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Agradecimientos
from ICR_Mapas y Agencia
by Nora Morales
A Roberto, mi compañero de vida y a mis hijas Roberta y Victoria, cómplices de mis emprendimientos y mi mayor orgullo e inspiración.
A mis padres Irma y Víctor, por estar siempre presentes.
Este proyecto de doctorado nunca hubiera sido posible sin la participación de una amplia red de personas. En primer lugar, quiero agradecer a mis asesores: Salomón González, con quien comparto la afinidad por los mapas, gracias por brindarme su apoyo incondicional y acercarme a nuevos enfoques y maneras de pensar. A Blanca, por su inspiración constante, una fuerza que siempre me ha guiado en este trabajo con sus valientes esfuerzos para mantenerme en el “buen camino” de la concreción. A Héctor, por brindarme su experiencia y perspectiva complementaria desde los estudios organizacionales.
Quiero agradecer a los colegas del Laboratorio de Análisis Socio-territorial (LAST) de la UAM Cuajimalpa Laura Quiroz, Rafael Calderón, Adriana Larralde y al equipo del Observatorio Territorial del Poniente (OTP), que constituyó la base de esta investigación y cuyo compromiso despertó mi interés hacia los recursos naturales y las comunidades de la zona poniente de la CDMX. En particular, a Cecilia Barraza, Raziel Martínez, Gisela Téllez, Paola N. González, Paty Campuzano y Claudia Valencia, una excelente compañía para los extensos recorridos del trabajo de campo. A Gilberto León y Barbara García por su apoyo en el desarrollo de la plataforma OTP. Así como a colegas de otras unidades UAM y otras disciplinas cuyas conversaciones y lecturas me ayudaron a madurar las ideas enriqueciendo la investigación: Guénola Caprón, Martha De Alba, Luis Rodríguez Morales, Octavio Valadez, Mario Casanueva, Mariana Espinosa, Marcelo Olivera, Santiago Negrete, Nuria Valverde, Fausto E. Rodríguez, Miriam Alfie, Angélica Martínez e Ivonne Ramírez. Este trabajo se vería muy diferente si no fuera por: Nemesio Chávez y Paty Alvarado que se animaron a leer algunas de las múltiples versiones de este escrito aportando buenas sugerencias.
Agradezco especialmente a las comunidades de los pueblos originarios de la zona poniente quienes compartieron sus saberes y prácticas alrededor de los recursos naturales en los recorridos y talleres, en especial a las mujeres que se tomaron un tiempo en su saturada agenda para compartir su conocimiento. En particular a la Sra. Carmen, el Sr. Nava, el Sr. Esparza y al Sr. Claudio quienes me han mostrado el valor de sus tradiciones y costumbres y me han llevado a pensar que es posible construir juntos un futuro próspero y sostenible en el poniente.
Finalmente agradezco a la Universidad Autónoma Metropolitana, una institución que me ha abierto sus puertas como profesora y alumna, haciéndome sentir acompañada por una comunidad entera que camina conmigo hacia futuros más justos y sostenibles de nuestra realidad.
Resumen
El trabajo de esta tesis resume la investigación de varios años, motivada por la inquietud por comprender mejor cómo operan los mapas, particularmente en esta época de grandes cambios y desarrollo tecnológico, así como la necesidad de acercar a las personas a procesos más colaborativos para incidir en el territorio y fomentar la inteligencia territorial, conceptos que presento en el capítulo 1, a manera de introducción de esta tesis.
Al inicio de esta investigación (quizás influenciada por los sesgos naturales de la disciplina del diseño, de la provengo), creía entender que la labor del mapa radica en su representación. Es decir que mientras más se asemeje el mapa al terreno que representa, más objetiva será la información para el que lo interpreta y que a partir de ella el sujeto actuará en el mundo. Sin embargo, al buscar el soporte teórico desde las ciencias sociales que me ayudara a dar cuenta sobre la caracterización de esta capacidad operativa del mapa, me encontré con el concepto fascinante de “agencia” que no solo pone en cuestionamiento esta supuesta objetividad o neutralidad del mapa, sino la propia naturaleza de los objetos, señalando un gran debate sociológico y filosófico en las ciencias sociales, el cual exploro con mayor detalle en el capítulo 2 de esta tesis que me dirige hacia la postura relacional de la agencia, en la que es posible pensar la capacidad de acción entre diversas entidades como parte de un ensamblaje entre humanos y no-humanos en constante intercambio. La agencia material y humana se puede definir como la capacidad transformativa de los objetos y las personas (Giddens, 2006) y de acuerdo con La Teoría Actor Red (ANT)1 desarrollada por Bruno Latour, (2005) y Michel Callon, (1984), así como La Teoría de la Actividad (TA) de Leontiev (1978) y Vigotsky (1980), junto con la reflexión de otros teóricos como Michel Lussault, (2015) me llevan a replantear el objetivo de esta investigación para explicar las relaciones que surgen entre los dispositivos espaciales que llamamos mapas y las personas cuando los elaboran, cambiando así el foco de mi estudio: del análisis de las representaciones al análisis de las prácticas del mapeo, centrándome en lo que involucra el proceso de “construir un mapa con otros” y preguntándome cómo es que esta actividad transforma y a su vez es transformada.
La decisión me abre la posibilidad de estudiar a los mapas más allá de su materialidad, incorporando la dimensión digital de las aplicaciones geomedia2, enfocándose en las relaciones que establecemos con estos dispositivos espaciales de manera más general y en las formas en que estos pueden influir en las acciones dentro del territorio.
En el capítulo 3 elaboro un trazado de la evolución de los distintos modelos y cosmovisiones de la teoría y la práctica cartográfica a través de la historia, según la propuesta de Dodge et al., (2011) quienes ubican los principales postulados de la cartografía representacional y post-representación para comprender cuáles han sido los principales postulados de esta nueva manera de entender a los mapas y explorar nuevas maneras para analizarlos, estudiarlos y producirlos. Para llevar a cabo los métodos de análisis de la actividad del mapeo, que sugieren tanto la ANT como la TA, tuve que delimitar este trabajo a una situación concreta de acuerdo con un proyecto de investigación-acción que se estaba llevando a cabo bajo el marco de la determinación de la zona de influencia (ZI) próxima a la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Unidad Cuajimalpa, hacia el 2016. Por lo que el proyecto del Catálogo de recursos Naturales de la Zona poniente, llevado a cabo por la Coordinación de planeación y vinculación de la Unidad y cuyo objetivo se enfocaba en documentar las prácticas y saberes alrededor de los recursos naturales junto con tres de las comunidades locales resultó ideal para este trabajo. La invitación a colaborar en este proyecto atiende a mi experiencia de colaboración interdisciplinaria de varios años atrás con colegas e investigadores del Departamento de Estudios Socio-territoriales de la División de Ciencias Sociales y Humanidades, en particular del Laboratorio de Análisis Socio territorial, así como el Diplomado de Inteligencia territorial.
1. A pesar de que la traducción en castellano de La Teoría Actor Red es (TAR), en este trabajo, utilizaré el acrónimo (ANT) en inglés para dirigirme a ella y diferenciarla de La Teoría de la Acción, (TA) que abordo también como un importante complemento del marco teórico de este trabajo.
2. Geomedia, es un concepto que introduce Francesco Lapenta, (2011) para referirse a las nuevas tecnologías locativas que integran imágenes, textos y sonidos en dispositivos que median las interacciones del usuario con su entorno. Estos dispositivos que combinan medios electrónicos, internet, medios locativos y realidad aumentada de acuerdo con el autor han formado un nuevo medio de composición digital de la imagen que se asocia con datos y una nueva manera de representar que vincula la ubicación del usuario a un mapa virtual.
A partir de este momento me hago la siguiente pregunta de investigación, ¿Cómo es que la construcción de un mapa afecta la percepción de la capacidad de acción individual y colectiva de un grupo con un proyecto territorial? y ¿Qué competencias espaciales se activan a partir de la práctica cartográfica?
Esta decisión me acerca a los terrenos de la cartografía participativa, la acción colectiva y la participación ciudadana, que abordo en el capítulo 4, de esta tesis. También me acercan al reconocimiento de los retos a los que se enfrentan las dinámicas participativas cuando se utilizan para beneficio de unos cuantos actores. Comparto la preocupación de autores como Aguirre-Núñez, (2018) quienes buscan propuestas más democráticas desde los enfoques de diseño participativo y el desarrollo de políticas que faciliten la agencia o empoderen a actores hacia la construcción de su entorno social, en vez el uso de dinámicas participativas como pretexto para controlar los procesos territoriales o la validación de políticas ya decididas.
En el capítulo 5 exploro el papel de la co-creación y la creatividad colectiva desde la postura del diseño participativo y la investigación generativa que retoma el concepto de convivialidad del sociólogo austriaco Iván Illich, (2012) en la propuesta de Elizabeth Sanders y Pieter Stappers (2008), para explorar el diseño de una colección de materiales (herramientas generativas) que apoyen los talleres de cartografía participativa que llevamos a cabo con tres comunidades de la zona de incidencia, con el propósito de facilitar la expresión de los actores y la comunicación en la co-construcción colectiva de mapas. Este capítulo es clave para entender el valor que una colección sistematizada de herramientas puede aportar para la facilitación de procesos participativos y la inclusión de una mayor diversidad de actores en proyectos de investigación-acción.
En el capítulo 6 expongo los tres casos de estudio que comprenden el trabajo de campo y análisis realizado durante el período de 2017 y 2019 en el que realicé los recorridos, entrevistas y talleres de cartografía participativa con los tres colectivos de las comunidades de los pueblos originarios: San Pablo Chimalpa (SPCH), El Pueblo de Santa Fe (PSF) y San Mateo Tlaltenango (SMT) para comprender la relación que cada comunidad establece con los recursos naturales del territorio y caracterizar la percepción individual y colectiva de su capacidad de actuar a partir de la actividad del mapeo. Los hallazgos de los casos se presentan en dos niveles que contemplan dos escalas y temporalidades distintas. El 1er nivel de análisis se refiere al cambio en la percepción de la capacidad de acción individual y colectiva de los grupos de las comunidades a partir de la actividad del mapeo y el uso de herramientas generativas y las competencias espaciales que movilizaron en los participantes, se puede decir cada colectivo alcanza diferentes niveles de acción colectivas, abriendo posibilidades cooperación y construcción al construir un mapa, logrando expresar sus preocupaciones y reflexiones a través del propio artefacto construido aportando así al conocimiento territorial.
Con el propósito de ampliar el alcance de los estudios de caso y atendiendo el problema de la falta de representatividad, que plantea la escuela sociológica francesa, al igual que la de Chicago (Hamel et al., 1993) amplio este análisis a un 2o nivel, que contempla acciones más allá de los casos, algunas iniciativas expresadas por los participantes o proyectos de investigación acción que la comunidad académica ha llevado a cabo en el marco de la delimitación de la ZI, así como resultado de este proyecto de investigación-acción que culminó con la plataforma del Observatorio Territorial del Poniente3 (OTP). El propósito de este segundo nivel de análisis es escalar la reflexión crítica del proyecto del OTP y otros investigación-acción a partir de dos modelos para validar los mecanismos de acción colectiva, la co-producción de conocimiento y la calidad participativa para mejorar la capacidad de organización social de los actores involucrados de zona.
Finalmente, en el último capítulo 7 presento los resultados de esta investigación que en síntesis aportan al campo del conocimiento de las ciencias sociales al mostrar alternativas metodológicas para analizar las prácticas del mapeo colectivo y el diseño de herramientas generativas y pautas para mediar la capacidad de acción, la calidad participativa y la coproducción de conocimiento en un territorio.
“No es posible estudiar a ninguna sociedad sin comprender la relación entre la materialidad y la idealidad en su carácter creador del orden social. La idealidad no es la instancia de las ideas abstractas, sino el pensamiento en todas sus formas, incluidas las que se fijan en enunciados materiales como los mapas, las pinturas, los objetos o los dispositivos formales como los edificios o paisajes, puestos en acción en la construcción y estabilización de los ordenamientos sociales y las prácticas de los seres humanos”.
1.1. Antecedentes y motivación
El 18 de octubre del 2021 recibí por correo electrónico una carta dirigida a mí persona y a otros colegas académicos, además de al rector de nuestra institución educativa (La Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Cuajimalpa), por parte de un grupo de comuneros acreditándose como el “Consejo de vigilancia de la Comunidad Agraria de Santa Rosa Xochiac” en la que solicitaban la cancelación inmediata del proyecto de “Turismo ecológico Santa Rosa Xochiac” que al parecer yo coordinaba en el marco del Observatorio de Recursos Territoriales la Zona Poniente (ORT) 4. La misiva argumentaba que el proyecto contemplaba una intervención en el territorio con un impacto directo a los recursos naturales, del que la comunidad no estaba informada por parte del órgano máximo de autoridad: la Asamblea de la comunidad agraria, por lo tanto, se exigía la cancelación inmediata de las acciones sobre el territorio. El correo movilizó a algunos miembros de la comunidad académica, quienes llevaron la instancia ante el Consejo Académico de la Unidad, efectuado el 29 de noviembre de 2021, con la petición de obtener más información al respecto de la plataforma del OTP. En dicha sesión se aclaró que el proyecto aún no se llevaba a cabo, pero que respondía a una petición directa por parte del representante de la comunidad de bienes comunales a la rectoría de la administración anterior y que la reacción de este grupo se suscitó a partir de información que obtuvieron de redes sociales y del Observatorio Territorial del Poniente (OTP), que es un resultado de las acciones de vinculación social de la institución en la zona de incidencia (sesión CUA-193-21, el 22 de noviembre del 2021).
4. El Observatorio de Recursos Naturales (ORT) fue el nombre inicial de esta plataforma que surge en el 2019 como resultado del trabajo con el equipo de vinculación social de la UAM Cuajimalpa y académicos investigadores, posteriormente cambia su nombre al Observatorio Territorial del Poniente (OTP) bajo la gestión del Laboratorio de las Ciudades en Transición, LABCIT 2023.
La situación que acabo de describir destaca dos aspectos cruciales del objeto de estudio de este trabajo de investigación: por un lado, la caracterización de la agencia y la mediación de los artefactos tecnológicos a los que llamamos “mapas” El caso muestra una condición característica de todo sistema de ciencias humanas y sociales que se aleja de una racionalidad cartesiana y se abre a formas no dualistas de racionalidad donde caben distintos saberes y prácticas y ¿por qué no? tensiones y conflictos que apuntan a distintos intereses entre dos grupos de la comunidad con diferentes perspectivas y representaciones alrededor de los recursos naturales del territorio. Lo anterior también señala y pone en juicio el papel que puede tener la universidad como un actor mediador o “resolutor de conflictos” dentro del proyecto territorial. El incidente demuestra que el propio Observatorio Territorial del Poniente (OTP), la plataforma que surge a partir de hallazgos de investigación en esta tesis y la intención de vincularse socialmente por parte de la universidad, opera como tecnología política y que aún falta camino por recorrer para incluir una diversidad de actores de la zona para propiciar el diálogo y con esto asegurar una transformación duradera en el territorio.
La información expuesta en el OTP (2020)5 incluye mapas temáticos que son resultado del trabajo de cartografías participativas con algunas comunidades de la zona, así como información sobre prácticas locales y tradiciones de los pueblos originarios; los contenidos junto con información externa movilizaron la capacidad de agencia de este grupo particular de actores, que los llevó a confrontar a otros actores territoriales. Lo anterior demuestra el poder de las representaciones espaciales como instrumentos NO neutrales, con capacidad de operar y movilizar a la acción, es decir transformándolos y demuestra la importancia de comprender las dinámicas complejas que conlleva la práctica de producción humana, que es el foco de estudio de esta tesis. Aunque las transformaciones del territorio no siempre resultan de manera prevista por ciertos actores con un proyecto territorial, el marco propuesto por la teorías post-cognitivas de la Teoría de la Actividad y la Teoría Actor Red, resultan una alternativa viable de análisis, ya que contemplan distintas maneras de observar y analizar la acción colectiva en un territorio, prestando especial atención a las relaciones dinámicas
5. En el 2020 (año de su lanzamiento) el Observatorio de Recursos Territoriales (ORT) fue nombrado por sus siglas correspondientes en el vínculo: https:// ort.cua.uam.mx. En septiembre 2022 se le renombra como Observatorio Territorial del Poniente (OTP) cambiando siglas y alojamiento a la dirección: https:// otpte.cua.uam.mx complejas que involucran una diversidad de “actantes” en una situación bajo esquemas espacio-temporales más amplios de lo que estamos acostumbrados. Uno de los elementos clave que destaca la TA, es la identificación de “fisuras creativas”, dentro de las dinámicas de las prácticas analizadas, las cuales se manifiestan a partir de la deconstrucción de los conflictos, tensiones y contradicciones observadas a manera de obstáculos, desacuerdos o tensiones generadas entre los actores dentro de la actividad colectiva, y que de acuerdo con Béguin y Clot, (2004), son las que invitan a los sujetos a movilizarse hacia nuevas formas de organización. Otra manera de denominar a estas fisuras es la que Winograd y Flores (citados en Escobar, 2016) denominan “rupturas” para referirse a los momentos en los que la actividad se interrumpe del modo habitual de ser-en-elmundo haciendo emerger “descomposiciones” de la propia actividad, en ese momento es cuando la propia práctica, queda expuesta y aparecen o emergen nuevas soluciones.
¿Por qué estudiar los mapas?
Desde la antigüedad los mapas han sido la herramienta principal para comunicar la información territorial. Comenzando por los rasgos trazados en piedra en las cuevas de Sumeria 1300 A.C, hasta los documentos que muestran las tierras conquistadas del imperio romano, las cartas náuticas o las descripciones del territorio desconocido de la Edad Media hasta la época renacentista, los mapas han tenido distintas intenciones y funciones. Estos documentos se han ido transformando hasta llegar a tener características de ubicuidad que nos afectan de forma directa o en ocasiones de forma sutil en nuestras acciones cotidianas. La introducción de nuevas tecnologías y el aumento en la potencia computacional de dispositivos portátiles como teléfonos inteligentes, drones y computadoras personales, está ampliando la capacidad funcional del mapa, con una promesa de alejarlo de la retórica imperialista a una dimensión más social y colectiva (Lapenta, 2011).
Diversos estudios de historiadores de la cartografía crítica como John Brian Harley (2005), han señalado el poder de los mapas como instrumentos que ayudan a ejercer el poder en una guerra o al administrar justicia, cuestionando el papel que juegan en distintas sociedades, al reforzar el “status quo” o los intereses de unos cuantos. Retomando principalmente conceptos de Michel Foucault y Derridá, quienes argumentan que los procesos de mapeo no han sido neutrales y que las dinámicas de poder se intercambian y distribuyen entre los productores del mapa, quienes lo ordenan, quienes lo trazan y quienes usan el mismo mapa (Harley et al., 2005).
Esta falta de neutralidad del mapa se puede deber a como se ha construido una visión estrecha y tradicional por la cartografía científica tradicional, que entiende al mapa como una representación abstracta y precisa del territorio, un objeto con “certeza ontológica” cuya producción se establece desde “los especialistas” encargados de comunicar datos “controlados” para un grupo particular de personas. Esta postura refuerza una visión hegemónica de la cartografía, que separa al autor del mapa de su usuario, quien es el encargado de “interpretar” un documento repleto de signos que conducen a una lectura casi uni-direccional sobre los fenómenos a los que representa, estableciendo una relación entre el poder y saber, y propiciando un control sobre las acciones en el territorio a partir de estas interpretaciones.
Esta percepción cultural arraigada a las representaciones convencional del espacio en el dispositivo que llamamos “mapa”, es percibida en nuestra sociedad como algo establecido, fijo e imposible de cambiar; marcando una clara responsabilidad entre quienes se encargan de la producción de los mapas (cartógrafos, geógrafos, autoridades y artistas) y las personas que los interpretan y utilizan, quienes deben de aprender a “leerlo” y a utilizar la tecnología de una forma correcta.
Sin embargo, en los últimos años, los cambios en las metodologías participativas y las tecnologías espaciales han fomentado las habilidades de la población local para hacer mapas. Extendiendo un sinnúmero de herramientas dentro de muchos dominios del conocimiento, que ven al “mapeo” como una oportunidad para crear visiones más pluralistas y creativas, que pueden influir en la naturaleza de los resultados y las relaciones de poder de los mapas (Chambers, 2006).
Por su parte, los avances de los enfoques constructivistas en la evolución del pensamiento cartográfico han llevado a explorar enfoque post-representacional del mapeo, que centra el foco de estudio en los procesos de producción de la práctica cartográfica y el pensamiento de una nueva ontología que se aleja de esta lógica representacional (Kitchin y Dodge, 2007). El enfoque post-representacional retoma posturas de autores como Harley y Laxton (2002) y Crampton, (2001) quienes cuestionan la naturaleza del mapa y dirigen la atención de la interpretación del objeto, hacia las dinámicas que manifiestan los agentes involucrados en los procesos de construcción del mapa y el conjunto de significados que se establecen. Este enfoque post-representacional establece una visión centrada en el proceso, ampliada por las nuevas tecnologías geomedia, como las denomina Lapenta (2011), marcando una separación difusa entre los creadores del mapa y los consumidores de la información, quienes la interpretan o utilizan con diversos propósitos.
¿Hasta qué punto, la elaboración colectiva de un mapa ya sea en un soporte físico como el suelo o el papel sobre el que se traza, o la propia pantalla en donde se despliega, influye en quién y cómo participa en la labor? y ¿de qué depende que la participación sea exitosa? Estas son algunas preguntas que me llevan a analizar detalladamente como se presentan las relaciones dinámicas, prácticas e intenciones que se presentan en el ensamblaje de agencias que involucran la creación de un mapa y que finalmente me llevan a cuestionar aspectos más profundos que tienen que ver con la democracia y la participación. El trabajo de esta tesis me ha llevado fuera de mi zona de confort y me ha obligado a cambiar mi manera de pensar respecto al mapa, a entenderlo como a un artefacto cambiante, que transforma y es transformado, un agente que no parece tan estable ni fijo, ya, sino que está en constante transformación y apertura a la re-interpretación y a la asignación de significados.
¿Cómo es que las iniciativas del mapeo colaborativo pueden mejorar la capacidad de actuar de una comunidad y propiciar el diálogo entre actores involucrados en un proyecto territorial?
La búsqueda de respuestas es lo que me acerca a estos casos que en un inicio planteaba como un análisis de la representación cartográfica y poco a poco fui definiendo como el estudio de las dinámicas participativas en el proceso adaptativo de la actividad cartográfica en tres colectivos de las comunidades de los pueblos originarios de la Zona Poniente de la CDMX.
Para establecer el marco teórico metodológico de este trabajo, parto del estudio de lo que denomíno “la actividad del mapeo” y retomo dos teorías específicas, la Teoría Actor Red (ANT) de Bruno Latour (2005) y La Teoría de la actividad (TA), con el concepto herramientas generativas que Sanders y Stappers, (2012) retoman a su vez de la noción de convivialidad del pensador austriaco Iván Illich (2012) en el contexto de la co-creación.
La aplicación práctica de este trabajo es motivada a partir de la articulación de varios proyectos de investigación-acción iniciados por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Cuajimalpa, como resultado del acercamiento a las comunidades de los Pueblos Originarios de la Zona Poniente a partir de la estrategia de delimitación de la Zona de Influencia (ZI) que se realizó de manera conjunta con los Departamentos de Humanidades y Estudios Socio-territoriales en 2015. Los casos de estudio de este trabajo contemplan tres alcaldías de la Ciudad de México: Miguel Hidalgo, Álvaro Obregón y Cuajimalpa, mismas que comparten una porción importante de áreas naturales protegidas y suelo de conservación que conforman parte de la Sierra de las Cruces (Barraza, 2017).
El proyecto se centra en 4 objetivos:
• Delimitación de la Zona de influencia de la Unidad
• Detección de informantes locales y grupos organizados en el área
• Iniciar un registro documental de recursos naturales y prácticas en la zona
• Detección de actores institucionales con interés por desarrollar iniciativas de vinculación.
Debido a que una de las líneas temáticas emblemáticas de la universidad es la sostenibilidad, existe un interés particular por conocer la relación que existe entre los modos de vida, prácticas y saberes de estas co - munidades en relación con sus recursos naturales de la zona. En el 2016 me integro al equipo de investigación y trabajo de campo con objetivos muy puntuales (Barraza, 2017 p.17), entre los que destacan la facilitación de talleres de cartografía participativa con la comunidad y la documentación de testimonios y prácticas, en lo que en entonces se pensaba como un catálogo de recursos naturales y posteriormente se concretó en el Observatorio Territorial del Poniente. Mi colaboración se centró también en la detección y reconocimiento de actores públicos y sociales interesados en el manejo sustentable de sus recursos y todos aquellos grupos organizados de la comunidad, especialmente aquellos relacionados con la gestión de sus recursos naturales, o que estuvieran realizando acciones de conservación del medio ambiente.
El proyecto inicia con el contacto con ciertos líderes de la zona interesados en conformar un catálogo de recursos naturales con el objetivo de documentar las experiencias y prácticas locales en relación con los recursos locales. A la iniciativa se suman comunidades de pueblos originarios de San Pablo Chimalpa (SPCH), San Mateo Tlaltenango (SMT) y el Pueblo de Santa Fe (PSF). El trabajo de campo comienza con recorridos y entrevistas en cada localidad y 3 talleres de cartografía participativa que se describen en el capítulo 6 de esta tesis. El proceso de trabajo de campo se ha continuado con otras comunidades como la de Bienes Comunales en Santa Rosa Xochiac (SRX) sin embargo, estos casos no se reportan en este trabajo.
1.1.1. Problema
Las normas y prácticas que ha establecido la cartografía convencional mantienen la producción e interpretación de los mapas a un grupo reducido de especialistas cuya intencionalidad, funciones y habilidades obstaculizan una implementación eficiente de iniciativas cartográficas participativas.
A pesar de que existe una creciente demanda por explorar e incorporar nuevos esquemas que integren diversas disciplinas y saberes en la transmisión y coproducción del conocimiento espacial, aún no se ha logrado establecer una práctica cartográfica del todo inclusiva o participativa en ciertos contextos culturales ya que siguen reproduciendo modelos inducidos o autoritarios.
1.1.2. Preguntas de investigación
¿En qué medida la construcción colectiva de un mapa afecta la percepción y la capacidad de acción individual y colectiva de un grupo con un proyecto territorial? y ¿Qué competencias espaciales se activan a partir de la práctica cartográfica?
1.1.3. Hipótesis
La facilitación de la actividad del mapeo colaborativo a partir de una colección sistematizada de herramientas generativas puede ayudar a los habitantes de un territorio a entender su capacidad de agencia, mejorar sus competencias espaciales y a actuar dentro de un proyecto territorial.
1.2. Objetivos de investigación
1.2.1. Objetivo General
Caracterizar la capacidad de agencia de tres colectivos ante una realidad social, a partir de los procesos participativos de la cartografía y las herramientas generativas del diseño, con el propósito de mejorar sus competencias espaciales y fomentar las prácticas colaborativas en el territorio.
Los objetivos de trabajo se pueden definir en tres áreas específicas:
1.2.2. Objetivos científicos
Proveer de un fundamento teórico-metodológico para caracterizar la acción colaborativa (participación) y la capacidad de acción (agencia) dentro de la práctica cartográfica de tres colectivos con un proyecto territorial.
1.2.3. Objetivos de desarrollo
• Realizar talleres de cartografía participativa y recorridos con colectivos de una comunidad con un proyecto territorial, para caracterizar los cambios en la percepción de su capacidad de acción individual y colectiva, e identificar las dinámicas emergentes entre la agencia material y humana que pueden mejorar sus competencias espaciales.
• Desarrollar una colección de herramientas de apoyo a los procesos de mapeo para participantes no expertos, que les facilite la expresión de sus saberes y experiencias, permitiéndoles asociar la información espacial con diversos usos, tradiciones, memorias y prácticas en relación con los recursos naturales del territorio.
• Registrar y catalogar (en colaboración con los actores locales), información sobre los recursos territoriales, que apoye en la gestión del conocimiento y el desarrollo de iniciativas de cooperación recuperación y sostenibilidad en la zona poniente de la CDMX.
1.3. Porqué un enfoque metodológico de investigación-acción
La investigación-acción participativa (IAP) busca incluir a los miembros de la organización o de la comunidad en el proceso de investigación, para buscar las soluciones a los problemas que se analicen (Pérez Achaval, 2017).
1.3.1.El estudio de caso como metodología de investigación-acción
El estudio de caso es una metodología que puede ofrecer grandes contribuciones a investigaciones cuyo propósito u objetivos son exploratorios (McKernan, 1996), como es el caso de este trabajo, en el que busco caracterizar cómo afecta la construcción colectiva de un mapa en la percepción de la capacidad de acción individual y colectiva de un grupo y cómo mejoran sus habilidades de colaboración en la gestión territorial. Este tipo de metodología, definida por Yin (2014) como la investigación empírica de un fenómeno contemporáneo en su contexto real, se utiliza cuando existen múltiples fuentes de evidencia susceptibles de utilizarse y los límites entre el fenómeno y el contexto no son del todo claros.
Para determinar la pertinencia de esta estrategia investigativa, diversos autores sugieren partir de tres condiciones: la primera, si se parte de la definición de un fenómeno hasta el momento poco estudiado o se aborda la identificación de las causas que lo subyacen; la segunda se refiere al grado de control del investigador sobre el evento, es decir, si se dispone de poco control sobre el fenómeno investigado esta técnica resulta apropiada; la tercera condición, trata sobre la contemporaneidad del fenómeno, en oposición a lo histórico. El estudio de caso es adecuado, si se busca una comprensión global, descriptiva e interpretativa de un fenómeno contemporáneo.
Los estudios de casos, desde la consideración cuantitativa, se han considerado como etapas de tipo exploratorio, aludiendo a su falta de sistematicidad y propensos a sesgos de distinta índole. Mientras que los métodos cualitativos consideran a esta metodología como adecuada para desarrollar procedimientos que garantizan la calidad de los resultados, al conservar la flexibilidad característica de las metodologías cualitativas, pero sistematizando la recolección, el análisis de datos y la descripción de resultados (Vasilachis de Gialdino, 2006).
El diseño de estudio de casos permite la integración de los métodos mixtos, de acuerdo con el problema planteado, ya que requiere de la recopilación de varios datos, resultantes de fuentes secundarias o primarias, a través de la observación, entrevistas, documentos personales, etc. Como consecuencia resulta, una herramienta útil para estudiar fenómenos sociales, con la consideración de los actores, procesos y estrategias en los contextos reales de los mismos. También se considera que los estudios de casos múltiples pueden mostrar las causalidades locales y su generalización conceptual y empírica (Pérez Achaval, 2017).
1.4. Procesos colaborativos e Inteligencia territorial
Hablar de procesos colaborativos y gestión del conocimiento en un territorio, indudablemente nos conecta con el concepto de Inteligencia territorial (IT) y las relaciones que los humanos establecemos con la información, la comunicación y las tecnologías.
El concepto de IT surge hacia los años 90 en el campo de la evaluación de proyectos europeos de lucha contra la pobreza
(Girardot, 2011; Miedes y Fernández, 2010) confrontado con el debate sobre la “inteligencia económica” que de venía manteniendo en los ámbitos académicos y profesionales franceses (García y Ortoll, 2012).
La IT consiste en el conjunto de procesos competencias sociocognitivas (culturales e informáticas) compartidas en el seno de un colectivo que pretende el desarrollo justo y sostenible de un territorio con base en la gestión del conocimiento local (González Arellano, 2014).
El término también designa al campo transdisciplinar de investigación-acción que estudia los procesos colaborativos de construcción de conocimiento, gobernanza territorial y diseña herramientas para potenciarlos (“Diccionario sobre temas Socioterritoriales.”, 2020). De acuerdo con González Arellano (2014), la noción de inteligencia territorial se distingue por tres factores principales: a) Un reconocimiento generalizado de la información y la comunicación b) Una serie de transformaciones socio-ecológicas de diversos tipos: políticas, económicas, ambientales y tecnológicas, ocurridas a escala global en los últimos treinta años. c) La concientización de la importancia del territorio como un espacio de apropiación de recursos materiales, simbólicos e identitarios. d) Distintos campos del conocimiento han dirigido sus estudios a la inteligencia, desde la informática, la psicología y las ciencias cognitivas, hasta la psicología, la gerencia estratégica y se ha tratado dentro de diversidad de temas como el espionaje y seguridad nacional.
En cierto modo, la IT puede ser entendida como la dimensión espacial de la Inteligencia Colectiva (IC) concepto desarrollado por Pierre Lévy (1997) que construyen los actores territoriales y se traduce en el desarrollo de competencias de transformación basada en el conocimiento hacia escenarios más justos y sostenibles (González y Miedes, 2020). El concepto de Inteligencia Colectiva de Lévy no se refiere a un sector exclusivo del conocimiento, sino que reconoce la inclusión y recuperación de diversos saberes para su apropiación y su reflexión, conlleva una constante adecuación apoyada de todo tipo de tecnologías que permiten a los individuos coordinar interacciones en tiempo real y movilizar de manera efectiva las distintas competencias de sus miembros. Desde esta perspectiva podemos decir que la IT es una versión de inteligencia colectiva que hace explícita su territorialidad
“Un proceso informacional y antropológico, regular y continuo, iniciado por actores locales físicamente presentes y/o distantes, con el propósito de apropiación de los recursos de un espacio, movilizando y transformando la energía del sistema territorial en capacidad de proyecto. De este hecho, la Inteligencia Territorial puede ser asimilada a la territorialidad que resulta del fenómeno de apropiación de los recursos de un territorio y de la transferencia de competencias entre las categorías de actores locales y de culturas diferentes.” (Bertachoni, 2004).
En los proyectos de Inteligencia Territorial, ponen especial cuidado en los métodos y herramientas que aspiran a potenciar diversos procesos de observación y acción territorial que combinan los conocimientos construidos con criterios científicos, saberes y experiencias prácticas no formalizados de los participantes (Girardot y Masselot, 2012). La Inteligencia Territorial es un proceso multidimensional, participativo de gestión colectiva, que ayuda a explicar la dimensión territorial y favorece el reconocimiento y desarrollo de una serie de habilidades y competencias sociocognitivas de los integrantes de una comunidad, permitiéndoles realizar observaciones,