Letras de Cambio (15 mayo 2011)

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[ Letras ] DE CAMBIO

SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 15 DE MAYO DE 2011

Gonzalo Rojas: vanguardia y coloquio Recuerdo del poeta POR ANTONIO LUCAS | PAG. 2 CREACIÓN GONZALO ROJAS | PAG. 3

La tristeza como enfermedad creadora / 2 ESPERANZA ROMÁN| PAG. 4

Todo sobre la madre

Mi destino manifiesto

Cannes al día

ALEJANDRA HERNÁNDEZ| PAG. 5

MANUEL NOCTIS | PAG. 6

SYLVAIN PROVILLARD | PAG. 7

CO LUM NA JUAN CARLOS JIMÉNEZ ABARCA COLUM LUMNA | PAG. 8


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Gonzalo Rojas: vanguardia y coloquio Recuerdo de un poeta de escritura lenta y espaciada POR ANTONIO LUCAS

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ntre la vanguardia y lo cotidiano, de frente ante las cosas con sencillez y misterio. Gonzalo Rojas viajó con gorra marinera y rebeldía por los vericuetos del mundo, alumbrando de palabras el otro lado de las cosas. Y así, en ese silencio de energías que chocan, ha desaparecido también uno de los maestros de la oceánica poesía chilena del siglo XX, entre Huidobro y Neruda. Él estaba más cerca del primero en su concitación de espacios poéticos. Pero fue solo haciendo camino hasta que la muerte le ha dado alcance después de meses de enfermedad. Gonzalo Rojas ha fallecido a los 93 años en Santiago de Chile víctima de un derrame cerebral. Es un poeta de escritura lenta y espaciada, nacido en 1917 en Lebu, de fa-

milia minera. Esa circunstancia y aquel paisaje condicionaron su primer libro de poemas, La miseria humana (1948). Desde entonces, su voz fue creciendo en títulos como Antología del aire (1952) y Contra la muerte (1963). La escritura lo llevó de viaje y la política le forzó al exilio. Ejerció la docencia en la Universidad de Concepción, donde fue catedrático de literatura chilena y de teoría literaria. Cuando Salvador Allende llegó al poder, Rojas fue nombrado consejero cultural en China. El golpe de Estado de Pinochet le sorprendió en Cuba y de allí comenzó un largo periplo que tuvo como destinos Alemania Oriental y la URSS, donde escribió Domicilia en el Báltico (1977). Caracas fue su siguiente destino antes de regresar a Chile.

Allí escribió otro excelente conjunto de poemas, Oscuro, y ya estaba por entonces en el alto podio de los grandes poetas de Latinoamérica. Los premios empezaron a reconocer su poesía. El Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (1992), el Nacional de Literatura de Chile (1992), el Octavio Paz de Poesía y Ensayo concedido en México en su primera edición de 1998 y el Premio Cervantes, concedido en 2003. Tuvo un sentido muy libre de la palabra, que es decir que tuvo un sentido muy libre del pensamiento poético. Y así aupó su obra, enérgica, irónica, luminosa, sensual: “La palabra placer, cómo corría larga y libre por tu cuerpo/ la palabra placer/ cayendo del destello de tu nuca...”.


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CREACIÓN

No es para tanto, nunca es para tanto* Gonzalo Rojas

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o estoy tan seguro de que el juego dé para tanto en el bellísimo Paraninfo como para decir algo nuevo. No hay nuevo. Apollinaire habló con insistencia de le nouveau al empezar el otro siglo. ¿Qué será le nouveau? Un minuto, y se arruga. Vivimos tiempo que ni se detiene ni tropieza ni vuelve. Soy hijo de minero del carbón y eso lo dije hace 12 años, cuando el Premio Reina Sofía, y está escrito que los verdaderos poetas son de repente, y no basta el oficio. La poesía encarna en uno como por azar. También lo dije allí. Te dan la palabra que no mereces y te pones a balbucear el mundo, imantado como en el amor por el encantamiento y el desollamiento. [...] “No hay Dios ni hijo de Dios sin desarrollo”, dijo una vez Vallejo, el más grande poeta del Perú, genio del mestizaje como nuestra Mistral o nuestro Rulfo, nuestro Darío o el mismísimo Neruda, cuyo centenario está ardiendo estos días en la Patria Grande de Cervantes que es la lengua. Esa Patria Grande que nos une a todos por sangre y por oxígeno, se entiende, desde el Cid al Quijote y más acá. Cuando hablo de la amarra entre la Edad de Oro y los Cronistas de Indias, estoy pensando necesariamente en los progenitores de la gran narrativa iberoamericana, los Carpentier, los Rulfo, los Arguedas, los Cortázar, por ejemplo, y aun en nuestros poetas visionarios: un Huidobro, una Mistral, un Pablo de Rokha, un Vallejo, un Neruda o un Octavio Paz. Más claro: no es que seamos únicamente libro; somos también imaginación abierta a las grandes mudanzas, y amor, y libertad al mismo tiempo. Todo eso hablando de niñez y reniñez incesante, de riesgo y de coraje. Ahí vamos en la apuesta. ¿Qué será el 3004 de nosotros, por ejemplo?, ¿el 4004 qué será? Ahí estará otra vez intacto Cervantes leyendo el parpadeo de la historia en el de las estrellas. Leyendo el mundo y releyéndonos. ¿Qué será de él mismo y por añadidura, si se quiere arbitraria, qué será de nuestro Borges y su Aleph, Neruda y su Residencia, Vallejo y su Trilce, Carpentier y sus Pasos perdidos, Huidobro y su Altazor, Darío y más Darío? De niño aprendí solo, yo solo, que hay que mirar hacia adelante y también hacia atrás al mismo tiempo y no tenerle miedo al miedo. Porque no se me da la sentencia preciosa del gran Eliot: “Te mostraré el miedo en un puñado de polvo”. No es para tanto, nunca es para tanto. (...) Señoras y señores: difícil enhebrar la aguja lúcida para este barbarofonón. La poesía encarna en uno como por azar. Y es que uno no la merece a la palabra. Se la dan porque se la dan. (...) Y algo entonces sobre el aprendiz interminable que soy yo mismo. Escribo cada día al amanecer cuando el duchazo frío me enciende las arteriolas del seso. Siempre me funcionó el crepúsculo matinal; el otro, el vesperal, mucho menos; será cosa de respiro imaginario. Porque de veras soy aire y eso tiene que ver con el océano del gran Golfo de Arauco donde nací, y también con las cumbres de Atacama donde (allá por mis 20 años) los mineros del cobre me

* Extracto del discurso de Gonzalo Rojas durante la recepción del Premio Cervantes 2003, el 24 de abril de 2004.

enseñaron mucho más que el surrealismo: a descifrar el portento del lenguaje inagotable del murmullo, el centelleo y el parpadeo de las estrellas. [...] Sé que me repito pero qué le voy hacer. Soy la metamorfosis de lo mismo. Y el país longilíneo es para la risa: se lo da todo a sus poetas: la asfixia y el ventarrón de la puna, el sol hasta el desollamiento, lo pedregoso y lo abrupto ¡y que lo diga la Mistral!, el piedrerío, lo hortelano y la placidez, el sacudón que no cesa y unas veces estalla cataclístico, la fiereza de las aguas largas y diamantinas, los bosques donde vuelan todos los pájaros, ¡esos bosques!, ¡esa hermosura que nos están robando del Este y el Oeste en nombre de la tecnolatría!, lo geológico y lo mágico de más y más abajo donde empieza el Princi-

pio, más allá todavía de lo patagónico y lo antártico. (...) El rey Juan Carlos anduvo el otro día por ahí y alcanzó a ver lo diamantino de lo antártico y sus increíbles proyecciones para otros plazos del planeta. Yo también anduve ahí hace unos años y fundé una escuela para niños en La Villa de las Estrellas. Esto vengo a pedir en la gran fecha cervantina: volvamos al reencuentro de los unos y los otros. Volvamos al rehallazgo en la Villa de las Estrellas. (...) De repente estoy en la reniñez y me digo con el gran Horacio de hace dos mil años: “Lusisti satis, edisti satis, atque bibisti. Tempus abire tibi est”. Jugaste bastante, comiste romanamente, y bebiste: ¡tiempo de que te vayas!

Contra la muerte Me arranco las visiones y me arranco los ojos cada día que pasa. No quiero ver ¡no puedo! ver morir a los hombres cada día. Prefiero ser de piedra, estar oscuro, a soportar el asco de ablandarme por dentro y sonreír a diestra y siniestra con tal de prosperar en mi negocio. No tengo otro negocio que estar aquí diciendo la verdad en mitad de la calle y hacia todos los vientos: la verdad de estar vivo, únicamente vivo, con los pies en la tierra y el esqueleto libre en este mundo. ¿Qué sacamos con eso de saltar hasta el sol con nuestras máquinas a la velocidad del pensamiento, demonios: qué sacamos con volar más allá del infinito si seguimos muriendo sin esperanza alguna de vivir fuera del tiempo oscuro? Dios no me sirve. Nadie me sirve para nada. Pero respiro, y como, y hasta duermo pensando que me faltan unos diez o veinte años para irme de bruces, como todos, a dormir en dos metros de cemento allá abajo. No lloro, no me lloro. Todo ha de ser así como ha de ser, pero no puedo ver cajones y cajones pasar, pasar, pasar, pasar cada minuto llenos de algo, rellenos de algo, no puedo ver todavía caliente la sangre en los cajones. Toco esta rosa, beso sus pétalos, adoro la vida, no me canso de amar a las mujeres: me alimento de abrir el mundo en ellas. Pero todo es inútil, porque yo mismo soy una cabeza inútil lista para cortar, pero no entender qué es eso de esperar otro mundo de este mundo. Me hablan del Dios o me hablan de la Historia. Me río de ir a buscar tan lejos la explicación del hambre que me devora, el hambre de vivir como el sol en la gracia del aire, eternamente. 1963


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La tristeza como enfermedad creadora / 1 de 2 MUTACIONES :: POR ESPERANZA ROMÁN VALADEZ esperanza.rom@hotmail.com Es preciso encontrar una verdad, y la verdad es para mí hallar la idea por la que se esté dispuesto a vivir y morir. Soren Kierkergard Esta lúgubre manía de vivir, esta recóndita humorada de vivir, te arrastra…no lo niegues. Hoy te miraste en el espejo y te fue triste estabas sola, la luz rugía el aire cantaba, pero tu amado no volvió. Te remuerden los días, te culpan las noches, te duele la vida tanto tanto, desesperada, ¿a dónde vas? Desesperada ¡nada más! Alejandra Pizarnik Es tan difícil compartir el sol sin amanecer. Lety Servín

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ablábamos la semana pasada acerca de la tristeza, y de cómo éste sentimiento cuando se presenta con otros (angustia, melancolía, soledad, etc.) se complica y se transforma en depresión, enfermedad, que también mencionábamos impide el desarrollo de la capacidad de felicidad en las personas que la padecen. La tristeza crónica se acompaña de actitudes concretas, como el aislamiento de las personas, se prefieren espacios de soledad, se asume que la vida no tiene mucho sentido, también decíamos que la persona con depresión, prefiere morir que afrontar el dolor que le puede producir su situación presente, incapacidad de crear futuros posibles y mejores, no decimos que esté estado sea permanente, pero es tan avasallador

que resulta un proceso difícil el transformar esa condición. La pregunta que nos hacíamos al final del texto era si esa situación extrema de sentimientos confusos y desagradables, permitía una posibilidad de creación en quién la experimenta, ¿Cómo podría alguien crear en ese estado?, mencionábamos el texto del filósofo Kierkergard, donde analiza el concepto de angustia como un fenómeno subjetivo, que permite a quien lo enfrenta una posibilidad diferente al de cualquier otro sentimiento, la tristeza no hace ciegos a quienes la padecen, sólo les hace ver de diferente manera. Se puede pensar mucho acerca de que es o que no es la depresión, tanto desde la psicología, la medicina, la filosofía, la psiquiatría, el arte; pero es justo ahí donde uno se detiene, como si el pensamiento se pusiera en pausa, pues la mente se invade de sensaciones, el pensamiento resulta confuso y hay que hacer un esfuerzo muy grande para poner de manifiesto lo que lleva uno adentro, una se ensimisma, se duele de lo que siente, la angustia asfixia, imposibilita, como un candado puesto al corazón, sin saber si hay llave para poder abrirlo. Consideramos que si, en efecto, el o la que esta enfermo de tristeza, esta en una situación que posibilita el proceso creativo, no decimos que esto sea sencillo, pues el proceso no se vive con tranquilidad, es una especie de grito furioso y silencioso del alma, una búsqueda de explicación al dolor que se experimenta, si, la hipersensibilidad en la que la tristeza coloca a

quien la padece hace que dicha persona busque una salida a su dolor, a su angustia. Sartre decía que el infierno son los otros, pero –nos arriesgamos a decir- que quien vive envuelto en la depresión vive en sí mismo el infierno, es atormentado de día y de noche por sus demonios no hay tranquilidad posible, pues giran en su entorno todos los dolores acumulados. Valga decir que hay que hacer un esfuerzo sobre sí mismo, sobrehumano, para que lo apabullante de la existencia no se coma el alma. No decimos que sólo desde la angustia es posible la creación, tampoco consideramos que sea está un estado ideal para ello, pero reconocemos que desde ese lugar perdido y vacio, lleno de nada que todos tenemos pueden surgir pensamientos y manifestaciones que conducen a que otras y otros podamos recorrer ese camino doloroso. Algunas grandes manifestaciones artísticas en distintos ámbitos: la poesía, el cine, la pintura, la danza, nacen de ese no saber más que sentir el dolor y ello ya es una pequeña luz en el túnel para quienes vamos iniciando su recorrido. Una nota de Pessoa: It was very strange, wasn´t it? Awfully strange. And how did it end? Well, it didn´t end. It never does, you know. Sí, you know… yo lo sé. (Fue muy raro, ¿no?/ Terriblemente raro. ¿Y cómo terminó? Bueno, no terminó. Nunca termina, sabes. Sabes).


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Todo sobre la madre ARTÍCULO :: En diversos cuentos y novelas mexicanos se recrean personajes maternos que desafían la imagen de sacrifico y abnegación con el que, por siglos, han cargado las mamás. POR ALEJANDRA HERNÁNDEZ

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on madres que experimentan un amor enfermizo por sus hijos, en el que el incesto se presenta como algo posible, con madres que abandonan a su hijos, que huyen con ellos, que se enamoran de jovencitos, con madres reprimidas sexualmente, que experimentan un rechazo hacia el embarazo, a las molestias físicas y los traumas psicológicos que arrastra consigo, escritores mexicanos de distintas generaciones han contrariado el mito de la madre sumisa y abnegada, tan arraigado en nuestra cultura popular. A través de sus cuentos o novelas, mujeres como Inés Arredondo, Rosario Castellanos, Elena Garro, Mónica Lavín, y hombres como Enrique Serna, Héctor de Mauleón o Eduardo Antonio Parra se han internado en ese túnel de claroscuros que es la maternidad y han puesto en entredicho frases como “madre sólo hay una” o “mi madre es una santa”, frecuentes en una cultura que exalta el amor incondicional, la abnegación absoluta y el sacrificio heroico, considerados “propios” de toda madre que se precie de serlo. En relación con la presencia de personajes maternos dentro de la literatura mexicana hay posiciones encontradas, pues algunos escritores consideran que la figura de la madre en nuestras letras es ínfima e, incluso, hablan de una notable ausencia. La narradora y poeta Carmen Boullosa, considera que dentro de nuestras letras, es más fácil encontrarse con una mala madre que con una mujer tierna y amorosa. Contra este mito que envuelve a la figura de la madre en un aura de santidad se han revelado algunos cuentistas. Ejemplos de ello aparecen en dos antologías de la última década: Atrapadas en la madre, compilada por Beatriz Espejo y Ethel Krauze, y Todo sobre su madre, a cargo de Martín Solares. En la primera se reúnen relatos de escritoras ya fallecidas como Rosario Castellanos, Elena Garro e Inés Arredondo, además de cuentos de Liliana V. Blum, Mónica Lavín, Helena Paz y Socorro Venegas. En la otra, son los escritores José Joaquín Blanco, Álvaro Enrigue, Vicente Leñero, Héctor de Mauleón, Fabrizio Mejía Madrid, Xavier Velasco, Heriberto Yépez, y otros, quienes se adentran en los universos de madres crueles, ausentes o acomplejadas.

Historias inquietantes Sin duda, uno de los relatos más inquietantes es “Estío”, de Inés Arredondo. A través de Julio, el mejor amigo de su hijo, la protagonista — cuyo nombre no se menciona— descubre el amor inconfesable que siente hacia su hijo Román. Pese a que el incesto es un tema difícil, Inés Arredondo nos interna con finura en ese terreno escabroso de las pasiones inconfesables. “Estío” abre Atrapadas en la madre, la antología compilada por Beatriz Espejo, quien explica que la imagen de la progenitora resulta fundamental en la literatura mexicana escrita por mujeres: “Para bien o para mal, para vilipendiarla o adorarla, casi todas las mujeres hemos hablado de la imagen de la madre, su figura marca mucho, y las mujeres lo expresamos. Una de las temáticas que tratamos las mexicanas, las latinas en general, es la familia; entre nosotras, abundan historias de familia”. Como el tema siempre le ha interesado a la

escritora, propuso esta antología de cuentos a Alfaguara. “La portada es extraña, está inspirada en la imagen de la Virgen de Guadalupe, que finalmente es como la madre de todo mexicano”. La doctora en Letras Españolas considera que los cuentos de la antología son una especie de abanico con el que trató de representar los complejos sentimientos de las escritoras mexicanas en torno a la figura materna: la ternura, presente en “La corona de Fredegunda”, de Elena Garro; la causticidad de Rosario Castellanos en “Cabecita blanca” y la admiración casi irredenta por la madre, con razón o sin ella, en “El asa”, de Mónica Lavín.

Una corona incómoda En las letras mexicanas no es difícil hallar personajes maternos que desafían la imagen de sacrifico y abnegación con que, por siglos, ha cargado la madre. “En la literatura mexicana, la figura de la madre es fundamental, lo que no quiere decir que esa figura sea necesariamente positiva, más bien, con excepciones, la mamá ostenta una corona incómoda. Pienso en el verso elocuente de Manuel Acuña, ‘Y en medio de nosotros, mi madre como un dios’; o en Pedro Páramo, donde el hijo emprende un viaje hacia Comala (que es el viaje a la muerte) por mandato de la mamá, para que vaya y cobre caro ‘el abandono en que nos tuvo (tu padre)’, la madre es el resentimiento, el motor de la venganza destructiva, el volver hacia atrás”. Boullosa también señala el caso de Los convidados de agosto, de Rosario Castellanos, donde “aparece ‘el testimonio inexistente de

su madre’, una madre chocha, sin cabeza ya que ha devorado a sus hijas, condenándolas a solteronas, no se quedan a vestir santos, sino a vestir a su mamá”. “Las madres memorables de Elena Garro, presentes en el cuento “Primer amor”, en Testimonios sobre Mariana, y otras narraciones persecutorias, así como otras de Inés Arredondo y Castellanos, con diferentes graduaciones, carecen de algún poder vital; las de Castellanos tienden a ser un cero a la izquierda, cuando no más negativas”. Pero es Nellie Campobello quien nos da otra manera de ver este personaje: “las madres de Cartucho y Las manos de mamá, de Campobello, desmienten la fuerza negativa de la madre, ahí es ella una fuerza generadora”. Pero, ¿qué hay de la obra de la propia Boullosa? En Mejor desaparece y Antes, la escritora deja ver a sus lectores lo difícil que fue su adolescencia luego de que su madre muriera cuando ella tenía 14 años. “En el caso de esas dos novelas, la madre es lo faltante, y su ausencia su detonador. Mejor desaparece es la historia desatada por la muerte de la madre. Y en Antes, el motor detrás de la narración es la distancia de la protagonista con la madre, que también morirá (por responsabilidad de la protagonista)”, explica Boullosa.

La madre, personaje ausente Hay quienes piensan que el personaje materno en la narrativa mexicana se diluye cual fantasma. En esto coinciden Héctor de Mauleón y Álvaro Enrigue. “La madre es el gran per-


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sonaje ausente de la literatura mexicana. Aunque es la figura que detona la trama de una de las novelas más importantes, Pedro Páramo, aparece sólo de manera fantasmal, como una sombra susurrante que acompaña la travesía del hijo”, dice Héctor De Mauleón. No obstante, el escritor considera que si en la narrativa mexicana la madre es la gran omisión, en la poesía ha funcionado como uno de los temas recurrentes: “Desde que Manuel Acuña pronunció la frase inmortal: “Y en medio de nosotros, mi madre como un Dios”, los poetas mexicanos se han dedicado a cantarle”, afirma. Enrigue, quien igual que De Mauleón participó en la antología Todo sobre su madre (Planeta, 2007), considera que en la literatura mexicana es la ausencia del padre la que resulta fundamental: “se ha escrito en torno a la figura de Pedro Páramo o Artemio Cruz, a esos padres potentes que de pronto desaparecen y dejan huérfano un universo”.

Personajes autobiográficos La mezcla de ficción y de experiencias autobiográficas depositada en la creación de personajes maternos ha generado madres literarias familiares y humanas que, como en la vida real, pueden ser tiernas, amorosas, crueles, inseguras o neuróticas. El escritor Enrique Serna ha dejado plasmadas en las páginas de algunos de sus cuentos y novelas algo de la relación con su propia madre. En Fruta verde, Serna da vida a Paula Recillas, un personaje de ficción inspirado en algunos rasgos del carácter de su madre. “Tuve que conformarme con retratar un solo aspecto de su personalidad, pues ella era una mujer mucho más compleja, temperamental y fascinante. Yo sólo describí los atributos de carácter que más me interesaban para la historia que quería contar”, describe. Contrario a lo que podría pensarse, la creación de un personaje del cual se tiene una referencia real no es sencilla. Para el autor de La sangre erguida no fue fácil dar vida a su madre a través de la literatura: “Fue muy complicado y doloroso al principio. Me había propuesto resucitar a un personaje que me dejó marcado; era una tarea superior a mis fuerzas. Cuando comprendí que Paula era un personaje autónomo, independiente de su modelo real, empecé a sentirme con más libertad y con menos miedo a profanar un santuario”, dice. Entre las madres de la literatura mexicana, Serna coincide con Boullosa en resaltar los personajes de Nellie Campobello, de quien afirma: “Toda su obra es un monumento a su madre, que murió en plena Revolución, cuando ella era niña. Tanto en Cartucho como en Las manos de mamá hizo una evocación poética de ese personaje entrañable que protegía a los villistas como si fueran hijos suyos. De hecho, la escritora contemplaba la Revolución con los ojos de su madre”. Para Enrique Serna, “el amor filial es un sentimiento muy difícil de plasmar en la literatura, porque se corre el riesgo de caer en la cursilería, como le pasó a Manuel Acuña. Pero creo que la Campobello logró sortear ese escollo de manera muy conmovedora”. Sea escasa o abundante la presencia de personajes maternos dentro de la literatura mexicana, muchos cuentos y novelas de grandes escritoras y escritores nacionales han dado vida a madres inolvidables, más verosímiles que las que trata de dibujar ese mito de la cultura popular que las considera aburridas, abnegadas, incondicionales, sumisas y hasta asexuales.

Mi destino manifiesto A R T Í C U L O :: Brevísimo comentario al libro Herencia del viento de Alejandro Delgado. POR MANUEL NOCTIS Vivo para asistir la muerte del odio. Alejandro Delgado

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a poesía como escaparate a toda condición social, ya sea represora, amorosa, ideológica o cognitiva. Así podría pensar la actuación-función del libro Herencia del viento del buen amigo Alejandro Delgado. Se trata de un libro que desgarra el alma, que penetra las entrañas y que sustrae los vientos de rebeldía ante la imposición canónica y constructiva de los “valores”. La primera impresión que me dejó la lectura del libro fue el encuentro ante el desencanto, pero no el desencanto pasivo y mediocre, sino el desencanto que permea en la falacia mundana de la sociedad, el desencanto que astilla y pone entredicho los sinsabores de la vida y del actuar humano, como dice en Cronología: oscura la fruta del huerto donde los muertos crecen sus raíces. También me encontré con una poesía muy descarnada, dura, que martilla como el viento, el viento como el tiempo, porque “el tiempo es la dialéctica de la muerte”. Pero no solo eso, también pude descifrar el contenido amoroso, el que no cree en las relaciones cotidianas, sino lo amoroso donde se manifiesta una clara apertura al contacto físico para poder darnos cuenta de la pasión que fluye y desemboca en una relación: el tacto es un tatuaje enamorado de lo incierto… en este caso con la mujer, por ello el homenaje a la mujer, la mujer como destino del viento. También se manifiesta el sentido amoroso como parte del deseo, de lo carnal y pasional, como lo menciona en Enjambres de ser: también soy

eso que no se ser si no estás/ …tuyo dentro y fuera de las habitaciones de tu piel. Bien podría considerarse a Alex como uno de los poetas malditos michoacanos, o bien un neo-romántico, también podría ser un ícono literario del movimiento dark, o uno de la generación del desencanto; todo depende del ojo con que se mire, a mi esa perspectiva me da y la celebro, porque es un poeta atrevido (como tendrían que ser todos los creadoresartistas) que trasciende las fronteras, que traspasa sus propios límites y que incursiona en una escritura fuera del canon y de la convencionalidad en que de pronto cae la poesía (y la creación). Alex también es un poeta rebelde, que va a contracorriente de todos los hechos, como dice en su poema El otro destino manifiesto: quiero romper todas mis reglas/ ir por mis propios desconocidos caminos/ vivir más que mi propio vivir/ cambiar los latidos de mi propio corazón/ … ser el verdadero hijo de la contradicción/ explorar sin piedad la caricia de la posibilidad… y como ejemplo este libro que se ha presentado recientemente dentro (yo diría fuera) de la 3ª Feria Estatal del Libro y la Lectura, en el bar Foro 38 y en el recinto de Fábrica de Imagen, demostrando así que Alejandro Delgado es un artista distinto al rebaño que pulula dentro de Michoacán. Y así con este librito viene a refrescar la poética del estado, la cual creo se está quedando rezagada, aunque los funcionarios-poetas digan siempre lo contrario. Por lo tanto celebro una vez más a los no alineados. A los que van más allá, como lo va Alex Delgado.


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Cannes al día EL TERCER OJO :: El festival de Cannes es hoy en día el festival de cine más importante del mundo. Alimenta su leyenda con el glamour de sus estrellas y su riguroso protocolo, pero también con una selección de películas de autor que ofrecen generalmente una visión social y política singular y fuerte. POR SYLVAIN PROVILLARD sprovillard@hotmail.com

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l miércoles pasado se inauguró la 64ª edición del festival de cine más prestigioso y mediatizado del mundo. Como cada año, la quieta ciudad de Cannes se transforma en el epicentro del mundo del cine durante 12 días. Este año fue Woody Allen quien tuvo el honor de subir primero los míticos 24 escalones del Palacio de los Festivales. Fue presentada fuera de competencia Midnight in Paris, una comedia que idealiza a la capital francesa y la transforma en la capital romántica, tal como Allen lo había hecho antes con Nueva York, Londres y Barcelona. A pesar de sus múltiples apariciones en la Costa Azul francesa, el director neoyorquino nunca ha recibido la codiciada Palma de Oro por una de sus obras. Sin embargo, fue el segundo director, en 2002 y después del maestro Ingmar Bergman en 1997, en recibir una Palma de Honor, la cual se otorga a un director de primer nivel que nunca tuvo la suerte de ganar la Palma de Oro, la cual fue creada en 1955 como homenaje a la palma presente en el escudo de la ciudad. La Palma de Honor será a partir de 2011 una tradición anual. Este año será recompensado el italiano Bernardo Bertolucci, director de Pequeño Buddha, El último emperador, El último tango en París y la superproducción épica 1900, donde actúa Robert De Niro, el Presidente del Jurado este año. El festival tiene sus favoritos y parroquianos. El propio De Niro debe mucho al festival que en 1976 otorgó la Palma de Oro a Taxi driver. Este año regresan a la selección oficial el español Pedro Almodóvar, el finés Aki Kaurismäki, el turco Nuri Bilge Ceylan, los franceses Bertrand Bonello y Alain Cavalier, la escocesa Lynne Ramsay, el estadounidense Terrence Malick, la japonesa Naomi Kawase, los italianos Paolo Sorrentino y Nanni Moretti, los belgas Luc y Jean-Pierre Dardenne, y el danés Lars Von Trier. Estos 13 directores ya han ganado un premio en festivales anteriores y los tres últimos de esta lista compiten por una segunda o tercera Palma de Oro. Es difícil dar un favorito con una lista tan densa pero cabe señalar que Almodóvar tiene una revancha que tomar sobre los hermanos Dardenne que se llevaron una controvertida Palma de Oro en 1999 cuando Todo sobre mi madre era favorito. El caso del director castellano, que presentará La piel que habito con Antonio Banderas, no es excepcional. Otros directores, ahora reconocidos como maestros del séptimo arte, nunca recibieron el premio mayor: Bergman, Tarkovski, Chaplin, Hawks, Hitchcock y Kubrick, quienes nunca ganaron el Oscar al Mejor Director tampoco. La controversia ha sido parte integrante de la selección y del palmarés. El público no siempre ha estado de acuerdo con las decisiones del jurado: en 1960, Michelangelo Antonioni recibió jitomates cuando ganó el Premio del Jurado por L’avventura; cuando Maurice Pialat levantó la Palma acompañado de la rechifla del público en 1987, sencillamente contestó: “¡Si no me quieren, sepan que tampoco los quiero!”; ante la victoria de Tiempos violentos en 1994, una mujer enloquecida gritó: “Quelle daube! Putain, fait chier!”, que se podría traducir como “¡Qué churro, me caga!”, Tarantino simplemente le enseño el dedo vulgar.

Escena de La piel que habito con Antonio Banderas.

A pesar de estas controversias, podemos reconocer el carácter relativamente independiente del festival y sus tomas de posición a favor de un cine contestatario con un enfoque social y político marcado. Este año se agregaron de último momento a la selección oficial, dos películas iranís, filmadas de manera clandestinas por directores condenados a seis años de cárcel, veinte años de veto para trabajar y con la prohibición de salir del país. De hecho, se realizará una mesa redonda sobre cómo hacer películas en una dictadura. Otro ejemplo de que el festival ha conquistado más independencia a lo largo de los años es la proyección, fuera de competencia, de La conquista, una película crítica sobre el ascenso al poder de Nicolas Sarkozy. Asimismo, por

primera vez, existe este año un país invitado al festival. Egipto fue elegido como una manera de evocar los recientes cambios políticos en los países árabes. Algunos críticos piensan que el festival tiene que tener cuidado en no dejar a un lado el aspecto artístico, por fuerte que sea el contenido político. Fue por ello que algunos expertos se ofuscaron cuando se le otorgó la Palma a Michael Moore por su documental Fahrenheit 9/11. El propio nacimiento del festival se debe al clima político de los años 30. En 1938, La Mostra de Venecia, en ese entonces el festival de cine más reconocido, bajo la presión de los regímenes fascista y nazi, dieron los premios mayores a Leni Riefenstahl, cineasta de la propaganda hitleriana, y a un filme supervisado por el propio hijo del Duce. Los países democráticos (sobre todo Francia, Reino Unido y Estados Unidos) protestaron y anunciaron su boicot para la siguiente edición. Nació entonces la idea de un festival independiente del poder político que tuviera lugar al mismo tiempo que el festival italiano, es decir en septiembre. El primero de septiembre de 1939, todo estaba listo: el mismo inventor del cinematógrafo, Louis Lumière, presidió el festival y las estrellas hollywoodenses arribaron a la Riviera francesa. Dos días después, Alemania invadió Polonia y toda Europa entró en guerra. El festival de Cannes nació muerto, sólo estuvo vivo dos días. Tuvo que esperar hasta 1945 para su primera edición completa. En 1951, Italia y Francia, de nuevo aliadas, deciden cambiar las fechas del festival francés a la primavera para acabar con esta innecesaria competencia. Hoy en día, es un festival gigantesco, un evento mundano y turístico que no deja de fascinar, a la vez un inmenso mercado de películas y una vitrina del cine de autor.


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MIR(Í)ADA

Pintura, facturas y pretextos de Janitzio Rangel JUAN CARLOS JIMÉNEZ ABARCA

juancjimeneza@gmail.com

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s común toparse con la noción de que el arte es un lenguaje, un medio de comunicación abierto, basado en un soporte material configurado como signo (la obra artística) que puede ser interpretado libre--

pectiva del productor o del receptor. Desde el 9 de abril pasado, y hasta el próximo 20 de mayo, se exhibe en la Galería Pórtico (Aquiles Serdán #744, Centro, Morelia) una pequeña pero significativa muestra sin título de Janitzio Rangel, pintor michoacano radicado en la ciudad de México. En sus palabras, este es el primer trabajo serio, direccionado, desde que inició una mudanza en sus maneras de hacer dentro de la pintura, marcadas por una intención matérica y visceral, más allá de las representaciones figurativas o realistas de la imagen pictórica. Habiendo encontrado una opción personal de trabajo con materiales e ideas, nada resulta sencillo “cuando intentas cambiar en este negocio, porque ya construiste nichos, encontraste lugares para vender y para tener tu trabajo montado, puede ser muy cómodo; puedes seguir la fórmula de toda la vida y a lo mejor te puede resultar. Pero no tengo ese espíritu.” La muestra representa, en la trayectoria del autor, un punto de quiebre en la manera de proceder; de un ambiente matérico y abstracto, muda a otro más gráfico y pictórico. Dos cuadros en la galería representan el primero de estos dos momentos: Biblioteca blanca y Alejandría roja (2010), para los cuales utilizó cortes horizontales de libros viejos para colocarlos sobre el bastidor a manera de amontonamiento bibliográfico, dotándoles de color y sentido. El segundo cuadro ya ha sido exhibido en el marco de una exposición conmemorativa del Centenario y Bicentenario pasados; preparado para aquella muestra en el Centro Cultural

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mente por el público receptor de acuerdo a la situación en que dicho signo se presenta. Sin embargo, también es frecuente que los artistas decantan intereses y experiencias personales en las obras, las cuales no son legibles al primer contacto con

Clavijero, Alejandría roja guardaba el sentido de la acumulación del conocimiento, el conocimiento perdido, además, manchado de sangre. El tono es trágico; la historia, de cierta forma, es el recuento documental de carnicerías y batallas. A Rangel no le interesan los discursos en el arte, evita darle lecciones a la gente a través de sus cuadros. No pinta ideas o conceptos preestablecidos, sino los intereses que va adquiriendo con el tiempo. “A veces creo que la gente se mete en demasiados vericuetos, y es simple. El asunto con el arte visual es simple, más de lo que la gente se cree. A veces me preguntan qué leí… yo no leí a nadie. Estaba viendo una película y se me ocurrió, lo pensé y me gustó; es tan válido como si hubiera leído veinte libros para justificar una obra. A veces les decía, en mi otra etapa, lo único que yo ando buscando son pretextos para pintar. Cuando me encuentro uno me parece perfecto y ya; lo pinto.” “Pero hay cosas innegables, irremplazables, que son las facturas: la manera en que están hechas las cosas. Puedes estar de acuerdo o no, pero yo creo que gran parte de lo que pasa para definir un artista tiene que ver con la manera en que están hechas las cosas. Porque hay una cosa que no me gusta del arte conceptual, que son la falta de rigor, la falta de factura que hace a veces una instalación un montón de basura acumulada.” Lo mismo aplica para quienes pintan sin reparar en la calidad o permanencia de los materiales que utilizan. Pasan pocos años y sus obras se desintegran.

éstas. La interpretación del público, por tanto, puede diferir de las intenciones primigenias del artista en cuanto que no comparten dichas experiencias individuales que dieron lugar a la imagen, situación que no demerita en momento alguno la pers-

La obra, desde esta perspectiva, no requiere de abundantes justificaciones para hacerla válida. Demasiadas explicaciones distraen del objetivo principal, que es ejercer un lenguaje pictórico, que se respalda con la forma en la que la pintura se hace. “En un esquema básico del lenguaje, justificar un lenguaje con otro me parece una tontería. Un lenguaje por sí mismo debería de sustentarse. Tratar de justificar un lenguaje pictórico, visual, con el lenguaje escrito es una tontería. Lo creo de alguien que analiza la obra, que no le pertenece, que la ve con otros ojos.” Aun cuando no le interesa construir discursos con su trabajo, sabe reconocerlos en la historia del arte como movimientos y tendencias, con los cuales comparte ciertos rasgos. “No me gusta la obviedad. La obviedad se me hace un recurso fácil, inmediato, impactante visualmente, puede ser. A mí eso no me gusta. El art nouveau es muy sugerente, muy simbólico. De hecho comparte con el Simbolismo que también es muy sensual y muy romántico. El art nouveau comparte dos épocas, dos movimientos en la misma cosa; comparte con el Simbolismo y con el Romanticismo, en la historia del arte, y tienen más o menos los mismos fines: la vida y la muerte, la nostalgia, el amor puro, parábolas visuales… la mitología que comparten, las historias antiguas de amor y desamor.” Estos fines aparecen en las obras últimas de Rangel, las cuales aparecen en esta exposición como adelanto de otra más grande que presentará en octubre de este año. Homenaje

a Katsushika Hokusai (2011) es un cuadro basado en elementos presentes en la cultura visual de oriente a través de una bañera roja con patas labradas, una ola que sale de ésta –una cita pictórica a la estampa de Hokusai (pintor y grabador japonés, 17601849) sobre el mismo tema marino, un pulpo y una gráfica erótica japonesa –conocida como shunga. Aquí intervienen historias personales y anecdóticas del pintor en cada elemento del cuadro, lo cual explica la aparición de cada uno; pero la intención erótica de la imagen es visible no sólo por la sexualidad de la gráfica adherida a la superficie, sino por el mismo concepto de la ola en la bañera por los efectos de lo que puede hacerse dentro de ésta. Gran ventilador (2011) muestra la resistencia de un hogar frente a los vientos adversos que le exhiben como un objeto frágil pero resistente ante la voluntad de conservarlo. Mezcla de pintura, dibujo con grafito e integraciones de madera para la figurar la casa, la imagen refiere a la emoción que atraviesa al autor respecto a su propio hogar: adquirir, conservar, restaurar y disfrutar familiarmente una casa antigua es un sueño que poco a poco se construye, pero que también se enfrenta con dificultades materiales y afectivas. Aquí la pintura refleja una realidad presente en aquellas personas que yerguen su hogar y pretenden conservarlo. Por tanto, hay que reconocer que, por muy personal que sea el motivo de la pintura, se trata de una emoción socialmente compartida.

Alejandría roja (2010), Homenaje a Katsushika Hokusai (2011) y Gran ventilador (2011); obras de Janitzio Rangel en la Galería Pórtico.


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