La importancia de la historia

que la ciencias histórica debe permanecer apegada a la verdad y libre sin injerencias abyectas y con una perspectiva indómita.

Uno de los intelectuales de este siglo, el renombrado Morín (1999, p.64) plantea que:

La historia está sometida a los accidentes, perturbaciones y, a veces, terribles destrucciones masivas de poblaciones y civilizaciones. Por cierto la historia humana sufrió determinaciones sociales y económicas muy fuertes, pero existen acontecimientos o accidentes que pueden desviarla o hacer que tome otro rumbo.

No hay duda de la importancia de la historia y su intrínseca participación en la vida de cada sociedad, como lo menciona el mismo autor citado “la historia tiende a convertirse en la ciencia de la complejidad humana”, es por ello que esta disciplina posee las herramientas para que los pueblos mantengas sus memorias y no se dispersen en el presente y se preparen para el futuro, pero solo lo lograran si saben de donde proviene su origen, cultura, modus vivendi, los pueblos sin memoria son ciegos con vista de túnel, y es fácil su dominación.

La historia contribuye a las generaciones futuras a orientarse en el pasado, aportando ideas y dejando ver los desaciertos que tuvieron sus antepasados, es por ello, que es de extrema importancia el concurso de la ciencia histórica en el desarrollo de la humanidad, la cual permite a los pueblo identificarse con el pasado, viviendo el presente con fuertes bases sociales y prepararse para el futuro sin mayores traumas.

Las transformaciones sociales, siempre están surgiendo debido a los cambios que la propia naturaleza le pone de manifiesto a los humanos cada día, de allí surgen los cambios evolutivos que algunos radicales llaman revoluciones, surgidas del propio seno de las contradicciones dialécticas, con ideales superfluos, cargados de incertidumbre e intereses materiales, de allí, emergen grandes cambios sustanciales que consiguen la beligerancia, conduciéndolos ineluctablemente a las conflagraciones sin sentido, ni lógica razonable, diezmando los intereses de una sociedad que subyace ante la perversidad de una minoría con poder, que asesina la historia de los pueblos, dejándolos sin memoria colectiva.