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Maite Barraza BrionesPerdida

Perdida

Maite Barraza Briones Liceo Santa Teresita - Talca

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Muy lejos de la ciudad había una pequeña y hermosa familia, donde la más porfiada era Camila, una niña de diez años. Ellos vivían en un lugar muy conectado con la naturaleza; había colinas, muchos árboles y mariposas. Todo eso los hacía aún más alegres.

Un día a la hora de almuerzo empezó a temblar muy fuerte. Los padres asustados le dijeron que no podía alejarse, que debían mantenerse unidos. Camila sabía que no podía salir sola; aunque era tan porfiada, y sin avisar salió a jugar y a caminar para conectarse con la naturaleza como todos los días, pero empezó a temblar más fuerte y se cayó por la colina. La pobre Camila rodó por el suelo, y se perdió.

- ¿Dónde estoy?, se preguntaba.

Intentó escalar para salir, lo que se hacía casi imposible; después de varios intentos fallidos empezó a caminar y caminar, y se encontró con un lugar muy bonito. Las chinitas volaban suavemente, los pajaritos cantaban, pero de pronto escuchó un rugido, y pensó, “Si escuchara mejor a mis padres no estaría asustada, ni siquiera estaría aquí perdida”. En ese momento salió un pequeño león intentando rugir, y a lo único que atinó Camila fue a gritar:

- ¡Aaaaayyyyy! ¡Qué lindooooo! Se acercó a él, lo tomó en sus manos acariciándolo; era un cachorro y estaba muy asustado, hasta que se dio cuenta que Camila era buena. Jugaban todos los días y se hicieron amigos. Y así pasó el tiempo, alrededor de dos años; se cuidaban el uno al otro.

Una mañana salieron a jugar y el león corre por un lugar desconocido para ella, un lugar que ya ni recordaba. Subieron unas colinas hasta llegar a la cima. Ven de lejos una casa y a Camila le parece todo familiar, tanto así que se acerca y toca la puerta. Sale una señora a abrir con un florero en las manos, al ver a Camila lo suelta y con gran emoción exclama:

- ¡Hija!

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