Estimados amigos: Como cada mes, he leído atentamente cada uno de los reportajes que conforman vuestra revista del presente mes de enero de 2014, toda ella muy interesante para los amantes de la cultura y guía para muchos turistas desorientados. Pero lo que me ha llamado la atención, y por ello os escribo con el fin de rectificar algunos puntos en ella reflejados, es el artículo sobre el Panteón de Hombres Ilustres de Atocha, (desgraciadamente sacado de Wikipedia y no comprobado posteriormente), en el que se afirma que solamente quedan en el panteón los restos de Canalejas, dando por seguro que los restos de los demás ya no reposan en el panteón, ya que fueron reclamados por diversas ciudades. Sin ánimo de polémica, y guiado por mis numerosas investigaciones para mis trabajos sobre personajes extremeños, quisiera señalar que si bien es rigurosamente cierto que en el Claustro de lo que iba a ser el nuevo templo de Nuestra Señora de Atocha, perteneciente en aquellos momentos al Patrimonio de la familia real (hoy del Patrimonio Nacional), faltan muchos de los maravillosos monumentos que un día albergó (los levantados a la memoria de los generales Castaños –trasladados en 1963 a la Iglesia Parroquial de la Encarnación, Bailén; Palafox –trasladados en 1958 a la Basílica del Pilar de Zaragoza y Prim –trasladados sus restos en 1971 a su pueblo natal de Reus, etc.), no es menos cierto, que el resto de los magníficos panteones, obras de Federico Aparici, Mariano Benlliure, Agustín Querol, Arturo Mélida y Pedro Estany, siguen conservando los restos mortales de los personajes políticos para los que fueron esculpidos. Tan importante para la historia de España como los personajes enterrados en su día dentro del Claustro, y para este estudio, son los que en años posteriores fueron siendo enterrados en el templete que se levanta en una de las cuatro esquinas del patio interior del mencionado recinto. 1