El Madrid de los Austrias

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EL MADRID DE LOS AUSTRIAS

Margarita Sim贸


Los Austrias llegan a España con el reinado de Juana I en el siglo XVI pero no será hasta el reinado de Felipe II cuando Madrid se convierta en capital del Estado. A partir de ese momento, la ciudad romperá sus lazos con el medievo para convertirse, poco a poco, en una ciudad moderna. Principalmente, será Felipe III, el primer rey nacido en la nueva capital del imperio, el que inicie el desarrollo urbanístico de la ciudad. Años antes de su reinado, su padre, Felipe II, pone en marcha el proyecto de un nuevo mercado, un vasto mercado central que de cabida al gran número de gente que llega a Madrid en busca de un futuro mejor. Aunque la Plaza Mayor ha perdido la finalidad con la que fue construida, el tiempo la ha convertido en un símbolo de la ciudad del que merece la pena conocer su historia. Construida sobre una antigua laguna seca vendrá a reemplazar al mercado existente en la Plaza de la Villa, que se había quedado obsoleto. Si inicialmente del proyecto se encarga a Juan de Herrera, arquitecto predilecto de la Casa Real, será uno de los arquitectos más importantes del momento, Juan López de Mora, el que acabará la obra, prácticamente en dos años y por petición de Felipe III. Lamentablemente, hoy en día, no queda resto alguno de su arquitectura original, la plaza sufrió a lo largo de los años tres incendios que acabaron con el proyecto iniciado por Felipe II. Su reconstrucción se realizará gracias al agravamiento de los impuestos de las tabernas que por aquel entonces eran los negocios más prósperos de la ciudad. El Rey recaudará tanto dinero que también podrá construir la quinta y última muralla de Madrid y luchar contra Francia y Portugal. Felipe III modificará el proyecto mandando construir la Casa de la Panadería (1590) y la Casa de la Carnicería (1617) utilizadas para la conservación de los alimentos que se vendían en el mercado y que hoy pertenecen al Ayuntamiento de Madrid. La primitiva plaza tenía seis plantas ocupadas por viviendas de particulares y será el escenario de múltiples acontecimientos públicos, desde corridas de toros a Autos de Fe en los que la Inquisición juzgaba a sus perseguidos, pasando por procesiones de santos, fiestas con bailes y Auto Sacramentales.

San Isidro, catedral provisional de Madrid Otra de las grandes obras realizada por los Austrias es la Colegiata de San Isidro (C/ Toledo, 37), catedral provisional de Madrid hasta que se inauguró la Catedral de la Almudena. Fue realizada por los Jesuitas entre 1622 y 1664, y mandada construir a los escultores Pedro Sánchez, el Hermano Francisco Bautista y Pedro de la Torre durante el reinado de Felipe IV. Los terrenos sobre los que se asienta fueron cedidos por Leonor Mascareñas y la colegiata fue financiada con el dinero que donó, a su muerte en 1603, Doña María de Austria. Era tanto el dinero que dejó a la orden, que todavía en el siglo XIX quedaban 4 millones de las antiguas pesetas por gastar. Tras la expulsión de los Jesuitas en 1767 por Carlos III, la iglesia se transformó en Colegiata, cambiando su advocación a San Isidro y pasando a acoger los restos del Santo Patrón y su esposa Santa María de la Cabeza. Actualmente, los restos incorruptos del santo se encuentran en el altar mayor en una urna de plata y bronce sobre los restos de su mujer. El templo sufrió un incendio en 1936 que destruyó todo el edificio, menos dos de sus capillas interiores, y numerosas obras de arte.

Plazas, calles y casas En una de las calles aledañas se encuentra la Plaza de Puerta Cerrada, conocida más por lo que representó que por lo que queda de ella. Fue construida en la muralla cristiana del siglo XII y se convirtió en una de las entradas más importantes de la ciudad. Edificada de manera defensiva, durante el reinado de los Austrias será utilizada por los ladrones para atracar y matar a todo el que pasaba por ella, lo que finalmente motivó su clausura. Como homenaje a la ciudad, la plaza recuerda en sus paredes uno de los lemas de la villa: “Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son”, que hace referencia a su construcción sobre aguas subterráneas y al material con el que se realizaron sus murallas, el silex. La Plaza de Puerta Cerrada es conocida, al igual que el resto de calles aledañas a la Plaza Mayor, por alojar gran número de establecimientos, tascas y restaurantes tradicionales. Precisamente en esta zona se encuentra el restaurante más antiguo del mundo; trescientos años y el libro Guinness avalan el pasado histórico de el restaurante Sobrinos de Botín (C/ Cuchilleros, 17). Edificado sobre muralla cristiana del siglo XII, que todavía sobrevive y puede contemplarse en su bodega, sus cuatro plantas recuerdan más a una posada que a un restaurante del siglo XX y, en su interior, su horno de leña y su bodega del siglo XV (ahora convertida en comedor) han sabido mantener el sabor del viejo Madrid.


Desde Cuchilleros nos acercamos hasta la Plaza del Conde de Barajas donde se encuentra la Calle de la Pasa y el Pasadizo del Panecillo, que recibirán su nombre en clara referencia al alimento que los curas daban a los indigentes para comer, siempre que certificaran su asistencia a misa. Aquí se contempla el Palacio que perteneció al Conde de Barajas y el Palacio Arzobispal. Muy próxima se encuentra la plaza del Conde de Miranda donde contemplamos el Convento de Corpus Christi fundado en el siglo XVII y conocido popularmente como las 'Carboneras' debido a que en su interior se veneraba un retablo de la Virgen de la Inmaculada que fue encontrada en una carbonería y que fue donada al templo. Muy cerca, en la Plaza del Cordón se encuentra el palacio que lleva el mismo nombre. Construido a finales del siglo XVII con líneas sencillas, el Palacio del Cordón debe su nombre al relieve de dos cordones que hay sobre su puerta. En el conocido Barrio de la Morería se mantiene uno de los mejores ejemplos de Casas a la Malicia. Se trataba de casas nacidas de la picaresca de los habitantes de la villa que trataba de burlar la famosa Regalía de Aposento, edicto de Felipe II que obligaba a todas las casas de Madrid que tuviesen más de una planta a ceder una de las mismas a una familia de la Corte que viviría en ella con todos los gastos pagados. El recorrido termina en la Plaza de la Villa donde nos encontramos la Casa de los Lujanes (s.XV) edificada como un fortín, la Casa Cisneros (s. XVI) que ha albergado a personajes históricos, y la Casa de la Villa actual sede del Ayuntamiento. Esta última concebida como Cárcel de la Villa y como sede de la Corte en Madrid, fue construida a partir de 1644 según un proyecto del arquitecto Juan Gómez de Mora aprobado en 1629.

Presentación Esta zona de la ciudad se conoce con el nombre del Madrid de los Austrias porque en sus calles se encuentran los monumentos y realizaciones urbanas más importantes que promovieron los reyes de la Casa de Austria. Ahora bien, el visitante debe saber que esta parte de la ciudad tuvo su origen en la Edad Media y conserva prácticamente intacta la morfología de su caserío y el trazado de sus calles, como las Cavas Baja, Alta y de San Miguel, nombres que aluden y recuerdan el recorrido que seguía la muralla del siglo XII. La Plaza Mayor, el antiguo edificio de la Sala de Alcaldes y Cárcel de Corte –actual sede del Ministerio de Asuntos Exteriores-, el Ayuntamiento, la Casa de Cisneros, y los palacios del Marqués de Camarasa y del Cordón, son entre otros, los monumentos más representativos de esta parte de la ciudad. En esta zona de la ciudad se puede pasar de calles bulliciosas a otras especialmente tranquilas. En las más bulliciosas, como la Cava Baja y Cava Alta, se emplazan algunos de los restaurantes más emblemáticos y de los mejores bares de tapas de la ciudad.

Los monumentos Casa de la Panadería Durante el siglo XV, donde confluían los antiguos caminos que se dirigían a Toledo y Atocha se fue creando un gran espacio periurbano entre los arrabales de San Martín y de Santa Cruz que se iban extendiendo extramuros de la ciudad. Este espacio, conocido originariamente como la plaza del Arrabal, fue utilizado frecuentemente como lugar donde se celebraba el mercado principal de la villa, localizándose aquí una primera casa porticada que tenía la función de regular el comercio de la plaza. Esta primitiva lonja de comercio es el antecedente de la Casa de la Panadería que construyera en 1590 Diego Sillero, siguiendo las directrices del arquitecto Francisco de Mora, una vez que se produjo una primera ordenación urbana de la plaza con los conocidas derribos de «las casas de la manzana» en 1580. Por encargo de Felipe III el arquitecto Juan Gómez de Mora realizó, entre 1617 y 1619, una transformación profunda de la vieja plaza del Arrabal, resultando una plaza rectangular, homogénea en la altura de su caserío e ideal como espacio cortesano de representación. En el centro del lado norte de esta plaza, que desde entonces y salvo en algunas pocas ocasiones se ha venido llamando plaza Mayor, Gómez de Mora consiguió integrar el edificio de la Casa de la Panadería modificando tan sólo su planta baja, aunque su altura era inferior a la del resto del caserío que conformaba la plaza. En cuanto al edificio, era una composición simétrica de cuatro alturas y planta baja porticada, rematado el último piso en forma de ático y los laterales coronados por torres angulares. El incendio de agosto de 1672, el segundo que se producía en la plaza, destruyó por completo la Casa de la Panadería, por lo que se encargó al arquitecto Tomás Román la realización del proyecto de reconstrucción y a los pintores Claudio Coello y José Jiménez


Donoso la decoración interior y los frescos de la fachada. Otro incendio ocurrido en el verano de 1790 arrasó tres cuartas partes de la plaza, aunque se pudo salvar la Casa de la Panadería, siendo su altura y sus trazas arquitectónicas las que vendrían a ordenar el resto del caserío de la plaza en las obras de reconstrucción que al año siguiente emprendió Juan de Villanueva. Con posterioridad se han repetido en el edificio obras de remodelación interior y restauración, siendo muy conocida la que realizó en 1880 el arquitecto Joaquín María Vega. Han sido varios los usos y las instituciones que a lo largo del tiempo se han instalado en este emblemático edificio, pues además de servir como tahona general de la villa, desde 1732 albergó las dependencias del Peso Real, más tarde algunas de sus estancias se convirtieron en sede de las Reales Academias de San Fernando (1745-1774) y de la Historia (1774-1871). En el último tercio del siglo XIX el municipio se hizo cargo del edificio para, en primer lugar, instalar la Biblioteca Municipal y, ya a comienzos del siglo XX, transformarla en la Segunda Casa Consistorial de Madrid y en sede del Archivo Municipal. En la actualidad sigue acogiendo dependencias municipales, y algunas instituciones como el Centro Cultural Mesonero Romanos. Dirección: Plaza Mayor, 27.

Plaza Mayor La Plaza Mayor es uno de los enclaves urbanos más hermosos, transitados y emblemáticos de lo que se conoce como el Madrid de los Austrias. En el corazón histórico y comercial de la ciudad, la Plaza Mayor y sus aledaños son un hervidero inagotable en el que se entremezclan madrileños y turistas. El rectángulo de la plaza, conformado por los edificios de viviendas de tres plantas que la delimitan, mide 129 por 94 metros y dispone de un total de nueve puertas. Concebida como un monumental escenario, los numerosos balcones que miran al interior de la plaza -237 exactamentehan sido desde sus orígenes palcos privilegiados para todo tipo de acontecimientos multitudinarios; acontecimientos que en el presente son felizmente festivos, pero que antaño no excluyeron los autos de fe contra los supuestos herejes y las ejecuciones de los condenados a muerte. El origen del conjunto urbanístico se remonta a 1581, cuando Felipe II encarga a Juan de Herrera que proyecte la reordenación del bullicioso y también caótico espacio de la antigua plaza del Arrabal. Se trataba de dotar a la ciudad de infraestructuras dignas de su recién estrenada capitalidad y, sobre esta base, Diego Sillero inicia en 1590 la construcción de la Casa de la Panadería, que será el primer edificio de la futura Plaza Mayor. Felipe III encarga la consecución del proyecto a Juan Gómez de Mora, que completa el recinto porticado en 1619. Tal y como la conocemos hoy en día, sin embargo, la Plaza Mayor es obra del arquitecto Juan de Villanueva, al que se encarga su reconstrucción tras el último de una cadena de graves incendios, el sufrido en 1790. Villanueva realizó cambios importantes, como reducir la altura de las viviendas de cuatro a tres pisos y cerrar las esquinas, antes abiertas, con arcos. La estatua ecuestre de Felipe III que se eleva en el centro de la plaza data de 1616, aunque no se instaló en tan señalado emplazamiento hasta el siglo XIX, y es obra de Juan de Bolonia y Pietro Tacca. La urbanización del rectángulo interior de la plaza también ha sufrido remodelaciones diversas; la última, entre 1967 y 1969, la libró del tráfico rodado y permitió habilitar un aparcamiento bajo su superficie. La más reciente de las actuaciones sobre la Plaza Mayor se ha centrado en la colorista decoración mural -a cargo de Carlos Franco-, de la Casa de la Panadería, la cual aloja en la actualidad el Centro Mesonero Romanos y otras dependencias municipales.


Iglesia de Santa Cruz La iglesia de Santa Cruz, en la calle de Atocha, fue construida entre 1889 y 1902 sobre el solar de un antiguo convento derribado, y tomó el nombre de Santa Cruz porque ésta había sido desde la Edad Media la advocación de la vieja parroquia del barrio, la cual había sido demolida en 1868 para ampliar la plaza de Santa Cruz. La nueva iglesia fue levantada por Francisco de Cubas y Miguel de Olabarría. De estilo neogótico, presenta tres naves con bóvedas nervadas y una cúpula con chapitel octogonal sobre el crucero. Las amplias vidrieras que tamizan la luz natural son obra de Maumejean. El altar mayor, neogótico, fue diseñado por Emilio Tudanca, e integra las pinturas realizadas por Escolá Sabaté en 1962. En la sacristía se conserva una interesante colección de piezas de arte sacro. En el exterior destaca la altísima torre-campanario de ladrillo rojo y estilo neomudéjar. Presenta planta cuadrada y remate plano y se alza hasta alcanzar los 60 metros de altura, lo que la convierte en un estupendo observatorio sobre el antiguo Madrid. Dirección: Atocha, 6.

Mercado de San Miguel El mercado de San Miguel se ubica en la plaza del mismo nombre, junto a la Plaza Mayor, y es el único realizado en hierro que se conserva en Madrid. Inicialmente las actividades del mercado se desarrollaban al aire libre, hasta que en 1835 Joaquín Henri realiza un proyecto destinado a cubrirlo que no llegó a ejecutarse en su totalidad. En 1911 se encargó el proyecto definitivo al arquitecto Alfonso Dubé y Díez, que lo construyó en dos fases para no interrumpir las ventas. La primera se terminó a finales de 1914 y la inauguración definitiva se produjo en mayo de 1916. Consta de dos plantas, con una superficie de 2.000 metros cuadrados cada una, que se destinan a actividades bien diferenciadas: la planta baja, acristalada en todo su perímetro, es de estructura metálica con estilizados soportes de hierro fundido y se dedica a los puestos de venta. El semisótano, en fábrica de ladrillo, alberga servicios y otras dependencias. La última rehabilitación del coqueto mercado se realizó en 1999. Es propiedad de la asociación de comerciantes y cuenta con unos setenta puestos de venta de los más variados productos.

Dirección: Plaza de San Miguel, s/n

Palacio del Duque de Rivas El palacio del Duque de Rivas, emplazado en la calle homónima, es conocido también como palacio de Viana, y fue en sus orígenes la casa señorial que doña Beatriz Galindo se hizo construir -a principios del siglo XVI-, junto al de la Concepción Jerónima, también fundado por esta dama de la Corte de Isabel la Católica. El viejo monasterio, en grave estado de deterioro, fue demolido a mediados del siglo XIX. El palacio, por su parte, había ido experimentando a lo largo del tiempo abundantes transformaciones. La primitiva fachada renacentista se


había reconvertido al neoclasicismo en el siglo XVIII, pero su actual fisonomía es producto sobre todo de la sustancial reforma introducida en 1843 por iniciativa de Ángel Saavedra Ramírez de Baquedano, heredero de la propiedad por vía sucesoria y más conocido como el duque de Rivas, el célebre escritor romántico. Las obras corrieron a cargo de Francisco Javier de Mariátegui, que añadió una segunda planta y adaptó la casapalacio al gusto de la época. Los sucesores del escritor ostentaron también el título de marqueses de Viana, lo que aportó el otro nombre alternativo con que se conoce el edificio. Ya entrado el siglo XX, en 1939, el palacio fue arrendado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, que concluye por comprarlo en 1956 para convertirlo en dependencias oficiales. Posteriormente se realizó otra importante remodelación que fue dirigida por el arquitecto Luis Martínez Feduchi.

Dirección: calle del Duque de Rivas, 1

Palacio de Santa Cruz El palacio de Santa Cruz se encuentra situado en la plaza de las Provincias y fue en sus orígenes la Cárcel de Corte. La construcción, de planta rectangular con dos patios gemelos, se inició en 1629 sobre un proyecto de Juan Gómez de Mora en el más puro estilo herreriano. Del edificio original, destaca la portada principal -con tres puertas y tres balcones flanqueados por columnas-, el gran escudo central y las dos torres con chapiteles que flanquean la fachada. Tras un incendio que duró cinco días, en 1791, la reconstrucción del palacio quedó en manos de Juan de Villanueva. Posteriormente, ya en el siglo XX, fue restaurado y ampliado respetando el estilo original. La portada de granito, en contraste con el ladrillo rojizo de la fachada, da realce a un edificio que no es sólo una de las más hermosas y monumentales muestras del Madrid de los Austrias, sino una obra maestra de la arquitectura española. Según parece, la prisión fue trasladada en tiempos de Carlos III a un edificio existente en la trasera de la Cárcel de Corte, al que fueron a dar con sus huesos personajes como Luis Candelas y Espronceda. Liberado de su uso como penal, el palacio de Santa Cruz -como lo siguen llamando los madrileños por su cercanía con la plaza del mismo nombre-, fue sede de los juzgados municipales y de la audiencia territorial antes de convertirse en Ministerio de Ultramar y, desde 1901, en Ministerio de Asuntos Exteriores.

Dirección: Plaza de las Provincias, 1.

Casa de la Carnicería En esta casa de la Plaza Mayor, construida enfrente de la Casa de la Panadería, se encontraba el depósito general de carnes que abastecía los mercados y las tiendas de la ciudad. Con anterioridad habían existido en Madrid una carnicería para «hijosdalgo» en la plaza del Salvador, con el privilegio de no tributar por su consumo, y otra carnicería para el resto de los madrileños que no tenían condición nobiliaria, y por lo tanto contribuían fiscalmente a la recaudación de las sisas municipales.


Se desconoce la fecha exacta de la construcción de este edificio, pero se cree que fue reconstruida después del incendio que se produjo en la plaza en 1631, resultando un edificio de características similares a la Casa de la Panadería, con amplios soportales, porticado y con dos torres angulares que remataban los cuerpos laterales. A finales del siglo XIX acogió las dependencias de la Tenencia de Alcaldía y de la Casa de Socorro del distrito de la Audiencia, y con la reorganización municipal de principios del siglo XX se transformó en la Tercera Casa Consistorial y sede de algunas oficinas de varios negociados y secciones del ayuntamiento. En la actualidad es la sede de la Junta Municipal del Distrito de Centro.

Dirección: Plaza Mayor, 3.

Arco de Cuchilleros El edificio de viviendas en el arco de Cuchilleros forma parte del perímetro de la Plaza Mayor. Su peculiaridad reside en que fue construido por Juan Gómez de Mora -que completó las obras de la gran plaza madrileña en 1619- para compensar el gran desnivel existente entre el recinto de la plaza y la actual Cava de San Miguel. Para ello, el edificio tiene tres pisos más que el resto del conjunto, por lo que durante varios siglos le valió el título de ser el más alto de Madrid. El arco de Cuchilleros, que es sin duda el acceso más célebre a la Plaza Mayor, se abre en el ángulo suroeste de ésta y desciende mediante una escalinata que salva el mencionado desnivel. El arco de Cuchilleros y los típicos mesones que proliferan en sus cercanías ofrecen los atractivos del Madrid turístico más tabernario y popular.

Dirección: Cava de San Miguel, 5. Monasterio del Corpus Christi El convento de Jerónimas del Corpus Christi se encuentra en la plaza del Conde de Miranda y es conocido popularmente como de las Carboneras porque, según parece, uno de los cuadros de la Virgen que se conservan en el convento había sido encontrado en una carbonería. El establecimiento fue fundado en 1607 por Beatriz Ramírez de Mendoza, condesa de Castelar, y su construcción corrió a cargo del arquitecto Miguel de Soria, que confirió al conjunto la discreta fisonomía de las comunidades religiosas del Madrid de los Austrias. La iglesia conventual presenta una sencilla fachada de ladrillo con un relieve de San Jerónimo y Santa Paula, fundadores de la orden. El interior, de una sola nave con bóveda, ofrece ante todo el interés de conservarse intacta, tal cual fue concebida originalmente, lo que no puede decirse de los templos de su misma antigüedad. En el altar mayor, flanqueado por cuatro columnas corintias, destaca un lienzo de la Última Cena de Vicente Carduccio. La clausura del convento atesora un patrimonio artístico de estimable valor que se concentra sobre todo en las zonas del antecoro y el coro; en este último se encuentra la tabla con la imagen de Jesús Nazareno que, según la tradición, llevaba Santa Teresa en sus desplazamientos. Dirección: Plaza del Conde De Miranda, 3.


Estatua ecuestre de Felipe III Situada en el centro de la plaza, fue realizada en Florencia por los escultores Juan de Bolonia -vaciado en broncey Pedro Tacca –remate de la obra-. Regalada al monarca español por el gran duque de Florencia, Cosme de Médicis, el monumento representa al rey Felipe III a caballo, habiendo tenido como modelo un retrato de Pantoja de la Cruz. La estatua, con un peso superior a las cinco toneladas y media, fue traída desde Florencia a Madrid por Antonio Guidi, cuñado de Tacca, siendo situada en un primer momento en la Casa de Campo, justo delante del antiguo palacete. En 1848, a propuesta de Ramón de Mesonero Romanos, que por aquel entonces era concejal de la villa, la reina Isabel II hizo trasladar la estatua a su emplazamiento actual y se colocó sobre un alto pedestal de piedra donde rezaba la siguiente inscripción: «La reina doña Isabel II, a solicitud del Ayuntamiento de Madrid, mandó colocar en este sitio la estatua del señor rey don Felipe III, hijo de esta villa, que restituyó a ella la corte en 1606, y en 1619 hizo construir esta Plaza Mayor. Año de 1848». Desde entonces, la estatua de Felipe III se ha convertido en un complemento inseparable de la Plaza Mayor y tan sólo en dos breves ocasiones ha sido retirada. La primera fue en 1873, cuando proclamada la República Federal se la llevaron a un almacén en donde permaneció oculta hasta la Restauración de Alfonso XII, en las postrimerías de 1874. La segunda fue en 1931, cuando proclamada la II República fue blanco de manifestantes antimonárquicos que la destrozaron. Restaurada posteriormente, es de destacar que durante la guerra civil fue protegida por las autoridades republicanas mediante una compleja obra de ingeniería que la salvó de posibles desperfectos.

Dirección: Plaza Mayor, s/n.

Casa de Jiménez de Cisneros Esta casa-palacio de estilo plateresco es una de las edificaciones que conforman el perímetro de la plaza de la Villa y debe su nombre a que fue construida en 1537 a instancias de un sobrino del célebre cardenal Cisneros. El edificio conserva la distribución primitiva en torno a un patio central y ciertos componentes originales; es el caso de los artesonados de los salones de Tapices y Comisiones, y de algunos elementos de la fachada a la calle del Sacramento, pero su fisonomía actual se debe sustancialmente a la importante reforma que afectó a principios del siglo XX a toda la plaza de la Villa. Esta restauración de la casa-palacio fue dirigida por el arquitecto Luis Bellido y con ella desaparecieron los revocos decimonónicos, devolviendo a la luz las primitivas texturas de cantería y ladrillos; en el curso de la rehabilitación se construyó también el pasadizo elevado que comunica la Casa de Cisneros con la aledaña Casa de la Villa, sede del Ayuntamiento de Madrid. La última gran reforma, a cargo de Felipe Trigo, se realizó en 1944 y afectó fundamentalmente a la decoración. Entre otras cosas, la Casa de Cisneros fue en tiempos prisión de Antonio Pérez, secretario de Felipe II. En la actualidad alberga diversas dependencias municipales, salones de reuniones y el despacho del alcalde. Resalta por su importancia el gran salón de Tapices, donde se reúne una colección de excepcional calidad en la que destacan los tapices del siglo XV que el Ayuntamiento compró en 1945 a la catedral de Zamora. Dirección: Plaza de la Villa, 4.


Iglesia Pontificia de San Miguel La iglesia pontificia de San Miguel, en la calle de San Justo, se levantó entre 1739 y 1745 sobre el solar del antiguo templo medieval de los Santos Justo y Pastor, que había sido derribado a finales del siglo XVII. La construcción fue costeada por el infante-cardenal don Luis, arzobispo de Toledo, y se completó con el palacio arzobispal colindante. El arquitecto que finalmente proyectó la iglesia fue el italiano Santiago Bonavia, que -en la línea de los modelos italianos del siglo XVII- consigue hacer de este templo uno de los más peculiares del barroco madrileño. Destaca en primer lugar la llamativa fachada convexa, inspirada en la colegiata de la Granja de Andrea Procaccini, y decorada con las figuras alegóricas de la fe, la esperanza, la caridad y la fortaleza. La estructura interior, de una sola nave, y la exultante decoración rococó configuran un espacio asombroso, en el que destacan los arcos entrelazados de las bóvedas -en desuso desde tiempos de los árabes-, y las dos cúpulas decoradas con frescos de Bartolomé Rusca y los hermanos González Velázquez. En el altar mayor sobresale el lienzo de Alejandro Ferrant, del XIX, bajo los dos ángeles esculpidos por Pedro Hermoso en ese mismo siglo. Los muros curvados de las capillas laterales repiten formas cóncavas y convexas.

Dirección: San Justo, 4

Portal de Cofreros Saliendo de la Plaza Mayor por la calle Toledo, nos encontramos a ambos lados con el Portal de Cofreros, llamado así por albergar durante el antiguo Régimen a los comerciantes de dicho gremio, sustituidos hoy en día por numerosas tiendas de numismática. Aunque ya Juan Gómez de Mora realizó la ordenación de dicha zona, los edificios actuales corresponden al proyecto que Juan de Villanueva hizo para la reconstrucción de la Plaza Mayor tras el incendio de 1790. El resultado fue la construcción de dos edificios de viviendas de tres plantas con fachadas uniformes a la calle Toledo y que en su parte baja presentaban soportales con pilares adintelados.

Dirección: Calle Toledo 1-7 y 2-14.

Restaurante sobrinos de Botín Esta casa fue fundada en 1725 para dar hospedaje y alojamiento a los muchos inmigrantes y viajeros que llegaban a la Corte. Con posterioridad, la familia Botín se hizo cargo del negocio y en 1860 lo transformó en pastelería. Los pasteles y comidas que se elaboraban en Casa Botín debían ser de excelente calidad y muy apreciados por los madrileños, como así nos relata Pérez Galdos en su «Fortunata y Jacinta».


En 1920 se hizo cargo del negocio la familia González y siguió empleando para sus asados y pasteles un horno centenario decorado con azulejos que todavía hoy se mantiene incombustible. El restaurante cuenta en la actualidad con cinco comedores dispuestos en sus tres plantas y sus más de 60 empleados siguen trabajando para hacer de este lugar uno de los más emblemáticos de la ciudad.

Dirección: Cuchilleros, 17.

Palacio Arzobispal Situado entre las calles de la Pasa y de San Justo, fue construido en el siglo XVIII como residencia del Arzobispo de Toledo en Madrid, a instancias del cardenal infante don Luis de Borbón y del cardenal Lorenzana. Cuando el 7 de marzo de 1885 se constituyó la Diócesis de Madrid-Alcalá, pasó a ser la residencia del Obispo matritense, siendo el primero en habitarlo el tristemente famoso Narciso Martínez Izquierdo, primer obispo de Madrid, y que fue asesinado el domingo de Ramos de 1886 a las puertas de la entonces Catedral de San Isidro. Sus dependencias albergaron al Seminario Conciliar de Madrid hasta 1907, año en que finalizaron las obras del nuevo edificio de las Vistillas. Actualmente es la residencia del Arzobispo y cardenales de la ya Archidiócesis matritense. En cuanto al edificio, se trata del típico ejemplo de la arquitectura madrileña del segundo tercio del siglo XVIII, de sencillas trazas y con presencia de las características “orejeras” del barroco madrileño. Destaca sobre todo la portada de piedra que da al pasadizo del Panecillo, el cual la separa de la Iglesia Pontificia de San Miguel. En su interior se custodia un interesante conjunto de obras de arte entre las que destaca un arca de finales del siglo XIII, realizada en madera recubierta de cuero, y que el rey Alfonso VIII donó para poner en ella el cuerpo de San Isidro.

Dirección: Calle de la Pasa, 1.

Palacio del Conde O’Reilly Fue proyectado por el arquitecto Pedro Hernández en 1725 para residencia de las religiosas del convento del Santísimo Sacramento, que entonces se encontraba en la misma manzana y del que sólo se conserva la iglesia al final de la misma calle. A comienzos de la década de 1980 fue adquirido por el Ayuntamiento y el arquitecto Joaquín Roldán Pascual lo sometió a una profunda reforma, vaciando por completo el interior con objeto de servir para oficinas municipales, en la actualidad de la Delegación Municipal de Hacienda, Rentas y Patrimonio. Del antiguo edificio sólo queda la fachada principal, realizada originalmente en ladrillo con un estilo sencillo donde lo más destacado son las dovelas que componen las puertas y los dinteles de los balcones.


Dirección: Sacramento 3 y 5, c/v Rollo, 5.

Palacio del Marqués de Camarasa En una manzana independiente delimitada por las calles Mayor, Traviesa, Sacramento y Duque de Nájera se construyó esta casa palacio entre los siglos XVI y XVII. La amplitud del solar permitió construir la parte noble de la casa por el frente de la calle Mayor y ubicar un jardín en su parte trasera, a su vez preservado del exterior por gruesos muros de ladrillo. El edificio fue construido en ladrillo sobre sillería de piedra, con pocos elementos decorativos y rematado por dos torreones laterales, de forma similar a las construcciones herrerianas. Presenta diferente altura entre la fachada de la calle Mayor y la de sus laterales debido a que el solar esta orientado en dirección Norte-Sur y se adapta al desnivel de terreno que va en sentido descendente hacia la calle del Sacramento. Esto es lo que explica que la fachada principal sólo tenga dos plantas mientras que el resto del edificio tiene tres por la prolongación ascendente del sótano. Desde sus orígenes ha sido utilizado como residencia nobiliaria, pues sabemos que fue habitado por el Marqués de Falces y de Cañete en el siglo XVIII y posteriormente por los Marqueses de Camarasa. En 1817 se encargó al arquitecto Fermín Pilar Díaz la restauración de la fachada, de la que sigue conservando gran parte del proyecto original y en la que cabe destacar la sencillez de su portada, flanqueada por dos columnas dóricas y triglifos, y rematada por una balconada corrida del piso principal. A mediados del siglo XIX el palacio se convirtió en la sede del Gobierno Civil o Político, creado en 1849 como la máxima autoridad en la provincia de todos los ramos de la administración civil. Desde entonces ha estado vinculado a la vida política y hoy en día sus dependencias son utilizadas por la corporación municipal.

Dirección: Mayor, 69.

Estatua de Álvaro de Bazán Situada sobre el solar de una antigua fuente, está dedicada a don Álvaro de Bazán, primer marqués de Santa Cruz y Capitán General de las Galeras de España durante el reinado de Felipe II. Como marino participó con arrojo y valentía en la batalla de Lepanto contra la flota turca el 7 de octubre de 1571. Erigida por iniciativa particular, fue realizada en bronce por Mariano Benlliure tomando como modelo la conocida escultura de Carlos V, obra de León Leoni. También es de destacar el pedestal de mármol, en cuyas esquinas hubo originalmente cuatro delfines de bronce, y que fue realizado por el propio Benlliure en colaboración con el arquitecto Miguel Aguado. En el frente principal, y entre una corona de palma, se ve la inscripción Don Álvaro de


Bazán, mientras que en el lado opuesto del pedestal se leen las redondillas que Lope de Vega dedicó a don Álvaro: El fiero turco en Lepanto / en la Tercera, el francés / y en todo el mundo el inglés, / tuvieron de verme espanto. Rey servido y patria honrada / dirán mejor quién he sido / por la cruz de mi apellido / y por la cruz de mi espada. La estatua fue inaugurada por la reina regente María Cristina el 13 de diciembre de 1891. Dirección: Plaza de la Villa, s/n

Casa Palacio del Conde de Miranda Compartiendo manzana con la Basílica Pontificia de San Miguel, la antigua iglesia de los Santos Justo y Pastor, se encuentra esta casa palacio que se construyó en el siglo XVIII para residencia del Conde de Miranda del Castañar. Esta casa palacio, bastante tosca en su aspecto exterior, presenta la típica estructura de las residencias y casas solariegas de la nobleza, con la planta baja adecuada para las dependencias domésticas y de los criados y la planta principal destinada a albergar la propia residencia. Previamente a su construcción el conde tuvo que adquirir las dos casas que había en el solar, una de ellas la compuso con una carga fiscal de 1500 maravedíes en 1733 y la otra la adquirió sin carga fiscal, pues había sido liberada en 1652 por Lorenzo de Mendoza y Juana de Castilla. Esta segunda casa fue habitada en el siglo XVI por Rodrigo e Iñigo de Cárdenas Zapata, este último Alférez Mayor de Madrid, embajador del rey en Venecia y París, parientes de unos Condes de Miranda del Castañar que ya entonces habitaron en este lugar con gran número de criados, como así se desprende de las Matrículas de Comunión y Confesión que se realizaron en la corte en el año 1597.

Dirección: Plaza del Conde de Miranda, 1.

Casa y Torre de los Lujanes Ubicadas en la plaza de la Villa, la Casa y Torre de los Lujanes es una casa-palacio de finales del siglo XV, que constituye una de las escasas muestras arquitectónicas del Madrid de aquel tiempo que han subsistido hasta nuestros días. La planta es de forma irregular y se distribuye en torno a un gran patio central. En la fachada de la casa, de estilo gótico, se puede contemplar el escudo de sus antiguos propietarios, la familia Luján. La torre, con aparejo mixto de mampostería y ladrillo, es sin duda uno de los elementos más característicos de la plaza de la Villa; presenta una puerta lateral con arco de herradura apuntado que da a la calle del Codo y en época de Fernando VII fue elegida por su altura para instalar sobre ella un telégrafo óptico. Una tradición no documentada asegura que en 1525 el palacete fue cárcel provisional de rey francés Francisco I tras su derrota en la batalla de Pavía. El edificio ha experimentado abundantes reformas. La restauración a la que se sometió entre 1910 y 1912 -a cargo del arquitecto Luis Bellido y que fue común a toda la plaza de la Villa-, devolvió a la Casa y Torre de los Lujanes su aspecto original, al eliminarse el revoco y las almenas "postizas" con que habían sido adornadas en el siglo anterior. Su interior acoge en la actualidad las sedes de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y de la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País. Dirección: Plaza de la Villa, 2.

Ayuntamiento de Madrid La Casa de la Villa, sede del Ayuntamiento de Madrid, se encuentra en la plaza de la Villa, un espacio en el que también se levantan otros dos edificios singulares: la Casa de Cisneros y la Casa y Torre de los Lujanes. El


concejo municipal celebraba sus sesiones en la desaparecida parroquia de El Salvador, en la calle Mayor, hasta que bien entrado el siglo XVII e instalada ya la Corte en Madrid, se considera la necesidad de dotar al Ayuntamiento de una sede apropiada. El maestro mayor de la Villa, Juan Gómez de Mora, comenzó la construcción en 1644 y a éste le sucedió en 1648 su discípulo José de Villarreal. En 1690 Teodoro Ardemans decoró las paredes del llamado Patio de Cristales, por estar cubierto con una gran vidriera, y en 1692, año en que terminó la primera fase de las obras, Antonio Palomino pintó los frescos de la bóveda del salón de Plenos. Otras estancias destacadas del edificio son el salón de Goya; la capilla, que también cuenta con frescos de Palomino; y la gran escalera central. En 1789, Juan de Villanueva realizó la columnata de orden jónico de la calle Mayor. La fachada principal de granito y ladrillo cuenta con dos portadas, decoradas por José del Olmo y Teodoro Ardemans, debido a la inicial función doble que el edificio iba a tener: cárcel y concejo. Ambos extremos de la Casa de la Villa se rematan con torres cubiertas con pizarra, al igual que los tejados. Estos elementos confieren al Ayuntamiento una de las estampas más representativas del Madrid de los Austrias.

Dirección: plaza de La Villa, 5.

Palacio del Cordón Algunos autores y arquitectos han considerado que este palacio barroco fue construido durante los dos primeros tercios del siglo XVIII. Sin embargo, gracias a un estudio de las licencias municipales que se conservan en el Archivo de Villa, hoy podemos saber que fue en 1692 cuando el ayuntamiento dio licencia a Cristóbal de Alfaro para construir unas casas en la entonces calle de Tentetieso, hoy calle del Doctor Letamendi. Y es que no por casualidad en la «Planimetría General de Madrid» de 1750 aparece la manzana número 178, que es donde se encuentra este palacio, como propiedad de José Alfaro, heredero del anterior. Es un edificio que presenta dos alturas y planta baja en su parte frontal, mientras que gana altura en los laterales para salvar el desnivel de las calles del Doctor Letamendi y del Cordón. Es de trazas sencillas y equilibradas, con un gusto por la simetría en la disposición de vanos, balcones y rejerías. El conjunto esta centrado entorno a una sencilla portada que sirve de eje y en la que destacan las características “orejetas” típicas del barroco madrileño. Entre los personajes ilustres que lo habitaron figuran los políticos Manuel Becerra y Alberto Aguilera, este último alcalde de Madrid.

Dirección: Plaza del Cordón, 1.


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