LAS INCURSIONES DEL INDIO BLANCO POR LAS PAMPAS

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LAS INCURSIONES DEL INDIO BLANCO POR LAS PAMPAS

Grupo de Estudios Hist贸ricos Pichi Witru Rufino (Santa Fe) Norberto Mollo

Ennio Vignolo

2011 1


LAS INCURSIONES DEL INDIO BLANCO POR LAS PAMPAS

NORBERTO MOLLO

ENNIO VIGNOLO

Asamblea 480

Pueyrredón 229

(6100) RUFINO

(6100) RUFINO

SANTA FE

SANTA FE

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GRUPO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS PICHI WITRU RUFINO SANTA FE

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LAS INCURSIONES DEL INDIO BLANCO POR LAS PAMPAS INTRODUCCIÓN El legendario “Indio Blanco” fue un notable aborigen autónomo ranquel, que habitaba en el paraje del Cuero, desde donde incursionaba por las Pampas de los actuales norte de Buenos Aires, sur de Santa Fe, sur de Córdoba y sur de San Luis. La Laguna del Cuero (Trülke Lavken en ranquel), situada 33 km al O.S.O. de la ciudad de Villa Huidobro, cabecera del departamento General Roca, provincia de Córdoba, fue el asentamiento de este aborigen. El paraje se caracterizaba no sólo por un importante cuerpo de agua, sino también por un extenso y tupido monte. El monte del Cuero y la laguna del Cuero eran unos de los manantiales más codiciados en la zona en aquel tiempo, según la descripción dada en los escritos de Mansilla: “La Laguna del Cuero está situada en un gran bajo. A pocas cuadras de allí el terreno se dobla ex abrupto, y sobre médanos elevados comienzan los grandes bosques del desierto, o lo que propiamente hablando se llama Tierra Adentro”1 “Estos montes del Cuero se extienden por muchísimas leguas de norte a sur y de naciente a poniente; llegan al río Chalileo, lo cruzan, y con estas interrupciones van a dar hasta el pie de la Cordillera de los Andes”2 “Hermosos, seculares algarrobos, caldenes, chañares, espinillos, bajo cuya sombra inaccesible a los rayos del sol crece frondosa y fresca la verdosa gramilla, constituyen estos montes”3 “...no he visto jamás en mis correrías por la India, África, Europa, América, nada más solitario que estos montes del Cuero. Leguas y leguas de árboles secos, arrasados por la quemazón; de cenizos que envueltas en la arena se alzan al menor soplo del viento; cielo y tierra: he ahí el espectáculo.”4 Según la mitología mapuche, el nombre dado a la laguna, se debía a un monstruo imaginario que presentaba uñas y garras, y que ocasionalmente atacaba los bañistas, preferentemente mujeres, arrastrándolos al fondo de la laguna. “El Cuero Vivo, el Huaca Mamül, Lafquén Trilque, Palo Vivo, parecen referirse a un mismo ser que tiene connotaciones demoníacas y habita en los espejos de agua”5

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Mansilla, Lucio V. 2000. Una excursión a los indios ranqueles. El Aleph. Vol. 1. p. 76 Ibídem. p. 77 Ibídem. p. 84 Ibídem. p. 85 Fernández, César. 2009. Relatos y romanceadas mapuches. Biblioteca de Cultura Popular. Ediciones del Sol. p. 13

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Ubicación de la laguna El Cuero. Mapa de Thamm y Castellanos. 1902.

El Cuero no fue la única morada del Indio Blanco. Cuando el agrimensor Juan Ignacio Alsina realizó la mensura del lote Nº 2, fracción B, sección VIII de la Provincia de La Pampa en 1882, menciona otro sitio de asentamiento de este jefe ranquel. “Loocó es una aguada compuesta de una laguna de lluvia como de 100 médanos bajos. Hay tres jagüeles como de

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m

m

de diámetro, rodeado de

de diámetro cada uno, y estan

dispuestos como para bebidas de hacienda. Esta laguna ha sido campamento del Yndio conocido bajo el nombre de Yndio Blanco”6 Respecto de su apelativo hay al menos tres posturas. Se supone que el nombre de “Indio Blanco” hacía referencia a su tez mas clara, posiblemente por su ascendencia mestiza. También que su apellido era Blanco, oriundo de San Luis. Es probable que ambas hipótesis sean ciertas. Asimismo existe la versión de la descendiente de ranqueles, doña Ángela Mariqueo (que recoge Enrique Stieben en su “Toponimia araucana”), según la cual el nombre aborigen del Indio Blanco era Metileo o Melileo. Lo real es que fue una figura prominente, que con escasos indios de lanza, mantuvo en vilo a las fronteras en la década de 1870. Su actividad no se reducía al malón, sino que además se dedicaba a comerciar ganado, viajando a numerosos lugares, e inclusive a Chile mismo, donde estaban los principales ganaderos que adquirían los animales que se extraían de las Pampas. 6

Dirección General de Catastro de la Provincia de La Pampa. Libros Azules. Sección VIII. Fracción B. Lote 2. Mensura del agrimensor Juan Ignacio Alsina. 1882.

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EL INDIO BLANCO SEGÚN MANSILLA En su célebre obra de 1870 “Una excursión a los indios ranqueles”, Lucio V. Mansilla hace reiteradas referencias al Indio Blanco: “A la orilla de ellos vivía el indio Blanco, que no es ni cacique, ni capitanejo, sino lo que los indios llaman indio gaucho. Es decir, un indio sin ley ni sujeción a nadie, a ningún cacique mayor, ni menos a ningún capitanejo; que campea por sus respetos; que es aliado unas veces de los otros, otras enemigo; que unas veces anda a monte, que otras se arrima a la toldería de un cacique; que unas anda por los campos maloqueando, invadiendo, meses enteros seguidos; otras por Chile comerciando, como ha sucedido últimamente. Toda la fuerza de este indio, temido como ninguno en las fronteras de Córdoba y de San Luis, y tan baqueano de ellas como de las demás, se componía en la época a que voy a referirme, de unos ocho o diez compañeros de averías. Con ellos invadía generalmente, agregándose algunas veces a los grandes malones. Como en aquel entonces los campos al sur del Río Quinto y el Río Cuarto eran una misma cosa -dominio de los indios-, las invasiones se sucedían semanalmente, día por medio, y hasta diariamente. El héroe de estas hazañas era, por lo común, el indio Blanco. El camino del Río Cuarto a Achiras fue cien veces campo de sus robos y crueldades. A mi llegada al Río Cuarto era imposible dejar de hablar del indio Blanco; porque, ¿a dónde se iba que no oyera uno mentar los estragos de sus depredaciones? ¿Quién no lamentaba sus ganados robados, lloraba algún deudo muerto o cautivo? El tal indio tenía un prestigio terrible”7 El propósito de Lucio V. Mansilla era el desalojar al Indio Blanco del Cuero, obligandoló a que se retire tierra adentro. Para ello utilizó una estrategia similar al accionar de este aborigen. Contrató a seis gauchos que habitualmente se dedicaban al robo y al saqueo, con el objeto de maloquear en forma persistente a los indios, hasta hacerlos huir del lugar. La paga para esta labor fue de diez pesos mensuales mas ropa, comida, caballos y armas. Además los gauchos podían disponer del botín obtenido, siempre y cuando cumplieran su objetivo. Esta metodología dio resultado, por consiguiente

el

Indio

Blanco

emigró

temporariamente

a

otra

región,

aunque

posteriormente vuelve a su asentamiento del Cuero. Una vez arribado a Leuvucó, Mansilla se entrevista con el cacique ranquel Mariano Rosas, donde tratan un acuerdo de paz. Sin embargo el Indio Blanco, con su gente, merodeaba por el lugar con intenciones hostiles. Mariano Rosas se mostró muy 7

Mansilla, Lucio V. 2000. Una excursión a los indios ranqueles. El Aleph. Vol. 1. p. 77

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disgustado por la actitud del Indio Blanco, ya que no reconocía su liderazgo, demostrando de esta manera su autonomía y rebeldía, la que habría de conservar por muchos años, a lo que se sumaba sus actitudes impredecibles. Cabe suponer que la actitud agresiva de este aborigen en parte obedecía a la presencia de Mansilla, quien ya lo había expulsado del Cuero, sintiéndose perseguido. Del relato de Mansilla se deduce que el Indio Blanco no acuerda la paz, retirándose a Toay, y de allí a la provincia de Buenos Aires, con el objeto de tomar ganado lanar y comercializarlo en Chile. LA MATANZA DE CHEMECÓ Tal vez una de las mas grandes derrotas y pérdidas de vidas sufridas por las fuerzas militares en la lucha contra el indio. Las acciones hostiles de los indios que traspasaban la frontera, continuaban sin pausa y con alto grado de violencia, que iba mas allá del mero saqueo. La línea de defensa del sur de Córdoba, seguramente por su proximidad y rastrilladas que conducían hacia el Cuero y Leubucó, resultaba mas accesible y permeable a las intenciones de las huestes ranquelinas, que por entonces lideraba Mariano Rosas. El 4 de marzo de 1871, en horas de la mañana, alrededor de 50 indios liderados por el Indio Blanco, entre los que se contaban algunos sublevados de la Comandancia Sarmiento, estos bajo las órdenes de Esteban Carreras, atacaron dicha guarnición sin éxito, tras lo cual traspasando la línea se dirigieron hacia el norte. El jefe de la Frontera Sur y Sureste de Córdoba, Antonino Baigorria, quien se hallaba circunstancialmente en el fortín Tres de Febrero, se entera de esta difícil situación y parte con la dotación del lugar rumbo a Sarmiento. Aquí es impuesto por el jefe de esta comandancia Ejidio Sosa de la infructuosa intentona, que los invasores se habían desplazado hacia el norte y que en su persecución éste había enviado una fuerza de 60 hombres y 5 oficiales al mando del capitán Morales. Mientras se aguardaban noticias de las fuerzas de Morales, Baigorria envía al teniente coronel Ejidio Sosa con 160 hombres a que se internara hacia el sur cubriendo cualquier retirada de los invasores, siguiendo el camino rumbo al Cuero, ya que él una vez que haya regresado Morales con sus hombres, se sumaría a estos para dirigirse al mismo destino, y una vez reunido con Sosa en el Cuero, encarar una acción punitiva sobre las propias tolderías. “Tengo el honor de dar cuenta á V.S. detalladamente de lo ocurrido en la invasion del dia 4 del corriente, apareciendo cincuenta indios, entre ellos algunos sublevados del Batallon “Nueva Creacion” al frente de la Guarnicion 6


“Sarmiento”, donde intentaron penetrar á las ocho ó nueve de la mañana. Hallándome en este punto (Tres de Febrero), recibí el parte á la una de la tarde y me puse inmediatamente en marcha con la fuerza que la guarnece, y al llegar á “Sarmiento” me comunicó el Teniente Coronel D. Ejidio Sosa, Gefe de esta Guarnicion, que habia desprendido cinco oficiales y sesenta individuos de tropa sobre el rastro de los Indios, con el objeto de dar los avisos consiguientes al rumbo que tomaban, y operar igualmente en caso de necesidad. Entonces despaché inmediatamente al referido comandante Sosa con una fuerza de ciento sesenta hombres que fuera á situarse en “Quera”, á esperar el regreso de los Indios y de alli internarse hasta los toldos de “Loloes”, y que asi que tuviera noticia de la fuerza desprendida al mando del Capitan Morales en persecucion de los Indios, me pondria con ellos en marcha con el objeto de alcanzarlos en el “Cuero”, y seguir la espedicion” 8. No obstante, las intenciones de Baigorria se verían trágicamente frustradas. La persecución que había iniciado el capitán Morales con los soldados de Fuerte Sarmiento, tras los rastros de los invasores, se efectuaba a través de la rastrillada que unía esta última comandancia con la de Río Cuarto, a través de los entonces conocidos parajes intermedios de Tala de los Puntanos, Chemecó, Toro Muerto, Durazno, Punta del Agua y Los Jagüeles. Arribadas a Chemecó [Chimeko], paraje caracterizado por la imponencia de sus médanos y la presencia de una laguna, las fuerzas lideradas por el capitán Morales, se verían sorprendidas, seguramente emboscadas, porque la topografía del lugar era particularmente apropiada para una acción de este tipo, hallando la muerte los 65 soldados, incluído el propio Morales, quedando gravemente heridos tres o cuatro personas, que bien podrían ser moradores de la posta, comerciantes en tránsito o eventualmente soldados. Avala esta suposición, a juzgar por los elementos documentales de que se disponen, que la única forma de que un grupo de medio centenar de atacantes (indios y sublevados del fuerte Nueva Creación de Sarmiento), por mas belicosidad que los distinga, puedan dar muerte a la totalidad de las fuerzas militares en el lugar, es utilizando esta estrategia de emboscada como acción de combate, dada su inferioridad numérica. “En este estado mandé mas tarde un chasque á objeto de inquirir alguna noticia del Capitan Morales, y habiéndose pasado toda la noche del dia 4, sin que regresase, al otro dia mandé otros tres individuos que llegaron á la Posta de “Chemeco” y 8

Memoria del Ministerio de Guerra y Marina. Año 1871. p. 277 y 278. Nota de Antonino Baigorria al coronel José O. Gordillo.

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alli encontraron los restos mutilados de cinco oficiales y sesenta individuos de tropa, á que me he referido y que fueron despachados con el Capitan Morales, dándome algunos detalles horrorosos de la matanza, y haciéndome comprender que dicho capitan, acometido por los invasores en momento de desórden y de fraccionamiento de fuerzas, habia sido obligado á rendirse y muerto con todos los individuos que mandaba, salvando tres ó cuatro heridos de mucha gravedad, y que no pudieron dar datos exactos sobre lo acontecido” 9. Consumada la masacre en Chemecó, los responsables huyen rumbo al sur por el mismo carril de ingreso, siendo su marcha detectada por las fuerzas de Sosa quien emprende su persecución. A su vez Baigorria, contando además con las fuerzas del coronel Lafuente, decide marchar rumbo a los toldos de Mariano Rosas para atacarlo. En el trayecto alcanza al comandante Sosa a la vez que recibe órdenes de avanzar solamente hasta el Cuero. “Todo fué comunicado a V.S. con oportunidad, y como mandó á mi disposicion al Teniente Coronel D. J. S. Lafuente, 2º. Gefe del Regimiento 4º. de Caballeria de Linea, con ciento diez hombres, inmediatamente emprendí mi marcha con el objeto de llevar á cabo la invasion á los toldos de Mariano Rosas, como lo habia proyectado antes del funesto acontecimiento de “Chemeco”. En marcha hacia el “Cuero” recibí parte del Comandante Sosa, que en momentos de alejarse de la Guarnicion “Sarmiento”, la invacion de Indios aprovechando la noche habian regresado de “Chemeco” y pasado delante de la fuerza, y que los iba perseguiendo á gran galope, teniéndolos ya á la vista; apresuré la marcha y fué entonces que recibí la nota de V.S. en que me hacia presente que no era conveniente seguir la invasion hasta los toldos, ordenándome no me internara sino hasta el “Cuero”. Segui hasta dar con el Comandante Sosa, á quien hice ordenar lo mismo, y al efectuar la incorporacion se me dió cuenta que la percecucion violenta habia tenido lugar en un espacio de diez leguas, dejando los Indios muchos caballos, la mayor parte de sus monturas, pues creyeron mas seguro correr en pelos, y dejando igualmente todo el robo hecho á una tropa de tres carretas de vivanderos que se hallaban en “Chemeco” con la órden de V.S. y tambien por haber sido sentidos por unos cuatro indios que dispararon y dejaron sus caballos y monturas, tuve que presindir de mi intento de penetrar á los toldos, sobre todo por la invasion que V.S. me avisaba habia entrado á la Frontera de San Luis, y emprendí mi regreso abarcando con la fuerza los caminos que salen del “Cuero” y de la “Laguna del Bagual”, con la esperanza de encontrar los invasores, lo que no ha tenido efecto por haber sido falsa la 9

Ibídem. p. 278.

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noticia que dieron á V.S.. Los Indios han sido perseguidos treinta leguas al Sud de esta linea, y á no ser su regreso tan violento, habrian sido duramente escarmentados” 10 Antonino Baigorria en su parte, nos da algunas pocas pero precisiones al fin sobre el luctuoso hecho de Chemecó: “Volviendo sobre la fuerza que sucumbió en “Chemeco”, me ha sido imposible hasta la fecha obtener mas detalles que los primeros dados á V.S., mi conviccion es que sucedió tal cual lo he relatado; si los heridos dieren, asi que mejoren, algunos otros datos los comunicaré á V.S. con oportunidad. La invasion del dia 4, se componia del Indio Blanco con cincuenta Indios mas ó menos, y algunos sublevados del batallon “Nueva Creacion”, encabezados por Esteban Carreras de igual condicion y del mismo cuerpo. En la marcha al “Cuero” se encontró el cadáver de Julian Carballo que V.S. habia mandado de chasque á tierra adentro, y que llevaba en el tirador el pasaporte dado por la Comandancia General de Rio Cuarto el dia 27 del mes ppdo” 11. El militar Ignacio Hamilton Fotheringham, contemporáneo a estos hechos, prestaba servicios en dicha frontera, haciendo un relato de lo acontecido. “Venía al mando de los salvajes, el más salvaje de todos ellos, “El indio blanco”. Astuto, sanguinario, traicionero, llegada la oportunidad no le faltaba valor, para cargar a fondo; pero mientras podía evitar para los suyos el peligro y asegurar bien la muerte a los huincas, ponía en juego toda su satánica astucia. Vio él primero al cristiano siempre desprevenido. Lo vio y procedió. Hizo un alto. Escondió tras de unos médanos ciento y tantos de sus forajidos y avanzó sonriente, con un número escaso, mucho menor que el de la fuerza que traía Morales, y luego saludó: “Cume le kai mi Peñí!”. “¿Cómo está hermano?”. Y el poco cauteloso Capitán avanzó a conferenciar con el cacique a quien no conocía y que hablaba perfectamente el castellano. Era alto, buen mozo y rubio. Unos aseguran que era cristiano; quizá algún bandido que por crímenes cometidos y huyendo de la justicia había fugado Tierra Adentro. Otros, y estoy con ellos, aseguran que era indio puro, hijo de un cacique y de una cautiva rubia de La Carlota. Tanto engatuzó al Capitán que, parece increíble, le indujo a que “como buenos hermanos” dejasen sus armas y se acercasen a conversar con ellos, que tampoco estaban armados. ¡Y abandonaron sus sables sobre los pabellones formados con las carabinas, quedando entonces completamente inermes! […]. Estaban charlando, cuando de súbito, como un ciclón, se les vinieron encima los ciento y tantos indios de lanza. Así se despojó de la máscara el pérfido cacique, tomando a Morales y a todos sus soldados prisioneros”12 10 11 12

Ibídem. p. 278 y 279. Ibídem. p. 279 y 280. Fotheringham, Ignacio Hamilton. La vida de un soldado. 1994, p. 168-169.

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Es difícil justificar la matanza de Chemecó a través de este relato, ya que resulta dudoso que las fuerzas militares no hayan presentado batalla, que hayan abandonado en su totalidad las armas, que hayan sido tomados prisioneros contando con mayor número de hombres y mejores armas, que no hayan realizado una logística del lugar, etc. Si el hecho ocurrió realmente como lo cuenta Fotheringham, habla de la escasa o nula formación profesional de las fuerzas militares. El sitio exacto donde ocurrió esta masacre se encuentra en el médano de Chemecó, ubicado inmediatamente al N.E. de la localidad cordobesa de Washington, en el departamento Río Cuarto. El topónimo se ha conservado en la forma de Estancia El Chemecó, donde se encuentra el médano mencionado. EN UN ATAQUE AL FUERTE SARMIENTO ES HERIDO EL INDIO BLANCO En 1872, en una oscura noche, a sabiendas de la escasa defensa y dotación que presentaba el Fuerte Sarmiento, el Indio Blanco intenta con sus hombres tomar esta guarnición. Así lo comenta Ignacio Hamilton Fotheringham: “Los feroces Ranquelinos que a las órdenes del “indio blanco” se habían emboscado en el paso del “Lechuzo”, después del asesinato de los pobres peones de Malbrán, avanzaron en el silencio de la noche para sorprender al fuerte “Sarmiento”. Estaban expedicionando al Sur el 7º de Caballería a las órdenes del Comandante Laconcha y el 12 de Línea a las órdenes del Comandante Racedo. El cacique astuto estaba bien informado del movimiento de los cristianos y no ignoraba la marcha de estas fuerzas y el consiguiente abandono de “Sarmiento” y el del “3 de Febrero”.” El fuerte había quedado al mando del mayor Cristóbal Báez, quien era inválido de ambos brazos (le faltaba la mano izquierda y tenía poca movilidad en el brazo derecho). Sorprendido por el ataque Báez y su gente intentan una defensa. En dicho enfrentamiento el comandante Báez hiere gravemente al Indio Blanco en el vientre, el cual es auxiliado por los suyos y, retirado tierra adentro. Este golpe de suerte de los milicianos hace que se retiren los indios, logrando dos objetivos: evitar la toma del fuerte y haber dado muerte al Indio Blanco. A pesar de que esta noticia circuló rápidamente por la frontera, causando beneplácito en las autoridades militares, pero al parecer esto no sería así, ya que la aparición de este jefe ranquel, como partícipe de hechos posteriores, pone en duda la posibilidad de que haya muerto en 1872. Fotheringham también describe esta acción, aunque somos cautelosos respecto a su estricta veracidad, la cual reproducimos: “El día anterior habían hecho alambrar la plaza con seis hilos, y por ser nuevo estaba firme como roca. Rodaron un motón los salvajes. Quedó el tendal. Báez hacía descargas con las carabinas cargadas hasta con clavos y balines, además del cartucho 10


reglamentario. ¡Pero eran tantos los indios! Se acercó el “indio blanco” y le gritó a Baez: “Rindiendo hermano, que ya Laconcha está j… Perdonando vida a todos”. “Tomá hij…”, y zas, un balazo en medio del vientre fue la contestación a tal insolente intimación. El indio se retorció en el suelo: y tuvo que retirarse. Furiosos los salvajes (…) alzaron estos a su jefe moribundo y huyeron al desierto”13 MALÓN DEL INDIO BLANCO En la madrugada del 16 de marzo de 1873 un contingente numeroso de indios ranqueles liderados por el cacique llamado “Indio Blanco”, atravesó la frontera sur de Santa Fe por tres lugares distintos a lo largo de la misma, de modo simultáneo. Esto dimensionaba aún más la magnitud de la incursión. Tomando conocimiento del hecho, el Comandante de las Fronteras Sur de Santa Fe y Norte de Buenos Aires coronel Francisco Borges, ante el riesgo de invasión que se daba sobre los partidos de Junín, Rojas y Pergamino, convoca de inmediato a las Guardias Nacionales de estos puntos para contrarrestar la misma. Habiendo traspasado la línea de Santa Fe, seguramente a través de las rastrilladas existentes por entonces y que de sur a norte ingresaban a este territorio, los indios se dirigen hacia el sur de Córdoba, precisamente hacia Lobatón y Saladillo, donde hacen sentir su presencia al día siguiente, y no hacia la frontera de Buenos Aires como temía Borges. “Habiendosé encontrado en la mañana del dia 16 del corrite tres rastrilladas de indios que penetraban al sur de la linea de la Frontera Sud de S ta Fé y ... de los fuertes Gainza y Nº 8, “Diaz” y “La Verde” y en prevision de que podrian ser invadidos los partidos de Junin, Rojas y Pergamino ordené la movilizacion de los G s. Ns. (Guardias Nacionales) ... de estos puntos la que quedó efectuada el día de ayer. Hoy habiendo tenido conocimiento que la invasion se ha realizado a la “Provincia de Cordoba” por entre el Lobaton y Saladillo hé ordenado el licenciamiento de los referidos G s. Ns por haber desaparecido la causa...” 14. Habiendo producido el malón en las zonas referidas, y tras once días de correrías, el 27 de marzo en horas de la madrugada, los ranqueles buscan traspasar nuevamente la línea de frontera para retirarse a sus dominios, esta vez con las haciendas robadas y cautivos. Mientras una de las partidas de indios continuaba merodeando por los Desmochados (cercanías del actual Casilda), otra menor intentaba retirarse por entre los fortines Díaz y La Verde, donde son detectados por las fuerzas del coronel Pedro Timote, 13 14

Fotheringham, Ignacio Hamilton. La vida de un soldado. 1994, p. 171-172. Servicio Histórico del Ejército. Buenos Aires. Campaña contra los Indios. Caja Nº 35. Documento del 19 de marzo de 1873. Nota del Coronel Francisco Borges a Rufino Victorica.

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comandante de la frontera, quien sorprende a los mismos provocando la huida de estos, sin producirse bajas, siendo perseguidos unos 30 km hacia el sur y logrando recuperar parte del arreo robado y una cautiva, que los indios abandonan en su rápido escape. “Tengo el honor de dár cuenta á V.S. que á las cinco y media de la mañana de hoy se avistaron los Yndios por ésta parte en número de cien poco mas ó menos, en el acto me puse á gran galope sobre ellos, al cargarlos se pusieron en presipitada fuga, persiguiendolos mas de seis leguas. Tube que hacer alto, por recibir aviso declaraba una cautiva que dejaron en la fuga, que ésta solo era una parte de la Yndiada y que la demas en mayor número venia á retaguardia con mucho arreo y por encontrarse bastante pesada la caballada por la tenás persecución que se les hizo por campos intransitables, regresando la fuerza para salir al encuentro de aquellos, y llamada la cautiva a mi presencia, resulta; que la mayor parte de la Yndiada que aun queda adentro, hacen cinco dias se separaron de ésta parar dirijirse á los Desmochados á continuar sus robos, siendo el cacique de ellos el Yndio Blanco. En consecuencia hé regresado á ésta Linea y permanezco en actitud de poder batir el resto de ellos si intentan practicar tambien su salida por la Frontera de mi mando. El resultado de éste feliz encuentro Señor Coronel, consiste en haber rescatado una cautiva llamada (Manuela Gonzales) quitarles la caballada de arreo en número de ciento ocho caballos, y quince mulas, en los primeros incluso diez patrios y en los segundo cuatro, que hera cuanto llevaban, algunas lanzas y muchos cargueros. Los Ynvasores llevan algunos heridos, y solo ván en los montados. Al terminar ésta parte solo me resta recomendár á la consideración de V.S. la buena comportación del Capitan Silva, Ayudante Dominguez y demas oficiales y tropa que me hán acompañado en ésta jornada, como igualmente el Capitan Don Ernesto Rodriguez que se encontraba guarniciendo la estrema isquierda de ésta Frontera (La Verde), al ver la señal de alarma que se difundió por ésta linea se puso al gran galope buscando mi incorporación llegando á tiempo oportuno, el Capitan Barros, cituado á la derecha (Nº 8), ejecutó igual operación, pero no le fue posible llegár á tiempo por haberse corrido más á la derecha. Dios guarde á V.S.” 15.

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Ibídem. Documento del 27 de marzo de 1873. Nota del Coronel Pedro Timote a Francisco Borges.

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LA HISTORIA ORAL CONFIRMA ESTE SUCESO: EL RELATO DE LINO GONZÁLEZ Este hecho, al igual que muchos otros, se conservaron en la memoria popular, y fueron transmitidos oralmente de generación en generación. Un productor agropecuario, nos contó las vivencias de su abuelo y padre, en relación al secuestro de la cautiva Manuela González. Es así que el 9 de marzo de 2011, fuimos recibidos por el señor Hugo Bevilacqua de 68 años de edad, con domicilio actual en calle Saavedra 79 de la ciudad de Rufino (Santa Fe). Actualmente explota un predio rural situado a unos 12 km al norte de Blaquier, en el Partido de General Villegas (Buenos Aires). El mismo fue fundado por su abuelo Mateo Bevilacqua, y continuado luego por su padre, de igual nombre. Poco después de la “conquista del desierto”, todos estos campos quedaron en manos de la familia Anchorena. Luego, como parte de servicios prestados, esta porción de terreno fue donada al agrimensor Teodoro Petersen. En la década de 1910 se instalan allí los primeros arrendatarios, entre ellos don Mateo Bevilacqua. Como su producción necesitaba de mano de obra, frecuentemente contrataba jornaleros. Entre estos sobresalió Lino González, quien procedía del sur de Córdoba. Hacia 1917 era

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considerada una persona mayor, de mas de 60 años. Sus tareas habituales no eran las que utilizaba el caballo, sino que se dedicaba aquellas relacionadas al mantenimiento y limpieza del establecimiento rural. Muy apreciado por la peonada, no sólo de ese campo, sino en toda la zona, solía narrar el triste episodio que le tocó padecer a su hermana Manuela González, quien al parecer era mayor que él. Ella había sido cautivada por un malón indígena correspondiente a las huestes del Indio Blanco, y fue rescatada por las fuerzas del coronel Pedro Timote, comandante de la Frontera Sur de Santa Fe, el día 27 de marzo de 1873, al sur de los fortines Díaz y La Verde, persiguiendo a estos aborígenes, quienes regresaban a sus tierras con un importante arreo y cautivos. Su hermano Lino, permaneció en el establecimiento de Bevilacqua durante las décadas de 1910 y parte de 1920. Ya en la década de 1930 nada más se sabía de él, presuponiendo que habría fallecido, sin saber fehacientemente el lugar y fecha. Cabe también recordar un dato que confirma la presencia aborigen en la zona, como es el haberse encontrado en los campos vírgenes diversas cantidades de bolas de boleadoras, utilizadas por los indios. EL FIN DE LAS CORRERÍAS DEL INDIO BLANCO No se conoce con certeza el momento y lugar de su muerte. Un documento de julio de 1879, en el inicio de la llamada “Conquista del Desierto” hace mención a que todavía ocupaba la laguna El Cuero, aunque las fuerzas militares se aprestaban a tomarlo prisionero. “Villa Mercedes, Julio 10 1879. Sr. Ministro de la Guerra. Oficial. — Recibí parte recien, de que el Alférez don José M. Rivarola, del Regimiento 8 de caballeria, con ocho de la frontera de Córdoba, batió el 21 de este en los Médanos del “Ají” á 217 de lanza, matándoles 8 y tomándoles prisioneros el resto y chusma, pues no quisieron rendirse estos, capitaneados por su Gefe Urquiza. He ordenado la remision de estos, á esta Comandancia en Gefe; entre pocos dias podré dar parte á V.E. de la captura del indio Blanco, que he mandado sorprender por el “Cuero” donde se halla; V.E. se servirá disponer de ellos una vez aquí. Felicito a V.E. por este nuevo triunfo sobre los restos de los Ranqueles”16 CONCLUSIONES Si bien el Indio Blanco no alcanzó el relieve de los grandes caciques ranqueles, sobresalió como un jefe aborígen, de origen mestizo, fue un verdadero awka (rebelde) no sólo para los blancos, sino también para los propios indios. Era fiel y protector de sus 16

Ministerio de Guerra y Marina. Olascaoaga, Manuel J. 1881. La conquista del desierto proyectada y llevada a cabo por el Exmo. Señor Ministro de la Guerra y Marina General D. Julio A. Roca. p. 403. Nota del coronel Leopoldo Nelson al Ministro de Guerra y Marina.

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seguidores, pero muy cruel, astuto y audaz con sus enemigos. Si consideramos su trayectoria, lo veremos en distintas acciones, algunas veces junto a otras partidas aborígenes en grandes malones, y otras con su escasa fuerza actuando solitaria e independientemente. La mayoría de las veces las huestes indígenas evitaban enfrentar las fuerzas militares, o atacar en forma directa a un fuerte o fortín. Sin embargo el Indio Blanco se atrevió a hacerlo repetidas veces, aunque con escaso éxito. Si bien su lugar de asentamiento principal era la laguna del Cuero, también utilizó otros sitios, como la laguna de Lovocó. Su accionar se remonta fundamentalmente a la década de 1870, donde es citado por Lucio V. Mansilla (1870), ejecuta la matanza de Chemecó (1871), asalta el Fuerte Sarmiento (1872), acción en la que es herido y dado por muerto. Reaparece en un importante malón en 1873 en el sur de Santa Fe y norte de Buenos Aires, y en 1879, en plena “Conquista del Desierto”, se cree que fue capturado o ejecutado. BIBLIOGRAFÍA Y ARCHIVOS DOCUMENTALES Dirección General de Catastro de la Provincia de La Pampa. Libros Azules. Sección VIII. Fracción B. Lote 2. Mensura del agrimensor Juan Ignacio Alsina. 1882. Fernández, César. 2009. Relatos y romanceadas mapuches. Biblioteca de Cultura Popular. Ediciones del Sol. Fotheringham, Ignacio Hamilton. 1994. La vida de un soldado. Mansilla, Lucio V. 2000. Una excursión a los indios ranqueles. El Aleph.(2 tomos). Memoria del Ministerio de Guerra y Marina. Año 1871. Nota de Antonino Baigorria al coronel José O. Gordillo. Ministerio de Guerra y Marina. Olascaoaga, Manuel J. 1881. La conquista del desierto proyectada y llevada a cabo por el Exmo. Señor Ministro de la Guerra y Marina General D. Julio A. Roca. Ed. Ostwald y Martínez. Servicio Histórico del Ejército. Buenos Aires. Campaña contra los Indios. Caja Nº 35. Documento del 19 de marzo de 1873. Nota del Coronel Francisco Borges a Rufino Victorica.

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