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Yo te esperaré

Yo te esperaré

El Payo

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Después de salir un par de años con una carismática pero poco tolerable jovencita, mis anhelos e ideas sobre una relación de pareja cayeron a lo más profundo de mis adentros debido a la falta de tiempo y de compromiso que significaba estar con ella. Por tal motivo decidí hablarle a la chica del cabello rizado que desde la preparatoria había sido mi amor imposible. Fue muy curiosa la manera en la que coincidimos y, como si fuera una jugada maravillosa del destino, quedamos de salir a caminar una tarde de sábado.

No me había sentido tan nervioso desde mucho tiempo atrás y al verla quedé maravillado. Maravillado de aquella señorita que se había robado mi corazón tierno y desvergonzado de preparatoria, pero que ahora lo había hecho de nuevo con el de un joven con un porvenir fantástico y lleno de ilusiones.

La manera en la que conectamos se sintió desde el momento de abrazarnos y siguió durante toda la tarde. Una tarde fantástica en la que incluso pude conocer a su linda familia. Sin exagerar, ese día fue mágico para mí.

Después de salir un par de ocasiones más, me confesó que nunca se atrevió a hablarme porque también le gustaba desde la preparatoria. Siendo sincero, no supe qué decir y lo primero que hice fue besarla. Fue en ese preciso instante cuando lo supe, ¡sí, era ella! aquella señorita que, como dijera mi libro favorito, sería la persona con la que me sentiría el hombre más afortunado de este mundo.

A pesar de que a su lado me sentía como en un cuento de hadas, seguía sintiéndome triste por la manera en la que terminaron las cosas con mi antigua novia. Me sentía con el compromiso de hablar de frente y dejar en claro lo que había pasado. Esta decisión haría que todo lo que poco a poco construí se perdiera por una acción mal interpretada por parte de ambas chicas, lo cual me demostró que las decisiones que uno toma no deben ser precipitadas; además de que un hombre debe tener prioridades y definir lo que desea.

Con la intención de remediar mi situación con la chica del cabello rizado le escribí una carta, misma que le entregué personalmente sintiendo un nudo en la garganta por la impotencia de no poder correr a ella y besarla. La carta decía que la esperaría frente al lugar donde fue nuestro reencuentro, especificando que estaría ahí de las 3:00 a las 5:00 de la tarde de lunes a viernes durante todo el mes de marzo. Cabe mencionar que el tiempo era muy valioso para mí porque corría del Servicio Social hacia nuestro lugar especial y de ahí partía a la Facultad de Ingeniería.

...le escribí una carta, misma que leentregué personalmente sintiendoun nudo en la garganta por la impotencia de no poder correr a ella y besarla.

Así estuve todo el mes de marzo, leyendo y estudiando para mis últimos exámenes del semestre. Sin más remedio, llegó el viernes 30 de marzo, el último día del mes que estaría ahí, manteniendo firmemente la ilusión de verla caminar hacia nuestro lugar especial. Esperé como de costumbre hasta las 5:00 de la tarde y di un gran suspiro. Me despedí del señor zapatero que se hizo mi amigo durante mi estancia en el lugar y partí hacia la Facultad. A lo largo del camino únicamente podía pensar en la última frase que le dije y que lastimosamente cumplí: “Yo te esperaré”.

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