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Los Huevos de Fabergé
from Día del Huevo - Nigromante octubre 2020
by Nigromante. Revista de la DCSyH, Facultad de Ingeniería, UNAM.
Por Abraham Sánchez
Miles de Huevos de Pascua son fabricados año con año, de muchos tamaños, colores y presentaciones. Pero no importa qué tan interesante sea su diseño, siempre serán huevos co- munes y corrientes por- que el podio a los mejores Huevos de Pascua ya está ocupado por los legenda- rios Huevos de Fabergé. Y no son dos, ni tres, sino 69 diseños únicos de los cuales 57 sobreviven hasta la actualidad.
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Los Huevos de Fabergé son piezas de orfebrería creadas año tras año desde 1885 hasta 1927 por Peter Carl Fabergé, uno de los joyeros más reconocidos del mundo. Todo comenzó en 1885, cuando el zar ruso Alejandro III le encargó un huevo lleno de joyas como regalo de Pas- cua para su esposa, María Fiódorovna, un miembro de la familia real danesa que sufría de nostalgia por su país natal. La obra de arte resultante fue un pequeño huevo de oro, cubierto de esmalte porcelánico con la apariencia de un huevo real partido por la mitad. Al abrirlo, se en- contraba una yema de oro, que dentro de ella, posaba una gallina de oro y en su interior, como última sorpresa, un diamante y un collar de rubí.
A María le encantó el regalo, por lo que pasó a ser una tradición que se crearan huevos, dos cada año, como regalos para las esposas de la aristocracia rusa y Fabergé fue nombrado proveedor oficial de la corte imperial rusa.
Después de ese año, la compañía de Fabergé realizó nueve huevos más para Alejandro III y cuarenta huevos para el zar Nicolás II, quien regaló veinte a su madre María y veinte a su esposa Alejandra Románova.
Actualmente se han localizado los huevos 51 y 52, los cuales nunca fueron terminados ni entregados a causa de la Revolución Rusa.
Para el diseño de los huevos imperiales, Fabergé se inspiró en distintos estilos artísticos europeos, los cuales contemplaba durante sus viajes por Europa. Algunos huevos se creaban para conmemorar acontecimientos importantes, como la coronación del zar Nicolás II, la terminación del ferrocarril Transiberiano, y algunos aniversario. Otros huevos guardaban en su interior el yate imperial Standart, la catedral de Uspensky, el Palacio de Gatchina o el Palacio Alejandro. Además de los 52 huevos creados para la familia real rusa, se crearon 17 huevos más para distinguidos clientes privados, entre ellos la duquesa de Marlborough y la familia Rothschild.
A pesar de que Peter Carl Fabergé es considerado como el creador de estos huevos, el dueño de la compañía Fabergé nunca participó en la fabricación de ninguno de ellos, y su elaboración se le atribuye a Erik Kollin, cuyas manos eran tan mágicas que el mismísimo Conejo de Pascua envidiaría.
Lamentablemente, de los 69 huevos fabricados, sólo se conoce la ubicación de 57 de ellos, los cuales están en museos, en colecciones privadas y miembros de la realeza europea. Sin embargo, se conocen las descripciones y fotos de cada uno de ellos, así que aunque no podamos tocarlos, todos podemos apreciar su belleza.