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Sanciones al límite
Como la diplomacia o la guerra, las sanciones son un instrumento de política exterior. Son útiles para presionar a un país cuando viola las normas del derecho internacional, pero también pueden ser un modo nada sutil de intervencionismo.
Hay una gran variedad de formas. Las más utilizadas son las políticas (suspender o romper relaciones diplomáticas, expulsar de un organismo internacional), las militares (embargar armamento) y, sobre todo, las económicas (restricciones al comercio o la inversión).
Han sido iniciativa de un país, de un grupo de países o de organismos internacionales. Se dirigen a toda la economía de una nación o hacia sectores, empresas o individuos específicos.
Se han orientado a un amplio rango de finalidades: resolver disputas territoriales, prevenir o terminar conflictos bélicos, combatir el terrorismo, restaurar o promover la democracia y los derechos humanos.
La coerción económica existe desde la antigüedad, pero se volvió
REPENSAR
Alejandro Gil Recasens
Opine usted: mundo@el nanciero.com.mx muy común durante la Guerra Fría. Con el propósito explícito de frenar la expansión del comunismo, Estados Unidos unilateralmente impidió a China integrarse a la economía mundial e impuso restricciones comerciales a los países del este de Europa y a Cuba.
SISMO, “LA PEOR TRAGEDIA EN UN SIGLO”; VAN 35 MIL MUERTOS enviarán una señal muy clara al presidente –de Rusia, Vladímir– Putin: ‘si usted está jugando un juego de desgaste y piensa que el tiempo está de su lado, entonces está equivocado'”, amenazó Kuleba.
“La unidad con Ucrania sólo crece cada día y definitivamente –Putin– perderá esta guerra”, agregó.
Ucrania reiteró su petición de aviones cazas a los países occidentales, aunque Estados Unidos y sus aliados y socios de la OTAN se mostraron
En 1977 el Congreso aprobó la Ley de Poderes Económicos de Emergencia, que le dio al presidente amplias facultades para penalizar a otras naciones.
Tras el colapso de la Unión Soviética, se moderó el impulso castigador de los americanos y tuvieron que coordinarse con Europa y con la ONU. Su objetivo principal fue la defensa de la democracia y los derechos humanos y se privilegiaron las medidas financieras.
Luego de los ataques del 19 de septiembre de 2001, la intención fue erradicar a los grupos terroristas y, dados los avances tecnológicos que permiten dar un seguimiento puntual de las transacciones financieras, las penas se enfocaron a individuos y corporaciones concretos.
También se amplió la jurisdicción hacia cualquier entidad que haga negocios en dólares o efectúe pagos a través del sistema financiero estadounidense. Con esto se volvió muy complicada la supervisión y se afectó a terceros inocentes.
En la última década, en la medida en que Estados Unidos ve cuestionado su predominio económico, ha recurrido cada vez más a estas soluciones, a pesar de sus más preocupados por la abundante munición que necesita Kiev.
Ucrania dejó claras sus peticiones antes de la reunión del grupo de contacto en la sede de la OTAN, en Bruselas.
El secretario general de la alianza, Jens Stoltenberg, no confirmó si rendimientos decrecientes.
NO FUNCIONAN Si su efectividad se mide por su impacto en el aparato productivo del Estado al que se aplican, casi siempre el daño es mayúsculo. Se distorsionan el comercio y las finanzas, se frena el crecimiento y se empobrece a la población.
Desde luego, la nación castigada puede proteger a sus agentes económicos y redirigir sus flujos de comercio e inversión. En última instancia, ejercer represalias que eleven los costos del otro.
En cambio, si se evalúan de acuerdo con su objetivo declarado u oculto, rara vez son exitosos.
Cuando los griegos prohibieron el comercio con Megara y no les dieron acceso a los puertos atenienses, provocaron la guerra del Peloponeso. Gran Bretaña y Francia no apoyaron las limitaciones que la Liga de las Naciones fijó a Italia por invadir Abisinia. Las restricciones comerciales a Japón no lo disuadieron de conquistar el este de Asia ni de atacar Pearl Harbor.
Poco o nada han mejorado la democracia y los derechos humanos en Corea del Norte, Afganistán, Myanmar, Irán, Siria,