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Desencuentro

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Obsesión

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Desencuentro

Zirot

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¡El frío está insoportable!, mis piernas tiemblan incontrolablemente al verse expuestas por un despreciable vestido y el insensato encargado que prefiere dejar ambas puertas ,,, del minisuper abiertas como si el calor fuera prisionero nuestro y necesitara huir desesperadamente. De saber todo el tiempo que me tomaría comprar un nuevo desodorante hubiera dejado a mis compañeros aguantar el aroma natural de mis axilas a medio día ¿Por qué no avanza esta fila? ¿Será que el mismo encargado insensato considera algo cruel separar esta tierna fila al llamar otro cajero y agilizar nuestras compras? Para la próxima exposición buscaré el pronóstico del clima para no equivocarme de ropa otra vez.

¿Por qué esta espera me parece tan larga? Si me pareciera una cuestión de instantes, evitaría este estrés y pronto estaría en mi casa descansando envuelta en… ¿Ese cajero no es…?, ¡Claro que no! ¿O sí? En todo caso ya no debería de importarme, ¿Debería? Sólo nos separan cinco personas, bueno, seis, la señora de enfrente tiene el carrito repleto. ¿Se acordará de mí? Yo no he cambiado mucho desde la secundaria. Pero él… él luce un traje de cuerpo entero hecho de cansancio. Antes, su piel era más brillante y no tenía esa joroba, casi imperceptible que provoca el peso de la vida. No lo hubiera reconocido si sus ojos no conservarán el mismo brillo, la misma paz que encuentro cada vez cuando me hundo en ellos, en su profundidad, en la extraña tregua entre la crueldad de su pasado y la tenacidad de su inocencia.

¡Volteó! Se nota que nunca aprendí a disimular mis miradas invasivas, nadie creyó esa actuación mediocre intentando decir: “no te estaba mirando fijamente, sólo estoy viendo cuántas personas están antes de mi en la fila”. Cuatro, por cierto. Estamos a cuatro compras de última hora de reencontrarnos. ¿Tan pronto? ¿Debo saludarlo? “Hola, ¿qué frío tan horrible no Arturo?”, o: “Buena noches, disculpe, ¿nos conocemos de otro lado?” ¿Me servirá de algo hablarle? Es decir, me traía loca en la secundaria, pero ahora estoy en el cuarto semestre de la carrera, ya no me conmueve un gesto de aprobación o interés a mi pseudo arte, en especial porque ahora estudio ingeniería eléctrica ¿Realmente entendía lo que escribía? Nunca leyó ninguno de los “libros del rincón” para literatura ¿Por algo reprobaba no? ¿Diría que le gustaban mis cuentos sólo por agradarme?

No, eso no tiene sentido, nunca fui capaz de saludarlo como a un buen amigo. Sin embargo, era capaz de usar un camino en donde cada semana aparecía una chica muerta con tal de poder coincidir con él una mínima parte del trayecto a casa después de clases, con tal de verle cinco minutos más de los que me regalaba la escuela. Pero si él me dirigía la palabra para preguntarme la tarea, “matemáticas y literatura” salía de mi boca y cruzaba velozmente la calle, ni adiós decía, un acto cobarde que lamentaría el resto de la semana. Incluso llegué a meterme al taller de danza folclórica con mis dos pies izquierdos, únicamente porqué él lo había escogido, menos mal que mi mamá me cambió a dibujo técnico después del fatídico siete en mi boleta, sin saberlo paró una de mis tantas locuras de amor adolescente. Ya no tengo frío, entonces, ¿Por qué me siguen temblando las piernas?

Sin embargo, es miserable el desenlace de todo mi amor psicópata.

Sin embargo, es miserable el desenlace de todo mi amor psicópata. Maldito Marcos y su amistad inoportuna. Más bien, estúpido Arturo y su mente perversa. ¡Mejor! Compañeros morbosos y haraganes autores de parejas imaginarias. Cómo olvidar la rabia cuando Paula, después de pasar media hora de castigo junto a él por llegar tarde, como buena amiga al servicio de mi amor paciente, me contó: “te saqué al tema para aprovechar el tiempo, me dijo que te le hacías bonita y muy inteligente, se te iba a declarar el pasado 14, pero como empezaste a salir con Marcos no lo hizo” ¿Qué culpa pude tener yo de hacer un mejor amigo y pasar con él todos los recreos? ¿Qué estólida culpa pude haber tenido?

- Son treinta y siete pesos con noventa centavos ¿Efectivo o tarjeta? -

- Efectivo -

- Recibo cien pesos y son… sesenta y seis pesos con diez centavos de cambio -

En realidad, no he cambiado, sólo conteste la pregunta y nada más, supongo… supongo que … que debo darme prisa o este frío me congelará las piernas.

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