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“Desde que implementamos BIM y LEAN entregamos todas las obras en tiempo y forma”

Arq. Rómulo Bertoya, Pensaer

- Los incorporamos en 2014 como parte del proceso de transformación. Pensaer nació ese año pero se nutrió de la experiencia que los socios tenían de varios edificios construidos por su cuenta. De esos aprendizajes tomamos lo mejor y también aquellos potenciales del negocio que veíamos que podíamos mejorar. Notábamos que se podía evolucionar en cuanto a calidad, plazos y costos, pero también en la cultura empresaria, en cómo estructurar las obras para que no fuera todo tan jerárquico. En el sistema tradicional de construcción prevalece el verticalismo, no hay vasos comunicantes. El desarrollador, la constructora, el arquitecto, el ingeniero calculista son como silos independientes, y cada uno le pasa la pelota al otro. Y como el resultado de ese esquema no nos conformaba, propiciamos un cambio. Hicimos un mea culpa porque había edificios previos que no se entregaban en tiempo y forma, costos que no se cumplían y eso incidía en la imagen de marca que queríamos mostrar, por eso arrancamos la nueva empresa iniciando este otro camino y lo sostenemos.

- Hoy tenemos que repensar el modo en el que gestionamos los procesos, en cómo nos relacionamos, primero a nivel casi cultural: valores, sistemas, y después tenés que ver el método y la herramienta más acorde. Por eso BIM y LEAN no son meras herramientas, requieren de un cambio que es cultural. Hay una nueva forma de pensar el modo en el que hacemos las cosas. Tenés una dimensión de teoría, una de visión, otra de procesos y también de hábitos. Vas de algo general a lo particular del día a día. Es esa red la que tenemos que repensar en la industria. Acá no hay saberes mágicos ni únicos. Mi experiencia es personal, tal vez en otra empresa sea distinta utilizando las mismas herramientas. Por eso es difícil dar este cambio, porque no se trata sólo de actualizar un programa, sino de cambiar cuestiones de índole cultural. Ese es el marco y el riesgo. Hay que entender el sustento filosófico detrás de estos sistemas. BIM, LEAN, VVC (Virtual Visualization Construction), del que también se habla ahora, evolucionan permanentemente. Hay que estar en modo aprendiz todo el tiempo. La receta del éxito es desaprender lo que aprendiste, ponerte en modo beta permanente, todo el día a prueba. Adoptar un concepto de mejora continua, tratando de revisar procesos, sistemas, la propuesta de valor para ver qué podés modificar y qué no.

- Desde que los implementamos estamos entregando en tiempo y forma, y eso nos permite construir ese vínculo de confianza interna y externa, porque los resultados se tangibilizan con todos los actores de la cadena. Cuando tenés una mirada sistémica se te hace más fácil evaluar el impacto social y ambiental, con productos que forman parte del mismo norte. Eso también tiene un impacto directo en la ciudad, barrio o donde operamos que se está viendo.

- Este es un camino que inicia y nunca termina, que es lo más difícil. Tenés que querer cambiar para poder hacerlo, no se trata de una nueva moda. Los costos son difíciles de definir porque son de distinta índole: tenés el costo de la llave del programa, computadoras nuevas y alguno más, pero el gran desafío es modificar los procesos internos de trabajo para poder usar ese programa. El tema es hasta dónde vos querés generar el cambio, que no es de un día para el otro, sino que es un camino de transformación. Si eso lo tomás con convencimiento, los resultados son inmediatos. Podés empezar cambiando el modo de pensar y no gastaste nada, pero a veces eso es más costoso que la plata. Yo creo es costosísimo desde el punto de vista del esfuerzo, pero no tanto desde lo económico.

- Totalmente, no por la pandemia en sí. No porque uso BIM la pandemia no me pegó, sino que porque quiero tener una empresa flexible y dinámica uso BIM como herramienta, y tratamos de acomodarnos mejor a la pandemia. Hoy es BIM, mañana será otra cosa lo que te ayude a sobrellevar mejor estos cimbronazos. Porque nadie es inmune a lo que pasa. Cuando tenés mejora continua, cuando tenés agilidad, sos más permeable a desaprender el modo de organizarse, de gestionar el trabajo en oficina y de acomodarte rápido para trabajar en la casa. Seguramente nos costó menos que a otra empresa, pero no significa que no nos cuesta. Nosotros demoramos en estar 100% operativos home office 24 horas, y no modificamos ningún proceso respecto a cómo estábamos trabajando desde el punto de vista de la producción, sí cambiamos algunos procesos de comunicación o gestión del proyecto. Se nos hizo fácil cambiar a home office como proceso. La cuestión cultural es algo difícil y estamos tratando de cambiarlo todo el tiempo. Nos queda como desafío el cómo hacés para construir equipo, cómo construís sentido de pertenencia, relaciones interpersonales dentro de equipos cuando estamos dentro de casa y trabajando con Zoom todo el tiempo.

https://www.pensaer.com.ar/

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