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¿CÓMO SANAR UNA HERIDA EMOCIONAL?

Diana Patricia

Arriaga De la Garza

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Hola a todos mis queridos lectores de este boletín, estamos dándole la bienvenida a este 2023, espero que todos inicien el año lleno de alegría, con mucha energía positiva, que todos sus propósitos los cumplan y que sea un maravilloso año.

Por eso, para este mes elegí un tema bastante positivo, cuantos de nosotros hemos dejado en el pasado una desilusión, un corazón roto, dolor, malos momentos y situaciones y estamos justo en un momento de nuestras vidas en donde necesitamos “sanar”, sanarnos a nosotros mismos.

Cuesta mucho levantarse cuando hemos pasado por alguna situación en donde nos dejaron hechos pedazos, sin embargo, sé que se puede.

Las heridas emocionales pueden permanecer abiertas y causar sufrimiento durante mucho tiempo si no nos dedicamos a sanarlas.

Las experiencias dolorosas que desarrollamos a lo largo de nuestra vida conforman nuestras heridas emocionales. Estas heridas pueden ser múltiples y podemos llamarlas de muchas formas: traición, humillación, desconfianza, abandono, injusticia…

No obstante, debemos de hacernos conscientes de nuestras heridas emocionales y evitar maquillarlas, pues cuanto más tiempo esperemos a sanarlas más se agravarán. Además, cuando estamos heridos, vivimos de forma constante situaciones que tocan nuestro dolor y hacen que nos pongamos múltiples máscaras por el miedo a revivir nuestro dolor.

¿Cómo saber si tenemos una herida emocional?

En ocasiones, las heridas emocionales vienen desde tan lejos que se han convertido en una parte normalizada de la identidad. Aun así, sus señales calan en algún momento, dando lugar a ciertos patrones:

Comportamientos de miedo y evasión, o incluso agresividad, ante situaciones similares a las que produjeron la herida emocional.

Esos patrones de conducta evitan que la persona se desenvuelva en su vida de manera fluida, de forma que se crean situaciones forzadas y tensas a menudo.

Síntomas físicos fruto del miedo y la angustia: contracción muscular, sudoración, parálisis, ansiedad, depresión, etcétera.

Pensamientos negativos: es difícil deshacerse de las ideas negativas que circulan por la mente cuando el sujeto se expone a aquello que rasca las heridas emocionales.

Una vez identificada la herida emocional, debes saber que es posible sanarla. Requiere tiempo, trabajo sobre uno mismo y, muchas veces, desbloquear dolores emocionales.

Date permiso para enojarte con aquellos quienes nos hirieron, sentirse culpable dificulta el perdón, pero liberarnos de esa culpa y el rencor es la única forma de sanar nuestras heridas.

También es necesario perdonar, pues debemos aceptar que las personas que hieren es probable que lleven dentro un profundo dolor.

Acepta tus heridas emocionales, estas mismas te van a enseñar algo, aunque es probable que te cueste aceptarlo porque nuestro ego crea una barrera de protección bastante eficaz para ocultar nuestros problemas.

Lo cierto es que, normalmente, el ego quiere y cree tomar el camino más fácil, pero en realidad nos complica la vida. Son nuestros pensamientos, reflexiones y actuaciones los que nos la simplifican, aunque nos parezca demasiado complicado por el esfuerzo que requiere. Date tiempo para observar cómo te has apegado a tu herida.

Identifica conductas y corrígelas, tus heridas emocionales tienen conductas y pensamientos asociados que te están dificultando vivir tu vida con plenitud. Reconocerlas y comenzar a cambiar esos hábitos es necesario para reconvertir tu día a día y tus relaciones en algo sano.

Vive el presente, quedarse estancados en el pasado y en la experiencia traumática nos impedirá disfrutar de la vida, y ésta es ahora. Para ello, empieza a valorar y agradecer todo lo que eres y tienes en el aquí y ahora. Cuídate y quiérete, que tú mismo eres lo más importante que tienes, cuida tu cuerpo, vive experiencias únicas, despréndete de relaciones que generen dependencia, quéjate menos, abre tu mente y libérate…

Para sanar y amarnos a nosotros mismos dejar de lado el victimismo será esencial. En ocasiones, nos vemos sumergidos en esa espiral de quejas que no nos dejan avanzar porque en vez de actuar, simplemente nos lamentamos.

Las quejas y pensamientos negativos no te servirán de nada, es más, te impedirán disfrutar. Seremos mucho más felices si intentamos verle el lado positivo a todo lo que nos ocurre, porque al contrario que lamentarnos ¡esto sí nos ayuda! Podemos aprender, podemos coger ideas y avanzaremos hacia dónde queremos.

“Mi felicidad solo depende de una persona y esa persona soy yo”

¿Te amas a ti mismo? ¿Has amado a alguien sin quererte a ti primero? Es arriesgado atrevernos a iniciar una relación de pareja si, previamente, no hemos aprendido a respetarnos, a valorarnos y a ser honestos con nosotros y con los demás. Para establecer relaciones sanas con los demás, primero tienes que centrarte en ti y crear una relación sana contigo. Solo así podrás empezar a querer a otras personas de manera sincera y real.

Y recuerden sean felices.

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