74 minute read

DOCUMENTOS

78.¿Estamos en una primavera eclesial?:

Eduardo de la Serna

Advertisement

Hace ya casi una eternidad, el papa Benito XVI nos hizo el mejor de los regalos: ¡su renuncia! Dejando así claro que ser –o haber sido –un teólogo excelente no lo transformaba en un buen pastor, y menos aún un buen obispo de Roma. ¡No lo fue! En realidad, había sido una de las dos manos derechas del Papa eterno, Juan Pablo II. Si Benito había sido débil, dulce, temeroso y de escucha, Juan Pablo había mostrado todo lo contrario. Autoridad y rigor… o autoritarismo. Pero, y acá lo grave, ambos abrieron las puertas (o mejor, cerraron) a todos los conservadurismos. Tanto que muchos creyeron, ¡y siguen creyendo! que tal es la Iglesia, ¡la verdadera! ¡La única! y –por tanto –toda otra mirada, perspectiva o disidencia debía ser sancionada. ¡Y vaya que hubo sanciones! Pero al abrir las puertas a los conservadurismos, que idolatran el rigor, la firmeza y el poder, abrieron las puertas a muchos demonios que empequeñecen a Pandora: amantes del poder, y dispuestos a ejercerlo, se hicieron patentes los abusos. Abusos en su mayor parte callados o disimulados por los papados idos: Legionarios de Cristo, Verbo Encarnado, Karadima, Toca de Asís, Sodalicios, Miles Christi… y siguen. Y, entre tanto, los poderes se anquilosaron en la curia. Mafia, lo llaman algunos. Renunciado Benito, ¡―habemus Papam!‖, Francisco. Hace ya más de 7 años tenemos nuevo Papa. Era difícil que fuera peor, así que había motivos para tener esperanza. Un Papa con experiencia pastoral (algo de lo que Benito carecía absolutamente), que conocía el mundo de los pobres, era motivo de confianza. Pero los ―papólatras‖ empezaron a hablar de ―primavera de la Iglesia‖. ¡Como si un Papa fuera la Iglesia! Seguía toda la estructura creada por el papado interminable y continuada por el papado débil… ¿Seguía? ¡Perdón! … ¡Sigue! Podríamos preguntarnos ¿qué cambió en la iglesia con el nuevo Papa? Cambió un tono, no hay teólogas ni teólogos señalados, hay un lenguaje más amable, se puede hablar de los pobres sin ser señalados… Pero ¿qué cambió? La curia (= mafia), allí sigue; las mujeres, allí (no) siguen; los cardenales y nuncios allí siguen; los sínodos no escuchados allí siguen… El reciente documento de la Congregación para el Clero, la presencia de Sarah… ¿Qué cambió? Lindos gestos, buenas palabras, nada de fondo. ¡Y van más de 7 años! Pero, eso sí, el papa ―creó una comisión‖. Artículo publicado en Religión Digital (ecupres.com) 27/07/2020

79.Más allá del fundamentalismo: Desafío a los movimientos pentecostales: Carmelo

Álvarez

Introducción

En este trabajo intentamos examinar el contexto histórico-religioso de Estados Unidos en los siglos XIX y XX, para ubicar los movimientos religiosos que influyen en el movimiento pentecostal norteamericano, en las primeras décadas del siglo xx. Se destacan el movimiento de santidad, el dispensacionalismo, el fundamentalismo, y cuál fue el papel preponderante e influencia de estos movimientos en el pentecostalismo. El movimiento pentecostal, su importancia y despliegue, es examinado. Cuál ha sido lo distintivo en el movimiento pentecostal, que lo diferencia del fundamentalismo, también es abordado. Se ofrecen algunas conclusiones.

El contexto histórico-religioso de Estados Unidos (Siglos XIX-XX)

Cuando irrumpen en el escenario social y político de los Estados Unidos diferentes movimientos religiosos, en el siglo XIX, había una oleada de migraciones europeas hacia la nueva república con una aspiración a vivir en una tierra de libertad y nuevas oportunidades. Era la época en que el espíritu de frontera iba expandiendo el territorio con nuevas conquistas y colonizaciones. Algunos historiadores, como Frederick Jackson Turner, [1] han sostenido la tesis de la expansión fronteriza como la determinante para el crecimiento y el progreso en la sociedad norteamericana, en los primeros cincuenta años del siglo XIX. La expansión económica y comercial dinamizó el proceso de transformación de los Estados Unidos hasta convertirlo en una potencia política y económica más allá de las fronteras de su territorio, particularmente en la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX. Es el momento en que el capitalismo liberal y las economías de mercado están en franco desarrollo. Un objetivo claro en el espíritu aventurero y en el afán de lucro de la época era la búsqueda de minerales, específicamente el oro y la plata. Unido a ello estaba la explosión demográfica, el exterminio de los pueblos originarios y la trata negrera para implantar el sistema de esclavitud, con la conocida consecuencia de una Gue-

rra Civil (1861 -1865) que dividió al país y marcó para siempre la historia posterior de los Estados Unidos. [2] Cabe mencionar que este proceso que viven los Estados Unidos está enmarcado en lo que acontecía en Europa. La revolución industrial estaba en franco apogeo y una era de progreso se vislumbraba. A ello se unían los aportes de una nueva ciencia y la filosofía del sentido común, la filosofía de la Ilustración, las corrientes del empirismo y el pragmatismo, el constitucionalismo, el racionalismo inglés, el deísmo, el positivismo, las corrientes liberales, el espíritu democrático con el deseo de libertad, cuya máxima expresión fue el voluntarismo individualista. La consecuencia más sobresaliente del voluntarismo fue el cuestionamiento de las jerarquías y todo principio de autoridad. Una especie de laissez-faire, el dejar hacer, contagió el ambiente social. Se creía que la libertad significaba emanciparse de las tradiciones y las autoridades. [3] Todo esto ejercía un gran impacto en el ambiente religioso. Había cierta diversidad en la vida de las iglesias que propiciaba el surgimiento de nuevas expresiones y movimientos religiosos. La tolerancia religiosa, con el desarrollo de las denominaciones, era otro impulso sobresaliente. [4] El factor de la expansión fronteriza había motivado la proliferación de asociaciones voluntarias que fueron creando nuevas iglesias. El marcado individualismo, con el optimismo y la confianza en los nuevos descubrimientos y avances, crea situaciones irónicas. Por un lado, hay un despertar social con períodos de relativa estabilidad y calma que influye en el ambiente ético-religioso. El optimismo daba impulso a la idea de la perfección moral y la entera santificación como algo que podría ser logrado. El puritanismo y los movimientos de santidad influían así en la religión civil. Pero a la misma vez, había una gran inconformidad con las religiones establecidas, porque se anhelaba una religión de avivamiento donde la experiencia personal fuera lo esencial. [5] Los avivamientos rompieron con el denominacionalismo estricto y una era interdenominacionalismo entrecruzó a las iglesias. De hecho, el período que va de 1792 a 1922 fue uno de gran efervescencia espiritual en los Estados Unidos, con un pluralismo religioso en toda la nación, desde grupos espiritualistas como los Shakers y la Comunidad Oneida pasando por los mormones y hasta los pentecostales, a principios del siglo XX. [6] Brotó, además, un pensamiento primitivista y restaurador de los tiempos originarios, que insistía en la búsqueda de una ―edad de oro‖ en el pasado y la nostalgia por reestablecerla. Era aquel sueño humanista de Erasmo de Rotterdam y el Renacimiento: Regresar a ese tiempo primigenio donde la cultura clásica y el evangelio puro servían de paradigma para resolver la decadencia moral, espiritual e intelectual. En el billete de un dólar aparece una pirámide que por encima tiene el ojo de Dios, observando y aprobando los procesos de la historia y la naturaleza: Annuit coeptis (Él ha sonreído en nuestros inicios). Abajo una gran insignia con esta otra frase en latín: Novus ordo seclorum (Un nuevo orden de las edades). ¡Es el principio de restauración! Es la ilusión de volver a una edad de inocencia y pureza. [7] Fue así como se insistió en volver al patrón del Nuevo Testamento como el correctivo para las desviaciones eclesiásticas y teológicas. En el fondo había un método científico que acompañaba a este pensamiento pues la doctrina del sentido común insistía mucho en los datos que vienen a los sentidos como reales, evidentes e irrefutables. Era en realidad el apelar a la lógica, la ley natural y al racionalismo de la época, aunque ahora bautizados como criterios doctrinales. Recuérdese que estas son las corrientes dominantes que están moldeando lo que será la vida y pensamiento de nuestro movimiento. ―Volver a la Biblia‖, era la frase que resumía este intento. Ella se constituía así en la fuente de suprema autoridad y no las tradiciones eclesiásticas. La persona que tuviera ―sentido común‖ podría fácilmente y en confianza ir directamente a la Biblia y desechar, incluso, la autoridad de un ministerio preparado para enseñarla o interpretarla. El espíritu de la época era de cuestionamiento y búsqueda. Se buscaba combinar la piedad con la razón como nunca antes. [8] Entendemos que para los nuevos movimientos religiosos la restauración era un principio hermenéutico que permitía ir ad fontes, a la fuente bíblica, y desde allí buscar un correctivo para las desviaciones y divisiones que se vivían en el cristianismo norteamericano del siglo XIX A través de la historia de la iglesia han surgido movimientos reformadores que han intentado buscar las verdaderas raíces del cristianismo para proclamar un evangelio pertinente y auténtico, frente a las desviaciones de las iglesias establecidas. Para las iglesias de la Reforma Protestante hay dos principios que intentan resumir una dimensión cuestionadora, que ilumine el proceso hacia una iglesia renovada y pertinente. El primero es: ecclesia reformata, semper reformanda. Significa un llamado a la Reforma para que se vuelva a

la fuente prístina que la originó. Es un principio de juicio y desinstalación, en constante reforma. [9] El segundo es el ―principio protestante‖ de criticar y cuestionar al propio protestantismo cuando éste se instala y pierde su papel profético. Paul Tillich lo expone así: Entiendo el protestantismo como la encarnación especial e histórica de un principio universalmente significante. Este principio, en el cual se expresa un aspecto de la relación divino-humana, es eficaz en todos los momentos de la historia…Es el criterio último de todas las experiencias religiosas y espirituales. El protestantismo como principio es un criterio eterno y permanente de lo temporal. El protestantismo en cuanto característico de un período histórico es temporal y está sujeto al principio eterno del protestantismo. [10] Este principio será el desafío para afirmar (protestare en latín significa tanto protesta como juramento o afirmación) y criticar en una relación dialéctica del sí evangélico y el no protestante. Este principio ha sido admirado por teólogos católicos como Juan Luis Segundo, quien afirma que ―el llamado por Tillich ‗principio protestante‘ no es en realidad otra cosa que el principio cristiano a secas.‖ [11] La idea fundamental es que el principio protestante es un principio hermenéutico de la historia. [12] Este principio crítico permite volver una y otra vez a retomar una protesta contra las absolutizaciones, aún de los propios protestantismos históricos. Hubo un movimiento de avivamiento que influyó en el ambiente eclesiástico de Estados Unidos, que estamos examinando. Barton W. Stone, un pastor presbiteriano de Kentucky, se involucró en los famosos camp meetings que desembocaron en reuniones más grandes como la de Cane Ridge, el verano de 1801. Este fue un gran avivamiento, incluso con danzas en el Espíritu, hablar en lenguas y otras expresiones carismáticas. Esta experiencia (aunque muchos autores [13] señalan que Stone se preocupó por los excesos que hubo en Cane Ridge) llevó al rompimiento con el Presbiterio de Springfield y consecuentemente se promulgó en 1804, El Ultimo Testamento (The Last Will And Testament of the Springfield Presbytery), en que se subraya la voluntad de disolverse como parte de la tradición reformada y sumarse al cuerpo de Cristo para buscar la unidad. [14] El movimiento misionero moderno ha tenido como su eje fundamental, en los últimos doscientos años, una tensión dinámica entre misión y unidad. La presencia misionera que se inició con William Carey en 1792 abrió una nueva era para la cooperación ecuménica y la expansión misionera. Kenneth Scott Latourette señaló que entre 1814 y 1915 la historia de las misiones presenció el ―gran siglo misionero‖ protestante. Una oleada expansiva y agresiva de misiones arropó al África, Asia y Latinoamérica. El Dr. Charles R. Taber analiza estos últimos doscientos años y llega a la conclusión de que la estrecha relación entre los procesos intelectuales, científicos, culturales, religiosos y políticos fueron determinantes en la teología y estrategia de la misión. A tal extremo llegó esa relación, y de tal magnitud fue la relación, que el binomio cultura-misión quedó ideológicamente entrelazado. [15] La obra misionera de las iglesias tuvo un desarrollo sorprendente en el siglo XIX. Los movimientos de avivamiento en los siglos XVIII y XIX en los Estados Unidos, crearon el ambiente para el impulso misionero y de paso constituyeron el motor para el movimiento de unidad que se desarrolló en el siglo XX. Las raíces de lo que fue ―El gran siglo ecuménico‖ de 1910 en adelante, están aquí. El entusiasmo espiritual y el fervor evangelístico fueron dos ingredientes que transformaron a las iglesias establecidas. De allí la predicación, la educación cristiana, los estudios bíblicos y el servicio social, se constituyeron en ejes predominantes para la tarea misionera. [16] Otros movimientos como los estudiantes, las sociedades femeniles, las misiones de fe, grupos misioneros independientes, instituciones de educación teológica, fueron agentes catalíticos para la obra misionera. Mientras tanto la teología liberal de las postrimerías del siglo XIX, expresada en el evangelio social, influía también en la vida de las iglesias. La doctrina del Destino Manifiesto, que veía a los Estados Unidos como un pueblo escogido para cumplir una gran misión en el mundo se extendía a todos los niveles de la sociedad norteamericana, incluyendo a las iglesias. [17] Era una época de entusiasmo y progreso. A partir de 1845 esta ideología influyó ampliamente al movimiento misionero, confundiéndose muchas veces al evangelio con la cultura norteamericana, como nunca antes en la historia de las misiones. [18] Ello no significa que no hubiera buenos y dedicados misioneros, y que, de alguna manera por la obra y gracia de Dios, a veces a pesar de los misioneros, muchas vidas y países fueran alcanzados para el cumplimiento cabal de la misión. [19] Uno de los efectos más importantes de la doctrina del Destino Manifiesto fue el concebir la evangelización como un proceso civilizador. [20] La mentalidad del progreso que el liberalismo había propiciado, propugnaba que la humanidad estaba en una etapa superior de desarrollo, encarnado en la civilización norteamericana y europea.

Esa gesta civilizadora debía extenderse a todo el mundo y todas las culturas. El pueblo escogido se convertía en la cultura escogida. Los estudios culturales contemporáneos afirman que lo que existen en el mundo son culturas con su autonomía y valores propios que debemos respetar en el proceso de compartir las buenas nuevas del Evangelio. Las lecciones para la historia de las misiones sobre este aspecto son de incalculable valor hoy. [21]

Los movimientos de santidad y pentecostal

Muchos intérpretes del movimiento pentecostal lo consideran como un fenómeno norteamericano. Aunque el movimiento que se originó en Topeka (1902) y Azusa (1906) tenían características muy particulares y únicas, lo cierto es que a través de la historia del cristianismo se registran movimientos que tuvieron manifestaciones como la glosolalia y el reclamo de ser herencias directas del Pentecostés bíblico, a partir del libro de los Hechos de los Apóstoles, específicamente el capítulo 2. Entonces, debemos ubicar históricamente el proceso que finalmente llevó a la irrupción del movimiento pentecostal. [22] El metodismo había venido de Inglaterra con un gran impulso misionero y evangelístico, a predicar la santidad cristiana en los Estados Unidos. Ello influyó en lo que se ha llamado el movimiento de santidad, como influencias de las teologías wesleyana y reformada. [23] El movimiento de santidad abonó el terreno para el surgimiento del movimiento pentecostal. Del metodismo hacia los avivamientos norteamericanos y de allí al movimiento de santidad, hasta el movimiento pentecostal, es la línea apropiada para entender este camino tan complejo. El Dr. Vinson Synan, en su clásico, El movimiento santidad pentecostal, afirma que este movimiento era parte de toda la efervescencia de la época con reformadores sociales, líderes contestatarios, feministas, socialistas, uniones sindicales populistas y progresistas, entre otros. Dr. Vinson Synan afirma, ―El hecho que los cismas de santidad ocurrieran al mismo tiempo y estaban concentrados en las mismas áreas de la revuelta populista, sugiere los orígenes sociales e intelectual del movimiento‖ [24] Esta expresión religiosa era la manifestación de un quiebre en ese ámbito, que tenía como contrapartida a la revuelta popular. El movimiento pentecostal se constituía en una separación del movimiento de santidad y poseía como sus distintivos la evidencia del hablar en lenguas como señal del bautismo en el Espíritu Santo. Carlos Parham y William J. Seymour son las dos figuras destacadas en el inicio del movimiento pentecostal moderno. Ambos procedían de la Iglesia del Nazareno, una ruptura del metodismo clásico. Parham dirigió el avivamiento pentecostal en Topeka, Kansas (enero, 1902), siendo la hermana Agnes Ozman, la primera persona que en el siglo XX hablara en lenguas. Seymour lideró el avivamiento pentecostal en la Misión Apostólica (Movimiento de Santidad) en la Calle Azusa, Los Ángeles, California. [25] El incipiente movimiento pentecostal fue entrecruzando e influyendo en diversas tradiciones eclesiásticas, al extremo que la Calle Azusa llegó a conocerse como la Mecca del pentecostalismo mundial. Se le llamó, además, ―Tercera Fuerza de la Cristiandad‖, por el Dr. Henry Van Dusen, presidente del Seminario Unión de Nueva York. Las otras fuerzas eran el protestantismo clásico y el catolicismo. Dos pastores nazarenos, uno blanco, Carlos Parham y el otro Afro-americano, William J. Seymour, habían liderado inicialmente el movimiento pentecostal. A partir de ese movimiento pentecostal en Azusa se dio una expansión mundial que llegó a todos los continentes, y muchos peregrinajes se organizaron alrededor de mundo para visitar la misión en Azusa. En Latinoamérica y el Caribe se dieron avivamientos iniciales en Chile y Brasil, entre 1907 y 1910 y en las siguientes tres décadas por toda la región. [26]

El dispensacionalismo y el fundamentalismo: Doctrinas influyentes en el cristianismo moderno

Estas dos corrientes doctrinales ejercieron una influencia determinante en el cristianismo mundial del siglo XX. Hemos de ubicar sus orígenes, con sus figuras destacadas, y cómo hasta nuestros días siguen siendo fuerzas mayores en las discusiones bíblico-teológicas. Es importante reconocer que son movimientos muy dinámicos, complejos y polémicos. Para los propósitos de nuestro trabajo sólo destacamos las líneas más sobresalientes y sus implicaciones en relación con el movimiento pentecostal. El concepto de las dispensaciones ha tenido una larga historia en el cristianismo. En las diversas interpretaciones bíblicas, desde teólogos como Joachim de Fiore hasta Ireneo de Lyon y J. Nelson Darby y Cyrus I. Scofield, el concepto ha influido notablemente, y con diversos enfoques. Destacaré, sobre todo, las influencias del dispensacionalismo inglés en el fundamentalismo norteamericano y como afectó al movimiento pentecostal. Hay que recordar que toda esa discusión se enmarca en el contexto de la modernidad, la reacción al liberalismo bíblico y teológico por parte de los movimientos pentecostales y su interacción con el llamado evangelicalismo y sus diversas expresiones, particularmente en relación con el lugar, autoridad e interpretación bíblica. [27]

Cuando usamos el término fundamentalismo nos referimos a un movimiento que plantea algunos principios doctrinales que denominan ―fundamentales‖. Eran una serie de escritos llamados así, publicados entre 1910 y 1915. The Fundamentals or Testimony to the truth, que reclaman la sana doctrina basadas en 5 principios doctrinales: Infalibilidad de las Sagradas Escrituras, Nacimiento virginal de Jesucristo, sacrificio redentor en nombre de la humanidad, resurrección de la carne, regreso de Jesucristo para establecer su reino milenario sobre la tierra, previo al juicio final. Carlos Cañeque lo resume así: Los fundamentalistas eran evangelistas cristianos próximos a las tradiciones del auge puritano del siglo xix, que en el siglo xx se opusieron con extraño vigor y, no sin algo de maniqueísmo, al modernismo, tanto en la vertiente teológica como en la cultural. [28] En la segunda mitad del siglo xix la Escuela del sentido común escocés, predominaba como filosofía. Su principio era que la mente humana ―estaba construida de tal forma que podíamos comprender la realidad directamente a través de los sentidos‖. [29] Es importante destacar que estos escritos, su difusión y el reclamo de constituirse en ―test‖, prueba irrefutable del conservadurismo evangélico, frente al liberalismo o modernismo y sus posturas bíblico-teológicas, fueron un gran desafío para el movimiento pentecostal que surgió exactamente en esa década. Examinaremos la postura del movimiento pentecostal y su respuesta. [30] Nos hemos referido al dispensacionalismo inglés y su influencia. El movimiento se originó en Inglaterra en 1830, liderado por J. Nelson Darby, originalmente sacerdote anglicano y promotor en la Iglesia de los Hermanos Peregrinos (Plymouth Brethren) del dispensacionalismo. Darby retomó el principio hermenéutico, dividiendo la historia en períodos o eras. Dios ha tratado con la humanidad de manera diferente en cada era. Además, Darby insistió en una dispensación final en que Jesús retornaría en cualquier momento. A ello añadió una relectura de I Tesalonicenses 4: 16-17 del ―rapto‖. Y así en su segunda venida rescatar sus ―santos‖. Entonces, ocurriría la gran tribulación y Dios continuaría tratando con Israel. [31] Un sector más conservador del evangelicalismo norteamericano confrontó el optimismo post-milenarista del liberalismo, con el dispensacionalismo pre-milenarista que destaca el hecho que el mundo vivía inmerso en el pecado y el retorno inminente de Jesús, particularmente para restaurar las ciudades, era aguardado. Cyrus I. Scofield aplicó el esquema de Darby en su Biblia de referencia, conocida comúnmente como la Biblia de Scofield. [32]

El movimiento pentecostal: Sus distintivos teológicos

El movimiento pentecostal se esfuerza en ofrecer una experiencia espiritual que en cierta medida dramatice a nivel psicosocial el sentido de la salvación. Hay un apelativo para que los pecadores y pecadoras se arrepientan y acepten a Jesús como único Salvador. De esta manera se alcanza la recompensa espiritual de la santificación completa marcada por el bautismo del Espíritu Santo. Hay un énfasis en el bautismo del Espíritu como señal externa, a través del hablar en lenguas. ¿Cuáles serían los distintivos de las creencias y vivencias pentecostales? Nótese que preferimos destacar ―creencias y vivencias‖, porque la teología levanta sospechas sobre la desviación de la sana doctrina, que lleva a la especulación. ¡Y el aspecto de la experiencia se soslaya! He de resumir aquí lo que denominaría los puntos claves de las creencias y vivencias pentecostales. Ellos creen que la promesa del Señor expresada en Lucas 24:49 es fiel y verdadera. Es una energía marcada con gozo (Juan 16). La experiencia cardinal es la del día de Pentecostés (Hechos 2). El bautismo en el Espíritu es una experiencia distinta, aunque relacionada a la salvación. Según esta perspectiva todos los y las creyentes tienen la presencia del Espíritu Santo, pero no todos y todas tienen el bautismo. La señal del bautismo en el Espíritu es hablar en lenguas (hechos 2:4). Se puede y debe buscar esa experiencia, pero no es indispensable (Hechos 19:2 y 6). [33] El Espíritu Santo reparte dones espirituales para la edificación del Cuerpo, que es la comunidad de fe (I Corintios 12 y 14). [34] El cuadrilátero pentecostal es otra clave importante que resume principios doctrinales: Cristo salva, sana, bautiza en el Espíritu y regresa (segunda venida). [35] ¿Cuál ha sido la relación entre el pentecostalismo y el fundamentalismo? Aquí se hace una afirmación sobre la autoridad de la Sagrada Escritura y su pertinencia en asuntos de moral y ética y doctrinas esenciales. La tendencia al literalismo bíblico, tensionado por la libertad del Espíritu como fuente de buenas y nuevas noticias, ha marcado mucha de la interpretación bíblica pentecostal. Además, hay una tensión evidente entre la predicación testimonial pentecostal (fuertemente narrativa y muchas veces cargada de metáforas) y el rigor (fuertemente in- 75

fluido por el racionalismo) fundamentalista. Recuérdese que los ―fundamentales‖ publicados entre 1910 y 1915, proveyeron elementos que influyeron en la formulación de confesiones y documentos doctrinales elaborados y expuestos públicamente por las nuevas denominaciones pentecostales, constituidas a partir de 1914. Por otro lado, hubo una reflexión teológica, particularmente en los inicios del movimiento pentecostal, elaborada por líderes prominentes, que fueron aportando criterios sobre temas cruciales que desafiaban al movimiento. Douglas Jacobsen denominó esos aportes: Thinking in the Spirit (Pensando en el Espíritu). [36] Hay que destacar que los pentecostalismos latinoamericanos y caribeños no han debatido doctrinal y teológicamente cuáles son las bases intelectuales del movimiento fundamentalista en Estados Unidos. Lo que ha predominado es una ―lógica de mente y corazón‖, muy ligada a la experiencia cotidiana del Espíritu, con un referente testimonial relacionado con la irrupción del Espíritu el día de Pentecostés. [37] Como lo recalca Daniel Godoy: El pentecostalismo se diferencia del protestantismo magisterial, ya que este último tiende a leer el Nuevo Testamento según el apóstol Pablo, y el pentecostalismo lo lee desde la óptica de Lucas, especialmente a partir de la visión del libro de los Hechos. Este padrón está basado en una hermenéutica propia que es el estilo claramente pentecostal de apropiarse de las Escrituras. [38] El universo simbólico pentecostal se centra en la fascinación y eficacia de la Palabra. La palabra ritual, no la palabra racional, es la que tiene valor; se constituye de esta forma en la eficacia simbólica del discurso. Es una teología gráfica, oral, narrativa. El saber es una categoría espiritual (don del discernimiento y sabiduría espiritual. Creer y conocer son ingredientes que se cultivan en la experiencia testimonial, anecdótica, y con una enseñanza moral, cuyo elemento central es la predicación exhortativa. La Palabra y el Espíritu hacen de la Biblia un libro escatológico y ético. La vida en comunidad ofrece un contexto de vivencia, reflexión e interpretación. Toda experiencia cristiana exige discernimiento. Es discernir la verdad como un encuentro personal y vital. Entonces, hay que discernir ―los signos de los tiempos‖ con una fe vigorosa para responder a los desafíos de esos tiempos. [39]

Conclusiones

Este análisis ha pretendido plantear varios asuntos que ameritan algunas respuestas y asumir algunos desafíos. El primero, es asumir la necesidad imperiosa de interpretar las Sagradas Escrituras y hacerlas más pertinentes para estos tiempos. Ello implica una contextualización con una adecuada lectura de la realidad y la búsqueda de contestaciones adecuadas. En segundo lugar, retomar temas éticos como la participación en la política (¡tan apremiante en estos días!) y las dimensiones y retos del poder. Las Sagradas Escrituras pueden ayudar mucho en ese proceso si se les permite ―decir toda su palabra‖, sin manipularla, ni acomodarla a posiciones antojadizas, ni a ideologías acomodaticias. En ello reiterar el don del discernimiento puede iluminar la búsqueda de las opciones más adecuadas, siempre destacando los valores de reinado de Dios y su justicia. En tercer lugar, aunque hay signos positivos en la formación teológico-pastoral de los pastores y las pastoras pentecostales, es de vital importancia seguir proveyendo espacios para dicha formación y desafiar el equipamiento de un liderato pertinente, que incluya la renovación, actualización y puesta al día de la proclamación pentecostal. En cuarto lugar, la vertiente testimonial oral debe aspirar a sistematizar las experiencias para compartirlas. Ello ayudaría a fortalecer el compartir la buena noticia del Evangelio y los retos que ello plantea a nuevos creyentes. Finalmente, tanto en lo bíblico como en lo teológico puede animar mucho aquel texto del apóstol Pablo: ―Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu‖. (Gálatas 5:25)

Notas:

[1]. D. B. Eller, ―Frontier Religion‖, en Daniel G. Reid (ed.) Dictionary of Christianity In America (Downers Grove: Intervasity Press, 1990), 457. Eller enfatiza que es muy simplista afirmar el determinismo religioso en la expansión fronteriza y puntualiza como las distintas denominaciones fueron configurando su misión e identidad en relación con la frontera, asumiendo múltiples desafíos. [2].Richard T. Hughes y C. Leonard Allen, Illusions of Innocence Protestant Primitivism in America, 1630-1875 (Chicago: The University of Chicago Press, 1988), 221. [3]. Mark G. Toulouse, Joined In Discipleship: The Maturing of an American Religious Movement (St. Louis: Chalice Press, 1992), 17. [4]. Charles W. Forman, ―The Americans,‖ in Martin Marty (ed.) Modern American Protestantism and its World. 13. Missions and Ecumenical Expressions (New York: K. G. Saur, 1993), 38-47. [5]. Paul A. Varg, ―Motives in Protestant Missions, 1890- 1917,‖ in Ibid.,. 3-19. [6]. Carmelo E. Álvarez, Santidad y compromiso (México: CUPSA, 1985), 37-38.

[7]. Richard T. Hughes y C. Leonard Allen, Illusions of Innocence, 1 -24. [8]. George M. Marsden, Religion and American Culture (New York: Harcourt Brace Jovanovich, 1990), 58-59. [9]. Richard Shaull, The Reformation and Liberation Theology (Louisville: Westminster/John Knox Press, 1991), 78. [10]. Paul Tillich, The Protestant Era (Chicago: The Univesity of Chicago Press, 1948), 162-163. [11]. Juan Luis Segundo, El dogma que libera (Santander: Sal Terrae, 1989), 308. [12]. Ibid.. 302-309. [13]. Mark G. Toulouse, Joined in Discipleship, 26. [14]. Colbert S. Cartwright, People of The Chalice (St. Louis: CBP, 1987), 14. [15]. Charles R. Taber, The World is too much with us: Culture in Modern Protestant Mission (Macon: Mercer University Press, 1991), 55-88. [16]. R Pierce Beaver, ―Historia de la estrategia misionera‖, en Jonatán P. Lewis (ed.) Mision mundial. La dimensión estratégica, Tomo 2 (Miami: UNILIT, 1990), 23-38. [17]. Walter La Feber, The New Empire: An Interpretation of American Expansion 1860-1898 (Ithaca, N.Y.: Cornell Press, 1963), 1 -60. [18]. Rubén Lores, ―El destino manifiesto y la empresa misionera, ―en Carmelo Álvarez y Pablo Leggett (eds.) Lectura teológica del tiempo latinoamericano (San José: SEBILA, 1979), 207-225. [19]. Reginald Horsman, Race and Manifest Destiny (Cambridge: Harvard University Press, 1981), 272-303. [20]. William R. Hutchison, Errand to the World: American Protestant Thought and Foreign Missions (Chicago: University of Chicago Press, 1987), 102-104. [21]. Charles R. Taber, The World is too much with us, 65-68; 174-179. [22] Carmelo Álvarez, Santidad y compromiso: El riesgo de vivir el evangelio (México: CUPSA, 1985), 38-39. [23] Mark A. Noll, The Work We Have to Do A History of Protestants in America (Oxford-New York: Oxford University Press, 2002), 92-93. [24] Vinson Synan, The Holiness Pentecostal Movement in the United States (Grand Rapids: Eerdmans, 1971), 219. [25] Carmelo E. Álvarez, Santidad y compromiso, 41 [26] Carmelo Álvarez, Alborada en tiempos fecundos. Una teología ecuménica y pentecostal (Quito: CLAI, 2006). [27] Grant Wacker, Heaven Below. Early Pentecostals and American Culture (Cambridge, MA-London, England: Harvard University Press, 2001), 70-81. El Dr. Wacker subraya la autoridad de la Biblia de principio a fin como elemento persuasivo para los pentecostales y su restauracionismo que busca dirección en la fuente bíblica. [28] Carlos Cañeque, Dios en América (Barcelona: Ediciones Península, 1988), 30. [29] Ibid., 33. [30] Klaus Kienzler, El fundamentalismo religioso trad. Arturo Parada (Madrid: Alianza Editorial, 2000), 32-36. [31] Amy Johnson Frykholm, Rapture Culture. Left Behind in Evangelical America (Oxford-New York: Oxford University Press, 2004), 15-18. Véase el estudio de Barbara Rossing, The Rapture Exposed. The Message of Hope in the Book of Revelation (Boulder, Colorado: Westview Press, 2004). [32] Timothy P. Webber, On the Road to Armageddon. How Evangelicals Became Israel‘s Best Friend (Grand Rapids, Michigan: 2004), 19-34. Véase también, Randall Balmer and Lauren F. Winner Protestantism in America (New York: Columbia University Press, 2002), 73-85. [33] Para un análisis bíblico, resaltando la centralidad del bautismo del Espíritu Santo y su interpretación, recomiendo el excelente estudio del Dr. Gordon D. Fee, Gospel and Spirit. Issues in New Testament Hermeneutics (Peabody, MA: Hendrickson Publishers, 1991), 105- 119 [34] Carmelo E. Álvarez, Santidad y compromiso, 45- 53. He resumido aquí los distintivos claves. Pueden examinarse con más detalles en esas páginas. [35] Grant Wacker, Heaven Below, 1 -3. [36] Douglas Jacobsen, Thinking in the Spirit. Theologies of the Early Pentecostal Movement (BloomingtonIndianapolis, 2004). [37] Daniel Godoy, ―El Espíritu Santo…con los pobres: Cien años del pentecostalismo chileno‖, en Teología en comunidad, Año 12, No 18, CTE, Chile, 88-108. [38] Ibid., 101. [39] Para una reflexión ampliada de estas afirmaciones, véase, Carmelo Alvarez, ―Lo popular: clave hermenéutica del movimiento pentecostal‖, en Carmelo Álvarez (ed.) Pentecostalismo y liberación: Una experiencia latinoamericana (San José: DEI, 1992), 89-100. (alc-noticias.net) 27/07/2020

80.Acerca del sistema misógino patriarcal en tiempos de Jesús: la ketubá/el contra-

to matrimonial y el divorcio*: Briah Yetzirah

El erudito luterano, doctor en filosofía y teología Joachim Jeremías, nacido en 1900 en Dresde, fué un alemán tenaz y preciso que pasó su juventud en Jerusalén. Allí entró en contacto con el mundo de la Biblia, y desde entonces arrancó su gran interés por la vida que late en las páginas de los evangelios. Ya en 1925 lo encontramos explicando exégesis del NuevoTestamento en la Universidad de Gotinga. Poco después es llamado a Leipzig y luego a Berlín, pero será de nuevo Gotinga la sede permanente de su actividad académica y publicística. La gran preocupación intelectual y cristiana de Jeremias, más o menos explícita en todas sus obras, se cifra en escuchar, tras el texto actual de los evangelios, las «mismísimas palabras» de Jesús. Y para ello sigue la doble senda emprendida por su maestro Gustaf Dalman: reconstruir el arameo que subyace tras el griego del texto evangélico y penetrar en el ambiente real del mundo neotestamentario. Se trata, en el fondo, de tender un puente entre la imagen de Jesús que nos ha legado la Iglesia primitiva y lo que efectivamente hizo y dijo Jesús en su vida terrena. En una de sus tantas obras llamada "Jerusalén en el tiempo de Jesús: una investigación sobre las condiciones económicas y sociales durante el período del Nuevo Testamento", Jeremías explica la condición de los contratos matrimoniales (ketubá, promulgada por Simeón ben Shetaj en el siglo I a.C.) dentro del folklore judío antes, durante y después del siglo I d.C. Joachim Jeremías señala: [Los esponsales, que precedían a la petición en matrimonio y a la estípulación del contrato matrimonial (1), significaban la «adquisición» de la novia por el novio, constituyendo así la formalización válida del matrimonio; la prometida se llama «esposa», puede quedar viuda, es repudiada mediante un libelo de divorcio y condenada a muerte en caso de adulterio. Es indicativo de la situación legal de la prometida el que «la adquisición» de la mujer y la de la esclava pagana son puestas en parangón: «Se adquiere la mujer por dinero, contrato y relaciones sexuales»; asi mismo, «se adquiere la esclava pagana por dinero, contrato y toma de posesión ("hazakah", consistente, respecto a la esclava, en realizar para su nuevo dueño un servicio propio de los deberes de la esclava)». Surge así la cuestión a la que se responde negativamente: «¿Existe acaso alguna diferencia entre la adquisición de una mujer y la de una esclava?». Pero sólo con el matrimonio, que ordinariamente tenía lugar un año después de los esponsales, la joven pasaba definitivamente del poder del padre al de su marido. La joven pareja iba ordinariamente a vivir con la familia del esposo, lo cual significaba para la esposa, la mayoría de las veces muy joven aún, el pesado y frecuentemente penoso deber de introducirse en una comunidad familiar que le era extraña y que, con frecuencia mostraba hacia ella sentimientos hostiles. Jurídicamente, la esposa se distinguía de una esclava en primer lugar porque conservaba el derecho de poseer los bienes (no de disponer de ellos) que había traído de su casa como bienes extradotales; en segundo lugar, por la seguridad que le daba el contrato matrimonial, (ketubá): fijaba la suma que había quepagar a la mujer en caso de separacion o de muerte del marido (2). «¿Cuál es la diferencia entre una esposa y una concubina? Rabí Meír (hacia el 150 después de Cristo) decía: La esposa tiene un contrato matrimonial, y la concubina no». En la vida conyugal, es decir, después del matrimonio, la mujer tenía el derecho de ser sostenida por su marido, pudiendo exigir su aplicación ante los tribunales. El marido tenía que asegurarle alimentación, vestido y alojamiento y cumplir el deber conyugal; además estaba obligado a rescatar a su mujer en caso de eventual cautiverio, a procurarle medicamentos en caso de enfermedad y la sepultura en su muerte: incluso el más pobre estaba obligado a procurarse al menos dos flautistas y una plañidera; ademas, donde era costumbre hacer un discurso fúnebre en el entierro de las mujeres, tenía también que proveerlo. Los deberes de la esposa consistían en primer lugar en atender a las necesidades de la casa. Debía moler, coser, lavar, cocinar, amamantar a los hijos, hacer la cama de su marido y, en compensación de su sustento elaborar la lana (hilar y tejer); otros añadían el deber de prepararle la copa a su marido, de lavarle la cara, las manos y los pies. La situación de sirvienta en que se encontraba la mujer frente a su marido se expresa ya en estas prescripciones: pero los derechos del esposo llegaban aún más allá. Podía reivindicar lo que su mujer encontraba, así como el producto desu trabajo manual, y tenía el derecho de anular sus votos. La mujer estaba obligada a obedecer a su marido como a su dueño (el marido era llamado "Rab") y esta obediencia era un deber religioso. Este deber de obediencia era tal, que el marido podía obligar a su mujer a hacer votos; pero los votos que ponían a la mujer en una situación indigna daban a esta última derecho a exigir la separación ante el tribunal. También las relaciones entre los hijos y los padres estaban determinadas por la obediencia que la mujer debía a su marido; los hijos estaban obligados a colocar el respeto debido al padre por encima del respeto debido 78

a la madre, pues la madre, por su parte, estaba obligada a un respeto semejante hacia el padre de sus hijos. En caso de peligro de muerte, había que salvar primero al marido. Hay dos hechos significativos respecto al grado de dependencia de lamujer con relación a su marido. a) La poligamia estaba permitida. La esposa, por consiguiente, debía tolerar la existencia de concubinas junto a ella. Ciertamente, no se puede omitir que, por razones pecuniarias, la posesión de varias mujeres no era muy frecuente. Siempre oímos hablar de maridos que tomaban una segunda mujer cuando no se entendían con la primera y no podían repudiarla por la elevada suma del contrato matrimonial. b) El derecho al divorcio estaba exclusivamente de parte del hombre; los pocos casos en que la mujer tenía derecho a exigir la anulación jurídica del matrimonio han sido mencionados anteriormente (págs.320s). En la época de Jesús (Mt 19,3), los shammaítas discutían con los hillelitas acerca de la exégesis de Dt 24,1, donde se menciona como razón que permite al hombre despedir a su mujer el caso de que éste encuentre en ella «algo vergonzoso», (ervat dabar). Los hillelitas, a diferencia de la exégesis de los shammaítas concordante con el sentido del texto, explicaban este pasaje de la forma siguiente: 1. una impudicia (ervat) de la mujer, 2. cualquier cosa (dabar) que desagrade al marido le dan derecho á despedir a su mujer. Así, pues, la opinión hillelita reducía a pleno capricho el derecho unilateral al divorcio que tenía el marido. Se desprende de Filón y de Josefo, quienes no conocen más que el punto de vista hillelita y lo defienden, que éste debió de prevalecer a partir de la primera mitad del siglo I de nuestra Era. Podía ocurrir que se juntasen nuevamente los esposos separados. Como consecuencia del divorcio, podía afectar al marido una mancha pública, lo mismo que a la mujer y a los niños. Por otra parte, en caso de divorcio, el marido estaba obligado a devolver a la mujer la suma estipulada en el contrato matrimonial. En la práctica, estas dos cosas han podido obstaculizar frecuentemente precipitados despidos de la esposa. En cuanto a la mujer, podía eventualmente tomarse la justicia por ella misma y volver a casa de su padre, por ejemplo, a causa de injurias recibidas. A pesar de todo esto, el punto de vista hillelita representaba una gran degradación de la mujer. Si, como hay que suponer, los hijos quedaban con el padre en caso de divorcio, eso constituía la más dura prueba para la mujer que se divorciaba.]

Notas:

1) Ketubá. La fundamental importancia del contrato matrimonial consistía en la reglamentación de las relaciones jurídicas entre los esposos en cuestiones financieras. Las principales disposiciones era: a) Fijación de lo que debía pagar el padre de la novía: bienes extradotales (niksé malog = bienes en usufructo, o sea, bienes cuya propiedad pertenecía a la mujer y de los que el marido sólo tenía el usufructo) y dote (niksé son barsel = bienes en hierro, o sea, bienes que pasaban a propiedad del marido, pero cuyo equivalente debía ser devuelto a la mujer en caso de ruptura matrimonial). b) Estipulación de la garantía matrimonial, ketúbah, es decir, de la suma que percibiría la mujer en caso de separación o de muerte del marido. 2) Billerbeck II, 387-392. La suma comprendía, además de una tasa básica (con suplementos), la dote aportada por la mujer (distinta de los bienes extradotales d. supra, p. 378, n. 7,3). El marido tenía que responder, mediante una hipoteca general de todos sus bienes, de la suma fijada en el contrato matrimonial, b. Ket. b82 bar.; Ket. IV 7; Yeb. VII 1. Esta reglamentación ha sido influida sin duda por el derecho helenístico (constataciones para el Egipto de la época ptolomaica y romana en A. Gulak, Urkundenwesen im Talmud, 57s). * Libro "Jerusalén en tiempos de Jesús" de Joachim Jeremías, Ediciones Cristiandad, pág. 378-382. (facebook.com/jesushistoricoycristianismoprimitivo) 27/07/2020

81.Los amigos de Job: pasado y presente (Job 2.7-13): Leopoldo Cervantes-Ortiz

Durante siete días y siete noches estuvieron sentados en el suelo, haciéndole compañía. Era tan grande el sufrimiento de Job que ninguno de ellos se atrevía a decirle nada. Job 2.13, Traducción en Lenguaje Actual Abordamos Job 2.7-13 a fin de concentrarnos en este tema que es fundamental en el libro de Job, es decir, la presencia y actuación de sus amigos. Dice el texto que, apenas el acusador se marchó, y con el cuerpo lleno de llagas, se rascó con una piedra, su esposa lo recriminó y él dijo su famosa frase: ―Si aceptamos todo lo bueno que Dios nos da, también debemos aceptar lo malo‖. Los versículos que siguen (11 -13) nos muestran en 5 secciones bien definidas mucho de lo que ahora vamos a exponer como parte de la dinámica propia que tiene este texto, y sobre todo al momento de explicar por qué decimos: los amigos de Job, pasado y presente. El pasado evidentemente está representado por estos tres amigos: Elifaz, nativo de la región de Temán, Bildad, de Súah y Zofar, de Naamat. Es una presentación lacónica breve sumamente limitada que únicamente da a conocer el nombre de los amigos y también su procedencia: Se supone que eran jeques de la región de don y no se dice más sobre ese

origen es la primera cosa que hay que decir. Lo segundo es que cuando ellos supieron todo lo malo que le había sucedido a Job se pusieron de acuerdo para ir a consolarlo y decirle cuán tristes estaban por la muerte de sus hijos. El plan inicial de estos amigos de Job es sumamente loable, pues muestra la simpatía que tenían hacia él y se pusieron de acuerdo para tratar de consolarlo y expresar solidariamente la tristeza por todo lo sucedido (2.11b). Esta acumulación de males que había vivido Job venía a ser el motivo explícito y concreto para que tus amigos se pusieron en marcha, dialogaran entre sí y acordaran tratar de consolarlo. En una gran situación está el hecho de que ellos tres, proviniendo de diferentes lugares, aunque una misma región, tomaran ese acuerdo para estar con él, expresarle su tristeza y su apoyo. Yéndonos al pasado como hacemos al revisar el texto, podemos ver a estos amigos como personas cercanas del que sufre, como alguien que está padeciendo desolación, angustia, enfermedad. Esta segunda parte del texto es importantísima porque exhibe un movimiento humano, una voluntad profunda simpática, empática también, qué acerca a estos hombres a aquel que está sufriendo. Iban a compartir su sufrimiento y a tratar de apoyarlo para superar ese dolor. La tercera cosa que nos presenta el texto es cómo, al llegar donde vivía Job, lo vislumbraron de lejos y no lo reconocieron, pero cuando estuvieron frente a él comenzaron como ya se había hecho antes en la propia vida de Job, a llorar y a gritar: Las dos partes del versículo se muestran a los amigos de Job simpatizando y actuando de una manera muy similar a la que Job lo había hecho. Aquí lo que llama la atención en primer lugar es que ellos al verlo de lejos no lo reconocieron (2.12). Si damos ya el salto y empezamos a trazar los puentes que hay entre el pasado y el futuro de estos amigos de Job, tenemos que decir que esta situación que aquí es tan literal, simbólica y metafóricamente acontece cuando la humanidad entre sí, sectores de ella, no se reconocen, no encuentran la afinidad o la cercanía. En este caso, Job estaba desfigurado por el dolor, por la tragedia, por la muerte, por la pobreza, por la precariedad. Esa palabra es importante, precariedad, un estado precario La segunda parte del versículo 12 subraya la actitud simbólica de la época ante una circunstancia extrema: rompieron su ropa los tres, y echaron ceniza sobre su cabeza para mostrar su tristeza también. Se pusieron lado a lado, ellos que no sufrían, que no experimentaban lo que él vivía como tal, ellos se pusieron lado a lado junto a ese sufrimiento. Eso es la empatía, tratar de sentir lo que otro siente aun cuando no se experimenta la misma realidad. El acompañamiento en el dolor, como bien subraya en muchas partes la Escritura, es una condición esencial para mostrar en los hechos que se tiene la fe en el Dios del pacto, de la alianza con ese pueblo antiguo. Es una condición básica para poder seguir viendo el rostro de ese Dios en la figura transfigurada, adolorida, atormentada, de aquellos que padecen. En este caso, Job, que había perdido su riqueza, su familia y su patrimonio, ahora mismo está padeciendo y sus amigos van a simpatizar con él. El v. 13 muestra a estos amigos que, durante siete días y siete noches, como es el estilo narrativo de tantas partes de la Escritura, estuvieron sentados en el suelo haciéndole compañía. Es una presentación horizontal, respetuosa y solidaria de los amigos de Job. Aún no hablan, son solamente presentados con sus nombres y sus lugares de origen, y hacen lo que se debe hacer inicialmente cuando se busca el acompañamiento del sufriente, sea éste una persona, una comunidad o una nación: se colocan en el suelo, están a ras de suelo junto a él, no lo rechazan por la condición en la que está y le hacen compañía. El final de este versículo subraya y comenta la actitud que ellos toman, la disposición corporal, simbólica y directa de acompañamiento y dice que ―era tan grande el sufrimiento de Job que ninguno de ellos se atrevía a decirle nada‖ (13b). El golpe visual, moral y también espiritual de ver a esta persona sufriendo, una persona conocida por ellos, cercana, con la que seguramente en otros tiempos habían compartido cosas alegres, positivas: fiestas, comidas, diálogos, banquetes, ahora el contexto los obligó a vivir de una manera distinta la cercanía con él. No podemos dejar de recordar lo que dice otro lugar la Escritura: ―En todo tiempo ama el amigo‖ y en muchas ocasiones es mejor, es más cercano, es más fiel, es más entrañable, que un hermano (Proverbios 17.17). Las amistades se forjan el tiempo, pueden o no sobrevivir a él, a las pruebas, a las dificultades, a las situaciones imprevistas de la vida. Hay que recordar, inevitablemente, cómo el gran filósofo Platón escribió profundamente sobre el tema de la amistad, y en las Escrituras antiguas aparece también la amistad, y en el propio Jesús de Nazaret aparece y se subraya el hecho de que él se presenta como amigo y que ―da su vida por sus amigos‖ (Juan 15.13). El sufrimiento de Job es enorme, es muy grande, y ninguno de sus amigos se atreve a decirle nada.

Un comentario importante destaca aquí:

La primera intención de los amigos es consolar, no discutir; hará falta algo que provoque y alimente el debate. El movimiento del consuelo al debate, de éste a la condena, será la poquísima acción del cuerpo del libro. De

momento parecen contraponerse tres amigos compasivos a un Dios [aparentemente] despiadado, como si hiciera falta ser hombre para sufrir con el hombre. Esta sensación, que nos desasosiega, sazonará y hará más sugestiva la representación: ¿quién está realmente de parte de Job?, ¿y dónde se coloca el público? [1] El contenido dramático de esta obra monumental, profunda, honda, existencial, que es el libro de Job, está ciertamente aderezado con esta búsqueda de expresión, de claridad poética, para poder desglosar y desplegar, poco a poco, lo que los amigos, finalmente, van a hacer. Otros estudiosos, Julio Trebolle y Susana Pottecher, anuncian, desde la presentación, lo que harán los amigos y que será nuestra consigna para revisar lo que vendrá posteriormente: ―Los amigos hablan desde una doctrina convencional; Job desde la experiencia‖. [2] En esta anticipación, porque la sección que estamos viendo termina con el silencio de los amigos, no necesariamente hay silencio por parte de Job. La sensación es de algo estático, fijo, hay una suspensión del tiempo: el sufrimiento de Job obliga a callar. El sufrimiento, en general, obliga a guardar silencio, a suspender la estridencia, la verborrea, sentir que conocemos en plenitud el significado de todas las cosas que ocurren, cuando sabemos, en el fondo, que a veces no es así. [3] El sufrimiento obliga a callar. El sufrimiento enorme obliga a que el silencio sea más hondo, más pesado, más significativo también. Y allí están los amigos de Job, en el pasado, y ahora en el presente, nosotros como iglesia, como pueblo de Dios, como creyentes y personas de fe, podemos también encarnar esa realidad de la amistad con el que sufre. Amistad, simpatía, empatía, cercanía. Es tan grande el sufrimiento que vemos hoy, que ninguno de nosotros podría atreverse a decir nada. El texto lo hace, va a salir de ese silencio y va a mostrar las posibilidades discursivas, expresivas, proclamadoras, de algo que sí se puede decir en medio del sufrimiento. Los amigos llegaron a consolar, pero antes de hacerlo, callan, y después como veremos más adelante, salieron del silencio y reclamaron, exigieron, exhortaron, regañaron, agredieron, incluso, en varios momentos a su amigo, con tal de demostrar lo que pensaban de su sufrimiento, pero aquí aún no dicen nada. Estuvieron en una actitud, casi podríamos decir, mística, de guardar silencio, de escuchar, de sentir, de oír respirar, incluso, al sufriente Job, para tratar de comenzar a entender, así fuera mínimamente, lo que él sufría y vivía.

Dios quiera que esa actitud nos ayude hoy también a acercarnos al sufrimiento inexplicable. Que esa actitud hoy forme parte de nuestra manera de pensar y de actuar ante el sufrimiento, la ansiedad y el miedo que nos rodean. Que Dios nos ayude y nos bendiga. Iglesia Presbiteriana Ammi-Shadday, 19 de julio de 2020

Notas:

[1] L. Alonso Schökel y J, Mateos, Job. Comentario teológico y literario. Madrid, Cristiandad, 1983, p. 111 [2] J. Trebolle y S. Pottecher, Job.Madrid,Trotta, 2011, p. 107. [3] n una conferencia transmitida el 14 de julio, se dijo lo siguiente: ―Lo que nos dice la Palabra de Dios es que, a medida que transcurre el tiempo, vamos a ir viendo más de la ira y del juicio de Dios que de su gracia y de su misericordia. A medida que se vaya terminando la historia, vamos dirigiéndonos no a más prosperidad, a más riqueza, sino a mayor infortunio, y eso es lo que vamos a encontrar en las palabras de Jesús en la Biblia‖ (aquí). Sobran los comentarios. (protestantedigital.com) 30/07/2020

82.Ciencia y religión: ¿Conflicto o cooperación? (1): Juan José Tamayo

El coronavirus y las estrategias de Satanás

Con motivo de la pandemia del coronavirus ha vuelto a plantearse el viejo problema de la relación entre ciencia y religión con tendencias encontradas. Hay quienes consideran que ambas son incompatibles por tratarse de dos visiones contrapuestas sin punto alguno de contacto. Un ejemplo es el positivismo de August Comte, para quien solo es verdadera la imagen del mundo que ofrece la ciencia. Cada avance científico supone un retroceso de la religión. En este modelo la ciencia es presentada como agente de progreso y la religión como responsable de la regresión de la humanidad. Tal planteamiento me parece simplista y se da de bruces con la realidad. Robert Oppenheimer afirmaba que con la bomba atómica la ciencia dejaba de ser inocente y generadora de bienestar para la humanidad. Él mismo se aplicaba las palabras de la Bhagavad Gita: ―Ahora me he convertido en la muerte, el destructor de mundos‖. Lo mismo creo que puede decirse de la depredación de la naturaleza por mor de la aplicación de las ciencias a la tecnología provocando una de las mayores –si no la mayor- crisis ecológica de la historia de la humanidad. Un matiz importante en este modelo de incompatibilidad es el que distingue entre religión y superstición y sitúa la incompatibilidad entre ciencia y superstición. Es el 81

planteamiento de los críticos clásicos de la religión, entre los que cabe citar a Epicuro. Otro modelo de relación entre ciencia y religión es el que defiende la independencia y la coexistencia de ambas y cree que conflicto entre ellas se produce por la intromisión indebida de una en el campo de la otra y por la falta de respeto de las distintas formas de conocimiento. A favor de este modelo cabe citar, entre otros, a Francis Bacon y Max Planck. El primero afirmaba que ―el libro de la palabra de Dios y el libro de las obras son saberes que no se deben mezclar ni confundir. Max Plack consideraba la religión y

la ciencia como “dos vías paralelas que solo se unen en el infinito”.

La posición extrema es la de las personas creyentes fundamentalistas que, en el caso del coronavirus, interpretan la pandemia como un castigo que Dios manda a la humanidad por la maldad del género humano, por haberse apartado de la religión y por el ateísmo cada vez más extendido. La respuesta la encuentran en la vuelta a la religión y a la fe en Dios, desconfiando de la ciencia, dándole la espalda o, al menos, dudando de su eficacia. Dos ejemplos de tal actitud ante la pandemia son Salvini y los evangélicos que apoyan a Bolsonaro. Salvini apela al Corazón Inmaculado de María para derrotar al virus ―porque la ciencia sola no basta‖. En Brasil las mega-iglesias evangélicas mantienen abiertos sus templos durante la pandemia, acogiéndose a un decreto de Bolsonaro, que considera los actos religiosos como ―servicios esenciales‖, poniendo en peligro la vida de los miles de fieles que asisten a dichos actos. Sus pastores minusvaloran la gravedad del coronavirus, desconfían de la ciencia y proponen como alternativa la fe. El obispo Edir Macedo, de la poderosa Iglesia Universal del Reino de Dios de Brasil, afirma en sus predicaciones que el coronavirus es una estrategia de Satanás para infundir miedo, pánico, terror, que solo afectaba a las personas sin fe y propone como antídoto el ―coronafe‖, que es eficaz únicamente para quienes creen firmemente en la palabra de Dios. El propio Bolsonaro llegó a hacer exorcismos contra el coronavirus ante un grupo de evangélicos que lo esperaban a las puertas del palacio presidencial. Los recursos que creen más eficaces ante escenarios dramáticos como el que estamos viviendo son pedir la intervención de Dios para que haga un milagro, la práctica de los rituales religiosos en sus formas mágicas más que como celebración festiva de la vida, experiencia comunitaria del compartir y relación personal, gratuita y no venal con la divinidad. Esta actitud es la que, sin duda, más daño hace a la religión y mayor alejamiento de ella produce. Tanto el materialismo científico como el fundamentalismo religioso coinciden en afirmar la existencia de un conflicto insuperable entre ciencia y religión, que lo presentan con frecuencia con la metáfora de ―guerra‖. En ambos casos estamos ante una distorsión de la ciencia. El materialismo científico dice partir solo de teorías científicas, pero en realidad incurre en pretensiones filosóficas. El fundamentalismo religioso va más allá del ámbito teológico y reclama autoridad en cuestiones científicas. A su vez, la consideración metafórica de ―guerra‖ ofrece una idea inadecuada tanto de la ciencia como de la religión y de la relación entre ellas. Otro modelo de relación entre ciencia y religión es el del diálogo y la cooperación. Ciencia y religión han ejercido una gran influencia en la humanidad y en la naturaleza. No pueden, por tanto, desconocerse, ni caminar en paralelo, y menos aún entrar en confrontación, ya que cualquiera de esas posturas perjudicaría gravemente y por igual a los seres humanos y a la naturaleza. Han sido fenómenos culturales presentes en la historia de la humanidad en permanente interacción desde sus albores hasta nuestros días, unas veces en conflicto y otras en cooperación. En el próximo artículo fundamentaré la opción por este modelo de diálogo y cooperación entre ciencia y religión, que me parece el más beneficioso para la humanidad, siempre que tenga como prioridad a los sectores más vulnerables de la sociedad, que suelen ser los más olvidados por la ciencia y la religión. (amerindiaenlared.org) 31/07/2020

83.Teología para Millennials: “Iglesia en llamas”: Mario Arroyo Martínez

El sacerdote mexicano Mario Arroyo Martínez analiza hoy, en su artículo de ―Teología para Millennials‖ la ola de incendios en iglesias, como los que vimos en Francia (Notre Dame, Nantes) y las protestas sistemáticas contra la Iglesia en diferentes puntos del mundo, ya sea Chile, México o California. ¿Qué significado tiene tal actitud?, ¿cuál mensaje nos transmite?, ¿qué sentido tiene utilizar la violencia para ofender el sentido religioso, artístico, histórico y cultural?: El licenciado en Filosofía por la Universidad Panamericana, Ciudad de México, desarrolla estas cuestiones. ―La única Iglesia que ilumina es la que arde‖ es uno de los eslóganes preferidos de las asociaciones activistas de ateos. Pareciera, simplemente, una entusiasta profesión de fe atea, provocativa quizá, pero finalmente

inocua. Con el tiempo, tristemente, hemos descubierto el error. Se va convirtiendo en habitual protestar por la causa que sea y vandalizar por lo menos, cuando no quemar una Iglesia o monumento religioso. La última fue la Catedral de Nantes, joya del gótico francés, la más dolorosa Notre Dame en París, más cercana a nosotros, la Misión de San Gabriel, en California, fundada por San Junípero Serra. Pero, además de estas, cuyos daños no son solo una ofensa religiosa, sino una irreparable pérdida histórica, artística y cultural, están multitud de casos en Chile, Argentina, Inglaterra, España e incluso México. ¿Qué significado tiene tal actitud?, ¿cuál mensaje nos transmite?, ¿qué sentido tiene utilizar la violencia para ofender el sentido religioso, artístico, histórico y cultural? ¿Por qué elegir la violencia como camino para presentar cuestionables reclamos políticos y sociales? Son preguntas que quedan en el aire y nos gustaría poder responder primero, para resolver después. Se trata del doloroso alumbramiento de un cambio epocal, donde se busca abandonar la narrativa cristiana, que ha dado luz y sentido a la historia de occidente, por otras visiones alternativas, poco definidas del mundo. El cristianismo ha proporcionado una respuesta coherente a lo que significa la vida, ser persona, la familia, la cultura y la sociedad; se trata de rechazarlo de raíz, de patear el tablero y proponer algo diferente, no importa qué, lo importante es que sea distinto. Ni siquiera la forma es original, pues remeda el estilo de los bárbaros, durante el ocaso del Imperio Romano. ¿Son absolutamente incompatibles ambos paradigmas? En algunos extremos son claramente antagónicos, pero en otras ocasiones podrían ser complementarios: es decir, no resulta evidente que sea preciso cambiarlo todo o prescindir de los elementos valiosos de la narrativa anterior. ¿Pueden continuar manteniendo vigencia ambos modelos? Parece ser que sí, pues cuando la vía para descalificar a uno de ellos es la violencia y la mentira, queda en evidencia y resulta manifiesta la falta de herramientas intelectuales de la postura alternativa. Cuando elijo la violencia –quemar iglesias, vandalizar símbolos religiosos- significa que se me acabaron las razones, o son menos sólidas que las de mi contraparte. Significa que estoy inquieto, pues se cuestionan legítimamente los fundamentos de mi cosmovisión y eso me incomoda; pero también que algo me molesta, la cuestión es hacer un diagnóstico oportuno e intentar una solución civilizada. Cuando existen unos cauces culturales y públicos civilizados, adecuados para el debate académico, y estos no se utilizan, quiere decir que se carece de argumentos sólidos para esa discusión, optando por abortarla a través de la violencia. Tanto en el lado cristiano en general, como católico en particular, ha estado siempre abierta la puerta y extendida la mano para sostener un debate público y racional sobre los fundamentos de la cultura y la sociedad. Una muestra de ello reciente, es la iniciativa surgida durante el pontificado de Benedicto XVI denominada ―Atrio de los gentiles‖, donde se promovía positivamente un debate público con no creyentes, sobre los temas estructurantes de la sociedad y la cultura. El entero pontificado de Francisco puede verse como un continuo intento de tender puentes con los temas emergentes de la sociedad contemporánea. Muchas personas, en vez de recoger el guante y aceptar el desafío, han optado por el cobarde expediente de la violencia. Pero ello manifiesta que o no tienen razones sólidas para sustentar su postura, o no están seguros de ellas. La fe se convierte en baluarte de la razón, defendiendo una forma civilizada, racional, dialógica de enfrentar los problemas reales de la sociedad. Sin embargo, un grupo incansable de activistas abandona la discusión racional y el diálogo, optando por la violencia, para tomar la iniciativa en el debate y captar la atención. Esperemos que el cambio de narrativa no implique el abandono del diálogo y la razón, fundamentos de nuestra civilización defendidos por el cristianismo. (es.zenit.org) 27/07/2020

84.Armagedón: José Blanco

El término bíblico lo usan diversas culturas para referirse al fin del mundo. Incontables páginas se han escrito en nuestros días sobre el inmenso riesgo de una guerra nuclear. El Reloj del Apocalipsis, sostenido por grupos de científicos desde 1947, en enero pasado fue movido a las 23:58:20 horas; nunca estuvo tan cerca de la medianoche (el momento postrero). Otros mundos también están cerca de morir en nuestros días. Lo está la globalización neoliberal. Los grandes capitales del planeta querrían salvar a la brevedad esto que tenemos por régimen capitalista; ya están prestos para evitar el naufragio. Para los hombres prácticos del mundo empresarial, las cosas no deberían ser complicadas. Pero el mundo real comprende a los Estados-nación, los poderes políticos y militares, la complejidad de la gobernanza internacional, los liderazgos planetarios. 83

Todo está en el escenario, la triple crisis del capitalismo, económica, sanitaria y climática y, al mismo tiempo, la reconfiguración del liderazgo político mundial. Tanto Rusia como China han tomado decisiones, hace tiempo, para construir estados que profundizan en su esencia autoritaria. Vladimir Putin ha ascendido los peldaños necesarios para mantenerse en el poder, desde el año 2000 y hasta 2036, cuando cumplirá 84 años; y la Asamblea Nacional Popular de China aprobó en marzo de 2018 una reforma legal que permite a Xi Jinping relegirse sin límite de mandatos. Ambos gobernantes buscan aplacar el conflicto social interno para concentrarse en las batallas cruentas e incruentas, internacionales, a las que llama la reconfiguración del poder y la gobernanza del mundo del futuro inmediato. Estados Unidos está en problemas. Una persona de poco entendimiento o inteligencia, presumido o engreído, (que) en ciertas representaciones hace el papel de gracioso (todas son definiciones de la RAE para la palabra tonto), preside el gobierno. El pasado 23 de julio, Trump dijo a un periodista de Fox News haber superado una prueba de agudeza mental repitiendo satisfactoriamente las palabras: persona, mujer, hombre, cámara y Tv. No era el show de nadie; era Trump hablando seriamente: I‘m an extremaly stable genius (soy un genio extremadamente estable), manifestó impávido; ése fue uno de nueve autoelogios felices por haber realizado tamaña proeza. Desafió a Joe Biden a hacer el mismo duro examen cognitivo. El 19 de julio, también frente a Fox News, Trump se negó a comprometerse con el resultado de los comicios de noviembre: No voy a decir simplemente que sí, adujo. El profesor de derecho Lawrence Douglas, del Amherst College, advirtió en un ensayo haberse dado a la tarea de pensar metódicamente lo impensable: Lo que no es incierto es cómo reaccionaría Donald Trump ante una derrota electoral, especialmente si es estrecha. Rechazará el resultado. También escribe: Nuestra Constitución no asegura la transición pacífica del poder, sino que la presupone. A la vista están cambios complejos y heterogéneos en la creación de unos nuevos nacionalismos acompañados cada uno de una región multinacional propia. Rusia con la Unión Euroasiática, enfrentando problemas económicos difíciles en ese afán, pero con un poder militar intimidante para sus vecinos y desafiante para Estados Unidos.

China, más amenazante aún para Estados Unidos por su poder económico, con el mayor PIB (paridad de poder adquisitivo) del mundo; con su región, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), creó la mayor zona de libre comercio del mundo desde 2010. Pero el peso económico de China es también visible en África y, en menor medida y de modo diverso, en América Latina. Además, ha ido volviéndose un poder militar inquietante para Estados Unidos. Del temor a China hablan los ríos de críticas, descalificaciones, insultos, artículos académicos de EU, Canadá, Europa entera, Australia, reprobando a ese país y situándolo lejos de todo futuro asociado posible. Occidente no quiere nada con el dragón rojo (dizque). Rusia y China, asimismo, presentan un frente común en diversos asuntos frente a la potencia declinante. Estados Unidos vuelve sobre sus pasos, impulsa la región de América del Norte, mantiene una influencia decisiva, aunque en declive, en múltiples países del orbe; tiene el mayor poder militar, y conserva el monopolio de la emisión de la divisa principal internacional del mundo. Estamos frente a transformaciones en curso de orden estructural que están mucho más allá de Donald Trump. Su derrota no alterará el curso principal de los cambios en el orbe. Pero con Trump, Estados Unidos se ha vuelto una potencia que sería una comedia de risa desternillante, si no fuera por las inicuas represiones a los movimientos sociales, principalmente a Black Lives Matter, que lo han vuelto una descarnada tragedia, una fuerza descontrolada, un poder altamente -desconfiable. Los centros de poder están en pos de una reforma que sería muy conocida para Lampedusa (cambiar algo para que nada cambie). Pobre de México, tan lejos de la soberanía y tan cerca de la dependencia imbatible del T-Mec. (jornada.com.mx) 28/07/2020

85.Próximos tres meses de gran peligro para el mundo: Raúl Zibechi

Los tres meses que nos separan de las elecciones en Estados Unidos serán críticos para la vida en el planeta, según varios análisis y, de modo muy particular, en opinión de los dirigentes chinos, los más interesados en neutralizar la ofensiva en curso de la Casa Blanca y el Pentágono. El pasado domingo 26 el editor jefe de Global Times, diario oficioso del Partido Comunista Chino (PCCh), Hu Xijin, publicó un llamamiento a que la nación construya más misiles nucleares a medida que enfrenta desafíos de seguridad sin precedente por parte de Estados Unidos. En su cuenta, escribió: Date prisa y construye más

misiles nucleares para disuadir a los locos estadunidenses (https://bit.ly/3jJxbGa). Meses atrás hubo otro llamamiento en el mismo medio, con la misma orientación: aumentar el arsenal nuclear para disuadir al Pentágono. Según el diario, no era voluntad de China incrementar su arsenal atómico, pero la coyuntura que se vive hace prever que se produzcan enfrentamientos en el mar del sur de China, convertido en el epicentro del conflicto entre ambas potencias. La estrategia electoral de Donald Trump viene diseñada en una extensa entrevista a Steve Bannon en Asia Times, el 12 de junio (quien fuera jefe de la campaña de Trump en 2016, activo banquero en Goldman Sachs y asesor de la Casa Blanca en la presidencia del magnate) asegura que si enfoca su campaña contra China, puede ganar los comicios de noviembre. Sus opiniones son tremendas y algunas suenan delirantes, como acusar a China de la muerte de George Floyd, porque el afroestadunidense tuvo Covid-19 que vino del PCCh, consumía fentanilo, un opioide que dice llega desde la misma nación, y que nunca accedió a un empleo fabril porque la industria se fue al país asiático (https://bit.ly/30Xo2kz). Sin embargo, es necesario leer la entrevista porque desnuda la política de Estados Unidos y el pensamiento de sus élites. Asegura que el gobierno de China es un grupo de mafiosos y que el Partido Comunista es un grupo de gángsters. Peor aún, dice que el PCCh es el trabajo inacabado del siglo XX y que éste es el momento de liquidarlo. Los puntos de ataque son dos: ahogar Hong Kong porque se debe impedir el acceso de China a la tecnología y al capital de Occidente, y construir una alianza regional con Japón, Australia, India y Vietnam, alrededor del mar del sur de China y el estrecho de Malaca. Ambas estrategias están en marcha, pero en opinión de Bannon deben incrementarse hasta derrocar al Partido Comunista. El 4 de junio Steve Bannon estrenó lo que llama Nuevo Estado Federal de China, que tiene incluso una bandera, proclamado en el aniversario de la represión en Tienanmen en 1989, y está integrado por un puñado de millonarios huidos de China. Más allá de que este objetivo sea irrealizable, debe anotarse la voluntad de derrocar al régimen chino por la fuerza. La respuesta de Pekín a la agresión estadunidense puede leerse en Global Times el mismo 26 de julio, en un artículo que destaca el peligro extremo que tendrán las relaciones bilaterales en los próximos tres meses (https://bit.ly/39CeAqI). En él adelanta que en ese lapso es probable que la administración Trump lance más agresiones para obligar a China a tomar represalias. El medio que refleja la opinión del gobierno chino, insiste en que el deseo de Trump de conseguir un segundo mandato puede agravar las cosas en el corto plazo. Pero asegura que la posición antichina refleja el consenso bipartidista entre las élites estadunidenses, por lo que China no debería esperar un cambio significativo en la política de Washington, incluso si hay una transición de poder en noviembre, lo que significa que China debería prepararse para una larga lucha. Este es el punto central. La política exterior de Estados Unidos viró desde su anterior centralidad en Medio Oriente hacia el Pacífico y China desde la presidencia de Obama. Con base en opiniones de expertos chinos, Global Times concluye que Pekín no debe entrar en las provocaciones, como el cierre del consulado en Houston. La clave para que China evite el conflicto y gane la competencia forzada por Estados Unidos, es centrarse en su propio desarrollo y estar preparada para la peor situación, señala el medio. La lucidez del equipo dirigente le permite concluir con un aserto propio de su milenaria cultura: ―Estados Unidos no tiene miedo de una guerra fría con nosotros, tiene miedo de nuestro desarrollo‖. Tienen claro que lo peor puede suceder. Una guerra en las aguas marítimas que puede derivar en una guerra nuclear. Quieren estar preparados para esa eventualidad, pero concentrarse en su propio desarrollo. Los de abajo debemos asumir que las cosas van a empeorar. Que la tormenta/pandemia que nos afecta, es apenas la primera de una serie de calamidades que no podremos evitar. Que las arcas en construcción permanente pueden ayudarnos a afrontar este periodo que pone a prueba nuestras resistencias. (jornada.com.mx) 31/07/2020

86.La necropolítica, las varias pandemias y lo que vendrá: Aram Aharonian*

La crisis humanitaria no es sólo la pandemia del covid19. Está en la mayoría de nuestros países donde el hambre, la pobreza, la desigualdad, la miseria, la desocupación, el desempleo conviven con la evasión de impuestos, la fuga de capitales, la explotación de las riquezas naturales por empresas trasnacionales contra la naturaleza y la soberanía. Toda la prensa hegemónica especula con la vacuna para el covid-19, la píldora (o poción) milagrosa que ipso facto terminará con la pandemia. Pocos se han puesto a pensar en la pospandemia, en cómo será América Latina y el Caribe, cuando el pronóstico optimista es de un desempleo de 50 millones de personas para el fin de año y la pobreza que alcanzará a 230 millones, el 37 por ciento de la población regional. 85

La situación económica será similar a la de hace una década: La Comisión Económica para América latina y el Caribe (Cepal), habla de una década perdida. Pero, para ser sinceros, hay otras pandemias que venimos arrastrando desde 1492 y para la cual pareciera que no hay cura. Hoy 96 millones de latinoamericanos y caribeños carecen de ingresos. Estamos hipersensibilizados sobre las consecuencias humanas del Covid-19 y la prensa hegemónica –radio, diarios, revistas, televisión, redes sociales- sigue a diario la carrera de las empresas farmacéuticas trasnacionales por quién patenta primero la vacuna contra el coronavirus. La pobreza o la desnutrición no se combaten, porque eso no es negocio. Por eso, pongámonos a pensar en la pospandemia, cuando el desempleo y la necesidad de alimentar a millones de conciudadanos, sin acceso al trabajo (y por ende a la comida), cuando deban elegir entre un pedazo de pan y la cuota de internet… El analista chileno Marcos Roitman se pregunta si hay vacuna para la pobreza o para la evasión de capitales. ¿Se puede luchar contra el hambre? ¿Son viables una vivienda digna y una educación pública de calidad? En nuestra región los pobres mueren a diario por enfermedades que tienen mucha menos prensa, como el sarampión, el dengue, la difteria, el chagas, pero tienen la misma mortalidad. El hambre, la falta de condiciones higiénicas, la explotación infantil, el desempleo, la trata de mujeres no son considerados pandemia y morir por esas causas es algo natural. Así, la necropolítica hace su aparición como forma de organización social del capitalismo. ¿Es viable tener una salud pública para todos? Obviamente eso atentaría contra la salud privada, los médicos-taxímetro, las clínicas privadas y las empresas farmacéuticas, entre otras. Las cifras nos muestran que el 22 por ciento de la población mundial (600 millones de personas) no recibe ninguna atención médica, mientras 115 millones de menores de cinco años padecen desnutrición crónica y 700 niños mueren cada día por diarrea. Las fotos y los videos nos muestran nuestras nuevas realidades que, en nombre del dios Mercado, como la privatización de la salud poniéndola en manos de los buitres de las empresas de capital de riesgo, atentan contra la dignidad humana. Cadáveres abandonados en las calles se repiten en las calles de Lima., de Santiago, de Bogotá, de Quito, Barcelona, Río de Janeiro o San Pablo. Muertos por covid19 o por cualquiera de las otras pandemias, sobre todo la del hambre.

La muerte para estos gobiernos neoliberales es su arma de guerra, y seguirán muriendo ciudadanos, hombres, mujeres y niños, incluso si surgiera la vacuna del covid-19. Porque para el capitalismo, los tratamientos de las enfermedades y pandemias son propiedad de alguna empresa, nacional o trasnacional.

Necropolítica, necroeconomía

Achille Mbembe, teórico camerunés que acuñó el concepto de necropolítica, señala que es la política de la

muerte; instrumenta los diversos medios por los cuales las armas se despliegan con el fin de una destrucción máxima de las personas y de la crea

ción de mundos de muerte, formas únicas y nuevas de existencia social en las que numerosas poblaciones son sometidas a condiciones que le confieren el estatus de muertos vivientes. La necropolítica, dice Mbembe, está en conexión con el concepto de necroeconomía: Una de las funciones del capitalismo actual es producir a gran escala una población superflua, que el capitalismo ya no tiene necesidad de explotar, pero hay que gestionar de algún modo.

Una manera de disponer de estos excedentes de población es exponerlos a todo tipo de peligros y

riesgos, a menudo mortales. Otra técnica consistiría en aislarlos y encerrarlos en zonas de control. Es la práctica de la ―zonificación‖. Mbembe señala que el capitalismo tiene como función genética la producción de razas, que son clases al mismo tiempo. La raza no es solamente un suplemento del capitalismo, sino algo inscrito en su desarrollo genético. En el periodo primitivo del capitalismo, que va desde el siglo XV hasta la Revolución Industrial, la esclavización de negros constituyó el mayor ejemplo de la trabazón entre la clase y la raza. En las condiciones contemporáneas, la forma en que los negros fueron tratados en ese primer periodo se ha extendido más allá de los negros mismos. El ―devenir negro del mundo‖ es ese momento en que la distinción entre el ser humano, la cosa y la mercancía tiende a desaparecer y borrarse, sin que nadie –negros, blancos, mujeres, hombres- pueda escapar a ello‖, señala. Asevera que es justamente a partir de la necropolítica y la necroeconomía que podemos comprender la ―crisis de los refugiados‖, resultado directo de dos formas de catástrofes: las guerras y las devastaciones ecológicas, que se afirman recíprocamente. Las guerras son factores de crisis ecológicas y una de sus consecuencias es fomentar guerras. La crisis de los refugiados tiene también que ver con la «repoblación del mundo», en la medida en que las sociedades del norte envejecen, aumenta su necesidad de repoblarse, y la migración ilegal es una parte esencial de ese proceso, que seguramente se acentuará en los próximos años.

La reacción de Europa está siendo esquizofrénica: levanta muros en torno al continente, pero necesita la inmigración para no envejecer, afirma Mbembe. El gobierno privado indirecto a nivel mundial es un movimiento histórico de las élites que aspiran, en última instancia, a abolir lo político. Destruir todo espacio y todo recurso -simbólico y material- donde sea posible pensar e imaginar qué hacer con el vínculo que nos une a los otros y a las generaciones que vienen después. Para ello, se procede a través de lógicas de aislamiento -separación entre países, clases, individuos entre sí- y de concentraciones de capital allí donde se puede escapar a todo control democrático –expatriación de riquezas y capitales a paraísos fiscales desregulados, entre otros. Este movimiento no puede prescindir del poder militar para asegurar su éxito: la protección de la propiedad privada y la militarización son correlativos hoy en día, hay que entenderlos como dos ámbitos de un mismo fenómeno.

La crisis humanitaria como negocio

La biopolítica necesaria al capitalismo (preservar vida y salud para garantizar la normalidad de la acumulación) se ha tenido que combinar con la necropolítica (hacer morir a aquellos que ya resultan desechables). Conmocionan las declaraciones del Vicegobernador de Texas, Dan Patrick, quien afirmó que los mayores de 70 años deberían dejarse morir para salvar la economía estadounidense. La pandemia dejará millones de ciudadanos muertos, pero también a unos pocos empresarios con bolsillos llenos, como los propietarios de los sistemas de comunicación o algunas farmacéuticas, con el sueño de vender dos mil millones de dosis para equilibrar la inmunidad del rebaño. Pero esto, aunque inmoral, tampoco es nuevo: el costo del tratamiento contra la hepatitis C es de 1,5 euros pero la dosis se vende a mil euros. Médicos Sin Fronteras señaló que en un país pobre, una vacuna o medicamento cuesta 68 veces más que en uno desarrollado. Lo cierto es que decenas de millones de los 630 millones de latinoamericanos y caribeños vienen soportando el distanciamiento social y el confinamiento bajo el hambre: pocos gobiernos han creado planes para ayudar a la subsistencia de sus ciudadanos, que en varios países recurren a las ollas populares o comunes y la solidaridad de clase para hacer frente a la pandemia.

¿Es el auge del “capitalismo del desastre”, lo que nos viene después de la pandemia?

La crisis humanitaria no es sólo la pandemia del covid19. Está en la mayoría de nuestros países donde el hambre, la pobreza, la desigualdad, la miseria, la desocupación, el desempleo conviven con la evasión de impuestos, la fuga de capitales, la explotación de las riquezas naturales por empresas trasnacionales contra la naturaleza y la soberanía. A esas pandemias no se les busca vacunas: el capitalismo, en su carrera necropolítica, no las combate. Las incentiva. * Aram Aharonian: Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la) y susrysurtv. (estrategia.la) 26/07/2020

87.No es el virus: Hermann Bellinghausen

La crisis del virus llegó para quedarse y dejar secuelas. Su prevalencia será mayor que la mera gripe estacional, y anuncia una época donde las viremias y otros males nuevos lloverán cada vez más y no serán tan impredecibles como quieren hacernos creer los gobiernos, los medios y las iglesias. Conforme se desenvuelven las cuarentenas, las resistencias a ella, los retornos a un nuevo futuro, la necesidad de hacerse a la idea de demasiados cambios en la cotidianidad, también se adquiere una perspectiva de las cifras de muertos, heridos y desaparecidos, como en una guerra. Un mayor realismo ante la muerte misma, sus otras causas, sus otras estadísticas, permite relativizar (¿normalizar?) el impacto sicológico y de salud causado por el Covid-19 a su paso por el mundo. Tanto o más se muere por cáncer, hambre, afecciones asociadas a los absurdos del consumo, los brutales daños al medio ambiente, o por las guerras, casi todas delincuenciales. Con otros datos nos tranquilizamos: ah, bueno, de por sí estamos jodidos, de por sí a todos nos toca. Silvia Ribeiro no deja de alertarnos en estas mismas páginas y en otras, como Desinformémonos, sobre las pandemias que vienen, los inminentes caminos de todos nuestros venenos. En un mundo en el que mantenerse sano se dificulta progresivamente, aunque los avances de la medicina parecieran significar lo contrario, queda claro que la gran derrotada es la medicina alopática o científica. Como fuente de pensamiento, no de mero conocimiento. Prefirió la insensatez del poder al bien colectivo. Desechó la prevención como base de sus acciones. Abrazó los efectos y desdeñó las causas. El punto de quiebre se fraguó hace unos 40 años, cuando otra alopatía pareció posible, mas se orientó a la lógica del neoliberalismo en ciernes.

La noción de que la salud dependía de cuidarla, no de curar padecimientos, ganaba terreno en escuelas, hospitales e instituciones. Más médicos familiares y menos hiperespecialistas. Más cuidados en la vida diaria de cuerpo y mente y menos medicamentos industriales. Más y mejores servicios de primer nivel y menos elefantes blancos para gente que no pudo evitar enfermarse. Por el contrario, se dio un pacto entre el gremio médico y la industria farmacéutica, monstruo hipetrofiado en la bolsa de valores, sobre todo por razones económicas (el vil negocio), así como militares y políticas. La alopatía erigió muros para aislar y devaluar cualquier otro pensamiento y otra práctica ante el hecho clínico y la construcción del bienestar humano. El mundo se inundó de medicamentos/drogas en carácter de mercancía que tanto salvan como matan, tanto alivian como agravan, que rara vez previenen y son enfermedad en sí mismas (hasta nombre en griego tiene: iatrogenia). En vez de aprovechar el manojo de caminos diferentes, que no tendrían que ser rivales, la medicina institucionalizada negó cualquier alianza con los enfoques homeopáticos, acupunturales, holísticos, las prácticas chamánicas, donde la magia procede de la experiencia y no al revés. Tampoco aceptó reformarse y cambiar el enfoque de curativo a preventivo, según la percepción sensata de Pasteur, Ehrilch et al. Los males de la salud se pueden evitar o moderar, lo cual resulta mejor para la vida y sale más barato. Ariel Guzik es una de las mentes más interesantes hoy en México. Iridiólogo, inventor, científico y músico que trabaja con los sonidos y las canciones de la naturaleza (viento, agua, ballenas, fuerzas electromagnéticas), en un texto reciente reflexiona sobre la pandemia y lee en su trama un enunciado de la ingenuidad humana y su capacidad de sometimiento. En cuanto a los virus mismos, concluye que son rastros encontrados en la escena del crimen. Apunta que la declaración de pandemia que de golpe determina y desdibuja nuestras vidas y que de un día a otro eclipsa calamidades, castiga los encuentros y acalla manifestaciones de viva voz, ha sido manejada mediáticamente desde la estrecha y circular perspectiva del virus, el control y los números. Exalta los imaginarios que hemos forjado desde el vasto universo preparatorio de la ficción. Me parece necesario exonerar al virus de su papel de causa única y foco central de este fenómeno: https://diecisiete.org/expediente/la-humeda-virtud- delllanto/?fbclid=IwAR29A5xH43ZqDTjN2ls3 DGy6CkNr9C- a24nnO3oAUN8KtIIn1a3f25ezQY Desde su experiencia en la herbolaria y las medicinas tradicionales, Guzik cuestiona la concepción que tenemos de la pandemia, de nuestras rendiciones ante lo que nos presentan como racional. Su escrito abona la sensatez en una situación dirigida por la razón de Estado, el costo y beneficio para los mercados, el control represivo, el combate focalizado y medicalizado de un evento biológico que transcurre en diversas dimensiones. Ingresamos a una nueva era de salud y enfermedad que redibuja los rostros de la vida, la muerte y el buen vivir deseable. Urge pensar todo de nuevo, antes de que se nos haga tarde. El problema no es el virus, sino lo que hace posible todo lo que desencadena. (jornada.com.mx) 27/07/2020

88.¡Ay, cómo es cruel la incertidumbre!:

Vilma Fuentes

Un fantasma recorre Europa, tal vez el mundo, y disemina la neblina de su espanto. Escondido tras su bruma, el sentimiento de incertidumbre se propaga a la manera de la pandemia del coronavirus. Su contagio inocula este pernicioso malestar incluso en los espíritus más racionales y serenos. Atención, la inseguridad puede engendrar los miedos más diversos, remover temores atávicos, inventar recelos inéditos, ficciones científicas monstruosas. El miedo provocado por la pandemia de Covid-19 permitió la aceptación general del confinamiento de países enteros, Francia entre otros, medida indicada por comités y consejos científicos. Los políticos se inclinaron ante los sabientes, tal vez temerosos de sus responsabilidades. ¿Cómo olvidar la ignominiosa y triste frase de una ministra de la época, cuando las víctimas de sangre contaminada, quien se declaró responsable pero no culpable? La gente aceptó confinarse y obedeció, acaso, en parte, porque creía temporales epidemia y encierro. El desconfinamiento en Francia se ha llevado a cabo en varias etapas. Las personas, sobre todo jóvenes, vivieron la reconquista de la calle con una explosión de alegría. La nueva vida, tan celebrada de antemano, se convirtió en fiesta callejera. Si seguían cerrados los bares, las orillas de canales y del Sena fueron los lugares electos para la festividad del rencuentro con los amigos. Precauciones y advertencias se olvidaron. Algunos científicos hablaron de una posible segunda ola de la pandemia. Pero triunfó la decisión de desconfinar ante la inminente catástrofe económica. Era urgente relanzar la economía. Al miedo al Covid-19 sucedió el temor al desempleo, a la pobreza y el hambre. Des-

pués de todo, se preguntaron algunos, ¿vale la pena vivir sin libertad? El reconfinamiento en ciudades como Barcelona y otras se erigió como advertencia y amenaza. Pero la gente había perdido la confianza en científicos que, a fin de cuentas, poco o nada saben del virus en cuestión ni de sus posibles metamorfosis. Desconfianza también en una clase política en desacuerdo, ¿las llamadas autoridades no afirmaron en un primer tiempo que los tapabocas eran inútiles y ahora dicen que son imprescindibles, e imponen, so pena de multa, su uso en lugares públicos cerrados? Ahora se sabe que fue la falta de mascarillas en Francia lo que llevó a declarar su inutilidad para evitarse las reclamaciones legítimas de la población. ¿Y cómo obligar a un uso que exige un pago en vez de ofrecer el suministro gratuito? Mientras querellas y guerras crecen entre sabientes como entre políticos o laboratorios, la desaparición en el panorama audiovisual del investigador y doctor Didier Raoult, cuyos resultados positivos en Marsella, gracias al uso de la hydroxicloroquina contra el coronavirus, no pueden negarse, lleva a preguntarse si no se trata de censurarlo. ¿No osó afirmar que, según sus observaciones de las gráficas de la pandemia, ésta decrecía y no era previsible de inmediato una segunda ola? Como para preguntarse, también, sobre la necesidad de los políticos de mantener latentes incertidumbre y miedo. Un temor tan útil para que la gente se quede en casa sin manifestar y acepte confinarse sin protestar. Pero el miedo es un búmeran peligroso. Genera angustia y, a la larga, explosión de la violencia. Pues se trata del miedo oculto, secular, presente siempre: el de la muerte. Esa desaparición que hace decir al matemático y pensador Blaise Pascal: El hombre está necesariamente loco, y es por otro giro de locura que cree no estarlo. Filosofar es aprender a morir, escribe Montaigne en sus Ensayos, al hacer referencia directa a las últimas palabras de Sócrates recogidas por Platón en el libro Phédon o del alma, antes de agregar en otras magníficas y profundas páginas de sus Ensayos: Cuando yo bailo, bailo, para concluir: Nuestra gran y gloriosa obra maestra es vivir a propósito. (jornada.com.mx) 25/07/2020

This article is from: