CÓDICE
Boletín Científico y Cultural del Museo Universitario. Universidad de Antioquia. Año 16 Nº 28, diciembre 2015
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Boletín Científico y Cultural del Museo Universitario. Universidad de Antioquia. Año 16 Nº 28, diciembre 2015
LOS MUSEOS UNIVERSITARIOS Santiago Ortiz Aristizábal
Director Museo Universidad de Antioquia
I
Un Museo Universitario es un museo que hace parte de una institución de educación superior, por tanto, vela por la salvaguardia, protección, recuperación, conservación y divulgación de los bienes bajo su custodia, contribuyendo a la promoción de las diferentes actividades científicas, pedagógicas y culturales de la institución de la cual hace parte. Es importante tener en cuenta que estos museos y colecciones universitarias se formaron para cumplir con las funciones propias de la universidad: la docencia, la investigación y la extensión. Para el caso de la Universidad de Antioquia, en su Estatuto General, Acuerdo Superior 1 de 1994, se establece que: La razón para la existencia de la Universidad es el desarrollo de la vida académica, y en ésta la investigación y la docencia constituyen los ejes; ambas actividades se articulan con la extensión
para lograr objetivos institucionales de carácter académico o social. Además, la misión propone que: La Universidad de Antioquia, patrimonio científico cultural, es histórico de la comunidad antioqueña y nacional, es una institución estatal que desarrolla el servicio público de la educación estatal con criterios de excelencia académica, ética y responsabilidad social. En ejercicio de la autonomía universitaria, de las libertades de enseñanza, aprendizaje, investigación y cátedra que garantiza la Constitución Política, y abierta a todas la corrientes del pensamiento, cumple, mediante la investigación, la docencia y la extensión, la misión de actuar como centro de creación, preservación, transmisión y difusión del conocimiento y de la cultura.
En el mismo Acuerdo Superior, en su Estatuto General, Artículo 15, dice que la extensión: expresa la relación permanente y directa que la Universidad tiene con la sociedad, opera en doble sentido, de proyección de la institución en la sociedad y de ésta en aquella; se realiza por medio de procesos y programas de interacción con diversos sectores y actores sociales, expresados en actividades artísticas, científicas, técnicas, tecnológicas, de consultorías, asesorías, interventorías y de programas destinados a la difusión de las artes, los conocimientos y al intercambio de experiencias y de apoyo financiero a la tarea universitaria. Luego, en el Acuerdo Superior 124 de 1997, dice que la Misión de la Extensión es: propiciar y mantener la relación de la Universidad con su entorno cultural. En la cultura se integran las artes, las letras, las ciencias, las tecnologías, las prácticas cotidianas, las formas institucionales y las prácticas simbólicas e imaginarias. De otro lado, la Universidad, mediante Resolución Rectoral 24811 del 5 de septiembre de 2008, crea la Red de Cultura, escenario establecido para integrar los procesos correspondientes con las dinámicas culturales de nuestra institución. Se establece como un espacio que concentra, articula, dialoga y proyecta los esfuerzos colectivos en materia de cultura, en consonancia con las normas universitarias. De la Red es importante resaltar el compromiso de compartir experiencias solidarias para el fortalecimiento de los objetivos que busca la Universidad, con una visión amplia de los factores culturales que rodean el campo educativo a nivel institucional, local, regional y nacional. De manera interdisciplinaria, las unidades académicas y administrativas se agrupan en nodos, conformados de acuerdo con la afinidad misional y sus propósitos organizacionales:
• Nodo Lectura, Libro, Literatura y Bibliotecas – Sistema de Bibliotecas • Nodo Comunicaciones y Cultura – Facultad de Comunicaciones • Nodo Formación Cultural y Fomento a la Creación Cultural – Facultad de Artes • Nodo Investigación Cultural – Instituto de Estudios Regionales - INER • Nodo Patrimonio y Memorias – Museo Universdidad de Antioquia MUUA • Nodo de Interculturalidad – Escuela de Idiomas Así, el Nodo de Patrimonio y Memorias articula unidades académicas, administrativas, y los programas que desarrollan actividades relacionadas con la memoria y los patrimonios culturales bajo la custodia de la Universidad. Tiene como función asesorar a la institución, por medio de la Red de Cultura, en la formulación y ejecución de políticas institucionales, y en el diseño de planes, programas, proyectos y actividades que permitan la conservación, salvaguardia, valoración, reconocimiento, estudio, divulgación y difusión de la memoria y del patrimonio cultural. Así mismo, coordina, articula, promueve y contribuye a la consolidación de los esfuerzos institucionales relacionados con el patrimonio y la memoria cultural, en sus diversas manifestaciones. Este nodo está conformado por: • Sistema de Bibliotecas • Archivo Histórico • Herbario • Serpentario • Fondo de Investigación y Documentación de Músicas Regionales – Facultad de Artes • Grupos culturales, Patrimonio Inmaterial de la Dirección de Bienestar Universitario • Fonoteca – Emisora Cultural • Colecciones Zoológicas (Limnológica, Estuarina y Marina, Entomológica, Ictiológica, Teriológica, Museo de Herpetología) • Corporación Académico Ambiental • Departamento de Extensión Cultural
• Banda sinfónica – Facultad de Artes • Museo Universitario – Coordinador del Nodo • Demás dependencias que se vinculan a los procesos de consolidación del Nodo En este sentido, desde la Biología, la Antropología, la Historia y las artes, se trenzan los esfuerzos institucionales en materia de cultura, para fortalecer los procesos existentes y estimular la creación y el disfrute de los espacios interculturales. Los museos cumplen un papel fundamental: participar en la promoción de la actividad cultural en cualquier institución de educación superior. De hecho, los museos son el instrumento más efectivo con que cuentan las universidades para promover la cultura en el sentido más amplio del término y llevarla a la comunidad en general. El ambiente del museo, las colecciones que posee, las exhibiciones que presenta y las visitas guiadas, talleres, conferencias, seminarios y cursos; las observaciones y demostraciones que en él pueden tener lugar, proyectan la universidad a la comunidad y promueven su cultura. Es importante tener en cuenta que a nivel internacional existe un Comité especializado, dedicado a las colecciones y museos universitarios, el UMAC (University Museums and Collections). Así, los museos universitarios adquieren una cierta especificidad dentro del panorama general, al crearse este órgano dentro del ICOM (International Council of Museums), el cual va dirigido a agrupar estos museos y propiciar acciones comunes. La Resolución UMAC, relacionada con los Museos y Colecciones Comité de la Universidad, en su cesión del 14 de agosto de 2013, en la Reunión trienal del ICOM en Río de Janeiro, Brasil, considera que: 1. Las colecciones en poder de las universidades a nivel internacional son una parte importante de la Universidad y Patrimonio de la Humanidad.
2. Estas colecciones son insustituibles y no deben ser tratadas simplemente como fungible: activos financieros de la universidad que pueden ser eliminados para cumplir necesidades financieras. Por Consiguiente: 1. Estas colecciones deben ser valoradas por el papel que pueden desempeñar en la preservación de la historia de las universidades y por el papel que pueden desempeñar en la enseñanza actual y la investigación en las universidades, así como para la educación del público. 2. Si una colección debe eliminarse por cualquier razón, se debe hacer acorde con los estándares profesionales de los museos y las disciplinas que se trate. Cualquier disposición de colección por una universidad debe hacerse en consulta y en la asesoría de los expertos responsables de la colección. 3. Es responsabilidad de una universidad proporcionar protección adecuada a las olecciones que mantiene en fideicomiso para sus estudiantes, profesores y la comunidad mundial, ahora y en el futuro1. Entonces, la UMAC es un foro que acoge a personas e instituciones que trabajan en, o asociada con, museos académicos, galerías y colecciones, incluyendo herbarios y jardines botánicos, entre otros. Y está relacionada con el papel de las colecciones dentro de las instituciones de educación superior y las comunidades a las que sirven. Proporciona a sus miembros un foro que posibilita identificar oportunidades de asociación relativos a los recursos en las colecciones, compartir conocimientos y experiencias, y mejorar el acceso a ellas. Su objetivo fundamental es proteger el patrimonio bajo la custodia de las universidades.
https://translate.google.com.co/translate?hl=es&sl=en&u=http://publicus.culture.hu-berlin.de/umac/&prev=search
1
De otro lado, en el marco de la I Cátedra Latinoamericana de Museología y Gestión del Patrimonio Cultural, realizada por la Universidad Nacional de Colombia - sede Bogotá-, en el año 2007, se adelantó la mesa de trabajo “Criterios, construcción de una Red Latinoamericana de Museos Universitarios”, en cuyo documento de discusión se planteó la decisión de establecer la Red Latinoamericana de Museos Universitarios, cuyo objetivo general es: “Contribuir al fortalecimiento, intercambio y activa cooperación entre los centros de proyectos y programas de gestión del patrimonio cultural en América Latina”2. Entre sus objetivos específicos se plantea: • Elevar la excelencia cultural y la calidad de los centros y programas • Identificar y proponer áreas, programas, proyectos y actividades de cooperación regional • Difundir los programas en los centros de decisiones y participar en las esferas nacionales y regionales de toma de decisiones • Estudiar los problemas y perspectivas de los centros de proyectos y programas de gestión del patrimonio cultural y buscar alternativas de solución • Incrementar el número de centros de proyectos y programas y ampliar la cobertura geográfica • Contribuir a la formación y capacitación del personal técnico de los centros de proyectos y programas • Apoyar el diseño, producción e intercambio de materiales • Contribuir a la elaboración, edición y publicación de documentos sobre gestión del patrimonio cultural • Apoyar el funcionamiento de bases de datos3
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Aunque aún no se ha concretado la propuesta, se sigue trabajando en su consolidación. Finalmente, desde el programa Fortalecimiento de Museos del Ministerio de Cultura, se constituyó el Nodo Museos Universitarios, cuyo representante tiene un asiento en la Mesa Nacional de Museos. Desde el Nodo de Museos Universitarios, cuya coordinación adelanta la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, a través del Sistema de Museos y Patrimonio Cultural, se viene adelantando un encuentro para la segunda semana del mes de abril de 2016, con el interés de visibilizar el sector de los museos universitarios del país, dando salida a una vieja y anhelada propuesta: conformar una Red de Museos de instituciones de educación superior que permita visibilizarnos a nivel nacional como un sector fortalecido dentro del panorama museal del país. Surge entonces la iniciativa de organizar y promover este primer encuentro, de manera que podamos conocernos, organizarnos y concertar un plan de trabajo conjunto que responda a los ejes misionales de nuestras instituciones: docencia, investigación y extensión.
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BOLETÍN CIENTÍFICO Y CULTURAL DEL MUSEO UNIVERSITARIO UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA Año 16 Nº 28, diciembre de 2015 ISSN 1692-3766 Edición semestral Medellín - Colombia Certificado de registro de la Superintendencia de Industria y Comercio 275275
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA Mauricio Alviar Ramírez / RECTOR José Edinson Aedo Cobo / VICERRECTORA DE EXTENSIÓN Santiago Ortiz Aristizábal / DIRECTOR CÓDICE Y MUSEO UNIVERSITARIO Nelfa Yulisa Palacios Cuesta / COORDINADOR CÓDICE Y OFICINA DE COMUNICACIONES MUUA COMITÉ EDITORIAL Santiago Ortiz Aristizábal / Museo Universitario de la Universidad de Antioquia, Colombia. Oscar Roldan Álzate / Departamento de Extensión Cultural Universidad de Antioquia, Colombia. Luis Germán Sierra Jaramillo / Sistema de Bibliotecas de la Universidad de Antioquia, Colombia. Lázaro Mesa Montoya / Museo de Ciencias Naturales de La Salle, Colombia. Nelfa Yulisa Palacios Cuesta / Museo Universitario de la Universidad de Antioquia, Colombia. Nelfa Yulisa Palacios Cuesta / COORDINADOR EDITORIAL Laura Jaramillo Salazar, Brian Stivens Duque Areiza / ASISTENTES DE EDICIÓN Víctor Manuel Aristizábal Giraldo / DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN Anngy Daniela López Jiménez / ILUSTRACIÓN ENTRADILLA ARTÍCULO LA VIDA SECRETA DE LOS MUSEOS UNIVERSITARIOS Jennifer Bergaño Arenas / DISEÑO DE ENTRADILLAS PORTADA Y CONTRAPORTADA Unidad Costa Pacífica - Tumaco, Sala de larga duración Graciliano Arcila Vélez Colección de Antropología - MUUA PORTADA INTERIOR Y CONTRAPORTADA INTERIOR Unidad Amazonía-Orinoquía Sala de larga duración Graciliano Arcila Vélez Colección de Antropología, MUUA IMPRESIÓN LYS Comunicación Gráfica www.lyscomunicaciongrafica.com
CÓDICE Universidad de Antioquia, Ciudad Universitaria, Museo Universitario, Calle 67 N° 53 - 108, Bloque 15, Medellín, Colombia. Teléfono: (5)(74) 219 51 87, fax: (5)(74) 219 11 86 http://museo.udea.edu.co - comunicacionesmuseo@udea.edu.co
Las ideas y opiniones contenidas en los diferentes artículos son responsabilidad exclusiva de los autores.
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Roberto Lleras Pérez Universidad Externado Academia Colombiana de Historia
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Unidad Costa Pacífica Sala de larga duración Graciliano Arcila Vélez, Colección de Antropología, MUUA
Dos instituciones vagamente relacionadas por su pertenencia común al mundo de la educación y la cultura, confluyen para conformar este particular ente: el museo Universitario. Si la tarea de popularizar la idea de los museos universitarios y establecerlos en los planteles de educación superior se iniciara hoy en día, es probable que no tendría mucho éxito. Pero la historia de cómo se originaron, por qué perduraron y cómo algunos de ellos llegaron a crecer, tiene, en la mayoría de los casos, muchas décadas, y pertenece a unas épocas en las que los factores que incidieron en
la orientación de las universidades y los museos eran distintos o, por lo menos, operaban en una forma diferente. Entre los museos universitarios hay una categoría especial que nos interesa mirar más de cerca: los Museos de Arqueología. Comencemos por examinar cuáles son estos museos y en qué contextos funcionan. En Colombia, los museos universitarios de arqueología son relativamente escasos. De sur a norte, se encuentran los siguientes:
1. Universidad
del Valle
(Museo Arqueológico Julio Cesar Cubillos) mediante el Grupo de Investigación en Arqueología y Diversidad Sociocultural Prehispánica. También se realiza docencia para programas de la universidad. En el campo de la extensión se adelantan exposiciones temporales, publicaciones y eventos científicos.
Museo Arqueológico Julio Cesar Cubillos, Universidad del Valle
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http://museoarqueologico.univalle.edu.co/index.html
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Nace en 1967 como el Centro Regional de Investigación Arqueológica, fruto de un convenio entre Empresas Municipales de Cali y la Universidad del Valle. Actualmente está adscrito a la División de Bibliotecas de la Universidad. El museo tiene una colección de más de 3.000 objetos de cerámica, y otra con 470 conjuntos óseos y dentales. Se realizan investigaciones
2. Universidad
del Quindío
(Centro de Investigaciones Arqueológicas y Museo Quindos)
No hay información disponible actualmente sobre su historia, colecciones, actividades de investigación, docencia y extensión. Por las escasas imágenes disponibles se puede deducir que el museo posee colecciones de cerámica de la región del Cauca Medio, y que realiza exposiciones temporales e investigación.
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http://www.uniquindio.edu.co/publicaciones/ centro_de_investigaciones_arqueologicas_y_museo_quindos_1_pub
Sala Arqueológica Quindos, Universidad del Quindío
Sala Arqueológica Quindos, Universidad del Quindío
Sala Arqueológica Quindos, Universidad del Quindío
3. Universidad
del Tolima
(Museo Antropológico)
http://www.ut.edu.co/academico/index.php/institucional1/facultades-e-instituto-de-educacion-adistancia/facultad-de-ciencias-humanas-y-artes/ unidades-adscritas/museo-antropologico
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Museo Antropológico, Universidad del Tolima
en Arqueología y Patrimonio Regional, GRAPA. También se adelantan labores de docencia, exposiciones temporales y extensión.
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Creado en 1967 por Acuerdo del Consejo Superior de la universidad, el museo está adscrito al Departamento de Ciencias Sociales y Jurídicas, y posee una colección importante de objetos de cerámica, líticos y otros materiales de la región del Tolima y el valle del Río Magdalena. Se han venido adelantando investigaciones en forma continua por más de una década a través del Grupo de Investigación
4.
Universidad de Caldas
(Centro de Museos, Colección de Arqueología)
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La colección de arqueología del museo se formó desde finales del siglo XIX, y fue inicialmente montada en la Sala Quimbaya del Palacio de Bellas Artes por la Sociedad de Mejoras Públicas de Manizales. Desde 1957 la colección está a cargo de la Universidad de Caldas. Hasta la fecha ha tenido varios nombres, y hoy hace parte del Centro de Museos adscrito a la Vicerrectoría de
Proyección Universitaria. Las colecciones incluyen cerca de 5.200 objetos de cerámica, líticos, metalurgia, madera y óseos. Se realizan labores de asesoría y de extensión. http://www.ucaldas.edu.co/museos/index. php?option=com_content&task=view&id=12 &Itemid=13
Centro de Museos, Colección de Arqueología, Universidad de Caldas
Museo de La Salle Bogotá (División de Antropología)
División de Antropología, Museo de La Salle Bogotá
División de Antropología, Museo de La Salle Bogotá
de adquisición. El museo realiza investigaciones, exposiciones temporales y apoya la docencia. http://museo.lasalle.edu.co/index.php/divisiones
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El museo se inició en 1910, con base en sus colecciones de ciencias naturales. No hay datos para la iniciación de la colección de antropología, que cuenta solo con 78 piezas. Tampoco se tienen datos sobre la procedencia de los objetos ni la forma
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6.
Universidad Nacional
(Museo de Historia Natural, Sala 2: Arqueología)
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Se fundó en 1936, y actualmente funciona como Unidad Básica de Gestión Administrativa Independiente, adscrita a la Facultad de Ciencias de la Universidad. Las colecciones de arqueología se comenzaron a formar en la década de 1960, con los objetos recuperados en los proyectos de investigación del poblamiento temprano en la Cordillera Oriental; la respectiva sala se montó en la década de 1970.
El museo en su conjunto ofrece programas pedagógicos, exposiciones temporales y apoyo a la docencia. Por su inserción en el Instituto de Ciencias Naturales, las actividades de investigación son permanentes. http://www.ciencias.unal.edu.co/unciencias/ web/dependencia/?itpad=496&niv=1&itact =751&ti=false&itroot=496&dep=19
Museo de Historia Natural, Sala 2: Arqueología, Universidad Nacional de Colombia
Museo de Historia Natural, Sala 2: Arqueología, Universidad Nacional de Colombia
7.
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (Museo Arqueológico de Tunja)
sedes de Tunja, Sogamoso y Villa de Leyva. En este contexto se hacen exposiciones temporales, se adelantan investigaciones, se conservan los sitios arqueológicos y se apoya la docencia en los diferentes programas de la Universidad.
Museo Arqueológico de Tunja - Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia
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http://www.uptc.edu.co/direccion_extension/ red_museos/
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Hace parte de la Red de Museos que, a su vez, depende de la Dirección de Extensión de la UPTC. Sus colecciones de cerámica, líticos, óseos y metales, provienen de numerosos hallazgos realizados en los predios de la UPTC, sede Tunja. El museo funciona en conjunto con la Unidad de Patrimonio Arqueológico que adelanta el Plan de Manejo del Patrimonio Arqueológico para las
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Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia
(Museo Arqueológico Eliecer Silva Celis)
Se conformó a partir de 1952 con los vestigios arqueológicos rescatados por Eliecer Silva Celis en Sogamoso y otros sitios de la Cordillera Oriental. Depende de la Dirección de Extensión, y hace parte de la Red de Museos de la UPTC. Las colecciones de cerámica, líticos, textiles, madera y metales son considerables; la de momias es la mayor y más importante que existe en el
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país. Adicionalmente, el museo está ubicado en el Parque Arqueológico de Sogamoso, que cuenta con reconstrucciones de viviendas indígenas y del legendario Templo del Sol, todos ellos ubicados en los sitios de excavación originales. http://www.uptc.edu.co/direccion_extension/ red_museos/
Universidad Autónoma de Bucaramanga (Museo de Colecciones Guane)
El museo se inauguró en 2010 con una colección de 847 piezas procedentes de varios municipios de Santander. Administrativamente depende del Centro de Investigación en Ciencias Económicas, Administrativas y Contables de la Universidad. No hay información disponible en red ni publi-
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caciones sobre actividades concretas de investigación y extensión. http://www.unab.edu.co/portal/page/portal/ UNAB/Actualidad-UNAB/Desarrollo?codigono ticia=9&envia=CICE
Universidad Industrial de Santander (Museo Arqueológico del Gran Santander)
El museo fue inaugurado en 2010. Está adscrito a la Escuela de Historia de la UIS. Cuenta con colecciones de cerámica, líticos y textiles de los departamentos de Santander y Norte de Santander, entregadas en tenencia por el ICANH. Se anuncian actividades de investigación y servicios
a la comunidad, pero no se ha podido corroborar su ejecución mediante la información disponible. http://www.uis.edu.co/webUIS/es/academia/ facultades/cienciasHumanas/escuelas/historia/ museoArqueologicoSder.html
Universidad de Antioquia
(Museo Universidad de Antioquia, Sala de Antropología Graciliano Arcila Vélez) conferencias, ciclos de videos, maletas viajeras, visitas, etc. El museo mantiene una publicación periódica (Códice), además de otras publicaciones ocasionales como catálogos, plegables, etc. Hay una convocatoria permanente de estímulos para investigación. También se hacen exposiciones temporales e itinerantes. http://museo.udea.edu.co
Unidad Costa Caribe Sala de larga duración Graciliano Arcila Vélez, Colección de Antropología - MUUA
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El museo se conforma mediante Acuerdo del Consejo Superior de la Universidad en 1970, fusionando los antiguos museos de ciencias naturales y de antropología que databan de 1942 y 1943; posteriormente se agregaron otras dos colecciones. La colección de arqueología tiene más de 20.000 piezas, y la de antropología más de 35.000 de todo el territorio nacional. El museo desarrolla un Diplomado en Museología, avalado por la Facultad de Artes de la Universidad, y además, mantiene una permanente actividad de talleres, conversatorios,
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Universidad del Atlántico (Museo de Antropología)
Los antecedentes del museo se remontan a 1940, cuando la Asamblea Departamental instituye el Museo Atlántico. Desde entonces su desarrollo se entrelaza a la creación y posterior disolución del Instituto Etnológico del Atlántico, y a la creación de la Universidad del Atlántico. Desde 1960 adquiere su actual nombre como dependencia de la universidad adscrita al Departamento de Historia. La colección consta de 704 piezas, muchas de las cuales son el resultado de antiguas investigaciones. Desde 2010 se abrió el laboratorio de arqueología y la ceramoteca. También presta servicios de asesoría, conversatorios, talleres y conferencias.
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http://www.uniatlantico.edu.co/uatlantico/ node/251
Museo de Antropología, Universidad del Atlántico
13. Universidad
del Norte
(Museo Arqueológico de Pueblos Karib)
El actual museo se inauguró en 2013. Su historia se remonta a la década de 1960, con la formación de colecciones de arqueología producto de investigaciones en el Caribe. Estas colecciones comprenden 1.600 objetos de todos los periodos, desde el poblamiento inicial hasta la época republicana. La
actividad de investigación cuenta con la plataforma del Grupo Memorias del Caribe. Se prestan servicios de consultoría en arqueología y museología, así como apoyo a la docencia en la Universidad. http://www.uninorte.edu.co/web/mapuka
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El primer periodo corresponde, en el desarrollo de las disciplinas antropológicas y arqueológicas en Colombia, a una etapa de consolidación y expansión inicial que tuvo mucho empuje y generó resultados fundamentales en la construcción del conocimiento en el país. Es la época en que se crean el Instituto Etnológico Nacional y el Servicio de Arqueología, que luego se fusionarían en el Instituto Colombiano de Antropología. Por entonces, Paul Rivet, pionero de las investigaciones de campo, estaba en plena actividad y había agrupado un entusiasta equipo de jóvenes colombianos que, armados con las herramientas metodológicas de la etnología y la arqueología europeas, recorrían los más recónditos rincones del país generando resultados que se publicarían en las revistas y boletines científicos de entonces (Botero, 2006). Un aspecto muy importante de estas labores fue su marcado carácter descentralizado, lo que permitió que en Nariño, el Cauca, Antioquia, Boyacá y la Costa, se sentaran las bases de los estudios regionales. Otro factor de interés para el tema que nos ocupa es que en algunos casos estas investigaciones arqueológicas resultaron en la recuperación de piezas completas, y en la consecuente formación de colecciones documentadas que generalmente se quedaron en las ciudades principales de las regiones. Algunas de estas colecciones corresponden a las que formaron Gerardo Reichel-Dolmatoff, Carlos Angulo Valdez y Aquiles Escalante, en Santa Marta y Barranquilla; Julio Cesar Cubillos en Cali; Eliecer Silva Celis en Tunja y Sogamoso; Graciliano Arcila Vélez en Medellín; y Gonzalo Correal en Bogotá, entre otras (Lleras, 1985). Las colecciones de arqueología existían, por supuesto, desde mucho antes. La extracción no profesional de objetos ha sido una constante en Colombia desde la Conquista, pero no contribuyó a formar colecciones en el país sino hasta pasada la primera mitad del siglo XIX. Hasta 1800, las piezas de oro o tumbaga se fundían y la cerámica se descartaba. Lentamente se fue formando una conciencia sobre el valor cultural de los objetos indígenas, y las colecciones empezaron a crecer. Fue entonces cuando algunos
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La Universidad del Cauca conformó, a partir de las investigaciones de George Burgl, Henry Lehman y otros, desde la década de 1940, una colección regional de piezas arqueológicas bastante importante. Con ellas se montó el Museo Arqueológico – Etnológico, que funcionó en la Casa Museo Mosquera de Popayán, y que incrementó su colección con la adquisición de piezas Tumaco y otras. El museo hizo parte del Instituto Etnológico del Cauca, bajo la dirección de Julio Cesar Cubillos, y posteriormente de la Facultad de Humanidades de la universidad (Llanos 1978). Actualmente, este espacio no funciona como un museo abierto al público, razón por la cual no se incluye en este inventario. Otras universidades poseen colecciones limitadas de piezas arqueológicas pero no tienen una infraestructura de museo propiamente. Tal es el caso de la Universidad de Santo Tomas de Bucaramanga y la Universidad de los Andes de Bogotá. Tampoco este tipo de colecciones se incluye en la categoría de Museos Universitarios. Son, entonces, poco más de una docena de museos universitarios total o parcialmente dedicados a la arqueología. Este denominador común no oculta las grandes diferencias que separan su naturaleza, sus condiciones de funcionamiento y su estado actual. Para entenderlas es necesario adentrarse más allá de la breve descripción formal que se publica en sus respectivas páginas de internet. Este examen debe empezar por sus nacimientos y por las condiciones que los rodearon. Parece haber dos grandes periodos durante los cuales surgieron los museos universitarios. El primero de ellos va aproximadamente desde 1940 hasta 1970, época en la cual nacen, se fusionan o se consolidan los museos de las universidades del Valle, Tolima, Caldas, La Salle de Bogotá, Nacional, UPTC Sogamoso, Antioquia y Atlántico. El segundo periodo está separado del primero por un lapso de más de 30 años, y comienza entrado el nuevo milenio hasta la actualidad. Es entonces cuando se forman o se oficializan como museos los de las universidades de Quindío, UPTC Tunja, Autónoma de Bucaramanga, Industrial de Santander y del Norte de Barranquilla.
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coleccionistas legendarios como Leocadio María Arango, Santiago Vélez y la Librería “El Mensajero”, atesoraron valiosas piezas. Aun entonces, entre fines del siglo XIX y la tercera década del siglo XX, las colecciones nacionales eran frecuentemente asaltadas por los agentes de los museos europeos que, como el etnógrafo alemán Adolf Bastian, actuaban como verdaderos caza tesoros a sueldo, logrando a veces hacerse con objetos irremplazables que exportaban a Europa (Botero, 2006). Las más importantes colecciones de esta época que escaparon a la rapiña eventualmente llegaron a los fondos del Museo del Oro, el Museo Nacional e, indirectamente, a algunos museos universitarios (Museo del Oro, 1989). Estos dos factores: la entusiasta actividad de investigación y la formación de colecciones que permanecieron en las regiones, fueron fundamentales en el nacimiento de los museos universitarios de la primera época. Las colecciones, ya fueran las antiguas, formadas a partir de la guaquería, o las recientes, constituidas desde la investigación, fueron un excelente motivo para generar la idea de un museo. En los casos más antiguos, la semilla no germinó directamente en una universidad, en buena medida porque en las regiones las universidades no existían aún. Las sociedades de ornato, los municipios y otros entes públicos, sirvieron entonces como puente para alojar las colecciones hasta cuando se instituyeron los planteles universitarios que las recibieron definitivamente. En la medida en que esto fue sucediendo, se puso de manifiesto que lo que hoy llamamos la declaración misional de la universidad y del museo coincidían admirablemente en puntos fundamentales. No todos los implicados en las decisiones opinaron igual, y se necesitó del esfuerzo y la gestión de algunos investigadores ilustres para que los proyectos se concretaran. Esta fue la labor que debieron acometer personas como Luis Duque Gómez, Graciliano Arcila Vélez, Carlos Angulo Valdez, Julio Cesar Cubillos, Eliecer Silva Celis y otros, que además, eran los directos responsables de la formación de las colecciones documentadas. La historia de los museos universitarios recientes, aquellos que se constituyen o conso-
lidan desde el 2000 hasta el 2014, debería ser diferente, o al menos, eso podría presumirse. Sorprende constatar que no es así. La razón fundamental para que se hayan consolidado cinco nuevos museos universitarios de arqueología es, de nuevo, la existencia de colecciones. Además, solo en dos de estos casos (Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, sede Tunja, y Universidad del Norte, Barranquilla) las colecciones provienen mayoritariamente de procesos de investigación. En el caso de las universidades de Bucaramanga, por ejemplo, se trata de colecciones adquiridas o entregadas en tenencia que no registran documentación de investigación. http://www.uis.edu.co/webUIS/es/academia/ facultades/cienciasHumanas/escuelas/historia/ museoArqueologicoSder.html Así pues, el museo universitario de arqueología nace, tanto en el pasado reciente como en el menos reciente, como respuesta a la necesidad de alojar y exhibir colecciones pre-existentes. Esta no es, por supuesto, una afirmación peyorativa, pues esta es una función vital de cualquier museo, y además, las colecciones son la base de todas sus demás funciones misionales. En la mente de quienes han gestado los museos universitarios de arqueología, seguramente ha estado la idea de asegurar la colección como un núcleo objetual sólido, que se podría prestar para el paulatino desarrollo de actividades de docencia, investigación y extensión, conforme a los objetivos universitarios. Pero, a la vez, esto significa claramente que el museo universitario, en general, no nació desde los planes de crecimiento de las universidades, ni en realidad como un proyecto universitario. Algunos de ellos han logrado insertarse apropiadamente en la estructura de las universidades y han alcanzado un grado tal de reconocimiento que asegura su supervivencia y la financiación de sus gastos básicos. No todos han alcanzado esta condición, y ciertos sucesos, más frecuentes de lo que sería deseable, dan cuenta de ello. Las penurias económicas, la escasez de personal científico y operativo, locales inadecuados o mal equipados, adscripción a unidades académicas o
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cual objetivos y programas tienen continuidad más allá de la natural rotación de las personas. Los museos universitarios de arqueología no han conseguido asegurar tal condición. Pero la continuidad no es el único aspecto de difícil manejo en cuanto a la investigación en los museos universitarios de arqueología. Una ojeada a los temas de investigación declarados revela que, si bien sí se está investigando en algunos de ellos, la mayor parte de los proyectos usan al museo como plataforma pero se enfocan en objetivos por fuera del mismo. Es decir, en general no se están aprovechando las colecciones como objetivo de investigación. Este es un problema que no depende del museo ni de la universidad, sino que se deriva de una distorsión en la formación de los arqueólogos. En Colombia, casi sin excepción, los arqueólogos consideran que las colecciones de museo, descontextualizadas por provenir de excavaciones no controladas, carecen de valor documental. La investigación de colecciones arqueológicas carece de prestigio hasta tal punto que desde los mismos museos universitarios se plantean preferencialmente proyectos de campo, en desmedro de los que podrían basarse en las colecciones ya existentes. Esto plantea un divorcio muy perjudicial entre colecciones e investigación que fundamentalmente afecta a las primeras, ya que tienden a verse como acumulaciones de objetos sin valor documental. La articulación entre museo y docencia, que en el caso de los museos universitarios debería darse por descontada, tampoco está suficientemente arraigada. En principio, el hecho de que los directores o curadores de los museos universitarios sean en muchos casos, simultáneamente, profesores en las universidades sería una condición suficiente para que tal articulación se diese. No obstante, lo que en realidad ocurre es que estos profesores se ven obligados a dictar un número específico de asignaturas como parte de su carga laboral, sea que estas tengan o no relación con los museos. Que exista un cuerpo de asignaturas que se relacione directamente con el museo y que se lo utilice como recurso pedagógico es otra cosa. De hecho, el museo universitario de arqueología tiene sentido y se justifica plenamente
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administrativas con funciones y carácter incompatibles, una deficiente selección o una rotación errática del personal directivo, etc., demuestran que varias de las universidades que alojan museos de arqueología aún no han acabado de asimilarlos cabalmente en su estructura, sus presupuestos y su organigrama. La investigación es un tema que en el contexto del museo universitario merece atención especial. Es un punto en el que coinciden las razones de ser de las universidades y los museos, y cabría esperar, por tanto, que fuese el eje alrededor del cual se articulan las dos instituciones, y a la vez, el motor de la vida museal. No siempre ocurre así, y las razones para que no todas las veces la investigación sea activa, utilice las colecciones de los museos, esté bien financiada y se articule a la docencia universitaria son variadas. Para empezar, la investigación depende de la existencia de equipos humanos formados y orientados en este sentido. La historia de la investigación arqueológica en los museos universitarios ha estado marcada por gestas individuales, a veces de proporciones titánicas, pero siempre limitadas en su proyección temporal y temática precisamente por su carácter individual. El caso típico, para no mencionar nombres propios, es el de un gran investigador, un pionero que, terca y esforzadamente, adelanta tareas de investigación desde el museo y nutre con sus resultados los fondos del mismo. Estas epopeyas suelen durar muchos años, décadas incluso, y van logrando instalar una dinámica importante que identifica museo, colecciones e investigador principal en una suerte de trinidad académica muy particular (Lleras, 1989). La dinámica dura hasta cuando el investigador se retira por una u otra razón, y sobreviene un letargo que solo se supera por la aparición de otro investigador que reemplaza al pionero y que, como es apenas obvio, replantea los planes y proyectos. La labor de estas personas merece claramente todo el reconocimiento, pero, dicho esto, es claro que la continuidad, elemento necesario en los procesos de investigación, no está ni de lejos asegurada. La investigación en el ámbito actual, cada vez con mayor fuerza, se entiende como un trabajo de equipo de largo plazo en el
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en aquellos centros de enseñanza en los que se imparten estudios en arqueología o antropología. En ese contexto es en el que el museo podría jugar un papel clave dentro de la docencia, la investigación y la extensión. Un repaso del panorama universitario demuestra, sin embargo, que tal coincidencia es la menos frecuente. Hay 10 museos universitarios de arqueología en universidades que no tienen programas de antropología ni arqueología, y al menos 7 universidades en las que existen programas de antropología y arqueología que no cuentan con museos de arqueología (Javeriana, Rosario, de los Andes, Externado, Cauca, ICESI y Magdalena). La feliz coincidencia entre museo y programa de antropología solo se da en tres casos: Caldas, Nacional y Antioquia. Aun en los pocos casos en que coinciden museo y programa, las universidades no han tomado las acciones necesarias para propender por la integración entre las dos dependencias: en Caldas, Nacional y Antioquia, los Departamentos de Antropología dependen de unidades académico-administrativas completamente diferentes a las que cobijan a los museos. En ningún caso se comparten profesionales, presupuestos ni programas, más allá de ocasionales intercambios o colaboraciones que se desprenden de la iniciativa o la buena voluntad de algunos docentes o gestores. Ninguno de los tres Departamentos de Antropología utiliza el museo regular e intensamente como recurso pedagógico, ni orienta, como política institucional, las investigaciones docentes o de los estudiantes a las colecciones de los museos, lo que se consideraría como el panorama óptimo. En este sentido, no es exagerado afirmar que los museos universitarios de arqueología son un recurso seriamente desperdiciado. Hay muchos otros aspectos que podrían examinarse en un estudio sobre los museos universitarios de arqueología: la naturaleza y actualidad de sus contenidos científicos; la calidad técnica de sus montajes museográficos; el estado de conservación de sus objetos; los estándares de registro, catalogación y almacenaje de sus colecciones; la frecuencia y calidad de sus actividades de extensión, etc. Es seguro que en cada uno de estos campos se encontrarían problemas,
así como esfuerzos y logros notables que nos acabarían de perfilar un panorama particular sobre esta categoría de dependencias universitarias. Tal labor, sin embargo, escapa a los objetivos de este artículo. Nos interesa, ya para cerrar nuestra discusión, enfocarnos en un último aspecto: la interacción del museo universitario de arqueología con la comunidad. La nueva museología, tal y como se expone en las obras de Peter Van Mensch (2004), por ejemplo, plantea una necesaria e intensa relación entre los museos y las comunidades en las que estos se insertan. Tal interacción no se debe limitar a la operación del museo posterior a su montaje, sino que debe arrancar desde su concepción misma, la definición de su función desde y para la comunidad, los lineamientos de su discurso experto, los lineamientos museográficos y sus programas y actividades. Solo de esta manera se asegura un carácter social al museo, su verdadera inserción en la vida social de la comunidad y su sostenibilidad a largo plazo. Esta visión rompe con el esquema desgastado y obsoleto de los museos como instituciones eruditas, que se relacionan con las comunidades tan solo como emisoras de contenidos que se espera que aquellas reciban y absorban pasivamente. Los museos universitarios de arqueología no pueden escapar a esta conjunción de determinaciones, menos aun porque la comunidad en la cual existe el museo universitario es particularmente activa en el campo intelectual. Ahora, mientras que sería exagerado e incluso falaz, declarar que la comunidad universitaria ha estado ausente en los procesos de emergencia, formación y funcionamiento de los museos de arqueología, es acertado decir que tal participación ha estado, y sigue estando, muy por debajo de los niveles deseables en todos los casos examinados. Las comunidades de docentes, estudiantes y empleados de las universidades tienen, infortunadamente, muy poco conocimiento de sus propios museos, hasta el punto que uno de los programas más frecuentes desde estas dependencias consiste precisamente en divulgar el museo dentro de la universidad. No es usual encontrar que los procesos de renovación, la programación y las
Botero, C. I. (2006). El redescubrimiento del pasado prehispánico de Colombia: viajeros, arqueólogos y coleccionistas 1820-1945. ICANH, Uniandes, Bogotá. Llanos Vargas, H. (1978). Guía Museos de la Casa Mosquera. Universidad del Cauca, Popayán. Lleras, R. (1985). La Arqueología y los Arqueólogos en Colombia: cinco siglos desenterrando el Patrimonio Histórico. En: Nueva Frontera, nos. 556 y 557, Bogotá. ________ (1989). El Papel de las Instituciones no Académicas en la Formación y Practica de los Arqueólogos. (Ponencia presentada ante el Seminario de Enseñanza de la Arqueología, Universidad Nacional, Banco Popular). Sin publicar. Museo del Oro. 1989. Museo del Oro 50 años. Banco de la República, Bogotá.
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Referencias bibliográficas
Van Mensch, P. (2004). Museology and management: enemies or friends? Current tendencies in theoretical museology and museum management in Europe. E. Mizushima ed., Museum Management in the 21st Century, Museum Management Academy, Tokyo.
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políticas de gestión de los museos sean objeto de consulta, lo cual obedece en parte, justo es decirlo, a la lentitud y las complicaciones que tales mecanismos conllevan. El caso es que este factor de la participación comunitaria en los museos universitarios está aún por desarrollarse debidamente. El museo universitario de arqueología debe entenderse como una entidad en construcción. En cierto sentido, aún no ha salido completamente del molde en el cual se gestó hacia la cuarta década del siglo XX, mientras que lucha por encontrar sentido en la estructura actual de la universidad y por proyectarse en el mundo contemporáneo de los museos. En todo sentido, es una labor compleja que se asume, además, desde condiciones precarias, con pocos recursos y dificultades de todo orden. Quizás sea esta una situación de crisis, pero no es una crisis particular y propia, sino la unión de las crisis generales de la universidad y el museo. Como ente que participa de los dos ámbitos, al museo universitario le toca lidiar con la complejidad de lo bueno y lo malo que pasa en cada uno de ellos.
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Palabras Clave: museos universitarios, museos antropológicos, sociedades indígenas brasileñas.
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Las reflexiones presentadas en este artículo se dividen en tres momentos: en el primero establezco algunos puntos relacionados con el concepto de museos universitarios en el contexto contemporáneo. Luego, destaco el papel específico de los museos antropológicos (arqueológicos y etnográficos), a partir de mi experiencia de más de 25 años en una institución con este perfil. Finalmente, presento los resultados preliminares de una investigación que realizo en museos antropológicos de algunas universidades brasileñas y que me gustaría compartir con los lectores.
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Resumen
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Museo de Arqueología y Etnología de la Univ. Federal de Bahia / Foto del autor.
1. Los museos universitarios: algunas consideraciones iniciales En un contexto globalizado, la democratización de la cultura, la descentralización y el creciente aumento del número de equipamientos culturales, colocaron a los museos en una situación privilegiada. Esto se une al hecho de que las instituciones museísticas constituyen instrumentos de conocimiento y son depositarias de la memoria cultural de diferentes sociedades. No obstante, ese conocimiento no necesariamente está al alcance de todos, por diferentes motivos políticos, sociales, económicos e incluso culturales.
A pesar de todo esto, es posible que algunos sectores significativos de la población aún se pregunten: ¿qué es un museo?, ¿para qué sirve?, o incluso, ¿qué podemos hacer en un museo? Estas preguntas también son pertinentes para los llamados Museos Universitarios, especialmente si consideramos la realidad brasileña y latinoamericana. En 2004 se realizó una investigación con los museos universitarios del Reino Unido1, destinada a conocer la realidad, los alcances y el potencial de estas instituciones en el ámbi-
1 University Museums in the United Kingdom: A national resource for the 21st century, University Museums Group, 2004. Tomado de: http://www.umg.org.uk/pages/advocacy.html.
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En el caso brasileño, los acervos museológicos que se incorporaron a las universidades de Brasil se formaron mucho antes de la existencia de la propia universidad. Por ejemplo, las tres mayores instituciones museológicas brasileñas creadas durante el siglo XIX, Museo Paulista, Museo Nacional y Museo Paraense Emilio Goeldi, nacieron vinculadas directamente a las autoridades del gobierno central o provincial, en una realidad muy distinta a la de los otros países de América Latina como Méjico, Perú, Argentina, Guatemala, Chile y Colombia. Además del hecho de que las universidades de estos países son mucho más antiguas que las del Brasil, los museos de tales países nacieron efectivamente vinculados a la estructura de sus respectivas universidades, aunque hoy puedan pertenecer a otros contextos administrativos y académicos. En efecto, más que museos “de” la universidad, debemos llamar la atención sobre la discusión de lo que es un museo “en” la universidad, puesto que estas instituciones encuentran en los museos un canal fundamental para la comunicación de su producción científica, y por su parte, los museos encuentran en la universidad una posibilidad real de ejercer las actividades de investigación, docencia y extensión, además de contar con la existencia de un cuerpo de especialistas en los más variados campos del saber. Reconocemos la existencia de una diversidad de museos universitarios en nuestro país que presentan realidades diferenciadas entre ellos, y entendemos que, muchas veces, esta realidad se opone a lo que la universidad puede proporcionar en términos de la experiencia y vivencia de un conocimiento pleno y orientado al establecimiento de un diálogo proficuo con la sociedad. Por eso, no existe un modelo a seguir, y mucho menos uno que sea motivo de envidia de otras tipologías o categorías de museos, por el simple hecho de que constituimos instituciones museológicas universitarias. Es necesario considerar que todas las instituciones relacionadas con museos deben o deberían realizar la investigación a partir de su acervo como meta prioritaria. Al fin y al cabo, no puede haber un proceso de curaduría sin el equilibrio ne-
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to del desarrollo de programas de apoyo a la enseñanza superior. La investigación abarcó aproximadamente 400 museos y colecciones universitarias del país, y señaló que solo el 25% de ellos se encontraban abiertos al público. Entre estas instituciones museológicas se encontraban algunas de tradición y renombre internacional como el Museo de Manchester, el Museo Ashmolean, el Pitt Rivers de la Universidad de Oxford y el Museo Fitzwilliam de la Universidad de Cambridge. Sabemos que en la historia de formación de los museos universitarios, muchos de ellos se originaron en colecciones vinculadas a proyectos de investigación de docentes, donaciones de instituciones, de particulares, e incluso, de profesores y alumnos como apoyo a la enseñanza superior. En general, son objetos que progresivamente se agregaron a laboratorios de ciencias naturales, talleres de arte, de arquitectura, muestras de bienes arqueológicos, y que terminaron conformando los fondos patrimoniales de las universidades. Aunque sea difícil establecer la situación de los museos universitarios actualmente, la información existente, además de ser reducida (aún con la existencia de un Foro Permanente de Museos Universitarios en Brasil), carece de sistematización, documentación o literatura que permitan realizar un diagnóstico de su realidad. Estas instituciones reúnen colecciones diversas de gran valor y significado que, en general, pueden estar alojadas de forma indebida en edificios poco adecuados para este fin, y casi sin cuidado profesional. Administrativamente, se trata de museos difíciles de categorizar porque pertenecen a algún departamento universitario o a otra área de gestión con presupuestos exiguos, confusos y complejos. El poco personal especializado está mal clasificado en la estructura universitaria y recibe un público reducido, pero, al mismo tiempo, constituye una referencia para el público escolar de enseñanza primaria y secundaria. Claro que estoy presentando un cuadro amplio y genérico, empero, si pensamos en la realidad latinoamericana, se pueden encontrar algunas similitudes con la situación que describo, salvo algunas pocas y honorables excepciones.
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cesario entre investigación, protección y comunicación museológica. No obstante, en el ámbito de las universidades, esta es una condición esencial y fundamental presente en el corazón de una institución denominada “museo universitario”. Para que haya una visión más realista de este proceso, en el caso específico del Museo de Arqueología y Etnología de la Universidad de São Paulo, que cuenta con 25 años de existencia en su formato actual, algunas de sus colecciones arqueológicas y etnográficas tienen más de cien años porque estaban vinculadas al Museo Paulista (inaugurado oficialmente en 1895 como un gran museo de historia natural). Si el compromiso fundamental de los museos universitarios debe ocurrir a partir del ejercicio pleno de la investigación, docencia y extensión, podemos señalar en cuál de esas tres actividades se volvieron más conocidas o constantes nuestras instituciones museológicas, según sus condiciones históricas e institucionales. Pero no podemos dejar de reforzar las atribuciones mencionadas, la investigación realizada con base en su acervo, que constituye fuente generadora de conocimiento para el ejercicio de la docencia
y de la extensión de actividades para las distintas comunidades que se apropian de sus espacios. También debo aclarar que cuando me refiero a la investigación, no hablo solo de las actividades de investigación en las áreas básicas de arqueología, etnología, historia, zoología o arte contemporáneo. Me refiero a la investigación realizada en el área de la museología, que engloba una cadena de operaciones que deben incluir la conservación, la documentación, la expografía, la educación y el público de los museos. Es importante señalar que no considero que solo los museos universitarios realicen actividades de investigación. Mi intención es referirme a una realidad específica que se vuelve indisociable y definidora del perfil de un museo de esa naturaleza. A partir de los puntos mencionados, me gustaría desarrollar una segunda categoría de reflexiones, relacionada con el papel ejercido por los museos antropológicos en la contemporaneidad y, al final, presentar un proyecto de investigación que desarrollo actualmente en el ámbito específico de los museos universitarios de esa naturaleza.
2. Museos antropológicos: una realidad específica La relación entre la disciplina antropológica y los museos se remonta al siglo XIX, y ha sido marcada por diferentes momentos de aproximación, ruptura, reaproximación y, en los últimos diez años, por nuevas perspectivas de diálogo. En esta trayectoria, en la segunda mitad del siglo XIX, la formación de la antropología estuvo vinculada estrechamente a los museos, incluso antes de que la disciplina entrara al mundo académico con el estatuto de ciencia, marcado fuertemente por el etnocentrismo. Hasta entonces, los museos eran los centros por excelencia de producción de conocimiento antropológico, especialmente con relación a las colecciones etnográficas. Se puede afirmar que la antropología nació en los museos; o más precisamente, que se
formó en la medida en que se organizaban las colecciones etnográficas que aumentaban los acervos de los museos occidentales, e incluso ofreció una de las bases para la producción de las teorías antropológicas de la época, especialmente el evolucionismo y el difusionismo (Gonçalves, 1995). El evolucionismo social, también conocido como darwinismo social, ofrecía un modelo de interpretación para explicar la diferencia entre las sociedades en términos de fases, es decir, las sociedades humanas eran distintas porque tenían diferentes grados de evolución (salvajismo, barbarie y civilización). Obviamente, en esta categoría estaba implícito un concepto de cultura basado en el modelo europeo de existencia, y coincidente con el proyecto de expansión neocolonialista europeo, orientado, en esta época, al proceso de
Museo de Arqueología y Etnología de la Univ. de Sao Paulo / Foto MAE-USP
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que estaban insertos los distintos pueblos que la conformaban. Esto terminó influenciando hasta los modelos expográficos de los grandes museos enciclopédicos del siglo XIX (Louvre y Británico), cuyo principal objetivo era narrar la historia de la humanidad desde sus orígenes más remotos hasta la fase más avanzada del proceso evolutivo, es decir, las modernas sociedades europeas. Las teorías evolucionista y difusionista fueron cuestionadas por Franz Boas a fines del siglo XIX y principios del XX. Según este pensador, era fundamental que los antropólogos reflexionaran sobre los objetos a partir de sus funciones y significados en el ámbito del contexto cultural y de la sociedad en que estaban insertos. Este antropólogo también se preocupaba de forma considerable por el papel educativo de los museos para el gran público, especialmente los estudiantes y los profesores.
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exploración de las colonias africanas y asiáticas ocurrido a finales del siglo XIX y principios del XX. Por lo tanto, tenemos una visión de historia marcada por una idea lineal de progreso cuyo modelo era claramente eurocéntrico. Por su parte, los difusionistas estaban preocupados por “los procesos de difusión de objetos y trazos culturales de una a otra sociedad, y veían esos objetos como medios de reconstituir los mismos procesos” (Gonçalves, 1995, p. 57). De esta manera, según tales especialistas, se podía identificar un único centro del cual habrían partido todas las invenciones culturales significativas de la humanidad, y era posible percibir incluso las modificaciones en los objetos materiales de estas sociedades (más avanzadas o menos avanzadas). Concebían a la humanidad como algo idéntico, y pensaban en ella como algo independiente de la sociedad y de la cultura en la
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Franz Boas defendía, asimismo, una presentación geográfica de las colecciones etnográficas en las exposiciones de los museos, en vez de la clásica distribución tipológica de objetos. “Su principal cuestionamiento se dirigía a los evolucionistas y difusionistas que no articulaban los objetos en el contexto en el que se producían y utilizaban, sino que los presentaban de forma aislada, a partir de una perspectiva eurocéntrica” (Kersten y Bonin, 2004, p. 120). Así, Boas estableció las bases de una moderna antropología al reflexionar sobre las nociones de raza y cultura, lo que influenció en buena medida la forma de presentar los museos modernos, especialmente por privilegiar el tema de la representación de las diferentes culturas a partir de su propio contexto, es decir, valorizándolas en una perspectiva diacrónica.
A partir de los años veinte y treinta del siglo XX, los museos dejaron de desempeñar la función de espacios de investigación científica, y la investigación antropológica se empezó a producir en los departamentos de antropología social y cultural de las universidades. De esta forma, concluyó lo que autores como Stocking Jr. (1995), denominaron “era de los museos”. Esta separación puede ofrecer algunas pistas para que entendamos que, a pesar de que aún existen, los museos antropológicos divorciados de la investigación antropológica que ocurría hasta entonces terminaron sumergidos en cierto ostracismo, especialmente en su relación con la sociedad y con el público visitante. Según Duarte (2007), a partir de los años 80 sucede una reaproximación entre los museos y las teorías antropológicas en una crí-
Museo Antropológico de la Univ. Federal de Goiás / Foto del autor
El nuevo interés por la institución museológica se asienta en la percepción de que
todos los museos son ejercicios de clasificación en los que no solo los objetos en sí comunican significado, sino también, y sobre todo, el ordenamiento y los arreglos impuestos a esos objetos (Jordanova, 1989, p. 23, Apud Duarte, 2007). Estamos de acuerdo con Duarte (2007, p. 13) cuando afirma que “el museo es una institución cultural y sus prácticas expositivas se pueden ver como construcciones de historias, como narrativas que lejos de ser neutras están condicionadas por los contextos políticos e ideológicos en que están insertas”. En este momento cabría la pregunta: ¿los museos deberían tener el objetivo de contribuir con la definición de una sociedad culturalmente homogénea o el de revelar y fortalecer las diferencias culturales?
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tica a las contingencias históricas y sociales. Es decir, ocurre una aproximación fundamental al explicar las sociedades y sus objetos en una perspectiva histórica, y al valorizar los museos como espacios de representación cultural y política de los diversos grupos y categorías sociales existentes en sus acervos. En este contexto, Stocking Jr. (1985, p. 239) formuló una pregunta importante: “¿quién debe controlar la representación del significado de los otros?”. Esto quiere decir que en los años 80 la atención de los antropólogos se dirigió al museo que entonces surgía como lugar de representación del Otro, donde se podían develar momentos de la propia historia del desarrollo de la antropología. Dicho de otra forma,
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Museo de Arqueología y Etnología de la Univ. Federal de Bahia / Foto del autor
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Retomemos algunos puntos de este tema con el objetivo de situar una cuestión esencial: actualmente, en un contexto de globalización y tendencia a la homogenización cultural, todos estamos de acuerdo con la idea de que es fundamental que presentemos, discutamos y evidenciemos en nuestra práctica expositiva y educacional el tema de la diversidad cultural, que atraviesa a las distintas sociedades representadas en nuestro acervo. En esta dirección, es fundamental que mostremos la riqueza de la diversidad cultural de estas sociedades como posibles soluciones que se dieron a sus distintos contextos existenciales y materiales. No obstante, no podemos ser ingenuos y creer que con solo mostrar esas diferencias culturales podemos contribuir con el proceso de concienciación de nuestras identidades. Es necesario estar atentos para no ser “presas fáciles” de una idea muy cercana a la del modelo multiculturalista norteamerica-
no, que promueve y difunde el discurso de la diversidad cultural cuando, en realidad, solo contribuye a alejar cada vez más las culturas y los pueblos diferentes, reafirmando los odios, las alteridades y los guetos. De esta forma, no basta con mostrar la diversidad cultural en los museos antropológicos. Es necesario politizar este punto y trabajar con la idea de que es posible la interacción y la convivencia de los “diferentes”, condición fundamental si queremos construir un mundo realmente más comprometido con la paz y la justicia social. La valorización de las diferencias no debe hacer que perdamos de vista que la lucha por la igualdad social y por una sociedad más justa aún es una bandera que vale la pena. También debe ser una trinchera que involucre fundamentalmente a los museos antropológicos, en especial cuando concebimos propuestas y programas educativos, ya que estos deben responder a los cambios culturales en que estamos inmersos.
Museo de Arqueología y Etnología de la Univ. de Sao Paulo / Foto MAE-USP
años después de los primeros museos de Historia Natural con importantes colecciones arqueológicas y etnográficas referentes a los indígenas brasileños, vemos un proceso interesante de autorrepresentación de los indígenas en algunas instituciones museológicas del país. Según Abreu (2005), muchos antropólogos, investigadores y directores de museos de antropología ya percibieron el peligro de las visiones que generan representaciones estancadas y estereotipadas de algunos grupos sociales. Sostiene que, en el caso de los indígenas de Brasil, “se ha emprendido un esfuerzo considerable para que no sigan reproduciéndose imágenes de indios genéricos con base en determinados artefactos y registros orales, visuales o sonoros”. Además, de acuerdo con Abreu, una referencia ejemplar es el trabajo que realiza el Museo del Indio al proponer exposiciones, seminarios y publicaciones que difunden investigaciones coherentes con la integración de grupos indígenas que participan efectivamente en sus propias representaciones, un fenómeno singular sobre este tema. Un ejemplo de ello fue la muestra de los indios Waiãpi en 2007, proceso conjunto que reunió a antropólogos, museólogos, educadores y a los propios representantes de esta etnia. Asimismo, el creciente diálogo entre grupos indígenas y antropólogos produce un interesante movimiento de creación de museos indígenas por iniciativas de ellos mismos, como el Museo Maguta de los indios Tikuna, en el municipio de Benjamin Constant, en el estado de Amazonas, y el reciente Museo Koary, de los pueblos indígenas de Oiapoque, en Amapá, que cuenta con el apoyo de la antropóloga Lux Vidal, de la Universidad de São Paulo.
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Las tres instituciones museológicas brasileñas más importantes fundadas en el siglo XIX (Museo Nacional de Río de Janeiro, Museo Paulista en São Paulo y Museo Paraense Emilio Goeldi, en la región amazónica), nacieron en el contexto de una fuerte tradición de investigación en el área de la Historia Natural. Cualquier investigador que tuviera interés en profundizar sus conocimientos en antropología (especialmente en los campos de arqueología y etnología) necesariamente debía recurrir a estas instituciones. También vale la pena agregar que las colecciones más destacadas en lo que se refiere a la investigación eran las de las áreas de zoología y botánica, mientras que las de arqueología y etnología ganarían relevancia mucho después. Actualmente, el Museo Paulista es un museo de historia de la Universidad de São Paulo, pues, desde 1989, las colecciones de arqueología y etnología se integraron al nuevo Museo de Arqueología y Etnología de esta Universidad. En 1953 se creó el Museo del Indio en la ciudad de Río de Janeiro, por influencia del antropólogo brasileño Darcy Ribeiro, que levantaba la bandera de la creación de un museo que combatiera el prejuicio contra los indígenas. De esta forma, por primera vez una institución museológica asumía efectivamente un papel político, social y educacional favorable a la causa indígena. Para este antropólogo, una buena parte de la visión prejuiciada y estereotipada contra los indígenas en Brasil se debía a los museos tradicionales y etnológicos que existían hasta entonces en el país. Era claro que Ribeiro hacía su crítica tomando en cuenta las exposiciones existentes en el Museo Nacional y en el Museo Paulista. Más de cincuenta años después de la creación de este museo, y más de cien
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3. La representación de los indígenas en museos antropológicos brasileños: algunas notas y nuevas tendencias
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4. ¿Y los museos universitarios de naturaleza antropológica? En Brasil existe un número bastante expresivo de museos antropológicos que reúnen importantes colecciones de naturaleza arqueológica y etnográfica, vinculados a diferentes universidades de nuestro país. Consideré importante presentar el contexto actual de una investigación que realizo en el ámbito de la museología, con el objetivo de contribuir con la comprensión de la representación de las sociedades indígenas en algunas instituciones museológicas universitarias de Brasil, a partir de las exposiciones que estas instituciones presentan al público visitante. En el contexto de este proyecto, me interesan especialmente las imágenes y representaciones relacionadas con las sociedades indígenas que viven en el interior de los museos de arqueología y etnología de algunas universidades brasileñas. Tales imágenes se difunden mediante exposiciones museológicas y acciones educativas, que contribuyen con la diseminación de narrativas específicas de las referencias patrimoniales de las culturas indígenas representadas en esos espacios. Esta investigación tiene la preocupación de comprender el papel de los museos de arqueología y etnología en la producción, circulación y consumo de determinados mensajes que colaboran con la conformación del imaginario sobre las sociedades indígenas en nuestro país, específicamente con relación a la comunicación museológica. La investigación se realiza en tres instituciones museológicas brasileñas de perfil antropológico y universitario: Museo de Arqueología y Etnología de la Universidad Federal de Bahía (MAE-UFBA, creado en 1983); Museo Antropológico de la Universidad Federal de Goiás (MAUFG, fundado en 1970); y, finalmente, el Museo de Arqueología y Etnología de la Universidad de São Paulo (MAE-USP, resultado de la fusión de acervos e instituciones de naturaleza arqueológica y etnográfica en el año de 1989). Mi objetivo con esta investigación es el análisis del discurso de las exposiciones de larga
duración, es decir, las del MA-UFG (Exposición Lavras e Louvores, 2006), del MAE-USP (Exposición Formas de Humanidade, 1995, cerrada hace un año y medio para la concepción de una nueva exposición de larga duración) y del MAEUFBA (con una exposición de larga duración, sin un título específico). En las instituciones investigadas fue posible notar algunas semejanzas y diferencias fundamentales que menciono a continuación. Primero, resalto el tema del discurso sobre el indígena que aún se pauta por exposiciones que presentan a las sociedades indígenas con el parámetro del período anterior y posterior al contacto con el colonizador, es decir, en exposiciones con énfasis en la arqueología precolonial (los indígenas extintos) y en la etnología (el indígena aún vivo en el territorio brasileño). Esto se muestra de forma separada en módulos distintos y con énfasis distintos. La única excepción es el Museo Antropológico de la Universidad Federal de Goiás que, para mostrar al indígena de la región Centro-Oeste, usa tanto las colecciones arqueológicas como las etnográficas, sin separarlas en módulos estancados de la arqueología y la etnología. Además, esta institución también busca insertar el tema de la presencia del indígena actual en el contexto de la convivencia con otros grupos que viven en esta región central del territorio brasileño, por ejemplo, con la presencia de negros y mestizos, en una preocupación por el tema de la identidad del hombre de la región centro-oeste brasileña. Otro aspecto común en las exposiciones analizadas se refiere a la diversidad cultural, bastante presente con el fin de mostrar que en Brasil hay más de 150 etnias que hablan lenguas diferentes y que, por lo tanto, representan culturas distintas entre sí. Esta diversidad se muestra en los aspectos temporal y espacial sin la preocupación por las fechas de los artefactos, en el caso específico de las sociedades pretéritas.
ejemplo, mediante el uso de paneles y etiquetas ilustrativas, de gavetas pedagógicas y de aparatos audiovisuales. En el MAE-USP ocurre una contextualización de los diferentes grupos indígenas a partir de sus actividades de subsistencia diferenciadas, y se enfatizan, principalmente, los aspectos de las sociedades de cazadores-colectores, pescadores y agricultores. En el abordaje de las sociedades indígenas actuales, se nota que el lenguaje fotográfico es común a todas las instituciones, en un intento por facilitar una aproximación con el público visitante. Aún así, este recurso representa un recorte momentáneo de un momento específico y no la realidad de los grupos indígenas propiamente, porque necesitaríamos entender todo el contexto de quien hizo las fotos, con qué interés y cómo realizó este registro, además de otras cuestiones pertinentes. Lo que se puede inferir es que esta
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De hecho, en lo que se refiere a los módulos arqueológicos es necesario resaltar una narrativa tradicional en el discurso expográfico, al dar mayor énfasis a la clasificación tipológica de artefactos de la cultura material, dejando una laguna con relación a la necesaria contextualización de estos objetos en el ámbito de la sociedad que los produjo. Esta es una característica muy presente en el Museo de Arqueología y Etnología de la Universidad Federal de Bahía donde, por ejemplo, hay una exageración en las definiciones técnicas de decoración de los recipientes cerámicos con sus respectivas nomenclaturas especializadas: corrugada, digitungulada, ungulada, piriforme, etc. En los otros dos museos analizados en el ámbito de esta investigación, se notó una preocupación diferenciada, pues se utilizaron recursos que posibilitaron un proceso de comunicación real y efectivo con el público visitante, por
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Museo de Arqueología y Etnología de la Univ. de Sao Paulo / MAE-USP
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alternativa se vuelve fundamental para iniciar un análisis de las sociedades indígenas, especialmente con el público escolar y el no especializado. Las fotografías tienen un gran poder de comunicación debido a que a través de ellas se pueden representar diversas situaciones y circunstancias difíciles de comunicar por otros medios y de manera tan directa. Se usan mucho para mostrar el medio ambiente, las relaciones del hombre con los objetos expuestos, sus semejantes y todo lo que lo rodea. También pueden referenciar las técnicas de fabricación de los objetos y la forma de utilizarlos. Sin embargo, las relaciones entre las personas son más difíciles de mostrar. Por eso, es importante seleccionarlas muy bien en función del tema, de forma que asuman un referencial claro y explícito con respecto a los otros elementos expuestos (textos y/o gráficos). Pero también hay que tener cuidado para que su uso constante en las exposiciones no entorpezca la visión de los objetos, por eso deben utilizarse directamente con el fin de que contribuyan a ampliar posibles relaciones entre el mensaje, los objetos expuestos y su comprensión por parte del público visitante. El Museo Antropológico de la Universidad Federal de Goiás utiliza, incluso, lenguajes del arte contemporáneo (instalaciones) para referirse al indígena existente en el territorio nacional, lo que constituye un elemento diferencial con respecto a las otras narrativas analizadas.
Asimismo, hay que resaltar que esta exposición, tal vez por ser más reciente que las demás, innova en la utilización de recursos expográficos y en el abordaje antropológico presentado. Otro aspecto que se debe resaltar es el de la relación entre la investigación especializada (en este caso, en el área de la arqueología y la etnología) con su necesaria “traducción” para el público no especializado. Considero que todavía existe una fuerte tradición que privilegia el clásico discurso curatorial del especialista en esas áreas del conocimiento. De esta manera, la narrativa expositiva muchas veces es el discurso de quien tiene el conocimiento especializado sobre el indígena, en una perspectiva que aún distancia la posibilidad de una mayor aproximación con el público general. En este sentido, hay un gran desafío que deben enfrentar los museos antropológicos universitarios con el fin de repensar esta relación aún tan jerarquizada en el proceso de socialización y comunicación del conocimiento especializado. Entiendo que la perspectiva de este conocimiento, una vez presente en el escenario expositivo, no tiene la misma perspectiva de la investigación pura realizada en otros lugares. De este modo, muchas veces el énfasis en la investigación sobre cultura material es tan fuerte que los indígenas no aparecen como sociedades vivas y actuantes, sino apenas como productores de objetos que incluso pueden asumir un aspecto atractivo desde
Museo Antropológico de la Univ. Federal de Goiás / Foto del autor
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el punto de vista estético de los artefactos, pero que se muestran descontextualizados. Sabemos que este es solo uno de los aspectos importantes, no el único. Tal vez seamos herederos de una tradición que remonta a las primeras exposiciones antropológicas del siglo XIX y que todavía necesitemos superar. Como resultado de este proceso, tales exposiciones necesitan mediadores para establecer una vía de comunicación con el visitante, especialmente con el público escolar que es mayoría en las tres instituciones. Sin la mediación de los educadores, considero que los mensajes principales de las exposiciones no serían comprendidos. Por eso, es necesario integrar en un esfuerzo conjunto a los profesores de las escuelas primarias, a los educadores de los museos, a los arqueólogos y a los etnólogos, para buscar alternativas que contribuyan a alterar el imaginario prejuiciado sobre el indígena en Brasil, especialmente por parte del público que asiste a nuestros museos. Se han propuesto algunos intentos positivos, pero me parece que a los museos universitarios aún les falta una mayor definición de su papel en la relación con la sociedad de manera general, lo que incluye la definición de un rol social y educacional más efectivo y perenne que el que desempeña actualmente. Por esto, es fundamental que haya una nueva práctica en la concepción expositiva de los museos antropológicos, que supere los aspectos meramente estéticos y formales, adoptando una idea más problematizadora en una perspectiva temática que establezca un diálogo con el público visitante a partir de sus inquietudes y curiosidades. En el actual contexto marcado por tantos cambios y por la llamada crisis de representación, los museos universitarios antropológicos tienen un papel fundamental y preponderante que asumir.
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Una vez hubo museos en los campus de muchas universidades. Pero ahora, estos son especies en peligro de extinción. ¿Por qué? ¿Qué valor tiene un museo universitario en un campus moderno? Para responder estas preguntas, volvamos a los inicios del concepto de “museo”. El concepto nos dice que es un lugar en el que objetos y conocimientos están combinados, es decir, donde podemos usar colecciones de objetos para aprender. Encontramos este modelo originalmente en el “Templo de las Musas”, en la antigua ciudad de Alejandría, en la tierra que ahora llamamos Egipto, pero que en ese entonces era parte del imperio Helenístico, en el tercer siglo a.C. La palabra “museo” se deriva de la palabra griega mouseion. En el Templo de las Musas había colecciones de objetos de arte, de historia natural, de antigüedades y la biblioteca más grande del mundo antiguo (con unos 500.000 libros). Además, era un centro de enseñanza e investigación, en donde trabajaron Euclido y Heraclitus, entre otros. El museo como institución pública no aparece hasta después de varios siglos, pasando por las colecciones de las iglesias medievales y los gabinetes de curiosidades del renacimiento, hasta el “Siglo de las Luces” y los primeros museos modernos. La costumbre de tener un museo como parte de la universidad también es antigua, empe-
Figura 1 El Museo de Historia Natural, uno de los museos en el campus de la Universidad Oxford, Inglaterra.
zando con la Universidad de Oxford en Inglaterra y la fundación del Museo Ashmoleon en 1683, y otros en la misma Universidad tiempo después (Figura 1) . Sin embargo, el museo universitario es distinto de los otros tipos de museos, porque debe desarrollarse en un ambiente académico y servir a la misión y las metas de la universidad; frecuentemente, los curadores son también profesores. La idea de un museo como parte integrante de la misión académica de una universidad no es nueva. En su influyente libro The School and Society (La escuela y la sociedad), publicado en 1900, el filósofo y educador John Dewey (1859-1952) propone un modelo ideal para una escuela, que incluye aulas, talleres, una biblioteca y un museo (Figura 2). El concepto de Dewey, los museos y las bibliotecas, funcionan como recursos intelectuales que arrojan luz sobre el trabajo práctico de la escuela. Dewey creía que las personas debían aprender activamente en un museo o taller. Dewey y muchos otros educadores y museólogos creen que los museos ofrecen oportunidades únicas para las personas que interactúan con los objetos. Es decir, en los museos se pueden hacer conexiones personales y tener nuevas experiencias. Lo que distingue a un museo de otras organizaciones educativas, científicas o estéticas, es su relación con los objetos de sus colecciones. Es importante recordar que un objeto no es solo una cosa física, sino una señal, una representación de algo (un concepto, una idea), que puede ser interpretada de múltiples maneras. Como dice el museólogo y educador John Falk (2002): “Los objetos, aunque concretos, representan en realidad un vasto continuo de ideas abstractas y realidades interrelacionadas. Los objetos en exhibición en un museo representan toda clase de objetos, la mayoría de los cuales no existen solamente en el contexto de un museo”.
Library Museum
Museum
Art
Music
Figura 2 El plan conceptual de Dewey de una escuela con museo.
Entonces, el aprendizaje que ocurre en un museo es distinto del aprendizaje que ocurre en el aula. A esto se le llama “aprendizaje informal”, es decir: (1) fuera de las instituciones educativas oficiales; (2) que no sigue un plan de estudios específico; (3) que no tiene planificación pedagógica, temas fijados o pruebas evaluativas; y (4) usualmente es espontáeo y creativo. Recientemente hemos empezado a entender la importancia del aprendizaje informal en nuestra acumulación de conocimientos. Gracias a una gran cantidad de investigaciones sobre el aprendizaje, que se han llevado a cabo durande las últimas tres décadas, ahora sabemos que la mayoría de los conocimientos que adquirimos, los obtenemos a través del aprendizaje informal. Basta Considerar lo que aprendimos durante nuestros años en la universidad: pese a que aprendemos muchas cosas en las aulas y los libros, la mayoría de lo que aprendemos se lo debemos al ambiente del Figura 3 campus: trabajando en un ambiente universitario, asociandoUn grupo de actores aborígenes en el South Australian Museum, 2005. nos con otros estudiantes y pro-
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University
Bilogical Laboratory
fesores, usando la biblioteca, viendo películas, escuchando conciertos de música, viendo teatro o discutiendo nuevas ideas, y si tenemos suerte, visitando los museos en el campus. No hay duda de que ganamos conocimiento en la universidad a través del aprendizaje, tanto formal como informal. Los momentos de aprendizaje en los museos son difíciles de identificar. Consideremos la situación que se muestra en la Figura 3. ¿Qué está pasando en este museo? Se trata de una foto que muestra una representación teatral en el Museo de Australia del Sur, en la ciudad de Sydney, por un grupo de actores aborígenes, sobre el primer contacto entre los colonos europeos, desde la perspectiva de los aborígenes. ¿En qué momento ocurre el aprendizaje? Es imposible saberlo, pero sí sabemos qué ocurre. Tradicionalmente, pensamos que hemos aprendido cuando la información es transmitida por los expertos y es absorbida por los principiantes. En la actualidad, el aprendizaje no es tan simple, y usualmente no es intencional. Necesitamos cambiar nuestro concepto de aprendizaje como la acumulación de información, y poner un énfasis en la participación activa, así encontraremos muchas otras posibilidades para aprender. Es decir, los principiantes no absorben información con pasividad
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Laboratories Research
Physical and Chemical Laboratories
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en un lugar neutral, sino con su participación en contextos multi-facetados. Y es responsibilidad de los museos proveer este tipo de contextos. El Constructivismo es la teoría de aprendizaje aceptada generalmente en la educación museal: se trata de la idea de que los principiantes pueden construir conocimientos individualmente. La teoría supone que el aprendizaje es parte de un proceso en el que un individuo construye activamente nuevas ideas o conceptos, basados en su conocimiento y experiencias; de manera que el aprendizaje es individual. Los principios de aprendizaje constructivo dicen que aprender es un proceso activo, en el cual el principiante gana información y construye significados a partir de ella. Las acciones físicas son parte del aprendizaje, pero no son suficientes para la construcción de significancia. Por ejemplo, una exhibición interactiva necesita hacer una conexión entre la acción y el aprendizaje (Figura 4). Los elementos de aprendizaje en los museos incluyen gran variedad y profundidad para los visitantes. Los museos pueden proveer experiencias evocadoras, razón por la cual los surtidos son muy importantes en el ambiente de aprendizaje en un museo (es decir, la oportunidad de auto-seleccionar un texto o un elemento interactivo de interés). Según es-
tudios recientes, una visita breve a un museo puede tener efectos a largo plazo en la actitud y aprendizaje. Los museos pueden comunicar ideas y temas complejos a los visitantes. El aprendizaje informal es “la vida secreta de los museos” en las universidades, ya que los museos ofrecen oportunidades de aprendizaje que rara vez se notan, pero son fundamentales para una educación universitaria. Desgraciadamente, en muchas universidades los museos son instituciones amenazadas. En los Estados Unidos, muchos de ellos han sido cerrados durante las últimas dos décadas, o dejados sin fondos suficientes para funcionar como deberían. En algunos casos, la administración quiere utilizar las colecciones del museo como una fuente de ingresos. Estos son algunos ejemplos tomados de los Estados Unidos: • En 2007, la universidad Randolph College, en la ciudad de Lynchburg (Virginia), vendió cuatro cuadros del Museo de Arte Maier para pagar la deuda general de la universidad. • Después de una inundación en el campus de la Universidad de Iowa, el gobierno del estado intentó vender una obra del artista Jackson Pollock para pagar por los daños. • La Universidad Brandeis anunció que planea cerrar el Museo de Arte Rose, y “monetizar” la colección a causa de una deuda de la universidad. • En 2010, la Universidad Fisk vendió una cuota de 50% de una pintura de Georgia O’Keeffe a un museo en otro estado por US $30 millones de dólares para pagar deudas de la universidad (la pintura ahora debe ser enviada de un museo a otro cada seis meses, situación que la pone en gran riesgo de daño).
Figura 4 Exhibición interactive ¿donde es la conexión entre acción y content?
Teniendo en cuenta estos puntos, ¿qué futuro podemos imaginar para los museos universarios? Ya sabemos que los museos son fun-
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damentales para educar a los estudiantes, de la misma manera que un laboratorio de química, una biblioteca, o un computador, pero, si el propósito principal de la universidad es la educación de los estudiantes, ¿es posible tener un museo universitario que también sirva al público? Sin duda, un museo universitario tiene posibilidades casi ilimitadas, con una programación tradicional y virtual. Los museos ofrecen la oportunidad de interactuar con objectos auténticos, y la gente puede estar fascinada por las colecciones. Los museos pueden proveer oportunidades únicas para aprender. El estudio de los objetos puede agudizar las habilidades de observación y estimular a quienes tienen dificultades de acceso a información por otras fuentes. Por todo esto, un museo universitario es fundamental para los que aprendemos en el campus; la conjunción de objetos y aprendizaje es el modelo de museo que recibimos del Templo de las Musas. Además, un museo universitario debe servir a la universidad al presentar a los estudiantes y al público el conocimiento creado por las investigaciones de los profesores y estudiantes. Debe ser una puerta abierta a la universidad, un lugar de interacción entre los estudiantes y profesores, y las personas no universitarias. Recientemente, un panel de distinguidos museólogos en la Universidad de Harvard concluyó que los museos de las universidades no son un lujo, sino un tesoro. Deben ser espacios para actividades como recepciones, ceremonias, reuniones, y conferencias, pero también proveer protección para las colecciones. El museo universitario tiene que ser el corazón de la universidad.
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Resumen En el presente artículo se hace una descripción pormenorizada del Museo Antropológico de la Universidad del Tolima, y cómo a partir de un conocimiento arqueológico especializado, acerca de la historia prehispánica regional, se puede realizar una difusión más participativa y democrática, en especial hacia la franja estudiantil de básica primaria y bachillerato. Palabras Claves: Región tolimense, Museo Antropológico, investigación arqueológica, colecciones arqueológicas, exposiciones, difusión, identidad, patrimonio cultural.
* Profesor Titular, Facultad de Ciencias Humanas y Artes. Director Museo Antropológico, Coordinador Grupo de Arqueología y Patrimonio Regional GRAPA - Universidad del Tolima, Ibagué. ** Coordinadora Colecciones Arqueológicas, Museo Antropológico, Integrante Grupo de Arqueología y Patrimonio Regional GRAPA Universidad del Tolima, Ibagué. *** Coordinadora Visitas Escolares y Colección Piezas Arqueológicas, Museo Antropológico, Integrante Grupo de Arqueología y Patrimonio Regional GRAPA - Universidad del Tolima, Ibagué. **** Coordinadora Laboratorio de Arqueología, Museo Antropológico, Integrante Grupo de Arqueología y Patrimonio Regional GRAPA - Universidad del Tolima, Ibagué.
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Introducción El Museo Antropológico de la Universidad del Tolima es el acumulado de 47 años de un gran esfuerzo y una labor de construcción que surgió a partir de los ideales de varios académicos, vinculados al desaparecido Instituto Superior de Bellas Artes de la Universidad del Tolima. Los ciudadanos Michael Lentz (de nacionalidad Belga), maestro en artes plásticas y profesor de la mencionada Escuela de Bellas Artes; y Pedro José Ramírez Sendoya, sacerdote tolimense y pionero de estudios antropológicos en la zona sur del Tolima, fueron quienes promovieron y propusieron a las directivas universitarias de la época la creación de esta entidad académica y cultural, en el año 1967 (Acuerdo 006 del Consejo Superior Universitario). Proyecto que decidieron apoyar e impulsar profesores recién vinculados a la universidad, con el particular interés de Cesar Velandia Jagua y Manuel León Cuartas (Cuartas, 2014). En sus inicios, se le asignó el nombre de Museo del Hombre Tolimense, calificativo absolutamente local y reduccionista que hacía invisible la complejidad y larga duración de los procesos de ocupación humana del territorio tolimense. Otro propósito, sin duda, hacía referencia a la imperiosa necesidad que tenía en ese momento el departamento del Tolima de avanzar y sobreponerse al estancamiento sociocultural que significó el fuerte proceso de violencia bipartidista ocurrido en la zona, y que, específicamente en el campo antropológico, necesitaba un mínimo conocimiento científico acerca del pasado prehispánico y de las comunidades indígenas que todavía subsistían en diversas áreas del Tolima. En sus primeros años, su avance fue muy lento y con bastantes contratiempos en su desarrollo, debido a dificultades presupuestales para afrontar actividades propias de la investigación antropológica y museográfica, en un ambiente bastante adverso de una universidad muy joven que, además, se había diseñado con una orientación hacia las ciencias agropecuarias. Asimismo, el museo no fue ajeno al fuerte debate político universitario de la década de los años
setenta, y para el año 1978 la escuela de Bellas Artes es cerrada definitivamente. El museo que hace parte de dicha escuela también es clausurado, y sus organizadores perseguidos y expulsados temporalmente del claustro universitario. En dicho año, el Consejo Superior Universitario decide anexar el museo como una dependencia de la Facultad de Ciencias de la Educación. En el año 1980, de nuevo son vinculados los profesores sancionados, y se reinician las actividades de investigación y de museología. En el año 1982 es reabierto con la primera exposición arqueológica, con el nombre de Museo Antropológico, un calificativo mucho más incluyente y acorde a los intereses del campo antropológico. Finalmente, con la creación de la Facultad de Ciencias Humanas y Artes en el año 2008 (Acuerdo 042 del 29 de octubre), pasa a ser un recurso académico de la misma, y es adscrito al departamento de Ciencias Sociales y Jurídicas. El Museo Antropológico tiene como finalidad contribuir al conocimiento de los diversos y complejos procesos culturales que desarrollaron las sociedades que habitaron la región tolimense, en distintos periodos cronológicos: Prehispánico, Conquista-Colonia y República. A través de la investigación en arqueología de campo y laboratorio, ha tratado de aportar a la comprensión de los diferentes periodos históricos mencionados. Asimismo, ha procurado sensibilizar a diferentes franjas de la sociedad hacia la protección de los bienes culturales y la recuperación del patrimonio arqueológico. Otros programas están orientados a divulgar y educar a la comunidad en general en diversos aspectos de la vida cultural de las sociedades antiguas, y a promover el sentido de pertenencia y apropiación de determinados valores culturales en la región y en el contexto nacional; por medio de exposiciones permanentes, temporales e itinerantes. La tradición investigativa del Museo Antropológico se ha constituido en un sustrato de capital importancia para impulsar y desarrollar otros dos ejes fundamentales: la debida adecuación de un Laboratorio de Arqueología para el procesamiento de materiales de campo y el apropiado estudio, catalogación y preservación,
Panorámica del Museo Antropológico, 2014.
La investigación arqueológica, un aporte fundamental para el conocimiento de la historia tolimense El interés por comprender las dinámicas socioculturales sucedidas a lo largo de la historia de la región, es el elemento que propicia el inicio de la investigación arqueológica en el Tolima. Durante muchos años este proceso fue muy lento. Éste se inicia con trabajos pioneros en la década de los cuarenta y cincuenta del siglo veinte. En el valle del Magdalena y, al sur de la cordillera Central y en la zona de Chaparral (Reichel-Dolmatoff & Dusán, 1943–1944; Cubillos, 1945; Cubillos &
Bedoya, 1954). En general, se puede plantear que hasta finales de los años setenta la investigación que se realizó en el Tolima y su región periférica fue esporádica y en sitios aislados. Los propósitos fundamentales eran obtener un conocimiento sobre determinados yacimientos y adquirir materiales arqueológicos, que ayudaron bastante a generar las primeras discusiones sobre la problemática prehispánica regional (Salgado et al., 2006).
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sus fines misionales a partir del conocimiento arqueológico, con la pretensión de dar continuidad a la construcción de una identidad regional desde la diversidad de la región tolimense, que también se expresa, desde el remoto pasado, por medio de los resultados de investigación y de los objetos arqueológicos.
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de las colecciones patrimoniales. Y la proyección social a través de la extensión universitaria, en medio de la cual se concreta el interés por difundir y enseñar el conocimiento académico que se gesta desde el museo. Para finalizar, se puede agregar que a lo largo de casi cinco décadas el museo universitario ha desarrollado
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Durante los años ochenta y gran parte de los noventa, la investigación arqueológica se acrecienta en diferentes partes del Tolima y en áreas circunvecinas, comenzando con monografías de pregrado, y posteriormente, con una serie de proyectos puntuales, desarrollados por algunos profesionales. Los trabajos se caracterizan por la descripción de sitios y el establecimiento de tipos, grupos o complejos cerámicos, y su relación con áreas vecinas. A partir de 1990, en el ámbito de la Universidad del Tolima se gesta un impulso a la investigación en todos los campos del saber, que en sus inicios es bastante moderado pero que se acrecienta a través de incentivos internos, hacia la generación de investigación y políticas de orden gubernamental nacional. Este nuevo panorama permitió generar cambios al interior del museo, y así, iniciar y consolidar un Programa de Investigación en Arqueología Regional, y la conformación del colectivo de trabajo o Grupo de Investigación en Arqueología y Patrimonio Regional GRAPA, que ha desarrollado labores de investigación, preservación y divulgación del conocimiento arqueológico regional desde 1995. Uno de sus propósitos fundamentales ha sido difundir las nuevas percepciones que aporta la investigación acerca del pasado precolombino, y así contribuir a fortalecer en los actuales habitantes de la zona y del país revalorizadas nociones sobre las gentes antiguas del Tolima y sus logros culturales. Por medio del registro arqueológico de campo, de los estudios arqueológicos de laboratorio, de análisis especializados y del trabajo conjunto con otras disciplinas afines, se ha podido avanzar para diferenciar periodos de ocupación humana y establecer una secuencia cultural para la larga ocupación prehispánica y en las épocas posteriores de la región (Conquista-Colonia y República). Al mismo tiempo, se han hecho aportes tendientes a profundizar en el conocimiento sobre la dispersión de estilos y tradiciones, estrategias adaptativas, formas de organización socio-política y económica y la comprensión del pensamiento simbólico. El Programa de Investigación en Arqueología Regional ha desarrollado proyectos de campo en diferentes ambientes de la zona: Roncesvalles,
Cajamarca, Espinal y Guamo. Otro tema que por su alcance patrimonial y científico es necesario resaltar, es tener un verdadero conocimiento de la variedad y número de reservas de elementos, piezas arqueológicas y etnográficas que posee el museo universitario. Por lo tanto, se está adelantando, desde el año 2007, el proyecto “Clasificación, catalogación y sistematización de las colecciones del Museo Antropológico” (Salgado et al. 2010a; Salgado, Sabogal & Llanos, 2011).
Publicaciones del Grupo de Investigación GRAPA, 2014.
A los anteriores esfuerzos investigativos podemos agregar otro de especial trascendencia académica para la Universidad, para su museo y para el departamento del Tolima: organizar y llevar a cabo una exposición arqueológica temporal e itinerante, referente a los antiguos habitantes del territorio. “El Tolima milenario, un viaje por la diversidad” fue diseñada para que realice un recorrido de varios años (2010 a 2016), por las principales ciudades capitales del país. El Tolima milenario y los diferentes proyectos del Programa de Arqueología Regional, son el resultado del constante apoyo académico, financiero y logístico proporcionado, durante todos estos años, por diferentes instancias y la Universidad del Tolima. Asimismo, son fruto de las excelentes relaciones interinstitucionales con distintas dependencias de la Subgerencia Cul-
tural del Banco de la República (Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales FIAN,
Museo del Oro, Biblioteca Darío Echandía y su Área Cultural en Ibagué).
Panorámica del Laboratorio de Arqueología, 2014.
Durante estos años (2002-2014), esta edificación ha sido sometida a diferentes intervenciones de carácter estructural y locativo, con el propósito de acondicionar los espacios para darles un apropiado uso en actividades de investigación académica, y como un lugar debidamente adecuado para salvaguardar las colecciones arqueológicas. En resumen, el Laboratorio de Arqueología es un escenario de suma importancia para los fines misionales del museo universitario. En dicho establecimiento se realizan diferentes labores relacionadas con la arqueología de gabinete, pues allí se procesan, registran, investigan y almacenan, los materiales procedentes de la fase de campo, en el marco de los proyectos de investigación. El laboratorio se encuentra dotado con una serie de equipos e implementos que per-
miten adelantar algunos procedimientos y análisis, como: clasificación de elementos cerámicos y líticos para la conformación de tipologías esenciales para la sustentación de periodizaciones y desarrollos culturales; conservación arqueológica (limpieza, consolidación y restitución de faltantes en piezas); preparación de muestras para estudios especializados (secciones delgadas en fragmentos de cerámica, artefactos líticos y suelos para su caracterización y búsqueda de elementos esqueletales de polen y fitolitos, carbón vegetal y muestras orgánicas para datación, procesamiento de restos botánicos, de fauna, humanos y de metalurgia); y finalmente, un adecuado almacenamiento de las colecciones arqueológicas, procedentes de diferentes partes del territorio nacional. El origen de la colección de piezas cerámicas y otros objetos arqueológicos que posee el Museo Universitario proviene de la donación que realizó de su colección particular, en los inicios de los años setenta, el entonces rector de la universidad, Doctor Rafael Parga Cortés. En el transcurso de los siguientes años, el número de adquisiciones se ha estado incrementando paulatinamente por medio de donaciones que realizan personas particulares o propietarios de predios rurales y profesores vinculados a la Universidad. Pero sin duda, el mayor número de objetos proviene de los diferentes procesos de investigación que adelanta el museo desde su creación. Asimismo, se debe mencionar una colección conformada por 79 piezas, facilitada en fidecomiso por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), en el año 2008; y otra de 66 piezas (entre cerámicas y líticos), entregada en el año 2013 por el Doctor Lorenzo Peláez, a través del
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Desde el año 2002, el Museo Antropológico cuenta con un espacio propio donde funciona el Laboratorio de Arqueología, construcción que tiene un valor histórico y patrimonial adicional por ser la vivienda más antigua que todavía subsiste al interior del campus universitario, en terrenos que hicieron parte de la antigua hacienda de Santa Helena.
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Laboratorio y colecciones arqueológicas
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Centro de Investigación Nataima, de la sede de CORPOICA, ubicado en Espinal, Tolima. Para finalizar, podemos agregar que la colección de piezas cerámicas está conformada por 476 unidades, provenientes de diferentes áreas culturales del país, y por una excelente muestra de esculturas líticas de la cordillera oriental tolimense (101 elementos). Así como una pequeña colección de metalurgia, hueso, pedrería y diversos utensilios líticos; para conformar alrededor de 750 objetos arqueológicos. Otro activo patrimonial de gran importancia como material académico y científico son las colecciones de referencia de elementos cerámicos, líticos y restos orgánicos, que se encuentran bajo la protección del museo universitario. A partir de su fundación, hasta el presente, el museo ha
Detalle de una parte del depósito de piezas cerámicas, 2014.
tenido dentro de sus políticas la disposición para recibir además de piezas completas, muestras arqueológicas conformadas por fragmentos de cerámica, líticos, restos óseos humanos, faunísticos y macrorrestos vegetales (semillas, maderas y carbón vegetal), que tengan un contexto arqueológico definido en una o varias de las etapas de la investigación científica de campo. Por lo general en nuestro medio, una vez recuperada la información arqueológica que pueden proporcionar a través del estudio e interpretación, a este tipo de muestras no se les da
el debido tratamiento (manejo, almacenamiento y conservación), a pesar de estar amparadas por la misma legislación referente a los materiales arqueológicos completos. En realidad, la protección para esta clase de colecciones no ha sido seriamente considerada como un tema que requiere de mayor atención por parte de universidades, museos y especialistas encargados de la investigación y de los hallazgos arqueológicos. Entre otras razones, porque los especialistas no hacen una adecuada labor de persuasión hacia los entes administrativos con el fin de lograr efectivos aportes financieros en recursos humanos y logísticos, y por falta de espacios adecuados y personal calificado en las instituciones museísticas y centros académicos. Además del poco interés de los arqueólogos para comprometerse en dispendiosos y largos proyectos de inventario y catalogación de muestras (Botero, 1999; Cataño & Bran, 2011; Endere & Politis, 2002; Mora, 2002; Nuñez, 2010; Ortiz & Pimienta, 2008; Salgado, Sabogal & Llanos, 2011; Sullivan, 2002). De esta manera, el museo universitario acumuló una gran cantidad de materiales arqueológicos que proceden de proyectos de investigación y de sitios excavados por especialistas. Estadísticamente, la cifra se acrecentó bastante desde 1990, con el auge de la arqueología preventiva (léase comercial o por contrato), y con el inicio y desarrollo, desde 1995, del Programa de Investigaciones Arqueológicas Regionales del Museo. En consecuencia, la institución llegó a tener una cifra superior a los cien mil elementos, entre fragmentos cerámicos y líticos, aparte de las muestras de carácter orgánico. Sin embargo, estos materiales no estaban organizados adecuadamente y se encontraban expuestos a condiciones adversas que lentamente los degradaban, con la consecuente pérdida de su actual y futuro contenido académi-
pecto a las colecciones de piezas completas, se ha terminado con los materiales que corresponden a las áreas culturales Quimbaya, San Agustín, y con la colección de estatuaria lítica. Podemos agregar que las colecciones de referencia arqueológica debidamente habilitadas contienen y ofrecen valiosa información que puede ser apropiada en diversos escenarios académicos. En primer lugar, son un invaluable material de
consulta científica, pues se han conformado con materiales que provienen de sitios rigurosamente registrados por medio de prospecciones y excavaciones. Los estudios (técnicos y formales), han permitido a los especialistas proponer y sustentar periodizaciones y áreas culturales, así como caracterizar antiguos procesos sociales. En el campo de la investigación arqueológica futura, su mayor y real valor radica en que pueden llegar a ser útiles en la elaboración de nuevos conocimientos a través de otros modelos y metodologías (Cataño& Bran, 2011; Drennan & Mora, 2002; Lleras, 2010; Nuñez, 2010; Salgado, Sabogal & Llanos, 2011). En el ámbito de la docencia universitaria, la valoración y gestión de las colecciones le permite a otros campos disciplinares ampliar sus posibilidades de experimentación y construcción de nuevo conocimiento, así como poder extenderlo más allá del alcance meramente arqueológico (museología, museografía, las artes en
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Panorámica de parte de los depósitos de elementos cerámicos y líticos, 2014.
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co. Ante esta situación, el equipo de investigación (grupo GRAPA) evaluó la situación y determinó que se hacía ineludible otorgársele la debida adecuación y conservación a esta serie de colecciones, cuya procedencia es la investigación científica de terreno, a través de los propios trabajos de campo del museo y de otros investigadores. De igual manera, se atendería y daría cumplimiento a las disposiciones legales y a las exigencias del registro de piezas y elementos arqueológicos ante el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH). Por consiguiente, se procedió a dar inicio desde el año 2007 a un completo proyecto que incluye todas las reservas patrimoniales que tiene a su cargo el museo universitario. Los principales objetivos de esta investigación son realizar un detallado y completo inventario, clasificación y catalogación, de las piezas enteras y de las colecciones de fragmentos cerámicos, líticos y restos orgánicos, cuyo resultado es tener un debido orden técnico, sistemático y administrativo de las colecciones arqueológicas del museo universitario (Salgado et al., 2010a; Salgado, Sabogal & Llanos, 2011). En el momento, y después del largo proceso de limpieza, clasificación y catalogación que ha incluido diversas actividades de trabajo de laboratorio (la información detallada acerca de la metodología seguida se puede consultar en Salgado et al., 2010; y Salgado, Sabogal & Llanos, 2011), incluyendo la correspondiente separación de elementos no diagnósticos, con el fin de que los depósitos tengan una adecuada capacidad de almacenaje, se ha terminado la sistematización de la base de datos de la colección de fragmentos cerámicos, que corresponde a 53 proyectos de investigación, conformando un total de 25.686 elementos que provienen de diversas regiones del país, tales como: Arauca, Amazonas, Atlántico, Bolívar, Caldas, Cauca, Chocó, Cundinamarca; Huila, Nariño, Quindío, Santander, Tolima y Valle del Cauca. Al mismo tiempo, se avanza con las muestras líticas (19.500 artefactos en 20 proyectos), y se ha finalizado la primera fase de inventario y clasificación de los restos arqueobotánicos, arqueozoológicos y óseos humanos. Res-
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sus diferentes manifestaciones, comunicación, dencia museística de exhibir solamente piezas sociología, arquitectura y ciencias básicas). espectaculares, desde el punto de vista estético Somos conscientes de la responsabilidad que le y monetario. En lugar de observar e interactuar concierne al museo universitario, y que desde con objetos de la vida cotidiana, que como emisodicho escenario se deben impulsar prontamente res patrimoniales del pasado nos informan acerca canales fluidos de comunicación hacia otras uni- de acontecimientos y logros alcanzados por sociedades académicas; con el propósito de iniciar un dades pretéritas, desde el saber producido en la diálogo de saberes transdisciplinario, tendiente universidad. Un conocimiento de vital transcena potenciar las colecciones e impulsar diferentes dencia para la construcción y apropiación de la nociones interpretativas y otras manifestaciones identidad, como una creación o construcción sopedagógicas, que permitan elaborar contenidos cial que se nutre de elementos como las costummucho más atractivos sobre la historia prehis- bres, los valores y las creencias. Esta identidad pánica, con la finalidad de que el público no es- se construye a partir de la apropiación que hacen pecializado los apropie y disfrute. los actores sociales de determinados elementos Desde el punto de vista de una arqueo- culturales considerados como diferenciadores y logía de carácter público, mucho más incluyen- definidores de la propia autenticidad o identidad. te, hemos dado inicio en el período más reciente Lo anterior nos incita a reflexionar acerca de la (2013-2015), a unas prácticas tendientes a supe- identidad como un asunto en el que los individuos rar límites entre el interés de la academia formal adoptan y aceptan dicho elemento aglutinador y otras posibilidades pedagógicas y cognitivas. en el interior de su cultura, además de utilizarse Por lo tanto se ha incorporado al recorrido mu- como un hecho distintivo en el entorno social. seístico una visita a una sección del laboratorio En nuestro caso, las diferentes coleccioy a una pequeña muestra de las reservas, con la nes con las cuales cuenta el Museo Antropológico finalidad de que dicha franja estudiantil tenga un juegan un papel fundamental en la construcción acercamiento al trabajo arqueológico de labora- de la identidad en el ámbito regional, porque a torio, al tratamiento que se le otorga a las colecciones y pueda experimentar otras posibilidades (académico-sensitivas), a partir de un ambiente académico que trata de despojarse de su fetichismo de cientificidad y de la visión exótica y romántica que han construido los científicos, la literatura y el cine de aventuras acerca de quienes realizan el trabajo arqueológico; además reforzada por la imagen popular sobre los hallazgos y por la antigua tenExhibición de fragmentos cerámicos en el Laboratorio Arqueológico, 2014.
La identidad cultural es de suma importancia para la remembranza del pasado, y esto se puede llevar a cabo a partir de los objetos materiales dejados como evidencias de las construcciones de grupos humanos desparecidos en el tiempo, con elementos simbólicos que son propios y que ayudan a construir la mentalidad.
Visita al Laboratorio de Arqueología, experiencia sensorial con fragmentos de cerámica, 2014.
Promoviendo escenarios de apropiación cultural.
La difusión de la historia arqueológica regional desde el Museo Universitario Para la región tolimense, el Museo Universitario está llamado a ser un espacio cultural que trascienda la visión estática y expositiva del museo tradicional, para convertirse en un
lugar donde el visitante renueve sus propias apreciaciones acerca de la diversidad cultural antigua, y sobre los contenidos culturales y simbólicos que hacen parte de los objetos y
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[…] se reconocen históricamente en su propio entorno físico y social, y es ese constante reconocimiento el que le da carácter activo a la identidad cultural [...] El patrimonio y la identidad cultural no son elementos estáticos, sino entidades su-
jetas a permanentes cambios, están condicionadas por factores externos y por la continua retroalimentación entre ambos (Molano, 2007 ).
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partir del trabajo de difusión realizado en las instituciones educativas, las charlas, conferencias, visitas a la sala permanente y al laboratorio, hemos logrado que se valoren elementos patrimoniales propios de nuestra región, donde
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demás elementos que conforman las colecciones arqueológicas. A partir de dicha perspectiva, consideramos que el papel fundamental del museo puede tener una reorientación en sus contenidos y en las maneras de difundirlos, conforme a la diversidad de públicos que se acercan a vivir la experiencia de conocer e interactuar con el conocimiento de la historia regional. Esta propuesta dio inicio con la creación de un nuevo guion para la exposición permanente del museo (año 2012), cuyo propó-
En la actualidad, el museo se plantea estrategias implementadas en otros centros culturales, que nos permitirán un mejor acercamiento respecto a la educación y a la interacción del público con una exposición más atractiva y versátil para los espectadores. Incorpora tendencias museológicas contemporáneas en la redefinición de las relaciones entre el museo como un puente o medio que comunica, permite construir conocimiento, y además, resalta los sentimientos de identidad y memoria entre
Sala de exposición permanente con el último montaje museográfico, 2012.
sito es la secuencia cultural prehispánica de la región tolimense que se ha construido a partir de la investigación. Los propósitos que se proyectaron en el guion y nuevo montaje museográfico están dirigidos para que el recorrido museístico sea mucho más atractivo y entretenido, y al mismo tiempo, pretende fomentar un pensamiento crítico desde la arqueología pública, alrededor de temáticas específicas acerca del pasado, en las que los visitantes proyecten la reconstrucción de estereotipos culturales en sus contextos de socialización cotidiana.
los distintos tipos de visitantes, y pasa del diálogo emisor-receptor a relaciones más activas y participativas. Los anteriores argumentos son necesarios para el propósito de divulgar los resultados científicos de la arqueología, que está estrechamente articulada a las colecciones de referencia arqueológica que reposan en nuestra unidad académica. Todo ello con la finalidad, a largo plazo, de crear un consistente impacto sobre la población urbana y rural, respecto al patrimonio y a la historia regional, desde el quehacer del Museo Antropológico.
Visita guiada a la sala de exposición permanente del Museo Antropológico, 2014.
blación estudiantil de formación básica primaria y secundaria de la ciudad de Ibagué, en el sector urbano y rural. Las mismas están encaminadas a hacer de la arqueología un escenario público donde los visitantes no especializados entiendan la importancia de esta disciplina para la reconstrucción de la historia y la identidad de una región y/o nación. Dicha identidad implica, por lo tanto, que las personas o grupos que se acercan al museo se reconozcan históricamente en su propio entorno físico y social. Es este constante reconocimiento lo que le da carácter activo a la identidad cultural, al construir referentes históricos y culturales, y dar forma a la memoria; a través de pesquisas del pasado y de todos aquellos elementos simbólicos o referentes que le son propios y que ayudan a construir el presente y a proyectar el futuro. En el primero de estos proyectos han participado instituciones educativas de la zona urbana. Los alumnos han vivido una experiencia significativa que les ha permitido cambiar la manera de apreciar el museo y las colecciones, a partir de las actividades lúdico-pedagógicas. De esta manera han pasado de ver los museos como unos escenarios ajenos e indiferentes, a espacios de diálogo, discusión y recreación.
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Para iniciar de manera práctica este diálogo entre visitantes, la exposición museológica, el laboratorio y las reservas, se están desarrollando dos proyectos de extensión, con el auspicio financiero de la Oficina de Proyección Social. Las propuestas se han dirigido a la po-
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Esculturas líticas de la cordillera Oriental tolimense, Museo Antropológico, 2014.
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Decorando pectorales antropozoomorfos, Museo Antropológico, 2014.
trativo para que las dos entidades desarrollaran la exposición arqueológica temporal “El Tolima Milenario, un viaje por la diversidad”. Logro de especial trascendencia para la región tolimense, pues presenta por primera vez en Ibagué, y en las ciudades más importantes de Colombia, una muestra arqueológica itinerante sobre los antiguos habitantes del territorio que hoy conocemos como Tolima. La información científica y los materiales arqueológicos que conforman la exposición provienen en gran parte de las colecciones y de los resultados del Programa de Arqueología Regional que desarrolla el Museo Antropológico, y de piezas de la colección orfebre y cerámica del área “Tolima” que tiene el Museo del Oro; así como de los estudios adelantados a lo largo de setenta años por diferentes generaciones de arqueólogos. El discurso busca que el público visitante comprenda las dinámicas culturales ocurridas
El segundo proyecto está dirigido a estudiantes de algunos corregimientos de Ibagué, una franja poblacional en condiciones especiales de vulnerabilidad. Incluye una visita guiada a la sala expositiva y a las reservas en calidad de exposición y talleres lúdico-pedagógicos. Así, el recorrido museístico se convierte en una serie de experiencias cognoscitivas, en las que lo más importante es el aprendizaje, el goce y el disfrute, desde la realización de réplicas de objetos y artefactos prehispánicos, empleando múltiples materiales (arcilla, escarcha, porcelanicrón, cartón, etc.), en diferentes técnicas, como: cerámica, pintura y repujado. Estos resultados educativos han sido enriquecedores y de gran impacto, pues han permitido que el museo tenga diferentes maneras de proyectar el conocimiento científico con formas Repujando nuestros ancestros, Colegio Normal Superior. Ibagué-Tolima, 2013. más didácticas y lúdicas, al servicio de la población estudiantil. Las apropiadas relaciones interinstitu- en el territorio tolimense a partir del largo periocionales a lo largo de varios años, entre el Mu- do prehispánico, los procesos de Conquista, Coloseo Antropológico de la Universidad del Tolima nia y República, y el tema del mestizaje, vigente y el Museo del Oro del Banco de la República, se en la actualidad a través de la gran diversidad de constituyeron en el soporte jurídico y adminis- artes y prácticas culturales de los habitantes del
Por otra parte, surgió la necesidad de ampliar las perspectivas de divulgación para llevar la exposición a las comunidades rurales y campesinas, en especial las que conforman los municipios del departamento del Tolima y sus áreas periféricas. Dicha situación permitió diseñar y realizar una versión en pendones del Tolima Milenario, dirigida a poblaciones que no cuentan con unas adecuadas condiciones museográficas, logísticas y de seguridad para albergar la exhibición viajera con piezas. Entre los principales propósitos de esta actividad de extensión universitaria está el de promover el sentido de pertenencia y promocionar la revalorización del patrimonio cultural prehispánico en las comunidades municipales y rurales de la región tolimense. Asimismo, se pretende avanzar en la capacitación de los profesores rurales con el fin de que acrecienten sus conocimientos acerca de la historia regional y puedan tener otros elementos pedagógicos, útiles en la construcción de identidad regional. Se puede considerar que la exposición en pendones es una herramienta muy significati-
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Tolima. Los resultados científicos de la arqueología permiten explicar y ambientar el alto grado de complejidad y creatividad que alcanzaron las sociedades de ceramistas y orfebres que habitaron las vertientes andinas de las cordilleras Central y Oriental, así como el amplio valle del río Magdalena, en regiones que ahora hacen parte del Tolima. Las crónicas españolas y la evidencia arqueológica señalan lo dramático e ignominioso que fue para las comunidades nativas el proceso de Conquista, la perdida de sus valores culturales a través de la servidumbre y, finalmente, su aniquilación, sometimiento y asimilación por medio del mestizaje durante la Colonia y la República (Salgado et al., 2010). Esta exposición viajera ha sido diseñada para que en un periodo de siete años (20102016), realice un recorrido por las principales capitales del país, donde el Banco de la República tiene sus áreas culturales y museos. Hasta el presente, ha sido exhibida en las ciudades de Ibagué, Bogotá, Armenia, Pasto, Villavicencio, Cúcuta y Medellín. En total ha sido visitada por 84.400 personas.
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Exposición temporal “El Tolima milenario, un viaje por la diversidad” sala del Banco de la República. Ibagué-Tolima, 2010.
va en la difusión del conocimiento arqueológico regional, al interior del departamento y en otras localidades circunscritas al área de influencia de la región tolimense. Hasta este momento cuenta con aproximadamente 20.000 visitantes, que han apreciado y disfrutado de la muestra y de otras actividades pedagógicas dirigidas a escolares de básica primaria y primeros años de bachillerato, relacionándolos con la historia precolombina del Tolima, en su pueblo, vereda o escuela rural.
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“El Tolima milenario, un viaje por la diversidad” en la Casa de la Cultura de Guamo-Tolima, 2013.
Hasta el momento, este acontecimiento cultural de especial trascendencia para la divulgación del conocimiento científico que se produce en el Museo Universitario y en el Museo del Oro, ha sido difundido en el Tolima y en diferentes regiones del país, a un poco más de 100.000 personas. Estas han tenido la oportunidad de realizar un recorrido histórico de varios milenios, y tener una aproximación referente a la cultura y a los logros alcanzados por las sociedades antiguas del territorio tolimense, a través de los objetos arqueológicos y de un conocimiento especializado, dispuestos en un lenguaje común, asequible a diversas franjas de público. Se ha generado un proceso de extensión universitaria de largo alcance, de mayor apropiación social y con un positivo impacto en las poblaciones urbanas y rurales, que puede medirse estadísticamente. Sin lugar a dudas, ha resultado mucho más efectivo que la circulación de la producción intelectual en
el cerrado “circuito especialistas- academia- institucionales ”, (Cataño y Bran 2011; 258-259).
Agradecimientos Los estudios del Programa de Arqueología en la región tolimense, que adelanta el grupo GRAPA del Museo Antropológico desde hace varios años, se han podido desarrollar gracias al apoyo presupuestal, logístico y de soporte académico proporcionado por diferentes instancias de la Universidad del Tolima. El Banco de la República, a través de la Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales (FIAN), el Museo del Oro y el Área Cultural de Ibagué (Biblioteca Darío Echandía), nos han otorgado presupuesto para el Programa de Investigación, sin el que no hubiéramos podido alcanzar los resultados que tenemos. Los proyectos de extensión universitaria que estamos iniciando cuentan con el apoyo económico de la oficina de Proyección Social de nuestra Universidad. Agradecemos los derechos fotográficos a los estudiantes Diego Fernando, Laura Ríos y Andrés Felipe Salgado Ramírez. Y finalmente, al maestro Manuel León Cuartas, por la información aportada sobre la fundación y primeros años de funcionamiento del Museo Antropológico.
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Taller de arqueología, MAPUKA
Cuando se habla de arqueología del Caribe colombiano, hay que mencionar a Carlos Angulo Valdés. El profesor Angulo, pionero de la arqueología colombiana, inició sus investigaciones regionales en la década de 1950, en el bajo Magdalena, las cuales lo llevaron a identificar un complejo cerámico al que denominó “Tradición Malambo” (Angulo, 1981). Su caracterización, una cerámica modelada, con incisiones anchas y pintura zonificada, le permitió sugerir posibles relaciones culturales entre esta región y el bajo Orinoco hace unos dos mil años. A partir de 1974, luego de dirigir el Instituto Etnológico del Atlántico, el profesor Angulo se incorpora a la Universidad del Norte (Barranquilla), en donde retoma las investigaciones en el municipio de Malambo, y extiende su trabajo a Rotinet, Sabanalarga, Tubará y
otros lugares del departamento (Angulo 1955, 1983, 1988). Esta actividad lo lleva a crear y consolidar el Laboratorio de Arqueología de la Universidad, articulado además a sus cátedras de arqueología de Colombia y América. Las diferentes excavaciones arqueológicas que coordinó, generaron una numerosa colección de artefactos. Su prestigio y reconocimiento en la región llevaron a que particulares decidieran entregar sus colecciones arqueológicas a la Universidad del Norte, ampliando el número de objetos cerámicos y líticos del laboratorio. Se destacan las colecciones de las familias Nieto, Maestre, Puche, Saint-Priest y Escalante. En el año 2011, y por intermediación del profesor Jorge Villalón, la familia Oeding, de origen alemán, y que durante décadas estuvo radicada en el municipio de Zambrano, Bolívar, hizo entrega de una
El proyecto universitario La Universidad del Norte, en cabeza de su rector, el Dr. Jesús Ferro Bayona, asumió el compromiso institucional que implica la custodia de colecciones arqueológicas, no solamente conservándolas en condiciones óptimas, Cabeza con representación humana, colección archivo MAPUKA
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sino socializándolas a través de un museo arqueológico universitario. Una propuesta única en el ámbito nacional, si hacemos referencia a instituciones privadas de educación superior. Es así como, desde el año 2011, se asume el proyecto de museo universitario como un agente de cambio, acometiendo una serie de actividades fundamentales: inventario de la colección, con el apoyo del arqueólogo Ricardo
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importante colección de objetos de oro, vasijas cerámicas, herramientas de piedra y objetos de concha, que ilustran la intensa actividad comercial que se dio en el bajo Magdalena en época prehispánica. La sensibilidad y respeto que esta familia tiene respecto al Patrimonio Nacional, así como la confianza que le da la Universidad, motivaron la entrega de la numerosa colección, buscando solamente que el esfuerzo de la Sra. Kaethe de Oeding por salvaguardar estos objetos no hubiera sido en vano. Vale la pena resaltar que buena parte de esta colección fue estudiada y analizada por los investigadores Gerardo y Alicia Reichel-Dolmatoff, y los resultados de este trabajo fueron publicados posteriormente (Reichel-Dolmatoff, 1991). Actualmente, la Universidad del Norte tiene una numerosa colección que asciende a los 1.579 objetos, debidamente registrados ante el Instituto Colombiano de Antropología e Historia, de acuerdo con los artículos 63 y 72 de la Constitución Nacional, y el régimen legal y reglamentario aplicable a los bienes del patrimonio arqueológico de la Nación (Número de registro 3.698). El legado de Carlos Angulo Valdés está más que vigente, y su sueño de dar a conocer el diverso pasado cultural de la región Caribe colombiana es ahora un hecho.
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Mendoza y Edwin Forbes; la elaboración de un guion museológico, coordinado por Sneider Rojas; y un proceso de pre-curaduría, con el apoyo del conservador Pablo Obando. Durante este proceso se contó con la asesoría de especialistas de la Universidad Externado de Colombia, en términos de manejo de colecciones, gracias a Roberto Lleras; así como de investigadores reconocidos en la región, como Ana María Falchetti, Augusto Oyuela, Santiago Giraldo y Luisa Fernanda Herrera. La selección de la colección a exhibir hizo necesaria la implementación de un programa de conservación y restauración, a cargo de Andrea Straush y Alberto Restrepo, los cuales fueron apoyados también por la conservadora Kai-Patrizia Engelhardt, del Museo Etnológico de Berlín. Estas actividades permitieron definir, además, los criterios de intervención del resto de la colección para el futuro. Bajo la dirección del profesor Miguel Ángel Ruiz, del departamento de Diseño Industrial de la Universidad, recuperamos para la memoria de la región el petroglifo de Tubará, conocido como piedra pintada, que se encuentra en regular estado de conservación y a merced del clima y los visitantes. Nuestro museo exhibe a la entrada una réplica exacta a escala de este hito cultural y geográfico de la región. Paralelamente, se puso en marcha una actividad fundamental: la identidad del museo. En ella estuvieron involucrados y comprometidos estudiantes de diseño gráfico, coordinados por los profesores Beatriz Jiménez y León Mejía, abriendo un espacio de formación y desarrollo profesional a un buen número de estudiantes y egresados de estos programas. Este grupo de profesionales, desde sus distintas perspectivas, ha jugado un papel fundamental en la visión que se tiene del Museo
Arqueológico de Pueblos Karib, y ha buscado responder a preguntas fundamentales que se hace una institución de este tipo: ¿Qué hacer desde el museo? ¿Cómo? ¿Para qué? ¿Para quiénes?
MAPUKA entra en escena Es evidente que la región Caribe tiene una oferta cultural limitada en términos de museos, sobretodo de tipo arqueológico y antropológico. Se destacan en Barranquilla las gestiones del Museo del Caribe y del Museo Universitario de la Universidad del Atlántico (MAUA); en Cartagena el Museo del Oro Zenú, y el Museo Histórico, en el Palacio de la Inquisición; y en Santa Marta el Museo Tairona y la Quinta de San Pedro Alejandrino. Aunque los esfuerzos de estas instituciones son evidentes, estamos en mora de ponernos a la par de otras regiones del país y fortalecer una red regional de museos. En el año 2007, en el Primer Encuentro Iberoamericano de Museos, que se llevó a cabo en Salvador de Bahía, Brasil, se hizo explícito en su declaración final que “[…] se comprenden los museos como instituciones dinámicas, vivas y de encuentro intercultural, como lugares que trabajan con el poder de la memoria, como instancias relevantes para el desarrollo de las funciones educativa y formativa, como herramientas adecuadas para estimular el respeto a la diversidad cultural y natural y valorizar los lazos de coheOcarina con representación humana, colección archivo MAPUKA
Sala de exhibición MAPUKA
MAPUKA, memoria Caribe Está claro que los museos son potenciadores de la memoria individual y colectiva, en tiempos en
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Siguiendo esa directriz fundamental, se puso en marcha un diseño arquitectónico que generara un ambiente de recogimiento y reflexión, y le permitiera al visitante conectarse con su pasado, buscando además que la sala fuera neutra y que la colección fuera la protagonista exclusiva. Es claro que entendemos el museo, nuestro museo, como un espacio de reflexión, bajo las premisas teóricas de la museología del conocimiento, que no da cuenta de grandes relatos, sino que abre la posibilidad a múltiples miradas e interpretaciones (multisensorial y polisémico). No se trata de una secuencia histórico-cultural con un discurso oficial único y poscolonial, que caracteriza a los museos creados como respuesta a la globalización, mediante el desarrollo de la identidad tradicional frente a la identidad colectiva durante los siglos XIX y XX. En nuestro caso, la sala de exhibición permanente es considerada como un espacio de diversidad cultural que teje sus discursos con una trama cronológica y una urdimbre geográfica: 15 mil años de ocupación humana en el Caribe
colombiano. No se trata de responder preguntas sino de generarlas; no se trata de decir una verdad sino de motivar la búsqueda de respuestas. Se proyecta una museografía abierta e integradora que motive la adquisición de nuevo conocimiento, en términos pedagógicos y aprendizaje significativo a través de la experiencia. En este sentido, la museología es contextual: no nos centramos ni en el objeto ni en el usuario sino en la información que se presenta y en la que no. Es aquí donde los diseñadores y museógrafos jugaron un papel determinante: hacer de la visita una experiencia que involucre todos los sentidos y genere emociones. En este sentido, contamos además con dos animaciones, elaboradas por estudiantes y egresados coordinados por el profesor León Mejía, que recrean la vida cotidiana de dos pueblos indígenas que son icónicos en la región: los Zenúes y los Taironas.
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sión social de las comunidades iberoamericanas y su relación con el medio ambiente”.
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Sala de exhibición MAPUKA
donde parecen evaporarse la profundidad temporal y la ubicación espacial. Todo se quiere aquí y ahora. MAPUKA tiene el compromiso de salvaguardar un aspecto de esta memoria, nuestro pasado prehispánico y el del Caribe colombiano, mediante la puesta en escena de una muestra de la colección. Así como la memoria es selectiva, nuestra museografía también. Tuvimos la enorme responsabilidad de decidir qué se exhibía. La sala permanente permite transitar por 15 mil años de complejos procesos sociales y culturales, haciendo énfasis en aquellos hitos que marcaron el devenir histórico-cultural de los pueblos originarios de América. Los primeros pobladores, la invención de la alfarería y la domesticación de
la yuca, deben ser temas de discusión. Los desarrollos culturales particulares que son ejemplo de un manejo sostenible y respetuoso del ambiente, como los canales y camellones zenúes o las terrazas y estructuras de piedra de los taironas, no pueden pasarse por alto. Son evidencia del amplio conocimiento y avance tecnológico de aquellos que vivieron, al menos, dos milenios antes que nosotros en este territorio, y nos legaron un conocimiento que estamos en mora de retomar y salvaguardar. No cabe duda de que existe un hito geográfico que, culturalmente, ha dividido y unido la región: el río Magdalena. Un curso de agua que sirvió de frontera en tiempos pasados, y aún hoy limita los departamentos del Magdalena y
En toda esta inmensa región la base fundamental de la vida diaria sigue siendo la herencia indígena: la hamaca y la canoa, el maíz y la yuca, la olla de barro y la estera de chingalé. Y al sondear más profundo, algo más allá de estos aspectos aparentemente materiales, al inquirir en los sistemas simbólicos, las creencias cosmológicas y los mitos y cuentos que tratan del río y las lagunas, de los peces, tigres y caimanes, surge un mundo que no es ibérico, un mundo que en gran parte tiene aún nexos con el pasado prehispánico (1991, p. 20). El pasado prehispánico del Caribe sigue latente en cada mito, baile, cuento, comida e historia que se teje en un escenario distintivo por su abundancia y diversidad; un pasado poco reconocido y valorado por sus habitantes, pero que se conserva en el presente en nuevas maneras de vivir la esencia Caribe. Por ello, nuestro museo se plantea como un escenario vivo que requiere renovación, cambio y una oferta cultural diversa para un público ávido de nuevos contenidos. MAPUKA contem-
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Cuenco con representación de animales, colección MAPUKA
americano. Qué sería del resto del mundo sin el maíz, el aguacate y la calabaza. El encuentro fue traumático y llevó a la desaparición de innumerables culturas, pero su herencia sigue latente en cada bollo de maíz o yuca sancochada que nos comemos a diario. Como dicen Alicia y Gerardo ReichelDolmatoff, luego de pasar una temporada en Jesús del Río (corregimiento del Municipio de Zambrano), y estudiar parte de la colección Oeding que hoy tenemos expuesta:
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del Atlántico; pero que también jugó un papel determinante en la comunicación de las tierras bajas del Caribe con el interior del país. Por sus aguas se trasladaron los Malibúes, un pueblo que comercializó objetos e ideas desde y hacia el Caribe, y consolidó grandes mercados de intercambio en lo que ahora se conoce como el municipio de Zambrano. Finalmente, entra en escena la llegada de Europa al continente Americano. Ese encuentro que, entre muchos aspectos, se ve reflejado en la comida. Qué sería de la comida española o alemana sin la papa, originaria de los andes peruanos; o de las pastas italianas y el ratatouille francés, sin el tomate domesticado en México. Qué harían los suizos sin el chocolate
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pla, en este sentido, dos aspectos fundamentales: El primero es una sala de exhibiciones temporales, con condiciones óptimas de humedad relativa y temperatura, que permiten la recepción de muestras itinerantes nacionales e internacionales. Esta dará la posibilidad de traer el mundo a la región, y darle movilidad a nuestra colección y mayor oferta a los visitantes. El segundo aspecto contemplado, que influye de manera determinante en su sostenibilidad, en términos de actualización de contenidos, es la investigación. El museo se sustenta en el quehacer del grupo de investigación “Memorias del Caribe”. Este grupo cuenta con líneas de investigación en patrimonio, historia y arqueología, que fortalecen su acción hacia el futuro, manteniendo su vigencia. Actualmente, el grupo tiene varios proyectos relacionados con temáticas patrimoniales en curso en el Caribe colombiano, específicamente en la bahía de Cartagena de Indias (un inventario de patrimonio cultural sumergido) y Santa María la Antigua del Darién (en el marco de un proyecto del Ministerio de Cultura y el ICANH), así como dos proyectos internacionales en territorio Panameño (en el archipiélago de las Perlas y campos elevados de cultivo en la cuenca del río Bayano). De igual forma, MAPUKA cuenta con una zona de reserva y área para investigadores que quieran trabajar la colección o llevar a cabo proyectos respaldados por nuestro grupo de investigación. Está
Cuenco con representación de animal, colección MAPUKA
claro que la colección es el alma del museo y nuestra fuente de inspiración. Hemos recibido ya investigadores de la Universidad del Magdalena, la Universidad Nacional de Colombia (sede Medellín), la Universidad Externado de Colombia, El Museo Etnológico de Berlín y la University of Florida.
Mapukeando: Museo Universitario y la formación de públicos Tenemos claro que contamos con un público “cautivo”: nuestra comunidad universitaria, más de doce mil estudiantes de pregrado y posgrado. Pero nuestra proyección es mucho más amplia y desborda los límites del campus. Niños y jóvenes de la ciudad y de la región cuentan con un espacio pedagógico para reforzar los contenidos educativos oficiales. Se trata de un público especial que requiere acompañamiento y actividades alternas que refuercen ideas y faciliten el aprendizaje. Desde el área educativa del museo se ha propuesto que una visita a MAPUKA se convierta en un viaje de 15.000 años por los diferentes procesos que se vivieron en el Caribe colombiano. El viaje comienza con los primeros pobladores del continente y
grandes comerciantes del Caribe colombiano. Y por último, se encontrarán con el otro mundo que llegó de Europa. Un viaje a partir de restos materiales, que nos permite entender los procesos que tuvieron lugar en este territorio. Como museo universitario, algunas ocasiones nos enmarcan como una extensión del salón de clases, sin embargo, nuestra perspectiva es posicionarnos como un laboratorio de sensaciones e ideas para todo tipo de públicos. Trabajamos porque una vista a MAPUKA sea un momento de reflexión, interacción, diversión,
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transcurre hasta San Jacinto, lugar donde hace casi 8.000 años un grupo de cazadores y recolectores produjo la primera cerámica de América. En Malambo, posteriormente, se destaca la sedentarización y el cultivo de la yuca amarga. Luego se sube la Sierra Nevada de Santa Marta, en donde se encuentran evidencias de una ocupación de arquitectos sostenibles, conocidos como los “Taironas”. El visitante, luego, bajará hasta la Depresión Momposina habitada por los Zenúes, llamados los “ingenieros hidráulicos”. Se navegará por el río Magdalena con los Malibúes, quienes fueron los
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Sala de exhibición MAPUKA
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investigación y aprendizaje para cualquier tipo de visitante. Bajo este principio, se ha construido un programa educativo que sea incluyente a todos los visitantes. Para los visitantes que se acercan dentro del marco formativo, es decir grupos escolares o universitarios, hemos diseñado un estrategia que consta de tres momentos: un antes, un durante y un después. Con el fin de que la visita sea lo más significativa posible (Díaz y Morentin, 2006; Morenti y Guiasasola, 2014). En el “antes”, los docentes reciben una visita previa en la que intercambiamos experiencias pedagógicas y diseñamos actividades que fortalezcan su labor en el aula de clase, además disponemos de un amplio acervo bibliográfico sobre la historia y la cultura del Caribe a su disposición. En el “durante”, nuestros mediadores motivan a los niños y jóvenes a aprender y descubrir el pasado del Caribe colombiano; no se trata de una visita guiada sino de una interacción constante que permite un aprendizaje significativo. El “después” se centra en una actividad pedagógica previamente diseñada y concertada con los docentes, en la que se refuerzan contenidos vistos en el museo y en la clase. Las visitas están acompañadas de estudiantes de diversos programas, mediante la formación de mediadores del museo, a través del Centro de Recursos para el Éxito Estudiantil (CREE), y se hace uso de la figura de pares estudiantiles (monitores académicos), que apoyan esta actividad fundamental. Mediadores que mantienen una conversación con los visitantes, motivan la investigación y la curiosidad, y permiten el acercamiento al pasado prehispánico desde un lenguaje cercano y ameno. Estudiantes que serán futuros ingenieros, abogados, diseñadores, psicólogos y profesionales de diversas disciplinas, quienes, de manera
voluntaria, se encargan de acompañar las visitas por el museo y hacen parte fundamental del área educativa del mismo. Finalmente, se ha diseñado un plan de gestión que define la misión y la visión del Museo, en concordancia con la normativa vigente formulada por ICOM (sigla en inglés del Consejo Internacional de Museos). La planificación es fundamental en este proceso. El proyecto no concluyó con su inauguración en septiembre de 2013; fue allí cuando verdaderamente comenzó. En síntesis, MAPUKA se convierte en un lazo entre el pasado, el presente y el futuro. Ese es el espíritu de este museo arqueológico y el compromiso de la Universidad del Norte con la región Caribe colombiana.
Figura con representación de pez, colección MAPUKA
Bibliografía Angulo, C. (1955) Arqueología de Tubará. Universidad del Atlántico, Barranquilla. ________ (1981) La Tradición Malambo. Banco de la República – FIAN, Bogotá. ________ (1983) Arqueología del Valle de Santiago (Norte de Colombia). Banco de la República – FIAN, Bogotá.
________ (1988) Guájaro en la Arqueología del Norte de Colombia. Banco de la República – FIAN, Bogotá. Reichel-Dolmatoff, G. & Reichel-Dolmatoff, A. (1991) Arqueología Del Bajo Magdalena: Estudios de la Cerámica de Zambrano. Banco Popular, Fondo de Promoción de la Cultura, Bogotá. Díaz, M. P. & Morenti, M. (2006) Museos y centros de ciencia: un recurso didáctico para la Educación Primaria. En: Descubrir, investigar, experimentar: iniciación a las ciencias. Colección Aulas de Verano. MEC- Secretaría General de Educación. España Morenti, M. & Guiasasola, J. (2014) La visita a un museo de ciencias en la formación inicial del profesorado de Educación Primaria. En: Revista Eureka sobre Enseñanza y Divulgación de las Ciencias. UCA. España
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El Museo Arqueológico de Pueblos Karib (MAPUKA) permite al visitante reconocer la diversidad cultural de nuestro pasado, facilitando la comprensión y valoración de las diferencias del presente, para construir un futuro de tolerancia y respeto para todos.
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Sala de exhibición MAPUKA
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El presente artículo muestra la importancia de los estudios de públicos en los museos, por medio de una breve síntesis de los antecedentes que permiten la aparición de este instrumento en el campo museológico global, así como en el colombiano. Mediante la referencia a una experiencia localizada en el Museo Universidad de Antioquia, es posible distinguir la aplicación e importancia de los estudios de públicos en la gestión museal actual.
Antecedentes de los estudios de públicos
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Los estudios de públicos en museos empiezan a tener un desarrollo incipiente en los inicios del siglo XX. Según algunos investigadores, como Eloísa Pérez Santos (2000), se reconoce al inglés Francis Galton como uno de los pioneros de esta disciplina. Galton empleaba gran parte de su tiempo en seguir a los visitantes y realizar anotaciones sobre su comportamiento durante sus recorridos por los museos victorianos de la época. Sin embargo, es el estadounidense Benjamin Ives Gilman considerado como el principal precursor de los estudios de públicos. Gilman publicó, en 1916, un estudio sobre los problemas físicos asociados a las exposiciones, describiendo
por primera vez el principio de la fatiga del museo, al cual también hace referencia Paul Valéry (1934) en el breve ensayo “El Problema de los museos”(Valery, 1996, p.58), en el que describe algunas de las sensaciones del estar en el museo. Las primeras investigaciones con rigor metodológico aparecieron a finales de la década del 20 y principios del 30, impulsados por la Asociación Americana de Museos. Generalmente, estos estudios eran desarrollados por académicos del campo de la psicología. Dentro de las investigaciones más importantes se encuentran El comportamiento del visitante del museo (The Behavior of the Museum Visitor), de Edward S. Robinson; y los estudios de Arthur Melton, quien investigaba la influencia del diseño espacial de la exposición en el comportamiento de los visitantes. Para
Estudio de públicos MUUA, visitantes entrevistados al finalizar su recorrido por el museo. 2014.
reacciones del público frente a las exposiciones y las campañas publicitarias del Royal Ontario Museum de Toronto. Para finales de la década de 1970, Harris Shettel y Chandler Screven empiezan a elaborar estudios cualitativos sobre la transmisión del lenguaje expositivo. Solo hasta la década del 90 empiezan a percibirse grandes avances en el desarrollo de los estudios de públicos, tanto a nivel cuantitativo como cualitativo y mixto, en los que se exploran técnicas de la estadística, la psicología y la antropología, con principal énfasis en el uso de metodologías etnográficas. A partir de este énfasis se crean departamentos en los museos que se dedican a la investigación de públicos en países como Francia, España, Gran Bretaña y Estados Unidos; y se desarrollan investigaciones de gran relevancia en México y en algunos países de América del Sur.
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la década del 50 se registró un decaimiento en la elaboración de estudios cualitativos, y se desarrollaron en mayor medida estudios de carácter cuantitativo. Durante la década del 60 se evidencia un auge en los estudios con grandes muestreos, en los que se caracteriza al público y las motivaciones de sus visitas; entre los más representativos se encuentran los estudios de Taylor (1963), en el pabellón de ciencias de la Exposición Universal de Seattle; y el de Johnson (1962), en los museos de la región metropolitana de New York. En esta misma década en Europa, Bordieau y Darbel (1962) realizan una encuesta internacional para caracterizar al público de los principales museos del continente; mientras que en Canadá, Cameron y Abbey (1961) desarrollan un estudio para conocer las
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Visitantes exposición temporal: Museos para una sociedad sostenible, 2015, Archivo MUUA
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Visitante exposición temporal Curiosidades y Colecciones: Maravillas del Coleccionismo, sección ubicada en la planta baja del MUUA. 2014.
Los temas que fueron abordados en estas investigaciones son de carácter variado, y van desde aspectos cuantificables hasta rasgos cognitivos, culturales y sociales, en las relaciones del visitante con el museo.
Anotaciones generales sobre los estudios de públicos en Colombia En Colombia es posible situar el desarrollo de los estudios de públicos en los inicios de la década de 1990. Estos estudios se caracterizaban por centrar sus objetivos en la comprensión detallada de los perfiles de los visitantes, la percepción durante la visita en cuanto a la expografía, los contenidos, los servicios complementarios y el comportamiento y uso en el espacio museal. En la primera década del año 2000 es posible evidenciar un mayor desarrollo en los estudios de públicos. Nuevas instituciones museales empiezan a elaborarlos -aunque de forma
aislada-, y se abre un nuevo panorama que permite considerar otras temáticas de exploración, entre las que se encuentran los servicios específicos del museo, las exposiciones temporales o de corta duración, el uso de páginas WEB, las motivaciones de visita, entre otras. Durante el año 2002 el Museo Nacional de Colombia consolida el Observatorio de Públicos como un espacio para la reflexión alrededor de problemas relacionados con la identidad y la representación en el museo; también se encarga de realizar estudios de percepción sobre sus exposiciones, entre los que se encuentra un primer estudio para la Sala Conquista. Hoy en día se evidencia que dentro de las estructuras organizacionales de algunas de las instituciones museales del país, las funciones relacionadas a la exploración del conocimiento sobre los públicos se encuentran ligadas a sus áreas de educación. Sin embargo, algunas limitaciones relacionadas a la gestión institucional y a la escasa valoración de su relevancia han limitado su crecimiento exponencial en relación a otros periodos.
En 1991 el Committee on Advance Research and Evaluation definió el estudio de públicos como: El proceso de obtención de conocimiento sistemático de y sobre los visitantes de museos, actuales y potenciales, con el propósito de incrementar y utilizar dicho conocimiento en la planificación y puesta en marcha de aquellas actividades relacionadas con el público (AAM, 1991). Por otro lado, Bitgood (1996) propone una definición que reúne estas características:
Entrevista realizada a no públicos en Florida Parque Comercial, Medellín, foto: Sonia Peñarette Vega
En este orden de ideas, encontramos que los estudios de públicos son una herramienta fundamental a la hora de comprender a profundidad las necesidades, opiniones y expectativas del público sobre lo que ocurre en el espacio museal, así como para la generación de estrategias y nuevos servicios que estén acordes a sus expectativas y contextos sociales y culturales. También, son un ejercicio de reconocimiento, valoración y evaluación del trabajo que desempeñan los trabajadores de museos, y hacen parte de la responsabilidad que el museo adquiere con sus públicos, en cuanto reconoce sus opiniones como parte del proceso de evaluación y cambio. En la actualidad, los estudios de público se convierten en una herramienta necesaria en cualquier institución de gestión patrimonial para el desarrollo exitoso de su comunicación con el público y para la generación de nuevas estrategias en sus áreas de acción. Aunque bien es sabido que cada museo tiene necesidades que difieren según su contexto y tipología, es cierto que cada museo debe conocer en profundidad a su público, alejándose, de esta manera, del viejo paradigma que se sustenta en la convicción de que lo que se exhibe y ofrece al público es lo que debería ser, lo cual no se debe a la falta de cualificación, pericia o inteligencia de su personal, sino a la ausencia de métodos científicos de análisis de la realidad del museo y su público (Pérez, 2000).
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Las definiciones acerca de los estudios de públicos son extensas, entre ellas se destaca la elaborada por el Committee on Advance Research and Evaluation (CARE), de la Asociación Americana de Museos, así como la del sicólogo estadounidense Steve Bitgood.
[…] los estudios de públicos abogan por la inclusión de los mismos como fuente de información para desarrollar exposiciones y programas para que tengan un impacto deseado en sus visitantes. Este cuerpo de conocimiento proviene de estudios de investigación, tanto como de proyectos de evaluación, y su metodología deriva en mayor parte de las ciencias sociales (p.15).
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Definiciones e importancia de los estudios de públicos
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Este conocimiento se convierte en un elemento dinamizador que abre el diálogo y la reflexión entre el público y el museo, lo que genera un nuevo camino para acercarse a las personas, y conectarse de forma contextualizada con sus intereses y necesidades. En este sentido, pensar el museo como un lugar dinámico, contextualizado y abierto al diálogo y a la reflexión, es el principal motivador para la generación de estas exploraciones, ya que: “Integrar las capacidades, necesidades e ilusiones del público en todas las áreas de trabajo del museo […] es absolutamente vital para su éxito” (Hooper-Greenhil, 1998, p.14). De esta forma, “el reto de hoy es conservar las preocupaciones
Entrevista realizada a no públicos. Centro Comercial Los Molinos. 2014.
tradicionales del museo, pero combinándolas con valores que se centran en cómo los objetos conservados en los museos pueden mejorar la calidad de vida de todos” (Hooper-Greenhil, 1998, p.10).
La experiencia del Museo Universidad de Antioquia El Museo Universitario Universidad de Antioquia (MUUA) es una dependencia adscrita a la Vicerrectoría de Extensión de la Universidad de Antioquia, fue creado en 1970 mediante el Acuerdo No. 3 expedido por el Consejo Superior, por medio del cual se fusionaron dos antiguos museos: el de Ciencias Naturales, fundado en 1942 por el profesor Eduardo Zuluaga, y el de Antropología, fundado en 1943 por el profesor Graciliano Arcila Vélez. También, por esta misma disposición, y gracias a la gestión del maestro Carlos Mejía Mesa, se creó la Colección de Artes Visuales. Más adelante fue adjuntada la Colección de Historia de la Universidad que se instituyó en 1993 en el Edificio de San Ignacio, declarado Monumento Nacional por el Consejo de Monumentos Nacionales en 1982. En la década de 2000, se consolidó el proyecto de Museo Interactivo con la apertura de la Sala Galileo Interactiva, inaugurada en 2001 y cerrada en 2011. El Museo Universitario Universidad de Antioquia cuenta actualmente con cerca de sesenta piezas, especímenes y bienes patrimoniales, distribuidos en cuatro colecciones: Antropología, Artes Visuales, Ciencias Naturales e Historia. Este desarrolla programas y servicios que lo convierten en uno de los espacios más visitados de la ciudad. Además, es reconocido como un centro cultural de primer orden, que desarrolla, mediante sus colecciones, una función social y educativa transcendental en las agendas local y nacional, por su modelo de trabajo comunitario y su liderazgo en programas para preservar los patrimonios material e inmaterial.
museal para su mejoramiento, por medio de la evaluación de diversos aspectos, así como a la convicción de crear e incentivar una relación más efectiva entre los visitantes y el museo y a la necesidad de conocer aquellos aspectos por los cuales éste aún no es visitado. La motivación tambien se evidencia en la búsqueda por establecer elementos de base para empender una labor redinamizadora del museo, como un espacio que busca expandir sus fronteras más allá de la comunidad en la cual se encuentra inserto, e incremente de forma contextualizada su oferta cultural, con la finalidad de llevar a cabo los objetivos que corresponden a su vocación tipológica, deontológica y misional. En este sentido, y con la finalidad de obtener herramientas para la comprensión de sus visitantes, evaluar y reconocer las acciones que el museo desarrollaba a la fecha y establecer
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El Museo Universidad de Antioquia tiene como misión institucional custodiar el patrimonio artístico-cultural representado en sus colecciones, servir como medio para el enriquecimiento integral de quienes lo visitan y propender por la salvaguardia, protección, recuperación, conservación, sostenibilidad y divulgación, que permitan el cumplimiento de la misión de la Universidad en el campo cultural y social, y con el propósito de que sirvan de testimonio de la identidad cultural, tanto en el presente como en el futuro. Cumpliendo con esta misión institucional, el museo desarrolla las tareas de gestión, divulgación, conservación y estudio de los bienes patrimoniales que reposan en los acervos de sus colecciones. El reto de emprender la realización de un estudio para el Museo Universidad de Antioquia surgió a partir de la comprensión de los aportes que esta labor puede ofrecer a la entidad
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Unidad Costa Pacífica Sala de larga duración Graciliano Arcila Vélez, Colección de Antropología, MUUA
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estrategias realistas y alcanzables en sus áreas de revisita al museo; definir el grado de conocide acción, el museo emprendió la labor de miento que el no público tiene sobre la institución llevar a cabo un estudio de públicos que exploró museal; Establecer los motivos por los cuales no diferentes aspectos, sobre los públicos y los se visita el museo; descubrir las posibilidades de no públicos del museo. Esta labor se concretó visita al museo por parte del no público; conocer bajo la dirección del antropólogo y museólogo las percepciones del no público sobre el museo e Santiago Ortiz Aristizábal, quien se desempeñó identificar los factores aspiracionales de los no como curador de la Colección de Antropología públicos, entre otras. Para el segmento de públicos se realizadesde 1987, y posteriormente fue encargado de la dirección del Museo en el año 2014; momento en el cual el Museo Universidad de Antioquia emprendió una transformación en su gestión. Para su puesta en marcha, desde la dirección del museo, se generó una plataforma de trabajo que incluía la participación de todo el personal, el cual colaboró activamente en las etapas de planificación, consolidación y recolección de la información, lo que implicó la realización de varias sesiones de trabajo, en donde se socializaron los objetivos del estudio, su metodología, se realizaron transformaciones de acuerdo a las necesidades y experiencia del personal y se capacitó en temas concernientes a la Auxiliar Administrativo del museo realizando una entrevista a visitante. 2014. recolección de la información según las herramientas establecidas para este fin. ron dos fases de exploración, la primera consisPara esta labor fue desarrollada una tió en la realización de observaciones al visitante metodología nutrida a partir de herramientas durante la visita, con la finalidad de reconocer, propias de la investigación cualitativa, orga- mediante esta herramienta, los sesgos comportanizada en dos momentos que variaron según mentales y actitudinales, la realización de recorriel segmento a explorar: públicos y no públicos dos y visitas guiadas o autónomas, el tipo de indel Museo Universidad de Antioquia, con la formación solicitada a los funcionarios del museo, finalidad de poder reconocer los componentes las piezas, especímenes y objetos patrimoniales positivos y negativos de la experiencia del vi- de mayor interés, así como aquellos comentarios sitante; identificar las necesidades del visitante espontáneos generados durante la visita. En la segunda fase, una vez el visisobre el espacio museal; indagar los componentes aspiracionales que el visitante adquiere al tante terminaba su recorrido por el museo, se finalizar su visita; explorar las motivaciones de desarrolló una entrevista semiestructurada con visita al espacio museal; evaluar las posibilidades preguntas de respuesta abierta, con la finalidad
Sala de larga duración Francisco A. Uribe Mejía, Colección de ciencias naturales, MUUA 2015
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Museo Uniersidad de Antioquia, aspectos que imagina encontrar en el museo, aspectos aspiracionales que motivaran la visita y motivos de no visita al museo, entre otros. Para su desarrollo se ralizaron visitas a diferentes lugares de la ciudad, como parques públicos, universidades públicas y privadas, así como centros comerciales, todos estos distribuidos en diferentes zonas de la ciudad para generar un mayor cubrimiento en relación a las caracteristicas socioeconómicas de los participantes. De esta manera, fueron exploradas variables del nivel sociodemográfico y de opinión. A nivel general, el universo de muestra del estudio, para los dos segmentos, estuvo compuesto por personas de diferentes grupos etarios, a excepción de los comprendidos dentro de la población infantil, pues se estableció que el trabajo con este grupo de edad requería de un manejo especial a nivel metodológico y de
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de confrontar lo observado en la primera fase y conocer de primera mano las opiniones del visitante en cuanto a su conocimiento previo de la existencia del museo, visitas previas, motivo de la visita, aspectos positivos y negativos de la experiencia de visita, aspectos aspiracionales para una próxima visita, posibilidad de una próxima visita, posibilidad de recomendar la visita al museo, entre otras. De esta forma, se exploraron variables sociodemográficas, del contexto físico, de visita, de interacción y de opinión. Para el segmento de no públicos se realizó una unica fase que consistió en la realización de una entrevista estructurada con preguntas de respuesta abierta que facilitaran la exploración de información en relación a si se visitan o no museos en la ciudad de Medellín, museos visitados, museos refrenciados, canales de conocimiento de los museos, grado de conocimiento sobre el
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Obra exhibida en la exposición temporal: Convocatoria de creación, auxiliares administrativos MUUA 2015. Kelly Agudelo Castañeda / Ad-herencia / Instalación escultórica con sonido: silla, cuerpo y vestido / 70 cm X 300 cm aproximadamente
inquietudes particulares por parte del equipo de trabajo del museo. Con la finalidad de complementar la labor y obtener puntos de partida que facilitaran fijar objetivos y establecer nuevas estrategias en las áreas de acción del museo, el estudio formuló una serie de recomendaciones que sugerían la realización de transformaciones y la generación de nuevas dinámicas de trabajo acordes a sus alcances, proyecciones y objetivos misionales. Uno de los aspectos más significativos es que estas recomendaciones no establecían de manera impositiva labores concretas a realizar, sino que formulaban abiertamente los aspectos en cuestión, con la finalidad de permitir al personal encargado la realización de aportes en contexto sobre cada recomendación, para procurar el dialogo y la
reflexión en la generación de estrategias para el cambio de manera realista. De esta forma, el estudio realizado dio cuenta de realidades a partir de las opiniones de los participantes, que apuntaron a la generación de nuevas temáticas para la reflexión y orientación de actividades que enriquecen el trabajo de las diferentes áreas de acción del museo. También, reafirmó aspectos positivos que el museo podrá mantener para procurar una experiencia de visita positiva para sus visitantes. De esta experiencia se destaca el apoyo de personal del museo, específicamente de sus auxiliares administrativos , quienes acompañaron la realización de entrevistas incluso por fuera de sus horarios laborales habituales. Esto, debido a la capacidad de acción, evaluación y voluntad de transformación que fue impulsada desde la
de las diversas relaciones que estas construyen, para permitirse reflexionar sobre su crecimiento como institución cultural al servicio de las comunidades. Como indica Silvia Alderoqui en su Elogio del Visitante: “ (…) Finalmente, los museos son relaciones entre personas y en eso radica su magia. Abrirse a los visitantes, ir hacia ellos, mezclarse con ellos...” -
Bibliografía Alderoqui, S; Pedersoli, C. (2011). La Educación en los Museos. De los objetos a los visitantes. Argentina: Editorial Paidós.
Bitgood, S. (1996). “An overview of visitors studies: what is it and what methods does it use”. International Seminar: Museums Visitors Studies, Mérida. Mérida. Díaz Balerdi, I. (2008). La memoria fragmentada. El museo y sus paradojas. España: Ediciones TREA. Hooper-Greenhill, E. (1998). Los museos y sus visitantes. España: Ediciones TREA. Pérez Santos, E. (2000). Estudios de visitantes en museos. Metodología y aplicaciones. España: Ediciones TREA. Valery P. (1996) “El problema de los museos”. En Revista Ambar. Asociación de amigos del Museo de Bellas Artes de Avala. Nª6, Época 2.
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American Association of Museums (1991). Professional standards for the practice of visitor research and evaluation in museums. Estados Unidos: AAAPress.
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dirección del museo, lo que se constituye como un elemento fundamental para el éxito de los estudios de público. Actualmente, el museo está trabajado activamente en la generación de acciones concretas para convocar nuevos públicos y mejorar la experiencia de sus visitantes, con la finalidad de realizar su gestión en coherencia con su vocación en conexión con la voz de sus públicos y no públicos. El siguiente compromiso de su personal es conservar su capacidad de acción y voluntad de transformación, creando espacios para la reflexión y la evaluación sistemática sobre los cambios generados, y construir cada día una visión más amplia sobre aquellas acciones que hay que reforzar, mejorar o mantener, en pro de la dinamización del museo. El reto ahora, es incorporar de manera armónica, y desde los presupuestos conceptuales, formales y tipológicos, otros caminos, nuevas vías, articulaciones discursivas diferentes, que habían sido sido olvidadas, proponiendo y proyectando desde las colecciones y desde la interinstitucionalidad, pensando el museo desde el argumento, las ideas, los conceptos, la cultura y el conocimiento de aquellos que son su razón de ser. De esta forma, su responsabilidad es la de incluir en su interior voces complementarias y diversas, y así, lograr que temas relevantes, relacionados con la tradición, las costumbres y la cultura, se identifiquen plenamente al interior de sus comunidades; resignificando el valor de la comunicación con los públicos, para que éstos no queden al margen del proyecto museo como gestor, catalizador y socializador de conocimientos. Debe procurar que sus diferentes servicios, publicaciones, exposiciones, espacios de divulgación y difusión, tengan esa finalidad de mostrar los bienes patrimoniales y acervos culturales, y vincular a las comunidades y al museo mismo de una manera dinámica, constante y continua. Esta experiencia no solo permitió conocer y acercarse a las opiniones que los grupos de visitantes y no visitantes del Museo Universidad de Antioquia, también, permitió reconocer al interior del museo el valor de sus múltiples voces y
Base de datos Museos Universitarios Universidad Simón Bolívar Museo de Tecnologías Informáticas Teléfono: 5712621 Dirección: Av.3 # 13-34 La Playa. Cúcuta, Norte de Santander Correo electrónico: fsaenz1@unisimonbolivar.edu.co Universidad del Atlántico Museo de Antropología Universidad del Atlántico Teléfono: 3560067/3197031 Dirección: Calle 68 No. 53-45 Edificio de Bellas Artes - Barranquilla Correo electrónico: antropologia@mail.uniatlantico.edu.co Página web: www.uniatlantico.edu.co Universidad de La Salle Museo de La Salle Teléfono: 353 53 60 Ext. 2209 / 2214 Dirección: carrera 2 No. 10 – 70 - Bogotá Correo electrónico: museo@lasalle.edu.co / infomuseo@lasalle.edu.co Página web: www.museo.lasalle.edu.co Facebook: https://www.facebook.com/museodelasalle/ Twitter: @museolasalle
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Universidad Libre Museo de la Universidad Libre Teléfono: 382 1000 Dirección: Calle 8 No.5 – 80 – Bogotá Correo electrónico: secgeneral@unilibre.edu.co Página web: www.unilibre.edu.co Universidad Pontificia Javeriana Museo de los Minerales Instituto Geofísico Universidad Javeriana Teléfono: 320 8320 Ext. 6545-6550 Dirección: carrera 7 # 40 - 62, Edificio Pedro Arrupe – Bogotá Correo electrónico: nobregon@javeriana.edu.co Página web: http://www.javeriana.edu.co/geofisico Universidad Jorge Tadeo Lozano Museo del Mar Universidad Jorge Tadeo Lozano Teléfono: 242 7030 Ext. 3140 - 3142- 1950 Dirección: carrera 4 No. 22 – 61 – Bogotá Correo electrónico: museo.mar@utadeo.edu.co Página web: www.utadeo.edu.co Museo de Artes Visuales Teléfono: 2427030 Ext. 1404 - 1405 Dirección: Carrera 4 No. 22 – 40, Piso 2. Bogotá Correo electrónico: museoartesvisuales@utadeo.edu.co Página web: www.utadeo.edu.co Universidad Nacional de Colombia Museo entomológico UNAB (Universidad Nacional Agronomía Bogotá) Teléfono: 3165000 Ext. 19008 Dirección: Cra 30 No. 45-03, Facultad de Agronomía, edificio 500, 220, Ciudadela Universitaria Correo electrónico: museoento_fabog@unal.edu.co Página web: www.virtual.unal.edu.co/museos/entom_unab/index.html
Universidad Nacional de Colombia Museo Nacional de Colombia Teléfono: 3816470 Dirección: Carrera 7 No. 28 – 66, Bogotá Correo electrónico: info@museonacional.gov.co Página web: www.museonacional.gov.co Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia Herbario UPTC Teléfono: 742 2174 Ext. 1733 Dirección: Avenida Central del Norte Km 1 vía Paipa, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Edificio Central. Tunja, Boyacá Correo electrónico: herbario@tunja.uptc.edu.co Página web: www.uptc.edu.co Museo Antropológico de Tunja UPTC Teléfono: 742 2173 / 76 Ext. 1858 Dirección: Avenida Central del Norte Km 1 vía Paipa, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Biblioteca Central. Tunja, Boyacá Correo electrónico: museoarqt@donato.uptc.edu.co Página web: www.uptc.edu.co Museo de Arte de la UPTC Teléfono: 7422174 Ext. 1245 Dirección: Avenida Central del Norte Km 1 vía Paipa, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Tunja, Boyacá Correo electrónico: jesusandes@gmail.com Página web: www.uptc.edu.co Museo de Historia de la Medicina y la Salud de la UPTC Teléfono: 740 4934 CIES Dirección: Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Antiguo Hospital San Rafael. Tunja, Boyacá Correo electrónico: museo.historia@uptc.edu.co Página web: www.uptc.edu.co/museo/index.htm Museo de Historia Natural Luis Gonzalo Andrade UPTC Teléfono: 742 5253 Ext. 1390 Dirección: Avenida Central del Norte Km 1 vía Paipa, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Tunja, Boyacá Correo electrónico: museo.historianatural@uptc.edu.co Universidad del Cauca Museo de Historia Natural Universidad del Cauca Teléfono: 820 9800 Ext. 2620-26 Dirección: Carrera 2 No. 1A – 25. Popayán, Cauca Correo electrónico: museohisnatural.ucauca@hotmail.com Página web: http://museo.unicauca.edu.co Universidad de la Guajira Museo Etnográfico de la Universidad de la Guajira Teléfono: 727 3788, 727 3858 Dirección: Ciudadela Universitaria, Kilómetro 5 salida a Maicao. Riohacha, Guajira
Museo Etnográfico de la Universidad del Magdalena Teléfono: 4217940 ext. 3040 Dirección: Carrera 2 N 16-44 Claustro San Juan de NepomucenoCentro Histórico. Santa Marta, Magdalena Correo electrónico: museoetnografico@unimagdalena.edu.co Página web:www.unimagdalena.edu.co/extension/museoetnografico Universidad Mariana Museo Universitario Universidad Mariana Teléfono: 731 5121 Dirección: Calle 18 No. 32A – 01. Pasto, Nariño Universidad del Tolima Museo Antropológico Universidad del Tolima Teléfono: 2771212 Ext. 9384 Dirección: Barrio Santa Helena, parte alta, Universidad del Tolima. Ibagué, Tolima Correo electrónico: pijaosalgado@hotmail.com Página web: www.ut.edu.co/ma Universidad de Ibagué Museo de Instrumentos Musicales Universidad de Ibagué Teléfono: 2709400 Ext. 234, Directo 2709439 Dirección: Carrera 22 calle 67 - barrio ambalá, Universidad de Ibagué. Ibagué, Tolima Correo electrónico: Página web: http://museodeinstrumentos.unibague.edu.co/ Universidad Autónoma de Occidente Museo Lili Teléfono: 3188000 Ext. 11089-13025-11408 Dirección: Calle 25 No.115-85 Km.2 vía Cali JamundíUNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE OCCIDENTE. Cali, Valle Correo electrónico: rcastro@uao.edu.co , mvgonzalez@uao.edu.co Página web: www.uao.edu.co Universidad del Valle Museo Arqueológico Julio Cesar Cubillos Universidad del Valle Teléfono: 321 2975 Dirección: Calle 13 No. 100 - 00 Univalle Meléndez Ed. 318. Cali, Valle Correo electrónico: marqueol@univalle.edu.co Página web: www.museoarqueologico.univalle.edu.co
Universidad del Valle, Sede Meléndez Museo Geológico de Ingeominas Cali Teléfono: 339 3077- 3395156 Ext. 8303-8 Dirección: Carrera 98 No 16 - 00 predios de la Universidad del Valle, Sede Meléndez. Cali, Valle Correo electrónico: cali@ingeominas.gov.co Página web: www.ingeominas.gov.co Universidad Nacional Dirección de Patrimonio Cultural Teléfono: 3165000 Ext. 17605 Dirección: Bogotá D.C Página web: http://www.patrimoniocultural.unal.edu.co/ Museo de Geociencias Teléfono: 425-5129 Dirección: Carrera 80 No 65 - 223 Facultad de Minas Bloque M3 Medellín Correo electrónico: mmineral_med@unal.edu.co Página Web: http://www.museos.unal.edu.co Museo Entomológico Francisco Luis Gallego Teléfono: 4309830 Dirección: Calle 59 A No 63-20, Bloque 11, oficina 207, Universidad Nacional Núcleo El Volador, Medellín Correo electrónico: mentomol_med@unal.edu.co Página Web: http://www.museos.unal.edu.co Museo Micológico Teléfono: 4309000 Ext. 46374 Dirección: Calle 59 A No 63-20, Bloque 11, oficina 122, Universidad Nacional Núcleo El Volador, Medellín Página Web: http://www.museos.unal.edu.co Instituto Tecnológico y Metropolitano Museo de Ciencias Naturales de La Salle Teléfono: 4600727 Ext. 5512 Dirección: Calle 54 No 30-01, Campus Fraternidad del ITM, Medellín Correo electrónico: educacionmuseo@itm.edu.co Universidad de Antioquia Museo Universitario Universidad de Antioquia Teléfono: 2195180 Dirección: calle 67 No. 53 – 108 Bloque 15, Ciudad Universitaria, Medellín Correo electrónico: museo@edua.edu.co Página web: http://museo.udea.edu.co
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Universidad del Magdalena Museo de Arte Universidad del Magdalena Teléfono: 4318536 Dirección: Carrera 2 No 16-44, Seminario San Juan Nepomuceno. Santa Marta, Magdalena Correo electrónico: museodearteunimag@gmail.com Página web: www.unimagdalena.edu.co
Unidad Central del Valle del Cauca Sala Museo Centro de Historia de Tuluá Teléfono: 224 4857 Dirección: Centro de Historia de Tuluá, ciudadela universitaria UCEVA. Biblioteca. Tuluá, Valle Correo electrónico: centrohistoriatulua@gmail.com
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Universidad Surcolombiana Museo Geológico Petrolero Universidad Surcolombiana Teléfono: 875 4753 Ext. 301 Dirección: Avenida Pastrana Borrero, Universidad Surcolombiana Facultad de Ingeniería. Neiva, Huila Correo electrónico: museogeologico@usco.edu.co Página web: http://gaitana.usco.edu.co:8080/portal/museogeologico/ inicio.htm
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El Comité Editorial del Boletín ha definido los siguientes tipos de artículos: 1. Editorial: Documento escrito por el editor, por un miembro del Comité Editorial o por un investigador invitado, sobre orientaciones en el dominio temático de la revista. 2. Artículos producto de la investigación científica: Artículos inéditos producto de informes científicos y tecnológicos, cuyo resultado es el producto de una investigación original. 3. Artículos de reflexiones derivadas de investigación: Documentos que presentan resultados de investigaciones terminadas, desde una perspectiva analítica, interpretativa o crítica del autor, sobre un tema específico, recurriendo a fuentes originales. 4. Artículos de revisión de temas derivados de
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Tipo de artículos que publica el Boletín
investigación: Documentos resultado de investigaciones terminadas en las que se analizan, sistematizan e integran los resultados de investigaciones publicadas o no publicadas, sobre un campo de la ciencia o de la tecnología, con el fin de dar cuenta de los avances y de las tendencias de desarrollo. Se caracteriza por presentar una cuidadosa revisión bibliográfica de por lo menos cincuenta referencias. 5. Traducciones o transcripciones: Traducciones de textos clásicos o de actualidad, o transcripciones de documentos históricos o de interés particular en el dominio de publicación del Boletín. 6. Artículo corto: Documento breve que presenta resultados originales preliminares o parciales de una investigación científica o tecnológica que, por lo general, requieren una pronta difusión. 7. Reporte de caso: Presenta los resultados de un estudio sobre una situación particular, con el fin de dar a conocer las experiencias técnicas y metodológicas consideradas en un caso específico. Incluye una revisión sistemática comentada de la literatura sobre casos análogos. 8. Documentos de reflexión no derivados de investigación. 9. Originales sobre un problema o sobre un asunto particular. 10. Ponencias. 11. Reseñas bibliográficas de obras de reciente aparición. 12. Discusiones, comunicaciones y experiencias en el trabajo con comunidades.
CÓDICE
Los autores interesados en participar en el Boletín Científico y Cultural Códice deben enviar sus artículos según los parámetros que se enuncian a continuación. Los temas que convoca el Boletín se enmarcan dentro del patrimonio, la memoria cultural, la museología, la curaduría y áreas afines, el Museo Universitario y sus colecciones, el desarrollo de sus programas, actividades, servicios y exposiciones temporales.
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Instrucciones a los autores 1. Los trabajos presentados a Códice deben ser inéditos. Un artículo sometido a consideración del Boletín no debe haber sido publicado previamente, ni debe estar sometido a otra publicación durante el proceso editorial. 2. La extensión del artículo debe oscilar entre cinco (5) y quince (15) cuartillas escritas en fuente Times New Roman, 12 puntos, espacio y medio, y en hojas tamaño carta enumeradas consecutivamente. Debe ser digitado en el programa Microsoft Word (versión 2000 en adelante). 3. El artículo debe contener: título en español, resumen en español, palabras clave en español, referencias bibliográficas que cumplan con el sistema de citación bibliográfica que se refiere al final de este apartado. Las tablas y las figuras deben ir en el texto inmediatamente después de haber sido citadas. 4. Debe incluirse el apoyo gráfico o fotográfico para ilustrar los textos, y entregarse en un archivo aparte. Las imágenes deben estar en formato JPEG, tener una resolución mínima de 300 ppp y contar con su respectivo pie de foto. 5. El pie de foto debe construirse con la siguiente estructura: detalle de la imagen o título. Autor (si lo requiere). Lugar. Año. Fotógrafo, propietario de la foto o de la colección. 6. Datos para el envío de la correspondencia: profesión, nombre, cargo actual, institución donde labora, dirección postal, correo electrónico, teléfono, celular, fax. 7. El Comité Editorial se reserva el derecho de ajustar el artículo para mantener la uniformidad en el estilo del Boletín. 8. Cada autor recibirá cinco (5) ejemplares de cortesía del Boletín Científico y Cultural Códice del Museo Universitario de la Universidad de Antioquia. 9. Los autores o titulares de los artículos aceptados autorizan la utilización de los derechos patrimoniales de autor, los de reproducción, comunicación pública, transformación y distribución, a la Universidad de Antioquia/Museo Universitario, para incluir su escrito en Códice, Boletín Científico y Cultural, en su versión impresa y en su versión electrónica.
Instrucciones especiales para la digitación del artículo 1. No incluir saltos de página o finales de sección. 2. Los siglos, que se digitan en letras latinas o griegas, deben ir en versales. 3. Si se desea resaltar palabras o frases del texto, no use la letra negrita ni el subrayado; sólo la letra cursiva. 4. Para las citas textuales deben usarse comillas dobles, no simples. 5. Cuando se empleen siglas o abreviaturas, se debe anotar primero la equivalencia completa, seguida de la sigla o de la abreviatura correspondiente entre paréntesis, y en lo subsecuente se escribe sólo la sigla o la abreviatura respectiva. 6. Evitar las notas de pie de página; en caso de ser muy necesarias, deben contener solamente aclaraciones o complementos del trabajo que, sin afectar la continuidad del texto, aporten información adicional que el autor considere. 7. Las citas, referencias bibliográficas y hemerografías se incluyen al final del artículo. 8. Las referencias deben estar basadas en revistas indexadas, libros o patentes (evitar el uso de información obtenida de Internet), y deben ser presentadas según el sistema de citación bibliográfica APA (American Psychological Association).
A. Libros 1. Debe aparecer: apellido del autor, coma, iniciales del nombre, punto, fecha entre paréntesis, punto, título subrayado o en letra cursiva, punto, lugar de edición, dos puntos, editorial, punto. Por ejemplo: Carr, W. y Kemmis, S. (1988). Teoría crítica de la enseñanza: La investigación-acción en la formación del profesorado. Barcelona: Martínez Roca. 2. Cuando el lugar de edición no es una capital conocida, es apropiado citar la provincia, el estado o el país. Por ejemplo: Comes, P. (1974). Técnicas de expresión-1:
Bartolomé, Margarita; Echeverría, Benito; Mateo, Joan y Rodríguez, Sebastián (Coord.). (1982). Modelos de investigación educativa. Barcelona: ICE de la Universidad de Barcelona. 4. Si durante el texto se cita una referencia de más de tres autores, se puede citar el primero seguido de la expresión et al. (y otros). Por ejemplo, “Bartolomé et al. (1982)”, “Gelpi et al. (1987)”. Pero en la bibliografía deben aparecer todos los autores. Por ejemplo: Bartolomé, Margarita; Echeverría, Benito; Mateo, Joan y Rodríguez, Sebastián (Coord.). (1982). Modelos de investigación educativa. Barcelona: ICE de la Universidad de Barcelona. 5. A veces el autor es un organismo o institución. En estos casos, para evitar la repetición, la referencia se señala al final con la palabra “autor”. Por ejemplo: Ministerio de Educación y Ciencia (1989). Libro Blanco para la Reforma del Sistema Educativo. Madrid: autor. 6. Cuando se trata de obras clásicas, de las cuales se ha consultado una versión reciente, pero interesa especificar el año de la versión original, se puede hacer entre paréntesis después de la referencia consultada. Por ejemplo: Bacon, Francis (1949). Novum Organum. Buenos Aires: Losada. (Versión Original 1620). 7. Cuando existen varias ediciones diferentes, se especifica entre paréntesis después del título, en números. Por ejemplo: Brueckner, L.J. y Bond, G.L. (1984). Diagnóstico
8. Si una obra no ha sido publicada, pero se conoce su pronta publicación, se escribe en lugar de la fecha la expresión “(en prensa)”. Por ejemplo: Rodríguez Rojo, Martín (coord). (en prensa). Actas del Simposio Internacional sobre Teoría Crítica e Investigación/Acción. Universidad de Valladolid: Valladolid, 1-4 de noviembre. 9. Si son varios volúmenes los que componen la publicación, los cuales han sido editados en varios años, éstos se escriben separados por un guión. Por ejemplo: Arnau, Juan (1981-1984). Diseños experimentales en psicología y educación, (2 Tomos). México: Trillas. 10. Cuando son compilaciones (readings), se especificará después del nombre, compilador, editor, director o coordinador. Por ejemplo: Haynes, Lucila (Comp.). (1989). Investigación/acción en el aula (2ª ed.). Valencia: Generalitat Valenciana. 11. Cuando se cita un capítulo de un libro, el cual es una compilación (reading), se cita en primer lugar el autor del capítulo y el título del mismo, seguidamente el compilador (Comp.), editor (Ed.) o director (Dir.), coordinador (Coord.), título (las páginas entre paréntesis). Lugar de edición: y editorial, igual que en la referencia de cualquier libro. Por ejemplo: Guba, Egon G. (1983). Criterios de credibilidad en la investigación naturalista. En José Gimeno Sacristán y Angel. Pérez Gómez (Comps.), La enseñanza: su teoría y su práctica (pp. 148-165). Madrid: Akal. 12. Cuando el apellido del autor es muy corriente, se suelen poner los dos apellidos. Por ejemplo: Martínez Rodríguez, Juan B. (Coord.). (1990). Hacia un enfoque interpretativo de la enseñanza. Granada: Universidad de Granada.
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3. Si hay más de dos autores, deben aparecer todos separados por punto y coma, excepto el último que va precedido de la conjunción ‘y’. Por ejemplo:
y tratamiento de las dificultades en el aprendizaje (10 ed.). Madrid: Rialp.
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Guía para la redacción y presentación de trabajos científicos, informes técnicos y tesinas, (2ª ed). Vilassar de Mar, Barcelona: Oikos-Tau.
B. Artículos de revistas. 1. En este caso, lo que va subrayado, o en letra cursiva, es el nombre de la revista. Se debe especificar el volumen de la revista y las páginas que ocupa el artículo, separadas por un guión. Se especificará el volumen y el número de la revista, cuando cada número comienza por la página uno. Por ejemplo: García Ramos, J. Manuel (1992). Recursos metodológicos en la evaluación de programas. Bordón, 43, 461-476. 2. En los demás aspectos, las normas son equivalentes a las dadas por las referencias de libros.
C. Otros documentos.
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1. Si se trata de documentos no publicados y que se desconoce su posible publicación, se puede indicar con la palabra “inédito”. Por ejemplo: Blanco Villaseñor, Ángel (1984). Interpretación de la normativa APA acerca de las referencias bibliográficas. Barcelona: Departamento de Psicología Experimental, Universidad de Barcelona (inédito). 2. Cuando se trata de comunicaciones y ponencias presentadas a congresos, seminarios, simposios, conferencias, etc., se especifica autor, título y congreso, puntualizando, si es posible, el mes de celebración. Al final se puede poner la palabra “paper” para indicar que no ha sido publicado. Por ejemplo: Pérez Gómez, Ángel (1992). La formación del profesor como intelectual. Simposio Internacional sobre Teoría Crítica e Investigación Acción, Valladolid, 1-4 abril, (paper). 3. Si se conoce la publicación posterior de la comunicación presentada a un congreso, también se puede especificar. Por ejemplo: Cronbach, Lee J. (1974). Beyond the two disciplines of the scientific psychology. Comunicación a la Asamblea de la APA, 2 de septiembre. Reproducido en Más allá de
las dos disciplinas de la psicología científica. En F. Alvira, M.D. Avia, R. Calvo y F. Morales, (1979). Los dos métodos de las ciencias sociales, (pp. 253-280). Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas. Todos los ejemplos y explicaciones respectivas en http//museo.udea.edu.co
Sistema de arbitraje 1. La recepción de artículos no implica obligación de publicarlos. Una vez recibida la contribución, el Coordinador Editorial verifica que el contenido sea apropiado para el Boletín y que cumpla los requisitos establecidos para los autores. A continuación se prepara una hoja de control para seguir el progreso de la evaluación del artículo. La hoja de evaluación incluye: el o los nombres de los autores, la dirección postal y electrónica, el título del artículo, la decisión tomada por el Comité Editorial luego de la evaluación, y la fecha de aceptación o de rechazo del artículo. 2. El Coordinador Editorial enviará el artículo al Comité Editorial para su evaluación. Los miembros del Comité recibirán el manuscrito, además de una hoja de evaluación para consignar sus comentarios y sus recomendaciones sobre la aceptación o el rechazo del artículo. 3. Después de realizar la evaluación, el Comité Editorial toma una decisión sobre la publicación del artículo. La decisión puede ser: 3.1. Aceptar el artículo con modificaciones: El Coordinador Editorial devolverá el trabajo con las evaluaciones de los pares, para que el autor lleve a cabo las modificaciones sugeridas. Una vez se reciba el artículo corregido, el Comité Editorial revisará el artículo y tomará una decisión final. 3.2. Rechazar el artículo: El Coordinador Editorial devolverá el artículo con las evaluaciones, e informará las razones para no publicarlo en su forma actual.