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Ernestina Vargas: "Ama sua, ama quella, ama llulla"

AMA SUA, AMA QUELLA, AMA LLULLA

Durante toda mi niñez, cuando yo salía para la escuela, mi abuelita, indígena peruana, me despedía por las mañanas diciéndome: “Ama sua, ama quella, ama llulla.” Ese lenguaje no era extraño para mí porque lo escuchaba todos los días en conversaciones entre mi abuelita, mi mamá y mi hermana mayor. Yo estaba familiarizada con el idioma, aunque no entendía mucho de lo que se trataba. Un día le pregunté a mi abuelita: “¿Por qué me dices siempre lo mismo, si yo no te entiendo?” La respuesta que ella me dio la voy a compartir hoy con ustedes porque me marcó para siempre, ya que empecé a entender que yo pertenecía a una familia “diferente” y muchos años después tomaron sentido mientras estudiaba los cursos ofrecidos en el programa de lengua española.

Intrigada porque no entendía las palabras que mi abuelita me repetía cada mañana, le lancé la pregunta y ella me contestó: “En el pueblo donde yo nací hablamos quechua y los mayores les enseñan a los niños una lección para toda su vida con estas palabras que aprendimos de los antiguos. Cuando te vas a la escuela por la mañana y te digo ama sua, te estoy diciendo que no seas ladrona, que tienes que respetar las cosas de los demás; ama quella quiere decir que no seas ociosa, si vas a estudiar tienes que hacerlo lo mejor que puedas, esforzándote mucho y haciendo tus tareas a tiempo; ama llulla quiere decir no seas mentirosa, no importa lo que pase siempre tienes que decir la verdad. En esos tres consejos está el secreto del éxito en la vida.” Yo me quedé con estas enseñanzas en el corazón y traté de ponerlas siempre en práctica.

Mientras iba creciendo, me fui dando cuenta de que no todas las familias de los niños de la escuela hablaban quechua. Notaba que los niños de piel más blanca se burlaban de los niños de piel más cobriza porque usualmente ellos tenían acento al hablar, lo que es llamado “mote,” haciendo alusión al maíz que se usa en la zona andina como alimento principal, y les gritaban “cholo motoso,” “cholo bruto.” Entonces fui entendiendo por qué ni mi abuelita ni mi mamá nunca quisieron que yo aprendiera el

quechua; “no es bueno para ti,” me decía mi abuelita cuando yo intentaba decirle algo en quechua. Ellas no querían que mi castellano se “echara a perder ”; esa fue la razón por la cual yo nunca aprendí ese lindo idioma y tristemente no se lo pude enseñar a mis hijos, excepto algunas palabras sueltas y frases cortas.

Después, cuando fui a la universidad, al estudiar la historia del Perú no romantizada, entendí mejor por qué mi madre y mi abuelita creían que yo no debía presentarme como descendiente de indígenas. Aprendí que dentro de mi propio país estábamos divididos por el color de piel, que los nativos eran discriminados y que se dedicaban a labores menores, porque no tenían acceso a la educación: eran obreros, albañiles, jardineros, las empleadas domésticas eran llamadas “sirvientas” y se les pagaba un sueldo por debajo de la canasta básica. Muchos años después emigré a este país en

donde, a través de los cursos de historia y literatura entre otros, he descubierto que las diferencias por el color de la piel que existen en el Perú y toda Latinoamérica también están presentes aquí en los Estados Unidos.

Para concluir, quiero decirles que todas esas diferencias me hicieron más fuerte. En el transcurso de mi vida aprendí a identificarme con mis raíces indígenas, pero nunca desprecié la sociedad que nos quedó como herencia de esa fusión con Europa a través de la Conquista. Les he enseñado a mis hijos que es importante conocer nuestras raíces para producir cambios positivos que beneficien a nuestra comunidad latinoamericana en este país. Les repito el legado que me dejó mi abuelita: “Ama sua, ama quella, ama llulla.” Ese era el saludo de los incas y, como mi abuelita bien me dijo, gracias a esos consejos he conseguido mis metas en la vida.

Emilio Angulo Perkins

was born in Colima, Mexico. Emilio is a mathematician and currently a postdoctoral fellow at New Jersey City University. He believes another world is possible.

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