Berthold Brecht: Un teatro a distancia Por Viridiana Figueroa
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urante el periodo de posguerra, surgieron varios movimientos artísticos en Europa, las llamadas vanguardias artísticas como el dadaísmo, surrealismo y expresionismo (Milicua, J. pág. 5-10) y distintas ideologías políticas como el fascismo y comunismo principalmente. En el caso del teatro en Alemania, en palabras de Dulce Burón (2013), el aspecto escénico comienza a tener autonomía con respecto a lo literario: “El dramaturgo ya no es solo aquel autor que crea un texto que se representa en escena, sino el director y escenógrafo que predispone el espacio escénico para la construcción de una nueva semiótica artística ―por medio de los actos que se representan― sin la necesidad de acudir a un texto.” (Burón, D., 2013, pág. 9) Un teatro que también buscaba romper con la concepción clásica o aristotélica (Vasco Soares, 2013). Una de las propuestas más destacadas en Alemania fue el teatro épico del dramaturgo Berthold Brecht. Berthold Brecht Eugen Berthold Friedrich Brecht nació el 10 de febrero de 1898 en Augsburg, Alemania y falleció el 14 de agosto de 1956 en Berlín. Durante su vida se dedicó a hacer y proponer un teatro que trataba de romper con el convencional, escribir poesía y letras para melodías, ocasionalmente. En total escribió treinta obras para representar en escena (entre óperas y obras de teatro), once piezas en un acto, setenta seis piezas entre poemas y prosas. A los 19 años comenzó a estudiar medicina en Munich y trabajar en el hospital del ejército (1918); sin embargo con el fin de la guerra se dedicó por completo al teatro. Ese mismo año concluyó su primer obra Baal (1918), representada en 1923. En 1919, comenzó a cambiar su forma de ver el mundo
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al reunirse con Lion Feuchtwangler1 quien lo convenció de unirse al partido Socialdemócrata alemán. Sin embargo no fue hasta 1920, con las enseñanzas de la teoría marxista por Karl Korsch2, que se convertiría en comunista. Su transformación siguió con la influencia de estilos vanguardistas como el dadaísmo y realismo, debido a que varios de sus amigos seguían estas corrientes. Al aprender de conocidos, de sus propios trabajos de investigación y sus conocimientos sobre teoría crítica, Brecht construyó su propia propuesta de teatro dando origen al teatro épico o dialéctico, que estrenaría con La ópera de cuatro cuartos (1928). Teatro épico o dialéctico El teatro épico o dialéctico parte de la teoría marxista la cual nos dice que : “... el contenido, y no la forma, dotaba de significado a la obra artística, y si los sentidos culturales no se modificaban era porque no se producían cambios sustanciales en la infraestructura social.” (Rodrigo, D. (2013), pág. 140). Si el contenido dotaba de significado y no la forma, habría que modificar la forma, que en el teatro corresponde a la dramaturgia3, para lograrlo, el dramaturgo combinó dos vanguardias: el realismo que prestaba atención al contenido pero no a la forma y el formalismo que no presta atención al contenido, creando el realismo formalista. Para producir ese cambio en la infraestructura social, decidió enfrentar al espectador con su realidad social y la obra. El público (individualmente) debía quitar los elementos de exageración, en los acontecimientos representados en escena, para descubrir una representación fiel a la realidad, la cual hacía referencia a los problemas existentes en el mundo real. Para lograr esto Brecht aplicó lo que él llamó efecto de distanciamiento, el concepto que rompería con el teatro clásico.