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Complicidad con la violencia machista en Cochabamba Mujeres creando asumió la defensa legal y política en el caso contra Reynaldo Cuadros Anaya. PÁG. 3

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Foto: Wara Vargas

Embarazada, explotada y despedida del trabajo TRABAJADORAS ASALARIADAS DEL HOGAR. La maternidad es un pretexto que utilizan muchos y muchas empleadoras para cometer un sinfín de abusos, desde privarles del descanso pre y posnatal, hasta pagarles sueldos menores al mínimo nacional, a pesar de una extensa normativa que protege a las madres y a las niñas y niños. PágS. 4-5-6

Marcha indígena y policía infiltrada Práctica gubernamental cotidiana La cabo Angélica Cáceres no fue estratega de ninguna acción en la octava marcha indígena, pero eso no la exime de responsabilidades. PágS. 8-9

DIVORCIADA FELIZ Se aburrió de los malos tratos y las borracheras, y se separó del marido hace 10 años. Luego terminó el colegio, conoció a sus compañeras del sindicato y con la curiosidad que la caracteriza, se hizo parte del equipo del programa radial “Soy trabajadora del hogar con orgullo y dignidad”. Adela Gómez crió sola a su hijo y ahora quiere estudiar Comunicación Social y tener su propio negocio.


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Con nuestra voz Trabajo doméstico, resistencia política

En los años setenta, desde el feminismo las mujeres se resistieron a asumirse como amas de casa. Más de 40 años después, millones de mujeres seguimos resistiendo esa imposición patriarcal que separa lo productivo de lo reproductivo, que valora las mercancías y desvalora la vida, que pretende mantener separado lo público de lo privado, que somete nuestros cuerpos bajo el chantaje del trabajo que se hace por amor. Las feministas de entonces plantearon la posibilidad de que el trabajo doméstico genere ingresos, como un medio para lograr independencia económica. Sin embargo, esto también significaba perder la oportunidad de romper con la naturalización que ha recaído sobre las mujeres, respecto a nuestras capacidades innatas de cuidadoras. El trabajo cotidiano, manual, de limpieza, de ordenar, de cocinar, es y ha sido siempre considerado poco importante, degradante y exclusivo del mundo de las mujeres. Se invisibiliza el tiempo y el esfuerzo físico como valor en sí mismo, a pe-

Viejas chismosas

sar de que todas las tareas domésticas son vitales para el sostenimiento de la vida misma y de los hogares. El patriarcado se ha encargado hábilmente de dejarnos en ese lugar y de quitarle al trabajo de cuidado su importancia en la política y en la economía, y de quitarle su lugar en la historia. Las actividades del hogar, que permite la subsistencia de todo un colectivo, no son valoradas individual ni socialmente, y tampoco son monetizadas. Y lo mismo ocurre cuando estas tareas se realizan en el ámbito laboral, en hospitales, restaurantes, etc. De ahí lo bajo de las remuneraciones. Además, las mujeres quedan expuestas a la discriminación, maltrato, sobreexplotación, a la humillación y a un lugar de marginalidad social. El capitalismo y luego el neoliberalismo refuerzan esta situación, a través de un mecanismo que convierte a las mujeres en explotadoras de otras mujeres. Es decir que cuando una mujer puede salir de su casa y desarrollar actividades que le permitan independencia y un espacio “exitoso” en la sociedad, lo hace a costa del tiempo, de la energía, de los sueños, del cansancio físico, de la creatividad, de las tristezas de otra mujer.

Entel, un dolor de cabeza. El ministro de Obras Públicas, Servicios y Vivienda, Vladimir Sánchez Escóbar, ya no sabe qué hacer, porque Entel no solo tiene la peor señal entre todas las operadoras de celulares del país sino que también tiene varias observaciones de la ATT. En varias reuniones les ha reclamado a sus viceministros y directores que resuelvan la situación, y ya se están barajando algunos nombres de funcionarios para que dirijan la telefónica estatal. Amauta chuta. Fernando Huanacuni, director general de Ceremonial del Estado, ha hecho figurar a su mamá en la

Consejo de herejes: María Galindo Carolina Ottonello Julieta Ojeda Marguay Alejandra García Castro Cleofé Ramos Zulema Quispe Paredes

Esther Argollo Danitza Luna Karina Aranda Helen Álvarez Virreira

Denisse Aguilar Diseño: Las 11

Colaboran Drina Ergueta

Para comunicarte con Mujeres Creando: La Paz: Casa Virgen de los Deseos. Av. 20 de Octubre # 2060 entre Aspiazu y J.J. Pérez. Tel: 2-2413764 Mujeres en busca de justicia: 2-2415765 Radio Deseo: 72000390

Santa Cruz: Casa Los deseos de la Virgen. Calle Arenales # 284 entre Aroma y Murillo. Tel: 71631678 Mujeres en busca de justicia: 71631083

Web: mujerescreando.org; mujerescreando.com; radiodeseo.com. Facebook: Mujeres Creando; Mujeres Creando Santa Cruz; Virgen de los Deseos (La casa de Mujeres Creando; Los deseos de La Virgen; Radio Deseo 103.3 F.M. Twitter: MUJERESCREANDO; RADIO DESEOfm Correo electrónico: mujerescreando@entelnet.bo; mujerescreandosantacruz@gmail. com.

Si tienes historias de vida que contar, denuncias que hacer o temas que sugerir, escríbenos al correo malhablada13@gmail.com.

Lo privado como político nos permite poner en debate el trabajo doméstico no remunerado de las amas de casa, las malas condiciones laborales de las trabajadoras del hogar, la vulneración de los derechos de las mujeres asalariadas, el distanciamiento del placer, la relaciones de poder en la pareja, el contrato matrimonial como una estafa, la maternidad impuesta, la heterosexualidad como única forma de vivir el amor, los privilegios de los hombres y muchos otros temas. Cuando empezamos a asomarnos hacia el mundo, a soñar y a querer ejercer nuestra libertad, los placeres de nuestro cuerpo, la potencia patriarcal nos jala para atrás y trata de colocarnos en el lugar donde le seamos funcionales para sostener los privilegios masculinos: A la casa, a ser señoritas, a pensar en casarnos y ser madres, a saber cocinar, a la limpieza y a lavar la ropa. Esta es la mayor trampa del patriarcado para dividirnos. Los cuidados nunca se ven como tareas que son tanto de responsabilidad individual como colectiva. Los hombres tienen el espacio público para su prestigio y regocijo, mientras que las mujeres se privan del ocio y del placer.

Cancillería como amauta, siendo que ella jamás ha practicado el amautismo. Así y todo, envía a la señora como representante del amautismo, a varios eventos e invitaciones internacionales, sin respetar al gran conjunto de mujeres que son amautas reales y practican el amautismo, no como show ni demagogia, sino de manera profunda y legítima. Fotos nuevas. En varias oficinas gubernamentales están cambiando las grandes fotos de Evo Morales, por otras más grandes y con una expresión más “profunda”. ¿Quién habrá dado la orden?


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Padres irresponsables La Paz

Víctor Miranda Antezana. 20 años. Mensajero. Juan Carlos Mercado Castillo. 31 años. Chofer. Fernando Edwin Fortún Pérez. 40 años. Empleado en EEUU. Heins Albert Orosco Peralta. 29 años. Empleado independiente. Juan Humberto Vargas Quispe. 29 años. Chofer. Jorge Villalobos Pachuco. 37 años. Auditor. Reymundo Ramos Chejo. 39 años. Pastor Osvaldo Alfredo Villegas. 61 años. Docente de la carrera de Arquitectura de la UMSA.

Santa Cruz Adrián Arias Carreón. 57 años. Salteñero. Milder Vidal Carrasco. 26 años. Abogado. Jonny Claure Murillo. 32 años. Taxista. Jacinto Sejas Santa Ana. 61 años. Contratista.

Machos violentos

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Autoridades de Cochabamba y Justicia se lavan las manos en un caso de violencia machista Por Alejandra García Castro

La Gobernación de Cochabamba, la Brigada El art. 21 de la Ley 348 protege, Parlamentaria del deparsupuestamente, a “la mujer en tamento y el Ministerio de Justicia han reducido situación de violencia laboral” a un asunto privado, en el que no van a intervenir, el caso de las agresiones cometidas por el funcionario Reynaldo Cuadros Anaya en contra de su colega de menor rango laboral. Su posición vulnera la Ley Integral Nº 348 para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, ya que la norma establece que debían constituirse en parte querellante de oficio, pues el delito fue cometido en instalaciones gubernamentales. Mujeres Creando asumió su defensa legal para sentar un precedente y, sobre todo, “porque ella está luchando por su vida, por su felicidad y se atrevió a denunciar a un hombre con poder”, dijo María Galindo, integrante del movimiento feminista. Jackelin Rojas denunció a Cuadro Anaya, quien fungía como Director de Relaciones Internacionales de la Gobernación de Cochabamba, ante el gobernador Edmundo Novillo, adjuntando como prueba el vídeo que tuvo que grabar, pues nadie le creía el grado de violencia que soportaba. En la grabación, el funcionario, que también fue embajador de Bolivia ante la Organización de Estados Americanos (OEA), aparece golpeando a su compañera de trabajo. Ante la indiferencia de Novillo, Rojas presentó la denuncia ante el Ministerio Público y debido a la presión mediática y a las pruebas forenses, la fiscal a cargo del caso ordenó la detención preventiva de Cuadros en la cárcel de San Sebastián. Mayra Rojas y Greta Vargas de Mujeres Creando, quienes están a cargo del caso, observaron una complicidad machista en los juzgados, pues tratan a a la denunciante como si ella hubiese cometido el delito. Una muestra de ello es la decisión de Novillo, quien anunció que interpodrán contra Cuadro un proceso por mal uso de bienes del Estado y no por violencia machista.

BOLIvIA Y SU CIRCO DE HOMBRES Gumercindo Pradel, dirigente de indígenas del TIPNIS afines al MAS. “No puede ser que los hermanos después de agredirme se estén dando a la fuga... están mal acostumbrados y merecen que se haga justicia, que se vayan a la cárcel, eso es lo que buscamos”. (Página Siete, 10 de julio del 2013). La justicia indígena comunitaria es para quienes han traicionado a su pueblo. Pradel fue quien salió huyendo, perdón, caminando de la Comunidad San Pablo, pero como seguramente sus jefecitos masistas le ordenaron aparecer como víctima, ahora repite lo que le dijeron: “buscamos que vayan a la cárcel”, refiriéndose a los dirigentes del movimiento indígena que están contra la carretera que partiría al Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) por la mitad, a los que obviamente quieren descabezar.


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La metiche A pesar de las normas, trabajadoras del hogar embarazadas quedan sin trabajo Por Yola Mamani, Victoria Mamani y Martha Huallpa Redacción: Carolina Ottonello Salmón

Foto: Yuri Fukushima

Los beneficios y derechos de las trabajadoras asalariadas del hogar embarazadas están planteados en normas y leyes que, durante el gobierno de Evo Morales, se han ampliado en favor de ellas. Pero del papel a la realidad existe una brecha marcada por la injusticia, los malos tratos y al abuso de poder en contra de las que trabajan, sobre todo, como internas, es decir “cama adentro”. Hay familias que aún mantienen en una situación de semiesclavitud a las mujeres que trabajan en sus casas y autoridades que no saben cómo hacer cumplir la normativa.

Algunas familias también hacen trabajar a los hijos e hijas de sus trabajadoras del hogar para que “se ganen el pan”.

La Constitución Política del Estado (CPE), la Ley General del Trabajo, la Ley contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación, la Ley Integral que Garantiza a las Mujeres una Vida Libre de Violencia y otras disposiciones especiales garantizan a todas las mujeres embarazadas inamovilidad laboral durante un año después del nacimiento, descanso pre y posnatal de 90 días en total, cuidados especiales que incluyen no realizar tareas pesadas, entre otras. Pero nada

de esto se cumple con las trabajadoras asalariadas del hogar. A partir de testimonios de trabajadoras del hogar con hijos e hijas de diferentes edades, para demostrar si efectivamente las leyes modificaron la situación de este sector, tres integrantes del programa “Soy trabajadora del hogar con orgullo y dignidad” de Radio Deseo indagaron sobre la temática en el marco de un trabajo periodístico seleccionado por el Fondo Concursable de Periodismo de Investigación, promovido por la Fundación Unir. Por la importancia del tema, Malhablada rescata en este número la información recabada por las compañeras. Esta investigación, denominada “Aquí no cabe una wawa más”, se ha emitido por Radio Deseo en cuatro episodios. Para proteger a las compañeras que compartieron sus experiencias, sus nombres fueron cambiados. Ellas aclararon que no todos y todas las empleadoras cometen los abusos que relataremos, pero sí la mayoría.

“No se puede criar a tu bebé aquí” Lidia, una trabajadora del hogar afiliada al Sindicato Zona Sur, no le contó a su jefa que estaba embarazada, hasta que tuvo los dolores de parto estando con ella de compras en el mercado. Su miedo a ser despedida fue mayor que el cuidado de su salud y de su vida. La reacción de la empleadora fue buena en un principio, pues le aseguró que no la hubiera echado del trabajo; sin embargo, tuvo que renunciar por la presión que soportó después de nacido el bebé. Aún le deben su indemnización. En la mayoría de los casos, los testimonios reflejan la misma experiencia: el impacto de la noticia de estar embarazada y luego el miedo a perder el trabajo, que paraliza a las mujeres y las llena de temores a la hora de contarle a las empleadoras sobre su estado. De ese momento, Lucy solo recuerda el miedo que sentía. Si bien sus empleadores tomaron bien la noticia, la apoyaron y no la dejaron sin trabajo, el temor siempre estu-

vo presente. Para ella era importante contar con una vivienda, que es la mayor preocupación de estas mujeres, pues carecen de un lugar propio para vivir. Además, los edificios y casas no suelen tener un espacio digno para la habitación de las trabajadoras del hogar, lo cual es uno de los argumentos para echarlas. Eso le sucedió a Adela. Ante el anuncio de su próxima maternidad la empleadora le dijo rotundamente: “no se puede criar a tu bebé aquí”, por lo que tuvo que dejar el trabajo y el único techo que tenía en ese momento. El artículo 48 de la CPE constitucionaliza un derecho vigente desde 1988, con la Ley 975, y garantiza la inamovilidad laboral hasta un año después del parto. Aún así, se siguen vulnerando los derechos de las mujeres. El decreto 12 del 2009 especifica que esta determinación se hace extensible al padre. Por otro lado, si bien la Bolsa de Trabajo del

Ministerio de Trabajo inscribe a las embarazadas que demandan empleo, el responsable del registro laboral, Alberto Ticona, cuenta que nunca han podido lograr que contraten a una mujer en estado de gestación. “Vienen a inscribirse personas que están esperando familia, especialmente quienes están pasando una situación crítica, pero en su generalidad la persona que va a contratar no acepta”. Peores son la agencias de empleo, cuyo funcionamiento es ilegal, pues el gobierno aún no las controla. Virginia nunca más quiere pasar por la experiencia de buscar trabajo de esa manera. Ella dejaba a su niña en el colegio y luego se iba a la agencia a buscar trabajo. Las señoras miraban a las mujeres que necesitaban empleo “como escogiendo ovejas”. Cuando fue “escogida”, Virginia informó sobre su hija. La respuesta fue determinante: “lo siento hijita, un plato y un pan más se va a gastar, otra empleadora conseguite”.


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Foto: Yuri Fukushima

Abuso laboral El esfuerzo físico, un riesgo para la madre La Ley 975 tiene sólo dos artículos, los cuales disponen que la mujer embarazada “merecerá un tratamiento especial”, refiriéndose a que se debe evitar que realice esfuerzos que pongan en riesgo su salud. Además se aclara que está garantizado su nivel salarial y su ubicación en el puesto de trabajo. Por otro lado, la Ley General del Trabajo, que data de 1942, establece el descanso pre y pos natal de 45 días antes del parto y 45 días después del nacimiento. En la Declaración Universal de los Derechos Humanos también se especifica que la “maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales”. A su vez, el médico Gustavo Marconi, director del Hospital de la Mujer, explica que cuando una mujer está embarazada lo recomendable es que no haga esfuerzos, a fin de evitar una amenaza de parto prematuro. En este sentido, Ema cuenta que trabajó de manera normal hasta el último día de su embarazo. “Tenía que alzar, hacer mercado, cargar papa; pero así y todo, igual he trabajado porque necesitaba la plata”. Este caso no es excepcional. Es frecuente que las y los

empleadores no se involucren en la maternidad y permitan que la trabajadora del hogar siga realizando sus labores normalmente, sin darles la posibilidad de realizar su control prenatal. Virginia hasta ahora reniega, “porque yo no comía, no me alimentaba y tampoco me han dicho tienes que ir al control”. Faltando un mes para tener a su bebe decidió retirarse de su empleo. La nutricionista Ledy Paco Quisbert, técnica en el área de maternidad del Servicio Departamental de Salud La Paz (SEDES), explica que toda mujer gestante, aunque no esté asegurada, puede asistir a un establecimiento de salud pública y realizar sus controles. Otro beneficio para las madres es el bono Juana Azurduy, estipulado en el decreto 066 del 3 de abril de 2009, que son 1.760 bolivianos en total, entregados a lo largo de dos años, es decir algo menos de 150 bolivianos cada dos meses, si cumplen todos los controles médicos y tienen parto hospitalario. Pero de tres entrevistadas a quienes les correspondía cobrarlo, solo una lo hizo, porque su empleadora la ayudó y le dio permiso para realizar los complicados y largos trámites.

ATENCIÓN Nos reservamos lo s nombres de las compañeras trab ajadoras asalariadas del hogar qu e accedieron a contar sus expe riencias sobre la maternidad, mient ras trabajaban en la modalidad “cama adentro”, es decir viviendo en la casa de sus empleadores o em pleadoras.

Gran parte de las trabajadoras asalariadas del hogar asumen solas su maternidad.

Hay empleadores que menosprecian a bebés de sus trabajadoras del hogar Las trabajadoras asalariadas del hogar no solo se enfrentan a los despidos injustos, al hostigamiento laboral o a los salarios bajos, sino que pasan por las dificultades de criar a sus hijos en el mismo lugar en que trabajan.

Angélica cuenta que antes de que se levanten sus empleadores tiene que tener todo listo. A las ocho en punto y antes de la hora del almuerzo le da de lactar a su bebe, que ya tiene dos años, para no verse perjudicada en el trabajo.

Para Ema, trabajadora del hogar en el Alto, su maternidad fue bastante pesada, pero el peso también recayó sobre su niño. “Con mi hijo he trabajado. A las cuatro de la mañana baño a la wawa”.

Día a día se confrontaba con la intolerancia de su empleadora, quien la increpaba diciéndole “me vas a atender a mí o vas a atender al bebe”. Ella intentaba acostumbrar a su niño a que tome la leche a la misma hora, pero a veces se despertaba con hambre y se ponía a llorar en cualquier momento, lo que le dificultaba el trabajo.

Para Virginia el problema era el niño de sus empleadores, que siempre pateaba a su hija, por lo que casi siempre la tenía cargarda en la espalda.

Para Lidia igual era complicado el trabajo, porque tenía prohibido que su niño ingrese a la cocina y menos al resto de la casa. El pequeño, que estaba empezando a gatear, quería entrar, pero sus empleadores lo echaban “como a un perrito”. A ella le descontaron 300 de los 500 bolivianos de su sueldo, cuando, en una ocasión, acusaron al bebé de haber tapado con basura un desagüe. Yovana, que ahora tiene 20 años y que es hija de trabajadora del hogar, cuenta que ha “aprendido a valorar como es trabajar” y ahora que está por salir profesional quiere cuidar a su madre.

Las trabajadoras del hogar saben que sus empleadores las pueden sustituir sin problemas. “Si tenemos necesidad estamos obligadas a aguantar todo, ese momento es el que aprovechan”, dice Virginia y Luz agrega que las y los jefes no sienten y no sufren como ellas.


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La metiche La normativa que protege, supuestamente, a las trabajadoras del hogar

Foto: Wara Vargas

CPE. Art. 14 párrafo 2: Garantiza una vida libre de discriminación por embarazo y garantiza inamovilidad laboral.

Las aceptan con “wawas”, pero les pagan menos del mínimo Virginia trabajaba con una familia fanática religiosa, que le prohibía incluso secar la ropa de su niña en el mismo alambre, donde colgaba las prendas de la hija de su empleadora. Pero no tenía otra opción que aguantar. “Que Dios me perdone, pero cuando recuerdo ese trabajo, lo odio”; también se acuerda que ganaba 190 bolivianos cuando el salario mínimo era de 205.

Las trabajadoras del hogar no solo corren el riesgo de perder sus trabajos cuando están embarazadas, sino que quedan expuestas a tener que percibir sueldos muy bajos por el hecho de tener un hijo o hija, y de someterse a situaciones de semiesclavitud. A Lidia los empleadores le dijeron “como tienes tu hijo te voy a pagar menos que tu sueldo básico”. Angélica gana 500 bolivianos en este momento, cuando el salario mínimo es de 1.200 bolivianos. No se anima a pedir aumento, porque no tiene adónde ir con su bebé.

Basiliza Laura, secretaria general del sindicato de trabajadoras asalariadas del hogar “Zona Sur” de La Paz, cuenta que en tres años ha recibido entre 18 y 20 denuncias “Algunas han renunciado, algunas han tenido despido, algunas con condiciones se han quedado”. Para Prima Ocsa, secretaria ejecutiva de la Federación Nacional de Trabajadoras del Hogar de Bolivia (Fenatrahob), el problema es que por un lado los empleadores desconocen las leyes y por otro consideran que las mamás son trabajadoras de “segunda”. En los últimos tres años ha recibido 30 denuncias de despedido por embarazo.

Elsa Sumi, secretaria general del sindicato de trabajadoras asalariadas del hogar “Max Paredes” ha recibido 18 denuncias desde que asumió el cargo hace 10 meses y algunos embarazos han sido el resultado de violaciones cometidas en la casa de los empleadores y de despidos posteriores.

Evelyn Vizcarra, del centro jurídico de la Fenatrahob, explica que en muchos casos, una vez que la empleadora sabe del embarazo de la trabajadora, se inicia el hostigamiento laboral, lo que implica mucho más trabajo de lo normal, para presionarlas a fin de que renuncien. Vizcarra explica que las trabajadoras del hogar tienen derecho al subsidio de lactancia, que consiste en un paquete de alimentos establecido por el Ministerio de Salud. Además, les corresponde el subsidio de natalidad, que equivale a un salario mínimo. En ambos casos la responsabilidad es de las y los empleadores.

Oscar Tapia, secretario de Finanzas de la Central Obrera Boliviana (COB), explica que las denuncias que reciben de trabajadoras del hogar, las derivan al Ministerio de Trabajo, lo cual es grave para la dirigenta del sindicato “Max Paredes”, por el trato que les dan allá a sus compañeras. Además de lo burocrático que es, “les dicen que se embarazan por flojas, para no trabajar” Por su parte, el viceministro de Trabajo, Rubén Zabaleta, asegura que la normativa ya contempla todas las garantías, pero que ahora se debe “trabajar en la mentalidad social”; sin embargo no explicó cómo.

Declaración de Derechos Humanos. Art. 25, inciso 2: La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Ley General del Trabajo. Establece para embarazadas el descanso pre y pos natal de 45 días antes y 45 después del nacimiento. Ley 045 contra el racismo y toda forma de discriminación. Art. 23: establece sanciones por discriminación debido al embarazo. Ley 348 que garantiza a las mujeres una vida libre de violencia. Establece que impedir el acceso al trabajo es una forma de violencia. Ley 2450 de Regulación del Trabajo Asalariado del Hogar. Art. 4 garantiza el descanso pre y pos natal. Convenio 189 de la OIT sobre trabajo decente, ratificado por ley en Bolivia. Art. 14, protege la maternidad.


Queremos todo el paraíso Soberanía en mi país y en mi cuerpo Por Julieta Ojeda Marguay Durante varias décadas en América Latina y en Bolivia hubo ingerencia de organismos internacionales en políticas demográficas; en épocas dictatoriales hubo esterilización obligada en zonas rurales. Luego estas posiciones se replantearon en discursos más potables con gobiernos neoliberales, variando a conceptos como el de derechos reproductivos. La mirada neocolonial y liberal justifica ese control bajo la lógica de que una de las causas de la pobreza es el aumento de la población, pero ni mencionan la desigualdad en la distribución de la riqueza. Esta ingerencia se debe a intereses económicos, neocoloniales y patriarcales desde los cuales pretenden interferir en nuestros países y les vale un pepino la soberanía de nuestros cuerpos de mujeres. De eso hablamos las Mujeres Creando cuando denunciamos el carácter imperialista y neocolonialista de organismos Internacionales sobre nuestro país y sobre nuestros cuerpos. Las ONGs que usan la despenalización del aborto como una bandera no son más que expropiadoras de las luchas de los movimientos de mujeres; el protagonismo que quieren asumir también tiene que ver con quitarle su profundo contenido político a las luchas de movimientos feministas, sobre todo latinoamericanos. Eso es neocolonial. Pero es curioso ver como la iglesia católica usa el argumento de la intromisión de ONGs extranjeras en

la despenalización del aborto para promover su posición misógina y de rechazo a la autonomía de las mujeres sobre nuestros cuerpos. Sin embargo, sería buenísimo saber cómo se financia la iglesia católica en Bolivia, ¿qué es Caritas Bolivia? Ese también es uno de los argumentos de Alberto Salcedo, líder de la secta religiosa Ekklesia, quien además, desconociendo que las mujeres de los pueblos indígenas de Latinoamérica y, obviamente, de Bolivia, han practicado el aborto en todos los tiempos, sostiene que esa práctica viene de afuera del país. El presidente en diferentes circunstancias se ha mostrado públicamente junto a este pastor y suponemos que, a la hora de la hora, le cobrarán la factura.

Nosotras parimos nosotras decidimos Autoridades de gobierno que tienen menor o mayor poder político se han manifestado a favor y en contra de la despenalización del aborto, incluido el Presidente. Ante esto me parece importante recordar cuál fue la posición del MAS en la Asamblea Constituyente y durante el debate del texto constitucional, aprobado en enero del 2009. La derecha, la izquierda, los y las indigenistas y/o asambleistas (MAS), creyentes del catolicismo y del cristianismo se unieron para impedir cualquier avance; es más bregaron por un retroceso sin reparos éticos, sin tomar en cuenta sus diver-

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gencias ideológicas y políticas. Es curioso ver cómo convergen posiciones contrarias cuando se trata de mantener el control sobre los cuerpos de las mujeres. El contexto de la Asamblea Constituyente fue la gran oportunidad para configurar un nuevo país también para nosotras las mujeres; pero el MAS no cuestionó en absoluto a la iglesia católica, ni a ninguna otra; por el contrario reforzaron posiciones retrógradas en problemáticas como la del aborto o el matrimonio y la unión de hecho entre personas del mismo sexo. Sospecho que las manifestaciones públicas de autoridades gubernamentales que se pronuncian a favor o en contra del aborto son solo por protagonismo personal o por distraccionismo, pues lo que estamos presenciando nos conduce a concluir que no hay una intención política real y honesta desde el poder para discutir sobre la despenalización del aborto en profundidad, a diferencia de lo que, me atrevo a afirmar, ocurre en la sociedad. Todos los días mujeres de todas las edades, sobre todo las más pobres, abortan poniendo en riesgo sus vidas. Como Mujeres Creando estamos en la lucha por la despenalización del aborto desde hace 20 años, en una práctica cotidiana y consecuente con nuestra convicción política feminista, porque no vamos a dejar que las mujeres mueran esperando las decisiones del poder político. Legisladores, curas, abogados, jueces, médicos les comunicamos que nosotras parimos y nosotras decidimos. Las mujeres y los movimientos de mujeres somos quienes tenemos la palabra.

Seguridad alimentaria, pretexto para transgénicos Variedades de maíz local en peligro de extinción. Por Karina Aranda Álvarez Durante los últimos años, los trabajos arqueológicos realizados en los Andes y la Amazonía boliviana pudieron determinar no solo que nuestra región constituyó uno de los mayores y más importantes centros de diversidad de maíz del continente y el mundo, sino que desde hace 2.500 años ya se producía y consumía este grano en nuestro territorio, debido a su importancia dietética, ritual y social. Según la bióloga Patricia Molina, el valor de Bolivia como centro de diversidad del maíz consiste en que es un importante reservorio, donde pueden buscarse nuevos genes. En nuestro país se reconocen cientos de variedades de maíz, empleadas en atención a diversos usos y costumbres alimenticias, de acuerdo a cada región. A pesar de esta diversidad, durante los últimos cinco años se ha introducido maíz transgénico al país, primero de manera ilegal (la Constitución prohíbe la importación y comercialización de semillas y productos transgénicos) y últimamente de manera oficial, a instancias del propio gobierno y de la mano del Viceministerio de Desarrollo Rural, el cual distribuyó a partir del año 2011, 37.500 toneladas de maíz amarillo argentino (el tercer productor mundial de transgénicos), con el objetivo de detener la subida

de precios del pollo (debido a la escasez de maíz, que constituye su alimento). Ya en el 2011 el entonces presidente de los productores de maíz y sorgo (Promasor) Vicente Gutiérrez, declaraba que “hacía rato” que se habían abierto las puertas de los transgénicos en el país. Por entonces, el presidente de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas Demetrio Pérez indicaba que “toda la población boliviana desde hace años está consumiendo transgénicos directa o indirectamente”. Para reforzar el pedido de vía libre a los transgénicos, la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) remarcaba la necesidad de priorizar las semillas transgénicas para mejorar la productividad del maíz. Sin embargo, sobre nuestro derecho como consumidores a saber qué estamos consumiendo y decidir si queremos o no consumir estos alimentos genéticamente manipulados, nadie dijo nada. Y es que aparte de estar yendo abiertamente en contra de la CPE, se juega con nuestra salud. No sólo nos exponen –sin nuestro consentimiento– a nuevas alergias y nuevos tóxicos, sino también al desarrollo de tumores masivos, daño en órganos, aumento en el desarrollo de cáncer de mama, obesidad, alteración de la función del sistema inmunológico y digestivo, y muerte prematura, según Food and Chemical Toxicology, y más de 30 estudios científicos realizados en diversas partes del mundo. Por otro lado, se está atentado contra la rica diversidad de maíz que poseemos, ya que una vez que los

cultivos transgénicos son introducidos, su control es muy difícil y generalmente terminan contaminando los cultivos orgánicos locales. Esto implicaría la pérdida irremediable de la variabilidad genética y la soberanía del agricultor, pues dependería de las semillas transgénicas que no pueden ser guardadas y deben ser compradas siempre. Lo lamentable es que el propio gobierno impulsa estas prácticas, no sólo con una ley de revolución productiva, que de manera amañada da vía libre a los transgénicos y pesticidas, sino con la distribución velada de semillas de maíz transgénico a pequeños productores tradicionales (de Cochabamba y La Paz) con la novedad de que “resisten heladas y plagas”, como le indicaron a Yolanda Mamani. El argumento es y siempre ha sido garantizar la seguridad alimentaria, cuando en realidad sólo se garantiza la economía de transnacionales que comercializan estas semillas y de los grandes agroproductores del Oriente, que siembran para la exportación. Seamos claros, el empleo de transgénicos sólo vuelve dependientes a los agricultores, incrementa el uso de pesticidas altamente tóxicos, contamina el medio ambiente, reduce la biodiversidad local y atenta seriamente contra la salud. Por todo ello, nuestra posición conlleva un NO rotundo a la introducción de transgénicos en nuestro país y una gran duda sobre qué entiende el gobierno cuando habla de respeto a la Madre Tierra y sobre todo de seguridad alimentaria.


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Queremos todo el paraíso Infiltración policial, una práctica cotidiana Por Julieta Ojeda, Esther Argollo y Helen Álvarez

¿Quién ordenó la infiltración de policías en la octava marcha indígena? ¿Será que es el único movimiento infiltrado por el gobierno? ¿En qué se diferencia este gobierno “del proceso de cambio” respecto a otros gobiernos de derecha?

Tenemos la certeza de que al menos dos policías se hicieron pasar por estudiantes universitarios para unirse al grupo urbano que fue a apoyar a la octava marcha indígena, cuando la columna se encontraba bloqueada en Chaparina por un contingente policial y por colonizadores afines al MAS, para impedir su llegada a la ciudad de La Paz.

La presencia de la cabo Angélica Cáceres fue develada por los medios de comunicación y ante ese hecho, ya que como Mujeres Creando fuimos parte de la comisión que viajó hasta Chaparina para apoyar la lucha del TIPNIS, la ubicamos como Angélica Cazas, la mujer que se hizo anotar como estudiante de tercer año de la carrera de Comunicación Social de la UMSA, quien además estuvo acompañada de manera permanente por otro supuesto estudiante de Comunicación que dio el nombre de Joaquín Alarcón. Condenamos la presencia de esta y de este infiltrados, quienes seguramente cumplían órdenes. Esto, sin embargo, no

Decir que una infiltrada instigó el “secuestro” del Canciller es ratificar la versión del gobierno y menospreciar el protagonismo de las mujeres. los exime de la responsabilidad de esa tarea de espionaje a un movimiento que, al margen de ser indígena, tiene una demanda concreta y legítima, que es la protección de su territorio, a partir del rechazo a la construcción de una carretera que solo servirá y beneficiará a ciertos intereses.

La infiltración fue realizada por la Policía, pero ¿quién le da órdenes a la Policía? Supues-

tamente el Ministerio de Gobierno, que en septiembre del 2011 estaba dirigido por Sacha Llorenty. Sin embargo, este no es un gobierno de “librepensantes”, como dejó muy en claro el mismo presidente Evo Morales. Entonces esa orden, así como la orden de reprimir a la marcha, de la manera brutal como lo hicieron, no puede ser la ocurrencia/iniciativa de algún funcionario de rango intermedio. Ese tipo de órdenes emanan desde lo más alto de la estructura del poder. Lavarse las manos

El reconocimiento del ministro de Gobierno, Carlos Romero, de que efectivamente Cáceres era una infiltrada de la Policía y la supuesta molestia de Evo Morales, quien dijo que hay policías que buscan enfrentar y generar desconfianza, no es más que otro intento de deslindar responsabilidades y de lavar su imagen de cara a la población, mucho más en un momento que ya es preelectoral.

Sin embargo, los hechos demuestran su práctica policíaca y persecutoria a las organizaciones, grupos y personas que cuestionan el accionar del gobierno. Disentir es un derecho que ahora está criminalizado, como lo estuvo también en go-

Es claro que el gobierno tiene una política sólida de injerencia e infiltración de los movimientos sociales para vigilarnos y dividirnos. biernos de derecha, autoritarios, golpistas.

Es más, como nunca antes, el gobierno opera a través de sus militantes infiltrándolos en todos los movimientos sociales para dividirlos, para incitar a la violencia, para cooptarlos, para vigilarlos, para vigilarnos… Turbia investigación

La demanda de que se investi-


Queremos todo el paraíso

MALHABLADA de que efectivamente hubo un “secuestro”, lo cual no es cierto, y por otro lado, es incluso un menosprecio al protagonismo y a la iniciativa de lucha de las dirigentas indígenas, que fueron quienes propiciaron un cambio cualitativo en ese momento, cuando la columna de la marcha se encontraba bloqueada.

La octava marcha indígena vista por un niño mosetén, un dibujo que reproducido a escala y expuesto por Mujeres Creando en el Museo Tambo Quirquincho en octubre del 2011.

guen las infiltraciones, para saber cuántos y quienes eran las y los infiltrados, puede ser legítima; sin embargo, ¿quién realiza esas investigaciones? ¿A quién envían los reportes? ¿Quién, finalmente, da a conocer los resultados? El Ministerio Público es parte del Órgano Judicial, que ya ha dado muestras contundentes de su parcialidad, como cuando dieron luz verde a la reelección de Evo Morales. Entonces qué legitimidad puede tener su actuación, si además a diario somos testigos de la impunidad que impera en todo el aparato estatal. No obstante, las investigaciones sí tienen que realizarse para establecer los grados de responsabilidades de la cabo Cáceres y de otros infiltrados, del Comando de la Policía, del Ministerio de Gobierno, de la Vicepresidencia y de la misma Presidencia, pero solo la participación de los movimientos y las organizaciones legitimaría de alguna manera una investigación que, a todas

luces, está viciada, pero que al menos quedaría para la historia y la memoria del accionar del gobierno. Es fundamental entonces la participación de las y los indígenas que defienden sus territorios, de las organizaciones de derechos humanos, de la Defensoría del Pueblo y de los movimientos, grupos y personas comprometidas con la defensa del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), teniendo cuidado, empero, de partidos políticos, del MSM en particular, que pretenden ganar réditos con esta lucha. Protagonismo de las mujeres

Por otro lado, el argumento de la defensa de los dirigentes indígenas, acusados de un supuesto “secuestro” del canciller David Choquehuanca, en sentido de que la cabo Cáceres instigó u organizó esa acción, carece de lógica, porque, por un lado, ratifica la versión gubernamental

Las tres integrantes de Mujeres Creando que estábamos en ese momento, fuimos testigos de que las mujeres indígenas tomaron la iniciativa, sobre todo ante la falta de agua, de pedir al Canciller que camine con ellas para que él ordene a la Policía que deje pasar a las y los marchistas.

El caos que se originó en ese momento se debió a que las y los marchistas se dieron cuenta de que esa podía ser su oportunidad para pasar el cerco policial. El momento también fue aprovechado por Cáceres para mimetizarse entre las indígenas y, probablemente, ganar su confianza jaloneando a Choquehuanca. Sin embargo, fueron las mismas indígenas las que lo hicieron soltar, sobre todo cuando un indígena lo sujetó del cuello de su polera: “así no compañero”, le dijeron. Lo sabemos porque estuvimos ahí. Decir que la cabo Cáceres fue parte de la planificación del apoyo urbano a la octava marcha indígena y que estuvo al tanto de todo, es otra afirmación sin fundamento, sobre todo porque quienes organizamos ese respaldo desde la ciudad tenemos una trayectoria histórica de lucha y de propuestas políticas, conocemos sobre los mo-

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vimientos que existen y además sabemos cómo relacionarnos con personas desconocidas que, de un momento a otro, se “brindan” para participar de estas iniciativas políticas. Las “reuniones” donde ella participó fueron abiertas y netamente de coordinación de tareas de la cotidianidad, como por ejemplo que cada quien apoye en las tareas de limpieza. Confirmación gubernamental

En concreto, está claro que el gobierno tiene una política sólida de injerencia e infiltración a los movimientos sociales; es responsable de la vulneración de una larga lista de derechos, es responsable de todos los actos policiales y militares, y si utilizan como excusa que se rompió la cadena de mando, también eso es responsabilidad del gobierno. Por ello, decir que la infiltración es una labor propia de la Policía, como lo indicó el ministro Romero, es una confirmación de que vivimos bajo el mandato de un gobierno represor y autoritario. Ante ello nosotras, como Mujeres Creando, ratificamos nuestro derecho a organizarnos, a desenmascarar e interpelar a los poderosos de derecha, de izquierda o indigenistas que carecen de ética a la hora de administrar su poder; a cuestionar y rechazar la criminalización de la protesta, la infiltración en los movimientos sociales, la intención de uniformizar el pensamiento, y nos posicionamos en defensa de los derechos humanos y de la vida.


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Sobre el apoyo estatal a artistas internacionales Reflexiones en torno a los conciertos de Silvio Rodríguez y León Gieco Por Denisse Aguilar

Dos de las actividades más importantes organizadas por el Ministerio de Culturas en la gestión 2013 han sido los conciertos de Silvio Rodríguez, realizado el 15 de abril en la ciudad de Santa Cruz, y la reciente presentación de León Gieco, el 12 de julio, en la ciudad de El Alto. Ambos conciertos fueron auspiciados por el Ministerio de Culturas con el apoyo de importantes empresas estatales. El recital de Silvio Rodríguez tuvo un costo aproximado de 1,5 millones de bolivianos, según datos proporcionados por el organismo estatal de Culturas; sobre el de León Gieco no tenemos datos precisos, ya que fue coauspiciado por la Embajada Argentina.

tos conciertos. De modo general podemos afirmar que la generación que actualmente cuenta con más de 55 años y que vivió las dictaduras y el sueño socialista -contemporáneo a estos músicos- no es el público mayoritario; el mayor porcentaje de público fue el que se encuentra entre los 30 y 40 años, una población que vivió de refilón o de oídas los ideales de la revolución socialista y que ahora no encuentra en esta música el sentido subversivo que en su época logró generar. Para las generaciones más jóvenes estos ideales están aun más distantes; estos conciertos no son más que eso, simples conciertos de músicos con una amplia trayectoria. Fuera de las diferencias de edades, estamos seguras que alguna vive estos recitales con una suerte de nostalgia de los ideales y sueños de lo que en su momento significó la utopía de una sociedad más justa y equitativa.

Foto: Tomado de Bolivia.com

Pero ¿cuál es el verdadero motivo para que ambos conciertos fueran auspiciados por el Ministerio de Culturas? ¿Qué pretende lograr el gobierno al realizar estos conciertos? Si bien el estilo musical de ambos artistas es bastante diferente, al igual que su práctica social desde la Independientemente de los momúsica, ambos representan lo que tivos del gobierno para contien su momento fue la música comnuar patrocinando este tipo de prometida con lo social, la música eventos, o de los diferentes de protesta. Y es precisamente a este motivos por los que el público pasado al que pretende apelar el goasiste, seguiremos disfrutando bierno al realizar estos conciertos, de ellos especialmente cuando creando un vínculo entre los idease trate de músicos como León les y sueños de una generación que Llegó rodeado de su equipo de seguridad al concierto de Gieco y, por lo visto, también tenía sus fans. Gieco que nos deleitó además soñó y luchó por una sociedad más de su música con imágenes de justa, y el actual “proceso de cambio” que vive Bolivia desde el 2005, es su gira ”De Ushuaia a la Quiaca” en la que intentó recuperar ritmos podecir apelar a la memoria revolucionaria de una generación y trasladarla pulares con la participación de niños, jóvenes y ancianos de diferentes al sentido revolucionario que pretende darle a este proceso. localidades del Argentina. La presentación de grupos teloneros como “Negro y Blanco” de La Paz en Santa Cruz y “Animal de Ciudad” de Santa Cruz en El Alto, pretende además promover el discurso de integración e intercambio cultural entre regiones que, en algún momento, se vieron enfrentadas. Podemos concluir entonces que ambas galas tienen un fuerte componente político y son funcionales a los intereses del actual gobierno.

Algo que llama la atención es el amplio grupo etareo que asiste a es-

Quizá valdría la pena que el Ministerio de Culturas, además de promocionar este tipo de eventos, dirija su mirada a diferentes espacios del ámbito musical nacional, que tiene un insuficiente presupuesto y escaso apoyo institucional. De esta forma se podría incentivar la investigación y la recuperación de nuestro patrimonio musical en el área urbana y rural, actualmente dejado de lado por las desvirtuadas manifestaciones folklóricas; pero esta reflexión será abordada en otro artículo.

“Las entrañables” Emma Goldman (1869-1940) fue un espíritu increíblemente libre. Lituana de origen judío, a los 15 años huyó de un matrimonio concertado y emigró a los Estados Unidos. América, decía, sería su salvación. A sus 20 años ingresó a una fábrica textil y se unió al movimiento libertario. Fue una gran oradora. La gran convicción con la que hablaba “magnetizaba”. Definía el anarquismo como “un nuevo orden social basado en la libertad sin restricción por leyes hechas por los hombres”. Creía que por medio de un movimiento anarquista se podría crear un mundo autogestionario. Agitadora, visible, pública y notoria, su voz fue su gran potencia para explicar su teoría política. Daba conferencias donde denunciaba las injusti-

cias laborales y fue la primera revolucionaria que asumió defensa por los homosexuales. Su vida estuvo dedicada a la lucha por la libre expresión, al libre pensamiento, al amor libre. Asustó al poder y y fue declarada “una mujer sumamente peligrosa”. Organizó mitines en contra del reclutamiento, en franca oposición a la guerra. Fue condenada a prisión por, según ella decía, alzar su voz para hablar sobre la emancipación de las mujeres, que debería permitirles convertirse en un seres humanos en el sentido más propio del término. Ella planteaba que “la institución del matrimonio convierte a la mujer en un parásito y la obliga a depender completamente de otra persona. La incapacita para la lucha por la vida, aniquila su

conciencia social, paraliza su imaginación y le impone después graciosamente su protección, que es en realidad una trampa, una parodia del carácter humano” Públicamente explicó como tenían que ser usados los métodos anticonceptivos y distribuyó un manifiesto en favor de la contracepción. Pero hablar de esto en público era un delito, por lo que nuevamente fue encarcelada. Se convirtió en la enemiga principal del gobierno de la época. En 1919 fue deportada a la Unión Soviética y de ahí también la echaron. Falleció en Toronto, Canadá, y la enterraron en Estados Unidos. El epitafio de su tumba reza: “La libertad no descenderá hasta el pueblo, es el pueblo quien debe ascender a la libertad”.


Feminismos Diccionario feminista Misoginia Proviene del griego; miseo significa odiar o despreciar, y gyné significa mujer o femenino, es decir odio a las mujeres. Se produce cuando se cree que ellas son inferiores a los hombres, cuando se sostiene que son incapaces, cuando se las hostiliza, se las agrede y somete. Misógino es quien ejerce odio, desprecio, aversión y rechazo hacia las mujeres de manera permanente, tanto en circunstancias particulares, como respecto a todo lo que ellas realizan en la sociedad.

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Las mujeres sostuvieron a países enteros en la guerra Por Julieta Ojeda

El movimiento sufragista, llamado así porque priorizaba la lucha por el voto universal, también reivindicó el acceso a la educación, el derecho de custodia de niños y niñas, y el derecho a administrar los recursos propios, en un momento en que las mujeres, debido a la Primera Guerra Mundial, comenzaron a trabajar masivamente fuera de sus casas y por un salario. Ellas demostraron que podían sostener países enteros, ya que reemplazaron a los hombres en la industria y en todos los oficios que habían dejado vacíos, debido a la conflagración bélica.

Este fue el epílogo de un momento histórico fundamental para las mujeres, el movimiento sufragista, cuyas bases teóricas y su carácter pacifista las pusieron Harriet Taylor y John Stuart Mill. Estos personajes vivieron en la primera mitad del siglo 19 y, por lo registrado, al conocerse iniciaron una alianza amorosa, pero no sexual, muy prolífica, respetuosa y horizontal. Después de la Segunda Guerra Mundial los derechos educativos para las mujeres fueron garantizados en la mayoría de los Estados europeos; sin embargo, los gobiernos de estos países, al producirse el cese de hostilidades, pretendieron que las mujeres retornen a sus hogares, ya que dejaron de ser útiles.

La publicidad jugó un papel importante en la posguerra, cuando se empieza a instalar un nuevo modelo de mujer, a la que no se le imponen los roles femeninos asignados socialmente, sino la que acepta “feliz” el ser madre y ama de casa.

En las décadas del cuarenta y cincuenta, se manejó la imagen de una mujer recluida, que salió del ámbito de lo privado al publico, de lo reproductivo a lo productivo, pero que lo hizo siendo bella, impecable en su femineidad y trabajadora. Expertos de la conducta elaboraron todo un aparato publicitario y los mensajes llegaron a través del cine, televisión y revistas. La consecuencia de esta exigencia social para las mujeres que querían trabajar fuera de sus hogares, fue la frustración que desemboco en depresión, infelicidad e insatisfacción. Entonces, la vida política de estas mujeres se circunscribió a constituir asociaciones de amas de casa, con escasa capacidad de influencia. La feminista Amelia Valcárcel afirma que la intención fue mantener ocupada, dentro de un hogar tecnificado, “a una mujer con formación media y ciertas expectativas profesionales”; asimismo, el propósito era ocupar su tiempo y su pensamiento con el arreglo personal y doméstico compulsivo, así como generar “el deseo de participación en reuniones acerca del mejor modo de envasar los alimentos, o dirigir su vida de consumo social hacia la compra de productos cosméticos a domicilio, todo ello, debía tener consecuencias personalmente desastrosas”. A mitad de la década del sesenta, las hijas empezaron a darse cuenta de lo poco que habían avanzado como mujeres.

Para ampliar la información puedes consultar a: Amelia Valcárcel. La memoria colectiva y los retos del feminismo. Naciones Unidas. Santiago de Chile, 2001. Nuria Varela. Feminismo para principiantes. Ediciones B, Barcelona, 2005. Película La sonrisa de Mona Lisa de Mike Newell, 2003.


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