LAS FRONTERAS INTERÉTNICAS EN EL SUR DE SANTA FE por Norberto Mollo
FRONTERA: CONCEPTO Y EVOLUCIÓN Hablar de la frontera con el aborigen en el desierto pampeano, de ningún modo significa una demarcación precisa en el terreno, sino que mas bien hace referencia a un deslinde jurisdiccional de influencias territoriales, que de hecho se ejercía. La frontera más que una línea limítrofe fue una franja imaginara e imprecisa aceptada por la relación entre el blanco y el nativo. No solamente constituía argumentos de defensa militar, sino que además, se comportaba como un ente permeable en cual se daban relaciones comerciales, interétnicas, culturales, etc. Esta secular relación que se operó desde la llegada del español en esta parte del suelo americano, hasta el definitivo sometimiento del aborigen que se daría a partir de 1879, observaba una contraposición de intereses. Por una lado el español, en salvaguarda de las tierras que había conquistado y que ahora ocupaba y de su incipiente colonización, sumado a esto sus ansias de expansión, y por la otra parte la resistencia de los naturales a perder sus dominios territoriales históricos. Más allá de la frontera, tierra adentro, la inmensidad del territorio habitado por las comunidades indígenas, constituían para el hombre blanco un misterio por develar, dado el desconocimiento que se tenía de la desértica llanura pampeana, como lo testimonia la vasta cartografía de la época. La frontera no fue un esquema estanco y estático, sino que fue desplazándose en el espacio y en el tiempo. Motivos de conflictos fueron el afán de conquista por parte de los españoles y la consiguiente colonización del suelo ocupado por el natural, como así también la resistencia aborigen, que se manifestaba mediante incursiones sobre los asentamientos poblacionales, a la vera de la frontera y aún detrás de ella. Existían poderosos motivos subyacentes en la actitud beligerante de los naturales. Uno de estos fue la disminución del ganado vacuno y caballar en la zona dominada por ellos, hecho que los obligó a acercarse a la frontera e incluso penetrar en ella, en busca de su codiciado elemento de comercio y subsistencia. Es que a partir de entonces, promediando el siglo XVIII, al hacerse más persistente esta situación, comienza a gestarse un nuevo enfoque de la frontera, mas teñido de caracteres militares, de consideraciones económicas, culturales y filosóficas. Uno de los registros cronológicos más antiguos que se conocen, acerca de la presencia hostil de los naturales, data de 1726, en la frontera sur de Córdoba, proximidades del paraje Sauce (hoy La Carlota). En lo sucesivo, las incursiones de pampas, aucas y serranos serían más frecuentes a lo largo de la frontera. De tal modo: “En 1736, el gobierno de Buenos Aires decidió instalar el primer fortín en la provincia, así surgió Arrecifes”1.
1 Comando General del Ejército. Política seguida con el aborigen (1750-1819). Círculo Militar. Buenos Aires. 1973. Tomo I. p. 110