ISSN:2322-74GX | A帽o 27 | Edici贸n 186 | Distribuci贸n gratuita | 14.000 ejemplares | Medell铆n, septiembre de 2014 | www.periodiconexos.com.co
02
Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS
Septiembre de 2014
Ilustración Juan José R. Bianchi
En EAFIT
04
Punto crónico
Desarrollo del liderazgo: una construcción permanente Redacción Nexos
La Universidad Eafit lleva a cabo este semestre la segunda versión del Curso para el Desarrollo del Liderazgo, ofrecido por el Departamento de Desarrollo Estudiantil a los miembros de los grupos estudiantiles de la Universidad.
08 Los peluches de Medellín 09
Las muñecas de Ámsterdam Valeria Zapata Giraldo
Simón Pérez Londoño
Diferentes ciudades, diversas costumbres, pero un mismo telón: el deseo insaciable y continuo del ser humano por comerciar con la pasión sexual y el erotismo. Un mundo de muñecas y peluches, de sabor y sinsabor.
Opinión
17
Los libros y la vida Héctor Abad Faciolince
Alguien dijo una vez que hay tres tipos de personas: las que viven la vida, las que la escriben y las que la leen.
Encuentros
06
14
Medellín no es un límite, es una frontera Jaime Zapata Villarreal
La Fiesta del Libro y la Cultura tiene este año como tema las fronteras. En esa medida, cultura y literatura se convierten en una excusa para derrumbar eso que nos impide configurarnos como ciudad: fronteras físicas, sociales, culturales y morales.
10
Redacción Nexos
Cultura
12
Foto reportaje
Retratos de La Magdalena El primer día de septiembre Juan Gonzalo Betancur salió de su casa a emprender un viaje que se había prometido desde hace 30 años: recorrer el magdalena de abajo hasta arriba pasando por los 128 municipios ribereños a medida que escribe pequeñas historias que comparte en un sitio web exclusivo para su propósito.
¿Pa’ qué ir a la universidad, si puedo leer los libros de Cortázar en mi casa o en un parque?
Memorias residuales Mauricio Correa
En Medellín, los recuperadores de libros se dedican a rescatar fotografiìas, textos, cartas y esquelas decorativas que encuentran en la basura para devolverlos los ciudadanos interesados en preservar la memoria nacional.
Letras
13
29.5
16
Selección de poemas
18
Tareas no hechas
Mauricio Correa
Mauricio Correa encontró su vocación de Cronopio en una universidad diversa: al aire libre, en los rincones de su casa, en los buses, en los bares… Y dice: “uno entra en Cortázar y se puede quedar viviendo ahí: en el mundo Cortázar”.
Maria Camila Cardona Simón Pérez Londoño
Recientemente nombrado en la comisión de la verdad en los Diálogos de La Habana, Gustavo Duncan hace una reflexión en torno al actual proceso de paz y a sus implicaciones en el narcotráfico y la sociedad civil.
Actualidad
05
“Es muy difícil que las Farc regresen a la guerra”
Valeria Zapata Giraldo
¿Para dónde se fue la Maga? Este es un relato que imagina una de las infinitas posibilidades de lo que pudo haber sido de la desaparecida coprotagonista de la primera parte de la novela de Julio Cortázar, Rayuela. Tres poemas desempolvados de acuarimántima, revista que circuló entre los setenta y ochenta y que hizo impregnar el ambiente latinoamericano de nuevos aires de poesía. Luis Miguel Rivas
El recién publicado libro por el Fondo Editorial Eafit y Letra x Letra, es una recopilación de crónicas y textos del escritor Luis Miguel Rivas que cuentan historias cotidianas a través de la perspectiva sensitiva y pensamientos del autor.
Septiembre de 2014
03
Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS
El legado de un maestro Simón Pérez Londoño
Director / sperezl1@eafit.edu.co
L
a esencia del maestro no es brindar un conjunto de datos académicos que llenen la bibliografía de la mente y que vayan debilitando el ánimo propio del intelecto. Más bien, es la transferencia de unas ansias irrefrenables de conocimiento, un traspaso de dudas, de inquietudes y hasta de desasosiegos. Por eso, un verdadero maestro más que conformismo y tranquilidad, deja a su paso una turbulencia reflexiva, un albor de futuras perspectivas y una esperanza en los modos de hallar o negar la realidad.
En efecto, ha triunfado un maestro si, a su partida, más que lágrimas quedan debates, si más que una mediocridad hacia la vida, se vislumbra un desafío ineludible y tendiente a las más altas excelencias. Es por esa razón que los discípulos que han honrado a sus guías no son precisamente aquellos que, bajo la candidez de la memoria, repiten innumerables sermones, sino aquellos que, aun bajo el yugo de las contrariedades de la existencia, conservan el ánimo y la perseverancia en un camino, así sea sin salida.
El arte de enseñar más excelso, como bien lo entendieron los filósofos presocráticos, siempre termina vinculado a una forma de vida, a una manera de entenderse en el mundo y de sobrevivir en él. No hay verdadera enseñanza si, tras ella, no corre la pasión y el deleite que marchan al lado del conocimiento, si no se considera el saber mismo como una de las razones más fuertes para conservar el ímpetu. El maestro, siguiendo eso, es una abeja que deja clavado el aguijón ponzoñoso de la inquietud y de la pasión por dudar; y no es necesariamente quien inyecta la miel del sosiego y de lo determinado. El maestro no es tampoco quien brinda la exactitud de una verdad pura, clara y sin dolor. En muchos de los casos, el maestro es aquel que sacude, que vuelve frágil hasta lo que parece más estable y más consolidado. Su papel, en esos casos, es de confrontación y de sacudida de los pilares que pueden estar sosteniendo las más infames mentiras y ficciones. Así, termina
siendo un terremoto que en lugar de heridos trae consigo la capacidad de reconstruir lo averiado y de formar desde cero una construcción que nos permite entender la banalidad de no pensar. Lastimosamente, el maestro ha sido reemplazado paulatinamente por profesores que enseñan a aplicarle las leyes de la gravedad a la caída del Imperio Romano, pero que a su partida no dejan más que la certeza y la inutilidad del dato. El aguijón de la duda viene siendo reemplazado, en los horrores de un sistema educativo mal planteado, por la desidia y por el imperio de la calificación. Si Diógenes de Sínope en la Antigua Atenas salía con una linterna a pleno sol en busca del verdadero hombre, hoy nosotros nos vemos con la misma necesidad de hallar maestros dentro de la selva soporífera de la academia. Es por eso que, una vez se encuentra, ese maestro se convierte en la fuente de la que es posible beber el líquido amargo de la curiosidad.
DIRECCIÓN Simón Perez Londoño sperezl1@eafit.edu.co GERENCIA María F. Villafañe García mvillafa@eafit.edu.co
Ideas y Cultura Asociación Cultural
Periódico Estudiantil NEXOS
EDICIÓN Valeria Zapata Giraldo vzapata1@eafit.edu.co Valentina Bustamante Mesa María Camila Cardona Aguirre Susana Galvis Bravo Daniela Navarro Bohórquez Natalia Zuluaga Salazar DESARROLLO HUMANO Gabriela Restrepo Betancur grestr12@eafit.edu.co María Camila Hernández Correa EDICIÓN WEB Y Tatiana Ramírez Gómez SOCIAL MEDIA tramire3@eafit.edu.co Laura Álvarez Llano Sofía Pérez Aristizabal
Agradecerles a esos escasos maestros está lejos de ser un lugar común, porque usualmente se dan las gracias por lo estable, lo definido y lo que no da lugar a dudas. No obstante, deberíamos cambiar el enfoque; dar un abrazo a quien conmueve el interior y a quien ha sabido entregar de sí lo más valioso: una pasión insondable, una forma de pensar y una calurosa sed de saber. Por último cabe mencionar que la dimensión del maestro sólo llega a entenderse cuando éste se marcha, cuando dentro del cuerpo del discípulo no queda sino el aguijón y la necesidad misma de dar infinitas gracias. Pero nada puede compararse con la satisfacción que genera el hecho de sentir a nuestro lado, así sea por un tiempo efímero, la presencia de una reflexión constante como fruto de la semilla que un maestro ha sembrado en nosotros. A veces son nuestras propias lágrimas pasajeras las que terminan germinando ese árbol inconmensurable que su sabiduría soñó en nosotros. En ese momento, la labor de ésta está cumplida y su descanso asegurado.
MERCADEO Carlos Mario Arbelaéz Reyes carbel16@eafit.edu.co Mateo Emilio Saltaren Figueroa PORTADA Jonathan Carvajal / carvajaljonathan en Flickr DISEÑO Y MONTAJE Edison Alberto A. Taborda PREPRENSA E IMPRESIÓN Casa La Patria AGRADECIMIENTOS Desarrollo Humano Universidad EAFIT Carlos Mario Correa Soto
Fundado el 13 de agosto de 1987 por Jorge Restrepo, Jaime Cadavid, Claudia Patricia Mesa y Gustavo Escobar. Personería Jurídica No. 568 de septiembre de 1993. Carrera 49 No. 7 Sur-50 / Bloque 29 oficina 401 EAFIT Teléfono: 261 93 02 / Fax 261 95 00 ext. 407 nexos@eafit.edu.co / www.periodiconexos.com.co
Los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de los autores y no representan expresamente el pensamiento editorial del periódico.
04
Septiembre de 2014
Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS
Desarrollo del liderazgo: una construcción permanente Redacción Nexos nexos@eafit.edu.co
Adiós a un maestro En memoria de un maestro quien fue, ante todo, un gran ser humano. De Saúl Horacio Echavarría, docente del Departamento de Gobierno y Ciencias Políticas de la Universidad EAFIT, recordamos su inteligencia, sabiduría y amor por sus seres queridos. Expresamos nuestra solidaridad y condolencia con sus allegados.
La Universidad EAFIT lleva a cabo este semestre la segunda versión del Curso para el Desarrollo del Liderazgo, ofrecido por el Departamento de Desarrollo Estudiantil a los miembros de los grupos estudiantiles de la Universidad.
E
l Curso para el Desarrollo del Liderazgo es un proyecto que nace a raíz de la insistencia de algunos estudiantes por tener una formación que les ayudara a mejorar el manejo de los grupos universitarios que existen actualmente. El plan se desarrolla en 2013 y a principios del presente año se lleva a cabo su primera versión. Los talleres se ofrecen como una beca para miembros de grupos estudiantiles porque, según explica Ulises Orestes Cuellar, jefe del Departamento de Desarrollo Estudiantil (DDE), “es un reconocimiento para quienes no vienen a la Universidad solo a formarse con el fin de desempeñarse en un oficio o en una profesión, sino que también están interesados en su formación como personas y como ciudadanos”. Si bien el curso pretende fomentar el desarrollo del liderazgo en los estudiantes, no busca ser un espacio donde se establezca un derrotero específico que propone una lista de claves y consejos para convertirse en un “líder exitoso”. Por el contrario, como explica el sicólogo Samuel Chica, quien hace parte del grupo de orientadores, “la idea no es darles una receta sobre el liderazgo ni un montón de respuestas, nosotros no les vamos a enseñar a ser líderes”. En cambio, lo que se pretende es provocar reflexiones y preguntas al respecto, conocer los modelos tradicionales, cuestionarlos y analizarlos, de manera que cada participante descubra, a partir de su experiencia y sus habilidades personales, una manera propia de ejercer el liderazgo. Al respecto, Ulises Cuellar explica que el programa no está definido bajo el esquema de una escuela de liderazgo, sino como un curso para el desarrollo del mismo, es decir, un espacio en el cual cada uno de los participantes explore en sí mismo qué habilidades y qué potencialidades tiene, y qué le hace
Foto archivo NEXOS
falta para construirse como líder en su vida universitaria. “Lo que esperamos es que al final cada quien se haga una idea del liderazgo que quiere ejercer”, apunta el Jefe del DDE. El nacimiento de este taller obedece en gran parte a la insistencia de Natalia Toro, expresidenta de la OE, para formar un curso donde pudieran brindarles a los estudiantes herramientas que les ayudaran a mejorar su desempeño en los grupos estudiantiles. En 2013, esta idea empezó a tomar forma y Ulises, junto a la estudiante, viajó a Cali a visitar la Universidad Autónoma de Occidente en donde se ofrecía algo parecido a lo que sugería Natalia. Después de la visita y de conocer la metodología que esta universidad empleaba, el Departamento de Desarrollo Estudiantil adaptó ese esquema a la Universidad EAFIT, pero bajo otros parámetros. Según explica el jefe del DDE, la pregunta que se hicieron fue “¿cómo hacer para que esto sea un provocador de, y no un curso donde se llene de respuestas a sus participantes?”. En primera instancia se había pensado el curso bajo una metodología de liderazgo transformacional, en la cual un “buen líder” depende en gran medida de sus seguidores. Sin embargo, a partir de diferentes lecturas y de la experiencia de los fundadores, decidieron replantear esa forma convencional de pensar el liderazgo — con rutas y métodos específicos para convertirse en un “buen líder”—, y, en cambio, provocar reflexiones alrededor de esta cualidad. Para ello, eligieron una metodología que consiste en que cada uno de los participantes explore qué virtudes tiene y a partir de ello, se haga una idea de lo que él quiere ser como líder. Claudia Restrepo, egresada de EAFIT y vicealcaldesa de Educación, Cultura, Participación, Recreación
y Deporte de Medellín, compartió con los participantes del curso una charla inaugural en la cual, entre otros apuntes, dijo: “cuando uno duda, le abre las puertas a volver a pensar”. Por eso el curso no pretende en ningún momento ser una escuela donde se llene a los estudiantes de respuestas y contenidos académicos, sino que, si bien sí hay un repaso por varias teorías, lo que hay de base es la intención de que se cuestionen esos modelos y se construya una nueva forma de pensar el liderazgo. Simón Pérez Londoño, director del Periódico Nexos, tuvo la experiencia el semestre pasado en la primera versión del curso y destaca esencialmente dos aspectos: primero, poder superar el paradigma tradicional que asocia al líder con un “caudillo” imprescindible, puesto que “el liderazgo no implica una relación de jerarquía tan marcada”; segundo, la posibilidad de conocer tantas personas con tan distintos tipos de liderazgo, lo que permite el desencadenamiento de debates con diversas posturas. Simón resalta que, “un líder no es necesariamente el que habla en público, ni el que da discursos, ni al que todos conocen ni al que todos siguen. Hay personas calladas y tímidas que ejercen una forma distinta de liderazgo”. Actualmente se lleva a cabo la segunda versión del curso, en la cual participan 32 estudiantes, 5 monitores de apoyo y 4 sicólogos encargados, a saber: Ulises Orestes Cuellar Bermúdez, Sara Moreno Osorio, Ana María Vargas Betancur y Samuel Chica De Bedout, quienes orientan las actividades y reflexiones que se generan. Las sesiones se realizan cada sábado de 8 a.m. a 12 m. hasta noviembre, a través de las cuales los participantes han empezado a vivir, de manera consciente, un proceso de desarrollo que requiere de una formación permanente.
Campaña para promover la lectura El Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas está llevando a cabo una campaña para promover hábitos de lectura en sus usuarios. Algunas de las actividades en torno a esta promoción son: Viaja a través de la lectura, Esquina del trueque literario permanente, Club de Lectura Biblioteca EAFIT, El autor recomienda y Producción de audio libros.
II Seminario de Narrativas La segunda versión del Seminario Internacional Narrativas se llevó a cabo el 11, 12 y 13 de septiembre en el Auditorio del Bloque 38 de la Universidad EAFIT. En esta ocasión el seminario centró su interés en la literatura, la historia y el periodismo, partiendo del relato como registro escrito de las experiencias humanas.
Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana
Este premio es un reconocimiento a los mejores libros publicados por autores de nacionalidad colombiana entre diciembre de 2013 y diciembre de 2014. Incluye la narrativa en forma de novela, cuento, periodismo literario, biografía o testimonio. El ganador, que será anunciado en diciembre de este año, recibirá cuarenta millones de pesos y una escultura del artista Hugo Zapata.
Septiembre de 2014
05
Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS
Medellín no es un límite,
es una frontera Jaime Zapata Villarreal jaimezapata92@gmail.com
Una frontera no es un límite. Una
frontera es un espacio en el que dos puntos se acercan o se separan, se rozan o se escinden; siempre habrá en la frontera, algo más que la haga ser eso que es: otro país, otro cuerpo, otra existencia, una muerte estática rozando otra muerte en espera. Un límite, en cambio, es un final. La condición absoluta de que todo ha terminado. No hay contraparte: hay eco. No hay peso alternativo: hay ausencia presente. Un límite termina y no hay nada más; una frontera articula y siempre cabrá esperar algo de ella: el vacío en marcha, la plenitud a medias, el abismo en prórroga. *** La Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín no siempre fue una “fiesta” como tal. Empezó en 1993 como “Primera feria del libro Medellín y Antioquia: el pueblo antioqueño y su literatura”, y se realizó en el Palacio de Exposiciones de Plaza Mayor donde actualmente se desarrollan los eventos y las exposiciones más importantes que llegan a la ciudad. Y así siguió, como una feria más de literatura: solo que más pequeña y más incipiente y con más problemas de espacio de los normales, con la modestia y la estrechez como punto de partida. En estas primeras ediciones no llegaban las grandes editoriales, es más, era más una feria de libreros y librerías (lo que no está mal, por supuesto) que una feria madura. Como un bebé en brazos miraba al mundo con expectación: quería crecer. Pero esto era normal: se estaba emprendiendo un camino nuevo, una intención genuina de darle a Medellín un espacio donde la literatura y la “cultura” se desarrollaran con mayor apoyo de las entidades públicas y privadas. Un espacio de apertura humanística —necesario— en una ciudad que estaba viviendo sus momentos sociales más descarnados e inverosímiles; un paliativo, entonces, que tratara de aislar —al menos por unos momentos—, la realidad de una región ahogada en su propia realidad. Se intentó. Se dieron pasos. Pero faltaba más. Nació así, en el 2007, lo que hoy conocemos como Fiesta del Libro y la Cultura en Medellín. Un evento más estructurado, más amplio, mejor pensando para una metrópoli que promueve su desarrollo social y económico en la imagen de innovación y cultura que expone ante el mundo. El lugar escogido: El Jardín Botánico. Una arteria verde encallada en la Zona Norte de Medellín, donde se está erigiendo desde hace años una serie de construcciones capitales (Parque Explora, Ruta N, Parque de los Deseos) para el desarrollo
Imagen Santiago Martínez
estético y urbanístico y social de la ciudad, un mapa visual que forma un tejido de cemento y acero imponente —a veces temible— que manda un mensaje claro: véannos. Lo que, al parecer, funcionando: la están viendo
está
El tema de este año en la Fiesta del Libro y la Cultura es “fronteras”, en honor a la ciudad invitada: Tijuana, México. Tijuana sabe de fronteras, pero Medellín también. Fronteras físicas, sociales, culturales, morales. Fronteras como un nosotros. Porque gracias a ellas, en parte, sabemos de dónde somos y de dónde no. Nos dan una identidad, nos quitan una duda. Nos confinan, sí, pero sus bordes — materiales o abstractos— nos moldean, nos habilitan, consuman para nosotros ese diseño subjetivo que los territorios llaman Nación. Eso, por una parte Porque la importancia mayúscula de esta simbología de los contornos es la de poner en discusión la necesidad de empezar a ver la lectura como objetivo totalitario y no como propósito parcial y segregador, porque la lectura es plural: culturiza, claro, pero también divierte; enseña a pensar —cómo no— pero también enseña a disfrutar la liviandad de la vida en pausa; nos vuelve críticos pero también idealistas del silencio, ordena la conciencia pero también la reparte al mejor postor (libro). Es, sin serlo, lo que esperamos que sea: un reflejo de nuestras presencias y vacíos.
“Este año la Fiesta es una oportunidad para derrumbar las fronteras que se interponen al bienestar colectivo. Sabemos que con la fuerza de las voluntades de los ciudadanos caen las barreras del miedo, se apacigua la violencia, brillan horizontes nuevos y Medellín se consolida como un lugar donde florece la vida”. Esto lo dice Juan Diego Mejía, Director de la Fiesta del Libro, y, en parte, es cierto. Si bien es importante hacer una apología a los conflictos sociales que vive la ciudad —y, en medio de ellos la literatura y la cultura como remedio en construcción constante—, es importante, también, saber que esta es solo un fragmento de esa búsqueda principal. La búsqueda de ese ideal de convivencia donde prosperen los matices de una añoranza que no cesa de crecer: el sosiego del acuerdo plural, la frugalidad de una vida más llevadera y acorde con nuestras limitaciones naturales, la ciudad en paz con su paz. Y en esto, claro, juega un papel fundamental la cultura que concebimos desde nuestras vivencias individuales: la cultura del día a día, la que leemos, escribimos, vemos, cantamos y expresamos sin ceñirnos a un patrón: cultura libre y libertaria. Y es que la cultura es un símbolo invisible que puede llegar a ser todo o nada. Puede llegar a ser los méritos que le otorgamos o las injusticias clasicistas que le endilgamos, la sabiduría parcial del conocimiento en el mundo, o la densidad cargada de matices que nunca entenderemos;
pero, eso sí, no podemos escapar de ella: la cargamos como un peso muerto sobre los hombros; para bien o para mal, está ahí, a veces silenciosa otras veces susurrando un ruido de fondo. La necesitamos, claro. De ella partimos y seguimos buscando, desde su base, una identidad como país, como región, como ciudad. Medellín, dicen, es la ciudad de la cultura. Entonces podríamos decir que es la “ciudad del mundo”, pero esto es ambicioso e incorrecto, porque la cultura es mundo y el mundo es cultura, y Medellín tan sólo es una parte de él —y no hablo desde una mirada pálidamente geográfica o territorial—, hablo desde la contemplación abstracta del término, desde la cultura como mapa de partida y punto de encuentro, como ruta de acceso y epílogo del viaje transitado; como parte de un todo y no un todo en su amplitud. Y entonces será sólo desde ese romperse poco a poco, del desgajo articulado de esa noción grandilocuente de cultura, que se podrá expresar la importancia de su término y no la banalidad sorda con la que, de tanto decirse a diario, se degrada su significado. La Fiesta del Libro y la Cultura de este año será una oportunidad para poner en práctica esos principios necesarios. Las fronteras como metáfora de lo que somos y de lo que nos falta, la cultura como inicio y desenlace, la lectura, como dijo Francis de Croisset: “como el viaje de los que no pueden tomar el tren”.
06
Septiembre de 2014
Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS
“Es muy difícil
que las Farc regresen a la guerra” Redacción NEXOS nexos@eafit.edu.co
Gustavo Duncan Cruz, profesor de la Universidad EAFIT y especialista en temas como seguridad, narcotráfico y conflicto armado en Colombia, ha sido recientemente nombrado en la comisión de la verdad de los diálogos en La Habana. Junto a otros once investigadores colombianos, su función será vincular la academia al actual proceso y a una reconstrucción histórica de las causas y evolución de la contienda.
Nexos: Alguna vez, en entrevista
para Nexos, Daniel Pecaut afirmó que un gran argumento que tienen estos diálogos de paz es que las Farc no tienen otra opción. ¿Tiene la guerrilla alguna posibilidad política en este momento?
Foto archivo NEXOS
Gustavo Duncan: Sí, la base de todo esto es la sin salida como organización militar. Digamos que por la vía armada las Farc no tienen otra opción sino causar daño, sin duda ellos tienen muy poco respaldo popular: por medios políticos poco es lo que pueden conseguir y por medios armados lo único que pueden conseguir son concesiones fundadas en chantajes por medio del daño a la población. Digamos que están llegando al punto del verdadero terrorismo. Ese es el riesgo que están corriendo como organización y también el riesgo de los mandos, porque —quiéralo o no— ellos gastaron su vida en la organización y ahora políticamente no tienen otra opción.
Septiembre de 2014 N.: Quienes están negociando en la Habana, ¿tienen en realidad el control sobre el total de la organización? Sí, ellos tienen el control. Lo que no es claro es si en una eventual desmovilización todos van a obedecer o algunos van a preferir quedarse en el negocio porque no tienen oportunidades de reinserción particular para ellos, por los atributos que tienen esos mandos. Ya en un contexto de paz, lo que se va a necesitar es la capacidad de interactuar dentro de las instituciones estatales para generar oportunidades a quienes no recibieron una preparación en otras actividades; porque la dificultad es que quienes únicamente han tenido una formación militar no van a lograr equiparar el estatus y los recursos que tenían en las Farc. Por ende, es muy probable que algunos de esos mandos en áreas rurales remotas terminen controlando algunas de las economías criminales de las que viven las Farc hoy. N.: ¿Cuál es el interés del narcotráfico en el proceso? Las Farc han apelado al narcotráfico, controlan la mayoría de los cultivos del país, tienen algunos laboratorios; pero no creo que tengan muchas vías internacionales. No son un cartel como tal. El narcotráfico se va a ver afectado en la medida en que, en primer lugar, ya no va a existir una organización guerrillera, relativamente centralizada, que controle los territorios de coca, sino más bien ejércitos privados; esa va a ser la gran transformación. Por otro lado, esos ejércitos privados también van a ser importantes para hacer esa conexión entre los cultivos y los laboratorios y monopolizar la producción inicial de cocaína
07
Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS en Colombia. Lo que va a cambiar es que no existirá el único grupo armado con un proyecto político nacional y la capacidad de agrupar ejércitos alrededor del territorio nacional. Los otros grupos no tienen esas características. En palabras técnicas militares es pasar de una guerra de soldados a una guerra de policías, porque a las Farc hay que enfrentarlas con un aparato militar, a los otros grupos es más con un aparato policial. Es cierto que los paramilitares tuvieron más hombres en su momento, pero esa capacidad de controlar las fuerzas en pleno campo de batalla con sus soldados nunca se daba. Para someter a los paramilitares se requiere policía y cierta capacidad represiva, pero no la que hay que desarrollar en el caso de las Farc. N.: ¿Por qué el uribismo le teme a estos diálogos? Yo identifico allí dos cosas. En primer lugar, una preocupación que, creo, es real. El problema ni siquiera es que los desmovilizados de las Farc lleguen a ganar unas elecciones, sino qué pasaría si sectores de izquierda radical, estando en la legalidad, llegan a ganarlas. Es una teoría un poco conspirativa, pero es real. El gran problema que existe es si la izquierda gana una elección e incumple las reglas existentes de la democracia, intentando traspasar esas reglas y conformar algún tipo de sistema autoritario. Ahora, el uribismo no ha sabido expresarlo bien, no hay alguien que dicte una línea muy clara de cuáles son sus preocupaciones y consideraciones. Por otro lado yo creo que hay celos políticos muy naturales. Es una gran ganancia si eres tú el que hace la paz. Uribe fue quien logró los avances
Es una gran ganancia si eres tú el que hace la paz. Uribe fue quien logró los avances militares para que las Farc entren a la mesa de negociación, pero Santos será el que se quede con el proceso de paz. militares para que las Farc entren a la mesa de negociación, pero Santos será el que se quede con el proceso de paz. Ahí también hay un tema político normal. N.: ¿Ve usted con optimismo este proceso de paz? Sí, aún si los jefes de las Farc se pararan de la mesa, no veo tan fácil que puedan regresar y dirigir la tropa como venían dirigiéndola antes. El movimiento está en decadencia. Yo soy optimista simplemente por sustracción de materia, es muy difícil que las Farc regresen a la guerra. N.: ¿Por qué surge la idea de una comisión de la verdad? La impresión que me queda es que las Farc querían una comisión de la verdad como una manera de eludir responsabilidades y desde esa comisión poder plantear casi que la legitimidad de los individuos para poder llevar a cabo transformaciones. Y el gobierno contrapone planteando que en una democracia seria no hay una sola versión de la historia sino una construcción permanente que se va debatiendo a lo largo del tiempo. Para eso son este tipo de comisiones en particular.
N.: En la comisión, ¿hay representantes de varios sectores? La selección se dio por seis y seis. Desde luego, si unos los eligen las Farc son radicales de izquierda, los del gobierno son los moderados. Pero en ambos sectores hay más de izquierda y más de derecha por su puesto. N.: ¿Cuál es el producto que se espera de esa comisión? Serían doce textos, eventualmente si la gente quiere reunirse y escribir los textos en compañía, lo puede hacer. Hay unas reglas de juego muy específicas pero hay total libertad para escribir lo que quiera. De otra manera, probablemente los expertos no hubieran aceptado. N.: ¿Qué responsabilidad con respecto al país siente usted al formar parte de esta comisión? Es mucha responsabilidad, porque lo que escriba allí será una referencia, es más que un texto académico es político, pues abarca las distintas versiones de las causas, la trayectoria y los efectos que ha tenido el conflicto. Allí queda para siempre. Si bien es académico tiene un papel político. N.: ¿Hay absoluta libertad en este proceso de investigación? Sí, total, el gobierno a mí no me ha presionado para nada. Ahora, también hay que reconocer que ellos saben la línea de cada uno y probablemente no eligieron a nadie que vaya en contra de sus visiones. Porque si uno es serio no va a inventarse un nuevo artículo, uno va a hacer un ensayo de lo que sabe.
No en el 2014
Las Farc son conscientes de que la situación de Santos es su principal ventaja estratégica. Gustavo Duncan nexos@eafit.edu.co
Más se demoró Santos en advertir a las Farc que
no jugaran con la paciencia de los colombianos que ‘Timochenko’ en responder que no creía que la paz se firmara este año. El silencio de Santos demostró quién tiene la iniciativa en los diálogos. Lo irónico es que la fuerza que han tomado las Farc en el proceso no se debe al tamaño de la población que representan políticamente ni a su situación militar. Su capacidad en ambos campos es más bien precaria. Es en otro aspecto en que yace su fortaleza: en la situación política por la que atraviesa el Gobierno. La paz se convirtió para Santos en algo más que en una apuesta necesaria para el país. Es el referente con que en el largo plazo van a medir su gestión presidencial. No importa su desempeño en otros temas. Si finalmente se adjudican las autopistas, se reforma el sistema de salud o enseñan inglés en las
escuelas públicas. A Santos le va bien si firma la paz; si no, pasará a la historia como un mandato frustrado. Esta situación no es inédita. Igual le pasó a Pastrana en el Caguán. Pararse de la mesa tuvo unos costos políticos enormes. De seguro el país no recordaría su presidencia como una gestión tan mediocre si finalmente el proceso hubiera tenido éxito.
No tienen apremios. Sus principales líderes no la pasan mal en La Habana. De seguro los problemas de seguridad de ‘Timochenko’ en Venezuela tampoco son graves. Quienes cargan sobre sus hombros la crudeza de la guerra son otros, los mandos medios y los guerrilleros rasos. Y ellos no tienen voz en el proceso.
Las Farc son conscientes de que la situación de Santos es su principal ventaja estratégica. Pueden pedir más de lo que su actual fuerza política y militar les permitiría exigir como concesiones razonables del Gobierno. Además, para sacar el mayor provecho posible de esta ventaja estratégica, las Farc van a extender hasta cuando puedan la negociación. Saben que cuanto más se acerque al final del segundo mandato de Santos, más tendrá que ceder si quiere pasar a la historia como el presidente que firmó la paz en Colombia.
Santos, en cambio, si algo tiene es prisa por que la negociación acabe. Así conceda más de lo que inicialmente había presupuestado y prometido al país, la euforia de unas Farc desmovilizadas anularía la presión de la oposición uribista, que es casi la mitad de la población. Pero el final no se ve cerca. Al menos no en el 2014 y quizá tampoco en el 2015. *El Tiempo, agosto 13 de 2014
08
Septiembre de 2014
Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS
Las muñecas de
Ámsterdam
Valeria Zapata Giraldo
vzapata1@eafit.edu.co Ilustración: Silvia Triana / silviatrianad@gmail.com
E
ra el siglo XVII cuando algunas mujeres de Ámsterdam, Holanda, empezaron a alumbrar las ventanas y puertas de sus casas con farolillos de color rojo para llamar la atención de los marinos y hombres de negocios que desembarcaban en el puerto. Ellos en búsqueda de la calidez y la humedad de un cuerpo femenino y ellas, sacando provecho de la situación, cerraban el trato en un fogoso encuentro íntimo a cambio de monedas que les hicieran brillar los ojos.
diablo, de la Torre Eiffel y hasta de la familia Simpson. Esa misma calle la adornan banderas arcoíris sobre las entradas de bares temáticos, cada uno con sus requisitos de entrada; tener el pecho peludo, ir disfrazado, etc. Otros más extremos ofrecen, por ejemplo, el servicio de dirty dicks, en el cual el hombre que ingrese ubica su miembro en uno de los orificios de una pared a condición de que permita que alguien que está al otro lado del muro haga con él lo que se le antoje.
Asombradas estarían las mujeres de los farolillos si pudieran hacer un viaje en el tiempo hasta nuestros días y ver cómo su pequeño negocio en el Barrio Rojo se ha convertido en toda una industria de turismo que tiene como protagonista al placer de lo prohibido.
Girando de nuevo por una callecilla estrecha, y pasando por la iglesia más antigua de la ciudad, la Oude Kerk, que ahora funciona como centro cultural, se llega al climax del Barrio al encontrarse con las casas que tienen vitrinas vestidas de rojo y adornadas con luces del mismo color. Detrás de ellas, se exponen mujeres de ropas estrechas, la mayoría con cigarrillo en mano, moviendo sus
Siete de la noche; las nubes lloran por intervalos. Por estas calles estrechas de la capital holandesa por las que transitan cientos de transeúntes, ciclistas y contados vehículos, se asientan casas altas y enfiladas en tonalidades de café y con largas ventanas. Se reproducen por las callecillas y canales como clones, una al lado de la otra sin un espacio mínimo de distancia. Girando a la izquierda por detrás del Monumento Nacional de la Plaza Dam se vislumbran tiendas y establecimientos, cada una con un tinte particular. El primero de ellos, La Condomerie, especializado en la elaboración de condones, expone en su vitrina diversas bolsitas alargadas de látex, cada una con un motivo distinto: de zanahoria, de cabeza de
caderas de vez en cuando. Con su mirada intimidante detectan a los miles de turistas que pasan a ver esos cuerpos a la venta, de los que cuelgan senos de hule, grasa -en el caso de las más “maduritas” de la calle latina-, sudor, cenizas de tabaco, rutina, hastío, ambición. En esos escaparates alquilados, las damas que trabajan en el único negocio legal de prostitución en el mundo reciben a sus clientes. El negocio empieza a tomar forma cuando la chica detrás del cristal y el hombre que la contempla hacen contacto visual, y se pisa cuando él se acerca a su ventana y pregunta el valor de sus servicios. Normalmente, tiene un precio base de 50 euros por 20 minutos; eso sí, el precio base “no incluye accesorios”, como diría en la caja de las muñecas Barbie, y hay que pagar una suma extra por cada adición sexual que quiera agregar a su paquete. Cerrado el trato, el hombre hace el pago e ingresa por el vidrio para reclamar lo que le corresponde en una cama trasera a la cortina. Y como la clave del éxito de este negocio está en la variedad, en el Barrio Rojo o De Wallen hay mujeres y locales para todos los gustos. Está la calle latina, la calle transexual —en la que, curiosamente, se encuentra un hostal cristiano—, la calle de Europa del Este, y una callecita, la segunda más angosta en Ámsterdam, en la que solo se
puede transitar en fila india y donde se encuentran, a lado y lado, las vitrinas de las mujeres más atractivas del Barrio. Si lo anterior no suena suficiente y convincente, las llamadas Casa Rosso también se encuentran allí, identificadas por el dibujo de un elefante rosado que se asemeja a Dumbo, ofreciendo teatro sexual en vivo a 40 euros por persona. Dado el caso de que se ande corto de presupuesto, la Casa también cuenta con una entrada a la izquierda y otra a la derecha en las que por dos euros se puede entrar por dos minutos a una sala donde se ponen los ojos en un par de orificios para ver una escena sexual en vivo en una plataforma giratoria del otro lado del muro, o si se escoge la otra opción, entrar a una cabina privada donde se proyecta una película porno. Al salir del Barrio Rojo, siento hastío. Su banalidad aquí y allá en sus vitrinas, en sus tiendas sexuales, en sus casas Rosso, en las risitas nerviosas y miradas curiosas de los turistas no delata más que un mero hedonismo y una euforia colectiva en torno a saciarse de placeres. Allí, al ritmo de esos bailes desgarbados ambientados en el humo de un cigarrillo, la mirada de las mujeres que han hecho de esos escaparates su sustento, delata la desmitificación del erotismo, ofrece el sexo sin veladura ni provocación alguna. Pues, en nuestros días, acceder a la acción de esa palabra de cuatro letras que se nos mete por las piernas resulta tan sencillo como echar algún antojo en el carrito del mercado.
Septiembre de 2014
09
Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS
Los peluches de
Medellín Simón Pérez Londoño
Director / sperezl1@eafit.edu.co Ilustración: Silvia Triana / silviatrianad@gmail.com
M
ientras gran parte de la ciudad duerme con la tranquilidad ficticia de lo cotidiano, las puertas de la noche apenas se abren en uno de los bares de espectáculos nocturnos solo para hombres que se erigen como la otra cara de la moneda en Medellín. Veinte mujeres, sentadas en rincones del lugar, lanzan miradas de desesperanza; sus sonrisas tratan de disimular la desazón pero los ojos niegan cualquier indicio de felicidad. A pesar de ser viernes, no hay una masiva clientela, apenas siete señores esperan el siguiente baile acompañando con aguardiente la calentura que los senos descubiertos producen en su cuerpo.
desnuda, se acerca a los clientes que parecen satisfechos. Trata de darles besos en la nuca y espera la señal de alguno que haya tomado la decisión de hacer la inversión en una media hora de placer, desenfreno y oscuridad.
De súbito, las luces y la música le dan la bienvenida al show. Una mujer sube a la tarima con un traje indio y con la cabeza hacia arriba. Su cuerpo, con el pasar de los segundos y del baile, se cubre de sudor, se llena de la esperanza de algún cliente que decida, tras la provocación de la danza desnuda, acompañarla a una habitación. Mueve su cuerpo no por contagio de la música, sino por puro instinto de conservación y deseo de provocar con sus partes íntimas el dinero que la vida le negó inexorablemente.
No obstante, en Medellín la cultura pacata sigue proponiendo una doble moral hacia estos sitios y estas mujeres: por un lado, son lugares marginados y generalmente estigmatizados que están lejos de ser aceptados y reunidos como puede ser el Barrio Rojo en Ámsterdam; por el otro, siempre los desastres de la monogamia tradicional siguen brindando clientes y dinero a estas iniciativas.
Aquella
mujer,
completamente
Rara vez se da el caso de que trabajen por placer. Eso se evidencia en el aire, en la nostalgia de otros días mejores y en la desdicha con que las mujeres cierran las puertas de las habitaciones donde se abrirán nuevas oportunidades y se cerrarán otros pudores. Muchos clientes asisten, como ellas mismas lo afirman, para superar la lúgubre monotonía del matrimonio, para sentir la profundidad y vértigo ante una prostituta.
Cuando acaba la mujer de dar la vuelta por las mesas, decidida y sin ningún sonrojo, se marcha en los brazos de un hombre que pasa los 50
años. Será otra media hora donde la conciencia tendrá que ponerse en pausa, donde el orgasmo será reemplazado por la maldición. Desde la habitación entreabierta, sale una luz roja que brinda la bienvenida a una pareja unida por el vínculo de la necesidad. Media hora después, sale el señor sin el más mínimo rastro de remordimiento. De nuevo, cambiará la cara de la moneda y se envolverá en la Medellín tradicional, en la que la familia se cree invulnerable. No se inmutará ni siquiera horas después, porque no querrá recordar que suspiró en el revés de la moneda para tomar aire con el cual sobrevivir en la cara visible. La mujer, por el contrario, no sale de su lugar. Prefiere la oscuridad del revés, la monotonía de lo pagano. Sabe que no lo disfruta pero es consciente de que en la otra cara de la moneda ni siquiera tiene un espacio dónde respirar tranquilamente el aire del desasosiego de la existencia. Se quedará esperando a que otro cliente cruce la barrera y abra las puertas del infierno del que depende la vida armónica del paraíso. Pero ella no entiende su función social ni el repudio de los otros, se limita a creer que la cara oscura de la moneda es la verdad misma y la prueba de la injusticia de este mundo.
10
Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS
Septiembre de 2014
Natalia Zuluaga Salazar nzuluag2@eafit.edu.co
E
xiste en Medellín un grupo de personas que se ha encargado de recolectar elementos encontrados en las basuras de la ciudad, elementos de un enorme valor histórico que mirados con el ojo adecuado, deberían estar expuestos en grandes instituciones o en museos dedicados a la memoria histórica del país. Conocidos como recuperadores de libros, estos hombres y mujeres ofrecen todo aquello que encuentran a la venta para cualquiera que desee tener dentro de sus posesiones importantes huellas del pasado. Los ciudadanos no solo arrojan a la basura libros, sino también fotografías, cédulas de ciudadanía, esquelas decorativas e incluso periódicos de días que han marcado la historia del mundo como el fin de la Segunda Guerra Mundial y la llegada del primer hombre a la luna. Miguel Ángel Espinosa es un hombre que ha dedicado su vida a acompañar a estos recuperadores y quien, gracias al tiempo y el dinero que en ellos ha invertido, tiene en su hogar un gran depósito que recoge “memorias residuales”.
5
6
7 Foto tomada por Miguel Ángel Espinosa aproximadamente en 1999
Septiembre de 2014
Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS
1
2
3 1
11
4
Cada cosa que Miguel Ángel tiene en su depósito de elementos históricos ha sido recuperada por personas que, tal vez buscando suerte en lo que la ciudad menosprecia, se han encontrado con vestigios del pasado.
2 “La identidad no es solo lo monumental, el reciclaje también es identidad”, afirma Miguel Ángel Espinosa, quien recorriendo las calles de la ciudad se encontró con cientos de personas que andaban, sin saberlo, recuperando un material bastante valioso. 3 Dentro del maravilloso repertorio de elementos recuperados de la basura se encuentran tarjetas como esta, memorias de la niñez de otra época donde los mensajes especiales se enviaban a través este tipo de figuras que servían para conmemorar una ocasión. 4 El recuerdo de la historia citadina no se resume a libros y monumentos; a través de elementos como este se evidencian expresiones de amor de un tiempo que no contaba con redes sociales, mensajes de texto ni correos electrónicos. 5 Durante un tiempo, los recuperadores de libros, no conociendo el valor de lo que se encontraban en los despojos de la ciudad, desarmaban los libros para vender el papel como elemento de materia prima y quemaban las cubiertas de éstos. 8
6 Concili Tridentini, desarrollado entre 1545 y 1563, es un texto de gran importancia para cambios sustanciales que se dieron en la época para la religión católica. Recuperado por un reciclador, el Concilio de Trento se encuentra ahora en la biblioteca personal de Miguel Ángel Espinosa. 7
A lo largo del tiempo Miguel Ángel se ha encargado de acompañar a los llamados recuperadores de libros, quienes hace aproximadamente 12 años fueron desalojados de la Calle Padilla y llevados al Bazar de Los Puentes, lugar del que también han sido expulsados en los últimos años.
8 “Yo no soy un coleccionista. Esto tiene un propósito de devolver los materiales culturales a la ciudadanía a través de exposiciones” —Miguel Ángel Espinosa—.
12
Septiembre de 2014
Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS
¿Pa’ qué ir a la universidad, si puedo leer los libros de Cortázar en mi casa o en un parque? Mauricio Correa
nexos@eafit.edu.co Ilustración: Juan Estebán Tobón Alzáte / juanauj.esteban en Flickr
café de la esquina, las palabras habían vuelto a llenarse de vida y aunque mentían, aunque nada era cierto, había seguido escribiéndolas…»).
… Por el jazz salgo siempre a lo abierto, me libro del cangrejo de lo idéntico para ganar esponja y simultaneidad porosa. J. Cortázar: La vuelta al día en 80 mundos
Y ya después de su muerte (1984), esa muerte llega transformada en el viaje más terrenal y maravilloso, el que hiciera con su mujer Carol: un viaje de autopista, Los autonautas de la cosmopista, un viaje que no es hacia el más allá sino hacia el más acá, hacia la vida en la plenitud de su sentido.
Cuando mi amigo «Chucho» puso en
mis manos una edición de cuentos de Julio Cortázar en la editorial Bruguera, y me dijo que leyera Casa tomada, no me imaginé que iba a quedar totalmente «atrapado», y seducido por el deseo de seguir leyendo todos los cuentos y toda la obra del escritor argentino.
Y otro libro más: una bella y cuidada edición Alfaguara (en papel suave y sensual) de Salvo el crepúsculo. El círculo se «cierra»: Cortázar regresa a la poesía, esa pulsión que lo acompañó desde la juventud, que atravesó todas sus etapas, que penetró sus novelas y cuentos. Cortázar se levanta desde la escritura poética y entrega su vida. Deja para el mundo literario sus tesoros poéticos, su manera muy personal de acercarse a ese mundo superior de la palabra.
Y cuando me hice amigo de Pablo Turó, que tenía la librería La Buhardilla a media cuadra del parque de El Poblado, se afianzó en mí la necesidad imperiosa de seguir leyéndolo. Recuerdo especialmente las bellas ediciones que tenía Pablo de Territorios, La vuelta al día en 80 mundos y Último round. Pablo, con su manera loca y lúcida de vivir juguetonamente la vida, despertó mi vocación de cronopio (o de aspirar a serlo).
Letras polifacéticas
Orbitando en Cortázar Al mismo tiempo, vía Cortázar (y otros antecedentes venidos del cine, el colegio y el ambiente en que viví mi adolescencia), me conecté con el jazz, y todo no fue más que un círculo «vicioso» de Cortázar-jazz-Cortázar, en el cual me encuentro deliciosamente envuelto todavía, con las saludables pausas para descubrir otras literaturas y otras músicas. Leía los cuentos uno detrás de otro, en orden no cronológico. A veces, jugaba a leer a la manera de dar dos pasos adelante y uno atrás (dos párrafos un día; al otro día me releía el anterior y avanzaba otro más…). Así le ponía suspenso al desarrollo del relato, y, sobre todo, aplazaba la llegada del último párrafo, que era siempre la sorpresa de lo inesperado, el final abierto, el final incomprensible (había que pensar en un final más allá del que estaba escrito). Pasaban los cuentos como sueños: Lugar llamado Kindberg («… de dorar el aire para empezar a mirar a Lina de espaldas, a la osezna de lado, a la osita boca abajo, la piel liviana de Lina que le pide un cigarrillo, que se sienta contra las almohadas, eres huesudo y peludísimo, Shepp…»). Casa tomada (Pablo Turó tenía una bella edición, con un diseño que reflejaba el avance del fantasma). Cuello de gatito negro («Por lo demás no era la primera vez que le pasaba, pero de todos modos siempre había sido Lucho el que llevaba la iniciativa, apoyando la mano como al descuido para rozar la de una rubia o una pelirroja que le caía bien, aprovechando los vaivenes en los virajes del metro y entonces por ahí había respuesta, había gancho, un dedito se quedaba prendido un momento…»). Fin de etapa («… Sentirse de golpe tan idiota exigía pagar y darse una vuelta por el pueblo, ir al encuentro de cosas que ya no vendrían solas al deseo y a la imaginación…»). Diario para un cuento («… así a veces, cuando cae la
noche y pongo una hoja en blanco en el rodillo y enciendo un Gitanes y me trato de estúpido, (¿para qué un cuento, al fin y al cabo, por qué no abrir un libro de otro cuentista, o escuchar uno de mis discos?)…»). Iban llegando las novelas: Los premios, con los poéticos monólogos de Persio. Rayuela, llena de sensualidad, erotismo, desamor, de preguntas por el centro, por los límites de la realidad, con los del Club de la Serpiente hablando de patafísica o haciendo discadas de jazz y de blues, haciendo juegos con las palabras, con el lenguaje… Las discadas del Club me incitaron a hacer mis propias discadas, y las empecé a hacer en Trío Jazz Café, en El Bar, en el Bodegón del Parque, en El Eslabón Prendido, en la Galería 10-36, etc. Desfilaban por mis ojos las páginas de los libros almanaque (como los llamaba él mismo): Último round, La vuela al día…, Territorios. Este último, especialmente, me abría a los universos pictóricos de Tomasello, Alechinsky, Zötl, a la poesía permutante, etc. En estos libros estaba la universidad diversa, la universidad Cortázar al aire libre o en los rincones de mi casa, en los buses, en los bares. Aparecía Prosa del observatorio, ese largo y bello poema en prosa,
inspirado por su viaje al observatorio de Jaipur en la India. Cortázar me ha empujado a salir al otro lado en períodos de angustia y desazón. Pero no a la manera de los aborrecibles libros «de autoayuda y crecimiento», sino por el placer de descubrir lo nuevo, de abrir la mente a otras posibilidades, de mantener la curiosidad por el conocimiento del mundo y del ser humano, de derrumbar prejuicios y condicionamientos. Y aquí entra en juego la maravilla delirante de Historias de cronopios y de famas, que llegó a mis manos como un regalo de Emilia, en la bella edición de Edhasa. La tarea de ablandar el ladrillo…Ya eso eran la algarabía y el absurdo totales. El humor potenciado hasta el límite. Por los días en que Julio se iba acercando a la muerte, llegó otro libro de cuentos: Deshoras. Así se prolonga la fantasía y el deleite de lo fantástico cortazariano. Deshoras («… pero entonces me había acordado del sueño de la noche anterior, de ese sueño de nuevo con Sara, de la vuelta de Sara desde tan lejos y atrás, y no había podido quedarme en este presente en el que una vez más saldría por la tarde del estudio y me iría a beber una cerveza al
En el año 2000 aparecieron las Cartas de Cortázar. Al principio pensé que no me interesaba ingresar en ese mundo íntimo y personal del escritor. Pero cuando me decidí, me encontré con la sorpresa de que esos tres volúmenes estaban entre sus mejores libros. Fue fascinante y apasionante descubrir el cuidado con que Julio respondía a sus corresponsales. Y ver también el proceso de gestación de sus obras. Saber sobre sus viajes, sobre sus ideas, y sobre sus posiciones políticas. Y este último aspecto es muy importante, porque Cortázar se atrevió a ser un hombre completo, interesado en los procesos de liberación de los países latinoamericanos frente al colonialismo y por la libertad y la justicia. Se arriesgó también a involucrar su escritura en el asunto político. Escribió muchos artículos, sobre todo en relación a Argentina y Nicaragua. Y creó una obra, la novela Libro de Manuel, en la que conjuga literatura y política magistralmente, con un gran sentido del humor y del juego. También es de gran valor (nada desestimable) otro aspecto de la aventura cortazariana: la de aquellos escritores que se han acercado a su obra desde diferentes modalidades y enfoques de análisis y el estudio profundo: Saúl Yurkievich, Jaime Alazraki, Ana María Barrenechea, Saúl Sosnowsky, Graciela de Sola, etc. Grandes estudiosos que, asentados en la palabra aguda y abundante, proyectan la dimensión de la escritura cortazariana, le abren al lector la diversidad de sus sentidos. Uno entra en Cortázar, y se puede quedar viviendo ahí, en el mundo Cortázar: una casa grande, amplia, con espacios y atmósferas diversas, con ventanas luminosas, puertas y más puertas, con pasajes a lo desconocido, a los sótanos del alma, donde habita el subconsciente. Una casa también habitada por fantasmas y pesadillas, por el horror y el misterio. Una casa que crece con el tiempo para convertirse en castillo infinito.
Septiembre de 2014
13
Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS
¿Para dónde se fue la Maga? Este es un relato que imagina una de las infinitas posibilidades de lo que pudo haber sido de la desaparecida coprotagonista de la primera parte de la novela de Julio Cortázar, Rayuela. Y puesto que esta obra es el ejemplo vivo de un hipertexto, de ser muchos libros al mismo tiempo, disponga de este anexo inédito como sus ánimos se lo indiquen. Podría leerlo y luego saltar al capítulo 29 o viceversa; o quizá, leerlo y animarse a leer el libro completo o parcialmente a su manera; o, por el contrario, podría ignorar estas letras en su totalidad porque qué más da. En fin, lo invitamos a disfrutarlo de la forma que para usted más convenga y que no se diga más.
Valeria Zapata Giraldo vzapata1@eafit.edu.co
Y
a pronto sería media noche. A medida que el minutero del reloj avanzaba, las criaturas nocturnas despertaban una a una, se escurrían y recobraban su movimiento luego de un largo y profundo sueño. Mejor sería que se apurasen antes de que la luz del alba volviera a tomar posesión del cielo, obligándolos a volver a esconderse. A la Maga le hubiera gustado ser una criatura nocturna; ya muchos años había acostumbrado a hacer sus actividades de día, necesitaba un cambio, quería un cambio…ser una noctámbula empezaba a parecerle una opción razonable, especialmente si ello facilitase la fluidez con la que deseaba escribir sus canciones. Si tan sólo fuese una luciérnaga —una lechuza tampoco estaría mal— pero… ¿cambiar de fisionomía suprimiría su capacidad de razonamiento?, habría de ser más bien un metamorfo kafkiano. A lo mejor sus monólogos metafísicos terminaron por contagiárseme, pensaba. Pero nada más que eso, o por lo menos, eso solía autoafirmarse cada vez que dudaba de su tranquilidad. No se atrevía a recordar del todo lo que acababa de dejar, aun sentía miedo… más me valdría convertirme en luciérnaga. Pero, si de algo Lucía estaba segura era de no haberse arrepentido de escapar, de arrancarse el dolor, abandonarlo en las calles por donde tantas veces transitó. Rocamadour, Horacio, el Club de la Serpiente y las calles de París empezarían a parecer más que un recuerdo, un sueño distorsionado. A veces se preguntaba qué habría sido de su vida si no hubiera comprado ese billete de tren que la tenía ahora en esa silla, si no hubiera tomado la decisión de dejarlos a todos, de dejarlo todo…al fin y al cabo, tirar la vida que había construido en Europa por la borda no era una tarea tan difícil, no tenía una vida consolidada, lo que había armado parecía más bien una estructura de aluminio pegada con chicles que encontraba debajo de las mesas de algún café del Barrio Latino, adornada con flores del Jardin des Plantes, y aromatizada a mate, a sudor y a resaca. Una cosa sí que sería más complicada: ser independiente, dejar de ponerse el disfraz de libertad estando a la vez amarrada a algún objeto al que pudiera aferrarse, tantas veces simbolizado por Oliveira. La noche que abandonó su habitación dejándosela a Gregorovius, caminó jusqu’à le petit café qu’elle amait, en traversant le Pont des Arts que tant de fois elle y avait traversée acompagnée de son copin, son fils, ses amis.... Mais cette nuit etait different, elle a decidé d’être independente. Donc…quand elle est arrivé, se olvidó de seguir practicando el francés machacado que había aprendido desde el momento en que pisó territorio europeo, un volante que encontró al lado
del serveur à la entrée la había dejado entre sorprendida y atónita: migliore che vivere in Italia, naa, niente!
este trabajo, de esta ciudad y me largo, Montpellier no estaría nada mal.
La frase del volante, acompañada de una imagen con una arquitectura que remitía a épocas medievales, cuando los juglares invadían las calles con cantos alegres, interpretando diversas melodías con sus instrumentos, aquella época de mercados, bailes y revueltas que se tomaban las vías de acceso a los pueblos. Sospechaba de haber visto antes aquella ilustración, —aahh, ¡Lucca! — dijo para sí misma. Fragmentos de una de sus últimas obras leídas, Sparkenbroke, y que por supuesto llevaba en sus maletas, se apoderaron de su cabeza, y recordó lo mucho que había hablado a Ossip de que si en algún momento quisiera escapar, Lucca, y no Perugia como él insistía, sería el lugar ideal para hacerlo.
***
*** Apenas las nueve… en este lugar no ocurre nada, decenas de parejas entran y salen, por lo menos la mayoría más contenta de lo que entran, bueno no sé, lo que es seguro es que más llenos sí. Una pareja…dos...tres…cuatro…cin… ¿y esta por qué entró sola? De todas las veces que ha venido, nunca, pero nunca viene sola. Siempre al lado de ese que todo el tiempo quiere entrar fumando y al que me ha tocado recordarle las casi 43 veces que habían venido juntos que botara el cigarrillo antes de ingresar al café. Este café de merde…A ver, entonces ya serían 44 veces que la flacucha viene, bueno, ¿O será mejor 43 y medio? Siempre los contaba a los dos por uno solo… En fin, a lo mejor se hartó de ese vicioso, ya lo creo que sí… con que Italia ¿eh?, a lo mejor un día de estos yo también me harto de todo, de
Y si me voy ¿qué?, y si me voy nada, pues me fui y punto —pensaba Lucía— Ahora que no tenía un hijo por quien velar, a quien cuidar, a quien abrazar… Derramó unas cuantas lágrimas de nostalgia, alcanzó a atrapar otras más con una servilleta antes de que cayeran encima del migliore che vivere in Italia. Hoy no pediría lo de siempre, un café con mucha crema y tres macarrones, dos de pistacho y uno de chocolate; pidió al serveur un ron que se tomó pasados apenas tres segundos de que se lo hubiesen puesto en la barra. —Confirmado, sí dejó al vicioso— pensaba el serveur de la entrada viendo a la Maga beberse de un trago el contenido del vaso. La Maga se paró de su silla mientras exploraba desesperada en sus bolsillos algún rastro de dinero para pagar la cuenta. Figuró que un hombre con un parche en su ojo derecho la miraba fijamente. La Maga le sostenía la mirada analizando a la vez las características del hombre; arrugado, pícaro, anciano, arrugado, arrugado, tuerto, anciano; tan entretenida estaba haciendo juegos de palabras para definir al sujeto que tardó un momento en darse cuenta de que este tendió unos cuantos francos al serveur aun observándola y guiñándole el único ojo visible. La Maga respondió al guiño y, sin más, salió del establecimiento, no fuese que el anciano prosiguiera a hablarle, no estaba de ánimo y se hacía tarde.
*** —Un ticket à Lucca, Italie— dijo la Maga a la cajera de la estación de tren. —Cinq cent francs, s’il vous plaît —Cinq cent? —Oui, Madame, prix de haut saison —Merde! Quinientos francos por llegar a un lugar donde no contaba con ninguna seguridad, ningún conocido, ningún sitio para dormir. On verra… — pensó— Tendió a la cajera un billete de 500 francos, por suerte Babs le había dado un poco más de 1000 francos “for you to restart your life”, como le dijo al entregárselos. —Merci, Madame, votre train part à 22:30 Allez! Vite! Eran las 10:28 p.m. la Maga recibió el billete y, apurada, corrió hasta la bahía de tren número siete. Y entonces, con el primer pie dudoso y el segundo algo más firme, se montó en el vagón, caminó hasta su silla recordando a cada paso las calles de París, sus olores, las personas que en unas diez horas, cuando llegase a Lucca no serían más que espejismos, recuerdos de un ayer que evitaría mirar, voces internas que callaría con una que otra canción interpretada por ella misma. Ahora, sentada en su silla, la Maga soñaba con ser una luciérnaga.
Cortázar, 1986. Elkin Obregón
14
Septiembre de 2014
Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS
Retratos
Redacción Nexos nexos@eafit.edu.co
de
Si
alguien tiene antojos de saber cómo es esa muchacha de 204 años que se hace conocer por el nombre de “Colombia”, quien es visitada por los hermanos Andes, el Pacífico, el Atlántico, el intrépido Amazonas, entre otros muchos pretendientes,
La fórmula para hacerse
invisible Juan Gonzalo Betancur juangobeta@gmail.com
Para protegerse del mal de ojo, de las lenguas viperinas que no faltan en pueblos y ciudades, de las viejas chismosas, los manes envidiosos, de la gente maluca que le quiera hacer daño a uno… aquí está la solución.
L
a fórmula nos la dio hace ya diez años Tito Nelly Martínez, un viejo maravilloso de Morales, un municipio situado en una de las islas más grandes que tiene el Magdalena -en la zona media del río- y que posee el mismo nombre del pueblo. Resulta que a Tito hace mucho tiempo, por allá a mitad de siglo pasado, un tipo que le tenía mucha envidia lo quería dejar mudo. Para eso le iba a dar a beber una extraña pócima que le dañaría las cuerdas vocales. Y eso era asunto casi de vida o muerte para él ya que Tito siempre ha sido decimero, es decir, un juglar que cuenta historias a través de décimas o poemas de diez versos. El tipo lo quería dejar fuera de circulación porque don Tito, en ese entonces un muchacho, se quería conquistar a las mujeres más lindas de pueblos y caseríos por donde pasaba. Y para eso el método más eficaz eran sus coplas, las cuales a veces eran serias, otras con profundidad filosófica y las más, muy picarescas.
(El juglar siempre ha sido un enamorado empedernido, como pueden dar fe los 23 hijos que tuvo con 12 mujeres de toda la región) Pues bien, en esos años sin televisión y sin Internet, en los que la gente era como más inocente que ahora, las conquistas se facilitaban para el que tuviera buena “carreta”, buena “labia”, buena habilidad para envolver con la palabra (aunque ustedes me van a decir que eso es igual que ahora). El cuento es que un amigo de Tito descubrió la intención malévola del otro hombre y a último momento impidió que cayera en la trampa. Pero para protegerlo en adelante, porque con semejantes historias que echaba Tito seguro iba a tener más broncas con novios y maridos celosos, le dio la fórmula mágica para evitar caer en las garras de quienes le quieren hacer daño a uno: llevar siempre tres limones en los bolsillos. El hombre argumentó que el limón tiene muchas propiedades importantes, aunque la mejor y más desconocida es hacerlo pasar a uno desapercibido en cualquier lugar que se encuentre. Carga siempre en los bolsillos tres limones y con eso pasas desapercibido, le dijo a Tito su amigo El juglar los siguió llevando cada que podía y dice que a lo mejor por eso llegó a viejo con su cuerpo completico… Por eso ¡cárguelos siempre! que -como dice este personaje del Magdalena Medio- eso protege de todo maleficio, incluso si uno está rodeado de gente peligrosa.
Septiembre de 2014 pregúnteselo a su íntima confidente Magdalena. Es ella la única que la alcanza a conocer casi de pies a cabeza; sus colores, sus formas, sus altibajos y aromas diversos que llaman la atención de quienes pasan por esa esquina en la que habita en su barrio Suramérica. Hace poco encontramos a uno de esos
15
Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS curiosos que busca descubrir, por lo menos en cierta medida, las múltiples facetas que conforman lo que es Colombia a través de su caudalosa y entrañable amiga Magdalena. Se llama Juan Gonzalo Betancur y es periodista y profesor en la Universidad Eafit. Entre julio y diciembre de este año, periodo que tomó como
sabático en la Universidad, pone finalmente en marcha el proyecto que tenía desde hace treinta años de recorrerse el Río Magdalena de sur a norte, pasando por 128 municipios ribereños de 13 departamentos del país mientras cuenta pequeñas historias de lo que se va encontrando en el camino. Los 1.540 kiló-metros recorridos son, y seguirán siendo, retratados en el sitio web Bajando el Magdalena por medio de publicaciones diarias que
abarcan textos, reportajes gráficos, audios, mapas multimedia, gráficos, entre otros recursos que hacen del viaje toda una narración transmedia. Para esta ocasión, compartimos dos de los textos publicados en la primera etapa de la travesía del periodista por la principal arteria fluvial del país. Y si usted también es un pretendiente de la bella Colombia, o de las buenas historias, o de ambas, le sugerimos seguir al tanto de esta crónica de viaje en www.bajandoelmagdalena.com
Instrucciones para viajar
de Medellín al Magdalena Medio, vía Cisneros Publicado el 11 de julio de 2014 en Bajando el Magdalena
Juan Gonzalo Betancur juangobeta@gmail.com
Si va en bus (y además es de la empresa Copetrán), los primero que deber hacer es empacar una cobija, ojalá bien gruesa. No se extrañe, es verdad. Hacer el trayecto requiere conocer unos trucos cuando se va en un vehículo de servicio público. Si viaja en carro particular, también es conveniente saber algunas cosas. 1. No importa que en el Magdalena Medio la humedad sea bochornosa y el calor aplastante. Uno necesita una cobija gruesa cuando viaja a esa región en un bus de la empresa bumanguesa Copetrán: por dentro esos carros son unas completas neveras, como si estuvieran interesados en preservar los cuerpos de los pasajeros por un siglo. Lo he visto con mis propios ojos: quienes ven a la cobija como un encarte llevan un suéter apto para Bogotá, una toalla, una camisa adicional y hay quienes llegan al extremo de ponerse gorro y guantes de lana. El que no lleve nada de lo anterior se expone a un mal viaje por el frío clima. 2. La vía entre Medellín y el municipio de Barbosa está hoy magnífica: es una autopista de doble calzada lisa como una mesa de billar.
peligrosos en la margen externa que está junto al río Medellín (aunque algunos por fin los están tapando) y la infinidad de curvas algunas muy cerradas. 4. La pesadilla viene entre Santiago y Cisneros, en la misma región de Porce: allí las curvas son como una S pronunciada, hay tres en forma de semicírculo y la calzada se vuelve más estrecha aún. Cuando se encuentran dos tractomulas de frente, el paso de ellas puede demorar varios minutos, así que paciencia y dedíquese mejor a echarle “madrazos”, unos merecidos insultos, a los gobernantes que por décadas han tenido olvidado este pedazo de carretera. Lástima que desde la vía no se alcancen a ver bien las antiguas estaciones Santiago y El Limón, del desaparecido Ferrocarril de Antioquia, ni el túnel de La Quiebra, una obra magnífica de ingeniería que en 1929 permitió el paso del tren bajo esta pequeña montaña. Si está de buenas y hay molienda en las fincas de las orillas, goce con el aire inundado por el dulce olor de la panela recién hecha.
Si hay algún problema en esta parte seguro es por la congestión vehicular de las horas pico, un vehículo que quedó mal varado o un accidente de motocicleta.
5. La llegada a Cisneros es una bendición: los que van en carro propio a veces paran a descansar de la tortura que acaban de soportar; los buses siempre siguen derecho.
3. Para el tramo Barbosa – Porce conviene tomar una pastilla de Mareol antes de salir. Esta pequeña fracción de apenas 18 kilómetros de recorrido se hace pesada por lo estrecho de la vía (que en teoría es de dos carriles), algunos huecos
6. A quienes les gusta el turismo de la violencia, a unos 15 minutos más adelante de Cisneros, a pocos metros de la entrada para el municipio de San Roque, tendrán a su izquierda la hacienda Guacharacas, la sonada
propiedad durante más de 30 años de la familia del expresidente Álvaro Uribe Vélez. (No hay que bajarse, se ve desde la carretera) Allí fue donde guerrilleros de las Farc mataron al papá de Álvaro Uribe el 14 de junio de 1983.
mayor parece estar en disfrutar del campo, salir a pescar, hacer deporte o ir a las cantinas.
Se ha denunciado que en esa hacienda operó un comando paramilitar del llamado Bloque Metro que rondó por la comarca haciendo y deshaciendo: se les acusa, entre otros, de una masacre a pocos kilómetros, varios asesinatos, desaparición forzada y desplazamiento de personas.
A unos 10 kilómetros antes de llegar a Berrío, desde una colina que corona la carretera, se alcanza a ver el río Magdalena.
Los vecinos y luego dueños de Guacharacas son los hermanos Gallón Henao, señalados de narcotráfico y paramilitarismo (uno de ellos fue condenado por este motivo), además de haber estado condenados por su relación con el asesinato del futbolista Andrés Escobar días después de que hiciera un autogol con la Selección Colombia en el Mundial de Estados Unidos, en 1994. Mejor dicho, otro lugar como para los tours que les montan a los turistas extranjeros sobre sitios emblemáticos de lo más trágico de este país. Y si no le gusta nada de eso, mejor pase rapidito y no mire mucho, ¡qué miedo! 7. Hasta Puerto Berrío la vía está en muy buen estado: recorre una región ondulada bellísima, muy verde aunque con poco bosque, en la que casi no se ven cultivos y hay algo de ganadería. Las islas de guadua al pie de las quebradas son una maravilla de la naturaleza. Este trayecto atraviesa corregimientos y caseríos en los que la diversión
8. Si el bus para en este municipio y se baja para ir al baño o a comprar algo, adviértales a sus compañeros pasajeros que no dejen arrancar sin usted (ya me pasó y es una experiencia algo molesta). 9. Desde Puerto Olaya, el caserío que a todo el frente de Berrío abre el territorio del departamento de Santander, la carretera se vuelve más ancha. Como está en condiciones aceptables, permite aumentar la velocidad por encima de los 100 kilómetros por hora, aunque lo recomendable es no andar tan rápido. 10. Por la ventanilla, el Magdalena Medio se ve pasar en todo su esplendor.Disfrute del paisaje, del calor y juegue con sus compañeros de viaje a encontrar fincas en las que se vean búfalos. Personalmente me gusta cuando estoy cruzando el puente sobre el Magdalena porque veo el río y concluyo si ha llovido mucho o poco en el medio país por donde ya ha pasado. Quienes han viajado con otras flotas de buses o en sus carros, ¿opinan lo mismo sobre todo esto?
16
Septiembre de 2014
Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS
Paz guerrero
Espanto
Gonzalo Arango
Gonzalo Arango
Apacíguate guerrero
Una mano eléctrica te despierta
Que no tendrás un pensamiento más
Te rompe el sueño de la vida
Ni escribirás una palabra más
Te pone manos arriba
Ni darás a luz una esperanza nueva
Y te hace socio de la sociedad anónima
De lo que está prescrito desde siempre
La Muerte
En la universal armonía. Serénate viajero que aunque quieras No engendrarás un sueño más Ni morirás dos veces.
Elegía por ernest hemingway Thomas Merton Ahora por primera vez en la noche de tu muerte tu nombre se pronuncia en los conventos, ne cadas in obscurum Ahora con una campana de veras tu historia termina Ahora los hombres de los monasterios, hombres de réquiems, familiarizados con los muertos, te incluyen en sus oficios Permaneces anónimo entre miles que esperan en la oscuridad de grandes estaciones en el límite de comarcas conocidas sólo por el que ora, donde el fuego esperamos tiene piedad y no dura siempre Cruzas fugaz por nuestras brumas No hemos consultado tus libros, tus escritos Nuestras oraciones son pro defuncto N Algunos sin embargo alzan a mirar como si entre una multitud de prisioneros o exiliados reconocieran a un amigo encontrado una vez en una tierra remota. Para éstos también salió el sol después de una guerra olvidada sobre una lengua que hiciste grande No te olvidaron En su silencio eres famoso aún, no una sombra ritual Qué lentamente doblan estas campanas en una torre de monasterio por toda una época, y por la rauda muerte de una dinastía no preparada, y por aquella atrevida ilusión: el yo aventurero Con un solo disparo terminó la caza.
Septiembre de 2014
17
Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS
Los libros y la Héctor Abad Faciolince nexos@eafit.edu.co
Alguien dijo alguna vez que hay tres tipos de personas: las que viven la vida, las que la escriben y las que la leen.
Si pienso en el primer tipo, recuerdo
a un amigo mío, vividor, que — como me lo explicó una vez Santiago Gamboa— “se pasó la vida tratando de empezar una nueva vida”. Nada, ni lo más desaforado, le parecía nunca suficientemente vital. Empezó tantas vidas que no terminó ninguna y al final vivió con tanta intensidad cada una de ellas que resolvió que nadie le iba a quitar el último pedazo de vida que le quedaba y terminó quitándosela él mismo. Del segundo tipo de persona, los que escriben la vida, o mejor, los que dedican la vida a escribir, no se me ocurre mejor ejemplo que el de Gustave Flaubert. Se impuso a sí mismo la rutina más sosa y carente de interés que pudo —repetitiva, sobria, retirada— con el único fin de vivirlo todo en su obra. Esto le dijo en una carta a Louise Colet: “Llevo una vida áspera, carente de toda alegría exterior y lo único que me sostiene es una especie de rabia permanente. Amo mi trabajo con un amor frenético y pervertido, como un asceta el cilicio que le araña el vientre. Escribo con regularidad unas diez horas diarias, y si me molestan, me pongo frenético. Ya no espero nada de la vida excepto unas cuantas hojas de papel que emborronar de negro”. Y este era su dogma práctico: “Hay que vivir como un burgués y hay que pensar como un semidiós”.
Foto Natalia Zuluaga Salazar
Los del tercer tipo son personas que dedican su vida a leer. Son, de algún modo, vividores vicarios. Todo lo que no aman, todo lo que no lloran, todo lo que no luchan o trabajan, lo experimentan en los libros. No se me ocurre un ejemplar más acabado de esta especie que ese viejo lector ciego, Borges, que vivió más bien poco, escribió maravillas, y leyó o le leyeron sin parar. Su lema, no por excesivamente citado, deja de seguir siendo hermoso: “Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído”. Quizás estos tipos de hombre correspondan también a una diferencia de carácter más honda, que ya no es ternaria sino binaria: aquellos que prefieren la vida activa frente a los que escogen la vida contemplativa. Hay quienes hacen y hay quienes piensan; están los que hablan y otros que se muerden la lengua. Por supuesto que no es necesario vivir exclusivamente de una manera. Se puede vivir, con distintas proporciones, a ratos en la realidad y a ratos en el sueño. Borges, por ejemplo, en sus 86 años de vida, estuvo casado 17 meses con su primera esposa, y con la última tres. Es poco, pero es algo. De Flaubert se dice que se retiró del mundo después de que contrajera la sífilis en un aventurero viaje de juventud a Egipto. No le quedaron ganas de una vida de excesos.
Por deformación profesional he citado casos de escritores, pero supongo que algo parecido ocurre en otras profesiones. Todos conocemos adictos a la sociedad y cusumbosolos. Si me preguntaran qué quisiera más para mí (o para mis hijos), si una vida intensamente vivida, o una vida leída, o una vida dedicada a un oficio retirado como las matemáticas o la escritura, no sabría responder con una receta. Flaubert, cuando escribía sobre una pobre mujer adúltera, vivía con tanta intensidad su adulterio como si fuera él el pecador. No creo que el gozo de Borges leyendo a Kipling fuera menos que el de un viajero en India. De mí puedo decir que me gusta vivir lo que leo en los libros. Si el protagonista toma ginebra, no puedo resistirme a servirme una. Si un personaje es celoso, acabo haciendo una escena de celos en mi casa. Hace poco leí sobre un viejo escritor con cáncer de próstata y esa misma semana me medí el antígeno y pedí cita urgente con el urólogo. Y por otro lado, muchas cosas que vivo me provoca escribirlas, acomodándolas algo en el recuerdo, y otras que me imagino, me encantaría llevarlas a la vida real. No he podido saber a qué tipo humano pertenezco. No concibo vivir, en todo caso, sin escribir cada día, sin leer cada noche, ni sin salir a disfrutar a ratos el espectáculo del mundo. *Texto tomado de El Espectador, 23 de mayo de 2009.
18
Septiembre de 2014
Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS
La nave de los locos Luis Miguel Rivas nexos@eafit.edu.co
Para Luna
era natural también hacer todo eso. Era natural quedarse hasta las cinco de la mañana leyendo eternos poemas de León de Greiff, inventarse nuevos códigos para el parqués, sentir que uno podía ser uno sin reclamos, sin el miedo a la equivocación, sin las culpas ni las taras que nos dejaron los que salen en las fotos sepias. Era natural hablar de lo que se sentía, tener pájaros en la cabeza y pocos recursos. Yo creo que por eso escogieron ese nombre que me pareció un poco snob: Stultifera navis, La nave de los locos.
A mí a veces me dan ganas de tirarme por un barranco, de reírme hasta resquebrajar el pavimento, de llorar cuatro días parando a almorzar, de explotar en diminutas aleluyas, de comerme diez nubes, de subirme al copo más alto del árbol y gritar:
“Tareas no hechas” es un libro del escritor, guionista y realizador audiovisual Luis Miguel Rivas. Publicado por el Fondo Editorial Eafit y Letra x Letra, la obra presenta una selección de crónicas y textos publicados entre 2009 y 2013 en el blog Tareas no hechas, inicialmente en blogspot y luego en la edición digital del periódico El Espectador. Algunos de los textos también fueron publicados en el periódico Universo Centro y en la revista El Malpensante. Para esta ocasión compartimos uno de los textos incluidos en el libro que se lanza en la 8° Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín.
— ¡Hijueputa! ¡Hijueputa! ¡Hijueputa! Y no lo he hecho. Pero me dan ganas. Uno eso no lo va diciendo por ahí y mejor se quevvda en su oficina las ocho horas, va a su casa, toma su transporte, paga la EPS y todo eso. Vive como se considera que se debe vivir. Sin embargo debajo de cada hora de oficina, de cada fila en el banco, de cada reunión familiar, siempre está la inminencia de la explosión. La sospecha leve y permanente, como una música de fondo, del absurdo de todo eso, tan clara que uno a momentos cree que se le está dañando la pensadera. Uno no es que se proponga ver así las cosas, no es que le hayan lavado el cerebro, no es que haya leído la Biblia completa, no es que tenga el capricho de llevar la contraria ni que haya descubierto una verdad que ignoran los demás. Es solo una sensación, pero tan fuerte y tan perdurable como dicen que son las verdades, contaminando cada segundo en la forma de una frase martilleante: el absurdo está en la base de todo esto. Y bueno, hace diez años estaba yo en la barra de un bar envigadeño, buscando nubes en el humo de un cigarrillo y acercándome al barranco por la vía etílica, cuando apareció un muchacho flaco y un poco desbarajustado, con una nariz de italiano de película gringa, que me miró distinto, como entendiendo algo con el hecho de vernos. Le hablé con esa suficiencia adolescente del que se considera derrotado e incomprendido y él, aunque era menor que yo, me contestó con el tono de “qué le vas a enseñar a tu papá a hacer hijos”. Conversamos. Me habló de un lugar en el barrio mesa donde se estaba gestando un proyecto cultural y social. Esas tres palabras, ¡por Dios!, tan sospechosas, tan manoseadas, “proyecto”, “cultural”, “social”. Sin embargo el flaco aquel hablaba con sinceridad y las palabras salían vivas así fueran las de siempre. Estuvimos hasta tarde andando calles y hablando y me despedí del que me pareció un tipo altanero e interesante. Un día fui. Era una casa vieja de las del barrio Mesa de Envigado. Esas casas que traen incorporada en alguna habitación a una viejita con saquito azul oscuro y vestidito de flores. Era una sala de familia de los años cincuenta, con foto sepia enmarcada en la pared y todo. Pero uno no se sentía en un lugar antiguo. Era como un pasado puesto ahí, a la entrada, para que uno se apoyara en él y pegara el brinco a otra cosa. Parecía que hubieran puesto al pasado ahí con un letrero: “Abandoname, pero no te olvidés de mi”. Toda la casa estaba llena de jóvenes: unos comiendo helado, otros jugando juegos de mesa, el de allá
tomando tinto, aquel otro tocando guitarra, estos hablando de todo y de nada, este mirando pa’l páramo, uno mirando a la novia, otro mirando pa dentro. El corredor paraba al lado de un patiecito lleno de matas colgadas y seguía hasta la cocina. En ese sector de la edificación uno se daba cuenta de que la casa era varias casas. Había un sótano amplio con sillas y mesas hechas de troncos. En la historia del ser humano, nunca nadie con tanta precisión ha diseñado unas sillas tan perfectamente incómodas, tan alevosamente antiergonómicas. Pasé toda esa primera noche sentado en una de esas sillas sin que me importara. Y desde esa fecha tengo desencajados varios discos de la columna vertebral. Semanas después volví cuando me invitaron a presentar un video. Y conocí a varios de ellos: Gabriel, que parecía viviendo en el segundo piso de sí mismo; Hugo, un espíritu punkero con la camisa por dentro; Sergio, el flaco de la taberna, agudo como su cuerpo; Lina Restrepo, tapando fragilidad con parches de dureza. La casa era un espíritu, no solo porque la hubieran amoblado y organizado esos muchachos con sus propias manos, sino porque todo lo material que uno veía era producto de una idea en la que todos coincidían y que se podía resumir en dos frases: “La vida puede ser más grande” y “No hay una única manera”. Yo les miraba los ojos, los veía moverse y les notaba por encima la inminencia del barranco. No sé en qué momento ni por qué uno descubre que alguien es su hermano. Seguí yendo, acorde con el proceso con el que he adquirido todos mis vicios. Primero, cada quince o veinte días, después cada semana, luego entre días y finalmente muchas horas de todos los días. En ese lugar era natural hablar de hacer una película, de componer una canción, de pintar un cuadro, de irse en autoestop a andar el mundo, de escribir una novela. Y
Luego entendí que para defender esa manera natural de ver la vida, ese punto de vista, había que usar un término sacado del mismo lenguaje que usan los que solo reconocen la naturalidad de lo consabido. La palabra “locos”. No me gusta porque es solo una palabra, un cliché. Pero esa casa, ese espíritu, esa gente, eran sobretodo y en esencia un punto de vista. Una mirada honda y sin aspavientos en un pueblo adocenado y chicanero. Una manera de ver que me parecía necesaria, útil, y que podría dar mucho bienestar y apertura a todos los que padecen la verdadera locura de la vida predeterminada, si se desprendieran del prejuicio con el que se defienden de la locura de los locos. Me pasé a vivir allá. Estuvimos tres años con sus días y noches trabajando en el proyecto de una película que finalmente no pudimos hacer pero que, como los buenos proyectos inconclusos, dejó una estela de cortometrajes y un grupo de gente apasionada con contar historias, que se llamó El Taller. Sobra decir que la vida me cambió. Y que todavía no me he podido componer. Fui feliz y no me da pena utilizar esa expresión. Lo importante, lo verdaderamente importante de los últimos años me ocurrió balanceándome en la plataforma de La nave de los locos. Me dieron permiso de no caber en mí. Porque ese era el único sitio donde cabían los que no cabían en sí mismos. Lo bueno es que no hablo de la añoranza de tiempos mejores, de cuando fuimos locos, de cuando quisimos cambiar el mundo. Todo eso sigue vivo. Todo eso confluyó años después en la casa del que tampoco cupo, del padrino de los que no se hallan, de los que coquetean con el barranco, en la casa de don Fernando González. Por ahí veo todavía al flaquito desbarajustado, sin que nada le impida ir para donde va, altanero y tozudo; todavía hablo con Hugo de hacer cosas como el panfleto envigadeño, un libelo deslenguado que solo llegó a una edición. Todavía está la idea de escribir una novela que se llame “Cuando quisimos a las muchachas”, todavía ese espíritu anda volando cada vez más fuerte, más parecido a la carne de todos los días. Todavía hay Nave, todavía hay barrancos, nubes y gritos. Y cada vez tenemos más razones para montarnos al copo más alto del árbol más alto a gritar hasta desgañitarnos: —¡Hijueputa! ¡Hijueputa! ¡Hijueputa!
Septiembre de 2014
Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS
Espacio para Lo invitamos a que usted, lector, disponga de este lienzo de la manera que guste para que explore en su faceta más creativa como escritor, poeta, dibujante o garabatero. Y luego, sea cual sea el resultado, estaremos complacidos de verlo cuando lo suba a su red social favorita con el hashtag #Nexosenlafiesta para compartirlo también en nuestra edición web. Y ahora, ¿ya están los lápices en mano?
19
20
Asociaci贸n Cultural Peri贸dico Estudiantil NEXOS
Febrero de 2014