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S O Ñ E M O S untos Revista Marista de Pastoral Vocacional
#no 48 - NOVIEMBRE 2017
¡Compartir la vida! En torno a la misma mesa CONTÁCTANOS... COORDINDADOR PROVINCIAL Hno. Carlos Vélez velezcacho@hotmail.com
COSTA RICA
Hno. René Montes renemon82@gmail.com
CUBA
Hno. Héctor Ávalos hectoravalosgil@hotmail.com
EL SALVADOR
Hno. Omar Peña omar.pena@maristasac.org
GUATEMALA
Hno. Edgardo López edgardolopezrios@hotmail.com
NICARAGUA
Hno. Alejandro Herrera h.alejandro.fms@gmail.com
PUERTO RICO
Hno. José Antonio Gónzález jaggfms@gmail.com
Somos familia
#SOMOS MARISTAS (grupo Jesed) En torno a la misma mesa, compartimos la misma herencia y encendidos como velas nos gastamos en la entrega. De Cristo somos apóstoles, hermanos de los jóvenes y a los más necesitados, les buscamos, les amamos. Somos familia, todos hijos de María. Como un pan que se reparte, nuestra vida se comparte. Somos familia, Marcelino nos inspira. En torno a la misma mesa el amor se manifiesta. Nuestro mayor motivo es dar a conocer a Cristo. Con María y Marcelino llegaremos al destino. Hermanos y educadores, padres, niños y jóvenes, familias con unidad, viviendo en comunidad. Al fin podemos hoy crecer y de María aprender a confiar y perdonar, a servir y a siempre amar. Somos Familia... Somos Maristas.
Una de las características de los maristas es el espíritu de familia. Este lo puedes respirar en sus comunidades, en las escuelas, grupos juveniles, fraternidades..., como dice la canción de Kairoi: “donde haya un hermano allí tengo yo mi casa”. Compartir la vida nos invita a buscarnos, a favorecer el encuentro con el otro, a crecer juntos... y es lo que pretendemos en este número, que te acerques y entres en contacto con este precioso don de Dios a la Iglesia a través de los maristas. El documento “EN TORNO A LA MISMA MESA”, en su capítulo: La Vida Compartida, nos sirve de iluminación para poder establecer una pequeña reflexión sobre este tema. A través de estractos del documento, te proponemos un momento de lectura, reflexión, compartir... y un reto final. No te despegues de estas páginas.
La Vida Compartida. Dios nos ha revelado que su corazón es comunión en la pluralidad: es uno y trino; es amor. Nosotros, maristas, que queremos seguir a Cristo al estilo de María, también participamos de esta forma de vida a través de una sensibilidad específica: el espíritu de familia. Marcelino Champagnat transmitió a los primeros hermanos un modo de relacionarse basado en el ejemplo de María. Vivían un ambiente familiar, de hogar, de cercanía. Ese sentido de familia, iba con ellos allá donde fueran y formaba parte del estilo educativo de sus escuelas. A esta forma de relación, la llamamos espíritu de familia y es para nosotros parte fundamental de la herencia que nos legó Marcelino. Es la característica de nuestro carisma que, desde el primer momento, más atrae a las personas, la que nos dota de singularidad. Es nuestro gran signo profético. El espíritu de familia es una forma de ser que nos sana como personas y nos transforma. Nos hace confiar en el otro, aceptar los propios límites y sacar a la luz lo mejor que Dios nos ha dado. Cuando no hay nada que aparentar, solo queda disfrutar del encuentro con el otro. De este espíritu, nacen los detalles con los demás, que nos caracterízan. Como Marcelino, cultivamos entre nosotros las pequeñas virtudes: perdonar las ofensas diarias, comprender las razones del otro, ponerse en su lugar, estar alegres, prever las necesidades de los demás, ser rápidos en el servicio, actuar con sencillez, ser pacientes, ser afables... De esta forma se nutre la vida diaria y gana en profundidad. A través del Espíritu de familia, trasparentamos a Dios. Por eso, nuestra pastoral marista debe estar impregnada de esta forma de ser que nos caracteriza y que empapa nuestra misión. La familia es el primer lugar donde vivir la comunión.
La fuerza del espíritu de familia congrega a los que vivimos el carisma marista en una nueva familia de seguidores de Cristo al estilo de María. La mesa de La Valla es un símbolo de la relación que nos une. En torno a la mesa se reúnen las personas para hablar, para reír, para estar juntos. Es necesario buscar esos momentos y espacios de comunicación en profundidad, encuentros de calidad que nos unan en lo esencial. Así, será más fácil comprender las diferentes formas de pensar y actuar, aceptando los límites propios y ajenos en un clima de fraternidad. El espíritu de familia propicia espacios y tiempos para compartir la fe y la vida: engendra comunidad. A ejemplo de Jesús, María y Marcelino, nos reunimos con otros para caminar juntos, compartiendo y ayudándonos a crecer en la fe y la misión. En el mundo marista existen hoy diversas formas de expresión de esta vida común: El Movimiento Champagnat de la Familia Marista, las comunidades de vida de hermanos y laicos, las comunidades Remar...
Para vivir y compartir... De lo leído en este número: • ¿Qué frases te llaman más la atención? • ¿Qué elementos ves reflejados en las comunidades que tú conoces? • ¿Cuáles faltarían? • ¿Crees que la familia es el primer lugar donde se debe vivir la comunión? ¿Cómo es la tuya? • ¿Perteneces a algún grupo marista? ¿Se potencia el espíritu de familia en ese grupo? Te invitamos a que te acerques a un hermano con el que tengas confianza, a una comunidad marista, la más cercana a ti u otra con la que se sientas identificado. Habla con este hermano y bríndate a ti mismo la experiencia de la comunión participando en algún espacio de oración o de compartir que ellos te brinden. Coparte con nosotros tu experiencia y envíanos sugerencias que podrían ser acertadas para tener más encuentros entre los hermanos y jóvenes como tú que quieran acercarse. No olvides comunicarnos tus inquietudes a través de nuestras redes sociales.
XXIX Campamento Vocacional Marista Hno. Omar Peña - San Salvador El Campamento Vocacional es un encuentro anual de los jóvenes que se encuentran en etapa de discernimiento vocacional para la vida religiosa Marista. Se realiza una vez al año. Este es el vigésimo noveno campamento vocacional marista en nuestra provincia de América Central. Este año están participando 10 jóvenes: 1 de Nicaragua, 2 de Guatemala y 7 de El Salvador. El Campamento Vocacional es una experiencia privilegiada de reflexión y discernimiento sobre el proyecto de Dios en nosotros, acompañado de experiencias que ayuden al joven a seguir haciendo camino de ponerse a la escucha de encontrar el deseo de Dios sobre sus vidas. Los jóvenes que participan se pueden encontrar en diversas etapas del proceso de búsqueda, que en la provincia llamamos Aspirantado, y que puede durar un promedio de dos años. Para algunos, una vez concluya el Campamento Vocacional, se harán la pregunta sobre seguir su proyecto en la casa de formación (Postulantado), y otros continuarán viviendo su proceso de aspirantado como lo han llevado hasta el momento. El aspirantado es un proceso de búsqueda, de conexión con todo lo que es importante para nosotros, y que nos hará reflexionar nuestra vida desde el deseo de Dios. Vale la pena pensar y soñar la vida de una forma distinta a las voces que comúnmente escuchamos de muchos lugares y espacios. Vale la pena por encontrarnos con aquello que verdaderamente nos apasiona, nos mueve y llena, y encontrarlo desde ese deseo de Dios.
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