XV Capítulo Provincial: H. Luis Carlos Gutiérrez

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Palabras de apertura y bienvenida al XV Capítulo provincial 9 de diciembre de 2017 Queridos Hermanos e invitados: Les extiendo la más cordial bienvenida al XV Capítulo provincial. Nos encontramos reunidos como maristas de Champagnat para vivir este momento de encuentro fraterno y de discernimiento comunitario. Durante estos días constituiremos una comunidad, que es a su vez, representación de nuestra comunidad provincial, y en clave de comunidad, deseamos vivir todos los momentos, los diálogos y la toma de decisiones. En nuestra mente y en nuestro corazón están el amor a la Provincia, el deseo de servir mejor a la Iglesia y a nuestros destinatarios, actuales o posibles, la pasión evangelizadora y educativa, nuestro amor a los pobres, la ilusión por alimentar la vocación de los hermanos y de los laicos maristas, y, por encima de todo, el deseo de seguir a Jesús, vivir nuestra vocación y ser sencillos y fieles seguidores de El en este tiempo y en estas circunstancias que nos toca vivir. El número 530 de las Constituciones define esta instancia en los siguientes términos: 530 El Capítulo Provincial es una asamblea representativa de toda la Provincia, que expresa la participación de todos los Hermanos en el gobierno. Debe reunirse para la toma de posesión del Hermano Provincial. Lo convoca y preside el Hermano Provincial. Constituye la autoridad extraordinaria a nivel provincial. Los estatutos mencionan los casos en que sus funciones son de carácter deliberativo o consultivo. 530.1 El Capítulo Provincial se compone de miembros de derecho y miembros de elección. Entre los primeros se hallan el Hermano Provincial saliente y el entrante. Puede haber también otros miembros de derecho, pero en número inferior a los de elección. Los Consejeros Provinciales elegidos se convierten en miembros del Capítulo, si no lo eran ya. El Capítulo Provincial puede decidir que todos los Hermanos de la Provincia sean miembros del Capítulo. Las funciones deliberativas son: 530.2 El Capítulo Provincial funciona con carácter deliberativo para:


530.2.1 elaborar su propio Reglamento; 530.2.2 determinar el número de Consejeros Provinciales y elegirlos; 530.2.3 establecer las Normas de la Provincia, que deben ser aprobadas por el Hermano Superior General, con el consentimiento de su Consejo (cf 213.7 y 11; 304.3; 305.1; 307.3 y 4; 309.1; 542.6; 542.7.6; 543.1; 543.2; 544.1); 530.2.4 determinar, en su propio Reglamento, la composión del siguiente Capítulo Provincial, respetando lo establecido en 530.1. Tiene una función consultiva para el nuevo Provincial y su Consejo que se expresa en el estatuto 530.3 530.3 El Capítulo Provincial funciona con carácter consultivo cuando estudia asuntos generales de la Provincia y sugiere las líneas maestras de actuación, según la situación de la Provincia, las necesidades del entorno, las llamadas de la Iglesia local y las directrices del Capítulo General (cf 321.1; 538.2.7). Estos elementos los tomamos con responsabilidad. Durante estos días, nos sentaremos en torno a la mesa del compartir, de la plegaria, de la reflexión y de la comida, Hermanos, Hermanas y Laicos, todos “maristas de Champagnat”. En el cuadro general de la Provincia, los Hermanos son un pequeño grupo de personas entre los cientos de laicos que sostienen la misión o que viven la espiritualidad. Nuestro liderazgo, sin embargo, tiene una notoriedad clave en la vitalidad provincial; este liderazgo se encuentra compartido cada vez más por gran número de laicos marista empoderados y con deseos de aportar a la misión con dedicación y con adhesión a nuestra espiritualidad. Es por ello que hemos querido hacer que su presencia en medio de nosotros sea significativa para aportar en los asuntos consultivos, esto es, en el diálogo y orientación de las líneas maestras de la Provincia. En otros aspectos de carácter más canónico, la propuesta permitirá que hermanos y laicos por separado hagamos también nuestro aporte. Juntos hermanos y laicos, reconocemos el valor que el número 17 de la Regla de vida nos presenta y que adquiere especial relevancia en el inicio del Capítulo: … Ejercitamos la obediencia en la búsqueda constante de la voluntad de Dios. Participa con tus hermanos en estos discernimientos, en ambiente de oración y con visión de fe. Mantente atento a la Palabra de Dios y busca ser fiel al carisma fundacional y a los signos de los tiempos. Sé generoso para renunciar a intereses personales o de grupo y ganar en libertad interior para el bien de la comunidad.


Reunidos en torno a María, les invito a recordar que Ella preside esta familia, a la congrega con sus actitudes y su protección. De ella, sentimos la invitación a vivir una actitudes que nos pueden ayudar en este capítulo: 1. 2. 3. 4. 5. 6.

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La escucha, como en la anunciación La búsqueda de respuestas, hasta donde es posible entreverlas La confianza y fe en Dios, que nos permite comprender que todo será para bien. La aceptación, que nos permitirá asumir los retos de que surjan de nuestra escucha y diálogo contemplativo, de nuestras decisiónes. La alegría, como en la Visitación, tanto por la experiencia de viviremos como por el compartir como una comunidad provincial. La esperanza de que a través de nuestra mirada y acción, “muchos niños saltarán de gozo”, que la construcción de Reino tiene una piececita sencilla que somos nosotros, que la salvación se anunciará con alegría con el testimonio de nuestras vidas y en todas nuestras misión, y que los sencillos, los desplazados y los pobres tendrán igualmente un gesto, una palabra y unas manos compasivas para ellos. La humildad y el silencio, para escuchar al otro pero también, ante la Cruz, María demostró una presencia que reconoce hasta dónde puede llegar y hasta dónde puede alcanzar. Estamos en camino, no somos perfectos, no siempre las cosas “aparentemente” salen como deberían saber. Pero esta cruz, nos llevará si la aceptamos a la luz. Unidos, como María en el Pentecostés. Deseamos iniciar y terminar nuestro Capítulo bajo el signo y belleza de la comunión y de la fraternidad. En medio de un mundo fracturado, nos comprometemos a descartar las rupturas y división para ser puentes unos de los otros.

Además, me gustaría mencionar una actitud que nos pedía el Hno. Emili Turú en su mensaje al inicio del XXII Capítulo general y que nos invitaba a vivir con una actitud. El la llamó: al filo de la espera.

al filo de la espera Llegados desde los cuatro puntos cardinales, se nos encomienda una gran responsabilidad, una tarea delicadísima, que va a exigir de cada uno de nosotros una gran libertad de espíritu, caracterizada por el desapego a las propias ideas y opiniones, una firme voluntad de aprender de los demás y una permanente actitud de oración y discernimiento. Somos invitados a tomar asiento en la escuela de María para aprender de Ella a adoptar una mirada contemplativa, algo que no nace espontáneamente tan sólo porque nos lo proponemos, sino que va a requerir que cada uno se trabaje a sí mismo y grandes dosis de paciencia.


Al filo de la espera, nos hace percibir que de alguna forma la presencia e inspiración de Dios, se harán realidad en medio de esta porción de su pueblo y que lograremos sintonizar o al menos atisbar lo que de novedad este tiempo nuevo, este nuevo comienzo, nos ofrecerá. Esperamos encontrarnos en medio de los diálogos y procesos de este Capítulo intuiciones y mociones que transformen la espera en llamadas, en fortalezas, en caminos, en visiones e iniciativas son ya serán parte de este tiempo nuevo que comenzamos a vivir. Hemos hecho preceder este Capítulo con los retiros provinciales, donde interiorizamos el recorrido y las orientaciones del XXII Capítulo general. Tenemos ahora la oportunidad de poner nombre, calor y color a las llamadas y mociones que recibimos de él, desde nuestra realidad como Provincia, en el contexto de los países que las conforman. Debemos retarnos, con paz y con valentía, primero a escuchar y sentir la realidad de nuestra Provincia y la situación de nuestros pueblos -­‐con sus dramas, logros y esperanzas-­‐, segundo contrastarlo con las propuestas del Capítulo general y nuestras propias necesidades, y tercero, decidir con generosidad, desprendimiento y amor, las líneas maestras para los tres siguientes años. Hacer esto nos permite entender y vivir la gran comunión marista en el mundo y valorar nuestro aporte local como parte de un mosaico de vida, misión y espiritualidad que representa al Instituto en esta parte de mundo. Concluyo estas palabras de apertura del Capítulo, reconociendo la belleza, pluralidad y comunión que tiene nuestra provincia. Hemos sido marcados por circunstancias diversas, algunas dolorosas, que nos configurado. En nuestro interior, hemos aprendido a vivir la comunión por encima de otras consideraciones. Nuestro estilo de vida y de relación está caracterizado por la apertura, fraternidad y sencillez. Poseemos un espíritu de innovación. Nos preocupamos por dar más y mejor nuestro aporte, presencia y ayuda a los vulnerables y pobres. Hemos abierto nuestra tienda para que más personas entren a participar de la vida y espiritualidad marista. Y pese a las dificultades naturales, nos queremos como hermanos y hermanas, y hacemos de ello, con humildad una parte esencial de nuestra vocación. Hemos tenido y tenemos entre nosotros, hermanos y laicos, ejemplos de santidad y vida entregada en múltiples formas. Hemos sentido el dolor del martirio y el consuelo de la verdad. Con constancia, mucha abnegación y silencio, hemos construido nuestras presencias y apostolados, y seguimos soñando con más. Queremos a nuestros mayores y enfermos y cuidamos de las vocaciones de los hermanos jóvenes. Aceptamos también la carga de pecado, deficiencia, limitaciones y falta de generosidad que nos pesa, pero intentamos que no nos tuerza el camino. Servimos a miles de niños y jóvenes en nuestras obras, en nuestras presencias, en los proyectos de colaboración y de extensión. Y, lo fundamental, tenemos en nuestro seno hermanos y compañeros maravillosos que son aliento en el camino, abrazo en la acogida, palabra en el dolor, protección en la herida, y risa en los buenos tiempos. Concluyo este momento, agradeciendo a todos los presentes su participación en el este XV Capítulo provincial. Gracias a la comisión preparatoria por facilitar la reflexión previa al


Capítulo y por la dedicación tenida para ofrecernos una propuesta. Agradezco al Hermano Gregorio estos años de servicio juntos como Viceprovincial: tu abnegación, consejos, discreción, apoyo y cuidado me hicieron sentir libre y confiado para ayudar a los hermanos y animar el Provincia. Gracias de igual forma a la comunidad del Consejo provincial: Carlos, Balbino, Mynor, Juan Antonio, Daniel. Hicimos una experiencia de rica fraternidad, apertura al discernimiento, libertad para expresarnos y diligencia para atender la vida y misión de la Provincia y aportar a la Iglesia local y al mundo marista en general. Concluyo diciendo lo mejor que puedo decir: hemos sido hermanos y amigos en alegrías y dolores. Y por último, a Hipólito por aceptar este servicio de animación, mediación, compasión y liderazgo. Tus hermosas cualidades como persona y hermano nos aquietan el corazón y nos dan esperanza. Cuenta con nuestro apoyo para tu misión sea más llevadera y fácil. Queridos todos, damos, por medio de este acto, por inaugurado el XV Capítulo provincial. El Espíritu del Señor y la presencia de María nos lo permitan vivir con la paz y el desasosiego necesarios para buscar y encontrar al filo de la espera, las razones de la esperanza para este próximo trieno. Muchas gracias a todos.


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