Cuaderno de Estudio 12. El escritorio de estrado con barniz de Pasto

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COLONIAL Y MUSEO SANTA CLARA / MINISTERIO DE CULTURA Cuaderno de estudio issn 2711-2977 El escritorio de estrado con barniz de Pasto Godward Escobar Galvis Lorena Guerrero Jiménez Willian Darío Obando Matabajoy Jaime Andrés Ortega Díaz Daniela Carolina Penagos Cruz Juan David Vargas Bulla Diciembre de 2022
MUSEO

Cuaderno de estudio

El escritorio de estrado con barniz de Pasto

Godward Escobar Galvis

Lorena Guerrero Jiménez

Willian Darío Obando Matabajoy

Jaime Andrés Ortega Díaz

Daniela Carolina Penagos Cruz

Juan David Vargas Bulla diciembre de 2023

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MUSEO COLONIAL Y MUSEO SANTA CLARA / MINISTERIO DE CULTURA

Contenido

Presentación 6

Ficha técnica 10 Descripción del Escritorio de Estrado 16

Rastreo de la historia del escritorio en la colección del Museo Colonial 18 Denominación 19

Contexto histórico y sociocultural 20 El contexto de la carpintería en la Nueva Granada 20 El gremio de barnizadores de San Juan de Pasto 23 El taller del barnizador 24 Técnicas 27 27 29 34 37 38

Descripción de las técnicas de carpintería presentes en el escritorio Descripción del proceso del barniz mopa-mopa colonial y de las técnicas aplicadas en el escritorio Cara ext s ernas Cara int s ernas

Cajones

Descripción de las técnicas de platería de los herrajes 39

Uso y función: Un escritorio en el estrado de la casa colonial 40 Descripción iconográfica de la decoración con barniz de Pasto 42

Notas 52 Bibliografía 56 Créditos 58

La decimosegunda entrega de nuestros Cuadernos de estudio en formato digital divulga los resultados del proyecto de investigación Aproximación a una pieza colonial con mopa-mopa: legados y pervivencias, desarrollado por docentes y estudiantes de la Escuela de Diseño del Politécnico Grancolombiano. Este grupo, conformado por los profesores Andrea Lorena Guerrero y Godward Escobar, del Politécnico Grancolombiano; el profesor William Darío Obando, de la Universidad de Nariño y los estudiantes Daniela Carolina Penagos, Jaime Andrés Ortega y Juan David Vargas,i se ocupó del estudio transdisciplinar del Escritorio de estrado, pieza de nuestra colección donada en 1954 por José María Esguerra, en memoria de su madre Saturia Samper de Esguerra.ii

Este cuaderno se divide en cinco momentos: descripción del Escritorio de estrado, denominación, contexto histórico y sociocultural, técnicas e iconografía y

Presentación

motivos ornamentales, para brindar a legos y especialistas una comprensión integral de la pieza estudiada. En la primera parte, al describir formalmente el objeto, no solo se acude al sentido de la vista, sino también al del olfato, para identificar, a partir del olor de la madera centenaria, la clase de árbol y el lugar geográfico de su proveniencia. Además de esto, es importante resaltar que al tratarse de un estudio realizado por profesionales del Diseño Industrial que manejan programas de modelado, se reproducen también las imágenes de dos modelados digitales en 3Diii de este objeto artesanal preindustrial, en dimensiones proporcionales que, al ser deconstruidas por el programa, facilitan la compresión de la estructura formal y de sus partes, como nunca antes habíamos tenido la posibilidad de observarlo.

En cuanto a su denominación, el estudio retoma el nombre dado por la profesora María del Pilar López, quien lo llama

Escritorio de estrado, y así nominalmente queda vinculado al espacio del encuentro y de las labores femeninas de la casa colonial. Un aporte interesante de este estudio tiene que ver con la atribución específicamente americana de su configuración volumétrica, contrariamente al origen europeo que se le había atribuido antes. En este contexto, este objeto nominado bajo la conceptualización del mobiliario hispano es presentado aquí como el resultado de apropiaciones de diseños asiáticos y de trazas americanas.

En un tercer momento, el estudio contextualiza histórica y socioculturalmente la producción del Escritorio como producto del oficio aprendido dentro de la estructura gremial española que se instauró en el Nuevo Reino de Granada; derivada de ella, tanto su sistema de enseñanza en los talleres, como el origen de los patrones decorativos de los objetos se vinculan a trazas y estampas europeas. También se muestra que en el contexto del modelo gremial de la

carpintería en la Nueva Granada es notoria la presencia de aprendices indígenas y en Pasto específicamente, la influencia de la Escuela quiteña. Asimismo, al referirse al gremio de los barnizadores, el estudio recalca el origen prehispánico de esta técnica y su uso en objetos ceremoniales encontrados en hallazgos arqueológicos. Se resalta también la labor ancestral de los recolectores de los brotes del árbol del mopa-mopa, quienes realizan un gran esfuerzo para internarse en la selva en dos temporadas anuales para después poder vender los cogollos de esta planta a los barnizadores. Otros actores sociales vinculados, son los mindalas, debido a la importancia que tuvieron como comerciantes, en los procesos de intercambio de estos productos en diferentes lugares de la zona andina. Termina esta parte enfocándose en el taller del barnizador, el cual se recrea a partir de la observación compartida de un par de bellas ilustraciones de un viajero y un científico del siglo xix.

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En una cuarta parte, este estudio aborda las técnicas de la carpintería del Escritorio, en las que se hace notar tanto la solidez de la madera derivada de la buena práctica del secado, como la técnica de su ensamblaje mediante la cola de milano. También se ocupan de los herrajes, para después detenerse en la técnica del barniz reseñada por algunos cronistas del siglo xvii, y con pocos registros documentales del periodo colonial. De ahí, el valor del relato del maestro José María Obando Montenegro, q.e.p.d., fallecido en este 2022, y las fotografías obtenidas para este estudio. Después de este valioso testimonio, los autores realizan una aproximación detallada mediante macrofotografías, para explicar la forma como fueron aplicadas las diferentes capas de barniz. Asimismo se detienen en las técnicas de platería de los herrajes de esta maravillosa pieza híbrida del Museo Colonial.

En la quinta parte, se habla del uso y función de este objeto, para ubicarlo, a partir de los estudios de María del Pilar López, en el estrado de alcoba o de

cumplimiento, lugar donde las mujeres guardaban sus joyas y objetos más valiosos. Finalmente este estudio termina en una detallada aproximación a la iconografía y a los diferentes motivos ornamentales en los que se resalta la libertad creadora de los barnizadores del sur de la Nueva Granada, que a través de festones vinculan las Dalias, elementos centrales del ornato, con variedades de pájaros, hojas y frutos, que gracias a este novedoso y detallado estudio sabremos disfrutar y valorar aún más.

Debo agradecer a la valiosa red de colaboradores que se generó para este estudio, así como la inapreciable participación de la familia del maestro José María Obando y el liderazgo de la profesora Andrea Lorena Guerrero y de su grupo de investigación, quienes lograron, mediante un agudo uso de los sentidos, de las herramientas tecnológicas y de la investigación histórica, un avance en la interpretación de una de las piezas híbridas más valiosas de nuestra colección. Valiosa en la medida en que es portadora de tradiciones prehispánicas ancestrales,

cuyos materiales se obtienen gracias a la especificidad ambiental, hoy en riesgo, del piedemonte amazónico del Putumayo, a los oficios andinos, y a la memoria viva que, pese a las dificultades, preserva la comunidad de barnizadores de San Juan de Pasto. No olvidemos que el barniz de Pasto fue galardonado en el 2020 por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Se trata sin duda de un tesoro, que, tras leer este Cuaderno, valoraremos aún más, para saber mantenerlo vivo para las futuras generaciones.

María Constanza Toquica Clavijo Directora

Museo Colonial y Museo Santa Clara Bogotá, 12 de diciembre de 2022

i Estudiantes y egresados del Semillero Diseño, Artefacto y Sociedad, de la Escuela de Diseño del Politécnico Grancolombiano.

ii Archivo Histórico del Museo Colonial, caja 5, carpeta 60, f. 4.

iii Obtenidas con el programa Rhinoceros 3D, versión 6.

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Ficha técnica

título autor materiales época

Escritorio de estrado Anónimo Cedro, decoración en mopa-mopa, herrajes en plata. Siglo xviii

Vista Superior

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Vista Frontal Vista Lateral

IMAGEN 1. Planos de vistas generales de Escritorio de estrado. Elaboración: Godward Escobar.

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de Pasto
con barniz

Introducción

El barniz de Pasto es una técnica ornamental única. Descrita de un modo general, su procedimiento consiste en aplicar y recortar sobre una superficie una serie de películas coloreadas hechas con la resina procesada del árbol de mopa-mopa, Elaeagia pastoensis mora. El 15 de diciembre de 2020 los conocimientos y técnicas tradicionales asociados con el barniz de Pasto o mopa-mopa del Putumayo y Nariño fueron incluidos en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la humanidad de la Unesco. Como contribución al reconocimiento del valor histórico que estos saberes representan, surgió el proyecto de investigación Aproximación a una pieza colonial con mopa-mopa: legados y pervivencias, desarrollado por un grupo de investigadores conformado por docentes y estudiantes de la Escuela de Diseño del Politécnico Grancolombiano en alianza con el programa de Diseño Industrial de la Universidad de Nariño y el Museo Colonial. El presente Cuaderno de estudio, dedicado a una notable pieza de la colección del Museo Colonial, el Escritorio de estrado, es uno de los productos derivados de dicha investigación.

Tanto el proyecto como la investigación particular sobre el Escritorio de estrado se hicieron desde una perspectiva disciplinar: la del Diseño Industrial. Ello implicó que el estudio del objeto se cimentara en la comprensión del mismo como un artefacto, para rastrear, desde esta comprensión, las relaciones productivas y simbólicas de la sociedad colonial que el mueble expresa.

Por lo demás, uno de los principales propósitos de esta investigación es visibilizar a los grupos humanos que mantienen vivo este patrimonio, desde los recolectores de las materias primas, hasta los maestros barnizadores. Así, en la sección dedicada a la descripción técnica del proceso del barniz de Pasto, se recoge la memoria de uno de los maestros barnizadores de mayor trayectoria, José María Obando. En dicha sección Obando, en voz propia, rememora a sus padres, también cultores del oficio, para inferir los procesos que debieron caracterizar este invaluable oficio durante el periodo colonial neogranadino. También la comunidad de maestros del barniz de Pasto aportó algunos detalles técnicos descriptivos del mueble.¹

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Descripción del Escritorio de Estrado

como cedro Caquetá, cuya distribución se extiende por gran parte del territorio colombiano, siendo notable su presencia en los bosques de Nariño, Putumayo y Caquetá.

Según su geometría, el Escritorio de estrado es un trapezoide que se destaca por su estructura rectilínea simple. Se trata de un contenedor de seguridad en que la propietaria podía guardar documentos importantes: joyas, dinero, escritos y elementos de escritura, característica de la que deriva el nombre de ‘escritorio’ dado a este mueble. Además de sus funciones utilitarias, esta pieza cumple también una función decorativa evidente por sus acabados, en que destacan representaciones de la naturaleza, y por sus herrajes en plata fundida y armada.

El armazón del Escritorio está ensamblado en madera de cedro (Cedrela odorata). La materialidad de esta pieza se infirió a partir de la observación de la misma: gracias a esto se pudo constatar la presencia de resina en aquellas partes del mueble sin recubrimiento.² Junto con la resina, las características de color y aroma permiten afirmar que la madera empleada en la factura de este mueble es de la variedad conocida

En cuanto a los elementos metálicos de la pieza, vemos que sus herrajes fueron labrados en plata, las bisagras originales de la pieza se elaboraron con la técnica de vaciado³ y la cerradura es armada⁴ con ornamentación burilada.⁵

Como se observa en la imagen 2, el escritorio consiste en una caja con tapa abatible, al interior de la cual se aloja una estructura de nueve cajones. En la tapa superior se observan dos bisagras hembra (Bisagra 1) fundidas en plata y fijadas a dicha base con cuatro remaches de golpe muy característicos de la época. Esta tapa da acceso al interior del escritorio, en la que se ubican las dos bisagras macho fundidas en plata (Bisagra 2) que se acoplan con las bisagras hembra. Dicho acople facilita el cierre y apertura del tablero. En la parte inferior central de la tapa abatible se ubica una bisagra que funciona como sistema de giro para la palanca de seguridad que se encastra con la cerradura. Esta cerradura con llave, sistema de seguridad del escritorio, incluye ornamentos burilados.

IMAGEN 2. Modelado digital 3D. Componentes estructurales Escritorio de estrado Elaboración:

En el interior del escritorio (imagen 3) se encuentran cuatro filas de cajones con diferentes dimensiones ubicadas entre separadores y entrepaños que generan la estructura de soporte. La configuración frontal de cada cajón está detallada por un bajo relieve geométrico rectangular, en cuyo centro están fijos pequeños tiradores vaciados en plata con

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Godward Escobar.

IMAGEN 3. Modelado digital 3D.

Interior Escritorio de estrado

Elaboración: Godward Escobar.

forma de querubines. Todos los cajones están construidos con ensambles en cola de milano, lo que resulta evidente porque todas sus partes, a excepción de los frentes, decorados con barniz de Pasto, dejan la madera al descubierto, sin ningún tipo de pintura o acabado.

Rastreo de la historia del escritorio en la colección del Museo Colonial

Denominación

El Escritorio de estrado es una de las piezas más interesantes de la colección de mobiliario del Museo Colonial: su traza es característicamente americana, pues esta configuración volumétrica no se practicaba en Europa o medio oriente; fue construida por mestizos y posteriormente decorada con mopa-mopa con motivos de flores, frutos y aves. En sus caras internas, se evidencia cierta influencia decorativa de las sedas brocadas provenientes de China, a través de un patrón repetitivo con motivo de flor de granada.

Muebles como los escritorios o las arquillas (caracterizadas por su cerradura con llave) solían ser consistentes, de estructura firme y resistentes a choques o golpes. Ahora bien, aunque se consideraban portátiles, estos mismos muebles resultaban difíciles de transportar debido a su proporción. Sin embargo, cabe resaltar que en el siglo xviii, ya había un conocimiento y aplicación de las proporciones del cuerpo humano en la configuración de mobiliario; ya existía, pues, un sentido ergonómico, gracias al cual la persona podía sentirse más cómoda al usar un mueble o algún otro utensilio.

En la primera fila de arriba abajo hay tres cajones con proporciones equivalentes entre sí: un tercio del ancho total; la segunda, cuenta con dos cajones; la tercera repite la misma configuración de la primera, mientras que la última consta de un único cajón que por su diseño y por las dos manijas dispuestas a lado y lado, aparenta ser doble, pero es, en realidad, un cajón sencillo: de un solo compartimento.

De acuerdo con los registros del Archivo Histórico del Museo Colonial, el Escritorio de estrado fue donado en 1954 por José María Esguerra, en nombre de su madre, Saturia Samper de Esguerra, para fundar la colección Saturia Samper, compuesta por muebles, objetos decorativos y pinturas. En el inventario de dicha donación, la pieza fue registrada como “caja antigua de las llamadas ‘pastusas’, decoradas con flores”.⁷

IMAGEN 4. Detalle decoración interna de la tapa abatible. Fotografía: Jaime Romero Guáqueta.

La denominación escritorio de estrado propuesta por María del Pilar López— vincula esta pieza con la mujer del siglo xviii y, por lo tanto, con el uso doméstico y la administración del hogar. Es de señalar que en aquel entonces, hombres y mujeres ocupaban espacios independientes para realizar determinados rituales cotidianos privados; así, como señala López, la alcoba con estrado era el espacio de la mujer y el estudio, el del hombre.⁶ Podríamos señalar que en este contexto, la importancia del mobiliario era capital, pues estos artefactos dotaban de un carácter y uso específico a los diferentes espacios domésticos.

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Contexto histórico y sociocultural

El contexto de la carpintería en la Nueva Granada

Según María del Pilar López, la estructura gremial, ya extinta para el siglo xvi en la mayor parte de Europa, se mantuvo en buena parte de las ciudades españolas hasta el siglo xviii. Sin embargo, existían diferencias significativas en la constitución y operación de los gremios de las artes mecánicas entre cada una de las ciudades, ocurriendo incluso que en algunas de ellas no existiera un gremio constituido de artes tan reconocidas como la pintura.⁸ Dada la ausencia de documentos oficiales referentes a normas gremiales, se puede deducir que tampoco existieron gremios de carpinteros formalmente constituidos en el Nuevo Reino de Granada. A pesar de ello, se sabe que algunas de las prácticas que caracterizaban el gremio, como la relación entre aprendices y maestros, la ubicación de los talleres en tiendas con acceso a

la calle, el control del abastecimiento de materias primas y algunas prácticas laborales para garantizar la armonía con los vecinos, estaban presentes en la cotidianidad de los carpinteros, bajo el control de una Policía de Estado.⁹

Por su parte, las relaciones sociales de solidaridad y protección de los trabajadores y sus familias, estuvieron vinculadas a las cofradías, instituciones que fortalecían el carácter de congregación en torno a la devoción de un santo patrono, con sede en alguna parroquia; estas fueron organismos muy importantes en el tejido social de los trabajadores que compartían un oficio.

Siguiendo a López, con la llegada de los artífices españoles a América, se inició un traslado también de habilidades y saberes. Aunque los menajes para dotar

las viviendas de los primeros pobladores fueron importados, pronto se empezaron a establecer talleres, espacios en los que no solo se realizaban la producción sino el proceso de enseñanza; los aprendices iniciaban su proceso de formación en un oficio a una edad entre los diez u once años, y dependiendo de la especialidad, el periodo de formación podría ser de cuatro años o más. Como describe la investigadora, durante este tiempo, los aprendices eran acogidos en las casas de los maestros, y debido a que en una casa podía haber obradores de diferentes oficios, era natural el proceso de cooperación entre ellos. En el gremio eran reconocidos dos tipos principales de artífices: los carpinteros de afuera y los carpinteros de adentro o de tienda. Los primeros se dedicaban a elaborar elementos propios de las obras de construcción arquitectónica, como techumbres, altares, escaleras, balcones, puertas, etc., por lo cual desarrollaban su actividad en el lugar de instalación del encargo, de donde se deriva su denominación. Los segundos realizaban los trabajos al interior de su propio taller

o tienda, siendo reconocidos, según su especialidad, como ensambladores, entalladores, labradores, silleros, etc.

La elaboración de un mueble u obra mayor en madera siempre se hacía por encargo, con el establecimiento de ciertas condiciones que en algunos casos se dejaban por escrito, en especial en obras de gran importancia por su envergadura o destino, pero también podía darse un acuerdo oral. Una práctica común entre los siglos xv11 y xviii fue tomar

IMAGEN 5. Detalle de cajones, Escritorio de estrado. Fotografía: Jaime Romero Guáqueta.

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como referencia una obra ya realizada y se solicitaba la copia, con algunos cambios en los materiales de acabados o la iconografía de la decoración.¹⁰ Según la observación propuesta por López, esto nos da indicio de que la idea de la originalidad no era una búsqueda en los oficios decorativos de la época, en tanto que la condición más buscada en una obra era su calidad. Algunos elementos interesantes vinculados con esta costumbre fueron las trazas y las estampas. Las trazas eran dibujos de proyectos, de trazo rápido, que podrían equipararse actualmente con los bocetos en un proceso de diseño, puesto que permitían dar idea clara de proporciones y del proceso de elaboración. Estas permitían visualizar una obra en tres dimensiones, en especial las de escala arquitectónica (como los altares), o muebles complejos con muchas partes, como el escritorio que estudia este volumen. Por ello, eran frecuentemente realizadas por arquitectos, carpinteros ensambladores, entalladores, ebanistas y plateros, en soportes como tablas o la propia pared. Las estampas eran impresos de grabados que

provenían de Europa, cuya compra se hizo muy común por parte de los artífices, quienes las tomaban como modelos y referentes para incorporar programas iconográficos u ornamentos en la composición.¹¹

En cuanto a la composición étnica de los carpinteros en el Nuevo Reino de Granada, es importante destacar que desde el principio la presencia indígena fue importante en este arte mecánico. Esta se encuentra documentada en las cartas y conciertos de aprendizaje. En el caso de San Juan de Pasto, el oficio de la carpintería recibió especial influencia de la Escuela Quiteña; muchos artífices provenientes de diferentes lugares de la Real Audiencia de Quito instalaron sus talleres en ciudades como Pasto, Ipiales y Túquerres, por lo cual los nuevos aprendices resultaron influidos por las técnicas y modos de prefiguración característicos de Quito. En la actualidad, San Juan de Pasto es reconocida como cuna de artesanos muy hábiles en el oficio de la madera, que mantienen viva esta tradición y preservan los saberes y el cuidado por la calidad del producto hecho a mano.

El gremio de barnizadores de San Juan de Pasto

El uso de la resina del mopa-mopa con fines utilitarios y decorativos es de origen precolombino, como se constata en las investigaciones de María Victoria Uribe, vinculadas a excavaciones en la zona de Miraflores, municipio de Cumbal, Nariño, en las que se hallaron cuentas de collar hechas de mopa-mopa macizo.¹² A su vez, el uso de la resina como recubrimiento decorativo está ampliamente presente en los keros incaicos coloniales, vasos elaborados en madera y decorados con películas de esta resina natural, durante el periodo temprano colonial en los territorios de los andes peruanos.¹³ Las crónicas de Juan de Velasco afirman que los pintores de barniz de la zona de los Pastos, fueron llevados a Chachapoyas, donde continuaron su oficio para proveer de objetos muy apreciados a la clase gobernante incaica,¹⁴ seguramente hasta que las condiciones del gobierno virreinal se transformaron.

Paulatinamente, en los tres siglos del periodo colonial, el barniz se fue afianzando como oficio en el sur del Nuevo Reino de Granada, cercano a las zonas selváticas, de donde se extraía la materia prima. Asimismo, la proximidad de San Juan de Pasto al océano Pacífico, y su equidistancia respecto a Quito y Popayán, debieron contribuir a su consolidación como centro de comercio. El historiador y restaurador Álvaro José Gómezjurado destaca el papel de un grupo de indígenas conocidos como mindalas en los procesos de intercambio. Este grupo indígena se especializó en la consecución de productos exclusivos y raros, lo que les dio un importante reconocimiento social entre indígenas y blancos. Los mindalas de Pasto dominaban las rutas hacia Sibundoy y las zonas de recolección del mopa-mopa entre Mocoa y Condagua, en las que los recolectores aún realizan este primer paso de la cadena productiva del barniz.

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Como sucede aún hoy, durante el periodo colonial este conocimiento garantizaba el abastecimiento de los talleres en Pasto. Actualmente, los recolectores de la resina de Mocoa, reconocidos como barniceros, se internan varios días en las zonas altas de la selva que rodea al municipio; pernoctan en cambuches improvisados y durante el día van recolectando los cogollos de la planta cubiertos de resina, juntándolos hasta formar bloques de aproximadamente un kilo. A continuación, dichos bloques se transportan hasta la cabecera municipal de Mocoa, donde son vendidos a los maestros barnizadores o sus intermediarios, previo encargo. Esta cosecha se realiza en dos temporadas anuales, la primera en abril y mayo; la segunda, entre octubre y noviembre.¹⁵

Aunque el gremio de los barnizadores era dependiente del de los pintores, puede decirse que su labor constituía una expresión pictórica singular, depositaria de una técnica propia: con sus obras, los barnizadores hacían una interpretación propia tanto de los motivos de referencia, incluidos en las estampas que circulaban ampliamente en los talleres desde el siglo xvi, como en objetos importados de lugares tan lejanos como China o Filipinas, en especial la porcelana y los mantones de Manila.¹⁷ Asimismo incluían referencias de la flora, fauna y paisaje locales, integrándolos en la estructura compositiva característica del barniz de Pasto: guardas, ornamentos y motivo central. Esta estructura se mantiene viva hoy entre los artesanos del oficio.

En ciertos casos, la disposición del taller se hacía en el mismo lugar destinado a servir de habitación, costumbre que se extendió durante el siglo xix y buena parte del xx, quizá debido a la precariedad del comercio de este tipo de bienes suntuarios que sobrevino tras la Independencia con la pérdida de las conexiones comerciales con los clientes prestantes de Europa. A este tipo de espacio mixto, le denominaban pieza. Parte de estas piezas estaba destinada a las camas, el armario y a algunos enseres. Una tela grande sujeta con una cuerda separaba el espacio íntimo de aquel destinado al taller.

En el contexto colonial, los productos del barniz de Pasto se consideraban objetos valiosos; para sus dueños estos eran un símbolo de su privilegiada posición social.¹⁶ La exquisitez de las piezas de mobiliario colonial decoradas con barniz de Pasto confirma lo anterior: en ellas era usual emplear maderas finas estructuradas con detallados ensambles y guarnecidas con finos herrajes.

El taller del barnizador

Los obradores de los maestros barnizadores, al igual que muchos talleres de pintores y carpinteros del periodo colonial, se ubicaban por lo general en habitaciones de la primera planta de una casa, con acceso directo desde la calle.

Dos famosas imágenes de la segunda mitad del siglo xix retratan el oficio del barniz de Pasto. Aunque en ellas se romantizan algunos aspectos de la cotidianidad en estos talleres, como la vestimenta de los artesanos o la disposición de los objetos terminados, estas permiten hacerse una idea bastante cercana de lo que debió ser el espacio de trabajo durante el periodo colonial. Había allí ¹⁸ un fogón central de carbón de leña de tamaño mediano que, aunque permanecía encendido aportando

IMAGEN 6. “Fabrication des objets en vernis de Pasto” (Fabricación de objetos en barniz de Pasto).André, Édouard, diseño de Sirouy, con base en un croquis del autor.

calefacción al espacio, era sobre todo usado en el proceso de transformación de la resina y en la aplicación de los acabados finales de las piezas. En torno a este fogón se disponían unas sillas bajas o bancos tallados en madera por los indígenas kamentsá en los que los barnizadores se sentaban a trabajar sus piezas.

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El taller estaba convenientemente situado al pie de la puerta principal para aprovechar la luz del día; los artesanos se levantaban muy temprano a iniciar el proceso con la resina, especialmente el destinado a las labores de decoración.

A la puerta se le acondicionaba con frecuencia una rejilla para evitar la entrada de aire frio, polvo y animales. En la noche se usaban lámparas o velas, pero la tenue iluminación no ofrecía condiciones adecuadas para ejecutar labores ornamentales.

La ilustración de Manuel María Paz para la Comisión Corográfica (1853) enfatiza un detalle más: al espacio del taller se le podían adaptar anaqueles con tablas que servían para almacenar y exhibir las piezas en proceso o aquellas terminadas. En la parte interna de la casa había otros recintos. Allí era frecuente encontrar un aljibe que proveía agua constantemente. Además de suplir el consumo humano, el agua que aquí se recogía era indispensable en el proceso de transformación de la resina del mopa-mopa.

IMAGEN 7. Barnizadores de Pasto: Provincia de Pasto.

Manuel María Paz. Comisión Corográfica, Colombia.

Técnicas

Descripción de las técnicas de carpintería presentes en el escritorio

Las caras laterales de la pieza dejan ver claramente su forma trapezoidal; estas están ensambladas a las tapas frontal y posterior mediante colas de milano, y sujetas a la base inferior y la tapa superior con puntillas delgadas colocadas a la misma distancia entre sí. La cola de milano —así denominada por su característica forma, que recuerda el plumaje caudal de estas aves— es un ensamble muy resistente a los esfuerzos de tracción, por lo cual es muy usado en este tipo de mobiliario. Este, de hecho, fue un ensamble de uso frecuente en la época colonial y su aplicación estaba establecida desde las ordenanzas peninsulares.¹⁹ De todas las caras externas de la caja, la única que no cuenta con decoración en barniz de Pasto es la base inferior.

Las tablas que constituyen tanto la estructura externa del escritorio como la de los cajones son bastante delgadas en contraste con los usos actuales, pero se encuentran perfectamente conservadas, sin evidencias de torceduras o rajas; esto se debe en parte al grado de estabilidad dimensional del cedro, pero también a la buena práctica de secado que debió cursar antes de ser trabajada la madera.

El ensamble de la cara superior y de las caras laterales de la estructura externa es también de cola de milano. El mismo tipo de ensamble está presente en los nueve cajones internos, los cuales se pueden observar claramente debido a que solo el frente de los cajones tiene pintura y decoración, mientras que los laterales, base y respaldo carecen de cualquier tipo de acabado.

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En lo que se refiere a los herrajes, la tapa abatible está fijada actualmente a la cara superior por dos pequeñas bisagras internas, seguramente añadidas durante alguna reparación en el siglo xx, pues no corresponden a las características de los demás herrajes. De hecho, la presencia de dos “apliques” en plata con remates en forma de concha tanto en la cara superior como en la posterior, evidencian que las bisagras originales estaban fijadas externamente al escritorio. La cerradura,

de forma circular, cuenta con motivos ornamentales hechos con la técnica de burilado. Su presencia nos indica que el mueble originalmente debió tener llave, pues estos escritorios eran portables y requerían la fijación de su tapa abatible.

Descripción del proceso del barniz mopa-mopa colonial y de las técnicas aplicadas en el escritorio

IMAGEN 8. Detalle de cajones, ensamble en cola de milano.

Fotografía: Jaime Romero Guáqueta.

Algunas descripciones sobre el oficio del barniz de Pasto durante el periodo colonial se remontan a 1604, año en el que Fray Pedro Simón refería: “Y haciendo esta resina de varios colores embetunan bordones, tabaqueritas, astas de pendones, varas de palios, y otras cosas de palo porque en barro ni otra cosa pega bien y hecho con buena traza y disposición de varios colores parece bien”.²⁰ Como se lee en esta cita, la relación entre el oficio del barniz y las técnicas de madera ha sido permanente a lo largo de los siglos, aunque hoy es claro que las películas de resina pueden adherirse a muchos otros materiales. Las palabras de Lucas Fernández de Piedrahita reafirman la descripción de Simón: “salieron después las primeras pinturas nombradas de Mocoa, que vienen de India en tabaqueros, cofrecillos y diferentes vasos de madera, bien estimadas en estas partes de Europa por el primor con que se labran ya en la villa de Pasto, donde se

ha pasado el comercio de este género tan apetecido de los hombres de buen gusto”.²¹

Sin embargo, no se ha encontrado una descripción suficientemente detallada del oficio del periodo colonial, lo que probablemente se relacione con la reserva que los artesanos tenían de sus saberes y prácticas, puesto que esa rareza y exclusividad le confería acceso a una clientela de élite, tanto del contexto americano como europeo. Es por ello por lo que a continuación se presenta una descripción en detalle de estos procesos de transformación, que ha permanecido casi sin cambios desde el periodo precolombino, en la voz de uno de sus cultores vivos.

El siguiente relato fue obtenido del maestro José María Obando Montenegro, testigo histórico de los procesos del oficio al que se dedicó a partir de 1955, mismos que fueron legados incólumes por su

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padre Modesto Obando y su esposa doña Concepción de Obando. La descripción hace referencia a la obtención de las telas de Barniz, durante la década de 1930:

Modesto Obando tenía un convenio con los indígenas del Valle de Sibundoy y de la vereda de Santiago en el Putumayo, ellos sacaban el mopa-mopa desde Mocoa y se citaban en el Municipio de San Francisco en luna menguante para la entrega de la resina por kilos; ellos recogían el barniz al mismo tiempo que remedios botánicos como el yagé, aceites, raíces y plantas medicinales que también vendían.

El material obtenido de la cosecha, pesado en kilos, se guardaba en vasijas de barro llenas de agua, para que se conserve húmedo y fresco, esa agua se cambiaba cada ocho a quince días porque al bloque de barniz lo cubría una babaza, había que limpiarlo y volverlo a meter a la vasija con agua fresca.

La resina tenía que majarse para triturarla, entonces la persona sacaba el bloque del agua y lo acomodaba sobre una laja (piedra plana) que estaba en el suelo, esa persona debía arrodillarse y golpear con una piedra de río el bloque de barniz, para separarlo en partes cada vez más pequeñas, ese trabajo era complicado y todos lo hacían. Se reunían los pedacitos en una olla que luego se ponía en agua a hervir.

IMAGEN 9. Resina cosechada de mopa mopa y proceso de cocción.

Fotografías: Willian Obando.

Para cocinar el barniz, se lo hacía con agua hirviendo para que tome cuerpo en el caldero. Luego se comenzaba a sacar pequeñas porciones para llevarlas a maceración, esa masa un poco abierta se la sobaba con un pedazo de costal de fique para que se le desprendieran las impurezas, lo que había que repetir hasta cuatro veces por cada porción. Pero en esa época también se hacía ese proceso con la masticación de pequeñas porciones (bocados) para

sacar cualquier impureza después de la machada. El artesano se tragaba en la saliva las partículas pequeñas y las grandes las sacaba.

Cuando se tenía el material (masa) bien limpio, se lo teñía; primero se le daba forma cuadrada y se le esparcía el color (en polvo) que se deseaba. Luego se lo cerraba desde las puntas y se comenzaba a amasar con las manos hasta que el color quedara bien pegado en toda la masa. Se metía en agua caliente para estirarlo. Solo había tres colores: el negro mineral, el habano con un producto llamado blanco de zinc y el rojo achiote. Pero también había un barniz transparente que lo usaban con la laminilla de oro o plata para formar una tela que la cubrían con otra capa de barniz transparente, se usaba para decorar las copas.

La porción de material ya teñido y calentado, lo sujeta el maestro con sus dos manos y con ayuda de otra persona del taller que tenga experiencia, lo agarra del otro extremo y comienzan a estirarlo despacio, cuando se logra un tamaño de unos

20 cm también lo sujetan con los labios para que el estiramiento se haga parejo y el grosor de la tela sea el mismo. Así se pueden lograr telas del tamaño que se necesiten: pequeñas, de unos 40 x 40 cm de ancho; las normales, de unos 80 x 80 cm y hasta grandes de casi un metro por un metro, pero esta tela es bastante transparente y muy delicada.

Se tenía la costumbre de extender las láminas en las camas para que se orearan y quedaran listas para trabajarlas.

Una persona del taller recortaba la tela lista con una tijera grande, cortaba la parte que iba a utilizar. Les pongo un ejemplo: se cortaba de la tela una parte para hacer tiras o listas, esta porción de tela color negro se cortaba a lo largo y de ancho tenía unos 30 centímetros para poderla colocar en una tabla, allí

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El escritorio de estrado con barniz de Pasto IMAGEN 10. Proceso de limpieza de resina de mopa mopa. Fotografías: Willian Obando.

se cortaban las tiras o listas para “guardiar”²² los productos, esas listas se colocaban sobre otra tabla para que no se peguen ni se arruguen.

Cuando el producto, por ejemplo, un banco kamsá se alistaba para decorarlo, ese banco se lijaba bien, se le echaba la cola²³ y se lo volvía a lijar para ponerle la pintura que era de color negro, blanco o rojo, y quedaba listo para decorar, así se hacía con todos los productos en madera de esa época.

Al banco se lo “listiaba”²⁴ para dividirlo en las partes en donde se colocaban “guardas”, y en los espacios grandes se colocaba una tela para cortar “momias”.²⁵ También se hacían otros motivos, como las flores y a veces se juntaban todos los estilos en una sola pieza. Unos artículos eran decorativos y otros, utilitarios.

Al producto que estaba terminado en la decoración, se lo oreaba al calor del fogón para acabar de pegarlo bien, o se le acercaba una brasa grande a toda la pieza para asegurarlo al calor. A veces en esa época le colocaban una tela de barniz transparente a toda la pieza para protegerla mejor.

Una observación directa y detallada del escritorio y su estudio a través de la macrofotografía, permiten determinar en gran medida la forma en que fue ejecutado el proceso de decoración con barniz mopa-mopa, tanto en las caras externas como internas de la pieza. En primer lugar, todas las superficies—interiores y exteriores— que constituyen la estructura externa del mueble, así como los frentes de los cajones, debieron ser sellados, proceso que garantiza la fijación de las telas de barniz a las superficies.

IMAGEN 12. Proceso de decoración del barniz de Pasto. Fotografías: Willian Obando.

IMAGEN 11. Tinturado y templado de telas de resina de mopa mopa.

Fotografías: Willian Obando.

Según López, la policromía aplicada en el mobiliario colonial se realizaba generalmente con colores al temple, es decir que mezclaban pigmentos de origen vegetal, animal o mineral, con huevo y

caseína.²⁶ En el caso del Escritorio, las caras internas presentan un tratamiento de policromía color verde esmeralda opaco. Por su parte, las caras exteriores presentan un acabado de base color marrón oscuro brillante, probablemente elaborada con una resina de origen vegetal como la goma arábiga²⁷ mezclada con pigmento.²⁸

A fin de identificar el proceso decorativo utilizado en estas flores, se hizo una reconstrucción digital, aproximando los colores usados y las capas de telas de barniz aplicadas.

33 Cuaderno de Estudio 32
El escritorio de estrado con barniz de Pasto

Caras externas

Teniendo en cuenta que la decoración se hace a través de la aplicación de diferentes capas de telas o películas de resina, resulta pertinente describir la decoración en cada una de las capas. La primera capa de mopa-mopa, consiste en una tela de mayor calibre que el resto

IMAGEN 13. Detalle de desgaste en la tapa superior, gracias al cual se identifica la primera tela de barniz con pigmento negro, de un calibre superior que otorga relieve a los motivos principales. Fotografía: Jaime Romero Guáqueta.

de la decoración, con pigmento negro, que da relieve únicamente a los motivos principales: las flores principales (dalias), sus hojas, las aves y unas figuras que pueden identificarse como brotes o botones. Estas telas de mayor grosor se obtenían en el momento del templado de la resina al

doblar la película obtenida en estiramiento sobre sí misma.²⁹ Para el resto de la decoración, la primera capa corresponde a una tela pigmentada con blanco, con la cual se elaboró la mayor parte del follaje que da unidad a los motivos principales.

La segunda capa tiene variaciones según el motivo específico: en las hojas, botones y aves, se aplicó el color principal de la figura (verde u ocre, según el caso). En los motivos restantes se evidencia la aplicación de una técnica especial, conocida como barniz brillante, que consiste en adherir una delgadísima tela de barniz sin pigmentar sobre hojilla o pan de oro o plata; en este caso, se utilizó hojilla de oro sobre la primera capa de relieve de las dalias, al igual que en algunos fragmentos del follaje (hojas pequeñas y mazorcas) y en las guardas.

En los ornamentos principales de hojas y brotes es posible identificar segundas y terceras capas de barniz en dos tonos de verde diferentes, lo cual causa un aspecto de volumen pictórico; en las dalias se identifican terceras y cuartas

capas en colores bermellón y anaranjado, con centros que alternan el barniz brillante con un color ocre claro.

IMAGEN 14. Detalles de la decoración con la técnica de Barniz Brillante.

Fotografía: Jaime Romero Guáqueta.

35 Cuaderno de Estudio 34
El escritorio de estrado con barniz de Pasto

Un aspecto muy interesante de la decoración de las caras exteriores es la presencia de finos “hilos” de mopa-mopa, actualmente denominados por los artesanos barnizadores como festones. Estos están dispuestos en todo el fondo de la superficie e integran los diferentes motivos ornamentales. Estos hilos se logran a través de la elaboración de listas muy delgadas que se disponen sobre la superficie en forma de espirales o zarcillos. Gracias a la macrofotografía, es posible identificar que los festones de este mueble están compuestos por dos hilos entorchados, uno de color blanco y otro dorado (quizá hojilla de oro), lo que evidencia la gran dedicación al detalle que se tuvo en la decoración de esta pieza.

IMAGEN 15. Calco digital de decoración externa. Elaboración: Jaime Andrés Ortega

IMAGEN 16. Detalle de hilos de barniz entorchados . Fotografía: Jaime Romero Guáqueta.

Caras internas

Las caras internas del escritorio presentan una decoración bastante diferente a las externas. Esta se configura en un diseño en rapport³⁰ con repetición vertical al tercio inferior, cuyo motivo es una flor de granada. En estas flores se aplicaron dos capas, la primera en una tela con pigmento blanco, la segunda de rojo bermellón. Algunos detalles fueron realizados con una primera capa en color beige y una segunda en color verde, mientras que el prolijo

tallo fue elaborado en una contrastante lista (línea) de color negro. Cada una de las flores de granada está rebordeada por una lista delgada en color verde oscuro; con estas mismas listas se realizó un achurado³¹ de líneas inclinadas en todo el fondo, lo que evidencia la gran precisión y habilidad del maestro barnizador.

IMAGEN 17. Calco digital de la decoración interna de la tapa principal. Elaboración: Daniel Sánchez Matiz.

37 36 El escritorio de
estrado con barniz de Pasto

Cajones

Como se mencionó anteriormente, la sección de cajones está organizada en cuatro niveles; en la primera y tercera fila hay tres cajones, decoradas con motivos de la flor de granada en capas color crema y bermellón; en la segunda y cuarta fila hay una configuración visual de dos cajones (a pesar de que en la cuarta fila hay uno solo cajón del ancho total de la caja) en los cuales los ornamentos de flor de granada se complementan con flores de ocho pétalos, con dos capas de barniz en colores rosa y bermellón. La configuración ornamental sirve para resaltar el tirador en forma de ángel hecho en plata. Estos motivos florales están rodeados por el mismo achurado en listas verdes de las caras internas, y enmarcados

por el área achaflanada del cajón, que está decorada por listas en formas de ondas y puntos de color dorado, muy probablemente elaboradas también con barniz y hojilla de oro.

Descripción de las técnicas de platería de los herrajes

IMAGEN 18. Calco digital de decoración en cajones. Elaboración: Natalia Lozano Méndez.

El uso de herrajes elaborados en plata en este mueble da cuenta de la valoración económica y social que tenía este tipo de piezas, ya que la técnica decorativa del barniz de Pasto era muy apreciada debido a su rareza y a ese lenguaje propio que los “pintores de barniz” lograron configurar durante el periodo colonial. Por lo tanto, es lógico que los herrajes tuviesen el mismo grado de dedicación y preciosismo que la estructura en madera y su decoración. Sobre el mueble tenemos dos tipos de herrajes: las bisagras y la cerradura.

Las bisagras son macizas y están dispuestas en una configuración de macho-hembra. En su elaboración se aplicó la técnica de vaciado. Sólidas y resistentes,³² resultan adecuadas para soportar los constantes movimientos de la tapa abatible. Esta misma técnica y configuración está presente en la bisagra que engancha en la cerradura.

La cerradura, por su parte, presenta una configuración circular, y con seguridad está elaborada en plata con las técnicas de armado.³³ Es bastante probable que el mecanismo interno de la llave (actualmente ausente) fuese elaborado por un maestro cerrajero o herrero experto en este tipo de obras, mientras que el aspecto exterior haya sido hecho por un platero. Este herraje es uno de los aspectos diferenciadores más destacables del mueble, puesto que presenta ornamentos elaborados en la técnica de burilado, constituyéndose así en uno de los escasos ejemplos de ornamentación al buril de la platería neogranadina.

IMAGEN 19. Detalle de cerradura, plata armada y burilada. Fotografía: Jaime Romero Guáqueta.

39 Cuaderno de Estudio 38
El escritorio de estrado con barniz de Pasto

Uso y función: Un escritorio en el estrado de la casa colonial

El estrado era un lugar muy particular en la casa colonial, dotado con mobiliario como mesas bajas, cojines, diversas cajitas, algunos espejos y escritorios y alfombrado. La costumbre de adecuar espacios como este en la habitación femenina llegó a América desde España, si bien su procedencia estaba fuertemente ligada a la tradición islámica derivada de la presencia musulmana en la península ibérica durante la Edad Media.

aportaran a la aprendiz habilidades para ser buenas mujeres y esposas. Era la alfombra la que delimitaba la extensión del lugar, que estaba separado del resto del recinto mediante un biombo, que aportaba un ambiente de intimidad.

sobre los cuales se colocaban cojines.

Este espacio estuvo destinado exclusivamente a la mujer, allí se recibían visitas de otras mujeres o amigas o se educaba a los hijos, hasta los siete años, en buenos valores e ideas religiosas, y a las hijas en labores de costura, normas, modales, valores, destrezas domésticas y demás temas actitudinales que

De acuerdo con María del Pilar López, existían tres tipos de estrados: 1) de cumplimiento, 2) de respeto y 3) de cariño. En los estrados de alcoba o de cumplimiento, se conservaban las joyas de la señora de casa, por lo general eran guardados en cajas, joyeros, cofres o en escritorios como el del Museo Colonial. El estrado de respeto era un lugar de recibo para visitas usado por las mujeres, frecuentemente adornado con tapices en los muros, el piso cubierto de alfombras con la presencia de algún sillón o escaño

El estrado de cariño estaba “situado en el aposento de dormir de la mujer, en donde esta se reunía con otras mujeres en torno a un brasero sentadas sobre cojines, dotados de pequeños bufetillos, arquillas o escritorios de estrado, cofres, joyeros, las ruecas o los bastidores para bordar”.³⁴

Si bien no se sabe con seguridad a qué tipo de estrado pertenecía este escritorio, con base en las fotografías en alta resolución, al modelado digital y al análisis realizado, se puede deducir por la forma en la que están construidos los cajones y por la presencia de elementos de seguridad como la cerradura, que posiblemente guardaban elementos valiosos. Como se mencionó en el apartado de descripción, el escritorio presenta cajones de tres tamaños

diferentes, dispuestos en cuatro niveles. Debido a sus proporciones se presume que el cajón inferior estaba destinado a guardar documentos importantes o papel para escribir, mientras que es probable que en los más pequeños se guardaran joyas u otros objetos de valor de menores dimensiones, lo que, de acuerdo con las investigaciones de López, vincula la pieza de estudio a los estrados de cumplimiento.

41 Cuaderno de Estudio 40
El escritorio de estrado con barniz de Pasto

Descripción iconográfica

de la decoración con barniz de Pasto

Siguiendo a los autores referenciados anteriormente, este escritorio es una muestra de la libertad interpretativa y compositiva que los llamados pintores de barniz del sur neogranadino practicaron en sus piezas. Si bien tanto en el exterior como en el interior se evidencia un programa ornamental previamente establecido, existen diferencias entre cada una de las ejecuciones de flores, hojas, frutos y aves, lo cual revela que los decoradores del barniz de Pasto en algunos casos realizaban previamente la ilustración, y hacían algunos “moldes” en la misma tela del barniz, y en otros recortaban el material a partir de la memoria y la experiencia.³⁵

Hacer una descripción y análisis de la iconografía presente en este escritorio que sean merecedores del nivel de detalle puesto en su decoración por el maestro

artesano que la elaboró, desbordaría el propósito y extensión de este cuaderno. Por lo tanto, en seguida se presenta una aproximación general de la iconografía, con apoyo de imágenes de detalles, que complementa la información de las diferentes capas en las que fue realizada la decoración con Barniz de Pasto.

Todas las caras externas, a excepción de la base, presentan ornamentación con flores, hojas, frutos y aves, relacionados entre sí a través de festones. Esta configuración cubre las superficies de extremo a extremo, algo muy característico no solo del estilo barroco, sino de la tradición del barniz de Pasto como tal. Las caras se encuentran enmarcadas por guardas de pequeños semicírculos repetitivos a lo largo de todos los bordes. El color de fondo es marrón oscuro o negro, mientras que los colores predominantes en la

decoración son el dorado, el bermellón, el anaranjado, el blanco y el verde oliva. Los festones de fondo son listas entorchadas de colores blanco y dorado.

Las caras internas de la caja, así como todos los frentes de los cajones presentan una decoración totalmente diferente. En ella, el color de base es el verde esmeralda claro. En las caras internas de la caja y de la tapa abatible se destaca la presencia de ornamentos florales que representan muy

IMAGEN 20. Detalle de guarda de semicírculos. Fotografía: Jaime Romero Guáqueta.

probablemente flores de granada, con colores bermellón intenso, blanco y verde oliva, sobre la trama de líneas inclinadas. Llama la atención la textura de líneas inclinadas paralelas en verde más oscuro, magistralmente realizada sobre toda la superficie y alrededor de las flores, a imitación de las sedas brocadas importadas de Europa.

43 Cuaderno de Estudio 42
El escritorio de estrado con barniz de Pasto

Fotografía: User:Henricus -, Dominio público,

Las partes inclinadas de los frentes de los cajones presentan cuatro guardas concéntricas en ondas y puntos; el fondo tiene una decoración simétrica del centro (lugar donde se encuentra enclavado el herraje) hacia los lados, con flores de granada y nuevamente la trama de líneas inclinadas en verde oscuro al fondo.

En la tapa abatible, que puede considerarse como la cara principal del mueble, se aprecia una simetría en las flores y en las aves, ya que están ubicadas en el mismo espacio simulando un espejo. El motivo protagónico de la decoración es una flor perteneciente presumiblemente a la familia de las dalias, lo cual se deduce de la similitud de la inflorescencia, las hojas y los botones. Aunque la representación botánica no es exacta,³⁶ la coincidencia de estos tres componentes con la mayor parte de esta familia de plantas es notoria.

En el primer nivel de arriba a abajo, se identifican cuatro flores, dos a los extremos, que están segmentadas, y dos en el medio que, pese a estar simétricamente ubicadas, tienen variaciones en forma y tamaño. Las

cuatro flores están orientadas en la misma dirección (derecha). Cerca de las flores de los extremos hay dos aves de similar apariencia y en el medio una sola que resalta sobre el resto por forma y tamaño.

45 Cuaderno de Estudio 44
El escritorio de estrado con barniz de Pasto IMAGEN 21. Detalle de decoración interna. Fotografía: Jaime Romero Guáqueta. IMAGEN 22. Detalle de un brocado fabricado en Lyon en 1727. Imagen 23. Vista de tapa abatible. Fotografía: Jaime Romero Guáqueta.

En el segundo nivel, se aprecian dos flores a los costados, completas y enfrentadas; en el medio, una sola flor; en los espacios que hay entre la flor de la mitad y las de los costados hay dos aves semejantes entre sí.

En el tercer nivel hay cinco flores. Las dos de los costados, pese a ser diferentes, están en la misma posición y jerarquía que las que están al frente. En la parte inferior hay una sola flor, justo debajo de uno de los herrajes de la pieza. A cada una de las dalias la acompaña una hoja y un ramillete de tres botones de flor y, aunque la posición de este motivo floral varía, es prácticamente idéntico en todas sus repeticiones. Esto nos permite inferir que estas flores fueron hechas con plantilla, técnica consistente en sacar un primer corte de la figura en una tela de barniz a fin de usarlo como modelo para copiar otras repeticiones. Al aplicar esta técnica, las repeticiones se cortan sobre una tabla de trabajo y no directamente sobre el mueble. El uso de plantillas se practica aún hoy entre los maestros barnizadores.

dos a los costados y dos en la parte inferior, en orientación especular. Entre estos motivos principales se identifican elementos foliares más pequeños, muchas hojas pequeñas y algunos frutos de granos múltiples (mazorcas). Todos los espacios de estos motivos se encuentran “rellenos” con festones de barniz de movimiento orgánico, que integran toda la composición. Con una observación detallada, se identificaron varias flores en las que el artesano hizo algunas variaciones, pero que siguen el mismo arquetipo: tienen los mismos pigmentos y cuentan con las mismas capas de barniz.

el decorador se dio licencia para doblar algunas películas sobre sí mismas. A este procedimiento se le conoce actualmente como técnica de las telas enchuradas,³⁷ su aplicación produce un efecto de pliegue.

En cuanto a las aves, en esta sección pueden identificarse seis, dos en el medio,

Como se mencionó en el apartado técnico, los colores usados en las dalias (flores principales) son el dorado, el bermellón, el anaranjado, el ocre y el blanco. Cada uno de los colores de los pétalos fue recortado independientemente y con detalles diferenciados que le aportan gran movimiento al ornamento; en algunos de ellos, las capas fueron aplicadas una sobre otra en cuidadoso orden de color, del más claro al más oscuro, lo que aporta sensación de profundidad; en otros pétalos

En el Escritorio de estrado los diferentes tipos de flores, la libertad interpretativa del decorador, la experticia técnica y el nivel de detalle es considerable: complementando las flores principales se identifican en la tapa principal otros doce tipos de ornamentos botánicos con distintos tipos de ejecución, siempre la misma técnica y material. Asimismo, el artesano integró nueve aves en la composición, que por la forma de sus cuerpos y picos parecen ser de diferente especie, ubicándolas entre las flores de manera que le da importancia a cada una de ellas.

En cuanto a los significados de los ornamentos, resulta difícil hacer una interpretación acertada en el contexto secular y doméstico en el que se inscribe este escritorio. Sin embargo, resulta relevante mencionar que el motivo

IMAGEN 24. Detalle de decoración motivo principal. Fotografía: Jaime Romero Guáqueta.

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El escritorio de estrado con barniz de Pasto

IMAGEN 25. Detalles de los motivos de aves presentes en la decoración externa. Fotografías: Jaime Romero Guáqueta.

principal sean flores de Dahlia o Dalias (el género Dahlia comprende 30 especies y cerca de 20 000 variedades), puesto que son originarias de Centroamérica, en especial de México. Las dalias fueron introducidas exitosamente en Europa a finales del siglo xviii, vía España.

En 1789, don Vicente Cervantes, primer catedrático de botánica, director del Jardín Botánico Virreinal de la Ciudad de México y miembro de la Real Expedición Española, envió semillas de varias flores mexicanas al abate Antonio José Cavanilles y Palop, quien fungía como profesor y director del Jardín Botánico Real de Madrid. José Cavanilles recibió y cultivó las semillas. Con las plantas que crecieron elaboró las primeras descripciones botánicas de algunas de ellas, incluyendo el género Dahlia, en honor a Andreas Dahl, botánico sueco discípulo de Linneo. Así fue como se publicó Dahlia pinnata como la primera especie del género en un volumen de sus Icones et Descripcions Plantarum (Cavanilles, 1796).³⁸ Como dato complementario, durante la época victoriana, las dalias color

naranja representaban la alegría de pedir la mano de una mujer en matrimonio, lo que resulta muy interesante para este caso de estudio, toda vez que se trata de un mueble de uso femenino.³⁹

El significado de las aves incluidas en la decoración de la pieza resulta un tema elusivo, ya que se requeriría una identificación más precisa de las especies; algunas de ellas han sido identificadas como pericos, mientras otras son similares a patos y paujiles, algunas en posición estática y otros en vuelo.⁴⁰

IMAGEN 26. Dalia naranja. Foto de Debadutta en Pexels.

49 Cuaderno de Estudio

De otra parte, la granada (punica granatum) connota significados trascendentes que le han sido atribuidos por diferentes pueblos a lo largo de la historia. Es posible rastrear su uso ornamental en Egipto, Asiria y Persia, mientras que en la antigua Grecia se vinculaba con diosas como Afrodita, Hera y Atenea, al amor y la fecundidad, y por su modo de producción agrícola, de ciclos continuos, a la eternidad. Durante la Edad Media se asoció a la inmortalidad del alma y a la resurrección; en la heráldica hispana representa el reino nazarí de Granada, por lo cual fue usada ampliamente también en el Nuevo Reino de Granada.⁴¹

celestial, siendo ampliamente usados en los programas iconográficos de la Inmaculada Concepción.⁴² Por sus orígenes paganos, los querubines, vinculados con Cupido, se asocian simbólicamente al amor de pareja.

Respecto a los ornamentos presentes en los herrajes de plata, es posible evidenciar que los remates de las bisagras imitan los motivos florales principales (dalias), mientras que en la cerradura hay rocallas buriladas, ornamentos asimétricos que se envuelven sobre sí mismos, inspirados en formas naturales vegetales y minerales. Un aspecto interesante es el diseño de los tiradores de los cajones, que tienen la forma de pequeños querubines, cuyo significado católico los vincula a lo

Como puede verse, los pintores de barniz lograron, en efecto, establecer un derrotero ornamental propio, en el que se hibridan la estructura decorativa precolombina, las formas del Barroco y las influencias extranjeras junto con la flora y la fauna local, interpretadas desde la imaginación del hacedor. Esta libertad interpretativa y creativa, materializada desde la plasticidad de una resina única como el mopa-mopa, sigue siendo una cualidad indiscutible de los artesanos del barniz de San Juan de Pasto, que día a día continúan este legado centenario y transmiten su saber a las nuevas generaciones en medio del silencioso espacio de sus talleres, que huelen a selva y a color.

IMAGEN 27. Detalle tirador de cajón en forma de querubín. Fotografía: Jaime Romero Guáqueta.

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El escritorio de estrado con barniz de Pasto

Notas

¹ Este conversatorio se llevó a cabo el 1 de abril de 2022, en el marco de los Talleres de Creación “Barnizorio”, realizados en la Facultad de Artes de la Universidad de Nariño, y organizados por el Politécnico Grancolombiano y la Universidad de Nariño en alianza con el Museo Colonial.

² Estas características organolépticas fueron verificadas en conjunto con un grupo de cerca de veinte artesanos del Barniz y de la madera de la ciudad de Pasto, en abril de 2022.

³ El vaciado o fundición, es la técnica de conformación de piezas que consiste en calentar el metal al punto de fusión, y luego verterlo en un molde de arena o yeso con la forma predeterminada de la pieza que se desea elaborar.

⁴ La técnica conocida como “armado” es la agrupación de diferentes técnicas para la conformación de una pieza volumétrica compleja, cuyo proceso fundamental es la soldadura.

⁵ Es propiamente una técnica de grabado con buril, con el cual se realiza finos surcos en la superficie de la pieza.

⁶ María del Pilar López, “Del taller de oficio a las estancias seculares y espacios sacros: Los muebles y sus usos en la vida cotidiana

neogranadina”, en Catálogo Museo Colonial, Volumen III: Mobiliario. (Bogotá: Museo Colonial, Ministerio de Cultura, 2018) 87.

⁷ María del Pilar López, “Tres momentos de desarrollo del mueble en la Nueva Granada”, en Catálogo Museo Colonial, Volumen III: Mobiliario. (Bogotá: Museo Colonial, Ministerio de Cultura, 2018) 31.

⁸ Ibid, 31.

⁹ María del Pilar López, “Tres momentos de desarrollo del mueble en la Nueva Granada”, en Catálogo Museo Colonial, Volumen

III: Mobiliario, Bogotá, Museo Colonial, Ministerio de Cultura, 2018, p. 35.

¹⁰ María del Pilar López, “Tres momentos de desarrollo del mueble en la Nueva Granada”, en Catálogo Museo Colonial, Volumen

III: Mobiliario. Bogotá: Museo Colonial, Ministerio de Cultura, 2018, 35-36.

¹¹ Citado por Álvaro José Gomezjurado, “El mopamopa o barniz de Pasto, comercialización

Indígena en el periodo colonial”, en Estudios Latinoamericanos, (22-23), 84.

¹² Richard Newman y Michele Derrick, “Painted Qero Cups from the Inka and Colonial Periods in Peru: An Analytical Study of Pigments and Media”, Materials Research Society Symposium. Proc. Vol. 712. Boston, Materials Research Society, 2002.p. II9.8.2

¹³ Sandra Patricia Gutiérrez Villate, Los artesanos y los productos del barniz de Pasto: entre tradición y modernidad, en Mundos de creación

de los pueblos indígenas de América Latina, Ana Cielo Quiñones Aguilar (ed. lit.), 2020, p. 150.

¹⁴ Ministerio de Cultura, Plan Especial de Salvaguardia, Conocimientos y técnicas tradicionales asociadas con el Barniz de Pasto mopa–mopa, Putumayo-Nariño Bogotá, 2019. p. 23

¹⁵ Ibid, p. 155.

¹⁶ María del Pilar López, Oriente en el Nuevo Reino de Granada. Influencias y presencias en los objetos artísticos. El caso del arte del barniz de Pasto. En: Memorias VI Jornadas Internacionales de Arte, Historia y Cultura Colonial, Museo Colonial, 2012, p. 114

¹⁷ La descripción del taller surge de información oral reconstruida a partir de las imágenes de referencia de la acuarela Manuel María Paz y del grabado de Achille Sirouy, con maestros barnizadores en la ciudad de Pasto.

¹⁸ Maria Paz Aguiló Alfonso, El mueble en España: Siglos XVI y XVII (Madrid: Ediciones Antiqvaria, 1993).

¹⁹ Pedro Simón, Noticias historiales de las conquistas de Tierra Firme de las Indias Occidentales, t. 4 (Bogotá: Casa Editorial de Medardo Rivas, 1825), 166.

²⁰ Lucas Fernández Piedrahita, Historia general de las conquistas del Nuevo Reino de Granada, libro 4, cap. 2 (Santander de Quilichao: Carvajal, 1987), 83.

²¹ Expresión que hace referencia a la elaboración de las “guardas”, cenefas que enmarcan los motivos principales y ornamentos

en la decoración del Barniz de Pasto.

²² Las colas de conejo o res, son imprimantes o pegamentos tradicionales que se obtenían por la cocción prolongada de las pieles de animales con sales; en los talleres de Barniz de Pasto, esta se aplicaba como sellador para la madera.

²³ Expresión que hace referencia a la colocación de listas, delgadas tiras de barniz.

²⁴ Motivos precolombinos de tipo antropomorfo.

²⁵ María del Pilar López, “Del taller de oficio a las estancias seculares y espacios sacros: Los muebles y sus usos en la vida cotidiana neogranadina”, en Catálogo Museo Colonial, Volumen III: Mobiliario. Bogotá: Museo Colonial, Ministerio de Cultura, 2018, p.60

²⁶ La goma arábiga es una goma natural que consiste en la savia endurecida de dos especies de acacia, Acacia senegal (ahora conocida como Senegalia senegal) y Vachellia (Acacia) seyal.

²⁷ Esta observación fue aportada por la maestra artesana del dorado y la policromía María Ximena Rodríguez, durante la realización del encuentro Barnizorio, Talleres de Creación, realizado en San Juan de Pasto en abril de 2022.

²⁸ Esta observación fue aportada por maestro barnizador Germán Obando, durante la realización del encuentro Barnizorio, Talleres de Creación, realizado en San Juan de Pasto en abril de 2022.

²⁹ El rapport es un patrón de repetición de un dibujo o ilustración, de uso común en el diseño textil, obtenido por estampación, tejido o bordado.

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El escritorio de estrado con barniz de Pasto

³⁰

1.m.Ch. Recubrimiento de una superficie mediante líneas paralelas. Diccionario de americanismos.

³¹ Durante el presente estudio, se configuró que las bisagras que unían la tapa superior con la tapa abatible se encuentran cortadas e incompletas, y que la función de apertura se delegó a pequeñas bisagras industriales instaladas posteriormente.

³² En la platería se entiende por armado, la conjunción de técnicas de corte, martillado y soldadura para construir un volumen o pieza compuesta por diferentes partes.

³³.El burilado es propiamente una técnica de grabado elaborada con buril, herramienta consistente en una barra de metal ferroso cuya punta realiza finos surcos en la superficie de la pieza. Por lo tanto, es una técnica extractiva, que produce viruta; algunos joyeros pueden usarla incluso para “tallar” la plata u el oro de una pieza maciza.

³⁴ María del Pilar López, “En torno al estrado En torno al estrado. Cajas de uso cotidiano en Santafé de Bogotá, siglos XVI al XVIII”, Bogotá: Museo Nacional de Colombia, 1996, p. 55.

³⁵ María del Pilar López, “Del taller de oficio a las estancias seculares y espacios sacros: Los muebles y sus usos en la vida cotidiana neogranadina”, en Catálogo Museo Colonial, Volumen III: Mobiliario. Bogotá: Museo Colonial, Ministerio de Cultura, 2018, 71, ³⁶ Es importante mencionar que para la época la ilustración botánica aún era una disciplina incipiente, por lo cual es comprensible la inexactitud de la descripción de los componentes de la flor

en la referencia gráfica (estampa) que quizá fue referida por el cliente al maestro barnizador para realizar la decoración del escritorio.

³⁷ Este término enchurado proviene de la expresión churo, que se usa en San Juan de Pasto con el significado de crespo o bucle.

³⁸ Luz María Ovando Mera, et al. La Dahlia una belleza originaria de México. Revista Digital Universitaria, Volumen 7 Número 11, México, 10 de noviembre 2006.

³⁹ https://www.petalrepublic.com/dahlia-flowers/

⁴⁰ María Cecilia Álvarez White. El Barniz de Pasto: reflejo de la naturaleza. En: IX Encuentro Internacional sobre el Barroco, Naturaleza y Paisaje. Fundación Visión Cultural, Universidad de Buenos Aires. Editorial del Estado, La Paz, Bolivia, 2019.p.345.

⁴¹ Diana Olivares Martínez. "Granada", Base de datos digital de Iconografía Medieval. Universidad Complutense de Madrid. 2017.

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El
escritorio de estrado con barniz de Pasto

Bibliografía

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57 Cuaderno de Estudio 56
El escritorio de estrado con barniz de Pasto

Créditos

Editorial

Tanit Barragán Montilla

Co-investigador Universidad de Nariño

Willian Darío Obando Matabajoy

MINISTERIO DE CULTURA

Ministra de Cultura

Patricia Ariza Flórez

Viceministra de Fomento Regional y Patrimonio Adriana Molano

Viceministro de la Creatividad

Jorge Ignacio Zorro Sánchez

Administración

Juan Pablo Ochoa Giraldo

Curaduría

Anamaría Torres Rodríguez // María

Isabel Téllez Colmenares

Educación y Cultura

Jimena Guerrero Ramírez // Laura Daniela Perdomo Ramos

Secretario General

Fernando Augusto Medina Gutiérrez

MUSEO COLONIAL / MUSEO

SANTA CLARA

Administración de colecciones

Paula Ximena Guzmán López // Carla Medina Méndez

Museografía

Luis Felipe Palacio Guerrero

Dirección

María Constanza Toquica Clavijo

Museología

Manuel Amaya Quintero

Asistentes museográficos

Armando Gutiérrez Cuesta // Alejandro Hernández

Administración operativa Adriana Patricia Páez Ávila // José Germán León

Secretaria de dirección

Sara Virginia Rueda Barrios

Auxiliares administrativos

Michell Valeria Bojacá Alape // Juan Carlos Galarza

Aseo, Mantenimiento y Cafetería EMINSER S. A. S. CUADERNO DE ESTUDIO No. 12

El escritorio de estrado Diciembre de 2022

Investigación y textos

Investigadora principal: Lorena Guerrero Jiménez

Comité curatorial Museo Colonial

María Constanza Toquica Clavijo // Anamaría Torres // Manuel Amaya

Jimena Guerrero Ramírez // María Isabel Téllez

Revisión de estilo

Tanit Barragán Montilla

Diagramación

Juan David Vargas Bulla

Imágenes

Carátula y guardas:

© Jaime Romero Guáqueta.

Páginas 10, 11, 12, 13, 17, 18:

© Godward Escobar.

Páginas 19, 21, 28, 34-35, 39, 43-45, 47-48, 51:

© Jaime Romero Guáqueta.

Divulgación y Prensa

Valentina Bastidas Cano

El escritorio de estrado con barniz de Pasto

Equipo de investigación de la Universidad Politécnico Grancolombiano:

Daniela Carolina Penagos Cruz // Godward Escobar Galvis // Jaime Andrés Ortega Díaz// Juan David Vargas Bulla

Páginas 30-33.

© Willian Obando.

59 Cuaderno de Estudio 58

Página 36.

© Jaime Andrés Ortega Página 37.

© Daniel Sánchez Matiz. Página 38.

© Natalia Lozano Méndez. Página 49.

© Debaduttha en Pexels. Página 25.

Diseño de Sirouv con base en un croquis del autor.

Dominio público: https://www.banrepcultural. org/galeria-historica/images/439.JPG

Página 26.

Barnizadores de Pasto: Provincia de Pasto. Manuel María Paz, Comisión Corográfica.

Dominio público: https://www.loc.gov/resource/ gdcwdl.wdl_09074/?r=-0.467,0.202,1.689,1.01,0

Página 44.

Detalle de un brocado fabricado en Lyon en 1727. Dominio público: https://commons. wikimedia.org/w/index.php?curid=6732354

Agradecemos a todas las personas que hicieron posible este proyecto y a quienes laboran día a día en nuestros Museos.

La serie Cuadernos de estudio se publica en formato electrónico.

Esta duodécima entrega se puso en circulación el 15 de diciembre de 2022, desde los museos Colonial y Santa Clara, en Bogotá, Colombia con ISSN 2711-2977

Museo Santa Clara // Carrera 8 # 8-91 // (57 1) 337 6762

Museo Colonial // Carrera 6 #9-77 // (57 1 ) 342 4100 museocolonial@mincultura.gov.co

61 Cuaderno de Estudio 60
El
escritorio de estrado con barniz de Pasto

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