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El mito: mellizos en la escuela… separados!! Clases separadas para los gemelos: ¿ganancias o pérdidas

El mito: mellizos en la escuela… separados!!

Julieta Petrucci

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Un pájaro posado en un árbol Nunca tiene miedo a que la rama se rompa Porque su confianza no está en la rama Sino en sus propias alas.

A principios del siglo pasado, había cierta tendencia en las familias con hijos múltiples, a agudizar aún más la semejanza que la naturaleza les había otorgado, pretendiendo hacer de los gemelos dos seres idénticos, vistiéndolos con las mismas ropas, mismo corte de cabellos, nombres parecidos o que rimaran, etc. Esto significaba un verdadero problema respecto de la construcción de la personalidad y lo vincular, originando mitos que aún persisten en el imaginario social.

En las décadas del 70 u 80 este paradigma se modifica, prevaleciendo la tendencia a la “individualización”, junto a estudios científicos que destacaban la importancia de tratar a los gemelos como seres individuales y no como una entidad dual. Esto trae como consecuencia que en las escuelas se comience a tomar la decisión de que no compartan la misma clase, confundiendo de esta manera separación con individualización.

Hay que destacar que así como todos los sujetos somos diferentes y cada modo vincular es único, también en el caso de los mellizos, gemelos, trillizos, etc. (en adelante los llamaré múltiples), también hay distintos tipos de relaciones. A grandes rasgos podemos distinguir tres modalidades:

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hay múltiples que se comportan como simbióticamente, que quieren estar siempre juntos y sufren cuando no lo están, que quieren vestirse del mismo modo y comportarse como si fueran idénticos.

Hay múltiples que funcionan bien tanto juntos como separados, que se extrañan, se disfrutan, pueden tener amigos en común tanto como por separados y tienen sus personalidades y preferencias bien definidas.

Y hay quienes rivalizan y compiten, que se sienten incómodos el uno con el otro, polarizan con tal de no parecerse, intentan dominar uno al otro o solamente uno y el otro es dominado.

Es un error muy común confundir individualización con separación. Llevándolo a un extremo, sería casi como creer que deberían criarse en casas separadas con padres diferentes para lograr esta individualidad. Sin embargo, en una misma casa, con una misma familia y bajo las mismas circunstancias, cada uno puede construir su propia subjetividad. Claramente no depende de la escuela que esta individualización ocurra, aunque puede ayudar cuando lo que se pretende conseguir en el ámbito familiar no es suficiente. Además no hay que desestimar que si bien son dos (o tres o cuatro) personitas individuales, tienen también su propia identidad como múltiples y esto hace que su vínculo sea especial para toda la vida. Muy al contrario de lo que se cree, puede resultar productivo proponer un mismo grupo en la escuela para que puedan socializar con diferentes compañeros.

Soy psicoanalista y Orientadora Educacional. Trabajo en escuelas velando por los derechos de los niños hace diez años. Si de algo estoy convencida es de que los derechos no se piden, se ejercen. Y que cada familia tiene derecho a elegir lo que cree mejor para sus hijos. A veces ocurre que algo ahí no funciona, entonces, aparecerán síntomas. Sin síntomas, no hay por qué sospechar conflictos. Son muchos los padres que prefieren que sus hijos mellizos compartan el aula en la escuela. Y son muchos los casos en los que esto sucede sin inconvenientes. Pero si se presentaran conflictos, esta decisión debería poder revertirse.

No hay ninguna norma escrita que establezca que los hermanos no puedan compartir el aula. Por el contrario, a partir del Nuevo (ya no tan nuevo)

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Régimen Académico existe lo que se llama Formato Flexible, que permite el reagrupamiento de alumnos según sus requerimientos.

La experiencia por la que hemos pasado mis hijos mellizos y yo, confiando en nuestras propias alas, testimonian cómo se puede se puede desmontar un mito.

Lorenzo y Tobías transitaron juntos su trayectoria escolar desde el jardín maternal, el cual comenzaron a poco de cumplir el primer año de vida. Hasta la segunda sala de inicial continuaron de esta manera sin dificultad alguna. Son hermanos, son amigos, son compañeros. Socializan y aprenden normalmente, A los 5 años al cambiarlos de jardín quise probar de separarlos, por motivos que en ese entonces me estaban inquietando, acordando con los Directivos que podría revertirse dicha decisión. Al observar ciertos síntomas que me indicaban que había equivocado el camino y viendo en uno de ellos dificultades para integrarse al grupo, quise volver a juntarlos pero ya no se pudo. Luego con el correr del año estas dificultades fueron menguando pero no obstante yo continuaba disconforme con esta separación.

Al inscribirlos en la escuela primaria solicité a la Directora que pudieran matricularse juntos, teniendo en cuenta que al vivir sola con ellos, el compartir el grupo me facilitaría algunas cuestiones y por sobre todas las cosas, por el interés que ellos manifestaban de volver a transitar juntos su trayectoria escolar. Como respuesta recibo un rotundo “no”, con la única argumentación de las teorías que ella sostenía, basadas, según mi parecer, en lo antes descripto: mitos: “Que tenía que permitir que cada uno construyera su subjetividad” (sin siquiera conocerlos), “que siempre uno predomina sobre el otro” “que iba a obstaculizar sus aprendizajes”, “que cada uno debía hacer su experiencia”, entre otras razones, ninguna de las cuales me convencía. Le contra argumenté cada una de estas ideas, le facilité una carpeta con el material sobre el tema que me brindaron en la Fundación Multifamilias, y me fui… convencida de que esta era apenas una derrota de una batalla que recién comenzaba.

Decidí comenzar el año dejando en segundo plano este tema, para no quitar protagonismo al inicio de esta nueva etapa: el primer grado! Siempre

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pensando en el bien supremo de ellos, los convencí de los beneficios que tenían al estar separados, pero íntimamente seguía sin convencerme esta situación. A mediados de mayo solicito una nueva entrevista con la Directora, esta vez con un informe de una profesional psicóloga que avalaba mi pedido. Desestimando el mismo, responde con la negativa una vez más, poniendo como principal argumento “la organización institucional”, herramienta de la cual me sirvo para elevar la situación a las Inspectoras. En una Escuela Pública, en el marco de la inclusión y los derechos de los niños, no debería prevalecer la “organización institucional” por sobre la diversidad y la particularidad de cada caso. Es así que luego de un vaivén de desencuentros, consigo en el mes de julio, reunirme con la Inspectora de nivel y la de la modalidad de Psicología (quien supervisa los Equipos de Orientación), y que ambas me escucharan, siendo su respuesta que buscarían resolverlo de la mejor manera posible en función del bienestar de ellos, y que obtendría una respuesta luego del receso invernal.

Efectivamente en agosto me cita la Directora de la Escuela para comentarme que en el transcurso del mes promoverían espacios compartidos entre los dos grupos y que diferentes actores institucionales (maestras, profesores, equipo de orientación escolar y directivos) los observarían para evaluar e informar si existía algún obstaculizador respecto de lo pedagógico estando bajo esta modalidad. Promediando la primer quincena de septiembre me realizan la devolución de lo observado: ningún docente había encontrado motivos que dieran cuenta de algún impedimento para que cursaran juntos, ya sea tanto en lo pedagógico como en lo vincular.

Pasado el primer desafío, que fue el revertir una decisión que ahora queda claro que era arbitraria, se venía el segundo: el cambio debía realizarse a esa altura del año: mediados de septiembre, contando con 3 días para lograr la adaptación de Lorenzo (quien quería estar con su hermano pero en “su” grupo), al de Tobías, siendo ya una decisión irrevocable e irreversible, por indicación de las Inspectoras. Así fue que el 20 de septiembre, en la cuarta hora, la Orientadora Educacional fue a buscarlo a su salón, con un excelente manejo de situación preparó el recibimiento de los chicos de su nuevo compañerito, Lorenzo, a quien le dieron la bienvenida con un cálido aplauso

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y mucha alegría. Y tequeremos un montón...

Cuando llegamos a casa, luego de contarme todo lo que había pasado, exclamó: “mami, me encantó el salón de Tobías! Mañana puedo quedarme toda la tarde?” y desde entonces fue como si nunca se hubieran separado, como si el año y medio hubiese sido sólo un paréntesis en nuestra vida, revirtiendo al instante también, las situaciones indeseadas que ocurrían en casa.

Para concluir, quiero mencionar los criterios que sostiene la Fundación Multifamilias, y obviamente adherir a la postura que mantiene respecto a que las escuelas deberían ser flexibles en esta decisión, basarse en el análisis de sus necesidades, escuchar los motivos de los padres, el deseo de los niños, dándoles una oportunidad, basándose estos u otros criterios y no dictaminando reglas inflexibles.

Cuándo es necesario separar a los múltiples: -Si tienen necesidades de aprendizaje diferentes -Si su desarrollo cognitivo es diferente -Si no se socializan con otros pares -Si uno de los hermanos le hace sombra al otro Cuáles son las razones para estar juntos:

-Cuando se adaptan bien a diferentes ambientes o situaciones sociales -Cuando tienen sus propios amigos -Cuando trabajan bien si están juntos o separados -Cuando tienen habilidades cognitivas similares -Cuando la presencia del otro los motiva

Extraído de “Be Prepared for the Placement of Your Multiples in School”, en Twins Magazine, julio/agosto de 2008 del Texto de la Lic. Laura Pérgola “Escolaridad: un gran debate”. Ver video Dos gotas de agua https://www.youtube.com/watch?v=FJZOk_ nAoEU

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Reglamento general de escuelas

Reglamento General de las Instituciones Educativas de la provincia de Buenos Aires | 25

7. responder a las necesidades de los alumnos, en especial de niños y adolescentes, asegurando el respeto permanente de sus derechos y poniendo en funcionamiento los mecanismos internos y externos de protección de los mismos;

Artículo 47°. Las tareas del equipo de conducción respetarán las siguientes pautas.

1. Las contenidas en los artículos 38 al 42 del presente Reglamento.

2. La prioridad del interés del alumno en la toma de decisiones.

Artículo 46°. El marco general de trabajo y las actividades específicas del equipo de conducción institucional comprenden la acción conjunta, la supervisión, la organización, la coordinación, la articulación y la orientación del personal a su cargo para la mejor ejecución del currículo vigente en el marco del Proyecto Institucional. La competencia del Equipo de Conducción, conforme la naturaleza del cargo respectivo, implica:

1. compartir las responsabilidades en la planificación, construcción participativa y ejecución del Proyecto Institucional, en la totalidad de sus aspectos con el resto del equipo institucional;

2. conducir el proceso de desarrollo curricular atendiendo a los diseños vigentes, a las particularidades de los sujetos y los contextos, para el logro de la mayor calidad de la educación;

3. atender y garantizar co-responsablemente con el resto del equipo institucional el proceso formativo de los alumnos, sustentado en un diálogo respetuoso que reconozca también

al error como fuente de aprendizaje;

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4. promover diversas instancias de evaluación del Proyecto Institucional por parte del equipo docente, realizando ajustes y reformulaciones periódicas y en particular previo al inicio del Ciclo lectivo;

5. supervisar en proceso y evaluar el desarrollo del Proyecto Institucional;

6. conocer, comunicar, cumplir y requerir el cumplimiento al personal de la Institución de las prescripciones normativas aplicables al sistema educativo;

7. responder a las necesidades de los alumnos, en especial de niños y adolescentes, asegurando el respeto permanente de sus derechos y poniendo en funcionamiento los mecanismos internos y externos de protección de los mismos;

8. Establecer y/o profundizar los vínculos con el entorno sociocomunitario.

Artículo 47°. Las tareas del equipo de conducción respetarán las siguientes pautas.

1. Las contenidas en los artículos 38 al 42 del presente Reglamento.

2. La prioridad del interés del alumno en la toma de decisiones.

3. La conducción participativa, la adecuada formación, la participación y la actitud crítica del personal a su cargo, en un marco de recíproco respeto.

4. La planificación prospectiva de su accionar, sin desmedro de atender las situaciones no previstas.

5. Supervisar con criterios orientadores y superadores la tarea docente.

6. Orientar la construcción de la planificación anual y otras planificaciones acordadas en el marco del Proyecto Institucional.

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