El Mundet
Perfil de barrio
Cuesta arriba Los barrios de El Coll y La Salut buscan mantener la tranquilidad y el poco bullicio que los caracteriza. // La parte alta del distrito de Gràcia se sumerge en el proceso modernizador de Barcelona.
Por Javier González “Dos sub-barrios que estaban ahí pero que no acabaron de contar mucho en la historia de Gracia.” Así contesta el historiador del distrito de Gracia, Josep María Contel, a la pregunta explícita sobre la importancia de El Coll y La Salut. Situados en la parte alta del oeste barcelonés, más que un plan de urbanización debidamente trazado, estos dos barrios surgieron como consecuencia de la expansión territorial de la Ciudad Condal. La respuesta de Contel nos abre un claro panorama sobre el pasado y el presente de estos dos barrios, pertenecientes al distrito de Gracia, pero olvidados, y hasta cierto punto marginados, por el Ayuntamiento, según sus propios habitantes. La Salut recibe su nombre debido a que su concepción y construcción nació entrono entorno a una
capilla dedicada a la Mare de Déu de la Salut. La historia de El Coll no es muy diferente. Simplemente representa el crecimiento exacerbado de los barrios hacia lugares donde jamás se pensó llegar. “Es un apéndice que existe y que está ahí”, dice Contel. Más que como un desarrollo, sus estrechas y empinadas calles nos dan una imagen de la poca planeación con la que sus viviendas fueron concebidas y adaptadas a las necesidades de una ciudad que creció y creció hasta pasar del llano a la montaña. Lo que inicialmente eran masías, hoy en día se han convertido en edificaciones de tres o cuatro plantas, que una tras otra, nos muestran ese pueblo que por una parte se niega a ceder al bullicio urbano, pero que se ve inmerso en el proceso globalizador que enfrenta la metrópolis barcelonesa.
Ambos barrios ven que la mayoría de su extensión es ocupada por áreas verdes, de gran tamaño y repercusión para la gente que ahí habita. El parque de la Creueta representa gran parte del territorio del de barrio de El Coll,
mientras que en La Salut predomina la presencia de una de las obras monumentales de Antoni Gaudí, el Park Güell. A pesar de su majestuosidad, este recinto representa un sinnúmero de problemas y controversias, tanto
para la gente que habita la zona como para el mismo distrito de Gracia. “Los vecinos perciben el incremento del turismo como degradación del parque, pero no es directo. Yo recuerdo el parque más desatendido en la década de los setenta o los
El movimiento okupa se ha generalizado alrededor del Park Güell.
Perfil de Barrio ochenta.” El concejal de distrito, Guillem Espriu, reitera y defiende las obras que la autoridad pública ha realizado en la zona, pero que sin embargo contrasta con la opinión de los vecinos. “Estaríamos demasiado tranquilos si no estuviera Park Guell, que atrae demasiados turistas. Hay mucho guiri de mochila”, replica Bebo, argumentando que ese incremento de foráneos ha acarreado muchos problemas al barrio. Situados por encima de la Travesera de Dalt, en la parte alta de Gracia, El Coll y La Salut son dos lugares de contrastes. Por una parte, el movimiento “okupa” está presente en un sinnúmero de viviendas, sobre todo en la entrada del Park Güell y sobre la Rambla de Mercedes. Pero contrario a lo que uno pudiera pensar por prejuicios establecidos, María Antonia lo deja muy claro: “no dan ningún problema. Desde que hay okupas aquí hay menos robos.” La poca iluminación y seguridad son una de las principales quejas de su población. Las partes altas
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La falta de atención por parte de las autoridades ha generado el desgaste de algunas obras. del barrio son desoladas cuando cae la noche, propiciando poco movimiento en aquella zona. La angostura de las calles genera muy poca circulación de vehículos y es por ellos que el Bus de Barri se ha vuelto
imprescindible, sobre todo para las personas en edad avanzada, que predominan en estos barrios, y que no pueden hacer frente a las pronunciadas pendientes que trazan la geografía del lugar. La sensación de estar en un pueblo
apartado de todo el
bullicio citadino se palpita en todo momento. Inclusive aquellos, como María, que se fueron de este conglomerado de construcciones color
ocre y que hoy regresan son capaces de reconocerlo. “Es fenomenal. Es tranquilo y agradable.”
Tranquilidad versus movilidad Dentro de la concepción de la realidad social y citadina de los habitantes de estos dos barrios, el término de “pueblo” siempre ha sido lo más acertado para referirse a su comunidad. Sin miedo al enorme movimiento que se vive “dentro de la ciudad”, los residentes de El Coll y La Salut se dicen orgullosos y satisfechos con la tranquilidad que reina en sus calles. Sin embargo, el Ayuntamiento busca acercarlos aún más al tejido social barcelonés que se extiende en zonas bajas, geográficamente hablando, de la ciudad. Es por ello que se ha instrumentado un plan de inclusión de la ciudad, el cual busca terminar con esa frontera imaginaria que representa la Travesera de Dalt, para
permitir una mayor permeabilidad entre toda la sociedad. Tomando en cuenta esta arteria vial como el eje que liga la parte baja de los barrios con el resto de Barcelona, los planes urbanísticos pretenden establecer una relación mucho más cercana entre los barrios de la montaña y los más cercanos al mar. La medida ha sido ya infromada a los vecinos de la zona, quienes tienen diferentes opiniones acerca dedicha propuesta. Por una lado, brindará una mayor movilidad al barrio así como un mejor acceso al mismo. Sin embargo, representa una clara amenaza a la tranquilidad característica que se respira en esa zona del distrito de Gràcia. El Coll (1) y La Salut (2) tienen su límite geográfico establecido en la Travesera de Dalt. La mayor parte del espacio de ambos barrios es ocupada por dos parques: el Park Güell y el Parc de la Creueta del Coll.
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