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La Huida de los Cuervo Urisarri
Egipto, resguardado entonces en la sacristía de la iglesia de San Agustín, y lo identificó como “uno de sus cuadros más conocidos de todos y más generalmente estimados”. 7
Años más tarde, en 1926, el también artista Roberto Pizano escribió y publicó el único
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catálogo razonado que hasta la fecha se ha
realizado sobre Vásquez. 8 Pizano menciona que
el entusiasmo que se había tenido por la Huida de San Agustín contribuyó al “falso concepto
que se ha podido tener de Vásquez” y calificó el lienzo como una débil réplica hecha a partir de
una estampa deficiente y descolorida de una obra de Rubens. Pizano responsabilizó a Groot
como el principal entusiasta y defensor de esta pintura. 9 Quizá debido al juicio de Pizano de
1926, la fama de la pintura de San Agustín se fue
transformando en cosa del pasado.
Por otro lado, en el mismo catálogo, Pizano menciona la existencia de cinco obras
atribuibles a Vásquez con la iconografía de la Huida a Egipto, los tres lienzos ya mencionados y otros dos ubicados en el Monasterio de las
monjas salesianas y en la colección privada de
Alberto Pizano, respectivamente. 10 De estas dos
pinturas se desconoce el paradero actual, pero según la descripción de Pizano se trataría de
obras gemelas más cercanas a una iconografía del reposo de la Sagrada Familia durante la huida marcha. 11 Por otro lado, según los datos dados
por el mismo Pizano, podemos inferir que las dos pinturas hoy presentes en el Museo
Colonial se encontraban aún en 1926 en el Museo Histórico Nacional —hoy Museo Nacional— y solo hasta 1942 habrían sido transferidas para la fundación del nuevo Museo. Según el juicio y gusto de Pizano, el lienzo que había pertenecido a los Cuervo Urisarri sería “el mejor de los que hizo Vásquez siguiendo la idea
de Rubens” (figura 1); mientras que la segunda se deobra trataría una
copia “muy mal
dibujada” del mismo cuadro. 12 Miremos ahora
con mayor precisión los trayectos de cada una
de estas Huidas del Museo Colonial.
[La Huida de los Cuervo Urisarri]
La versión elogiada por Pizano puede
considerarse una pintura viajera del siglo XIX
(figura 5). La obra llegó al Museo Histórico Nacional el 9 de diciembre de 1898 procedente
de París desde donde, a la muerte de Ángel Cuervo, su hermano Rufino José envío cinco
cajas con donaciones para la institución. 13 La
obra había estado en la casa de los Cuervo Urisarri en Bogotá hasta 1882, cuando los hermanos se radicaron en París. La primera noticia con la que contamos sobre la existencia de una
de una pintura de la Huida a Egipto de la Sagrada Familia de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos en poder de los Cuervo Urisarri se encuentra en el libro de cuentas de la sociedad conyugal entre
los padres de Ángel y Rufino, María Francisca Urisarri y Rufino Cuervo Barreto, casados desde el 14 de mayo de 1826. 14 Desde el primero de
agosto de 1840, Rufino Cuervo Barreto empezó a redactar este documento, que tiene como fecha final el primero de marzo de 1850, donde, entre otros, enumera una serie de muebles que se encontraban en su casa de la calle de la Esperanza, actual sede del Instituto Caro y Cuervo en la calle 10 con carrera 4.
Gracias a este documento sabemos que el
“cuadro de la huida a Egipto por Vásquez”, enavaluado sesenta
pesos, adornaba el
dormitorio de la pareja. 15
No contamos con
documentación que nos permita afirmar que la pintura de Vásquez hizo parte de alguna de las
familias Cuervo o Urrisari en el siglo XVIII y por
ende que fueron heredadas a la unión conyugal. Sin embargo, hoy sabemos que el coleccionismo de este tipo de piezas en espacios domésticos
fue una práctica común en la Santafé colonial, lo
cual nos da elementos para sospechar que la
pintura pudo pertenecer en el siglo
XVIII
a
alguna de las dos familias. 16 Sumado a esto, el
mismo Ángel Cuervo anotaba en 1887 que la
Huida
estaba en su familia desde tres En 1882 Ángel (1838-1896) y Rufino Cuervo Urisarri (1844-1911) deciden trasladarse a París, donde permanecieron el tiempo que les restaba de vida. Dentro de su menaje sabemos que
viajaron también dos de las obras de su colección atribuidas a Vásquez: la Huida a Egipto y un Niño de la espina, esta última también
perteneciente a la colección del Museo Colonial. 18 Fue Ángel quien debió prestar mayor atención a la colección pictórica familiar, esto se evidencia en su Conversación artística de 1887,
un texto sugestivo y original que recoge sus
apreciaciones sobre el arte que observa de
primera mano en Europa y en el que dedica
algunos apartes a su pintura de la Huida. 19 Ángel
escribe su Conversación bajo el seudónimo de Moreli, evocando con ello seguramente al médico y connoisseur italiano Giovanni Morelli
(1816-1891), quien entre 1874 y 1880 había publicado bajo los seudónimos Iván Lermolieff y Johannes Schwarze la implementación del método científico para el estudio de
atribuciones de autoría
pictóricas europeas. 20
de colecciones
▶ En un ejercicio original y sugestivo, Ángel Cuervo —Moreli— introduce en su reflexión en torno a colecciones europeas, su colección privada, especialmente las obras de Vásquez que decoraron primero las paredes de su casa en Bogotá y, luego, su apartamento en París. Sobre la Huida, anotaba que la representación de la Virgen Cuaderno de estudio · 17
Virgen sobre la mula le resultaba exacta a un dibujo de propiedad del Museo del Louvre
atribuido entonces al fraile dominico Fra Bartolomeo. 21 Llama la atención que fue Ángel
quien estableció la relación con Rubens al anotar que la pintura de Vásquez se basaba en una obra con el mismo tema en el Museo de
Valladolid, atribuida entonces erróneamente al pintor flamenco. Según Cuervo, Vásquez habría conocido esta pintura a través de un grabado al cual le habría agregado “algunos de los angelitos que vuelan sobre la Virgen”. Desconocemos la manera en que Cuervo estableció estas relaciones entre obras, si fue a partir de conversaciones con conocidos y amigos o a partir
FIGURA 6. La Huida a Egipto (detalle). Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos (atribuido), óleo sobre tela, siglo XVII.
de sus propias reflexiones. Lo cierto es que ya en 1887 Ángel Cuervo propone el uso de grabados por parte de pintores como Vásquez, constatación que solamente sería aceptada sin prejuicios por la
historiografía del arte colonial con la visita de
Santiago Sebastián a Colombia, en la década
1960, ysus publicaciones al respecto. 22
⏹a
La importancia que Ángel Cuervo debía darle a su colección familiar fue tal vez uno de los motores para que antes de morir determinara
en su testamento la donación de varias piezas al
Museo Nacional en Colombia. 23 Tras su muerte
en 1896, su hermano Rufino se puso a la tarea de cumplir sus deseos, es así que debió
gestionar en París el avalúo de varios objetos directamente con un expertise de tableaux de
nombre B. Larguin, quien avalúo la pintura de la Huida en 200 francos. 24 Finalmente, dos años
después, el 13 de diciembre de 1898, Fidel
Pombo, entonces director del Museo Nacional, agradece por carta a Rufino José Cuervo por el
envío del legado de Histórico Nacional. 25
su hermano al Museo
La entrada de la Huida al Museo Nacional no significó la estación definitiva para esta pintura, debido en parte a las divisiones disciplinares que se implementaron con la amplia colección del Museo Nacional. A los pocos años de la donación de Rufino Cuervo, en 1903, y tras algunas gestiones controvertidas por parte del ministro