EL ITINERARIO CULTURAL DEL GALEÓN DE MANILA ARTE Y CULTURA MÉXICO-FILIPINAS
450 aniversario del tornaviaje del galeón de manila al puerto de acapulco, méxico, 1565-2015 una
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Compilador Juan Antonio Siller Camacho
colección patrimonio cuauhnáhuac
ÍNDICE
COLECCIÓN PATRIMONIO CUAUHNÁHUAC Primera edición 2015 El Itinerario Cultural del Galeón de Manila Arte y Cultura México-Filipinas 450 aniversario del Tornaviaje del Galeón de Manila al puerto de Acapulco, México 1565-2015 Una mirada desde Cuernavaca © Ayuntamiento de Cuernavaca © Seretaría de Desarrollo Social © Conaculta © Instituto de Cultura de Cuernavaca, Morelos 2015 V Ciclo de conferencias 2015 Recuperando nuestro patrimonio cultural compartido. La ruta cultural del Galeón de Manila. Arte y cultura México-Filipinas. Sede en el Museo Regional Cuauhnáhuac, Palacio de Cortés, Auditorio “Juan Dubernard”, Centro INAH Morelos Cuernavaca, Morelos, México, con el apoyo de la Embajada de Filipinas en México. Compilador y coordinador académico Juan Antonio Siller Camacho Fotografía 3Ríos: Adalberto Ríos Szalay, Adalberto Ríos Lanz y Ernesto Ríos Lanz José Miguel Rueda de la Peña Coordinación editorial Gustavo Garibay L. Corrección de estilo Marta Roa y Nora Brie Gowland Supervisión editorial Nora Brie Gowland Diseño Julia Jayme Salas
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Presentación Dr. Jorge Morales Barud
ISBN en trámite Queda hecho el depósito legal que establece la ley. Prohibida la reproducción parcial o total de la obra sin autorización de todos los que aquí poseen derechos.
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Mensaje del Embajador de Filipinas en México Excelentísimo Sr. Embajador Catalino Reinante Dilem, Jr.
Esta obra y sus características son propiedad del Ayuntamiento de Cuernavaca, Morelos www.cuernavaca.gob.mx
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Introducción Juan Antonio Siller Camacho
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I. La ruta cultural del Galeón de Manila Museo Regional Cuauhnáhuac, Palacio de Cortés Juan Contreras de Oteyza
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II. La ruta cultural del Galeón de Manila Adalberto Ríos Szalay
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III. El Galeón de Manila de Baja California Roberto Junco
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IV. Primeras exploraciones en el Mar del Sur de México, Baja California y las costas de México en el siglo XVI y el itinerario del Galeón de Manila al puerto de Acapulco Juan Antonio Siller Camacho
Agradecimientos Carolina Alvarado García; Georgina Abud; Vanesa Isabel Casillas Martínez; Margarita Estrada Serrano; Jazmín Anahí García Valadez; Graciela Gómez Ascencio; Carolina Elizabeth Gómez Rodríguez; Alejandra González Segura; Marisa Gutiérrez Sánchez; Fernando Edmundo Hidalgo Domínguez; Rigoberto Landa Gil; Karla Martínez; Francisco Martín Pérez Braga; José María Castellanos Elías; Patricia Guadalupe Piña Gaona; Patricia Salas; Arnulfo Rayón Hidalgo; Arnulfo Sánchez Valdovinos; Yadhira Silva Díaz. Un agradecimiento especial al Dr. Francisco López Morales, Director de Patrimonio Mundial del Instituto Nacional de Antropología e Historia, INAH-Conaculta, y a Editorial Porrúa, sin cuyo apoyo no habría sido posible la realización de esta obra conmemorativa. Ejemplar para distribución gratuita. “Este programa es público ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa”. Quien haga uso indebido de los recursos de este programa deberá ser denunciado y sancionado de acuerdo con la ley aplicable y ante la autoridad competente.
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V. Los astilleros y la construcción naval en México y las Filipinas Marcelo Adano Bernasconi
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XIII. Nueva España y Filipinas: compartiendo historia de cada lado del Pacífico Thomas Calvo
VI. Arquitectura militar y asentamiento en Acapulco, Guerrero Manuel Ignacio Ruz Vargas
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VII. El fuerte de San Diego. Una fortaleza para la defensa de las costas de la Mar del Sur Marcelo Adano Bernasconi
XIV. La relación literaria entre Filipinas y México, una historia oculta Xalbador García
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VIII. La ruta de las especias: presencia de Filipinas y México en la gastronomía mundial Marco Julio Celorio
XV. La ciudad de Tagaytay en la provincia de Cavite, Filipinas, y su hermanamiento con la ciudad de Cuernavaca, Morelos Juan Antonio Siller Camacho
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IX. El proceso de cristianización en México y Filipinas: una identidad compartida Cristina Barrón Soto
XVI. Las “Ciudades Hermanas” de México y Filipinas para la integración cultural de sus patrimonios culturales compartidos Juan Antonio Siller Camacho
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XVII. Programa de Radio UAEM “Recuperando nuestro Patrimonio Cultural” Marga Aguirre Castillo
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XVIII. Pintura y sincronicidad entre México y Filipinas Semblanza de Manuel Baldemor
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XIX. México y Filipinas. Referencias bibliográficas Juan Antonio Siller Camacho
X. Fray Felipe de Jesús, primer santo mexicano Valentín López González Aranda XI. El caso de la bígama María de Villanueva Puebla de los Ángeles, 1643-1645 Agnieska Dilawerska de Lagarde XII. Crónica del maestro Cándido Díaz, de origen filipino, en Jojutla de Juárez, Morelos, durante el siglo XIX Guillermo Mañón
PRESENTACIÓN
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on especial interés, el gobierno municipal de Cuernavaca siguió el ciclo de conferencias “El itinerario cultural del Galeón de Manila. Arte y cultura México-Filipinas” que, con motivo del 450 aniversario del histórico tornaviaje de Manila a Acapulco, se celebró en el Museo Cuauhnáhuac de nuestra ciudad capital.
El evento convocó a un nutrido auditorio durante 18 semanas, dada la presencia de un connotado grupo de especialistas de diferentes partes de nuestro país, hecho que por sí solo patentiza la trascendencia y significación que tal proceso tuvo en el devenir de México. La presencia del embajador de Filipinas en nuestro país, Excelentísimo Sr. Catalino R. Dilem, honró el ciclo y manifestó el interés sobre el hecho histórico que existe también del otro lado del océano más grande del planeta. Los cuernavacenses acudieron a las conferencias incentivados por un tema directamente relacionado con la historia de nuestra ciudad. Cuernavaca no sólo fue sitio de tránsito de los séquitos, que una o dos veces al año constituían uno de los eventos más esperados del México novohispano; nuestra ciudad fue centro de decisiones relacionadas con las exploraciones; en su convento de la Asunción se hospedó Miguel López de Legazpi, fundador de Manila y primer gobernador de la Capitanía General de Filipinas; el hoy Jardín Borda fue centro de aclimatación de las especies botánicas traídas por el galeón y los muros de su catedral atestiguan el martirio de San Felipe de Jesús, cuando regresaba de Manila hacia nuestras costas. El Museo Cuauhnáhuac exhibe hermosas piezas de cerámica, marfil e imaginería que, desde siempre, fueron motivos de admiración y que de notan que Filipinas no sólo era un centro de creación, sino de confluencia de corrientes culturales asiáticas. Cuernavaca se ha unido a la celebración del 450 aniversario de un hecho esencial en la historia de la humanidad, del que forma parte: la vinculación de los continentes y el nacimiento del mundo moderno. Nuestras dos naciones juga-
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Mensaje del Embajador de Filipinas en México
ron un papel fundamental, no sólo por su posición estratégica, sino por el vigor cultural que les permitió ser protagonistas de un evento de la historia tan trascendente como los viajes de Marco Polo, Vasco da Gama o Magallanes. El gobierno municipal de Cuernavaca decidió publicar esta obra porque su política cultural le obliga a reconocer los eventos significativos que se gestan en su comunidad, en este caso el análisis de un acontecimiento pretérito cuyos efectos siguen presentes y marcan necesarias acciones para el futuro. Cuernavaca reivindica la necesidad de estudiar la historia para entender la vinculación, en esta ocasión, de episodios compartidos que se plasman en las palmas de coco que engalanan nuestro paisaje, en los mangos, en ciertas prácticas y variedades de arroz asiático, en las palapas o con la presencia de un tepozteco combatiendo por la libertad de Filipinas en la Segunda Guerra Mundial. La publicación que presentamos reafirma el carácter cosmopolita de nuestra ciudad y nuestra intención de seguir indagando sobre la interacción y préstamos culturales de nuestros pueblos y la necesidad de continuar construyendo nuestra historia común. Jorge Morales Barud Presidente Municipal de Cuernavaca
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uiero empezar primero por agradecerle a usted, Dr. Juan Antonio Siller Camacho, Coordinador Académico del V Ciclo de conferencias: Recuperando nuestro patrimonio cultural compartido. La ruta cultural del Galeón de Manila. Arte y cultura México- Filipinas; al Lic. Luis Juan Contreras de Oteyza, Director del Museo Regional Cuauhnáhuac, Palacio de Cortés, y a los distinguidos miembros del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de la Ciudad de Cuernavaca, Morelos. Ustedes han sido siempre solidarios para organizar estos eventos, y sin duda han sido muy optimistas en sus trabajos respectivos para expresar lo mucho que tiene México que mostrar y que podemos intercambiar como dos naciones. Quiero darles también la más cordial bienvenida a los otros distinguidos invitados y a nuestros amigos apasionados por las artes, la cultura y la historia. Es un gusto siempre estar en compañía de gente como ustedes. El día de hoy estamos aquí para inaugurar el V Ciclo de conferencias: Recuperando nuestro patrimonio cultural compartido. La ruta cultural del Galeón de Manila. Arte y cultura México-Filipinas, un ejemplo de la promoción de las artes que nos permite proyectar de una mejor manera el patrimonio histórico-cultural muy rico que nuestros dos países comparten. Al respecto, sería imposible abordar esta historia compartida entre Filipinas y México, sin reiterar la importancia del mítico Galeón de Manila, un galeón que creó una de las rutas marítimas más duraderas y un original sistema de transacción comercial desde los finales del siglo XVI hasta los principios del XIX, que no solo unió a Filipinas y México sino al resto del mundo también. Este ciclo de conferencias que se inaugura hoy con la presentación de una reliquia muy valiosa de origen filipino, en la forma de un cañón prestado por el arqueólogo Roberto Junco, es un testa-
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Introducción
mento más con el que seguimos fortaleciendo estos vínculos de amistad y de cooperación para el beneficio mutuo de nuestra gente. Se ha dedicado un año entero para este ciclo de conferencias y cuenta con una gran variedad de actividades y temas con el fin de aunar los intereses de todos para que se puedan redescubrir, revivir y, sobre todo, experimentar de primera mano la cultura compartida entre Filipinas y México. Tengo la confianza que los lazos económicos, políticos y culturales existentes entre nuestra gente, a través de esta serie de conferencias en Cuernavaca, continuarán y se fortalecerán. De nuevo, les agradezco mucho su participación y presentación a este acontecimiento y espero que ustedes participen de los otros eventos programados para este ciclo de conferencias. Gracias. Excelentísimo Sr. Embajador Catalino Reinante. Dilem, Jr. Embajador de Filipinas en México
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na mañana del 21 de noviembre de 1564, un grupo de navegantes, al mando de Miguel López de Legazpi y el agustino Fray Andrés de Urdaneta, parte desde del sitio conocido como Barra de Navidad, Jalisco, rumbo a la mítica Isla de las Especias llegando, en febrero de 1565, a una de las islas de lo que hoy conocemos como archipiélago de las Filipinas. El navegante agustino Urdaneta retoma el viaje de regreso en la búsqueda de una ruta al continente americano que hasta ese momento no se conocía, a pesar de numerosas expediciones que habían fracasado anteriormente. En esa búsqueda, tomó un nuevo rumbo hacia una latitud más al norte y aprovechando las corrientes del Japón conocidas como Kuro Shivo, logró, después de una larga navegación, encontrar costas al norte de california y bajar hasta el puerto de Acapulco, arribando en este “tornaviaje” el 8 de octubre de 1565. El 450 aniversario 1565-2015 de este “tornaviaje”, que por primera vez arribó a las costas americanas, se celebra el 8 de octubre de este año. Por tal motivo, a lo largo de 2015 hemos realizado un ciclo de conferencias bajo el título “El itinerario del Galeón de Manila. Arte y cultura México–Filipinas”, con sede en el Museo Cuauhnáhuac, también llamado Palacio de Cortés, en Cuernavaca, Morelos, con la participación de una amplio número de especialistas en diversos aspectos históricos, culturales y artísticos que presentamos en esta publicación de manera sintetizada en cada una de las colaboraciones. El Ciclo inicia con el mensaje del Excelentísimo Sr. Catalino Reinante Dilem Jr., Embajador de Filipinas en México. Juan Contreras de Oteyza, Director del Museo Cuauhnáhuac, comenta la importancia de esta ruta y el valioso acervo que conserva el museo en una sala dedicada al Galeón de Manila. El fotógrafo Adalberto Ríos Szalay nos descubre en imágenes este intercambio cultural y la presencia filipina y asiática en muchos de nuestros objetos y en tradiciones cotidianas, en las costas del Pacífico y en México. Roberto Junco, investigador de la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH, nos comparte los trabajos de prospección y excavación arqueológica en
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las costas de la península de Baja California, que ha realizado a lo largo de más de diez años, documentando y estudiando uno de los naufragios más importantes disperso a lo largo de esta costa y la datación de sus materiales y artefactos arqueológicos. Por su parte, Juan Antonio Siller Camacho narra de manera histórica la importancia que estas primeras exploraciones tuvieron en el área marítima y de las costas del Mar del Sur, como era conocido el Océano Pacífico, a cargo de Hernán Cortés y de sus subalternos. La narración sobre el establecimiento de los primeros astilleros para la construcción naval en México y Filipinas, estuvo a cargo de Marcelo Adano Bernasconi, Director del Museo Naval de Acapulco, AC. La importancia de las primeras construcciones militares en el puerto de Acapulco, así como de puntos de defensa de las bahías de Acapulco, fue documentada por Manuel Ignacio Ruz Vargas, investigador y catedrático de la Universidad Autónoma de Guerrero y miembro del Comité Científico de Arquitectura Militar del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS, por sus siglas en inglés), sede México. La fortificación de San Diego para la defensa de las costas de la Mar del Sur, es retomada también por Marcelo Adano Bernasconi. No podemos dejar de mencionar los importantes préstamos en la gastronomía de ambas culturas y su fusión a través de las nuevas especias que arribaron o salieron en ambos continentes, la cual es descrita por el chef Marco Julio Celorio.
reactivación como un hecho fundamental para rehacer esta relación cultural, es retomada por Juan Antonio Siller Camacho, con algunas propuestas para una mejor relación y vinculación académica. También describe y analiza otras ciudades hermanas entre México y Filipinas destacando de igual manera la necesidad de establecer una integración cultural de sus patrimonios compartidos. La presencia de la radio de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) y la importancia que ésta guarda en un proceso de difusión cultural, es presentada por Marga Aguirre Castillo, en su programación “Recuperando nuestro Patrimonio Cultural”, colaboración conjunta entre el INAH y la UAEM que se ha mantenido por más de doce años continuos. La pintura y la sincronicidad entre México y Filipinas realizada en la valiosa obra pictórica del maestro Manuel D. Baldemor, en diversos ámbitos internacionales y particularmente en Filipinas, con muestras y exposiciones en México a partir del año pasado y las que se presentarán en esta celebración del 2015, completa las colaboraciones en el ámbito artístico y cultural de esta obra. Agradecemos a las autoridades de Cultura del Municipio de Cuernavaca, el apoyo para su publicación. Juan Antonio Siller Siller Camacho
El proceso de cristianización entre ambos sitios dio una importante identidad compartida, estudiada a lo largo de muchos años por Cristina Barrón Soto, catedrática de la Universidad Iberoamericana y coordinadora del Centro de Estudios y Cooperación México-Filipinas. San Felipe de Jesús, primer santo mexicano es estudiado por Valentín López González Aranda, cronista de la ciudad de Cuernavaca. Casos de personajes como María de Villanueva y los sucesos en Filipinas y México, son desarrollados por Agnieska Dilawerka de Lagarde, historiadora especialista en Filipinas, egresada de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Una crónica de Cándido Díaz, de origen filipino, y sus actividades en el municipio de Jojutla, Morelos, es el tema de estudio del cronista de Jojutla, Guillermo Mañón Cerrillo. Thomas Calvo analiza, desde una perspectiva histórica, los sucesos en ambos lados del Pacífico, en la Nueva España y Filipinas. La parte literaria y su relación entre ambos países, en lo que denomina una historia oculta, es presentada por Xalbador García en un estudio e investigación detallada. La ciudad de Tagaytay, en la provincia de Cavite, Filipinas, se ha hermanado con la ciudad de Cuernavaca y la necesidad de su
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LA RUTA CULTURAL DEL GALEÓN DE MANILA Museo Regional Cuauhnáhuac - Palacio de Cortés Juan Contreras de Oteyza2
A pocos días se fue desde México a una villa de su marquesado que se dice Cornavaca, y llevó a la marquesa, e hizo allí su asiento, que nunca más lo trajo a la ciudad de México. Bernal Díaz del Castillo
EL MUSEO
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no de los episodios más relevantes de la Conquista de México, perpetrada por los españoles en el siglo XVI, fue la incursión de Hernán Cortés hacia diciembre de 1520 en Cuauhnáhuac, centro ceremonial y de tributo de la cultura Tlahuica. El conquistador emprendió importantes proyectos que beneficiaron de manera significativa el desarrollo de lo que hoy conocemos como Cuernavaca. En 1526, ordenó la construcción de un palacio sobre los restos de una pirámide, a imagen y semejanza del alcázar construido en Santo Domingo, República Dominicana, para don Diego Colón. El emblemático Palacio de Cortés ha tenido a lo largo de sus casi cinco siglos de existencia, muy diversos usos. Durante los primeros 100
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años fue sede de la encomienda del Marquesado del Valle de Oaxaca y residencia del conquistador y sus descendientes. Posteriormente fue abandonado y ocupado por diferentes gremios de artesanos. En 1747 se restaura para establecer allí la Real Cárcel de Cuernavaca, en donde fue recluido en 1815 el prócer de la patria, don José María Morelos y Pavón; también se utilizó como prefectura de Cuernavaca, oficinas temporales del emperador Maximiliano de Habsburgo y sede del gobierno estatal. En 1971 el gobierno local transfiere el recinto al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), para ser habilitado como museo. 2
Director del Museo Regional Cuauhnáhuac-Palacio de Cortés, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Centro Morelos, en la ciudad de Cuernavaca, Morelos.
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El 1 de febrero de 1974 se abren las puertas de este espacio, en el que se alberga una importante colección de objetos de valor histórico y artístico que describen e ilustran el devenir de la región. El Palacio de Cortés es un referente del patrimonio arqueológico, histórico y artístico. El sentido de apropiación que provoca el espacio entre los morelenses y los visitantes, lo posiciona como un icono de la ciudad capital y del estado y como un emblema de alto valor simbólico para todos. El museo es un catalizador de procesos de desarrollo humano que ha favorecido el conocimiento del patrimonio material e inmaterial en beneficio de la sociedad, al estructurar y generar activos culturales como el turismo. Su instauración ha sido fundamental tanto para la protección y conservación de nuestro patrimonio como para el desarrollo del estado de Morelos. El recorrido por sus 22 salas nos introduce al devenir histórico de nuestro país. Los episodios cronológicamente expuestos, nos permiten reconocer las rutas de migración que se calcula siguieron nuestros antepasados para la conformación de Mesoamérica; podemos apreciar evidencias paleontológicas de los primeros pobladores y piezas arqueológicas que permiten adentrarse en las culturas del preclásico, clásico y postclásico. La visita por la planta alta del edificio, empieza con la reseña de los primeros contactos entre Europa y América, el sistema tributario, la llegada de Hernán Cortés, la evangelización,
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el establecimiento de un fructífero intercambio de productos y elementos culturales de origen asiático, el progreso de la industria, la guerra de independencia, la prosperidad económica del Porfiriato, la Revolución zapatista de 1900 y en la última sala se da cuenta de la cultura campesina de los pueblos morelenses. El recorrido concluye con el mural del pintor mexicano Diego Rivera, realizado entre 1929 y 1930, titulado Historia de Morelos, Conquista y Revolución, obra de arte que sintetiza plásticamente los episodios de la historia acontecidos en el estado.
Códice Muñoz Camargo. La diáspora tlaxcalteca acompañando a los españoles, incluso a las Filipinas, donde dejaron su impronta
LA RUTA CULTURAL DEL GALEÓN DE MANILA Fueron muchos los especialistas que, capitaneados en su momento por el arqueólogo Jorge Angulo Villaseñor en los años setenta del siglo pasado, decidieron los contenidos que a su entender debían ser incluidos en el guión científico del museo. Así, se determinó la necesidad de dedicar un espacio a la relación de nuestro país con el Oriente, sumado a la importancia de la ciudad de Cuernavaca con su estratégica ubicación geográfica en esta transitada ruta comercial que tanto favoreció culturalmente a ambos pueblos. La Sala Cuatro de la planta alta del museo está dedicada al Galeón de Manila o la Nao de China, al comercio marítimo entre la Nueva España y Filipinas y al valor que tuvieron estas rutas para extender la conquista española hacia otras regiones de nuestro continente, a partir del Tratado de Tordesillas (compromiso suscrito entre España y Portugal, que establece el reparto de las zonas de navegación, emitido por el Papa Alejandro VI). Con tan sólo 30 piezas de gran calidad artística, entre las que sobresale una escribanía del siglo XVIII con escenas orientales decorándola, piezas de cerámica, de marfil, y espadas de acero finamente adornadas, podemos advertir las influencias culturales entre mexicanos y filipinos como los fuegos artificiales, las peleas de gallos, adornos de papel de china, la guitarra y la flauta, los bailes, sones y jarabes, pero sobre todo, el puente de aculturación cristiana occidental.
Miguel López de Legazpi
Los museos son entidades en donde se trabaja fundamentalmente a partir de lo que desconoce gran parte de la sociedad, en ellos se genera el encuentro y la reflexión alrededor de la diversidad cultural y el proceso de formación de identidades. Ahora bien, en la actualidad el acercamiento con la población implica para un mu-
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seo desarrollar su orientación social más allá de la conservación y exhibición de objetos; conlleva ampliar su misión para complacer el interés de un público cada vez más diverso y exigente. A 41 años de su fundación, el Museo Regional Cuauhnáhuac-Palacio de Cortés, es, por escencia, principio de compromiso con la sociedad y base del conocimiento y reconocimiento de la diversidad cultural. Por ello, por quinto año consecutivo, es sede de un ciclo de conferencias relacionadas con la recuperación del patrimonio cultural compartido, organizado por el Dr. Juan Antonio Siller Camacho, investigador del Centro Regional INAH Morelos y coordinador académico de esta actividad. Celebramos que para este año, en el marco de la conmemoración de los 450 años del tornaviaje, se haya decidido navegar atrayendo al mayor número de tripulantes a partir del tema de la ruta del Galeón de Manila, y nos congratulamos del interés mostrado y el apoyo conferido por las autoridades de la Embajada de Filipinas en nuestro país para emprender este viaje. Este reencuentro entre Cuernavaca y aquel lejano y enigmático país, favorece extraordinariamente el reconocimiento de nuestros pueblos y nos permite reafirmar lazos que nos conciben tan diferentes pero con tantas similitudes; celebramos por ello e invitamos a nuestros visitantes a navegar con estas actividades hacia otros puertos y reconocer nuestra integridad como mexicanos en un mundo cada vez más cosmopolita.
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II LA RUTA CULTURAL DEL GALEÓN DE MANILA Adalberto Ríos Szalay3
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l espíritu emprendedor de las dos naciones que comparten la península ibérica y sus notables acciones de exploración, lograron que a finales del siglo XV y comienzos del XVI se sumaran una serie de hazañas de navegación que por primera vez en la historia permitieron a los seres humanos tener una visión de su carácter global. España y Portugal lograron que se completara la dimensión planetaria, hecho que se rememora en la puerta marítima de Lisboa, en la desembocadura del Tajo, con el Monumento a los Descubrimientos. Además de los afanes mercantiles que impulsaron a la búsqueda de las especias, la vinculación de los continentes significó el más importante evento social y cultural de la historia y el nacimiento del mundo moderno. En todo lo anterior dos naciones jugaron un papel fundamental, no sólo por su posición estratégica sino por su vigor cultural que les permitió ser protagonistas más allá de encrucijadas: México en América y Filipinas en Asia, unidas por el océano más grande del mundo. Durante décadas he utilizado la fotografía como herramienta para observar y capturar elementos que me permitan aproximarme a la magnificen-
cia de la biodiversidad de nuestro planeta y las cualidades de la pluralidad cultural. Lo anterior para intentar aportar, con la modestia del caso, elementos que sumen a la unidad en la diversidad de nuestras regiones. Me interesa registrar elementos de nuestra historia compartida, por eso al viajar a España voy al encuentro lo mismo de los palacios de los Moctezuma como de los pueblos de Benavente, de Sahagún, la tierra de Vasco de Quiroga, la de Cortés o la de Bernal Díaz del Castillo. Hace dos años, al realizar una visita de trabajo al País Vasco, vi en el mapa que me encontraba cerca de Zumárraga y quise conocer la tierra de Fray Juan, sin embargo, de éste no encontré absolutamente nada, pero justo en la plaza de armas del pueblo me topé con un monumento a Miguel López de Legazpi, primer gobernador de la Capitanía General de las Filipinas, ligada administrativamente a la Nueva España. Sin proponérmelo encontraba un elemento más de la historia común con Filipinas. 3
Fotógrafo profesional especializado en la biodiversidad y pluralidad cultural de América Latina. Galardonado por la UNESCO con el Premio Mundial a la Excelencia Fotográfica y por el Ministerio del Patrimonio Cultural de Hungría.
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En diversas partes de México he encontrado ligas con Filipinas, empezando por nuestra propia ciudad, como el convento de la Asunción donde estuvo Legazpi en su camino al archipiélago. Los muros del templo del convento, hoy catedral, contienen también una referencia relacionada a las Filipinas: un joven mexicano pasó un tiempo en aquel país, donde se decidió por la vida sacerdotal, él regresaría a México para ser ordenado en momentos en que el tornaviaje representaba serios peligros, como ocurrió con la tormenta que los llevó a costas japonesas donde fue martirizado, y a lo cual hacen alusión los murales descubiertos en la catedral. Y a unos cuantos metros de lo anterior, se cruza al Jardín Borda que fue un entorno de aclimatación para las plantas que llegaban en el Galeón de Manila. Sabemos que el cultivo del arroz llegó a México vía Europa, pero que también para ese cultivo llegaron especies y experiencias asiáticas provenientes de las Filipinas. El conquistador Hernán Cortés, residente en Cuernavaca, promovió viajes a las islas Molucas y exploraciones a la Baja California y aún hasta Alaska, donde los viajeros de las embarcaciones, como la Sonora y La Mexicana, fundaron sencillos asentamientos. En la isla Victoria, frente a Vancouver, encontré una placa donde se rememoran las exploraciones de tripulaciones peruanas, mexicanas y españolas llegadas hasta esas tierras. Es decir, el Pacífico se convierte en una cuenca de enorme importancia para la configuración mundial.
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Volviendo a Morelos, fotografié en Tepoztlán un puesto de paliacates, paños de diseño hindú llegados vía Filipinas, muy cerca de la escuela “Escuadrón 201” donde se reconoce a un tepozteco morelense que fue a combatir junto con los filipinos en la II Guerra Mundial. Si viajamos rumbo a Guerrero encontraremos en Olinalá el uso del maque o laca, que si bien era conocido por las culturas mexicanas, se enriqueció con los motivos y técnicas llegadas en el Galeón de Manila, al igual que sucedió en Michoacán. En Acapulco, el fuerte de San Diego es un centinela levantado para proteger las maravillas llegadas de Manila, y cerca de él aparece la
El Jardín Borda en Cuernvaca recibió especies de la flora asiática llegadas en el Galeón de Manila para su aclimatación a México y posterior traslado a Europa
hermosa vista que ofrecen los cocotales de las costas Chica y Grande, que se continúan por Michoacán y llegan hasta Colima donde desembarcaron procedentes de las islas Filipinas y donde los barcos rumbo a Manila solían avituallarse de limones, el único remedio conocido en aquel entonces contra el escorbuto. Y es en Colima donde pude fotografiar la producción de una bebida transferida por los filipinos, quienes enseñaron a los colimenses
a obtener la dulce savia de la mazorca de la palma que, al florecer, es cortada para producir la tuba, palabra tagala que perdura entre nosotros, al igual que palapa, cuya técnica constructiva resultó idónea para nuestro trópico, como lo enseñaron los maestros filipinos. Los elementos anteriores han dado lugar a escenas donde aparecen sumas filipinas, como una palapa frente a una plantación de coco en la costa michoacana, o la venta de tuba frente a un palmar de cocos y una muy incipiente palapa sobre el improvisado puesto. En Pátzcuaro he tenido el privilegio de pernoctar en un extraordinario pequeño hotel que con gran gusto devolvió su dignidad a la antigua Real Aduana, por donde entraban los productos procedentes de Manila. Al preparar esta presentación, me percaté de que en el trabajo fotográfico de mis hijos y mío es insoslayable la imbricación con el archipiélago filipino. Díganlo si no la magnífica imaginería llegada en el Galeón para ennoblecer los templos mexicanos, con el marfil y el virtuoso talento de los artistas filipinos, como el crucifijo que es considerado uno de los tesoros de la Catedral de Morelia, y desde luego la imagen de San Francisco de la catedral de Tlaxcala, obra filipina donde el santo lleva sobre sus hombros tres mundos que, adicionalmente del significado religioso, parecería sugerir el encuentro entre Europa, Asia y América que se unían gracias a México y las Filipinas. Otra obra que conjunta una visión extraordinaria del tema que nos ocupa es la fuente mo-
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numental de la Casa del Risco, en la Ciudad de México, que suma, de manera ultra barroca, piezas de cerámica, conchas y aún pequeños trozos de las admiradas vajillas que llegaban para alborozo de los mexicanos en el Galeón de Manila, y que en este caso se utilizaron como un verdadero monumento a tal fenómeno. En Yucatán, a las guayaberas usadas por los mayas en días de fiesta o como símbolo de elegancia en la sociedad meridana, las llaman filipinas. A los mangos más exquisitos los conocemos como mangos de manila y al más utilizado de los papeles, papel manila. Las palapas y las palmeras son parte tal de nuestros paisajes que llegamos a creerlas originarias de México, al igual que los paliacates y no se diga la “china poblana”; lo importante es que son entrañables elementos del ser mexicano, fruto de una interacción extraordinaria que se dio por siglos y que debemos recuperar, y por ello se impone preguntarnos: ¿Cuánto no tenemos de filipinos? Estoy seguro de que si recorriéramos las calles de Manila, Alaminos, Tabaco, Legazpi o Lipa, también nos preguntaríamos ¿cuánto de mexicano tienen los filipinos? Un investigador del Colegio de México (COLMEX) relata cómo algunos mexicanos de hace siglos promovieron la elaboración de tortillas en Filipinas sin el éxito que sí alcanzó el cultivo del cacao mexicano. Esa es la maravilla de la historia común compartida, conocernos para reconocernos, hermanos mexicanos y filipinos.
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III EL GALEÓN DE MANILA DE BAJA CALIFORNIA Roberto Junco4
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l Galeón de Manila o Nao de China enlazó la Nueva España con Asia a través de Filipinas durante 250 años. Comenzó con la gran hazaña del monje marino Fray Andrés de Urdaneta quien en 1565 logró descifrar el camino de regreso a América, siguiendo la corriente del Pacífico norte, Kuro Sivo (río negro). Una vez establecida la ruta del tornaviaje y desde 1572, el galeón zarpó anualmente de Acapulco cargado de plata con destino al otro lado del océano, donde se encontraba la nave de relevo para emprender el tornaviaje repleta de mercaderías asiáticas. La ruta permaneció abierta hasta 1815, cuando los movimientos independentistas pusieron fin a este sistema intercontinental. El gran intercambio comercial y cultural que significó es aún materia de estudio. Pero lo que sí sabemos es que su enorme influencia marcó a la sociedad novohispana y filipina de manera contundente; no es de extrañar que la loza típica de Puebla, la mal llamada talavera, se caracterice por su paleta blanquiazul, pues en 1635 el gremio de loceros dejaban por escrito en sus ordenanzas: “El color debe ser en imitación de la loza China, muy azul, acabado en el mismo estilo”.
Por otra parte, obedece a esta singular influencia que en nuestra lengua se usen palabras de origen tagalo y que, de la misma forma, en Filipinas existan gran cantidad de personas que hablen el idioma chabacano, que es una mezcla de lenguas locales, español e incluso palabras de lenguas indígenas mexicanas. Desde hace más de diez años, la Subdirección de Arqueología Subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha realizado temporadas de campo en la costa del Pacífico mexicano de Baja California, donde investigadores norteamericanos y mexicanos han colaborado para documentar cientos de pedazos de porcelana china del siglo XVI, así como monedas, bloques de cera, objetos suntuarios asiáticos cuyo origen, sin lugar a dudas, es el de un naufragio del Galeón de Manila que encontró su fatídico destino entre las dunas costeras. La colección de porcelana es una de las más importantes en México, ya que pertenece a un cargamento accidentado que nos abre una ventana temporal a la exportación de dicha loza y 4
Arqueólogo e investigador de la Subdirección de Arqueología Subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
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su comercialización en el virreinato de la Nueva España. Asimismo, los demás elementos nos hablan de bienes estimados por la población del virreinato. En julio de 1751, el incansable misionero jesuita, padre croata Fernando Consag, en sus exploraciones de la costa pacífica de Baja California, deja constancia del sitio: A media mañana los que fueron a registrar la lengua de arena, trajeron un pozuelo, una taza caldera, un plato de loza de china y una buena porción de cera blanca en pasta. Informaron que todos los contornos están llenos de tiestos grandes de esa loza de todas suertes, de tibores, platos grandes, y otras cosas semejantes; de clavos y pedazos de hierro; pero que al solo contacto se deshacen en polvos aun los clavos que están todavía metidos en sus maderos quebrados: hállase plomo batido, varias piececitas medianas y pequeñas de bronce; y lo que en más abundancia y facilidad se encuentra es la cera. Por falta de agua no se pueden detener mucho; porque la más cercana es muy salada, y si no enciende, no apaga la sed. Todas estas cosas que aquí se hallan, indican claramente que en las mismas lenguas de arena varó, o en sus contornas naufragó algún navío, lo que puede suceder aun sin grande tempestad, por ignorarse la costa.
Por lo que toca a tiempos más antiguos, hay claros indicios de que algún navío de Filipinas se arrimó, por su desgracia, demasiadamente a la costa y que pereció en ella. Porque en la costa occidental, a los treinta grados de latitud con poca diferencia, hay muchos pedazos de loza china. Hallaron los indios en este paraje, y llevaron a la misión un candelero de metal en figura de un pequeño perro que, sobre su espalda, llevaba el cubo para la vela […] trajeron los mismos indios a su misionero tres o cuatro monedas de plata, como de dos reales cada una, que hallaron en la misma playa, y por lo menos una de ellas tenía la inscripción de Felipe II, rey de las Españas. Las cuales monedas se enviaron a México para memoria o prueba de haber hallado los referidos indicios de nave perdida antiguamente en aquella costa.
Aunque existen testimonios históricos como los arriba mencionados, fue el material arqueológico el que, en última instancia, llevó a las investigaciones realizadas por Edward Von der Porten, quien ya había analizado la porcelana del San Agustín y que organizó la primera visita al sitio en el año de 1999, en colaboración con el Centro INAH - Baja California. Durante los siguientes años se llevaron a cabo trabajos de magnetometría para localizar restos bajo En su Historia Natural y crónica de la antigua las dunas; se localizaron dos grandes concenCalifornia, el padre Barco menciona el mismo traciones de material en los que destacan fraglugar y reconoce la tragedia que había sucedido mentos de porcelana y terracota, que fueron datados con su referencia geográfica para poaños atrás: der entender patrones de distribución.
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Cuchillo tipo oriental de acero, concha nácar y plata con funda de cuero, boquilla y gancho para colgar
Como resultado de esta temporada, se concluyó que la colección de porcelana correspondía al periodo entre 1574 y 1576, situándola en la parte temprana de la ruta. Esto derivó en la posibilidad de que se tratase de alguno de los galeones perdidos en este periodo: el Espíritu Santo, el San Juan, el San Felipe o el San Antonio, según las investigaciones históricas. Además, se localizó al norte de las primeras concentraciones una serie de bloques de cera, 64 láminas de plomo, algunas con restos de clavo de hierro que testimonian parte de la construcción naval de la época para contrarrestar el célebre Teredo navalis, gusano comedor de madera. En cuanto a los bloques de cera, algunos de hasta 9 kilos, se
encuentran carcomidos por el gusano con perforaciones de 3 cm de diámetro. Los bloques de cera han sido analizados en el laboratorio mediante cromatografía de gases para confirmar que son de cera de abeja. Los orificios en los bloques de cera han llevado a comprender de modo más preciso el proceso de formación del contexto arqueológico, pues se deduce que estuvieron sumergidos en el mar al menos un año con lo que se plantea que el galeón permaneció ese mismo tiempo varado en el agua hasta que se rompió y dispersó los materiales. También se localizó parte de un plato chino de cloisonné, en el que aún se observan los colores originales. Las investigaciones continúan hasta la fecha.
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IV PRIMERAS EXPLORACIONES EN EL MAR DEL SUR, BAJA CALIFORNIA Y LAS COSTAS DE MÉXICO EN EL SIGLO XVI, Y EL ITINERARIO DEL GALEÓN DE MANILA AL PUERTO DE ACAPULCO Juan Antonio Siller Camacho 5
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as primeras exploraciones y viajes de navegación realizados en las costas del Océano Pacífico en el siglo XVI, conocido como el Mar del Sur, fueron fundamentales para poder establecer las primeras cartas de navegación y la cartografía de las costas americanas a lo largo de su litoral y posteriormente enriquecida con los viajes a Sudamérica, particularmente a Perú, por Hernando de Grijalva (1536-1537), así como el que realiza Álvaro de Saavedra en 1527-1528, por instrucciones de Hernán Cortés, a las Molucas (conocidas como islas de las especias, actualmente archipiélago de Indonesia). Dos viajes y expediciones a Filipinas… “…Es cierto que los dos viajes al Asia –el que salió de Zihuatanejo a las órdenes de Saavedra Cerón (1527-1528) y el comandado por Hernando de Grijalva (1537) desde el puerto de Paita en Perú– no alcanzaron cabalmente sus propósitos. Implicaban éstos encontrar rutas seguras para llegar a las lejanas islas del poniente y asimismo regresar desde el Asia a la Nueva España. Ade-
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más, en el caso de la armada de Saavedra Cerón, con ella se quería auxiliar a los sobrevivientes de la expedición de Loaysa, cosa esta última que en parte se realizó”.6
Muchos fueron los capitanes y exploradores que tuvieron una participación activa en el litoral de las costas mexicanas, con importantes descubrimientos en el Golfo de California o Mar de Cortés, junto con la desembocadura del río Colorado. Astilleros en el Pacífico y exploraciones en el Mar del Sur… – “…volviendo la atención a los navíos construidos en los astilleros de la mar del Sur– el balance registra lo siguiente: los cuatro primeros, empezados al parecer desde fines de 1523 y que no pudieron ser terminados por el incen5
Dr. en Arquitectura y arqueólogo, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Morelos, miembro del ICOMOS (Comité Internacional de Monumentos y Sitios), UNESCO, México-Morelos y Coordinador del CCIC, Comité Científico de Itinerarios Culturales, Miembro del ICOM México-Morelos (Comité Internacional de Museos), UNESCO. 6 Miguel León Portilla, Hernán Cortés y la Mar del Sur, Madrid, Algaba, 2005, pp. 191.
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dio de los almacenes de Zacatula (primer astillero construido por Hernán Cortés, en la Villa de Concepción; Zacatula, Guerrero, junto al río Balsas, limita con el estado de Michoacán junto a Lázaro Cárdenas); otros tres a cuya fábrica pusieron tantos estorbos quienes se hicieron cargo del gobierno de México mientras don Hernando (Hernán Cortés), marchó a las Hibueras y que son los que poco despachó a las Molucas en seguimiento de la armada de Loaysa; cinco que dejó casi listos al tiempo de su partida a España en 1528 y de cuya pérdida responsabilizó más tarde a Nuño de Guzmán; dos más que zarparon en 1532 al mando de Diego Hurtado de Mendoza con rumbo al Pacífico norte; otros dos que en 1533, a las órdenes de Diego Becerra y Hernando de Grijalva, llegaron, el primero hasta la bahía de Santa Cruz (La Paz), y el segundo hasta el archipiélago que hoy se nombra Revillagigedo; tres más con los que él mismo organizó su viaje a California en 1535, sirviéndose de otro que continuaba al mando de Grijalva; por lo menos otros tres empleó luego en sus navegaciones hacia Panamá y Perú, uno de los cuales se perdió en otro intento de ir desde las costas peruanas hasta el Asia. Finalmente, aquellos con que exploró Francisco de Ulloa el Golfo de California y su litoral pacífico, hasta más allá de la isla de los Cedros, de los cuales por lo menos dos navíos eran nuevos. A todo lo anterior deben sumarse las cinco embarcaciones cuya construcción iba muy avanzada y que, al tiempo de su segundo viaje a España, en 1540, pensaba enviar Cortés a proseguir sus descubrimientos.
En total –sumando y restando–, por lo menos 25 barcos construidos en astilleros del Pacífico, antecedentes y raíz de lo que fue luego continuada empresa naviera, gracias a la cual se dispuso de embarcaciones para los viajes, entre otros de Miguel López de Legazpi a las Filipinas (1564); Sebastián Vizcaíno hasta la Alta California (1602); y el Japón (1611), así como otros muchos más a lo largo de los siglos XVII y XVIII, entre ellos no pocos de los galeones que navegaban a las Filipinas”.7
Se pudo confirmar, gracias a estas navegaciones y levantamientos cartográficos, que California no era una isla como se pensaba, sino una enorme península que no tenía conexión como mar interior con el norte del Océano Pacífico y que la distancia a Japón conocido como Cipango, y China como Catay, no eran tan cercanas como se había pensado originalmente. Hacia 1542… “…Quedó desechada para siempre la idea que Cipango (Japón) y Catay (China), se encontraban muy cerca del Nuevo Mundo”.8
La importancia de los primeros astilleros del Pacífico realizados en Zacatula, Tehuantepec, Acapulco y Manzanillo, conocido antiguamente como Santiago, permitió la construcción 7 8
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Íbidem, pp.190. Op cit., pp. 193.
Monumento a Hernán Cortés en Medellín, Extremadura, España, tierra natal del conquistador y explorador
de la mayor parte de ellos y de las diversas expediciones que con ello tuvieron lugar. Astilleros en costas mexicanas… “…Cortés estableció astilleros en Zacatula, Tehuantepec, Acapulco y Santiago (Manzanillo)”. (Anexamos otras como Salagua, Manzanillo, y en el siglo XVIII el puerto de San Blas, en Nayarit).
y aderezado embarcaciones en el Golfo de México, como lo fueron las de la armada de cinco navíos que envió a las órdenes de Cristóbal de Olida hacia Honduras que más tarde con otros cuatro, llevando como capitán a Francisco de las Casas, zarpó para ir a someter al rebelde de Olid”.9
Se tienen documentadas al menos 25 naves mandadas construir por Hernán Cortés en esEn ellos se fabricaron cerca de 25 embarca- tos astilleros para las diversas exploraciones orciones denadas por él a sus capitanes, y para muchas que personalmente acompañó como las de Baja “… como es el caso de los 13 bergantines para el asedio de la capital azteca. Comprado 9Op cit. pp. 190-191, 194. 31
California y el descubrimiento de la Paz, llamada originalmente Santa Cruz. La magnífica obra del historiador Miguel León Portilla, Hernán Cortés y la Mar del Sur, dan uno de los mejores testimonios de todos estos hechos realizados en las costas de México en el siglo XVI, a cargo y bajo la dirección de Hernán Cortés en su faceta de explorador, cuyo objetivo era encontrar la ruta de las especias de Asia. Fue finalmente el conocimiento de todas estas exploraciones y rutas lo que permitió, el 21 de noviembre de 1564, establecer el viaje de Miguel López de Legazpi y el agustino Fray Andrés de Urdaneta quienes salieron de Barra de Navidad, en Jalisco, hacia lo que después conoceríamos como las Filipinas; y posteriormente el descubrimiento del viaje de regreso conocido como el “tornaviaje” realizado por Urdaneta, en la única ruta que no había sido probada, y en la que encontró el camino final de Manila al puerto de Acapulco, al que arribó el 8 de octubre de 1565. “Convertido ya entonces en fraile agustino, había zarpado un año antes del puerto de la Navidad, en Jalisco (21 de noviembre de 1564), en la expedición a las órdenes de Miguel López de Legazpi. Con él participó en la toma de posesión de las Filipinas y luego, por órdenes del mismo, emprendió el viaje de regreso, el famoso “tornaviaje”. Lo que conocía de los frustrados viajes de Saavedra (1527) determinó que buscara una ruta mucho más al nordeste. Ello le permitiría ir del área del alisio y seguir la corriente del Kuro-Shi-
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Compartimos finalmente la referencia que el historiador Miguel León Portilla, autor de una de las obras clásicas de la historia de la conquista, La visión de los vencidos, concluye en su trabajo Hernán Cortés y la Mar del Sur, sobre este personaje histórico… “Sus otras dimensiones incluyen la de descubridor y promotor de descubrimientos en el ámbito inmenso del mar océano, no ya sólo del Pacífico mexicano, sino en el continente asiático y el hemisferio sur, desde Perú hasta la Nueva Guinea.
vo (río Negro) por el paralelo 42 grados de latitud norte, para bajar luego, al avisar América, siguiendo el litoral californiano, descubierto por Cortés, Ulloa y Rodríguez Cabrillo. Aprovechando la experiencia de los intentos fallidos de Saavedra y lo alcanzado sobre el litoral del Pacífico septentrional, sobre todo por el enviado de Cortés (Ulloa en 1539-1540), que había llegado hasta cerca del paralelo 29 grados norte,
y por el de Mendoza (Rodríguez Cabrillo en 15421543), hasta más allá del 42 grados norte, pudo Urdaneta consumar el tornaviaje haciendo puntual registro de la travesía. Desde entonces, la tan anhelada ruta al Asia por el poniente se convirtió en realidad. Los galeones que mantuvieron permanente comercio entre Acapulco y Manila, de algún modo vinieron a ser cumplimiento de lo que buscaban Cortés y otros muchos antes de él: encontrar un nuevo camino a la Especiería, la China, el Japón y, por supuesto, Filipinas”.10
Con Cortés se inició en México una tradición marinera –astilleros y armadas– para conocer y aprovechar un gran litoral. Esa tradición tuvo luego momentos de apogeo –Cabrillo, Legazpi, Vizcaíno Esteban José Martínez, Juan Francisco Bodega y Cuadra, Juan José Pérez– cuando con naves mexicanas se exploró por primera vez Alaska. Por desgracia –este sí es un juicio de valor– México, con diez mil kilómetros de litorales, ha visto ofuscada en tiempos modernos esta tradición. Digamos al menos que, en navegaciones y descubrimientos, Cortés no puede ser antisímbolo. Recordemos que hay un mar mexicano –la gran masa de aguas territoriales del golfo de California– que ostenta también su nombre”.11
10 Vid supra, pp.191-192. 11 Op cit., pp. 194.
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Conocido más como el conquistador y poco como el descubridor y navegante, Hernán Cortés es parte de la historia fundamental de la globalización que se logró en esa época y que finalmente permite una apreciación justa e histórica de su proyecto y descubrimientos en la Mar del Sur para establecer la ruta de navegación que conformó el primer itinerario cultural mundial. Gracias a ello, México se incorporó por primera vez a la globalización en el siglo XVI, no solamente en el ámbito económico sino cultural y artístico. Muchos de los préstamos culturales de aquella época han echado raíces y forman parte hoy de nuestras identidades históricas; están presentes el mundo asiático, americano y europeo, incluyendo también la raíz africana que permanece en las tradiciones de muchos lugares como la Costa Chica de Guerrero y sitios en el estado de Veracruz. La Costa Grande de Guerrero, Michoacán y Colima, tuvieron un nuevo paisaje cultural de origen filipino en los cultivos de la palmas de coco, que no sólo dieron abrigo para la construcción de hábitat y palapas, sino de tradiciones y bebidas en torno a ellas, hasta nuestros días.
Monumento a los Descubrimientos, Lisboa, Portugal
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V LOS ASTILLEROS Y LA CONSTRUCCIÓN NAVAL EN MÉXICO Y LAS FILIPINAS Marcelo Adano Bernasconi 12
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as dificultades de la corona española para acceder a los ricos mercados de materias primas del lejano oriente, concedidos a los portugueses por el Tratado de Tordesillas, se hicieron dramáticas ante el estallido de la guerra turco-portuguesa por el control del tráfico de la pimienta, en el norte del Océano Índico. Al duplicarse en menos de un año el precio de esta especia en los mercados de Lisboa, Amsterdam y Londres, Felipe II se vio obligado a acelerar los preparativos para encontrar una ruta alternativa al Oriente, navegando hacia Occidente: precisamente desde las costas de la Mar del Sur, en Nueva España. Este fue el origen de una de las rutas comerciales más largas y longevas de la historia: la ruta transpacífica Acapulco-Manila conocida coloquialmente como la Nao de China, Galeón de Manila o Galeón del Pacífico, en Nueva España y Galeón de Acapulco, en las islas Filipinas. Durante los doscientos cincuenta años que duró la ruta comercial entre Nueva España y Filipinas, así como en sus respectivas zonas de influencia, se construyeron cientos de barcos para el transporte y la defensa de mercancías, al igual que de las poblaciones e instalaciones
militares, contra los ataques de piratas y enemigos de la corona española. Así, durante la segunda mitad del siglo XVI, a ambos lados del Océano Pacífico, carpinteros de ribera en precarias instalaciones situadas a la vera de playas, ríos o en pequeñas caletas abrigadas, construyeron carabelas, carabelones, naos, naos gruesas, galeoncetes y pataches, poniendo en práctica conocimientos navales heredados o siguiendo los escuetos bocetos de los tratados de construcción naval de la época. En el siglo XVII, el desarrollo del barco por excelencia de ese período, el galeón, se realizó a la par de la aparición de cada vez más rigurosas y precisas ordenanzas para la construcción y la navegación, junto con la fundación de las primeras instituciones para la formación de ingenieros navales en Francia, Gran Bretaña y España. En ese lapso, los asentamientos provisionales de carpinteros de ribera ubicados en estuarios y costas abrigadas, paulatinamente dieron paso a instalaciones fijas: los astilleros, donde la construcción naval adquirió características industriales con el uso de tecnología, mano de obra 12 Director del Museo Histórico Naval de Acapulco, A.C.
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especializada y grandes cantidades de pertrechos transportados mediante complejas redes de abastecimiento. Un año antes de iniciarse este siglo, el gobierno español ordenó que la construcción de barcos para la ruta Acapulco-Manila se hiciera exclusivamente en las islas Filipinas, en los astilleros de Cavite, en la bahía de Manila. Esta orden fue ratificada en 1678. Con el acceso de los Borbones a la corona, y durante todo el siglo XVIII, la construcción naval española recibió un fuerte impulso como parte del proceso de renovación del imperio español. Desaparecieron las flotas y se fundó la Marina Real. Los astilleros de la costa cantábrica, y los de Cádiz, Cartagena y Barcelona, fueron reorganizados y puestos bajo la dirección de experimentados ingenieros navales y marinos,
Cañón de hierro de origen británico, del siglo XIX. La cuña es toda de hierro con 4 ruedas. Perteneció a la armada británica
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fundándose lo que fue la joya de la construcción naval española en América: el Real Astillero de La Habana. La ruta transpacífica del Galeón de Manila o Nao de China no fue ajena a estos aires renovadores. Al calor de intensas discusiones teóricas que dieron lugar a rigurosos tratados de cons-
Monumento a los Descubrimientos, Lisboa, Portugal
trucción naval y reglamentos para el corte de maderas, y con la participación de cada vez más numerosos contratistas privados, fue provista de los mejores buques de esa época: navíos y fragatas; barcos paradigmáticos del transporte
marítimo en el Océano Pacífico durante buena parte del siglo XVIII y parte de las dos primeras décadas del siglo siguiente, justo hasta cuando los vientos de la guerra por la independencia nacional mexicana arrasaron los largos viajes de un extremo al otro del Pacífico. El astillero de Cavite frente a la ciudad de Manila, aumentó su capacidad y fue dotado de tecnología hidráulica para el corte y labrado de piezas de madera, así como para el trabajo de los metales. Mientras, en Nueva España se fundó el astillero de San Blas en la hoy costa nayarita, que aunque tuvo una existencia efímera –sólo duró alrededor de treinta años– su historia es un ejemplo ilustrativo de los avatares de la construcción naval en Nueva España, y marca las consecuencias que estos hechos tuvieron en la cultura marítima mexicana de nuestros días. De este modo invitamos a todos a conocer los barcos, los constructores, las teorías constructivas y las tecnologías para la construcción naval que nutrieron la ruta marítima comercial por la que durante doscientos cincuenta años atravesaron una y otra vez, y otra vez más, el Océano Pacífico. Día a día siguiendo el sol, y noche tras noche guiados por las estrellas, pues los caminos en el mar sólo se hacen con estrellas, estos barcos construyeron milla tras milla, una estela que nos legó la columna vertebral del acervo cultural marítimo de Acapulco y de la costa del Pacífico mexicano: la ruta del Galeón de Manila.
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VI ARQUITECTURA MILITAR Y ASENTAMIENTO EN ACAPULCO, GUERRERO Manuel I. Ruz Vargas 13
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capulco pertenece actualmente al estado de Guerrero, en la región sur de este país. Geográficamente se ubica entre los 17°14’ y 16° 41’, de latitud norte y los 99°29’ y 100°00’ de longitud oeste. En el Siglo XVI, perteneció al Reino de México, dos siglos después formaba parte de la Intendencia de México, siendo el puerto más cercano a la capital novohispana. Situado en el Mar del Sur y enclavado entre los puertos de Zacatula y Tehuantepec, Acapulco fue punto de partida de expediciones militares, científicas y comerciales en busca del enriquecimiento del imperio español. Después de haber conquistado Tenochtitlán en agosto de 1521, Hernán Cortés inició una serie de exploraciones en el nuevo territorio y es probable que algunos de sus hombres hayan arribado al puerto de Acapulco; la fecha de su llegada no se ha definido, tampoco los nombres de quienes realizaron el primer avistamiento de la bahía. Sin embargo, se ha tomado como referencia a los encargados de las plazas militares aledañas al puerto como los primeros europeos en llegar al sitio. Actualmente persiste la confusión sobre la fecha y quiénes fueron los
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primeros occidentales en visitar el puerto. Tomas Oteiza y Rubén H. Luz Castillo atribuyen el descubrimiento a Francisco Chico, el 13 de diciembre de 1521, día de Santa Lucía. García Cubas menciona que el puerto fue descubierto en 1521 por Gil González Dávila, mientras que Pasta Tagliabue menciona que la bahía de Acapulco fue descubierta el 13 de diciembre de 1526 por miembros de la tripulación del Patache Santiago; José Manuel López Victoria establece 1523 como el año en que atracaron en el puerto los primeros navegantes peninsulares, y 1531 el año su fundación, al asentarse en el Valle de la Sabana algunos españoles acompañados de su servidumbre. Entre los documentos oficiales donde se menciona la existencia de Acapulco, está la Cédula Real firmada por Carlos I Rey de España, el 25 de abril de 1528, en donde se determina que “…Acapulco y su tierra donde se hacen los navíos del sur…” quedaba bajo el poder de la corona. Existe también la nota fechada el 28 de abril de 1675, que da fe de la inauguración de la capilla 13 Coordinador del ICOMOS-Guerrero, miembro del Comité Científico de Arquitectura y Fortificaciones Militares, profesor investigador de la UAG.
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fuera de la localidad, siendo estos factores básicos del desarrollo urbano capaces de garantizar el autoabastecimiento no sólo de la ciudad, sino de gran parte del reino español. Así, Acapulco se convirtió en el puente entre tres continentes: Asia, América y Europa. El puerto de Acapulco, considerado como la Perla de la Corona, la Ciudad de los Reyes, debía estar protegida ante el embate de piratas y corsarios, para lo cual requería de un bastión militar como el fuerte de San Diego, construcción realizada en diversas etapas donde intervinieron los mejores ingenieros militares de la corona española entre los que figuran: Adrian Boot, Miguel de Constanzó y Silvestre Abarca, dejando la responsabilidad final en Ramón Panón, quien diseñaría la versión actual y la construiría, junto con su ayudante Santiago Olavarrieta.
Es importante mencionar que “La Real Fuerza” o “Fuerte de San Diego” no es la única construcción colonial elaborada en el puerto por los ingenieros y arquitectos militares al servicio de la corona española. Esta obra fue concebida con fines de defensa, al igual que diversos baluartes distribuidos en las partes altas de los cerros y sobre el litoral que circundan las tres bahías (Acapulco, Santa Lucía y Puerto Marqués), los cuales quedaron plasmados en planos elaborados por navegantes italianos y franceses que visitaron el puerto en el siglo XVIII, así como del cuerpo de ingenieros militares que participaron durante la Guerra de Independencia que se desarrolló en nuestro país (del 16 septiembre de 1810 al 27 de septiembre de 1821).
Espada con funda de acero y madera, con guarda de marfil y de madera
de San Payo y Santa Sabina, en donde “el Doctor Don Christoval Lopes de Osuna, el Licenciado Don Gonzálo de Silva Camacho, Presbíteros y el alférez Don Francisco de Alcorta y Silva”, firmaron como testigos de este magno evento en la ciudad y puerto de Acapulco. Finalmente, el primero de noviembre de 1799, se confiere y aprueba la denominación y el título de ciudad que usará el pueblo de Acapulco, por medio de la gracia de Carlos IV, rey de España, refrendando con esta orden la anterior designación recibida en 1626, la cual se perdió de los archivos reales al ser destruida por los insectos. 40
Durante la época de la Colonia, los ingenieros militares fueron los técnicos que definieron la construcción de obras, tanto civiles como militares, desempeñando un papel muy importante en el ordenamiento del territorio. Un reflejo de sus acciones se puede apreciar en el puerto de Acapulco, donde desarrollaron edificaciones que respondían a necesidades básicas de defensa y salubridad de la población. Contratados para proteger los bienes de la corona española, por medio de las ordenanzas reales, los ingenieros militares establecieron en el puerto las condiciones para facilitar la comunicación, la accesibilidad y el comercio dentro y
Cuchillo de acero y cobre con una empuñadura zoomorfa de madera cubierta de metal, la hoja lleva incrustaciones de otro metal
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VII EL FUERTE DE SAN DIEGO. UNA FORTALEZA PARA LA DEFENSA DE LAS COSTAS DE LA MAR DEL SUR Marcelo Adano Bernasconi 14
CORSARIOS EN LA MAR DEL SUR
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l 4 de noviembre de 1587 fue un día aciago para Nueva España. Ese día se interrumpió el ciclo casi perfecto de los viajes transpacíficos Manila-Acapulco-Manila que se hacían con regularidadcada año, prácticamente desde 1570. En esta ocasión, a diferencia de aquellos viajes con un final feliz desde Manila a Acapulco, la travesía del Pacífico acabó en un desastre completo, pues el corsario inglés Thomas Cavendish asaltó la nao Nuestra Señora de Santa Ana, en aguas al sur del Cabo San Lucas. Con esta iniciativa de armar barcos para la Guerra de Corso contra España en aguas de las lejanas costas de la Mar del Sur, Cavendish no hizo otra cosa más que seguir el ejemplo exitoso que, once años antes, en 1577, también desde Ply-mouth, iniciara Francis Drake, ilustre pionero del corso contra España para la corona británica, y un “pillo” y “enemigo de la Corona” a decir de Felipe II. Cabe agregar que quienes siguieron el ejemplo de aquel que pasaría a la
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historia como Sir Francis Drake, provocaron la ira de los reyes de España, desde Felipe II hasta Carlos III, en la segunda mitad del siglo XVIII. Los ataques y depredaciones de Drake y Cavendish contra las posesiones de la corona de España en las costas del Pacífico americano, fueron las primeras pero no las únicas. También ingleses como Merik, Chidley y Hawkins, asolaron las poblaciones costeras; los dos primeros en 1590 y el último en 1594. Por su parte, los corsarios holandeses Mahu y Cordes, en abril de 1599; Oliver van Nort y Pedro Isaías de Lint, en 1600; Joris van Speilbergen, en 1614 y Narborough y Wood, ambos en 1670, siguie-ron el ejemplo de sus colegas británicos. Los filibusteros Davis, en 1685, y en 1687, Thomas Peche, que había desembarcado en Huatulco en 1676, Strong en 1689, y una incursión más registrada en 1694, también atacaron los territorios aledaños a la Mar del Sur. Como no podían ser menos, los franceses De Gennes en 1696, Bauchesne-Gouin tres años después y Marcant en 14 Director del Museo Histórico Naval de Acapulco, A.C.
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1713, hicieron honor a su bandera y abultaron las arcas de su rey a costa de los súbditos americanos de España. En 1685, una vez más los ingleses Richard Townley y Carlos Swan atacaron en Nueva España los puntos de Tehuantepec, Huatulco y Puerto Ángel. Después intentaron atacar un barco procedente del puerto peruano de El Callao fondeado en Acapulco, pero fracasaron. Seguidamente se hicieron a la vela y capturaron rehenes en Petatlán y Zihuatanejo, atacando Salagua y Mazatlán. Prescindiendo de los detalles de los asaltos a barcos portugueses, ajusticiamientos, feroces tempestades, naufragios y deserciones, de este viaje de Drake –segunda circunnavegación en la historia marítima de occidente– por el Atlántico hacia el estrecho que hoy lleva su nombre, al sur del Cabo de Hornos, y de las depredaciones que realizara en las costas de América del Sur y América Central, narraremos brevemente sus fechorías en las costas de la Nueva España. Pero más allá de los enormes beneficios económicos, ventajas políticas y posicionamiento militar que resultaban de estos ataques, para los ingleses atacar galeones españoles también era una cuestión de honor. Véase si no la sentencia pronunciada por el almirante sir Charles Pager, que decía: “Un hombre que no luchase por un galeón, no lucharía por nada.” Hasta aquí, concluimos que ingleses, holandeses y franceses se dedicaron, durante casi 200 años, a ejecutar de la mejor manera a su alcance esta sentencia de sir Charles.
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PLANES DE DEFENSA
Bautista Bonet, que reduce los planes defensivos a la fortificación de las plazas de Acapulco, Panamá, El Callao, Valparaíso y Valdivia.
Desde los primeros ataques de Drake y Cavendish en las costas de la Mar del Sur, con vaguedad en un principio y cada vez con mayor detalle y alcances a lo largo de dos siglos, los planes de defensa de las posesiones españolas en la costa occidental de América se materializaron en la elaboración de proyectos, la asignación de recursos y la construcción de fortalezas en lugares clave y adecuados. Como muestra de la eficacia de estos proyectos, podemos decir que durante todo el período virreinal en la región de la costa del Pacífico americano, al igual que en casi todo el continente, no se registraron pérdidas de territorio. En general, la noticia de la sola existencia de las fortificaciones costeras amedrentó de tal modo a los corsarios al servicio de las potencias enemigas de España, que muy pocas veces osaron desembarcar para ocupar territorios durante todo el siglo XVII. Los planes de defensa de la Mar del Sur iniciados desde 1573 por el virrey del Perú Francisco de Toledo, y continuados por su sucesor, Don Luis de Velasco en 1589, fueron numerosos en el siglo XVII y no tanto en el siglo XVIII. Sin pretender ser exhaustivos, mencionaremos los esbozados en 1624, 1627 y 1630; dos más en 1645 y 1655 y un complejo proyecto que se estudió entre 1677 y 1680. En el siglo siguiente, entre 1761 y 1764, destaca el proyecto del capitán de navío, Don Juan Real Monasterio de San Lorenzo, de El Escorial, España 45
VIII LA RUTA DE LAS ESPECIAS. PRESENCIA DE FILIPINAS Y MÉXICO EN LA GASTRONOMÍA MUNDIAL Marco Julio Celorio 15
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e pueden clasificar las hierbas y especias en dos grupos, las que modifican tanto el sabor como el aspecto de los alimentos, como el azafrán, la canela, el tomillo y el romero, entre otros, y las que excitan el paladar, entre ellas la pimienta, el pimentón, la nuez moscada y las diversas variedades de chiles. La cantidad de platos que se pueden cocinar con unas y otras, tanto solas como mezcladas, es muy elevada; esto hace que las distintas cocinas de cada cultura adquieran un toque característico. Debido a sus propiedades aromatizantes, es posible que alimentos insípidos o desagradables, aunque muchas veces nutritivos, pasen a ser gustosos y sabrosos sin perder sus propiedades nutricionales. Muchas de ellas deben tomarse con precaución ya que pueden resultar tóxicas en concentraciones elevadas. Muchas presentan compuestos incapaces de ser absorbidos por el organismo siendo eliminados directamente, otros son destruidos por las propias enzimas digestivas. Su gran capacidad para potenciar el sabor permite que se consigan enormes efectos aromáticos y sabrosos en los alimentos con can-
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tidades muy pequeñas. No suelen presentar aportes nutricionales, salvo raros casos en que contienen minerales como calcio, hierro o alguna vitamina. Muchas veces suele ser importante el efecto que tienen sobre el apetito. Técnicamente se considera una especia a las partes duras, como las semillas o cortezas de ciertas plantas aromáticas, aunque por similitud, muchas veces también se engloba a las fragantes hojas de algunas plantas herbáceas, cuyo nombre culinario es hierbas. La mayoría de las especias puede considerarse nativa de las regiones tropicales de Asia y de las islas Molucas en Indonesia, también conocidas como “Islas de las Especias”, aunque algunas se encontraban en el Mediterráneo (anís, mostaza). Las especias usadas en la actualidad son, en muchos casos, las mismas que se usaban en la antigüedad: clavo, nuez, moscada, macis y canela, a las que se suman aquellas llevadas a Europa por los conquistadores y colonizadores de América: vainilla, chile, cacao, achiote.
15 Guía de turismo y promotor cultural en el estado de Morelos con certificación nacional por la Secretaría Turismo del Gobierno Federal, y chef de cocina nacional e internacional en Morelos.
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EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA La toma de Constantinopla por los otomanos motivó la elevación de los precios, lo que a su vez hizo pasar el monopolio italiano a las naciones europeas. Esto llevó a que se iniciaran exploraciones para buscar las especias directamente, sin depender de las caravanas que cruzaban Asia. Aprovechando las mejoras tecnológicas de sus respectivas marinas, portugueses y españoles, los unos bordeando África por el sur, los otros yendo hacia occidente, encontraron vías distintas a la terrestre para el comercio de las especias, sin depender de los mercaderes venecianos o genoveses, lo que bajó los precios, razón por la cual, a lo largo de la Edad Moderna, su consumo se fue convirtiendo en algo habitual por toda Europa. Además, comenzaron con originalidad con respecto a épocas anteriores, quizás por influencia árabe, el uso de las especias en los postres; así, se sabe que en el siglo XVI las natillas se consumían con canela y a los bizcochos se les añadía azafrán o clavo.
Portugal rápidamente tomó ventaja gracias a que terminaron la reconquista antes que Castilla, y a la acertada política de Enrique el Navegante, quien, a mediados del siglo XV, intentó llegar a las Indias bordeando el continente africano. No consiguieron este objetivo en un primer momento; sin embargo, el descubrimiento en la África tropical de varias especias desconocidas hasta el momento, lograron el enriquecimiento de sus comerciantes y la posibilidad de nuevos financiamientos para otras expediciones. Así pues, en esa nueva expedición, por fin, Vasco da Gama consiguió el anhelo de Enrique el Navegante. Habiéndose encontrado el paso por el cabo de Buena Esperanza, las naves portuguesas continuaron camino hacia las Indias y, después de largos meses en el mar, avistaron
Vasija de cerámica vidriada café sobre bayo con motivos geométricos y fitomorfos
APERTURA DE NUEVAS RUTAS OCEÁNICAS
de las especias en toda Europa, los países con un mayor desarrollo en navegación, Castilla, Aragón y Portugal, se lanzaron a una frenética carrera para encontrar una ruta que evitase el Tras la caída de Constantinopla en manos de paso por el mar Mediterráneo, infestado de pilos turcos y debido a la importancia económica ratas y bajo el control turco.
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Producción de tuba, bebida de origen filipino en Colima
las costas de Calcuta (la India) en 1498. Vasco da Gama regresó a Portugal, además de traer consigo un cargamento de especias, con varios acuerdos firmados con las autoridades nativas en los que el imperio portugués lograba el monopolio del comercio durante un largo periodo de tiempo. Dicha situación produjo una revolución de precios, hizo que los sostenidos por venecianos o genoveses sufrieran una acusada baja debido a la llegada de Lisboa como proveedor de especias. Alrededor de 1506, Lisboa quedó establecida como la capital en Europa del comercio internacional de especias.
EL DESCUBRIMIENTO DEL NUEVO MUNDO A la par de lo relatado, ocurrió el que quizás sea el hecho más importante acontecido en la búsqueda de nuevas rutas: el descubrimiento de América por parte de los europeos. Cristóbal Colón logró que la reina Isabel de Castilla financiase una expedición que pretendía llegar a las Indias por occidente. Colón logró convencer a la reina de que la misteriosa ruta era mucho más corta que la que pretendían utilizar los portugueses y por tanto era más rentable, aunque tenía el problema de la imposibilidad de realizar escalas para abastecerse de víveres, salvo en las Islas Canarias. El 12 de octubre de 1492 se avis-
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tó tierra, llegando a la isla llamada Guanahaní por los indígenas, bautizada por los navegantes como San Salvador, quienes erróneamente consideraron que habían arribado a las Indias. Para suerte de Colón era una isla americana, puesto que la ruta propuesta era imposible de no haber un continente en medio. Este descubrimiento trajo consigo el monopolio del comercio atlántico por parte de España. Además, introdujo varias especias de origen americano, la más popular fue la pimienta de Jamaica o pimienta inglesa, de la que ya en 1519 se consumían en Europa cantidades ingentes. Con la conquista de México por parte de Hernán Cortés, se logró otra de las grandes especias: la vainilla. Los españoles llevaron varios productos agrícolas al Nuevo Mundo, y aunque quizá lo más importante del descubrimiento fue introducir en Europa (para su cultivo) semillas de plantas desconocidas hasta entonces (tomate, patata, maíz, pimiento, entre otras), las especias fueron de los principales productos de comercio con el Nuevo Mundo.
del archipiélago malayo, muy cerca ya del mítico emplazamiento conocido como “Islas de las Especias”, nombre que se le daba a las actuales islas Molucas. El secreto mantenido durante siglos por los pueblos que se habían dedicado al comercio de tan valiosas sustancias, por fin era develado. Por el Tratado de Tordesillas, las Molucas quedaron en la parte que correspondía a Castilla, sin embargo, los portugueses ponían trabas a que los castellanos navegasen por sus aguas. Un portugués, Magallanes, se propuso abrir la ruta por el oeste y tuvo que hacerlo bajo el pabellón de Castilla, que financió la expedición para no depender de los portugueses. Magallanes llegó hasta las Filipinas donde murió en un enfrentamiento.
LAS ISLAS DE LAS ESPECIAS Los marinos españoles y/o portugueses habían establecido prósperas colonias en las islas del Índico, y muy especialmente en aquellas que tenían bosques de canela, como Ceilán y Goa. Continuaron su labor expansiva por las islas
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Palangana de cerámica con base plana y paredes divergentes, policromada con motivos fitomorfos
IX EL PROCESO DE CRISTIANIZACIÓN EN MÉXICO Y FILIPINAS: IDENTIDAD COMPARTIDA María Cristina E. Barrón Soto16
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l Galeón de Manila, además de una ruta comercial, es símbolo de una realidad que abarcó muchas manifestaciones del quehacer humano, principalmente de los pueblos de México y Filipinas que durante doscientos cincuenta años (1565-1815) compartieron su historia y generaron, hasta cierto punto, una identidad común. Si bien este pasado fue resultado del hecho circunstancial por el cual la corona española pudo alcanzar las deseadas “Yslas del Poniente”, la realidad es que por más de dos siglos México y Filipinas permanecieron en estrecha relación. Por tanto, el Galeón supuso un contacto en cadena que generó un intercambio cultural cuyas consecuencias suelen pasar desapercibidas; no obstante, derivó en un influjo mutuo de tradiciones y costumbres que forman parte de la vida cotidiana tanto de los mexicanos como de los filipinos. A partir de ese pasado común entre México y Filipinas, el objetivo de esta presentación es explicar en forma sucinta por qué y cómo estos dos pueblos compartieron una identidad. En pocas palabras, a pesar de la distancia y las diferencias continentales, un mexicano en Filipinas no se siente fuera de
su ámbito cultural como tampoco un filipino en México. Se entiende como identidad el proceso de apropiación distintiva de ciertos repertorios culturales que define diferencias y pertenencias, establece fronteras y se manifiesta por medio de prácticas sociales. Por otra parte, y sin lugar a duda, ninguna nación imperial sintió tanta inquietud ante sus propios hechos como la España del siglo XVI. El proyecto nacional estuvo cimentado en principios religiosos, es decir, la concepción del Estado como empresa misionera y el empleo del poder político y militar al servicio de Dios, todo ello producto de la prolongada experiencia de confrontación cristiano-musulmana sostenida durante siglos. La monarquía española se erigió en un estado providencialista y misionero en el que la transmisión de la fe católica representó el motor ideológico que justificó su expansión. Más aun, la conversión de los naturales era el compromiso adquirido en las Bulas Alejandrinas, y para poder llevar a cabo dicha tarea el Papado le había concedido a esta Corona, por medio 16 Investigadora del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana.
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Cristo de marfil filipino, catedral de Morelia, Michoacán
del Patronato Regio, la facultad de gobernar a la Iglesia. Con la llegada de los religiosos a la Nueva España, se puso en marcha el proyecto de transformación cultural o de cristianización y de inmediato comenzaron a atender las regiones más pobladas del valle central: Texcoco, Tlaxcala y Huejotzingo. En 1524 habían arribado los doce franciscanos, después los dominicos, más adelante los agustinos y en 1572 llegaron los jesuitas. Los franciscanos, por haber sido los primeros, marcaron las pautas del trabajo de con-
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versión que en gran medida fue seguido por las demás órdenes mendicantes. El interés por la conversión de los naturales de Filipinas está presente en las instrucciones dadas por la Audiencia de México a Miguel López de Legazpi, por lo que, además de Andrés de Urdaneta, iban otros cuatro agustinos con la advertencia de comenzar la conversión de inmediato. Es por ello que siguiendo el ejemplo y experiencia misionera de México, a Filipinas fueron enviados miembros de las cuatro principales
órdenes religiosas: agustinos, franciscanos, jesuitas y dominicos. Cuando los primeros religiosos pasaron a Filipinas llevaban varios años de experiencia misionera en la Nueva España como el mismo Domingo de Salazar; los franciscanos, por ejemplo, rebasaban los cincuenta años de prácticas de conversión. Aquellos religiosos que eran enviados desde la metrópoli pasaban cierto tiempo en sus respectivos conventos de la ciudad de México donde recibían recomendaciones sobre las formas de conversión. En pocas palabras, el método previamente experimentado en la Nueva España fue instrumentado en Filipinas, adaptándolo, por supuesto, a las circunstancias que en efecto, en muchos casos, fueron distintas. La cristianización de los naturales se redujo en último caso a los métodos de conversión. Más aun, el proyecto civilizatorio de cristianización estuvo totalmente en manos de religiosos peninsulares y criollos, en su mayoría novohispanos, quienes transformaron las culturas de la población indígena de México y Filipinas, y formaron un mismo prototipo de sociedades cristianas, con valores, cosmovisiones, costumbres y tradiciones comunes. De ahí las similitudes que existen entre ambos pueblos, ya que a pesar de la distancia y las diferencias continentales, un mexicano en Filipinas no se siente fuera de su ámbito cultural como tampoco un filipino en México. Similitudes que paulatinamente se reforzaron con el traslado de población nativa a uno y otro lado del Pacífico.
Retablo de la Virgen de Guadalupe, obra del maestro Noé Mario Villanueva, de Cuernavaca, Mor., devoción compartida entre México y Filipinas
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X FRAY FELIPE DE JESÚS, PRIMER SANTO MEXICANO Valentín López González Aranda17
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l primero de mayo de 1572 nació Felipe de Jesús de las Casas, en la calle de Tiburcio de la Ciudad de México, en una vivienda llamada San Eligio que hacía esquina con el convento de Regina (por la actual calle de Bolívar en el Centro Histórico de la capital del país). Era hijo de Alonso de las Casas, originario de Illescas, reino de Castilla, quien inquieto buscó aventurarse en las Indias. Alonso viajó primero a Sevilla en donde conoció a una mujer pobre, hija de un sastre, llamada Antonia Martínez, con quien se casó. Por algún tiempo Alonso y Antonia buscaron la manera de abordar una nave de la flota de Indias para viajar a la Nueva España. Finalmente lo consiguieron, se embarcaron en San Lúcar de Barrameda, pero la travesía resultó terrible. Cuando llegaron a la costa de la Vera Cruz sufrieron la embestida de un furioso norte, por lo que no pudieron tomar puerto; la embarcación zozobró y casi todo se perdió; esto ocurrió en octubre de 1571. Alonso y Antonia llegaron muy pobres a la Ciudad de México, pero muy pronto llegarían a tener casa propia y una tienda muy próspera. Felipillo, como le llamaban al primogénito, tendría diez hermanos: cinco mujeres y cin-
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co hombres. Pronto, Felipillo acompañaría a su padre de viaje por diferentes pueblos y ciudades para ayudarlo con sus recuas de mulas. Frecuentemente viajaban al puerto de Acapulco para llevar provisiones a las embarcaciones que iban a Perú y a Filipinas. Allí su padre tuvo amistad con el presidente y los oidores de Filipinas, entre ellos Santiago de Vera, Presidente de la Nueva Audiencia y ex alcalde de la Corte, quien había edificado en Manila la primera fortaleza de piedra: Nuestra Señora de Guía. Felipe de Jesús estudió gramática en la escuela de San Pedro y San Pablo de la Ciudad de México, dirigida por jesuitas. Posteriormente fue novicio franciscano en el convento de Santa Bárbara de los Descalzos, en Puebla; él tomaría el hábito en 1589, pero pronto lo dejaría. Según cuenta la tradición, fue su amor por la platería lo que lo alejó del sayal franciscano. Buscando riquezas, Felipe se enteró de la vida en Manila gracias a los marineros de los galeones que arribaban al puerto de Acapulco, quienes le platicaron fabulosas historias de las hermosas islas y 17 Licenciado en Administración, Miembro del Consejo de Cronistas de la Ciudad de Cuernavaca, Morelos
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de los legendarios y exóticos reinos que había en esa región, como los de Japón, China, Cambodia, Siam y la Conchinchina. Felipe pronto anheló viajar a esas lejanas tierras. Para entonces, su padre financiaba a la Real Hacienda para el avituallamiento de los galeones que viajaban a Manila, así que en 1590, cuando apenas contaba con 18 años de edad, se embarcó en el galeón Santiago. Su misión en Filipinas era adquirir diferentes productos en el parián de Manila (el gran mercado de ese lugar), para posteriormente mandarlos en el galeón al puerto de Acapulco. Felipe, joven y adinerado, experimentó un mundo totalmente diferente en todos los aspectos: comida, lenguas, ropa, y costumbres. Se dice que Felipe anduvo con gente de toda laya, viviendo con las malas costumbres de marineros y soldados, que se había metido en tierra pecadora. Sin embargo, dos años después, hastiado de esa vida, se refugió en el convento de Nuestra Señora de los Ángeles, en Manila, para buscar sosiego en cuerpo y espíritu; ahí es donde tomaría de nueva cuenta el humilde hábito franciscano y el nombre de Felipe de Jesús; corría el año de 1593. Poco tiempo antes había llegado a Manila Harada Kiyemón, un enviado del emperador Taico Sama del Japón (Toyotomi Hideyoshi) quien mediante una altanera carta exigía obediencia y tributos, decía que era señor de todo y que los que estaban debajo del cielo y arriba de la tierra, todos, eran sus vasallos. El gobernador Dasmariñas le contestó que dudaba del verda-
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dero entendimiento y sentido de sus palabras, enviando la respuesta con un dominico llamado Fray Juan Cobo y con el mismo Harada. En aquel tiempo, el convento de Santa María de los Ángeles recibía muchas peticiones de Japón solicitando el envío de frailes franciscanos. Sin embargo, en 1585 el Papa Gregorio XIII había dispuesto que solamente los jesuitas podían evangelizar Japón, y que si otra orden religiosa lo hacía serían excomulgados. A pesar de esta disposición, el gobernador Dasmariñas, con el acuerdo de las otras órdenes religiosas, nombró al franciscano Fray Pedro Bautista como embajador de Filipinas en Japón, para representar al Reino de España y a la Nueva España. Por su parte, Felipe de Jesús se quedó a terminar su noviciado dedicándose al estudio y atendiendo a los enfermos en el Hospital de la Misericordia; pero sobre todo, preparándose para una vida de misionero pues su anhelo era ir a Japón a predicar. El 22 de mayo de 1594 tomaría los votos de pobreza, obediencia y castidad. Mientras tanto, en Japón, Fray Pedro Bautista fundaba varios conventos franciscanos, como el de Belén en Osaka, y el de Meaco, que construyó con limosnas en un terreno que el mismo Taico Sama le había regalado. En Nagasaki fundaron la ermita de San Lázaro y un hospital de leprosos, al que llamaron de San Judas Bautista, asimismo viajaban constantemente para predicar en otras poblaciones. Debido a que Felipe no había recibido en Manila las sagradas órdenes por parte de un
obispo, su padre dispuso que regresara a México. En contra de su voluntad y resignado, se embarcó en el galeón San Felipe para regresar a la Nueva España en julio de 1596. El viaje resultó una pesadilla, el galeón fue zarandeado en varias ocasiones por el oleaje y por los vientos de varios tifones, debido a ello perdieron el control del navío que quedó a la deriva. Con el tiempo arribaron involuntariamente a las costas de Japón, frente a la isla de Shikoku, hasta que el galeón encalló cerca de la población de Urando el 18 de octubre de ese mismo año. Entre julio y octubre habían ocurrido varias catástrofes en Japón pues en julio un volcán hizo erupción, llovió ceniza y tierra roja sobre la capital del imperio. En agosto y septiembre se
Detalle del mural del siglo XVII, descubierto en la Catedral de Cuernavaca, sobre el martirio de San Felipe de Jesús en Japón, constancia de las vicisitudes del tornaviaje de Filipinas a México.
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registraron varios terremotos y tsunamis, cuya consecuencia fue que se derrumbaran y cuartearan inmensas fortalezas, palacios y templos. Miles de personas murieron. Parte del Palacio Real se derrumbó y más de setenta mujeres de Taico Sama murieron. Los dioses de los santuarios japoneses se habían hecho añicos y el iracundo Taico Sama pensaba que la infidelidad con sus dioses había causado tanto destrozo. A sus oídos llegó una versión sobre el papel que desempeñaban los misioneros en los ejércitos españoles. Se decía que ese país (España) era una nación guerrera y que pretendía establecer una monarquía universal, su estrategia de conquista iniciaba enviando frailes misioneros, así que emitió un decreto para eliminar a los cristianos. Mientras tanto, Felipe de Jesús se embarcó de Urando a Osaka en donde se encontró con sus compañeros franciscanos que estaban en el pequeño convento de Belén. Creía que Dios lo había llevado allí, pues su anhelo era ser misionero en esa tierra. El 8 de diciembre un grupo de lanceros rodearon los diferentes conventos franciscanos. Así los mantuvieron hasta el 30 de diciembre, cuando les leyeron la orden de encarcelamiento. Al día siguiente los trasladaron a Meaco para dar cumplimiento a la orden imperial. El día 3 de enero de 1597, el verdugo les cortó a cada uno la oreja izquierda, como venganza de la injuria hecha a sus dioses. La sentencia de Taico Sama decía: “serán crucificados en Nagasaki”, muy lejos de donde se
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encontraban, por lo que los mártires fueron trasladados en carros tirados por bueyes. El viaje fue tormentoso, sabían que se dirigían a la muerte, pero ellos iban cantando salmos, rezando y dándose ánimos. El 11 de febrero, cuando llegaron a Nagasaki, los mártires fueron llevados directamente a una colina frente al mar, en ese lugar serían crucificados, sujetados con argollas a la cruz. A Felipe de Jesús y a otros los atravesaron con dos lanzas, la primera en el corazón y la segunda en el costado derecho. Fueron 26 los mártires, principalmente franciscanos entre padres, diáconos, legos, catequistas, médicos, intérpretes y terciarios. Había tres jesuitas y dos niños: Andrés de 13 y Luis de 12. Casi 30 años después, el 14 de septiembre de 1627, el Papa Urbano VIII beatificó a los mártires, pero sería hasta el 8 de junio de 1862 cuando fueron canonizados los 26 mártires de Nagasaki, convirtiéndose Felipe de Jesús en el primer santo mexicano 18.
18 Ríos, Eduardo Enrique, Fray Felipe de Jesús – El Santo Criollo, Quinta Edición, México, Editorial Jus, 1980; Pichardo José Antonio, Vida y Martirio del Promártir Mexicano San Felipe de Jesús de las Casas, Guadalajara México, s.e., 1934
XI EL CASO DE LA BÍGAMA MARÍA DE VILLANUEVA PUEBLA DE LOS ÁNGELES, 1643-1645 Agnieska Dilawerska de Lagarde19
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n el siglo XVII se puede observar en la sociedad novohispana la notable presencia de mujeres dedicadas a las letras: biógrafas, cronistas, místicas y poetisas. La vida en un convento de monjas permitía a las mujeres con vocación literaria desenvolver sus dotes creativas. Sin embargo, hubo también mujeres solteras, terratenientes que administraban sus propiedades y se dedicaban a las letras, aquí podemos mencionar a María de Estrada Medinilla20 “mujer muy principal de esta ciudad (Ciudad de México)”. Indudablemente, la más famosa de ellas fue Sor Juana Inés de la Cruz, la Décima Musa, que tuvo su propia y extensa biblioteca dentro del Convento de las Jerónimas, en donde vivía. Asimismo, Sor Juana tuvo encuentros con Carlos Sigüenza y Góngora, ilustre pensador de la época, en los que discutían temas científicos que les apasionaban. Su genio y su audacia de espíritu lamentablemente fueron castigados con severidad por el confesor de Sor Juana, Núñez de Miranda, jesuita ortodoxo, quien la obligó a deshacerse de su extensa biblioteca y a abandonar sus actividades intelectuales y literarias. Afortunadamente, su legado se conservó hasta
el presente y se sigue leyendo con gran avidez por los estudiantes de letras y por el público mexicano en general. El genio de Sor Juana se desenvolvió en medio de una sociedad opulenta, que producía una exquisita orfebrería, ebanistería, y herrería, plasmadas en innumerables objetos de calidad artística y en las grandes obras maestras del barroco mexicano, como la Catedral de la Ciudad de México o la iglesia de Santo Domingo de Oaxaca. Esta enorme riqueza presente en la sociedad de aquel entonces, se debió en gran parte a la ruta comercial del Galeón de Manila que circulaba entre los puertos de Acapulco y de Manila. El galeón transportaba la plata mexicana y peruana hasta Filipinas, de donde era llevada principalmente a China, en embarcaciones de ese país. En el galeón viajaban lo mismo soldados, militares, funcionarios del gobierno de la Audiencia filipina, que desterrados, religiosos y religiosas, y hasta niños mestizos. Las mujeres que viajaban a Filipinas acompañaban a sus cónyuges, que habían sido nombrados para 19 Investigadora de la historia y cultura filipinas, egresada de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. 20 Muriel Josefina, Cultura femenina novohispana, p.124.
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ocupar puestos de importancia en la administración de la Audiencia de Manila. De manera que difícilmente podríamos encontrar en Filipinas en el siglo XVII, a las mujeres dedicadas a letras. Lo que sí destaca en la composición demográfica21 de la diminuta sociedad manileña, fue la gran cantidad de viudas, ya que en el siglo XVII el puerto de Manila había sido objeto de múltiples ataques de la piratería holandesa y china. Igual las posesiones españolas en la isla de Mindanao fueron objeto de ataques de sultanes musulmanes apoyados por los holandeses. Dentro de ese contexto belicoso de Filipinas, hubo problema de escasez de víveres, las mujeres viudas luchaban por sobrevivir y no hubo condiciones para que pudieran estudiar y menos dedicarse a escribir poesía o biografías. En el Ramo Inquisición del AGN (Archivo General de la Nación) encontramos un proceso muy peculiar, el de María de Villanueva22, española de Puebla de los Ángeles acusada de bígama. Este proceso que voy a presentar aquí abajo está vinculado con las Filipinas españolas, por el hecho de que el primer marido de María, Juan Martín de la Calva, fue desterrado a Filipinas por haberse casado dos veces. Según el relato de María hecho en el año 1643 ante el notario de la Inquisición de Puebla, su marido, Juan Martín de la Calva, cuando viajaba en el galeón que iba de Acapulco a Manila en el año 1640, se enfermó gravemente y murió a bordo. Por lo tanto,
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María quedó viuda y así pudo casarse en el año de 1643 con Antonio Ruiz de Robles, sastre poblano, español, natural de la ciudad de Jerez de la Frontera. Sin embargo, nos enteramos por las declaraciones de Domingo de Molina23 , militar español de Granada (España), ante Juan Bautista de Zurriaga, el comisario de la Inquisición de Puebla, que Juan Martín de la Calva vivía en Cavite (Filipinas) adonde fue desterrado por el Tribunal de la Inquisición de México por casarse dos veces. Fue capturado en la Audiencia de Guatemala, de donde era oriundo, y en su camino a Acapulco como preso de la Inquisición, fue visitado por su mujer, María de Villanueva. Luego ella se fue a vivir una temporada con sus cuñadas a México, pero al cabo de unos dos meses regresó a Puebla de los Ángeles. Tres años después decidió contraer nupcias con el sastre Antonio Ruiz de Robles, a pesar de que se rumoraba en Puebla que su primer marido estaba vivo. Francisco de Andrade, tejedor y maestro del arte de la seda, vecino de Puebla y natural de Sevilla, viajó a Filipinas en esta época, y cuando se embarcaba de regreso a la Nueva España, encontró en Cavite a Juan Martín de la Calva quien le había preguntado por su esposa, María de Villanueva. Luego de regresar a Puebla, fue a buscarla para decirle que su marido, Juan Martín de 21 Dilawerska Lagarde de, Agnieska, La formación de la sociedad más peculiar del Imperio Español, la emigración europea a Filipinas en el siglo XVII”, tesis de doctorado, UAEM, 2008. 22 AGN, Ramo Inquisición, t.423, f.484-510. 23 AGN, Ramo Inquisición, t.423, f. 492-494.
la Calva, estaba vivo. Por lo visto, María de Villanueva no quería ya saber nada de su primer marido, quien había sido desterrado por delito de bigamia en Filipinas. Así que fue con el notario de la Inquisición de Puebla para declarar que su marido Juan Martín de la Calva había muerto a bordo del galeón que iba de Acapulco a Manila. De esta manera pudo anular su primer matrimonio y volverse a casar. Sin embargo, en 1646, después de tres años de matrimonio, llegó a Puebla Domingo de Molina, militar español de 50 años, quien había estado en Filipinas como cabo de la escuadra en la que servía Juan Martín de la Calva. Éste le había pedido a Domingo que fuera a buscar a su mujer en Puebla y le dijera que estaba bien. No podía mandarle una carta porque no sabía escribir. De manera que le describió a Domingo cómo era su mujer para que la pudiera encontrar. El militar, en cuanto llegó a Puebla, anduvo preguntando por María de Villanueva y se enteró que estaba casada con otro hombre y que había dicho a unas mujeres, vecinas de Puebla que la conocían, que su primer marido había muerto. Dichas mujeres le indicaron dónde vivía María de Villanueva. Domingo, al llegar a la casa de María, fue recibido por su marido, Antonio. Le comentó que Juan Martín de la Calva le había pedido que le dijera a su mujer, María de Villanueva, que estaba bien. El sastre se entristeció y dijo que hubo rumores de que el primer marido de su actual esposa estaba vivo, pero que su mujer lo tenía por muerto. María estuvo allí cuando hablaron sobre su pri-
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Abanico de seda con dos varillas de marfil, labradas con escenas costumbristas con motivos fitomorfos, zoomorfos y antropomorfos
mer marido y se desmayó al oír la noticia; luego, con una jarra de agua, volvió en sí. Después, Domingo de Molina fue a denunciarla ante el comisario de la Inquisición de Puebla. El comisario llamó también al tejedor poblano, Francisco de Andrade y a Mariana Ruiz, comadre de Antonio Ruiz de Robles, la que también conocía a María de Villanueva. Luego hizo su declaración Antonio Ruiz de Robles, quien aseveró que su mujer, María de Villanueva, era tenida por viuda cuando se casó con él. Además, Antonio, antes de casarse había llamado a un testigo, José de Miranda, vecino de Puebla, quien declaró que “no hay secreto que pueda estorbar el matrimonio que quiere contraer”. El comisario de la Inquisición de Puebla, Juan Bautista de Zurriaga, favoreció la opinión del sastre y de su mujer. De todas maneras se mandó amonestarlos en la iglesia de la parroquia de San Juan a la que pertenecían. Es probable que el hecho de que el primer marido de María de Villanueva fuera desterrado a Filipinas por el delito de bigamia contribuyera a que la comisaría de la Inquisición prefiriera ignorar su existencia.
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El caso de bigamia de María de Villanueva, española de Puebla de los Ángeles, es un muy interesante ejemplo de una mujer del siglo XVII que moldeó su propio destino al decidir casarse por segunda vez y, para lograrlo, no dudó en declarar muerto a su primer marido ante el notario de la Inquisición de Puebla. Además, las autoridades inquisitoriales, aun sabiendo que estaba vivo su primer cónyuge, no procedieron a condenarla por el delito de bigamia. Es probable que la importancia social de su esposo en la comunidad de Puebla de los Ángeles, por ser español y tener el oficio de sastre, junto con el hecho de que su primer marido naciera en Guatemala y fuera desterrado a Filipinas por el delito de bigamia, hicieran que los inquisidores de Puebla prefirieran ignorar la existencia del anterior cónyuge de María de Villanueva y dejarla vivir en paz.
XII CRÓNICA DEL MAESTRO CÁNDIDO DÍAZ, DE ORIGEN FILIPINO, EN JOJUTLA DE JUÁREZ, MORELOS, DURANTE EL SIGLO XIX Guillermo Mañón24
A
don Juan Antonio Siller Camacho le saludo y le envío los datos del maestro de origen filipino, Cándido Díaz; quien fuera educador e impulsor del progreso en Jojutla durante el siglo XIX. Dicho personaje también ejerció significativas funciones políticas en el municipio de Jojutla, así como funciones públicas relevantes en el Gobierno del Estado de Morelos. De apuntes del cronista local Roberto Burnett Abúndez, transcribo los siguientes datos referentes a un habitante de Jojutla en la segunda mitad del siglo XIX, llamado Cándido Díaz: “Cándido Díaz (diciembre 27 de 1821). Profesor, hijo de una mujer malaya y de un capitán de navío español sublevado en Manila, Filipinas, en uno de los intentos para separarse de España”.
Abanico miniatura de marfil con plumas de pavorreal, calado, grabado y tallado con motivos fitomorfos y antropomorfos
El mestizo malayo había sido educado en Hong Kong por jesuitas y era maestro de carrera. Y como ya se vio, originario de las islas Filipinas. Tuvo en Jojutla una pequeña escuela de enseñanza elemental donde vivía con su padre, el capitán. Fue maestro del Padre Minos y de Cándido y Carlos Ruiz de Velasco, entre otros.
En 1895 fue Jefe Político y en 1896, Presidente Municipal de Jojutla. También habría de ocupar el cargo de Secretario de Educación del Estado de Morelos, además del de Diputado. El Dr. Santos Amador Espinosa, autor de los Apuntes sobre la historia de la Ciudad de Jojutla de Juárez, publicados en 1895 durante los festejos del bicentenario de la fundación de Jojutla, y el Presbítero Agapito Mateo Minos Campuzano, autor de las Apuntaciones históricas de Xoxutla a Tlaquiltenango, en 1923, fueron contemporáneos del profesor Cándido Díaz, además de testigos de sus funciones públicas, y protagonistas, como él, de acontecimientos sociales y políticos significativos en la historia de la ciudad de Jojutla, Morelos, durante las últimas décadas del siglo XIX25. Desde el periodo colonial y hasta finales del siglo XIX, Jojutla estuvo comunicada con el puerto de Acapulco y con lugares intermedios como las ciudades de México y Puebla, en la ruta trazada hacia el puerto de Veracruz por 24 Cronista e historiador de Jojutla de Juárez y Tlaquiltenango, Morelos. 25 Se sabe que Díaz era compadre de Pedro A. de Lamadrid, hecho mencionado así: “habiendo, en 1899 (sic), por confirmación de Pedro, hijo”. Presbítero D. Agapito Mateo Minos, Apuntaciones históricas de Xoxutla a Tlaquiltenango. Estado de Morelos, México, 1923. Pp. 142, 145, 146, 153). Espinosa, pp. 41, 42, 47, 60, 67, 85, 92-96.
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un camino real secundario que corría desde la población de Alpuyeca (Morelos). Tal es el caso que por estas vías llegaron a Jojutla productos, palabras, usos y personas procedentes de Filipinas y de los países de su entorno. De poblaciones costeras cercanas al puerto de Acapulco llegó también Don Ricardo Sánchez, a quien los jojutlenses acompañaron entusiasmados para traer desde esos lugares, en 1831, plantas de frutos asiáticos como el mango y el tamarindo, además de la semilla de arroz morado que, junto con el arroz blanco traído de Veracruz, harían posible la introducción de ese cultivo y su industria, una actividad que mejoraría la economía y la vida en Jojutla y sus pueblos aledaños durante la segunda mitad del siglo XIX; fue en esa época en la que el maestro Cándido Díaz educó en su escuela a jóvenes de familias prominentes, gracias a la aportación de ideas y acciones influidas por su origen filipino y su educación jesuita en Hong Kong.
CAMINANTES Y NAVEGANTES Caminos por los que nuevas generaciones de siervos y señores, navegantes de océanos con instrumentos y cartas de marea más confiables, en naves cada vez más marineras, trajeron cosas, plantas y animales nunca antes vistos en la ciudad de Jojutla y los pueblos de la región, dos décadas después de que sus habitantes partici-
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paran en la guerra por la independencia mexicana y lograran su consumación. Vestidos, zapatos, abanicos y sombrillas de sedas coloridas para las mujeres; nuevas armas de acero y fuego para los hombres, custodias, e imágenes talladas en marfil y plata mexicana para la milagrería de templos suntuosos en dos décadas después de que sus habitantes partici-
paran en la guerra por la independencia mexicana y lograran su consumación. Se trajeron vestidos, zapatos, abanicos y sombrillas de sedas coloridas para las mujeres; nuevas armas de acero y fuego para los hombres, custodias e imágenes talladas en marfil y plata mexicana para la milagrería de templos suntuosos en reales mineros como Taxco y las capillas coloniales de Jojutla, sus pueblos y haciendas, que fueron asoladas por bandas y facciones políticas durante décadas, hasta el triunfo de la República en la segunda mitad del siglo XIX. Llegaron borregos merinos que no pudieron vivir en el calor de los pueblos de Jojutla y carabaos traídos a la hacienda de San José Vista Hermosa, que enloquecidos por el deseo de regresar a las ciénegas tropicales de Filipinas, al llegar el mediodía se metían con todo y carretas a la laguna de Tequesquitengo, para cerrar los ojos y soñar con el regreso imposible, hasta que murieron sacrificados por los tablajeros locales. Plantas y frutos como mangos de manila y tamarindos africanos dispersos hasta la India; la fragante vainilla nativa de los territorios ubicados entre los trópicos de Cáncer y Capricornio; además de cocos de antiguo y misterioso origen dispersos en el mundo por las tormentas tropicales, fueron los productos que llegaron a Jojutla desde Acapulco, puerto del Océano Pacífico, donde fondeaba el Galeón. Desde ahí trajeron esas maravillas a Jojutla quienes acompañaron a Don Ricardo Sánchez
Árbol de mangos en la costa michoacana
en el viaje iniciado el 25 de enero de 1831 –como menciona el Presbítero Agapito Mateo Minos Campuzano, cronista local de aquella época– para traer semilla de arroz morado que sembraban en los pueblos costeros de aquella región con la clara idea de establecer ese cultivo en Jojutla.
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TOCADOS POR LA GRACIA Y LOS MISTERIOS DEL MAR... Regresaron desde Acapulco a Jojutla el día 20 de junio de ese mismo año de 1831, y además de los regalos que trajeron como expedicionarios sorprendidos de los caminos en las montañas y las playas, trajeron sus corazones tocados para siempre por la gracia y los misterios del mar. A Ricardo Sánchez le regalaron un solar junto al río Apatlaco, donde le construyeron una casa de mampostería con techumbres de teja y azotea, la primera en lo que sería la ciudad de Jojutla, muy distinta a los altos jacales indígenas de palma, zacate “polole”, carrizo y madera; con el acceso por un portal con dos arcos a la tienda “La luz del mundo”, y un zaguán entre dos balcones resguardados por rejas de hierro forjado. Este modelo arquitectónico fue repetido en la ciudad durante todo el siglo XIX, en las viviendas de comerciantes y agricultores acaudalados, médicos, boticarios, administradores de las haciendas azucareras cercanas, y quienes hicieron de los mesones y fondas de Jojutla, así como de los hoteles y restaurantes, un servicio constante con el que contaban los cada vez más frecuentes viajeros.
Cosecha de arroz en Jojutla, Morelos 66
OBRAS DE INFRAESTRUCTURA
DURANTE EL PASADO SIGLO XX
Los proyectos requerían de obras, para lo cual drenaron las ciénagas del “pochote”, “el colmenar” y “el amezquite”, a fin de controlar el flujo de agua en tajos y melgas; mientras, en el aspecto agrario, desecharon la semilla de arroz morado porque a la hora de cosechar las plantas tenían mucho “aguate”, por lo que hicieron varias siembras de prueba con arroz blanco que trajeron de las Villas de Córdova, en Veracruz, con el propósito de que cuando tuvieran suficiente semilla criolla empezarían formalmente las siembras del nuevo cultivo, lo cual ocurrió en el año 1837. Habían empezado a construir una presa nueva en el río Apatlaco –que ahora se puede ver hacia el norte, desde el puente de fierro que fue del Ferrocarril Interoceánico– en el libramiento entre Galeana y Jojutla; ahí abrieron apantles nuevos y caminos para sacar las cosechas. Don Ricardo Sánchez había puesto la primera maquinaria para descascarar el arroz en el patio de su casa aprovechando la fuerza del agua del río Apatlaco; después, al aumentar siembras y cosechas, los comerciantes Ignacio de la Serna e Ignacio López formarían una compañía arrocera, toda vez que edificaron cerca del puente de Los Reyes un edificio para molino de arroz con el nombre de “La Perseverancia”, en 1870.
El ingeniero Felipe Ruiz de Velasco y don León Castresana instalaron el molino “El Salvador” en el pueblo de El Higuerón, en 1910, año en que don Alberto Gómez envió muestras de arroz jojutlense a una exposición internacional en París, que resultó premiado con una medalla de plata por su calidad. En 1902, el arroz enviado por el ingeniero Felipe Ruiz de Velasco a la exposición universal efectuada en San Luis Missouri, en los Estados Unidos de América, fue premiado, esta vez con la medalla de oro.
EN EL MOMENTO ACTUAL En las décadas iniciales del presente siglo XXI, los integrantes de la Unidad Social de Producción Rural, arroceros de la región sur del Estado de Morelos, mantienen funcionando el molino “San José” –con equipo original de “La Perseverancia”– en la ciudad de Jojutla de Juárez, donde cuentan con la asesoría de trabajadores e investigadores del Campo Experimental del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), en Zacatepec, Morelos.
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XIII NUEVA ESPAÑA Y FILIPINAS: COMPARTIENDO HISTORIA DE CADA LADO DEL PACÍFICO Thomas Calvo26
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or los años 1962-1964, con la ocasión de recordar los 400 años de la expedición de Legazpi y Urdaneta, hubo un breve acercamiento político y académico entre los dos países. En 2014-2015, al cabo de 450 años, el mismo brote académico se manifiesta, esta vez aislado. ¿Será todo esto instantes fugaces? A menudo, los aniversarios no van más allá. Y sin embargo, la realidad histórica que se perfila detrás de esto es mucho más que el incendio breve de un pajar. Durante 250 años, los dos universos se entrelazaron, formaron parte de las mismas entidades: el virreinato de la Nueva España, entidad dentro de la monarquía hispana que tenía pretensiones universales. Para ello se tuvieron de dominar obstáculos, en primer lugar el espacio, a través de su doble expresión: la distancia-tiempo que hacía que el tornaviaje (ida y vuelta Manila-Acapulco) tomara cerca de un año; el mar y los peligros que encerraba para la navegación de entonces, no únicamente las tormentas, los escollos y demás suertes de mar, sino también las privaciones, los parásitos, las enfermedades (escorbuto, beriberi). El instrumento de enlace entre las dos costas, que extendió un hilo entre ambos continentes, fue el Galeón de Manila.
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Se le llamó también a veces Galeón de China. Es decir, que la monarquía hispana –y Nueva España con ella–, no sólo debía incorporar un archipiélago de más de siete mil islas de culturas y religiones muy distintas en 1564, sino que Filipinas era concebida como una avanzada frente al continente asiático, en medio de un semillero de islas ricas en especias, tal vez evocando a minas de oro misteriosas recordadas en la Biblia. Productos de alto lujo, almas a evangelizar, mitos; todo esto prometía el Extremo Oriente, y Filipinas con él, con todo lo que podía significar política, militar, económica y culturalmente. La lejana y exhausta España era cada vez menos capaz de sostener esos retos. Aquí el apoyo, por no decir que la intervención de México, de su plata, sus mercaderes y sus soldados, fueron factores determinantes. De manera muy discutible se ha llegado a decir que Filipinas fue la colonia de la Nueva España a lo largo de la época virreinal. Los obstáculos no sólo medidos sino totalmente vencidos, rápidamente se unieron al ritmo de los galeones intercambiando sedas y porcelanas chinas contra tesoros sacados de las minas. 26 Investigador en El Colegio de Michoacán, Zamora, Michoacán, México
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Con los soldados, misioneros y demás rufianes durante cerca de dos siglos. procedentes de México, se construyó algo parecido a un oikoumene27 compartido de cada lado del dilatado océano. Esta comunidad en construcción e imperfecta, descansaba sobre una amplia aceptación (y naturalización) del catolicismo, una integración dentro de sistemas políticos y económicos coercitivos, pero que también sabían ser flexibles y hasta cierto punto similares. Hasta se intercambiaron plantas y elementos lingüísticos. Y sin embargo, todo se disolvió entre 1815 y 1821. El fin de la epopeya del Galeón de Manila en 1815 fue la primera gran señal. Los eventos de 1821, con la independencia de México y Filipinas amarrada a la vieja barcaza española, fueron decisivos. En 1898, Filipinas pasó de la dominación hispana a la anglosajona, lo cual contribuyó aún más a distender los lazos. Hoy los filipinos no tienen acceso a su memoria escrita en español, ya no hablan esa lengua. Actualmente las relaciones comerciales, y por lo tanto políticas, entre los dos países son muy tenues. Los pueblos ignoran que compartieron tanto, durante tanto tiempo, que el cocotero procede de Filipinas y la Virgen de Guadalupe de México. Le corresponde a la cultura, con paciencia, tejer de nuevo la red que se rompió 27 La ecúmene (del griego οἰκουμένη, oikouménē, «[tierra] habitada») es el conjunto del mundo conocido por una cultura. Generalmente se distingue como aquella porción de tierra permanentemente habitada, en contraposición al anecúmene o áreas deshabitadas o temporalmente ocupadas. Significa que pertenece a toda la tierra habitada.
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XIV LA RELACIÓN LITERARIA ENTRE FILIPINAS Y MÉXICO, UNA HISTORIA OCULTA Xalbador García28
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a literatura hispanofilipina es la gran desconocida en los países hispanohablantes, pese a su lucha por sobrevivir a la invasión norteamericana que, acaecida a finales del siglo XIX en Filipinas, significó la extinción paulatina del castellano en el archipiélago, única colonia de la corona española en Oriente. Paradójicamente, cuando se llevaron a cabo las políticas más férreas para imponer el inglés como el idioma oficial de ese país, diversos escritores desarrollaron obras fundamentales en la literatura en español y con ellas se fundó lo que se denomina la Época de Oro de las Letras Hispanofilipinas. No existe otro ejemplo en la historia del castellano donde el idioma estuviera condenado a morir. Si bien es cierto que, desde el siglo XVI, cuando el mexicano Juan de Salcedo fundó la ciudad de Manila, el español nunca penetró en todos los estratos sociales del archipiélago. Sin embargo, sí se estableció como idioma oficial del territorio y fue utilizado entre las clases altas y los gobernantes, por lo que cualquier documento legal era redactado en castellano. Es así que con la injerencia estadounidense, a finales del XIX, nuestro idioma padeció su debacle en Filipinas.
Previendo el mutismo, una noche antes de ser fusilado, José Rizal —dramaturgo, novelista, librepensador y paradigma literario de las Filipinas que dio su vida por el sueño independentista— escribe su último texto y lo hace en español. El hecho es muy significativo porque pudo haberlo redactado en tagalo, idioma que hasta la fecha amalgama lingüísticamente al país. Se decidió por el castellano como una forma de que el futuro en Filipinas se cobijara bajo la tradición hispanohablante. Con la figura de Rizal como telón de fondo durante la Época de Oro de las Letras Hispanofilipinas, nacen una gran variedad de tonos y textos. Poesía clásica, relatos de tradición oral, ensayo literario, novelas río, de crecimiento e históricas son apenas algunas coordenadas por las que deambula la literatura en castellano en Filipinas. Manifestaciones tan interesantes como el modernismo encuentran eco en el archipiélago. Allí, el máximo representante del modernismo fue Jesús Balmori (1886-1945), quien a la edad de 17 años publicó un libro revolucionario en la 28 Investigador y catedrático en El Colegio de San Luis, San Luis Potosí, México.
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XV LA CIUDAD DE TAGAYTAY, PROVINCIA DE CAVITE EN FILIPINAS, Y SU HERMANAMIENTO CON LA CIUDAD DE CUERNAVACA, EN MORELOS, MÉXICO Juan Antonio Siller Camacho29
Manguillo de pluma de marfil y latón del siglo XVIII, de origen chino
lírica filipina: Liras malayas. Le siguieron Claro M. Recto con Bajo los cocoteros, de 1911, y Fernando María Guerrero con Crisálidas, en 1914. Es cierto que estos poemas se circunscriben en el ocaso del modernismo en América –Enrique González Martínez pugna por torcerle el cuello al cisne en 1915–, pero también es innegable que los autores asiáticos se endosan, tanto en sensibilidad como en recursos estéticos, al movimiento, con la salvedad que el modernismo en Filipinas sirvió además como un vehículo encaminado a reflejar un sentimiento nacionalista en la poesía. A la par del modernismo, otra de las líneas donde se utilizó la literatura como herramienta de cohesión cultural ante la embestida del inglés, fue la narrativa. La novela más importante de las letras hispanofilipinas es La oveja de Nathán (Premio Zobel, 1929), del escritor Antonio M. Abad, la cual fue publicada por entregas a partir de 1928 en el periódico en español La Opinión. Igual que otros escritores, será en los ensayos donde Antonio M. Abad realiza una férrea defensa del español en el archipiélago. Se vale del género para combatir, denunciar, exigir. 72
Niega el silencio, piensa sobre la hoja en blanco, escribe en voz alta. Con el castellano como base pretendió hallar una identidad filipina propia, lejos de las amenazas norteamericanas y japonesas que ya para el inicio de la Segunda Guerra estaban también presentes en el archipiélago. A finales de la década de los cincuenta inició un proyecto editorial con la pretensión de publicar a los representantes más destacados de las letras hispanofilipinas. El primero, y al parecer el único de los volúmenes que se editó, fue el poemario Kaleidoscopio espiritual, de Evangelina E. Guerrero. Anunció asimismo la posterior aparición de Pantélicas, de Cecilio Apóstol, y la novela El campeón, de su autoría. Es en ese momento donde Abad busca establecer alianzas con autores en español tanto en América como en Europa. Es en ese momento también cuando el mexicano Rafael Bernal llega al archipiélago y es un observador privilegiado del ocaso de la literatura hispanofilipina, estableciendo relaciones con Oriente que pueden rastrearse en su ya mítica obra El complot mongol, pieza fundacional de la literatura policiaca en México.
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escripción de la ciudad de Tagaytay en la provincia de Cavite, Filipinas, hermanada con la ciudad de Cuernavaca, Morelos, el 29 de marzo de
1999. El nombre de la ciudad significa “La cresta de la montaña”, la parte alta de su actual emplazamiento en una cresta montañosa que se prolonga por 32 kilómetros. Se localiza a 55 kilómetros al sureste de la ciudad de Manila. La altitud aproximada sobre el nivel del mar es de 610 metros. Conforma parte de la provincia de Cavite. Su clima es subtropical de 23 grados Celsius. Es un lugar con casas y hoteles de fin de semana para habitantes de la capital de Manila, principalmente; cuenta con un lago llamado Taal con un volcán en el centro, mismo que ha tenido erupciones; su última actividad fue en el año de 1965, habiendo tenido otras en 1911, 1754 y 1749. Fue lugar histórico y refugio de los insurgentes de 1896, así como de actividades bélicas contra los japoneses en 1945. Actualmente la ciudad tiene una vocación principalmente turística, con un importante
patrimonio natural constituido por el lago Taal, conos volcánicos y montañas de una cordillera con vistas hacia entornos de gran belleza natural. El hermanamiento realizado entre estas dos ciudades tuvo que ver principalmente por sus destinos de turismo nacional e internacional, así como por las experiencias compartidas en la gestión y manejo responsable del turismo en cuanto a la conservación del entorno y del patrimonio natural existente. El acuerdo y los intercambios fueron establecidos en los campos relacionados con las áreas educativas, científicas y turísticas, además de culturales, ecológicas y comerciales.
DOCUMENTO “…inspirados por la intención de las ciudades de Tagaytay y Cuernavaca de promover el entendi29 Dr. en arquitectura y arqueólogo, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Morelos, miembros del ICOMOS (Comité Internacional de Monumentos y Sitios), UNESCO, México-Morelos y Coordinador del CCIC, Comité Científico de Itinerarios Culturales, Miembro del ICOM México-Morelos (Comité Internacional de Museos), UNESCO.
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de México. Secretaría de Relaciones Exteriores del Gobierno de México. Dirección General de Coordinación Política, Dirección de Gobiernos Locales. PROPUESTAS
Surcos en arrozales morelenses, cultivo que recibió aportaciones técnicas filipinas
miento y la buena voluntad entre los ciudadanos de sus respectivas ciudades, los arriba suscritos (representados por… El honorable Señor Lic. Sergio A. Estrada Cajigal Ramírez, presidente municipal de Cuernavaca, Morelos y el Honorable Señor Francis N. Tolentino, Alcalde de la ciudad de Tagaytay, Filipinas), convienen llevar a efecto la vinculación de las dos ciudades. Dispuestos a dedicar el mejor esfuerzo al fortalecimiento de los lazos mutuos de entendimiento y amistad, con el propósito de promover el bienestar común de sus ciudades y ciudadanos y contribuir así al mantenimiento de la paz y la estabilidad de la región. Por la presente se entiende que el objeto del hermanamiento de esas ciudades es fomentar intercambios en los campos educativos, cultural, turístico, ecológico y comercial.
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Las partes aceptan favorecer la mutua cooperación en el desarrollo de las relaciones Culturales, Educativas, Científicas y Turísticas, entre las ciudades para fomentar la frecuente interacción e intercambios entre funcionarios públicos, organizaciones y grupos de ciudadanos o declaraciones establecidas en las dos ciudades. Las dos representaciones se comprometen respetuosamente a asegurar el cumplimiento de los proyectos y actividades convenidos y a fortalecer las relaciones de amistad entre ellos, de conformidad con lo previsto en el presente acuerdo. Firmado y sellado en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, en los Estados Unidos Mexicanos el día 29 de marzo de 1999”.
Referencia del Registro de los Acuerdos Interinstitucionales de los Gobiernos Locales
• Vinculación académica con la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), y otras instituciones en el estado tanto educativas como de investigación, como la Universidad Nacional Autónoma de México a través de sus institutos de investigación y del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM), en el ámbito federal, así como en los ámbitos estatales, municipales y privados entre otros. • Elaboración de proyectos específicos de vinculación e intercambio educativo, cultural, turismo cultural, ecología y protección ambiental del medio, para la salvaguarda de los patrimonios culturales y naturales compartidos. • Establecimiento de una relación permanente a través de los medios de comunicación y difusión, como la Radio Universitaria de la UAEM, con programaciones de temas relativos a las artes, la cultura, las ciencias y el patrimonio cultural, nuevas o ya existentes, que pueden ser compartidas de manera directa a distancia por medio de sistemas digitales y satelitales. • Establecimiento de temas de interés común a través de este medio, de manera permanente, entre las universidades, los centros académicos y sus habitantes de las ciudades de Cuernavaca y Tagaytay.
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XVI LAS “CIUDADES HERMANAS” DE MÉXICO Y FILIPINAS: UNA INTEGRACIÓN DE PATRIMONIOS CULTURALES COMPARTIDOS Juan Antonio Siller Camacho30
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elación de las principales “Ciudades comercial principalmente controlada por comerHermanas” entre México y Filipinas, y ciantes chinos, aglutinados en este lugar. sus convenios de colaboración. Su puerto y astillero colonial más importante estuvo en Cavite. La ciudad histórica intramuros fue destruida en gran parte por los Ciudad de Manila, hermanada con la ciudad bombardeos de las tropas americanas durante de Acapulco, Guerrero, el 12 de octubre de 1969. la ocupación filipina, dejando en pie muy pocos inmuebles históricos del periodo virreinal. Capital de las Filipinas y segunda ciudad del país con el mayor número de habitantes. LocaCiudad de Olóngapo, hermanada con la ciulizada en la isla de Luzón, en la costa oriental de dad de Monterrey, Nuevo León, el 5 de octubre la bahía de Manila y junto a la desembocadura de 1993. del río Pasig. El nombre de la ciudad de Manila en tagalo es Su nombre deriva de la frase “cabeza del Maynila. Su nombre proviene de la frase en tagalo jefe” en zambal y se ubica en la isla de Luzón, May nilad que significa “donde hay nílad”, que es en la Región Central. Está dividida en 17 baranun arbusto que crece en la zona. Se divide en 17 gayes o barrios. distritos que agrupan 897 barangayes o barrios. Ciudad de Cebú, hermanada con la ciudad La ciudad fue fundada en 1571 con una muralla del siglo XVI, cuya construcción inició en 1590. de Guadalajara, Jalisco, el 5 de agosto de 1997. La ciudad española contó con una gran cantidad Localizada en la isla de Cebú, en la Región de monumentos históricos como palacios privados y públicos, conventos, templos, hospitales, de Bisayas Centrales, es cabecera de la provinuniversidades, plazas y edificios administrativos y amplias bodegas, y un parián importante a un 30Dr. en arquitectura y arqueólogo. Investigador del Instituto Nacional de Antropología e costado de la ciudad amurallada conocido como Historia en Morelos, miembro del ICOMOS (Comité Internacional de Monumentos y Sitios), UNESCO, México-Morelos y Coordinador del CCIC, Comité Científico de Itinerarios Culturales, “La Alcaicería”, que congregaba toda la actividad Miembro del ICOM México-Morelos (Comité Internacional de Museos ), UNESCO.
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Ver artículo referente a la ciudad de Tagaytay, Filipinas, hermanada con la ciudad de Cuernavaca, Morelos, México.
Ciudad de Vigán, hermanada con la ciudad de Barra de Navidad, Jalisco, el 21 de noviembre de 2001.
Mayas vistiendo sus filipinas, prenda de gala, en vaquerías
cia del mismo nombre. Después de Manila, es el centro económico y mercantil más importante de Filipinas. Cuenta con una destacada infraestructura de servicios, comercios, educación y un importante puerto marítimo. Fue descubierta por Fernando de Magallanes quien plantó una cruz en el lugar. Su fundación definitiva ocurrió el 27 de abril de 1565 y fue llamada Villa de San Miguel, hoy ciudad de Cebú. Se venera una escultura traída por los primeros conquistadores, conocida como el Niño Jesús o Santo Niño de Cebú, y con cerca de 500 años de antigüedad. Dicha pieza se encuentra actualmente en la Basílica del Santo Niño. La administración de la ciudad es de 80 barangayes o barrios, agrupados en dos distritos. Ciudad de Tagaytay, hermanada con la ciudad de Cuernavaca, Morelos, el 29 de marzo de 1999. 78
Es conocida como “Bigan”, cuyo nombre significa para algunos “hermosa playa”, mientras otros lo asignan a una planta existente en el lugar que se llamaba biga´a. La ciudad está localizada en la isla principal de Filipinas, Luzón, en la región de Ilocos, y es la capital de la provincia de Ilocos Sur que se ubica en la costa occidental, frente al Mar de China Meridional. Fue originalmente un asentamiento de comerciantes que provenían de Fujian, China. Sus primeros colonos fueron chinos, cuya lengua era el fukienés. Se fundó la ciudad con el nombre de Villa Fernandina, en honor del primer hijo del Rey Felipe II de España, llamada más tarde Ciudad Fernandina de Vigán. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999, es la ciudad colonial española en el continente asiático que mejor se ha conservado, tanto en su traza urbana con calles empedradas como en su arquitectura cuya fusión en el diseño y construcción de edificios e inmuebles históricos muestran la presencia europea virreinal y la de origen local tradicional, sumada al estilo asiático. La conforman 39 barangayes o barrios.
Artesano trabajando la laca en Pátzcuaro, Michoacán, con influencia de técnicas y motivos filipinos
Ciudad de Baguio, hermanada con la ciudad Se localiza en la región I al norte de Manila, de Taxco, Guerrero, en el año 2004. en la isla Luzón. Fue fundada en 1786 y ha sido designada cabecera de la provincia de La Unión Su nombre deriva del tagalog y se usa para desde 1850. denominar los ciclones tropicales. Es una ciudad situada en la isla Luzón, en la región de la El lugar ha sido escenario de diversas conCordillera, en la provincia de Benguet. Fue fun- frontaciones armadas en 1898 por insurgentes dada en 1909 por los estadounidenses duran- filipinos. Más adelante, en 1945, fue destruida te la ocupación, como un lugar de veraneo. Se por los bombardeos norteamericanos, ocurriubica a 250 kilómetros al norte de la ciudad de dos para liberar la ciudad invadida por los japoManila, y cuenta con numerosas universidades neses. Actualmente es la sede de agencias guy centros académicos. bernamentales además de un destacado centro de comercio, de negocios, financiero y educatiCiudad de San Fernando, La Unión, herma- vo. Cuenta con un importante puerto marítimo nada con la ciudad de Coatzacoalcos, Veracruz, e infraestructura de comunicación. el 30 de septiembre de 2003. 79
XVII PROGRAMA DE RADIO UAEM, “RECUPERANDO NUESTRO PATRIMONIO CULTURAL” Margarita Aguirre Castillo31
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onscientes de lo vasto y plural de nuestro patrimonio cultural a nivel nacional y sobre todo local, así como del compromiso con las futuras generaciones, de que las representaciones, valores, objetos, conocimientos, documentos, testimonios, costumbres y tradiciones de otras épocas se conserven, hace más de una década nos dimos a la tarea de realizar una serie de programas semanales bajo el título: “Recuperando nuestro Patrimonio Cultural”, difundida a través de Radio UAEM (Radiodifusora de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos). Teníamos muy clara la idea de que para lograr nuestro objetivo se requería de una participación colectiva, con puntos de vista no sólo de los estudiosos del tema sino también de miembros de la sociedad civil a nivel estatal, municipal y local, de grupos de las propias comunidades donde, además de reconocer la importancia de proteger y conservar el patrimonio cultural, se afanan día a día en aras de su crecimiento y difusión. Así se trabajó en lo que sería la primera serie de tan importante proyecto. ¿Qué temas se tratarían? ¿A quién se invitaría para abordarlos? ¿De qué manera podríamos hacer-
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lo? Preguntas necesarias para que el programa lograra el cometido de ser el espacio ideal para dar a conocer a nuestros radioescuchas temas que en suma conforman el legado cultural de todas las épocas. En este punto, justo es mencionar que el trabajo académico y de coordinación que ha realizado a lo largo de estos programas el Doctor en Arquitectura y arqueólogo, Juan Antonio Siller Camacho, además de investigador del Centro Regional INAH Morelos, ha sido de vital importancia, no sólo por sus vastos conocimientos sobre el tema sino también por sus trabajos de investigación y las relaciones que tiene con un sinnúmero de personalidades que comparten el interés por la recuperación y conservación del patrimonio cultural. Esto se ha traducido en muchas entrevistas a investigadores, escritores, estudiantes de posgrado, funcionarios de todos los niveles, artistas, artesanos, y otros actores sociales, quienes han ayudado a que Radio UAEM cumpla con el compromiso que tiene de ofrecer programas equilibrados, con respeto a la verdad y amplitud de criterio, al dar voz a to31 Encargada de Despacho de la Dirección de Radio y conductora del programa “Recuperando nuestro Patrimonio Cultural”, de Radio UAEM.
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dos los grupos poblacionales, transmitir la diversidad cultural de las comunidades y ofrecer una visión del mundo real. En el programa “Recuperando nuestro Patrimonio Cultural” nos comprometemos con ello, pues en cada emisión se difunden modos de vida, creencias, lenguajes, costumbres, es decir, todo aquello que conforma el patrimonio cultural en sus diversas manifestaciones, coadyuvando con ello al fomento de una educación de calidad para el crecimiento individual y colectivo del radioescucha, favoreciendo la toma de conciencia constructiva y crítica. Entre los temas que se han abordado a lo largo de estos años, se encuentran aquellos que tienen que ver con el patrimonio cultural tangible, como las exhaciendas, los conventos, las zonas arqueológicas, el arte sacro, las capillas, los monumentos históricos, los documentos, los relojes monumentales. También se le ha dado difusión a todo aquello que forma parte del patrimonio cultural inmaterial o intangible, es decir, lenguas, música, costumbres, expresiones de las culturas populares, tradiciones, prácticas artesanales, acervo intelectual, etcétera. Es importante mencionar que gran parte del éxito del programa “Recuperando nuestro Patrimonio Cultural” se debe a que ha trascendido las fronteras geográficas, pues haciendo más eficiente el uso de todos los recursos tecnológicos con los que contamos, hemos podido realizar entrevistas en tiempo real, con personajes no sólo de otros estados de la República sino de
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otros países, como fue el caso de España y Guatemala. Hay que destacar también que Radio UAEM transmite vía internet, lo que nos ha permitido establecer un vínculo muy cercano con la población que nos ve y nos escucha a través
Paliacates a la venta en Tepoztlán, Morelos, pañuelos de diseño hindú llegados a México originalmente en el Galeón de Manila
de este medio, quienes, además, tienen la posibilidad de participar en el programa en tiempo real, por medio del chat, desde cualquier parte del mundo. Así hemos recibido preguntas, comentarios y felicitaciones de gente de los más variados lugares. Hoy en día el programa está muy bien posicionado entre nuestros seguidores, ya sea vía radial o vía internet, y en atención al objetivo inicial de coadyuvar a través de todos los medios posibles con los esfuerzos por proteger del deterioro físico y de la amenaza de agentes sociales y naturales a los monumentos históricos, las obras de arte, los vestigios arqueológicos, así como a los testimonios y documentos, se trabaja con el apoyo de otras instancias como el Museo Regional Cuauhnáhuac, recinto que hace un par de años abrió sus puertas para que aquellos personajes que nos vistan en la radio por la mañana, acudan por la tarde a compartir sus conocimientos con un público que se ha vuelto asiduo gracias a la calidad de los conferencistas. Pero esto no es todo, actualmente se está trabajando en la edición de los programas, en la elaboración de las fichas técnicas y de todo lo que se requiere para que muy pronto “Recuperando nuestro Patrimonio Cultural” sea parte de la Biblioteca Virtual de la Dirección de Difusión de las Ciencias de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, pues se busca que el mayor número de personas vean el campo de la recuperación y conservación del patrimonio
cultural, no en su sentido restringido a bienes tangibles e intangibles, sino en toda su dimensión, en algo que va cambiando con el tiempo y que se encuentra estrechamente ligado con los procesos históricos y sociales. Por otra parte, buscamos también que quienes nos siguen, por cualquiera de los medios ya mencionados, sean conscientes de que todos podemos contribuir en la preservación, el estudio, el aprovechamiento y la difusión de nuestro patrimonio cultural.
FICHA TÉCNICA “Recuperando nuestro Patrimonio Cultural”, los miércoles; horario: 9:00 a 10:00 horas; a través de Radio UAEM; frecuencias de la radio XHUAEM 106.1 FM en Cuernavaca y sus 2 repetidoras: XHCUM 89.7 en Cuautla, XHJJM 91.9 en Jojutla de Juárez, en Morelos. Las conferencias, como complemento del programa radial, se realizan el mismo día por la tarde en el Museo Regional Cuauhnáhuac-Palacio de Cortés, bajo la conducción del Dr. Juan Antonio Siller Camacho. Vía internet se puede seguir el programa en la página www.uaem. mx/radio Conductores: Marga Aguirre Castillo y Juan Antonio Siller Camacho, Control de audio en Cabina: Mario Toledo. Radio UAEM se localiza en el Campus Norte de la UAEM, Chamilpa, Cuernavaca, Morelos.
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XVIII PINTURA Y SINCRONICIDAD ENTRE MÉXICO Y FILIPINAS Manuel D. Baldemor32
Muchas de las pinturas de mi exhibición de arte mexicano son todas acerca del arte filipino y la cultura compartida, relacionadas con la influencia de tradiciones mexicanas, folclore y costumbres rituales.
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ntiguos filipinos pensaban que el mundo estaba conectado por espíritus que se manifestaban en la naturaleza. Los Ifugao´s que viven en la parte norte de Filipinas, trabajan la talla de figuras humanas conteniendo anitos llamados “bulols”. Como los antiguos mayas de México, realizaban rituales para pedir agua y recoger su generosidad. “Bathala” era el nombre del dios universal que gobernaba el cosmos y decidía el destino humano. Espíritus ancestrales fueron también venerados e invocados como guías y protección. En marzo 16 del año 1521, un marino portugués, Fernando de Magallanes, navegó bajo la bandera española, acompañado de religiosos y soldados, en busca de otra ruta hacia las islas de las especias, para desembarcar en la hoy isla Cebú, en Filipinas. La colonización se inició con las acciones de Magallanes tratando de curar al nieto del cacique Humabon, quien, como agradecimiento, consintió que cientos de sus seguidores tuvieran una misa y fueran bautizados. Desde allí surgió la lealtad a la cruz y la espada españolas, sumándose a la búsqueda de almas
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y de oro. Magallanes encontró su muerte en la batalla de Mactan a manos del jefe Lapu-Lapu. Por órdenes del rey Felipe II, Miguel López de Legazpi partió desde Barra de Navidad, México, con una tripulación española y mexicana, el 21 de noviembre de 1564, con Fray Andrés de Urdaneta como jefe de la navegación. El propósito de la expedición de Legazpi fue el de conquistar las Filipinas y representar al reinado de España. Con la bandera del galeón San Pedro, arribaron a Filipinas el 27 abril de 1565. Muchos autores relatan que la imagen de la Virgen de Guadalupe fue traída a la isla en el viaje de Legazpi. La conquista fue posible porque las islas estaban conformadas por muchos pequeños reinados de jefes que tenían su propia animosidad individual, así como alianzas entre ellos. Con el establecimiento de pactos y el uso judicial de la fuerza cuando era necesario, exploraron y colonizaron los lugares para la gloria de España. Legazpi nombró Filipinas al archipiélago en honor al rey Felipe II de España, en 1571, cuan32 Un versátil artista filipino, pintor, escultor, impresor, escritor e ilustrador de libros.
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do ocurrió la fundación formal de Manila, que se construyó intramuros, y fue nombrado su primer gobernador; con el tiempo muchos nativos fueron convertidos a la religión católica y romana. Con la piedra de fundación del sitio, instruyó a Urdaneta navegar en el galeón San Pedro para encontrar la ruta de regreso a la Nueva España, el tornaviaje. El galeón partió de la isla Cebú el 1 de junio de 1565, y arribó al puerto de Acapulco el 8 de octubre de 1565. Por dos siglos y medio, México y Filipinas estuvieron conectados por el Galeón de Manila, lo que no sólo permitió el comercio, sino los intercambios y préstamos humanos y culturales entre estos dos países. Teniendo una herencia histórica común bajo el reinado de España, fue inevitable que encontraran un desarrollo positivo y compartieran situaciones comunes. Ambos tienen similitud en sus luchas de independencia. Hasta el día de hoy los filipinos comparten costumbres, arte, características culturales, tradiciones, rituales religiosos, iconos y apellidos. El 8 de octubre es conocido como el Día del Galeón. Se conmemora el aniversario del viaje del galeón que unió a Filipinas, España y México, a través de la ruta comercial Manila-Acapulco. Las Filipinas son la puerta de entrada al sureste asiático. El comercio del galeón que ligó a dos países, será recordado como uno de los 33 Traducción del inglés por Juan Antonio Siller Camacho del libro Philippine and Mexican Synchronicity, Paintigs, by Manuel D. Baldemor, Manila, Published Galerie, 2014, pp. 2-4. (Catálogo para la exposición de pintura” Sincronicidad entre Filipinas y México”, presentada en el Centro Cultural Ollin Yolizti en la Ciudad de México en 2014)
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primeros intentos de construcción de una verdadera sociedad globalizada33.
BIOGRAFÍA DE MANUEL D. BALDEMOR ARTISTA PLÁSTICO FILIPINO Este versátil artista filipino, pintor, escultor, impresor, escritor e ilustrador de libros, Manuel D. Baldemor, nació en 1947 en Paete Laguna, Filipinas, un pueblo conocido por sus escultores de madera. Creció con la influencia y rodeado de este contexto, para enriquecerlo aún más con viajes y jornadas de país en país y, en consecuencia, de cultura en cultura.
Costa del Pacífico, el gran océano que une a México con Filipinas, en Manzanillo, Colima
Su talento global se extiende a través de muchas instituciones lejanas, Baldemor ha realizado numerosas exhibiciones personales en museos y galerías, no solamente en Filipinas sino en muchas ciudades alrededor del mundo, incluidas Amsterdam, Ankara, Basel, Beijing, Bergen, Bern, Bratislava, Bruselas, Budapest, Cairo, Cascais, Copenhagen, Dusserdorf, Edimburgo, Hanoi, Ho Chi Minh, Helsinki, Jakarta, Kuala Lumpur, Londres, Luxemburgo, Madrid, Mainz, México, Moscú, Nueva York, Osaka, Riga, Seoul, Estocolmo, Santiago, Singapur, Teherán, Tallinn, Tokyo, Uppsala, Varsovia, Viena, Vilnius y Wassenaar.
Ha recibido 24 reconocimientos locales e internacionales, numerosos premios y ha sido invitado como artista residente en Singapur, Japón, Israel, Chile, Portugal, Estonia y Suiza. Numerosas invitaciones y becas le fueron otorgadas para desarrollar proyectos artísticos; ha realizado colaboraciones con el Ministerio de Arte y Cultura de Francia (1985), la Agencia China de Exhibiciones (1987), el Ministerio de Cultura de Egipto (1990), el Consejo para las Relaciones Culturales de la India (1998), la Fundacao Oriente of Libon (2004), el Ministerio de Arte y Cultura de Latvia y el Ministerio de Arte y Cultura de Estonia (2006). En 2009 con el apoyo de la comunidad filipina y Filipinos Católicos de Francia, Baldemor, junto con la talentosa artista francesa de mosaicos, Slyvie Henot, y Francois Sand, crearon un mural en mosaico en la Basílica de Santa Teresa de Lisieux, en Normandía, Francia, representando la fuerza revolucionaria de la gente filipina de 1986. Otros dos murales embellecen sendas oficinas de las Naciones Unidas construidas en Viena. El otro mural, “Philippine Sky World” de 36 por 72 pulgadas, puede ser apreciado en el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York. Por 18 años consecutivos, las tarjetas de la UNICEF, distribuidas por todo el mundo, han mostrado reproducciones de su trabajo. El producto de la venta de estas tarjetas, por parte de la UNICEF, ha sido usado para vacunas y para construir escuelas en Guinobatan, Albay, Filipinas.
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Sus “diseños de la bolsa verde” han sido usados en campañas para la protección ambiental. Movido por la curiosidad y su insaciable deseo de explorar el mundo, la filosofía y el arte de Baldemor hacen que él nunca deje de experimentar para evolucionar e improvisar.
Escultura Santa Reyna de marfil del siglo XVIII
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CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS ARCHIVOS COMPARTIDOS UAEM, 3RÍOS, FONCA
Página 64: Árbol de tamarindo en Colima, otro de los productos llegados en el Galeón de Manila
Página 16 y 76: Detalle de la fuente de la Casa del Risco, en San Ángel, Ciudad de México, adornada con Página 70: La Real Aduana de Pátzcuaro, Michoacán, entrada de las mercancías transportadas por el cerámica llegada en el Galeón de Manila Galeón de Manila Página 20: Claustro del convento de la Asunción, en Cuernavaca, donde estuvo Miguel López de Legazpi, Página 75: Cruz atrial y torre de la catedral de Cuerprimer gobernador de la Capitanía General de las Fi- navaca lipinas Página 80: Objetos laqueados de Olinalá, Guerrero, Páginas 28, 32-33, 38, 54, 68, 84: Detalles del mu- con influencia de técnicas y motivos orientales llegados ral del siglo XVII, descubierto en la catedral de Cuerna- en el Galeón de Manila vaca, sobre el martirio de San Felipe de Jesús en Japón, constancia de las vicisitudes del tornaviaje de Filipinas Páginas 18, 22-23, 31, 34, 36-37, 45, 49, 52, 53, 57, 65, 66, 74, 78, 79, 82, 86-87 a México Página 42: Fuerte de San Diego, en Acapulco, construcción ligada a la historia del Galeón de Manila
JOSÉ MIGUEL RUEDA DE LA PEÑA
Página 24: Vaso de marfil calado y tallado
Página 46: Detalles de columnas hechas con tazas de porcelana china, en la fuente estilo morisco de la Casa Página 44: Espada de acero y madera, con empuñadel Risco. Fue construida en el siglo XVII y hoy forma dura tallada en forma de caballo parte del Centro Cultural Isidro Fabela Página 61: Escribanía estilo Queen Anne de madera Página 56: Imagen de San Francisco en la catedral de con decorativos laqueados y motivos orientales con esTlaxcala, obra filipina donde el santo lleva sobre sus cenas costumbristas del siglo XVIII, compuesta en dos hombros tres mundos, que adicionalmente del signifi- secciones de seis cajones al frente y tres puertas cado religioso, parecería sugerir la unión de Europa, Páginas 27, 36, 40, 41, 48, 50, 62, 72, 88 Asia y América ocurrida gracias a México y Filipinas
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