Suite en tres actos es una coreografía de larga duración, articulada en tres momentos consecutivos. Es la puesta en escena de una crónica ficcional sobre el espacio y el tiempo vivos, cuyos protagonistas son carteles de publicidad exterior. ¿Qué ficción se trata y en qué lugar y tiempo nos coloca a nosotros, espectadores? Este es un relato sobre la percepción y las expectativas –burladas-‐ de la mirada. Sobre la riqueza de comprender con los sentidos para, recién luego, dar lugar al análisis. Meditar (tiempo) y reconocer (espacio). Propone que nos ubiquemos en un sitio –hoy desbordado-‐ y desde éste, nuestro punto de vista, experimentar las sensaciones que el relato nos plantea de manera vivencial y física. La materia que pulsa es la curiosidad como aquello que queda después de la sorpresa. Las conclusiones no deben ser apresuradas…
16/11 AUGE 2.
Auge – devolución de uso: Los carteles ready-‐made vuelven a su lugar “habitual”: el perímetro, el muro. La semiótica del conjunto
es todavía comprensible, se inscribe en una lógica normalizada: “estos carteles están ahí para tapar una obra en construcción”. Más allá de la pregunta obvia acerca de qué obra es la que está en construcción, cabría preguntarse -‐motivados por la naturaleza del emplazamiento-‐ por qué está siendo exhibida una obra que no está “lista”. La Suite en tres actos fue presentada. Sus protagonistas usaron la sala de La Ira de Dios, ocuparon el espacio de exhibición que ya no pudo ser captado en su totalidad con la mirada. Los bordes, límites y esquinas de la sala no eran ya observables, por lo tanto, la percepción y síntesis del espacio se daba como una sumatoria de fragmentos. El único movimiento posible era alrededor del cubo generado por los carteles-‐figura, un cubo repleto de sospechas. En la inauguración, escuchamos muchas dudas. ¿Qué se esconde adentro de ese espacio cerrado? ¿Cómo va a seguir este movimiento? La incertidumbre no sólo atacaba al espacio y lo representado, sino también al propio estatuto de la obra. ¿Qué es obra? Y el cartel ¿es un pieza entera o funciona como marco? ¿Por qué están en blanco y qué podemos esperar que pase en el próximo movimiento? Este segundo movimiento llegó. De alguna manera, no muy directa y parcial en su gesto, la nueva coreografía pretende devolver a los carteles su función original. Discursivamente, los carteles ocupan el perímetro de la sala, vale decir, son muro. Pero en la transposición que se opera de la calle a la galería y de la presentación al auge los protagonistas siguen sin ser eso que esperamos de ellos: el vallado que tapa algo en construcción. Veníamos diciendo que la propuesta curatorial se teje con los hilos de tres nociones básicas. La segunda noción curatorial que queremos introducir es menos un concepto que una rigurosa pero flexible manera de entender el arte en relación al tiempo. Queremos señalar el poder de las obras de traernos al presente y de esa manera proponerse como un auténtico antídoto al tiempo vivido en nuestra era, la era digital. El tiempo digital está caracterizado por la velocidad, la simultaneidad y la poca capacidad de atención, sin embargo obras como las de esta Suite son, por su particular relación con el observador, una propuesta de desaceleración. Al involucrar al propio observador en la constitución del