Revista de la Pintura Española y Cristóbal Balenciaga

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Balenciaga Y la pintura espaĂąola


Edición Septiembre 2020 diseñada por: Gabriela Morales

Créditos

Balenciaga Y la pintura española


Inmaculada Concepciรณn


BALENCIAGA Y

EL ARTE XVI y XVII

En este traje vemos representado el manto que la Virgen de Concepción lleva sobre sus brazos, con un color azul que representa lo celestial de nuestra Madre.

Autor de numerosas Inmaculadas, esta es posiblemente la última que pintara siguiendo la misma fórmula ideal que venía empleando desde sus primeras aproximaciones al tema, con la Virgen vestida de blanco y manto azul, con las manos cruzadas sobre el pecho, pisando la Luna y la mirada dirigida al cielo; la composición, como en este caso, suele presentar un claro impulso ascensional, muy barroco, que coloca a la figura de la Virgen María en el espacio empíreo habitado de luz, nubes y ángeles, aunando dos tradiciones iconográficas: la de la Inmaculada propiamente dicha y la de la Asunción. Es llamativa en esta Inmaculada como en otras del pintor la desaparición de los tradicionales símbolos de las Letanías lauretanas, oración mariana que se asocia muy frecuentemente con la iconografía inmaculista. En lugar de ellos, Murillo idea en torno a María una gran gloria de ángeles, pintados en las más variadas actitudes con una pincelada muy deshecha, que logra fundir las figuras con la atmósfera celestial. Los rostros de la Inmaculada y de los ángeles son muy realistas y tienen bastantes detalles.

Bartolomé Esteban Murillo Inmaculada Concepción Hacia 1680 Óleo sobre cobre, 44 x 33,5 cm Colección Arango

Cristóbal Balenciaga Conjunto de noche de vestido y capelina con volante abullonado 1965 Gazar de seda Cristóbal Balenciaga Museoa, Getaria


Santa Isabel de Portugal


FRANCISCO

ZURBARAN

Hacia 1635, óleo sobre lienzo, 184 x 98 cm [P1239]. Hija del rey de Aragón Pedro III, Isabel recibió el nombre de su tía abuela Isabel de Hungría, canonizada en 1235 y con quien a veces se confunde su iconografía. Se casó con el rey Dionisio de Portugal soportando con paciencia los ultrajes de su belicoso marido. Reina ejemplar y prudente, se distinguió por su amor a los pobres y su caridad incansable. Muerto su marido en 1325, Isabel tomó el hábito de terciaria de San Francisco y mandó construir en Coimbra un convento de clarisas donde terminó sus días en 1336.

El «milagro de las rosas» común a santa Isabel de Hungría, a santa Casilda y a san Diego de Alcalá, representado aquí por Zurbarán, aparece en todas las narraciones de la vida de la santa con vistas a su canonización acaecida en 1626. Cierto día la reina llevaba disimulada en sus ropas una gran cantidad de dinero para los pobres. Encontró al rey, quien le había prohibido dar limosnas, pretendió entonces apurada que solo llevaba flores y efectivamente pudo mostrar a su esposo un manojo de rosas. La santa que vemos en este cuadro es una dama de más edad y de porte majestuoso. Viste atuendo áulico y lleva una corona real. En la Catedral Vieja de Coimbra se conserva una efigie de santa Isabel de Portugal de iconografía muy similar. Del obrador de Zurbarán salieron varias series de santas que se han venido considerando como lo más grato de su producción. Estas figuras femeninas, elegantísimas, con escasos atributos místicos, son un dechado de gracia auténticamente sevillana. La serena efigie en grave paso procesional está iluminada por una intensa luz que hace resaltar su elegante figura sobre un fondo oscuro y muestra la exquisita variedad de las telas y el refinamiento de su colorido. Viste la santa guardapiés verde oscuro y basquiña de un original tono castaño violáceo; las mangas, bermellón hasta el codo, llevan por encima dos bullones del mismo tafetán azul verdoso de la prenda sobrepuesta, separados por una suntuosa cadena de pedrería como la que rodea sus hombros y su cintura. En la espalda pende desde el escote hasta el suelo, una capa abullonada de un precioso tono amarillo dorado. La soberbia sinfonía de este opulento vestuario, el volumen del traje y la sugerencia táctil excepcional de las texturas de las telas son característicos de mediados de la década de 1630. Esta obra, de probable origen sevillano, formó parte en 1814 de la colección de Fernando VII en el Palacio Real de Madrid, de donde pasó al Museo del Prado. Santa Isabel de Portugal 1635 Óleo, Soporte Lienzo Alto: 184 cm.; Ancho: 98 cm.

La estructura del vestido es muy diferente al de la pintura, aunque puede que el diseñador se guie del denudo de hombros de Santa Isabel, lo cual le da la idea de hacer al descubierto este vestido. Así también un elemento importante es el agregado (tela que cuelga) en representación de las ropas que ella utilizaba para cubrir las limosnas y las cuales son trasformadas por flores (diseño que posiblemente se ve en la tela del vestido)

Cristóbal Balenciaga Conjunto de noche de vestido y sobrefalda 1951 Vestido de tul de algodón bordado con hilo metálico sobre raso de rayón; sobrefalda de tafetán de seda Museo del Traje, Madrid Ministerio de Cultura y Deporte Fotografía © Jon Cazenave


La Duquesa de Alba de blanco 1795


María del Pilar Cayetana de Silva Álvarez de Toledo, (Madrid, 1762 - 1802), decimotercera duquesa de Alba, fue retratada por Goya en varias ocasiones. En este lienzo Goya retrató a la duquesa a la edad de treinta y tres años, ataviada con un elegante vestido blanco de talle alto que realza todavía más su figura y en el que destaca la cinta roja atada a la cintura que hace juego con el lazo del mismo color colocado a la altura del pecho y en el pelo. Llama la atención la calidad de la tela del vestido pintado con una gran maestría así como la larga melena rizada oscura hasta la cintura, peinado de moda a fines del siglo XVIII. Los colores blanco y rojo del vestido podrían referirse a los colores de la Casa de Alba, cuyo escudo de armas se rodeaba en el siglo XVIII de un manto de púrpura forrado de armiño. Su rostro no destaca precisamente por la expresividad lo que, según Gudiol, contribuye a crear una imagen que más parece un icono religioso que un retrato de una dama de sociedad.

En este vestuario podemos observar que ambos diseños son muy parecidos, la moña que ciñe la cintura es del mismo color, la falda es amplia y de vuelos y en la parte superior vemos un estilo sin mangas pero ajsutado al cuerpo.

Cristóbal Balenciaga Vestido de coctel , seda y terciopelo 1955 Organza de seda espolinada y terciopelo Museo del traje madrid Fotografía © Jon Cazenave

Con la mano extendida hacia el suelo señala la inscripción arriba mencionada. La muñeca izquierda la decora con unas pulseras doradas y por encima del codo lleva un brazalete también de oro y esmalte con las iniciales de sus ilustres apellidos, la S de Silva y la T de Álvarez de Toledo, de su marido. A su lado un perro blanco de lanas fue incorporado más tarde. Adorna la pata trasera con un pequeño lazo rojo a juego con el de la duquesa. Actualmente se cuestiona la habitual creencia de que el cuadro formara pareja con el retrato de su marido, el duque de Alba. Francisco de Goya La Duquesa de Alba de blanco 1795 Fundación Casa de Alba, Madrid, España 194 x 130 cm Óleo sobre lienzo


Retrato de MarĂ­a del Rosario de Silva y Gurtubay, duquesa de Alba


LOS SIGLOS XIX Y XX

Es el vestido con menos cambios, en este se ve muy profunda la representación del flamenco español, color vivo y elegante. El unico toque es que el nuevo diseño es un tanto más largo.

uera del Palacio de Liria era Doña María del Rosario de Silva y Gurtubay, XVII duquesa de Alba. Pero en la intimidad del hogar la llamaban simplemente «Totó». La única hija del duque de Híjar (tres veces duquesa, tres veces marquesa y cinco condesa) era guapísima, elegante y muy adinerada. Ignacio Zuloaga la retrató en todo su esplendor en 1921 por encargo del marido de la bella artistócrata, Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, más conocido como «Jimmy» Alba. Pocos años después de posar para el maestro, «Totó» falleció de tuberculosis, dejando a su marido con una hija de solo 8 años. La pequeña huérfana era Cayetana de Alba. Aquel retrato de Zuloaga es una de las joyas artísticas de la Colección Casa de Alba. El lienzo cuelga en el antiguo despacho del XVII duque de Alba en Liria.

Ignacio Zuloaga Cristóbal Balenciaga Vestido de noche 1952 Tafetán Cristóbal Balenciaga Museoa, Getaria Fotografía © Jon Cazenave

Retrato de María del Rosario de Silva y Gurtubay, duquesa de Alba 1921 Óleo sobre lienzo, 204 x 178 cm Fundación Casa de Alba. Palacio de Liria, Madrid.



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