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Denucian que mineras devastan el medio ambiente

SAÚL ORTEGA

L os comisariados ejidales de Cedros y Salaverna, en Mazapil, La Colorda de Chalchihuites y Francisco I Madero, en Morelos, lamentaron que las mineras instaladas en cada una de estas comunidades incumplan con la oferta de empleo, disminuyan los mantos freáticos y devasten el entorno ecológico.

En los cuatro casos, los comisariados ejidales coincidieron que desde la llegada de estas empresas fueron ofertadas fuentes de trabajo para los pobladores; sin embargo, a la fecha, la mayoría de los empleados son extranjeros o provenientes de otras entidades.

Además, aseguraron que el desabasto de agua es un problema que con el paso de los años se agrava por la sobre explotación de los pozos y zonas acuíferas.

En el tema ambiental, la devastación llegó a afectar las zonas de cultivos, por lo que disminuyeron las cosechas.

Un pueblo abandonado

La minera canadiense Pana- merican Silver llegó en 1998 a La colorada, Chalchihuites, con la promesa de oferta de trabajo y desarrollo económico para la región.

Sin embargo, Moisés Guerrero, comisario ejidal, afirmó que de las cien familias que había entonces, sólo quedan 10, quienes tienen que salir de la comunidad todos los días a las rancherías cercanas para trabajar como jornaleros.

A esto suma que la escasez del agua lleva a que los pocos habitantes no puedan sacar provecho de sus tierras.

“Nos tumbaron la comunidad; ofrecen trabajo y no lo

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