Nuestro Tiempo 704

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NUESTRO TIEMPO NÚMERO 704 OTOÑO 2019 11 euros

Número 704 NUESTRO TIEMPO Otoño 2019

Marian Rojas Cómo convivir con la imperfección Qué hacen los mejores docentes Ken Bain traza el perfil del profesor ideal El lujo del 21 Diseñadoras de bolsos con un cromosoma extra

África Un continente que despierta



NUESTRO TIEMPO Otoño 2019 Fundada en 1954 Año LXV. Número 704

Editor Jesús C. Díaz [Com 82] Gerente Carmen Muriel [Bio 92 PDG IESE 08] redacción Ana Eva Fraile [Com 99], redactora jefe Miriam García Munárriz [Com 95] Lucía Martínez Alcalde [Fia 12 Com 14] Marta Gómez [Com 09] Miguel Ángel Iriarte [Com 97 PhD 16] Teo Peñarroja [Fia Com 19] Columnistas Enrique García-Máiquez [Der 92] Paco Sánchez [Com 81 PhD 87] Ignacio Uría [Der 95 PhD His 04] Críticos Arte: Juan Pablo Huércanos [Com 94] Cine: Ana Sánchez de la Nieta Escena: Felipe Santos [Com 93] Libros: Joseluís González [Filg 82] Música: Patxi Garro [Com 89] Series: Alberto N. García [Com 00 PhD 05] Colaboradores en este número Luis Álvarez Atarés, José Manuel Cuevas, Rosa Fernández Urtasun, Rocío García de Leániz, Pedro Lozano Bartolozzi, Javier Marrodán, Manuel Martín Algarra, Miguel Ángel Martínez, Javier de Navascués, María Dolores Nicolás, Álvaro Pérez Arieta, Josean Pérez, Carmen Rodríguez Eyré, Blanca Rodríguez GómezGuillamón, Fátima Rosell, Leopoldo Roux, Álvaro Sánchez León, Sergio Sánchez-Migallón, Alfonso Sánchez-Tabernero, David Soler, Ignacio del Villar. Fotografía Portada: Derrick Boateng. Maru Calamestra, Manuel Castells [Com 87], Pilar Martín Bravo, José Juan Rico Barceló y Fátima Rosell. Ilustraciones Diego Fermín, sr. García y Alejandro Viñuela. Diseño Errea Comunicación Impresión MccGraphics Redacción y Publicidad Facultad de Comunicación Universidad de Navarra 31009 Pamplona, España Atención al suscriptor Palmira Velázquez T +34 948 425 600 (Ext. 80 2590) pvelazquez@unav.edu Edita Universidad de Navarra Suscripción anual España 40 € Europa 50 € Internacional 60 € Web www.unav.edu/nt DL: NA 10-58 / SP-ISSN-0029-5795 La revista no comparte necesariamente las opiniones de los artículos firmados

10 091 ejemplares/ número (2018)

la primera Jesús C. Díaz

Historias de esperanza

La Universidad debe contribuir a la «aventura de devolver el entusiasmo a un mundo cansado». Lo recordó nuestro Gran Canciller, Fernando Ocáriz, durante el acto de investidura de los nuevos doctores honoris causa, y coincido plenamente. Mirar al futuro con optimismo es uno de los rasgos esenciales de las instituciones educativas, aunque muchas veces no resulte fácil. Determinadas circunstancias ponen entre signos de interrogación el juicioso dicho castellano «La esperanza es lo último que se pierde». Pero, quizá, tras esa somera mirada inicial, y observando con más esmero, brillen señales de que cabe esperar algo mejor, algo mayor aún. Puede sorprender que uno de los libros más vendidos en España en 2019 se titule Cómo hacer que te pasen cosas buenas. En cambio, si uno le echa un vistazo descubre que su autora, Marian Rojas Estapé [Med 07], ofrece motivos para afrontar positivamente la vida. «Para superarse es necesario asumir el error y la imperfección, y reírse de uno mismo», cuenta en una entrevista en este número. Se puede pensar también que los jóvenes salen de las aulas desilusionados y poco preparados para la vida adulta. Sin embargo, basta fijarse un poco más para encontrarse con personas como el veterano profesor Ken Bain, que defiende en estas páginas la necesidad de un cambio en el modelo educativo que lleve a los estudiantes a perder el miedo a equivocarse. Otro tópico: en África se ve lo peor de la humanidad. Y aunque es un hecho que todavía existen conflictos armados, líderes déspotas, hambre, extrema pobreza y corrupción, no deja de ser cierto que a esta región del planeta la han llamado algunos el «continente de la esperanza». La verdad es que África se mueve y hay una juventud con acceso a formación cualificada y deseos de dar soluciones africanas a problemas africanos que está tomando las riendas de muchos países. El mercado laboral se convierte con frecuencia en un motivo de zozobra. ¿Ha pensado usted lo complicado que resulta buscar trabajo si sufre síndrome de Down? Y una vez más encuentro razones para la esperanza, en esta ocasión en la historia de Eva Juárez, Teresa Geisser y María Iglesias, tres chicas con capacidades diferentes que han impresionado al mundo con sus diseños de bolsos gracias a «El Lujo del 21», una iniciativa de la firma Magalie, ISEM Fashion Business School de nuestra Universidad y la fundación Down España. Termino, cómo no, animando a leer estas historias con esperanza. En este tiempo nuestro hay muchos argumentos para mirar al futuro con confianza y optimismo. Tenían razón el Gran Canciller y el refranero español. Efectivamente, la esperanza es lo último que se pierde. jediaz@unav.es

Member of CASE

otoño 2019  Nuestro Tiempo —01



#704 GRANDES TEMAS ENTREVISTA ken bain

ENTREVISTA MARIaN ROJAS [Página 20] La co-

nocida psiquiatra reivindica la propia imperfección como forma de vivir en un mundo hiperexigente.

áfrica, mayor de edad

[Página 06] La juventud y la democracia

transforman el continente a pasos agigantados y a ritmos muy dispares.

campus

[Página 104]

el lujo del 21

[Página 44] Las personas con síndrome de Down trabajaban tradicionalmente en actividades mecánicas, pero no creativas. Hasta ahora.

Alfonso SánchezTabernero sostiene que hacer una universidad de inspiración cristiana es un reto apasionante.

alumni

universidad y esperanza

[Página 62] En los nombramientos de doctores honoris causa, Fernando Ocáriz, como sus predecesores, habló de la Universidad como lugar de esperanza.

[Página 38] Ken Bain, autor del superventas Lo que hacen los mejores profesores universitarios, pide que las universidades sean espacios donde los alumnos puedan equivocarse.

una aventura épica

elogio de un café

[Página 60] Pedro

entrevista RUTH FINE

[Página 64] La nueva doctora discurre sobre los diálogos secretos entre Borges y Cervantes, y las relaciones entre España, América e Israel.

Lozano se tomó, probablemente, uno de los primeros vinos que sirvió Faustino. Ahora que cambia de manos, recuerda lo vivido allí.

Campus Alumni Cultura Ensayo

52 70 84 104

carta desde...

nueva presidenta alumni

[Página 70] Para Inés García Paine [Com

93], el mejor activo de la Universidad son sus 120 000 antiguos alumnos repartidos por más de cien países.

COLABORAN Rosa Fernández [Página 36] Para saber qué autores clásicos siguen vigentes, ¿hay que preguntar a los expertos o a los lectores?

Carmen Rodríguez Eyré [His 68] se marchó a Jerusalén de voluntaria y se ha quedado en la ciudad de las mil culturas.

[Página 80]

firmas

Ignacio del Villar [Página 52] Jérôme Lejeune es un modelo de integridad para los científicos actuales.

Historias con esperanza, Jesús C. Díaz 01 Me hacen caso, Enrique García-Máiquez 18 Cervantes, campeón, Rosa Fernández Urtasun 36 Jérôme Lejeune, Ignacio del Villar 52 Jóvenes snowflake, Miguel Ángel Martínez 82 Rodeados de belleza, Ignacio Uría 102 La edad del bacalao, Paco Sánchez 112 otoño 2019  Nuestro Tiempo —03



trinos del campus

Las voces del campus en Twitter. «“Las instituciones universitarias tienen una tendencia a convertir las diferencias de opinión en batallas intelectuales”. Leo esto de @FranzHeukamp en @NTunav y probablemente sí existe esa tendencia» @NewsReputation

«Gracias @NTunav por refrescar la hemeroteca con este reportaje también de @pvilella y recordar que este drama tiene un origen en las leyes de asilo de la UE y las de extranjería que NO han mejorado ni cambiado, sino que han empeorado estos últimos años. #OpenArms #Lampedusa #DDHH» @caravinagre

«Pudimos escuchar a Bibi Russell en @etsaunav con los alumnos de Diseño y fue una maravilla. ¡Qué gran mujer!» @rcascales «Desde pequeña elige buenas lecturas» @msaenzdevit

«Ante la muerte me decía una amiga: “Ahora voy más despacio para disfrutar el tiempo que me queda”. Gran sabiduría. #finaldevida» @carmininn «“Quien ama algo no lo olvida (...) y gracias a ese amor se te ocurren cosas nuevas”. Elogio de la memoria, en @NTunav» @rmaragu

«Efectos del mal uso del poder: indiferencia, frialdad, pérdida del sentido del riesgo, instrumentalización del ciudadano, juicio simplista, sobrevaloración personal, humillar en público, etc. Comparto artículo de @NTunav, que encontré de casualidad» @giulianacaccia «Antonio Fontán fue un gran promotor de las Humanidades en las instituciones públicas y académicas. Ahora, por ejemplo, el área de Latín y Griego (incluyendo el Diccionario Griego Español) del CSIC se está extinguiendo. Al contrario que otras áreas» @sanchezgalera

«Este columnista de Nuestro Tiempo es un quintacolumnista. Sólo por el «sólo», aunque esté solo» @EGMaiquez «Leer artículos de @NTunav, al azar, con el desayuno es un privilegio de los días de vacaciones» @cpueyolo «Fue un placer poder contar, desde la distancia, este viaje “transformador” al que tienen el privilegio de acceder los alumnos de Ciencias Ambientales de @cienciasunav y que, aseguran, les devuelve más comprometidos aún con el ser humano y el planeta! ¡Gracias, @NTunav!!» @LJuamperez «Cuando te sientes mal y no encuentras la causa, no añadas a tu malestar un sentimiento de culpabilidad. A veces las causas son difusas, y las personas somos complejas, pero tu mejor ayuda será afrontar las dificultades creyendo y confiando en tus posibilidades» @mjalavareyes «En el último número de la revista @NTunav se publica la crónica de una de las mejores locuras periodísticas de los últimos meses (incluso años)» @javiermarrodan

«Si escribiéramos los tuits antes a mano (o en un documento de Word), el mundo de #Twitter sería mucho mejor. ¿Por qué no nos damos un poco más de tiempo para pensar y tratar a las personas como personas?» @perezlatre «¡Orgullosos de los @alumni_unav de #MedUNAV! Juan Higuera [Med 13], premio al mejor residente de Madrid del @Icomem_Oficial. “El afán investigador de @unav me llevó a publicar durante mi residencia más de 30 trabajos nacionales e internacionales”» @MEDunav

«Uno termina su carrera en la Universidad pero no se va de ella ya nunca ;-)» @alumni_unav «¡Gracias, @unav @alumni_unav @NTunav! ¡Un honor ser alumni, gratitud por dar visibilidad a la discapacidad y al proyecto del #GrupoSocialONCE, por ser parte de la inclusión! ¡Seguimos! ¡Abrazos!!» @attitudefr_go [Fernando Riaño, Der 00] otoño 2019  Nuestro Tiempo —05


Grandes temas La otra cara de África

África se mueve

El continente es cada vez más joven y urbano. Atraviesa una regeneración democrática —dieciocho países africanos convocan elecciones en 2019— y un crecimiento exponencial de la población, que duplicará sus habitantes en 2050. Los deseos de cambio y protagonismo de una nueva generación se presentan clave en una región que se desarrolla a distintas velocidades. texto David Soler Crespo [Com 17] @david4soler y José Manuel Cuevas [His Com 18] @JoseManCuevas fotografía Derrick Boateng @derrick_o_boateng

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Grandes temas La otra cara de África

4 de abril de 2019. las tropas del mariscal jalifa Haftar comienzan el ataque a Trípoli, la capital de Libia. El objetivo es derrocar al Gobierno de unidad reconocido por la comunidad internacional y respaldado por la ONU. Una semana después da comienzo la Semana Santa en España con el precio del combustible en máximos anuales. No es coincidencia. Libia es el cuarto país desde el que España importa más petróleo, por el que pagaba hasta 2 000 millones de dólares en 2017. El primer exportador también es africano: desde Nigeria llegan el 15 por ciento de las reservas de oro líquido. «Seguirán sucediendo cambios en Europa y en España, y África seguirá a catorce kilómetros de nuestras costas cada vez más poblada, más joven, más compleja y con más oportunidades». Ramón-Gil Casares es uno de los españoles que mejor conoce el continente africano. Ha estado destinado en Guinea Ecuatorial, ha sido embajador en Sudáfrica y Sudán del Sur y asesor en la Dirección General de Política Exterior para África; ahora ejerce de embajador de España en Egipto. Con una edad promedio de dieciocho años, África acaba de cumplir la mayoría de edad, mientras que Europa ya es cuarentona. El continente inauguró en mayo el Área Continental Africana de Libre Comercio, la mayor zona sin aranceles del mundo. Simultáneamente, el Reino Unido deja la Unión Europea y en Estados Unidos las políticas proteccionistas avanzan. La región subsahariana cuenta con veintiuna de las treinta metrópolis que más rápido se expanden en el planeta, mientras que el Este de Europa acoge la franja de ciudades más decrecientes en población. Han quedado lejos los problemas con los que se encontraron los nuevos Estados africanos al conseguir la independencia. Los líderes inexpertos que llegaron entonces al poder tenían la difícil tarea de gobernar países artificiales, trazados con regla por las potencias europeas entre 1884 y 1885 en la Conferencia de Berlín sin considerar las diferencias étnicas y culturales. África ha cambiado mucho desde el comienzo de la descolonización. En el continente hay países cuyos índices de gobernabilidad y democracia son cada vez mejores y en los que hacer negocios aumenta su atractivo. Sin embargo, persisten conflictos devastadores como el de Sudán del Sur, y líderes déspotas como el dictador Teodoro Obiang en Guinea Ecuatorial. Además, la región aún es la zona con más pobres. A pesar de todo, la situación general ha progresado. 08—Nuestro Tiempo  otoño 2019

Por ejemplo, en marzo de 2019 más africanos salieron de la pobreza de los que entraron en ella; una tendencia que probablemente seguirá al alza hasta llegar a una reducción de la pobreza de un millón de personas en 2020. Es un continente en movimiento. Sus instituciones, su gente y sus negocios avanzan en un territorio vasto y lleno de oportunidades. «Para descubrirlas, debemos hacer el esfuerzo de volvernos hacia el sur con una mirada distinta», asegura Gil-Casares. Al borde de la segunda década de este milenio, hay una alta efervescencia en el estado del continente, sus habitantes e instituciones. avances a ritmos dispares en calidad institucional. A sus veintidós años, a Alaa Salah no le tembló el pulso al subirse a un coche en medio de la revolución contra el Gobierno de Sudán en Jartum. Una vez arriba, comenzó a recitar un poema puño en alto: «Las balas no matan. Lo que mata es el silencio de la gente». La imagen de la joven dio la vuelta al mundo como símbolo de la resistencia del pueblo sudanés, harto de treinta años de dictadura. La fotografía fue tomada el lunes 8 de abril y al cabo de tres días dimitía el presidente Omar al-Bashir ante la presión de una generación joven que no quiere ver a sus dirigentes vestidos con chaquetas verdes y condecoraciones de guerra. Tres meses después, Sudán ya tenía un gobierno de transición y una hoja de ruta para celebrar sus primeras elecciones democráticas de aquí a tres años. La salida de Al-Bashir coincidió con la de su homólogo Abdelaziz Buteflika en Argelia, también ante una tensión ciudadana que se manifiesta todos los viernes desde el 22 de febrero exigiendo un gobierno civil. A esas protestas se les unió el acuerdo de paz en Mozambique entre gobierno y oposición firmado en agosto, que puso fin a un resurgimiento del conflicto derivado de quince años en guerra. También ayudó el compromiso del presidente y el líder opositor sursudaneses de formar un nuevo gobierno de coalición en noviembre que aporte estabilidad al país más joven del mundo, que no ha conocido la paz en sus primeros ocho años de existencia. Estos hechos han ocurrido en menos de cuatro meses. Las demandas de democracia se suman a un total de dieciocho elecciones que se extenderán por África este 2019, que van a encaramar este fenómeno de participación ciudadana a una cifra récord.


El índice de democracia anual plasmado por The Economist Intelligence Unit destaca en los meses de este mismo año la «notable mejora» en la participación política en África subsahariana el lustro anterior. Por su parte, el estudio de gobernanza elaborado por la Mo Ibrahim Foundation prueba que, en la última década, en 38 de los 55 países —lo que perfila a dos tercios de la población total— los ciudadanos se han involucrado más en los asuntos públicos. Sin embargo, la estabilidad institucional y el buen gobierno no evolucionan al mismo ritmo en los cincuenta y cinco países africanos. Los registros de Mo

Ibrahim, entre otros, muestran cómo la diferencia se agranda entre unos y otros. En los últimos tres años, veintiocho Estados consiguieron su mejor resultado en términos de gobernanza, mientras que otros dieciocho obtuvieron su peor calificación. El país que más ha avanzado es Costa de Marfil, que tras salir de una segunda guerra civil en 2011 ha mejorado en doce puntos. En el extremo opuesto se encuentra Libia, un Estado fallido dividido en facciones y en conflagraciones bélicas desde la Primavera Árabe de 2011, en la que cayó el dictador Muamar el Gadafi. otoño 2019  Nuestro Tiempo —09


Grandes temas La otra cara de África

Con todo, el progreso democrático, la preparación para gobernar y la profesionalidad institucional de los Estados africanos se han desarrollado considerablemente con respecto a sus primeros años de independencia. «Cuando yo empecé en los años setenta y ochenta en la diplomacia, teníamos enfrente Estados nuevos que nos presentaban una cara que no era de verdad», rememora Gil-Casares, quien recuerda una anécdota de aquella época que ocurrió en un país vecino de Guinea Ecuatorial. El actual embajador de España en Egipto cuenta que funcionarios españoles renegociaron la deuda y, al llegar a un acuerdo, los dirigentes africanos no se decidían a firmar. «Uno de los españoles fue a hablar con un director general para preguntar por qué no lo hacían y aquel político le dijo: “Es que en realidad no entendemos lo que estamos firmando”». Hoy Gil-Casares se atreve a

El anciano dictador Teodoro Obiang Nguema (Acoacán, Guinea Española, 1942) es el presidente que más tiempo lleva en su cargo en el mundo. Formado en la Academia Militar de Zaragoza, suma cuarenta años en el poder de la excolonia española de Guinea Ecuatorial, desde que derrocó a su tío Francisco Macías Nguema en un golpe de Estado con el beneplácito de España en 1979. Es el paradigma del viejo líder político africano que maneja su país como el patio de su casa. La pequeña nación occidental es el sexto productor de petróleo 10—Nuestro Tiempo  otoño 2019

del continente y el lugar del mundo con mayor diferencia entre el PIB per cápita y el desarrollo humano. Toda la riqueza va a parar a manos de la familia de Obiang, un lavado de dinero por el que lo investigan fuera del país y le ha permitido coleccionar coches deportivos a su hijo Teodorín (1968), vicepresidente y fiel escudero listo para el relevo. El heptagenario dictador disfraza la nación de democracia celebrando elecciones amañadas —las últimas, en 2017— en las que a los votantes les obligan a enseñar la papeleta para mostrar que no votan a la oposición, silenciada a base de represión y muertes. Con su autoritarismo echó incluso a la empresa productora de Cola Cao y ha convertido a Guinea Ecuatorial en la Corea del Norte de África.

asegurar que tanto este y otros Estados africanos han emprendido una nueva etapa. A pesar de todo, se agranda la división entre países africanos que mejoran y otros estancados o en retroceso, de acuerdo con Grace Obado, presidenta de la sección española del laboratorio de ideas África 2.0. Esta especialista destaca la necesidad de contar con unos gobernantes que realmente busquen el bien de la ciudadanía. «El avance depende de la suerte de tener un dirigente que quiera hacer políticas para el progreso del país», recalca, y sugiere como propuesta invertir en la formación de líderes, particularmente jóvenes, como elemento clave para el desarrollo de instituciones fuertes. Ese propósito es incompatible con una característica común en varios países africanos: el neopatrimonialismo de los políticos, es decir, su tendencia a actuar como Vito Corleone en El Padrino, gobernando para una clientela cerrada. Esto se vive en Sudán y Argelia, con élites que han dirigido la nación durante décadas y ahora dejan caer a su presidente para lograr un acuerdo con el que seguir controlando el país. Algo similar ocurrió en Zimbabue, donde el Ejército obligó en 2017 al expresidente Robert Mugabe a dimitir después de treinta años y de intentar posicionar a su mujer como vicepresidenta, arrinconando a los prohombres del partido. En África, de hecho, se encuentran seis de los diez jefes de Estado más longevos del mundo. La lista la encabeza el dictador Teodoro Obiang, que en agosto cumplió cuarenta años en el poder de Guinea Ecuatorial, y le siguen los presidentes de Camerún, República del Congo, Uganda, Chad y Eritrea. Ninguna de estas repúblicas se considera un Estado democrático. Un alto número de sus líderes son exguerrilleros que combatieron por la independencia de sus naciones, lo que para muchos los legitima todavía para gobernar. Por eso, los que nacieron después de la liberación se califican como ciudadanos de segunda línea que deben respetar a sus mayores. En ese sentido, Gil-Casares destaca el poder de una generación africana que dispone de cada vez más acceso a internet y a medios de comunicación y que es consciente de los movimientos más allá de sus fronteras. «Los jóvenes tienen unos deseos de cambio mayores y se identifican con otras instituciones que no son la tribu», asegura. «La juventud es la gran oportunidad del cambio». Gil-Casares anota que «la edad promedio de la población en África subsahariana es de veinte años, mientras que la de sus líderes es de 62. En cambio,


la edad media de la OCDE es de 42 años y la de sus líderes de 54». El embajador español recomienda a los países europeos respaldar las peticiones de regeneración de la juventud ya que, de lo contrario, pueden producirse cambios violentos. Dos medidas que muchos países han adoptado ante la presión de la sociedad civil son el multipartidismo y limitar el tiempo de los mandatos presidenciales. Algunos, como Kenia, vivieron en 2002 la primera transición pacífica entre partidos y en otros —como Sudáfrica— el cambio de presidente es habitual al cumplir dos mandatos, aunque sean

mismo partido. Un estudio del Navarra Center for International Development (NCID) muestra que esta política ayuda a traer estabilidad y avances democráticos en aquellos Estados que respetan los mandatos, aunque cada palmo de terreno ganado para la democracia es frágil. La voluntad y el poder de los líderes pueden fácilmente revertir los cambios. Eso mismo ocurrió en Kenia, donde en 2007 los candidatos presidenciales agitaron el odio interétnico y provocaron una violencia que arrastró más de 1 400 muertos en dos meses y dejó el territorio al borde de la guerra civil. otoño 2019  Nuestro Tiempo —11


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Es ahí, de nuevo, donde se demuestra lo necesario de un líder que oriente el rumbo con deseo de cambio. En Etiopía, Abiy Ahmed llegó al poder en abril de 2018 con promesas de apertura, reforma y conciliación étnica. A las pocas semanas había liberado a presos políticos y dos meses después llegó a un acuerdo con la vecina Eritrea, con la que se abrió la frontera después de dos largas décadas. En un país controlado de facto por un partido y con una sociedad desmenuzada entre ochenta grupos étnicos, Ahmed busca, a sus 42 años, la democratización y la unidad nacional para traer estabilidad al país con mayor crecimiento económico del mundo, por encima del 7,9 por ciento del PIB anual. Ahmed es un ejemplo de una generación de políticos jóvenes educados en un mundo globalizado y

La esperanza de Etiopía Abiy Ahmed Ali (Beshasha, Etiopía, 1976), que recibió el premio Nobel de la Paz en octubre de 2019, ha revolucionado su país y el Cuerno de África en poco más de un año como primer ministro. Ha firmado la paz con la vecina Eritrea y ha abierto las fronteras, que llevaban veinte años cerradas; ha despenalizado a tres partidos de la oposición considerados como grupos terroristas y ha dado la bienvenida a sus líderes de vuelta desde el exilio; ha nombrado un gobierno paritario e intercedido para elegir por primera vez una 12—Nuestro Tiempo  otoño 2019

presidenta etíope, y ha comenzado a liberalizar un sector público heredero de la época comunista que acabó en 1991. Exponente de una hornada de nuevos políticos, sus acciones le han valido entrar en la lista Time de las cien personas más influyentes del mundo. Ahmed llegó al poder en abril de 2018 tras la dimisión de Hailemariam Desalegn con la nación en estado de emergencia. Su partido le eligió por su carácter conciliador y por ser de la etnia oromo, la mayoritaria de Etiopía y que jamás había dado un primer ministro. Sin embargo, su política de aperturismo ha hecho aflorar las tensiones étnicas, como dejó patente el golpe de Estado en junio contra el Gobierno de la región de Amhara. Ahmed todavía tiene la difícil papeleta de conjugar una paz estable en un país acostumbrado a resolver con mano dura las diferencias.

de un sentido político más amplio que las lógicas de poder basada en las etnias. «Importa mucho el líder que está detrás de las instituciones, casi más que la institución en sí», dice Obado. En un momento de cambio generacional y de crecimiento demográfico, la juventud africana da pasos al frente para tomar el poder e impulsar un crecimiento inclusivo. el presente de áfrica es joven y urbano. En la capital de Kenia, Nairobi, Isaac Muasa vive entre cuatro chapas de metal que hacen de casa. En ella se hacina en un pequeño salón y un cuarto con su mujer y sus tres hijos, el último recién nacido, Luther King Jr. Tiene 33 años, está desempleado y es vecino del barrio de Mlango Kubwa, situado en Mathare, el segundo mayor asentamiento informal y el más antiguo de Nairobi. En un área de apenas ocho kilómetros cuadrados tienen su vivienda entre 600 000 y 800 000 personas, más del doble de los 300 000 que habitaban la capital cuando Kenia consiguió la independencia del Reino Unido en 1963. Hoy, Nairobi tiene 4,5 millones de habitantes. El 60 por ciento vive en lugares de chabolas como Mathare, que tan solo ocupan un 5 por ciento del terreno. Atraídos por las oportunidades de la ciudad, muchos jóvenes —como Muasa— han dejado las zonas rurales para asentarse en núcleos urbanos.Según Brookings Institution, en 2030 tendrá ya diecisiete ciudades que sobrepasarán los cinco millones de habitantes y noventa por encima del millón. Al éxodo rural se le une un crecimiento demográfico notable. Mientras Europa languidece —España, por ejemplo, cuenta más muertes que nacimientos—, en África esperan duplicar sus 1 200 millones habitantes para el año 2050. De acuerdo con un informe de la Comisión Económica para África de Naciones Unidas (UNECA), para entonces el 56 por ciento de los africanos residirá en ciudades. Dos retos decisivos marcan la agenda para los próximos treinta años: cómo integrar a las 867 millones de personas que según la UNECA se prevé que emigren del campo a la ciudad y cómo insertar en el mercado laboral a los 362 millones de jóvenes entre quince y veinticuatro años que habrá en el continente. Para lo primero urge mejorar las infraestructuras. «Si estás en el centro de la ciudad, no es muy diferente a países desarrollados, pero al salir ves la necesidad de mejorar esas infraestructuras básicas», asegura Carlos Reyes, jefe de los fondos para África en la International Finance Corporation (IFC), rama de inversión privada del Banco Mundial.


Reyes señala que, «en Nairobi, el 88 por ciento de los trabajos está disponible si tienes coche, pero solo el 23 por ciento si tienes que ir en bus y el 7 por ciento si vas andando. La inversión en infraestructuras básicas no tiene solo externalidades positivas en medioambiente o salud, sino también en crecimiento económico», expone. Ahora bien, la migración masiva hacia las ciudades también puede repercutir de forma devastadora sobre el medioambiente debido a la saturación de las urbes y el abandono de las zonas rurales. Una situación que vivió Ciudad del Cabo, la segunda más

rica del continente, a la que una grave sequía estuvo a punto dejar sin agua. Bridgetti Lim Banda, un ama de casa que fundó la ONG Cape Town Water Crisis a raíz de este problema, fue una de las casi cuatro millones de personas que se vieron obligadas a vivir con un máximo de cincuenta litros al día y la amenaza real de que llegara el denominado Día Cero, la jornada en que se cerrarían los grifos. Ella tuvo que olvidar la ducha caliente diaria que le permitía calmar su dolor crónico de espalda y pasar a elegir cuándo tiraba de la cadena del inodoro. La falta de agua es un problema que afecta a toda África y una investigación publicada otoño 2019  Nuestro Tiempo —13


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en el Journal of Human Environment calcula que el 76 por ciento de la población vivirá en áreas con escasez de agua en 2025. «En un continente donde la agricultura aún representa mucho del PIB, la solución es ayudar a crecer a esa zona de campo», pronostica Blanca MorenoDodson, directora del Center for Mediterranean Integration del Banco Mundial. «Además, el desarrollo rural permite afrontar los problemas de inseguridad alimentaria, proteger los ecosistemas y mejorar el medioambiente». Una de las principales amenazas para revertir el abandono rural es el cambio climático: la subida de las temperaturas y del nivel del mar, la pérdida de biodiversidad, la acidificación de los océanos y la desertificación mueven a la población del campo a la ciudad. Los efectos de esta última en la degradación de la tierra pueden llevar a un aumento de la desnutrición en un 20 por ciento en 2050, según cálculos de la agencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura(FAO). Además, todos estos cambios pueden derivar a la larga en conflictos y desastres naturales que conlleven la migración de agricultores y ganaderos hacia las ciudades. En Nigeria, por ejemplo, la desertificación de las zonas del norte del país abrió una pugna entre los ganaderos y los agricultores. Los primeros, nómadas de etnia fulani, acostumbraban a migrar por el norte del país, pero nunca habían bajado a la zona media, donde los labradores ocupan las tierras más ricas. Sin nada con que alimentar a sus animales, ocuparon los campos de los agricultores y se inició un enfrentamiento por los recursos naturales que ha escalado hasta contar diez mil cadáveres en la última década. La dureza de los ganaderos fulani, armados y organizados, les ha llevado a ser considerados uno de los peores grupos terroristas del mundo por el índice de terrorismo global del Institute for Economics and Peace. África está en movimiento pero no solo del campo a la ciudad, sino también cruzando aduanas. En 2017, hasta 36 millones de africanos traspasaron la frontera de su nación en busca de una vida mejor, lo que supone un 14 por ciento de los migrantes de todo el mundo. Pero tan solo una minoría atravesó el Mediterráneo. El 75 por ciento de los que emigraron en la región subsahariana lo hicieron a otro país del mismo continente, una cifra que se reduce a algo más del 50 por ciento si contamos la zona del Magreb. Quienes cambian de continente suelen estar más cualificados y contar con mayores recursos económicos, por lo que las migraciones más numerosas 14—Nuestro Tiempo  otoño 2019

ocurren entre Estados de una misma región. Un claro ejemplo es la diáspora de Zimbabue a Sudáfrica. En un país de poco más de quince millones de habitantes, algunos cálculos indican que hasta cinco millones de personas se han trasladado al país vecino. Existen razones muy variadas para emigrar, pero sin duda «la inestabilidad política, la falta de buena gobernanza y la disparidad socioeconómica originan la mayoría de los movimientos en África», tal y como afirma Moreno-Dodson. La economista garantiza que desde 2015 los países del Magreb han comenzado a acoger inmigración: «Se aprecian polos de entrada sobre todo en las grandes ciudades de Marruecos, Egipto y Túnez, aunque todavía no son receptores netos, aún son más los que salen que los que llegan». El futuro de África es joven y urbano. Personas como Isaac Muasa ya desarrollan su vida en las ciudades en lugar de heredar las tierras de su familia. Uno de los mayores retos de esa migración es poder absorber la demanda de empleo y espacio físico, más aún en un continente que a la hora de ofrecer servicios básicos como empleo y vivienda dignos, agua y saneamiento, electricidad e infraestructuras de transporte, avanza a distintas velocidades. lucha contra la pobreza extrema. En el planeta, de los 1 900 millones de personas que pasaban el día con menos de 1,90 dólares en 1990, ahora queda menos de un tercio. Entonces, un 36 por ciento de la población sobrevivía en la pobreza extrema; ahora, un 7,8 por ciento. Este fenómeno, no obstante, es cada vez más africano, porque los países del Sudeste Asiático y el Pacífico han reducido drásticamente esta lacra. Por un lado, algunos países del continente son paradigmas de desarrollo: Ruanda y Etiopía han escapado de graves conflictos para convertirse en dos de las repúblicas con una mayor expansión económica, mientras que Ghana y Senegal han llegado a ser dos ejemplos de naciones con un crecimiento medio y estabilidad. Sin embargo, sigue habiendo Estados que no logran legitimarse, como República Democrática del Congo, República Centroafricana y Sudán del Sur. «Es en estos territorios frágiles, presas del conflicto, donde se prevé que se concentre el 80 por ciento de la pobreza extrema en torno a 2030», vaticina Stefan Dercon, director del Centro para el Estudio de Economías Africanas de la Universidad de Oxford. Para combatir la pobreza y promover el desarrollo, Dercon señala tres factores clave. El más elemental es la combinación de paz y estabilidad. Se requiere


también un Estado efectivo que permita la elevación económica y la creación de un sistema social. Por último, unos líderes comprometidos pueden inclinar la balanza por el lado del futuro. «Para lograrlo hay que superar la disyuntiva de políticas proestado o promercado», afirma. «Además, obliga a gobernar más allá del periodo de elecciones, con una rendición de cuentas continua». En Etiopía y Ruanda se dieron procesos de desarrollo ligados a la figura de sus líderes políticos, hombres de Estado con amplitud de miras. Un gobernante malo, en cambio, frena el progreso de su nación. Ahí

están los casos de Uganda, Tanzania y Kenia, donde los jefes acapararon las millonarias riquezas para sí mismos y para quienes los apoyaban. En Kenia, por poner un ejemplo, la división étnica en la política ha llegado a normalizar la expresión «es nuestra hora de comer» entre los afines al presidente. Con este panorama, la participación directa de países terceros es cada vez más importante para apoyar el crecimiento económico de los Estados, promover el desarrollo político pacífico y aportar soluciones a largo plazo basadas en la confianza mutua. Se ha vuelto también crucial la Unión Africana (UA), una otoño 2019  Nuestro Tiempo —15


Grandes temas La otra cara de África

organización supranacional que se traza como objetivo la unidad política y socioeconómica de los 55 estados asociados. Se creó en 2002 como sucesora de la Organización para la Unidad Africana (OUA), una entidad panafricanista y socialista contra el colonialismo y el apartheid. También se ha transfigurado el papel de los países occidentales. Por ejemplo, la Unión Europea ha cambiado su política para el desarrollo en África, a través de EuropeAid, que ha dejado de ofrecer donaciones para otorgar créditos con los que pretende dinamizar la economía de sectores específicos tratando a los Estados de igual a igual. En cuanto a lo privado, proliferan las empresas del Viejo Continente, sobre todo españolas y de los sectores energético y de infraestructura, que están haciéndose presentes en el mercado africano aprovechando la mejora de condiciones en algunos países como Sudáfrica, Nigeria o Ghana. Como complemento a esa apertura, la búsqueda de soluciones africanas a problemas africanos también es una idea cada vez más presente. Ejemplo de ello es la entrada en vigor, el 30 de mayo de 2019, del Área Continental Africana de Libre Comercio, un espacio con un objetivo político y económico común que se ha puesto por escrito en la Agenda 2063 de la Unión Africana como primer paso para lograr un mercado común y una moneda única al estilo europeo. Esta agenda es la gran apuesta para consolidar el panafricanismo y el desarrollo inclusivo y sostenible, a través del apoyo mutuo en políticas que permitan a los países dar un paso al frente en el escenario global. Una medida reciente es la puesta en marcha en agosto del gobierno de transición en Sudán tras ocho meses de protesta. La Unión Africana lo suspendió en junio como país miembro tras la represión a los manifestantes y se involucró directamente en las negociaciones, que

Un fotógrafo de iPhone Las fotografías de este reportaje son de Derrick O. Boateng (Accra, Ghana, 1998). «Quiero cambiar la percepción que tiene la gente de África», cuenta. «Quiero mostrar al mundo los momentos felices que vivimos nosotros, los africanos, nuestras culturas y nuestras extraordinarias formas de vida». Tiene 21 años, estudia Económicas en la Universidad de Accra y desde 2017 trabaja al otro lado de la cámara. Saca sus fotografías con el móvil y las edita también en ese soporte. Utiliza colores planos y muy vivos, y procura que el espectador pueda imaginar una historia naciendo de cada una de sus imágenes. En Instagram es @derrick_o_boateng 16—Nuestro Tiempo  otoño 2019

se cerraron en Etiopía con la mediación del primer ministro etíope, Abiy Ahmed. Sin embargo, para poder actuar con libertad, los Estados todavía deben comprometerse más con el proyecto común de la Unión Africana tanto política como económicamente, ya que la financiación aún depende en un 54 por ciento de las ayudas al desarrollo de la comunidad internacional. El presidente de Ruanda, Paul Kagame, subrayó esta prioridad al establecer en 2018 el objetivo de que cada país miembro aporte el 0,2 por ciento de su presupuesto a financiar la organización supranacional, una cifra que solo cumplen catorce Estados. áfrica, protagonista en su desarrollo y diversidad. La complejidad y diversidad que reúne el término África supera los lugares comunes y las formas tradicionales de contar lo que sucede en un continente con distintas realidades, lenguas y culturas, y en el que la situación política y socioeconómica puede variar enormemente de un país a otro, al margen de las historias comunes. Por eso es necesario abrir el foco e intentar mostrar matices y complejidades. Cristina Manzano, directora de Esglobal, medio de análisis de asuntos internacionales, considera que las visiones tradicionales de África que ofrecen la cooperación y las misiones militares condicionan la imagen que se tiene del continente desde fuera, lo que lleva a generalizar. «No podemos evitar examinar el mundo desde una perspectiva eurocéntrica», sentencia. Por eso aboga por marcos temáticos más transversales, como el empoderamiento de la mujer, la rápida urbanización o la lucha contra el cambio climático, y por una mayor diversidad de voces en los estudios, incluyendo a la academia, la diplomacia y la empresa, para que aporten información y conocimientos que no se obtienen tradicionalmente a través de las ONG. Para Manzano, esta necesidad viene dada también por el escaso interés que, en su opinión, despiertan los asuntos africanos, situación que atribuye a un círculo vicioso en el que se relacionan la sociedad civil, la cultura, el desinterés de los políticos y la crisis de los medios de comunicación. En ese intento por conocer en profundidad han salido adelante posturas pesimistas y optimistas sobre el presente y el futuro de África. Ambas corrientes se quedan cortas, de entrada, porque a más de cincuenta países no se les puede aplicar la misma vara de medir. África está en movimiento. En el continente aún hay conflictos armados, gobernantes autoritarios, inseguridad alimentaria, migración forzada, pobreza


extrema y corrupción, entre otros problemas sin solución a corto plazo. Pero al mismo tiempo son cada vez más los países cuya población va en aumento, en los que se multiplica el acceso a servicios sociales básicos y la economía crece, lo que amplía las posibilidades de que los efectos de ese desarrollo lleguen a más personas. El turno es, precisamente, para una juventud que pide paso y que ya protagoniza cambios políticos. Nuevos líderes que, junto con un mayor peso de la Unión Africana y unas relaciones renovadas con la comunidad internacional, desde lo público y lo privado, pretenden que el continente sea dueño de su desarrollo. Buscan dar soluciones africanas a problemas africanos.

Los testimonios recogidos en este reportaje se recopilaron en el evento «África, un presente con futuro», organizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Navarra Center for International Development del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra, el 30 de mayo de 2019 en la sede de Casa Árabe, en Madrid.

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ahora bien Enrique García-Máiquez

Me hacen caso

heráldicos y brillos de vidriera en sus anillos y collares, que llameaban llamando la atención sobre la dignidad de su cargo, pero, por dentro, el hombre llevaba una áspera camisa de estameña o de pelo como mortificación y recuerdo de su condición caduca. En cambio, el moderno ejecutivo o político viste trajes muy sobrios de colores oscuros, pero qué suavidades y lujos interiores. Pasa con quien dice la verdad: por fuera, parece un displicente, quizá, o un dogmático, o un pedante, pero cuánto esfuerzo interior por descubrirla, por no falsearla, por no flaquear. El otro maestro lo fue directamente en la Universidad de Navarra. Don Álvaro d’Ors llamaba la atención sobre las —en apariencia— incoherentes palabras del centurión que pide a Jesús la curación de su criado: «Porque también yo soy hombre sometido a obediencia, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a este: “Ve”, y va; y al otro: “Ven”, y viene; y a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace». Con el sentido dramático del buen El prestigio no puede aprovecharse para profesor, D’Ors subrayaba la contradicción de que la razón de tanto mando en plaza fuese el sometimiento; luego, nos hacía mentir impunemente porque el prestigio ver que esa frase despertó la franca admiración de Jesús y, depende directamente de la verdad. por último, nos explicaba que no era excepción, sino ley. Toda potestad nos es concedida de lo alto. Y nadie puede tener una menudo amigos, conocidos, saludados autoridad que no nazca de la obediencia. Ni el más pequeño de y desconocidos me envían sus libros. Yo trato de los críticos literarios. leerlos poco a poco y de contestarles con sincero Por supuesto, se pueden fingir autoridades, falsear prestiagradecimiento. Me ayuda mucho Plinio el Jogios o forzar obediencias. Ahora bien, su recorrido será corto y abrupto. El lector —que es el crítico del crítico— puede no ven, que dijo: «No hay libro malo que no tenga algo bueno». estar de acuerdo con una recomendación mía, pero tiene que Por supuesto, los hay buenísimos, y esos los aplaudo en públidetectar, al menos, que las razones por las que me equivoqué co a la menor ocasión. De los otros, destaco lo que me gustó, fueron auténticas y no espurias (incluso por buenos sentidejando, si no tengo mucha confianza con el autor, que el silencio —«El resto es silencio», como diría Hamlet— les haga mientos). Lo mismo pasa con el sabio, con el juez, con el ejecutivo o con el político. Cuanto más poder, más responsabilidad: la autocrítica. Escribí a alguien señalando con precisión las dos cosas estu- no solo en el sentido de responder de los propios actos, sino de hacerlo, sobre todo, previamente, a unas exigencias estrictas. pendas que vi en su libro. Me respondió: «Anda, recomiéndalo El crítico literario lo experimenta en su quehacer diario, pepor escrito, que los lectores a ti te hacen mucho caso». Lo ro a los poderosos les obliga más aún y, tal vez por eso, sufren confieso: me halagó. Y me sorprendió la crudelísima paradotantas tentaciones de rebelarse: ¡con lo que les ha costado ja latente: algunos me hacen caso… precisamente porque ni llegar…!, y fue para acatar antes y mejor las siquiera por mucha simpatía que tenga al leyes de la economía, de la naturaleza, de la autor lo recomendaría a nadie si no estuviese La pregunta del autor dignidad humana, del sentido común, etcéconvencido de que merece la pena, y especitera. Luego, será mejor obedecido cuanto ficando bien por qué. ¿Ha experimentado usted más obediente sea. En la Iglesia, con su fino Esta vez no vengo a hablar —descuiden— que el poder era, a pesar instinto depurado por siglos de Tradición, el de literatura, sino de nuestra relación con la de su apariencia, un poder sumo pontífice es «el servidor de los siervos verdad. Nos parece que quien la dice es un obedecer y un poder de Cristo», lógicamente. señor, y lo es, pero nadie está en una situaservir? ción de mayor servidumbre con la realidad de las cosas que quien se ha vedado el recurEnrique García-Máiquez [Der 92] es poeta y ensayista. @EGMaiquez so a la mentira, mucho más maleable. Lo que egmaiquez.blogspot.com.es me trae a la memoria a dos maestros. @NTunav G. K. Chesterton notaba que una diferenOpine sobre este asunto en cia entre los tiempos feudales y los moderTwitter. Los mejores tuits se nos se dejaba ver en las vestimentas. El noble publicarán en el siguiente número. arzobispo Tomás de Canterbury podía vestir de armiño y sedas, con vivos colores

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Entrevista Palabras que sanan

Marian Rojas «Si nos pasamos la vida buscando ser perfectos, enfermamos» Entre el «imperativo de felicidad» y las altas tasas de depresión navega una sociedad conectada más a las pantallas que a las personas. En medio de esa tensión existencial, la psiquiatra Marian Rojas [Med 07] relativiza los dramas, elogia la tristeza, fustiga las ansias de perfeccionismo y reivindica el miedo. La discípula más aventajada de Enrique Rojas, su padre, exige el «modo avión» en un universo que gira en «modo supervivencia». Autora de Cómo hacer que te pasen cosas buenas, habla en plata de comerse el mundo en dosis equilibradas de conocimiento propio. texto Álvaro Sánchez León @asanleo fotografía José Juan Rico Barceló

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Entrevista Palabras que sanan

M marian rojas estapé (madrid, 1983) descubrió la Psiquiatría en la Bolsa de Madrid, entre el frenesí de los números rojos y las acciones que vuelan. Aquel día D acompañó a su madre al parqué y se encontró de pronto diciéndole a un bróker: «Le veo triste. ¿Le pasa algo?». La hija de Enrique Rojas optó por continuar la saga del diván con resortes propios, tan propios que acaba de escribir la sorpresa del año. Cómo hacer que te pasen cosas buenas ha conquistado el podio de los libros más vendidos. Hacemos psicoanálisis de sus páginas antes de que empiecen a llamar al timbre los pacientes. La receta para ayudar a sobrevivir con garbo la firmaba en su consulta y en sus conferencias. Ahora la suscribe también en un best seller que ha devuelto el significado de la vida a las estanterías de un mundo sin percha.

Una psiquiatra joven entre los libros tendencia. ¿Cuál es su diagnóstico de este éxito inesperado? En una época donde la gente no encuentra sentido a las cosas tendemos a sustituir las razones de vivir por sensaciones, que dan placer y son buenas pero no llenan. Hemos reemplazado los porqués por emociones intensas. Somos adictos a experiencias cada vez más vibrantes que nos dejan más solos por dentro cuando no existen. El estudio de nuestro circuito neuronal confirma que funcionamos así. 22—Nuestro Tiempo  otoño 2019

¿Su libro triunfa porque queremos desengancharnos de un tren que descarrila hacia algún precipicio? Una sociedad llena de vacíos se agarra a cualquier cosa: una persona, una idea, un libro… La felicidad depende del sentido que damos a nuestras vidas. Como psiquiatra, me dedico a ayudar a que la gente tenga un equilibrio sano, porque la felicidad es un concepto muy manido. Trato de animar a superar el pasado y mirar con ilusión al futuro conectando con el instante presente. Nuestras biografías tienen un alto grado de drama, de sufrimiento, de dolor, y debemos aprender a ser felices viviendo cómodos en la incomodidad real. Terminó Cómo hacer que te pasen cosas buenas con un hijo ingresado en el hospital y su tercer embarazo en marcha. Lo escribí en el momento más duro de mi vida. Le propuse a la editorial un libro sobre cómo hacer que nos pasen cosas buenas, y ahí se quedó el título, aunque estas páginas son mucho más profundas. No he llegado a las librerías para dar un sinfín de pautas de comportamiento, sino que propongo una cuestión de fondo que he investigado para entender mejor cómo somos, porque comprender significa aliviar. Cuando uno entiende por qué le pasan las cosas, por qué reacciona así su cerebro ante determinadas situaciones, por qué su organismo enferma en momentos de amenaza, es más fácil hacer frente a todas esas circunstancias reales y universales. ¿Se puede ser feliz sin asumir que somos vulnerables y que el sufrimiento forma parte de la vida? No. Huir de la realidad nunca nos hace felices, solo incentiva la búsqueda de vías de escape que o son sanas o son destructivas. No hay términos medios. ¿Las redes sociales se consideran una herramienta de evasión?

El 95 por ciento de los jóvenes del siglo xxi utiliza las redes sociales como huida en falso frente a los problemas porque estimulan la atención —la corteza prefrontal— y la dopamina —la hormona del placer propia de las sustancias adictivas—. Fuera del ámbito profesional, casi todos utilizamos las pantallas cuando nos aburrimos o cuando estamos estresados, y enseñamos a nuestro cerebro que ante ambos escenarios siempre hay una forma rápida de huida. Es un reflejo de la nula tolerancia a la frustración que nos caracteriza como sociedad. El CIS suele destacar que las preocupaciones de los españoles son, prioritariamente, el paro, los problemas económicos y la política. ¿Si incluyera «ser feliz» en sus encuestas nos llevaríamos una sorpresa? La gente, en España, es feliz. Hay sol, se come bien y la seguridad por las calles es manifiesta. Podemos estar mejor o peor económicamente, pero contamos con una comunidad de apoyo que todavía pervive. Crecen los índices de soledad, y, sin embargo, aún destaca el peso de la familia y existen organizaciones muy volcadas ante las necesidades sociales. En nuestro país nos gusta disfrutar de las cosas, aunque tendemos a sufrir y a dramatizar mucho en determinados temas, y la crítica nos hace daño, porque las palabras tienen un impacto directo en la salud. Somos muy duros con los demás y con nosotros mismos. ¿Y cómo nos curamos de esa lengua viperina que nos divide? El neurocientífico Richard Davidson, fundador y presidente del Centro para Mentes Saludables, se encontró una vez con el dalái lama, que le preguntó por qué todos los investigadores de la psique se dedicaban a estudiar el estrés, la ansiedad, la depresión, y nadie prestaba atención a la amabilidad, la bondad, la compasión, la empatía… Desde entonces, Davidson se centra en destacar que la base de un


deliciosa imperfección

«No conozco vidas sin errores, sin dolor y sin batallas. El perfeccionista es el eterno insatisfecho que nunca está a la altura de lo que quiere» cerebro sano es la bondad. Mi padre tiene una frase que utilizo mucho en terapia: saber mirar —cómo veo, cómo observo, cómo juzgo— y saber amar. Trabajar el corazón nos ayuda a mirar con ojos que sanan. ¿Nadar en la superficie de las personas nos hace injustos? Nunca hemos tenido acceso a tanta información y nunca hemos sido tan vulnerables al engaño. Estamos enamorados de lo superfluo, y cada vez somos más incapaces de profundizar y llegar al trasfondo de las personas y las cuestiones. Nos quedamos en titulares, en rumores, en comentarios superficiales sobre los demás que condicionan nuestros juicios. La corteza prefrontal es la parte del cerebro que pilota la concentración y es la zona del autodominio. Gran parte de la felicidad consiste en autogestionar lo que me conviene para evitar la frustración. Las capacidades del cerebro o las usas o las pierdes. Si sustituimos la memoria por Wikipedia, el sentido de la orientación por Google Maps, y la atención por la pantalla, tendremos menos capacidad para conducir la realidad desde dentro. ¿Pretender una vida sin errores es saludable? No conozco vidas sin errores, sin dolor y sin batallas. Si nos pasamos la vida buscando ser perfectos y no fallar, enfermamos. El empeño por mostrarnos perfectos en las redes sociales ya nos está enfermando. El perfeccionista es el eterno insatisfecho que nunca está a la altura de lo que quiere, por eso vive siempre alerta para controlarlo todo. Rema con esfuerzo en un mar imposible. Dice el psicólogo canadiense Steven Pinker que nunca hemos estado mejor. Entonces, ¿por qué hay tanta depresión en la sociedad actual? Muchas provienen de vivir alerta durante mucho tiempo. Si una persona se mantiene en un estado de estrés y tensión, su

en otros zapatos

«Aprender a ponernos en el lugar del otro es una necesidad urgente para la convivencia social» cerebro genera cortisol, una hormona que, de primeras, ayuda a hacer frente a un desafío, pero a la larga provoca una sensación permanente de amenaza que deriva en irritabilidad, fallos de memoria, de atención, problemas de sueño, y en una tristeza crónica que acaba en depresión. ¿Cómo frenamos esa tendencia? Después de diez años escuchando vidas de pacientes he llegado a la conclusión de que el 90 por ciento de lo que nos preocupa jamás sucede, pero nuestro cuerpo y nuestra mente lo viven como si fuera real, porque no distinguen la realidad de la ficción. En una sociedad hiperestresada, incapaz de desconectar de los niveles de alerta del entorno para disfrutar con las cosas buenas que nos hacen crecer, cuando queremos frenar ya estamos enfermos. El cortisol elevado durante demasiado tiempo nos lleva a estados somáticos: enfermedades inflamatorias, reumatológicas y algún tipo de cáncer. Podemos programar el futuro, pero no controlarlo, porque ese afán nos conduce directamente a la patología. Nos gusta tenerlo todo atado, y al final nos controla la ansiedad. ¿Cómo ser audaces y, a la vez, vivir en paz?

Sueña en grande, actúa en lo pequeño. Ese es mi lema. Construye castillos en el aire cuando seas capaz de levantarlos. Plantearse objetivos y poder celebrarlos en la meta es importante, porque disfrutar con la pelea por esos objetivos ya nos está conectando con lo bueno de la vida. Si nos obsesionamos con conseguir por conseguir, nos pasaremos la vida sin gozar cada momento. El acierto es que cuadre la ecuación entre las expectativas y lo que vamos logrando. Reinventarse y no perder la ilusión son dos buenos timones que merecen la pena. ¿Somos víctimas de un imperativo de felicidad? Sí. La obsesión por ser felices va unida a la obsesión por sentirnos culpables si no lo logramos. Un pensamiento positivo sin conocimiento propio puede hacernos daño. Es sano buscar lo mejor que llevamos dentro, pero también es sano frenar la tendencia constante por ser felices a toda costa, porque la vida tiene un componente de sufrimiento que debemos afrontar de la mejor manera posible. «Somos una sociedad que ha perdido el sentido de la vida», ha dicho usted. ¿Y de la muerte? La muerte como final de una vida de lucha y de amor da sentido a todo. Nos hace pensar. Reflexionar sobre cómo quiero llegar a la muerte —cómo me despediré de mis seres queridos o cómo quiero que me recuerden— nos ayuda a replantearnos la vida con visión de conjunto. En este siglo xxi frenético usted receta contemplación, mindfulness, desconectar el móvil… El ser humano no está diseñado para ir constantemente en «modo supervivencia», sino para conectar y disfrutar de lo que tiene: la naturaleza, las personas… ¡Ojo, que vivimos en una sociedad que conecta mejor con las pantallas que con otoño 2019  Nuestro Tiempo —23


Entrevista Palabras que sanan

PErfil

Un don convertido en oficio Marian Rojas Estapé (Madrid, 1983) empezó Medicina en la Complutense de Madrid y se graduó en la Universidad de Navarra. «En Madrid me enseñaron Medicina. En Pamplona aprendí a ser médico», dice. Con una sensibilidad particular ante el dolor y el sufrimiento decidió especializarse en Psiquiatría tras los pasos de su padre. Sus dotes de observación y memoria son su talento. Cree en la humanidad sin filtros, con sus alegrías, sus dramas, sus ilusiones y sus callejones sin salida. Buscando el grial de los ojos brillantes que a veces se pierden entre lágrimas, se aplicó en el empeño de estudiar las relaciones entre cuerpo y mente, entre física y química interior, entre piel y alma. Con 36 años, tres hijos y una consulta concurrida, en el peor momento de su vida publicó Cómo hacer que te pasen cosas buenas (Espasa, 2019). Desde un triple punto de vista —científico, psicológico y humano—, este best seller esperanzador ofrece una reflexión profunda y didáctica, donde

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se espigan consejos, sobre la aplicación de nuestras capacidades a la tarea de procurarnos una existencia plena y feliz. En las ferias del libro se codea con Arturo PérezReverte, María Dueñas o Fernando Aramburu. Sus lectores acuden a sus firmas con páginas subrayadas,

preguntas y emotivos agradecimientos. La palabra soledad es la más repetida en los correos que recibe y ella ha emprendido una cruzada pública contra los fantasmas de la desconexión social. Entre la consulta, la neurociencia, las librerías y la Cadena SER, con la bata

blanca salpicada de dolores, Rojas es un antinflamatorio y un broncodilatador, una ráfaga de aire fresco para quienes no pueden ver el bosque y se están perdiendo —sin querer, sin poder evitarlo, sin ayuda— lo mejor de la vida.


los seres humanos y la relación directa con las personas es lo único que nos llena de felicidad en la vida! La serenidad es encontrar la paz y la calma en medio de la adversidad. Desde el punto de vista neurológico, el sistema nervioso simpático se activa ante la alerta produciendo dilatación de las pupilas, taquicardias y sudoración. Cuando recuperamos la calma, se activa el sistema nervioso parasimpático, que refuerza el sistema inmunológico, recupera conexiones celulares e incluso genera nuevas neuronas. Con la paz interior ponemos a punto el organismo y el cerebro para volver a hacer frente a la siguiente batalla. Debemos enseñar a nuestro cerebro a buscar momentos de calma. No digo que nos bajemos de la rueda y nos vayamos a vivir al campo, porque es utópico, sino que, a pesar de los días bulliciosos, sepamos frenar y buscar instantes de serenidad.

Marian Rojas trabaja en el Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas. Ha vendido más de 140 000 ejemplares de su libro Cómo hacer que te pasen cosas buenas en España.

¿Existe una tendencia a patologizar y a medicalizar estados de frustración o duelo? El 20 por ciento de la población está medicada por ansiedad, depresión, insomnio... ¡Las cifras son terribles! Cualquiera que lea el nuevo manual de trastornos mentales se verá reflejado en diferentes patologías de algún modo, y en el caso de los niños es particularmente llamativo. El mundo se ha psicologizado. Yo tiendo a quitarles hierro a los diagnósticos, incluso, a veces, ni los doy, porque los nombres técnicos generan perturbación. Las etiquetas nos producen vértigo, sobre todo cuando después buscamos en Google… Hay una psiquiatría dura —enfermedades mentales agudas e incapacitantes— y otra psiquiatría, en auge, que aborda desórdenes que no son graves pero que afectan a muchísima gente, como la ansiedad, los cuadros semidepresivos o el insomnio, que son piedras en el zapato durante todo el día y provocan roces en la familia, en el trabajo, etcétera.

Fingimos que empatizamos. Fingimos que sufrimos. Fingimos que fingimos. ¿Cómo reconectar con la autenticidad? Lo que más motiva al ser humano es ser amado y ser reconocido, por eso hacemos todo lo que sea para aparentar que vivimos bien. Si no estamos sanos por dentro, buscaremos ese aplauso o ese afecto como compensación a nuestros vacíos. Y germinará la envidia, que demuestra superficialidad, no profundidades. Fingiendo pensamos que los demás nos ven como queremos, porque las ganas de querer que todo el mundo piense que nuestra vida es casi perfecta son universales. Me encanta desmitificar a la gente que parece perfecta. Ser optimista, alargar los telómeros y tener menos posibilidades de enfermar. Explique esta trilogía del emoticono sonriente. Los telómeros son los capuchones de las puntas de los cromosomas, que se van acortando cuando nos vamos haciendo mayores. Son el reloj biológico natural. Sabemos que la manera en la que nos enfrentamos a los problemas de la vida puede acortar o alargar nuestros telómeros. La actitud proactiva —me levanto, leo, hago deporte, quedo con alguien, me venzo a mí mismo y voy hacia adelante— mejora los telómeros, la salud física y la psicológica. El optimismo es ver la vida como una gran posibilidad para mejorar. La gente que tiende a ver la vida en positivo, a pesar de las circunstancias, tiene menos riesgo de minar su salud. El pesimista, el que convierte las emociones en una soga, se acerca al diván. Cuando todo el mundo tiene una fórmula para el optimismo, ¿corremos el riesgo de convertir en tabú cualquier sentimiento discrepante? El optimismo es una herramienta que no puede ser un fin, ni una obsesión, ni otoño 2019  Nuestro Tiempo —25


Entrevista Palabras que sanan

comprarse a cualquier precio. Una herramienta sin contexto se convierte en un problema en sí misma. La psicología positiva solo funciona cuando nos conocemos bien en situaciones de calma y de estrés.

cotidiano, porque si solo dependemos de las grandes emociones, de los cambios, las experiencias intensas y los sentimientos a corto plazo, nos convertimos en personas demasiado vulnerables.

Usted receta optimismo y observa enfermedades sociales. ¿Dónde encuentra el equilibrio una psiquiatra? Es una profesión de riesgo mental. Pasar el día escuchando fantasmas, traumas y problemas puede conducir a no creer en el ser humano. Uno también acaba teniendo sus miedos y sus fobias, porque tú ayudas al paciente pero el paciente te provoca sentimientos con cada una de sus palabras. Cada especialista debe tener sus mecanismos para recuperarse. Yo tengo momentos diarios para encontrar calma mental. Me sirve conectar con mi marido y mis hijos, con la lectura, darme un paseo y echar el freno por completo en vacaciones para reponerme de cara al siguiente curso.

¿Está proscrita la tristeza en nuestra sociedad? La tristeza tiene muy mala fama, y eso es un problema. Decía Darwin que el ser humano que sobrevive es el que mejor se adapta a las circunstancias, y esa capacidad de adaptación depende en buena medida de cómo gestionamos todas las emociones: la tristeza, la alegría, la ira, el asco… Si nos pasamos el día renegando de la tristeza, acabamos en una huida sin fin. Aunque no tenga buena prensa, es fundamental, porque es la emoción que mejor nos conecta con nuestro interior. La tristeza nos sirve para reflexionar y decidir cambiar las cosas que no funcionan. También existen personas que profesan amor a la tristeza —la melancolía— porque encuentran un deleite en esa amargura que les confiere cierto placer. Muchos autores y artistas se inspiran en la melancolía, aunque deben estar al quite: cuando permites que la tristeza se convierta en un estado de ánimo habitual, entras en un pasadizo deslizante peligroso.

Drogodependientes emocionales, chutes de sensaciones fuertes, mendigar likes a cualquier precio. ¿Cuál es la metadona contra esta adolescencia crónica? La mejor manera de conectar con el mundo online es estar de lleno en el mundo offline. Uno de los grandes abonos para el cerebro es azuzar nuestra capacidad de asombro y volver a mirar las cosas con interés. Estamos en una sociedad en la que damos todo por hecho y en la que todo sucede de manera instantánea, y eso nos lleva a no saber esperar. Debemos volver a educar en la espera en las diferentes facetas de la vida, porque el cerebro, cuando no tiene lo que quiere, se frustra, se pone triste y se irrita. Las dos esferas que nos hacen más felices están relacionadas con el amor y con el trabajo, dos ámbitos que nunca ofrecen resultados inmediatos y requieren la paciencia y la perseverancia de saber esperar. Hay que aprender a vivir en la rutina encontrando la belleza en lo 26—Nuestro Tiempo  otoño 2019

¿Estamos en pie de guerra contra emociones como la ira, el miedo, el asco o la envidia, además de la tristeza? Todas las emociones son necesarias porque constituyen las respuestas lógicas ante las diferentes circunstancias, y todas vienen precedidas de un razonamiento, aunque no seamos conscientes. Las emociones —buenas o malas— son básicas para la supervivencia. El asco, por ejemplo, evita que comamos cosas que nos enfermen. La ira nace cuando vemos que falta armonía en nuestro entorno e impide que caigamos en la sumisión, propia de quien acepta todo sin medidas. El miedo es la emoción que nos ha traído hasta este

punto de la historia. Hay una obsesión por evitar el miedo, y no se trata de eliminarlo, sino de saber que existe para digerirlo de forma correcta. La gente valiente no es la que no tiene miedo, sino la que lo acepta y avanza. ¿Por qué tenemos dificultad para encontrar palabras que expresen las emociones? En la generación de nuestros padres y abuelos expresar los sentimientos era lo propio de personas débiles. A ellos les enseñaron que había que tragárselo todo. Luego descubrimos que quien se traga las emociones se ahoga. Hay estudios que relacionan el silencio emocional con problemas dermatológicos, cardiológicos, digestivos… Las siguientes generaciones han ido aprendiendo a gestionar las emociones y estamos en una etapa interesante. ¿Cuáles deben ser las pasiones dominantes de una sociedad que quiere romper el cascarón y madurar? Urge educar en valores como la empatía, de tal manera que se evite juzgar a los demás. Todos ponemos etiquetas y tenemos nuestros prejuicios sobre personas, razas, orientaciones sexuales... Aprender a ponernos en el lugar del otro es una pasión urgente para la convivencia social. Además, recomendaría especialmente participar en alguna actividad de voluntariado. Pocas acciones llenan más al ser humano que dedicar tiempo, cabeza y corazón a los demás desinteresadamente. Impulsar la cultura es otra prioridad para sostenernos sobre pilares sólidos. Aprender las raíces, los orígenes, formarse para no cometer los mismos errores y para valorar lo que han aportado quienes nos precedieron, nos contextualiza mejor y nos da argumentos que ofrecen sentido a nuestra biografía. Las páginas de su libro mezclan cuerpo (cerebro, hipotálamo, hormonas) y mente (valores, ilusiones, corazón).


control patológico

«Podemos prever y programar el futuro, pero no controlarlo, porque ese afán nos conduce directamente a la patología» ¿Los médicos que solo ven huesos, cartílagos y venas pueden ser perjudiciales para nuestra salud? Hipócrates decía que el médico no tiene que estudiar la enfermedad que tiene el enfermo, sino al enfermo que tiene la enfermedad, y su sabiduría sienta cátedra más de dos mil años después. No todas las migrañas son iguales, no todos los cuadros digestivos son idénticos… El paciente es quien se merece el foco de atención. Esto requiere tiempo, empatía y paciencia. Es más fácil prescribir una pastilla que preguntar qué te ha pasado, cuál es tu situación personal… El problema es que la gran mayoría de los médicos no tienen tiempo en consulta para un abordaje integral. Convertir al paciente en el eje de la atención médica es un reto para el sistema sanitario público, donde las agendas suelen estar saturadas y el profesional solo cuenta con diez minutos por cita. Dice que la medicina occidental «no estudia el interior de las personas» cuando se dirige solo al síntoma. ¿Qué enfoque alternativo necesita la Medicina ante la sociedad que se encuentra en sus salas de espera? Conozco el mundo oriental y me encanta aquella cultura tan enfocada a la persona. La medicina china no reniega de ningún tipo de sabiduría tradicional, porque todas son complementarias. Aunque la occidental ha avanzado muchísimo, vamos dando pasos muy lentamente en aceptar algunas terapias supletorias en un mar de propuestas milagro que no curan y hacen daño a la salud pública. Los pacientes mejoran aunando tratamientos. La familia se rompe, cada vez más. Lo dicen las estadísticas y se palpa en su consulta. ¿Corremos el riesgo de envejecer teniendo como compañera de fatigas a la triste soledad?”? La salud física y psicológica predice nuestro modo de envejecer, y la manera de

¿Cómo se cura el odio? Perdonando, que es un acto de amor. Sin el perdón, se instala en nosotros el odio y el rencor, dos reacciones incompatibles con la felicidad. Si no somos capaces de perdonar, el problema es nuestro, porque nos quedamos intoxicados.

internet

«La mejor manera de conectar con el mundo online es estar de lleno en el mundo offline» envejecer depende de cómo nos sintamos queridos. Mi gran preocupación del siglo xxi es la soledad. En el momento más globalizado, más conectado, con el internet de las cosas incorporado a nuestras casas, la gente está cada vez más sola. Urge hacer un esfuerzo para unir lo que se ha desconectado. El siglo pasado fue el de la diversidad, este es el de la igualdad, y el que viene debe ser el de la conexión con personas que nos ilusionen la vida. Recomponer las relaciones de familia no es solo una medida importante, sino una urgencia sanitaria. ¿Es viable comerse el mundo sin atragantarse? Cuidado con comerse el mundo muy rápido y obsesionarse por alcanzar pronto el éxito. No pasa nada por ir avanzando poco a poco. Querer generar impacto está haciendo mucho daño a personas que han puesto en eso el sentido de sus vidas. El trabajo bien elaborado con ilusión es más sano. No hace falta ser un influencer, porque cada vez vemos más gente con miles de seguidores en las redes sociales con problemas de autoestima, de inseguridad y de trastornos depresivos.

¿Seremos capaces de incorporar a nuestras rutinas el deporte de reírnos de nosotros mismos y de nuestras imperfecciones? Reírnos de nuestros fracasos y problemas y priorizar el sentido del humor es básico. No podemos tomarnos tan en serio lo que nos pasa. Para superarse es necesario asumir el error y la imperfección, y reírse de uno mismo. Sabemos que la persona que ríe activa el músculo orbicular del párpado, que tiene una relación con el sistema límbico. Eso genera endorfinas y sustancias positivas para el organismo. Está comprobado que cuando uno se ríe a carcajadas hay una explosión luminosa en el cerebro, como se ha visto en alguna resonancia magnética. El sentido del humor es una vitamina para el cerebro muy buena para la salud. ¿El optimismo realista y sanador de Rojas Estapé será un tsunami crónico? A raíz de esta publicación he descubierto otra forma de ayudar más allá de conferencias o terapias. Mi única finalidad es ofrecer un apoyo basado en la evidencia científica y en mis reflexiones personales para alegrar la vida de muchas personas, para alcanzar la paz y el equilibrio en un mundo hiperestresado e hipercomunicado. Por mi parte, seguiré estudiando y pensando ideas para actualizar el discurso y poder así tender la mano a miles de lectores que necesitan que alguien les encienda la luz. Nt

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Grandes temas Migración íntima

Un viaje a la sensibilidad humana

El dolor del exilio, el desgarro de la culpa y la fuerza de un deseo son algunas de las emociones que la artista Cecilia Paredes plasma en sus creaciones. Su exposición «El no retorno» en el Museo Universidad de Navarra resumió los últimos veinte años de su trayectoria. texto Fátima Rosell [Com His 19] @FaRosell fotografía Manuel Castells [Com 87]



Grandes temas Migración íntima

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El deseo (2018) [en la página anterior] Se trata de una cinta de papel continuo en la que Cecilia Paredes ha transcrito los deseos que los feligreses de una parroquia limeña escribían a los santos, y que después ha ido aumentando con los de quienes han visitado sus exposiciones. El experimento revela que nuestros anhelos son todos muy parecidos: perdona mi ingratitud, que llegue a grande, que los jueces sean flexibles, salir pronto de mis deudas, no ser mezquino, sana a mi esposo, líbranos del enemigo malo. La instalación cuelga del techo en una especie de nube, como el humo del incienso que en las procesiones de Guatemala pretende hacer llegar más rápido al cielo las oraciones de los hombres.

Manto (2012-2015) Muchas de las obras de Cecilia Paredes se generan a partir del hallazgo, casi siempre fortuito, de elementos que devienen fuentes de inspiración. En 1995 recogió pedacitos de coral de las orillas de una playa después de una tormenta tropical. Los engarzó con hilo de cera y alumbró un manto flotante y cobrizo que recuerda a una extraña criatura abisal, simultáneamente marina y terrestre. Se trata de una pieza en la que son fundamentales la situación en sala y la iluminación. Esta escultura instalativa incide en el desarraigo del viajero que, como esos pequeños organismos, ha sido arrancado de su entorno. otoño 2019  Nuestro Tiempo —31


Grandes temas Migración íntima

Quetzalqoatl (2015) En esta instalación, Paredes construye una enorme capa de plumas teñidas. Es una pieza funeraria y punitiva que quiere ser la piel de la serpiente emplumada precolombina, un dios creador y destructor bajo cuyo manto aquellos cuarenta y tres estudiantes desaparecidos no pudieron guarecerse. Es un grito de indignación contra el Gobierno de México que no ha podido o no ha querido resolver ese crimen. «No se comprende que esos padres reciban amenazas por indagar sobre sus hijos», dijo la artista. «Por eso, mi serpiente está de duelo». Al crear este muro de plumas, Paredes pensaba también en Príamo pidiéndole a Aquiles el cadáver de su hijo Héctor. «Me eriza la piel la simetría con el reclamo de los padres de los desaparecidos».

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Grandes temas Migración íntima

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n una iglesia de Lima, los feligreses anotan sus plegarias en papelitos que dejan en urnas de metacrilato a los pies de las imágenes de los santos. Cecilia Paredes (Lima, 1950) recogió todos esos ruegos que gente muy diversa escribió en la intimidad y confirmó la ternura de los niños, nuestra necesidad de sentirnos amados, la ubicuidad de la experiencia del deseo. «El ser humano quiere cosas que son increíblemente universales», afirma la artista. Aquellos anhelos callados ondearon suavemente en una sala del Museo de la Universidad de Navarra. Entrelazados por la creadora en la instalación El Deseo —una única cinta que es «como un mantra»—, invitan a reflexionar sobre la fragilidad de la existencia. La inquietud principal de la muestra, titulada «El no retorno», que reúne obras de fotografía, escultura, dibujo, fotoperformance y arte sonoro, es lo que Paredes llama la «migración íntima», la búsqueda de cada ser humano de su camino en la vida. En ese viaje asoman sentimientos como la culpa, el dolor de la pérdida o el sufrimiento del desarraigo, que emergen sobre todo de su biografía. Cecilia Paredes nació en Perú, donde inició sus estudios de Bellas Artes en la Universidad Católica de Lima. Desarrolló un intenso activismo político que terminó por llevarla al exilio en México en 1983 —una «migración forzada», dice ella—, donde vivió durante cinco años. Viajó luego a Roma para continuar su formación en la Scuola del Nudo y después se trasladó a Costa Rica. Allí residió durante veinticuatro años, estableció una relación íntima con la naturaleza —«Yo me envolví en las flores de Costa Rica como otros se envuelven en su bandera»— y cayó en la cuenta de lo que significa el desarraigo. «La orquídea es una flor de raíces aéreas», señala. «Como yo, que soy una migrante». Desde 2005 tiene un pie en Filadelfia, donde es profesora invitada en la Universidad de Pensilvania, y el otro en Lima. «La migración —reconoce— es uno de los actos más dolorosos que una persona puede sufrir. Yo salí exiliada de mi país y, hoy por hoy, padezco las cicatrices, como 34—Nuestro Tiempo  otoño 2019

La artista Cecilia Paredes trabajó durante tres semanas en el Museo Universidad de Navarra de alguna manera las deben de sentir mis hijos». Y una vez que se sale de la propia patria, ya nunca se vuelve: «Cuando uno parte de un sitio, lo añora y regresa, no es ya el mismo sitio. Cambió el país, se fueron los amigos, terminó la infancia. No hay retorno». Blanca Berlín, la comisaria de la exposición, señala una particularidad de la obra de Paredes: parte de un hallazgo desde el que se siente llamada a hacer una obra de contenido evocador. «Cuando algo me habla, me lo llevo a mi taller», responde la artista. Recoge los elementos de la naturaleza, en especial los desechados; los cuida y embellece hasta que logra

convertirlos en creaciones sugerentes. Su proceso arranca en esos objetos con los que muchas veces no sabe qué hacer, y tiene un punto de partida en la poesía, la historia y la mitología. «Si encuentro huesos, lo conecto con Perséfone, su lucha entre la vida y la muerte, su pelea por salir del inframundo». Esos despojos estaban «esperando a que los convierta en obra», cuenta. Con trocitos de coral tomados tras una tormenta de una playa costarricense hiló un gran manto; con plumas de gallina teñidas a mano creó un mural; en su producción Animal de mi tiempo, ella misma toma la forma de un armadillo, un pavo real o un papagayo.


la artista

La otra cara de Cecilia Paredes

para montar la exposición «El no retorno». Las piezas de «El no retorno» tienen una belleza casi mística, que atrae al espectador, pero basta con levantar un poco el velo para descubrir un mensaje político y social duro. Por eso la artista recuerda que alguna vez han calificado su arte como una «metralleta con funda de terciopelo». Más allá de la fuerza estética de unas plumas tornasoladas, en Quetzalcoatl el observador atento descubre al dios azteca protector del conocimiento, el que debería haber cuidado de los cuarenta y tres estudiantes mexicanos desaparecidos de Ayotzinapa en 2014. Para la instalación de «El no retorno», el Museo se desvistió por completo y durante casi un mes Cecilia Paredes creó sus

obras in situ y las colocó de la manera más apropiada. En el proceso le ayudaron tanto los técnicos de instalación del centro como los alumnos del Máster en Estudios Curatoriales. El primer día, Paredes les dijo: «Aunque les parezca mentira, esto va a ser trascendental. Porque así es el arte. El arte te cambia, te conmueve la vida». Junto con la artista, los estudiantes hilaron el manto de coral, cosieron las plumas de gallina, desarrollaron el proyecto de un modo abierto para que el proceso creativo fuera transitable. «Enseñar me mueve y me conmueve», reconoce la creadora. «Hemos trabajado durísimo; yo he aprendido mucho, y creo que ellos también».

La obra de Cecilia Paredes abarca muchos formatos, técnicas y estilos. Quizá lo más reconocible de la artista —lo más paredesiano de Paredes, si se puede hablar así— son sus fotoperformances. Estas piezas son fotografías muy coloristas en las que la autora aparece camuflada con tejidos o pintura corporal sobre un fondo con motivos idénticos a los que lleva sobre sí misma. El disfraz es una forma autobiográfica, para ella, de vivir la necesidad de la defensa y el ocultamiento, al mismo tiempo que el adorno espectacular que se vuelve máscara y esconde la propia intimidad. Algunas obras de esta serie también formaron parte de «El no retorno», una exposición que, junto a esta faceta de Paredes, mostró una retrospectiva completa de las últimas dos décadas de su creación artística.

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cátedra abierta Rosa Fernández Urtasun

Cervantes sigue venciendo en las encuestas

especializados— que participaran en la votación dando razón de por qué consideraban que su elegido era el escritor que mejor personifica la literatura española en cuanto tal. La encuesta, como todas, partía ya de una selección que pudiera hacerla significativa. Se redujo el amplio elenco de autores españoles a un canon de veinticinco: veinte hombres, cuatro mujeres y un indeterminado y anónimo autor, el del Cantar del Mío Cid. La distinción se hace obligatoria y la revista justificó la desigualdad por evidentes criterios históricos; trató de compensarla con el equilibrio entre los expertos y las expertas consultadas. Todos ellos autores —y autoras— reconocidos, clásicos, arraigados en la tradición nacional, susceptibles de ser paradigmáticos representantes de lo propiamente español. La participación fue alta y el resultado no trajo sorpresas: un amplio 29,21 por ciento de los entrevistados escogió a Cervantes como el más representativo de los escritores españoles. Para este viaje no hacían falta alforjas, habría dicho Los escritores trabajan en la tensión entre dos Sancho. Su casticismo no necesita glosa. Y su calidad la avala, en primer lugar, el elevadísimo número de escritores que han polos: elevar la cultura hasta sus cotas más altas recurrido y siguen recurriendo a él cuando andan ya metidos en y escribir para el pueblo. Los más grandes han el oficio y lo descubren de verdad. De hecho, su más destacado conseguido aunarlos. Para saber cuáles siguen discípulo, Galdós, es el que ocupa el segundo puesto con el 16,68 vigentes , ¿preguntamos a los expertos o al pueblo? por ciento de los votos. No es sorprendente que muchos hayan visto el espíritu nacional encarnado en el satírico y burlesco l mundo participativo en el que vivimos Quevedo. Tampoco que el resto de los autores más votados exige una constante validación pública de todos los sean más cercanos en el tiempo: Delibes, Lorca y Machado. aspectos de la vida. En el ámbito de la literatura, son Sí dice mucho de nuestro espíritu que haya un número tan cada vez más habituales las encuestas que solicitan equilibrado de narradores y poetas en los primeros puestos. la opinión de los ciudadanos sobre qué libros son los mejores de Supongo que los entusiastas defensores de la tal país, de tal género o de los últimos cincuenta años. democratización absoluta de la cultura albergaban la secreta Principalmente son medios de comunicación (la BBC, The esperanza de que las bases o las élites progresistas hubieran Guardian, Le Monde, The New York Times, Time…), pero también propuesto visiones alternativas que permitieran una relectura webs especializadas (Goodreads, Literary Hub o Babelio), los actualizada de nuestra identidad. Sospecho también que que lanzan con cierta periodicidad encuestas a sus lectores para quienes miran con recelo el que cualquier indocumentado sondear su opinión. En otros casos, son los propios medios opine habrán sentido alivio al comprobar que es posible que esta los que ofrecen las listas de resultados tras haber consultado a encuesta en particular la hayan contestado lectores. Que a nadie libreros, editores, críticos y otros especialistas. se le oculta que han sido indispensables jueces literarios a lo Dentro de este marco se encuadra la encuesta que largo de la historia y siguen dando su veredicto. propusieron hace unos meses la revista XL En este caso han coincidido con los experSemanal y la web Zenda, cuyo objetivo era tos. Todos han concluido que somos enanos La pregunta de la autora encontrar, en palabras de Pérez Reverte, el a hombros de gigantes, que quizá hoy veamos autor o la autora «que en su obra, extensa o más allá de ellos, pero que sin ellos no vería¿Son los lectores los breve, representa mejor lo español a juicio del mos nada. Es bueno que una encuesta sirva mejores jueces sobre votante, o cuya lectura, en su opinión, permite para volver a caer en la cuenta y, quizá, ojalá, literatura? acercarse con más rigor a la comprensión del también para escuchar las razones de quienes carácter, la historia, la naturaleza de España y tienen una opinión formada al respecto. Para quienes la poblamos». que quienes votaron virtualmente, al haber siLa votación popular estuvo en este do partícipes, se sientan impelidos a contrascaso acompañada de una propuesta más tar sus criterios. Y para que el diálogo sobre la @NTunav ambiciosa y enriquecedora. Los promotores literatura que nos define siga estando vivo. Opine sobre este asunto en del concurso pidieron a más de ciento veinte Twitter. Los mejores tuits se personalidades del mundo de la cultura Rosa Fernández Urtasun es profesora de Literatura publicarán en el siguiente número. Contemporánea en el departamento de Filología de la —académicos, escritores, periodistas Universidad de Navarra. culturales, críticos, cineastas y creadores

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Entrevista Los mejores profesores

Ken Bain «No estamos animando a la gente a superarse»

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Ken Bain conserva un entusiasmo poco común para su edad. Disfruta dialogando en Twitter sobre cualquier tema y está aprendiendo mandarín para entenderse mejor con varios de sus siete nietos, uno de ellos nacido en China. Bain, profesor de Historia de los Estados Unidos, es especialmente reconocido como autor del best seller Lo que hacen los mejores profesores universitarios y preside el Best Teachers Institute. Ha enseñado en varias universidades norteamericanas, en las que ha fundado centros para la mejora de la docencia. A lo largo de los años ha difundido la idea de que un aprendizaje auténtico se consigue afrontando problemas bellos e intrigantes. texto Álvaro Pérez Arieta [Com 03] @apzarieta y Manuel Martín Algarra [Com 86 PhD 91] @mmalgarra ilustración sr. García

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o pudo estar presente en Pamplona para impartir la conferencia que tenía comprometida con el Instituto Core Curriculum de la Universidad, pero Ken Bain se las ingenió para dar la charla en vídeo directo. Hijo de un profesor de Matemáticas de instituto, reconoce que los números le fascinaban, «y todavía lo siguen haciendo; pero, por desgracia, no tuve buenos maestros en el colegio», por lo que ha acabado dedicando su vida académica a su pasión: la historia. A sus 77 años está pensando en escribir un nuevo libro, titulado Supercourses, sobre los nuevos planes de estudios basados en el análisis de la motivación y el conocimiento humanos. ¿En qué momento y cómo se despierta su interés por la docencia? Es algo que nace de la experiencia de haber tenido algunos profesores extraordinarios. Particularmente dos de ellos, Ralph Lynn [enseñaba Historia en la Universidad de Baylor hasta 1974], que influyó mucho en mí; y Paul Baker. Baker, que impartía Arte Dramático en Texas, creó un curso de integración de habilidades que cambió mi vida y mi manera de mirar, y me hizo ser muy consciente de la importancia del aprendizaje profundo y de que la educa-

ción promueva la creatividad. Paul Baker construyó su enseñanza sobre una premisa clara: que cada cual es único y que cada uno de nosotros debemos comenzar nuestro aprendizaje mirando en nuestro interior, quiénes somos y de dónde venimos. Su otro gran presupuesto era que, si todos somos únicos, podemos aprender el uno del otro y también del resto de la humanidad. ¿Por qué eligió el curso de Arte Dramático de la Universidad de Baylor (Texas) para mejorar sus habilidades? En un primer momento lo escogí porque un amigo me había hablado de él, pero cuando me apunté no tenía la menor idea de sobre qué trataba. Dos meses después del inicio de estas clases comencé a darme cuenta de que era una de las experiencias más sorprendentes que iba a vivir, algo que podría marcarme profundamente, como así fue. De modo que decidí dejarlo y empezar de nuevo. Ahí descubrí que soy un slowlearner [alguien que aprende despacio], porque me llevó mi tiempo ser plenamente consciente de lo que estaba ocurriendo. Su libro Lo que hacen los mejores profesores universitarios tiene una cierta carga de mayéutica socrática: invita a hacerse preguntas y mirar en el interior. Lo que creo es que, para que la individua-

lidad de cada uno dé fruto, necesitamos compartir y afrontar colectivamente los problemas. Los estudiantes deben trabajar en equipo para resolver las cuestiones que se plantean: así aprenden unos de otros. Conócete a ti mismo, sí, pero la riqueza del proceso creativo está en reconocer las buenas opiniones de otros, integrarlas con las propias y desarrollar nuevas maneras de pensar con ellas. De este modo, las ideas de cada uno crecen en un suelo nutrido por diferentes perspectivas. ¿Cómo se puede generar un entorno adecuado para propiciar un aprendizaje profundo? Lo contaré con un ejemplo. Hace unos veinte años, G. Wayne Clough, rector del Instituto de Tecnología de Georgia en Atlanta, Georgia Tech, tenía mucha imaginación y muchas ganas de innovar. Su planteamiento fue el siguiente: «Sabemos mucho sobre Ingeniería Biomédica, y parte de nuestro trabajo es continuar estudiando e investigando sobre esta materia. Pero también tenemos otra tarea: enseñar a otros Ingeniería Biomédica. El problema es que no hemos profundizado sobre la forma de aprender y la motivación humanas, así que no estamos preparados para esta segunda misión. Lo que debemos hacer es encontrar a alguien que sepa de este asunto e otoño 2019  Nuestro Tiempo —39


Entrevista Los mejores profesores

incorporarlo a nuestro claustro para que nos ayude a diseñar nuestras titulaciones». Lo hicieron, y la persona que se incorporó les aportó un gran valor. Como consecuencia, los programas formativos de Georgia Tech, apoyándose en la idea del problem-based learning [aprendizaje basado en problemas], lograron situarse a un gran nivel. Con esta metodología, los estudiantes aprenden esforzándose por resolver dificultades concretas, y al final aprecian el conocimiento que adquieren durante este proceso. ¿Y ese enfoque se traslada también a iniciativas tangibles? Otra cosa que hizo Georgia Tech en aquellos años fue repensar sus instalaciones:

el edificio académico tradicional, creado sobre la base del aula tradicional. Entre otras innovaciones, fueron de los primeros en poner en marcha algo que ya es casi común: salas de trabajo en grupo para ocho personas, con una mesa en el centro rodeada de paredes sobre las que se puede escribir y dibujar, que facilitan intercambio de ideas. Algo así como unas instalaciones al servicio de la pedagogía que querían reforzar en sus estudiantes. Esto es un ejemplo, pero se podrían desarrollar otras ideas, como premiar a los profesores por favorecer un modelo educativo basado en el aprendizaje profundo y por generar este tipo de entorno entre sus alumnos.

tipologías de estudiantes

Tres modos de aprender Ken Bain distingue tres tipos de estudiantes: deep, surface y strategic learners. Los primeros son su objetivo. Los otros dos, un «problema educativo». Para entenderlos Bain nos traslada a una investigación de 1976. En una facultad sueca se entregó un texto a un grupo de universitarios para que lo leyeran y resolvieran unas preguntas. Según Bain, hubo dos enfoques de la tarea: mientras un grupo intentó memorizar la mayor parte posible del texto, el otro trató de comprender su sentido, su significado e implicaciones. A los primeros, los investigadores los llamaron surface learners [personas que aprenden superficialmente]; a los segundos, deep learners [aquellos que aprenden en profundidad]. Para Bain, lo que distingue al deep learner es su motivación: «Está intentando responder preguntas sobre algo que le importa, relacionado con la curiosidad, la belleza, la necesidad de saber o el entretenimiento, y eso le lleva a aprender».

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No obstante, para el profesor Bain existe una tercera tipología de alumnos: los strategic learners [que aprenden estratégicamente], una variante de surface learner que actúa aspirando tan solo a las calificaciones. Es un perfil de estudiante cuyo estímulo para inclinarse por un aprendizaje superficial es el miedo al fracaso. Se centra más en las notas —un incentivo extrínseco— que en el saber. «Y, además, les damos reconocimientos en ceremonias públicas. Pero solo consiguen una puntuación», advierte. La conclusión de Bain es que estamos abocados a elegir el enfoque de aprendizaje superficial o estratégico. Es un condicionamiento social y cultural que se da especialmente en los colegios. «Los exámenes no requieren aprender en profundidad», apunta este experto, que asegura que los estudiantes «no tienen la posibilidad, como los profesores, de intentarlo, fallar, recibir sugerencias y volver a intentarlo».

¿Parece entonces que buena parte de la innovación docente depende de las circunstancias que rodean el proceso de aprendizaje? Cuando construyes un entorno de aprendizaje, es muy importante que sus usuarios comprendan por qué ha sido diseñado de esa manera. Cuando llegué de profesor a la Northwestern University, me encontré con que alguien había creado un aula muy grande, con capacidad para unas trescientas personas, llena de mesas, en las que los estudiantes se sentaban en grupos de cuatro o cinco miembros. Allí los alumnos podían crear y trabajar de manera colaborativa, afrontar los problemas de manera conjunta y compartir sus ideas. Pero, desgraciadamente, quien planificó ese espacio para los estudiantes no lo explicó bien entre los profesores para que lo valoraran. Al cabo de un tiempo me llegó la noticia de que un poderoso decano se había hecho con el control de esa aula, y se deshizo de todas las mesas para que fuera capaz de acoger hasta seiscientas personas. De una tacada destrozó la idea estructural que posibilitaba el trabajo colaborativo porque nunca la comprendió. Pero hay más. En la Northwestern había otra aula particularmente interesante, porque tenía sillas con ruedas que podían moverse y configurar el espacio de múltiples maneras; algo muy normal hoy, pero para nada común en aquellos tiempos. De nuevo un lugar orientado a la interacción múltiple. En este caso, fue el equipo de limpieza el que acabó con la idea porque el aula era un caos de sillas todas las mañanas y resultaba complicado realizar su trabajo. El aula estaba en la biblioteca de la universidad, así que convencieron al rector para que clavaran las sillas al suelo. Quizás debemos reforzar en las instituciones educativas el mensaje de que el objetivo de formar a los estudiantes no es algo exclusivo de los profesores, sino de todas las personas que trabajan en la institución. En un centro educativo todo el mundo debería tener clara esa idea porque, si no, se destruirá por completo su misión, y con ella el buen aprendizaje de sus alumnos. Creo que debemos comenzar a considerar la posibilidad de deshacernos de lo que llamo «la


tiranía del suspenso». Es importante generar rutinas en las que los estudiantes tengan varias oportunidades de intentarlo, fallar, escuchar proactivamente la crítica y volverlo a intentar. Esa es, de hecho, la forma de trabajo que también un académico espera para su propio aprendizaje. Al investigar, queremos tener la posibilidad de compartir nuestras hipótesis con nuestros colegas, recibir su crítica o su opinión, volver a trabajar esa idea y, probablemente, repetir el camino. Pero ¿por qué no les permitimos eso a los estudiantes? Que prueben, fallen, reciban sugerencias y prueben otra vez. El proceso actual penaliza a la gente por intentarlo y equivocarse. Al cursar una asignatura recibes una nota que forma parte de tu expediente para el

resto de tu vida. ¿Por qué actuamos así? La reacción habitual suele ser «Pero es que no podemos aprobar a un estudiante si no saca adelante ese trabajo». Y no estoy sugiriendo que lo hagamos, pero ¿por qué les suspendemos? ¿Por qué no decimos simplemente «No has aprendido suficiente para esta asignatura»? Solo conozco una universidad de los Estados Unidos que se haya deshecho de los suspensos: Brown University, en Rhode Island, uno de los centros de la Ivy League, que prescindió de ellos hace treinta o cuarenta años. Eso no significa que cualquiera que se matricule pase de curso. Sencillamente, si empiezas y no aprendes lo suficiente, no se te reconoce ni se te extiende el certificado. Desde luego, no vamos a enroscarte el suspenso alrede-

dor del cuello y a condenarte para siempre. La realidad es que quien lo intenta y falla recibe un mayor castigo que el que no lo intenta. No estamos animando a la gente a aprender y a superarse. La sociedad actual vive cada vez más deprisa y manejamos agendas más apretadas. ¿Es compatible este planteamiento con el tipo de aprendizaje lento que necesitan los estudios universitarios? Cuando mis estudiantes me piden alargar los plazos de entrega siempre les digo: «Si esto os lleva más tiempo, se lo estáis quitando a otra parte de vuestra vida. Pero si esa es vuestra decisión, adelante; estáis al mando de vuestra existencia y vuestro otoño 2019  Nuestro Tiempo —41


Entrevista Los mejores profesores

aprendizaje, solo tenéis que decidir si queréis estudiar esta asignatura en un semestre, en un año o en cinco». No podemos dilatar el tiempo, pero sí podemos decidir cómo emplearlo. En mi libro Lo que hacen los mejores profesores universitarios cuento la historia de uno de ellos, uno que vino a hablar conmigo al final de una clase sobre historia de la Guerra Fría. Quería realizar un trabajo, pero necesitaba más tiempo del estipulado de antemano en la asignatura. Se lo tomó y presentó un documento extraordinario sobre los sucesos de 1989 en El Salvador. Es más: después escribió sobre ese asunto una obra de teatro que se representó

rocientífico y por un psicólogo norteamericanos, Adam Gazzaley y Larry D. Rosen, que se titula La mente distraída. En él analizan este problema desde la perspectiva de los hábitos vitales de los animales salvajes. Las ardillas pueden estar cogiendo nueces del árbol hasta que lo dejan esquilmado. A no ser que haya otro árbol al lado, en cuyo caso saltarán a él. Algunas teorías afirman que eso mismo nos ocurre a nosotros con los teléfonos inteligentes. También somos animales, nos gustan las nueces y, sobre todo, nos gusta la información. Estamos siempre buscando nuevas respuestas, así que

universo smartphone

«Deberíamos ayudar a los estudiantes a entender tanto el poder como la capacidad diabólica de los ordenadores y los teléfonos inteligentes» el poder de la colectividad en el campus durante más de dos semanas con el aforo lleno. El alumno profundizó de verdad en aquellos sucesos y adquirió un grandísimo conocimiento duradero en la materia. Pero si yo no le hubiera alargado el plazo para ahondar en la cuestión, nunca habría llegado a ese nivel. La tecnología es una gran aliada, también en el terreno del conocimiento, pero su capacidad de distracción puede ser una gran barrera para el aprendizaje. ¿Cómo podemos aprovechar todo su potencial? Hace treinta o cuarenta años creíamos que si todo el mundo podía tener acceso a los ordenadores, el aprendizaje sería increíble. Y que, si los hacíamos pequeños, podríamos llevarlos encima y casi cualquiera podría tener uno. Pues bien, esa es la situación hoy en día, porque los teléfonos inteligentes son ordenadores. Y lo cierto es que esos diablos portátiles pueden ser muy constructivos, pero también tienen una gran capacidad para hacernos daño. Hay un muy buen análisis escrito por un neu42—Nuestro Tiempo  otoño 2019

«Los estudiantes deben trabajar en equipo para resolver las cuestiones que se plantean: así aprenden unos de otros»

brincamos con pasmosa facilidad de un árbol a otro. Y la tentación de hacerlo es tan grande que podemos entrar en patrones de comportamiento ilógicos, como estar ya persiguiendo la siguiente página web cuando aún no hemos comenzado a consultar la actual. Y al estar cambiando constantemente de fuente de información y de manera tan rápida, se pierde la capacidad de aprendizaje en el proceso. Eso es lo que podemos llamar surface learning [aprendizaje superficial]. En la biblioteca de Stanford, por poner un caso, descubrieron que los estudiantes navegaban por internet consultando una media de unas seis o siete páginas por minuto. En esas circunstancias, no hay manera de alcanzar un aprendizaje profundo.

¿Deberíamos entonces convertir los campus universitarios en espacios de desconexión? No, no lo creo. Lo que pienso es que deberíamos ayudar a los estudiantes a entender tanto el poder como la capacidad diabólica de los ordenadores y los smartphones. Pueden ser una herramienta muy útil, pero hemos de usarlos de manera muy sagaz. Mis nietos comienzan a utilizar ordenadores cuando llegan al tercer o cuarto curso de Primaria [entre los ocho y diez años]. En el colegio les prohíben navegar libremente por internet; solo pueden entrar en páginas concretas. Y si sacan el móvil en clase, se lo confiscan. No estoy seguro de que sea el mejor método, pero es verdad que tenemos que tomar medidas para que nuestros estudiantes lo comprendan. En primer lugar, debemos crear esos entornos de aprendizaje con preguntas y problemas que respondan a un cierto nivel de desarrollo correspondiente a cada nivel de madurez. Para ayudar a que los estudiantes universitarios adquieran espíritu contemplativo y puedan hacerse las preguntas adecuadas, la Universidad de Navarra puso en marcha hace tres años un museo de arte en el campus. Una de las mejores experiencias que tuve en aquel curso con Paul Baker consistió en unos ejercicios con pintura, escultura y otras obras de arte que considerábamos muy imaginativas o innovadoras. Debíamos estudiarlas y comentarlas desde sus principios de composición para comprender los planteamientos de sus autores: por qué habían inventado esas piezas, en qué contexto se encontraban o cuál era su reto artístico e intelectual. Fue una de mis vivencias más fructíferas, y ya han pasado unos sesenta años. Desde entonces, continúo reflexionando sobre arte porque es algo que me exige a mí mismo, a mi pensamiento y a mi proceso creativo. Hemos puesto las materias STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) en el pináculo del saber. Pero conducen más al pensamiento estratégico que al planteamiento de las grandes preguntas de las Humanidades. ¿Qué futuro nos


espera como sociedad si esta tendencia continúa? Recuerdo que mi mentor explicaba que para algunos el crecimiento está en memorizar. Para otros, en aprender cómo funcionan los aparatos, cómo ensamblar unas piezas con otras, conectar tuberías y desplegar fórmulas. Ese mundo, decía, nunca va a desarrollar un nuevo método que suponga un salto respecto a aquel al que pertenece. Pero a otros la educación les ayudará a alcanzar prestigio y una posición en la vida. Van a universidades para establecer relaciones con la finalidad de alcanzar un determinado estatus. Baker quería invitar a la gente a perseguir una vida creativa, descubrir quién

eres y cómo puedes usar tus experiencias únicas para alcanzar algo mejor. Eso es el crecimiento creativo, lo que llamamos la dinámica del poder de la mente, que es algo esencial para el bienestar de la persona. Cuando hice el curso, tenía entre mis compañeros a científicos y sanitarios que también se beneficiaron enormemente de él, porque les ayudó a explorar su mente y su propio pensamiento, y a utilizarlo para ser más dinámicos en sus áreas profesionales. Creo que, si solo destacamos el enfoque de las materias STEM, nos estamos perdiendo algo importante. ¿Tiene sentido la interdisciplinariedad entre la actual pujanza por la especialización en el aprendizaje?

Existe una escuela de ingenieros relativamente joven en Massachussets, el Olin College, que ha desarrollado cursos interdisciplinares para que sus alumnos no solo aprendan Ingeniería Mecánica o Ciencia de los Materiales. Estudian también Historia y Arte, entre otras asignaturas, integradas en sus currículos, que les ayudan a desarrollar puntos de vista más creativos. Así que espero que el modelo del Olin College se convierta en un paradigma para el futuro, aunque, por desgracia, no creo que vaya a ser necesariamente así. Y de alguna manera ocurre lo mismo con las Humanidades, que pueden incorporar una base de conocimiento científico para beneficiarse de sus perspectivas. La interdisciplinariedad es buena para el aprendizaje. Nt

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Grandes temas El lujo del 21

Talentos diferentes para diseños de lujo

Teresa, Eva y María reciben una sesión con un patronista de prestigio en las instalaciones de ISEM. 44—Nuestro Tiempo  otoño 2019


La marca de bolsos de gama alta Magalie, junto con ISEM Fashion Business School y Down España, desarrolló de febrero a mayo de 2019 «El lujo del 21», un proyecto en el que tres jóvenes con capacidades diferentes demostraron con sus diseños que tienen mucho que aportar al ámbito de la creatividad. texto Teo Peñarroja [Fia Com 19] @TeoPenarroja fotografía Pilar Martín Bravo

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Grandes temas El lujo del 21

las patatas tienen una pinta extraordinaria. Están asadas a la brasa y embadurnadas con mantequilla y ajo. Hay música y una pérgola. El carbón aún se consume en la barbacoa. Siete mujeres están sentadas a la mesa, al lado de una piscina.

latidos Eva puso a su diseño un bolsillo interior del tamaño de su móvil. Intenta meterlo, pero hay que hacer presión hasta incrustarlo. «Pero ¿no lo habíais medido?», bromea Marga. «Sí, pero sin la funda», dice Silvia, y todas se echan a reír. «Me siento enamorada de estar en “El lujo del 21”, como si fueran mi familia. Ellas me quieren a mí, y yo también a ellas». El bolso es un corazón porque, como dice Eva, «yo, en general, quiero a todos». Y es azul eléctrico porque le da mucha fuerza. «Como a mí me gusta la moda, me divierte…, aunque sea en el futuro conseguiré un trabajo en este mundo».

—Por no hablar de lo mal que nos hacen sentir por comernos esto —dice una de ellas. —Recuerdo a una modelo a la que se le salía más el hueso de aquí —comenta Silvia Soler señalándose la cadera— que la barriga. —Ahora hay diseñadores —tercia Montse Muñoz— que quieren modelos sin busto. —Pero las mujeres tenemos curvas — puntualiza Silvia. —¿Y por qué no hacen ropa para chicas reales? —pregunta María Iglesias. —Porque buscan percheros donde colgar sus diseños: unos hombros anchos y un cuerpo plano para exhibir sus creaciones. Junio. Madrid. Calor. Comida de fin de curso en la casa de Silvia Soler [Ing. Organización Industrial 98], profesora de ISEM Fashion Business School; antes, quince años en Loewe. Las invitadas son el resto de integrantes de «El lujo del 21»: Marga Arévalo [Hum 02], fundadora y dueña de Magalie, una marca de bolsos de lujo; Teresa Geisser, Eva Juárez y María Iglesias, tres jóvenes con capacidades diferentes que han participado en el proyecto; Samantha Machado, que trabaja con Marga; y Montse Muñoz, una ingeniera que pasó tres lustros en Loewe y ahora dedica gran parte de su tiempo a acciones sociales y colabora con ISEM. Celebran que, después de tres meses de labor intensa, han terminado el proceso de diseño y fabricación de sus bolsos. «Tuve la idea en la cabeza un año antes de que germinara —explica Marga. Y, por suerte, ISEM se interesó». Lo que pre-

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tenden demostrar con «El Lujo del 21» es que las personas con síndrome de Down y otras discapacidades intelectuales pueden ocupar puestos no solo en actividades manuales o mecánicas, sino también en las creativas. Para eso, la empresa de Arévalo y la Universidad han colaborado codo con codo en un programa educativo y laboral que ha llevado a Eva, María y Teresa a aprender el funcionamiento de una empresa de moda. Marga buscaba jóvenes con capacidades diferentes y a las que les atrajera la moda, para lo que contó con Down España y el apoyo de la Fundación Prodis, que promueve la inclusión de personas con discapacidad intelectual. «Empezamos con la selección de candidatos antes de Navidad y fue entonces cuando nos llegaron los vídeos de estas tres señoritas que tengo delante», recuerda. —Yo dije en el vídeo —cuenta María, que siempre se lanza— que me gustaban mucho las riñoneras. Me fijo en la gente del metro, cojo ideas y hago mis diseños. El bolso de María, bautizado El camino, se puede transformar en riñonera para «tener el bono del metro siempre a mano». Es, quizá, el más urbanita de los tres, y también el que se va a comercializar. María se expresa con alegría y desparpajo. Tiene veintiocho años, estudia Cocina, trabaja en restaurantes, da clases de primeros auxilios en colegios e institutos y anda. Sobre todo, anda. De una punta a la otra de Madrid, de Villaverde a Plaza Castilla. Mira. Más aún: ve. Dibuja mucho, lo que le gusta. Llena cuadernos. Su entusiasmo esconde una tristeza esperanzada como la bajamar en octubre: es consciente de sus propias limitaciones, pero comprende su capacidad. Está dispuesta a demostrar que ella puede hacer lo mismo que los demás.


El primer paso para diseñar un bolso es entender el brief, el concepto que la marca desea plasmar en un objeto. —Mi sueño es la moda —se suelta Eva. Y «El lujo del 21», como mi familia. Siempre me había ilusionado diseñar algo, y por fin he creado un bolso. Me siento muy orgullosa de este trabajo que hemos sacado adelante las tres. Eva es un delicioso atolondramiento: le salen las palabras a borbotones y tiene que interrumpirse de cuando en cuando para soltar una carcajada. Su bolso, Latidos, dibuja un gran corazón de mimbre que ocupa los veinte centímetros de diámetro de la pieza porque no había más espacio que llenar. A Eva se le escapa el corazón cada poco para confesar cuánto quiere a todo el mundo: a sus compañeras, a sus profesoras, a sus amigos, a su familia, a un tal Víctor. Ella buscaba un bolso que hablara de sí misma y, sobre todo, que fuera útil para salir de noche con los amigos o para ir en moto. (¿Conduces una moto, Eva? ¡No! ¡Qué más da!). Tiene veinticuatro años, baila zumba y trabaja —hace prác-

El 8 por ciento de las personas con síndrome de Down en edad de trabajar en España ejerce alguna profesión; todas relacionadas con ocupaciones manuales. «El lujo del 21» pretende demostrar que también pueden realizar tareas creativas. ticas— en la secretaría del decanato de la Universidad Autónoma de Madrid. Ha cursado un título propio de este centro en Formación para la Inclusión Laboral. Ayer se graduó y le emociona particularmente ese logro. En la otra esquina del sofá de jardín, concentrada siguiendo el rastro de Lucas, el perro, está Teresa. Es la más reservada de las tres y también, al decir de Silvia, la que más ha crecido con «El lujo del 21». Ha aprendido a echar a un lado la vergüenza y a hablar en público. Trabaja en Laboratorios Rovi, una empresa farmacéutica. Tiene una sensibilidad especial para el

orden y, quizá por eso, para el cielo, con sus constelaciones siempre tan exactamente en su lugar. Su bolso, La rosa de los vientos, representa una estrella que señala el camino. cómo se hace un bolso. Solo un 8 por ciento de las personas con síndrome de Down en edad de trabajar en España (unas 15 000 según estima Down España, aunque no existe un censo actualizado) ejercen alguna profesión; todas relacionadas con ocupaciones manuales o mecánicas. De ahí que mucha gente le haya preguntado a Silvia: «¿Lo han cosido ellas? ¡Pero qué puntadas más rectas!». «No, no, no otoño 2019  Nuestro Tiempo —47


Grandes temas El lujo del 21

—les responde. Lo han diseñado, que es mucho más difícil». Y continúa: «Eva, Teresa y María han entendido el brief [documento con la información imprescindible para comenzar un proyecto]: un bolso de verano para una mujer dinámica, urbana, que quiere estar guapa. Un complemento de lujo sin ostentación que, además, las encarne a ellas mismas. ¡Ahora empieza tú a elaborar todo eso!».

la rosa de los vientos El bolso de Teresa es una estrella polar. «Porque a mí me gustan mucho las estrellas —explica—. Me encanta verlas de noche. La estrella ilumina el camino. “El lujo del 21” me ha ayudado cuando estaba perdida». Marga apostilla que a Teresa le priva que todo esté en orden, como la brújula, que te orienta, marca el camino. El suyo ahora, dice, es «sentirse bien». Este año, su rosa de los vientos ha sido este proyecto de Magalie e ISEM. «Y mi familia», añade después. «Mi sueño real es trabajar en Laboratorios Rovi», apunta. Ya trabaja en esta empresa, donde acaba de firmar un contrato fijo. Está feliz. Brindan por ello.

—Primero —cuenta María— aprendimos qué es el lujo: algo que solo pueden tener ciertas personas. Y que el lujo debe ser silencioso. El lujo silencioso pone el acento en la calidad y procura evitar el alarde. La marca apenas se ve, en ocasiones se oculta en el interior de los artículos. «Cuanto menos ostentación, más lujo», explica Marga. «No se trata, por ejemplo, de que sea todo de piel, puede llevar combinación de materiales». —Después visitamos la fábrica —señala Teresa. —¡Bueno, pero eso fue casi al final! —la corrige Marga. —Nos pusimos a dibujar —añade María. En la primera fase trazaron los bocetos. Definieron que querían sus bolsos redondos, pequeños, azules. Cada una escogió su diseño. María dibujó una ola que acabó siendo un camino; Teresa, una estrella; Eva, cómo no, un corazón. —¿Por qué elegisteis el azul? —pregunta Marga. —A mí me gusta el ruido del mar —dice Teresa. —Y tenía que ser un bolso de verano — añade María. —El mar nos transmite la tranquilidad que queremos, ¿verdad? —sigue Marga. —Los ruidos del cielo —insiste Teresa.

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Tres azules: un azul Madrid, medio encapotado; un azul cielo de verano, tan azul que no puedes dejar de mirarlo; y un azul amor, electrizante. Una vez decididos los colores, las formas y los diseños comenzaron con los patrones. De las diez sesiones que tuvieron los martes y los jueves por la tarde, aquella fue la más difícil. Esa clase la dio Floren, «un patronista muy bueno que había trabajado cuarenta años en una marca como… —dice Marga, y se detiene antes de pronunciar el nombre. Bueno, una firma muy grande de este país». Y una vez cortados los patrones comenzaron la fabricación de la salpa. —¿La qué? —El diseño del bolso en tres dimensiones —explica María. —Un material —añade Marga— que se usa para ver las primeras pruebas de un bolso, su volumen, cómo quedará. Cuanta más precisión alcances con el prototipo, mejor resultará el producto. Y de hecho fue bastante exacto, nos quedó muy bien. Se adentraron también en el terreno de los presupuestos. El precio del bolso es de 220 euros. «Una de las diferencias entre la industria del lujo y Zara y el fast fashion es que para fabricar hay que tener en cuenta el valor de los materiales», aclara Marga. —Piel de cordero, mimbre… —enumera María. —Y poco más —corrobora Marga—, las pequeñas piezas. —¡Mira, aquí llegan los postres! —avisa Eva. ¡Hala, helados! Yo quiero este. Hey, aquí está Lucas. Tintineo de tazas y de cucharas, un ladrido; hora del café. Eva pide un colacao. Aparece una caja de cruasanes, algunos cubiertos de chocolate: manolitos, los más famosos de Madrid, dicen.


Las integrantes de «El lujo del 21» comenzaron su trabajo buscando inspiración en las creaciones de otros diseñadores.

Parte de la formación que recibieron Teresa, Eva y María estuvo enfocada en las técnicas de medición y cálculo.

Con la salpa (en la esquina inferior izquierda), las diseñadoras aproximaron los volúmenes del bolso antes de fabricarlo.

Uno de los grandes retos del proyecto fue la comunicación. En la imagen, Teresa explica su bolso al jurado.

—¿Qué más hicimos, chicas? —pregunta Marga. Fuimos a la fábrica, como comentaba Teresa. —Y vino Ulises —añade María. —Es verdad. Nos visitó Ulises Mérida, y también Lourdes Maldonado —concede Marga. —Es muy majo —opina Teresa, sonriendo. —¡Y las sesiones de fotos! —se entusiasma María. Ulises Mérida, el famoso diseñador toledano, ha apadrinado «El lujo del 21», y colaboró impartiendo algunas clases a las participantes. Además, la periodista Lourdes Maldonado [Com 96], actualmente en Telemadrid, conocida por presentar durante más de una década los informativos de Antena 3, se acercó a las aulas de ISEM para dar a Eva, Teresa y

El proyecto piloto, pensado para personas nuevas en el sector, recorrió a lo largo de diez sesiones todos los pasos del diseño y fabricación de un bolso: desde el boceto y la selección de materiales hasta la presentación ante la prensa del diseño. María una sesión sobre oratoria y medios de comunicación. No solo había que diseñar los bolsos, también debían mostrarlos delante de la prensa. «Les asustaba hablar en público —reconoce Silvia—, pero el día de la presentación vencieron sus miedos. Fue emocionante». Llegan los sorbetes de limón aliñados con cava. —¿Qué es esto? —pregunta Eva. — Pruébalo —la invita Marga.

El calor aprieta. María se dirige a ponerse el bañador. —¿Vamos ya a la piscina? —dice con un deje de impaciencia. la gente no está preparada. En el salón de casa, mientras las demás se bañan, Marga y Silvia, las responsables, evalúan todo el proceso. Marga se sienta en el sofá blanco, Silvia en el rojo. Se las ve contentas, pero ahora adoptan un tono más confidencial. Se preguntan si «El Lujo otoño 2019  Nuestro Tiempo —49


Grandes temas El lujo del 21

del 21» es una iniciativa que puede llegar a más, a provocar un cambio real. Si de verdad personas con discapacidad intelectual van a entrar algún día en el mundo del diseño de moda.

el camino El de María es el bolso que saldrá al mercado. «Antes iba a ser una ola — reconoce —. Mi abuelo me llevaba al puerto de Sagunto [Valencia] a ver los barcos, y sus amigos me dejaban montarme en ellos; el azul me recuerda al mar cuando salían los barcos. Y el mimbre, a la mecedora en la que se sentaba». Pero terminó siendo un camino porque la forma era parecida y representa el estilo de vida de María. «Yo siempre estoy andando por ahí con mis amigos, de una parte a otra de Madrid. Y el azul es también el del cielo sobre el asfalto. Además, el camino es así porque no siempre es recto. Hay cosas que dificultan un poco, pero siempre hay que seguir adelante».

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—Hay personas con capacidades diferentes —apunta Marga— que poseen talento para incorporarse al sector. —Teresa, María y Eva se han demostrado a sí mismas que pueden seguir un proceso largo con una planificación y unas etapas —continúa Silvia—. Aunque luego no se dediquen a la moda, estoy convencida de que lo que han aprendido aquí de trabajo en equipo, de comunicación, de cómo proyectar una idea, desarrollarla y mejorarla hasta un nivel óptimo… ¡eso se lo llevan! Y es lo más importante. Hablan un rato sobre las capacidades diferentes. Aunque suele tomarse como un eufemismo, ambas están convencidas de que no lo es. —Realmente tienen talentos distintos, y no son necesariamente los que nosotros les asignamos —reconoce Silvia—. En el terreno de la creatividad, lo que aporta riqueza son las personas que piensan diferente. —Es que ellas tienen la mente completamente libre —dice Marga. Nosotros, por muy distinto que pensemos, no somos libres. Dejamos de serlo a los siete años. Hay unas convenciones sociales que no puedes evitar, aunque lo intentes. Pasa en todo, pero aún más en moda. ¡Imagínate! Empiezas convencida de que quieres crear bolsos con mimbre y terminas haciendo pouch bag [bolsos tipo cartera que se pueden llevar en la mano] de piel de cordero. Es lo que la tendencia demanda y debes hacer números. En cambio, mira La rosa de los vientos. ¡Es precioso el concepto! Y ha salido por la personalidad de Teresa. Es ella la que existe para que esto exista.

«La gente está preparada para actividades en las que realizan una labor social con alguien que tiene discapacidad, pero no para tratarles de igual a igual. Ellas han diseñado un bolso, y eso no lo hace cualquiera»

Tienen que creerse que pueden con casi todo, que son iguales que los demás. —De hecho les hemos exigido como a cualquiera —tercia Silvia. Hay una parte de la obligación que es dura: yo las he visto sufrir, agobiarse a ratos… Entonces la tentación era pensar «Ah, como tienen discapacidad, no les pido más». ¡No! —Han percibido que las hemos tratado como personas adultas, no como niñas, cosa que detestan, y les hemos dicho «Puedes hacerlo» —añade Marga. Se hace un silencio reflexivo, puede que un poco incómodo, que pronto rompe Marga al salir de su ensimismamiento. —Quizás hemos traspasado más barreras de las que el espectador puede asumir. Esto puede causar impacto o rechazo. —La gente está preparada para actividades en las que realizan una labor social con alguien que tiene discapacidad, pero no para tratarles de igual a igual —considera Silvia—. Porque, mira, han diseñado


En la barbacoa de fin de curso. De izquierda a derecha: Marga, Eva, Montse, María, Silvia, Teresa y Sam. un bolso, y eso no lo hace cualquiera. Yo me quedo con lo que nos han comentado las familias: que han notado diferencia en ellas, en su madurez y su forma de afrontar las situaciones del día a día. —Ahí hemos detectado un vacío, es verdad —responde Marga—. Necesitamos acciones que tengan más recorrido. A mí no me vale la pasarela en la que sale una niña con síndrome de Down desfilando. Que está muy bien, es superimportante. Pero yo quiero un cambio real. —«El lujo del 21» es un proyecto que visibiliza las capacidades diferentes —afirma Silvia—. A mí me gustaría que otras empresas se atreviesen: conseguir un efecto contagio en otras áreas. —El plan de trabajo, cuando lo planteamos, no estaba pensado para personas con discapacidad, sino para cualquiera que fuera nuevo en el diseño de bolsos —dice Marga—. Demuestra que ellas pueden sacar adelante procesos creativos, aunque antes lo percibieran como algo inaccesible. Se ilusionan con la posibilidad de una

segunda edición con una marca de bisutería: diseñar collares, pendientes, pulseras. Afuera se escuchan chapoteos y risas. Sigue pareciendo muy temprano, pero el verano engaña. —Siempre se dice que hay que echar a andar, pero nadie se decide a dar el paso gordo. Todo el mundo quiere meter un poco la patita pero luego salir. Y ya hay que empezar a caminar de verdad —reflexiona Marga. —Además, sabían que lo hacían por ellas y por todas sus compañeras —dice Silvia. Es un mensaje para todos. —María tiene conciencia de que está contribuyendo a ese cambio —añade Marga—. Lo expresa en el vídeo: «Cuando vean que yo he diseñado un bolso como este pensarán: “¿Esa niña con discapacidad lo ha creado?”. Pues sí, lo he hecho». Esa actitud lo compensa todo. ⅓

EN CIFRAS

· 34 000 personas con síndrome de Down en España. · 20 años de vida laboral en personas con síndrome de Down. · 35 años de vida laboral de media en España. · 15 000 personas con síndrome de Down están en edad y condiciones de trabajar. · L de la inserción laboral lo acogen las empresas. · M de la inserción laboral están atendidos en centros protegidos. · 1 200 personas con síndrome de Down se han integrado exitosamente en un entorno laboral en España.

Nt

nota: No existen registros pormenorizados, pero Down España considera este cálculo el más exacto. otoño 2019  Nuestro Tiempo —51


FIRMA INVITADA Ignacio del Villar

Un patrón para los científicos

entregaron el premio pronunció estas palabras: «La naturaleza del ser humano está contenida tras la concepción en el mensaje cromosómico, lo que le diferencia de un mono o de un pato. Ya no se añade nada. El aborto mata al feto o embrión, y ese feto o embrión, se diga lo que se diga, es humano». Ese día le escribió a su mujer una carta en la que decía: «Hoy he perdido el Nobel de Medicina». Pero para él lo importante eran su familia y sus pacientes con síndrome de Down. Uno de ellos le abrazó a la vez que le confesaba: «Quieren matarnos. Usted tiene que defendernos. Somos muy débiles y no sabemos cómo». Así que se dedicó a impartir charlas y a participar en debates donde recibió unos cuantos insultos. En una de las conferencias que dictó en París, unos asaltantes entraron con barras de hierro y agredieron a bastantes de los asistentes, entre ellos personas con discapacidad intelectual y ancianos. Jérôme y su mujer se libraron de los golpes, pero no de una serie de tomatazos y hasta de un filete de buey que impactó en la cara del genetista. Los manifestantes también arrojaron menudillos, al tiempo que gritaban que los fetos no son más que trozos de Este año es el vigesimoquinto aniversario de carne. la muerte de Jérôme Lejeune, que demostró el Pregonar la verdad no sirve de mucho si no se completa con el origen genético del síndrome de Down y lideró la amor. Uno de los aspectos más destacados del genetista galo fue su causa provida en el siglo xx. Su valía humana y su gran compasión. Como médico, Lejeune asistió durante su vida a más de ocho mil personas con síndrome de Down, a las que trataba como honda espiritualidad lo convierten en un modelo a sus hijos. También se preocupaba por sus padres. No les engañaba para los científicos de hoy. en cuanto a lo que suponía esta alteración genética, pero les hacía ver también que su hijo no era un monstruo, que era un regalo de Dios. ra el año 1958. El genetista francés Jérôme Tanto se desvivía por estas familias que llegaba a atenderles por teléfono incluso por las noches. Lejeune (1926-1994), en un trabajo colaborativo Jérôme Lejeune nos dejó como legado la Maison Tom Pouce, que con Raymond Turpin y Marthe Gautier, consiprotege a mujeres embarazadas o madres con un bebé de pocos meguió contar un cromosoma de más en el cariotipo de un individuo con síndrome de Down: la trisomía del cromo- ses, y la Fondation Lejeune, centrada en la investigación del genoma y en el apoyo de personas afectadas por el síndrome de Down o por una soma 21, el primer trastorno relacionado con una mala distrienfermedad genética. bución del patrimonio hereditario. La obra de Lejeune se cimenta también sobre una honda vida Tiempo después, en 1963, Lejeune halló un fenómeno espiritual. Solía regalar rosarios que él mismo fabricaba, y cuando esopuesto, el de personas a las que les falta un fragmento del taba en el extranjero hacía lo posible por encontrar una iglesia donde cromosoma 5. Por humildad no quiso poner su apellido a este participar en la misa. De ahí que el proceso para su beatificación vaya trastorno y lo llamó síndrome «del maullido de gato», aunque por buen camino. Los científicos necesitan referentes que les ayuden no pudo evitar que a menudo se le cite como enfermedad de a descubrir que ciencia y fe son compatibles; que es Lejeune. También colaboró en el conocien sintonía con el Creador del mundo como mejor miento del síndrome «18q» en 1966, y enconLa pregunta del autor se puede llegar a comprenderlo y a mejorarlo. Ya tró otro en el que un cromosoma con forma tenemos a san Alberto Magno en el campo de la de anillo sustituye al cromosoma 13 en 1968; ¿Se convertirá Jérôme mineralogía y la zoología, san Cosme y san Damián identificó la trisomía 8 en 1969 y con la ayuda Lejeune en el patrón de en la medicina, y al beato Nicolás Steno como funde Marie Odile Rethoré hizo lo propio con los genetistas? dador de la geología. ¿No se merece un patrono la la trisomía 9 en 1970. Genética, quizá la ciencia más importante del siglo En 1969 le concedieron el William Allan xxi? Memorial Award, la máxima distinción que otorga la Sociedad Norteamericana de Genética. Precisamente en esta ceremonia se proIgnacio del Villar es profesor de la Universidad Pública de @NTUnav Navarra y autor del libro Ciencia y fe católica: de Galileo a Lejeune. dujo un acontecimiento que cambió su vida. Opine sobre este asunto en Le galardonaban porque gracias a su hallazgo Twitter. Los mejores tuits se podía determinarse si una persona tenía publicarán en el siguiente número. síndrome de Down antes de que naciera y, en consecuencia, practicar el aborto. Cuando le

E

52—Nuestro Tiempo  otoño 2019



Campus

13 000

alumnos, entre grados, másteres, doctorado y títulos propios, estudian en la Universidad de Navarra durante el curso 2019-20. La cifra total de alumnos de grado se mantiene en torno a los 8 500 estudiantes.

nos visitaron Margherita Missoni

juan ignacio de elizalde

Elena Barraquer

asghar farhadi

directora creativa de M Missoni

Director general de Coca-Cola Iberia

[25.03.19 ISEM Fashion Business School] Margherita Missoni,

[23.05.19 Career Services] ¿Qué significa trabajar en una marca global como Coca-Cola? ¿Cómo se adapta a las demandas de las nuevas generaciones? ¿Cuáles son las claves y retos que implica dirigir la compañía? El director general de Coca-Cola Iberia, Juan Ignacio de Elizalde, se refirió a estas cuestiones en una conversación con Roberto Cabezas [MGEC 10], director de Career Services de la Universidad, durante el último Career Experience celebrado en el edificio Alumni de Madrid. Nacido en Argentina, De Elizalde se unió a la compañía en 2003 como director de Planificación Estratégica en la Unidad de Negocio de Latinoamérica Sur en Buenos Aires. Tras pasar por México y Chile, recaló en Europa, encargado de la gestión del entorno regulatorio y las relaciones con múltiples grupos de interés, antes de llegar a España.

[27.06.19 Alumni Catalunya] La doctora Elena Barraquer, de la Clínica Barraquer y presidenta de la Fundación que lleva su nombre, participó en el segundo Alumni Meeting Catalunya con el rector Alfonso Sánchez-Tabernero [Com 84 PhD 88]. El coloquio giró en torno al modo de impactar en la sociedad a través del trabajo profesional; en este caso, la oftalmología y la tarea docente e investigadora de la Universidad, respectivamente. La doctora Barraquer contó que desde pequeña había visto a su padre y a su abuelo ejercer esta especialidad: la mirada y el conocimiento puestos al servicio de los más necesitados. Ella tomó el timón gracias a su ejemplo: «Descubrí que con lo que quería hacer podía ayudar a mucha gente». Según afirmó, en el mundo hay 39 millones de ciegos y 19 millones de ellos podrían no serlo.

[08.06.19 Comunicación]

directora creativa de M Missoni, participó en un coloquio con Teresa Sádaba con motivo del VII Encuentro Anual de ISEM Fashion Business School. Margherita es la heredera de la firma italiana fundada por sus abuelos, Ottavio Missoni y Rosita Missoni Jelmini. Embajadora de la casa, desde 2018 dirige además M, el sello juvenil de la marca, cuya primera colección verá la luz para la temporada Primavera-Verano 2020. «M Missoni permite reinventar las colecciones sin perder los valores tradicionales de la casa», declaró. «M quiere ser humilde y nada presuntuosa, un nombre que transmita unos valores y que todo el mundo pueda llevar, una forma de hablar con un público más joven dentro del universo Missoni». Al preguntarle por los retos del sector, Missoni respondió sin dudar: la sostenibilidad. 54—Nuestro Tiempo  otoño 2019

Oftalmóloga de la Clínica Barraquer y presidenta de la Fundación Elena Barraquer

Director de cine y guionista iraní

Asghar Farhadi, cineasta iraní ganador de dos premios Óscar por Nader y Simin, una separación (2012) y El viajante (2017), impartió una clase magistral en la Facultad de Comunicación dirigida al público cinéfilo en general. En la masterclass, el director, que sorprendió a todos por su cercanía, hizo un viaje retrospectivo por su obra cinematográfica y los participantes pudieron interactuar con él en un diálogo sobre sus películas. Javier Tolentino, director del programa «El séptimo vicio» de RNE 3, moderó la sesión. La clase puso el broche final a la visita de Farhadi a Navarra con motivo de un workshop de inmersión cinematográfica organizado por Estudios Melitón, con los que la Facultad de Comunicación mantiene un acuerdo colaborativo.


945

nuevos estudiantes internacionales, 600 de primer año de grado y otros 345 de intercambio, han estrenado su experiencia universitaria en septiembre de 2019. Son alumnos de 55 nacionalidades.

alfombra roja

TITULACIONES 2019-20

La oferta académica de este nuevo curso abarca 38 grados, 14 dobles grados, 13 grados bilingües, 42 másteres y 20 programas de doctorado. Como novedad, incluye tres nuevos posgrados: el Master Executive en Big Data Science, en la sede de Madrid; el Master in Management, en el IESE; y el doble Máster en Intervención Educativa y Psicológica y de Profesorado en la especialidad de Orientación, en el campus de Pamplona.

INVESTIGACIÓN

Los optimistas, al final, tenemos razón «Iniciamos el curso con una mirada esperanzada». Estas palabras propuso el rector, Alfonso Sánchez-Tabernero, en el acto de apertura de curso. Ante un aula magna repleta de vestes académicas, su discurso distinguió «qué aspectos proteger y en qué áreas innovar». «Los permanentes —explicó— tienen que ver con nuestra identidad: siempre seremos una universidad que aspira a estar en la frontera de la ciencia, con vocación de servicio, sin ánimo de lucro, comprometida con el crecimiento intelectual y personal de sus estudiantes y que se inspira en las grandes propuestas del pensamiento cristiano». Respecto a los ámbitos en los que la Universidad innovará durante este curso, el rector señaló los tres nuevos másteres y la puesta en marcha de la nueva máquina de radioterapia de protones con la que la Clínica seguirá investigando cómo curar el cáncer. En las áreas de docencia e investigación, Sánchez-Tabernero recalcó los excelentes resultados

de los alumnos de primer curso, su buena valoración de la Universidad y el alto porcentaje de estudiantes internacionales, además de las numerosas publicaciones científicas en revistas de prestigio de los profesores y la envidiable posición que la Universidad ha alcanzado en diversos rankings. El rector bromeó con que «no les damos excesiva importancia a los rankings excepto si salimos muy bien». Precisamente, a propósito del ranking del Times Higher Education, que sitúa a la Universidad junto a Oxford y Cambridge, Sánchez-Tabernero recordó al primer rector, Ismael Sánchez Bella. «Parece una broma divertida o un acto de justicia poética que, pocos meses después del fallecimiento de don Ismael, ese pequeño Estudio General que él inició hace seis décadas haya aparecido en un ranking junto a las dos míticas universidades inglesas a las que él añoraba parecerse», dijo. Y añadió: «Al final, de un modo u otro, los optimistas siempre tenemos razón».

El presupuesto de investigación de la Universidad para el curso 2018-19 ascendió a 95 millones de euros. Esta cifra incluye a la Clínica Universidad de Navarra, el IESE Business School, el Cima y Tecnun. Con los que se financiaron 742 proyectos, de los que 263 son de nueva creación. Asimismo, se defendieron 136 tesis doctorales, se publicaron 1 521 trabajos científicos y se formaron 107 grupos de investigación en los que estuvieron involucrados 1 115 investigadores. EMPLEABILIDAD

946 alumnos de la Universidad de Navarra desempeñaron prácticas este verano en 617 empresas, consulados, embajadas, asociaciones y fundaciones de todo el mundo. 826 de ellas (83,27 %) radicadas en España y 166 (16,73 %) en el extranjero. De los estudiantes que han culminado prácticas en un país foráneo, 59 obtuvieron una beca: Erasmus+ (37), Banco Santander Erasmus (10) o Global Internship de Caja Rural de Navarra (12).

otoño 2019  Nuestro Tiempo —55


Campus ALUMNOS

La Universidad de Navarra, primera de España en empleabilidad en el ranking QS Campus inclusivo. La Universidad de Navarra y la UPNA han organizado una nueva edición de los «Campus Inclusivos, campus sin límites», en los que dieciséis jóvenes con alguna discapacidad física o intelectual o en riesgo de exclusión social conocieron distintas facultades de ambos centros.

Día del Deporte. El sábado 21 de septiembre más de dos mil personas, entre profesores, empleados, alumnos y otros ciudadanos de Pamplona, participaron en la XXVI edición del Día del Deporte, una jornada para disfrutar en familia de más de 65 actividades deportivas y solidarias.

La Universidad de Navarra es la primera de España en empleabilidad y la 71 del mundo, según la edición 2020 del ranking QS, y es el cuarto año que lo consigue. Destaca especialmente por su reputación entre los empleadores y por las oportunidades de los alumnos de conocer empresas en el campus. Solo otras tres instituciones educativas españolas se encuentran entre las cien primeras a nivel global: la Politécnica de Madrid, la Universidad de Barcelona y la Complutense.

El Museo de Arte de la Universidad lanza el programa Talento Artístico El Museo de Arte de la Universidad ha puesto en marcha el programa Talento Artístico, un plan de formación y flexibilización que permite a los estudiantes que participan en grupos de teatro, la orquesta sinfónica o el coro compaginar su carrera académica con el desarrollo de sus talentos artísticos. Además, el programa incluye sesiones específicas con profesionales y reconoce en ETCS el esfuerzo de los alumnos que desarrollan alguna forma de arte.

NUEVOS DELEGADOS

Rafael M.ª Pérez Araluce [Far Nut 21] y Jaime Andrés Paredes Dueñas [Arq 20] han sido elegidos respectivamente delegado y subdelegado de alumnos de la Universidad de Navarra. Participaron en la votación los representantes de las quince facultades y escuelas. 56—Nuestro Tiempo  otoño 2019


lapiDARIUM

jordi puig baguer, profesor de ciencias ambientales

La Universidad, en el podio europeo de docencia con Oxford y Cambridge El ranking de Times Higher Education sitúa a la Universidad de Navarra en tercer lugar de Europa, solo por detrás de Oxford y Cambridge, en la calidad de la docencia. Mejora, así, cinco posiciones con respecto a 2018. Esta clasificación ordena a 258 universidades de dieciocho países según el compromiso de la institución con sus alumnos, la capacidad para impartir las clases, el fomento del pensamiento crítico y la interacción con los profesores. También se evalúan las oportunidades para desarrollar habilidades que ayuden en la carrera profesional, la calidad de los servicios de la institución, el entorno de la enseñanza y el acceso a los materiales de aprendizaje. La movilidad de los estudiantes Erasmus + y la proporción de alumnos internacionales son otros elementos relevantes en el estudio. Para obtener esta clasificación, el Times Higher Education Europe Teaching Rankings 2019 entrevistó a más de 125 000 estudiantes de casi una veintena de naciones de

toda Europa sobre su experiencia en la educación superior. Hay catorce universidades españolas entre las cien primeras de Europa, de modo que nuestro país es el segundo con más representación en la lista, por detrás del Reino Unido. Además de la Universidad de Navarra, también figuran entre las primeras la Autónoma de Barcelona, en el puesto número 12, y la Autónoma de Madrid, en el 18. El rector, Alfonso Sánchez-Tabernero, agradecía de esta forma a los alumnos, alumni y empleados el logro que representa esta posición: «Este reconocimiento al trabajo de profesores, empleados y estudiantes es motivo de alegría. Quería agradeceros especialmente el esfuerzo que habéis puesto cada uno, cada una, desde vuestro trabajo concreto, en el centro o servicio en el que os encontráis. Gracias a todos, hoy podemos celebrar que la Universidad es reconocida como uno de los mejores lugares de Europa y del mundo para estudiar».

visita israel

Un grupo de quince alumnos de la Universidad de Navarra ha visitado Israel para descubrir el tejido empresarial del país. El viaje, organizado por Innovation Factory (la unidad de emprendimiento) y la Escuela de Ingenieros, les ha permitido conocer diferentes compañías que destacan por su labor innovadora y tecnológica.

«Mientras nuestra cultura no se decida a enriquecernos sin empobrecer a la Tierra o a los demás que viven en ella, algo serio sigue estropeado en nuestro espíritu» Del artículo «Un océano de sensibilidad», publicado el 8 de agosto de 2019 en Diario de Navarra.

gerardo castillo, profesor emérito de la facultad de educación y psicología

«La alegría no está en lo efímero, sino en lo que permanece; es consecuencia de cierta plenitud de vida que proviene de la unión con el bien»

Del artículo «La confusión entre ser alegre y estar alegre», publicado el 28 de agosto de 2019 en Diario del Alto Aragón.

antonio lópez, pintor y profesor en el curso «maestros de la figuración»

«Todos necesitamos las palabras de los demás porque nos pueden dar luz»

De la noticia publicada el 13 de junio por el Museo Universidad de Navarra.

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Campus

publicaciones

IN MEMoRIAM

[24.06.19] Teresa Cardona [Der 98], subdi-

1

rectora del Colegio Mayor Bonaigua (Barcelona), falleció en un accidente durante un viaje solidario por Costa de Marfil.

5 [04.08.19] Francisco Altarejos, antiguo vicedecano de Ciencias de la Educación, supo ocuparse realmente de la educación y la felicidad de cada persona.

Ángel Martín Duque, antiguo decano y profesor de Filosofía y Letras, ejerció como guardián de la honestidad del historiador. Deja una profunda huella.

[06.08.19]

2

4

3

1. Ruth Breeze, investigadora del Instituto Cultura y Sociedad, y Jan Zienkowski, de la Universidad San Luis de Bruselas (Bélgica), han coeditado el libro Imagining the Peoples of Europe. Populist Discourses Across the Political Spectrum, que explora el nuevo orden político y las diferencias en las representaciones del pueblo. 2. La fecunda producción científica del profesor Leonardo Polo, filósofo y catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras de 1956 a 1996, ha generado los veintisiete volúmenes de la serie Las obras completas de Leonardo Polo, que se presentó en junio. 3. Los profesores de Arquitectura César MartínGómez, Maider Istúriz y Amaia Zuauza-Ros han escrito Una mirada a las instalaciones urbanas en Israel en 2017, un caso paradigmático de la capacidad de transformación del hombre. 4. Ramiro Pellitero, profesor de Teología Pastoral, ha presentado Renovar la educación de la fe, dirigido a educadores de la fe cristiana: profesores, catequistas, sacerdotes, padres y madres de familia que deseen conocer mejor el Catecismo de la Iglesia Católica. 5. Mei-Hsin Cheni, profesora adjunta de ISSA - School of Management Assistants, ha publicado Experiencia estética en el diseño de producto, sobre el papel de la belleza en el diseño industrial.

Mal que bien

[08.08.19] Juan Andrés Ciordia, antiguo

profesor de Filosofía y Letras, fue director de Educación del Gobierno Foral y presidente del Tribunal Administrativo de Navarra.

homenaje

58—Nuestro Tiempo  otoño 2019

El escritor y traductor Enrique García-Máiquez (Murcia, 1969) [Der 92] protagonizó un recital de poesía en el Colegio Mayor Belagua, en el que presentó su próximo libro Mal que bien (Adonáis, noviembre de 2019).

El Observatorio de Catástrofes de la Fundación Aon y Tecnun convocan la primera edición del Premio José María Sarriegi [Ing. Mecánica 94 PhD 99]. El galardón, que homenajea al subdirector de investigación de Tecnun-Escuela de Ingenieros fallecido el año pasado, premiará al mejor artículo de investigación académica sobre temas relacionados con la gestión de Catástrofes Naturales.


NOMBRAMIENTOS

El IESE celebra su sesenta aniversario La escuela de negocios celebró su sesenta aniversario con un congreso conmemorativo en el campus de Barcelona. En el acto, dirigido por el profesor Antonio Argandoña bajo el lema «La empresa y sus responsabilidades sociales», intervinieron prestigiosos académicos de escuelas de negocios y universidades de todo el mundo, que reflexionaron sobre la misión y responsabilidad de la escuela de dirección de empresas. Con motivo del congreso, el Gran Canciller de la Universidad, Fernando Ocáriz, visitó el IESE e impartió la conferencia inaugural para los profesores y empleados en el aula magna, retransmitida por videoconferencia a los demás campus del IESE (Madrid, Múnich, Nueva York y São Paulo).

Acto de bienvenida a los becarios Alumni La Universidad dio la bienvenida a los 337 alumnos, procedentes de veinte países, que estudian este año gracias a una beca Alumni. Este curso se han concedido 86 nuevas ayudas, de manera que ha ascendido a 337 el número total de becarios en el curso 2019-20. Los fondos destinados este año a becas Alumni es de 2,5 millones de euros, en su mayor parte provenientes de la Asociación de Amigos de la Universidad, benefactores como el Santander Universidades y entidades como Fundación ONCE, Caja Rural de Navarra, Banco Pichincha, Fundación IEISA y Fundación Bolar, entre otras.

xacobeo ‘21

Isaías Calvo [Der 95], director de Administración y Relaciones con las Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago, recaló en el campus, invitado por el Servicio de Deportes. Se reunió también con el alcalde de Pamplona, Enrique Maya [Arq 84 PhD 92], y visitó el albergue municipal.

Pablo Pérez López, catedrático de Historia Contemporánea y director del Grupo de Investigación en Historia Reciente, se ha incorporado a la junta del Instituto Cultura y Sociedad como codirector científico. Gregorio Guitián [Bach Teo 99] ha sido nombrado decano de la Facultad de Teología por el Gran Canciller, Fernando Ocáriz, en sustitución de Juan Chapa. Greg Burke, portavoz del papa Francisco entre julio de 2016 y diciembre de 2018, ha sido nombrado director de Comunicación del IESE. La División de Corporate Marketing and Communications mantendrá su unidad y estará codirigida por Itziar de Ros y Greg Burke. Marta Ferrer [PhD 96] es la nueva directora asistencial de la Clínica Universidad de Navarra y formará parte del Consejo de Dirección. Es un cargo de nueva creación que ayudará al director médico, Jesús San Miguel, en la gestión del área médica de la sede de Pamplona. Susana Aulestiarte [Der 98 PhD 03] , subdirectora del Instituto Core Curriculum desde 2016, ha sustituido a María Fernández Ygartua como gerente de ISSA - School of Management Assistants.

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É

Campus Recuerdos de Faustino

rase una vez, en aquel tiempo construido por ilusiones y esfuerzo, por sueños que se hacían realidad, capaces de levantar toda una universidad a la vera de un río escondido, de huertos y prados asombrados, árboles curiosos y risueñas margaritas, un hombre llamado Faustino Usoz, que inventó su fascinante cafetería. El lugar cerraba con sus cristaleras de botillería romántica el patio escurialense del edificio Central y abría a la amistad, el encuentro y la conversación de todos —estudiantes, empleados, profesores y amigos— su amplia estancia forrada de nobles maderas con escudos, mesas redondas y gran mostrador. Recordaba a los bodegones alemanes donde los estudiantes se batían en duelo tras apurar jarras de cerveza. Faustino, que con tal nombre fue bautizado por sus asiduos visitantes, tenía ciertamente un aire de Heidelberg, pero también de figón de pícaros, venta manchega y caserío vasco. Extraña criatura, sí, señor, que además se convirtió en aula magna alternativa. Faustino era el reino de las tertulias, los encuentros, las charlas informales de doctos invitados, las miradas discretas de los enamoramientos, las risas de los jóvenes, las sesudas reflexiones de aspirantes a filósofos, juristas, historiadores, políticos, periodistas y profesores. Tinglado de la antigua farsa de cómicos pudiera también decirse de tan curioso y proteico escenario, como igualmente era émulo de los encuentros literarios madrileños en el café Gijón o en Pombo, habitado por las greguerías de Ramón Gómez de la Serna, o los cafés parisinos de Montparnasse. Faustino ofrecía además una suculenta carta de pinchos, bocadillos y platos combinados que pronto elevó su oferta a comedor de postín. elogio de los cafés. Propiciar la conversación es tarea encomiable, justa y necesaria, máxime en estos tiempos algo deshumanizados que están suplantando el diálogo entre personas por la hipercomunicación digital. En el Faustino que ahora evoco, apenas se veían o se escuchaban teléfonos móviles. Sé que las cosas han cambiado y no soy nada apocalíptico ni partidario de distopías pesimistas por culpa de las nuevas tecnologías y, lógicamente, ahora se ven alumnos con sus tablets y teléfonos inteligentes sobre las mesas o corrillos que de vez en cuando atienden llamadas y mensajes de WhatsApp. Tal vez por esta misma realidad sea muy oportuno incluir aquí unas líneas en elogio de los viejos cafés, donde es posible que se perdiera el tiempo y se favoreciese el ocio, pero del mismo modo se creaba un espacio propio, apartado, donde convivían las tertulias y los parroquianos aislados, meditabundos y hasta somnolientos.

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Faustino, ágora de la amistad El entrañable rincón del edificio Central, con su arquitectura y su bullicio, es mucho más que una cafetería restaurante. Repasamos los años dorados de este espacio único ahora que sus padres, los que le dieron el nombre y lo encumbraron, ceden el testigo a nuevos dueños. Nuevos tiempos y nuevas manos para el calor de siempre en el bar Faustino. texto Pedro Lozano Bartolozzi [Der 65 PhD 67 Com 79] fotografía Archivo Fotográfico Universidad de Navarra


También en nuestro café universitario, con la excusa de tomar una taza de esta bebida caliente y reconfortante que unos dicen proviene de Arabia y otros de las Indias, podemos hacer un alto en nuestros trajines y trabajos para hablar con otras personas e incluso con uno mismo. El diálogo, si además es bonancible y entre amigos, es quehacer beneficioso para la salud y ayuda a convivir, a enterarse y escuchar las opiniones ajenas y a manifestar nuestros criterios. ¿No es precisamente este el espíritu que sostiene la universidad? Si no recuerdo mal, Moratín escribió una obra titulada La comedia nueva o El café y Ramón y Cajal el libro Charlas de café. Nuestro Faustino no ha pasado todavía a la aventura literaria pero sí a la epistolar, gracias al ingenio y gracejo de las crónicas volanderas tituladas precisamente Desde Faustino. El éxito de esta original metamorfosis de un café en estafeta de correos fue rotundo. Su difusión, amplísima, popular y periódica convirtió a estas cartas en imprescindibles para enterarse los antiguos alumnos de noticias, sucedidos y cotilleos mil, hasta el punto de ser rebautizado informalmente como el Hola de la Universidad. Todavía añoro las explicaciones que me daba el infatigable José Antonio Vidal-Quadras sobre el contenido o el diseño de la carta que estaba preparando. Lo hacía gesticulando con entusiasmo, mientras pinchaba una crujiente croqueta y pedíamos dos vinos. auténtica aula magna. Mencioné antes que la verdadera aula magna del edificio Central era Faustino. Y lo reafirmo con cierta bonhomía respetuosa. Aquí no hay actos solemnes, reposteros, sillones de terciopelo rojo, alfombra palaciega ni serios tribunales de catedráticos ataviados con togas negras, puñetas de encaje y birretes con flecos multicolores. Ni tampoco bedeles con guantes blancos o alumnos encorbatados y alumnas con vestido de cóctel. Es otro tipo de aula magna, sin protocolos ni discursos laudatorios, sin citas de Cicerón ni de Shakespeare en sus versiones originales. Es el aula del bullicio estudiantil, del alborotado atendimiento a las demandas de la barra, del entrar y salir de unos y otros, del ir y venir de un revoloteo de bandejas, del ruido contagioso entre vasos, botellas, tazas y platos. Toda la variopinta vida universitaria palpita, desfila y se asienta aquí, en el movimiento continuo, casi en el fluir heracliano que recorre de un extremo a otro tan rico y cambiante escenario. Faustino no es una cafetería, es una pandereta alegre de la tuna, apuntes olvidados en una silla, libros que se repasan antes del examen, un bolso con las esperanzas de Inés que empieza Filosofía, una mochila con los pensamientos de Ernesto que termina Derecho, el queso de cabrales que regala Esteban, el café cortado en vertical

de don Luka, el dominó de ideas que juegan Alfonso y Carlos Soria, un paraguas traído tal vez por Mary Poppins y el destello del sol curioseando el patio al llegar la primavera. palabra, amistad, atención. Los escudos colocados en las paredes y el torneo de sus mesas otorgan a este lugar tan metafísico un evidente vínculo histórico con los caballeros del rey Arturo. Lo digo por las mesas redondas, claro, que si en parte tienen un cierto aspecto de bosque de setas encantado o cachivaches de juegos de un parvulario, más se parecen a la célebre tabla redonda del legendario aposento artúrico en el castillo de Camelot. Estoy seguro que de vez en cuando, por sorpresa, aparecen por aquí guerreros con armadura, juglares, monjes, damas emperifolladas, halconeros. ¿No los han visto? Les diré un secreto. Cuando vienen se disfrazan de camareros y camareras. Faustino es mucho más que todo lo dicho hasta ahora. ¿Por qué?, se preguntarán. La respuesta es muy sencilla por su evidencia. Faustino es palabra, amistad, trabajo hecho con delicadeza de orfebre, sencillez, comprensión, servicio discreto, labor escondida en las estancias que no vemos, como la cocina, la despensa o la cesta de la compra. Y, sobre todo, es corazón. Corazón generoso en Faustino y en Juan Ardáiz, casado con su hija Silvia. Ellos han continuado el recio y sentido buen oficio, incorporando novedades y avanzando siempre, sin perder un ápice del carácter entrañable de este legado. Juan supo recoger la antorcha del relevo y embridar novedades y cambios. Se potenció el comedor, instalando en el piso superior un auténtico restaurante merecedor de varias estrellas Michelin. Siempre atento, aconsejaba las verduras de temporada o los pescados del día o el solomillo al punto. Se hizo mítico el postre de goxúa, un pastel con crema caramelizada. Si el comedor pudiera hablar, nos asombraríamos de la cantidad de anécdotas, de noticias, de comentarios, de festejos familiares o de amigos de los que ha sido testigo. Gracias, Faustino, por ser ágora de la palabra y de la amistad. Nt

otoño 2019  Nuestro Tiempo —61


Campus Nuevos doctores honoris causa

Una universidad de esperanza El Gran Canciller, Fernando Ocáriz, destacó el servicio a la sociedad y a la cultura que, desde su libertad, han prestado los profesores Moneo, Archer, Picard y Fine, a quienes invistió como doctores honoris causa. texto Teo Peñarroja [Fia Com 19] @TeoPenarroja fotografía M. Castells [Com 87] y Archivo Fotográfico Universidad de Navarra 62—Nuestro Tiempo  otoño 2019

la esperanza aparece sigilosamente en todos los discursos que los grandes cancilleres de la Universidad de Navarra pronunciaron durante su primera investidura de doctores honoris causa: san Josemaría Escrivá instaba, el 28 de noviembre de 1964, a «mirar con ánimo grande hacia el porvenir» ; el beato Álvaro del Portillo, el 21 de enero de 1989; y Javier Echevarría, el 31 de enero de 1998. También la idea de una universidad como «lugar de esperanza» vertebró el discurso de Fernando Ocáriz el 28 de junio.

«Es frecuente oír que vivimos en tiempos de crisis e incertidumbre», dijo el Gran Canciller en su discurso. «Paradójicamente, en medio de un progreso y bienestar nunca alcanzados hasta ahora, vemos agotarse la energía que impulsa a personas y sociedades. ¿De dónde puede surgir la savia que las nutra y dé vigor? Una parte importante de la respuesta se puede encontrar en una educación genuina, en el poder transformador de las personas que piensan por sí mismas, sin dejarse dominar por las modas, y que fijan el rumbo de sus vidas, recorriéndo-


primeras investiduras

En el acto de nombramiento de doctores honoris causa. De izquierda a derecha: Rafael Moneo, arquitecto; Margaret Archer, socióloga; Ignacio Barrera, vicencanciller de la Universidad; Fernando Ocáriz,

Gran Canciller de la Universidad; Alfonso SánchezTabernero, rector de la Universidad; Robert Picard, experto en economía de los medios, y Ruth Fine, filóloga.

El doctorado honoris causa es el mayor reconocimiento académico que puede otorgar una universidad.

las con sentido: como peregrinos y no como errantes». Tras más de seis décadas de trayectoria de la Universidad, Ocáriz, en el acto que se celebró en el Museo, miraba a las ilusiones de su fundador y afirmaba: «Los sueños de san Josemaría para esta institución se van haciendo realidad». Aunque apuntó que ese optimismo no consiste en cerrar los ojos con ingenuidad al mundo contemporáneo: «No cabe ignorar los actuales problemas relativos al respeto de la vida de cada persona, a la promoción de la familia y a la libertad de educación. Es

28.11.1964 san josemaría «Miremos con ánimo grande hacia el porvenir. Ayudar a forjarlo es labor de muchos, pero muy específicamente empeño vuestro, profesores universitarios. No hay universidad propiamente en las escuelas donde, a la transmisión de los saberes, no se una la formación enteriza de las personalidades jóvenes». 21.01.1989 beato álvaro del portillo «No nos resignamos a pensar que esta reducción materialista de la cultura sea la inevitable conclusión del pensamiento de los últimos siglos. Apreciamos las maravillas de la naturaleza y los inmensos beneficios del progreso material. Más aún: queremos participar activamente en la tarea de desarrollar la ciencia, de hacer progresar la técnica, de acrecentar el ya ingente patrimonio de la cultura». 31.01.1998 javier echevarría «La generación actual no se resigna al desencanto: desea encontrar un camino y un fundamento para la esperanza auténtica, que no pueden ser otros que la búsqueda sincera de la verdad. Afirmar que la universidad está para servir a la verdad supone optar por una revolución que puede parecer lenta pero que es la única eficaz y profunda. No hay realismo mayor que el empeño diario basado en la esperanza». 28.06.2019 fernando ocáriz «Quienes estamos vinculados a esta Universidad encontramos un decisivo motivo de esperanza: que cualquier explicación de los cambios culturales y sociales es incompleta si no tiene en cuenta a Jesucristo. Dios quiere hijos libres y no esclavos. Esa providencia paterna nos llena de esperanza, nos libera de todo pesimismo, nos invita a amar al mundo». otoño 2019  Nuestro Tiempo —63


Campus Nuevos doctores honoris causa

preciso trabajar para que en la sociedad reinen la caridad y la justicia. La universidad debe ser un faro que, por medio de la investigación de la verdad, ilumine el mundo, una savia que, a través de la convivencia y la amistad, nutra las almas de los jóvenes que pasan por este campus año tras año. En esto radica una fuente de vitalidad, capaz de devolver el entusiasmo a un mundo cansado». La Universidad de Navarra debe ser, según su Gran Canciller, «orientación y guía» para los jóvenes que llegan a sus aulas. «Contando con su libertad, se les invita a promover las causas más justas, se les anima a preocuparse de los más necesitados, se les prepara para entender su profesión como un servicio a la sociedad», dijo. Como sus predecesores, Fernando Ocáriz vinculó en su discurso la idea de esperanza con la de construir el futuro sin ligaduras y de cara a los otros: «La libertad se realiza plenamente en el amor, en el servicio a los demás». Estos valores fundamentales, aseguró don Fernando, «se pueden descubrir en la trayectoria profesional de los cuatro nuevos doctores»: el arquitecto Rafael Moneo, primer español en recibir el Premio Pritzker; la filóloga Ruth Fine, que ha pasado muchos años tendiendo puentes entre la cultura hispana y la hebrea; el profesor Robert Picard, un referente mundial en la economía de los medios de comunicación; y la investigadora Margaret Archer, cofundadora y presidenta hasta el pasado marzo de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales. Con ellos ya son 39 los honoris causa que forman parte del claustro de la Universidad, desde el papa emérito Benedicto XVI hasta Robert Spaemann, pasando por Jérôme Lejeune. Después de seis decenios mirando al futuro con esperanza, esta alma mater sigue apostando por una visión del trabajo como un servicio libre a la sociedad. Nt

64—Nuestro Tiempo  otoño 2019

objeto simbólico

El collar de Gran Canciller se utiliza únicamente en las investiduras de doctores honoris causa. A la izquierda, el primer boceto realizado por Talleres de Arte Granda alrededor de 1960, el documento más antiguo de su existencia. Tal como explica don César Ortiz-Echagüe, está inspirado en los de universidades británicas de amplio abolengo. No se usó hasta la segunda investidura de doctores, en 1967. En el centro, el escudo de la Universidad. Los otros medallones —en la versión definitiva—, lacados en azul y granate, alternan el escudo de Navarra con las inscripciones MC —Magnus Cancellarivas— y USN —Universitas Studiorum Navarrensis—.


Afincada en Israel, de ascendencia rusa y argentina de tercera generación, Ruth Fine tiene un pie en cada continente.

Ruth Fine: «Los grandes autores hablan desde varias culturas un idioma universal» La profesora Ruth Fine (Buenos Aires, 1957), de la Universidad Hebrea de Jerusalén —donde ostenta la cátedra Salomon & Victoria Cohen— fue galardonada en junio con el doctorado honoris causa por su constante trabajo para acercar las culturas española y judía. En su apretada agenda encontró un hueco para hablar con Nuestro Tiempo sobre Borges, Cervantes, el judaísmo y la universidad. texto Teo Peñarroja [Com Fia 19] @TeoPenarroja fotografía Fátima Rosell [Com His 19] @FaRosell y Manuel Castells [Com 87]

la profesora fine está en el Rectorado. Recién llegada de Jerusalén, alquiló un coche en Madrid acompañada de su familia para venir a Pamplona en plena ola de calor de junio español. Le han dado una sala de reuniones, un ventilador, una botella de agua —de vidrio, qué menos— y un horario marcial. Ahora conversa con una entrevistadora de ABC, después atenderá a sus compatriotas de La Nación. «Esos son los peores», dice, riendo. «Entonces podemos hablar en argentino», comenta al descolgar el teléfono. Como si no hablase todo el tiempo en argentino. Sus muletillas no dejan de ser dulces. Dice «desde ya» (y pronuncia dehde sha) en vez de por ejemplo, o «mil cuatro noventa y dos» para referirse al año en que Colón salió de Palos y todo aquello. Habla como argentina, es argentina, pero desde 1981 vive en Jerusalén, adonde se marchó en busca de unas raíces que sospecha que están en la Ciudad Santa. Vive en Jerusalén, pero su familia viene de la madre Rusia, como revela el apellido, Nucenovich. Tiene apellido ruso, pero no estudió su literatura, porque, cuando otoño 2019  Nuestro Tiempo —65


Campus Nuevos doctores honoris causa

ella cursaba Letras en la Universidad de Buenos Aires, Ottalagano, un interventor fascista, prohibió esa asignatura. Ruth Fine habita tres tradiciones culturales. Esta «multiplicidad de raíces», como le gusta decir, le permite tender puentes entre Israel, España y Latinoamérica. La profesora Fine, filóloga, apasionada de Borges y de Cervantes, de España y del judaísmo, recibió el 28 de junio de manos del Gran Canciller, Fernando Ocáriz, el título de doctora honoris causa por la Universidad de Navarra. En el epílogo de Historia de la noche, Borges escribió: «La biblioteca de mi padre ha sido el hecho capital de mi vida. Nunca salí de ella, como nunca salió de la suya Alonso Quijano». ¿Es esto verdad también en su caso? Eso es muy cierto en mi caso y también en el de don Quijote. Él poseía libros de caballerías y algunos pastoriles, pero nada de picaresca, por ejemplo. Eso, sin duda, lo condicionó. Nuestras lecturas nos determinan. Yo he estado permanentemente rodeada de obras que han sido cruciales: de literatura hispanoamericana, pero también del resto del mundo o de Historia del siglo xx. Me ha marcado mucho la biblioteca de mis padres, pero, por supuesto, también la universitaria. Usted ha dicho que llegó a Cervantes a través de Borges. ¿Eso cómo fue? Borges es el más cervantino de los latinoamericanos, decir hispanoamericanos sería decir mucho. Lo es explícitamente, porque habla mucho del Quijote en sus poemas, en sus ensayos, en sus declaraciones periodísticas y en sus cuentos; desde ya «Pierre Menard, autor del Quijote» [recopilado en el libro Ficciones en 1994]. Además, en su poética, Cervantes ha sido un maestro para él. Desarrolla muchas de las estrategias narrativas cervantinas, como los autores ficticios. Es decir, tienen la misma concepción de lo literario y, además, ambos hablan en sus textos de la literatura. 66—Nuestro Tiempo  otoño 2019

¿Cuáles son los títulos que a usted le han marcado en su trayecto vital? Los clásicos han estado siempre ahí, los españoles, y desde luego la literatura de la América que habla castellano, que ha sido fundamental. Creo que una de las novelas más importantes en nuestra lengua del siglo xx es Pedro Páramo, de Rulfo. Por supuesto, la literatura de los años sesenta en mi continente: Borges, Cortázar… pero también autores como Ernesto Sábato, si estamos hablando de argentinos; Octavio Paz, si nos vamos a México... Es decir, la biblioteca del mal llamado boom de la literatura hispanoamericana. ¿Mal llamado? ¿No es irónico que una palabra que enaltece la literatura en español tenga una designación con un anglicismo? Por otra parte, boom es un término comercial que se impuso. Fue ante todo un boom de ventas, y eso nos deja un saborcillo un poco incómodo. Realmente ha sido un éxito el esplendor de la literatura, el impacto que ha tenido en lectores y traductores, de manera que es cierto que se trata de un boom y eso no lo podemos negar. ¿Y fuera de la literatura hispanoamericana de los sesenta? ¿Cuáles son sus referencias? En la tradición española me han inspirado grandes autores de la Generación del 98. Puedo confesar que casi escribí mi doctorado sobre Unamuno, así que tengo media tesis sobre él. Me apasionaba este diálogo entre la filosofía y la literatura. También Ortega y Gasset y escritores contemporáneos como Juan Marsé, al que admiro. En las letras más universales Kafka, Stefan Zweig… La lista es grande. Kafka y Zweig son judíos y europeos, y en sus obras hay un sentimiento de desarraigo. Usted, que es de ascendencia rusa, argentina de tercera generación e inmigrante en Israel, ¿tiene la sensación de no ser de ninguna parte?

En efecto, creo que la literatura que me interesa tiene mucho que ver, de alguna manera, con el desarraigo. Pero yo lo diría positivamente: con la multiplicidad de raíces. Creo que los grandes autores universales son aquellos que han pertenecido a distintas tradiciones y que tienden puentes entre ellas, y, en ese sentido, dialogan en un idioma universal. Eligen una lengua para escribir, en este caso el alemán, pero están hablando en varios idiomas. Creo que es un regalo de la vida poder pertenecer a varias culturas, y por eso yo veo el término desarraigo como una ventaja que me permite un mayor respeto. Borges decía de Cervantes que era «tolerante en un siglo de intolerantes». Yo creo que lo fue porque pudo —desgraciadamente para él— cruzar el Mediterráneo, estar cautivo, conocer otras culturas, salir de La Mancha. Eso me parece muy importante. Don Quijote también salió. Sí, hay que salir al mundo. Hasta 1981 usted vivió en Buenos Aires y se formó en un ambiente convulso —la intervención de Ottalagano—. ¿Cómo recuerda su experiencia universitaria? Verdaderamente fue una época difícil tanto en el país como en la universidad. Yo empecé mi carrera cuando muchos de los catedráticos habían sido dados de baja, para decirlo suavemente. En la universidad teníamos un control policial, vigilancia… Y eso no promueve verdaderamente el espíritu ni académico ni intelectual. Si bien yo no me involucré demasiado, había latente una situación de terror de Estado. La universidad había desechado, en el caso de las Letras, todo aquello que podía ser sospechoso de subversivo, como la Teoría Literaria. Eran los momentos de esplendor de esta disciplina: el estructuralismo, el posestructuralismo… pero eso estaba ausente. Siempre cuento una anécdota. Nosotros estudiábamos todas las literaturas europeas: la francesa, la italiana…, sin embargo, no se enseñaba literatura


rusa, porque estaba asociada con la Unión Soviética. Aun así, recibí una formación muy buena de grandes filólogos y especialistas en el Siglo de Oro. Como la profesora Celina Sabor de Cortázar, que fue mi maestra y mi modelo. ¿Es la universidad actual mejor que la de entonces? Las universidades están transformándose en centros de especialización con un énfasis pronunciado en la alta tecnología, en la profesionalización de los estudiantes —en conseguir que salgan con herramientas para el mundo laboral—y, por supuesto, con mucha incidencia en las ciencias duras, dejando de lado las otras áreas. No puede existir un investigador que no haya pasado por las Humanidades y haya desarrollado su espíritu crítico. Creo que es una ausencia equivocada. ¿Puede ser que estemos creando técnicos en lugar de intelectuales? En cierto sentido, sí. Nuevamente, técnicos y profesionales que son grandes expertos en sus áreas y desconocen las otras. Creo que esto va a perjudicar finalmente el avance de la investigación. También el hecho de que la información sea tan accesible —porque la tenemos tan a mano con Wikipedia y todos estos buscadores— hace que no se entienda que los contenidos son solo una parte de lo que las universidades ofrecen; sobre todo aportan espíritu y herramientas críticas, y eso no lo puedes encontrar en Wikipedia. Volviendo al año 1981, ¿por qué decidió marcharse a Jerusalén? Sentí que la Universidad de Buenos Aires no podía satisfacer determinadas inquietudes mías, como la Teoría Literaria. Tuve la posibilidad de hacer un posgrado en otras universidades, por ejemplo la de Wisconsin, en Estados Unidos, pero sabía de la existencia de un fantástico departamento de estudios españoles y latinoame-

Ruth Fine con Javier de Navascués, su padrino, en la investidura. ricanos en un país y en una ciudad respecto de los cuales yo también tenía raíces que me interesaba recuperar. En ese momento pensaba dedicarme a las jarchas, una cuestión completamente multicultural. Son la primera manifestación de poesía hispanohebrea e hispanoárabe. Yo hablaba un poco de hebreo y mi deseo era también estudiar árabe, así que pensé que el mejor sitio era Jerusalén. ¿Descubrió allí algo de su pasado? Sí, raíces que me han llevado a un viaje de ida y vuelta, que eso es lo importante. He encontrado un origen no personal, porque yo no pertenezco a una familia, lamentablemente, sefardita. Como Borges hubiera querido ser judío, yo hubiera querido ser sefardita. Siento que todos los hebreos

multiculturalidad

«Es un regalo pertenecer a varias culturas: veo el desarraigo como ventaja» vocación sefardita

«Como Borges quiso ser judío, yo hubiera querido ser sefardita» interdisciplinariedad

«No puede existir un investigador que no haya desarrollado el espíritu crítico de las Humanidades»

tenemos nuestra cuna en la península ibérica. Me apasiona ayudar a redescubrir esa raigambre. La presencia del islam en España perduró siete siglos, y la judía diez. Creo que este país ha ganado mucho con eso, y las culturas judía y árabe también. Son un ejemplo que el mundo contemporáneo podría tomar y, ojalá, aprender algo de él. A propósito de eso, ha hablado en alguna ocasión de un diálogo secreto entre la cultura hispana y la judía en el Quijote. ¿Por qué es secreto? ¿Qué se dicen los que participan en él? El diálogo es secreto porque, obviamente, no quedan judíos en España. Por distintas razones históricas y de todo tipo la expulsión tuvo lugar en 1492 y el libro se escribió un siglo después. Cervantes conoció judíos durante su cautiverio en África, y probablemente también en Italia, pero no en la península ibérica, de modo que el dialogar con ellos no es algo que hubiera podido ser factible allí. Pero en silencioso secreto hay huellas. Algunas son evidentes y otras menos. Una de las más obvias, al final del octavo capítulo: cuando uno de los autores ficticios del Quijote se encuentra con que el libro se ha terminado, se dirige significativamente a Toledo, el sitio de las tres culturas. Allí va a rastrear la continuación del texto, que es de algún modo el decurso de una historia que ha quedado truncada. Al hallar un cartapacio con caracteres árabes, trata de localizar un traductor porque ya un cristiano no sabe leer esa lengua. Pero dice que «de haber buscado un intérprete de una lengua mejor y más antigua —estoy citando— lo hubiera podido encontrar. Por supuesto, esta lengua es el hebreo. otoño 2019  Nuestro Tiempo —67


Campus Nuevos doctores honoris causa

Se ha dicho de usted que tiende puentes. ¿Lo hace a propósito o es solo la manifestación de una inquietud intelectual? Sí, es intencional. Me importa mucho tender puentes. Es la clave de lo que podemos hacer por la humanidad en todas las áreas. En la mía trato de descubrir puentes en el pasado cultural, histórico y literario, y en el impacto presente. Creo que este es el único modo de resolver los conflictos. La humanidad es una. Podemos encontrar mucho más en común de lo que tenemos diferente. ¿Qué indicios encuentra hoy de posibles acercamientos entre la cultura hispana y la judía? Yo siempre comienzo mis artículos contando que llegué a Israel diciendo: «Soy especialista. Vengo a dar una conferencia sobre el Siglo de Oro español». Y me encontraba con que el público no entendía de qué estaba hablando. Cuando se trata el Siglo de Oro español, la audiencia judía piensa en la Edad Media, que es el siglo de oro judío en terreno español. Esperan que hable de Maimónides, Judas Leví, etcétera. Y al nombrar a Cervantes, Lope de Vega, Quevedo… no tienen ni la menor idea de qué estoy explicando. Lo mismo sucede si tomo a un español de la calle y le pregunto quién fue Judas Leví. No sabe que fue el primer poeta en lengua hispana, que los primeros versos en español los escribió un poeta judío en Estella [Navarra]. Es tanto lo que tenemos que redescubrir... Las relaciones diplomáticas entre España e Israel se establecieron en 1986. Desde ese año, tanto el descubrimiento de lo judío en general como de Israel en particular es acelerado. Existe un Instituto Cervantes en Tel Aviv y un Centro Sefarad-Israel en España que hacen una labor magnífica. Tendemos puentes, como las relaciones tan estrechas entre la Universidad de Navarra y la de Jerusalén. Se está trabajando intensamente en el ámbito 68—Nuestro Tiempo  otoño 2019

El final de Emma Zunz es la página preferida de Ruth Fine. educativo y también en el cultural y creo que queda mucho por hacer. Un vehículo sería promover que jóvenes españoles viajen a Israel, porque tiene muy mala prensa en España y se conocen solamente determinados aspectos. Y es tanto lo que resta por descubrir que vale la pena visitarnos. Acaba de mencionar la vinculación entre la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad de Navarra. ¿Cuál de los proyectos le hace sentir más orgullosa? Son muchos, pero mencionaré solo uno. Lo voy a destacar por lo que tiene que ver con mi labor. Se trata de una investigación que concluyó con un congreso interna-

espíritu crítico

«La Universidad ofrece espíritu crítico. Eso no está en Wikipedia» verosimilitud

«La literatura no habla de la verdad; habla de lo probable, de lo que pudo ser o lo que debió ser, pero es cierto» tender puentes

«Me importa tender puentes. Es la clave de lo que podemos hacer por la humanidad en todas las áreas»

cional en Jerusalén sobre la Biblia en la literatura del Siglo de Oro. Asistieron decenas de expertos de todo el mundo, pero especialmente investigadores de esta casa y de nuestra universidad, en el que dialogamos sobre la Biblia. Porque hablar de la Biblia es ya una cuestión polémica: ¿a qué Biblia nos referimos? Fue un congreso exitoso por el acercamiento humano y académico. Y de ese encuentro resultó un volumen colectivo que estimo de mucho interés. También hemos publicado otros trabajos con el grupo GRISO, dirigido por el catedrático Ignacio Arellano. Se trata de un equipo excelente, una perla de las muchas que tiene esta universidad, y me siento orgullosa de haber cooperado en este proyecto y en tantos otros. Supongo que tiene usted una página preferida de este libro [los Cuentos Completos de Borges]... Son tantas… Voy a tomar el final de «Emma Zunz», de El Aleph. Es un final aplicable a todo lo literario. Dice [se lo sabe de memoria]: «La historia era increíble, en efecto, pero se impuso a todos, porque sustancialmente era cierta». [Salta una frase] «Solo eran falsas las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios». Y esta es una síntesis magnífica que le hubiera gustado tanto a Cervantes. Está destilando un concepto que es fundamental en lo literario: lo verosímil. La literatura no habla de la verdad histórica; habla de lo probable, de aquello que pudo ser o que debió ser, como decía Aristóteles, pero que sustancialmente es cierto. Esta es una definición de lo literario. Nt



alumni

Inés García Paine «Los antiguos alumnos somos la prueba de que el proyecto de la Universidad funciona» Como tantos otros jóvenes, con 18 años recién cumplidos atravesó España de sur a norte para estudiar Periodismo en la Universidad de Navarra. A Inés García Paine [Com 93] no le resultó muy duro separarse de sus raíces malagueñas porque tenía claro su objetivo. Años después, en la revista Actualidad Económica, se cruzó en su camino Miguel Janer [Com 86], con el que luego se casó. Su historia con la Universidad no terminó entonces: dos de sus hijos, Inés [PPE 22] y Miguel [PPE 22], han seguido sus pasos y estudian en Pamplona. Además, desde el mes de marzo, es presidenta de Alumni Universidad de Navarra. texto Luis Álvarez Atarés [Com 03] @alvarezatares fotografía Maru Calamestra

¿Qué significa para usted ser alumni de la Universidad de Navarra? Formar parte de la mejor universidad, y eso lo llevo con orgullo y gratitud. Para mí fue un privilegio estudiar aquí. Y esto se traduce en que todo lo que aprendí intento plasmarlo en mi trabajo profesional. Además, significa entroncarse en una larga tradición intelectual y académica que me proyecta profesional y personalmente hacia el futuro. ¿Cómo es que le propusieron presidir Alumni Universidad de Navarra? Cuando me plantearon ser presidenta de la Junta de Madrid en 2017 rehusé al 70—Nuestro Tiempo  otoño 2019

principio. Pero al comentarlo con mi marido me hizo abrir los ojos: «Con la lata que nos das todo el día hablando de actividades y noticias de la Universidad, lo agradecida que estás, lo bien que lo pasaste… Ahora que te piden ayuda, ¿tu respuesta es no? Piénsatelo». No me arrepiento de decirles que contaran conmigo. Dos años después recibí con mucha sorpresa y gratitud la propuesta de la presidencia de Alumni. Yo quería ayudar a mi universidad y haría lo que me pidiese. Sin embargo, mi argumento generó una aclaración de Sergi Molas [MEGEC 05], director de Alumni: «Inés, esto no va de obligación, esto te tiene que entusiasmar». Y acepté encantada.

¿Qué le gustaría lograr desde este puesto? Aspiro a representar a todos los antiguos alumnos. Somos una parte importante de la Universidad, y nuestras facultades nos siguen aportando muchas iniciativas que debemos aprovechar. La Universidad está empeñada en no dejarnos sin nadie nunca en nuestro desarrollo profesional. Para esto nos ofrece formación continua y pone a nuestra disposición una gran red de networking. Somos afortunados: hay sitios en los que acabas y adiós. ¿Cree que los antiguos alumnos son los mejores embajadores de la Universidad? Sí, porque hemos vivido la experiencia y podemos contar en primera persona nuestro testimonio. La Universidad de Navarra se vende sola y el mejor activo es su gente: tú, yo y los más de 120 000 alumni repartidos por un centenar de países. ¿Qué caracteriza a un antiguo alumno de la Universidad de Navarra? El porqué y el para qué estudiamos una carrera. Creo que muchos de los que hemos pasado por esta universidad entendemos que nuestra profesión no es solo un medio para vivir. Es una manera de mejorar nuestro entorno y de servir a los demás. Puede sonar pretencioso, pero cada uno puede y debe trabajar por cambiar las pequeñas o grandes cosas que no son justas, que están


Inés García Paine era desde 2017 la máxima responsable de la Junta Territorial de Madrid.

otoño 2019  Nuestro Tiempo —71


La Universidad de Navarra cuenta con más de 120 000 alumni repartidos por un centenar de países. mal. Solo así lograremos dejar un mundo mejor que el que nos encontramos. La Universidad de Navarra no quiere formar únicamente a excelentes profesionales, sino también a grandes personas. Supongamos que coincide en un evento con un alumni que se siente desconectado de la Universidad. ¿Cómo le animaría a retomar esa relación? Nunca es un mal momento para reconectar, y cada uno encontrará sus motivos para hacerlo. Unos querrán revivir experiencias de su etapa universitaria, volver a los sueños de entonces. A otros les podrá interesar seguir formándose al hilo de las demandas del mercado laboral o ampliar su red de networking en busca de mayores oportunidades. Algunos añorarán reencontrarse con antiguos compañeros y con aquellas amistades que forjaron en el campus. Vivir la experiencia alumni abre un gran abanico de posibilidades para gente muy distinta. Habrá a quienes bastará con preguntarles: ¿Te gustaría poder devolver a la Universidad parte de lo que te aportó? También a través de las agrupaciones 72—Nuestro Tiempo  otoño 2019

territoriales, en 39 provincias españolas y en otros cinco países (Reino Unido, Estados Unidos, Ecuador, Guatemala y Panamá) se estrecha la distancia entre los graduados y el campus. ¿Qué valor tienen? Al frente de cada agrupación hay una junta territorial: son equipos formados por antiguos alumnos voluntarios que se ofrecen como enlace entre los alumni de una determinada área geográfica y la institución. Son los ojos y las manos de la Universidad fuera de las fronteras del campus. Mi consejo es que cuando llegues a un nuevo lugar busques la agrupación más cercana: además de contarte las actividades organizadas, te abrirá contactos profesionales y oportunidades de trabajo. ¿Qué les pediría a los antiguos alumnos? Me gustaría que los alumni sintiéramos que seguimos formando parte del proyecto de nuestra alma mater y que la ayuda que podamos prestar es necesaria. Hay muchas maneras de colaborar: poniendo a disposición de la Universidad nuestro

conocimiento y experiencia profesional, nuestro tiempo y también, cómo no, con donaciones para apoyar diferentes iniciativas. Se trata de sentir más a la Universidad como algo nuestro, que lo es, y de actuar en consecuencia con todo lo positivo que eso tiene. Usted colabora con los proyectos que impulsa la Universidad, al igual que más de ocho mil antiguos alumnos. ¿Cuáles son sus razones? Los ciudadanos podemos influir en la sociedad a través de las instituciones, que sirven de palanca para encauzar nuestras aspiraciones y sueños. Implicarse en un entorno tan activo como la Universidad de Navarra es una manera de aportar nuestro grano de arena, que puede llegar a ser una montaña. Está en nuestra mano promover becas para que nadie se quede sin estudiar aquí por cuestiones económicas. Pero también podemos respaldar la investigación biomédica, la humanística, los museos de arte y de ciencias u otros muchos proyectos.


En octubre, durante el congreso Building Universities’ Reputation, Christine Fairchild, directora Alumni de la Universidad de Oxford, afirmó que «la reputación de una universidad se concreta en la forma de vida de sus antiguos alumnos, dónde trabajan o cómo contribuyen a la sociedad». Coincido plenamente. Los antiguos alumnos somos la prueba de que el proyecto de una universidad está funcionando, de modo que la reputación institucional se verá mejorada en gran parte con lo que hagamos los alumni. Por otro lado, en el currículum lo primero que aparece es la carrera que has estudiado y dónde. Si no fuera relevante, simplemente se indicaría la titulación. Es un camino de dos direcciones porque la imagen de su universidad también favorece, o no, al alumni. Este congreso fue el primer evento en la nueva sede de la Universidad en Madrid: ¿qué papel va a tener el edificio Alumni para los antiguos alumnos? ¿Importancia? ¡Toda! Se llama Alumni, con eso ya nos están diciendo que es nuestra casa, como ya apuntó el rector en el Open House de hace un año. No solo para asistir a los eventos que se organicen, que ya este curso pasado han sido muchos y muy interesantes, sino también para aprovecharlo para reuniones profesionales o de nuestras empresas. Con esta apuesta por Madrid, estoy convencida de que la Universidad llegará más lejos y, al mismo tiempo, permitirá que muchos alumnos y alumni estén más cerca de la Universidad. «La graduación es solo el principio» es el mensaje que se transmite a los antiguos alumnos. ¿Qué implica? La Universidad te prepara para la vida laboral como un entrenador para competir en las Olimpiadas. Siguiendo con el símil, si has tenido un buen instructor —y la Universidad lo es— parece probable que llegues lejos, que emprendas tu vida profesional con excelentes aptitudes y con lo que es más importante: una buena actitud. Más de mil quinientos alumnos culminan todos los años sus estudios de grado: deles un consejo. «Soñad y os quedaréis cortos». Es una frase del fundador de la Universidad, san Josemaría, que me encanta repetir a mis hijos. Que sueñen con grandes ideales, que

miren hacia arriba en todos los sentidos, pero siempre pensando en los demás, en cómo servir a la sociedad. Porque, aunque no logres lo que esperabas, si trabajas, te esfuerzas y eres honrado, siempre triunfarás. También usted fue en su día estudiante. ¿Qué recuerdos guarda? Atesoro infinidad de momentos. Esos cinco años de mi licenciatura fueron una de las mejores épocas de mi vida. No solo estudié una carrera, sino que también aprendí a hacer teatro, a cantar en un coro, a trabajar en un cortometraje, a colaborar en la organización de congresos… Incluso tuve la oportunidad de imponerle la beca de la Universidad a don Juan de Borbón, el abuelo del rey, cuando vino a la Clínica poco antes de fallecer. En la Universidad uno crea relaciones, en muchos casos, de por vida. ¿Le ocurrió? ¡Por supuesto! Fuera de casa se madura más rápidamente y encuentras en tus compañeros y amigos una nueva familia. Yo compartí piso con otras cinco chicas —Carmen [Com 90], Marta [Com 94], Rosalía [Com 94], Cinta [Pedg 92] y Eva [Der 92] y Nucha [Der 93]—, con las que me une una gran amistad. Éramos cómplices de las alegrías, pero también paños de lágrimas en los trances más duros. Entre los alumni de cualquier promoción existe una conexión especial, y cuando coincidimos surgen mil y una historias que compartir. Conocí a multitud de personas con las que sigo manteniendo relación. Lo que la Universidad une… ¡no lo separa ya nadie! ¿Cómo ha influido en su desarrollo profesional haber estudiado en la Universidad de Navarra? Ha sido decisivo. No solo por los conocimientos técnicos, que al fin y al cabo son relativamente importantes y varían con el tiempo, sino sobre todo por el espíritu con el que te enfrentas al futuro: con ideales, con ilusión por hacer que tu lugar de trabajo sea un buen lugar para desarrollarse, con ganas de mejorar tu profesión… Como siempre digo, con pasión por cambiar el mundo desde tu parcela. La carrera que estudias te proporciona los cimientos intelectuales sobre los que después construyes tu edificio profesional, y los pilares de la Universidad de Navarra son sólidos, lo digo por experiencia.

desde 1992

Cuatro generaciones de presidentes Alumni La historia de los alumni de la Universidad de Navarra comenzó con su fundación, en 1952. Pero no fue hasta cuatro décadas después, en 1992, cuando tomó forma con el nacimiento de la entonces agrupación de graduados Alumni Navarrenses. El primer alumno de la Universidad, Fernando López-Jacoíste [Der 57], fue también su primer presidente. Nombrado por el entonces rector Alejandro Llano, ocupó el cargo hasta el año 2000. Otro antiguo alumno de Derecho tomó el relevo de LópezJacoíste, siendo rector José María Bastero: José Ángel Zubiaur [Der 71] fue presidente durante los siguientes ocho años. Ángel J. Gómez Montoro nombró al sucesor de Zubiaur en 2009: el periodista José Mª García-Hoz [Com 66], quien durante una década ha sido la cabeza visible de los antiguos alumnos de la Universidad. En 2019, el rector Alfonso Sánchez-Tabernero [Com 84] designó a Inés García Paine [Com 93], hasta entonces máxima responsable de la Junta Territorial de Alumni Madrid, como presidenta de Alumni Universidad de Navarra. «Representar a todos los alumni es una gran responsabilidad, pero al mismo tiempo un gran orgullo», reconoció Inés con motivo de su nombramiento.

Nt

otoño 2019  Nuestro Tiempo —73


POR MESES

Marzo 26

Junio 22

Mayo 18

Enero 18

Abril 16

Noviembre 16

Febrero 16

POR TIPOS 3 Otros 5 Proyectos 9 Empleabilidad

Las facultades, con los alumni

31 Networking

Durante el curso 2018-19, las catorce facultades de la Universidad organizaron más de 150 actividades centradas en la formación continua, el networking, la empleabilidad y el apoyo a proyectos universitarios.

117 Formación continua

Madrid 59 74—Nuestro Tiempo  verano 2019

POR AGRUPACIONES TERRITORIALES

Navarra 44

Otras ciudades* 15

Barcelona 9

Bizkaia Gipuzkoa 9 4 4 Sevilla


Octubre 12

Diciembre 9

Agosto 5

Septiembre 4

leyre zubiri [Med 10] Recibió el asesoramiento para ejercer en el extranjero.

«Gracias a la labor y experiencia de la Facultad con el Educational Comission for Foreign Medical Graduates, mi sueño americano se ha hecho real. Tengo la certeza de que sin todo el apoyo recibido yo no habría podido continuar mi carrera profesional en el Massachusetts General Hospital».

mercedes luco [Enf 11] Asistente al encuentro Alumni Enfermería Madrid.

«La Universidad nos sigue formando también como alumni, manteniéndonos al día de los avances de la enfermería. Desde que vine a vivir a Madrid, siempre que puedo me acerco, porque es como volver a casa. ¡Mi etapa en el campus fue uno de los mejores momentos de mi vida!».

fernando rojo [Nut 03] Acudió a las jornadas de actualización en Nutrición.

«Es aconsejable participar en actividades que abordan un tema en profundidad para estar a la última en ámbitos que están experimentando un rápido crecimiento. Además, te reencuentras con compañeros y es una oportunidad de establecer vínculos profesionales».

jon ariztimuño [Com 03] Participó en el 60 aniversario de Fcom.

«Nunca podemos dejar de aprender en una profesión tan cambiante como la nuestra. Es profundamente enriquecedor sumar puntos de vista y entender mejor cuál debe ser nuestro papel como comunicadores. Es una oportunidad para mirarnos a los ojos y tomar impulso».

begoña torralba [Issa 91] Intervino en el ISSA Alumni Meeting Madrid.

«Es una suerte poder tener estos encuentros en Madrid. Conocí a muchas recién graduadas que se incorporaban al mundo laboral. Derrochaban energía y ganas de demostrar lo que valen. Valoraron los consejos que les transmitimos».

Julio 3

POR ÁREAS TEMÁTICAS

35 Interdisciplinares

31 Comunicación

29 Humanidades

28 Ciencias Sociales

124 Centros

21 C. de la Salud

21 Ingeniería y Arquitectura

(*) Otras ciudades Valencia Málaga Valladolid Badajoz Huesca UK-Londres sin sede de Alumni 4 2 2 1 1 3 2 2 1 1 1 1 La Rioja USA-NY Asturias Burgos Tarrag. Zaragoza donde se han desa-

rrollado actividades.

otoño 2019  Nuestro Tiempo —75


Alumni Con el corazón en África

Beorlegui vive en Pamplona hace nueve años y no puede decir si es más africano o europeo: ambas culturas lo configuran.

Las culturas que soy La cultura en que crecemos nos construye una mirada, que se hace aún más elocuente cuando se enfrenta a otras experiencias. Ernest Beorlegui [PhD Der 19] nació en Dobwo, un pueblo de Malí, y creció en otras seis poblaciones africanas antes de vivir en Francia y España. En ese viaje descubrió la mirada del inmigrante, sobre la que investigó en su tesis doctoral. Pero, para entender al otro, lo primero es conocer qué hubo antes. texto Blanca Rodríguez Gómez-Guillamón [Com His 15] fotografía Manuel Castells [Com 87]

cuando era niño, ernest thera soñaba con vender aviones. Eran inalcanzables y, por ese motivo, se le antojaban mucho más interesantes que los coches o las bicicletas. En el momento en que su sonido rompía el silencio, el pueblo entero se detenía: la mujer que cocinaba el mijo, los amigos que jugaban a las cartas, los hombres que trabajaban la tierra. Entonces él tenía doce años y no imaginaba que algún tiempo después se subiría a uno para viajar a un mundo distinto, a otra cultura, a Europa. Tampoco el pueblo imaginaba entonces que aquellos artefactos, además de personas y mercancías, podían transportar bombas. «En 2012 empezó un conflicto terrorista en Malí —miembros de facciones yihadistas de Al Qaeda del Magreb Islámico, Al Shabab, Ansar Dine o Boko Haram, entre otras, trataron de imponer las leyes islamistas en el país—. No sé si ahora el cielo se mirará por inercia o con miedo», cuenta Ernest con la expresión ensombrecida. Hace nueve años que vive en Pamplona, donde el 29 de marzo de 2019 defendió en 76—Nuestro Tiempo  otoño 2019

la Universidad de Navarra su tesis doctoral. En ella, analizó los sistemas jurídicos migratorios de Francia y España, «dos países relevantes en la Unión Europea en esta materia». Al dejar Malí atrás, Ernest descubrió que Europa no tenía los colores, ni las tradiciones, ni la concepción de la vida de África. Iba a sumergirse en una cultura y unas formas de hacer diferentes, incluso contrapuestas. Y esa, reconoce, es la primera barrera que afronta un inmigrante. Para entenderse mutuamente, es interesante mirar la vida a través de otros ojos. dos vasos de té. Hay un recuerdo con el que a Ernest le brillan los ojos: las tardes de té con los amigos. Es lo que más echa de menos. Un pequeño corro en el patio de la casa —donde se reúnen, donde se come, donde incluso se duerme los días de calor— y una tetera de aluminio sobre un recipiente con carbón. El agua se calienta durante quince minutos y luego se mezcla con azúcar, hierbas o anís. Se reparten dos vasos respetando la jerarquía: primero el

mayor, el homenajeado, el que más disfruta el té. Luego se rellenan los dos mismos vasos y se les sirve a los siguientes. —Si alguien pasa por el camino y le apetece, se une. —¿Así, sin más? —Sí, claro. Si quiere té, o si estamos comiendo, pasa a saludar y bebe o come también. —¿Aunque sea un desconocido? —Claro, claro. —Pero entonces hay que hacer comida de más. —Siempre hay que hacer comida de más, porque seguro que no vas a comer solo. Si no te encierras en la casa, es imposible comer solo. El té vertebra las relaciones. cuentos de áfrica. Los cuentos de África saben a té. Los cuentos de África los cuentan los ancianos (si los cuentan). Ernest no termina de completar la sonrisa cuando lo menciona, porque asegura que la transmisión cultural se está perdiendo. Los ancianos del pueblo «no confían en cualquiera».


Ernest tenía doce años la primera vez que buscaba una respuesta. Le habían dicho cómo lo tenía que hacer: —Acércate al consejero y sírvele té. Deja que te observe. Sé sincero. Él decidirá si mereces o no su conocimiento. Así lo hizo. Dispuso el carbón y la tetera de aluminio y le ofreció el primer vaso. Estaban en la calle y los hombres aún no habían vuelto del campo. Las mujeres atendían a los niños al mismo tiempo que la comida y los animales. No se encontraban lejos, porque «los mayores nunca deben estar solos». Ernest se movía nervioso en la banqueta. Quería preguntar por los aviones, pero no sabía cómo empezar. Era consciente de que el anciano examinaba sus gestos y sus palabras. Pasaron algunas horas antes de que el mayor se aclarase la garganta. —¿Qué andas buscando? —preguntó al fin. Los ancianos son leales con las tradiciones y los conocimientos, porque no quieren que se usen para hacer el mal. «Por eso muchos mueren sin haber

transmitido a la siguiente generación porque no encontraron a alguien adecuado al que confiar cuanto sabían —lamenta Ernest. Los sabios constituyen el pilar de la sociedad. Son quienes establecen el orden público, garantizan la seguridad y enseñan a trabajar la tierra, a cuidar de los animales, a alumbrar a los hijos. Son una biblioteca viva y se acude a ellos para buscar respuestas». En África, «el respeto a los mayores configura el punto de partida». El mayor protege al menor, y el menor atiende al mayor. Un círculo que se establece como base de las relaciones sociales y familiares. sangre y plumas. Ernest se crio viajando. Nació el segundo de siete hijos de una familia católica. Su padre era catequista y su profesión les llevó por seis pueblos; todos ellos de la etnia bwa, que se establece entre Malí y Burkina Faso, cerca de la frontera. Bèoui, Dobwo, Togo, Keberenikui, Mayiraso y Touba eran pueblos sencillos, principalmente agricultores, y

de tradición animista, una creencia que considera que los elementos naturales tienen alma. Ernest había crecido con fetiches a su alrededor, pero el día en que entendió en qué consistían empezó a experimentar «un fuerte rechazo y un miedo que paraliza». Entonces no vio solamente un tronco de un árbol chorreando sangre y salpicado de plumas, sino que también vio un cuerpo que engordaba y se alimentaba de los sacrificios que se hacían sobre él. Las personas que compartían estas creencias conversaban con la naturaleza a través de ellos y ofrecían animales en lugares que tienen por sagrados para pedir lluvia, felicidad o hijos. —No te acerques —le advirtió su padre. El misterio que rodeaba a aquellos objetos mágicos le acompañó a partir de entonces. «Temía quedarme pegado a alguno de esos sitios y que me chupase la sangre», reconoce. Porque no era bueno estar demasiado cerca de un fetiche: una piedra, un puñado de tierra o un árbol a los que se atribuían poderes sobrenaturales. otoño 2019  Nuestro Tiempo —77


Alumni Con el corazón en África

El pueblo donde más fetiches encontró —tanto públicos como privados— fue Mayiraso, donde llegó a contar hasta diez. «Es su forma de encontrar a Dios —apunta —. Tratan de llegar a Él a través de la naturaleza». Los amuletos se veneran y se temen. Por eso, cuenta Ernest, los misioneros cristianos combatieron el terror que provocaban durmiendo junto a ellos. Al amanecer, la gente del pueblo se sorprendió de que continuasen vivos —algo que hasta entonces no habían creído posible— y pensaron que quizá el dios del que hablaban los misioneros era tan fuerte como el que se manifestaba a través de los fetiches. animales nocturnos. La mordedura de una serpiente apenas se siente como un raspón. Lo doloroso viene cuando el veneno empieza a extenderse por la sangre. A Ernest nunca le pasó, pero Médicos sin Fronteras calcula que 5,4 millones de personas son atacadas anualmente por serpientes y califica la situación como una «crisis olvidada de la salud pública». En África, indica Ernest, las serpientes y los escorpiones son tan comunes como en Europa las arañas. Por eso, en las casas suelen guardar piedras negras, un antídoto natural contra la ponzoña. Recuerda a su madre frotando la piedra en la herida de su hermano Hervé [Com 16]. Un poco antes le había mandado a por leña para preparar el almuerzo. Lo siguiente fue un grito. Su madre, enfermera, administró todos los antídotos de su botiquín para extraer el veneno y Hervé, de apenas quince años, notó cómo la quemazón se aplacaba. Los días de calor o en época de lluvias, las serpientes se esconden en los rincones más inesperados: en los cubos de agua, entre la ropa, dentro de los zapatos. También salen a los caminos, sobre todo cuando oscurece. Es en esas ocasiones cuando mejor se aprovecha uno de los mejores regalos que se le puede hacer a un adolescente: una linterna. «Con ella, uno sabe a qué se enfrenta en la oscuridad», aclara Ernest. 78—Nuestro Tiempo  otoño 2019

en sus zapatos

«Para entenderse mutuamente, es interesante mirar la vida a través de otros ojos» entre generaciones

«Los ancianos del pueblo son una biblioteca viva y se acude a ellos para buscar respuestas» amalgama de culturas

«Hay que encontrar la forma de conjugar distintas culturas. En mi caso, no puedo decir que tenga una única»

En los pueblos no hay electricidad. Con suerte, algunas familias tienen paneles solares para el consumo particular. El proyecto Lighting Africa, iniciativa del Banco Mundial y la Corporación Financiera Internacional, informa de que en África subsahariana alrededor de seiscientos millones de personas carecen de acceso a la electricidad; el 80 por ciento vive en zonas rurales. En consecuencia, la noche es cerrada y los caminos pueden hacerse peligrosos. La vida se rige por la luz del sol y de la luna. noches más claras. Las noches de luna llena son especiales. Ernest sonríe antes de admitir que cuesta olvidar esa claridad. El cielo se queda más despejado y se ve el camino. En la estación de lluvias —entre junio y septiembre— cuenta que los estudiantes vuelven de la ciudad, donde suelen alojarse en las casas de familiares durante el periodo escolar, y su jolgorio se une al de los hombres que regresan del campo.

Cuando brilla la luna llena, las chicas del pueblo salen a la plaza a cantar mientras los chicos pelean para demostrar su fuerza. Las jóvenes se reúnen en corros y airean secretos que no contarían en otro momento. Entonan melodías sobre el amor y entre las estrofas cuelan el nombre del chico que les gusta. Se echan unas en brazos de otras y se lanzan en volandas para darle un ritmo a la canción. Una entona y las demás responden. Y los muchachos, a una distancia prudente, se dan codazos si escuchan sus nombres. Ellas visten telas de colores y chanclas y se arreglan el pelo con trencitas. Ellos las miran con curiosidad. Tienen catorce, quince, dieciséis años. Al otro lado de la plaza, las mujeres casadas también observan y recuerdan viejos tiempos. También cantan. —Es el modo de decir que el pueblo está vivo y que existimos. Es un motivo de alegría y una forma de expresarnos. —¿Y alguna vez han dicho tu nombre? Se ríe. Se ríe fuerte. la ley de las castas. Una regla impera sobre todo: que nada está por encima de la organización social. Se pertenece a la casta en la que se nace y no puede haber mezclas. «Son tres grupos dentro de la misma comunidad y cada uno tiene su función — enumera Ernest—: los nobles, que son los agricultores y ganaderos; los trabajadores del hierro y de la madera, que sirven a los nobles y son imprescindibles para que todo funcione; y los que cantan, que tienen la lengua muy larga para guardar un secreto y van de casa en casa pidiendo comida». —¿Y si ocurre? ¿Y si se enamoran? —No, no debe pasar. —Pero ¿y si pasa? —Entonces tienen que irse. Pierden las raíces, a su familia, al pueblo. Se concibe como una traición, así que asumen esas consecuencias. al bajar del avión. Cuando Ernest Thera —actualmente de apellido Beorlegui— cumplió dieciocho años, cambió su sueño infantil de convertirse en comerciante de aviones por la carrera de


Derecho, que estudió en la Universidad de Bamako, la capital de Malí. Le gustaban la sociología y la filosofía, pero se decidió por una disciplina que, a priori, adivinaba con mejores oportunidades laborales. Sin embargo, al realizar prácticas profesionales, le desencantó descubrir la corrupción en el sistema judicial. Ernest buscó un cambio y lo encontró en la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, que le concedió una beca con la que pudo costearse un programa de posgrado en España. En ese periodo de búsqueda, la embajada española se había establecido en Malí en 2006 y había aprobado la ayuda económica con carácter anual. La madre adoptiva de Ernest, Blanca Beorlegui, es pamplonesa, de modo que el joven, asegura, no dudó sobre la ciudad en la que continuaría los estudios. Se estableció en la capital navarra en 2010 y, tras completar un máster, en enero de 2013 entró a formar parte del Proyecto Fronteras y Cultura del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra. Al mismo tiempo, en la Facultad de Derecho, comenzó su tesis doctoral. El viaje desde Malí a España conllevó algunos cambios, como aprender de cero el castellano. Sin embargo, lo que más le llamó la atención a Ernest fue la infraestructura de las ciudades. Al bajarse del avión, pensó que se encontraba en el paraíso. Al menos tal como podía entenderse en Malí. En Europa, los edificios son altos y sólidos y discurren ordenados a lo largo de la calle. Hay aceras, asfalto y césped. —En Malí todo tiene fecha de caducidad. Aquí, sin embargo, vas por la calle y te encuentras con una construcción del siglo xiii y te preguntas cómo eso es posible. —¿Y las personas? En España no es frecuente que los desconocidos beban o coman con otros desconocidos. Ernest mira a lo lejos. —Es otro tipo de vida. Aquí puedes tener amigos sin haber ido nunca a su casa. Lo habitual es encontrarnos en un bar o una cafetería. Nada de un té en el patio de tierra. Nada de comer, reunirse y dormir fuera —hace una pausa—. En Europa la gente

El inmigrante puede encontrar, además de dificultades como el idioma, la desconfianza y el miedo hacia él: barreras que le hacen sentir que no encaja. es menos generosa porque no se lo puede permitir. En Malí todo lo que vas a comer durante una semana puede costar dos euros. Aquí, eso mismo es lo que te cuesta un solo pincho. En África se vive el día a día, lo cual también tiene su lado negativo. —¿No se piensa en el futuro? —La vida es muy corta, porque, entre otras cosas, no se prevé la enfermedad. Lo das todo, pero, luego, ¿qué? Al contrario que en Europa, donde la gente planifica y ahorra para lo que pueda venir. —Para el inmigrante, ¿cómo es el proceso de adaptación? —El choque es inevitable. De pronto tienes que cambiar el modo de pensar. Es un gran esfuerzo, pero es que, si no, no sobrevives. Conforme pasa el tiempo vas olvidando detalles o formas de hacer de tu pueblo, porque tienes que descubrir y adaptarte al mundo de aquí. Hay quien tiene que luchar más porque desde un principio se siente fuera de lugar. Imagina que esa persona no

conoce el idioma, ni tiene el mismo nivel de formación, ni sabe cómo comportarse en el nuevo contexto. Y, además, percibe la desconfianza y el miedo hacia él como inmigrante. Encuentra muchas barreras, empezando por que son dos culturas diferentes. Puede sentirse como una pieza que no encaja, ya que sus experiencias vitales son muy distintas. Es importante que en ese acercamiento no se mire al otro como a un extraño sino como a una persona. —Y en ocasiones la cultura que recibe no es capaz de entender a la que viene. —Son miradas distintas. Cuando se comprenda que hay muchas miradas, se podrá evolucionar. Hay que encontrar la forma de conjugar distintas culturas. En mi caso, no puedo decir que tenga una única. Voy adquiriendo experiencias y conocimientos y eso configura mi identidad. No puedo decir si soy más de África o más de Europa, porque ambas culturas hacen de mí lo que soy ahora. Nt

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Alumni Carta desde... Jerusalén

Un nuevo comienzo en Tierra Santa Tras la muerte de su madre y a punto de jubilarse, alguien le sugirió a Carmen Rodríguez Eyré [His 68] marcharse a Jerusalén. Nuevos aires, nueva vida y nuevos retos en su actividad de voluntariado. texto Carmen Rodríguez Eyré

—Recomenzar. Hace ocho años que Carmen llegó a Jerusalén como voluntaria en la asociación Madaba.

—Desde Burkina Faso. Carmen con el primer grupo al que acompañó en Saxum Visitor Center. 80—Nuestro Tiempo  otoño 2019

jerusalén [israel]. Me habría gustado escribir estas letras desde la objetividad, con el tono ligero y amable de un cronista desapasionado, pero me temo que no puedo. Escribiré desde la vivencia, la emoción profunda, el agradecimiento de quien inaugura una nueva juventud a la edad en que otros se jubilan. Así fue como aterricé en Jerusalén el 27 de noviembre de 2011 para colaborar en la asociación Madaba, con el espíritu de una voluntaria que acepta temporalmente —me habían hablado de tres años— un papel sin definir: apoyar, animar, reforzar… Palabras que día a día tendría que llenar de significado: el gran reto de la libertad. Conservo, entre mis libros favoritos, Viajes con Heródoto, de Ryszard Kapuscinski. El autor cuenta que en su juventud soñaba «con pasar la frontera», una frontera espacial. Pero, de la mano del historiador griego, se introduce en otro tiempo, otros hechos y otros hombres, distintos y semejantes en su identidad más profunda con los que va coincidiendo. Unidad, universalidad, diversidad. Algo así sucede en Jerusalén, la ciudad multisecular —destruida y reconstruida— en la que se puede tocar la grandeza de Dios y la miseria de los hombres. un cosmopolitismo único. Al día siguiente de mi llegada, Mercedes Rubio [Fia 91], que habla varios idiomas, también el hebreo, me acompañó a la Ciudad Antigua. Por primera vez recé en el Calvario, en el Santo Sepulcro y me asomé a la Vía Dolorosa. No son emociones fáciles de reflejar en un papel y se mezclan con muchas otras vividas en esos primeros momentos: el canto del muezzin a las cuatro de la mañana, los judíos religiosos de negro riguroso y sombreros de ala ancha que dejan asomar tirabuzones; las niñas modositas, vestidas de oscuro, como salidas de un orfanato del siglo xix; las musulmanas con sus pañuelos a la cabeza, anudados de forma muy distinta a las israelíes; la espléndida belleza de las murallas y los edificios de piedra; los puestos de souvenirs, abalorios y comida, sin solución de continuidad; el reposo en las calles cuando se anuncia el sabbat; la increíble riqueza de los diferentes cultos

cristianos; las diversas lenguas —hebreo, árabe, ruso, griego, armeno— cada una con su alfabeto; los peregrinos del mundo entero… Un cosmopolitismo único y contrapuesto al de las grandes urbes de Occidente, que me parecieron de pronto excesivamente homogéneas…. Y la luz, mucha luz. Palmeras, limoneros, naranjos, cipreses, olivos, buganvillas multicolores se asoman por todas partes a las calles en cuesta, abiertas a perspectivas inéditas. Me matriculé en clases de hebreo, pero enseguida comprendí que no llegaría muy lejos e hice un cálculo: ¿cuántas personas hay en Jerusalén que hablan español, francés e inglés con las que podría entablar comunicación? Varios miles, suficientes para bloquear mi agenda de contactos. Sin proponérmelo había asimilado mi primera lección: no sufras por lo que no eres capaz de hacer, pero haz siempre todo lo que puedas. Me gusta el teatro. A veces veo la vida como un espectáculo, el gran teatro del mundo en el que todos desempeñamos un papel. Decidí cultivar el mío porque el lenguaje corporal, la sonrisa o la propia imagen son aspectos que en esta tierra revisten una importancia inusitada para un occidental. Aquí la identidad se afirma con fuerza en el vestido y en las tradiciones familiares y sociales, religiosas o no, que forman parte de la vida cotidiana. Tengo decenas de amigas: unas me presentan a otras, me introducen en sus círculos, me acogen en sus vidas.… Amiga, cuñada, hermana mayor, madre de la amiga, abuela…. En esa inmensa variedad, me conmueve sobre todo el heroísmo con el que no pocas mujeres defienden su libertad de conciencia, su derecho a pensar, su resistencia silenciosa a dejarse absorber por la presión colectiva en un país que sigue siendo confesional y en el que la igualdad entre hombres y mujeres dista mucho de ser una realidad hoy. Jerusalén es un lugar de encuentro, o, visto desde otro ángulo, de búsqueda. Recibe a gente de todo el planeta que busca a Dios con corazón sincero, o que no lo buscaba pero se lo topa de pronto porque algo le interpela y necesita saber, necesita entender, necesita conocer. Ausencia


—Conocer mejor Tierra Santa. Carmen colabora con Saxum Visitor Center para enriquecer la experiencia de los peregrinos. y presencia, búsqueda y encuentro; una mano amiga que acoja y acompañe, que ayude a rehacer itinerarios, a reorientar los pasos. Algo así como lo que les sucedió a los Reyes Magos, que perdieron de pronto la estrella y tuvieron que preguntar. el momento del cambio. Aunque soy profesora agregada de bachillerato, solicité la excedencia. Ejercí en Ciudad Real y en Madrid, donde tras trabajar unos años en el mundo editorial, a mediados de los noventa pasé al sector no lucrativo y comencé a desarrollar tareas de promoción y formación de voluntariado. En ese ámbito he desarrollado mi actividad profesional desde entonces, casi siempre enfocada en la creación de nuevos proyectos dentro de las organizaciones. En 2011, tras la muerte de mi madre y en vísperas de mi jubilación, mi amiga Margarita Palacios me planteó la posibilidad de venir a Jerusalén para aportar mi granito de arena en la asociación Madaba. Desde esta entidad he contribuido a impulsar

un programa orientado a construir la paz a través de la familia, que me ha puesto en contacto con mujeres de todas las nacionalidades y culturas. En agosto también empecé a colaborar con Saxum Visitor Center, un nuevo centro multimedia sobre los Lugares Santos y la Biblia ubicado en Abu Ghosh, a unos pocos kilómetros de Jerusalén. Está pensado para ayudar a los peregrinos y turistas de Tierra Santa a entender mejor lo que visitan. Promovido por la prelatura del Opus Dei, el proyecto ha sido construido y continúa creciendo gracias a los donativos de personas de todo el mundo. Desde su inauguración en febrero, ha recibido ya a miles de peregrinos de los cinco continentes. Es muy significativo el interés que suscita entre los judíos y fieles de otras confesiones cristianas. Yo me estrené acompañando a un grupo de protestantes evangélicos de Burkina Faso que se entusiasmaron con el recorrido. En la hora y media que dura el itinerario, el visitante puede interactuar espa-

cial y temporalmente, como un personaje más, con la historia narrada en el Antiguo y Nuevo Testamento. Una historia que ha marcado la cultura, los monumentos, los escritos, las tradiciones de estas tierras… Y que permanece siempre viva, en los caminos, el paisaje, la luz, el aire. A mí, aunque no sea lo más importante, me gusta mucho seguir la línea del tiempo desde Abraham y los profetas hasta Jesucristo, en sincronía con los hechos más relevantes de la historia universal, quizá porque me ha ayudado a comprender mejor que, en realidad, no es el hombre quien busca a Dios, sino Dios mismo el que, con paciencia infinita, sale al encuentro de los hombres, de cada hombre, generación tras generación. Me gusta soñar y aquí es fácil hacerlo: saltar en este espacio concreto la barrera del tiempo. Si en algún momento viajáis a esta tierra ávidos por explorar su belleza y sus misterios, podéis venir a buscarme en el Saxum Visitor Center. Os estaré esperando con los brazos abiertos. Nt

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de tejas arriba Miguel Ángel Martínez

Universitarios snowflake: fragilidad en el ADN

pirado aires contaminados por la ideología de género, tienden a creer que todo fue siempre como ellos lo ven ahora: siempre hubo botellón, el descreimiento religioso fue siempre masivo y el consumismo materialista siempre existió. Algunas prácticas antinaturales que la humanidad ha considerado inaceptables, a ellos les parecen normales y asumibles. Un ejemplo que considero iluminador: solo han conocido tiempos en los que el aborto era legal, aunque la ciencia haya dejado más claro que nunca que el embrión es un ser humano y que esta práctica lesiona la salud psíquica de la mujer. La generación snowflake adolece también de gregarismo, «la cualidad del que sigue ciegamente a otros». La persona sin criterio propio pierde su libertad: queda abocada a convertirse prematuramente en un conformista con amplias tragaderas. La fuerza para discrepar y el romanticismo del joven desaparecen. Con demasiada frecuencia nos encontramos con adolescentes tardíos por su dependencia, pero envejecidos antes de tiempo Los niños que crecieron con Internet, por su apatía y pasividad. Facebook y los stmarphones como parte Según Jean Twenge, que dirigió una encuesta consultada de su rutina son hoy jóvenes hipersensibles a once millones de jóvenes estadounidenses, la hiperconectividad actúa como catalizador que potencia las virtudes y y gregarios. En la antifragilidad está la clave. las limitaciones de los iGen: son más tolerantes pero menos rebeldes; más comprometidos con sus causas y con el entorno a psicóloga estadounidense Jean Twenge pero menos independientes. En conjunto, son menos felices y se encuentran poco preparados para la edad madura. Quizá por denominó iGen a la generación posterior a los miesa razón están más expuestos a precipicios contemporáneos llennials, los nacidos entre 1992 y 2002, en un libro como el suicidio, cuyas tasas crecen sin parar —es la primera publicado en 2017. «Los primeros en crecer con causa de muerte en esas edades—, las adicciones o las enfermeinternet en sus bolsillos», afirma. Otros los llaman snowflakes: dades mentales. personas con grandes capacidades y muy sensibles, prontas a Como propone Nassim Nicholas Taleb, la solución a una sentirse heridas en su delicadeza, frágiles como copos de nieve. buena parte de los problemas mencionados puede venir de la Según Twenge y los autores de La mimada mente americana antifragilidad. A diferencia del resistente, que no se doblega (2018), Greg Lukianoff y Jonathan Haidt, las condiciones familiares y sociales en que han crecido estos jóvenes han llevado ante la adversidad, el antifrágil va más allá y se robustece con las dificultades. a una pauta educativa nociva para ellos: la sobreprotección. Una metáfora que suelo mostrar a mis alumnos es un salmón Cuando llegan a la universidad, la experiencia de numerosos nadando río arriba. Crea músculo a base de vencer la corriente. docentes muestra que muchos se ofenden ante una opinión Es antifrágil. Hacen falta jóvenes con fuerte personalidad que que no les gusta. Suelen confundir la confrontación intelectual con la agresión. No obstante, ¿hay algo que resulte más natural, sepan convertirse en modelo para otros y naden hacia arriba como los salmones. Por ceñirme a la extensión de esta tribuna, humano y necesario en la vida académica que debatir ideas? subrayaría sintéticamente que esto se logrará The Economist refleja esta tendencia en un con un conocimiento profundo de cada perartículo reciente: «Los radicales presentes La pregunta deL autor sona y una educación íntegra y exigente que en los campus afirman que las palabras son, sepa encauzar la libertad individual. Todo un en sí mismas, una forma de violencia y [...] ¿Cuáles son los retos para reto para las familias y, en el ámbito lectivo, que la primera tarea de una universidad sería educar a la generación para los profesores y alumnos. proteger a sus profesores y alumnos de ese snowflake? tipo de encuentro». Esto no deja de llamar Miguel Ángel Martínez-González es catedrático de la atención, como también sorprende que Medicina Preventiva y Salud Pública. los sindicatos de algunos centros de EE. UU. exijan espacios seguros donde nadie pueda @NTunav cuestionar las ideas políticamente correctas, Opine sobre este asunto en e incluso reclaman que se desinvite a un conTwitter. Los mejores tuits se ferenciante sin ni siquiera oírle. publicarán en el siguiente número. Por la superficialidad de su educación en varios aspectos, estos jóvenes, que han res-

L

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Libros Ambiciones de siempre La catedrática emérita Carmen Castillo ha traducido —ha cincelado— una pieza preciosa del patrimonio de nuestra cultura: el Somnium Scipionis, obra de Cicerón. Para «Doce Uvas» de Rialp. texto Joseluís González [Filg 82],

profesor y escritor @dosvecescuento

Que el alma sigue siempre con vida lo afirmaban en Grecia y Roma los pensadores y los poetas. También a últimos viajes, a residencias de ultratumba y a cruzar territorios extremos tras la defunción se refirieron civilizaciones de remotos esplendores como los egipcios o los etruscos, sumerios, babilonios, fenicios o incluso culturas lejanas en las latitudes como los aztecas o los inuit o los korowai. A la muerte y a las formas de la felicidad imborrable. Absorbido por la certeza y la angustia de la hora final, Unamuno, rector de la Universidad de Salamanca y catedrático de Lengua Griega —por supuesto que dominaba también el latín—, comenzó en 1910 un soneto traduciendo esas tres célebres palabras de Horacio «Non omnis moriar!» con un contundente «¡No todo moriré!». Rebatía Unamuno el contenido y la actitud de aquel escritor de la Roma del primer medio siglo antes de Cristo. El poeta latino prefería, más que los aplausos del pueblo sencillo y normal, el aprecio y la aprobación de alguien con criterio y abolengo. 84—Nuestro Tiempo  otoño 2019

NÚMEROS

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por ciento de todos los libros leídos en España son en formato digital.

130 años se cumplen del nacimiento del escritor argentino José Luis Borges (1889-1986).


Miguel de Unamuno

Mayorías o minorías, otro tema común en las artes. Además, Horacio, consciente de la perfección de sus odas, cerraba uno de los libros con este colofón: «Exegi monumentum aere perennius» (Od. III 30, 1). Ninguna traducción, ya lo sabemos, alcanza el valor del original. Mientras se mantuviera Roma en pie, su poesía —cantaba Horacio en su ambición de perdurar— era un edificio digno de recordación, más duradero que las efigies de bronce y de más altura que las pirámides faraónicas. Sabía que ni la voracidad inclemente de la lluvia ni el poderío del viento ni tampoco la innumerable sucesión de los años ni la rapidez del tiempo lo podrían derribar. «Yo no me moriré del todo: una gran parte de mí se salvará de Libitina». Es decir: se librará de los ritos de la muerte y de las obligaciones con los difuntos. «Creceré en los que vengan tras de mí con gloria siempre nueva». Sublime Horacio. Como los otros poetas de su idioma: Virgilio, Ovidio, Catulo… ¿Quién los lee hoy? Unamuno echaba el cerrojo de aquel recio soneto con una advertencia estremecedora: «¡Hasta los muertos morirán un día!». Al interpretar esa oda de aquel poeta de modesta cuna capaz de alcanzar la inmortalidad que proporciona la poesía, quizá confundimos eternidad con posteridad. Tal vez ahora se prefiere la celebridad —la fama frágil— a la aspiración del género humano de ser inmortalmente feliz. Otro de los autores que agrandaron nuestras raíces es Cicerón. Hoy, que ni siquiera leemos el prospecto de un medicamento ni las instrucciones de un móvil o la letra pequeña de un contrato ni la parte de atrás de una factura, duele que lo arrinco-

Leandro Pérez

Olga Brajnovic

Carmen Castillo

nemos. Se sigue aprendiendo de su lectura. La profesora Carmen Castillo, segunda mujer que obtuvo una cátedra de Filología Latina —era demasiado joven para ser la primera—, ha cincelado la traducción de una pieza crítica: El sueño de Escipión. Los sueños, como profecía o como adelanto del más allá, eran recurso literario frecuente en la antigüedad. El de Escipión el Africano «el Mayor», héroe de la segunda guerra púnica, terminaba la sexta parte del libro De Republica ciceroniana, que componía un hombre entonces decepcionado por la realidad política de su época. Tres siglos antes, el ateniense Platón, otro desilusionado, había titulado igual una obra cumbre. «La justicia es el fundamento del Estado». Cicerón mostraba, bajo la ficción de un diálogo entre un abuelo digno y épico con un hombre que quiere vivir una vida lograda, un haz de ideas esenciales. La verdadera patria de los hombres. La inmortalidad del alma. La promesa de la inmortalidad. A pesar de la miseria y las penas que acarrea la propia vida. Que debería estar prohibido quitarse la vida. El ser humano tiene una misión que desempeñar en la tierra. La superioridad del bien está en practicarlo más que en conocerlo. Encima, Cicerón se atrevió a ubicar el Cielo en la magnitud del universo inabarcable. Además de la impecable traducción, la profesora Castillo ofrece un paradigma de cómo estudiar y anotar actualmente un texto para los grandes públicos. Y aporta un apéndice sobre cuatro momentos decisivos en la biografía de Escipión. «Cum in Africam uenissem M. Manilio consuli ad quartam legionem tribunus ut scitis militum…».

Guillermo Martínez

APUNTES

cicerón se adelantó Marco Tulio Cicerón (106-43 a. C.) fue uno de los grandes oradores de la Roma clásica. Jurista, político y pensador, defendió la República romana contra la dictadura de César. Su extensa obra abarca diálogos, discursos y epístolas. Un siglo antes de nuestra era defendió ideas hoy comunes, según apunta María Morrás, profesora de Literatura Española de la Pompeu Fabra: conceptos como la solidaridad, el respetar los derechos de los extranjeros, los riesgos de la fama fácil y la convicción de que todos podemos perfeccionarnos gracias al conocimiento verdaderamente humano. Morrás resalta en Cicerón. Ética para cada día (Península), «la humanitas, raíz y fundamento de la moderna creencia en el progreso» y «el ansia por conquistar la felicidad personal» del orador. Y la certeza de que la realidad es compleja y a menudo conflictiva y exigente para la propia libertad. Merece la pena saborear esta antología.

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Libros

La hondura de Lahiri

Inmunes al odio

Una novela con preguntas morales

Donde me encuentro

Una odisea de amor y guerra

Una tumba en el aire

Jhumpa Lahiri. Lumen, 2019. 134 páginas, 16,90 euros

Olga Brajnovic Rialp, 2019 288 páginas, 18 euros

Adolfo García Ortega Galaxia Gutemberg, 2019 336 páginas, 19,95 euros

Donde me encuentro reúne 46 relatos breves de Jhumpa Lahiri que bien pueden leerse como una novela. Los relatos parten de las observaciones mínimas de la protagonista, una mujer madura, cultivada, hija única, soltera y sin hijos. El conjunto pronto excede el «dónde» de una ciudad italiana contemporánea, supera el mosaico costumbrista y, a lo largo de un año, muestra el rastro del alma del personaje consciente de su soledad y en búsqueda de una plenitud personal. Los lectores de Lahiri encontrarán un tono más despojado en su prosa. Quizá se achaque ese cambio a la decisión de la autora de habla inglesa que ahora escribe en italiano. Pero, en la traducción de Celia Filipetto, la sencillez no merma un ápice de la hondura narrativa de Lahiri, siempre atenta al valor de la empatía, a la tentación y a la renuncia. Para la memoria: «En la sala de espera», «En el supermercado», «En el campo».

En 2001, Luka Brajnovic (1919-2001), periodista, escritor y profesor croata, publicó sus memorias bajo el título Despedidas y encuentros. Ahora, en el contexto de su centenario, Una odisea de amor y guerra recoge el punto de vista de Ana Tijan (1920-2017), figura imprescindible para conocer a su marido y su familia. La autora, Olga Brajnovic —tercera hija del matrimonio— procura desaparecer y da la voz a sus padres hilvanando con agilidad párrafos contenidos en los veinte cuadernos de memorias de Luka y en los recuerdos redactados por Ana. Los años descritos en el libro corresponden al periodo entre 1941 y 1956, durante el cual el matrimonio estuvo separado por el desarrollo y las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. El resultado es un rico y emocionante retrato cruzado de dos personas con una humanidad gigante, en cuyas vidas el amor y el perdón vencieron a la desesperanza.

Arcadi Espada suele afirmar que A sangre fría fue «el comienzo de la infección». A su juicio, Truman Capote y otros paladines del nuevo periodismo contribuyeron a desdibujar la frontera entre realidad y ficción cada vez que sucumbían a la tentación de calificar un amanecer que no habían presenciado o de imaginar las cavilaciones de un condenado a muerte. Adolfo García ha dejado claro en varias ocasiones que Una tumba en el aire es «una novela», por mucho que sea también el resultado de dos largos años de investigación que han incluido entrevistas, viajes, documentos casi olvidados, un sumario con pocas certezas y algunas peripecias detectivescas. El relato reconstruye y recrea a la vez uno de los episodios más oscuros de la historia de ETA: el secuestro y asesinato de tres jóvenes gallegos en 1973, un crimen que la organización terrorista nunca ha reconocido. Humberto Fouz Escobero, Fernando Quiroga Veiga y Jorge García Carneiro tenían entre 23 y 29 años y vivían en

Josean Pérez 86—Nuestro Tiempo  otoño 2019

Miguel Ángel Iriarte

Irún cuando el 24 de marzo de 1973 cruzaron la frontera para ver El último tango en París. Al parecer, recalaron después en una discoteca rural donde coincidieron con algunos miembros de ETA que pensaron que se trataba de tres policías españoles de paisano. Presumiblemente, los activistas se los llevaron por la fuerza, los torturaron en una playa vacía y después, en un caserío aislado, los mataron cuando ya la marcha atrás resultaba demasiado compleja. Una tumba en el aire es una novela, sí, pero interpela al lector con algunas preguntas de carácter moral que pueden cuestionar sus percepciones, sus prejuicios e incluso algunos de sus juicios, quizá porque acentúa los aspectos dramáticos o simplemente porque está muy bien escrita. Son virtudes que el periodismo no siempre practica de un modo tan eficaz. Javier Marrodán


Cuando los sueños tienen más de siete pies

El pensador desde dentro

Poesía de andar por casa

Asesinatos carrollianos

Kolia

La filosofía y la personalidad de Max Scheler

Lírica de lo cotidiano

Los crímenes de Alicia

Miguel Ángel Herranz Renacimiento, 2019 124 páginas, 9,40 euros

Guillermo Martínez Destino, 2019 336 páginas, 20,50 euros

El título de este segundo poemario de Miguel Ángel Herranz (Madrid, 1978) funciona muy bien como cabecera de su reseña. El libro es un conjunto muy amplio de poemas muy sueltos —casi deshilachados— en los que la rutina y la retina de un padre joven, ávido lector, amante de la naturaleza, adquieren el papel protagonista. Podríamos dar una vuelta de tuerca y titular la reseña «Lo cotidiano de la lírica», porque la emoción está en ver cómo la poesía se va abriendo camino entre tanteos poéticos y tantas anécdotas cotidianas. Una vez fijado un fondo gris, surgen inesperadas epifanías. Una mujer cruza la calle «como un tal Moisés/ […] y divide la rígida/ mañana en dos mitades», la paternidad propicia grandes poemas a su pequeña y la memoria trae algo tan estremecedor como «Retaliación». El poemario (a la vez cotidiano y contemplativo) cumple el lema que nos propone: «Detente en todo/ y que nada/ te detenga».

«El crimen perfecto no es el que se queda sin resolver, sino el que se resuelve con un culpable equivocado». Bajo esta premisa puesta en boca de uno de sus personajes, el argentino Guillermo Martínez presenta la continuación de Los crímenes de Oxford. Galardonada con el Premio Nadal de Novela 2019, Los crímenes de Alicia alberga una trama enigmática e inteligente que gira en torno a la desaparición de una página de los diarios de Lewis Carroll. Alternando realidad y ficción, el autor muestra a través de treinta capítulos una serie de crímenes que se van desencadenando en torno a la Hermandad Lewis Carroll. En esta nueva novela negra de corte policial repleta de asesinatos misteriosos y desconcertantes, Martínez, licenciado en Matemáticas, compone una obra llena de acertijos carrollianos e hipótesis, con personajes bien perfilados y sin caer en detalles morbosos ni desagradables.

Enrique García-Máiquez

Rocío García de Leániz

Leandro Pérez Planeta, 2019 224 páginas, 16,90 euros

«Soy Kolia, tengo catorce años, por ahora mido dos metros y quiero jugar en la NBA». Lleva el 92 en la camiseta. Kolia se llama en realidad Jon Kolic, empieza a crecerle también el corazón y es el protagonista —y narrador— de la tercera novela de Leandro Pérez (Burgos, 1973), periodista que se formó en la Universidad de Navarra. Ese adolescente excepcionalmente alto y con una familia singular debe encestar tres tiros libres para ganar con su equipo, el Tizona burgalés —revelación del torneo—, el campeonato de España cadete. Ahí se inicia el libro. En presente vivo y noble, como el jovencísimo jugador de baloncesto. El autor acierta con este relato juvenil de proezas, aspiraciones, contrariedades y cosas de chavales. Ya acertó con sus dos primeras novelas, dos ejemplos del género negro en España. Por cierto: a su personaje mayor, Juan Torca, se le menciona en esta obra. Atractiva narración. Joseluís González

Dietrich von Hildebrand. Encuentro, 2019. 94 páginas, 11,50 euros

Cualquier asomo a la figura y al pensamiento de Max Scheler (1874-1928) justifican que Martin Heidegger lo calificara, al conocer su muerte, como «la más vigorosa potencia filosófica en la Alemania de hoy. No, en la Europa de hoy, y hasta en toda la filosofía actual». Scheler dedicó su vida a una fundamentación de la ética que se concreta en modelos humanos imitables. Ya existen otras biografías de Scheler, y sus escritos divulgaron ampliamente el novedoso lenguaje de los «valores». Pero lo que ofrece Dietrich von Hildebrand (1889-1977) en esta obra póstuma es un conocimiento del filósofo por dentro. Hildebrand cultivó una amistad con Scheler durante más de diez años, y en muchos puntos se le reconoce como discípulo. Con todo, el aprecio y la admiración no le impiden revelar los defectos del borboteante espíritu de su maestro, así como discrepar de lo que no considera verdadero. Sergio Sánchez-Migallón

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Libros Novedades EUNSA

Entender Hispanoamérica

Liderazgo virtuoso

Amores que inspiren

El color de Sevilla

América en el mundo hispánico. Una revisión jurídica, histórica y política. Gustavo Garduño y Manuel

Del temperamento al carácter

El amor conyugal desde la experiencia vivida

Murillo, con ojos nuevos

Alexandre Havard 2019. 130 páginas, 11,50 euros

Andreu. 2019. 606 páginas, 30 euros

Katherine Zambrano Yaguana 2019. 226 páginas, 17,50 euros

Este volumen reúne diecisiete estudios que abordan la huella hispana en el Nuevo Mundo. La implantación de otro marco jurídico y la fundación de una sociedad urbana son los denominadores comunes de la mayor parte de los trabajos que se internan en una problemática —la colonización española— que ha recuperado notoriedad pública. Las defensas militares españolas o la disección de obras de Vasconcelos o Madariaga constituyen aspectos desde los que el lector puede hacerse una idea de la compleja invención de ese concepto que llamamos hispanidad. Las connotaciones políticas de este término no son casuales. El original examen de algún artículo en particular, como el de la situación de la izquierda latinoamericana, así lo demuestra. En definitiva: un libro que, con un triple enfoque —jurídico, histórico y político—, responde a la necesidad de entender mejor el pasado y el futuro de Hispanoamérica.

Si tiene razón el refranero y cada maestrillo tiene su librillo, entonces este es el de Havard, creador del sistema de Liderazgo Virtuoso. En sus páginas expone una teoría del desarrollo de la personalidad y del carácter que busca una autoridad basada en la ética. Sin pretensiones literarias, a través de dieciocho capítulos aliñados con ejemplos de personajes célebres, el autor interpela constantemente al lector. Se trata de un libro práctico que propone varios ejercicios para evaluar el propio temperamento y mejorar el carácter. Presenta de forma sintética los principios éticos de la filosofía aristotélica y tomista, que hace aparecer actuales en el contexto de la dirección de organizaciones en el siglo xxi. Es un texto pensado para jóvenes líderes que tienen poca formación filosófica y psicológica, para quienes ofrece de forma rápida y amena los principios de un liderazgo bien fundado.

«Los estudios apelan al intelecto y nos forman, y las historias apelan al corazón y nos inspiran», afirma Ana Samuel, directora académica de CanaVox, un movimiento estadounidense a favor del matrimonio. Katherine Zambrano recoge en este libro los testimonios de veintinueve parejas para estudiar el amor conyugal no desde la teoría sino a partir de la vida real de esos matrimonios, con sus retos y características. La esperanza de Zambrano es que estos ejemplos puedan «animar con fuerza a muchos a ejercitarse —¡con más ardor!— en el arte de amar conyugalmente». Para este propósito se apoya también en las vidas y escritos de personajes históricos como Anna Magdalena Bach, el matrimonio Von Hildebrand, Scott Hahn y Jacques Maritain, entre otros; y en obras del cine y la literatura que han plasmado los diferentes colores del amor conyugal: desde los versos de Salinas y Wojtyła hasta películas como Tierras de penumbra o A prueba de fuego.

Javier de Navascués

Leopoldo Roux

Lucía Martínez Alcalde

88—Nuestro Tiempo  otoño 2019

Antonio Schlatter Navarro 2019. 188 páginas, 18 euros

Murillo, con ojos nuevos nos acerca a la vida y obra del pintor sevillano desde la óptica de Antonio Schlatter, sacerdote. Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682) fue un cristiano comprometido: solo a partir de ese empeño se entiende su producción. El insigne artista que nos legó multitud de inmaculadas se nos presenta como una persona sencilla, que refleja en sus cuadros su propia esperanza, su vida de fe y la admirable humildad de Dios que se hace hombre. El texto de Schlatter es una novedosa semblanza de Murillo, estrechamente ligada a Sevilla y a su tiempo, gracias a la prosa ágil y bien fundamentada del autor. Schlatter enriquece el texto con numerosas ilustraciones de las pinturas más representativas del artista barroco, tanto de sus obras de temática religiosa como de sus escenas de la vida cotidiana, que muestran la singularidad y el mensaje cercano del pintor. María Dolores Nicolás


Libros

Clásicos: otra mirada

Un mundo feliz Aldous Huxley Debolsillo, 2014 254 páginas, 9,45 euros

El desbordamiento de la ciencia La historia de Un mundo feliz comienza con el abuelo Thomas y el momento en el que consiguió, con mucho esfuerzo (porque hasta entonces había estudiado por su cuenta) ser admitido en Medicina. Realizó una carrera brillante, en la que obtuvo una medalla de oro por sus conocimientos de anatomía, y llegó a ser un científico reputado. Cuando en 1859 Darwin publicó su teoría de la evolución, él se convirtió en uno de sus más acérrimos defensores. Al abuelo Thomas se le deben también otras dos grandes influencias: el término agnóstico, con el que definió su posición ante la religión, y la defensa de la necesidad de la educación científica en la escuela. No resulta extraño que su único hijo, Leonard, estudiara Biología y que este interés por la ciencia pasara a la tercera generación: Andrew Huxley recibió en 1963 el Nobel de Medicina y Julian, famoso biólogo evolutivo, continuó con la defensa vehemente de las teorías de la selección natural, llegando a ser incluso promotor de la eugenesia. Como su abuelo, también él acuñó un término que acabaría teniendo un gran eco mundial: el transhumanismo.

Aldous también quería estudiar Medicina, pero una enfermedad de la vista le lleva a matricularse en Literatura Inglesa en Oxford. Al acabar, publica cuentos y novelas de éxito, como Contrapunto (1928). Pero su obra maestra es el libro en el que afronta con mirada crítica el desbordamiento de la ciencia, un mundo que conocía tan bien como su propia historia personal. Un mundo feliz (1932) señala qué sucede cuando la mirada científica se sale de su lugar y se convierte en paradigma de sentido, cuando quiere dar la respuesta sobre quién es el hombre. Y en pleno periodo de entreguerras avisa del abismo que se abre cuando la tecnología es manipulada por intereses particulares. Cuando se publicó, todos pensaron que se trataba de una distopía fantasiosa y futurista, pero leído en el siglo xxi resulta incómodamente familiar. Aldous no hizo profecías azarosas, solo llevó las premisas con las que había crecido hasta sus últimas consecuencias. Rosa Fernández Urtasun

otoño 2019  Nuestro Tiempo —89


Cine

NÚMEROS

36

millones de euros ha recaudado el cine español en el primer semestre de 2019.

3,8

es el porcentaje en que se ha reducido el precio de venta al público de las entradas en nuestro país.

50 años de un sueño en la pantalla grande

Las películas sobre viajes a la luna tienen una tradición de más de un siglo, desde El viaje a la Luna (1902) hasta Ad astra (2019).

Planeta Hollywood, un estudio publicado en 2019 que analiza la relación entre el séptimo arte y la conquista del espacio sirve como punto de partida para revisar los títulos más significativos del cine espacial. texto y críticas

Ana Sánchez de la Nieta 90—Nuestro Tiempo  otoño 2019

A estas alturas casi cualquier habitante de la Tierra sabe que el hombre llegó a la Luna el 21 de julio de 1969. Con aquel paso de Neil Armstrong sobre la superficie lunar la humanidad culminaba un gran anhelo. Sin embargo, la carrera espacial lleva surtiendo la cartelera desde hace mucho más de medio siglo. Además, la NASA siempre se ha entendido muy bien con la industria del celuloide. Tanto que contrató al famoso guionista Syd Field para que ayudara a sus científicos a contar

sus avances de una manera atractiva y conseguir así que más jóvenes quisieran dedicarse a la investigación. Precisamente en mayo de 2019 se publicó Planeta Hollywood, un completo estudio sobre las relaciones del séptimo arte y la conquista del espacio. A lo largo de casi trescientas páginas, Antonio Sánchez-Escalonilla, experto en guion, recorre los títulos más significativos del denominado cine espacial. Se trata de una lectura jugosa, repleta de datos,


Syd Field

David Fairhead

curiosidades y referencias que ayudan a entender la importancia de este argumento en la gran pantalla. Sánchez-Escalonilla sostiene que nos encontramos ante una segunda edad dorada de este género. La primera se sitúa a finales en los años noventa cuando los viajes espaciales cobran entidad con un buen número de cintas: Apolo 13, Contact, Deep Impact, Misión a Marte, Space Cowboys... Y, sobre todo, la primera serie televisiva de calidad cinematográfica: De la Tierra a la Luna, que vio la luz en 1998. Para conmemorar los cinco decenios del hito, HBO ha reestrenado el proyecto, que ganó un Globo de Oro y tres Emmy. Repasemos algunos de los títulos que configuran esta segunda edad dorada. Empezando por los más recientes: el documental biográfico Armstrong, de David Fairhead, y Apolo 11, estrenado en julio con motivo del cincuenta aniversario de la llegada a la Luna. Todd Miller (Dinosaur, Scaring the Fish) ha conseguido acceder a un material valiosísimo: la NASA rodó mucho de aquella expedición y parte de ese metraje no llegó a verse ni en los informativos de la época ni en otros documentales. Dormía el sueño de los justos mientras esperaba financiación... o que un director de cine rescatara las bobinas. Miller ha acertado de lleno en el planteamiento. A sabiendas de que la novedad informativa era mínima, ha construido su documental con una intención inmersiva. No se trata de que el espectador conozca o admire los hechos, sino de que perciba la aventura como la vivieron los protagonistas de la hazaña: los astronautas, los controladores, los científicos, los técnicos y los televidentes, cada uno a su manera. Para eso, el cineasta ha realizado

Todd Miller

Natalie Portman

Neil Armstrong

un maravilloso trabajo de montaje, en el que ha optado en muchos momentos por dejar al desnudo las imágenes y el sonido de la época; una decisión arriesgada pero que ayuda a sentir la acción, los nervios, la tensión de algo que se sabe que ocurrió pero que hasta ahora no había visto de esta forma. La película, que ha ganado el premio del jurado en el Festival de Sundance, se ha merecido además el aplauso unánime de la crítica y el público. A la espera del estreno de Lucy in the Sky, protagonizada por Natalie Portman, y de Ad Astra, dirigida por James Gray y protagonizada por Brad Pitt, puede ser un buen momento para recuperar algunos títulos que flotan en las misiones interestelares. Aunque no ha tenido un gran resultado en taquilla y ha dividido a la crítica, First Man (2018), el biopic de Neil Armstrong dirigido por Damien Chazelle, es una cinta muy valiosa que proporciona la cara oculta del relato al adentrarse en el conflicto personal y familiar del astronauta. Otro filme que explora no solo el espacio sino al hombre que quiere conquistarlo es Gravity (2013). Este largometraje — mucho más cerca de la metafísica que de la ciencia ficción— será uno de los que pasen al recuerdo y que nuestros nietos verán en el colegio. En clave histórica, nos encontramos con la interesantísima Figuras ocultas (2016), que saca del anonimato a tres mujeres que tuvieron un papel muy notable en la carrera espacial. Por último, para quien quiera echar a volar la imaginación están Tomorrowland (2015), Marte (2015) o Interstellar (2014). Los nostálgicos siempre podrán revisar El viaje a la Luna que Georges Méliès ensoñó en 1902. Lo dicho: una larga e intensa relación la del cine con el espacio.

TELEGRAMAS

descenso de los espectadores en la ue Con motivo del 69.º Festival Internacional de Cine de Berlín, el Observatorio Audiovisual Europeo presentó sus datos estimados de asistencia al cine en Europa durante 2018. El Observatorio calcula que los espectadores cinematográficos disminuyeron un 3 por ciento, hasta 955 millones: 29,4 millones menos que el año anterior. juguetes animados Después del éxito de La Lego película veremos desfilar muchos otros juguetes famosos por la pantalla grande. Los últimos en estrenarse han sido los clicks de Playmobil, en agosto. Les seguirán la muñeca Barbie, los Masters of Universe y los coches Hot Wheels. «bohemian rhapsody», la canción más escuchada El tema de Queen que da nombre al biopic interpretado por Rami Malek se ha convertido en la canción del siglo xx más escuchada en streaming en el mundo. Ha superado los 1,6 mil millones de streams.

Nt

otoño 2019  Nuestro Tiempo —91


Cine

Dos en la carretera

Un mundo sin Los Beatles

El cine según Tarantino

303

Yesterday

Érase una vez en... Hollywood

Guion: Silke Eggert, Hans Weingartner, Sergej Moya. Dirección: Hans Weingartner. Alemania, 2018 Para los amantes del indie europeo.

Guion: Richard Curtis. Dirección: Danny Boyle. EE. UU., 2019 Para los muy muy fans de Lennon y McCartney.

Guion y dirección: Quentin Tarantino. EE. UU., 2019 Para acérrimos tarantinianos.

El director de Los edukadores, el cineasta alemán Hans Weingartner, filma una road movie muy sencilla en su narrativa y profunda en su reflexión. Jule y Jan son dos jóvenes germanos que atraviesan un momento crítico en sus vidas. A Jan le acaban de denegar una beca para continuar sus estudios, mientras que Jule sigue tratando de superar el duelo por la muerte de su hermano. Los dos se conocerán cuando tengan que compartir vehículo para viajar a España. Lo que empieza como una artificiosa conversación entre desconocidos termina siendo un diálogo existencial sobre el sentido de la vida y la compleja fórmula de las relaciones de pareja. La película de Weingartner se parece mucho al primer capítulo de la trilogía del británico Richard Linklater (Antes de amanecer). Ambas se apoyan en unas interpretaciones llenas de naturalidad y unos diálogos muy trabajados, pero también profundamente verosímiles.

¿Qué pasaría si solo un individuo en el mundo conociera a los Beatles? ¿Y si esta persona fuera además un guitarrista mediocre? Sobre esta original premisa construye Danny Boyle una sorprendente comedia romántico-musical que le sirve al director de Slumdog Millionaire (de todos su títulos este es el más similar al que nos ocupa) para rodar una película bastante inspiradora que habla sobre el éxito, la creación artística y el precio de la fama que uno está o no dispuesto a pagar. Como ya es tradición en el cine de Boyle, el film cuenta con un montaje ágil, enriquecido con recursos gráficos y visuales —nombres de ciudades, slogan, etcétera— que aportan colorido a la ya de por sí abigarrada propuesta. Además de la originalidad del argumento y las notables interpretaciones, la historia tiene un planteamiento antropológico positivo y estimulante. Con otras palabras: un auténtico acierto.

Después de su estreno en el Festival de Cannes había expectación por conocer lo último de Quentin Tarantino, uno de esos directores de culto, que además llevaba demasiado tiempo sin prodigarse por la pantalla grande. Como sinopsis podemos decir que el cineasta californiano aprovecha una historia basada —muy muy a su manera— en hechos reales para hacer un resumen plenamente personal del cine de los setenta. Estamos ante una película que gustará a cinéfilos de una determinada generación —aquellos que eran jóvenes espectadores en los setenta— y dejará frío al resto. Son 146 minutos —sí, han leído bien— de continuos guiños al spaghetti western, al cine de serie B, al desaforado mundo hollywoodiense con sus ídolos, sus divas y sus dobles, mezclado en coctelera con los hippies del 68. Un mundo que esconde en sus alocadas fiestas, sus excesos —drogas, sexo y rock and roll—, y

92—Nuestro Tiempo  otoño 2019

su aparente alegría y su despreocupación, una potente decadencia moral y una infinita nostalgia. Pero que nadie espere que Tarantino formule una reflexión, o mucho menos una crítica. No es su estilo. Simplemente pone el foco y presenta una radiografía, filtrada por su pensamiento y su visión de la vida. Y que cada uno saque sus conclusiones. Esto es lo que hace casi siempre y lo que hizo en Malditos bastardos, un título infinitamente superior y mucho más moral en su cinismo. A pesar de las buenas interpretaciones de Leonardo DiCaprio y Brad Pitt, la cinta resulta plana y, lo que es más grave en un título de estas características, sobre todo si viene firmado por Tarantino: carece casi completamente de sentido del humor. Como dirían nuestras abuelas, «para este viaje no hacían falta tantas alforjas».


No sin mis hijos… ni mi mujer

El lado oscuro del ídolo

Presunción de inocencia

El elixir de la sabiduría

Padre no hay más que uno

Rocketman

Una íntima convicción

El cuento de las comadrejas

Guion: Marta González de Vega, Santiago Segura. Dirección: Santiago Segura. España, 2019 Para fans de Segura en su línea blanca.

Guion: Lee Hall. Dirección: Dexter Fletcher. Reino Unido, 2019 Para los aficionados a la música de Elton John.

Guion: Isabelle Lazard, Antoine Raimbault. Dirección: Antoine Raimbault. Francia, 2018 Para los amantes del thriller jurídico.

Guion: Juan José Campanella, Darren Kloomok. Dirección: J. J. Campanella. Argentina, 2019 Si te van las pelis con mucho diálogo.

Santiago Segura dirige y protagoniza esta reedición de la película argentina Mamá se fue de viaje (2017). El argumento es exactamente el mismo: un padre de familia numerosa comprobará que el habitual trabajo de su mujer —sacando adelante una casa y cuatro niños— es todo menos sencillo. No hay que añadir que la lección que aprenderá esos días será beneficiosa para toda la familia. A la película le cuesta arrancar y aportará poco a los que hayan visto la versión argentina o la italiana —Diez días sin mamá— estrenada en febrero. A medida que avanza el metraje y que los personajes más jóvenes cobran protagonismo, la historia mejora, aunque le siguen pesando las interpretaciones adultas —bastante impostadas—, un tono más serio del que sería deseable y una corrección política de manual. En cualquier caso, siempre hay que dar la bienvenida a cualquier producto de ficción que abogue por la conciliación y la corresponsabilidad.

Después del éxito de Bohemian Rapshody, era esperable una ola de biografías cinematográficas sobre cantantes míticos. Mientras podamos confirmar si hay tendencia o no, la realidad es que Rocketman está construida con los mismos mimbres. El film cuenta la vida de Elton John desde su infancia, subrayando —a diferencia de la de Freddy Mercury— las aristas más oscuras del ídolo. Resulta un metraje de más calidad en algunos aspectos —como el tratamiento de la banda sonora y varios hallazgos muy conseguidos de montaje—, pero infinitamente más ardua para el espectador, al que no se le ahorra nada del proceso de desintegración moral del cantante. Ambas películas coinciden, en cambio, en las magníficas interpretaciones de sus dos protagonistas. Como hizo Rami Malek en Bohemian Rapshody, el recital de Taron Egerton es sobresaliente.

El 27 de febrero del año 2000 Suzanne Viguier, profesora de la Sorbona, despareció. A su marido lo detuvieron como principal sospechoso, aunque nunca se encontró el cadáver ni había ningún móvil. El proceso judicial —largo y complejo— tuvo una amplia repercusión mediática en Francia y provocó un enconado debate. La ópera prima del cineasta francés Antoine Raimbault es un thriller jurídico que, con algún recurso a la ficción, sigue de manera bastante fidedigna el sumario. No fue un caso sencillo y tampoco el film que lo cuenta. Exige al espectador un esfuerzo para no perderse entre datos, testigos, versiones y pistas falsas. Como suele pasar en este tipo de películas, el resultado es estimulante. También por lo que aporta de reflexión crítica sobre el papel de la justicia, de los medios y de la sociedad civil a la hora de respetar la presunción de inocencia. Además de las magníficas interpretaciones, destaca un elaboradísimo montaje, muy ágil y con un eficaz uso de la elipsis.

Diez años ha tardado Campanella en estrenar un nuevo largometraje después de ganar el Óscar por el notable film noir El secreto de sus ojos. Esta vez rueda una adaptación de un largometraje argentino poco conocido en nuestro país: Los muchachos antes no usaban arsénico (1976). Cuenta el conflicto entre cuatro ancianos que han dedicado su vida al cine —dos actores, un director y un guionista— y una pareja de jóvenes con intenciones poco claras. Campanella aprovecha un argumento eximio para desarrollar una ácida y clarividente reflexión sobre el paso de tiempo. Una visión inicial bastante negativa sobre la pérdida de fuerzas, de memoria y de belleza en la ancianidad da paso a una interesante parábola sobre el valor de la experiencia, el realismo, la calma y, en definitiva, la sabiduría. El cuarteto protagonista está soberbio, y los ágiles e ingeniosos diálogos, con innumerables guiños cinematográficos, son un disfrute para un espectador adulto. otoño 2019  Nuestro Tiempo —93


Series

NÚMEROS

40

millones de hogares vieron la tercera temporada de la serie Stranger Things en sus primeros cuatro días de emisión, según Netflix.

34

millones de espectadores ha logrado La casa de papel, que este año ha sido la producción de habla no inglesa de la plataforma Netflix más vista en todo el mundo.

Nasir Khan, el protagonista de The Night of, ve cómo su vida se convierte en una pesadilla de la noche a la mañana.

‘The Night of’: crimen y castigo… y muchas dudas Una historia lúgubre de policías, abogados, penalidades carcelarias y retrato social, brillante en el tono, pero que cojea en la trama. texto Alberto N. García

[Com 00 PhD 05] es profesor titular de Comunicación Audiovisual y crítico cultural 94—Nuestro Tiempo  otoño 2019

Una de las mejores horas de televisión de los últimos años es el capítulo piloto de The Night of. Tenso en su obsesión por el detalle, de ritmo moroso y melodía minimalista y amenazante, el primer capítulo nos presenta con una exactitud forense un cuento de hadas que desemboca en una pesadilla. Kafka en Manhattan: cuando Nasir Naz Khan se despertó una mañana después de una noche de pasión furtiva, se encontró convertido en un presunto asesino. Su ligue, salvajemente apuñalada;

su vida, descendiendo a los infiernos del sistema; su inocencia, quebrada para siempre. El bueno de Naz, un ejemplar vástago de una familia pakistaní afincada en Nueva York, ni siquiera sabe con seguridad si él es el asesino. Por eso resulta una historia tan demoledora: la falta de certezas es una maldición que sobrevuela toda esta ambiciosa tragedia. Porque The Night of no es solo un drama de maduración a golpes, sino también un misterio policiaco, una serie de abogados,


Michael Kenneth Williams

Ursula Corberó

Bill Camp

una atormentada odisea penitenciaria, un espejo de la sociedad de la vigilancia de Foucault, y hasta un retrato sociopolítico donde resuenan términos como raza, integración, estereotipos o, ay, sueño americano. Todo escuece más porque, en general, en The Night of no hay villanos, tan solo gente fuera de sitio. Al contrario, el relato exhibe a un montón de personajes no necesariamente virtuosos, pero sí honestos. Decentes. Luchadores. Desde los laboriosos padres de Naz, que se desloman personal y económicamente para salvar a su hijo, hasta el íntegro detective Dennis Box (un sensacional Bill Camp), empeñado en escarbar hasta el tuétano de la verdad. Desde el malote Freddy Knight (Michael Kenneth Williams), que salva el pellejo de Naz ante las monstruosidades de prisión, hasta la empática y efectiva fiscal Jeannie Berlin (Helen Weiss). En el coro de secundarios que colorean esta tragedia hay dos que resaltan. Para bien, el abogado John Stone (un sobreactuado pero muy efectivo John Turturro), el clásico perdedor quijotesco: un aguerrido picapleitos con tanta mala suerte como gran corazón. Su repelente afección cutánea no es más que una metáfora de su imposibilidad para cambiar las cosas, por mucho que se esfuerce y aunque atisbe luces al final del túnel. El eccema como un mito de Sísifo judicial y personal para Stone y, en consecuencia, para Naz. En el otro extremo de los personajes tenemos a Chandra, el auténtico talón de Aquiles de la producción. Muchas de las acciones de esta inexperta ayudante del fiscal dejan una evidencia narrativamente dolorosa: The Night of se mueve mucho mejor generando una atmósfera que desarrollando un relato. Simplificando: la serie es un diez en tono, pero se queda en

John Turturro

un aprobado en lo que se refiere a la trama. Quizá, el manejar tantas pelotas dramáticas al mismo tiempo acaba ahogando la fluidez necesaria para una historia de trago largo como esta. El cómo, fascinante e hipnótico, acaba goleando al qué, atolondrado y previsible en la segunda mitad. Una miniserie que es muy consciente de andar por un terreno minado, donde las relaciones entre la realidad y la ficción saltan a la cara del espectador en cada esquina. En este sentido, el pedigrí de los creadores es una garantía de sana alergia al maniqueísmo y la tabarra ideológica. Steven Zaillian, guionista de películas como The Schindler’s List y A Civil Action, insufla solvencia dramática y ese estilo visual deprimente y ansioso; el novelista Richard Price, uno de los nombres clave del género negro contemporáneo, añade la facilidad para reproducir la jerga del submundo neoyorquino y mimbres estructurales para tejer esa telaraña institucional que marcará a Naz de por vida. «La verdad puede irse al infierno si no te ayuda», le espeta el abogado Stone a un aterrorizado Naz en los albores del relato, cuando su mirada aún es pura, inocente. La metamorfosis de este pobre chico — símbolo del fracaso del sueño americano— queda reforzada por la excepcional interpretación del británico Riz Ahmed. Bastaría con analizar la evolución de sus ojos para contemplar hasta qué punto ahí murió un chaval. La verdad y el infierno, decía Stone. ¡Nanay! Naz ya ha descendido a las profundidades. Para siempre. Por eso The Night of, a pesar de sus llamativas irregularidades, resulta tan poderosa: porque construye una lúgubre historia de perdedores al por mayor, donde ni siquiera el consuelo de la verdad permite la redención. Nt

Riz Ahmed

APUNTES

‘the mandalorian’ La nueva plataforma de streaming de Disney prevé entrar, como no podía ser de otra manera, por la puerta grande. The Mandalorian nace como parte del universo Star Wars. Se estrenará en noviembre. Potente. adiós a ‘legion’ En esta época de sobredosis televisiva, una de las series más alucinantes y visualmente esplendorosas ha sido Legion. Esta esquizofrénica historia de un mutante de Marvel se ha despedido en su tercera temporada. Tanto atrevimiento merecía más gratitud de crítica y público. Pena. ‘en el corredor de la muerte’ La fiebre del true-crime —documentales que reinvestigan casos célebres— llegó a España con El caso Alcàsser o Muerte en León. Ahora, como en EE. UU., toca llevar a la ficción casos célebres, como hacen con éxito American Crime Story o Law & Order True Crime. Movistar, de la mano de los creadores de Fariña, estrenó en septiembre una serie que narra el caso real de Pablo Ibar, el español declarado culpable de un triple asesinato perpetrado en Florida en 1994. Realista. otoño 2019  Nuestro Tiempo —95


Música

DISCOGRAFÍA

Los ángeles [2017]

El mal querer [2018]

La cantante resulta magnética por las fusiones que presentan sus álbumes y por su estética de barrio.

Rosalía, por derecho propio Rosalía supo con trece años que quería ser cantaora. Vio la luz el día que escuchó por primera vez a Camarón. Ahora, convertida en estrella del pop, transita desde el cante flamenco íntimo de su álbum debut a los ritmos urbanos en El mal querer. texto Patxi Garro [Com 89] 96—Nuestro Tiempo  otoño 2019

Fue en un pueblo de Barcelona, una tarde, después de las clases. De los altavoces de un coche tuneado salía algo que Rosalía no había oído antes. En casa escuchaban a los Beatles, Springsteen, Bob Marley, si acaso Estopa. Entre amigos, música electrónica. Pero con Camarón le «explotó la cabeza». Sintió la necesidad de investigar qué había detrás de aquella «expresión tan visceral y pura». Y ahí está, en una tarde garrula después del instituto, el origen del mayor fenómeno mediático de la música en español de los últimos tiempos.

A los trece años Rosalía se matriculó en la Escola Superior de Música de Catalunya para iniciarse desde cero en el cante flamenco. Sus estudios propiciaron colaboraciones con Juan Gómez Chicuelo o Rocío Márquez. En 2017, recién graduada, editó su primer trabajo, Los ángeles, con el productor Raül Refree. Este disco, en el que la voz desnuda de Rosalía solo se acompaña de la guitarra, resultó nominado a los Premios Grammy Latinos. La crítica elogió su debut, pero para su segundo proyecto, la artista quiso «buscar


batiendo récords

En solo veintiún meses —los que separan la publicación de sus dos discos de estudio— Rosalía ha conseguido cifras de vértigo: más de 947 millones visualizaciones en YouTube solo de la canción «Con altura»; 5,8 millones de seguidores en Instagram; 2, 36 millones escuchas de un disco — El mal querer— en Spotify España en veinticuatro horas... Estas son algunas cifras del éxito de la creadora del flamenco-trap.

algo que no tuviera nada que ver». Partiendo del flamenco, Rosalía se ha adentrado en los más diversos estilos —pop, música electrónica, trap, reguetón o soul— como muestran sus colaboraciones con Pharrell Williams, J. Balvin, James Blake, Enric Palomar, Ozuna y C. Tangana. Su voz personalísima, capaz de mecerte y sacudirte, y su imagen arriesgada, mezcla de moda choni, uñas de gel y joyas de baratillo, han calado en el público. No obstante, la polémica en torno a Rosalía ha crecido al ritmo de su fama. La activista gitana Noelia Cortés la acusó en Twitter de apropiación cultural. Además, cantaores como José Mercé han sostenido que lo que hace está muy bien, pero no es flamenco. A ella eso no le preocupa. «El flamenco no es propiedad de los gitanos. Y no pasa nada por experimentar con él», aseguró en Papel. Cuando tiempo después se pasó al reguetón, hubo quien la acusó de traicionar sus orígenes. Y tras hacer historia en agosto al ser la primera mujer española en conseguir un premio MTV, algunos se molestaron porque no debería haber competido en la categoría «Mejor vídeo latino». Mientras llovían críticas, muchos artistas reconocieron su admiración por la cantante: Almodóvar, Madonna, Dua Lipa, Billie Eilish y una larga lista. Ella se guareció del temporal en el estudio con El Guincho [músico canario autor de cuatro discos de electrónica tropical] para dar forma al siguiente trabajo, El mal querer. Rosalía se inspiró en un libro anónimo del siglo xiii titulado Flamenca. La historia de amor tóxico cobra una nueva dimensión en sus letras, donde la poesía onírica convive con el quejío callejero. En «Malamente. Cap. 1: Augurio» ya se aprecia la mezcolanza de estilos: ritmos flamencos

y palmas sobre un teclado eléctrico al estilo del trap. Con este sencillo Rosalía ha conquistado las listas nacionales e internacionales: en España ha cosechado cinco discos de platino y en EE. UU. uno. En julio de 2018, The New York Times incluyó «Pienso en tu mirá. Cap.3: Celos» en su playlist semanal y dos meses más tarde una enorme pantalla en Times Square anunciaba la fecha de salida del álbum. Su tra tra se alzó como en un grito de guerra transatlántico. Compositora, arreglista, productora, diseñadora e ideóloga de sí misma, todo pasa por sus manos. Rosalía se siente cómoda con la imagen que proyecta. «¿Qué es una diva? ¿Una figura de mujer fuerte? Eso me parece positivo», declaró a El Periódico. La máquina no para y Rosalía ha vivido un 2019 frenético: en marzo publicó, con el colombiano J. Balvin y El Guincho, el tema «Con altura», un éxito a ritmo de reguetón reconocido como el mejor vídeo latino y mejor coreografía por MTV; antes del verano, lanzó «Aute cuture», que opta a un Grammy Latino como grabación del año; y en julio presentó Fucking Money Man con dos temas: «Millonària», su primera canción en catalán, y «Dio$ No$ libre del dinero». Apenas un mes después, ofreció otra colaboración con Ozuna: «Yo x ti, tú x mí». Con el foco puesto en su tercer álbum, Rosalía hace frente a quienes la reprueban. «Hay artistas de todo tipo», reconoció ella misma en una entrevista para la cabecera estadounidense Fader. «Algunos están aquí para recordarnos de dónde venimos; otros, para mostrarnos caminos hacia dónde ir. Honestamente, no sé de qué clase soy. No sé lo que va a significar mi trabajo en unos años, pero sí tengo claro que, sobre todo, soy experimental. Es una necesidad para mí. No sé hacer otra cosa».

APUNTES

en familia Rosalía Vila nació en 1993 en Sant Esteve Sesrovires, Barcelona. Y allí continúa viviendo para mantenerse «pegada a la tierra medio de la vorágine». Empezó a cantar el día que su padre se lo pidió, con apenas siete años. Tras su despegue, su madre, Pilar Tobella, ha seguido de cerca su progresión. La hermana de Rosalía, La Pili, conocida también en Instagram como Daykiri, es la más dedicada a la nueva diva: se encarga de su estética sobre el escenario, de sus fotos y de sus uñas, además de acompañarla a todas partes. premios grammy latinos En 2018, Rosalía se convirtió en la artista española con más Premios Grammy en su haber, al hacerse con dos de los cinco a los que optaba. Y este año vuelve a la carga con otras cinco nominaciones: «Grabación del Año», «Álbum del Año», «Mejor Álbum Vocal Pop Contemporáneo», «Mejor Canción Pop» y «Mejor Canción Urbana». Su principal competencia será Alejandro Sanz, que ha logrado ocho nominaciones.

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Escena

romeo castellucci

«Mientras observamos que algo alegre se desarrolla ante nuestros ojos, somos muy conscientes de la desaparición de la vida. Eso representa, en mi opinión, la semilla de cualquier belleza: la posibilidad de desaparecer.»

El fin como origen Romeo Castellucci estrena en Aix-en-Provence una visión circular y humanista del Réquiem de Mozart. texto Felipe Santos [Com 93]

@ultimoremolino fotografía ©Pascal Victor_

ArtComPress © Luca del Pia Una anciana fuma en su habitación mientras se escucha de fondo el sonido monótono de un televisor. La rodea una oscuridad densa y la escena podría ocurrir en cualquier casa o residencia de mayores. A esa imagen hay asociada una idea de soledad, de las últimas veces, de lo que siempre fueron rutinas. Desvestirse, encender el televisor, oler una naranja. Acostarse, arroparse y cerrar los ojos. Apenas termina de hacerlo, la protagonista desaparece poco a poco entre las sábanas. ¿De qué descansa uno cuando muere? ¿De la vida? Es ahí donde comienza la reflexión del director de escena italiano Romeo Castellucci, a quien el Festival de Aix-en-Provence invitó a escenificar una de las obras cumbre de la música occidental. No es la primera vez que trata a la muerte sobre las tablas. En sus montajes habituales de ópera, el tema siempre aparece de forma transversal. Y hace diez años subió al escenario del Festival de Avignon una visión personal, onírica y 98—Nuestro Tiempo  otoño 2019

Un momento de la representación del Requiem de Mozart en Aix-en-Provence. descarnada de las tres partes de la Comedia de Dante. Entre piezas musicales de Pérotin o Arvo Pärt, el texto enfrentaba la confusión y la perplejidad del hombre ante el mundo postrero. Recordar es un intento de revertir la tragedia de la desaparición. Se entiende el Réquiem como memorial de quien se

acaba de ir, como deseo ferviente de los vivos de paz eterna para los muertos. La literatura musical es abundante en este acompañamiento. El más pagano, pero más apolíneo, el de Brahms; más vitales los de Fauré o el mismo Mozart; trascendente y místico el de Victoria, sobre todo por ese motete, Versa est in luctum, que es


un trabajo artístico conjunto Romeo Castellucci (Cesena, 1960) creó la Societas Raffaello Sanzio en 1981 con Claudia Castellucci y Chiara Guidi con el fin de abrir en el teatro una vía iconoclasta, que desembocó en propuestas conceptuales y simbolistas que buscaban desnudar de artificio a la propia representación. El afán por desnudar los significados afecta también a lo sagrado, que Castellucci reivindica contemplar con una luz nueva, como en una Zauberflöte reciente en La Monnaie, donde el tiempo es tan flexible y plástico que discurre en paralelo: entre el siglo xviii y el cuarto milenio.

absolutamente supraterrenal. Cada uno con su estilo y su perspectiva, entre lo profano y lo religioso, tratan de arribar la barca entre dos mundos, como el moribundo. Deshacerse en el tiempo, igual que la anciana de la escena, es la sensación última de quien contempla la propia vida mientras muere. Y en esa visión hipotética se basa la aproximación de Castellucci: de un fin —y son sus propias palabras— entendido como origen. La anciana que fue niña, joven y mujer embarazada, que alberga ya la continuación de sí misma. Estas tres edades han sido tema del arte de todos los tiempos, como el cuadro que pintó Klimt en 1908. Nacimiento, madurez y decadencia: una existencia circular que no parece tener fin. Sobre esas vidas encadenadas emergen en el fondo del escenario unos nombres enigmáticos. Tan solo permanecen unos segundos proyectados. Mientras suena el Kyrie nos damos cuenta de que son una relación, una lista de especies desaparecidas desde el inicio del universo. Las extinciones son algo cotidiano, forman parte de la evolución, porque las especies que no se adaptan desaparecerán y serán sustituidas por otras. Todo está en transformación y la muerte es un accidente más del cosmos. Una idea proveniente de los griegos que, con el tiempo, con la aparición de la filosofía del yo, se ha convertido en insoportable, como la imagen de esos cadáveres que se bajaban de noche en trineo, para que nadie los viera, desde el sanatorio de La montaña mágica. Dice el filósofo Javier Gomá que «la muerte es una injusticia para la dignidad del hombre», un final decepcionante para quien tan altos ideales alberga en vida. La muerte del propio Jesucristo, en

un primer momento, aparece en los textos evangélicos rodeada de una sensación de fracaso, decepción y abandono por todos los suyos. Una idea que sobrevuela las Pasiones de Bach (Mateo y Juan) y que Peter Sellars recoge en su escenificación de la Philarmonie de Berlín. Castellucci une esa desaparición a la facultad de vivir. Todo lo que existe está abocado a perecer. Y por eso cada existencia es única, un tesoro motivo de celebración. La escena encuentra en la partitura de Mozart ritmos que se convierten en danzas ancestrales que recuerdan a aquella Consagración de la primavera que tanto escandalizó en 1913. La obra del salzburgués es un gigantesco arco que encuentra su punto de apoyo en el Lacrimosa central. Mozart solo compuso ocho compases, los suficientes para que Sussmayr la completara. Aquí, nuevamente, la muerte no fue el final, sino que sirvió de continuación. El fin fue también el origen. Sobre el escenario que, con el sueño de la anciana, dejó el negro por el blanco, han quedado trazadas las huellas de los danzantes, de los coros que se aferraron a la tierra y trataron de yacer sobre ella. Cuando todo se vacía, el plano empieza a levantarse en silencio. Al detenerse, ya vertical, contemplamos todas esas huellas como si fuera un cuadro de Pollock. A sus pies, las tres edades de la anciana han dejado a un niño pequeño que llora cuando se alejan. El llanto rompe el silencio por un instante, pero se interrumpe con inusitada velocidad. Bajo la historia que dejaron otros, un bebé recupera la paz mientras juega. Nt

FICHA ARTÍSTICA

Réquiem, de Mozart. Producción del Festival d’Aix-en-Provence. Théâtre de l’Archevêché, 10 de julio de 2019 (disponible en streaming en la web de arte.tv). Director de escena: Romeo Castellucci. Director musical: Raphaël Pichon. Intérpretes: Siobhan Stagg, Sara Mingardo, Martin Mitterrutzner, Martin Mitterrutzner, Chadi Lazreq. Coro y orquesta: Ensemble Pygmalion. l

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APUNTES

pionera y certera Este festival francés de ópera y de música clásica se celebra cada verano en Aixen-Provence. Fue creado en 1948 por Gabriel Dussurget, que deseaba dinamizar la actividad musical en la región de Marsella. Es uno de los grandes festivales líricos europeos, con una afinidad particular por las óperas de Mozart. Sus representaciones se hacen al aire libre, en el patio del Arzobispado. En 2014 fue reconocido como el ‘Mejor Festival del año’ en los International Opera Awards.

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Arte

una vida dedicada a la docencia

Además de arquitecto, José Miguel de Prada Poole es profesor. Empezó a impartir clases en 1965 en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, donde se graduó en la especialidad de urbanismo y se doctoró en 1978. En la actualidad, mantiene su cargo como emérito y también impulsa la transmisión del conocimiento a través de talleres en los que continúa testando prototipos.

Prada Poole, aire y pompas de jabón Los proyectos de José Miguel de Prada Poole, constructor del aire, hablaban del futuro en los años sesenta y continúan resultando provocadores seis décadas después. texto Juan Pablo Huércanos [Com

94], subdirector del Museo Oteiza fotografía Centro Andaluz de Arte

Contempoáneo (CAAC) ¿Qué material para la edificación puede resultar accesible, económico y dúctil? El heterodoxo José Miguel de Prada Poole (Valladolid, 1938) despejó la incógnita de esta compleja ecuación en los años sesenta del siglo pasado y la aplicó a sus proyectos de arquitectura perecedera. Se trata del aire, aliado de sus estructuras neumáticas, hinchables, que se convirtieron en iconos. Casi cincuenta años después, las singulares burbujas ideadas por Prada Poole constituyen un referente de la edificación sostenible. Este es el principal argumento de la muestra «Prada Poole. La arquitectura perecedera de las pompas de jabón», con la que el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla (CAAC) y el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC) han reivindicado la figura de 100—Nuestro Tiempo  otoño 2019

El interior de una de las cúpulas neumáticas de los Encuentros de Pamplona de 1972.


de lo efímero a lo perecedero

En 1974, la revista literaria El Urogallo propuso una reflexión colectiva sobre «La vivienda humana actual». Entre las aportaciones se encontraba el artículo «La arquitectura perecedera de las pompas de jabón», de José Miguel de Prada Poole. El título es un manifiesto de intenciones: el arquitecto aboga por edificios cuya existencia quede condicionada por la temporalidad de los elementos constructivos, viviendas perecederas que sucumben cuando lo hace la materia que las conforman.

este arquitecto. La exposición, que se presentó el 28 de marzo de 2019 en Sevilla, se puede visitar en el centro de León hasta el 12 de enero de 2020. Comisariada por Antonio Cobo, esta iniciativa propone un completo recorrido por 1 400 piezas —planos, fotografías, vídeos, publicaciones, maquetas y estructuras hinchables— que dan cuenta del espíritu visionario de Prada Poole. La necesidad de explorar nuevos marcos para la creación y la ampliación del carácter funcional de las obras permitió desarrollar el concepto site-specific art en los años sesenta. Esta práctica se refiere a intervenciones realizadas fuera de los museos y de las galerías, diseñadas expresamente para un entorno concreto, que quedaban liberadas de la condición de permanencia. La ampliación de los escenarios propios del arte alcanzó también a la arquitectura y generó una profunda reflexión acerca de las nuevas funciones que podían desempeñar los edificios, ligadas a la propia temporalidad de los materiales utilizados. En uno de sus primeros artículos, «La arquitectura perecedera de las pompas de jabón» (1968), que da título a la exposición, Prada Poole defendía la esencia efímera de la arquitectura «como huellas de gaviotas en la arena, de las que no queda rastro tras la marea». «Este ha sido siempre mi leitmotiv: no hay que dejar marcas que condicionen el futuro, hay que dar libertad para el cambio», ha explicado. En este contexto, los proyectos de Prada Poole aportan una respuesta particular en la que son los elementos constructivos los que determinan su propia duración. Siguiendo esta pauta, realizó algunas obras de referencia, como el Hielotrón (Sevilla, 1973), un complejo deportivo y de recreo

construido a base de lonas hinchables, por el que obtuvo el Premio Nacional de Arquitectura, con solo 37 años; las gigantescas cúpulas neumáticas que acogieron los Encuentros de Pamplona de 1972, un festival artístico sobre lenguajes experimentales financiado por la familia Huarte; o la Instant City, ciudad temporal levantada en Ibiza en 1971 para alojar a los participantes del VII Congreso de la Sociedad Internacional de Diseño Industrial. Siguiendo el camino trazado por antecedentes como las Nylon Airhouses, de Frank Lloyd Wright, los proyectos estructurales de Buckminster Fuller, los desarrollos de cubiertas de Luigi Moretti, o incluso de Konrad Wachsmann, sus grandes formas neumáticas representan un elemento central del discurso expositivo. Las investigaciones realizadas a finales de los sesenta con los primeros ordenadores disponibles completan un recorrido que culmina en los diferentes procesos ligados al control climático y a las grandes estructuras exentas, como El Palenque, el auditorio de la isla de la Cartuja realizado para la Exposición Universal de Sevilla de 1992. La monográfica ofrece, por tanto, un completo catálogo de arquitectura adelantada a su tiempo, mientras su autor continúa trabajando en la actualidad en nuevas fórmulas para habitar de manera sostenible. Su último proyecto, La ciudad orbital, consiste en un gran anillo giratorio de sección cilíndrica que orbite alrededor de la Tierra y pueda alojar a la humanidad tras el colapso del planeta.

APUNTES

los impresionistas y la fotografía La invención de la fotografía cambió la concepción que teníamos de la pintura, que dejó de ser el retrato por antonomasia. «Los impresionistas y la fotografía» repasa las influencias mutuas entre ambas disciplinas a través de obras de pintores como Renoir, Degas o Pissarro y de fotógrafos como Nadar, Muybridge o Cuvelier. Museo Thyssen. Madrid. Del 15 de octubre de 2019 al 26 de enero de 2020. obras maestras de la kunsthalle bremen El interés de un círculo intelectual de la ciudad de Bremen dio lugar al museo Kunsthalle, cuyas obras se muestran en esta exposición: un repaso a los grandes maestros franceses y alemanes del siglo xix y la primera mitad del xx de la mano de artistas como Delacroix, Beckmann, Friedrich o Cézanne. Museo Guggenheim. Bilbao. Del 25 de octubre de 2019 al 16 de febrero de 2020.

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historias mínimas Ignacio Uría

Rodeados de belleza

«Esquiva como las hadas, la belleza aparece y desaparece, juega con nosotros. Despierta con el amanecer en una playa de invierno y se viste de piedra en los regios Mallos oscenses, cada uno con su nombre como si fueran humanos»

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belleza. Roma, por ejemplo, majestuosa por igual en la pequeña cerradura del Aventino —donde cabe la basílica de San Pedro— y en las calles del Trastevere, a veces ruidosas como una lonja, a veces mudas como una cripta. La belleza cae con la nieve en Les Heureux mientras ella sonríe con los ojos. Surge liviana en la caricia de una madre. Flota en el aroma del tabaco de pipa y acompaña al príncipe Salina en la decadencia del gatopardo siciliano. Estalla en la iglesia de la Luz de Osaka, un templo desnudo donde el sol acuchilla la oscuridad para formar una cruz redentora. ¿Cómo no apreciar la turbadora quietud de Morante ante Dudosito aquel 15 de abril sevillano? ¿O sentir el don de la vieja liturgia tridentina? ¿Podemos afirmar acaso que «Vesti la giubba» de I pagliacci es vulgar? No hace falta caminar por el Parnaso para emocionarse con el cálido placer de una chimenea encendida, ya sea en La Hoya salmantina o en Vilaflor, allá en el soberano Teide. O disfrutar por igual del silencio —bálsamo del alma— y del jolgorio de unos niños que juegan a las chapas. La belleza vive en el misterio, pero puede aprenderse si nuestra sensibilidad no se ha convertido en yunque de tanto recibir golpes. Las cosas buenas no cansan: ni las suites de Bach para violonchelo ni los goles de Messi, genio hermético. Decía Oscar Wilde que la belleza es muy superior a la inteligencia. «¿Cómo es posible?», le preguntaron con incrédulo acento victoriano. «La belleza —respondió— no necesita explicación».

e todos los atributos de Dios, el más evidente es la belleza, ese chispazo de magnanimidad eterna. La belleza puede encontrarse en la música de Michael Nyman y en la arquitectura Ignacio Uría [Der 95 PhD His 04] es historiador y profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Rey Juan Carlos. de Mies van der Rohe, el hombre que llevó el diseño a una @Ignacio_Uria nueva era. También acompaña al esplendor de la verdad o a la felina elegancia de una mujer que no teme serlo. Ava Gardner, por ejemplo. Vivimos rodeados de belleza, pero la prisa nos la oculta. En parte porque a ella le gusta esconderse, ya sea en la sutileza de un almendro en marzo o en las sombras de Caravaggio, que habitaban por igual su arte y su alma. Hay bellezas intelectuales, como aquel dilema de Philippa Foot que no me resisto a contar: «Un tranvía circula descontrolado. En su camino se encuentran cinco personas La pregunta del autor atadas por un filósofo malvado. Por fortuna, se puede pulsar un botón que desviará el ¿Existe un concepto vehículo a otra vía, donde solamente hay objetivo de belleza una persona encadenada. ¿Usted lo haría?». o depende del gusto ¿Dónde queda aquí lo bello? En su feroz críindividual? tica al utilitarismo. Al fin y al cabo, la belleza siempre nos conducirá al bien, no al mal menor. Esquiva como las hadas, la belleza aparece @NTUnav y desaparece, juega con nosotros. Despierta Opine sobre este asunto en con el amanecer en una playa de invierno y se Twitter. Los mejores tuits se viste de piedra en los regios Mallos oscenses, publicarán en el siguiente número. cada uno con su nombre, como si fueran humanos. También hay ciudades que rebosan 102—Nuestro Tiempo  otoño 2019



ensayo

La identidad universitaria cristiana

No te olvides de Manchuria

La identidad cristiana de una universidad confiere al trabajo académico una dimensión de aventura épica. En un momento en el que algunos centros de estudios superiores optan por el camuflaje, el repliegue o el formalismo, hay que reivindicar la idea de que profesores y alumnos pueden trabajar juntos para descubrir la verdad de su propia vida y luchar por ese ideal.

alfonso sáncheztabernero Rector de la Universidad de Navarra.

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la idea cristiana de universidad está en el origen mismo de los centros de educación superior (1). Las primeras universitas magistrorum et scholarium, o comunidades de profesores y estudiantes, surgieron en los siglos xii y xiii como una evolución natural de la tarea educativa que desarrollaban las escuelas catedralicias y monásticas. Las universidades aportaron tres novedades fundamentales: la idea del estudio —la investigación, diríamos ahora— como requisito necesario para avanzar en el descubrimiento de la verdad, la libertad académica y el conceder grados. Las enseñanzas se impartían en las facultades de Artes —o Filosofía—, Derecho —canónico y civil—, Medicina y Teología. Las universidades nacieron en Europa con el propósito prioritario de «buscar la verdad divina y promover la enseñanza» (2). Luego, en el siglo xvi, llegaron a América y más tarde se expandieron por todo el mundo. A lo largo de ochocientos años han sido capaces de reinventarse sin perder la fidelidad a su idea original. Precisamente, en este equilibrio entre adaptación y respeto a su misión radican la vitalidad y el prestigio de la universidad como institución. Los centros de educación superior compartían al principio un mismo modelo, con leves variantes: Bolonia, Oxford, París, Coímbra o Salamanca impartían grados similares, coincidían en su inspiración cristiana y fueron el espejo en el que se miraron las universidades fundadas en las décadas siguientes. Siglos más tarde, la diversidad de planteamientos y de ofertas educativas creció de manera extraordinaria: surgieron universidades


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La identidad universitaria cristiana

omnímodas, y otras, en cambio, eligieron un foco temático, como las politécnicas; unas pusieron más énfasis en los grados y otras en los posgrados; los centros procedían de iniciativas públicas o privadas; unos tenían ánimo de lucro y otros no; se consolidaron universidades de tamaño muy variado; y más recientemente, a la enseñanza presencial se han añadido las ofertas online o los modelos mixtos. También existe ahora una gran pluralidad en los principios configuradores de estas instituciones. A las universidades de inspiración cristiana se han sumado otras que asumen una fe diferente —por ejemplo, el judaísmo o el islam— o que se basan en un ideario no religioso. Este fugaz repaso de la evolución de las instituciones de educación superior nos lleva —de manera casi inevitable— a plantear una pregunta de particular interés: ¿no será la identidad cristiana un rasgo propio de la universidad del pasado? O, al menos, ¿no deberá moderarse o suavizarse para conseguir una mayor sintonía con la cultura contemporánea? identidad y coraje. De hecho, en las últimas décadas no pocas universidades han renunciado a sus raíces cristianas o se han convertido en un conjunto de tradiciones o símbolos de carácter meramente ornamental (3). Podemos constatar, por tanto, que no todo el mundo está dispuesto a nadar contra la corriente. A fin de cuentas —pensarán muchos— los buenos negociantes no se empeñan en vender lo que el público no está dispuesto a comprar. Me parece que viene al caso un recuerdo personal. En 1994 llegué a un acuerdo con la Universidad de Navarra para reincorporarme a su claustro de profesores. En Pamplona había obtenido los grados de licenciado y doctor. Luego me fui a trabajar a otros lugares, primero a la Universidad del País Vasco y

La identidad cristiana constituye una gran ventaja competitiva porque los valores cristianos son tan atractivos como respetuosos con las opiniones ajenas. 106—Nuestro Tiempo  otoño 2019

más tarde a la Manchester University. Transcurridos siete años consideré que había acumulado cierta experiencia y que había llegado el momento de regresar a mi alma mater. La ilusión del retorno no escondía una preocupación de fondo. Yo venía de dos buenas universidades públicas, cuyo ideario en ningún caso cuestionaba los valores laicos hoy dominantes. En cambio, reiniciaba mi andadura en una institución que no contemplaba la idea de atemperar o esconder su identidad cristiana, ni siquiera en sus planes a largo plazo. Por esa razón, me planteé si estaba volviendo a un lugar con poco futuro. Conocía aspectos positivos de la Universidad de Navarra que me atraían y me impulsaban a volver, como la sintonía de sus profesores con el proyecto educativo, el espíritu de equipo, la calidad de sus alumnos o la fortaleza de sus centros de investigación. Sin embargo, no podía obviar los aspectos más problemáticos. Me preguntaba, por ejemplo, si estudiantes de otras culturas desearían formarse en una universidad de inspiración cristiana. Tampoco sabía si otras instituciones de gran prestigio querrían firmar acuerdos de colaboración, o si los empleadores decidirían contratar graduados que libremente asumiesen las grandes propuestas del pensamiento cristiano. Finalmente, me incorporé a la Universidad de Navarra y comencé a trabajar en su Facultad de Comunicación. Veinticinco años más tarde puedo aclarar públicamente que aquellos temores eran infundados: la Universidad recibe varios miles de solicitudes de admisión cada año; los alumnos internacionales se acercan ya al 30 por ciento del total; la satisfacción de los estudiantes —que medimos todos los años— es muy alta y no ha dejado de crecer; los rankings internacionales más prestigiosos nos ubican entre las cincuenta mejores universidades del mundo en empleabilidad y el Times Higher Education nos sitúa como la tercera mejor de Europa en docencia. Mi conclusión es que, para una universidad, la identidad cristiana constituye una extraordinaria ventaja competitiva porque los valores cristianos son tan atractivos como respetuosos con las opiniones ajenas. No es preciso recibir el don de la fe para tener en gran estima ideales como el espíritu de servicio, la honradez profesional, la protección de la vida — sobre todo la de los más débiles—, la solidaridad con los que sufren, la veracidad o la protección de la naturaleza.


impacto del mensaje cristiano. El mensaje cristiano favorece que la universidad esté centrada en los alumnos y ayuda a que los profesores se conviertan en maestros dedicados a motivar y guiar, con una exigencia alentadora (4). Así, cada estudiante aprovecha al máximo sus capacidades, aprende a saltar obstáculos y descubre que solo será feliz si procura que otras muchas personas también lo sean. Los verdaderos maestros no se conforman con poner medios razonables para conseguir sus objetivos formativos, sino que están comprometidos con el resultado: no dejan de idear nuevas fórmulas para lograr que sus alumnos valoren el extraordinario impacto de su trabajo cuando está planteado como una eficaz palanca al servicio de los demás. Esa misma noción de servicio fortalece la opción por la investigación interdisciplinar e internacional, en la que todos ponen sus conocimientos, métodos y perspectivas a disposición de sus colegas; el fin prioritario no consiste en construir el propio prestigio, sino en lograr hallazgos intelectuales que sean de utilidad para otras personas. De este modo, fácilmente la búsqueda en solitario deja paso al trabajo en equipo, para que la universidad se ubique en la frontera de la ciencia y esté en el origen de los cambios sociales y culturales (5). De hecho, avanzar con rigor en cualquier ámbito del saber constituye otro modo, aunque no sea tan inmediato, de ayudar a los más desfavorecidos.

Muchas universidades de inspiración cristiana están promovidas por la Iglesia católica como tal —son dependientes de los obispos— o por diversas instituciones de la Iglesia. En ambos casos, como afirma san Juan Pablo II en la constitución apostólica Ex Corde Ecclesiae (1990, §14), «los ideales, las actitudes y los principios católicos penetran y conforman las actividades universitarias según la naturaleza y la autonomía propia de tales actividades»; es decir, la fe se hace cultura y el mensaje cristiano está presente de modo vital. yuxtaposición, subordinación e integración. En mi opinión, la doble identidad —universidad y católica— establece una relación entre los dos términos, que puede ser de yuxtaposición, subordinación o integración (6). La yuxtaposición implicaría reconocer la existencia de dos realidades independientes, sin que una influya en la otra; en ese caso, lo católico podría concretarse en una oferta de actividades pastorales, añadidas y a la vez ajenas, a la propia vida de la universidad. La relación de subordinación supondría que uno de los dos términos está al servicio del otro. Por ejemplo, lo universitario se somete a lo católico si la docencia y la investigación se entienden solo como un medio para la evangelización; y sucede lo contrario cuando los objetivos académicos debilitan la vitalidad católica de la institución.

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La identidad universitaria cristiana

La relación de integración, en cambio, potencia a la vez la cultura institucional y los aspectos académicos, porque las dos identidades conducen al mismo fin: la búsqueda de la verdad. En la práctica, la impronta católica promueve el interés por la verdad sobrenatural y su relación con las verdades naturales; genera una motivación trascendente, que favorece la búsqueda desinteresada del saber; y, en ese proceso intelectual, refuerza la primacía de lo ético sobre lo técnico y de las personas sobre las cosas. El humanismo cristiano impulsa en cualquier institución la cohesión hacia dentro y la coherencia hacia fuera (7). Internamente hace posible que la fuerza del proyecto compartido sea mayor que las pequeñas controversias cotidianas, tan propias de la vida académica. La identidad evita también las conductas erráticas: los cambios de liderazgo no implican golpes de timón, sino que añaden nuevas ideas y perspectivas a unos ideales permanentes. Y, en el ámbito externo, muchas personas —graduados, familias de alumnos, colegas, etcétera— pueden confiar y ayudar a las universidades en las que hay una garantía moral de continuidad. Asumir libremente una identidad cristiana implica también algunas desventajas, como sucede con todas las decisiones relevantes en la vida de las personas y de las instituciones. Elegir siempre exige renunciar. Y cuando preferimos una opción a cualquier otra es imposible contentar a todo el mundo. Los valores cristianos pueden generar prevención o rechazo en potenciales alumnos, empleadores e, incluso, en instituciones públicas y privadas, aunque la experiencia muestra que muchos de esos prejuicios desaparecen cuando mejora la información, existe un diálogo sincero y se genera un clima de respeto (8). Mi experiencia me dice, además, que la visita a los campus y el contacto directo con profesionales o alumnos de estos centros ayuda a superar posibles percepciones negativas. tres estrategias fallidas. Expresado de otro modo: las universidades de inspiración cristiana deben obtener la máxima ventaja de esa identidad, a la vez que intentan neutralizar los posibles inconvenientes o efectos no deseados (9). En este terreno hay, al menos, tres maneras de equivocarse. La primera es la estrategia formalista, que consiste en establecer unos mecanismos o garantías fijos que en teoría asegurarían la presencia de los valores cristianos.

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Avanzar con rigor en cualquier ámbito del saber constituye otro modo, aunque no sea tan inmediato, de ayudar a los más desfavorecidos.

Un modo clásico de concretar ese modelo consiste en exigir a los empleados —y de manera particular a los profesores— la firma de un documento en el que hacen suyo el ideario de la universidad. La debilidad de este planteamiento proviene de que no siempre se vive lo que se firma, sobre todo si el compromiso asumido avala un puesto de trabajo. Existen versiones de mayor contundencia: por ejemplo, en algunos lugares se establece que un porcentaje de profesores de su claustro deben estar bautizados. Sin embargo, acudiendo a un ejemplo extremo, un decano podría ofrecer empleo a un católico que sea un criminal confeso para llegar a ese porcentaje. Y a nadie se le ocurre que contratar a un ladrón que presente su partida de bautismo sea un buen modo de fortalecer la identidad cristiana de una institución. El segundo error se podría denominar la estrategia de repliegue. En este caso, los directivos detectan la distancia entre el propio ideario y los valores dominantes de la sociedad y deciden articular una propuesta atractiva solo para las personas que comparten una misma fe. Por tanto, la docencia se dirige a quienes quieren formarse de acuerdo con los principios cristianos; el resto de actividades académicas —investigación, transferencia, relaciones institucionales— se convierte en encuentros entre cristianos, que no necesitan justificar su forma de pensar porque no hay espacio para el pluralismo y el desacuerdo en los valores fundamentales. Sin embargo, la estrategia de repliegue es en sí misma contradictoria, porque una parte esencial del mensaje cristiano se refiere a la necesidad de la apertura a los demás, con una propuesta universal realizada para todos los hombres y mujeres de todos los tiempos. En el fondo, ese repliegue supondría minusvalorar la fuerza y la belleza de la verdad, como advertía hace ya dos décadas san Juan Pablo II (10);


implicaría ausentarse de un debate intelectual por miedo, pereza o irresponsabilidad. Finalmente, el tercer peligro se puede calificar como la estrategia del camuflaje. Esta opción supone establecer una política de mínimos que, por una parte, garanticen cierta presencia de la tradición cristiana en la universidad, pero que, a la vez, no molesten a nadie. Se trataría, por tanto, de arrinconar lo que compromete y de mantener algunos signos —por ejemplo, actos o ceremonias en momentos singulares— que se limiten a recordar los orígenes de la propia institución. La estrategia del camuflaje acaba convirtiéndose en un elegante modo de claudicar: la universidad renuncia a intentar que el espíritu cristiano vivifique la actividad académica y busca una coartada para que parezca que no ha traicionado sus principios. En cambio, sí es legítimo que una universidad de inspiración cristiana elija el momento y el lugar de las batallas que desea afrontar, porque cada debate intelectual tiene su contexto y su lugar propio: a veces, lo que conviene hablar en una conversación entre un profesor y un alumno no debe ser materia de controversia pública, porque el diálogo útil requiere una actitud de apertura y respeto por parte de los interlocutores. También en este caso, el coraje debe ser compatible con la prudencia. el reflejo de la identidad. La identidad se manifiesta, sobre todo, en el comportamiento, el estilo de trabajo, el espíritu de servicio, la relación entre profesores y estudiantes y la idea de comunidad que comparte proyectos e inquietudes. En este sentido, me parecen inspiradoras las palabras pronunciadas por san Josemaría Escrivá (11) en el Aula Magna del campus de Pamplona en 1972. «La universidad — afirmaba nuestro primer Gran Canciller— no puede vivir de espaldas a ninguna incertidumbre, a ninguna inquietud, a ninguna necesidad de los hombres. No es misión suya ofrecer soluciones inmediatas. Pero al estudiar con profundidad científica los problemas, remueve también los corazones, espolea la pasividad, despierta fuerzas que dormitan y forma ciudadanos dispuestos a construir una sociedad más justa». En efecto, la identidad cristiana confiere al trabajo universitario una dimensión de aventura épica. Profesores y alumnos buscan un ideal que nunca se alcanza del todo: se trata de que cada uno descubra la verdad de su propia vida y decida poner en marcha ese proyecto personal, sin excusas ni retrasos. La tarea

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ensayo

La identidad universitaria cristiana

puede parecer ardua porque necesariamente implica que los gustos e intereses de cada uno se supeditan al empeño por servir a los demás (12). Sin embargo, no conozco un enfoque vital más apasionante. En la universidad, el influjo del humanismo cristiano está vinculado a principios esenciales como la caridad, el servicio, el respeto o la libertad. Con todo, quizás el signo distintivo más evidente de que una institución de educación superior está vivificada por la identidad cristiana sea el clima de esperanza y optimismo. La mirada positiva hacia el futuro es compatible con la experiencia de la injusticia y del sufrimiento en el mundo. La esperanza no procede de la desinformación ni de la ingenuidad, sino de la capacidad de vislumbrar el sentido de esos problemas. También surge y se fortalece al comprender que nuestra generosidad y la de otras muchas personas que comparten los mismos ideales impulsa cambios sociales y culturales tan maravillosos como sorprendentes (13). De este modo, como señalaba Chesterton (14), el gran maestro de la paradoja, «la alegría, que era la pequeña apariencia del pagano, se convierte en el gigantesco secreto del cristiano». La magnanimidad es otro indicador relevante de la presencia del humanismo cristiano en la universidad. Para ilustrar esta idea recurriré a otro recuerdo personal, referido a mi maestro, Alfonso Nieto, con quien he compartido el itinerario académico, pues él

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fue antes que yo catedrático de Empresa Informativa, decano de la Facultad de Comunicación y rector de la Universidad de Navarra. Quienes trabajábamos con él sabíamos que era un inconformista permanente: lo que le planteábamos siempre era insuficiente. Él procuraba levantar nuestra mirada, nos impulsaba a llegar más lejos, a buscar nuevos horizontes. En 2012, a punto de cumplir ochenta años, el profesor Nieto se encontraba en la fase final de un cáncer. Cuando estaba ya muy enfermo, fui a visitarle con la idea —como así sucedió— de que esa sería nuestra despedida. Mi ventaja era que, en esa ocasión, iba con un proyecto grande, que quizás estuviese a la altura de sus expectativas. Le conté que al día siguiente viajaba a Shanghái y Hong Kong para firmar convenios con algunas de las mejores universidades asiáticas. Él me miró con sus ojos claros y brillantes y me contestó con su habitual aire de misterio: «Bien, tocayo, pero no te olvides de Manchuria». Y no añadió nada más. Tengo la certeza de que lo que Alfonso Nieto quería decir es que nunca hay que dejar de explorar nuevas opciones, que es preciso anticiparse, ir a donde otros todavía no han llegado. Desde entonces, la frase «No te olvides de Manchuria» se ha convertido como en un grito de guerra en el departamento de Empresa que él dirigió: significa que la mediocridad y el conformismo no se conciben en nuestro vocabulario. «No te olvides de Manchuria» es una llamada que


Convienen distinguir qué aspectos de la identidad son permanentes, porque obedecen a principios innegociables, y qué cuestiones deben evolucionar .

campus con proyectos educativos inspirados en los principios cristianos. Quienes llegan por primera vez a esas universidades suelen preguntar: ¿aquí qué pasa? En el fondo, esa interrogación esconde otra más articulada y compleja, que podría formularse así: ¿por qué aquí la gente sonríe, vive con esperanza, trabaja con pasión y respeto, y tiene afán de servicio? La respuesta es sencilla: esos lugares están iluminados por un mensaje grandioso y cautivador, profundamente humano y abierto a un destino eterno. Nt

nota: Texto basado en la lección inaugural pronunciada en Perú por Alfonso Sánchez-Tabernero el 27 de abril de 2019, en el marco del cincuenta aniversario de la Universidad de Piura.

nos recuerda que cada día podemos descubrir nuevas vías para mejorar la formación de los estudiantes, nuevas iniciativas para impulsar una investigación de vanguardia, nuevas ideas para servir de manera más eficaz a la sociedad. identidad y personas. La identidad cristiana no la hacen las normas o los procedimientos, sino las personas. Por tanto, para que el ideario no sea una aspiración imposible o una formalidad retórica, resulta esencial que el equipo directivo comparta esa misión y se plantee cómo conseguir que el mensaje cristiano vivifique de modo siempre nuevo la tarea universitaria. Después, es preciso que les suceda lo mismo a quienes se incorporen al claustro y a los demás empleados de la universidad. Ellos serán quienes encuentren respuestas adecuadas a los desafíos y dificultades, que nunca faltarán. Además, hay que disfrutar en ese proceso de búsqueda, con poco miedo a fallar y mucha ilusión de acertar. Conviene distinguir qué aspectos son permanentes, porque obedecen a principios innegociables, y qué cuestiones deben evolucionar, porque corresponden a un contexto cultural determinado. Por ejemplo, los cambios sociales no requieren modificar la fe que se profesa, pero sí el modo de transmitirla. Como advertía la profesora Jutta Burggraf (15), «la fe no solo se comunica con la palabra, sino también con los gestos y con el ambiente de sincero interés por cada alumno. En esta tarea, la autenticidad es imprescindible: […] solo resulta convincente una fe que se transmite desde la propia experiencia de la relación con Cristo». Más sucintamente lo expresa el papa Francisco (16): «Una persona que no está convencida, entusiasmada, segura, enamorada, no convence a nadie». He tenido la suerte de visitar bastantes

Scott, J. C. (2006). The mission of the university: Medieval to postmodern transformations. The Journal of Higher Education, 77(1), 1-39. 2 Chaplin, M. (1977). Philosophies of higher education, historical and contemporary. International encyclopedia of higher education (Vol. 7, 3204-3220). San Francisco, Jossey-Bass. 3 Boeve, L. (2006). The identity of a Catholic university in postChristian European societies: Four models. Louvain Studies, 31(3/4), 238. 4 Woodrow, J. (2006). Institutional mission: The soul of Christian higher education. Christian Higher Education, 5(4), 313-327. 5 Lorda, J. L. (2016). La vida intelectual en la Universidad. Fundamentos, experiencias y libros. Pamplona, EUNSA. 6 Sánchez-Tabernero, A., y Torralba, J. M. (2018). The University of Navarra’s Catholic-inspired education. International Studies in Catholic Education, 10(1), 15-29. 7 Romera, L. (2015). Christian Humanism in the Context of Contemporary Culture. Humanism in Economics and Business. Springer, Dordrecht, 33-47. 8 Mora, J.M. (2012). Universidades de inspiración cristiana: identidad, cultura, comunicación. Romana: Boletín de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei, 54, 194-220. 9 Torralba, J. M. (2015). La doble identidad de las universidades de inspiración cristiana según Ex Corde Ecclesiae. Rivista PATH (Pontificia Academia Theologica) 14, 131-150. 10 Juan Pablo II (1998). Encíclica Fides et Ratio. Roma, 14.IX. 11 Escrivá, J. (1972). Discurso en la investidura de Doctores Honoris Causa en la Universidad de Navarra. Pamplona, 7.X. 12 Ocáriz, F. et al (2019). Homenaje a Monseñor Javier Echevarría. Pamplona, EUNSA. 13 Benedicto XVI (2007). Encíclica Spe Salvi. Roma, 30.XI. 14 Chesterton, G. K. (2013). Ortodoxia. Barcelona, Acantilado. 15 Burggraf, J. (2015). La trasmisión de la fe en la sociedad postmoderna. En AA.VV. La trasmisión de la fe en la sociedad postmoderna y otros escritos. Pamplona, Eunsa, 125-146.Francisco (2013). Exhortación apostólica Evangelii Gaudium. Roma, 24.XI. 16 Francisco (2013). Exhortación apostólica Evangelii Gaudium. Roma, 24.XI. 1

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vagón-bar Paco Sánchez

La edad del bacalao

«Nunca entendí la comparación “como niño con zapatos nuevos”, porque los zapatos nuevos me producían remordimientos y, a veces, heridas en los talones»

C

ierta vez le preguntaron a mi madre en un programa de radio cómo era yo de pequeño. Lo primero que dijo fue que gastaba muchos zapatos. Esto le hizo gracia a la audiencia y alguna gente se dedicó a recordármelo durante un tiempo: se ve que la mujer lo sufrió mucho, me decían, porque le vino a la memoria antes que nada. Y era verdad, lo sufrió mucho, porque ella hacía malabares con un presupuesto estrechísimo, siempre a punto de romperse por todas las costuras, y unos zapatos nuevos podían significar un quebranto. Quizá por eso nunca entendí la comparación «como niño con zapatos nuevos», porque los zapatos nuevos me producían remordimientos y, a veces, heridas en los talones. Tampoco comprendía por qué degeneraba tan deprisa el calzado desde el brillo insultante que desplegaba en la tienda hasta adquirir el aspecto triste y desmejorado de mis zapatos viejos, resaltado, precisamente, por la comparación. Aprendí pronto que ese brillo no dura, sino con muchos y muy frecuentes cuidados que yo no estaba en condiciones de ofrecer, porque no bastaba con limpiar los zapatos y echarles luego crema. Había que cepillarlos. Y eso, como me explicaba mi madre, sin resultar ni duro ni difícil, requería una paciencia que me llevaba al aburrimiento. No era divertido. Me cansaba enseguida de intentar sacar lustre sin percibir apenas mejora. Entonces, a los poquísimos días, dejaba de cuidarlos y contraían muy pronto el aspecto demacrado de los viejos, lo que me llevaba a usarlos sin tomar precauciones: patadas a las latas, paseos por las pozas, ya se sabe. Supongo que, entonces, mi madre, además de reñirme, empezaba a ahorrar. 112—Nuestro Tiempo  otoño 2019

La víspera de san Bernardo, me invitaron a merendar unos amigos queridísimos. Tienen una casa de campo muy bonita y agradable que hace juego con su aspecto físico y su carácter: también ellos son bonitos y agradables. Ella había comprado tres nécoras y me explicaron que eso es lo que hacen cuando quieren hablar largamente: se compran dos nécoras y, mientras les arrancan con cuidado las patas y las pinzas y, por fin, las despanzurran, gastan todo ese tiempo conversando. Me gustó la idea y agradecí mucho que me incluyeran en esa intimidad por el simple procedimiento de añadir otra nécora. Puedo asegurar que el mecanismo funciona y que no es caro, al menos en A Coruña. Justo cuando las terminábamos, llamó otro de sus amigos. Que se venía. Como no había más nécoras, porque eran nécoras para hablar, borraron enseguida todo rastro de ellas, y aparecieron sobre la mesa del jardín viandas diversas, productos ciertos de alta calidad: chorizo, queso y jamón, principalmente. El invitado llegó casi de inmediato y me aclararon que vivía cerca, en un lugar donde tengo familia. Un tipo alto, fuerte, sonriente y que, al menos a primera vista, parecía llevarse muy bien con la vida. Me explicaron que cocina como un profesional y le preguntaron qué tal le había salido el bacalao. No quise aclarar la ocasión sobrentendida porque, encima de entorpecer la charla, poco me iba a ayudar. Respondió muy contento que buenísimo, que la salsa había ligado de maravilla, todo estupendo, y aunque parecía que sus hijas no supieron apreciarlo, los demás comensales sí. Pregunté cuántos años tienen sus hijas, y contestó: «No, ya empiezan a estar en la edad en la que te gusta el bacalao». Tuve el reflejo instintivo de anotar la frase, pero lo dejé en un mero apunte mental. En cualquier caso, algo debió de percibir en mi cara, porque desarrolló un poco la idea. A los niños, comentó, no les gusta el bacalao. Cuando él era pequeño, su padre se conformaba, pero le advertía: «Con el tiempo te va a gustar mucho». Y él, prendido en esa promesa, lo intentaba, quizá porque quería hacerse mayor, pero reconocía: «Todavía no me gusta». Pensé que su padre era muy listo, y miré la hora en el móvil. Con un sobresalto excesivo, casi de mala educación, dije que se me había hecho muy tarde. Al levantarme vi que no llevaba los zapatos: seguía con las zapatillas de deporte, baratas e impermeables, que uso para meterme en las charcas y en las redes. Pedí disculpas y, ya en el coche, llamé a mi madre. Paco Sánchez [Com 81 PhD 87] es periodista y profesor titular de la Universidade da Coruña. @pacosanchez



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Número 704 NUESTRO TIEMPO Otoño 2019

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