Hernán Cortés

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PROPONEN REGRESE LA ESTATUA DE CORTÉS


El coordinador de la bancada del PAN en el Congreso, Javier Bolaños Aguilar, abogó por la reaparición y reubicación de la estatua de Hernán Cortés, retirada de la avenida Teopanzolco p o r ó r d e n e s d e l e x a l c a l d e d e C u e r n a v a c a , M a n u e l M a r t í n e z G a r r i g ó s .

El legislador argumentó que la escultura es parte del patrimonio cultural de la ciudad, más allá de las fobias contra el conquistador.“La escultura ecuestre de don Hernán Cortés Pizarro Altamirano, oriundo de Medellín, Castilla, España, fue esculpida por las manos del artista Sebastián Aparicio, ordenada y pagada en 1931 por don Manuel Suárez y Suárez, y colocada en el interior del Hotel Casino de la Selva, hasta que el predio cambió su destino. Por alguna razón que desconozco, ésta pasó a formar parte del patrimonio mobiliario del Municipio de Cuernavaca”,indicó.

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Sin embargo, sin más motivos que la supuesta petición de vecinos de las colonias Lomas de Cortés, Recursos Hidráulicos y Rincón del Valle, el entonces presidente municipal ordenó que fuera retirada de la glorieta en donde fue colocada, y con ello la ciudad perdió un monumento escultórico, cuyo paradero actual se desconoce. 
 “Mi intervención en esta tribuna no tiene por objeto polemizar sobre la persona,trayectoria y obra de Hernán Cortés; no busco confrontar con quienes lo consideran un villano, ni con quienes lo han defendido; cada quien que lo valore de acuerdo a su criterio. 
 “Lo importante de mi propuesta es que se recupere un bien mueble patrimonio de nuestra ciudad y de nuestra historia, y se ubique su escultura en un espacio donde pueda apreciarse d e s d e l a p e r s p e c t i v a h i s t ó r i c a y e s t é t i c a , e n s u c a s o ” , p i d i ó B o l a ñ o s .

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El museo Cuauhnáhuac, que el pasado marzo cumplió 39 años como recinto artístico-cultural y que en el pasado fue también morada del referido personaje, podría ser el sitio adecuado para exhibir la escultura, propuso el legislador panista a los integrantes del Pleno legislativo, a quienes presentó el punto de acuerdo para exhortar a las autoridades de la ciudad a recuperar la figura ecuestre.

"... que se recupere un bien mueble patrimonio de nuestra ciudad y de nuestra historia, y se ubique su escultura en un e s p a c i o d o n d e p u e d a a p r e c i a r s e . "

Javier Bolaños Aguilar, diputado del PAN

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Cabalgó de Teopanzolco y esperan que vuelva
 El 22 de febrero de 2012, así publicó el periódico oficial Tierra y Libertad: ACUERDO MUNICIPAL
 AC/SO/21-X-11/294
 Artículo Primero.- Se autoriza retirar la estatua de Hernán Cortes, ubicada en la Avenida Teopanzolco esquina Nueva Bélgica, entre las colonias Rincón del Valle y Recursos Hidráulicos de esta ciudad, y sea colocada la estatua de Cuauhtémoc en el mismo lugar.

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Francisco Aparicio Escultor. Nace en Yepes (Toledo) en 1936. Estudia Bellas Artes en la Academia de Bellas A r t e s d e S a n F e r n a n d o d e M a d r i d , 1 9 5 5 - 1 9 6 0 . L i c e n c i a d o e n 1 9 8 1 .
 
 Realiza su primera exposición individual en la galería Abril, de Madrid, en 1961, siguiendo su trayectoria con muestras habituales en las galerías Círculo 2, Sen y Orfila, Madrid, Ayuntamientos de Leganés y Getafe, así como en salas de San Sebastián, Gijón, Salamanca, Pamplona, Logroño, Santander, Ciudad Real, Cáceres, Segovia, Alicante y Toledo. Participa en Concursos Nacionales, Exposiciones Nacionales de Valdepeñas, Pro Derechos Humanos, Confemental, Bicentenario Carolus, Fundación John Mooney (Estados Unidos), en To k i o , e t c .
 Como medallista en la Exposición F.D.E.M. en Europa y Estados Unidos.

Premio Nacional 1961, Molino de Bronce 1965, Tercera Medalla "Cistare", Premio "Tomás Francisco Prieto" F.N.M.T. 1977, Medalla de Plata "Círculo 2", Accésit Castilla-La Mancha 1988, C o n c u r s o " C . E . D . A . " , A c c é s i t " C o n f e m e t a l " 1 9 9 9 .

Obras en Museo de Málaga,Valdepeñas, Toledo,Cuenca, Albacete y en espacios públicos de Alicante, Málaga, Salamanca, Ávila, Getafe y Toledo. .

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Lágrimas de sangre… María Helena Noval viernes, 9 de julio de 2010

…¡Y cómo no, si los cubrieron de azul turquesa! Me refiero a la escultura dedicada a Hernán Cortés y su noble caballo, ubicada en la glorieta de Teopanzolco y Nueva Bélgica, en la colonia Lomas de Cortés. Qué horror: los fans del conquistador, que es cierto, no abundan (sólo se conocen tres esculturas dedicadas al genocida), han de estar llorando de pena, como el caballo al que le escurre un rojo bermellón de los ojos. ¿Qué dirá Sebastián Aparicio, el autor de la pieza, a quien por cierto no se le da e l c r é d i t o p o r q u e n o s e c o l o c ó l a fic h a t é c n i c a d e l a o b r a ?
 
 Y no sé si la audaz combinación es parte de un performance u obra de maleantes o grafiteros traviesos; no interesa, lo que hay que decir es que la pieza antes ubicada en el Casino de la Selva, escultura de bronce a la cera perdida de cerca de dos metros de altura, muy maltratada de tiempo atrás, fue “remozada” con la idea de imitar una pátina inexistente y dar la idea de una restauración artística. “Imitar” y “dar idea” son sinonimias de falsear y lo falso es, y siempre ha sido de mal gusto.
 
 Por lo visto a la nueva administración del centro cultural (antes Muros) no le interesó conservar la pieza y como sucede comúnmente en las ciudades en las que la planeación urbana es deficiente, la reubicaron y ya. ¿Encima habrá que agradecerles e l r e g a l o ?

¿ Q u é i d e a e s t é t i c a b a s a e l m o b i l i a r i o u r b a n o ?
 
 Se ha comentado en simposiums especializados el asunto de la escultura urbana como un tópico de cuidado en el sentido de que el monumento al héroe ha perdido vigencia como vehículo de comunicación; la estatuaria oficial originada en la Grecia Antigua, recirculada en la Roma Imperial y retomada con ímpetus durante el neoclasicismo del XIX ha ido perdiendo su valor ejemplar, y si acaso comunica algo en el plano ideológico sería la manera en la que el héroe, frecuentemente asimilado 6


como una caricatura humana, es desprovisto precisamente de su humanidad para convertirse en un muñeco. El valor artístico es otra cosa y de eso no estamos hablando aquí p o r q u e e s m a t e r i a d e o t r o c o s t a l .
 Dice Umberto Eco en su maravilloso ensayo sobre la cultura de masas y lo kitsch, que la desmesura y la búsqueda del mero efecto estético

(emoción digerida y sugerida, lista para que el espectador la consuma fácilmente) son las características básicas del mal gusto. Ya con los caballotes ubicados en Río Mayo (zona de la ciclopista, Vista Hermosa) cubríamos la dosis kitsch de la zona. ¿Para qué ostentar más el mal gusto de quienes tienen el poder de decorar la ciudad?

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Reconocer a Cortés Por Leonardo Tarifeño Septiembre 2003 | Tags: Arte patrio

De todas las incomodidades de la Historia, ninguna más peligrosa que la de entusiasmarse con un prócer hasta el extremo de levantarle una estatua. Con los artistas es distinto: en la efigie que Viena le dedica a Mozart se reconoce a Mozart, la de Cervantes en Alcalá de Henares evoca a un escritor hasta para cualquier turista, y ni hablar de otras todavía más explícitas como la de Elvis Presley en Memphis o la de Carlos Gardel en Buenos Aires. Sin embargo, y a pesar de sus diferencias, muchas veces irreconciliables, los padres de la patria siempre se parecen unos a otros cuando les toca el turno del bronce. Hay algo extraño en todo esto, quién sabe, será que todos los prohombres son iguales para la posteridad. "Hay que tener en cuenta que la calva del cura Hidalgo, la levita de Juárez y el pañuelo de Morelos son más importantes para identificar a estos personajes que su estructura ósea" advirtió Jorge Ibargüengoitia ya en 1972; "supongamos que vemos la imagen de un militar de mediados de siglo pasado. No nos dice nada. En cambio, si vemos que está rasurado y trae anteojitos, sabemos que es Zaragoza." Pero si confundirse de héroe nacional es un insulto a los esfuerzos de la prepa, reconocer al del monumento puede ser un dilema de efectos incalculables. Algo de eso hay en el brevísimo apogeo y caída de la estatua de Hernán Cortés que, gracias a una iniciativa del gobierno de José López Portillo, en 1982 llegó a convivir con los mexicanos desde el zócalo de Coyoacán. La reivindicación hispánica había comenzado un año antes, cuando el entonces presidente develó un busto del Conquistador en el Hospital de Jesús. Hasta ese momento, la única efigie en honor a Cortés era la que se encontraba en el ex hotel Casino de la Selva, en Cuernavaca, hoy en disputa con la empresa Costco. En la estatua de Cuernavaca, obra de Sebastián Aparicio, a Cortés se lo ve montado a caballo y de lejos podría ser Simón Bolívar, José de San Martín o Don Quijote de la Mancha. Quizás porque en ese carnaval de similitudes no se lo puede reconocer, el impacto de esa estatua casi ha pasado inadvertido; de hecho, la imagen parece despertar tanta ternura que Costco ordenó quitarla del sitio donde estuvo durante dos décadas "para protegerla de las obras que se iniciarían", es decir, un impune Maracaná del shopping en la tierra de Bajo el volcán. Años antes, otro Cortés irreconocible apareció en nuestro país, esta vez como regalo de 8


un artista estadounidense al pueblo de México. En aquella oportunidad, y ante los indicios de una repulsa generalizada, la estatua se le devolvió al escultor con el argumento de que en México no se le rinde tributo a los genocidas. Lo extraño del asunto fue que poco más tarde, a mediados de 1935, la misma estatua surgió en la plaza de armas de Lima, instalada en pleno centro de la capital peruana, pero ahora con Cortés rebautizado con el nombre de Francisco Pizarro. Lost in the supermarket, como cantaba The Clash, o travestido con la piel de otro aventurero de la colonización. ¡Qué caminos tan extraños recorre un prócer cuando nadie lo reconoce! ¿Y si es reconocido? Mal también, porque se lo recuerda bajo el cliché de la estatua y nunca como el milagro de carne y hueso que lo vuelve irrepetible. En el bronce, Hidalgo es identificable por su calva, Juárez por la levita, Morelos por el pañuelo, y Cortés por la Malinche. La escultura de Coyoacán, dedicada al mestizaje en México, mostraba al Conquistador y su amante sentados detrás de Martín, su hijo mestizo. Era él. Reconocerlo era posible para todos, así que se lo removió ese mismo año. "Cortés representa la conquista militar y el genocidio" apuntó el politólogo Gastón García Cantú, en apoyo a la medida tomada por la gestión de Miguel de la Madrid; "en mi opinión, ningún conquistador merece una estatua, y la idea de reconocer a Cortés como el fundador de la nación es un profundo y reaccionario error." Otros no piensan igual. Entre los que se han pronunciado a favor de una estatua donde claramente se reconozca a Cortés —y que no se lo confunda con algún otro jinete— está nada menos que Carlos Fuentes. "Una manera de ser más mexicanos, más completos, más iberoamericanos, es aceptar que el Atlántico no es una zanja sino una vía de comunicación, de galeones que van de ida y vuelta", ha dicho el autor de Los años de Laura Díaz. Según él, habría que seguir el ejemplo de la literatura, donde no hay poesía española sin Rubén Darío o Pablo Neruda, ni latinoamericana sin García Lorca o Valle-Inclán. Pero la literatura es otra historia. Como señaló el peruano Alfredo Bryce Echenique en una entrevista reciente, nadie quiere quemar la casa de Proust y nunca se ha hecho ningún mal en nombre de Proust. En cambio, reconocer a un prócer (en todos sus rasgos, con virtudes y defectos) implica quemar muchos de los sueños dorados de la Historia. Será por eso que la estatua de Coyoacán desapareció de una vez y para siempre. La del caballo sigue en el ex Casino de la Selva, a la espera de que Costco arme un proyecto cultural a la salida del futuro megashopping. Y de la de Proust, ni noticias.

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