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¿Cómo cuidarse para cuidar? PSICOVIGILANCIA DE LA SALUD EN SITUACIONES DE EMERGENCIA SANITARIA Psicovigilancia de la salud, autocuidado y psicoprevención del profesional sanitario y del paciente
Coordinadoras: Claudia Rodríguez Parras Psicóloga general sanitaria. Especialista en psicoanalítica infantojuvenil y adultos. Facilitadora de la gestión psicoemocional en procesos de crisis personales, catástrofes y emergencias. Marta Rodríguez Peso Psicóloga y lean office coach, especialista en la generación de modelos de mejora continua. Facilitadora de la gestión del cambio y modelos de adopción ante crisis. Presidenta de la asociación ATB Cedeca para la psicovigilancia de la salud.
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Psicovigilancia de la salud del profesional sanitario en situaciones de emergencia sanitaria
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ÍNDICE Contexto
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Tema 1 Situaciones complejas a las que se enfrenta el profesional sanitario en situaciones de emergencia
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Tema 2 Detección precoz, alertas psicológicas frente a situaciones de emergencia sanitaria
2.1. La importancia de la detección precoz de los efectos psicológicos de la emergencia sanitaria en el profesional sanitario
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2 .2. Factores de vulnerabilidad, señales o secuelas psicológicas que deberían generar una alerta en el profesional sanitario en situaciones de emergencia sanitaria y ante la desescalada
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Tema 3 Soluciones, medidas de autoprotección psicológica
3.1. Claves para la autogestión emocional en situaciones de estrés y ansiedad
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3 .2. Medidas de autoprotección psicológica del personal sanitario durante la desescalada y frente a un posible rebrote
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Tema 4 Auxilios, ¿cuándo derivar?
4 .1. ¿Por qué al profesional sanitario le cuesta pedir apoyo psicológico para reducir el impacto emocional durante la emergencia sanitaria?
4.2. ¿Cuándo es necesario que el profesional sanitario solicite apoyo psicológico profesional?
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CONTEXTO
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Los profesionales sanitarios ante una emergencia sanitaria trabajan a destajo, atendiendo a los pacientes afectados en la medida de sus posibilidades, adaptándose a los recursos disponibles, superando obstáculos, asumiendo riesgos, afrontando temores, padeciendo las consecuencias y, todo ello, al margen de sus especialidades, lugar de trabajo habitual y sus consultas (pediatría, cirugía, oftalmología, digestivo, atención primaria...). Se ven sometidos a una sobrecarga de trabajo, a unas jornadas interminables, a un desgaste emocional y a un estado de estrés constante que probablemente pasa factura psicológicamente, aunque no sean conscientes de ello. La misión del profesional sanitario es muy vocacional y, por lo general, no se considera un “héroe”, sino que se asume que “solo hace su trabajo, hace lo que hay que hacer”. Sin embargo, toda la población aplaude y agradece desde el primer día la predisposición y la entrega con la que se ponen al servicio de la salud de todos, al margen de sus especialidades y afrontando estados de confusión o duda, investigando, estudiando y superando dificultades personales o familiares. Velan ante todo por la salud y el bienestar de los pacientes afectados por la emergencia sanitaria, mantienen informados a los familiares, comparten sus conocimientos entre compañeros en beneficio del paciente y el avance de la salud, etcétera. Sin embargo, aunque su responsabilidad reside en el cuidado del otro y bajo casi cualquier condición, en términos generales es posible que no tenga suficientemente en cuenta la importancia de cuidar su propia salud psicológica y su bienestar emocional para el desempeño eficaz de su profesión. Los profesionales sanitarios se mantienen informados, transmiten la información oportuna, comunican mensajes de tranquilidad y esperanza, aunque también de pérdida, dolor y sufrimiento…, pero, ¿quién cuida de ellos para reducir el impacto emocional y el estrés por todo lo que están viviendo? ¿Quiénes conocen y adoptan medidas de autoprotección psicológica? ¿Quiénes conocen y acuden a los servicios gratuitos de apoyo psicológico online para sanitarios que se ponen a su disposición desde entidades públicas y privadas? ¿Quiénes “se permiten” compartir sus sentimientos (miedo, frustración, pena, impotencia, incertidumbre, culpa, indefensión…) con compañeros de trabajo o con familiares? La respuesta es una incógnita, pero, probablemente, pocos porque... ¿No tienen costumbre?, ¿es porque les hace sentir más vulnerables?, ¿es porque no quieren hacer sufrir al otro por sus sentimientos y preocupaciones?, ¿es porque se van a sentir desbordados emocionalmente y no van a parar de llorar?, ¿es porque tienen miedos como todo el mundo pero nadie lo tiene que notar porque son el médico, el enfermero o la enfermera?, ¿es porque nadie les puede ayudar?
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Actualmente, nos encontramos ante una emergencia sanitaria sin precedentes generada por la aparición del virus COVID-19 (Coronavirus infectious disease-19), que surgió previamente en Wuhan (China) en el año 2019, no habiendo sido identificado con anterioridad en humanos, conformando una situación de emergencia de carácter mundial, capaz de afectar a cualquier perfil personal, siendo aquellas personas con afecciones médicas previas o personas mayores las más vulnerables. Actualmente, existe una gran falta de información, pero la reportada tras la atención de casos confirmados de pacientes contagiados por COVID-19 revela cuadros clínicos desde una reacción asintomática hasta otros de alta gravedad, pudiendo llegar a provocar la muerte. El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud elevó la situación de emergencia de salud pública ocasionada por el COVID-19 a pandemia internacional y el 14 de marzo de 2020 se decretó en España el estado de alarma para la gestión de la situación de la crisis sanitaria, afectando a todo el territorio nacional, limitando la libertad de circulación de las personas por las vías de uso público, introduciendo así a la población en una fase de confinamiento temporal prorrogable. La rapidez en la evolución de los hechos, a escala nacional e internacional, requirió la adopción de medidas inmediatas para hacer frente a esta coyuntura. En España se tomaron medidas de contención en el ámbito educativo y de la formación, en el ámbito de la actividad comercial, equipamientos culturales, establecimientos y actividades recreativas, actividades de hostelería y restauración, medidas de contención en relación con los lugares de culto y con las ceremonias civiles y religiosas y aquellas dirigidas a reforzar el Sistema Nacional de Salud en todo el territorio nacional. Nos enfrentamos día tras día a cifras dramáticas, y sin definir, de repuntes de fallecimientos, ritmos cambiantes de caídas y recaídas de contagiados, sin dejar de ajustar nuestras expectativas, padeciendo pérdidas, decesos diarios en masa sin precedentes, transitando y conviviendo con el riesgo a la enfermedad, y a la muerte… Y cada día, afrontando la incertidumbre más temida a nivel mundial. Actualmente, estamos ante un horizonte incierto, polémico y con giros inesperados en la hoja de ruta de la desescalada y el desconfinamiento, y con el horizonte puesto en un posible rebrote o una nueva pandemia. Por este motivo, la psicovigilancia de la salud de los profesionales sanitarios e instarles a adoptar medidas de autoprotección psicológica en la emergencia sanitaria NO debería ser una opción y debería convertirse en una tarea de TODOS, puesto que son los encargados de velar por la salud de la población que acude a sus consultas o a los distintos servicios hospitalarios, al margen de sus especialidades.
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