7 minute read
Por qué comenzamos a explorar el planeta?
» Por Andrés ABAjo gonzález
Educador de museos, especialista en divulgación sobre evolución humana (Grupo Evento)
Advertisement
Desde lo más temprano de su existencia, el ser humano siempre ha manifestado una necesidad por llegar donde nunca antes nadie lo había logrado. Valor, curiosidad, inquietud, deseo… Es probable que el hambre por explorar lo desconocido sea uno de los comportamientos que nos define como humanos, hasta el punto de que, en la actualidad, algo nos empuja más allá, a la exploración del Universo.
Pero ¿quién fue el primero en sentir esa necesidad de explorar el planeta? ¿Desde dónde y cuándo se inició esta aventura? ¿A dónde fue? ¿Qué le empujó a ello? ¿Somos la única especie humana que ha explorado nuestro planeta?
Para comenzar a responder estas preguntas debemos acudir al origen del ser humano, y su origen se encuentra ni más ni menos que en África. Allí es donde se ha descubierto un registro fósil relativamente continuo de los primeros homininos que vivieron durante el Mioceno y el Plioceno. Es por ello que es posible afirmar que la cuna de la humanidad se encuentra en el continente africano. Sin embargo, no será hasta el Pleistoceno cuando empecemos a encontrar las primeras pruebas de homininos fuera de este continente.
Abandonar nuestro continente madre supondrá la primera gran aventura, uno de los grandes hitos en la exploración de nuestro planeta, ya que por primera vez los humanos entraremos en contacto con climas y ecosistemas diferentes a los africanos, abriéndose además un nuevo abanico en las condiciones evolutivas para los humanos.
Pues bien, el primero en dar ese gran paso, el pionero en iniciar esa gran aventura va a ser la especie Homo georgicus. Sus restos fueron descubiertos en el yacimiento de Dmanisi, en Georgia. El análisis de estos restos nos habla de una especie humana que poseía unas características morfológicas intermedias entre Homo habilis y Homo ergaster. Los restos encontrados en Dmanisi, con una antigüedad de 1,8 millones de años, son los restos humanos más antiguos que se han localizado fuera del continente africano.
Recreación de Homo georgicus de E.Daynès.
© Museo de la Evolución Humana, Junta de Castilla y León.
En realidad, estos movimientos iniciales que llevarán a los humanos a abandonar su continente originario no responden a una estrategia de colonización planificada o intencionada, sino que más bien responden a la necesidad de ampliar sus áreas para la obtención de recursos alimenticios. Hace unos 2 millones de años, un cambio climático provocó que el paisaje de sabana y el desierto se expandieran fuera del continente africano, lo cual a su vez ocasionó una disminución de los recursos y probablemente el cambio en las rutas migratorias de algunos animales. En el yacimiento de Dmanisi se han encontrado varias especies autóctonas junto con especies de origen africano como las jirafas de cuello corto, hienas o avestruces. Existe pues la posibilidad de que estos homininos se fueran desplazando siguiendo las migraciones de estos animales en búsqueda de alimento.
Para el mundo de la evolución humana, el Homo georgicus representó toda una revolución, ya que los fósiles de Dmanisi van a adelantar la salida de los humanos fuera del continente africano a épocas mucho más remotas de lo que se imaginaba. Hace 1,8 millones de años los humanos ya habían colonizado ecosistemas diferentes y climas más templados que los del continente africano.
Sin embargo, abandonar nuestro continente madre no ha sido algo aislado, sino más bien algo relativamente habitual. Poco tiempo después, hace aproximadamente 1,6 millones de años, una especie diferente, el Homo ergaster, protagonizará una nueva salida fuera de África que le llevará a colonizar un amplio espacio geográfico, llegará a alcanzar el continente asiático e incluso probablemente el continente europeo. De hecho, muchos investigadores opinan que la especie Homo erectus no son otra cosa que los descendientes asiáticos de los emigrantes Homo ergaster.
Pero el deseo de exploración de nuestro planeta no va a concluir aquí. Miles de años después de la primera incursión del género Homo fuera de su continente original, el Homo sapiens va a protagonizar una última gran aventura, la última gran migración que le llevará a colonizar todos los territorios de nuestro planeta.
Homo sapiens nace como especie en el continente africano hace unos 200.000 años. Pero ¿en qué momento estos humanos sabios se deciden a romper las barreras geográficas del continente africano lanzándose a la conquista del planeta? En realidad, la salida fuera de África y la colonización global de todos los
continentes no va a ser fruto de una única migración. Antes de que se produjese la que se considera como salida definitiva, se van a realizar una serie de tentativas.
El fósil más antiguo que se ha encontrado de la especie Homo sapiens fuera del continente africano corresponde a un fragmento de maxilar con una antigüedad de 180.000 años, descubierto en la cueva de Misliya, en Israel. Si a este hallazgo le sumamos el descubrimiento de varios restos de Homo sapiens de en torno a 100.000 años de antigüedad en yacimientos como Skhul o Qafzeh al norte de Israel, quedaría demostrado que los primeros asentamientos más o menos estables de humanos modernos en Próximo Oriente cuentan por lo menos con entre 100.000 a 180.000 años de antigüedad.
Aun así, parece ser que estos asentamientos no dejan de ser más que unas primeras tentativas. ¿Por qué estos primeros sapiens no continuaron su marcha? ¿Qué impidió el progreso de Homo sapiens hacia el norte? Dos parecen ser las razones fundamentales: por un lado, es probable que, en ese momento, los neandertales que habitaban esa zona resultasen una barrera infranqueable para los sapiens; y por otro lado, probablemente incidió la incapacidad de aquellos primeros humanos modernos para adaptarse a la estacionalidad y el clima adverso de latitudes más altas a las que ellos estaban acostumbrados.
Mientras tanto, hace entre 80.000 años y 60.000 años, las poblaciones de Homo sapiens que se encontraban aún en el continente africano van a experimentar un gran crecimiento demográfico que posibilitará la colonización total del resto del continente, para finalmente comenzar el definitivo viaje que las llevará a establecerse en todos los rincones del planeta. El último gran viaje de Homo sapiens comenzó hace unos 60.000 años, y para él utilizaron de nuevo el Corredor Levantino de Oriente Próximo. De esta forma, hace entre 50.000 y 60.000 años, se ocupará la región meridional de Asia, Indonesia, llegando a alcanzar por vía marítima Australia. Poco tiempo después, una segunda oleada de población pudo partir ya desde Próximo Oriente, llegó a las regiones de Asia central y alcanzó el continente europeo hace entre 40.000 y 45.000 años. Finalmente, las poblaciones que se encontraban en Siberia son las que probablemente pudieron llegar a cruzar al continente americano hace entre 20.000 y 30.000 años, a través del estrecho de Bering.
Así pues, los grupos de neandertales y sapiens convivieron durante largo tiempo en Oriente Próximo, compartiendo territorio, recursos alimenticios y llegando incluso a hibridarse.
HiBridarse: hace
referencia a la fecundación entre dos individuos de diferentes especies.
» lecturas sugeridas
En el año 2010, con la recuperación del ADN de los neandertales y su comparación con el genoma de los humanos actuales, ha quedado demostrado que todos los humanos actuales –excepto los subsaharianos– portamos entre 1,8 y 2,6 porciento de genoma procedente de los neandertales. Los Homo sapiens que salieron fuera del continente africano y se hibridaron con los neandertales son los que posteriormente colonizarán el resto del planeta y, con ellos, arrastrarán esa huella genética fruto de la hibridación. Sin embargo, los que nunca salieron, es decir, los antecesores de los actuales subsaharianos, nunca llegaron a encontrarse con los neandertales y por ello no comparten nada de su genoma con el de los neandertales.
Sin embargo, a pesar de esta aparente convivencia pacífica entre ambas especies, en muchas ocasiones se ha señalado la aparición de los sapiens como una de las posibles causas de la extinción de los neandertales.
Es cierto que su extinción coincidió en el tiempo con la entrada de los primeros Homo sapiens en Europa y muchos han visto en su llegada una competencia a la hora de conseguir los recursos alimenticios o luchas por conseguir tanto los refugios naturales como por el territorio. Otros investigadores han especulado con la posibilidad de una colonización rápida y violenta del viejo continente por parte de los sapiens, o incluso que estos fuesen portadores de enfermedades para las cuales el sistema inmunológico neandertal no estaba preparado. Si a todas estas razones le sumamos el cambio climático que transformó las condiciones de ese momento y que las sociedades neandertales eran pequeñas en número y muy endogámicas, deberíamos decir que la extinción de los neandertales no se debe solo a un único factor, sino más bien a razones multifactoriales.
El Homo sapiens es la única especie que ha llegado a habitar en todos los rincones del planeta. Su viaje le ha llevado a subir a las altas cumbres y a penetrar en las profundidades terrestres. Pero este viaje no ha hecho sino solo comenzar, y es probable que la necesidad por explorar lo desconocido nos lleve a pisar lugares inimaginables para los primeros humanos.
» Agustí, J., Del Turkana al Caucaso. La historia de los primeros europeos,
Barcelona, National Geographic, 2005. » Diez Martín, F., Breve historia del Homo sapiens, Madrid, Nowtilus, 2009. » Martínez, I., El primate que quería volar, Barcelona, Espasa, 2012. » Rosas, A., La evolución del género Homo, Madrid, CSIC y Catarata, 2016.