
63 minute read
DOCUMENTOS
Ediciones Encuentro, escrito por el periodista Fernando de Haro. El 9 de abril de 2017, festividad del Domingo de Ramos, el adjetivo ―copto‖ entró a formar parte del vocabulario occidental tras el brutal doble atentado yihadista en las Iglesias coptas de Alejandría y Tanta que dejó la terrible cifra de 44 muertos y centenares de heridos. Un mes después, el 26 de mayo, otro ataque contra la comunidad copta causaba 28 víctimas mortales y una veintena de heridos tras ser acribillado el autobús en el que viajaban cuando se dirigían hacia el monasterio egipcio de San Samuel. Estos atentados tan solo son los últimos de una larga y sangrienta lista contra esta minoría cristiana del Medio Oriente, y que en Egipto representa el 10% de la población (unos 9 millones). Pero, ¿quiénes son los coptos y por qué están siendo masacrados? Su cristianismo, que siempre ha vivido en paz y en comunión con otras religiones, está siendo perseguido en su tierra; además de descubrir su origen, historia, tradiciones y costumbres: ―Desde el comienzo de la segunda guerra de Iraq, cada vez nos atacan más -explica el monje. Los islamistas radicales nos consideran como a vosotros. Piensan que Estados Unidos y Europa son tierras cristianas y que están en contra del islam. Nosotros somos cristianos y, por eso, somos una expresión de la civilización occidental. Como no pueden ir a Estados Unidos o a Europa a atacaros a vosotros, nos atacan a nosotros. Lo hacen desde la época de Iraq y de Afganistán, desde la época de Bush‖. A lo largo de los once capítulos en los que se divide el libro, Haro nos dibuja la situación de la comunidad copta, sus raíces, su presente y su futuro a través de multitud de voces que van desde entrevistas a importantes personalidades (como el patriarca Ibrahim Isaac Sidrak o el gran imán y rector de la Universidad de Al-Azhar), hasta encuentros personales con ciudadanos que se va encontrando por el camino (un ingeniero, un funcionario-espía del gobierno, un comunista musulmán y una activista que luchan por la consecución de los derechos humanos o, entre otras personas, varios monjes y misioneros que llevan años ayudando a los más pobres de todas las creencias). 70.¿De verdad “la Biblia dice”?: César Henríquez Hoy se le sacan confesiones a la Biblia de la misma manera que los organismos Testimonios que se intercalan en el relato con apuntes históricos (para matizar ideas, acontecimientos o explicar mejor los argumentos) y descripciones, recuerdos, vivencias e impresiones del periodista que hacen que el lector viva las dificultades que rodean al autor, sienta el sufrimiento de los coptos, se asombre ante su inquebrantable fe pese al dolor y al martirio, y vea, toque y hasta perciba el olor de la riqueza multicultural de este país milenario: ―la luna creciente y la cruz están juntas. […] lleva la cabeza bien alta, eres egipcio‖. De este modo, además de todo lo comentado, también ahondaremos en la reciente historia del país para comprender el conflicto y la violencia desencadenada contra esta minoría, la situación del resto de la población, las causas y las consecuencias de la Primavera árabe en la región, las gravísimas equivocaciones de Occidente en Oriente Próximo, la verdadera cara de los Hermanos Musulmanes o, entre otros temas que encontrarán sumergiéndose en la lectura, el gran trabajo que está llevando a cabo Ahmed el-Tayeb para recordar la identidad egipcia y conseguir un Estado verdaderamente democrático. En definitiva, gracias a esta obra descubriremos por qué en la actualidad, como afirma el autor, ―Egipto no es Egipto‖ y cómo, por este motivo principal, miles de cristianos árabes están siendo discriminados y asesinados en la tierra de los faraones. Su tierra. Por todo esto, si han escuchado hablar en los medios de comunicación sobre los cristianos coptos y tienen curiosidad por saber quiénes son, cuál es su origen y cuáles son las razones por las que están siendo perseguidos; o si buscan conocer aún más lo que está ocurriendo en esta parte del planeta y su repercusión en el mundo, esta obra es una magnífica oportunidad para responder a sus inquietudes.
Ficha técnica:
Advertisement
Título: Coptos. Viaje al encuentro de los mártires de Egipto Autor: Fernando de Haro Editorial: Encuentro Páginas: 200
(es.zenit.org) 10/07/2020 de seguridad lo hacen con algunos detenidos, quienes ―confiesan su culpabilidad después de ser sometidos a ―intensos interrogatorios‖.
Todos sabemos que lo de ―intensos interrogatorios‖ no es más que un eufemismo para no decir que la persona confesó aquello que sus interrogadores querían oír después de ser torturado y amenazado. Los interrogadores de oficio hacen preguntas para las cuales ya tienen respuestas, y hasta no escucharlas no dejan de interrogar. Escuchar hoy la frase la ―Biblia dice‖, es el equivalente a: habló bajó ―Intensos interrogatorios‖. No pocos cristianos leen la Biblia para ―encontrar‖ solo aquello que ya presuponen o para justificar lo que ya dan por sentado en materia de fe. La expresión ―la Biblia dice‖ se usa de manera muy frecuente como una forma de clausurar la conversación ya que la Biblia siempre tiene la última palabra, de acuerdo a algunos cristianos. La ―Biblia dice‖ como hay que vestirse; con quien hay que casarse, a qué hora debo acostarme, dónde debo trabajar, qué días debo tener relaciones sexuales y hasta en qué posiciones; predice terremotos, pandemias, pestes, hambrunas, huracanes y cuanto desastre natural aparezca; cuántos hijos debo procrear; qué comer; qué presidente es puesto por Dios y cuál no; el tamaño del traje de baño para ir a la playa; la cantidad de pintura que las mujeres deben colocarse y el largo de la falda; que todos los males de la familia es por causa de la homosexualidad; a qué hora exacta de la noche puedo orar; que los adolescentes que se masturban van derechito al infierno; explica el origen del universo mejor que la ciencia. Y así para un sector del cristianismo ―la Biblia dice‖, como una especie de recetario, todo lo que debemos saber acerca de la totalidad de la experiencia humana. Pero curiosamente la ―Biblia hace silencio‖ acerca de: las injusticias que hoy se agudizan en nuestras sociedades; de las desigualdades que cada vez se incrementan; de las exclusiones que viven diversos sectores por su condición social, económica, étnica, sexual, cultural; de los asesinatos a diario contra mujeres que cometen sus parejas; de la corrupción de líderes políticos que se asumen como cristianos; de los Derechos Humanos de los parias sociales contemporáneos; de la destrucción del planeta a causa de sistemas económicos de muerte; de la globalización de la pobreza y sus causas estructurales; de la tolerancia y respeto por la alteridad; de la dignidad humana de quienes viven en las periferias de la vida; de los abusos sexuales a que son sometidas niños y niñas; del abuso de poder y mercantilización de la fe de algunos líderes religiosos. En otras palabras, la ―Biblia dice‖ por un lado ―mucho‖ acerca de ciertos temas, pero por otro ―la Biblia hace silencio‖ e invisibiliza otros aspectos de la vida. ¿No será que cuando usamos ese eufemismo lo que estamos es escudándonos en dicha frase para imponer nuestra particular forma de entender lo que el texto bíblico contiene? ¿No será esta la forma de justificar nuestras posturas ya prestablecidas y darles ese carácter de sacralidad y autoridad que en la fe cristiana genera la Biblia? ¿No será que detrás de ―la Biblia dice‖ lo que queremos es imponer nuestra particular forma de entender la sexualidad humana, las relaciones de poder en la pareja y sociedad, nuestros afectos ideológicos y políticos, y nuestros particulares criterios morales? ¿No será que cuando decimos la ―Biblia dice‖, lo que realmente estamos expresando es: ―esta es mi opinión‖, y usamos el texto bíblico para darle peso y autoridad a lo que pensamos? ¿No será que argumentar con ―la Biblia dice‖ lo que subyace es silenciar el mensaje liberador del Evangelio de Jesús porque nos escandaliza? ¿No será que lo que queremos es privilegiar nuestra particular manera de comprender el evangelio y subordinar el ministerio de Jesús a dicha comprensión? En este punto nos percatamos que el ―meollo‖ del asunto es de carácter hermenéutico y de cómo nos acercamos al texto bíblico. Vale la pena comparar la hermenéutica de Jesús con la que empleaban algunos fariseos y los maestros de la ley. Para Jesús no hay liberalismo, ni absolutismo hermenéutico acerca de la ley, hay relecturas de los textos, a partir del nuevo kairos inaugurado por su persona, por la vida, y en especial por la vida amenazada de los grupos oprimidos. La hermenéutica de Jesús muestra que no hay algo como principios y modelos eternos y supra culturales, como que si los valores y las verdades flotaran en el aire sin ningún tipo de concreción histórica. Las palabras de Jesús son contundentes en este sentido: ‗Ustedes escucharon que fue dicho…más yo os digo…‘. La hermenéutica de Jesús, extrañamente, no parte del texto escrito considerado como sagrado, sino del ‗texto de la vida‘ de los que están en la periferia, quienes en Jesús se asumen también como sagrados, a tal punto que las prescripciones religiosas no son el fin, sino mediaciones; el fin es la vida de las personas en situaciones concretas desde donde se confronta el texto y se subordina. Es una hermenéutica diferente a la de los ‗maestros‘, para quienes la ley estaba por encima de las personas, por lo que Jesús por medio de su praxis, replantea la hermenéutica de los textos judíos a partir de los gritos de justicia procedentes de ‗los pecadores‘, ‗impuros‘, ‗prostitutas‘, ‗paganos‘, entre otros, quienes en nombre de Dios eran objeto de la más aberrante deshumanización. Jesús niega y combate los desencuentros de relaciones existentes en aquel tiempo basadas en la raza, religión y género, legitimadas por la ‗sacralidad de los escritos veterotestamentarios.
Finalmente, la Biblia no puede ser tomada como una enciclopedia que tiene respuestas preestablecidas para las interrogantes de cualquier época y de cualquier campo del saber, o mucho menos como una ―alcahueta‖ de nuestros prejuicios y dogmatismos. La Biblia es un libro de carácter teológico datado en un contexto cultural específico, y así debe ser abordado. Por eso, en ella se encuentran respuestas a preguntas que ya nadie se hace en la actualidad; y, por otra parte, hay interrogantes que se levantan hoy totalmente desconocidas para la época Bíblica, lo que requiere acercamientos hermenéuticos con otras miradas que faciliten un dialogo iluminador y liberador entre el texto bíblico y las complejidades de la época moderna. Y la vida y ministerio de Jesús de Nazaret es la clave hermenéutica para enfrentar este desafío. (alc-noticias.net) 10/07/2020
71.La fuerza oculta de una iglesia dormida (1.ª parte): Isaac Martín
La perspectiva de un joven sobre la iglesia actual
El ser humano se mueve por el mundo utilizando su interés y curiosidad, descubriendo, creando y probando. Los movimientos, ya sean políticos, religiosos, o simples empresas, se basan en nuestros anhelos para atraernos hacia ellos. Valiéndose de nuestra curiosidad, algunos nos captan la atención y consiguen que nos involucremos en ellos. Un partido político nuevo suscita emoción, revive las esperanzas de una mejoría en la realidad del país, comienza con mucha fuerza, expande su base electoral y siembra un estado de euforia que cala en la opinión pública. Sin cambiar de prisma, se puede observar cómo el funcionamiento de las empresas vive un proceso parecido. Apple, sin ir más lejos. En un garaje en Mountain View, surge la increíble idea de construir un ordenador personal. ¡Cualquier persona podía acceder a uno! Y esa ilusión fue la que llevó a Apple a ser hoy en día una de las empresas que más cotizan y más relevancia tiene en todo el mundo. Por último, nos encontramos con el ámbito de la religión. Un terreno donde las tradiciones están en muchas ocasiones reñidas con la innovación, el progreso y la ciencia. En la Edad Media, un hombre se atrevió a desafiar a todo el sistema y sacar la Biblia del olvido. Alzó la luz y sacó a miles de personas de la oscuridad, la culpa y el miedo que corroían a toda una sociedad. Pero como todo lo que existe bajo el sol, como cada vida que se consume, el tiempo pasa y la humanidad cambia. Como decía Heráclito de Éfeso, «no podrás bañarte dos veces en las mismas aguas del río, ni pretender que todo tu alrededor se mantenga siempre igual. Porque todo cambia, todo muere y todo renace». De esa misma forma, los partidos políticos mueren, las empresas desaparecen y las religiones se desmantelan. Si una entidad política, cuyo objetivo es representar los intereses de los ciudadanos, no se adapta a ellos y se enroca en el pasado, morirá fosilizada. Si una empresa deja de ofrecer servicios útiles para sus clientes, o desaparecerá o será comprada por una multinacional china. Si una religión (sin olvidar que su principal objetivo es conectar a las personas con Dios, pero sin olvidar tampoco que está formada por seres humanos) pierde el ímpetu inicial y comienza a dar más prioridad a las costumbres adquiridas que a los valores que la formaron, languidece. Languidecer no implica estar muerto, por suerte, pero indica en números rojos y llamativos que el grupo está padeciendo y que si no se le pone remedio, posiblemente morirá. Surge, sin embargo, la inevitable pregunta: ¿Hasta qué punto cambiar y adaptarse a este mundo de pecado o hasta cuándo mantener formas anticuadas? El teólogo alemán Jürgen Moltmann estableció un eje de dos extremos entre los cuales la iglesia debía de situarse. Un extremo es adaptarse tanto a la sociedad «secular» que perdamos nuestra propia identidad y otro es cerrarse tanto a los cambios que la iglesia quede desconectada del público al que pretende llegar. Sin embargo, no hay respuesta más objetiva que la que dan los siglos de historia que cargamos a nuestras espaldas. Un modelo puede aguantar siglos, como el Imperio Romano, el Antiguo Régimen absolutista o la Edad Media, pero aunque se busque agarrarse a ellos con uñas y dientes, más tarde o más temprano acabarán cediendo. Y es que parece que queremos luchar contra la naturaleza cambiante de este mundo e intentar parar algo que nos supera. Otra forma de verlo sería, en vez de luchar, adaptarse a él. Pero entonces aparece el miedo. El irracional terror de aquellos que han nacido dentro de aquel sistema y que buscan que se mantenga intacto. La iglesia es una entidad diferente a una empresa y opuesta en lo moral a lo que son los partidos políticos. Sin embargo, comparte con ellos una pequeña y a la vez determinante esencia. El ser humano. Y es que
somos nosotros, nosotras, los que formamos el cuerpo de Dios en la tierra. Y ello conlleva división, disputas y siempre infinitos puntos de vista, tantos como personas la componen. Porque, ¿qué es lo que hace grande al ser humano si no es la diversidad? Pero como seres humanos, vivimos sujetos a cosas como el cambio, la sociedad, las modas y las tradiciones. No podemos pretender ser humanos sin ser «seres humanos». Llegamos entonces al final de la cuestión. Cuando una iglesia enferma de endogamia se pregunta por qué cada vez hay menos gente en los cultos, menos jóvenes proclamando a los cuatro vientos las buenas nuevas y menos de todo en general. Algunos se retrotraen a un pasado idealizado y creen que hay que volver para recuperar los viejos valores que nos hicieron grandes. Pero, anecdóticamente… ¡Nada más lejos de la realidad! La solución a los problemas de la iglesia no se encuentra en el pasado, sino en el presente, ¡y el futuro! Una reflexión verdadera de por qué antes lográbamos tanto y ahora tan poco, de por qué parece que nos posee una vagueza insuperable podría tener que ver con nuestra visión de la actualidad. Porque ¿qué es lo que hace grande al ser humano si no es la diversidad? Pero como seres humanos, vivimos sujetos a cosas como el cambio, la sociedad, las modas y las tradiciones. No podemos pretender ser humanos sin ser «seres humanos». Se habla de que estamos inactivos, que somos Laodicea, pero nada cambia, todo se mantiene igual. Y es aquí, llegados a este punto, cuando quiero entrar en este texto personalmente, sin esconderme detrás de un narrador o una opinión general. Creo que mis veinte años me han servido para aprender algunas cosas. Sé que el futuro de un país pasa por una buena tasa de natalidad. Los mejores clubes de Europa suelen tener las mejores canteras y Hitler se encargó minuciosamente de elaborar las juventudes hitlerianas. Los jóvenes poseen el poder innato (y la inocencia) de querer cambiar el mundo. Quieren comérselo, hacerlo suyo y formar parte de él. Son los que tienen la capacidad y la obligación de renovar nuestro mundo para que no muera de inanición. De la misma forma, son ellos los que pueden lograr que la iglesia no se desconecte tanto del mundo que acabe ermitañizándose. Pero si en vez de hacerles un lugar, se les tapona y corta las alas, la iglesia continuará su proceso hacia la irrelevancia. Este proceso no ha sido nunca fácil. Ni somos un caso aislado ni lo seremos. En una iglesia unida con la mirada puesta en Cristo podremos gestionar estos conflictos desde el amor, la diversidad y el respeto. Sin embargo, el reavivamiento en las iglesias se dará cuando las nuevas generaciones encuentren un lugar, un proyecto ilusionante en el que invertir tiempo y esfuerzo. De la misma forma, son ellos los que pueden lograr que la iglesia no se desconecte tanto del mundo que acabe ermitañizándose. Pero si en vez de hacerles un lugar, se les tapona y corta las alas, la iglesia continuará su proceso hacia la irrelevancia. No somos empresas, ni partidos políticos, pero no cometamos el error de olvidar que también necesitamos ilusión, proyectos y mucha, mucha creatividad. Los jóvenes son la conexión de la iglesia con este mundo y son ellos los que tienen la capacidad de hacerla resurgir. Haciéndose relevante para a un mundo actual, estudiando las Escrituras y descubriendo mensajes para nuestra época, la iglesia volverá a ser un corazón latente. Sin cambiar el contenido, pero dándole una nueva forma, el mundo volverá a llenarse de personas con fuego en el pecho, gritando esperanza a los cuatro vientos. (pensamientoprotestante.com) 06/07/2020
72.¿Puede la esperanza de la resurrección estar escondida en la Inteligencia Artificial? –parte I: Ariel Ortiz Beltrán
Pues tú no dejarás mi alma entre los muertos, ni permitirás que tu santo se pudra en la tumba [Salmos 16:10] Me encanta pensar en la resurrección. La idea de que mi consciencia pueda trascender a mi era, mis limitaciones físicas, a mí mismo cerebro y, en fin, a mi inherente limitación natural, me seduce constantemente llevándome a fantasear sobre el millar de posibles momentos y decisiones que me gustaría vivir. Sin embargo, hay pocos asuntos tan problemáticos como este desde los puntos de vista científico y teológico. En el siguiente texto divagaré sobre mis observaciones al respecto de una manera sistematizada, y acto seguido, en un acto digno de asombro les enseñaré a resucitar un muerto; para luego finalizar de nuevo reflexionando sobre las implicaciones que tiene la existencia y potencial evolución de este tipo de poderes en nuestro presente y futuro. Vamos por partes: -sonrío al pensar en lo adecuada de la expresión cuando queremos fabricar nuestro propio monstruo de Frankenstein-
I –Consideraciones teológicas
En el tiempo que estuve tomando el seminario de la voluntad de Dios, el pastor Diego Albarracín siempre nos refería la siguiente metáfora para explicar su postura sobre la trinidad humana: cuerpo-alma-espíritu. Pensemos en un frasco de perfume; para que el perfume pueda ser utilizado no basta con su esencia aromática. La esencia del perfume se evapora por sí sola, por esto, se usa una mezcla de aceites con otras sustancias para que esta esencia pueda ―adherirse‖ a este cuerpo y perdurar en la piel. Con todo esto, no basta para que el perfume pueda ser usado. Se necesita adicionalmente de un recipiente, normalmente de vidrio para que la mezcla permanezca unida y pueda ser usada para cumplir su propósito. Una metáfora muy ingeniosa que explica una de las posturas cristianas más comunes, donde el ser humano tiene tres partes: 1.- Un espíritu, que es eterno y que es el ―cuerpo‖ para relacionarse con Dios y con el mundo espiritual. (Sería la esencia del perfume) 2.- Un alma, que es invisible, pero efímera, que convive en el plano ―inmaterial‖ junto con el espíritu eterno y que junto a este necesita de un cuerpo para existir. (Sería la mezcla de aceites y sustancias que conforman la base del perfume) 3.- Un cuerpo, material, finito, que existe con el mero propósito de ser el envase material de las otras dos partes. Al final, será destruido. (Que sería el envase de vidrio del perfume en cuestión) Debemos partir con que no es la única postura teológica, ni tampoco es la única postura bíblica (Si tal cosa existe) en el mundo. Por ejemplo, también encontramos una posición dualista, donde alma y espíritu son equivalentes e indistinguibles. Y una postura bastante más pragmática y monolítica cuyo discurso ronda por la idea de que no existe desde el pensamiento judío la separación platónica entre estas partes del ser, y que todo esto solo son diferentes perspectivas para ver nuestra más simple humanidad.
Nin una de las tres me convence…
Pero más importante que mis convicciones o apreciaciones teológicas personales, podemos resaltar que en todas las posturas se hace imprescindible la existencia de un cuerpo para que se habilite la posibilidad de la existencia de una identidad individual. Aún más allá, a estas alturas del 2020 es imposible hablar de conciencia, de identidad, o de humanidad sin hablar de los requerimientos biológicos mínimos para sustentar estos conceptos. Y especialmente quiero resaltar la necesidad del Sistema Nervioso Central como habitáculo imprescindible de nuestro ser en sí.
Sin un sistema nervioso central funcional:
1.- No podemos percibir el mundo ni procesar los inputs que nuestros sentidos nos dan. 2.- No podemos conceptualizar el dolor, ni el placer, ni ningún tipo de emoción. 3.- No podemos tener procesos complejos de aprendizaje ni memoria. 4.- No podemos desarrollar lenguaje alguno y, por lo tanto, no se desarrolla pensamiento alguno. 5.- No hay autopercepción, ni conciencia, ni identidad. Factores que debemos tener en cuenta a la hora de desarrollar nuestros postulados teológicos, ya que, es biológicamente imposible que una personalidad se desarrolle (o habite, si les gusta más) en un cuerpo si no se cumplen los requisitos mínimos para garantizar su sustento de la misma manera que un perfume no puede ser contenido por una botella en pedacitos, por más juntos que los pongamos todos. En este punto vale la pena meditar en la muerte como contrapunto de esta idea; cuando la función biológica deja de ser operante o suficiente, la personalidad se desvanece del cuerpo, lo abandona, diría mi abuela ―se le sale el alma al cuerpo‖ y llega la muerte.
En todo caso, vaya uno a saber…
Son enterrados como cuerpos humanos naturales, pero serán resucitados como cuerpos espirituales. Pues, así como hay cuerpos naturales, también hay cuerpos espirituales. [1 Cor 15:44] Para los que decidimos o simplemente queremos creer en una futura resurrección donde nuestra personalidad sea de alguna manera resguardada y podamos diferenciarnos individualmente unos de otros y no ser una masa ectoplásmica amorfa, o una conciencia colectiva al mejor estilo de Evangelion lo primero que tendremos que reconocer y defender es la idea de que ante la falta de un cuerpo físico, regido por las leyes de la física natural, será necesario conseguir un cuerpo distinto, quizás como lo menciona Pablo, un cuerpo espiritual… … O tal vez, dado el progreso actual de la tecnología, un cuerpo digital.
II –Consideraciones tecnológicas
La idea de un cuerpo artificial o digital no es novedosa, ya desde el siglo pasado grandes genios como Isaac Asimov jugueteaban con la idea de que la conciencia pudiera trascender los límites de la carne y la sangre. Asimov le atinó a plantear que el asunto central para desarrollar identidades post-humanas yacía en la posibilidad de construir cerebros más allá de los biológicos.
Es allí donde se imagina sus bien conocidos cerebros positrónicos que ya hemos visto en algunas de las películas inspiradas en su obra, como Yo, Robot o El hombre bicentenario. Ahora bien, en la era de Asimov, el Hardware era la principal herramienta de computación. 60 años después, en la era del Software se nos han abierto caminos asombrosos que nos invitan a soñar con la posibilidad de cuerpos digitales, realidades virtuales, identidades en la nube y otros términos que cada vez son más ciencia y menos ficción. Sin embargo, como científico de la computación que soy, es mi responsabilidad aclarar que la computación no es infinita, ni tiene un poder ilimitado. Por un lado, las máquinas de Turing, que son el modelo teórico de la computación actual, tienen un dominio de aplicación bastante específico; aunque como se puede observar a simple vista, esto es relativo, dada la cantidad de aplicaciones computacionales que existen hasta el día de hoy; y por otro lado, no todos los ―problemas‖ del mundo son solucionables computacionalmente, aún más, un subconjunto de estos problemas de menor calibre, los que son complejos en un orden que ni en todo el tiempo restante del universo un computador por más potente que sea podría ofrecer una solución óptima. A esto se le conoce como el problema del milenio P == NP. Me veo al espejo, y veo a alguien lleno de fe. Fe en una resurrección posterior, en una vida eterna y post-humana en un reino de paz y justicia. Fe en que todos los problemas catalogados en un espacio superior al polinomial puedan ser convertidos a través de alguna suerte de técnica aún desconocida para la humanidad en problemas de orden de complejidad mucho menor. P == NP -> I want to believe. ¿Es la vida misma un problema incomputable? ¿Podemos traducir completamente la identidad humana a lenguaje binario? ¿Es posible que la existencia entera sea una simulación computacional? Antes de que se terminen las risas y se apaguen las caras incrédulas, quisiera proponer también una visita a este video: https://www.youtube.com/watch?v=omMcrvVGTMs y que le rindamos un pequeño homenaje a John Horton Conway, creador de este sencillo sistema de reglas, y quien abandonó este mundo este mismo año quizás para navegar en medio de otros autómatas celulares universales. ¡Ah, en otra ocasión hablaremos de esto, Conway y Wolfram lo demandan! Créanle a la poca sensatez científica que aún me queda, aun cuando esta petición sea en sí una contradicción. Hoy estas preguntas están más abiertas que nunca. Y será una mezcla entre filósofos, teólogos, físicos, matemáticos, biólogos, neurobiólogos, y programadores los que logren darnos algo de luz en todo este asunto. (reisyt.org) 09/07/2020
73.Hacia el cincuentenario de la Fraternidad Teológica Latinoamericana, algunas notas (9): Carlos Martínez García
En 1974 René Padilla criticó sin ambages los postulados de Iglecrecimiento. Lo hizo en su exposición ante los asistentes al Congreso Internacional de Evangelización Mundial, en Lausana, Suiza. La reunión tuvo ―2,500 participantes y unos 1,000 observadores de 250 países y 135 denominaciones protestantes, resultó ser un paso definitivo en la afirmación de que la responsabilidad social y política es un aspecto esencial de la misión de la Iglesia‖. [1] Tanto Samuel Escobar como René Padilla fueron invitados para hacer presentaciones en el foro mundial que después fue llamado Lausana I. El trabajo escrito de Padilla, titulado ―El Evangelio y la evangelización‖ circuló previamente al evento en inglés, español francés, alemán e indonesio. [2] La idea de los organizadores era que los asistentes a la reunión conocieran de antemano el contenido de la ponencia, hiciesen llegar comentarios al ponente y éste diera respuesta de los interrogantes en el Congreso. El trabajo preparatorio de Padilla exponía que el Evangelio y la evangelización debían ser comprendidos en toda la riqueza contenida en el Nuevo Testamento. Era necesario regresar a las raíces y hacer de lado la idea, y práctica, que el Evangelio es meramente un mensaje de salvación espiritual. En contraste con tal reduccionismo, el teólogo ecuatoriano/argentino remarcaba que aceptar a Cristo, como se dice en la jerga evangélica, no es, necesariamente, un signo de compromiso ético con las enseñanzas de quien se hizo carne para reconciliar a los seres humanos con Dios y conformar una nueva humanidad en la cual el reinado de Jesús era visibilizado mediante la conducta personal/comunitaria de los creyentes. En consecuencia, enfatizaba René Padilla: El mensaje del Evangelio, desde el comienzo de su proclamación por parte de Jesús, involucra un llamado al arrepentimiento (Mt. 4:17). El arrepentimiento es mucho más que un asunto privado del individuo con Dios;
es la reorientación total de la vida en el mundo –en medio de los seres humanos–en respuesta a la acción de Dios en Cristo Jesús. Cuando la evangelización no toma en serio el arrepentimiento, es que no toma en serio al mundo, y cuando no toma en serio al mundo tampoco toma en serio a Dios. El Evangelio no es un llamado al quietismo social. No está para sacar al ser humano del mundo, sino para insertarlo en él, ya no como esclavo sino como hijo de Dios y miembro del cuerpo de Cristo. Si Jesucristo es el Señor, las personas deben ser confrontadas con su autoridad sobre la totalidad de la vida. La evangelización no es, no puede ser, la mera oferta de beneficios logrados por Jesucristo. La obra de Cristo es inseparable de su persona: el Jesús que murió por nuestros pecados es el Señor de todo el universo, y el anuncio del perdón en su nombre es inseparable del llamado al arrepentimiento, el llamado a volverse ―de los señores de este siglo‖ al Señor de la gloria. Pero ―nadie puede decir: ‗Jesús es el Señor‘ sino por el Espíritu Santo (1 Co. 12:3). [3] En Lausana el ponente se ocupó de responder las preguntas que los lectores de la versión escrita le hicieron llegar previamente. Los planteamientos de René levantaron fuertes cuestionamientos de quienes consideraban que la evangelización era exitosa en la medida de las conversiones o profesiones de fe obtenidas mediante distintos esfuerzos evangelísticos. Padilla inició afirmando que no estaba contra el crecimiento de las comunidades de fe, pero, advertía, el crecimiento debe sujetarse al ethos del Evangelio y no al empleo de métodos y estrategias que inducen a ―una experiencia subjetiva de la salvación futura del alma‖. René Padilla reiteró lo que había escrito y causó escozor en el establishment misionero estadunidense más identificado con el American Way of Life y su expansionismo cultural. Para el ponente asimilar o diluir la fuerza del Evangelio al ceñirlo a la cultura gerencial norteamericana era una señal clara de amoldamiento al mundo y sus valores, cuando lo conducente era seguir el modelo de Jesús y transformar el status quo. En el Congreso estaban los promotores de Iglecrecimiento y las palabras que siguen debieron incomodarles, ya que diseccionaron el corazón de las premisas que tanto divulgaban como sinónimo de una evangelización bíblica: Cuando la Iglesia se ajusta al molde del mundo pierde la capacidad de ver y, aún más, de denunciar los males sociales de su medio ambiente. Como la persona que por deficiencia visual puede distinguir ciertos colores pero no otros, la iglesia mundana reconoce los vicios personales tradicionalmente condenados en sus filas, pero no puede ver los aspectos negativos de su propia cultura. [4] Tras hacer visible el daltonismo de la escuela misionera que propugnaba apropiarse de conductas sociales analizadas y justificadas por la sociología funcionalista, es decir, hacer normativas valoraciones y tendencias conductuales notoriamente contrarias al paradigma del Evangelio en lo tocante a la interculturalidad de la Iglesia, Padilla nítidamente señaló: A mi parecer, esta es la única explicación de cómo es posible que el cristianismo-cultura en mención haya hecho de la segregación racial y la distinción de clases parte de su estrategia para la evangelización mundial. La idea es que ―a los hombres les gusta ser cristianos sin tener que cruzar barreras‖ de raza o clase; debemos entonces plantar iglesias segregadas que indudablemente crecerán más rápidamente. Se nos dice que el prejuicio racial ―puede entenderse y utilizarse en la cristianización‖ No hay gimnasia exegética que logre cuadrar esta línea de pensamiento con la enseñanza explícita del Nuevo Testamento en cuanto a la unidad de los seres humanos en el Cuerpo de Cristo: […] “Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo” (Gá. 3:28). ¿Cómo puede una iglesia que por causa de la expansión numérica, deliberadamente opta por la segregación, hablar a un mundo fragmentado? [5] Entre los comentarios escrito que le hicieron llegar a René Padilla por la versión de su trabajo que circuló antes del Congreso, hubo coincidencia con sus planteamientos y también abierto desacuerdo porque llamó conversiones espurias a las obtenidas por el abaratamiento del Evangelio, acomodándolo al gusto de los consumidores ya que ―un evangelio truncado tiene como resultado iglesias que son una negación del Evangelio, al hablar de la expansión numérica de la iglesia no está fuera de foco preguntar qué clase de iglesia es la que se multiplica: puede ser que tal multiplicación no sea más que una multiplicación de la apostasía‖. La vigorosa exposición de René Padilla tuvo distintas recepciones. Para el sector tradicional del evangelicalismo empeñado en sembrar iglesias y multiplicar conversos, sin mayor preocupación por la contextualización del Evangelio y el discipulado de los nuevos creyentes, fue una pieza incendiaria que no debía contaminar las tareas de aplicar la tecnología en la empresa misionera. Para otro sector de los congresistas, Padilla se hizo eco de inquietudes existentes y les dio forma expresiva en un foro global. Esta ala del nuevo evangelicalismo concebía la misión como transformación de personas mediante el seguimiento de Cristo, al igual que hacía énfasis en la encarnación de las comunidades de creyentes 82
para, también, involucrarse en la renovación de estructuras económicas y sociales opresivas. La ponencia de René Padilla en Lausana I, así como la de Samuel Escobar [6], fueron definitorias para que se abriera paso un cambio de paradigma en el mundo evangélico. [7] El cambio consistió en recuperar, restituir, como parte indisoluble de la misión cristiana la evangelización al estilo de Jesús y el involucramiento en construir entornos sociales justos y dignos para los seres humanos.
Notas:
[1] C. René Padilla, ―De Lausana I a Lausana III. La Fraternidad Teológica Latinoamericana y la misión integral‖, Misión Integral: ensayos sobre el Reino de Dios y la Iglesia, tercera edición, Ediciones Kairos, Buenos Aires, 2014, p. 15. [2] El texto de la ponencia en C. René Padilla, Misión integral, pp. 57-85. [3] Ibíd., p. 80. [4] Ibíd., p. 91. [5] Ibíd., pp. 91 -92. [6] Samuel Escobar, ―La evangelización y la búsqueda humana de libertad, justicia y realización‖, Evangelio y responsabilidad social, ensayos, Ediciones Presencia, Lima, 1985, pp. 77-112. [7] Ramez Atallah, ―A Tribute to René Padilla and Samuel Escobar‖, Journal of Latin American Theology: Christian Reflections from the Latino South, núm. 2 de 2010, p. 18. (protestantedigital.com) 04/07/2020
74.James Dunn (1939-2020): Historia y Teología del Cristianismo en sus Comienzos.El último gran exegeta, historiador y pensador bíblico de los últimos decenios: Xabier Pikaza
J. D. G. Dunn (1939-2020). Acaba de fallecer (26.6.20), y con él desaparece uno de los grandes exegetas, historiadores y teólogos de finales del siglo XX y principios del XXI. Era un erudito universal, un pensador agudo, un grandísimo teólogo, respetuoso, ecuménico, tradicional y moderno, en el mejor sentido de la palabra.
De origen británico, de tradición protestante (ministro de la Iglesia de Escocia, predicador metodista..., pensador y creyente abierto a la experiencia del Espíritu Santo, que él comenzó estudiando con todo rigor). Ha sido durante muchos años profesor de la Universidad de Durham y Presidente de la Studiorum Novi Testamenti Societas. Ha sido y seguirá siendo uno de los investigadores bíblicos más significativos, desde una perspectiva científica y creyente Vincula un amplio conocimiento crítico con una visión profunda del cristianismo como experiencia de libertad y plenitud humana. Podemos distinguir en su obra tres momentos básicos, que no se suceden estrictamente en un sentido cronológico, pero que se implican. En un primer momento, Dunn se ha centrado en el estudio del Espíritu Santo y de los orígenes de la cristología del Nuevo Testamento, desde una perspectiva creyente (metodista) y científica. En esta línea fue muy significativa su primera obra (Jesus and the Spirit. London: SCM Press 1975), cuya traducción propuse e impulsé en castellano (Jesús y el Espíritu Santo, Secretariado Trinitario, Salamanca 1975), Tuve el gusto y honor de invitarle con el Prof. Nereo Silanes para la Semana de Estudios Trinitarios del año 1977 y así vino a presentar esa obra en a Salamanca, donde puso de relieve el aspecto carismático y experiencial del cristianismo, vinculando así el aspecto crítico y sapiencial de la exégesis. Pudimos conocernos, y desde entonces he seguido con atención su obra y pensamiento. En esta línea se sitúa su segunda gran obra Christology in the Making. An Inquiry into the Origins of the Doctrine of the Incarnation (London 1980, donde analiza en plano histórico y teológico varios títulos de Jesús (Cristo, Hijo de Dios, Hijo de Hombre, Último Adán, Espíritu o Ángel, Sabiduría y Palabra de Dios), poniendode relieve la novedad cristiana de la encarnación. De esa forma ha puesto de relieve los aspectos carismáticos de la vida y mensaje de Jesús, en su relación con el Espíritu (Jesús carismático), poniendo de relieve la importancia del comienzo de la iglesia. 2. En un segundo momento, el profesor J. D. G. Dunn ha destacado la vida y pensamiento obra de Pablo, como muestran algunas de sus obras más significativas: Romans I-II (Waco Tex, 1988); Jesus, Paul, and the law: studies in Mark and Galatians (Louisville Ky 1990); The theology of Paul the Apostle (Grand Rapids 1990). En este contexto, Dunn ha vinculado un fino análisis lingüístico, con una visión teológica profunda de las implicaciones del mensaje de Pablo que, a su juicio, no puede separarse del movimiento de Jesús. En esa línea, desde un punto de vista exegético, histórico y teológico, Dunn ha mantenido la unidad y singularidad original del cristianismo, en una línea en la que Jesús y Pablo se encuentran vinculados, en contra de aquellos que separan sus figuras y sus obras. En este sentido, la aportación de Dunn resulta fundamental para entender eso que algunos han podido llamar neo-ortodoxia bíblica, en contra de los que diluyen la vida y obra de Jesús en una nube confusa de ele- 83
mentos separados, insistiendo en la separación radical entre Jesús y el Cristianismo primitivo, como si hubiera un corte radical entre esos dos momentos. Dunn es partidario de Jesús sí, pero iglesia también. Un Jesús sin iglesia pierde su identidad (su aportación espiritual e histórica). Una Iglesia sin Jesús carece de sentido. En el puente o conexión entre Jesús e iglesia por el Espíritu Santo (es decir, por la nueva experiencia de libertad carismática y comunión cristiana) se sitúa la historia y teología del Nuevo Testamento. 3. En un tercer momento podemos destacar sus trabajos de síntesis sobre el origen y desarrollo del cristianismo. En esa línea se sitúa una obra ya antigua y muy significativa: The Partings of the Ways between Christianity and Judaism and their Significance for the Character of Christianity (London 1991); en ella quiso poner de relieve la unidad original y la diferencia posterior entre cristianismo y judaísmo rabínico, a partir del siglo II d.C. (resaltando por igual ambos aspectos: unidad y diversidad, en línea de diálogo tenso y fecundo, aunque muchas veces ocultao Desarrollando esa intuición y toda su teología anterior, Dunn ha elaborado su trilogía monumental: Christianity in the Making (27-150 CE), Cristianismo en sus comienzos, que J. Dunn afortunadamente ha concluído y que consta de tres volúmenes. El primero se titula Jesus Remembered, Jesús recordado (Grand Rapids MI 2003, versión castellana: Jesús recordado, Estella 2009) y trata de la historia de Jesús, tal como ha sido recordada por los cristianos. Insiste en el Jesús "recordado", es decir, conservado, asumido y recreado en el recuerdo creyente de la Iglesia. Esa categoría judía y cristiana (literaria y eclesial, eucarística y social) del recuerdo de Jesús define su acercamiento a Jesús y a su obra, en una línea que muchos exegetas "no creyentes" (que no valoran el aspecto de memoria viva del evangelio) han rechazado, sin razón ninguna. Sólo un historiador y pensador "creyente", que domina como Dunn las técnicas y modos de transmisión de una fe y una vida como la de Jesús puede entender el despliegue del primer cristianismo.
Ediciones Sígueme
El vol. 2º (Beginning from Jerusalem, Comenzando por Jerusalén (!-II) Grand Rapids 2009, VD, Estella 2012) trata de los primeros cristianos y del nacimiento de la iglesia, desde la muerte de Jesús hasta el año 90 d. C. Es una obra densa, una especie de "historia y teología" de los comienzos de la Iglesia y de la Biblia. Es una obra larga, en dos volúmenes, dedicada al comienza de las diversas trayectorias eclesiales, insistiendo en la novedad y continuidad de Pablo, que no crea un nuevo "cristianismo", sino que reelabora e interpreta en clave de gratuidad la experiencia de Jesús y de la iglesia primitiva, en línea "helenista", pero sin separarse en modo alguno de las tradiciones palestinas. Son muy importantes sus aportaciones sobre la tradición sinóptica. El 3º (Ni griego ni judío, una identidad cuestionada, VD 2015) se ocupa de los orígenes del cristianismo en cuanto tal, es decir, de la historia que va desde el año 90 hasta el surgimiento de la Gran Iglesia, en torno al año 150 d.C. Analiza los últimos escritos del Nuevo Testamento, vinculándolos con los primeros escritos cristianos, hasta la formación del Cristianismo como identidad social y religiosa.Ésta es quizá la obra exegética y teológica más significativa que existe actualmente sobre Jesús y los orígenes del Cristianismo.
9788482677064: Jesús Y El Espíritu (Estudios Teológicos...)
No puedo evocar aquí con más extensión la obra y figura de J. Dunn, de quien conservo un grandísimo recuerdo. Así lo quiero decir aquí, al día de su muerte. Los datos fundamentales de es "memoria" de su vida y obra están tomados de mi Diccionario de Pensadores Cristianos, Verbo Divino 2010, pag 262, cuando estaba ya culminando su obra. Sólo me queda dar gracias a mi amigo N. Silanes (q.e.p.d.) que tradujo al castellano su primera obra, y le llamó para participar en una Semana de Estudios Trinitarios cuando nadie aún le conocía en España. Y quiero, en especial, agradecer a la Editorial Verbo Divino por la publicación de su obra fundamental sobre El cristianismo en sus comienzos (facebook.com/jesushistoricoycristianismoprimitivo) 27/06/2020
75.El coronavirus: un ataque de la Tierra contra nosotros: Leonardo Boff
Hasta el día de hoy la preocupación sobre la Covid-19 se centra en la medicina, la técnica y todos los insumos que eviten la contaminación de los trabajadores de la salud. Se busca urgentemente una vacuna eficaz. En la sociedad, el aislamiento social y evitar la aglomeración de personas. Todo esto es fundamental. Sin embargo, no podemos considerar el coronavirus como un dato aislado. Debe ser visto dentro del contexto que permitió su irrupción. El virus vino de la naturaleza. Pues bien, como dice el Papa Francisco en su encíclica ―sobre el cuidado de la Casa Común‖: «Nunca hemos maltratado y herido a nuestra Casa Común como en los dos últimos siglos» (n. 53).
Quien la hirió fue el proceso industrial: el socialismo real (mientras existió) y sobre todo el sistema capitalista hoy globalizado. Este es el Satán de la Tierra que la está devastando y la está llevando a todo tipo de desequilibrios. Es el principal (no el único) responsable de las diversas amenazas que se ciernen sobre el sistema-vida y el sistema-Tierra: desde el posible holocausto nuclear, el calentamiento global, la escasez de agua potable hasta la erosión de la biodiversidad. Me hago eco de las palabras del conocido geógrafo estadounidense David Harley: «COVID-19 es la venganza de la naturaleza por más de cuarenta años de maltrato y abuso a manos de un extractivismo neoliberal violento y no regulado». Isabelle Stengers, química y filósofa de la ciencia que ha trabajado mucho en asociación con el Premio Nobel Ilya Prigogine, sostiene la tesis que yo también subscribo: «el coronavirus sería una intrusión de la Tierra-Gaia en nuestras sociedades, una respuesta al antropoceno». Sabíamos de otras intrusiones: la peste negra (la peste bubónica) que venida de Eurasia diezmó a un total estimado en 75-200 millones de personas. En Europa, entre 1346 y 1353, causó la muerte de gran parte de su población, que pasó de 475 a 350 millones de habitantes. Necesitó 200 años para recuperarse. Fue la más devastadora que se haya conocido en la historia. También fue notable la gripe española. Oriunda posiblemente de Estados Unidos, entre 1918-1920 infectó a 500 millones de personas y causó 50 millones de muertes, incluyendo al presidente electo Rodrigues Alves en 1919. Ahora, por primera vez, un virus ha atacado a todo el planeta, causando miles de muertes sin poder detenerlo debido a su rápida propagación, ya que vivimos en una cultura globalizada con un gran desplazamiento de personas que viajan a través de todos los continentes y pueden ser portadores de la epidemia. La Tierra ya ha perdido su equilibrio y está buscando uno nuevo. Y este nuevo podría significar la devastación de importantes porciones de la biosfera y de una parte significativa de la especie humana. Esto sucederá, aunque no sabemos ni cuándo ni cómo, dicen biólogos notables. Si llegase el temido NBO (The Next Big One), el próximo gran virus devastador, podría, según el investigador de la USP Prof. Eduardo Massad, llevar a la muerte a alrededor de 2.000 millones de personas, reduciendo la esperanza de vida general de 72 a 58 años. Otros temen incluso el fin de la especie humana. El hecho es que ya estamos dentro de la sexta extinción en masa. Según algunos científicos, hemos inaugurado una nueva era geológica, la del antropoceno y su más dañina expresión, el necroceno. La actividad humana (antropoceno) es responsable de la producción masiva de muerte (necroceno) de seres vivos. Los diferentes centros científicos que vigilan sistemáticamente el estado de la Tierra confirman que, año tras año, los principales elementos que perpetúan la vida (agua, suelos, aire limpio, semillas, fertilidad, climas y otros) se están deteriorando cada día más. ¿Cuándo va a parar esto? El día de la Sobrecarga de la Tierra (The Earth Overshoot day) ocurrió el día 29 de julio de 2019. Esto significa que en esa fecha se habían consumido todos los recursos naturales disponibles y renovables para ese año. La Tierra entró en números rojos, tenía un cheque sin fondos. ¿Cómo detener este agotamiento? Si insistimos en mantener el consumo actual, especialmente el consumo suntuoso, tenemos que aplicar más violencia contra la Tierra obligándola a darnos lo que ya no tiene o ya no puede reemplazar. Su reacción se expresa por eventos extremos, como el vendaval bomba de Santa Catarina a fines de junio y por los ataques de varios tipos de virus conocidos: zika, chicungunya, ébola, Sars, el coronavirus actual y otros. Hay que incluir el crecimiento de la violencia social, ya que la Tierra y la Humanidad constituyen una sola entidad relacional. O cambiamos nuestra relación con la Tierra viva y con la naturaleza o tendremos que contar con virus nuevos y más potentes que podrían aniquilar millones de vidas humanas. Nuestro amor a la vida, la sabiduría humana de los pueblos y la necesidad del cuidado nunca han sido tan urgentes. Traducción de Mª José Gavito Milano. (amerindiaenlared.org) 08/07/2020
76.Adolfo Pérez Esquivel: «Estados Unidos no tiene aliados, no tiene amigos, solo piensa en intereses económicos»: Carlos Aznárez
Es Premio Nobel de la Paz y un enorme luchador por los derechos humanos, pero también un pensador lúcido y valiente. Algo tan necesario para este difícil momento en que la crisis civilizatoria pone al mundo contra las cuerdas. Desde su militancia más consecuente al servicio de los pueblos, Pérez Esquivel integra con Norita Cortiñas y numerosas personalidades la Autoconvocatoria por la Auditoría y la Suspensión del pago de la deuda ilegítima y odiosa que afronta el país.
También, desde ese puesto de combate ambos estarán el 13 de julio celebrando un Juicio Etico a la deuda. Con Pérez Esquivel hablamos y disfrutamos de sus enseñanzas y su coherencia. -Adolfo, contanos el motivo de esta carta que desde la Autoconvocatoria por la realización de una Auditoría y la suspensión del pago de la deuda externa ha dirigido al Presidente Alberto Fernández y también al Presidente del Banco Central. -Esto no es un pedido nuevo, lleva más de 30 años, cuando lo planteara en su momento Alejandro Olmos. Desde ese tiempo se venía trabajando sobre la ilegitimidad de la deuda y pidiendo una investigación. Hasta ahora, ninguno de los gobiernos se decidió a hacer una auditoria, las razones las desconozco. Pero hubo un juicio, realizado por el Juez (Jorge) Ballestero, donde dice que la deuda es ilegítima, es impagable. Sin embargo todos los gobiernos trataron de negociar la deuda, y esto es grave. Al gobierno actual le exigimos lo mismo, de hacer una auditoría para determinar la deuda legítima de la ilegítima. Lo legítimo hay que pagarlo y lo ilegítimo no se puede pagar. En América Latina, el único que tomó esa decisión, de hacer una auditoría fue Ecuador. El resto de los países guardaron silencio sobre esto. El presidente de Ecuador (Rafael Correa) decidió hacerla y la realizó, encabezando ese grupo, Alejandro Olmos Gaona, el hijo de Alejandro Olmos. Hoy estamos en esta situación, es como planteaba Eduardo Galeano: ―más pagamos, más debemos y menos tenemos‖. Son los nuevos mecanismos y forma de esclavitud y de sometimiento de los pueblos. Y los países latinoamericanos, incluso aquellos países que en aquellos momentos tenían gobiernos progresistas no se decidieron a hacer una auditoria y un frente común latinoamericano para el no pago de la deuda. El no pago ilegítimo de la deuda. Ninguno de los países lo asumió. Te podría hablar de Lula, de Ecuador, de Venezuela.
La visión de Fidel
Quien plantea esto del no pago de la deuda fue Fidel en la Habana cuando convoca a gente de distintos pensamientos políticos, incluso de derecha, para analizar qué pasa con la deuda externa. Y ahí se plantea también el jubileo que está en los libros sagrados, no en el Antiguo Testamento, que dice que cada cincuenta años no hay que pagar más las deudas y hay que comenzar otra vez de cero. Pero en la época actual, donde el capital financiero domina el escenario mundial no quieren saber nada. El capitalismo, el neoliberalismo lo único que quieren es cobrar. Privilegian el capital financiero sobre la vida de los pueblos. Y creo que esto nos está llevando a esta situación, porque el pago de la deuda trae como arrastre la pobreza, la miseria, la falta de desarrollo de los pueblos.
La deuda con los pueblos
Hay una deuda que es mucho más importante que es la deuda interna, la deuda con los pueblos. Es decir, los pueblos lo que necesitan es tener los medios y recursos para su vida y su desarrollo. Creo que estamos frente a modelos totalmente opuestos y el capitalismo no se va a humanizar. No hay forma de humanizar el capitalismo. Primero, porque el capitalismo nació sin corazón, sin sentimiento, no le interesa la vida de los pueblos. El gobierno actual de Alberto Fernández, está siendo sometido a fuerte presiones para que pague, sin tener en cuenta la situación que vive la humanidad y que vive nuestro país, la Argentina. No les interesa ni el coronavirus, ni la grave situación, la debacle económica que hoy tiene el mundo, porque ellos son los que quieren mantener el poder y el sometimiento de los pueblos. Y para eso hay qué hacer. Porque hay informes de la Comisión Interamericana que ha recomendado a todos los Estados miembros que consideren suspender el pago de las deudas, porque hay que privilegiar la vida. El Presidente Alberto Fernández, lo dijo con mucha claridad, una economía se puede resolver, se puede ver cómo enfrentarla pero la vida no. Y hay que poner todo el esfuerzo en proteger la vida, y no cualquier forma de vida, no sobrevivir, sino vivir. Y ese vivir es fundamental -Este gobierno enuncia ese planteo, el de la vida sobre la economía, pero por otro lado nos sorprende con el tema de que sigue pagando la deuda en este momento, precisamente, en este momento. Mucha gente dice, en los barrios humildes, principalmente, donde hay hambre, donde la pandemia es el hambre, ―¿pero por qué paga la deuda si ese dinero lo podría destinar a tratar de morigerar esta situación tan difícil que estamos viviendo?» -Hay varios tipos de pandemia, esta pandemia de coronavirus, que no va ser fácil desterrarla, pero también está la pandemia del miedo. La pandemia del miedo ha atacado a muchos gobiernos, que piensan que si no pagan, si no hay negociaciones van a venir los juicios. Porque por ejemplo, Macri condicionó los créditos estos de la deuda a los Tribunales en Estados Unidos. Jamás ganamos un solo juicio en los Tribunales en Estados Unidos. Porque los Tribunales están sometidos a esta pandemia de la dominación. Hay países que dicen no, tenemos que negociar, tenemos que ver, tenemos
que ser aliados con Estados Unidos. Mirá: Estados Unidos no tiene aliados. No tiene amigos. Lo único que tiene Estados Unidos, son los intereses económicos. Lo podemos ver históricamente, que en ningún momento Estados Unidos respetó países. Es decir, sometieron países a Estados Unidos y trabajaron para Estados Unidos. Te voy a dar un ejemplo durante la dictadura. La dictadura quería estar de acuerdo con la política de Estados Unidos y se transformó en el gendarme, porque la política de desaparición de personas, los métodos de desaparición de personas y de niños, fueron todos instrumentados a través de la doctrina de la seguridad nacional de las academias militares de los Estados Unidos. Cuando Galtieri va a Estados Unidos y se decide tomar las Islas Malvinas, esperando que los Estados Unidos lo ayuden, en un momento Galtieri dice: ―nos han traicionado‖. ¿Quién lo ha traicionado? Se ha traicionado a sí mismo, esperando que los Estados unidos y el TIAR (Tratado de Ayuda Recíproca) no funcionó porque Estados Unidos no quería que eso funcione. Y a quién apoyó Estados Unidos, a su aliado natural, su madre, Gran Bretaña. Bueno, pongo este ejemplo, pero hay muchísimos otros. Los únicos países que quisieron apoyar a Argentina, a pesar de la dictadura militar, uno fue Perú, con Belaúnde Terry y el otro Cuba, el resto de los países se llamaron al silencio. Así que el TIAR, ese tratado de ayuda recíproca no existe, salvo para Estados Unidos. Entonces hay que hacer un frente.
La unidad nuestramericana
Hubo aquí gente aqui de un pensamiento latinoamericano muy fuerte, Fidel, Hugo Chávez…Tenemos que rescatar la figura de Hugo Chávez por su visión Latinoamericana Bolivariana, el caso de Evo Morales en Bolivia, donde comienza a nacionalizar. Ningún país tiene soberanía si no tiene los recursos del pueblo, petróleo y medios de comunicaciones y Evo logró levantar la economía de un país pluricultural lingüístico a través de otra forma. Y por eso, siempre Estados Unidos estuvo conspirando para derrotar a Evo Morales, como lo intentó también con Hugo y ahora con Maduro. Entonces, la único forma de salir de esto es que los países latinoamericanos se puedan unir. Y hoy esto no es posible, porque incluso Alberto Fernández dijo que el único aliado que tiene en el continente es López Obrador, en México. En el resto de los países hay un sometimiento cultural. Por eso siempre hablo de la rebelión cultural.
La necesidad de la rebelión
Esto no se va a resolver, el caso de la deuda la vida de los pueblos, a través de los gobiernos. Salvo gobiernos que sean conscientes. Fíjate: ¿a Lula por qué no lo dejaron volver a ser Presidente y le armaron toda esa situación con el derrocamiento de Dilma Rousseff? Porque era simplemente para sacar del medio a Lula. Esto es lo grave. Porque estas democracias que vivimos son democracias condicionadas y restringidas. Entonces, el pago de la deuda es uno de los grandes mecanismos de dominación de nuestros pueblos y por eso se necesita la rebelión, la rebelión cultural fundamentalmente. Porque si no hay rebelión cultural, no podemos cambiar nada de esto.
El papel de los medios
Otro tema son los medios de comunicación, al servicio de quién están. Muchos son siniestros porque los utilizaron para derrocar a Lula, los utilizaron para derrotar a Dilma Rousseff y lo utilizan los grandes medios de comunicación mundiales porque son parte del sistema de dominación. Entonces, hay que cambiar esto. Me alegro muchísimo porque hemos acompañado desde el inicio a TeleSur. Lo hemos hablado mucho con Hugo Chávez, lástima que Hugo Chávez se fue antes de tiempo, porque él quería el Banco del Sur. Y hasta ahora no se pudo concrertar esto, porque hay una dominación cultural profunda y hay que despertar. Los pueblos cuando se ponen de pie tienen tienen capacidad de cambio. Por eso estamos pidiendo reuniones a Alberto Fernández, al Banco Central. Para decir: paren, hagan una auditoría de la deuda, es fundamental saber cuál es la deuda legítima y la ilegitima. Los pueblos cuando se ponen de pie, tienen que poder decir basta. Porque si no vamos a tener, después de esta pandemia, más hambre.
La pandemia del hambre
La próxima pandemia es la del hambre y tenemos que recuperar la soberanía alimentaria. La deuda tiene que ver con todo esto, no es solo un problema económico. Es un problema social y político. Te voy a mencionar, siempre lo tengo presente, a Josué de Castro, fue ese gran pensador, un médico, pero que toma conciencia y dice, el hambre es la manifestación biológica de una enfermedad sociológica. Es increíble. Hoy se nos mueren los niños de hambre y de enfermedades evitables. Qué va a hacer Estados Unidos con millones de desocupados. Te estoy hablando de la gran potencia que domina al mundo, Qué va a pasar con toda esa gente. Y esa gente tiene que estar en la rebelión social, cultural, política y espiritual. El Papa Francisco cuando plantea la Laudato si´, la protección de la casa común, está advirtiendo sobre todo esto, no es solo un problema ecológico, 87
es un problema social y político lo que hoy estamos viviendo. Y la deuda externa impide que los pueblos tengan los recursos para su vida y desarrollo. Es esto lo que tenemos que pensar, tenemos que cambiar el pensamiento cartesiano por el pensamiento holístico, de saber que todo es un proceso, que tenemos que encontrar salidas humanas para la vida de nuestros pueblos. -Hablabas recién de la necesidad de combatir esta crisis y también mencionaste a Fidel, un estadista que pensaba a futuro, miraba a cien años. Fidel hablaba de soberanía alimentaria, de crisis civilizatoria y hablaba de un concepto increíble, que era: o esta humanidad se da cuenta de que vamos en el mismo barco y nos tenemos que ayudar entre todos o se hunde y perdemos todos. No es un solo un problema de revoluciones, es un problema de humanidad. -Hay grandes pensadores en América Latina, que tienen en claro el camino a seguir. Primero, salir de este pozo en el que estamos sumergidos, el de la deuda externa, del sometimiento. Por eso, cuando Fidel convoca en La Habana en 1985, ya advertía: miren, si no se unen, la deuda externa va a fagocitar los bienes y recurso de los pueblos. Con Fidel hemos hablado mucho, incluso hemos ido a la zona de la zafra, y les cuento algo, veía la maquinaria que tenía Fidel allí, era del año 25 o 29, y le pregunto: «decime una cosa Fidel ¿cómo pusieron en funcionamiento todo esta maquinaria que es de museo?», y Fidel me mira y me dice: «Ah ves, todo este funcionamiento es gracias a los Estados Unidos. ¿Cómo gracias a los Estados Unidos? Mirá, si los Estados Unidos, no nos hubiesen bloqueado, nosotros no desarrollábamos la imaginación y la creatividad. Vas a ver por la calle coches que son del año 20, 25, 30 y 35 y están todo funcionando, es la creatividad del pueblo». Pero Fidel nos marcaba mucho, porque Fidel no era solo un intelectual, era un sabio, era un hombre que veía más allá de las narices. Pero yo recuerdo en una reunión que tuvimos en La Habana, ya Fidel no podía caminar, tenían que ayudarlo, estábamos ahí con Atilio Borón y con Stella Calloni, y Fidel nos dio durante cuatro horas una lección sobre el fracking, qué era el fracking y los daños que eso iba a causar al medio ambiente. Hoy lo tenemos aquí en la Argentina, pero lo tenemos a nivel mundial. La cuestión del medio ambiente, la destrucción de la floresta, toda esta barbaridad que están haciendo de destruir flora y fauna.
Recuperar la casa común
Tenemos que volver a recuperar el equilibro de la Madre Tierra con la necesidad del Ser Humano. Porque el coronavirus, viene del quiebre con el equilibrio de la Madre Tierra. Hay estudios científicos que dicen, que los virus que afectan al ser humano entre ellos el coronavirus, si no restablecemos el equilibrio con la Madre Tierra estamos perdidos. Es lo que dice el Papa Francisco, proteger la casa común, esto lo que tenemos que hacer. Todos estos capitales, todas estas economías ya no van más. Tenemos que buscar la economía social, la economía que tenga un sentido humanitario y no de explotación. La soberanía alimentaria no es de las grandes corporaciones, la soberanía alimentaria viene del pequeño y mediano productor rural y hay que darle los medios para poder extender la economía social. No puede ser una economía de explotación.
La sabiduría maya
Tuve muchas experiencias en América Latina, incluso con los hermanos Mayas en Chiapas, en San Cristóbal de Las Casas, donde iba seguido a verlos. En un momento voy a un encuentro sobre «desarrollo y desarme». Fíjate que se invierte mucho más en el armamentismo que para la vida de los pueblos. Y esto es fatal. Entonces, allí me encuentro con hermanos Mayas y me dicen: otra vez por aca, te vamos a alojar en una de nuestras casas y te vamos a poner una cama. Y les digo, mirá vengo a un encuentro sobre desarrollo y democracia. Recuerdo que en ese encuentro estaba Beverly Keene, y les digo ¿para ustedes qué es desarrollo? Abrieron grandes los ojos y me preguntaron: Ustedes qué quieren desarrollar, tener más computadoras, más dineros, mas carros, mas celulares, no no… Mira nos conocemos hace muchísimos años, cómo piensan ustedes el desarrollo. En nuestro idioma no existe la palabra desarrollo. Y qué existe. No no… la palabra desarrollo es un invento de estas sociedades que se dicen civilizadas. ¿Qué piensan ustedes? Nosotros no tenemos la palabra desarrollo pero si la palabra equilibrio. Equilibro con nosotros mismos, equilibrio con los demás, equilibrio con nuestra comunidad, con nuestros pueblos, equilibrio con la Madre Tierra. Nosotros somos parte de la Madre Tierra no somos los dueños. Equilibrio con el cosmos, porque somos parte del cosmos, somos hijos e hijas de las estrellas. Equilibrio
con el cosmos y con Dios ese ser supremo, porque de algún lugar nosotros pertenecemos. Estamos en un proceso de evolución no somos los dueños del universo. Es equilibrio con Dios.
La violencia viene cuando quiebran el equilibrio del ser humano con la vida, con la Madre Tierra. Y hay que recuperar el equilibrio y para eso necesitamos repensar quiénes somos, qué queremos, y adónde vamos. Es el desafío metafísico de todos los tiempos.
Tenemos que encontrar respuestas ahí. Y encontrarnos con nosotros mismos, no es la vorágine a la que nos han sometido, de las tecnologías y del tiempo. Hoy tenemos que usar las tecnologías, pero al servicio del ser humano y no del ser humano dominado por las tecnologías. Los seres humanos, los pueblos, las culturas, tenemos que parar y ser protagonistas y constructores de nuestra propia vida y de nuestra propia historia. Nosotros somos los gestores de la historia porque de eso va a depender la historia que le vamos a dejar a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos. Y no queremos dejarles un mundo de esclavos. Por eso es tan importante el mensaje, lo que nos dejó Fidel, Hugo Chávez, José Martí, los libertadores de nuestro continente, para esto necesitamos vuelvo a insistir, ser rebeldes, si nos inclinamos frente a la injusticia es porque estamos dominados. Tengo esperanza de que lo vamos a lograr. Un fuerte abrazo y a no dejar de sonreírle a la vida. Asi sea virtual el abrazo. (alc-noticias.net) 07/07/2020
77.El cientificismo genera pseudociencia y negacionismo científico: N. Gabriel Martin
El cientificismo, la creencia en que la ciencia es la única fuente válida de conocimiento y que puede responder todas las preguntas legítimas, es lo que genera pseudociencia y el negacionismo científico. Si se aborda la ciencia como si no solo nos informara, sino que también dictara cómo debemos vivir nuestra vida y cómo debemos gestionar la sociedad, entonces es más fácil difundir la negación infundada de afirmaciones científicas que desafiar la afirmación ilegítima de la autoridad sobre decisiones tomadas en nombre de la ciencia. Cuando los gobiernos afirman, como durante la pandemia de la COVID-19, estar acordando una ―política basada en la evidencia‖, trazando una línea directa de la ciencia a los cambios políticos y sociales internos más perturbadores y molestos que se recuerden, no es de extrañar que el descontento público cargue contra la misma ciencia. De hecho, la misma cosmovisión que hace que afirmar ―estar siguiendo la ciencia‖ sea una necesidad política, ha hecho también que atacar a la ciencia sea el único modo concebible de disidencia. Al fomentar una cultura política en la que colocar la responsabilidad de una decisión política sobre ―la ciencia‖ es una forma viable de defenderla, el cientificismo ha hecho que desafiar a la ciencia sea la única forma de desafiar las decisiones políticas. Pero, en ambos casos, se está desviando un debate que debería ser sobre política. Las decisiones políticas no pueden simplemente seguir a la ciencia, porque las decisiones políticas, como cualquier otra decisión si vamos al caso, están motivadas por interpretaciones y valores específicos. No están simplemente dictadas por los hechos. Como Jana Bacevic escribía recientemente en un artículo de opinión en The Guardian: ―Lo que los políticos deciden priorizar en estos momentos es una cuestión de juicio político. ¿Es la vida de los ancianos y los enfermos? ¿Es la economía? ¿O son los índices de aprobación política? Si nuestra capacidad para debatir y discutir sobre valores no estuviera degradada, podríamos exigir a los responsables políticos que defendieran sus decisiones cuando priorizan ciertos valores sobre otros, en lugar de refugiarse en la afirmación de que los hechos científicos determinan las decisiones que adoptan, cuando apenas es así en absoluto. Para quienes están descontentos con estas políticas, es más fácil negar la evidencia científica, aunque esta sea sólida y la negación sea espuria, que desafiar la legitimidad de permitir que dicha evidencia dicte nuestras decisiones. Poner en duda alguna afirmación científica en particular no requiere de un gran salto; después de todo, estamos acostumbrados a que las teorías científicas se reviertan, por lo que no es sorprendente que lo que parece demostrarse como verdadero resulte falso. En el extremo opuesto es mucho más difícil atacar toda una visión del mundo que niega la importancia de las preguntas que no pueden resolverse con datos empíricos. Esto se debe a que estamos inmersos en un cientificismo que nos ha obligado a abandonar el debate público sobre las preguntas que carecen de respuestas fácticas. Tales preguntas, que incluyen cualquier consulta sobre cómo actuar, qué hace que una vida sea buena o cómo debe constituirse la sociedad, pueden, en el mejor de los casos, ser temas para la introspección privada. No tienen espacio en el discurso público porque no pueden resolverse. En consecuencia, cuando se trata de cualquiera de estas cuestiones de valor y significado, el único papel legítimo para la política es el enfoque liberal: dejar la decisión a cada individuo e interferir lo menos posible en ella. Incluso expresar una opinión sobre las decisiones de otra persona es excesivo, es el comportamiento de los entrometidos, no de las personas que se preocupan por sus propios asuntos.
Es mejor permanecer agnóstico en asuntos que no pueden resolverse científicamente y dejar que otros hagan lo que quieran. El error aquí es pensar que solo porque las preguntas sobre qué hacer o cómo vivir no pueden resolverse carecemos de bases para evaluar o criticar las alternativas. Científicos, intelectuales y periodistas se quejan del negacionismo, pero no tienen soluciones que ofrecer, aparte de instarnos a luchar más para no dejarnos atrapar por un océano de desinformación. Esto se debe a que se niegan a comprometerse con las raíces del problema, que no puede abordarse redoblando la negación de que no hay fuentes legítimas de comprensión aparte de la ciencia. Una vez que el cientificismo ha vaciado el discurso público de cualquier forma de presentar y estar en desacuerdo sobre valores y formas de vida, ¿qué otra cosa sino el descontento con las políticas que afirman que ―seguir solo a la ciencia‖ se dirigirá contra la misma ciencia? En un reciente artículo de opinión publicado en Nature, Timothy Caulfield se quejaba de que: «Aquellos que impulsan ideas no probadas utilizan el lenguaje de la ciencia real -un fenómeno que yo llamo ‗explotación científica‘- para legitimar sus productos. Es, por desgracia, demasiado eficaz. La homeopatía y las terapias energéticas, afirman sus defensores, dependen de la física cuántica‖. Sin embargo, lo que él llama ―explotación científica‖ es prácticamente inevitable una vez que el cientificismo ha eliminado cualquier otra base sobre la cual determinadas afirmaciones puedan tomarse en serio. La homeopatía es un objetivo fácil, pero Caulfield fustiga también remedios naturopáticos que son menos inverosímiles. Las personas buscan soluciones que no están médicamente comprobadas no solo para contrariar a los expertos, sino porque la salud es importante y la ciencia médica con frecuencia no puede ayudar. La solución a la pseudociencia médica no es que los científicos insistan más en la verdad de la ciencia y la ilegitimidad de cualquier idea fuera de ella; la solución radica, más bien, en admitir las limitaciones del conocimiento científico y, por lo tanto, la legitimidad de adoptar decisiones en función de otros criterios, incluso de los que no son científicos. Si la ciencia médica no insistiera en la ilegitimidad de cualquier otra base sobre la que tomar decisiones en temas de salud, podría no ser necesario hacer espurias afirmaciones pseudocientíficas sobre remedios alternativos. Sería posible aceptarlos por lo que son: no comprobados, aunque apoyados en evidencias anecdóticas o en la sabiduría popular. Nuestro discurso político también está limitado por el cientificismo de forma que perjudica la comprensión pública de la ciencia. Las decisiones políticas nunca se ―basan meramente en evidencias‖; más bien se utilizan las evidencias para decirnos cómo lograr fines políticos y minimizar las amenazas políticas. Son los valores que tenemos los que determinan qué fines debemos perseguir y, por lo tanto, qué decisiones debemos tomar sobre la base de las evidencias que tenemos. Los objetivos políticos siempre son discutibles, y las decisiones políticas difíciles que deben adoptarse son aquellas que sacrifican algunos valores por el bien de otros. La pandemia amenaza gran parte de lo que nos es querido -personas vulnerables, salud pública, economía, libertad- y las respuestas ante la misma han tenido que sacrificar algo por el bien de todos. Sería mejor si esas decisiones pudieran defenderse en términos de los valores por los que están motivadas en lugar de pretender estar simplemente ―siguiendo la ciencia‖, sobre todo porque entonces podrían desafiarse desde el punto de vista de los valores que descuidan, en lugar de negar la ciencia en la que afirman basarse. También disminuiría la tentación de los políticos de ofuscar la ciencia, por ejemplo, cuando se toman decisiones sobre cómo contar las muertes para minimizar las estadísticas. En una crisis de salud, o en cualquier otra situación que ponga en peligro la vida de las personas, parece realmente no haber alternativa. Parece, además, que debemos seguir a la ciencia porque eso solo puede significar una cosa: hacer cuanto sea necesario para evitar la pérdida de vidas. Sugerir lo contrario resultaría insensible. Sin embargo, esta elección solo parece sencilla porque los únicos valores que podemos discutir seriamente son el valor de la vida humana o el valor de la economía. Este es el mínimo necesario para evitar un nihilismo total. Y, sin embargo, es incoherente pretender que una vida humana tiene sentido sin afirmar que las cualidades y propiedades que conforman la vida también son valiosas. Admitir que la vida humana tiene valor requiere que pensemos más profundamente sobre cuál es ese valor y qué más cosas tienen también valor. La pandemia de la COVID-19 ha expuesto las grietas existentes en la relación entre la ciencia, la política y la opinión pública que atraviesan directamente la crisis del cambio climático, mucho más grave, si bien paulatinamente más inminente. El negacionismo climático parece haber disminuido en los últimos años, pero es probable que se deba a que ya no es necesario: la apatía climática y el fascismo
climático -ideologías que surgen de la creencia de que el cambio climático es real y está aumentando, pero que es demasiado tarde para hacer algo al respectoestán comenzando a ocupar su lugar en la lucha contra la reducción de las emisiones de carbono. Esto no debería sorprendernos, ya que el problema nunca fue la negación de la evidencia científica; fue el fracaso de nuestra sociedad para lidiar con la pobreza de sus valores, los mismos valores que sacrifican el florecimiento humano y ecológico en aras a la propia conveniencia y el beneficio material. El cientificismo comparte la responsabilidad de este fracaso en la medida en que nos ha enseñado que la salud, el equilibrio, la bondad, el trabajo significativo y la conexión social (todo lo que necesitamos para presentar alternativas al egoísmo y la codicia) no son objetivos que valga la pena tomar en serio simplemente porque no pueden medirse de forma rigurosa. Si los científicos y los defensores de la ciencia están dispuestos a abordar la propagación de la pseudociencia y el negacionismo de la ciencia que dificultan la comprensión pública de la pandemia del coronavirus, el cambio climático y cuestiones similares, deben involucrarse con las raíces del problema: la negativa del científico a tomar en serio cualquier pregunta que no pueda resolverse mediante un estudio empírico. Mientras la ciencia vaya acompañada del cientificismo, y mientras la política venga―dictada por‖ la ciencia, el descontento con las políticas reales se desviará de su objetivo legítimo (las políticas mismas) hacia un objetivo ilegítimo (la ciencia). Las crisis requieren de serias discusiones políticas sobre lo que importa, pero la extendida cosmovisión científica generalizada ha hecho que esas discusiones sean imposibles porque lo que importa no puede demostrarse empíricamente. Así es como el cientificismo empobrece el debate público y erosiona la confianza en la ciencia y en sus expertos. Fuente: https://thephilosophicalsalon.com/howscientism-spawns-pseudoscience-and-sciencedenialism/ Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma. (Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández) (rebelion.org) 08/07/2020