero cuando esta nueva cultura económica, rasante, abismal, insaciable, inundaba el planeta con un mercado aparentemente sin nacionalidad, todos aquellos elementos que no correspondían a la esfera mercantil se dispersaron hacia fuera de este proyecto y, de un mundo “estándar”, co1 menzaron a surgir los gritos de aquellas identidades que agredidas buscaban la oportunidad de decir: No estamos incluidos, no pertenecemos y no nos interesa. Este intento de solventar diferencias lo único que consiguió fue
1 No es ninguna coincidencia que el Zapatismo haya salido a la luz en la primera mitad de la década de los 90 y la Guerra de los Balcanes tuviera un capítulo más en su historia de diferencias sectarias.
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resaltarlas. La alteridad entonces cobró protagonismo y nueva fuerza y su reflexión se volvió marcialmente obligatoria. Poner en claro las diferencias entre culturas no es un problema per se. En realidad debería ser siempre motivo de celebración la pluralidad en todos sus aspectos. Los conflictos comienzan cuando las identidades diferenciadas se califican con referencias de valor, como “buenos” o “malos”, “mejores” o “peores”. Tal y como lo menciona el siguiente texto: “La alteridad opera como un referente cons-2 titutivo de comparación y oposición y como tal, si bien puede conducir a la conciencia de relatividad de las pertenencias colectivas, puede convertirse en objeto de marginación” (Bokser Liwerant, 1999) . Esto no es nuevo, basta con echar un ojo a los múltiples holocaustos humanos del siglo XX -aún antes de que entrara en escena la globalización- en donde ideologías dominantes imponen sus propias categorías subjetivas en cuestiones raciales, monetarias, lingüísticas, etc. El Uno se encuentra frente al Otro ostentando las cualidades propias, generando en infinidad de ocasiones conflictos más allá de las palabras y los símbolos y exactamente en ese punto en donde la resbaladiza línea de –la muy sobada- Tolerancia se pierde entre la neblina de la prepotencia e injusticia como guerra de vencidas. No es para asombrarse que desde que el hombre es hombre, las cualidades étnicas representan lazos que congregan masas y las enfrentan. No siempre fue la razón de las guerras, pero sí un elemento fundamental de los argumentos utilizados para estas. Sin embargo, y como una forma de burla a las aspiraciones puristas, las mezclas entre grupos siempre han existido. A fuerza o por voluntad, como estrategia o
moneda de cambio, la interrelación entre culturas y razas se ha dado de manera ininterrumpida en una dialéctica a veces más lenta, a veces más rápida. Aún para algunos que se dicen estudiosos de la Cultura, de los cuales se podría esperar una apreciación más considerada de estos temas, el hecho de que las “culturas originarias” se mezclen, se considera peyorativo y una oportunidad pérdida para su foto del indian curious. En la pieza “Genealogía”, Emilio Rangel, joven artista recién graduado, se mofa de estas lecturas y va más allá en la reflexión sobre la Alteridad. Plantea la forma en la que el hombre ha tratado de diferenciarse de los animales como ser superior, pero siempre echando mano de los atributos que considera valiosos de ellos, apunta:
La segregación del humano para con el resto de las especies animales mediante la taxonomía de las mismas (en antiguos bestiarios), es similar a la segregación racial que ha sucedido en algunos momentos de la historia en donde se elaboraba una taxonomía de las razas y la mezcla de las mismas con el fin de mantener una estructura jerárquica que favoreciera a los miembros de una “raza especifica”. A lo largo de 511 esculturas caricaturizadas en la sorprendente plastilina multicolor, Emilio Rangel crea un árbol genealógico, en donde a través de la mezcla de figuras humanas, femeninas y masculinas en igualdad numérica, con atributos animales, que también representa en esculturas y forman parte de la mezcla, engendra líneas genealógicas en donde entran a escena incluso personajes conocidos y todo esto da como resultado una pléyade de seres hipnóti-
2 Bokser Liwerant, Judit. Alteridad en la historia y en la memoria: México y los refugiados judíos. En: Bokser Liwerant, Judit y Gojman de Backal, Alicia, coord. Encuentro y Alteridad. Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad Hebrea de Jerusalem, Fondo de Cultura Económica, Amigos de la Universidad de Tel Aviv. México 1999, 757pp.
cos que en lo personal, me hacen pensar en una frase que me ha rondado por la cabeza desde que tuve la apasionante oportunidad de presenciar esta pieza exhibida: la pureza cultural es pura vacilada. Y, ¿qué hacer con esto que nos viene desde que tomamos conciencia sobre la idea de ser individuos? ¿Cómo vivir con el Otro que siempre está fuera de nosotros y es por eso, diferente? ¿En realidad es que el Otro es como es o es como nosotros creemos que es? En primer lugar, creo firmemente que si queremos cambiar esta realidad, desde el principio es una batalla perdida. Está dentro de nuestra naturaleza y aún aquellos que poseen múltiples personalidades, la mayoría de las veces, éstas mismas se desconocen entre sí. Sin embargo no todo está perdido. Si comenzamos por entender que si bien somos seres individuales, pertenecemos a una sociedad con características que nos determinan y que somos un producto cultural al igual que otros tantos a nuestro alrededor inmediato, entonces activamos la génesis de la conciencia como seres históricos y esto, aunque no es la medicina de todos los males, no cabe duda que es un buen principio, ya que inmediatamente nos concatena con el devenir histórico que abarca nuestra realidad individual y colectiva, y entonces sí
podemos comenzar a hablar de una verdadera globalización. Aquella que nos une de alguna manera casi con cada punto del planeta, con cada era y nos hace responsables –aunque nos esforcemos por acallar esa tarea- de lo que somos, de lo que hacemos y de cómo lo hacemos.
-Breve semblanza del Artista y la pieza citada Emilio Antonio Rodríguez Rangel, artista radicado actualmente en la Ciudad de México, nació en Toluca, Estado de México en octubre de 1984. Se graduó en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, en México D.F. con la pieza Genealogía. Esta pieza se expuso varios meses en la Galería Terreno Baldío, participó en Zona MACO y actualmente viaja a una exposición en Berlín.•Ficha técnica de la pieza
Rangel, Emilo (1984) Genealogía Instalación. 511 piezas Plastilina epóxica, pigmentos México, 2011
Leia Solo 17
Prácticas subversivas (Arte bajo condiciones de represión política años 60 y 80 / Sudamérica / Europa)
La neutralización está atenta para operar inmediatamente, como un anticuerpo instantáneo, ahí donde aparezca un foco de inquietud, el síntoma de un espíritu subversivo, apenas un movimiento de repulsa. M. Traba, 1972 1
1 Traba, Marta. Arte Latinoamericano actual. Universidad Central de Venezuela, Editorial de la Biblioteca. Venezuela, 1972. P. 51.
Fue principalmente a partir de los noventa cuando el cauce global del arte contemporáneo confirió especial relevancia al mercado del arte y por lo que innumerables producciones despolitizadas poblaron galerías, museos, bienales y otros engranajes aceitados del sistema artístico. Esto habla de forma general de los intereses y posturas de una generación artística que -en gran parte- pondera al arte como un satélite independiente donde las realidades locales e internacionales quedan muchas veces al margen de las producciones y donde resultan comunes los señalamientos a problemáticas endogámicas al sistema artístico, a querellas de carácter inmediato. Pocas son las apuestas que abordan fibras críticas de las realidades plurales que nos afectan y son aún menos los ejercicios curatoriales que revisan-activan producciones anteriores para encontrar-señalar en ellas y con ellas, nudos turbios de nuestro pasado inmediato. ¿Qué dio lugar a las producciones radicales que caracterizaron las décadas de los sesenta y setenta en diversos puntos geográficos? ¿Por qué los artistas estaban comúnmente más vinculados con los acontecimientos socio-políticos que les afectaban directamente? Parecería que en las décadas anteriores había motivos más extremos por los cuales reaccionar, que se debatía con mayor fuerza las decepciones de la modernidad y que pese a cualquier realidad de opresión que se viviera, había que partir de la propia disciplina o medio de producción –en este caso la producción artística- para manifestar la disidencia, la frustración, el rechazo, la desesperación… defender el territorio artístico como resquicio de libertad. Nuestros tiempos –los de las generaciones posteriorestampoco han resultado ser la panacea: los atropellos a la dignidad humana han cambiado de cara y nombre pero siguen manifestándose no con menor violencia.
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Los conflictos mudaron o se expandieron en territorios, el maltrato subrepticio ha alcanzado niveles más sutiles (o descarados) y sin embargo, la producción artística en su mayoría, se ha instalado cada vez más en la neutralización e indiferencia, en el oropel de la bonanza del arte contemporáneo y la ficción jabonosa del mercado del arte. ¿Será el desencanto que vaticinaban a nuestra generación durante los años noventa? ¿Será que se considera sin sentido o causa perdida el manifestar una postura más allá del entorno de afectos inmediatos o será que ni siquiera entra en el margen de las preocupaciones de la mayoría? Por fortuna son numerosas las excepciones de productores de conocimiento que procuran su medio profesional como un acto colectivo de reflexión que disiente de la docilidad y aparente comodidad del sistema artístico/extra artístico y que apuestan por el ejercicio de la micropolítica; basta pensar en la exposición “Prácticas Subversivas, arte bajo condiciones de represión política”. La exposición surgió luego de una reunión de Vivid Radical Memory 2 (VRM), una interesante iniciativa que conjuntó a una serie de investigadores e instituciones “comprometidas con el ámbito geopolítico” 3 (Mercader, 2007) para trabajar a manera de red en la recuperación, estudio y difusión de materiales heterogéneos sobre prácticas conceptuales de carácter abiertamente sociopolítico de la década de los sesenta, setenta y ochenta tanto de Sudamérica como de Europa del Este y del Sur. Con
el apoyo de la Universidad de Barcelona, la Württembergischer Kunstverein de Stuttgart (quienes idearon y albergaron la exposición), el Centro C3 de Budapest y Arteleku de San Sebastián, llevaron a cabo encuentros para abordar colectivamente las problemáticas sociopolíticas que tuvieron lugar durante esas décadas, qué tipo de subjetividades se configuraron y cómo se manifestaron éstas en la producción artística justo en un momento donde la censura y el miedo operaron como instrumentos cotidianos de control. Para ello resultan medulares las reuniones de trabajo en las que los investigadores de Perú, Argentina, Chile, Brasil, Cataluña, Hungría, Rumania, la antigua República Democrática Alemana y ex Unión Soviética, que participaron durante el 2007: Barcelona (mayo), Stuttgart (septiembre) y Budapest (octubre). Esta excepcional iniciativa 4 de estudio genera -como parte del proceso de investigación- exposiciones, publicaciones 5 y alimenta el archivo web que funciona –literalmente- como un “work in progress”. Antoni Mercader (2007) señaló que integrantes de las reuniones de VRM coincidieron en que existe una escasa memoria editorial que atienda esta línea de investigación así que para combatir los procesos amnésicos y la dificultad para localizar algunos materiales de investigación, optaron por el archivo público en el ciberespacio en donde se encuentran diversos materiales. Las tecnologías de información y comunicación resultan pues, una herramienta para diseminar información, compartir y ampliar redes.
2 Ver [en línea] http://www.vividradicalmemory.org (consultado el 02/10/12) 3 Mercader, Antoni. Vivid Radical Memory. En: Papers d’art. Fundació Espais d’Art Contemporani, Núm. 93. 2n semestre 2007, Girona. P. 137 4 Algunos proyectos recientes también en esta dirección: Los desaparecidos, exposición itinerante organizada por la Agencia Española de Cooperación Internacional sobre “secuestrados-desaparecidos durante los regímenes militares que gobernaron en Centro y Suramérica entre los años sesenta y la primera mitad de los noventa del siglo pasado”. Ver [en línea] http://www.elpais.com/articulo/cultura/horror/represion/America/Latina/ elppgl/20080526elpepucul_2/Tes (consultado 02/10/12); las conversaciones abiertas Dictadura, Arte y Archivo organizadas por Casa Amèrica Catalunya y Proyecto Culturas de Archivo. Ver programa [en línea] http://www.culturasdearchivo.org/modules.php?op=modload&name=News&file=article&sid=6 85&mode=thread&order=0&thold=0 (consultado 02/10/12); el contramodelo historiográfico “Desacuerdos” en el Estado Español y también la “Red de Conceptualismos del Sur”. 5 En el caso de la exposición ideada por la Württembergischer Kunstverein de Stuttgart, “Prácticas subversivas: arte bajo condiciones de represión política”, la publicación del catálogo estará disponible a finales del 2009.
En empatía teórica con VRM, “Prácticas subversivas, arte bajo condiciones de represión política”, concreta bajo formato expositivo las investigaciones realizadas durante los dos años de trabajo convocados por Iris Dressler y Hans D. Christ, directores de Württembergischer Kunstverein de Stuttgart (WKV). Las nueve co-curadurías que vertebran la exposición son “Cuerpos políticos: territorios en conflicto” (Fernando Davis); “Imágenes Progresivas. Arte en Chile bajo la dictadura, 1973-1990” (Ramón Castillo y Paulina Varas), “Alternative networks” (Cristina Freire), “Acciones colectivas: viajes fuera de la ciudad, 19762009” (Sabine Hänsgen), “Pasajes a contracorriente. Tácticas disidentes en el arte peruano, 1968-1992” (Miguel López y Emilio Terazona), “Entre los límites. Escapando en el concepto” (Ileana Pintile Teleaga), “Un acercamiento a la confluencia entre arte, arquitectura y diseño en Catalunya” (Valentín Roma y Daniel García Andujar), “¡Mañana es evidencia!” (Annamária Szoke y Miklós Peternák) y “Jugando con el sistema. Estrategias artísticas en la RDA de 1970 a 1990” (Anne Thurmann-Jajes). Los curadores reunieron obras y documentos heterogéneos procedentes de países que vivieron bajo regimenes autoritarios (dictadura y régimen comunista) entre la década de los sesenta y ochenta en el Sur de América Latina, España y Europa del Este. Las producciones que constituyen la muestra mantienen una relación directa con las prácticas conceptuales que eligen como territorio/herramienta al cuerpo, el lenguaje, el arte postal, el arte público, el performance y el ”antiperformance” (Perjovschi) así como las estrategias de propaganda como el esténcil, las mantas o los afiches. Países y contextos distintos que comparten el haber vivido periodos de represión en los que hacer, decir o manifestar la voz disidente
colocaba al sujeto en una posición de peligro, un reto que llevó a muchos a pensar acciones y modos estratégicos de comunicación para resistir los permanentes aparatos de represión. Precisamente el arte correo (presente en varias de las co-curadurías) fue una de las prácticas más profusas pues ante la dificultad general para viajar, comunicarse y circular la producción abiertamente, el servicio postal permitía una coyuntura de comunicación y libertad que muchas veces los cuerpos no tenían. El arte correo como dispositivo subversivo. Como la mayoría de estas producciones se realizaban al margen de la producción oficial, permanecieron “exentas” de los circuitos de visibilidad general del momento, situación que los llevó a activar espacios de exhibición no convencionales como asociaciones culturales, sus propias casas y estudios (por ejemplo, artistas de Rumania como Ion Grigorescu o Dan Perjovschi o el argentino Carlos Ginzburg), el espacio público (el argentino Horacio Zabala, el portugués Artur Barrio, el uruguayo Clemente Padín) o bien el arte correo y los vínculos con universidades (como sucedió en Brasil con el papel preponderante del Museu de Arte Contemporãnea de la Universidade de São Paulo y en Hungría con la Universidad de Bellas Artes de Budapest). El cuerpo también funcionó para algunos como territorio de geografías simbólicas (Ileana Pintilie) como puede observarse en la obra “Romania” (1993) y “Removing Romania” (2003) de Dan Perjovschi en la que decide tatuarse el nombre de su país (algo que otros preferían obviar para evitar tratos de identificación/xenofobia) y que se borraría con láser diez años después o en las fotografías “Sequela” (1974) del brasileño Fernando França, donde aparece primero un antebrazo sujetado por un lazo y después, la huella que dejó éste sobre la piel… evocaciones de marcas sobre los cuerpos que en el
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imaginario –y más aún en este contexto- es difícil no asociar con los efectos visibles de un cuerpo torturado. El arte irrumpe aquí como un espacio político de denuncia y redefinición (López/Terazona) por lo que muchas producciones lindan con el ejercicio directo de la protesta. “Por el derecho a la vida” (1985) es un registro videográfico (mostrado por primera vez en Prácticas Subversivas) de la instalación colectiva de los peruanos Lucy Angulo, Hugo Salazar del Alcázar, Jesús Ruíz Durand, Mario Pozzi-Escott y Leslie Lee en la galería pública de Miraflores (Lima) en la cuál los artistas señalan los continuos atropellos a los derechos humanos. El video muestra no tanto la instalación colectiva sino los testimonios de artistas y público asistente cuyo pronunciamiento puede resumirse al siguiente: “La violencia nunca puede tener como respuesta la indiferencia” . Este sacudir la amnesia y quietud por medio de las producciones artísticas también está presente en varias de las acciones del colectivo chileno CADA (Colectivo de Acciones de Arte) como en “NO +” (1983) un anti eslogan inconcluso que se diseminó en varias ciudades de Chile y que se apropiaban las personas para completar pronunciamientos antidictatoriales y antiviolencia sobre los muros públicos o en mantas suspendidas desde los inmuebles. Muchas de las producciones presentes en la exposición abordan (léase padecieron) la censura, una conocida práctica de aprobación/desaprobación que el poder ejercía sobre cualquier producción que atentara contra el “orden” y que llevó a muchos a desarrollar producciones dóciles. No fue éste el caso del Grup de Treball, el grupo catalán que llevó a cabo el arriesgado proyecto “Champ d’attraction. Document.
Travail d’information sur la presse illégale des Pays Catalans” durante la etapa final del Franquismo; el trabajo mostrado en la IX Bienal de París (1975) y posteriormente en la Bienal de Venecia (1976), resultaba un análisis sobre la situación de la prensa ilegal, las publicaciones catalanes de carácter contestatario y clandestino.
“Por desgracia, la historia de la humanidad dista mucho de ser el relato colectivo de una libertad compartida por hombres y mujeres a través del tiempo. Ni el hombre ha podido decir lo que ama, ni lo que sinceramente piensa, y aún menos ha podido ponerlo por escrito y dejar a otros que leyeran sus ideas, sus quejas o su pasión sin ser estorbados o perseguidos por ello. La historia de la cultura escrita está protagonizada por escritores y escribientes, pero también por censores. […] los principales damnificados de este ataque a la inteligencia no fueron unos cuantos centenares de intelectuales, tal vez unos pocos millares, sino los millones de españoles que fueron lo que no leyeron, porque, de haberles dejado leerlo, quien sabe lo que habrían sido”. (Ruíz Bautista, 2008: 12: 13) Las producciones y documentos bajo la lente de “Prácticas Subversivas” intentan no desligarse del contexto sociopolítico que les dio lugar y se muestran contra la construcción de una historiografía que anule sus condiciones de producción pues, de otro modo, reforzarían solo un relato formal de la historia de los objetos y representaciones, valoraciones solipsistas que ignoran aquello que precisamente les dio fuerza.
Ante la cantidad de documentos heterogéneos reunidos, las realidades sociales, culturales y políticas de cada uno de los contextos implicados y las subjetividades artísticas que en cierto modo ejercieron la desobediencia civil del sistema que les oprimía, la exposición no resulta un ente cerrado, al contrario, dispara en el asistente preguntas y reflexiones que escapan –necesariamente- del espacio museológico y que diseminan actitudes críticas sobre aquello que el sistema hace parecer como una historia conclusa. En la exposición (re)vivimos la historia como un espasmo continuo que al contrastar con otras realidades geográficas, nos permite ampliar la constelación crítica sobre un pasado no tan pasado y ante el cuál, la indiferencia no puede tener cabida. Problemáticas convulsas las ha habido y las hay en otros contextos sin embargo, el corte de investigación de “Prácticas Subversivas Arte bajo condiciones de represión política 60s-80s / Sur América / Europa” es necesariamente delimitado; queda la necesidad de otras lecturas y voces que reflexionen desde otras realidades. No podemos negar el pasado, José Martí dijo que la verdad una vez despierta, no vuelve a dormirse… somos cada uno de nosotros los que debemos permanecer críticamente con los ojos abiertos.
Artículo publicado originalmente en LatinArt.com (Agosto 2009), reproducido con permiso de la autora: http://www.latinart.com/spanish/exview. cfm?id=318 (Consultado el 02/10/12)
Sol Henaro
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TIRANDO
LIANa
La mierda se ha puesto de moda S.P.
[pag 26]
Valemos lo que no tenemos Alo Valenzuela [pag 30]
Poetaviejo jack Fante [pag 32]
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La mierda se ha puesto de
moda
La mierda se ha puesto de moda, me dije al observar desde la sucia banca del parque donde suelo sentarme todas las tardes para leer, a una bella mujer, ya entrada en carnes -de esas que me provocan cierta voluptuosidad- cómo recogía las heces de su execrable animal. Arrodillada sobre unas piernas de santa concupiscente, cogió con una bolsa de plástico que sostenía con la mano derecha la mierda del perro –un Beagle perfectamente alimentado- mientras que, con la mano izquierda, mantenía férreamente la correa color azul del afable canino. Con la mierda dentro de la bolsa la bella mujer se incorporó mediante un movimiento fino y delicado para proseguir con el paseo de Panchito –nombre del perro- quien acostumbraba a pasear todas las tardes por el extenso jardín. La dueña de Panchito se dirigió hacia el pasillo central guiando al canino con la correa que seguía sosteniendo con la mano de reina seductora; hicieron un alto a mitad del pasillo ya que el feliz canino se topó con tres hermosos labradores color miel quienes, extasiados por el olor de la orina –la de Panchito- comenzaron a perseguirse entre sí formando un amplio círculo sobre el pasto.
El dueño de los tres labradores era un joven de aproximadamente veintitrés y no más de veinticinco. Era alto, delgado y un poco tímido pues al conversar con la dueña del canino solía evitar mirarla a los ojos. Quizás porque en el fondo sabía que algo del orden de lo erótico se jugaba entre él y ella. Eso lo advirtió justo en el instante en que Panchito, al vislumbrar a los tres labradores que se aproximaban con presteza, se soltó de la correa que sostenía la dueña obligándola a emprender carrera en fuga dirección Panchito/boy. Una vez que se encontraron –el joven y la ardiente mujer- intercambiaron un par de palabras durante algunos minutos mirándose entre sí, sonriendo con coquetería discreta, casi infantil. Ella embestía con sensualidad de amazona ardiente mientras que el puberto pelele, presa de un estupor de ultratumba, permanecía cabeza baja sonriendo dirección ninguna parte. El cuerpo tenso, las manos temblorosas, las piernas buscando huir cada cual por su lado, como dos enemigos evitándose en la soledad del desierto. La mujer advirtió la risible temerosidad del joven transformando la debilidad en virtud. Comenzó a coquetear con mayor atrevimiento como en un acto de desesperación heroica: acicalaba su bella cabellera con una escrupulosidad tan femenina, sujetaba de cuando en cuando sus amplias caderas mostrando las curvas en las que el joven, de animarse, podría extraviarse en pos del infinito. Continuó la plática unos minutos más hasta que terminó por desesperarse de la despiadada asexualidad del efebo burgués. Se despidieron de manera afable caminando en direcciones contrarias. La mujer y Panchito tomaron dirección pasillo central donde se ubicaba el área de juegos infantiles. Mientras caminaban juntos, podría decirse, con jubilosa sonrisa entre los labios, la bella mujer oscilaba con fémina cadencia la bolsa putrefacta, el fardo escatológico, el costal de excrecencias que, con mano delicada, agitaba de derecha a izquierda como si fuese una bolsa de golosinas.
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Así continuó el paseo mientras Panchito, con rabiosa impaciencia, olfateaba las esquinas de las bancas sobre las que arrojaba, con tino certero y mesurado, un buen chorro de orina fresca. Al llegar al área de los juegos Panchito pronto se convirtió en objeto de caricias infames y abrazos sudorosos; los infantes ahí reunidos se apretujaban entre sí para acicalar al pequeño canino que ladraba y lamía a todo aquel que le concedía un nauseabundo gesto de amistad. Después de quince minutos la dueña se despidió de los admiradores del canino prometiendo volver para el día siguiente. Poco a poco se fueron alejando de la sección infantil para internarse en el pasillo que conduce al pequeño invernadero del parque. Es un invernadero que ocupa un área de siete por siete metros y alberga, según los jardineros que se encargan de mantenerlo, alrededor de cincuenta especies de hierbas comestibles.
de rosales y gardenias. Por su belleza y secretud, este lugar es el predilecto para los amantes, las parejas furtivas, los jóvenes enamorados y todo aquel canino momentáneamente libre de su dueño. En el invernadero, justo al pie del augusto y aromático árbol de duraznos, Panchito deyectó por segunda vez. Mientras la dueña contemplaba los crecidos rosales y las longevas gardenias, Panchito –en posición deyectivaapretando mandíbula contra mandíbula, manteniendo en tensión sus cuatro patas, expulsaba, de manera casi triunfal, cuatro fragmentos de excrecencia color tabaco. Finalizada la gesta escatológica, la bella mujer, con rostro afable y ruboroso, se prosternó de idéntica manera para recoger los pedazos de caca que parecían, sin lugar a dudas, deliciosas trufas humeantes. Con el tesoro intestino dentro de la bolsa, la distinguida mujer y el prolífico canino, emprendieron su rutilante paseo.
Alrededor del invernadero hay unos árboles de nísperos y duraznos, limones y capulines, y un par
Atravesaron de nueva cuenta el pasillo central llegando hasta el final del camino. Mientras se
alejaban del parque, la mano derecha que sostenía orgullosamente la bolsa excremencial -mano cuidadosamente conservada, mano de mujer- continuaba su mefistofélica danza como en un signo de delicada sublimidad. Me quedé perplejo ante el grotesco espectáculo. Permanecí como ausente por alrededor de cinco minutos hasta que el bestial ladrido de un Rottweiler, me sacudió del abominable estado en que súbitamente había caído. Observé a lontananza cómo la feliz pareja se difuminó bajo el asfixiante y paradisíaco atardecer estival. Continué reflexionando sobre lo ocurrido: el perro, la mujer encantadora, el joven púdico, los orines sobre las esquinas de las bancas, los niños zalameros, el invernadero, el deseo, la mierda como un signo de primitiva nocturnidad… todo un espectáculo que, mirado con seriedad, con cierto viso de eso que los científicos se empecinan en nombrar con el término de objetividad, no resulta ser sino la expresión, el gesto, el habla, la estertórea voz de un retorno a los orígenes del ser, es decir un regreso a la caverna donde los maniqueísmos, las dicotomías,
los pretenciosos afanes de moralidad, no son sino ensueños de naturaleza estéril, ilusiones precarias que se enquistan en la piel para mantenernos en el límite, dentro del cerco donde la norma es el sedante que nos libera de la carga monstruosa de ser otro, sin imposturas, sin ambages, desnudos, sin nombre, sin patria, ciudadanos del mundo...
S.P.
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Valemos
lo que no
tenemos
Contaba mi madre que cuando me llevaba al parque, a los cinco años, yo me pasaba más tiempo viendo al hombre que espulgaba los botes de basura que a las aves, los árboles, los juegos o los demás niños. Decidió dejar de llevarme porque le asustaba ver en mí la misma mirada exacerbada que tenía cuando, de bebé, me despertaba en la mañana con mi pequeño estómago desierto y dispuesto a recibir lo que saliera de sus pechos. Cuando crecí, me educaron para dejar de mirar a los lados; estaba concentrado en lo que dejaba atrás y lo que perseguía. A los 16 años, mientras paseaba mi panza peluda por entre abdómenes de libro de anatomía en el viaje escolar que hicimos a Veracruz, me di cuenta de que no me avergonzaba tener menos juegos de play station, carecer de historias sexuales, ni ser incapaz de controlar mis flatulencias. Me enorgullecía distinguirme de ese ganado, al que le habían salado el agua del futuro, que en su estupidez bebían sin cerrar nunca la garganta. Veían el horizonte como una pantalla gigante de tetris con las piezas perfectamente colocadas y acumulándose hasta el infinito y yo… siempre perdía demasiado rápido en el tetris.
No volví jamás a casa y en seguida asesiné a toda mi familia y conocidos, metafóricamente por supuesto. Todo el cochambre de esos otros se acumulaba por grupos y, si quería evitar el contagio, no tenía otra opción que aislarme por completo. Después de unas semanas caminando en círculos, vi a lo lejos un parque como el que no pisaba desde los cinco años, entré y removí los botes de basura. Me volví un superviviente que sonreía a los niños que pasaban cerca, en compañía de sus madres. Nadie me veía. Me dediqué a contemplar el mundo que consideraba vergonzoso y perdido, tan ajeno a mí como la menstruación. El tiempo lo había masticado y vuelto desechable, faltaba que alguien lo terminara de arrugar para deshacernos de él de una vez por todas. En especial me gustaba pararme afuera de una academia de ballet. Por la ventana espiaba a los danzantes que sufrían por alcanzar una perfección que si acaso duraba unos segundos de su vida; perecerían intentando poseer un cuerpo que en cuanto se viera arrinconado y sometido, se volvería en su contra y los humillaría con la vejez.
mento aventé todo al cielo y ahí se quedó. Necesitaba distanciarme por completo. Mi casa, mi cuarto, mi play station, mi madre: todo eso estaba en el pasado. Mi ropa, mi comida, mi bolsa: volaban por los aires. Iba desnudo por la calle, con las manos vacías, nadie me miraba. ¿Qué seguía? Unos días después encontré un montón de vidrios clavados sobre la pared que bordeaba la jardinera de un parque y me azotó la obviedad. Levanté la pierna izquierda y la apoyé, a la altura de mi tobillo, sobre el pedazo de una botella de Sprite. Moví adelante y atrás, adelante y atrás, adelante y atrás. Cuando mi pie cayó al piso me desplomé de dolor y estuve dos semanas sin moverme. Cuando me reanimé fue mi pierna entera, o las sobras que la gangrena había dejado. Me tomó casi un mes llegar a la cadera y, sin prisa pero con ritmo, seguir hacia arriba Ahora, con el brazo que me queda, escribo en este papel (que nadie debe leer) lo último que me guardé: mis ideas y mi historia. En este instante me dispongo a, por fin, terminar de ser completamente diferente.
Con la vida. Un día, me di cuenta de que para mí era igual de apestoso un faquir que exigía dinero tras apagar antorchas dentro de su boca, que el señor por el que pasaban todos los días en un largo auto azul marino cuando salía de deglutir café durante todo el día en el edificio más lindo de la ciudad. La revelación me abrumó: no se trataba de la cantidad sino del hecho. Tener y querer, eso era lo que carcomía los sesos de la gente. Llevaba en la espalda una bolsa con mis escasas pertenencias y en ese mo-
Alo Valenzuela
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Poetaviejo
A Hank, por la furia que sólo tú entiendes hermano…
Un pequeño auditorio en el barrio de moda, tiene setenta años y la poesía se había largado junto a sus mejores pantuflas con un ropavejero, claro; por error, al menos había llegado a esa edad como siempre deseó; con dientes suficientes para morder por sí mismo, con dignidad suficiente para morirse de hambre sin hincarse; cosas así, recurrió a todo expediente imaginable para no asistir al homenaje en su honor, era un viejo pedo -con una voz tan torcida como la hoz y más dura que el martillo– según una vieja reseña en el The New Yorker, les advirtió -“me da por pellizcarle el culo a las muchachas cuando bebo y bebo todos los días”- eso era verdad, por ambas partes. Pero la gente de la “vanguardia” no cedió y cuando le comunicaron que podría beber todo lo que quisiera, definitivamente aceptó, -“estos cabrones hicieron bien su tarea”- pensó Poetaviejo, en la fecha pactada para el día del homenaje, comenzó a beber desde su alborada, es decir a media tarde, cuando llegó el personal que organizaba el evento, Poetaviejo se encontraba en calzoncillos y sin camisa, pegado al inodoro tratando de pescar con una pequeña caña las gafas que él mismo había arrojado dentro – “y sí, pescar me relaja” - les dijo a los ahora desesperados organizadores. Alguien lo vistió y algún héroe sacó las gafas del inodoro. Otro desaguisado se suscitó cuando Poetaviejo, fiel a sus costumbres, pretendió hacer el trayecto al lo-
cal del homenaje en su chirriante bicicleta, dio varias vueltas al estacionamiento del descascarado edificio de apartamentos donde vivía, espantando a las palomas y saludando a un indigente que dormitaba en el cascarón de lo que había sido un auto Volkswagen sedán blanco, ahí tenía sus cobijas, ahí se drogaba, ahí recibía a los amigos, una cerveza y un buen porro, 1ahí, en el guardafangos del auto se escondía el guato de mariguana que vendía, ahí se masturbaba y cuando esto ocurría se podía ver el auto con los cristales empañados y un ostentoso sube y baja de los amortiguadores hechos pedazos, Wiki-Wiki-Wiki-Eh-Eh-Eh-Ooooooh “- ¡eeeh Mosco despierta, esta gente quiere que nos bebamos sus botellas¡-“ gritó Poetaviejo a su amigo y ya que el vetusto amanuense no quiso abordar ninguno de los autos que los organizadores llevaron para el efecto de transportarlo, “- no soy un puto, ni un pirrurris, ni lady de Polanco, los hombres no usan autos, ¡¡¡Vive la Liberté!!!!” - acordaron con él que harían el viaje en subterráneo y que les complacería que el Mosco les acompañara. Poetaviejo aceptó la propuesta, mientras describía la danza de las abejas con su bicicleta, esos ochos como de Moebius, mascullando algo de lo maravilloso de estos insectos, de las feromonas, de la imposibilidad matemática y biológica de que pudieran existir abejas gigantes: “-la presión atmosférica aplastaría su exoesqueleto…”- , por fin descendió del vehículo, se acercó a uno de los hombres que orga-
1 El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española contempla dos acepciones para el término: a) m. Bol. Cordón de los zapatos. b) adj. Hond. Mellizo, gemelo. U. t. c. s. En México este término es usado para determinar “una cantidad considerable de algo” V.gr.: “Un guato de gente”, “Un guato de animales”, “Un guato de mariguana”. 33
nizaba el evento, un tipo delgado de mirada perdida, chaqueta de pana y una boina negra, bebía café de un termo plateado, Poetaviejo, sacó del bolsillo de su pantalón una pequeña botella, se la extendió al tipo delgado que con un esbozo de sonrisa se negó al gesto, el anciano se encogió de hombros y le pidió con la mirada que le pasara el termo, dio un trago de café y sin pasarlo, se descerrajó otro del contenido de la botella, mezcló el contenido de su boca y poco a poco lo tragó, miró al tipo delgado, y refiriéndose a la bicicleta le dijo –“¿linda no?”- el tipo delgado apenas y se movió en imperfecto ademán de asentimiento, el viejo pensó - “odio a esta gente no se sabe si está estreñida o de plano te detesta, o ambas cosas pero sin estar relacionadas, nada que una buena follada no pueda resolver”-, continuando, habló en tono de confidencia, - “respecto a la bicicleta, es tan buena como escribir, sólo pones el trasero y pedaleas, sientes el viento en el rostro, lo cual es toda una experiencia si además te cargas una buena resaca, como con las letras recorres sinuosamente el camino, un camino que en el caso de las letras y de la bicicleta no tiene la menor importancia, sólo está ahí y es mejor que nada, mantienes el equilibrio, o tratas de hacerlo, en ambas actividades perderlo es muy frecuente, nunca uso casco, me atrofia la sensación del viento, peleas cual Quijote con los autos, ¿por qué a la gente le das un auto y se convierte en asesino potencial?, siempre ha sido así, y ¡oh! siempre será, creo que porque es muy importante tener un auto y la gente está frustrada o muerta, o algo así, en fin chico, sólo pedalea, contempla tu camino, mira a los tipos pidiendo limosna en un crucero de la Ciudad, dedícales tu recorrido de ese día, no te preocupes, siempre habrá algún jodido por el cual correr con furia por las calles, va por ti fulano y pelea con los autos todas las mañanas, si re-
basas uno, sonríe con esa sonrisa de diablo y ríete del humo, lo mejor de eso: Puedes morirte cualquier día de mil formas imaginables, lo deberías tener presente en cada ocasión que pones el culo en la bicicleta, es decir, la bicicleta en una Ciudad como esta es una de las pocas experiencias que ofrece en la que se constata con cercanía la sensación de estar vivo” Dicho esto, agradeció el trago de café y se sentó en la acera. Escupió una flema morada con puntos de amarillo girasol. El tipo delgado sonreía como un niño, Poetaviejo no lo notó. Después de algunas llamadas de los organizadores para reajustar el horario, convinieron en partir, abordaron el subterráneo, era sábado y no se encontraba, como según dijo Poetaviejo – “infestado por los magos negros sin alma” - En el mismo vagón se encontraba un grupo de ciegos, personas en sillas de ruedas y otros que se hablaban con las manos, adivinando en el silencio del gesto la ignota palabra del otro que no la enuncia; Poetaviejo fijó su mirada en una chica con bastón, los ojos de la chica no existían, los había perdido o había nacido sin ellos, las cuencas vacías y la piel retorcida en los orificios oculares, parecía una calavera con piel encima, por lo demás era, según el anciano, bonita, levantóse bamboleante, lamió un poco su mano y la paso por encima de lo que quedaba de su níveo cabello, se peinaba, nadie se dio cuenta, fue cosa de un segundo, Matusalén sonrío a la calavera con piel encima, que orgullosa, no se dignó a devolver la sonrisa, sin mediar nada más le propinó un tremendo pellizco en las nalgas, la chica respingó y gritó de manera extraña, como una urraca, comenzó a sobarse el culo dolorida, los mudos y los tipos en silla de ruedas, al comprender rápidamente lo que ocurría, se movieron hacia Poetaviejo, al adver-
tir su furia, el vetusto escritor comenzó a retroceder, -“ajá, así, vengan, como los putos persas a Leónidas” -, les dijo, su tripa estaba trabada de miedo y furia, mientras se hurgaba los bolsillos. Sintió la botella de néctar dionisiaco, le reconfortó saber que le quedaba un último trago, eso y un tornillo de alrededor de diez centímetros y media pulgada de ancho, era lo único que escondía en el abismo de sus bolsillos. Continuaba retrocediendo lo más rápido que podía, extrajo la botella y apuró lo que quedaba, acto seguido, sonrió de medio lado y blandió el envase etílico frente a todos los presentes, - “¿quién va primero chavales?” - con los ojos brillantes, sobre su cara de árbol añoso, los mudos y centauros mecánicos dudaron, pero los ciegos no, por fin, uno, decidido desde su lejana oscuridad, el más tullido de todos; ciego y en paro de la cintura para abajo, se adelantó a todos los demás y arremetió con la silla de ruedas hacia Poetaviejo, el cual recibió un potente golpe en la espinilla, sin dejar de atinar con la botella en la cabeza del otro, pero eran demasiados, los mudos golpeaban al viejo, furia silenciosa que cae sobre mis espaldas, furia desconocida y estúpida, en fin, sin saber, furia divina. Los lisiados de las sillas arremetían una y otra vez, contra su cuerpo, como toros, las olas rompen contra una playa de arena apacible y tersa, rendida a Poseidón tiempo atrás, pero el Dios del mar no lo sabe y sigue golpeando sin necesidad, sin saber, que la playa en su calma aterciopelada le ama. Los ciegos, guiados por los demás –caterva de salvajes descompuestos- trataban de encajar sus bastones en la costillas de nuestro venerable poeta, van por ahí repitiendo las palabras de otros, un Evangelio nunca propio, inmolándose gozosos, buscando el paraíso, sin saber, que en ese condominio la casera es una vieja pintarrajeada y chismosa. La gente que acompañaba al pellizcador, trataba de separar y calmar a todos, el viejo dispara-
ba los puños y pies sin ton ni son, con suerte conectaba a un mudo, a un o una de los ciegos o empujaba las sillas de ruedas con violencia, en el caos, se trepó a horcajadas sobre uno en silla rodante y lo arremetió a puñetazos, mientras gritaba: –“¡Bastardos, mis hermanos, soís como todos, ni más ni menos, frustrados, infelices y muertos!” de último minuto el Mosco reaccionó y se tendió sobre el viejo para detener en lo posible a la pequeña turba justiciera, el vagón se detuvo y alguno de los pasajeros llamó a los vigilantes del subterráneo, los vigilantes llegaron, Poetaviejo estaba en el suelo, con sangre en la nariz y la camisa, en tanto, un hermoso hematoma carmesí bailaba tango, coqueto, sobre su ojo izquierdo. La gente con capacidades diferentes sonríe satisfecha. Los organizadores del homenaje estaban ya fuera de sí, se rasgaban las vestiduras y revisaban que sus iPhone no hubieran resultado dañados, Poetaviejo pasó a otro vagón, ayudado por el tipo delgado de chaqueta de pana, continuaron el viaje. Sentaron al Poeta entre los dos más robustos de cuantos les acompañaban y la paz estuvo con ellos, mientras se movían a velocidades de vértigo por los entresijos de una Ciudad tan podrida y desde tantos eones atrás que ya resulta aburrido volver a describirlo. Descendieron del transporte público en la estación convenida y caminaron el trecho que les faltaba, hacia el auditorio. El anciano escribiente le dijo al tipo delgado, -“¿Ves?, debí venir en bicicleta”- A la entrada del lugar todos suspiraron con alivio, todos menos, Poetaviejo y el Mosco, que ya necesitaban un trago. Se registraron para el egregio evento, Poetaviejo anotó sus datos, en la línea de “ocupación” puso: Repartidor de volantes, el Mosco hizo lo propio y en
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la misma línea declaró: Asistente de Repartidor de Volantes y firmó con una augusta X al calce del formato. El auditorio estaba lleno, después de un tonto protocolo el homenaje comenzó, se hizo la presentación oficial, una voz, por micrófono informó, -“Con el corazón prendado de gozo presentamos a ustedes una breve semblanza de Poetaviejo y su obra, bla, bla, bla, que nos sorprendió con poemas, tales como el sutil y erótico canto, ahora clásico, “Perra en brama”, o sus libros de sonetos postmortemnistas “Lonchería en terciopelo rojo” y “El escorpión que se comió a un pulquero“ bla, bla, bla, o sus dos novelas históricas “Vida y obra de los Pies del Jinete sin Cabeza” y “El Ratón Melquíades: Andanzas de un peleador enano con guantes de tul” y ¿qué decir de su intimista y edificante autobiografía?; “Confieso que he bebido” entre otros, bla, bla, bla, bla…” Poetaviejo, sentado incómodo en el centro de una mesa adornada con tulipanes, miraba a todos los
presentes, reconoció a varios, estaban ahí portentos como; Neftalí Rey Basflato, Jimmy Sabines, Waldo Conhombre, Natalio Reyes Colas y si la memoria no le fallaba ese bigotito era de Marcelo Proustibuolus, escritor griego afincado en Cuernavaca, sí, los reconocía pero jamás en su sano juicio intimo con ellos, Poetaviejo era, continúo cavilando, -“¿cómo decirlo?, un lobo estepario, no, eso suena a cliché y mucho frío, no, yo soy, el Llanero Solitario, no, eso suena a cómic y derechos de autor”- se recriminó por su falta de íntima honestidad y se dijo; “no, yo era un tipo que lavaba autos y escribía porque nunca ha sentido que haya otra cosa que valga la pena que leer y escribir, se trataba de tener algo que hacer en tanto esperaba para ver pasar los ataúdes de mis enemigos…” Se sintió invadido de nostalgia por unos segundos, pensó en un perro que se le había muerto en marzo de 1994, lo extrañaba, paseó la vista por entre la gente, emperifollada pero que no follaba,
alguien lo interrumpió: era su turno para hablar, un tipo de traje miraba despectivo su camisa arrugada y sangrante, con el ojo izquierdo carmesí: le devolvió una mirada retadora, cogió la botella que estaba a su lado y bebió un trago largo, sin dejar de ver al tipo que lo miraba despectivamente, habló –“¿Qué esperan que les diga?, a los setenta años ya no se sabe si uno va, viene o lo traen, las rodillas tiemblan sólo de pensar en el siguiente sol del mediodía, honestamente por mí parte, sólo estoy aquí porque deseo ver un cataclismo y reírme de muchas mierdas sin sentido, y comer largos pedazos de carne de gato secada al Sol en el Eje Central, contemplo todo un día como crece el césped, mientras las hormigas me tragan el trasero, los chicos se ríen de mí en las calles, porque hablo solo y porque defiendo a las palomas, pido empleo y miran mi pantalón pringoso y me lo niegan con una sonrisa ejecutiva, si “hubiera” querido “decir” algo se lo habría comentado al tipo que me vende el periódico, pero lo escribí y un escritor no tiene más mierda que decir que lo que escribe. Se preguntarán ¿qué me
queda? bueno, un montón de líneas deslustradas, de buenos poemas pendencieros, media botella de tinto en el buró, un Bach aguardentoso en mi tocacintas y la foto de Jane, eso me hace inmensamente feliz. Sólo por hoy”.- guardó silencio, le extendió la botella al Mosco que estaba, vía un enérgico pedimento previo de Poetaviejo, entre los ponentes. Hubo un silencio largo, clavó de nuevo su mirada en el tipo de traje que lo había mirado despectivo, lo retó de nuevo. La gente comenzó a aplaudir, Poetaviejo sabía que las personas cuando no saben qué hacer, ríen o aplauden, ese día aplaudían y a rabiar, hubo viejas que lloraban, chicas que histéricas gritaban, hombres que levantaban su copa y la tomaban de un trago, había fotógrafos que fusilaban al viejo con sus flashes, realmente deseaban matarlo. Poetaviejo quería largarse de ahí, le pidieron rúbricas, las otorgó y junto a su nombre apuntaba, un teléfono y una nota que decía: “Se lavan autos a domicilio”.
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Buscó al Mosco pero el indigente estaba robándose la comida de las mesas, guardando presuroso cuanto canapé le cabía en los bolsillos, incluso puso uno bajo la gorra mugrosa de béisbol que siempre usaba, de repente, el tipo delgado de saco de pana y boina negra lo tomó del brazo, Poetaviejo no se resistió, hicieron el camino hacia el baño y sin que nadie lo notara, el mismo tipo condujo al viejo a una puerta trasera, ya fuera de ahí, caminaron, guiados por el tipo flaco, hacia un pequeño y oscuro parque, Poetaviejo se sentó en una banca, el tipo delgado de mirada perdida, miraba ya, perdido, una vieja fuente vacía, el anciano gimió –“si tan sólo hubiéramos sacado una botella”-, el tipo delgado, sonrío de nuevo como un niño, Poetaviejo no lo vio, estaba cabizbajo mirando un hoyo en sus zapatos, el de la mirada extraviada, sacó de los bolsillos de su chaqueta de pana dos botellas de tinto, un trío gozoso de canapés y un descorchador del bolsillo del pantalón, Poetaviejo, puso sus ojos en el tipo delgado,
-¡Ja! Hoy conocí a un genio, ¿cómo te llamas?- el tipo delgado contestó, -“Poetajoven”-, el viejo, entrenado en el arte de descorchar, bebía ya de una de las botellas; -Buen nombre para un genio que sabe sacar botellas-Me gusta lo que escribes-Y además culto- contestó el viejo, -En serio, tengo treinta pero te leía desde los quince, eres un poco más padre que mi padre-No sé qué decir, nunca hablo con mis lectores y menos con mis hijos putativos, conozco mis límites, ¿escribes?-Sí, un poco, para variar-Pues deja de leer mis estupideces y escribe más-Por eso no hablas con tus lectores-Yo no quiero lectores, quiero botellas y una chica que no respingue porque le pellizco el culo-Me gustó tu discurso-Estaba borracho y me cagaba de miedo, no recuerdo lo que dije-Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad-
Poetaviejo enfureció, -¡Oye chaval!, ¡dijimos que eras un genio y todo tipo con más de tres dedos de inteligencia en el culo, sabe que los borrachos mienten siempre y los niños y sus madres también!-Es una forma de verlo-¿Qué haces aquí?, ¿esperas que te diga cómo escribir y qué leer y después corrijamos tus bodrios, mientras crece una linda amistad entre nosotros y después te enamoras de mí y yo descubro a los setenta que soy gay? Nene, esto no es un reality show, no estamos en “Glee Project” vete a la mierda, además no quiero enamorarme, a esta edad me mataría- Trago largo. Poetajoven no perdía la paciencia, de tanto leerlo, imaginó que de llegar a encontrarse, la cosa sería así, -No me decepcionas para nada, viejo chancroso, ¿ni un consejo me vas a dar?, me debes las botellas y haberte sacado de ahí
Poetaviejo, lo pensó por unos momentos. -Soy un hijo de puta, pero sé reconocer, eres un genio, sacaste las botellas y me trajiste a este oasis oscuro, no sé, nunca doy consejos, ¿qué te parece, escribe y pelea contra los autos hasta morir?-No sé, ¿te ha funcionado? Poetaviejo sonrío con su sonrisa de viejo pedo, con esa sonrisa satisfecha de alguien que siente para sí que recorrió el camino completo. -Yo estoy aquí y tú estás allá Poetajoven lo miró en silencio, hizo un gesto con la boina a modo de despedida y se alejó, sonriendo como niño. Poetaviejo no lo vio, extrañó de nuevo a su perro... y lo sigue buscando.
jack Fante
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MONOCICLO
Psic0sis de Fรกbula Vale [pag 42]
Nadie dijo que la vida era fรกcil (y la vida de un huevo menos) Frann Gleason [pag 44]
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Psicosis de fábula Caminar por las calles al oriente de la ciudad el pasado jueves 06 de septiembre del año en curso para muchos fue toda una aventura, la gente caminaba más apresurada de lo normal, conversaciones hablando de balacera. Sobre la Avenida de Tlalpan, los comerciantes levantaban sus puestos, el tráfico era insoportable, noticias de que algo pasaba, pero no sabíamos qué, se escuchaban en los noticieros vespertinos. Desafortunadamente nadie sabe, nadie supo. No sabremos. El Secretario de Seguridad Pública, Dr. Manuel Mondragón, y el Jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, insistían en pedir a la población que mantuviera la calma, porque no pasaba nada; las redes sociales potenciaban los rumores, así, el caos y la psicosis se apoderaban de muchos. Hubo cinco detenidos por propagar rumores falsos y causar alarma entre la población, todos ellos liberados debido a que su delito no es considerado grave. Así se cerró un capítulo más de las vicisitudes de vivir en la gran jungla defeña, sin embargo, queda una preocupación sobre el poder de las redes sociales. ¿Somos capaces de enfrentarnos al gran poder que hoy tienen twitter y facebook sin cuestionar lo que ahí leemos? La frase: “si lo dice el facebook es real”, parece ahora tener sentido. Hacer uso de las redes sociales porque las consideramos espacios libres
de censura no implica usarlas con total irresponsabilidad sin cuestionar e informarnos si lo que recibimos es fidedigno. Debemos pensar seriamente que el hacernos de una cuenta de twitter y facebook, o cualquier otra red social, y sabernos capaces de transmitir y retransmitir información nos debe crear conciencia social, tanto de lo que escribimos, como de lo que propagamos. El poder de expresión que nos dan las redes sociales debe tener su límite en el sentido común y en la responsabilidad social de cada uno, crear psicosis colectiva puede generar verdaderas tragedias, este tipo de psicosis se genera desde el miedo. No considero gracioso mirar los rostros de ancianos, mujeres y niños llenos de temor. Los fenómenos de esta naturaleza provocan turbación, sus niveles de intensidad van desde esa sensación que nos pone en estado de alerta para afrontar un riesgo, hasta reales actos extremos por salvarnos del “peligro”. Este estado de estrés social no es sano, de ningún modo. Hoy en México el miedo colectivo es pan de cada día, basta ver por lo menos un noticiero para sentirnos inseguros e indefensos, sea por situaciones relacionadas con el narco o por los ya tan cotidianos asaltos y secuestros. La necesidad de un ambiente social grato es de todos. El criterio para no propagar rumores es de cada uno. Sin embargo, es poder y deber de la comunidad responsable evitar que se causen efectos graves y se produzcan situaciones críticas que corten la continuidad en la búsqueda de ese ambiente grato, pues lo contrario, podría transformar a la sociedad. Esta transformación podría incluso encarnarse en violencia. La corresponsabilidad de todos aquellos que tenemos la posibilidad del uso y manejo de medios informativos en los fenómenos de este tipo, es un deber
ser, sin caer en expresiones moralinas; la ética es prioridad. No especulamos si la psicosis de ese día en particular fue fomentada con fines en beneficio de alguien o algo, porque si ese alguien o algo busca crear ese clima de psicosis y estrés social ¿no es razonablemente más sano para los medios de comunicación alternativos que no se conviertan en carne de cañón de esos elementos perversos? Jamás apostaremos a la censura en medios alternativos, pues parte de su gran encanto y razón de ser es precisamente la libertad de expresión que en ellos se ejerce, pero apelar al criterio de quienes los usamos no me parece descabellado. Que un día no nos suceda lo que en la fábula de Pedro y el Lobo, y cuando realmente acontezca algo grave y tuitemos ¡Socorro! ¡Auxilio! ¡El lobo! ¡Que viene el lobo!, nadie nos haga caso, ni corra en nuestra ayuda.
Vale
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Nadie dijo que la vida era fรกcil (y la vida de un huevo menos)
Ante la crisis del huevo no todo son los chistes de Facebook donde un cascarón simula un diamante, ni tampoco el comentario sarcástico en Twitter de que las tortas de huevo son el nuevo “alimento para los ricos”. Aquí les va resumidito y explicado el proceso del aumento de precio con el objetivo de atisbar otra perspectiva y reflexionar, para que tampoco salgamos tan “quemados”. Todo comenzó en los Altos Jalisco. Esta región es conocida en México como una de las mayores productoras avícolas. Para visualizarlo en cifras, en mayo del año pasado se producían al día 60 millones de huevos. Este año en mayo se produjeron 7 millones 500 mil huevos menos, hay un faltante de casi doscientas mil cajas (cada una con 360 piezas del producto aviar) que se queda para dar abasto al mercado interno y no al resto de la República Mexicana. Entre la influenza aviar AH7N3 y los cercos zoosanitarios del gobierno federal, se sacrificaron casi 11 millones de aves en dos meses. Dentro de las primeras medidas que tomó la SENASICA (Servicio Nacional de Sanidad Inocuidad y Calidad Agroalimentaria) fue cerrar la entrada y salida de todo producto avícola para proteger la industria en el occidente del país, pero olvida el pequeño detalle de que Jalisco es uno de los productores más importantes de huevo que abastecen tanto al occidente como a la Ciudad de México. Las reservas que se tenían de huevo fueron quemadas y las gallinas que no estaban infectadas se sacrificaron por invitación del gobierno, no importando que la influenza AH7N3 no tenga ninguna repercusión en el huevo que pone una gallina enferma con esta cepa del padecimiento, ni mucho menos en el ser humano. Aquí hubo una importante participa-
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ción de los medios satanizando la enfermedad avícola, ya que se pensaba que esta influenza era la misma, susceptible de ser transmitida al humano y que atacó unos años atrás; me refiero al caso de la influenza aviar AH1N1. La matanza de gallinitas aumentaba; al igual que el precio del huevo, el gobierno, cual avestruz pero sin la habilidad natural, ya no sabía dónde meter la cabeza, empezaron a salir declaraciones sobre parar la exportación del huevo, aunque dicha exportación sólo constituye el 1% de la producción total, ¿realmente se iba a estabilizar el precio? Las medidas desplumadas siguen y bajan los requisitos sanitarios para el libre acceso de huevo de todo el mundo, pero principalmente del huevo líquido procesado de los Estados Unidos. Ante esta perspectiva, los villanos siguen siendo los productores del resto del país que están poniendo a la venta el huevo al precio que ellos quieren. Malvados que juegan con la necesidad de la gente y la alimentación del país. ¡Groseros tan feos! El alboroto causado por el huevo lo vimos en todas partes, en las tiendas de autoservicio y los expendios de intermediarios el precio está en las nubes, pero ¿es el precio real del productor?, ¿por qué en grandes almacenes el precio del huevo no ha subido a más de 25 pesos? El precio del huevo, a pesar de toda la propaganda, no lo pone el productor sino el intermediario ante la demanda del público. El productor dentro del
precio propuesto incluye los costos y ganancias; el intermediario es quien gracias a la demanda del producto empieza la negociación del precio final para el público. Si no hay demanda del producto, aunque llueva, truene o caigan relámpagos no se va subir el precio, al contrario, va bajar para que los almacenes no se llenen y no haya pérdida, ya que al ser un producto perecedero es imperativo lograr su venta. Revisando un poco las cifras, el mexicano en el 2011 comió 22.4 kilogramos de huevo per cápita, que más o menos en piezas son 359. El valor del componente del huevo, dentro de la dieta del mexicano promedio, equivale a una caja de 360 piezas al año o a casi un huevo diario durante el mismo período. Además es la proteína de origen animal más barata del mercado, y su practicidad para la elaboración lo hace un alimento imprescindible para la dieta de los mexicanos. Conociendo este panorama, a muy grandes rasgos claro está, desde el pretendido origen de la escasez del huevo por la influenza, las medidas tomadas por el gobierno y el trámite de venta para la determinación del precio, entendemos que el ambiente generado por los medios de comunicación y los medios oficiales, nos van dirigiendo hacia una tendencia. Pero nosotros al final podemos discernir qué hacer y qué rechazar ante las circunstancias. En definitiva el precio del huevo está a la alza al igual que las materias primas, en algunos medios informan que sus precios se van a estabilizar hasta principios del año 2013. Esto quiere decir que todavía nos falta un rato para eso; pero nosotros como el final de la cadena, podemos ayudar a que el precio se estabilice de la manera más sencilla: dejando de comprar huevo.
Sé que es un alimento básico para los mexicanos, la mayoría de los platillos típicos llevan en su elaboración huevo, y también que es un alimento con importante contenido calórico y rica fuente de proteína, pero ¿cuánto nos puede afectar sustituir el huevo en lo que se estabiliza su precio? En nada. Aunque el huevo es una importante fuente de proteínas de origen animal, su sustitución puede ir de la mano con productos que están al acceso de cualquier mexicano, por ejemplo, el frijol, las habas, la soya, los cacahuates, quesos y productos lácteos, las lentejas y algunos embutidos vendidos a granel que no llegan a la mitad del precio actual del huevo. No desestimo, e insisto en el valor del huevo en la alimentación del mexicano, pero el alza de su precio es proporcional al aumento de las cuentas bancarias de unas cuantas personas; también creo que se puede empezar un consumo inteligente y un poco más reflexivo. Al final de cuentas los “tiranos” productores y los “voraces” vendedores ahí están, ya es cuestión nuestra decidir si les seguimos llenando los bolsillos pagando exagerados precios por una docena de huevos, o buscamos nuevas opciones a nuestro alcance para llenar la panza. Texto elaborado en parte con base en las siguientes notas periodísticas: http://www.avicultura.com.mx/avicultura/home/noticias_int.asp?cve_noticia=5642 http://eleconomista.com.mx/columnas/ agro-negocios/2012/08/28/huevo-mexico http://www.lajornadajalisco.com. mx/2012/08/21/esta-semana-inicia-segunda-etapa-de-vacunacion-contra-influenza-aviar/
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SALTO DE FE
隆por las pussy riot! Defendiendo la libertad de expresi贸n Viridiana Tovar [pag 51]
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¡Por las Pussy Riot!
Defendiendo la libertad de expresión
El fantasma de la libertad está en el cielo (Fragmento de la canción de Pussy Riot - Virgen María ¡Expulsa a Putin!)
Tras la noticia de que habían aprehendido a un grupo de chicas rusas que se manifestaban en una Iglesia ortodoxa en Moscú en contra del presidente de Rusia -Vladimir Putin-, el cuestionamiento sobre la censura y nuestras oportunidades de pluralidad socio-cultural y política se replantearon en diferentes continentes, convirtiéndose de esta manera en un tema internacional. Desde cantantes conocidos, como Madonna, los Sex Pistols y Björk, hasta jóvenes en Chile, Ucrania (aserramiento de la cruz de madera de Kiev) y Rusia, protestaron por la condena de 2 años que se les confirió a las Pussy Riot. Incluso Lech Walesa (Presidente de Polonia entre 1990-1995 y Premio Nobel de la Paz 1983) envió una carta a Putin, a pesar de haber calificado la acción de las Pussy Riot como “de mal gusto”.
En México, el pasado 24 de agosto de 2012, también se convocó a manifestarse a las afueras de la Embajada Rusa, ubicada en la Calle José Vasconcelos #204 Colonia Hipódromo Condesa. La protesta básicamente se realizó, porque los asistentes a la manifestación no estamos de acuerdo con la decisión de encarcelar por dos años a tres miembros del grupo Pussy Riot, ya que no sólo representan una eventualidad dentro del marco del arte, sino que son el ejemplo claro de la opacidad que puede llegar a comportar asumirse contrario ideológicamente a un régimen establecido. Entre cantos, música y algunas pancartas, hicimos vigente la noticia de que en México también se escucha y se ve. Había aproximadamente dos decenas de policías que estaban al pendiente de nuestras acciones; después de poco tiempo se fueron dispersando, quizás porque nuestra voz se alzaba pacíficamente y porque éramos muy pocos los que nos encontrábamos en las inmediaciones de la Embajada. Las personas que pasaban en las avenidas se mostraban interesadas por lo que acontecía, pero también descubrimos que muchas personas no estaban enteradas y que a otras no les interesaba en absoluto. Para muchos era una aventura, para otros algo con lo que congeniaban. Los conductores se nos acercaron para preguntar ¿por qué estábamos ahí? Al ser informados, algunos apoyaban la causa, otros sólo nos miraban con cara de “quiero llegar a casa”. Uno de los problemas que comporta el hecho de manifestarse, estriba en que nuestra visión en muchas ocasiones se reduce a pensar que no nos harán caso… y de esta manera comienza el ahogo propio de la voz y, con ello, del alma.
Considero que no podemos dejar de ser sensibles ante estas circunstancias a pesar de que, seguramente, algunos acuden a este tipo de expresiones por moda o con la sola intención de desquitar las frustraciones propias. El encuentro entre esas frustraciones personales y la indignación por lo que acontece socialmente es la conciencia. Conciencia significa pensar a partir de lo que se dice pero sin dejarlo a la suerte, sino a la voluntad de estar. En Rusia, como en casi todas las “democracias”, la censura existe al mismo tiempo que la negación de la misma. Война es una agrupación musical por cuyas filas han desfilado algunas de las Pussy , participando en acciones mucho más “transgresoras”. Desde mi perspectiva: al cantar una canción de rock en una Iglesia, ansiando el casi imposible milagro político: la destitución de Vladimir Putin de su cargo, se ha llegado a considerar que se han metido hasta en lo impensable, sin embargo, es claro que el móvil para esta bomba coaccionante es haberse metido con la figura presidencial. El escándalo es una manera de imponer el conocimiento de algo indebido; la censura es aprobar la indiferencia. Informar dando a conocer, en cambio, es la oportunidad de compartir algo que es digno de observarse.
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Dietario cultural
antioxidante Agenda cultural
Colecci贸n: el crimen fundacional Sof铆a Carrillo [pag 54]
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Colecci贸n: El crimen fundacional
¿Qué es una colección? Toda una materia de investigación se funda en comprender cuáles son las características que dan cuerpo a este re-ordenamiento del mundo. Una colección es cuidadosamente construida por la pasión, el estudio, el deseo de posesión y la constante búsqueda del objeto que culmine lo que un sujeto pretende consagrar como su propia obra: su manera de entender y ser en lo que le rodea. Sin embargo, ¿cómo se transforma el concepto de colección cuando ésta es formada u obtenida por una institución? El 23 de agosto se inauguró en el Museo de Ciencias y Artes, MUCA, Roma la exposición Colección: El crimen fundacional. Esta exhibición reúne la obra de once artistas mexicanos, colombianos y peruanos de diversas generaciones que muestran algunas de las múltiples aristas desplegadas por la práctica del coleccionismo y el símbolo que representa la colección en nuestra cultura. Al mismo tiempo, se develan las construcciones simbólicas de las instituciones y/o sujetos que las poseen, así como los vacíos, crímenes conceptuales y mitologías construidas alrededor de esta figura cultural.
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Amanda de la Garza, Alesha Mercado, Nuria Sadurní, Roxana Aguilar, Muna Cann, Claudia Ferrer, Analía Solomonoff, Luis Mosquera, José Luis Paredes Pacho, Ernesto Peñaloza, Julio García y yo, nos encontramos hace año y medio en la sala de conferencias del MUAC, tomando nuestra primera clase de maestría frente a Cuauhtémoc Medina quien nos proporcionaría el texto “Museo” de George Bataille, el cual tomamos como texto nodal de nuestra exposición; seis meses después, Ana Garduño nos daría las bases de lo que sería nuestra exposición con el tema del coleccionismo. Nos interesaba tener como fundamento teórico de nuestra exposición a la crítica institucional; pero, debíamos entender dónde estábamos actuando, en qué institución y quiénes nos respaldaban, así como una conciencia del papel que debíamos marcar como la primera generación en estudios curatoriales de la UNAM.
Sonaba pretencioso, sí, es un tema gigantesco, poco definido, así que pedimos consejo a quienes sabíamos tenían estudios y experiencia en la historia del arte mexicano, en el MUCA Roma, el arte de los años 90, la crítica institucional como su base artística y/o algún análisis sobre las instituciones culturales en México. Trabajamos aproximadamente 4 meses en la definición del tema y la selección de artistas. Nuestra lista final: Lupita Sosa y Noé Martínez (Becerro de Oro), Ulises Carrión, Mariana Dellekamp, Felipe Ehrenberg, Dulce Pinzón, Sandra Gamarra, Fernando Escobar, Rocío Cerón, Mariana Castillo Deball y Vicente Razo. Surgieron nombres de artistas, teóricos, instituciones, críticos, publicaciones, teorías, conceptos; en fin, todo un archivo, un mapa que cubrió los muros del departamento en la colonia Narvarte donde nos reunimos para generar lo que es ahora Colección: El crimen fundacional. Debatimos, defendimos, apunta-
mos y borramos una y otra vez hasta simplificar lo que en un principio era un muro lleno de post-its a un diagrama concéntrico, un maravilloso ejercicio de conformación de nuestro propio organismo simbólico-cultural: Nuestra Colección. La colección como objetivo y programa de una institución es, por supuesto, la instauración de una ideología, así como la fundación de un gusto. En esta exposición se argumentan y evidencian, desde la práctica artística, estos mecanismos; desde la apropiación discursiva como sucede en el caso de El estado actual de un objeto generada por Lupita Sosa y Noé Martínez; la apropiación de las estructuras como en el caso de Bookworks Revisited de Ulises Carrión; los vacíos discursivos como en la obra Centro de documentación MUCA Roma y Ejercicio para renombrar el MUCA Roma obra comisionada a la artista Mariana Dellekamp; la construcción ideológica, parcial y anquilosada de un Estado-Nación como Sube o baja según se va o se viene. Para el que va, sube; para el que viene,
baja de Mariana Castillo Deball, entre otros. Se realizarán una serie de actividades paralelas con artistas, curadores, directores de museos y administradores que conversarán sobre las condiciones actuales del coleccionismo, la práctica artística dentro del archivo y la apropiación, la injerencia del mercado del arte en la toma de decisiones y un performance realizado por Rocío Cerón y Alejandra Hernández el próximo 27 de septiembre bajo el nombre de Diorama inspirado por la obra de Dulce Pinzón quien también participa en la muestra.
Para mayor información se recomienda consultar la página: http://coleccioncrimenfundacional.wordpress.com
Sofía Carrillo
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