Revista Ciencia Crítica Nro 4

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CIENCIA CRíTICA #4




Revista del Museo Provincial de Ciencias Naturales “Dr. Ángel Gallardo”. Numero 4 Rosario, Santa Fe, Argentina 2015 ISSN: 1853-1008 La Revista Ciencia Crítica es una publicación periódica certificada y arbitrada, en versión impresa y digital, del Museo Provincial de Ciencias Naturales “Dr. Ángel Gallardo”, de la ciudad de Rosario. Ciencia Crítica no asume responsabilidad alguna por los artículos, ilustraciones ni opiniones publicadas, cuyo contenido es responsabilidad absoluta de sus autores.

Equipo Ciencia Crítica Coordinación Museo Provincial de Ciencias Naturales “Dr. Ángel Gallardo” Sebastián Bosch Dirección Editorial Revista Ciencia Crítica María del Carmen Díaz Coordinación Área Museografía Mario Amatiello Diseño Revista Ciencia Crítica Mario Amatiello Débora Galasso Correctora Revista Ciencia Crítica Eugenia Montani Foto de tapa

Le crâne original complet (sans la mandibule) de 1,8 millions d’années Paranthropus robustus (SK-48 provenant de Swartkrans (26°00’S 27°45’E), Gauteng), découvert en Afrique du Sud. Collection du Transvaal Museum, Northern Flagship Institute, Pretoria Afrique du Sud. José Braga; Didier Descouens Creative CommonsAttribution-Share Alike 3.0 Unported license.

Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe Museo Provincial de Ciencias Naturales “Dr. Ángel Gallardo” San Lorenzo 1949 (S2000ARY) Rosario / Santa Fe / Argentina tel: +54 0341 4721449 mail: cienciacriticagallardo@santafe.gov.ar facebook: /museogallardo web: www.museogallardo.gob.ar


Comité Académico BARÉS, Enrique. Dr. Secretario Académico de la U.N.R. Profesor Ordinario. DÍAZ, María del Carmen. Magister Scientiæ en Metodologías de Investigación y Master en Bioética. Prof. Adj. Ordinaria. Asesora de la Comisión de Bioética de la Facultad de Ciencias Médicas de la U.N.R. A cargo del Área Investigaciones del Museo. MACIÁ, Arnaldo, Dr. División Entomología del Museo de La Plata, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, U.N.L.P. Profesional de Apoyo de la Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia de Buenos Aires (CIC) MARTÍNEZ, Stella. Dra. Prof. Titular Ordinaria retirada de la Cátedra de Biología de la Facultad de Ciencias Médicas de la U.N.R. Miembro del Comité de Ética de la UNR. PAUTASSO, Andrés. Investigador Emérito Área Zoología de Vertebrados Museo de Ciencias Naturales Florentino Ameghino de Santa Fe. Editor responsable de la Revista Biológica. RENOLD, Juan Mauricio. Prof. Titular Cátedras Problemática Antropológicas III y Corrientes Antropológicas IV de la Facultad de Humanidades y Artes de la U.N.R: VASCONI, Rubén. Dr. en Filosofía. Prof. FILOSOFÍA FACULTAD E Humanidades y Artes de la U.N.R. Miembro de la Comisión de Ética d la U.N.R.


EDITORIAL Conviviendo… Desde los comienzos de nuestra historia evolutiva convivimos con numerosas formas de vida y, en tanto depredadores humanizados que somos, hemos aprendido a reconocerlas bajo las representaciones de: sagradas, domesticables, molestas, potencialmente peligrosas, agresivas, comibles y bellas. Sin embargo, de la inmensidad de la vida que nuestro planeta sostiene, la mayor parte ha permanecido, y aún permanece, invisible ante nuestros ojos. En nuestra historia evolutiva la transformación de nuestro cerebro estuvo vinculada a la liberación de las manos, la nutrición y la interrelación, generándose lentamente, la simbolización de lo existente mientras íbamos convirtiéndonos en humanos. Éramos aún nómades tribeños cuando algunos animales invadieron nuestras cuevas, se alimentaron de nuestros restos de comida o nos la robaron, y nosotros, a su vez, los cazamos, los comimos, usamos sus pieles e incluso, a algunos, los adoramos. La vida vegetal también nos fue sirviendo de alimento y de abrigo, nos enfermó y, a veces, hasta nos produjo la muerte. Insertos en la cadena alimenticia la vida sostenía y producía más vida. Después fuimos interviniendo cada vez más en muchas de ellas modificándolas en interés propio: fue, entonces, cuando comenzamos a perderles el respeto. Dentro de las especies animales, a aquellas que encontraron conveniente permanecer en nuestros hogares las denominamos sinantrópicas, las consideramos enemigas y las combatimos. Entre ellas estaban las cucarachas y las ratas que, antiguamente, fueron también alimento. Después la ciencia identificó como peligrosas a formas no visibles a simple vista y la asociaron a la aparición de enfermedades. Mucha de ellas necesitaban de otros vivientes para atacarnos y a éstos se lo denominó reservorios, vectores o huéspedes. Entre ellos encontramos a los mosquitos. Contribuimos a su distribución cuando envenenamos los campos y matamos a sus competidores y cuando modificamos sus hábitat. La convivencia nunca suele resultar fácil y, menos, entre especies. Sin embargo todas forman parte del mundo y muchas han estado en él desde mucho antes que nosotros y eso es algo que debería ser comprendido. Cada especie que desaparece desestructura y reestructura el conjunto de la vida por fuera de nuestras decisiones y podría tener consecuencias a largo plazo de allí la necesidad de limitar sin extinguir.

Mag. Lic. María del Carmen Díaz Directora Editorial / Museo Gallardo


indice Mitos y verdades acerca de los mosquitos

pág 11

Arnaldo Macia

Alimentación humana pág 11 María del Carmen Díaz

Los gliptodontes. Esos gigantes acorazados desaparecidos

pág 11

Mariano Magnussen / Daniel Boh

Cucarachas de ayer y hoy pág 11 María del Carmen Gonzalez de Lara

Los mosquitos II pág 11 Lilia del Carmen Flores

Los gecos. Lo verdadero y lo falso

pág 11

Lilia del Carmen Flores

Crucigrama pág 11


Mitos y verdades acerca de

LOS MOSQUITOS Dr. Arnaldo Maciá División Entomología, Museo de La Plata, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, UNLP - Paseo del Bosque s/n, La Plata, Buenos Aires, Argentina. arnaldo_macia@yahoo.com.ar Profesional de Apoyo de la Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia de Buenos Aires (CIC).

Los mosquitos se encuentran entre los insectos más conocidos por el ser humano, ya que difícilmente alguna persona haya escapado a sus picaduras durante su vida. También es probable que se cuenten entre los más detestados por la gente, porque esas picaduras suelen ser muy molestas y dolorosas; rápidamente aprendemos desde la niñez temprana que esos desagradables seres dejarán, literalmente, una marca en nosotros. Aunque el fastidio de las picaduras no se compara con el terrible daño que provocan al transmitir enfermedades. Entre ellas, la fiebre amarilla, el dengue, la filariasis y la malaria son afecciones que la humanidad ha intentado controlar desde hace décadas, pero desgraciadamente en la mayoría de los casos ha fracasado. La fiebre



amarilla se mantiene a raya gracias a la vacuna antiamarílica, sin embargo todos los años esta virosis se lleva muchas vidas humanas. El dengue se encuentra en verdadero avance; en el caso de nuestro país, en 2008-2009 se desarrolló una epidemia que abarcó gran parte del territorio (Ministerio de Salud de la Nación, 2010). La filariasis linfática es un mal que en fases avanzadas provoca grandes deformaciones en el cuerpo, que pueden provocar invalidez. Las extremidades, en especial las piernas, adquieren un aspecto que recuerda a las de los elefantes, por lo que es conocida también como elefantiasis. Dengue y filariasis se encuentran entre las enfermedades tropicales olvidadas según la Organización Mundial de la Salud (WHO, 2013a), las cuales han recrudecido en las últimas décadas. Pero, de las cuatro enfermedades nombradas, la malaria es la que cobra más vidas, y el mayor porcentaje de esos decesos se produce en niños. Me atrevo a decir que la malaria es un regulador del tamaño poblacional de nuestra especie al menos en las zonas del mundo donde la enfermedad está establecida. Sólo para tener una magnitud de la importancia de esta dolencia basta decir que cada año mueren más de medio millón de personas a causa de la malaria (WHO, 2013b), y se infectan unos dos millones. Excepto en la Antártida, hay mosquitos en todos los continentes. En Alaska he visto grandes cantidades de mosquitos donde intuitivamente uno cree que no deberían existir, por el paisaje escarpado y por el frío invernal. Sin embargo, la especie Aedimorphus vexans es realmente insoportable después de los deshielos de primavera. El agua que se acumula en charcos luego de que la nieve se derrita permite que allí se desarrollen las larvas en muy altas densidades. Los mosquitos son insectos que conviven con el hombre porque se han adaptado al ecosistema urbano como lo hicieron las ratas, las cucarachas, los murciélagos, las palomas y otros animales estrechamente asociados a las ciudades. La gente, en especial quienes viven en países desarrollados, es cada vez más intolerante

a los insectos molestos (Lehane, 1991). Entre otras razones, porque hay mayor conocimiento de las enfermedades que pueden transmitir, porque se valora cada vez más la higiene y la limpieza, y porque las personas ya no están dispuestas a cohabitar con animales que las generaciones anteriores estaban acostumbradas a ver cerca o dentro de la propia vivienda. En esta contribución mencionaré algunos conceptos que suelen ser frecuentes entre la gente, algunos de los cuales son equivocados o no tienen sustento en la realidad, referidos a los mosquitos, uno de los grupos animales asociados al ambiente urbano con mayor importancia médica. Lo primero que merece una aclaración es que hay muchas especies de mosquitos. En todo el mundo, para ser exacto, hay 3525 (Mosquito Taxonomic Inventory, 2013). Esta cifra puede variar ya que año a año se descubren algunas especies nuevas. En la provincia de Santa Fe se han mencionado poco más de 50 especies (Mitchell y Darsie, 1985; Rossi et al., 2006). En Rosario, en particular, probablemente existan, en el casco urbano, entre 10 y 20. En general, se sabe que hay “diferentes” mosquitos, pero es factible que sorprenda la diversidad real de estos insectos. La gente suele diferenciar entre mosquitos chiquitos, grandes, negros, claros o pálidos, empleando criterios intuitivos basados en la morfología. Esas categorías califican a algunas especies comunes de una localidad en particular, que se pueden diferenciar a simple vista. Sin embargo, las especies se distinguen apropiadamente sólo si se utilizan la lupa binocular y el microscopio, e incluso a veces hay que recurrir a técnicas moleculares o a tomar en cuenta su ecología. Afortunadamente, esa gran diversidad de mosquitos, se reduce muchísimo dentro de las grandes ciudades. Sólo unas pocas especies pueden criar en ciertos microambientes que las hembras seleccionan para depositar los huevos y que permiten el desarrollo de las larvas: charcos en las plazas, baldíos y parques, recipientes abandonados al aire libre, piscinas descuidadas, huecos en la madera de árboles, algunas plantas capaces de contener agua entre sus hojas. En cada uno


Fig. 1. Una hembra de Aedes aegypti. Foto: Center for Disease Control (CDC)/James Gathany (http://www.cdc.gov)

de esos pequeños o grandes cuerpos de agua sólo pueden desarrollarse las larvas de las especies adaptadas a esas condiciones. Por eso, es probable que los tres mosquitos más frecuentes y abundantes de un ambiente urbano como Rosario sean Aedes aegypti, Culex pipiens y Ochlerotatus albifasciatus. Es factible que otras especies, para criar, se valgan de hábitats de agua dulce menos urbanos, como los que se encuentran vinculados a las márgenes del río Paraná, como lagunas con vegetación flotante o arraigada, charcos permanentes o efímeros, bajos inundados o hábitats similares. Aedes aegypti (Fig. 1) probablemente sea el mosquito más conocido en la actualidad en virtud del dengue. En América, es la única especie capaz de transmitirlo. Amerita que se llame así: la traducción del nombre científico es “desagradable de Egipto”. Linneo lo describió en 1762, en base a ejemplares que fueron capturados en ese país, y por ello lo calificó con el epíteto específico que lo denota como propio de esa región. Es diurno, con más actividad de

vuelo durante el crepúsculo, y las hembras pican preferentemente en la parte baja de las piernas. Para depositar sus huevos, ellas seleccionan recipientes naturales o artificiales con agua, como frascos sin tapa, baldes, canaletas de desagüe de techos, portamacetas, floreros, cisternas, tanques de agua descubiertos. Adhieren los huevos a las paredes de esos recipientes, encima de la línea que forma la superficie del agua con el recipiente (Fig. 2). Es decir, apenas depositados por la madre, esos huevos están fuera del agua o apenas en contacto, pero cuando el nivel del agua asciende y los sumerge, eclosionan y nacen las larvas. Muchas personas se preguntan si la piscina puede actuar como un criadero de mosquitos del dengue. La respuesta es sí, pero Aedes aegypti prefiere contenedores de agua menores, generalmente del tamaño de tanques, baldes o recipientes más pequeños. Sin embargo, las larvas pueden desarrollarse en piletas pequeñas si el agua no está en movimiento y no se añade cloro. Hacia comienzos del otoño, cuando


Fig. 2. Huevos de Aedes aegypti sobre un sustrato artificial obtenidos de una colonia mantenida en cautiverio. Se reviste la cara interna de un recipiente de plástico o vidrio con papel y se llena parcialmente con agua. El recipiente se deja unos días en el interior de una jaula con mosquitos que se han alimentado con sangre. Las hembras de mosquito luego depositan los huevos sobre la línea que une la superficie del agua con la pared del recipiente. Foto: AM.

muchas piletas no se usan para nadar, las poblaciones de adultos de esa especie continúan activas, y es entonces cuando pueden colonizar las piletas (A. Siri y A. Maciá, observaciones personales; Fischer y Schweigmann, 2010). Sin embargo, la contribución de las piscinas al total de Aedes aegypti que puede existir en una localidad, es menor que la de otros recipientes más pequeños, aunque no despreciable ya que se trata de un vector. Pero son los pequeños y medianos recipientes artificiales los que conllevan más riesgo de producir mosquitos. Otras especies pueden asimismo aprovechar piscinas como criadero: las larvas de Culex apicinus suelen aparecer en grandes cantidades, y pueden ser abundantes aún en invierno, cuando Aedes aegypti sólo está presente en forma de huevos que no eclosionan por efecto del frío. Para evitar la presencia de cualquier mosquito en las piletas, es suficiente con

mantener el agua con la dosis habitual de cloro todo el año, lo cual implica un gasto extra a los propietarios. Tapar la pileta con una lona o plástico no es una medida muy efectiva: las hembras localizarán cualquier resquicio para colarse debajo, e incluso las larvas podrán vivir en el agua que se acumula sobre esa cubierta. Otro concepto referido al vector del dengue, bastante difundido, es que sólo cría en agua limpia y transparente. No es así. Lo que ocurre es que la especie tiene una gran resistencia a la hambruna; por lo tanto, aún cuando el agua tenga muy poco alimento para las larvas (principalmente bacterias en suspensión), éstas pueden alcanzar la metamorfosis. Pero si los recipientes que encuentra la hembra de este mosquito tienen mucha materia orgánica, por supuesto no los despreciará. Los floreros de cementerios suelen tener el agua turbia si no se la reemplaza con frecuencia. Los neumáticos abandonados a la intemperie

(1) Me refiero al complejo Culex pipiens. En la latitud de Rosario coexistirían Culex pipiens, Culex quinquefasciatus y los híbridos entre ambos (Diez et al., 2011).


Fig. 3. Grupo de huevos formando una “balsa” de Culex sp. Foto: CDC.

pueden tener agua retenida por semanas o meses, y esa agua es muy oscura. En ocasiones es tan turbia que es necesario volcarla en una bandeja blanca para poder ver las grandes cantidades de larvas que allí se desarrollan. Sin embargo, ambos tipos de criaderos son frecuentemente colonizados por Aedes aegypti en las ciudades. Esos criaderos larvales de Aedes aegypti también pueden ser utilizados por Culex pipiens1 . Pero a diferencia del anterior, los mosquitos del género Culex ponen sus huevos en grupos flotantes llamados “balsas” (como la que muestra la Fig. 3) en cuerpos de agua estancada durante cualquier época del el año. Es el mosquito que molesta cuando dormimos, porque tiene hábitos nocturnos. El zumbido que usted escucha cuando está en la cama y se dispone a dormir es producido por el vuelo de una hembra de Culex pipiens que busca alimentarse con sangre. De hecho, etimológicamente el nombre de la especie significa “mosquito que solloza”. Una vez que haya completado la ingesta sanguínea, sus sistemas nervioso y hormonal le impedirán volver a picar hasta que haya transformado la sangre en el vitelo de sus huevos, es decir, el conjunto de compuestos que nutrirán al embrión, lo cual ocurrirá unos días después. En cambio, Ochlerotatus albifasciatus

deposita sus huevos en la tierra húmeda, en áreas susceptibles de ser inundadas. Por ejemplo, en depresiones del terreno que luego de lluvias intensas se transforman en charcos o pequeñas lagunas. Las eclosiones son masivas y bastante sincrónicas. Entre una y dos semanas después, los adultos emergen y se producen las “invasiones” a las que suelen aludir los medios de comunicación. Se producen todos los años con especial intensidad hacia la primavera, cuando la gente ya ha olvidado las lluvias que motivaron esas eclosiones masivas de los huevos. Son mosquitos bastante agresivos, de picadura dolorosa (de hecho, Ochlerotatus podría castellanizarse como “superlativamente molesto”), y pueden identificarse a simple vista o mejor aún con una lente de poca magnitud, porque poseen el abdomen aguzado y una banda dorsal blanca a lo largo del abdomen (a esta característica alude la palabra albifasciatus). Las “invasiones” de adultos de Ochlerotatus albifasciatus ocurren hacia noviembre o diciembre y también en marzo y abril, aunque, por supuesto, eso no excluye que haya nacimientos de las larvas en otras épocas del año. La biología de este insecto está influenciada por la temperatura: así, en verano, el desarrollo larval sólo abarca seis días, en primavera entre siete y diez días, y en otoño entre once


Fig. 4. Tipúlido. Foto: AM.

y veintidós días según un estudio realizado cerca de La Plata (Campos y Sy, 2003). La aceleración del ciclo por efecto del calor hace que las larvas transcurran menos tiempo en ese estado, y por ello tienen menos tiempo para acumular biomasa corporal a través de la alimentación; como consecuencia, luego de la metamorfosis, aparecen adultos pequeños, si los comparamos con los que emergen de los charcos en épocas más frías. Pero esa variación intraespecífica de tamaño se puede detectar sólo a través de mediciones de la envergadura de los mosquitos. La variación de tamaño entre mosquitos que detectan las personas a simple vista obedece a la variación entre especies y entre géneros. Hablando del tamaño, muchas personas refieren haber visto “mosquitos gigantes”, e incluso manifiestan cierta inquietud ante la duda de que sean capaces de succionar sangre. Casi siempre se trata de representantes de otra familia de dípteros, la familia Tipulidae, que son inofensivos ya que no son hematófagos; suelen entrar en las casas en busca de lugares húmedos donde reposar. Uno de ellos se muestra en la Fig. 4. Si se observan con atención, fácilmente se diferencian de los miembros de la familia Culicidae (los mosquitos verdaderos) porque no poseen un aparato

bucal picador-suctor, y porque tienen el cuerpo desprovisto de las pequeñas escamas que recubren a los culícidos. Algunas personas afirman que los mosquitos “nacen de la humedad”. Se trata de un mito. Lo que es real es que los adultos buscan refugios para cuando no despliegan actividad de vuelo, y prefieren para eso lugares umbríos y con alta humedad. Una persona o animal que pase por las cercanías puede activar el vuelo, y por eso se nota su presencia en ciertos sitios preferentemente, como espacios con mucha vegetación. Otra afirmación errónea es que los mosquitos viven un día. Hay una gran variabilidad en cuanto a la longevidad de los mosquitos adultos, que depende de múltiples factores bióticos y abióticos, pero en general la sobrevivencia puede alcanzar semanas, a veces meses. La confusión tal vez haya surgido de la generalización a partir de otros insectos que son menos longevos, como aquellos que no se alimentan en la adultez y sólo viven un breve período suficiente para la reproducción. Por otro lado, también se cuentan entre las creencias populares sobre los mosquitos verdades sostenidas por la observación directa y la experiencia personal, que han sido validadas a través de publicaciones científicas. Por ejemplo, hay personas que afirman ser picadas mucho más


intensamente que otras, incluso estando juntas en el mismo lugar. Las personas de mayor tamaño corporal son más propensas a ser picadas. Las mujeres suelen resultar en general más picadas que los hombres. Los cosméticos resultan a veces repelentes de mosquitos, y en otras ocasiones aumentan la atracción, según de cuál se trate. La ropa oscura es más atractiva que la clara. Negro, azul y rojo atraen más que otros colores. Cuanto más tiempo sea usada una prenda antes de ser lavada, más atraerá mosquitos. Los calcetines y medias usados durante varios días seguidos son especialmente atractivos. El olor de los pies ejerce atracción para las hembras de mosquito que buscan sangre (Kline, 1998). De hecho, existen bacterias asociadas a la piel humana, como Brevibacterium linens, que emiten ácidos volátiles característicos. Curiosamente, esa bacteria asociada a los pies es la misma que se utiliza para la fermentación de ciertos quesos, como el Limburger, por lo cual el olor de ambos es similar. Los hechos enunciados se pueden comprender en función de qué es lo que atrae a los mosquitos hacia las personas. La evolución los ha armado con una batería de mecanismos que les aseguran encontrar la sangre de la cual depende su reproducción. No necesariamente su supervivencia, ya que los carbohidratos que obtienen del néctar de flores y de los frutos y otros jugos azucarados significan para los mosquitos, y en forma exclusiva para los machos ya que ellos no son hematófagos, la fuente primaria de energía para el vuelo y otras funciones fisiológicas. No sorprende, entonces, que los mosquitos utilicen una compleja combinación de señales para orientarse y volar hacia un hospedador. Esas señales son principalmente de tipo olfativo y visual. Las antenas de los mosquitos poseen receptores que detectan la emisión de CO2 proveniente de la respiración de los vertebrados. Esta molécula constituye el principal atractivo y por eso las trampas que utilizan los especialistas para colectar mosquitos liberan un tenue flujo de este gas a partir de tubos presurizados o de hielo seco, que es CO2 en estado sólido. Hay otros compuestos

volátiles que son emitidos por el tegumento de los animales y que guían a los insectos hacia la sangre: ácido láctico (un producto de la actividad muscular), octenol, amonio, y otras moléculas. Se han detectado más de 300 compuestos volátiles originados en la piel humana (Bernier et al., 2000), y muchos de ellos están implicados en la atracción de insectos hematófagos. Ninguno de ellos es suficiente por sí solo para atraer al mosquito: actúan sinérgicamente. Las anteriores integran el grupo de señales olfativas. Las señales visuales como el tamaño, el color, el movimiento, el contraste entre la figura y el fondo, también influyen en la atracción. Finalmente, un fuerte estímulo para los mosquitos es el calor corporal, que actúa a corta distancia, o sea cuando el insecto ya alcanzó las proximidades de la persona o del animal. La complejidad de las combinaciones entre todos estos factores explica la diferencia de atracción entre especies (hay mosquitos antropofílicos y otros zoofílicos) y aún entre sujetos. De esta manera, se podría generalizar que un hospedador con más olor, más grande y más activo atraerá más mosquitos. Tal vez sea más interesante para el lector saber qué medidas de protección personal son efectivas para resguardarse de los mosquitos y cuáles no. Algunos métodos son promocionados como muy efectivos, a veces casi como “milagrosos”, pero que sólo sirven para malgastar el dinero de quienes los adquieren. En la Fig. 5 se observa un artefacto denominado “Insectocutor”, que es un nombre más aceptable que el que figura en la caja en la cual se vende: “Mosquito killer”. Instalar este aparato en una vivienda no solamente no matará los mosquitos, sino que servirá para atraerlos hacia el interior y, una vez dentro, la respiración de los habitantes de esa casa será un atractivo más fuerte que la luz que emite el “insectocutor”, de modo que sólo se logra aumentar la posibilidad de ser picado. Tal vez mate por electrocución algunas moscas, pero los mosquitos estarán agradecidos que lo haga funcionar en su hogar. Incluso resultan nocivos porque pueden destruir otros insectos beneficiosos. También de vez en cuando aparecen


anuncios en periódicos promocionando aparatos que repelen mosquitos (e incluso roedores, todo por el mismo precio) a través de la emisión de ultrasonido. Apelan al deseo de las personas de no usar en sus domicilios insecticidas potencialmente peligrosos para la salud, y a la ventaja de funcionar en forma automática e imperceptible para el ser humano. Pero si bien en algunos estudios se demostró que algunos mosquitos macho pueden detectar la vibración generada por el vuelo de las hembras en el interior de los enjambres, esa frecuencia no es reproducida por estos repelentes electrónicos, cuya eficiencia sólo se da a nivel de las ganancias por la venta y no por proteger de las picadas. Algunos animales se han propuesto como enemigos de los mosquitos. Los sapos y ranas son animales dignos de ser preservados per se, pero si los quiere tener en el jardín de su casa para que disminuyan la cantidad de mosquitos, sólo conseguirá frustración. El sentido común es suficiente

para darse cuenta de que casi todos los mosquitos escaparán del radio de acción de esos anfibios. Lo mismo ocurre con las plantas carnívoras (Fig. 6). Son interesantes y pueden embellecer nuestro hogar, pero son inútiles para capturar mosquitos. La explicación es sencilla si recordamos cuáles son las señales que detectan éstos cuando buscan llenarse de sangre. El contacto insecto-hombre puede prevenirse en forma efectiva de varias maneras, siempre que hablemos de métodos para implementar en la propia casa, como mantener sin roturas ni desgarros las telas de mosquitero en las ventanas, no exponerse en las horas de máxima actividad de vuelo (en especial en el crepúsculo), o usar ropa no ajustada al cuerpo. Los repelentes son uno de los modos más eficientes para impedir las picaduras. Hasta el momento, uno de los compuestos más efectivos es el N,N-dietil-3-metilbenzamida, o DEET en su nombre abreviado. Los productos que lo mencionan en la etiqueta,

Fig. 5. Artefacto para eliminar insectos. Foto: AM.


Fig. 6. Plantas carnívoras del género Drosera. Foto: AM.

ya sean lociones, cremas o aerosoles son más eficientes que las pulseras impregnadas con repelentes, o que las velas de citronella. Todos estos métodos se basan en el uso de sustancias volátiles o evaporables que bloquean los receptores olfativos de los mosquitos, y resultan efectivos porque les impide la localización de un hospedador. Tienen el mismo fundamento los ungüentos caseros con limón o eucaliptus en aceite y los repelentes con picaridina, entre otros. Detallar una lista exhaustiva escapa a la intención de este artículo, pero para conocer otros productos repelentes de insectos se puede consultar la página de internet de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT): www.anmat.gov.ar. Otra pregunta frecuente, últimamente algo desplazada de la mente de las personas por el riesgo del dengue, es si los mosquitos pueden transmitir el SIDA. Sin ambigüedades, la respuesta es un rotundo no. Hay varias razones. Los mosquitos poseen un aparato bucal formado por estiletes, algunos de los cuales integran dos

canales a manera de tubos extremadamente finos y que insertan en la piel. Uno es el canal alimenticio, por donde asciende la sangre hacia el sistema digestivo del insecto, y otro, el canal salival, a través del cual desciende la saliva del mosquito hacia la piel del hospedador. La sangre de una persona nunca puede “inyectarse” desde el mosquito hacia otra persona, porque la dirección de aquella y de la saliva sólo se produce en un único sentido. Un mosquito puede interrumpir su alimentación sobre una persona y continuarla en otra, pero dentro del canal alimenticio la cantidad de sangre que podría quedar como residuo es mínima y es imposible que la carga de virus que pueda alojar sea suficiente como para infectar con VIH a otra persona. Una vez en el interior del mosquito, la sangre inmediatamente comienza a ser digerida, y este proceso destruye el virus del sida. El virus es incapaz de replicarse en el cuerpo del mosquito; para el VIH ése sería un ambiente absolutamente hostil porque no evolucionó para transmitirse por ese mecanismo. Existe evidencia experimental


muy bien fundada y bibliografía científica que permiten afirmar que los mosquitos no pueden actuar como vectores de esta enfermedad. Finalmente, creo que la pregunta que tal vez sea más frecuente sobre los mosquitos es “¿para qué sirven?” Suelo responder, tal vez en forma demasiado resumida y algo grosera, “para lo mismo que sirve usted”. Los mosquitos, para la naturaleza, no son ni más ni menos importantes que un gato, una medusa, un rosal, el Homo sapiens o cualquier otra especie que se pueda mencionar. Si insistimos en encontrar un propósito o intención a su existencia, entonces están para dejar descendencia y perpetuar sus genes. Para contribuir a la diversidad de los seres vivos, para aumentar su propia aptitud biológica, para evolucionar. Intentar otorgarles cualidades que se midan según la escala de valores humana sería poco apropiado. Como dijo Jorge Luis Borges: “Desde el momento que hay tantos insectos, a Dios le gustarán. Yo no necesito millones y millones de hormigas, pero parece que Dios sí; tiene necesidades muy distintas de las mías. Yo preferiría que no hubiese una sola hormiga; hasta de mosquitos me gustaría prescindir. Pero parece que Dios no; para Dios un mosquito no es menos precioso y único que, bueno, Shakespeare, digamos”.


Agradecimientos A A. M. Marino de Remes Lenicov y R. E. Campos por la lectura crítica del manuscrito.

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ALIMENTACIón humana Mag. Lic. María del Carmen Díaz Magister Scientiae. Prof. Adj. Ordinaria; Asesora de la Comisión de Bioética de la Facultad de Cs. Médicas de la U.N.R; Prof. Adj. U.A.I. a/c Área Investigación - Museo Gallardo

Resumen Este trabajo pretende entrecruzar datos de resultados obtenidos por diferentes investigadores primarios acerca de la problemática de la alimentación de algunos pre-homínidos considerados “mosaicos” por su ubicación, cercano a la divergencia de los flujos evolutivos que conducen por un lado hacia los chimpancés modernos y, por otro hacia el hombre y de algunos representantes del género Homo hasta el Neolítico. A tal efecto vincularemos trabajos sobre estudios dentarios morfológicos de desgaste e isotópicos, así como del ciclo masticatorio, paleofauna y de artefactos culturales. Abstract This work tries to interlace information of results obtained by different primary investigators with regard to the problematics of the feed of some pre-hominids considered “Mosaic” and of some representatives of the gender Homo up to the Neolithic one. To such an effect we will link works on studies morphologic dental and isotopic, as well as of the masticatory cycle, paleofauna and of culture’s artifacts.


Fig. 1: Sahelanthropus thadensis. C.c: 375 a 550 cm3. África occidental (Chad). 7-6 Ma. a.P. Cráneo perteneciente al espécimen TM 266-01-060-1 “Toumai”. Foto: Oryctes


En el proceso de génesis de nuestra especie, numerosos procesos complejos, frecuentemente de carácter recursivo, se fueron sucediendo entre la bipedestación, la producción de herramientas, el lenguaje y la alimentación. El situarnos en el concepto de alimentación más que en el de nutrición deja clara la ubicación de este análisis, en la comprensión de la misma como fenómeno social y cultural desarrollado, a este nivel, exclusivamente por el hombre. Creemos necesario comenzar este trabajo recuperando el conocimiento de los consumos alimentarios de aquellos fósiles que, a la luz de los conocimientos actuales, parecen merecer ser incluidos en la línea evolutiva que conduce al hombre por las características de sus dientes y su postura, periódicamente erecta. Hasta ahora, de confirmarse la hipótesis de algunos autores, el fósil más antiguo de esta línea sería el conocido por el nombre de Toumaï (“esperanza de vida”) o Sahelanthropus thadensis o TM 266-01-060-1, fósil de los denominados “mosaico” por combinar características simiescas y humanas. Poco conocemos todavía acerca suyo dado que su descubrimiento es bastante reciente. Habitó la actual región africana del Chad (Africa Occidental), en un hábitat de bosques y praderas, cronológicamente ubicado entre 7 y 6 Ma. atrás. Como todavía no se han publicado estudios de desgaste dentario o de huellas isotópicas, su dieta se deduce de las características morfológicas de los dientes encontrados y de su entorno la que, probablemente incluiría hojas, frutas, frutos, semillas, raíces e insectos. Recordemos que en esta época el clima se había enfriado con respecto a épocas anteriores asemejándose más al actual con estaciones diferenciadas (Fig.1). Los dientes proveen numerosa información no solo por su forma sino debido a que, el esmalte que los recubre, comportándose como un sólido-frágil

se va erosionando de acuerdo al tipo de alimento y a los movimientos masticatorios dominantes, es decir, a la biomecánica dento-mandibular. Por el contrario, de los homínidos que mencionaremos en adelante, son numerosos los estudios que permiten obtener inferencias más contundentes respecto a la alimentación dominante de la especie. Explicaremos, brevemente, algunas de las técnicas utilizadas, generalmente basadas en estudios dentarios, dado que estos son la parte más duradera del cuerpo gracias a la protección del esmalte: a) Principales estudios dentarios: - análisis morfológicos, especialmente a través de la fórmula del cociente cortante (Kay et al; 1970; Romero y De Juan, 2003,2005) examinando la presencia o no de crestas de los molares, etc. Este método, usado durante muchos años, se estableció como insuficiente para la distinción efectiva de las dietas. - análisis del desgaste dental y del ciclo masticatorio: El primero posee carácter mecánico y se produce entre las superficies de contacto de dientes opuestos o por la abrasión producida por materiales exógenos mientras que, el segundo, comienza con movimientos mandibulares verticales (punción-aplastamiento) reduciendo la comida a pulpa, acompañado de una fase masticatoria que produce desgaste dentario el que será diferente si el consumo dominante es de carne cruda (fibrosa y de baja abrasividad), cocida o de vegetales, dependiendo aquí del género y la especie consumida y donde la mayor dureza se presenta en los tallos, ciertas hojas, semillas y raíces las que, además, contienen fitolitos muy abrasivos. El proceso de corte masticatorio es necesario para romper carne y hojas. Esto se da porque, los alimentos, poseen diferentes propiedades físicas como abrasividad, tenacidad, dureza y fragilidad(1).

(1) RIVERA VELAZQUEZ, OSSA H. y D AROLA. (2012). Fragilidad y comportamiento mecanico del esmalte dental. En Revista de Ingenieria Biomédica, Universidad CES, Medellín, Colombia, vol. 6, n°12, julio-dic.


Fig. 2.: Fitolitos de sarro bajo microscopio: a. dicotiledóneas (fruta), b. dicotiledonea madera o corteza, c. hierba; d. junco. Escala: 50 mm. Fuente: Peter Urgal- PLos ONE- Lic. Creative Commons 3.

Fig. 3: Imagen a 100 aumentos de una superficie de esmalte bien preservado con microestriaciones producidas por partículas abrasivas de los alimentos en un no humano. Autor: Jordi Galbany

- análisis de microdesgastes, iniciado en 1962 por Dalhberg y Kinzey y, retomado, en la década de los ochenta, por Gordon (1988), permite inferir también el tipo de movimiento mandibular dominante durante la alimentación, a través de observar la orientación de las estrías. Esta técnica resurgió con fuerza cuando se instrumentó el uso del MEB (microscopio electrónico de barrido) permitiendo distinguir dietas frugívoras de folívoras(2) a partir de los diferentes grados de durezas de las frutas o los vegetales (Ungar et.al.; 2003). Estos estudios continúan en la actualidad con muy buenos resultados. A través de ellos se puede detectar el impacto que, partículas abrasivas de carácter inorgánico, extrínsecas, como tierra o polvo incorporados a los alimentos en su recolección o preparación, e intrínsecos como los fitolitos(3), dejaron en el esmalte, permitiendo identificar los alimento consumidos, así como también la acción de

ciertos ácidos propios de las frutas (Fig. 2). Las estrías se convierten en indicadores de acuerdo a su ubicación, longitud, anchura y profundidad, así como por su dirección. Su orientación interesa ya que permite deducir el movimiento masticatorio característico para algunos tipos de alimento, por ejemplo: si predominan las estrías verticales deduciremos que la base de la alimentación estaba compuesta, mayoritariamente, por carne, mientras que, si las que predominan tienen una dirección horizontal, podremos deducir que la dieta fue, principalmente, vegetariana ya que, la masticación de alimentos duros y fibrosos, demanda movimientos horizontales. Si sumamos a esto el carácter dominante del tipo de abrasión, podemos tener más seguridad acerca de la dieta principal. Actualmente se construyen modelos tridimensionales de las superficies de oclusión y de las caras para un mejor análisis (Fig. 3).

(2) En las dietas folívoras el principal consumo es de yemas, brotes tiernos y hojas. (3) Son partículas minerales microscópicas, generalmente de calcio o de sílice, resultantes del metabolismo vegetal.


- análisis topográfico en 3D (Ungar y M’Kirera, 2003): este análisis brinda una visión detallada a partir de un programa de computación, permitiendo visualizar perfectamente tanto las características morfométricas como las huellas de los dientes. Respecto a estos métodos se hace necesario aclarar que estas estrías no deben ser confundidas con las denominadas “estrías culturales” que se producen al manipular con los dientes diferentes objetos: tales como palillos de madera o huesos para higiene dental, marcas en los incisivos por golpes de herramienta al sujetar carne y cortarla con una lasca o por sujetar lianas vegetales, etc. b) métodos basados en huellas isotópicas: - isótopos del estroncio 86Sr y 87Sr. El estroncio tiene una particular relación isotópica 86Sr y 87Sr que corresponde a la edad geológica del área. Estos isótopos son absorbidos por los vegetales del lugar, pasando, a través de estos, a los animales herbívoros, de estos a los carnívoros u omnívoros o al hombre cuando se alimenta de vegetales o de animales, permaneciendo en huesos y dientes después de su muerte. Son numerosos los trabajos realizados sobre dientes fósiles y, dado que estos se forman principalmente durante la primera infancia, constituyen un buen indicador del lugar de procedencia del fósil (para mayor certeza la desviación estándar debe ser de, al menos, de 0,1%). Si esto se cumple podremos aproximarnos, desde otro lugar, a conocer los hábitos alimenticios y el lugar donde habitaron durante su primera infancia los diferentes homínidos. También se pueden realizar otras correlaciones en huesos para conocer trayecto de migraciones, etc(4).

- isótopos del carbono: El esmalte dental no se altera posmortem isotópicamente, por lo que en él se congelan huellas isotópicas de comidas permitiendo reconocer dietas basadas, directa o indirectamente, en plantas cuya fotosíntesis produce C3 y C4. El CO2 atmosférico contiene, 12 C (el más abundante en la naturaleza) y 13 C asimilados por los vegetales durante la fotosíntesis. Se sabe que la fotosíntesis de árboles, arbustos y otras especies herbáceas en biomasa de sabana de clima frío, con bosque y matorrales, producen fotosíntesis de C3, incorporando más 12C siendo el follaje el principal alimento, mientras que las plantas que producen C4 y que incorporan, relativamente, más C13 en sus tejidos, comprenden especialmente, pastos tropicales de zonas áridas y cálidas. Este análisis se complica porque no discierne fácilmente entre el herbívoro y el carnívoro que lo devoró. Las plantas suculentas (cactáceas, bromelias y orquídeas), que utilizan una tercer ruta fotosintética, pueden comportarse como las C3 o C4 dependiendo del ambiente(5). c) análisis de coprolitos. Permite buenos resultados pero, sus hallazgos, son sumamente escasos. Pasaremos, entonces, al siguiente resto fósil sobre el que ya existe consenso acerca de su ubicación en los principios del proceso de hominización y que habitaba el centro de la actual Kenia, en África Oriental, hace entre 6,2 y 5,8 Ma. atrás, en los finales del Mioceno. Se trataba de un habitante de los bosques, bautizado con el nombre de Orrorin tugenensis, otro fósil mosaico que continuaba alternando la braquiación con la bipedestación. El clima de esta época se había ido enfriando asemejándose al actual, con variaciones estacionales. Este

(4) COPELAND, S. ; SPONHEIMER, M; DE RUITER, D.; LEE-THORP, J.; CODRON, D.; LE ROUX, P. and M. P. RICHARDS. (2011). Strontium Isotope Evidence for Landscape Use by Early Hominis. Nature: 474, 76-79. (5) SPONHEIMER, M.; LEE-THRP, J.; de RUITER, D.;CONDRON, J.; BAUGH, A. T. and F. THACKERAY. (2005). Hominins sedges and termites: New carbon isotope data from the Sterkfontein valley and Kruges National Park. J.Hum Evol 48: 301-312.


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Fig. 4: Orrorin tugenensis. C.c.: estimada entre 300 a 500 cm3 . África oriental (Kenia). 6,2 a 5,8 Ma. a.P. Espécimen BAR 1000 Foto: Agnès Rivière. PLoS ONE. Lic. Creative Commons 2.5 genérica. Fig. 5 : Ardipithecus kadabba. C.c.: 300-350 cm3. África oriental (Etiopia). 5,8 a 5,2 Ma. a.P.(Mioceno Tardío). Canino sup. de fósil ASK.VP-3/400; canino inf. de STD-VP-2/61; premolar sup, de ASKVP-3/160 y premolar inf. de ASK-VP-3/403. Fuente: Haile-Selassie Y. y Suwa G., Blanco. Reproducción libre

fósil poseía dientes de pequeño tamaño, con una gruesa capa de esmalte y molares redondeados, por lo que su alimentación debió ser semejante al de “Toumaï”, es decir, dominantemente vegetariana (ver Fig. 4). Un poco más adelante en el tiempo encontramos a Ardipithecus kadabba, (fósil ASK-VP3/400 y otros) ahora en la región de Etiopía (África del Este) en una fase temporal que va de los 5,8 a 5,2 Ma. atrás, quien era ya plenamente bípedo. Su dentición estaba compuesta por grandes colmillos cónicos y muelas de mayor tamaño que las de un chimpancé, siendo sus dientes, más estrechos que los de éstos, evidenciando el mayor uso de sus molares, por lo que el alimento principal debía contener alto contenido de fibras (Fig. 5). En esta misma zona, hace 4,4 Ma. vivió también “Ardi” (Ardipithecus ramidus). Esta hembra, habitaba un entorno boscoso de la

región de Awash y Gona, en Etiopía (África Oriental), se movilizaba balanceándose por las ramas de los árboles mediante un dedo prensil del pie y caminando erguida en zonas raleadas. Su dentición, caracterizada por una capa de esmalte ni muy fina ni muy gruesa (más delgada que en australopithecus), parece señalar una alimentación omnívora. (Fig. 6) Lo que es seguro, por el patrón de desgaste que presenta y el tamaño de los incisivos (los superiores son más redondeados, como los de los humanos modernos, y no largos y afilados como en los chimpancés), es que no se trataba de un frugívoro ni de un masticador de alimentos duros(6). De este género se encontraron alrededor de 100 especímenes. Coincide esto con estudios de isótopos del carbono(7) que señalan dietas donde prevalece el C3 producido por la fotosíntesis de árboles y arbustos en zonas frías. Durante este largo proceso de cambios, fue el medio el que determinó la factibilidad

(6) HAILE-SELASSIE, Y.; SUWA, G. y BLANCO, T.D. (2011). Late Miocene teeth from Middle Awash, Ethiopia, and early hominid dental evolution / / Science, V.303, pp.1503-1505 (7) SPONHEIMER, M.; ALEMSEGED, Z.; CERLING, T.; GRINE, F.; KIMBEL, W.; LEAKEY, M.; LLE-THORP, J.; KYALO MANTHI, F.; REED, Kaye; WOOD, b. Y j. WYNN. (2004). Evidencia isotopica de las dietas de homínidos tempranos. Universidad de Utah, EE


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Fig. 6: Ardiphitecus ramidus. C.c.: 300-350 cm3. África oriental (Etiopia). Hace 4,4 Ma. a.P. a: Cráneo de espécimen ARA-VP-6/500. b (Arriba) La comparación de imágenes de la dentición de H. sapiens fosilis (izquierda), Ardipithecus ramidus (centro), y de chimpancé (a la derecha), todos varones. (Abajo) muestras correspondientes del primer molar superior en cada uno. Las áreas rojas indican esmalte más grueso, el azul, más delgado las curvas de nivel de la topografía de la corona y la superficie de masticación.

de lo que el animal humano podía comer. Hasta el presente este fósil parece constituir el tronco común de dos grandes líneas evolutivas; la que conducirá al hombre y la que originará al género Paranthropus. Este último, que trataremos más adelante, fue especializándose en el consumo de C4 o de plantas con fotosíntesis de tipo CAM propia de las plantas suculentas que alternan C3 y C4 tendiendo a la producción de C4. Introduciéndonos en la línea de los homínidos y en el género australopithecus, la especie más antigua, hasta el momento, hace alrededor de 4,2 a 3,9 M.a., A. Fue anamensis quien ocupó diferentes hábitat desde bosques abiertos a formaciones

vegetales espesas, con estratos herbáceos y bosques de galería. La alimentación de esta especie fue estudiada, entre otros, por el Dr. Alejandro Pérez Pérez de la Universidad de Barcelona quien, junto con su equipo, comprobó, a partir del reconocimiento del patrón de microestriación de la región poscanina, lo que anteriormente se había deducido a través de estudios del espesor del esmalte dentario, así como del tamaño y morfología dental. Determinó de esta manera, las trazas dejadas por fitolitos, arena y polvo, permitiendo conocer los alimentos consumidos más frecuentemente, lo que la mostraron semejante a la de otros cercopithecoides, alimentos abrasivos en los que sobresalen las semillas, hojas y raíces tuberosas alternadas con ingesta estacional


de frutas. Coincidentemente los isótopos del carbono mostraron una dieta centrada en C3(8). Sin embargo, la especie de australopithecus más conocida es la afarensis, gracias a una hembra bautizada con el nombre de “Lucy” de cuya especie se han encontrado más de 300 especímenes. Seguimos ubicándos en África Oriental, en las regiones correspondientes a Etiopía, Kenia y Tanzania pero, ahora, hace 3,85 y 2,95 Ma. a. P. Actualmente se la considera un posible descendiente de A. anamensis así como ancestro de Paranthropus, Australopithecus y Homo. Lucy y sus congéneres, si bien podían trepar a los árboles, marchaban, preferentemente, erguidos. Los dientes de los A. afarensis eran pequeños y sus molares mostraban un patrón de microestriación en la región postcanina dejado por fitolitos, presentes en los vegetales, en el momento de la masticación. A estas partículas se le suma arena y polvo que el alimento adquiere al recolectarse o prepararse y, dado que todos tienen mayor dureza que el esmalte,

lo rayan. Este patrón fue comparado con el de varias especies de primates actuales, comprobándose que eran causados por una dieta fundamentalmente compuesta por frutos ricos en azúcares y vegetales como hojas, semillas, raíces, insectos y pequeños animales mientras que, el tamaño, forma y estrías de los molares indicaban masticación de raíces y frutos secos, variación posiblemente debida a la variación estacional. Tienen, por lo tanto, un patrón diferente al A. anamensis(9). Nuevamente esto se encuentra corroborado por las huellas isotónicas del carbono que señalan la presencia de C3 junto a la de C4, lo que nos está indicando, también, una dieta mixta(10) en zona de bosques y de sabana, que habría comenzado hace alrededor de 3,5 Ma. La mecánica masticatoria mostró coincidencia con desgastes típicos de ese tipo de dieta, sin embargo la corona menos inclinada de los molares indicaba que fracturaba mejor alimentos frágiles, aunque podía moler también los duros (Ungar, 2000). En la figura 7 “a” podemos ver un molde sacado a ambos maxilares del espécimen AL 200-1 que permite observa el cierre de la mordida, el grosor del colmillo superior,

Fig. 7: Australopithecus afarensis. C.c.: ~380–430 cm3 África oriental (Etiopia, Kenia y Tanzania). 3,8 y 2,95 Ma. a.P. a: Cráneo de espécimen AL 444-2. Se observa la oclusión de ambos maxilares. b: Espécimen AL 200-1. Molde de ambos maxilares. c: Espécimen Al-266-1. Fragmento de mandíbula Autoría: antropogenez rusa. Libre divulgación. http://antropogenez.ru/fossil/10/

a b

c

(8) Ibidem. (9) FERRAN ESTEBARAZ. (2012). Buccal dental microwear analyses support greater specialization in consumption of hard foodstuffs for Australopithecus anamensis. Journal of Anthropoligal Sciencies (JASs), Jan; 90: 1-24. (10) SPONHEIMER, M. Op. cit.


la casi ausencia de diastema así como los incisivos “en pala”(11) y casi verticales. El paladar continúa siendo convergente. En la figura 7b puede observarse el importante acúmulo de sarro (depósitos de fitolitos) en las fosas y surcos de desarrollo de premolares y molares. En el fragmento de mandíbula de la fig. 7c se observan puntos de desgaste con pérdida de esmalte y visualización de la dentina. El modelo de comportamiento del microdesgaste puede verse en la fig. 8 donde se destaca el impacto de algunos alimentos duros de consumo estacional. La fauna predominante en Etiopia durante esta época estaba compuesta por ejemplares de la familia de los Hippopotamidae; Cercopithecidae; Elefantidae, Equidae, Bovidae así como del orden Cocodrylia y de peces en un ambiente lacustre y de bosque abierto. Estos animales podrían incluirse en la dieta solamente en caso de ser encontrados muertos (carroña). Sí se daba el consumo de numerosos insectos.

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Fig. 9a y b: Marcas de herramientas de piedra sobre huesos fósiles. Foto: Mc Pherron. PLoS ONE. Lic. Creative Commons 2.5

Respecto a la construcción de herramientas debemos volver a poner en valor la hipótesis sostenida por algunos paleoantropólogos de la década del 70 como Le Gross Clark, que atribuían a los australopithecus una cultura en base al trabajo de guijarros y que, posteriormente, por la extensión de dicho horizonte lítico y su ubicación alrededor de los 2 o 2,5 Ma., se atribuyeron a H. Habilis, máxime que no se encontraron evidencias in situ. Sin embargo, esto vuelve a situarse en la mesa de discusión por los hallazgos realizados por McPherron(12) en el 2000 en el NE de Etiopía (Fig. 9) de fragmentos de hueso de Fig. 8: microabrasión en un molar de A. afarensis Fuente: Daniel Turbón. Lic. PLos ONE Creative Commons 2.5

(11) Se denomina “pala” al desarrollo, en los incisivos, del reborde marginal lingual. Esto se da también en algunas poblaciones modernas como la de los indios americanos pero de forma diferente (12) McPHERRON, Shannon, ALEMSEGED, Z,, MAREAN, C.; WYNN, J.; REDD, D.; GERAADS, D.; BOBE, R. y H. BÉARAT. (2010). Evidence for stone-tool-assisted consumption of animal tissues before 3.39 million years ago at Dikika, Ethiopia. Nature 466, 12 august; pág. 857-860.


unguiculados, especialmente una costilla que muestra marcas de herramientas de piedra y que se encuentran fechados en 3,39 Ma., es decir, son más antiguas que Lucy, quien vivió hace 3,2 Ma. Los huesos presentan numerosos cortes, algunos en forma de V de sección transversa propia de las herramientas afiladas con arañazos dentro del mismo corte, lo que demuestra la irregularidad de la herramienta. También se encontraron huesos con huellas de raspados y de golpes con piedras para la extracción de la médula. Como se observa en las figuras 10a y b, los huesos tienen marcas características producidas por herramientas de piedra afilada. Estas marcas son tan netas que, en su interior, quedaron marcadas las irregularidades de la herramienta utilizada. También se encontraron huesos con huellas de raspados y de golpes para extraer la médula. Estos hallazgos, que modifican la dieta agregando el consumo de carne, aunque, como señalamos anteriormente, no obtenida en base a la caza sino al carroñeo, es de suma importancia dado que la fabricación y utilización de herramientas

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Diferentes hipótesis hacen surgir de los denominados fósiles mosaico diferentes líneas evolutivas. La principal, aparentemente, seguiría el siguiente camino: A. anamensis, (4 Ma.); A. afarensis (3,85 y 2,95 Ma.); A. sediba (África del sur, entre 1,98 y 1,97 Ma. Ver figura 10); A. garghi (2,5 Ma.) y ya dentro del género Homo: H. habilis (África oriental y meridional, entre 2,4 y 1,4 Ma.); H. rudolfensis (África oriental, entre 1,9 a 1,8 Ma.); H. erectus (Africa del norte, del este y del sur, Asia occidental, China e Indonesia, entre 1,89 Ma. y 143.000 años); H. heidelbergensis (Europa, China, Africa oriental y del sur, entre 700.000 y 200.000 años); Homo neanderthalensis (Europa, y SO de Asia Central, entre 200.000 y 28.000 años); H. floresiensis (Asia, Indonesia, entre 95.000 y 17.000 años) y H. sapiens fosilis (cosmopolita, desde hace 200.000 años atrás), mientras que, otra línea conduciría hacia el género Paranthropus y sus diferentes especies: P. robustus (África del sur, desde 1,8 a 1,2 Ma.) y P. boisei (África oriental, 2,3 a 1,2 Ma.) Sin embargo, salvo en

Fig. 10: A. sediba. C.c.: 420-450 cm3. África del sur. 1,877 y 1,98 Ma. a.P. a: Cráneo con mandíbula de espécimen MH2. Cueva de Málaga. Foto: Ann Gibbons. b: Espécimen MH1. Foto izq.: mitad derecha del maxilar sup.; Foto der.: mitad der. de la mandíbula. Foto: Joel D. Irlandés y otros. PLos ONE- Libre divulgación.

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(13) Ibidem

es la evidencia más directa de la evolución cognitiva(13).


algunos principios generales, no todos los investigadores acuerdan. Tomaremos algunos ejemplos para mostrar las diferencias en la alimentación de las distintas líneas: A. garhi habitó la región de Etiopia en el este de África hace 2,5 Ma. atrás y poseía ya herramientas capaces de extraer la médula de los huesos de animales de gran tamaño. Los estudios de microabrasiones siguen indicando una dieta omnívora semejante a la de los demás australopithecus, especialmente a los afarensis. A. sediba, (Fig. 10a) era ya dominantemente bípedo (aunque con un andar diferente al nuestro). Su dentición presenta premolares y molares relativamente pequeños(14) como se observa en la figura 10b los que estaban cubiertos con una gruesa capa de esmalte que le permitían triturar y moler eficazmente diversos tipos de alimentos. El diastema entre el I2 y el C había ya desaparecido. Sediba habitó el sur de África hace alrededor de 1,9 Ma. en un ecosistema de sabana con bosques abiertos y praderas. La Dra. Amanda Henry del Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology de Leipzig, Alemania, ha estudiado los depósitos de sarro (Fig. 11) en dientes de diferentes fósiles de A. sediba a través del reconocimiento de fitolitos encontrados en ellos, entrecruzando los resultados con el análisis de isótopos estables del carbono y con el patrón de microdesgaste vinculándolo, además, con evidencias paleoambientales. Como resultado reconstruyó la dominancia de una dieta compuesta por alimentos duros, provenientes del plantas dicotiledóneas (hojas de árboles, matas, frutas, madera y corteza) fijadoras de C3, así como de

Fig. 11: A. sediba. Espécimen MH1 con evidentes depósitos de sarro. Foto: tronews

monocotiledóneas (hierbas y juncias(15)), es decir alimentos con más C4 aunque, estos últimos, eran más frecuentes. El identificar en la dieta madera y corteza señala un patrón diferente al de los homínidos anteriores, que les permitía extraer proteínas y azúcares solubles en buena cantidad(16). Este tipo de alimentación dominante lleva a pensar que su andar bípedo por las praderas debería haber sido bastante frecuente. El éxito evolutivo de los australopithecus se mostró en el largo período de supervivencia del género y en las numerosas especies a las que dio origen las

(14) Los incisivos y su posición son importantes para la fonación (15) Las juncias (familia Cyperaceae), son reconocibles por la presencia de C4 se encuentran presentes en cursos de agua relativamente permanentes la que acumulan en tallos y tubérculos no compitiendo con la hierbas de la zona en época de sequias (16) HENRY, Amanda; (2012). UNGAR, P; PASSEY, B., SPONHEIMER, M.;ROSSOUW, L.; BAMFORD, M.; RUITER, D. y L. BERGER. The diet of Australopithecus sediba. Nature (2012) doi:10.1038/nature11185 Published online 27 June.


que se extendieron desde la zona de Etiopía y del Chad hasta África del sur. Sin embargo, hace unos 2,8 millones de años, se produjo un cambio en el clima que condujo a la desertización de la sabana, comenzando a extenderse ecosistemas de tipo abierto a los que, aparentemente, no pudieron adaptarse. Pasando ahora al género Homo, tomaremos inicialmente la especie habilis, considerada por algunos investigadores junto con H. rudolfensis y pese al pequeño tamaño de los cerebros, como las especies más antiguas antecesoras directas de la nuestra. H. habilis habitó en África oriental y meridional, por un período de tiempo que se extendió entre 2,4 y 1,4 Ma. atrás, coexistiendo durante largo tiempo con H. erectus. Con mandíbulas fuertes y dientes relativamente pequeños el tipo de desgaste del grueso esmalte dental evidenciaba una alimentación omnívora, formada por diversos tipos de hojas, huevos, algunas plantas leñosas, tejidos animales (carroña), carne seca y alimentos duros como semillas y tubérculos fibrosos (McHenry, 1992; Teaford y Ungar, 2000). Por otro lado, las investigaciones de Puech et al.(17) en1984 sobre modalidades de erosión en el esmalte y la dentina de algunos molares de H. habilis encontrados en Olduvai, mostraron desgaste propio del consumo de frutas inmaduras, ácidas. Respecto a las herramientas encontradas, su vinculación específica con la especie se vuelve difícil dado que se encuentran distribuidas en un horizonte de ocupación múltiple. Si efectivamente ellos las hacían, estas herramientas fechadas hace 2,6 Ma. y conocidas como Olduvai I consistían en choppers (Fig. 12 b3), choppers tool y lascas desprendidas de piedras de río, las que le permitirían romper los huesos largos a

fin de extraer la médula ósea, proceso que se evidencia por las marcas en los huesos de diferentes animales. Este incremento en el nivel de consumo de proteínas de alta calidad contribuiría al desarrollo del cerebro. Se estima que, ambas especies de homo, pasaban entre el 40 y el 50 % de su día, comiendo(18). Los estudios de sedimentos, restos de animales y polen mostraron que, los Homo habilis de África oriental, vivieron en ambientes fluvio-lacustres, en playas de ríos o lagos temporarios, con abundancia de agua de poca profundidad, bosques en galería y abundante vegetación, pero tambien en ambientes abiertos de sabana. A semejanza de H. habilis, H. rudolfensis habitó también la región del norte de Kenia (en la cuenca del Turkana, en un período que abarcó entre 2,0 y 1,5 Ma., convivieron H. habilis. H. rudolfensis, H. erectus y Paranthropus boisei). Se diferencia de H. habilis por una capacidad craneana mayor (775 cm3), una cara más alargada y dientes molares y premolares más grandes, lo que se ve por el tamaño de las raíces; carecía de las fuertes inserciones de los músculos mandibulares de los australopithecus. H. rudolfensis compartía el mismo horizonte lítico (Olduvai I), aunque no se han encontrado herramientas en asociación directa con sus restos. Sin embargo, la mayoría de los autores coinciden en que usaban dichas herramientas y, por lo tanto eran consumidores de carne. Estudiando comparativamente la mecánica dental de gorilas y chimpancés modernos de acuerdo al tipo de alimento y, examinando la morfología dentaria y el tipo de desgaste producido en estos primeros homo, el Dr. Peter Ungar(19) investigó las diferencias en la superficie de oclusión de los molares (Fig. 12a4) observando que, las dietas de alimentos duros, al requerir más

(17) PUECH P.-F. (1984). Acidic-food choice in Homo habilis at Olduvai. Cur. Anthropol. 25: 349-350 (18) ORGAN, C; NUNN, C MACHANDA, Z. AND R. WRANGHAM (2011). Phylogenetic rate shifts in feeding time during the evolution of Homo. Acad. Ciencia. EE.UU. (19) UNGAR, Peter. (2004). Dental topography and diets of Australopithecus afarensis and early Homo. Science Direct. University of Arkansas, USA; march.


a1 Fig. 12a: Homo habilis. C.c.: 550 a 687 cm3. África oriental y meridional. Entre 2.4 y 1.4 Ma. a.P. a1: Cráneo de espécimen KNM-ER 1813 c.: entre 505- 510 cm3. Foto: Viñals & Puente. Gentileza Museu Arqueològic (Barcelona); a2: Pieza dentaria de Homo habilis SKX 268 de Swartkrans, Dihlabeng Rural, Estado Libre, Sudáfrica a 1,8 millones de años; a3: Mandíbula de OH13 “Cindy”; 1,7 Ma.; a4: microfotografía del M2 de espécimen OH 15. Fuente: Peter Urgal. Lic. Libre; a2 y a3: Colección del Museo de Transvaal, Northern Flagship Institute, Pretoria, Sudáfrica. Libre reproducción;

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Fig. 12 b: Homo rudolfensis. C.c.: 700-1000 cm3. África oriental (Kenya, nirte de Tanzania y Malawi; 1,9 a 1,8 Ma. aP. b1: Cráneo de espécimen KNM-ER 1470 c.c. 750 cm3 b2: Mandíbula de espécimen HCRP-UR-501. b3: Chopper. Horizonte Olduvai I ; 1,8 M.a. (H. Habilis? H. Rudelfonsis?) b1,b2 yb3: Autor: LoKiLeCh. Museo Estatal de Hesse, Darmstadt. Lic. Creative Commons 3.0

b3

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tiempo de contacto diente-diente daba lugar a la aparición de cúspides pronunciadas y rugosas, mientras que las superficies planas se adaptaban mejor a la trituración y molienda así como a a la extracción de jugos y pulpa de frutas. Morfológicamente, la presencia en los segundos molares y pre molares (Fig. 12 a2) de bordes afilados en la zonas de mayor desgaste de la dentina, se asocian a una mejora en la trituración de los alimentos duros mediante un corte más eficaz, y los tejidos blandos de los mamíferos suelen ser de consistencia dura y elástica (Lucas y Peter, 2000), es decir que, el mayor relieve oclusal y la pendiente empinada de las cúspides permiten cortar mejor los tejidos animales (Ungar, 2004). Por lo tanto, comían carne siendo, este alimento, el que les permitió sobrellevar las fluctuaciones del clima que, como dijimos, hace 2,5 Ma. extendió un ecosistema de sabana con pastizales en el este de África. Mencionaremos brevemente, por tratarse de una rama trunca adaptada a los pastos duros que transformaron esta región de África , al género Paranthropus.

Es interesante destacar que, si bien morfológicamente este género desarrolló molares poderosos grandes y planos (Fig. 13c), con una arcada cigomática muy fuerte para la inserción de poderosos músculos masticatorios, lo que llevó a pensar que su alimentación debía basarse en una dieta de alimentos duros (juncos, tubérculos fibrosos o frutas secas de cáscara muy dura), resultados de modernos análisis de microdesgaste dental demostraron lo contrario. Los doctores Scott y Ungar(20) junto con su equipo estudiaron 53 especímenes de P. boiseis de las regiones de Kenia, Etiopía y Tanzania, los que cubrían un amplio espacio temporal (entre 2,27 y 1,4 Ma.) pero de los cuales, solo estaban en condiciones los molares de siete individuos. En ellos, pese a la marcada variedad (Fig.14) de las huellas microscópicas, casi no se presentaban señales de consumo de alimentos duros. Por el contrario parece ser que, pese a su formidable dentadura, el P. boisei comía, preferentemente, frutas e insectos y solo ocasionalmente, alimentos duros. Por

Fig. 13 : Paranthropus boisei (ex Zinjanthropus boisei). C.c: 521 cm3. Olduvai, Africa. 2,3 a 1,2 Ma. a: Cráneo de espécimen OH5: Olduvai, 1,8 Ma. Conocido como “Hombre cascanueces” Copyright notice ‘© Australian Museum’; b: Norma basal. Foto: Stuart Humphreys. Copyright notice ‘© Australian Museum’; c: Piezas detarias pertenecientes al espécimen SKX 11 (Paranthropus robustus)de Swartkrans, Gauteng, Sudáfrica, 1,8 Ma. Colec. Museo de Transvaal. Libre difusión.

b

a

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(20) SCOTT RS, UNGAR PS, TS BERGSTROM et al. (2005). Análisis textura micro-desgaste dental Refleja las dietas de la vida y los primates fósiles homínidos / / Naturaleza 436: 693-695.


otro lado, ya en el 2000, un análisis de la composición isotópica del esmalte los había mostrado como omnívoros(21). En la figura 14 puede observarse las suaves líneas de desgaste así como los hoyos producidos por el consumo estacional de frutos secos de cáscara dura. Continuando con la línea que, probablemente condujo al hombre moderno, nos encontramos con Homo erectus especie que habitó una región sumamente extensa que abarcó el norte, este y sur de África, Asia occidental, China e Indonesia durante un largo periodo temporal, que transcurrió entre 1,89 Ma. de años y 143.000 años atrás. Con esta especie aparecen tres procesos importantes:

evidencia fósil del cuidado de los individuos vulnerables, la fabricación de hachas de mano (industria Achelense) y el uso intencional del fuego(22). El hecho de poseer un cerebro de mayor capacidad (900-1000 cm3) requería una mayor cantidad de energía que le permitiera funcionar dado su alto consumo y, en eso, también colaboró el fuego. Al cocinar la carne, el proceso de digestión se modificó, permitiendo una mayor absorción de los nutrientes, dejando tiempo libre para usar en otras actividades culturales como cazar y socializar. Esto es importante porque, con anterioridad a la cocción de los alimentos, el proceso de alimentación consumía casi la mitad o más(23) del tiempo diario de actividad de los individuos, especialmente la masticación,

Fig. 14: Microfotografía de la superficie oclusal de molares de siete especímenes de P. boisei. (Secciones de 276x204 micrometros.) Foto: Scott Ungal. PLoS ONE. Lic. Creative Commonsn2.5

(21) J. LEE-THORP, J.; THACKERAY, J. F., VAN DER MERWE, N. (2000(. The hunters and the hunted revisited Journal of Human Evolution . 2000. 39 (6): 565-576 (22) ANTÓN, Carolina. (2003). Natural history of Homo erectus. Yearbook of Physical Anthropology 46, 126–170. (23) WRANGHAM, Richard and others. ACTAS de la Academia Nacional de Ciencias


mientras que H. erectus solo pasaba pocas horas de su día comiendo(24). Los estudios de John Allman(25) sostienen la hipótesis de que fue este cambio de cocinar los alimentos lo que explica la relativamente rápida disminución del tamaño de los dientes, especialmente de los molares, fenómeno no explicable por los cambio generales de la cabeza o del tamaño de la mandíbula. Es interesante relacionar esto con los estudios del Dr. Aldo Faisal(26) quien experimentó, mediante el uso de un guante con sensores, los movimientos de las articulaciones de la mano durante la producción de réplicas de artefactos líticos semejantes a los de la industria olduviense y achelense, observando las diferentes áreas

del cerebro que eran estimuladas. En sus resultados (Fig. 15), obviamente basados en hombres actuales, destaca que, si bien la producción de ambas industrias denotan incentivación de la corteza premotora ventral izquierda, región involucrada en la coordinación manual y el procesamiento fonológico, en la Achelense, donde las formas extraídas están predeterminadas, se activan también otras regiones del hemisferio derecho: la circunvolución supramarginal del lóbulo parietal inferior, la corteza premotora ventral derecha y el homólogo hemisferio anterior derecho del área anterior de Broca (Área de Brodmann), región asociada a funciones cognitivas superiores, incluyendo posibilidades lingüísticas y de prosodia y esto es de suma

Fig. 15: Áreas de incentivación del cerebro de un Homo sapiens sapiens al producir determinadas herramientas. Foto: Aldo Faisan. Licencia Creative Commons Attribution 3.0.

(26) FAISAL, Aldo; STOUT, D.; Jan Apel J. Y B. BRADLEY. (2010). The manipulative complexity of lower paleolithic stone toolmaking. PLoS ONE 5 (11): e13718. Edit. D. M. Petraglia, Oxford University, noviembre. (25) ALLMAN, John. (2000). La evolución de los cerebros. Scintific American Library.


importancia para comprender el proceso de evolución humana. En la fig. 16a y b podemos observar los maxilares y la fase de mordida, con superficies oclusales casi planas y canino de pequeño tamaño, del espécimen KNM-WT 15000 conocido como Turkana Boy (entre 10 y 12 años de edad)(27). Sus incisivos son ya permanentes y tienen forma de paleta dirigiéndose hacia adelante, mientras

que los segundos molares recién han emergido. Es interesante ver que el canino permanente emergió en el maxilar mientras el temporal todavía se encontraba en uso. La separación y torsión de algunas piezas se atribuye a características individuales de ese sujeto. En la figura 16c la arcada palatina ya es divergente y con una amplitud mayor que en el resto de los homínidos; también puede observarse

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Fig. 16: Homo erectus. C.c.: mayormente entre 800 y 1000 cm3. Norte, este y sur de África, Asia occidental, China e Indonesia. 1,89 Ma. y 143.000 años a.P. a: Cráneo de espécimen KNM-WT 15000 “Turkana Boy” cc:1000 cm3. Foto: Don Hitchcock. Museo de Australia Occidental. Reproducción autorizada.En: http://www.australianmuseum.net.au/copyright. b: Espécimen KNM-WT 15000 “Turkana Boy”. Foto: Dean y Smith. Fuente: PLoS ONE.Lic. Creative Commons Genérica. c: Espécimen Sangiran 4. Arcada superior. Fuente: Berkeley. Libre Difusión. d1 y d2: Cara oclusal de dos segundos molares superiores (d1:N°11621; d2 N°11620) ) procedentes de Trinil, Java. Museo Naturalis (Países Bajos). Autor: Smith TM Libre Difusión.

(27) No existe un total consenso entre paleoantropólogos en la ubicación del espécimen Turkana Boy. Algunos consideran que debería ubicarse en forma independiente, dando lugar a una nueva especie: el H. ergaster. Otro sector, con el que nos adscribimos, lo considera un H. erectus de origen africano.


Fig. 17: Homo erectus. Fotografía de rasado con MEB de la cara oclusal de segundos molares. Foto: Pedro Ungar (autor trabajo). Fuente: PLoS ONE. Lic. Creative Commons 2.5

que los molares 1 y 2 son muy grandes, con una distancia mesodistal importante mientras, el tercer molar es relativamente pequeño y de forma ovalada. Los valles entre las cúspides de molares y premolares se encuentran con marcas de impacto y depósitos de sarro. En la figura 16d1 y d2 se destaca la cara oclusal de dos M2s (segundos molares superiores) sumamente erosionados aunque de diferente manera, por acción, posiblemente, del ácido presente en las frutas verdes mientras que, los impactos que se observan pueden haberse producido durante el consumo estacional de frutos secos de cáscara dura. Su mandíbula posee un grosor y tamaño considerable, con una proyección hacia adelante aunque, a diferencia del humano moderno, no se engrosa en la sínfisis; el arco alveolar sí es semejante al nuestro. En la fig. 17 vemos fotografías por MEB (microscopio electrónico de barrido) realizadas por el Dr. Pedro Ungar y su equipo(28), de la cara oclusal de segundos molares de erectus en los cuales se puede

apreciar, desde otro nivel, los impactos producidos por el consumo de los alimentos duros mencionados sobre las superficies desgastadas. Esta técnica permite observar numerosas estrías y marcas no visibles en forma directa producidas por los alimentos, así como los microscópicos puntos de impacto producidos por partículas abrasivas inorgánicas (tierra, polvo o fitolitos). Si articulamos esto con la técnica de análisis de los movimientos mandibulares, podremos señalar que, las estrías verticales, corresponden al consumo de carne dado que al masticarla producimos movimientos verticales de la mandíbula. Los hallazgos de la gran Dolima, en Atapuerca, España, dieron lugar a la construcción de una especie diferente a H. erectus y al africano H. ergaster, por lo que se lo considera una especie nueva, probable antepasado común de H. neanderthalensis y de H. sapiens, de allí que se le denominara H. antecesor. Con ella aparece un rostro que, por primera vez, se encuentra ausente de prognatismo. Se supone que su origen debió

(28) UNGAR, P.S.; GRINE, F.E.; TEAFORD, M.F., EL-ZAATARI, S. (2006). Dental microwear and diets of African early Homo. Department of Anthropology, University of Arkansas, FayettevilleJ Hum Evol. Jan;50(1),: 78-95. Epub 2005 Oct 14.


estar en África, hace entre 1,5 y 1 Ma. atrás, desde donde llegó a Europa. En la figura 18b y c podemos observar cierto parecido morfológico con la forma de la dentadura de los humanos modernos, sin embargo presenta diferencias dada por: un mayor tamaño de las piezas dentarias, presencia de cúspides accesorias y pliegues del esmalte en las caras oclusales, los premolares presentan varias raíces y las coronas son de mayor tamaño. En la figura 18 b podemos observar que la muerte se produjo antes que los segundos molares eclosionaran. Algunos de los dientes presentan una línea de hipoplasia en el

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esmalte que rodea la corona ocasionada por algún tipo de estrés. Puede observarse que los incisivos presentan forma “de pala”. El Dr. Eudals Carbonell, uno de los principales investigadores de Atapuerca, señaló la presencia de una variada dieta carnívora y carroñera, siendo frecuente el canibalismo. Los restos muestran una curiosa asociación entre el consumo de carne humana junto con la del fruto del almez (Celtis australis), una baya dulzona frecuente en la zona. Hasta el momento no se han encontrado evidencias de la cocción de alimentos. También era muy frecuente el consumo de tortugas mediterráneas

b c

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Fig. 18: Homo antecesor. Gran Dolima, Atapuerca, España. Cc: ≥1000 cm3 .Entre 1,2 Ma. y 900.000 años (Pleistoceno Inferior) a: Cráneo del espécimen ATD6-69 denominado “Chico de la Gran Dolina”, de alrededor de 11 años; b: Maxilar superior del mismo espécimen. c: Mandíbula de un espécimen adulto joven. Sima del Elefanta Nivel TE9 h; 1,2 Ma. d: Herramientas de sílex. Olduvayense (modo 1) Autor: Javier Trueba. Madrid Scientific Films. Reproducción autorizada.

(29) BLASCO, R.; BLAIN, H. A.; ROSELL, J.; DÍEZ, J.C.; HUGUET, R.; RODRÍGUEZ, J.; ARSUAGA,J. L.; BERMÚDEZ DE CASTRO, J. M. y E. CARBONELL. (2011). Earliest evidence for human consumption of tortoises in the European Early Pleistocene from Sima del Elefante, Sierra de Atapuerca, Spain. Journal of Human Evolution, Volume 61, Issue 4, October, Pages 503-509.


(Testudo hermanni) cuyas caparazones presentan la marca de los cuchillos de piedra(29) junto a otras herramientas de sílex del tipo olduvayense (modo 1). Esto es interesante porque los restos humanos, lo consumido y las herramientas, se encontraron en el mismo nivel denominado TD6 (Capa Aurora). También se encontraron restos de roedores, pájaros y ranas. En el año 2004 aparece descripta una nueva especie que recibe el nombre de Homo floresiensis (el “hobbit”) en la Isla de Flores, Indonesia. Es una especie que, aparentemente, deriva de Homo erectus pero que presenta un tamaño de cerebro pequeño (aproximadamente 389 cm3) y baja estatura. Sin embargo, la estimación de inteligencia deducida a partir de la relación estimada entre el peso del encéfalo y el peso del cuerpo, así como la presencia de herramientas asociadas y las evidencias de la cocción de alimentos, lo colocan con una

capacidad intelectual equivalente a las de erectus (900-1000 cm3) y, por lo tanto, entre los Homo. Su desaparición se produjo hace alrededor de 12.000 a.P. probablemente por una erupción volcánica. Algunos autores sostienen la hipótesis de que su pequeño tamaño se debió a una especialización por aislamiento geográfico (especiación alopátrica) en la isla a la que llegaran algunos Homo erectus, hace alrededor de 800.000 años, dado que se han encontrado también otras especies animales de tamaño reducido. Si bien esto se asocia a la escasa variedad alimenticia de la isla, su desarrollo intelectual parece haber sido semejante al de erectus que habitó regiones con diversidad alimenticia del sudeste asiático. Son pocos los datos dados a conocer hasta el momento respecto al desgaste dentario. Sí podemos decir que, como se observa en

Fig. 19: Homo floresiensis. “Hobbit”. C.C.: 380-420 cm3. Asia (Indonesia, Isla de Flores) 95.000 a 17.000 años atrás. a: Cráneo de espécimen LB1. Mujer, aproximadamente 30 años, 18.000 años. Fotógrafo: Carl Bento. Autorización: © Museo de Australia. http://australianmuseum.net.au. b: Maxilar inferior del mismo espécimen. Peter Brown. c: Ampliación del primer molar del mismo espécimen. Peter Brown. d: Herramientas líticas asociadas del sitio de Liang Bua. Picture by Mark Moore. University of New England. Self-disclosure.

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la figura 19b y c, los mismos se encuentran muy desgastados con importantes zonas de exposición de la dentina. También es interesante ver la disposición lineal hacia adentro de los molares (Fig. 19b) Su alimentación se vincula con los restos de animales encontrados en el interior de la cueva: Leptoptilos robustus (especie de cigüeña gigante), Stegodon sondaari (semejante a un elefante de pequeño tamaño); Geochelone sp. (tortuga gigante); Papagomys armandvillei (especie de rata gigante), Rattus rattus (rata negra) y dragón de Komodo (Varanus komodoensis) así como otras aves de pequeño tamaño, peces, ranas, serpientes, tortugas y murciélagos. Hace, aproximadamente 200.000 años apareció otra nueva especie de Homo que se extendió por Europa y el suroeste de Asia central, la que desapareció, como genotipo puro, hace 28.000 años y a los que se denominó Homo sapiens neanderthalensis. Algunos de ellos se cruzaron con los Homo sapiens fosilis, con quienes compartieron el escenario glacial europeo con posterioridad a la salida de estos últimos de África. Con una capacidad craneana bastante mayor que la nuestra (Fig. 20b), esta especie fabricó herramientas, utilizó adornos y enterró a sus muertos con ofrenda florales (Fig. 20 a, c y d). También cuidó, curó y protegió a sus enfermos. En el año 1997 se realizó el primer estudio sobre ADN neanderthal (Krings et al., 1997) estableciéndose que la muestra era altamente diferente a la de los humanos modernos así como de la de los chimpancés, información que ubicaría a un ancestro común entre ambas especies de Homo alrededor de unos 690.000 a 550.000 años atrás, por lo que su aporte genético se consideró casi inexistente. Sin embargo, en el año 2001 se refuta esta hipótesis en función de que podría ser que el flujo de genes interregionales de los humanos modernos podría haber ocultado la contribución de los genes neanderthal a los europeos (Relethford, 2001). También se consideraba dudosa la no contaminación de la muestra.

Posteriormente, un equipo dirigido por Svante Pääbo del Instituto Max Planck obtuvo la primera secuencia de ADN mitocondrial (ADNmt) completa de neanderthal a partir de una muestra de 38.000 años de la cueva Vindija, en Croacia, cuyos resultados los mostró por fuera de las variaciones genoménicas del humano moderno. Sin embargo, este mismo laboratorio, en el año 2010, ha aportado pruebas consistentes de cruzamiento entre neanderthales y sapiens fosiles, comparando nuevas muestras de ADNmt y nuclear de otros tres especímenes de la misma cueva, los que se compararon con muestras provenientes de cinco humanos modernos procedentes de Francia, China, Papúa (Nueva Guinea), y de comunidades san (África del sur) y yoruba (África occidental). Los resultados mostraron que existió intercambio de flujo genético entre ambas especies, existiendo en la actualidad entre un 1 y 4% de contribución neanderthal al genoma europeo y asiático (por lo tanto al nuestro) pero no así para los grupos africanos estudiados, donde se encuentra ausente. De este estudio del genoma surgieron también otros dos datos: tenían piel blanca y eran pelirrojos. Estos resultados nos permiten realizar la siguiente pregunta: dadas las evidencias científicas provenientes del ADN mitocondrial y nuclear neanderthal existente en poblaciones de europeos y asiáticos modernos, prueba evidente de entrecruzamiento y producción de crías fértiles, ¿qué sucede con el concepto de especie? Como observamos en la fig. 20 e , en los neanderthales el maxilar superior conforma una arcada dentaria bastante semejante a la de los humanos actuales aunque se inclina levemente hacia fuera en la región del tercer molar. Se mantiene la conformación “en pala” de los incisivos, (Fig 20 g) rasgo que se extiende, más moderadamente, a los caninos (Fig. 20 e) los que, además, tienden a asemejarse a los incisivos. Recordemos que, la función de estos es, como su nombre lo indica, incidir sobre los alimentos además de intervenir en la fonación mientras que,


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b e

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f Fig. 20: Homo sapiens neanderthalensis. C.c.: 1200-1900 cm3. Europa y S.O. de Asia Central. Entre 200.000 y 28.000 años atrás. a: Recreación de uno de los enterratorios de la Cueva Shanidar IV en Irak a partir del hallazgo de concentraciones de polen fósil (hasta 100 gr.) indicador de que el cuerpo estuvo cubierto por flores enteras de diversos tipos. Autor: PLoS One. Lic. Creative Comonns 2.5 genérica. b: Cráneo Shanidar 1. Academia de Ciencias rusa. Libre divulgación. c: Colgante de Valva de Pecten maximus coloreada de naranja. Paleolítico Medio, Nivel Ik Cueva Antón. Foto: Joao Zilhao. Scientific American. Libre reproducción. d: Colgantes e hueso y de dientes de Arcy-sur-Cure, Francia. Crédito: Nuño Domínguez. Libre divulgación. e: Arcada palatina y dentición de espécimen Le Moustier I. Museum für Vor-und Frühgeschichte, Berlín, 2002 Foto: Miran C. En: http://www.flickriver.com/photos/soloriver/340287347/ f: Ejemplo de taurodentismo: molar encontrado en Kaprina, Croacia (Izq.) comparado con un molar de Homo sapiens fósilis de L. Rois, Francia. Foto Shara E. Bailey En Mathilda’s Anthropology Blog g: detalle de los incisivos “en pala” de un cráneo de Krapina. Foto Shara E. Bailey En Mathilda’s Anthropology Blog

g


la del canino, es desgarrar. Sus premolares suelen presentar además de sus dos cúspides primarias, cúspides accesorias mesial (c) y distal (B) como se señala en la figura 20 e. En la figura 20 f se puede observar el taurodentismo (ampliación de la cámara pulpar) en comparación con un diente de Homo sapiens fosilis. Otras diferencias interesantes son la presencia, en la mandíbula, de un espacio retromolar después del tercer molar mandibular y la ausencia de la proyección ósea de la barbilla conocida como mentón. Refiriéndonos ahora específicamente a su alimentación, veremos que desde el punto de vista morfológico, algunos esqueletos de niños presentan huellas de hipoplasia(30) (observables a simple vista) en el esmalte dentario, producto de estrés durante su desarrollo, así como marcas de estrías y surcos que evidencian episodios de escases

de alimentos, traumas o enfermedades. Estas huellas se observan también en los adultos y ancianos siendo, la hipoplasia, una de las principales causa de pérdida de dientes. Recordemos también que el desarrollo de los niños neanderthal fue diferente al de los humanos modernos, lo que se detecta a través de los patrones de crecimiento del esmalte. Los estudios de los restos consumidos por los neanderthal, abundantes y variables de acuerdo a las estaciones, señalan una actividad cazadora, y por lo tanto, una dieta dominantemente carnívora con consumo de las siguientes especies: caballo (Equus sp.) ciervo rojo (Cervus elaphus), rinoceronte lanudo (Coelodonta antiquitatis), mamut lanudo (Mammuthus prinigenius) y bisonte (Bison priscus)(31). Esta actividad cazadora se sustenta en la cooperación estratégica y también, como señalan varios autores, en el tipo de armas arrojadizas utilizadas (Galván et al. 2008, Villa et al. 2009, Ríos Garaizar Fig. 21: H. sapiens neanderthalensis. Puntas y fragmentos de puntas de armas arrojadizas aptas para matar por desangrado piezas de mediano y gran tamaño.

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Fig. 22: H. sapiens neanderthalensis a: De izq. a der.: canino superior; tercer molar sup. y segundo incisivo sup. Lado izquierdo de expecimen Shanidar 3.La flecha indica los lugares de donde se extrajo sarro. Foto: PLloS ONE Licencia Creative Commons 2.5. b: ampliación con señalamiento puntual del lugar de extracción de sarro. Crédito: Amanda Henry. PLoS ONE Licencia Creative Commons 2.5.

(30) La hipoplasia del esmalte se define como un defecto del desarrollo de los tejidos duros del diente que ocurre antes de la erupción del mismo como resultado de un trastorno en la formación del esmalte. (31) PINILLA PÉREZ, B.; ROMERO, A. y A. PÉREZ PÉREZ. (2011). Age-related variability in buccal dental-microwear in Middle and Upper Pleistocene human populations. Antropological Review. Vol. 74, 25-37.


2010), como las que se observan en la figura 21. Esta asociación entre restos de animales, sumado al estudio químico de los huesos con evidencia de haber sido consumidos por humanos y herramientas y armas de caza encontradas, llevaron por muchos años a considerar a los neanderthal como cazadores exclusivamente y a asociar su extinción con la desaparición de la megafuna. Se pensaba que los abundantes restos de vegetales encontrados en los sitios se debían a su utilización en otras áreas, tales como ropa, utensilios o “colchones” para dormir. Sin embargo, algunos investigadores como la Dra. Piperno comenzaron a repensar la existencia de consumo de vegetales(32). Este equipo realizó estudios a nivel micro, no del exterior sino del interior de la boca de los neandertales, destruyendo esa posible hipótesis de causal de extinción al haber demostrado la existencia de una dieta variada constituida por carne, pescados, cereales y frutas. Amanda Henry, por su lado, estudiando fitolitos y granos de almidón extraídos del sarro de dientes neanderthal(33) (Fig. 23 a y b) encontró evidencias del consumo de una importante variedad de vegetales, tales como semillas de gramíneas como el trigo y la cebada así como legumbres y semillas de

césped (Triticeae) muchas veces cocinadas, también consumo de palmeras datileras (Phoenix spp.) y frutas. Es más, comparando la estructura microscópica de almidones fòsiles (Fig. 23a) con muestras de almidones actuales herbidos en laboratorio (Fig. 23b), constató que parte de la cebada también había sido cocinada antes de ser comida(34)). Estudios comparativos de microdesgaste dental entre tres poblaciones: Homo heindelbergensis, Homo sapiens neanderthalensis y Homo sapiens sapiens fosilis durante el crecimiento, demostraron que la alimentación de los niños pequeños, de carácter variada fue, en los tres grupos, semejante durante los primeros años, cambiando hacia un comportamiento adulto alrededor de los 13 años(35). Estudios de microdesgaste en jóvenes neanderthal comparados también con Homo sapiens sapiens (fosilis) realizados por El-Zaatari y su equipo mostraron que tampoco los patrones de microdesgaste cambiaban con respecto a sus mayores, solo en los neanderthal aumentó un poco el número de estrías(36). En la figura 24 podemos observar un ejemplo de las huellas observadas mediante el MEB de dos ejemplares neanderthales procedentes de dos sitios diferentes, siendo notable la variedad de direcciones lo que indica la variabilidad de

Fig. 23 a: Microestructura de un grano de almidón cocido de Hordeum sp. extraído del sarro del diente 5 de Shanidar. b: Grano de Hordeum domesticado hervido en laboratorio durante cinco minutos. Crédito: Amanda Henry(U8). Proc Natl Acad Sci U S A. 2011 January 11; 108(2): 486–491. Published online 2010 December 27. doi: 10.1073/pnas.1016868108. Libre uso y reproducción.

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Fig. 24: Homo sapiens neanderthalensis. Microdesgaste de superficies dentales: a: Neandertal superficie del esmalte bien conservado de la muestra VI-206 desde 11,39 Vindija (Croacia), RM1 b: Neandertal superficie de esmalte obtenido en restos de La Quina V (Francia), RM1; Crédito: Beatriz Pinilla Pérez. Lic. Creative Commons.

(32) PIPERNO D.R.; WEISS E.; HOLST, I.; NADEL, D. (2012). Processing of wild cereal grains in the Upper Palaeolithic (33) Amanda Henry, trabajó con sarro recuperado de dientes de esqueletos neanderthal procedentes de la cueva Shanidar en Irak y de la cueva Spy en Bélgica. (34) HENRY, A.; BROOKS, A. y D. PIPERNO. (2011). Microfossils in calculus demonstrate consumption of plants and cooked foods in Neanderthal diets (Shanidar III, Iraq; Spy I and II, Belgium). National Academy of Sciences. (35) ) PINILLA, B.; ROMERO, A. y A. PÉREZ- PÉREZ. (2011) Age-related variability in buccal dental-microwear in Middle and Upper Pleistocene human populations. AnthropologicAlreview •Vol. 74, 25–37. (36) EL ZAATARI, S. y J. HUBLIN. (2010). Occlusal molar microwear texture analysis of Middle and Upper Paleolithic juveniles.


la dieta. Llegamos así a la aparición del Homo sapiens sapiens, según los datos actualmente confirmados(37), hace alrededor de 200.000 años atrás, en la región del África subsahariana, con el hallazgo de los restos del espécimen denominado Omo I con una Cc. de 1400cm3 (McDougall et al., 2005) al que, a veces, denominamos fosilis simplemente por su pertenencia cronológica al Pleistoceno ya que, prácticamente, no hemos sufrido variaciones biológicas de importancia desde entonces, aunque sí, inmensas variaciones culturales. El escenario de su aparición, de haberse dado en ese tiempo, sería coincidente con los inicios de la glaciación Riss por lo que, para sobrevivir, debió adecuarse a cambios ambientales que incluyeron un período glacial que duró 60.000 años (glaciación Riss: 200.000-140.000 años a.P.), un intergracial cálido de 30.000 años (interglacial Riss-Würm: 140.000 a 110.000 a.P.), un nuevo periodo glacial de 100.000 años de duración (glaciación Würm: 110.000 a 10.000 a.P) y el fin de la era glacial o el comienzo de un nuevo interglacial desde hace 10.000 años hasta el presente. Los restos encontrados son numerosos y presentan diferencias más o menos marcadas, tales como notable prognatismo (Fig. 25 a), rasgos de arcaísmos como arcadas muy marcadas (Fig. 25b), rasgos neanderthal como en Predmost (Fig. 25c), etc. pero el frontal se eleva verticalmente evidenciando desarrollo del lóbulo frontal asociado a procesos cognitivos complejos. Con ellos se desarrolla el arte (Fig. 25f y e). A la luz de los yacimientos hasta hoy encontrados, el sitio más antiguo y, por lo tanto de donde se lo considera originario, es el este de África (200.000 años a.P.), posteriormente se lo encuentra en China (139.000 años a.P.), África del sur (115.000

años a.P.), Israel (92.000 años a.P. (38)), Australia (60.000 años a.P.); Mongolia: (40.000 años a.P.); Europa (45.000 años a.P.), Japón (30.000 años a.P.); Siberia (27.000 años a.P.); Indonesia (40.000 años a.P.) y, posteriormente, vía Bering, se lo puede localizar en América. Genotipicamente idénticos a nosotros, la variedad de la dieta consumida puede observarse en el desgaste dental tal como muestra la figura 26a donde, prácticamente, hay una ausencia total de dentina. Los primeros sapiens eran cazadores y pescadores especializados pero que consumían, también, numerosos vegetales, frutas y frutos. Se cazaba, de acuerdo a la región y a la temporada, mamuts, hipopótamos, uros, bisontes, ciervos, cabras montesas, caballos, renos, etc.; se pescaba y se recogían frutos del mar. Es claro que el consumo de animales de caza, rica en grasas insaturadas, así como de pescado a lo largo del desarrollo de los homínidos, se encuentra asociado al desarrollo del cerebro. La domesticación de animales pudo comenzar con lo lobos grises. Posiblemente, algunos cachorros de estos (Canis lupus) fueron criados por humanos, iniciándose el proceso de domesticación que conduciría al perro doméstico (Canis lupus familiaris) ya que, sus huesos, fueron encontrados en enterratorios humanos y que, estimaciones en base al reloj molecular, señalarían una separación entre el perro y el lobo de alrededor de 100.000 años atrás(39). Arqueológicamente, el resto de perro más antiguo encontrado hasta el momento, fue fechado hace 33.000 años en el macizo de Altai, en el sur de Siberia. El valor asignado a los mismos queda evidenciado en el hallazgo, en la República Checa, de un esqueleto enterrado con un hueso de mamut en la boca (enterratorio ritual) con

(37) Esto podría variar si se confirman las dataciones tentativas realizadas en la cueva de Qafzeh en Israel. (38) Queda a resolver la antigüedad de la cueva de Qafzeh que podría mostrar más antigüedad. (39) GERMONPRÉA, M.; STEVENS, R.; HEDGES, R.; HOFREITER, M.; STILLER, M. y V. DESPRÉS. (2009). Fossil dogs and wolves from Palaeolithic sites in Belgium, the Ukraine and Russia: osteometry, ancient DNA and stable isotopes. Revista de Ciencia Arqueológica, Vol. 36, N°2, febrero, pág. 473-490.


a b

d

c

e

f

Fig. 25: Homo sapiens sapiens. a: Cráneo de Grimaldi b: Cráneo Skhul V- C.c.: 1520 cm3 .Monte Carmelo. Israel.entre 120.000 y 8.000 a.P. Foto: David Prit. Museo de Australia. c: Cráneo Predmost IV. C.c.: 1.459-1603 cm3. Moravia, República Checa. 25.000 años a.P. Crédito Museo Checo. Libre divulgación. d- Cráneo de Cro-Magnon. C.c.:1590 cm3 e- Venus de Brassempouy. sur de Francia; Gravetiense, Paleolítico superior; entre 26.000 y 24.000 años. Autor: Elapied. Lic. Creative Commons; f- Venus de Grimaldi. Cuevas de Grimaldi, Ventimiglia, Italia.


a b

Fig. 26: Homo sapiens fósilis. a: Desgaste en molares. Foto: Olejniczak. Museo McGregor, Sudáfrica. b: Mandíbula. Marruecos. 160.000 años a.P. Crédito: PNAS. Instituto Max Plank.


una antigüedad entre 27.000 y 26.000 años a.P. Evidencias de ADNmt han desmostrado el origen de la mayor diversidad de perros actuales, obtenidos por crías selectivas, en el Medio Oriente (Bridgett vonHoldt et al, 2010) lo que puede estar relacionado con el desarrollo de la agricultura y el pastoreo, en el cual pudieron cumplir diferentes funciones. Desde el inicio del último pico glaciar conocido como Dryas reciente y, principalmente en los alrededores de 12.000 a.P., al comienzo del Holoceno o pos glacial, comienza a desarrollarse el cultivo de plantas y la domesticación de animales permitiendo, por un lado, obtener la subsistencia a un número mucho mayor de personas y, por otro, el comienzo de la acumulación de un excedente que permitiría, en el futuro, el mantenimiento de una clase organizada sacerdotal o guerrera no productora. Con la agricultura, los grupos de cazadores especializados se vuelven sedentarios, comenzando a desarrollarse los poblados. El origen de ambos modos de producción, continúa situándose en la región del Creciente Fértil, en Asia occidental. El cultivo de cereales y la ganadería al desarrollarse en varias regiones en forma casi paralela, demuestra una importante expansión de la dieta. Entre los cereales más importantes veremos que, las primera formas de trigo domesticado (Oskan et al, 2011) conocidas como Emmer y Einkorn, de las que derivan la mayoría de las formas domesticadas modernas, se encontraron en las montañas de Karacadag (actual Turquía) hace alrededor de 12.000 años antes del presente. El sitio más antiguo, (hoy sumergido) para la variedad Emmer (Turgidum triticum ssp) es Ohalo II en la costa SO del Mar de Galilea, mientras que, la variedad Einkorn (Triticum monococcum), fue encontrada en una ocupación epipaleolítica de comienzos del Dryas reciente, hace alrededor de 13.000 años a.P. La cebada (Hordeum vulgare ssp vulgare) fue localizada en Jericó, Palestina, junto a restos de trigo, así como en el sitio de Abu Hureyra (actual Siria) hace

aproximadamente 8.500 años. Ambas son formas derivada de la forma salvaje H. vulgare spontaneum ssp. Recientes evidencias genéticas (Badr et al; 2000), señalan dos núcleos diferentes de domesticación, uno en el Creciente Fértil y otro, posterior, en Asia Central (entre 3000 y 1500 años a.P.). En del caso del arroz (Hill, 2010) encontramos que existen 21 formas silvestres diferentes. La variedad domesticada más antigua hasta el presente fue encontrada en la cueva Yuchanyan, en Dao, provincia de Hunan, en China, fechada en los inicios del Paleolítico Superior, entre 16.000 y 12.000 años atrás. Estos restos pertenecían a la variedad Oryza sativa japónica derivada de la forma nativa oryza rufipogon. En China se encuentran cuatro núcleos importantes de domesticación: en el valle inferior del río Yangtsé (entre 11.000 y 10.000 años a.P.); en su parte media (cultura Pengtoushan); en la provincia de Shandong (cultura Houli) y en el río Huai, al S.O. de la provincia de Henan, siendo la primera la más antigua. Respecto a la domesticación de animales, la cabra (Capra hircus) parece haber sido domesticada por adaptación de la cabra salvaje (Capra aegargus) hace alrededor de 11.000-10.000 años atrás (Zeder, 2001). También se han encontrado restos en Turquía en el sitio Nevalí Cori, el valle del río Eufrates (11.000 años a.P.) y en el sitio Gan Dareh, en las montañas de Zagros del actual Irán, (10.000 años a.P.) Los restos más antiguos de ovejas (Ovis aries) encontrados hasta hoy (Uerpmann, 2008) se hallan en la cueva Shanidar (norte el actual Irak) fechados alrededor de 10.000 años a.P. así como en los sitios Zawi Chemi Shanidar y Jarvo. En el actual Irán se hallaron restos en los sitios de Ali Kosh; Tape Sarab y Ganj Dareh (9.900 a.P.); en Turquía, sitios Cayonu. Asikli Hoyuk y Catallöyük; en China en Dashangian y en África, sitios Nabta Playa (Egipto); Hava Ftcah (Libia) y en la cueva Leopard (Namibia). Respecto a la domesticación de los cerdos, tanto los domésticos como los salvajes pertenecen variedad Sus scrofa por lo que existe dificultad para distinguir,


arqueológicamente, unos de otros. El jabalí se encontraba ampliamente distribuido por el norte de África y gran parte de Eurasia entre otras regiones. Domesticado en el Oriente Próximo sus restos fueron fechados en 9.000 años en sitios de Turquía. También fue domesticado el jabalí salvaje europeo (Rowley et al, 2012), aunque más tardíamente (6.000 años atrás) aunque posteriormente dominó, en Europa el de origen oriental. La domesticación del ganado bovino (Bos primigenius taurus) se produce aparentemente, en un evento único, a partir de los uros (Bos primigenius primigenius), bovinos salvajes reducidos en número. Los primeros restos de animales domesticados se encuentran en sitios muy cercanos entre sí: ja’de y Cayonu en Anatolia, actual Turquía. Los pollos (Gallus domesticus) derivan de una formas silvestre (Gallus gallus) que todavía sobreviven. Fueron domesticados en la región de Asia sur-oriental donde se hibridaron también con Gallus gris (G. sonneratii), hace alrededor de 8.000 años. Poseen eventos de domesticación múltiples (Dueppen, 2011) en el sur y SE de Asia; norte y sur de China; Tailandia, Birmania e India. En China restos de animales domesticados se fecharon en 9.400 años a.P (en Cishan, provincia de Hebei); en Mohenjo-Daro, en el Valle del Indo, en 4000 años atrás y, posteriormente, en sitios de Europa y en Egipto. Se produce, entonces, un cambio fundamental en las costumbres alimenticias ya que, después de andar por miles de años caminando detrás de las presas y de consumir carne de buena calidad, los humanos de los poblados disminuyeron el ejercicio físico mientras que, el animal en cautiverio, modificó la calidad de su carne. Por su parte, las harinas pasaron a formar un elemento vital en el consumo adquiriendo, algunas de sus preparaciones, un alto valor simbólico que perdura hasta nuestros días como es el caso del pan (aunque, el pan de esa época, era diferente

al nuestro). Esta variación en la centración de la dieta, muy rápida en términos evolutivos, ha llevado a algunos autores a considerarla causante de numerosas enfermedades actuales como la diabetes. De hecho han comparado la incidencia de las mismas, siendo éstas altas en comunidades urbanas y bajas en poblaciones actuales de cazadores recolectores, pero este tema lo trataremos más adelante. Un cerebro más grande significó el actual poderío del género Homo pero fué también más caro en cuestiones energéticas gasto que fue permitido por el incremento del consumo de proteínas de buena calidad. Dos ácidos esenciales para ello, fueron el docosahexaenoico(DHA), ácido graso esencial omega-3 (40), componente primario y estructural del cerebro humano que se obtiene del consumo de peces oceánicos de agua fría, de la médula ósea y el cerebro de rumiantes mientras que, el ácido araquidónico, lo obtenían de la dieta a partir del ácido linoleico serie Omega-6 proveniente del consumo de carne, especialmente piel y grasa, huevos y aves. Sin embargo, como última mirada a este artículo, es válido volver a recalcar que fueron las dietas seguidas durante el paleolítico, es decir durante casi tres millones de años, las que se mostraron más apta para nuestro desarrollo como especie.

(40) VALENZUELA, A y M.S. NIETO. (2001).Docosahexanoicacid (DHA) in Fetal development and infant nutrition. En Rev Mcal de Chile, V.129 m10 - Sgo. Oct.



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Los Gliptodontes esos gigantes acorazados desaparecidos Lic. Mariano Magnussen Museo Municipal Punta Hermengo de Miramar. Fundación Argentavis. Grupo Paleo.

Lic. Daniel Boh Museo Municipal Punta Hermengo de Miramar.

El orden Xenarthra es un grupo de mamíferos de origen sudamericano, cuyos primeros registros provienen del Terciario temprano. La mayor parte de su historia evolutiva ocurrió en dicho subcontinente; sin embargo, a partir del Mioceno tardío los xenartros comenzaron a invadir América del Norte y, eventualmente, fueron un componente importante de las faunas pleistocénicas norteamericanas. Los xenartros integran un grupo monofilético que incluye a los subórdenes Cingulata (armadillos, así como las formas emparentadas extintas gliptodontes y pampaterios), Vermilingua (osos hormigueros) y Phyllophaga (perezosos).



Los conocidos y populares gliptodontes, fueron una gran familia extinta de mamíferos placentarios (Glyptodontidae) del orden Cingulata, emparentados con los actuales armadillos. Originarios de Sudamérica en un largo proceso evolutivo que comenzó en el Oligoceno, se distribuyeron por todo el continente americano cuando se formó el istmo de Panamá y vivieron hasta hace unos 8.000 años, junto a los primeros grupos humanos. El primer hallazgo de un gliptodonte fue protagonizado por el jesuita naturalista y explorador ingles, Thomas Falkner (17021784) en un barranco próximo a la orilla del río Carcarañá en 1760, en la Provincia de Santa Fe. El material posteriormente fue estudiado por el naturalista francés Alcides Dessalines d´Orbigny (1802-1857). Durante el Pleistoceno vivieron los representantes más grandes de la familia, que superaban los 3 metros y pesaban cerca de 1,4 tonelada en algunos casos. Los mismos mostraban una notable convergencia con las tortugas y algunos dinosaurios, como Anquilosaurus. El termino Gliptodonte significa “diente tallado” y alude a la compleja forma de sus dientes. La característica principal de este grupo era su coraza(Fig 1), la cual no poseía bandas móviles como los armadillos actuales, lo que limitaba sus movimientos. Estaba formada por placas óseas circulares e irregulares que se ensamblaban como un mosaico. Tenía patas cortas y robustas, acompañadas de importantes falanges ungueales (uñas y garras). Su origen se remonta al Eoceno, hace 45 millones de años, pero recién al final del Plioceno y durante todo el Pleistoceno tuvieron una gran diversidad de formas y tamaños. Al parecer no se alimentaban de hormigas como sus parientes modernos, sino de pastos y otras plantas duras, y posiblemente, hasta de carroña. Se conocen alrededor de 65 especies de “gliptodontes”. Estas variaciones son fáciles de visualizar, como la forma del caparazón, las figuras periféricas y centrales de las placas óseas de la coraza, estructura esqueletaría, tubos o anillos caudales,

cráneos, dientes, entre otros. Aparte de sus grandes y majestuosas corazas que parecían tan rígidas a simple vista y nos recuerdan a las tortugas, estos caparazones se encontraban cubiertos de protecciones corneas, fuertes cueros y pelambre, como los actuales armadillos, es decir, el caparazón era una extensión de la dermis del animal, los cuales, hace unos 45 millones de años empezaron a desarrollar huesecillos dérmicos u osteodermos (huesos entre las capas de la piel), como aun tienen los osos hormigueros o algunos armadillos. En el proceso evolutivo, estos huecillos, comenzaron a juntarse entre si, formando un fuerte pero maleable caparazón, el cual le garantizo su supervivencia por millones de años. Posiblemente, estos animales sacrificaron la velocidad y redujeron su movimiento, al mismo momento en que se desarrolló la coraza. El espesor de las placas del caparazón varía según la especie. Entre los más pequeños, como Neosclerocalyptus tenían un centímetro, y los más grandes como Panochthus alcanzaban cinco centímetros. La cara externa de la placa sirve como diagnostico para los paleontólogos, ya que su superficie presenta una serie de relieves con dibujos (el mas conocido es del genero glyptodon, con forma de flor), aunque los hay de muchos tipos. La cabeza y la cola de los gliptodontes también se hallaban muy protegidas. La cabeza tenía una coraza o escudo cefálico, el cual se extendía hasta la zona nasal del cráneo. Estas también varían su tamaño y forma según la especie. La cola de estas maravillosas criaturas estaba en algunos casos, terminada con un fuerte tubo caudal, articuladas a la coraza dorsal por anillos móviles, convirtiéndolas en enormes masas o garrotes para defensa o rivalidad sexual. En otros casos, carecían de tubo caudal, pero tenían una cola formada por fuertes anillos móviles con placas en formas de púas, de tamaño decreciente. Para poder sostener el caparazón, la mayoría de los gliptodontes tenían las vértebras soldadas entre si y aferradas al mismo. El cráneo era pequeño en relación al resto del cuerpo, corto y alto. Sus


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Fig. 1. Exoesqueleto. The Manitoba Museum. En: http://www.manitobamuseum.ca/main/geology_ paleontology/2011/12/05/the-sloths-tale/. Reproducción bajo licencia Creative Commons Fig 2. Detalle estructura esquelética. Perteneciente http://www.flickr.com/groups/fossiles/pool/ stevelewalready/?view=lg. En Wikimedia Commons. http:// commons.wikimedia.org/wiki/File:Glyptodont_detail.jpg. Reproducción bajo licencia Creative Commons Fig 3. Fragmento de coraza de gliptodonte. Museo de LA Plata. Fotografia de Beatriz Murch. En: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/9/94/Museo_de_La_Plata_-_ Coraza_de_Gliptodonte_%28fragmento%29.jpg. Reproducción bajo Licencia Creative Commons 3.0 Fig 4. Panochthus frenzelianus. por Stevelewaterready. Grupo Flickr en: Fotografia de Ryan Somma. En: http:// www.flickr.com/photos/ideonexus/2860562837/lightbox/. Reproducción bajo licencia Creative Commons 2.0 Genérica (CCBY-SA 2.0) Fig 5. Fig.: Fósil de Doedicurus. Archivo: Charles Darwin 200 años de exposiciones Brazil3.jpg. Fotografía: Wilson Dias / Abr. Reproducido bajo Licencia Licença Creative Commons Atribuição 3.0 Brasil. En: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/3/39/Charles_Darwin_200_ year_exhibition_Brazil3.jpg

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Sclerocalyptus ornatus, gliptodòntid, Museu de Ciències Naturales de València. Autor: Joanbanjo. En: http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Sclerocalyptus_ ornatus,_gliptod%C3%B2ntid,_Museu_de_Ci%C3%A8ncies_Naturals_de_ Val%C3%A8ncia.JPG

mandíbulas estaban conformadas por 32 piezas y sin esmalte. Recorrer todos los géneros y especies de gliptodontes conocidas sería una ardua labor, repetitiva aunque por demás interesante. Decidimos comentar cuatro géneros, los cuales, consideramos los mas representativos en el Pleistoceno de la República Argentina. Superorden Xenarthra Cope, 1889 Orden Cingulata Illiger, 1811 Superfamilia Glyptodontoidea Gray, 1869 Subfamilia Hoplophorinae Huxley, 1864 Tribu Hoplophorini Huxley, 1864 Género Neosclerocalyptus Paula Couto, 1957. Fue la más pequeña de todas las especies de los Gliptodontes que habitaron en América del Sur, ya que apenas llegaban a los dos metros de largo, de los cuales 0,45 metros correspondían a la cola. Tenia un caparazón alargado y bajo, con placas

fáciles de identificar por el predominio en su diseño de la figura central sobre las periféricas. Su cabeza estaba protegida por un escudete óseo y su cola recubierta por cuatro anillos móviles y un tubo largo y cilíndrico, el cual posiblemente pudo ser usado como arma. Neosclerocalyptus es una especie de Hoplophorini reconocida por que se caracteriza fundamentalmente por el gran desarrollo y neumatización (cavidades huecas) de los senos fronto-nasales, así como por la notable altura del cráneo, sobre todo en la región posterior; de igual modo, la cresta sagital, presente en las restantes especies pleistocenas, está aquí remplazada por una notable concavidad media. A diferencia de otros gliptodontes, este tenía unas extremidades muy delgadas y cortas. Su alimentación estaría formada por vegetación baja de la llanura pampeana. Su peso fue de unos 250 a 300 kilogramos. La distribución geográfica del género fue relativamente amplia, abarcando las


actuales Argentina, Chile, Bolivia, Paraguay y Brasil. El registro de este género se extiende desde el Ensenadense (Pleistoceno temprano-medio) hasta el Holoceno temprano. Usualmente, las especies del género han sido relacionadas con ambientes abiertos de pastizales y en parte arbolados. La especie tipo y genero es conocida también como Sclerocalyptus ornatus, descripta por el zoólogo y paleontólogo ingles Sir Richard Owen en 1845. Superorden Xenarthra Cope, 1889 Orden Cingulata Illiger, 1811 Superfamilia Glyptodontoidea Gray, 1869 Subfamilia Hoplophorinae Huxley, 1864 Tribu Panochthini Simpson, 1945 Género Panochthus Burmeister, 1866 En el otro extremo entre tantas variedades y formas de gliptodontes, encontramos al genero Panochthus (Burmeister, 1866), una de las especies de mayor tamaño. Algunos ejemplares adultos tuvieron un largo total de 4,20 metros y habrían pesado unas dos toneladas en vida. Se lo identifica por su rara coraza en forma de casco prusiano. Las placas que forman este formidable caparazón son gruesas,

presentando un relieve con pequeñas figuras circulares y uniformes finamente punteadas. La coraza de este género se caracteriza por un marcado alargamiento de la región pélvica en detrimento de la zona torácica, estando constituida la ornamentación de cada placa por un gran número de figuritas finamente puntuadas. En los laterales de la coraza, se observan una serie de hileras continuas, las que Florentino Ameghino comparó e interpretó como fajas transversales que recuerdan a las bandas transversales de los armadillos. Su tubo caudal, tiene un gran tamaño y es muy chato a comparación de las otras especies, con notables cicatrices donde tal vez, llevaría un grupo de largas y puntiagudas espinas córneas, las cuales, se convertían en un arma muy efectiva cuando era amenazado por los carnívoros de la época, o tal vez rituales sexuales, defensa del territorio, entre otras. La coraza caudal estaba además, conformada por seis anillos completamente separados entre si. Su cráneo es corto y muy robusto, acompañados de unas increíbles y grotescas mandíbulas. La parte superior del cráneo es totalmente convexa, sobre todo en la región fronto nasal, entre las cavidades orbitarias. Sus patas son gruesas y cortas. Su pelvis al igual que gran parte de su columna se

a: Género Pahochthus sp. b: Osteodermo aislado de Panochthus sp. Fotografia de Ryan Somma. En: http://www.flickr.com/photos/ideonexus/2860562837/lightbox/. Reproducción bajo licencia Creative Commons 2.0 Genérica (CCBY-SA 2.0)

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encuentra soldada a la coraza dorsal. Los hallazgos de trozos de coraza de Panochtus en toda la región son algo frecuente. Su distribución geográfica abarcó los actuales territorios de Argentina, sur de Brasil, Uruguay y Bolivia. Seguramente vivía en zonas abiertas con pastizales, de los cuales se alimentaban. Superorden Xenarthra Cope, 1889 Orden Cingulata Illiger, 1811 Superfamilia Glyptodontoidea Gray, 1869 Subfamilia Hoplophorinae Huxley, 1864 Subfamilia Glyptodontinae Gray, 1869 Género Glyptodon Owen, 1838 Si vamos a reducir los comentarios sobre la diversidad de géneros y especies de gliptodontes en Argentina y Sudamérica, no podemos obviar al genero Glyptodon (Owen, 1838) una de las especies más comunes y representativas por su abundancia de restos fósiles. Glyptodon tenía 3,5 metros de largo y 1,4 de alto. Su cráneo estaba protegido por una coraza cefálica. Esta coraza o casquete cefálico, estaba constituido por una gran cantidad de pequeñas placas delgadas y deprimidas, con una figura relativamente plana en su cara exterior, y sin sutura entre si. El cráneo del presente género, era más pequeño de aquellos citados anteriormente (a comparación de su cuerpo). Su coraza dorsal era menos alargada, comparada con otros géneros. El tamaño de este caparazón es de unos 2,5 metros de largo por 2 metros de ancho, cuyas placas engrosadas entre si varían de 1 a 7 centímetros de diámetro, las cuales son fáciles de identificar por su forma de “flor” de seis o siete figuras por placa, unidas por una fuerte sutura. Sobre los laterales de la coraza, las placas son más grandes, gruesas y fuertes, con menos o casi nada de relieve, mientras: que las del centro, están dispuestas en forma de mosaico. También se han encontrado placas ventrales, que no estaban articuladas entre si. Su cola carece del anquilosamiento de los anillos terminales en forma de tubo, descriptos en los géneros anteriores. Esta se encuentra, en cambio, formada por

una serie de anillos móviles de diámetro decreciente, conformado por unos siete a nueve anillos con placas de forma relativamente grotesca y en punta, haciendo una corta cola, terminando en un extremo distal con punta redondeada. Sus patas son cortas y robustas. Se han hallado en las extremidades traseras del presente género, placas osteodermicas de forma decreciente, de arriba hacia abajo, es decir, son los huesecillos de origen dérmico o mesectodermico, comunes en grandes perezosos, como el Mylodon o grandes y pequeños armadillos. Gran parte de la columna y de la pelvis se encuentran soldadas a la coraza ósea. Su masa estimada sería de 1,5 toneladas. Su alimentación estaría compuesta principalmente por el pastoreo de hierbas bajas de zonas abiertas. Algunos trabajos publicados recientemente en Francia por un grupo de prestigiosos paleontólogos argentinos, demuestra que es probable que varias especies de gliptodontes se pudieran parar sobre sus patas traseras y apoyarse sobre sus grotescas colas, formando una especie de trípode, para mantener elevado su enorme y macizo cuerpo. Su extinción ocurrió hace unos 10 mil años. Entre los Glyptodontidae, es el género que posee la mayor extensión latitudinal, que va desde el sur de Argentina hasta Venezuela. Su presencia en Centroamérica, especialmente México, es dudosa y requiere alguna revisión. De acuerdo a este taxón se habrían desarrollado en ambientes abiertos de pastizales y estepas. De igual modo, recientes estudios del aparato hioideo de Glyptodon sugirieron una dieta principalmente pastadora. Superorden Xenarthra Cope, 1889 Orden Cingulata Illiger, 1811 Superfamilia Glyptodontoidea Gray, 1869 Familia Glyptodontidae Gray, 1869 Subfamilia Doedicurinae Ameghino, 1889 Género Doedicurus Burmeister, 1874 Por su lado, Doedicurus (Burmeister, 1874), fue una de las especies de mayor tamaño dentro de la familia de los Gliptodontes. Tenía 4,3 metros de largo y 2


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a: Glyptodon asper Burmeister (Riesengürteltier). Jung-Pleistozän, Rio Lujan, Argentina. Naturhistorisches Museum Wien b: Osteodermos fusionados de Glyptodon sp. Fotografia Arent, 2004. En: http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Glyptodon-1. jpg c: Fósil de Doedicurus sp. d: Osteodermo aislado de Doedicuros sp. Archivo: Charles Darwin 200 años de exposiciones Brazil3.jpg Fotografía: Wilson Dias / Abr Reproducido bajo Licencia Licença Creative Commons Atribuição 3.0 Brasil. En: http://upload. wikimedia.org/wikipedia/commons/3/39/Charles_Darwin_200_year_exhibition_Brazil3.jpg


metros de alto. La coraza tiene una forma muy particular, presentando una especie de joroba en su parte delantera superior, con placas más laxamente unidas que en otros parientes de la época. Su masa estimada en vida era de dos toneladas. La superficie externa de las placas del presente genero, carecen de relieves o dibujos característicos de otros géneros de Gliptodontes. Estas poseen una superficie totalmente lisa, tanto del lado interno como externo, acompañadas por unas delicadas y cortas estrías, presentando una serie variable de orificios que las atraviesan totalmente en su diámetro descendiente. Las placas tienen forma pentagonal y hexagonal. Su cola estaba formada por seis anillos semi-móviles formados por dos o tres filas de placas cuasi rectangulares; un tubo cilíndrico de un metro de largo que en su terminación poseía un garrote óseo con púas córneas, convirtiéndose en un arma de defensa contra los habituales depredadores. Sus extremidades eran sorprendentemente robustas, además su

columna y cadera se encuentran soldadas al caparazón del animal. El cráneo se caracterizaba por poseer huesos nasales, frontales y parietales sobre un mismo plano horizontal, semejantes a aquellos del genero Gliptodonte. Su escudo cefálico estaba conformado por pequeñas placas, en su mayor parte sueltas. Se alimentaría al igual que otros de sus parientes era de pastos cortos en zonas semi-áridas. En la región pampeana el hallazgo de Gliptodontes es algo muy frecuente, con excepción del presente genero Doedicurus, que solo se lo ha registrado por fragmentos de la coraza, restos dentarios aislados y rara vez, piezas semi-articuladas.


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CUCARACHAS DE AYER Y HOY

Lic. M. C. D. González de Lara

Los datos paleontológicos más antiguos encontrados hasta ahora, corresponden a restos pertenecientes al período Carbonífero inferior, conocido como edad de las cucarachas. En esos tiempos, la mayoría de las tierras emergidas se encontraban unidas conformando el supercontinente Pangea de allí que, al fragmentarse, estos insectos pudieron encontrarse en amplias zonas del mundo.


Alex Wild Photography


Durante este período fueron numerosos los hallazgos de fósiles de dictiópteros (antecesores de cucarachas, termitas y mantis religiosas) caracterizados por la presencia de un oviscapto1 más largo que las cucarachas actuales. (Fig. 1). Los fósiles vinculados a las actuales cucarachas alcanzaban tamaños entre los 2 y los 8 cm. habitando zonas de bosques lo que se deduce por haber sido encontrados en cuencas carboníferas. Hasta el momento, el fósil de mayor tamaño, fue encontrado en una mina de carbón de Ohio, estados Unidos (Fig.2). Los primeros fósiles de blatodeos modernos, con oviscapto interno aparecen recién en el Cretácico Inferior, período en que el supercontinente Godwana se estaba separando. Durante este período, encontramos numerosos restos pertenecientes al Orden Blattodea en diferentes lugares del mundo. Por ejemplo, en la Cuenca de Araripe en la provincia de Ceará, en el NE de Brasil, específicamente en la formación Santana del Cretácico

Inferior (aproximadamente entre 110 y 90 Ma. atrás) se encontraron numerosos fósiles piritizados transformados en limolita (a consecuencia de la oxidación en superficie), especialmente en el miembro Crato (Fig 3). Otro sitio de importancia por los hallazgos de fósiles antecesores de las cucarachas es el de Lianoning, en el NE de China, en depósitos correspondientes a la Formación Yixian, correspondiente al Cretácico Inferior (alrededor de 120 Ma. atrás), región donde los espesos bosques, cercanos a volcanes activos, fueron cubiertos en erupciones sucesivas, de nubes de gases venenosos y cenizas matando a las especies y cubriéndolas. También encontramos fosiles en ambar en los territorios de la actual Colombia y en la region Báltica de Rusia procedentes del Eoceno Oligoceno Temprano, es decir, entre 35 y 40 Ma.

Fig. 1. Antecesor carbonífero de las cucarachas actuales. a: Arcgimylacris eggintoni (Bolton, 1921). Escala: 1 cm. Fotografía: Phil Crabb. FW: alas anteriores; HE: cabeza, HW: alas posteriores; L3: pata trasera, PN: pronoto. b: imágen tridimensional del mismo fósil. En GARWOOD, Russeel y Mark SUTTON. X-ray micro-tomography of Carboniferous stem-Dictyoptera: new insights into early insects. Fig. 1; Published online before print April 14, 2010, doi: 10.1098/rsbl.2010.0199. Reproducción autorizada por la UK’s National Academy of Science Royal Society.

(1) Órgano situado en el abdomen que permite perforar la tierra, plantas, frutas, etc. para depositar los huevos.


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Fig.2: a: Fósil de Arthropleura pustulatus (Orden Blattida) restos del antecesor de mayor tamaño conocido. b: Comparación con una cucaracha americana actual. Ohio State University En: http://researchnews.osu.edu/archive/bigroachpics.htm#anchor6456.

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Fig. 3: Cucarachas fósiles. Sierra de Araripe, Brasil Cretácico. Formación Santana (Aptiano Inf.- Albiano Sup.) a: 23 mm.; b: 25 mm.; c: 9 mm.; d: 25 mm. Imagery Courtesy of the Virtual Fossil, www.fossilmuseum.net.

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Fig. 4: Fósiles en ámbar. a: procedencia amazonia colombiana. b: procedencia: Kaliningrado, Rusia. Imagery Courtesy of the Virtual Fossil, www.fossilmuseum.net.


Las cucarachas actuales pueden dividirse, de acuerdo a sus modos de vida, en nocturnas: domésticas y peridomésticas y diurnas: ferales. Las primeras conviven con el hombre dentro de sus casas obteniendo su alimento de la actividad humana. Toda su vida se desarrolla en estos ambientes: cocina, alacena, baños, allí hacen su escondrijo y ponen sus huevos. Pertenecen a la familia Blattelidae con las especies Blattela germánica (Linneo, 1767) o cucaracha alemana y Supella longipalpa (Fabricius, 1798) conocida como cucaracha “raya café”. Las peridomésticas (género Periplaneta con las especies americana, australiana, café, raya café y el género Blatta con la especie orientalis llegadas desde al viejo mundo) viven en el exterior, en los alrededores de las viviendas humanas, en lugares húmedos y oscuros, ingresando a las viviendas sólo para obtener alimentos. Las ferales, con alrededor de 3500 especies, habitan el campo e interactúan poco con el hombre. Aquí nos ocuparemos exclusivamente de las más frecuentes que habitan la ciudad de Rosario. Pese a que los fósiles más antiguos datan de hace 350 Ma. su morfología no ha variado demasiado (Fig 5): Cabeza: se encuentra protegida por el pronoto, estructura quitinosa de protección. Poseen dos antenas filiformes, largas y articuladas, orientadas directamente debajo y del medio de los ojos, constituidas por miles de órganos sensoriales de captación química que le permiten identificar variaciones de temperatura, humedad, olores y sonidos así como la presencia de predadores de cualquier tipo; cerebro pequeño; Ojos: compuestos, pero pobres en visión, las domésticas y peridomésticas rechazan la luz; Aparato bucal: las ninfas y los ejemplares adultos poseen un aparato masticador con placas dentadas que le permiten triturar el alimento mezclándolo con enzimas producidas por sus glándulas salivales; Cuerpo aplanado: cabeza cubierta por el

pronoto que constituye el primer segmento del tórax, posee un exoesqueleto de quitina recubierta de cera. Presenta achatamiento dorso-ventral; Tórax: posee tres segmentos, cada uno con un par de patas, cubiertos de múltiples pelos de pequeño tamaño; sus tarsos poseen cinco uñas. Estos tres pares de patas poseen coxas (caderas) grandes y alargadas que les permiten correr rápidamente; a ellas continúa un segmento corto, el trocánter. El fémur posee dos quillas longitudinales armadas con espinas defensivas al igual que la tibia. Cada tarso posee cinco segmentos y un par de garras que les permiten afirmarse en diferentes superficies separadas por una almohadilla (arolium) que les permite transitar por superficies pulidas; Mesotórax y metatórax: con un par de alas cada uno, las correspondientes al primero son quitinosas y duras, entrecruzadas en reposo, cubren el par de alas más delicado a la vez que protegen el abdomen. Algunas especies pueden volar aunque raramente lo hacen; Abdomen: compuesto por diez segmentos. El último de estos, conocido como cerci posee funciones neurológicas de tipo sensorial diferentes en machos y hembras. En los primeros se proyecta en forma de dos ganchos que sujetan a la hembra durante la cópula, mientras que ésta, los utiliza en el momento de poner los huevos. Por otro lado poseen la capacidad de percibir vibraciones del aire de baja frecuencia, que denotan la presencia de un posible agresor, por lo que puede huir en una fracción de tiempo menor a 0.05 segundos. Existe cierto dismorfismo sexual en esta región dado por un abdomen más fino y alargado en los machos, con genitalia externa, mientras las hembras son más robustas, más anchas, poseyendo una placa subgenital redondeada que se encuentra asociada a una cámara genital donde se desarrolla la ooteca; Reproducción: sexual y ovípara. Sus huevos se presentan en ootecas y sus crías sufren metamorfosis pasando de huevo a


ninfa (entre cuatro y seis estadios) y, de allí, a adulto. Poseen ritual de apareamiento. Durante la cópula, que puede durar alrededor de una hora, el macho introduce un espermatóforo (cápsula) en el interior de la hembra, conteniendo esperma. La hembra fecundada produce huevos alineados verticalmente por pares y separados unos de otros, al interior de una cápsula denominada ooteca (alrededor de 40), la que, dependiendo de la especie puede ser expulsada inmediatamente (Periplaneta americana) para que se incuben solos; pueden sostenerlo hasta que maduren mediante un organo formado por apendices con el que luego los depositan (ovipositor) (Blattea germánica) o retenerla hasta que nazcan las ninfas como la cucaracha germánica cuya ooteca es más blanda, permitiendo obtener agua y nutrientes de la cámara genital de la madre. Sin embargo, en su mayoría, son impermeables y poseen una especie de quilla a lo largo del borde antero exterior que permite el transporte de agua y aire a los embriones. A lo largo de su vida pueden poner alrededor de 300 huevos. Eclosionan entre la sexta y la septima

semana y el año. Ciclo vital: poseen un tipo de metamorfosis denominada paurometábolica, que implica que las formas básicas de los estadios inmaduros se asemejan, en lo básico, a las formas adultas aunque poseen diferente tamaño y carecen del desarrollo de los órganos sexuales. Estas ninfas tienden, a partir de percibir ciertas feromonas de agregación, a permanecer inmóviles y juntas en algún lugar. Hábitos: nocturnas; pese a nuclearse muchos individuos, todos realizan vidas independientes. Son omnívoras plenas, es decir que consumen cualquier tipo de materia orgánica. Su punto débil es la dependencia del agua, ya que su pequeño tamaño, pueden perderla por la respiración, por pérdidas orales, anales o por la cutícula, siendo muy afectadas por las variaciones de temperatura y humedad. De allí que las peridomésticas se encuentren en alcantarillas, cloacas y pozos sépticos porque necesitan mucha humedad, no así la cucaracha germánica y la raya café que

Fig. 5: Morfologia externa de las cucarachas

alas anteriores ojos compuestos

uñas

cabeza cercis

antenas fémur tibia

pronoto tórax

tarso


toleran más la sequedad por lo que habitan en alacenas, cocinas y habitaciones mientras la germánica ocupa sectores cercanos al agua y a la comida por lo que suele encontrarse en la cocina cercanos a las piletas, en alacenas y baños. Las cucarachas segregan una sustancia olorosa que impregna los lugares donde se encuentran con un olor sumamente típico.

Especificidades Blattella germánica (cucaracha rubia o alemana): esta especie que parece tener sus ancestros más antiguos en el este de Asia es una de las de menor tamaño llegando a medir hasta 1,5, 1,6 cm. Sus ninfas tienen un color más oscuro. Una vez producida la ooteca, de color marrón amarillento, ésta es llevada a todos lados por la hembra hasta el momento de la eclosión lo que ocurre a los 18 días a 30°C. Cada hembra produce hasta 6 ootecas con alrededor de 40 huevos. Estos embriones cursan seis etapas ninfales en un lapso de 120 días, durante este período pueden regenerar patas o antenas si las pierden. Necesitan ambientes muy húmedos predominando en cocinas. Los adultos pueden vivir hasta un mes sin beber agua y mientras las ninfas solo 10 días. Mueren si no consiguen alimento en el lapso de dos semanas. No pueden volar. Supella longipalpa (cucaracha banda café): es una de las más pequeñas, posee dos bandas de color más claras en las alas y su tamaño es de, alrededor de 11 a 13 mm. Las hembras, capaces de desarrollar hasta 15 ootecas lo largo de su vida, soportan con su cuerpo la misma durante dos días depositándola, luego en lugares húmedos y protegidos, contienen de 10 a 18 huevos que eclosionan alrededor de los 65-70 días. Pueden realizar cortos vuelos y suelen compartir ámbitos con las cucarachas alemanas. Blatta orientalis: Actualmente se consideran originarias de Africa. Poseen una coloración marrón oscura casi negra característica poseyendo, los machos,

alas que le llegan hasta la mitad del cuerpo mientras que, en las hembras, son vestigiales. Su tamaño oscila entre los 25 y los 30 mm y posee hábitos nocturnos pudiendo vivir fuera de los territorios humanos. Tampoco puede volar. Los machos viven alrededor de dos años; las hembras viven menos y son capaces de poner ocho ootecas. Estas ootecas son de color marrón rojizo y pueden alcanzar 12 cm. de longitud poseyendo una apariencia inflada. Las hembras la depositan apenas producidas y suelen contener entre 16 y 18 huevos cada una. Durante su vida una hembra puede poner entre 8 y 16 ootecas. Las hembras de esta especie llevan su saco de huevos durante unos días y luego lo depositan en un rincón o grieta, consolidándolos con escombros minúsculos y saliva. Tienen un alto agrado por depositarlos en cartón corrugado y, en este caso, lo agujerean, lo emulsionan con restos de saliva pegando con esto la ooteca. Su periodo de incubación es más largo, pudiendo llegar a tardar entre 9 y 10 meses. Periplaneta americana: Como las anteriores, parecen proceder del continente africano desde donde se distribuyeron por todo el mundo. Estas cucarachas son de un color marrón tirando a rojizo con un borde más claro en el pronoto siendo, sus hábitos, nocturnos. Su tamaño ronda entre los 20 y los 40 mm. Poseen un ciclo biológico de alrededor de un año desde la deposición de la ooteca con alrededor de 14 huevos. Dicha ooteca, de color rojo oscuro, se deposita apenas formada o en el lapso de dos días, en grietas a semejanza de la oriental y el desarrollo de los huevos dura alrededor de 25 a 30 días. Las hembras son muy prolíferas llegando a poner 60 ootecas durante su vida y en tiempos de verano. A diferencia de las anteriores, pueden volar.


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Fig. 6. a: Blattella germánica. Foto perteneciente a la página Alex Wild Photography: http://www.alexanderwild.com/Insects/ Household-Pests/16743867_xppCMP#!i=1263030851&k=fW5PsxF. b: Ooteca de Blatella germánica. Foto perteneciente a Biottec. Control de plagas y legionella. Valencia, España. En: http://biottecfortaleny.blogspot.com.ar/2010/04/presentacion.html. Publicación autorizada. c: Supella longipalpa. Foto de Faculty of Tropical Medicine, Mahidol University, 2008. En: http://www.tm.mahidol.ac.th/eng/ tmen/tmen_insect1.htm. Reprodución bajo licencia Creative commons. d: Ooteca de Supella longipalpa. Foto perteneciente a Biottec. Control de plagas y legionella. Valencia, España. En: http://biottecfortaleny.blogspot.com.ar/2010/04/presentacion.html. Reproducción autorizada. e: Blatta orientalis Foto perteneciente a la página Alex Wild Photography: http://www.alexanderwild.com/Insects/Household-Pests/16743867_xppCMP#!i=1263030851&k=fW5PsxF. Autorizada su publicación por el artista fotográfico Alexander Wild f: Ooteca de Blatta orientalis. Foto perteneciente a Biottec. Control de plagas y legionella. Valencia, España. En: http://biottecfortaleny.blogspot.com.ar/2010/04/presentacion.html. Publicación autorizada.


Debemos combatir las cucarachas? En nuestro universo simbólico existen animales queridos y animales rechazados, en algunos casos por conocimiento real de las zoonosis que pueden ocasionar y, en otras por la invasión del hábitat propio de la vida privada. En el caso de estos insectos, se cumplen ambas condiciones aunque, en la historia de la humanidad hayan significado, primero, alimento para ir, luego, vinculándose a los conceptos de suciedad/limpieza y, posteriormente al de higiene cuando se conocieron sus posibles afectaciones a la salud humana. Dentro de este último campo, vemos que ellas constituyen vectores de numerosos microorganismos que transportan en sus patas, en su tubo digestivo y en sus excrementos. los que pueden afectar al hombre cuando estas regurgitan lo comido en los alimentos humanos, mesa, vasos o loza de cocina, por el roce de sus extremidades o por el depósito de sus excrementos en los mismos lugares. De cualquier manera siempre hay que recordar que no es suficiente la presencia del agente para producir la enfermedad sino que debe existir una dosis suficiente y el sistema inmunológico del huésped debe encontrarse disminuido. En cuanto a su capacidad de vector es interesante recordar los experimentos que menciona E. Tejera3 en los cuales se alimentó a un grupo de blátidos con restos de lepromas con gran cantidad de M. Leprae con el fin de examinar posteriormente el contenido intestinal encontrando que, aún diez días después, todavía existían bacilos acidorresistentes. También se experimentó alimentando a otro grupo con esputos con alta infectación de Mycobacterium

tuberculosis examinando durante varios días sus heces y, nuevamente, encontraron bacilos acidorresistentes y, al sacrificarlo, cuarenta días después, hallaron bacilos de M. tuberculosis que se mostraron activos en cobayos inoculados intencionalmente con ellos por vía subcutánea. Además sus patas, examinadas mediante microscopía electrónica de barrido, mostraron micrografías de numerosas bacterias adheridas a la superficie externa del tarso4. Esto probaba que eran eficaces vectores. Respecto a sus comportamientos son conocidos en tanto insectos gregarios que, a través de la emisión de fenormonas, se comunican señalando lugares de alimentos y escondites Resulta interesante señalar que etólogos de la universidad de Florida, de Estados Unidos, han hecho hincapié en sus conductas emergentes es decir, no reducibles a las propiedades o procesos de sus partes constituyentes y ligados a la autoorganización y a la búsqueda de supervivencia percibibles, fundamentalmente en comportamientos tendientes a acciones basadas en el grupo, especialmente en la asignación de recursos, ya se trate de alimentos o de refugios. Se detalla en el mismo un equilibrio entre cooperación y comportamiento que, en carácter de hipótesis, señalaría la búsqueda de refugio centrándose en solo dos informaciones, la percepción de una mayor oscuridad y el mayor número de presencia de otras cucarachas5. Se caracterizan también, por la capacidad de seguir un gradiente de incremento de la humedad. En el campo de lo sanitario, entre los más de cuarenta tipos de bacterias que en ellas se han detectado, las salmonelas (bacterias Gram negativos como S. anatum, S. oranienburg, S. typhosa, Shigella flexneri (dentro del serotipo B) son la principal causa de contaminación alimentaria que afectan la salud humana producida

(3) TEJERA, E. (1926) Las cucarachas como agentes diseminación de agentes patógenos. Rev. Soc. Argent Biol2(4):243-256. (4) GAZIDOVA, P. y Fish, D. (1989). Scanning electron microscopic demonstration of bacteria on tarsi of Bluffellu germanica. J N Y Entorno1 Soc 93(3): 1064-1067. (5) HALLOY, José. (2004). Université Libre de Bruxelles. Campus du Solbosch, Bruxelles.


por cucarachas. Además estas bacterias permanecen mucho tiempo activas en sus heces. Sin embargo hace falta una gran cantidad de inóculos de Salmonella para dar lugar a la enfermedad sintomática dado que operan como barreras la rapidez del tránsito intestinal que dificulta la colonización y la flora intestinal normal. Las que logran adherirse a las mucosas dan lugar a una sintomatología excretora (diarrea aguda acuosa) o a un patrón invasor (fiebre entérica). Es interesante destacar que estas cepas permanecían activas muchos días en la materia fecal contaminada. En otros estudios realizados en cucarachas en estado natural, se encontraron helmintos, protozoos, virus y hongos. En cucarachas procedentes de alcantarillados, en patas y parte posterior del intestino, se asilaron cepas de Escherichia coli, de klebsiella pneumoniae, Serratia marcescens y Pseudomonas aeruginosa, Staphylococcus aureus así como especies del género Proteus habituales en la flora intestinal humana6. Tampoco podemos dejar de lado los componentes alérgenos que contienen los excrementos y las exhuvias (restos de la cutícula o exoesqueleto) que se desprenden y que producen reacciones alérgicas, de diverso tipo e intensidad, en personas susceptibles. En cuanto al grado de percepción de la infestación, es conveniente saber que se estima que, por cada cucaracha observable existen alrededor de 200 que no se ven. Tampoco crea posible eliminarlas no dejando restos o alimentos a su alcance, dado que son omnívoras, es decir, que van a comer papeles, cuero, pegamentos, etc. Sin embargo se debe tener extrema prudencia al combatirla dado que la mayoría de los productos que las matan nos afectan también a nosotros, teniendo efecto acumulativo en nuestros huesos.

Formas de combatirlas: un sistema inmune altamente resistente, ya que, los intentos de control históricamente han resultado insuficientes. En un principio se utilizaban químicos tóxicos del tipo de los organofosforados, carbamatos, decametrinas, piretrinas y piretroides, aplicados como plaguicidas residuales que poseían una acción neurotóxica que, al atacarles el sistema nervioso, les producía fallas locomotoras y respiratorias. También era común el uso de ácido bórico el que ingerido ocasionaba daños en el sistema digestivo interfiriendo en la asimilación de nutrientes. Otro era el uso de polvos de sílice que por absorción reducía los lípidos cuticulares causando desecación. También se suelen usar inhibidores de la síntesis de quitina que reduce la duración media de vida e aborta las ootecas.

Curiosidades acerca de las cucarachas7: - es verdad que las cucarachas son limpias? Entre los animales no existe el concepto de limpieza tal como lo entendemos nosotros. Si hay conductas, especialmente en los insectos, de “limpiarse” para que sus cerdas sensoriales en la superficie del cuerpo y en sus patas puedan detectar indicios de la presencia de congéneres, de alimentos, de enemigos, etc. Sin embargo es un reservorio de bacterias dañinas para el hombre. - puede una cucaracha hembra aislada de los machos por casi seis meses, aunque alimentada, producir ootecas con huevos fertilizados?

(6) BURGESS, N. R. H. (1979). Cockroaches and the hospital environment. Londres, Nur.5 Times 7.5(7-Suppl):S-7. Cit. por Ramirez pérez. op. cit., pág. 45. (7) Esta sección de preguntas u respuestas esta basada en la publicación de KUNKEL´S, Joe. (2008). Cockroach Refe-rences. Investigación Biológica y Desarrollo. U. Massachusetts Amherst and University of New England, 2008.


Sí, porque no necesitan aparearse continuamente. Ellas almacenan el esperma internamente y lo utilizan cuando lo necesitan, pero el número de embriones de cada ooteca puede ir disminuyendo a medida que el esperma se va acabando. Los ovarios se componen de ovarioles que son cadenas de ovocitos en maduración. - Es cierto que cuando alguien va a matarla la cucaracha corre hacia la persona para enfrentarla? No, posiblemente corra hacia la persona buscando humedad (transpiración). -Es cierto que pueden sobrevivir a la radiación?

suele ser bastante más delgada siendo comida por la hembra quien recupera, de este modo, proteínas. - Es verdad que si se les saca una pata esta le vuelve a crecer? Si un depredador la sujeta de una pata esta se cortará en un punto denominado “punto de autonomía” pero la pata solo se regenerará durante la muda siguiente la que puede llegar a atrasar con este fin. - Es cierto que las cucarachas son muy rápidas? Sí, son capaces de detectar el movimiento del aire producido por la cercanía de un depredador.

Es relativamente cierto. La radiación afecta más a las células en su proceso de división, pero esta división no es constante en las cucarachas sino que sus células se dividen solo una vez durante sus mudas. Esto significa que alrededor de tres cuartos del número de cucarachas no tendrá células que se estén dividiendo en el momento de impacto de la radiación. Ahora, si la radiación continuara algunas semanas la mortandad seria más alta. A los humanos nos afecta más ya que, en nuestra sangre las células de la médula ósea y de la sangre están en división constante.

- Las cucarachas no se encuentran en simbiosis con nadie.

- Es cierto que buscan cuevas para dormir?

Sí, pero solo si la herida de la cabeza se tapona con un coágulo de hemolinfa, lo que le permite continuar con vida por algún tiempo, de lo contrario puede expulsar sus entrañas por la herida y muere. Esto es posible porque su presión arterial no da lugar a una hemorragia incontrolada. Por ser de sangre fría la comida de un día puede permitirle vivir un mes y respirando por espiráculos distribuidos en los segmentos de su cuerpo (además que la hemolinfa no transporta oxígeno a los tejidos). El movimiento está regulado por un ganglio abdominal y otros periféricos.

No exactamente, pero si se ha estudiado que poseen tigmotropismo (gr. thigma: tacto) esto se manifiesta en la tendencia que muestran a ocultarse, durante el día, en lugares estrechos que les toquen la parte superior e inferior el cuerpo como, por ejemplo, una grieta. - es verdad que si encierro cucarachas hembras y las alimentos durante más de un año, pueden poner huevos sin haberse acercado a un macho? Sí es cierto, porque sus huevos son sus óvulos, sin embargo en estos caso la ooteca

No, si poseen relaciones simbióticas, pero con cierto tipo de organismos parecidos a bacterias que habitan en su grasa corporal y que se trasmiten a las generaciones futuras a través de sus huevos. Estos bacteroides producen todas las vitaminas que la cucaracha utiliza con excepción de dos. - Es verdad que las cucarachas sin cabeza continúan moviendo las patas si se las toca?

- Es verdad que las cucarachas presienten los terremotos y huyen?


Este fenómeno ha sido comentado por personas que viven en zonas de afectación sísmicas pero no se han divulgado resultados de experimentos científicos que lo demuestren.

y la nueva recién está comenzando a oscurecerse.

- existen las cucarachas albinas? Como probabilidad genética estas serían posibles sin embargo la mayor parte de las que se observan poseen ese color claro debido a que han cambiado su cutícula

Bibliografía ACHA, P. y B. SZIFRES. (1986). Zoonosis y enfermedades transmisibles comunes al hombre y a los animales. 2da. ed. OMS/OPS; Washington, D. C. BARRIGA TUÑON, Juan Enrique. (2009). Blattaria Neotropical. Obtenido el 15 de mayo de 2013 de http://coleoptera-neotropical.org/6_ Arthropoda/Blattaria/Blattaria.html. BURCHARD SEÑORET, Lucas. (2008). Cucarachas y Salud pública. Slideshare. 23 de marzo de 2008. Consultado el 8 de marzo de 2013 de http://www.slideshare.net/lucasburchard/ cucarachas-y-salud-pblica. GAZIDOVA, P. y FISH, D. (1985). Scanning electron microscopic demonstration of bacteria on tarsi of Bluffellu germanica. J N Y Entorno1 Soc 93(3): 1064-1067. GRIMALDI, D.A. (Ed.), (1990). Insects from the Santana Formation, Lower Cretaceous, of Brazil. Bull. Amer. Mus. Nat. Hist., 195: 1-191. IANNACONE, J. y L. ALVARIÑO. (2007). Integración del control químico y etológico para la supresión poblacional de Blatella germánica (Linnaeus) (Dictyoptera: Blatellidae) en Perú. Parasitol. Latinoam. 62:7-15. JOFRÉ, L.; ISABEL, N. H.; NEITA, P.; SAAVEDRA, T. y C. DIAZ. (2009). Acarosis y zoonosis relacionadas. Animal mites transmisibles to

humanas and associated zoonosis. Rev. chil. infectol. Santiago de Chile, jun. 2009, V.26, N° 3:248-257. KUNKEL’S. Joe. (2008). Cockroach References. Investigación Biológica y Desarrollo. University Massachusetts Amherst and University of New England. LAX, P.; BLANCO, M. V. y M. E. DOUCET. (2008). Estudio del intestino grueso de tres especies de cucarachas de la ciudad de Córdoba y la detección de nematodos. VII Congreso Argentino de Entomología; Córdoba. MARTINEZ-DEL CLOS. (1996). El registro fósil de los insectos. Bol Asoc. Esp. Ent. 20 (1-2):930. RAMIREZ PEREZ, Jaime. (2010). La cucaracha como vector de agentes patógenos. Instituto de Biomedicina, Centro Piloto, Sección de Estudios de Vectores. Dirección postal: Calle Bolívar y Villegas, Viia de Cura, Aragua 2126, Venezuela. ROTH, L. M. y WIIS, E. R. (1957). The medical and veterirary importance of cockroaches. Smithson . Misc Collect 134(10):1-137. TEJERA, E. (1926). Las cucarachas como agentes de diseminación de agentes patógenos. Rev SocArgent Biol2(4):243-256.


LOS MOSQUITOS II ( Díptera culicidae ) Lilia del Carmen Flores Prof. de Ciencias Naturales. Conservación - Museo Gallardo

Pululan en el mundo con más de 3.000 especies, agrupadas en diversos géneros (Aedes, Anopheles, Culex, Aedeomyia, Haemagogus, Mansonia, Ochlerotatus, Psorophora, Uranotaenia, Wyeomyia, entre otros). El ser humano ha modificado el medio ambiente al punto que influye en el crecimiento y comportamiento de los animales. En el caso de los mosquitos, muchas especies han modificado sus hábitos y colonizado el ambiente humano o “antrópico”, encontrando en él los recursos que necesita.


Díptera culicidae fosilizado en ambar


Actualmente son muchos los aspectos que se desconocen de nuestra fauna de mosquitos. También hay que trabajar en el aspecto taxonómico, pues son muchos los ejemplares que no son específicamente determinados, limitándose a mencionar únicamente su género. La lista de mosquitos que habitan en la Argentina se elevaba a 226 especies, pero con el hallazgo de dos especies nuevas en Chaco y Jujuy, hoy se contabilizan 228 especies (Fig 1). Un grupo de científicos pertenecientes al Centro de Investigaciones Entomológicas de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC (Universidad Nacional de Córdoba), identificaron 2 especies que no figuraban en los registros del país. En Chaco descubren el mosquito Anopheles galvaoi y en Jujuy, el mosquito Culex usquatissimus. El primero es considerado en Brasil como vector secundario o potencial de la enfermedad del dengue; el segundo no se evidencia como vector patógeno. Estos estudios indican que la distribución de mosquitos en sus diferentes especies, se ha ampliado en algunas provincias argentinas, evidenciándose ahora, pero probablemente ya se hallaban con anterioridad. Los mosquitos son artrópodos pertenecientes a la clase Insecta o Hexápoda y al orden de los Dípteros. Dicho orden también incluye a las moscas, los tábanos y otros; y se clasifican en dos subórdenes: Braquíceros y Nematóceros. Braquíceros, su nombre significa cuerno corto, pues sus antenas son cortas; comprende a las moscas verdaderas. Nematóceros, su nombre significa “cuerno filiforme”, hace referencia a sus antenas largas y filamentosas. Sus cuerpos son delicados, largos y esbeltos. En este suborden se hallan los mosquitos. Los mosquitos constituyen la numerosa familia Culicidae.

Antecedentes prehistóricos: insectos – dípteros La aparición de los insectos se localiza en el período devónico, teniendo un mayor desarrollo a fines del Paleozoico, hace 300 millones de años; son anteriores a los dinosaurios. Eran de mayor tamaño que los actuales, atribuyéndoselo a la mayor concentración de O2 que había en la atmósfera, 35% comparada con la actual, del 21 %. Esto permitiría una mayor circulación de oxígeno en los tejidos, con una temperatura mayor que potenciaría su metabolismo. Hay autores que se oponen a esta postura, sostienen que la función respiratoria en los insectos es estimulada por el CO2 y no por el O2, aunque el cambio de volumen de este último también incidiría en el anterior. Proponen considerar el gigantismo como respuesta a la predación, a su ausencia o a su intensa presencia, a factores climáticos o paleoambientales, y no solo a la “hiperoxia”. El estudio de insectos fosilizados en ámbar, llevará a un mayor conocimiento de la evolución de los insectos actuales. Los grupos de insectos prehistóricos que existen actualmente son: Blatodea (cucarachas), Coleóptera (escarabajos), Díptera (moscas, tábanos y mosquitos, entre otros). El díptero fosilizado más antiguo que se conoce es Grauvogelia arzvilleriana, data de mediados del Triásico (era Mesozoica – 240 millones de años) y según la filogenia de Brian Wiegman, marca su origen en el Pérmico (era Paleozoica) hace 250 millones de años, siendo los Mecópteros (mosca escorpión) y Sifomápteros (pulgas), sus descendientes. Los primeros grupos de dípteros corresponden al actual suborden de los Nematóceros. Son los más primitivos, como Tipulomorfos (típulas), Bibionomorfos (moscas de agua, que abarcan 13 familias, las más destacadas son Bibionidae y Cecidomyiidae), Culinomorfos (mosquitos) y formas parecidas a Psicodidomorfos (moscas polillas).


Cantidad de especies conocidas de Diptera culicidae en cada provincia de la Rep. Argentina – Año 2005.


Características anatómicas de los mosquitos

• Mosquitos domésticos o endófilos, pasan la mayor parte de su existencia dentro de la vivienda.

Poseen un esqueleto dérmico duro, constituido por una quitina cornea que él mismo segrega y que envuelve todo su cuerpo. Las zonas más vulnerables están cubiertas por placas más duras, las que a su vez están unidas por partes más delgadas que facilitan sus movimientos, los que están generados por músculos insertados en las partes internas de dicho exoesqueleto. El cuerpo se divide en cabeza, tórax y abdomen; tiene apéndices (patas y antenas) divididos en segmentos que articulan entre si. Tienen un solo par de alas desarrolladas, las alas posteriores o Halterios, son muy pequeñas y obran de balancín. Poseen almohadillas en sus patas y están dotados de piezas bucales perforadoras, para alimentarse de néctar, savia o sangre. Estas piezas forman una probóscide o trompa chupadora, adaptada para perforar. Presenta un labio inferior o labium, con un canal que aloja seis estiletes: a) labro o epifaringe, b) hipofaringe, que es una prolongación del conducto salival, c) un par de mandíbulas, d) un par de maxilas (Fig 2). Cuando el mosquito pica, los seis estiletes penetran en la piel y el labium se repliega. A la vez que succiona sangre, inyecta su saliva en el vaso sanguíneo, impidiendo que la sangre coagule. A ambos lados de la trompa se encuentran los palpos maxilares, con los que buscan y seleccionan el alimento; y cerca de los ojos se ubica el par de antenas. Los mosquitos, en su mayoría, se desarrollan en agua dulce, pero también existen en aguas salobres o saladas, e incluso en aguas contaminadas. Según el tipo de contacto que mantengan con el ser humano, se clasifican en tres categorías:

• Mosquitos subdomésticos, entran a la vivienda para alimentarse, y luego vuelven a su refugio exterior. • Mosquitos silvestres o exófilos, que viven en montes o selvas y nunca penetran en la vivienda del hombre. Ciclo biológico A lo largo de su existencia, los mosquitos transitan por cuatro estados: huevo, larva, pupa y adulto. Los huevos, son ovalados, pueden ser colocados en la superficie del agua en forma individual (Anopheles) o agrupados en “jangadas” o balsas” (Culex). Pueden también ser adheridos a la vegetación acuática (Mansonia) o bien en lugares húmedos, fuera del medio líquido, pero que tienden a inundarse (Aedes, Ochlerotatus y Psorophora), a estos últimos también se los conoce como “mosquitos de inundación”, resisten la desecación por meses y años, en estado latente, y eclosionan cuando los cubre el agua. Las larvas son acuáticas, ápodas, encéfalas, muy activas; se alimentan de microorganismos (bacterias, hongos, protozoos, restos orgánicos), están provistas de cepillos bucales que mediante movimientos, le sirven para filtrar el agua y acercar el alimento a la boca. Hay larvas depredadoras, cuyos cepillos bucales actúan como garras para atrapar sus presas. Las pupas, son acuáticas, libres, activas, tienen la forma de un signo de interrogación, sufren grandes transformaciones, no se alimentan, utilizan la energía acumulada en el estado larval, para llegar al estado adulto, pasando del hábitat acuático al terrestre. Larvas y pupas son fotofóbicas. Los adultos son delgados, de largas patas. Se alojan en lugares húmedos, sin corrientes de aire. Los machos presentan menor tamaño con respecto a las hembras. Ambos se


alimentan de sustancias azucaradas (néctar, exudados de frutas), pero las hembras, a su vez son hematófagas, ingieren sangre para desarrollar los huevos. En general los adultos sobreviven un promedio de 2 a 8 semanas según la especie, los machos viven alrededor de 15 días, las hembras son más longevas, 3 a 4 semanas más, si las condiciones son favorables. La evolución completa dura generalmente

Aparato bucal de mosquito (izquierda)

de 2 a 3 semanas (Fig 3 ). Importancia médica de los mosquitos Las hembras de los mosquitos pueden ser transmisores de enfermedades (humanas), como la Fiebre amarilla, Paludismo o Malaria, Filariosis, Dengue, Encefalitis y otras. Son muchas las especies consideradas de importancia médica y veterinaria en la Argentina, como ser Aedes aegypti, Aedes

Principales caracteristicas distintivas entre mosquitos de las subfamilias Anophelinae (izquierda) y Culicinae (derecha)


albopictus, Anopheles pseudopunctipennis, Culex pipiens quinquefasciatus, Ochlerotatus albifasciatus, etc. Entre los elementos patógenos transmitidos por mosquitos, se hallan los virus. Los virus que son transmitidos por artrópodos hematófogos (mosquitos, garrapatas) se denominan “arbovirus”.

Enfermedades transmitidas por mosquitos - Vectores Paludismo o Malaria: también conocida como “fiebre palúdica” o “fiebre veraniega”. En Italia se la denominó “malaria”, significa “mal aire”, pues se creía que la producían las miasmas que se desprendían de las aguas estancadas y de los terrenos pantanosos; de allí el nombre de paludismo o fiebre palúdica, pues eran propias de zonas cercanas a pantanos (“palude” en italiano). El nombre de “fiebres veraniegas” se le dio en Panamá, debido a su mayor frecuencia a fines de la estación lluviosa y comienzos del tiempo de sequía. Esta enfermedad, es una parasitosis causada por protozoos del género Plasmodium, que se transmite por la picadura de mosquitos Anopheles infectados. Las especies que causan la enfermedad son: Plasmodium malariae, Plasmodium ovale, Plasmodium falciparum y Plasmodium vivax; estas dos últimas son las más distribuidas en el mundo. Este parásito desarrolla su vida en dos hospederos: en el humano, el ciclo asexual o esquisodómico y en el mosquito Anopheles, el ciclo sexual o esporogónico necesita alternar en ambos. El mosquito, al alimentarse de la sangre de una persona enferma, ingiere con ella las formas sexuales del parásito o gametocitos, estos se transforman en gametos masculinos y femeninos (microgametos), que se fecundan formando cigotos, estos se transforman en oocinetos móviles, cruzan la pared del intestino y se implantan en su pared externa como ooquistes, aquí

se desarrollan los esporozoítos que al romperse el ooquiste maduro, migran a las glándulas salivales del mosquito. En el humano, infectado por la picadura del mosquito, se produce la invasión de esporozoítos a las células hepáticas. Luego, los parásitos hepáticos serán liberados en el torrente sanguíneo y se multiplicarán en los glóbulos rojos o eritrocitos, que a las 48 hs estallan liberando a los parásitos (merozoítos), quienes invadirán a su vez a otros glóbulos rojos. Luego de varios ciclos como este, se manifiesta la enfermedad. No se transmite directamente entre humanos, salvo en los casos de transfusiones de sangre o por el uso de jeringas infectadas. La enfermedad se inicia con malestar general, dolor muscular, dolor de espalda, dolor de cabeza, náuseas, vómitos y febrículas (entre 37º y 38º, no llega a ser fiebre). Luego sigue la fase aguda de la enfermedad, con ataques febriles súbitos, escalofríos seguidos de calores intensos, aumento de la temperatura alcanzando los 40º C o más, terminando con un período de sudación profuso, en que la fiebre cede. Puede estar acompañada de anemia y de un crecimiento del bazo o esplenomegalia. La gravedad de la hipertermia es proporcional al número de eritrocitos infectados que circulan en la sangre. Hay casos en que puede evolucionar hacia cuadros más graves, con complicaciones como coagulación intravascular diseminada, edema pulmonar, insuficiencia renal y coma (daño cerebral). La mortalidad por este mal es mas frecuente en menores de cinco años de edad (anemia hemolítica y paludismo cerebral) en sujetos con enfermedades inmunosupresoras (VIH/Sida, tuberculosis), en las embarazadas puede presentarse anemia seguida de muerte, bajo peso al nacer y partos prematuros. El 40% de la población mundial está en situación de riesgo con respecto a esta enfermedad, puesto que los vectores (mosquitos), oponen resistencia a los insecticidas, y los plasmodios a la medicina (cloroquina). En Argentina, la zona endémica está compuesta por provincias como: Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca,


La Rioja, Formosa, Chaco, Misiones, Corrientes, y por algunas áreas de San Juan, San Luis y Córdoba. Los vectores en Argentina son: Anopheles pseudopunctipennis (región parandina) y Anopheles darlingui (región misionera). Se encuentran en ambientes naturales (selva), o intervenidos por el hombre (borde de selva y área periurbana). Presentan manchas en las nervaduras de las alas, lo que los diferencia de los culicinos. Se diferencian también por la postura que adoptan al posarse en la pared, la cabeza, el torax y el abdomen forman una línea recta y el cuerpo dispuesto perpendicularmente, forma ángulos de 40º a 90° respecto al plano de pose (Fig 4). Dengue: Esta enfermedad viral es transmitida por mosquitos, se ha extendido por el mundo y es producida por 4 serotipos distintos del virus: Den-1, Den-2, Den-3 y Den-4. Los tres primeros son los que actualmente circulan en la Argentina. Se manifiesta como dengue clásico o fiebre del dengue, con cefalea orbitaria, dolores musculares y articulares, fiebre y erupción; y su manifestación más grave, es el dengue hemorrágico. Los vectores pertenecen al género Aedes (A. aegypti, A. albopictus, A. polinesiensis y A. scutelaris). En Argentina, Aedes aegypti (Fig 5), es el vector que transmite esta enfermedad. Se encuentra en las provincias de de la Pampa, Buenos Aires, Santiago del Estero, Córdoba, Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos, Chaco, Formosa, Misiones, Jujuy, Catamarca, Salta, La Rioja y Mendoza. Es una especie urbana, un mosquito “doméstico”, de actividad diurna, aunque puede picar a toda hora: es originario de África, donde existen formas selváticas y domésticas, en América solo hay formas domésticas. Probablemente fueron transportados en los barriles de agua de los buques, durante la colonización europea. Es una especie tropical y subtropical, que actualmente está en todas partes del mundo, donde no sufra el efecto de la congelación. Su color es oscuro, en el tórax lleva dibujada una lira blanca; en el abdomen, escamas blancas y puntos blancos; las patas

con rayas blanco-plateadas. Depositan sus huevos en recipientes con agua limpia preferentemente, pero también en criaderos con materia orgánica, por encima del nivel del agua (mosquito de inundación). En primavera-verano, la hembra desarrolla sus ciclos vitales. Otro vector, es el mosquito Aedes albopictus o “tigre asiático” (Fig 5), procede del sudeste de Asia, luego se extendió por África, América y Europa. Se adapta al medio urbano y al selvático, y el mayor riesgo radica en que puede convertirse en el nexo entre los ciclos de transmisión de la Fiebre amarilla selvática y urbana, en zonas endémicas y entre las zonas rurales con riesgo de transmisión del dengue. Es más resistente a las bajas temperaturas. Se caracteriza por su coloración negra con áreas blancas en tórax y abdomen, patas con bandas blancas y negras y una línea blanca longitudinal central, en tórax y cabeza. Su picadura puede traspasar ropa fina, es muy molesta, produciéndose durante las horas diurnas, a diferencia de otras especies. Deposita sus larvas en recipientes que contengan pequeñas cantidades de agua, especialmente en lugares sombreados, en jardines, patios y descampados. Fiebre amarilla: es una enfermedad viral, aguda y de gravedad variable. Puede darse como una infección simple, asintomática, solo detectable por análisis de laboratorio. La letalidad es frecuente en pacientes que ingresan en el período de intoxicación y en los niños. Esta enfermedad puede transformarse en endémica o epidémica. Presenta tres períodos: agudo, remisión, intoxicación. Agudo: súbita fiebre, congestión de conjuntivas, dolor lumbar, cefalea, escalofríos, malestar general y vómitos. Duración de tres días. Presencia de bradicardia llamada Signo de Faget. Remisión: desciende la fiebre y la


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b

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a: Mosquito Anopheles b: Postura de pose c: Eritocito infectado por Plasmodium malariae

intensidad de los síntomas durante pocas horas o hasta dos días. Intoxicación: fiebre, vómito negro o en “cuncho de café”, melenas, gingivorragias, anuria, ictericia, hemorragias nasales (epistaxis), manifestaciones orgánicas por lesión hepática grave (necrosis hepática): trastornos de coagulación, hipotensión, insuficiencia renal y encefalopatía. La muerte ocurre a los siete días de aparecidos los síntomas y en caso de fiebre amarilla tardía, ocurre a las dos semanas. Los enfermos que se recuperan no sufren secuela alguna y tienen inmunidad vitalicia para la enfermedad. La fiebre amarilla se presenta en dos formas epidemiológicas distintas: Forma selvática: es una zoonosis con diferentes especies de primates como reservorios, estos también enferman y el hallazgo de sus restos sirve de alerta respecto a las epidemias. Ocurre en el humano por su penetración en el ciclo enzoótico natural, generalmente se da en los hombres de 15 a 45 años de edad que desarrollan trabajos de talador, colono, aserrador, minero, explorador agrícola y de petróleos, por lo que se la considera en América una enfermedad ocupacional. Los mosquitos transmisores selváticos

(Haemagogus jantinomys, Sabethes sp.), viven en las copas de los árboles e infectan a los primates que comparten ese hábitat, monos aulladores (Alouatta semiculus), monos araña (Ateles sp.), que se desplazan en tropillas y llevan el virus a lugares distantes; también el mono ardilla (Saymiri sp.). La transmisión es mono – mosquito selvático – hombre. No hay transmisión de persona a persona. Forma urbana: su vector es el mosquito Aedes aegypti. Es una antroponosis pues el virus es introducido por un humano que se ha infectado en el ciclo selvático. Al ser picado por el mosquito Aedes aegypti, éste se infecta y transmite el virus a otros humanos. La transmisión es hombre – Aedes aegypti – hombre. Un vector potencial es el mosquito Aedes albopictus, su hábitat es suburbano o rural, intermedio entre los vectores urbanos y selváticos de la enfermedad. Hay una vacuna específica contra la fiebre amarilla, es necesario alertar sobre la importancia de la vacunación de niños y adultos y concientizar a las personas que se desplazan hacia zonas de riesgo, de la necesidad de vacunarse 10 días antes del viaje.


Virus encefalitis de San Luis (ESL): virosis que afecta al sistema nervioso central. En su ciclo de transmisión interviene el mosquito Culex pipiens; el hombre y otros mamíferos tendrían el rol de hospedadores terminales. Estudios serológicos en Argentina indican una gran distribución del virus en zonas templadas y subtropicales, centro y norte del país, con un caso de este mal en Córdoba en 2002. Se aislaron cepas del virus, tomadas de pacientes de Buenos Aires, roedores de Córdoba y mosquitos de Santa Fe; la seroprevalencia observada (porcentaje de sueros analizados y que contienen anticuerpos para el virus ESL), en el centro y norte del país, oscila entre 10% y 68%. Virus del Oeste del Nilo (VON): este virus posee afinidades antigénicas y ecológicas con el virus ESL. Ingresó a América, pero es originario del viejo mundo (África, Asia y Europa). El ciclo lo conforman aves, como el principal dispersor, y mosquitos Culex pipiens como el principal vector transmisor. El ser humano y otros vertebrados son hospederos accidentales, no se transmite de persona a persona. La llegada a América seguramente fue propiciada por aves migratorias, otros animales o personas, todos portadores del virus. Actualmente se lo encuentra también en América Central y la zona caribeña. Se han detectado casos en Nueva York en 1999. En Argentina, en la provincia de Córdoba, llegan a Mar Chiquita, infinidad de aves migratorias, provenientes de Estados Unidos y que podrían portar este virus. Los síntomas de la enfermedad son: fiebre, cefalea, malestar general, anorexia, mialgias, erupciones en la piel, inflamación de los ganglios linfáticos. En los casos severos, generalmente en personas mayores de 50 años, puede manifestarse con fiebre elevada, rigidez del cuello, dolor en las coyunturas, desorientación, temblores, convulsiones, debilidad muscular, parálisis, y en algunas ocasiones puede desarrollar un cuadro

de meningitis o encefalitis y provocar la muerte. No hay tratamiento específico para esta enfermedad, se tratan los síntomas y se brinda asistencia de apoyo. Filariosis: la Filariosis bancroftiana o Elefantiasis es una enfermedad causada por el nematodo Wuchereria bancrofti, que es transmitida al ser humano por mosquitos, los que se alojan en los vasos linfáticos donde alcanzan su madurez y se reproducen. Las hembras producen pequeñas larvas, “microfilarias”, que pasan al torrente sanguíneo y luego son tomadas por el mosquito cuando pica. Los principales vectores son: Culex quinquefasciatus y Culex fatigans, ellos son hospedadores intermedios, donde se desarrollan las larvas que luego migran al aparato chupador (probóscide), abandonando al mosquito cuando éste pica para ingerir sangre. La larva penetra en la piel y recomienza el ciclo. El vector de las tres enfermedades arriba descriptas (ESL – VON y Filariosis) es el mosquito Culex pipiens que pertenece al complejo pipiens, con subespecies en zonas frías y templadas: Culex pipiens pipiens, y en zonas tropicales y subtropicales: Culex quinquefasciatus; están distribuidos por todo el mundo, junto con C. fatigans, son las subespecies más importantes. Su cuerpo es alargado, fino, color castaño, cubierto de escamas oscuras y algunas más claras, dispersas. Palpos marrones, cortos en las hembras y más largos en los machos. Tórax marrón oscuro, el dorso recubierto de escamas doradas, y en los laterales, conjuntos de escamas blancas. Patas oscuras, venas alares con escamas oscuras, halterios amarillentos. Abdomen color marrón oscuro en el dorso, con manchas claras o líneas oscuras. Colocan los huevos en la superficie del agua, aglutinados, un ciento o más. Son mosquitos domésticos, los caracteriza su antropofilia, pues son los que más se han adaptado al ambiente humano, al punto que en todas las etapas de su vida, se mantienen relacionados con el hombre. Tienen hábitos nocturnos, las horas más riesgosas son las del crepúsculo y las previas


al amanecer. Para sus criaderos utiliza recipientes artificiales, aguas estancadas, márgenes de lagos, arroyos, pantanos y cunetas. En aguas móviles, las larvas se hallan en los sitios de menor movimiento, prefieren lugares sombreados. Los mosquitos adultos cuando se posan en las paredes, lo hacen paralelamente a la superficie (Fig. 6a y 6b). El mosquito Culex quinquefasciatus tiene una coloración clara, de amarillento a castaño claro, convive con el mosquito Aedes aegypti en regiones tropicales y subtropicales, incluso en zonas templadas; ambas especies están muy ligadas a la vida del hombre. Virus encefalitis equina del este y del oeste: su vector es la hembra del mosquito Ochlerotatus albifasciatus (Fig 7), es el mosquito más austral, llega hasta Tierra del Fuego, es una especie silvestre pero también ingresa al ambiente urbano. En regiones templadas de la provincia de Córdoba esta especie se desarrolla todo el año. Se lo ubica en los criaderos naturales

inundables, (mosquito de inundación) y pica preferentemente a mamíferos, como vacunos y equinos, afectando a la producción de carnes y leche. Las explosiones poblacionales se producen en primavera y otoño. La aparición de casos humanos se detectó raras veces. En Argentina se registró una epizoótia, que en la jerga veterinaria, se asemeja a una epidemia humana, pero entre animales. Se produjo en los años 1982 – 1983, se extendió desde Santa Fe, hasta Viedma (Río Negro), con muy pocos casos humanos. Alergia a picaduras de mosquitos: estudios realizados demuestran que muchas de las reacciones cutáneas extremas a causa de picaduras de mosquitos, se producen por un mecanismo de alergia contra la saliva que las hembras inoculan al picar. Las reacciones cutáneas pueden ser inmediatas o tardías. Reacción inmediata: enrojecimiento a los pocos minutos de la picadura, que desaparece horas después, quedando un abultamiento o pápula que pica mucho y


dura de uno a dos días; en algunas personas pueden permanecer mas tiempo. Reacción tardía: cuando se producen sucesivas picaduras, las áreas de picaduras anteriores pueden activarse con la aparición de ronchas que pican mucho, desencadenando la aparición del Prúrigo agudo o Urticaria papulosa, común en los niños. También se pueden producir alergias respiratorias, causadas por productos corporales del mosquito, que pasan al aire y pueden sensibilizar al ser inhalados. Medidas preventivas: - Usar ropas que cubran brazos y piernas. - Evitar los lugares donde abundan los mosquitos. - Instalar mosquiteros de rejilla, en puertas y ventanas. - Utilizar repelentes de mosquitos; son sustancias químicas que se aplican sobre la piel que queda descubierta, e interfieren con los receptores químicos del mosquito impidiendo la picadura. La sustancia más utilizada es Dietil taluamida (DEET). Hay compuestos naturales basados en las plantas, como la citronella y el eucaliptus. Los repelentes se usan en el medio exterior y se quitan de inmediato con agua y jabón al volver a la casa. - Utilizar insecticidas, los más comunes son aerosoles que utilizan los piretroides, estos son compuestos sintéticos que imitan las piretrinas de las plantas, bloquean los canales de sodio en el sistema nervioso de los insectos, provocando parálisis y muerte rápida. - Utilizar difusores eléctricos, algunos funcionan con líquidos, pastillas o gel cuyos principios activos pertenecen al grupo de los piretroides. Tratamiento específico: Vacunas antialérgicas: se están experimentando; el extracto de saliva de mosquito no se ha estandarizado. Con extracto del cuerpo del mosquito; se ha probado en niños y adultos obteniéndose buenos resultados, pero con otros efectos adversos, por lo que no se lo aplica en la clínica diaria, quizás en un futuro no lejano,

pueda hacerse.

Control de vectores El control de vectores, permite la reducción o interrupción en la transmisión de enfermedades, disminuyendo la presencia de los vectores en el ámbito domiciliario y peridomiciliario, y el contacto con las personas. Para lograr una cobertura efectiva es necesario conocer la biología y distribución de los mosquitos, las zonas de alta densidad de infestación, su comportamiento y reproducción, con sus períodos de crecimiento poblacional, sitios de cría, los hospedadores que las hembras eligen para alimentarse, según prefiera sangre humana (antropofilia) o sangre animal (zoofilia). Los que prefieren sangre humana, son mejores transmisores. Conocer sus ciclos vitales, la frecuencia con que se alimentan y período del día en que lo hacen; los vectores más eficaces pican a mitad de la noche, cuando las personas duermen profundamente y no pueden defenderse. Los que pican al atardecer o al alba pueden causar mayores molestias al hospedero humano y este puede defenderse más eficazmente. Descubrir sus puntos vulnerables, sobre los cuales poder actuar desarrollando estrategias para controlarlos y prevenir las enfermedades que puedan transmitir. Se deben tomar medidas de vigilancia sanitaria para evitar la acumulación de aguas en los lugares públicos y en las viviendas (neumáticos, maceteros, jarrones, recipientes en general), frenando la reproducción del mosquito. Se lo combate desde distintas facetas de su ciclo biológico; a través de la limpieza de canales se destruyen las puestas de huevos, cada puesta de Culex es de 200 huevos. Se ataca a las larvas, para que no lleguen a adultas, colocando en los medios acuáticos donde completan su ciclo, peces (Gambusias, peces de colores), o larvas de insectos (Ditiscos, libelulas), para que se alimenten de dichas larvas. Hay oros métodos que no son


aconsejables, como disecar los hábitats o cubrirlos con sustancias aceitosas o petróleo, pues destruirían también a los demás organismos, animales o vegetales del lugar.

Mosquitos transgénicos La idea de crear mosquitos estériles para combatir plagas, no es nueva, pero si el método para conseguirlos. En la década del ’50 se los irradiaba, pero estos los debilitaba y las hembras prefieren a los machos mas vitales. Un laboratorio británico perteneciente a la empresa Oxitec, mediante una compleja ingeniería genética, ha manipulado mosquitos para que sus crías no sobrevivan; las pruebas realizadas en las Islas Caimán y en Malasia, han dado buenos resultados. Después de estos intentos Brasil lanza el proyecto y suelta machos modificados genéticamente, estos fueron tratados por científicos de la Universidad de Sao Pablo. Estos mosquitos transmiten un gen letal que hace que la larva no sobreviva, son criados en laboratorio y reciben un antibiótico, la tetraciclina, que les permite tolerar la parte “extraña” de ADN que recibieron, pero en un ambiente natural carecen de él. Luego de aparearse, mueren a los pocos días pero como son estériles el gen no se propaga y no se cruza con otras

especies. Los mosquitos son liberados en zonas donde el Aedes aegypti es endémico, se trata de reducir las poblaciones hasta que no queden transmisores de enfermedades como el Dengue. La suelta se realizó en dos barrios de Bahía y luego de seis meses se constató que la población de mosquitos disminuyó en un 90%. Científicos panameños del Instituto Conmemorativo Gorgas, trabajan también en este proyecto, junto a la empresa inglesa Oxitec. Los ecologistas tienen sus reticencias en cuanto a este método, se cuestionan qué es lo que pasaría si uno de estos mosquitos modificados pica al humano; pero solo se modifican machos y estos no son hematófagos, no pican. También se preguntan qué pasaría si estos mosquitos son comidos por otros animales y entran en la cadena trófica. Camilo Rodríguez Beltrán, investigador de la Universidad de Desarrollo, en Chile sostiene que cierta cantidad de mosquitos va a sobrevivir y algunos pueden ser hembras que transmitan el dengue. Habría una nueva población de Aedes aegypti modificados en los ecosistemas y se desconoce el impacto que tendría en el entorno. Los promotores del ensayo insisten en que los riesgos son mínimos, y los beneficios, muchos.

a: Mosquito Culex sp. b: Postura de pose c: Ochlerotatus albifasciatus

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Bibliografía Fauna Argentina. (2011). Los Dípteros. Centro Editor de América Latina. N° 116, julio. Agencia CyTA. Instituto Leloir. (2010). Nuevas especies de mosquito en la Argentina. Consultado el 7 de marzo de 2013. de http:// www.edicionesmedicas.com.ar/Articulos/Sobre_Argentina/Nuevas_especies_de_mosquitos_en_Argentina. ROSSI, Gustavo; LESTANI, Eduardo A. y D’ORIA, J. Martín. (2006). Nuevos registros y Distribución de mosquitos en la Argentina. Díptera: culicidae Rev. Soc. Entomológica Argentina 65 (3-4): 51-56 de http:// www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S0373 56802006000200008&script=sci_arttext WALTER R. Almirón. Mosquitos de interés médico y veterinario en Argentina (Dic.1003/ Ene 2004) de Ciencia y Tecnologia. Vol. II, No. 4. Consultado el 21 de mayo de 2013 de http://www.covetcba.com.ar/verarticulo. asp?id=1433 RODRIGUEZ, M. H.; ULLOA GARCÍA, A.; RAMSEY, J. M. y J.M. Y WILLOQUET (Ed.). (2008). Manual para la vigilancia y el control del paludismo en Mesoamérica. Cuernavaca. Morelos, México. Instituto Nacional de Salud Pública. Consultado el 17 de mayo de 2013 de http://new.paho.org/mex/ index2.php?option=com_docman&task=doc_ view&gid=357&Itemid=329 ROSSI, Gustavo C. y ALMIRÓN, Walter. (2012). Clave ilustrada para la identificación de larvas de mosquitos de interés sanitario, encontrados en criaderos artificiales en la Argentina. Centro de Investigaciones entomológicas de Córdoba, Fac. de Cs. Exactas, Físicas y naturales – Universidad nacional de Córdoba. Consultado el 30 de marzo de 2013 de http:// www.fumigacionycontrol.com.ar/plagas/plagas06.pdf

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LOS gecos Lo VERDAdero y lo falso Lilia del Carmen Flores Prof. de Ciencias Naturales. Conservación - Museo Gallardo

Los gecos son reptiles escamosos, pertenecen a la clase Reptilia, al orden Squamata y a la familia Gekkonidae. Se encuentran en regiones de clima templado y tropical; a nivel mundial, abarcan 1.050 especies “conocidas”, distribuidas en cinco subfamilias: Aeluroscalabotinae, Eublepharinae, Gekkoninae, Teratoscincinae, Diplodactylinae; y alrededor de 97 géneros.


Lepidodactylus lugubris


Se los conoce tambien con el nombre de salamanquesas, se distinguen de otros lagartos, porque emiten sonidos agudos, como chirridos (vocalización) mediante los cuales interactúan con otros gecos. Dichos sonidos varían según la edad, el sexo y la circunstancia en que se emiten, pueden significar sumisión, alerta ante una amenaza, o ser de carácter territorial en los machos. Son arborícolas, también se encuentran bajo piedras o rocas; de hábitos nocturnos, sus ojos son grandes, con pupilas verticales lobuladas que permiten una mayor apertura, carecen de párpados, se limpian y humedecen los ojos utilizando su lengua. En las extremidades, muchos de ellos poseen almohadillas que se adhieren a las superficies. En sus dedos presentan unas estructuras similares a pelos microscópicos llamados “setae”, estos pelos terminan en otras estructuras llamadas “espátulas”, que fijan al animal mediante la atracción de cargas eléctricas opuestas, que se dan entre todas las moléculas cuando están muy próximas, lo que se denomina “Fuerzas de Van del Waals”. Esta pequeña fuerza de atracción, multiplicada por los millones de moléculas que allí se hallan, las de las espátulas del geco y las de la superficie a la que se adhiere, les permite subir por superficies lisas, puertas, paredes, vidrios, espejos, y también desplazarse por los techos, pues suelen alojarse en el interior de las viviendas. Los gecos enrollan y desenrollan los dedos, por lo que pegan y despegan los pies hasta 15 veces por segundo, cuando corren. Por lo general su coloración es marrón o gris oscuro, los hay también de colores vistosos y algunos pueden camuflarse con el medio ambiente mutando su color. En caso de amenaza pueden perder la cola, también la regeneran, pero la nueva cola es diferente en color y aspecto. Son totalmente inofensivos, aunque en algunos países asiáticos (Pakistán, Irak, Afganistán, India) se les teme, bajo la creencia de que son venenosos o ponzoñosos, y que pueden causar una muerte instantánea, por su mordedura o por el contacto con sus fluidos corporales. Se alimentan de insectos vivos, como

cucarachas, grillos, polillas, moscas, mosquitos; también comen arañas, lombrices, gusanos en general. Son muy buenos cazadores y muy voraces. Ponen huevos de cáscara dura en número de 3 o 4, dos o cuatro veces por año. En algunas especies se observa “partenogénesis”, o sea que las hembras no necesitan copular para reproducirse. Ejemplo: “geco enlutado”, Lepidodactylus lugubris, abunda en Hawai, probablemente introducido de la Polinesia (Fig. 1). En cuanto al tamaño corporal de los gecos, los hay de muy pocos centímetros (3 a 5 cm), hasta un tamaño mediano (13 cm). En algunas especies se observa dimorfismo sexual, el macho puede tener mayor tamaño que la hembra, o bien presentar un cuello más ancho o con pliegues. En otras especies puede no haber dimorfismo sexual. En cuanto a su tiempo de vida, es mas bien corto, 3 a 4 años si se desarrolla en un medio natural; en cautividad, pueden vivir hasta 12 años.

Gecos mascotas Hay quienes crían gecos como mascotas, acondicionando un terrario bien iluminado, con una temperatura adecuada (25° C a 28° C en el día), dada su condición de animal de “sangre fría”; y con una humedad que oscila entre 60% a 90% según la especie. Los gecos necesitan a diario de la luz solar para recibir los rayos ultravioletas, pues bajo la acción de estos rayos transforma la vitamina D en vitamina D3, de esta manera pueden metabolizarla; la carencia de esta vitamina les provocaría enfermedades como raquitismo y escoliosis. Si la temperatura ambiente oscila entre 20° C y 30° C, es preferible que reciba la luz natural, en su defecto, se puede reemplazar colocando una luz ultravioleta para que pueda asimilar dichos rayos. Una de las especies preferidas como mascota, es el “geco leopardo”, Eublepharis macularius (Fig 2a). Su coloración en estado salvaje es de un fondo amarillento con motas negras, aunque presenta distintas


Fig 1: Lepidodactylus lugubris o “geco enlutado” (Florida Museum of Natural History. Obtenido el 16 de mayo de 2013 de http:// www.flmnh.ufl.edu/herpetology/checklist/lizards.htm). En: http://www.google.com.ar/search?hl=en&gs_rn=9&gs_ri=psy-ab&pq =argentina%2Bgeco+enlutadoo+lepidodactylus+lugubris&cp=10&gs_id=16&xhr=t&q=argentina%2B+lepidodactylus+lugubris& bav=on.2,or.r_qf.&biw=1366&bih=587&bs=1&um=1&ie=UTF-8&tbm=isch&source=og&sa=N&tab=wi&ei=Z4ZuUd78N7La4AOkw IEQ#imgrc=QAwpp-_bNS6yXM%3A%3BKp4g7bR2qpoVnM%3Bhttp%253A%252F%252Fwww.flmnh.ufl.edu%252Fherpetology %252Fchecklist%252Fimages%252Flizard_lepidodactyluslugubris.jpg%3Bhttp%253A%252F%252Fwww.flmnh.ufl.edu%252Fhe rpetology%252Fchecklist%252Flizards.htm%3B700%3B500

fases de color en cautiverio. Este geco está dotado de uñas, carece de “setae”, pudiendo trepar por los troncos de los árboles; no así, subir por las paredes y superficies lisas. Está provisto de párpados móviles, lo que le permite abrir y cerrar los ojos. El macho y la hembra de esta especie, excretan sustancias químicas, como señal para identificarse sexualmente entre si.

Antigüedad de la familia Gekkonidae Esta familia de lagartos aparece en el “Holoceno”, última época del período Cuaternario, de la era Cenozoica, que arranca desde fines del Pleistoceno, hace unos 11.700 años, al retirarse los últimos glaciares de dicha época, y que continúa en la actualidad.

Gecos en la República Argentina Con respecto a las especies de Gekkonidae introducidas en la República Argentina, se puede destacar la especie Hemidactylus mabouia o “geco africano” (Fig 2b), distribuido en la provincia de Misiones. Su color es amarillento con manchas pardas en el dorso y la cola. También se halla la especie Hemidactylus turcicus, conocida como “salamanquesa verrugosa” o “salamanquesa rosada”. Tiene como antecedente el estar muy difundida en Europa, especialmente en la Península Ibérica, pero es oriunda de Asia. En la Argentina se ha distribuido en Capital Federal y provincia de Buenos Aires. Su aspecto es traslúcido, con coloración rosada, blanquecina o amarillenta; puede presentar bandas transversales oscuras, o manchas oscuras en el dorso. En la cola presenta tubérculos puntiagudos, algunos de color contrastante.


El “geco moro” (salamanquesa)(Fig. 3b), que abunda especialmente en las Islas Canarias, España y Grecia; se ha introducido en gran parte de la provincia de Buenos Aires, Argentina. En la naturaleza, se lo halla en rocas y pedregales, también en troncos de árboles. En la ciudad, se instala en techos y paredes de las viviendas. Su coloración es cambiante, según la luz, el sitio donde está y su estado anímico. Su tamaño oscila de 5 cms a 13 cms. Las pupilas son verticales y muy llamativas. Tiene dimorfismo sexual, el macho posee en el cuello un pliegue de color rosado y es más robusto que la hembra. Otra especie, la Tarentola mauritanica, o “salamanquesa común” (Fig. 3a) , abunda en España, es oriunda de Africa; en la Argentina está distribuida en Capital Federal, y en la provincia de Buenos Aires. Su color es pardo, tirando a verduzco. En la provincia de Córdoba, la familia Gekkonidae está representada por el género Homonota, que abarca tres especies: Homonota borelli, Homonota borrida y Homonota whitii. En el resto de la Argentina, este género se hace presente con las especies Homonota audícola, Homonota darwini darwini, Homonota fasciata y Homonota underwoodii.

Estatus de conservación Los gecos ocupan la categoría mundial UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) año 2009: “Preocupación menor”. Como están estrechamente asociados a la vida humana, podrían considerarse a los incendios, como una potencial amenaza para su vida; aparte de la persecución de que son objeto, a raíz de las creencias y supersticiones que existen respecto a ellos. Entre sus depredadores en áreas urbanas, se hallan las lechuzas, por ejemplo la “lechuza de campanario” o Tyto alba, roedores, como ratas y comadrejas, y el gato doméstico.

Importancia de los gecos Son muy útiles al hombre pues lo libera de la presencia de insectos en su vivienda, especialmente de cucarachas, hormigas, polillas, moscas y mosquitos; como así también de otros invertebrados, como arañas, orugas, etc. Son totalmente inofensivos, pudiendo convivir con el hombre, sin alterar su vida, ni invadir sus espacios. A esto se suma que son simpáticas mascotas.


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a: Eublepharis macularius o geco leopardo. Reptarg en: http://www.reptarg.com/foro/viewtopic.php?t=13&p=17. En: http://i247. photobucket.com/albums/gg156/tatu81/IMG_7183.jpg b: Fig. Hemidactylus mabouia. Hans Hillewaert, 22 mayo 2006. Reproducción bajo licencia Creative Commons. En: http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Hemidactylus_mabouia_(Dominica).jpg


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a: “Salamanquesa común”. Naturaleza aragonesa en: http://www.naturalezaaragonesa.com/2012/06/la-salamanquesacomun-tarentola.html. En> http://3.bp.blogspot.com/-fvvBC2Ayi0k/T92qnBisTAI/AAAAAAAAA6g/rUW-O_BoXoI/s1600/ Salamanquesa+com%C3%BAn+2.JPG b: Geco moro. Naturaleza y cultura en http://naturalezayculturaargentina.blogspot.com.ar/2011/11/pequeno-dragon-invasor. html. En: http://4.bp.blogspot.com/-kggCIz4-rG4/TtBPeHPbNBI/AAAAAAAAFTg/T2qQXRznNU8/s1600/DSCF9741.JPG


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CRUCIGRAMA Horizontales: 1- Según Bourdieu; lo social inscripto en el cuerpo. 2- Imagen que se forma en la mente e un investigador al seleccionar su objeto de estudio. 3- Forma de comunicación oral o escrita que expresa un sistema social de pensamiento o ideas. 4- Método de investigación que trabaja construyendo “provincias de sentido” 5- Sistema formal de dominancia lógico deductivo que intenta explicar procesos específicos e la realidad. 6- Conjunto de condiciones de producción de un mensaje: quién lo emite, para quién, cuándo, dónde. 7- Modo lógico de mayor frecuencia de uso pero escasamente mencionado. 8- Fraccionamiento con o sin intención del análisis de la realidad. 9- Membrana coloreada y circular que separa la cámara anterior y posterior del ojo. 10- Lógico norteamericano que introdujo el concepto de terceridad en el análisis del discurso. 11- Apellido del físico a través del cual toma fuerza el concepto de paradigma. 12- Factor o característica que puede variar en un determinado grupo de individuos o hechos, especialmente cuando se analizan para una investigación o un experimento 13- Modalidad de organización de los datos relevados en una investigación. 14- Hipótesis que considera que la vida se fomenta y mantiene condiciones adecuadas para sí misma modificando el entorno. La biósfera opera como un todo coherente 15- Dícese de conocimientos que interfieren en la capacidad cognitiva.

Verticales: a- Conjunto de ideas que, oscureciendo la razón, dan explicación de determinada forma de vivir o de pensar. b- Término utilizado por el filósofo posestructuralista Jacques Derrida para el análisis de conceptos c- Medida de mayor extensión del tiempo geológico. d- Operación por la cual un investigador intenta que su objeto formal coincida con el real. e- Cuarto nivel en la cadena trófica. f- Secuencia ordenada de nucleótidos en la molécula de ADN. (Según Pearce (2006) es definible como una región localizable de genómica secuencia, correspondiente a una unidad de herencia, que está asociada con regiones reguladoras, regiones transcritas, y otras regiones de la secuencia o funcionales). g- Titulación correspondiente al escrito sobre los orígenes del pueblo maya-quiché. h- Autor que profundiza la búsqueda de un criterio de demarcación entre las preposiciones científicas de las que no lo son. i- Período geológico de desaparición de los dinosaurios. j- Unión estable de significado y significante. k- Apellido del conocido autor de los axiomas de la comunicación. l- Estrella tipo C2 en nuestro sistema solar.


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Ministerio de Innovación y Cultura Museo Provincial de Ciencias Naturales “Dr. Ángel Gallardo” Ministra de Innovación y Cultura María de los Ángeles Gonzalez Secretario de Producciones, Industrias y Servicios Culturales Pedro Cantini Coordinador Museo Provincial de Ciencias Naturales “Dr. Ángel Gallardo” Sebastián Bosch Directora Editorial Revista Ciencia Crítica María del Carmen Diaz Coordinación Área Museografía Mario Amatiello

Ésta publicación fue impresa en Xanto conceptos gráficos, durante el mes de Abril del 2015 en la Ciudad de Rosario.




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