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Agradecimientos Por Victoria Noorthoorn —p
Agradecimientos
El repentino cierre de puertas del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires el 19 de marzo del 2020, a causa de la pandemia de COVID-19, marcó el advenimiento de una nueva etapa en su historia, que se inició a partir de un veloz diagnóstico: era necesario comunicar a la sociedad que, en los últimos siete años, esta institución se había transformado en mucho más que una casa-vidriera de exposiciones. En marzo de 2020, ya era un espacio de investigación permanente, creador de contenidos de excelencia en los ámbitos de la historia del arte, la conservación, la curaduría, la producción y reconstrucción de obras de arte, la edición de libros. Era también un museo activo en la sociedad, que desplegaba una amplia red de vínculos con instituciones educativas, instituciones de salud, fundaciones y ONGs dedicadas a personas con discapacidad y a personas en el espectro autista, y con las más diversas organizaciones sociales, tanto públicas como privadas. Esta usina de investigación y creación ya estaba preparada para apoyar a las comunidades artísticas y educativas con las cuales interactúa cotidianamente con el objetivo de dar respuestas concretas desde el arte al público general y ofrecer refugio espiritual y simbólico a una sociedad en crisis. El trabajo fundacional estaba hecho, los profesionales estaban preparados y solo teníamos que articular con contundencia un abanico de ofertas concretas y accesibles. De cara al desafío, reconocimos rápidamente nuestras falencias: la institución no reflejaba toda su dimensión en sus plataformas digitales. Además, había que coordinar, motivar y proteger a un equipo de 130 profesionales sensibilizados por el aislamiento, que
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trabajaban en modo remoto. También recordamos nuestras convicciones: el arte es una herramienta para sensibilizar al ser humano y transformar el mundo, y el artista es un poderoso agente de cambio capaz de concebir las transformaciones necesarias para procurar una vida económica y social mejor.
Decidimos generar una reflexión sensible en medio de la crisis y la incertidumbre, para lo cual convocamos a artistas de las más diversas disciplinas a elaborar respuestas desde el arte sobre aquello que estábamos viviendo en aquel presente inimaginable. Asimismo, buscamos activar estrategias de apoyo económico concreto para las comunidades artísticas, intelectuales y educativas a las que la crisis afectaba profundamente. El programa que lanzamos el 6 de abril de 2020, #MuseoModernoEnCasa, fue pensado como un archivo del presente, con la misión de comunicar y difundir en tiempo real contenidos, ideas y obras que las comunidades artísticas y educativas creaban respondiendo a nuestra invitación de reflexionar sobre tópicos, ideas y situaciones que pudimos identificar como urgentes. A través de este programa convocamos —y pagamos los encargos con fondos que recaudamos especialmente a tal efecto— a más de 400 artistas, escritores, actores, músicos e intelectuales, no solo para compartir sus reflexiones y concebir talleres, cursos, acciones y debates, sino también para desarrollar contenidos artísticos y crear lo que podríamos conceptualizar como un nuevo género de contenidos nativos, generadores de una comunicación más directa y una mayor participación e interacción con los diversos públicos. Buscamos responder a las vivencias y experiencias de la nueva coyuntura: el encierro, las pantallas, la alteración del tiempo, la crisis ambiental, la exacerbación de los racismos y la discriminación, la necesidad de silencio, los vínculos entre arte y salud, y entre arte y comunidad fueron algunos de los más de 25 programas de contenidos digitales que desarrollamos desde entonces.
El 2020 fue, entonces, un año signado por la confianza: confianza del Museo Moderno en los artistas argentinos y en la importancia de comunicar las ideas y propuestas de la comunidad artística ante una vivencia de crisis, y confianza de cada uno de los 400 artistas en nuestra institución, cuyos profesionales se dedicaron a sostener, producir, financiar y difundir cada idea y cada proyecto. La tarea fue titánica, el resultado inimaginable, con más de ocho millones de personas activamente involucradas en los contenidos del Museo Moderno. Fue una gran alegría notar que, gracias al universo digital, las paredes físicas de nuestro museo se volvían porosas, permeables, y que nos expandíamos cada vez más por todo el país.
Fue en este contexto de hazañas, de confianza y de agradecimiento que se gestó, entre agosto y septiembre del 2020, el germen de la exposición Adentro no hay más que una morada, que este libro retrata. Desde los equipos de Dirección y Curaduría, pensamos en una exposición que pudiese dar visibilidad a la enorme producción que sucedía puertas adentro de los talleres a lo largo y a lo ancho de nuestro país. Nos dedicamos a pensar una exposición imaginaria que pudiese decir “¡Gracias!” y otorgar a los artistas que nos habían apoyado ante el cierre del museo el espacio para poder compartir sus obras con el público en nuestras salas del barrio de San Telmo.
Con una generosidad y coraje inigualables, la curadora Alejandra Aguado tomó las riendas del proyecto y se lanzó a una investigación exhaustiva vía Zoom con cientos de artistas de todo el país. Finalmente, eligió a treinta y cuatro artistas argentinos, con quienes realizó un seguimiento de los procesos creativos y constructivos de las obras, y, más adelante, trabajó junto al equipo de Producción del museo en su producción y montaje.
Adentro no hay más que una morada es una exhibición colectiva que reúne el trabajo reciente de artistas que provienen de distintas regiones de la Argentina, en cuyas obras se manifiesta la voluntad de canalizar y potenciar el vínculo personal con el entorno —sea este material, intangible o incluso espiritual. En todos los casos, se trata de artistas jóvenes y de obras mayormente producidas durante los últimos años, es decir, atravesadas por la experiencia de la pandemia y el aislamiento. Es un conjunto variado y enriquecedor que nos abre las puertas al mundo propio de cada artista, pero también nos deja entrever el contexto del que provienen, cómo ellos afectan ese entorno y cómo se dejan afectar por él. Los saberes heredados, aprendidos o intuidos y el manejo de la tecnología se entrecruzan en nuevos y personalísimos mundos plásticos; los rasgos particulares de este momento histórico dejan expuesto lo más simple y cotidiano, y el trabajo desarrollado en soledad demuestra ser parte de un enorme tejido comunitario que nos afecta a todos.
Es por esto que quiero brindar mi más especial agradecimiento, en primer lugar, a los treinta y cuatro artistas involucrados en esta exhibición. Es el deseo del Museo Moderno constituirse en una institución referente del arte argentino moderno y contemporáneo, pero sobre todo es su anhelo ser la casa de los artistas argentinos. Por eso les decimos muchísimas gracias por habitar con sus obras nuestras salas y por compartir sus miradas y sus mundos con inmensa generosidad.
Lograr llevar adelante un proyecto participativo y colectivo con artistas de tantas provincias de nuestro país siempre es una tarea difícil. Más desafiante aún fue hacerlo en el contexto de la pandemia, que durante largo tiempo impidió el traslado físico, el contacto personal y, en muchos casos, incluso el encuentro con la materialidad de las obras. Por lograr esta hazaña y liderarla con gran entusiasmo y alegría quiero agradecer especialmente a Alejandra Aguado, curadora de la exhibición. Su cálida y cuidadosa mirada sobre cada obra y su paciencia al llevar adelante innumerables visitas y conversaciones virtuales hicieron posible que el encuentro de todas estas sensibilidades formara un conjunto tan variado como coherente. También agradezco a Clarisa Appendino, asistente curatorial de la exhibición, sin cuya ayuda hubiera sido imposible reunir este inmenso caudal de obras e información, y sostener tan cuidadosa interlocución con los artistas. Mi agradecimiento especial, asimismo, al equipo de Exposiciones Temporarias del museo, que tomó a su cargo la coordinación general de esta exposición desde los más diversos puntos del país: gracias Micaela Bendersky, Paula Pellejero y Giuliana Migale Rocco.
Asimismo, dentro del equipo del museo, agradezco a Iván Rösler, Almendra Vilela, Agustina Vizcarra, Gonzalo Silva, Rocío Englender y Manuel Maquirriain, por su enorme dedicación para lograr un diseño de montaje perfecto para el conjunto y para cada obra seleccionada, y a Leo Ocello por coordinar el montaje junto a su equipo: Fernando Súcari, Germán Sandoval y Andrés Martínez. También a Guillermo Carrasco, Soledad Manrique, Claudio Bajerski y Jorge López del equipo de técnica. Sin el trabajo incansable de cada uno de ellos para superar los múltiples desafíos impuestos por la pandemia, hubiera sido imposible materializar y llevar a buen puerto esta exhibición.
Nos parece fundamental poner a disposición del público este libro en el que hemos querido no solo documentar las obras que formaron parte de la exhibición, sino también dialogar con ellas a través de un texto literario. Agradezco enormemente, en este sentido, la poética prosa de Federico Falco, que se suma a estas páginas. También a todo el equipo editorial del Museo Moderno por el comprometido trabajo para que esta publicación encuentre su forma y vea la luz. Su trabajo sensible y atento fue también fundamental en el desarrollo de la exposición al permitirnos encontrar, como en cada ocasión, las palabras justas para comunicarla a nuestro público.
Esta y todas las exposiciones que el museo presenta al público no serían posibles sin el apoyo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Agradecemos profundamente a Horacio Rodríguez Larreta, Jefe de Gobierno, y a Enrique Avogadro, Ministro de Cultura, por su apoyo incondicional en una etapa tan compleja y crítica como lo fue la que debimos atravesar durante los últimos dos años. Mi sincero agradecimiento, sobre todo por sostener al gran equipo de profesionales del museo, asegurando los puestos de trabajo y honrando de esta manera el saber y la experiencia de una institución que ha logrado posicionarse en un nivel de excelencia tanto a nivel nacional como internacional.
Agradezco al gran equipo del Museo Moderno por su fundamental entrega, su infinito compromiso por la excelencia y su sorprendente generosidad, todas características que nos permiten construir, juntos y todos los días, una gran institución cultural a partir de valores y a través de acciones que contribuyen a afirmar la relevancia del museo como un agente fundamental de la comunidad, capaz de impartir salud y bienestar, y de señalar a través del arte posibles caminos para una mejor vida en sociedad.
Asimismo, extiendo las gracias a nuestra Asociación Amigos y a su Comisión Directiva, que se comprometen con los proyectos que proponemos todos los días para hacer del Moderno una institución inclusiva, federal y accesible, y por sostener su compromiso y entusiasmo durante tiempos más que desafiantes.
Deseo expresar nuestro profundo reconocimiento al Banco Supervielle, al Estudio Azcuy y a la Fundación Medifé, nuestros aliados estratégicos, que colaboran generosa e incansablemente con nuestra gestión. También agradezco el apoyo de la Fundación Banco Ciudad y del Grupo Teka, y de nuestros colaboradores estratégicos, Flow, Plavicon y Fundación Andreani.
Para este proyecto contamos también con la importante colaboración de las galerías Constitución, El Gran Vidrio, Nora Fisch, Fuga, Intemperie, Isla Flotante, Moria, Piedras, Selvanegra y Alberto Sendrós, que, en su calidad de representantes de varios de los artistas, han facilitado un sinnúmero de gestiones e información, y de una gran cantidad de coleccionistas privados; a todos ellos, muchísimas gracias.
Finalmente, agradezco muy especialmente al público que se acerca al museo de distintas maneras y desde distintos lugares, ya que son el motor de nuestra tarea diaria. Los invito a recorrer estas páginas y nuestras salas a través de todas sus plataformas. Es nuestro deseo que los proyectos del Museo Moderno lleguen a cada uno de ustedes, que se involucren con ellos y los adopten como propios.