"Ni buenos, ni malos; incorregibles” dijo algún sagaz, literario y cierto Borges en algún rincón del tiempo que no hace falta explicitar ya que lo que importa y trasciende en este caso es la palabra en las regiones de la cultura. Para quienes sepan por qué, para quienes no; aceptamos la definición de Borges, así somos: Incorregibles. Seremos orgullosamente Incorregibles, pero lo que sí no somos, ni seremos nunca, es ser sectarios o excluyentes y mucho menos en el ámbito más sublime de la humanidad, subjetivamente hablando (como siempre), que es la cultura.