LA DOBLE DIMENSIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL EN EL IMPULSO DE PROCESOS DE DESARROLLO TERRITORIAL
Elías Zamora Acosta
Pensar el patrimonio cultural en términos de su potencial contribución al impulso de procesos de desarrollo del territorio hace necesario objetivar ambos conceptos. Esto es, de un lado, hacer explícito de qué hablamos cuando hablamos de patrimonio, a qué aspectos el mundo nos estamos refiriendo y cuáles son sus características. Por otra parte, es preciso asimismo definir qué queremos decir cuando decimos desarrollo y cuáles son los caminos precisos que se habrían de seguir para alcanzarlo (si hubiera una meta a la que llegar). Sólo de este modo podremos pensar qué relación puede existir entre uno y otro, cómo puede utilizarse el patrimonio en la implementación de los procesos de desarrollo y, después, qué lugar podrían ocupar los museos locales en ese escenario.
1. SOBRE QUÉ ES EL PATRIMONIO Hablar de patrimonio es hablar de lo que se posee, de la hacienda y bienes –espirituales o materiales, muebles o inmuebles– de una persona, de una familia o de un grupo. Fundamentalmente el concepto se refiere a los bienes que son heredados tal como es el sentido etimológico del término cuyo origen latino es la palabra patrimonium, lo que se hereda del padre, y que es el principal sentido de la palabra en las lenguas romances. Por extensión, y principalmente en el sentido económico, también puede referirse a los bienes que son adquiridos o producidos por los individuos o los grupos, y que pasan a formar parte de su riqueza y de la que legarán a sus descendientes. a) Definición canónica: i. La Ley del Patrimonio Histórico Español de 1985: El patrimonio etnográfico o cultural –una de las partes del Patrimonio Histórico Español– está formado por ̶
«los bienes muebles e inmuebles y los conocimientos y actividades que son o han sido expresión relevante de la cultura tradicional del pueblo español en sus aspectos materiales, sociales o espirituales»; 1