La correspondencia es un fragmento de la historia de quien escribe las cartas. En cada una de estas páginas se encuentran vestigios de una vida narrados en el tiempo específico en que sucedieron los acontecimientos.
Impulsada por su padre, el fotógrafo Guillermo Kahlo, Frida empieza a pintar a partir del accidente en que se ve obligada a pasar meses de convalecencia postrada en una cama. Es desde entonces que también inicia un constante diálogo epistolar con sus amigos. Sus cartas, hiladas como un fino tejido cronológico dan testimonio de los lugares en que habitó, sus gustos literarios e inquietudes artísticas. De igual manera, está escrita y descrita la historia de su maternidad frustrada, sus afectos y los amores que rodearon su vida.