Esencias 5

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COlECCIÓN ERNESTO VENTÓS OMEDES


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Presidenle

lgnacio ~artínez Diredor de la Secrelarfa General

Regina Rubio Jefa de la Obra Social y Cultural

Proyecto y ejecución Obra Social y Cultural. CAJASTUR Comisaria Montserrat Nomen Coordinación de exposiclón y catalogo Adelaida Bermúdez Diseño catalogo Elias. Diseño Grafico

Traducciones Susana Andrés Sue Brownbridge Graham Thomson Transportes Mètode. Sistemes de Conservació i Exhibició Seguros Agencia de Segures CAJASTUR

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Presentación

Montaje y diseño expositiva Ramón I. Pérez

Carpintería Al fer Sarabia

lniciación y aprendizaje en el mu ndo olfativo

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Mantenimlento y seguridad Dolares Viesca

Fotomecanica Principado. S. L.

La esencia de una colección

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Textos Oriol Gual i Dalmau Ernesto Ven tós Omedes

Fotocomposlción e lmpreslón Grflficas Summa, S. A

Catalogo

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Fotógrafos Antoni Anguera Miquel Bargalló Enric Berenguer Joan Bordas Ramón Calvet Eduard Centeno (Estudi TRAMA) Fontanals Marti Casull Angel López Soto Toni Mateu J. V. Monzó Orzaez Rocco Ricci Leopoldo Samsó Ramón Sirvent

Traducción - Traslation

Edita y promueve CAJASTUR Obra Social y Cultural Plaza de la Escandalera, 2 - 33003 Oviedo-Asturias (ESPAÑA) Teléfono 985 10 22 22- Fax 985 10 22 68

O CaJ& ~ Astuñas. 1999 R~ados todos los derechos Prohibida la reproducclón total o parcial Sln la deboda autoñzadón

CAJASTUR quiere agradecer expresamente la colaboración de Ernesto Ventós Omedes y su esposa, Reyes Soler Cabot, sin cuyo apoyo esta exposicíón no hubiera sido posible. I.S.B.N. 84-7925·143·3

Depóslto legal: AS. 128·1999

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(english version)

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Es una satisfacción para nosotros presentar la exposición Esencias 5 , en la recientemente inaugurada sala del Centro Cultural Cajastur, San Francisco 4, de Ovie·do.

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La muestra tiene un enorme interés, pues se trata de una selecta colección de pintura y escultura contemporanea, a la que se le suma un extraordinario aliciente: la Colección Ernesto Ventós Omedes esta realizada con el exquisito criterio de su propietario quien, a través de un contacto directo con los creadores, ha adquirida las obras en función de su relación con el mundo de las. esencias, del olor, del perfume. Cajastur siempre ha apreciada la importante aportación del coleccionismo privado en cuanto a la conservación y divulgación del arte, pero, en este caso, el mecenazgo va aún mas lejos, es un directo estimulo a la creación, proporcionando un punto de apoyo que llena de contenido y de sugerencias el trabajo de los artistas. Agradecemos desde estas líneas a D. Ernesto Ventós su inestimable contribución a la cultura actual, y su amable disposición a la hora de abordar este proyecto expositiva. También queremos destacar la labor de la comisaria de la exposición, Dña. Montserrat Nomen, que ha realizado una magnífica elección de piezas -dentro de una colección mucho mas nutrida-, adaptada a nuestros espacios. En las mas de sesenta obras que el público podra admirar, se encuentra un interesante repertorio de propuestas y de lenguajes plasticos, realizadas por artistas españoles e internacionales de enorme prestigio, con un punto común de contenido a través del olor: un universo que despierta todos los demàs sentidos y que encuentra una evocadora expresión a través de la obra artística.

Manuel M enéndez

Presidente de Cajastur

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Nací en el seno de una fami lia que, fiel a una tradición transmitida de padres a hijos, durante generaciones se ha mantenido en contacto con el mundo de las fragancias y de los perfumes. Fue en una torre del barrio de Sants-Les Corts donde crecí, rodeado de un desorden de bidones de esencias que cargaban el ambiente de aroma de espliego, lavanda, menta y naranja, siendo estos últimos mis preferidos, como mas tarde ha demostrada mi glotona inclinación por los caramelos. Los veranos en el campo, en casa de mi abuela materna, conforman gran parte de mis primeras experiencias olfativas: el olor de la tierra mojada mezclado con el de los eucaliptos después de la lluvia, el aroma de las infusiones, el fuerte olor de naftalina que sólo afloraba algunos días del año, coincidiendo con el cambio de estación, el perfume de miel que desprendía el tabaco fumado en pipa, e incluso el desagradable olor del sótano, donde se mezclaban los olores de papel de periódico húmedo, con el de la madera y la ropa vieja; sin olvidar el hedor del estiércol y su especial capacidad para potenciar cualquier otro olor. Éstas son, sin duda, mis primeras practicas olfativas, pese a que mi aprend izaje, entend ido como tal, comenzó al trabajar junto a mi padre en la torre de Sants y se desarrolló, sobre todo, durante los tres años que pasé en Su iza y Francia como ayudante del maestro Arturo Jordi. Así fue como me familiaricé con las diferentes esencias y sus características, al t iempo que ejercitaba la memoria de mi nariz. Para aprender de forma progresiva a crear fórmu las y a aplicarlas a los distintos productos, fue necesario el estudio pormenorizado de los diferentes componentes. Fue un aprendizaje (una iniciación) intenso que se ha ido moldeando y perfeccionando con la experiencia diaria del lento y reflexiva proceso indispensable en la concepción de nuevos perfumes. Se trata de un quehacer que requiere invertir mucho tiempo, una creación a la que uno no puede enfrentarse con prisas, pues hay que ser consciente de que, cuando se quiere materializar una idea nueva, la elaboración de su fórmula exigira muchos meses de trabajo y, pese a la dedicación y el esfuerzo, su vida tal vez sea relativamente corta. A lo largo de todo un año, por ejemplo, puedo hacer unas diez o veinte fórmulas entre las cuales es muy posible que sólo una o dos resulten interesantes, mientras que el resto, si no se comercializan, pierden su valor a corto plazo. Para crear un perfume es necesario consagrar un tiempo a la experimentación y la investigación, de la misma forma que para crear una obra plastica también hay que experimentar e investigar largo tiempo . Pero, a diferencia de ésta, el creador perfumista trabaja por encargo la mayoría de las veces, ofreciendo sus servicios a un cliente que determina las características basicas de la fragancia que desea conseguir, según el mercado al cual va dirigida y, sobre todo, tras haber estud iada el público que lo ha de consumir, sus gustos , su procedencia social, su nivel cu ltural e incluso las modas y el cli ma, facto res que no hay que olvidar en todo proceso de creación. El perfume es un producto que tiene, de entrada, un valor como producto de consumo. En este sentido, una vez lanzado el mercado, el perfume se adapta a las características del consumidor, de manera que el perfume escogido por cada persona refleja, normalmente, su caracter, su estilo de vida, sus preferencias y su personalidad, de manera que revela mucha información sobre nosotros mismos. No cabe du da de que hay perfumes serios, clasicos, modernos, libe raies, extravagantes ... para todos los gustos, de forma que todo el mundo acaba sintiéndose identificada según su idiosincrasia. Por otra parte, hay que señalar que al mezclar el perfume con la exhalación de la propia piel, varía el olor de las esencias y de los balsamos que lo componen . Por esta razón se dice que un mismo perfume sufre pequeñas variaciones en cada individuo, lo que personaliza cada fragancia. Otro tema que creo necesario mencionar aquí es el relativo a las variaciones de los estereotipos saciales. Últimamente hemos advertida que las esencias asperas, con cedro y flor blanca, muy utilizadas en las colonias masculinas, son empleadas también por las mujeres, lo cual nos permite comprobar que la aproximación entre los dos sexos va acompañada de la de sus fragancias y que las fronteras olorosas entre el hombre y la mujer se estan diluyendo cada vez mas. 11


La iniciativa de la colección La idea de iniciar una colección basada en una obra plastica creada a partir de perce pciones olfativas nació en el año 1978, a raíz de la exposición celebrada en la Fundación Joan Miró de Barcelona, titulada «Sugestiones olfativas» en la que participamos diferentes perfumistas. El tema era muy variada y lo que pretendía la muestra era tratar un amplio abanico de espectre olfativo: los olores del cuerpo, los olores de los colores, los olores de los animales, las materias primas con emanaciones olfativas (plantas), la fisiologia de la olfacción, el olor y la cu ltura popu lar, la moda de los olo res o la literatura de los olores. Al percatarme de que en esa muestra no se exponía nada en las paredes, sentí la necesidad de panerme en contacto con pintores y escultores para hacerles participes de mi iniciativa, que tendría que ir madurando personalmente. Primera lo intenté escribiendo cartas a artistas y galeristas, pero la respuesta fue muy pobre. Tuve que establecer yo mismo contacto con cada uno de los artistas para explicaries mi proyecto e intentar que compartiesen la propuesta de plasmar, representar o reflejar sensaciones olfativas y que, ademas, f ueran capaces de comunicar visualmente al espectador estas esencias inmateriales. Es seguro que tal sugerencia ha representada para todos los artistas un reto enriquecedor que les ha ofrecido un mecanisme de conexión con otro nivel diferente de comunicación, con un lenguaje de gran desarrollo imaginativa y, al mismo tiempo, intelectual que interpreta plasticamente la inhalación del mundo exterior de una manera consciente. En estos mementos tengo la satisfacción de presentar en el Centro Cu ltural Cajastur, San Francisco 4, de Oviedo, una selección de mi colección, configurada a t ravés del estrecho dialogo establecido entre dos sugerentes y evocadores mundos, el visual y el olfativo, para que el pública pueda compartiria con nosatros y llegue a sacar sus conclusiones.

Aprender a oler para comprender, comprender para oler mejor (Notas sobre la conferencia «Olor de arte», a cargo de Ernesto Ventós Omedes en Lucta [Montornès del Vallès) en 1994) En Ver y comprender la pintura, titu lo de la última obra de Bernard Rancillac, éste facilita, desde su experiencia como pintor, las claves para abrir las puertas del dominic pictórico, analizando los diferentes niveles que relacionan al espectador con el lenguaje codificada del arte. «Oier y comprender la pintura» es mi adaptación personal del titulo y algunes pasajes de la obra de Ranci llac -que a continuación expendré en algun os puntos-, para demostrar, basandome en la propia experiencia, que otro sentida, el olfato, también puede facilitar la comprensión del lenguaje artística. El arte es un lenguaje codificada, por lo que es indispensable adquirir una visión especializada de él para comprenderlo, de modo que no es suficiente aspirar por la nariz -oler, inhalar u olfatear- para desvelar los códigos propios del perfume. Así, la mirada dirigida al mundo exterior no es la misma mirada que dirigimos a una obra de arte, pues ésta ha de estar mínimamente educada. Este mecanisme de percepció n, igual que el olfato, se adapta a la naturaleza de los objetos percibidos. Al nacer, todos nuestros sentides físicos comienzan a actuar, torpemente al principio, debido al desconocimiento de los diferentes estimules que los incitan a activarse, aunque es mu probable que lo primera que se aprenda a distinguir en la vida sea el olor de la madre, de la comida, de la casa ... lo que tenemos 12

mas cerca y nos resulta mas familiar, y aunque no podamos apreciaria, es casi seguro que nos guiamos por el sentida del olfato para ir descubriendo el mundo que nos rodea. La percepción olfativa es, pues, uno de los instru mentes mas importantes y basicos con el que contamos para realizar nuestro propio desarrollo Y alcanzar el conocimiento del entorno. Hay que tener presente que el sentida del olfato es el único al que no podemos sustraernos voluntariamente, en contra de lo que sucede con los demas, cuya acción llegamos a neutralizar cerrando los ojos, la boca, tapandonos los oídos o, simplemente, evitando tocar un objeto. Lo que sí resulta verdaderamente imposible es escapar a las emanaciones y los olores exterio res, po rque es evidente que si no respiramos no podemos vivir. Por esta razón, cuando somos niños nos resulta mas facil describir lo que percibimos a través de cualquiera de los sentides de la vista, el oído , el gusto o el tacto, que a través del olfato, pues sobre los primeres ejercemos un control voluntario, mientras que la percepción olfativa nos resu lta completamente inevitable y abstracta. Desde que nacemos, todos los seres humanes nos vamos cargando de experiencias vividas, sentidas o recordadas que se van almacenando en la memoria hasta convertirse en un importante poso, que va aumentando progresivamente con las connotaciones culturales que la sociedad nos inculca. Este bagaje nos permite percibir el mundo casi sin esfuerzo físico, a pesar, no obstante, de que para adquirir una visión especializada no sea suficiente toda la acumulación vivencial, sino que sea indispensab le cierto aprendizaje que ira cristalizandose con el trabajo diario. Como expone Rancillac, «nadie se ha convertida en pintor sólo por el simple hecho de contemplar la naturaleza, un arbol bon ito, a una mujer hermosa ... », paralelamente nadi e puede convertirse en perfumista (creador de perfumes) sólo por el hecho de oler una fragancia magnífica. Se ha escrito mucho sobre la perfumeria y todavía se continúa publicando mucho sobre el mundo de los aromas Y de las fragancias, per~ desgraciadamente siem pre de una form a anodina e in completa. Todavía no se ha escrita el libro que analice el mundo del perfume en todos sus niveles, desde el principio hasta su fin. El aprendizaje del olor es basico para conseguir las claves del código perfumístico, pero es la condensación de una experiencia de mas de cuarenta años la que me confirma que no sólo es necesario el estudio de la mecanica y la técnica, aplicadas a una buena metodologia de trabajo, sino que es indispensable tener un gran amor po r el oficio, gracias al cual dotaremos de alma a nuestras creaciones. un perfume o un aroma sin alma nunca sera una obra total mente conseguida. Para tod~ cre~dor, pues, la emoción no lo es todo, debe conocer su oficio -que ira construyendo y conformando d1a a d1a- Y disfrutar con lo que hace. . Al igual que el artista, el perfumista también cuenta con un amplio abanico de elementos q~e conJUgar en sus creaciones . El pintor, por ejemplo, sabe que los lenguajes pi ctóricos se desarrolla~ partlendo de la experimentación científica y artística de las cual idades visuales propias del color. El color - 1gual que ot ros conceptes- es un elemento de expresión importante y su poder y simbologia es bien conocido entre los buenos profesionales, quienes reconocen su íntima relación con los demas sentides. El color rojo, por ejemplo, rapidamente sugiere pasión, amor y también la violencia de la sangre, por lo que se emplea en perfumeria para caracterizar colonias serias y perfumes sofisticades. El azul es si.n duda relajante y denota dulzura, f rescor, alegria y nobleza, siendo el co lor típico de las frag~nci.as m an~as. El verde, asociado al brote vegetal, es un color común entre los champúes y productes de llmp1eza, al Slmbolizar naturaleza, vida y crecimiento se emplea en las colonias juveniles de componentes naturales. Romanticisme, sabiduría, pureza y limpieza acompañan siempre al blanco, color normalmente utilizado en los productes de belleza y de higiene. 13


El negra, cargado de simbolismo, se relaciona con la perfumería alcohólica, y el amarillo, como última ejemplo, se relaciona con el sol, la luz y la juventud. Las colonias familiares suelen ser de esta tonalidad , y su variante, el dorada, simboliza el lujo y el poder. Así comprobamos que las connotaciones del color tienen repercusión psicológica y acuden directamente a la mente sin limitaciones, pera evidentemente su utilización tiene, a la fuerza, unos límites. La conjunción de las formas y los colores, con sus dinamicas respectivas, compone una reserva ilimitada de combinaciones plasticas que no obligatoriamente han de ser agradables ni placenteras , sina que han de expresar unas determinadas posturas subjetivas. Debemos tener muy clara que la finalidad del arte plastico no pretende agradar sina conmover, pues como dijo Schumann: «Enviar la luz a las profundidades del corazón humana es la misión del artista.» Entendemos, pues que su deber consiste no sólo en dominar la forma en un pura ejercicio de configuración, sina adaptaria al contenido que ha de conmover al espectador y forzarlo a revivir sensaciones. El artista, como propuso Kandinsky, ha de educarse e indagar en su propia alma, cuidandola y desarrollandola para que su talento externa pueda vestir alguna cosa y no sea como el guante perdido de una mano desconocida, un simulacro de mano, sin sentida y vacía. De esta forma, tal y como sugiere Rancillac, si se quiere profund izar en el lenguaje plastico y captar sus connotaciones específicas, sera basico el aprendizaje de sus criterios de apreciación. Hay que entender que la vivencia artística no nos producira placer ni alegría hasta que la podamos asim ilar perfectamente. Esta significa que la satisfacción que constituye esta vivencia, la aproximación interior a una obra de arte, no es una tarea faci!, sina que se convierte en un riguroso desarrollo intelectual y moral. Así, la creación artística no es una fruta madura a punto para comérsela. Para disfrutarla hay que seguir toda un proceso que el mismo artista ha dejado inconcluso. Un componente importante en muchas obras plasticas es el dibujo que, mediante la línea, el trazo o el gesto permite sumergirse -si el artista es honesta con su obra- en su psicología, de la misma forma que la mezcla de esencias y su proporción dotan de caracter singular a cada perfume. El dibujo es un lenguaje privilegiada de expresión directa, de experimentación constante, una escritura de gran ductilidad que brinda al autor una libertad de actuación difícil de conseguir con otros procedimientos artísticos. Esta es posible porque la mano y la mente se comunican directamente mediante una energía fluida, al tiempo que refiejan automaticamente los movimientos y las descargas emotivas en trazos lineales sobre el pape!. Los trazos del artista tienen gran valor expresivo , son una entidad viva que, con su plenitud o vacuidad, concentración o expansión, movimiento o estatismo, expresan una determinada agresividad, sensibilidad, sensualidad, tim idez, en definitiva, unos determinades estados de animo o una determinada visión del mundo, cual idades intangib les e impalpables curiosamente apreciables también en los perfumes. Pensemos , sin embargo, que la percepción olfativa va ligada a la zona del cerebro que rige la actividad subconsciente y que el mensaje olfativo tiene un nivel de profundización emocional que el visual y auditiva no pueden alcanzar, ya que induce a reacciones afectivas de caracter primitiva. Es por lo tanta esta interrelación tan ínt ima entre el mundo del arte y el de la perfumería -y que nos permitiría seguir planteando paralel ismos- lo que en muchas ocasiones hace que me atreva a interpretar una obra de arte según los criterios de apreciación del perfume, salvando siempre las diferencias aproxi mativas. Ernesto Ventós Omedes

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Coleccionar es una actitud ante la vida. Hay quien colecciona sellos, hay quien colecciona monedas, libros, arte ... Hay, en fin, quien colecciona de todo, incluso sensaciones, recuerdos o nostalgias. El auténtico coleccionista es un ser compulsiva, que vive en un mundo extraño a medio camino entre el placer y el desasosiego. Nada le resulta mas grato que acceder al objeto del deseo, que cobrar la pieza mas esquiva, que llegar a la meta mas lejana. Éstos son, sin embargo, placeres efímeros, tan breves como el tiempo que tarda en aparecer el desasosiego ante nuevos objetos de deseo, nuevas piezas, nuevas metas en apariencia inalcanzables. Para el coleccionista, cada pieza reunida es un cúmulo de sensaciones que va mas alia del propio objeto, de su belleza, su singularidad, su valor estético, documental o económico. Es un cóctel de todo ello al que hay que añadir los recuerdos que lleva asociados, las dificultades vencidas para poseerlo, las anécdotas y vivencias generadas durante su búsqueda. La evocación, el recuerdo, en suma, constituyen un valor fundamental para quien ha reunido con pasión y esmero una colección . Y esto nos remite a los olores. En el complejo mecanisme del cerebro humano, pocas cosas son capaces de poner en marcha la memoria como los olores. De pronto, un aroma, un perfume o una determinada fragancia, emerge entre los muchos que nos arropan sin que reparemos en ellos y nuestra mente retrocede a velocidad de vértigo hasta otro lugar, otro tiempo, en que esa sensación olfativa quedó íntimamente ligada a un momento de placer, dolor, alegría, sorpresa... ¿Quién no posee su colección de olores particular? Desde los manidos «olor a campo recién llovido» o «bocanadas de jazmín en una noche de verano», hasta los mas privados como, en mi caso, el «olor de aquella primera novia» o el de «alubias rehogadas con panceta», que siempre asociaré a la casa de mis abuelos maternos y a la sintonía radiofónica de Elena Francis. Pese a todo ello, no estamos acostumbrados a valorar el sentido del olfato. Lo que para la mayor parte de especies animaleses un factor de supervivencia, para el homo sapiens se ha convertido en algo atavico y ha ido perdiendo protagonisme en nuestra vida diaria. Por fortuna, sin embargo, los humanos no somos iguales. Para Ernesto Ventós, el olfato es primordial. Nacido en el seno de una familia de perfumistas y criado entre frascos de esencias, ha dedicado su vida al sutil arte de crear fragancias. Prestigioso profesional del perfume, ha invertido y todavía invierte, muchas horas en educar su nariz. Gracias a su empeño y al tiempo empleado en el aprendizaje, Ernesto es capaz de crear desde la mas delicada de las esencias hasta el olor, mas prosaico, de una hamburguesa requemada. Y gradas a esta habilidad, o quizas por cu lpa de ella, Ernesto es hoy coleccionista de arte. Este perfumista ya había mostrado su afición a reunir piezas singulares en una notable colección de bastones de doble uso; pero -tal como él mismo cuenta en la introducción de este catalogo- fue con motivo de su colaboración como creador de perfumes en la exposición «Suggestions olfactives» cuando surgió su pasión por el arte contemporaneo y, a la postre, la exposición que ahora presenta. Si a su vocación de coleccionista se añaden una tenacidad inagotable, una refinada sensibilidad y una pasión por el mundo del olfato, tenía que suceder lo inevitable: Ernesto ha logrado reunir un magnífico conjunto de obras de arte en las que el mundo de los olores actúa como nexo de unión. Ésta es, sin duda alguna, una colección atípica tanto por su contenido como por la forma misma de concebirla. Ernesto Ventós no es un coleccionista al uso. La mayoría de las obras aquí reunidas son piezas realizadas por encargo. Al igual que los antigues mecenas, Ernesto propone a los artistas que confeccionen una obra relacionada con el olor que para ellos resulte mas sugerente. Esta peculiaridad, en una época en que el artista estima por encima de todo su libertad creativa, no siempre ha hallado comprensión. Pero la cosa no acaba ahí: para formar parte de la colección, cada obra debe apoyarse en un texto, ya sea del propio artista o de alguien elegido por él, que refuerce la relación entre la pintura o la escultura y el mundo del olfato. El poder de convicción de Ernesto, alimentado fundamentalmente por el entusiasmo y la constancia, ha logrado reunir un conjunto de piezas de destacades artistas que han entendido el proyecto y compartido la ilusión de quien lo ha desarrollado. No cabe duda de que el resultado es sorprendente. Tras cada obra de arte se esconden !argas horas de relación, casi siempre personal, entre autor y coleccionista, quien disfruta contagiando el entusiasmo por la idea al artista. Así, poco a poco, se han ido formando dos colecciones en una: una importante colección de arte y una, no menos importante, de amigos. El visitante debera dejarse atrapar por la magia de las formas, la sensualidad de las texturas, el misterio de las luces y las sombras, y hacer el esfuerzo de apelar a su memoria para evocar los olores que cada una de las obras de la exposición sugiere. Sólo así llegara a su esencia. Oriol Gual i Dalmau 17



l a cortedad del decir el olor de la tierra el olor del pensar tuvimos la experiencia pero perdimos el sentido, y acercarse al sentido restaura la experiencia. T. S. Eliot, Cuartetos

Nunca se me había ocurrido pensar acerca del olor hasta el dia en que Ernesto Ventós me invitó a hacerlo. Por una parte, mi trabajo se halla estrechamente vinculado con el olor intrínseco de la naturaleza que me rodea. Me gusta en especial el olor que desprende la tierra, ya sea la empapada por la lluvia, como la adherida a la piel de unas patatas -de esas que no se compran en el supermercado- y que mondamos en la cocina. Por otra parte, creo que también el pensamiento huele. Lleva el olor de los libros y de las paginas y las letras; un olor que yo defino como interno. Naturaleza y pensamiento, el olor externo y el olor interno, se complementan en su fragilidad, son dos mundos que se excluyen y a la vez son testigos de lo efímero. Dos mundos que propician desde el silencio la creación de la obra de arte y la actividad del artista.

Fra ncesc Abad (Tarrasa, Va llés Occidental, 1944) La cortedad del decir, 1998 Fotog rafía manipulada 105 x 165 cm 20

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Olor a Desierto

Piedras

TĂşnel

Kanal

Agua

Sendera

Seco

Especias

Cauce

Arena

lierra

HĂşmedo

Sergi Agui lar (Barcelona, 1946) Kono/, 1991 Acero y cobre 8 x 67,5 x 22 cm 22

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El perfume vive en el tiempo; tiene juventud, madurez y vejez. Ademas, sólo puede calificarse de acertado cuando ha emanado su grata fragancia con la misma intensidad durante esas tres épocas diferentes. Como todos los grandes logros intelectuales, que no solamente proyectan luz, sino también sombras, y ocasionan disgustos y calamidades a la humanidad ademas de beneficios; el magnífico descubrimiento de Frangipani también tuvo consecuencias perjudiciales, porque cuando el hombre aprendió a condensar en tinturas la esencia de flores, plantas, maderas, resinas, y a conservarlas en frascos, el arte de la perfumería se fue escapando de las ma nos de los pequeños artesa nos.. . (Texto dellibro de Patrick Süskind El Perfume)

Frederic Amat (Barcelona, 1952) Tot perfum és memòria d'una essència, 1988 Técnica mixta sobre pape! 50 x 70 cm 24

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Naturaleza muerta que apesta a vida Frente a esos artistas que crean el mundo nuevo del arte -llamado c<impulso de presente»- a través de tecnologías inodoras y artificiales y de imaginaries fantasiosos, Barceló lo hace «de la misma manera». Es decir, siguiendo la singular manera de la aportación catalana a lo universal. De este modo, él, al igual que Miró, inclusa el primer Dalí, Tàpies y Brossa, o Amat y Perejaume entre los de su propia generación, todos avanzan hacia el devenir, al tiempo que retroceden hacia las raíces originales del hombre: enraizamiento pues, fascinación por lo primitiva, correspondencias lingüísticas y rituales simples, poética objetual pobre, crisol de civilizaciones, iluminación lírica, atemporalidad ética, nihilismo cómico, ruptura de la norma; en fin, invención universal, muy personal, que apuesta por el valor mas alto en lugar de por la diferencia. La genialidad de Barceló, como la de los otros artistas, se explica por la calidad plastica de los que bajan a extraer la fuerza de lo nimio para elevaria a lo absoluta. La f ijeza intelectual de todos ellos emerge de la radicalidad ética de la vida del arte. Apartandose de la minimalización analítica y lingüística o, al contrario, de los excesos retó ricos y narrativos, implosionan la tensión espiritual dentro del género. Pues es dentro de la identidad que dentro de la oscuridad ilumina la oscuridad de la claridad. En el extremo doméstico, arte de las profundidades y por lo tanta no urbana, así desplazan inclusa las mitologías geograficas hacia lugares extemporaneos de lo contemporaneo y, pese a esto, comunícalmente celebrades, su triunfo celebra el centro telúrico, organico, donde se pudren con voluntad y tenacidad de excepción. La magnífica escultura de Barceló habla mas de lo que dice, por lo que señalaré algunas de las tensiones mencionadas, características de «de la misma manera». El tema clasico de la naturaleza muerta se convierte interiormente en sujeto en lugar de género, de ahí la elección de pobres tubérculos en oposición a la retórica burguesa de los frutos sabrosos. La opacidad del blanca abstracta sobre el óxido nombra el reposo latente de la vida biológica desafectada de colerines vitales. La rugosidad de la materia expresa su lucha por la interiorización ante la neutralidad y el perfeccionamiento del objeto industrial. Atemporalidad temporal en la que el aliento del impacto visual atraviesa elletargo de su fatalidad. Equivalencia única, el alma se expresa con la misma corporalídad, suspendida y enraizada, sarta rítmica circular, secada y sazonada, salida de la tierra pese a estar empobrecida. Naturaleza m uerta que apesta a vida humana, como la condición de las entrañas del arte. Protuberancia del alma que huele a seco. Vicenç Altaió

Miquel Barceló (Felanitx, Mallorca, 1957) Lo spiedino, 1991 Bronce pintada 48 x 20 x 20 cm 26

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o ojo oia 贸leo ol er ol fato oliente oligarqu铆a olimpo oliscar olivo olm o olor

o

Erwin Bechtold (Colonia, 1925) 83-19 sobre el tema 贸ngulo/s uperficie/ espacio, 1983 Lapiz, acr铆lico sobre tela 96 x 108 cm 28

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Corresponde a una serie bajo el título de «Arqueologías». En concreto Tus olores nació del olor a mujer, con su juego de dependencias, placidez y locura, rupturas e ing ravidez.

joan Bennàssar (Pollença, Mallorca, 1950) L,es teves olors. Sèrie arqueologies, 1988 Oleo sobre tela 115 x 146 cm 30

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La belleza, se supone, es una cosa admirabilísima, una cosa deseable que deleita el ojo y el corazón, una cosa que parece habitar a medio camino ent re el sueño y la realidad. Es la llave en la puerta que deberíamos temer abrir por si con esa flor tan exótica y maravillosamente perfumada, la dulcamara, descubriésemos que el producto de tanta belleza fuera el veneno mortal, la belladona.

)im Bird (Bioxwich, lnglaterra, 1937) Nightshade, 1989 Acrílica sobre tela 22 x 18 cm 32

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Cuando saiga de mi taller (viva en el campo) y dejo el olor de mis cuadros, un olor al que estoy completamente acostumbrado: aceite de linaza, barniz, t rementina, pigmentos, etc., me paseo por bosques y jardines (tenemos una decena de hectareas). AllĂ­ percibo el olor de la naturaleza e inhalo, tambiĂŠn para limpiar los pulmones, con todas mis fuerzas ese olor. Tras uno de estos paseos puse nombre a su cuadro: Jo/i jardin.

Bram Bogart (Delf, 192 1) jo/i jardin, 1995 Materia sobre madera 130 x 115 x 12 cm 34

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Este cuadro es una isla. Las resinas acrílicas y los pigmentes, casi inodores, evocan por ausencia el olor a rando y a esencias de trementina de una tela pintada al óleo, que va a la deriva por otros océanos.

Alfons Borrell (Barcelona, 1931)

Cinc del sis del noranta quatre, 1994 Acrílico sobre tela 81 x 100 cm 36

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El perfume es el confeti del olfato.

Joan Brossa (Barcelona, 1919-1998) La copa del nas, 199 5 Copa de plastico, nariz de cart贸n y confeti 20 x 20,5 x 18,5 cm 38

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y de la «Pensaba que el olfato podía experim entar goces iguales a los del oído una y vista, al ser cada sentida capaz de percibir, por una disposición natural er campan erudita cultura, impresiones nuevas, multiplicarlas, coordinarlas, con elias ese toda que constituye una obra... e el Si nadie puede distinguir, sin una intuición particular, desarrollada mediant de melodía una pintura, mala una de estudio, un cuadro de un gran maest.ro n iniciació una sin , tampoco puede nadie n, Beethoven de una de Clapisse artista previa, evitar confund ir de buenas a primeras un aroma creada por un en venta la para l industria un por a fabricad confusa mezcla una auténtic o de tiendas y bazares... el artista Los perfumes casi nunca proceden de las flores cuyo nombre llevan; ía producir no za, naturale la de que osara obtener sus elementos únicamente la que puesto estilo, de carente idad, mas que una obra bastarda, sin autentic analogía una sólo tan tendría flores las de ión esencia obtenid a por destilac muy lejana y muy vulgar con el aroma de la flor viva, que expande sus efluvios en la m isma planta... aroma En perfumería, el artista complet a el olor inicial de la naturaleza cuyo preciosa piedra una de talla y manta, al igual que un joyero depura las aguas todos, y la realza. Poca a poca, los arcanes de este arte, el mas ignorad a de tan variada, lenguaje este ba se habían abierto ante sí. Ahora descifra baja insinuante como el de la literatura, este estilo de una concisión inaudita la trabajar que tenido había ella, Para vaga. y a su apariencia imprecis las gramatica, comprender la sintaxis de los olores y conocer perfectamente s.» maestro los reglas que los rigen y, después de esta, comparar las obras de Texto traducid o de J. K. Huysmans, A Rebours

José Manuel Broto (Zaragoza, 1949) ~I perfum,

1991

Oleo sobre tela 162 x 130 cm 40

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Al igual que la escritura, la pintura esta llena de colores, sensaciones y actos. Este cuadro, titulada 1986-1992, integra el recuerdo, la celebración, las impresiones, el olor y el sabor del amor y la muerte. El olor de la flor caída, recogida medio marchita, que una vez que esta seca todavía nos da otro aroma diferente. La sensación de reposo que transmiten los objetos fetichistas reunides por el amor que se les entregó en su tiempo. No es el olor a muerte, sino a recuerdo de amor suavemente estacionada. Y una ligera brisa que nos trae la fragancia de ciertas primaveras.

Carmen Calvo (Valencia, 1950) 1986-7992, 1993 Técnica mixta sobre diversos cartones 107 x 76 cm 42

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Color naranja vital y concupiscente, acido y atractiva como una seta venenosa. Encontré el tono como reacción al azul del fondo. Y el que rezume tanta vida o recuerde al oxígeno en la altura de las cimas no hace sino precisar su aspecto archifalso, con esta zona blanca de infección que corresponde a mi parte de hombre. Respecto a mi parte de pintor, ya he dejado atras las cosas que se pueden expresar con palabras y sueño con mirar detras del objeto pintado. El cuadro tiene vocación de cascara, como un pequeño craneo del tamaño de un puño que brilla un momen to y cae con una risa naranja. ¿A qué huele el color de una palabra vacía?

Luis Candaudap (Bilbao, 1964) Naranja, 1996 Técnica mixta sobre tela 41 x 30 cm 44 45


1+1

= 1, La puerta del tiempo

El perfume y el tiempo comparten el hecho de que sus distintas partes nunca estan presentes en el mismo momento. Existe un espado de tiempo olfativo y emocional que se desarrolla dentro de un orden cronol贸gico e irreversible que el propio creador ha escogido. El efluvio del perfume se expande mas alia de la apariencia que percibimos al olerlo por primera vez o cuando lo olemos en una sola ocasi贸n. Si olfateamos de forma gradual en el tiempo, podemos apreciar que la frase mel贸dica de un perfume es infinitamente mas amplia que cada una de las percepciones que nos ofrece.

j ordi Cano (Vic, Barcelona, 1954)

7+7=7,1991 T茅cnica mixta sobre madera 11 O x 1 70 x 1O cm 46

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El perfume de la escultura esta allí en el título. Algunas esculturas emiten un claro y fuerte perfume, facil de definir. En otras, el olor, el título, es tan difícil de comprender como querer coger a una sombra. El olor de una hierba es lo que a uno le viene a la mente cuando piensa en aquella hierba, y eso es lo que sucede a veces con una pieza de arte. Pero a menudo el material, las formas y la sintaxis se sobreponen y no podemos recordar el perfume, sólo las piezas que lo componen. Me gusta la idea de una pieza de arte con su propio perfume. Se centra en lo inefable, en lo que hace que el arte llegue a nuestros sentidos, a nuestros sentimientos.

Anthony Caro (New Malden, Surrey, lnglaterra, 1924) Catalón stirrup, 198 7-88 Acero negro pintado y fijado 68,5 x 104 x 30,5 cm 48

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Con esta escultura he querido dar cuerpo y color a la evocación de un olor. Es una obra que ocupa el espacio sin tocar el suefo y parece interseccionarse ligeramente con el muro mientras sugiere la otra parte. Su forma es organica, fluida, e insinúa movimiento e ingravidez. Esta pintada en una suave degradación total que se inicia en un púrpura magenta intenso que va saturandose hasta Jfegar al blanco. Esta emanación de forma y color se va diluyendo en fa nada para evidenciar así que pasa a ser una parte infinitesimal del Todo.

,.

Tom Carr (Tarragona, 1956) Aroma, 1990 Madera pintada 220 x 43 x 2 cm 50

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Generalmente se mira y se entiende la pintu ra a partir de la percepción. Para el pintor, sin embargo, intervienen otros factores que, si bien se articulan en un todo visual, son al mismo tiempo potenciades en la serie de decisiones que se toman ante el cuadro; la memoria, el conocimiento, el origen, se confabulan en un ir y venir continuo por un recorrido inviolable de los sentidos. El tacto, los sonidos y los olores también son protagonistas del tiempo pictórico. Las experiencias del pasado son devueltas de esta forma a un presente ya inexistente, en una metamorfosis de la «realidad» en la que la pintura no puede ser un juego de formas ni de colores.

joaquim Chancho (Riudoms, el Baix Camp, 1943) Olor i memòria de la nit, 1973 Acrílico sobre tela 130 x 130 cm 52

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Alrededor del vacío M úsica de las esferas Peines del viento Rumor de límites Elogio del agua Lugar de encuentros Lo profunda es el aire

Un simple repaso a los títulos que Chillida da a sus esculturas nos permite descubrir la profundidad metafísica de su poética y la intensa carga sensorial de sus obras. Y es que Chillida es tremendamente mental, racionaliza con precisión líneas, formas y espacios, pero jamas lo hace aplicando una fórmula estereotipada, sino obedeciendo a los dictades de una sensibilidad que trabaja con los cinco sentides, puesto que es a través de las sensaciones como establece el primer contacto con una materia prima, con una técnica grafica, con un lugar especifico. Daniel Giralt-Miracle

Eduardo Chillida (San Sebastian, 1924) Collage negro Collage de tinta y papel sobre papel

103,6 x 75,5 cm 54

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¿Qué son estas llamas lanzadas a través de un mundo dividida? Alas descendidas de una escultura de invisibilidad regresada, juntandose a la tierra en flores que provocan al viento. ¿Dónde se uniran estos rescoldos azules y amarillos en la explosión de la huida de su jardín? Los niños buscan a tientas en la suspensión de su risa no cubierta, los amantes estan absortos en la vestidura de perpetuidad, las sombras incendian ríos precipitades en la brillantez de su muda estela, ante un cielo vagando, arrodillandose a poca distancia del refugio del hombre.

Cyril Christo (Gabrovo, Bulgaria, 1935) Wrapped flowers, 1966 Flores de plastico, polythene y cuerda

40,6 x 71 x 15,2 cm 56

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Perfume, m. Olor agradable: «el perfume de las flores» (sin.: aroma, esencia, fragancia). I I Composición industrial que despide buen olor: «gastarse el di nero en perfumes. I I fig. Cosa que despierta grato recuerdo, agradable: «despedir perfume de dulzura».

Victoria Civera (Puerto de Sagunto, 1955) Ciudad roja, 1990 Vinilo, óleo y pigmentos sobre tela 76 x 56 cm 58

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I


Cuando estoy lejos de casa el olor que mas me falta es el de mi taller

Antoni ClavĂŠ (Barcelona, 1913) ~aper arrugat, 1977 Oleo sobre papel encolado en tela 92 x 73,5 cm 60

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Y de alguna forma se pone en marcha el mecanisme que hace vibrar esta fibra interna. La fórmula magica. Sabemos de su existencia por haber experimentada los síntomas. La conjunción de recuerdos y sensaciones que provocan esa especial emoción que nos acerca a lo que fuimos. Los maestros del encantamiento supieron destapar el frasco misterioso, arrancando la piel de civilización que la historia ha generado sobre el animal. Estigia, Sumeria, Egipte. El barquero y la moneda. Greda. Esparta. Pandora. lsthar y la Serpiente . El Necronomicón. Runas vikingas. Leyendas gaélicas. Velazquez y Vulcano. Goya. Wagner. Tolkien y los enanos. Lovecraft y Chtulhu. La remota cadencia que nos transporta al origen. Agua, aire, fu ego y t ierra... Entra, cierra los ojos y respira. Ínfimes residuos en suspensión que transforman una respuesta biológica en un puente al ancestro. Acompañaremos al Minotaure por el laberinto. En reverente ascensión recorremos el millar de escalones para rendir t ributo al sol azteca. Polvo, sudor, hierro. Calor primordial del crisol. Cenizas. Ruinas. Rescoldos en la pira. Ofrendas primigenias. Déjate atrapar por la tabula y quiza te empape el aroma atavico que el objeto en sí no posee. Hagamos el camino inverso. Si un determinada olor, en un determinada instante te trae recuerdos de lo que has vivido, la imagen construïda quiere ser génesis de aquello que no forma parte de tu experiencia personal, pero que esta latente como parte de la esencia colectiva de la humanidad.

Jordi Dedeu (Barcelona, 1958)

Libamentum, 1991 y cobre 150 x 62 x 26 cm

Acero

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Esencia es, entre ot ras casas, el extracto muy concentrada de determinadas sustancias que da olor y sabor a un producto. Esencia también es la naturaleza de las casas, lo que realmente son, lo mas característica e importante de elias. Y, fin almente, la ({quinta esencia» es la materia o riginal que da lugar a todas las cosas. La parte mas fina de esta materia engendró los cuerpos de los angeles. Otra, menos fina, confirmó las estrellas y los planetas. La parte menos pura de esta materia esencial creó los cuerpos terrestres. Los recipientes de esta obra contienen elixires y sustancias purísimas, en espera de la Gran cocción.

Joan Descarga (Barcelona, 1947) Essències, 1989 Collage y técnica mixta sobre madera 11 O x 160 cm 64

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Industrial-Mental. Razón y sueño. La maquinaria de las ideas. La reflexión. El pensamiento. La experiencia. El teatro personal. La madera como metafora de lo industrial (el embalaje I la protección). La cabeza como maquinaria interior. Oliendo los pensamientos. Materiales naturales: el olor de lo vegetal. El olor de lo animal. La madera calienta. El cinturón ata. Engrasar las ideas. Barnizar la madera. Los cinco sentidos: vista, olfato, oído, gusto, y el quinto, el tacto: el espectador...

Pep Duran (Vilanova i la Geltrú, Barcelona, 1955) Industrial-Mental, 1989 Trozos de madera y cinturones de cuero 155 x 140 x 13 cm 66

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sensaciones El pensamiento poético convoca como sombras emíticas todas las de la materia. también Todo lo que existe, todo lo que permanece «caído» en la fisicidad su volatil: mas ón condici su puede ser pensado evocando la memoria de ión disipac una en iona convuls y aliento, su vaho, el olor que relaciona lobular del corpuscular su presencia sutil. También pienso en la equidistancia , mundo del o osmótic no imiento entend cerebro que propicia un singularmente la voz, diferenciando las formas y los fenómenos. y de Esta facultad geométrica que es la proporción dual de nuestro cuerpo , es materia la de ia nuestra mente hace posible el crecimiento de la memor tir la pre-sen de sentir, de él, decir, el capacitar la creación del lenguaje y, con esencia de las cosas. la exhalación Mnomo s es también la sombra de su presencia pre-sentida por posible. tiempo su de el y vivido tiempo su de de su humor sutil, que es el

Gabriel (Badalona, 1954) Mnomos, 1993

Madera recubierta de caucho, nylon y cables de acero 29 x 48 x 30 cm

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Escogí el limón como motivo. Para saber cómo plasmaria, lo pelé y, mient ras lo hacía, me impregné de su olor. Cuando la corteza se estaba secando, la retraté. En el memento oportuna: cuando la peladura empezaba a perder el último aroma.

Javier Garcés (Zaragoza, 1959) Peladura de limón, 1 990 Óleo sobre papel craft 90 x 237 cm 70

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En el origen de mi pintura titulada «Glicina» se encuentran diversas sensaciones olfativas condensadas que resultan para mí profundamente evocativas. El tema concreto de esta obra lo vi en mi propia calle, en una tapia de algunos de los ya pocos jardines que quedan en el antiguo barrio de Sant Gervasi. Hacía años que, cada primavera, en el momento en que florecen las lilas, me atraía especialmente este trozo de pared con las flores. Su perfume delicadísimo me transportaba al jardín de casa de mi abuela, a Terrasa, donde de muy pequeña iba a jugar con mis primos. Finalmente, un día sentí la necesidad de transportar esta emoción a una obra. Cogí las lilas como tema único del cuadro intentando traducir la delicada sensación olfativa mediante la utilización del color, destacando sobre todo aquello que puede tener de mas etéreo, de mas subjetivo y a la vez evocativa, de aquel olor y de aquellos recuerdos de mi infancia.

M aría Girona (Barcelona, 1923)

Glicina, 1985 Óleo sobre tela 81 x 100 cm 72

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Nunca he comprendido por qué la gama de los perfumes que hay en el mercado insiste repetidamente en la misma sensación: la de lo agradable. Lo agradable, lo placentero, lo lujoso, lo sedoso, lo embrujoso, lo orientaloso... , todo nos lleva a la noche de abandono y pasión, a los deliries y réveries de una adolescente en un internada de monjas. lmagínese por un memento que pasa un señor por su lado y huele intensamente a campo recién llovido; o que pasa una dama ya entrada en años y huele a césped recién cortado; o que pasa una joven, apenas abandonada la adolescencia, y deja un intensa rastre de olor a tinta, de la de los antigues colegios. Hay ahí un campo extensísimo, casi infinita, de perfumes que proponer a fabricantes y comerciantes. Siempre he pensada que los perfumes al uso son cursis, repetitives, monótonos; cualquier mujer perfumada huele sólo ... a perfume. No hay corte, ni violencia, ni aventura. No hay una ruptura con la realidad por la que hundirse y enloquecer a la búsqueda de lo «otro». Y ¡es tan facil! Basta con oler la vida y envasaria. Me diran que debe distingu irse entre olores y perfumes. Yo propondría, no obstante, que igual que en la pintura, la lit erat ura, etc. -gran parte de cuyo desarrollo histórico consiste en asimilar aspectes triviales y cotidianos y convertiries en hermosos-, en el ambito de los perfumes se trataría de elevar los olores al rasgo de perfumes. No sólo tendríamos el olor a campo recién llovido o a hierba recién cartada o a tinta de antiguo colegio, sino que habría también el olor a serrería, a hojas de chopo corrompiéndose a orillas del río, a crustaceos, a ropa vieja celosamente guardada, a misa, a libro recién comprada, a pintura al óleo, a aguarras, a humos invernales de aldeas perdidas, etc., etc., mil etcéteras. iHay tantes olores! Y si vamos mas alia, si nos hundimos en la realidad, encontraremos mas duros, mas comprometidos, como drogas prohibidas, que quiza sólo son exhibibles en situaciones excepcionales. Los creadores de perfumes deberían rastrear el campo infinita de la realidad y, todavía mas, aventurarse en el terrenc del mal.

Luís Gord i ilo (Sevilla, 1934)

Olores y perfumes, 1988 Óleo sobre tela 102 x 61 cm 74

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Fabricada, como los perfumes, con plantas secretas, el olor del vermut rajo se entremezcla con los fragmentos de conversaciones irrecuperables, jugando como la memoria con los pintores.

Xavier Grau (Barcelona, 1951) Amaro, 1991 Ă“leo sobre tela 100 x 81 cm 76

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Proceso a partir de un olor recuperado 1 Situación

2 Sensaciones 3 Elementos 4 Composición 1. Mañana de junio. En la ventana de la habitación abierta a la montaña, donde Sant Pere de Rodes se perfila y recorta, o es sombra en sombra, el olor despierta, incita la mirada. 2. La tormenta se agita y revuelve, esparciendo olores de tierra empapada y pied ra limpia que penetra y lentamente -paulatina- desliza dulzura; amarilla la retama, el verde fresco de las agujas tiernas de los pinos, toques picantes, melosos de resina, y rafagas de viento, blanco intenso-verde marino-gris plata, escarchadas, del mar. Narices y respiración se ensanchan y la piel se abre a la frescura húmeda: aliento de infancia, y un recuerdo se recorta nítido en el olor propio de un momento preciso. La mirada, dentro y fuera, se llena de colores, movimiento, forma, y los rumores persistentes incitan a buscar en el balcón de la otra fachada el otro instante, en que el mar abierto se recoge en la bahía de Port. 3. Es pacio. Tiempo. Movimiento. Colores. O lor. 4. El proceso de analisis y síntesis, impresión y racionalización , se cierra en la composición: la retama, la tramontana y el olor.

josep Guinovart (Barcelona, 1927) ~a ginesta, la tramuntana i l 'olor, 1984 Oleo sobre tela 82 x 102 cm 78

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Siempre he pintado flores. Me gustan y me siento bien con elias. Ademas son muy a menudo el punto de partida de muchas de mis obras. En elias siempre he encontrado el recorte sobre el espado, el color y el olor. Esa simpliddad del dibujo de la forma natural, de c贸mo esa forma dibuja y penetra en el espado. Y ayer, mientras volv铆a de Madrid por la carretera, la maravilla de los almendros sobre pardo de la tierra mojada de cuando te acercas a Calatayud.

Joan Herm1ndez Pijuan (Barcelona, 1931) Flor sobre blanc, 1988 T茅mpera sobre pape! jap贸n 141 x 75 cm 80

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Cuando pienso en esencias, sensaciones olfativas, perfumes, en el olor de las cosas ... ese material de sugestión que se introduce en nuestra percepción a través del sentido del olfato, pienso especialmente en la niñez. ¿Por qué ese viaje inevitable hacia el pasado? Parece como si fuera únicamente ahí donde se construye el registro esencial de las cosas. Cuando percibo un olor, una fragancia, un perfume, la capacidad de éste para emocionarme es directamente proporcional a la evocación que me provoca de las cosas del pasado, de ese pasado original y único de la infancia. En esa dirección estan todos los registros imborrables de mis olores, unos olores -por fortuna- muy próximos a la t ierra y sus actividades. Ése es el bloque absoluto del olor de mi vida: una totalidad compuesta de múltiples esencias que desprende la tierra, los animales y la actividad del trabajo que se vincula a ella. Hay infinidad de olores contenidos dentro de ese bloque pretérito, originaria, «esencial» que puedo singularizar, aislar, dividir, clasificar. Minúscules olores que me remiten a otros mayores donde diferentes esencias se agrupan, se acumulan sin mezclarse y cada una en su escala y envuelta en circunstancias concretas, en periodos, situaciones y sensaciones concretas de mi vida de adolescente. Olores todos que siguen viviendo dentro de mí, atrapades en algún resorte psicológico que en un instante imprevista se activa y me orienta, dirige y transporta a la niñez, a ese es pacio del Tiempo infinito ...

Salvador juanpere (Viaplana, Baix Camp, 1953)

Esencia/, 1997 Marmol y hierro 38 x 44 x 20 cm 82

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Durante unas excavaciones, unos arqueólogos encontraren sobre las paredes de una casa un graffiti que, una vez traducido, decía lo siguiente: «Las mujeres huelen a pescado, los hombres huelen a carne». Tuvimos conocimiento de esto cuando estéíbamos preparando una exposición titulada «Chitonian Appollonian» -una reflexión sobre el masculino/femenino- y nos paredó que ese graffiti ilustraba otro aspecto del tema que nos interesaba. Es bien sabido que los olores influyen en la sexualidad y la seducción. Muchos estudies han demostrado recientemente que los olores pueden influir negativamente en el cortejo o, al contrario, destacar deseos irresistibles. Por ello nos paredó justificado emplear formas sugerentes de alambiques -una mas plena y la otra mas puntiaguda- con los cuellos entrelazados y encajados para simbolizar la pareja y el concepte del olor. En la parte superior de uno había un pescado y en la del otro, un trozo de carne. De este modo los visitantes podían participar de manera olfativa en la exposición. El título Fish or Fowl es una expresión inglesa con la que se designan elementos opuestos.

Ben Jakober & Yannick Vu (Viena, 1930/Monfort l'Amary, 1942) Fish or Fowl 11, 199 5 Terracota 79 x 88 36 cm 84

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Entre las fuerzas naturales hay una cuyo poder, si bien reconocido, permanece en todo tiempo misteriosa y ligado al hombre: la noche. Si bien en el día triunfa la visión, durante la noche el olfato es el rey. Parece como si en esas !argas horas en las que reinan las sombras nuestra nariz adquiriese, al igual que la de algunos pequeños animales nocturnes, toda su agudeza, su amplitud y su poder de analisis, y detectase con mucha mas finura los sutiles olores de los cuerpos, de las plantas, de los animales y del mundo viviente. Pero la noche también tiene su perfume. Si para Aragón la noche tiene un perfume de «gran ciclamen nocturna», Colette tiene la sensación de que «una guardería invisible, febril y blanca, abre sus pétalos en la oscuridad» .

Antón Lamazares (Maceira-Lalín, 1954) Desazón de vagabundos, 1996 Técnica mixta sobre cartón y madera 88,5 x 80 cm 86

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Olor a cobre, olor a f río. Olor a invierno, a tiempos difíciles. No huele el cobre, perola mano cuando lo trabaja sí. El cielo es un temible agujero azul que reparte silencio. En los valies remotes la nieve adquiere una piel como la clara batida a punto de nieve recién sacada del horno. Hace tanta frío que el humo de las chimeneas resbala en el aire como una lava que f luye hacia arriba. Es invierno.

Eva Lootz (Viena) Olor a cobre, 1 996 Cobre, fieltro, parafina, hierro y material plastico Medidas variables 88

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En mi estudio, construí esta maquina escultural de bronce que tendra la fantàstica capacidad de desprender el mas elegante de todos los aromas: el aroma de los sueños y del éxtasis.

Roger Mack (Baverton, Ohio, 1938) Escultura de perfum, 1994 Hi erro 224 x 48 x 48 cm 90

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Estas manos que saben lo que buscan por un arranque de la intuición: lo que fue, ya no es y es soledad con sombra de austeridad. El silencio que recobra la música y el baile con las formas que el barro con el fuego le concede. Memoria del vacío, resto de fuerza remota que tiene el agua de vidrio en hoyas estanques y saltes en catarata, vestigio de un deseo una vez domesticada que vuelve y se manifiesta mezclado con el cieno de las aguas perdidas. Magí Sunyer

Madola (Barcelona, 1944)

La sèquia. Sèrie aigües negres, 1998 Ceramica alta temperatura 1.280°, esmaltada y coloreada con óxidos metalicos 23 x 70 x 13 cm 92

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La fuerza del olor me transporta en el tiempo. Me hace revivir lo ya vivido. Es como un segmento de película de poquísimos instantes, inmensurables, muy poderosos, y me deja en un estado de semisueño, en una especie de ausencia de pocos instantes. Desaparece. Las cuevas de Altamira dejaron una profunda huella en mí. Pude tocar las paredes pintadas por aquelles cazadores de almas. El contacto y el penetrante olor del interior húmedo dellugar sacro me arrebató. Me pudo el poder magico de las imagenes, y me t ransportó a la condición de cazador y presa; a sentir, palpar la tierra con la piel; depender de la fuerza del cuerpo; orientar mi atención por el olor sin tiempo que desprenden los seres y las cosas.

Cveto Marsic (Koper, Slovenia, 1960) Vida nueva, 1996 Óleo sobre lienzo 200 x 180 cm 94

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Poison noir es un cuadro y también un perfume. Un olor en ambos casos que me adentra en el mundo íntimo y nostalgico de la memoria, entregandome el extracto que transpiran las aguas verdinegras de la marisma; el verdín de las algas junto al oscuro barro de la basa, la orilla mugrosa y el agua remansada, emulsión vivificante por ella aglutinada.

Antonio Mesones (Santander, 1964) Poison noif¡ 1992 Acrílico sobre tela 70 x 130 cm 96

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El café es la sangre de la noche y en el aroma tiene el corazón de su humo. Joan Brossa

Joan Mora (Barcelona, 1944) Bossa de café, 1990 Piedra de Calatorao 12 x 36 x 19 cm 98

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Olor y color actúan en nuestros sentidos de una forma similar: ambos graban en nuestra memoria una impresión muy intensa. M ientras pintaba esta serie de cuadros, he tratado de mantener el recuerdo del aroma de las f lores pudriéndose o el de las habitaciones donde se dejan a secar manzanas. El color sería aquí la esencia de su intensidad, su esplendor y su extinción.

Antonio Murado (Lugo, 1964) Sin título, 1997 Óleo sobre tela 160 x 200 cm 100

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En sanscrito, nasa, «nariz», significa perfume. Ellazo indisoluble entre la nariz y los perfumes ha hecho que se califique a los perfumistas de compositores de «nariz», una apelación que estos magos -capaces de identificar y de combinar hasta la armonia perfecta 3.512 olores- idetestan por unanimidad! Napias, naripa, narizota aguileña, borbónica, aplastada o respingona, nuestro órgano de la olfacción, con o sin buen olfato, nos maneja a su antojo. Es inútil que pretenda que no puede oler: cuando el perfume de una mujer se asoma, señor, ¡esta usted perdido o a punto de estarlo ! No intente cerrarle la puerta en las narices o tirarle de la lengua: el perfume se reiría en sus barbas y usted se arriesgaría tontamente a que la felicidad le pasara por debajo de las narices. A menos que haga suya la maxima britanica que quiere que cada uno «mantenga su nariz !impia» (keep one's nose clean) y evite meter las narices en los perfumes de los demas; lo que sería una lastima. ¡Venga! No ponga usted esa cara larga y dedíquese al placer de husmear, aspirar y olfatear todos esos bellos olores que sólo viven para ser respirados.

Andrés Nagel (San Sebastian, 1947) Nariz, 1991 Técnica mixta, óleo sobre poliéster y fibra de vidrio y zinc 67 x 46 x 9 cm 102

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De la nube cuelga su sombra, que camina detnĂ­s. El olor del campo abre el camino delante.

juan Navarro Baldeweg (Santander, 1939) ~aisaje con nube y su sambra I, 1995 Oleo sobre tela

65 x 100 cm .. 104

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Oculto, apresado, sin techo, entre muros. Mueres en deseo de belleza, respiras por perforadas paredes de placer, pena de plenitud . TĂş, oculto, apresado, entre muros sin techo; yo muerdo el deseo por tu belleza. Desde el vacĂ­o respiras, a travĂŠs de paredes perfumadas por tu presencia, del placer a la pena, de ella a la plenitud. Oculto, apresado, sin techo, deseando belleza respiras entre paredes perforadas por tu presencia, del placer a la pena, de la pena a la plenitud .

Miguel Navarro (Mislata, Valencia, 1945) Apresado, 1994 Madera, ceramica y tĂŠmpera 40 x 104 x 7 cm 106

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... de cómo el olor es mensaje, pensamiento y recuerdo . ... tarde de ve rano .. . llena de signos sobre la precariedad del tiempo y sobre la esperanza.

Palazuelo (Madrid, 1916)

Çonjuntion, 1996-97 Oleo sobre tela 135 x 100 cm 108 109


El olor de las películas. «Mon manège à moi» * Juraria que la primera vez que lo vi fue en una película de Herzog, después ha aparecido en otras muchas ocasiones. Sucedía en un descampado, en un cementerio de coches o quizas en un lugar que lo recordaba, o tal vez no. Poco importa. Cerca de ese paisaje desierto había unas barracas de feria. En una de elias, en una pequeña cabina similar a la de un peep-show de veinte duros, podíamos asistir a la angustiosa y cruel danza que ejecutaba una gallina en un espado delimitada por rígidas cortinas de falso terciopelo e iluminado, cómo no, por bombillas de luz roja. Sus garras se aferraban, con desigual fortuna, a una plataforma giratoria, en un vano intento de conseguir cierta estabilidad. No se había fotografiada el olor del antro. Para mí, siempre sera el de un coctail de enchiladas, cerveza mexicana y ambientadores en spray.

* Canción de Edith Piaf, traducible por Mi carrusel, haciendo referenda al torbellino que vivía con «su hombre».

Carlos Pazos (Barcelona, 1949) Mon manège ó moi, 1996 Objetos 80 x 75 x 70 cm 110

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Me pedís que os hable del olor de la fuente de Llorà, pero no acierto a comprender si queréis que os hable de lafuente real o de lafuente pintada. Ésta, la pintada, donde el agua hace unos pliegues de lienzo como si brotase vestida y seca, tiene sin lugar a dudas un fuerte olor a trementina y aceite de linaza. De la otra, la real, no sabría deciros con certeza cual es su olor. No es una fuente especialmente olorosa. Llorà no es una de esas fuentes que apestan a meada de diable, ni tampoco esta mentolada por una fragancia de hierbas aromaticas .. . Aunque es muy posible que los jabalíes y otros animales encuentren esa fuente gracias a su olfato, no es el olfato lo que nos lleva a ella. Tampoco la vista nos conduce a ella, en esa espesura de alamos temblones y avellanes que la encierran, sino el sonido. Lafuente de Llorà suena, en efecte, como si dijera su propio nombre: es un sonido naciente y seguida, como el nombre de «Liorà>> . Conocemos lafuente por su sonido, tan difícilmente compuesto para que suene siempre igual, para que el sonido baile como baila una flauta; pero que no cambie.

Perejaume (Sant Pol de Mar, Barcelona, 1957) Font de Llorà, 1990 Óleo sobre tela 65 x 82 cm 112

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Esencia A diferencia de las imagenes palidas que generalmente llamamos «recuerdo» , hay momentos privilegiados en que un perfume, una esencia, nos asalta por sorpresa, arrancandonos violentamente del lugar y el tiempo que ocupamos para transportarnos a un lugar escondido, a un tiempo olvidado. La experiencia nos sacude con la intensidad de una tormenta, y agita en el aire ante y dentro de nosotros los fantasmas de una habitación perdida, de una voz, de la luz que ilumina otros rostros, de un aire distinto. Así, por un instante, tenemos el privilegio de vivir simultaneamente en tiempos distintos, de ocupar varios lugares a la vez. Desafiamos la tiranía del presente que nos encadena día tras día y lo relegamos a su justa importancia en el continuo transito del vivir: la de convertir nuestro deseo en memoria y nuestro anhelo en nostalgia e imaginación. Durante esos momentos, la vida se despliega en dimensiones y progresiones simultaneas y contradictorias. Somos simultaneamente un fuimos y un seremos. El presente se convierte en el cuerpo del tiempo, en la superficie tensa y vibrante en que convergen los reflejos de la luz cambiante de los cielos y la luz densa que empuja desde las profundidades. En ese instante, el mundo adquiere una corporeidad tan exaltante y rica, tan detallada y precisa que al pasar nos deja como naufragos, sorprendidos de encontrarnos aún con vida sobre la misma orilla donde estabamos al partir. Es extrañamente conmovedor que ese perfume, esa esencia intensa, pasajera y volatil, que desencadenó la tormenta, no sea sino la llave de acceso a nuestra memoria, al territorio mas profundo, mas íntimo de nuestra imaginación. La memoria se siNe de la esencia para lograr hacerse presente, así como un espíritu puede servirse de cualquier cuerpo para manifestarse, dejandonos al desvanecerse el gusto amargo y pleno de nuestra propia mortalidad. Busco pintar cuadros que sean como esas esencias: caminos de acceso a la materialidad del tiempo. Quisiera que fueran capaces de extinguirse en el momento de ser vistos, así como ese perfume que parece desvanecerse, mientras realmente se ramifica a oscuras, trabajando la profundidad de nuestra memoria. Como un perfumista, el abstrador de la alquímia medieval, busco destilar esencias, encontrar lo que parece haber de mas puro, de mas permanente en las cosas, el principio que las define y que se me escapa una y otra vez. Destilar es violentar, agredir la aparente integridad de la memoria, la integridad del mundo material, es fragmentaria usando la fuerza, es una forma de crueldad que renuncia al todo en el intento de apoderarse de esa partícula densa y volatil en que reside el secreto de su ser y su verdad última. Espero que mis cuadros sean inquietudes, como un déjà-vu, y que con una violencia contenida asalten a quien los mira, obligandole a buscar dentro de sí ellugar preciso que reclaman. Que sean de quien, al verlos, los hiciese tan suyos que sintiera que el pintor ha sido tan sólo el instrumento de quien él, como espectador, se ha servido para acceder a su propia visión.

Víctor Pimstein (México, D.F., 1962) Muro de /adri/los, 1995-96 Óleo sobre madera 84 x 74 cm 114

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En catalan, la palabra «alba» nos remite no sólo a la primera luz del día, que despunta en el horizonte y salpica de blanco la negrura de la noche al desvanecerse; sino también a un arbol, el alamo blanco. La realidad tiene múltiples apariencias, conocerla y sentir sus matices estimula y agudiza los sentidos. El alamo desprende olor, sobre todo al cortarlo, como cuando pisamos la tierra todavía húmeda del rodo del alba. La escultura esta hueca y tiene agujeros a través de los cuales poder disfrutar del olor del alamo. El poder de atracción, la sensualidad, la fuerza y la imposibilidad de alcanzar el conocimiento y la comprensión total de una obra es lo que int ento expresar, sugerir.

Enric Pladevall (Vic, Barcelona, 1951) L'olor de l'alba, 1996 Madera de alba 120 x 20 x 22 cm 116

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Carader olfativo: Rasgo odorífico que distingue y precisa una forma olfativa. Por ejemplo: un chipre de caracter animalizado, un fougère de caracter aromatico. Texto del Didionnaire du language perfumé, Éditions Quarante Huit Publicité

jaume Plensa (Barcelona, 1955) Étude pour la neige rouge, 1991 Técnica mixta sobre papel 47 x 34 cm 118

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Humano significa que puede oler. Ese acto voluntario y discrim inatorio (se puede descubrir una cultura a través de sus olores repudiados) que consiste en oler la brisa, el rodo, el viento, una axila o el aroma de una taza de té, demuestra la existencia de un apetito olfativo sano, una curiosidad o incluso una guia nasal que a menudo se revela increíblemente instructiva.

Charo Pradas (Hoz de la Vieja, Teruel, 1960) Azafranes, 1996-97 Técnica mixta sobre tela Díptico 50 x 1 00 cm 120

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En esta pintura he procurada dar forma visual a una sensación delicadamente olfativa: el aroma que se desprende de una taza de té de jazmín. Esta fragancia se transforma en la protagonista del cuadro. Para ello he utilizado colores relacionades con el té: ocre, dorado y gris. El ocre dorado corresponde al color de la infusión y a la impresión que produce en el espíritu: una impresión de bienestar; el gris lo asocio con el humo que sale de la taza, una delicada emanación en la que nuestros sueños pueden tener cabida. Ambos elementos constituyen la materialización plastica de algo tan sutil como un aroma. Ademas, en la fragancia del té veo algo luminoso, brillante, etéreo, algo poético. Algo que nos sugiere amistad y tranquilidad, que invita a dar, como entre los antiguos poetas chinos, un sentida ritual y mística a la vida.

Albert Ràfols Casamada (Barcelona, 1923) Te de gessamG 1993 Acrílica y pigmentos sobre tela 150 x 150 cm 122

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Breve apunte sobre la nariz No recuerdo exactamente qué día empecé a notar que mi nariz no funcionaba bien. Sin lugar a dudas fue hace mucho tiempo, pero aún así, la memoria de «mis olores» se remonta casi al principio de mis días, y el muestrario que me ha aportado, si no muy extenso, sí ha sido significativa. Padezco sinusitis y alergia desde hace años, lo cual no impide que mi nariz tenga momentos espectaculares; no sólo esto, sino que a causa de su deficiencia, cuando funciona, la respiración se introduce hasta muy adentro, y se hace notar dulce y melodiosamente como uno de los bienes majestuosos de la naturaleza, y cuando se deja acompañar por el olor hace del olfato el don mas precioso de ...

Miguel Rasero (Doña Mencia, Córdoba, 1955) Sense títol, mayo 1988-noviembre 1990-92 Técnica mixta y collage sobre papel 143 x 194 cm 124

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Barca es aquí la idea del viaje en el sentido de transcurrir por un flujo liquido a paso lento; el paso que permite observar las cosas como si éstas fuesen las que se mueven y no tú. Tiene un aire ceremonioso, de barca ritual. Asocio el olor del té con el viaje. Es el olor de llegar alia donde se encuentra el hombre, el olor de ofrecimiento. Para mí es un olor directamente ligado a Africa, al Atlas y las tribus bereberes, a la pureza y el primitivismo. El té esta dentro de un cofre, situado en el corazón de la barca y construido especialmente para contenerlo, con el tono dorado que tiene el té.

josep M. Riera i Aragó (Barcelona, 1954) La barca del té, 1988 Hi erro 29 x 179 x 19 cm 126

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Calles silenciosas, calladas, indiferentes, transitadas por familiares y amigos, donde se conserva una quieta intimidad como una bucólica poesia. Perfumadas con las fragancias de un laurel, un ciprés o un ramo de crisantemos. La síntesis de todo un largo recorrido que comporta muchas experiencias y una infinidad de olores distintos es lo que tienen en común la serie «Silent Move», en particular la escultura Going my way - titulo tan paradójico como la obra misma-, y los cementerios. Una recuperación de las cajas de camión que quedan inmóviles en un rechazo, la última morada de la muerte y todo lo que envuelve el transito, es lo que ha hecho Roqué al pensar en el silencio como sentimiento universal. Es un poco la historia del mundo de la carga, del t ransporte de diversas cantidades de cosas de un lado a otro de la vida. Es una obra lírica con una respuesta emotiva y, como toda gran obra, invita a reflexionar y pensar en diferentes tipos de carga y en las maximas variaciones relacionadas con los olores: el olor del hierro, el olor de la madera, el olor del asfalto, el olor de las mercancías y otros muchos mas. El aire frío del acero, comparable al de los angeles de los cenotafios, contrasta con el perfume que emana de los arboles, cuya madera ha servido para hacer parte de la escultura. Su forma redondeada y tensa sugiere infinidad de aromas según la experiencia y sensibilidad del espectador. Aceptamos que Going my way nos entre por la vista y el tacto, pero no podemos negar su placer olfativo. Y el olor es un placer estética y físicamente muy perceptivo, no simplemente por lo que nos sugiere de su anterior contenido, sino también por su materia intrínseca. Podemos cambiar el nombre de las cosas, pero su perfume, su esencia, no se altera; de ahí que Shakespeare nos diga: «A rose by any other name would smell as sweet.» Agustí Roqué I Rosa Escayola

Agustí Roq ué (Barcelona, 1942) Going my way, 1993 Hi erro

33 x 76 x 46 cm 128

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La nostalgia sobre el país donde nací me ha hecho t rabajar en los últimos años en temas relacionades con la geografia y la f lora de Cuba. lsla de pinos es un pequeño cayo que se encuentra al sur de Cuba, justo bajo la provincia de La Habana. Los pinares típicos del cayo le dieron su nombre. Hay siempre una suave brisa que mueve los innumerables pinos, y que, mezclados, el fino aroma a verde fresca con el aire salada que viene del mar crea la ilusión de eterna primavera.

Baruj Salinas (La Habana, Cuba, 1938) /sia de pinos, 1991 Acrílica sobre tela 73 x 92 cm 130

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Ciertamente, serie primaveral a pesar de los fondos intensamente oscuros. Delicias de un jardĂ­n perfumada donde el olor del jazmĂ­n y la rosa se entremezclan con el proustiano olor de la tinta de imprimir.

Antonio Saura (Huesca, 1930-Cuenca, 1998) Las delicias del jardĂ­n 11, 1990 Monotipo 105 x 163 cm 132

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Recuerdo perfectamente mi segunda exposición con David Mc Kee en Nueva York en 1982: compuesta de seis grandes telas pintadas, tremendamente físicas. Trabajé sobre elias hasta la última semana. Tan bueno era el olor que desprendían las pinturas como la apariencia que presentaban . Era como andar por un cañón de colores profundes, con la esencia del óleo llenando la galería entera. Una exposición con todo: oído, tacto, vista, olfato.

Sean Scully (Dublín, Irlanda, 1945) Maan, 1994 Óleo sobre madera 61 x91,5cm 134

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Evocar es parte de la memoria melancólica: Mark Rothko o Kaspar David Friedrich parecen renunciar a todo en su pintura, excepto a un luminoso y nostalgico vacío. Los aromas, cual energía incorpórea, nos hacen dejar atras el mando de las dimensiones y de las razones humanas y nos inducen, como las pinturas de Rothko o Friedrich, a ese estado melancólico. Perfume de lilas que todas las primaveras invadía mi estudio a través de la ventana.

Soledad Sevilla (Valencia, 1944) Perfume de li/as, 1993 Acrílica sobre papel japón 62 x 97 cm 136

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Fragmento para José M . Sicília Oscuridad preñada de luz. Grieta del sueño abriéndose en la noche, como una chispa de vida que enciende la materia ondulante de la nada. Zumbido de insectos en t orno a la llama. Perfume vegetal fluyendo desde el centro hacia ellímite de los sentidos. Aquí el color es la ausencia del color y el sonido la ausencia de sonido. Espejo nocturno, materia viva en el instante preciso en que la palabra estalla. A. Tàpies Barba

j osé M. Sici lia (Madrid, 1954) Mont- Tonnerre, 1994 Óleo, ceras y madera 100 x 75 cm 138

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El olor y su caracter se convierten en rumores del tiempo, y bajo esta sensación inferida se disipa gradualmente la belleza: la memoria de un instante confidencial.

Susana Solano (Barcelona, 1946) Patena de trànsit, 1990 Hi erro

45 x 51 x 3 cm 140

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En los años de la infancia y durante casi toda la adolescencia, mi madre lo fue todo para mí. En ella encontraba todas las cualidades, todas las protecciones instintivas que los niños buscan en la dulzura femenina del ser que los ha engendrado. lncluso su olor pareda calmarme en los mementos de temor o de excitación. Y todavía hoy, cuando huelo algún perfume que me recuerda al de ella, me invade de nuevo aquella sensación de beatitud que sus brazos y la calidez de estar en su regazo me producían. Era tan fuerte lo que sugería el olor que, ya adulto, en un momento de soledad y tristeza, recuerdo haber seguido durante un rato, por las calles de París, a una señora que exhalaba el mismo perfume que mi madre. Texto del autor en Memòria personal

t

.,

Antoni Tàpies (Barcelona, 1923)

Signes sobre taronge, 1977 Pintura acrílica y lapiz sobre papel 57 x 77 cm 142

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Las formas que aparecen en primer plano, cruzando ellienzo, poseen un movimiento que ha sido detenido. Entre estas formas y el fondo hay una malla de camuflaje, utilizada por naturalistas y cazadores para confundirse con un determinado paisaje de una zona de Estados Unidos. El único sentido que podemos utilizar ante este paisaje es el de la vista. El sonido ha desaparecido, las sensaciones olfativas aparecen como «no olor», las sensaciones tactiles se desvanecen frente a la lisa y brillante capa de resina. Eternizar un instante conlleva perder lo efímero, pero también activar la memoria.

Darío Urzay (Bi lbao, 1958) Fronzen life VIII (Sme/I it), 1992-93 Pigmentos diversos con barniz y malla de camuflaje 122 x 122 cm 144

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Salí al jardín y me dirigí hacia la piscina. Me zambullí. Por instantes, ellíquido se iba haciendo mas denso, costoso de atravesar. Oí aquel ¡crack! y me desperté. Estaba sentado sobre la barandilla del puente, con las manos entrelazadas detras de la nuca y comenzaba a amanecer. No sabía cuanto tiempo llevaba sumergido en ese letargo y ni siquiera si había cerrado la puerta del estudio. ¿A qué huelen los sueños?

juan Uslé (Santander, 1954)

Bounes words, 1991 Técnica mixta sobre tela encolada sobre madera 56 x 41 cm 146

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lnitiation and apprenticeship in the world ot smells Ernesto Ventós Omedes I was born into a family which has for generations, as a tradition passed on from father to son, been a part of the world of fragrances and perfumes. I grew up in a house in the Sants-Les Corts neighbourhood amidst drums of essential oils that tilled the air with the seent ot lavender, mint and orange, the last two being my tavourites as demonstrated later by my greedy liking for sweets. Summers in the country at my maternal grandmother's house were an important part of my early olfactory experiences: the smell ot the damp earth mixed with the aroma of the eucalyptus trees after the rain; the fragrance of herbal infusions; the pungent whiff of naphthalene that became conspicuous for just a few days a year when the season changed; the sweet honeyed perfume of pipe tobacco; and even the unpleasant smell ot the cellar with its mixed odour ot damp newspaper, wood and oid clothes. All this plus the reek of manure and its special ability to make any other smell stronger. These w ithout doubt are my first encounters with smells despite the fact that my true apprenticeship began when I started working alongside my father in the house in Sants and progressed particularly during the three years that I spent in Switzerland and France as assistant to the great master Arturo Jordi. This was how I became familiar with the variou s essences and their characteristics, while at the same time training the memory of my nose. Detailed study of all the various components was essential to be able to learn gradually how to create formulae and how to apply them to the various products. lt was an intense apprenticeship or initiation, that was moulded and perfected by the daily experience of the slow, considered process vital to the birth of a new perfume. lt is a task that requires a lot of time, a creation that must be approached without haste as you need to be aware that when you want to give material shape to a new idea, drawing up the formula will take many months of work and that despite the all the dedication and effort you put into it, the life of the perfume may be relatively short. Throughout the course of an entire year, I maybe make up some ten or twen ty

formulae, of which it is very likely that only one or two are perhaps of interest, while the rest, if they are not marketed, lose their value very quickly. To create a perfume, you need to spend tim e experimenting and researching, in the same way that you also need to experiment and conduct research over a long period to create a work of art. But unlike a work of art, the perfume designer works largely to commission, offering his or her services to a client who determines the basic characteristics of the fragrance required depending on the market it is aimed at and, above all, after research into the people who are to buy it, their tastes, their social origin, cultural level and even into fashions and climate. Right from the start, a perfume has avalue as a consumer product. In this respect, once launched onto the market, perfume adapts to the characteristics of the consumer in such a way that normally the perfume chosen by each person reflects his or her character, lifestyle, preferences and personality. Hence, a perfume reveals a lot about us. There is no doubt that there are perfumes that are seri ous, classic, modern, liberal, extravagant - a whole host for every taste so that everyone eventually feels singled out and identified according to their individual nature. lt should also be pointed out that mixing perfume with one's own skin seent alters the smell ot the essences and balsams that make it up, which is why it is said that a perfume undergoes slight changes when worn, personalising each fragrance. Another issue which I feel it is necessary to mentien here relates to changes in social stereotypes. Recently, we have seen how harsh essences, such as cedar and common flowers, which are popular in colognes for men, are now also being used by women. This clearty reveals that now that men and women are growing closer, so are their fragrances, and also demonstrates that the age-old barriers regarding seent are increasingly breaking down.

The initiative behind the collection The idea ot starting up a collection based on a visual work created using sense of smell perceptions arose in 1978 as a result of an exhibition entitled 0/fadory 150

Suggestions involving a number of perfumers that was held at the Joan M iró Foundation in Barcelona. The topic was very broad and the show tried to cover the wide spectrum of the world of smell: the fragrances of the body, the smells of colours, the odours of animals, the raw materials that give off seents (plants), the physiology of the sense of smell, smell and popular culture, fashion in smells and the literature of smells. When I noticed that there was nothing exhibited on the walls in the exhibition, I felt the need to get in touch with painters and sculptors to make them part of my initiative, which had to mature over time. First, I tried writing to artists and gallery owners, but the response was poor. I myself had to contact each of the artists to present my proposa! and to try to encourage them to share in the shaping, representation or refl ectien of olfactory sensations and to inspire them into being capable of visually communicating these immaterial essences to the onlooker. lt is quite clear that the suggestion was an enriching challenge for all the artists, offering them a way of linking up to a different level of communication with a language that is very imaginative in its development while at the same time being intellectual; a language that is a very aware plastic interpretation of inhaling the externa! world. I am now pleased to be able to present a selection of my collection, which has been shaped by the close dialogue between the suggestive evocative worlds of the visual and the olfactory so that the public can share it with us and can draw from it their own conclusions.

Learning to use our sense ot smell in order to understand understanding i n order to use our sense ot smell Notes on the lecture entitled The Sme/I of Art given by Ernesto Ventós Omedes in Lucta (Montornès del Vallès) in 1994. In his latest work, Seeing and Understanding Painting, Bernard Rancillac takes his experience as a painter and provides us with the keys to the doors of the realm of painting, analysing the various levels that link the onlooker with the coded language of art. Smelling and Understanding Painting is my personal adaptation of t he title and

of some of the passages in Rancíllac's work -which I will go on to detail at certain points- to demonstrate based on my own experience that there is another sense, the sense of smell, that can also aid our understanding of the language of art. Art is a coded language, so it is essential that we acquire a specialist view of it in order to be able to understand it. Similarly, it is not sufficient simply to breathe in through the nose - to smell, inhale or sniff - in order to reveal the codes that are particular to perfume. Thus, the way we look at the outside world is not the same as the way we look at a work of art, which requires a degree of education. Visual perception, just like the sense of smell, adapts itself to the nature of the objects we perceive. When we are born, all our physical senses start to work, though poorly at first due to our lack of knowledge of the various stimuli that affect them. This being the case, however, it is highly probable that the first things we learn to distinguish in life are the smell of our mother, food, home - the things that are closest to us and which are most familiar to us. Even though we cannot yet appreciate it at this stage, it is very likely t hat we are guided by our sense ot smell as we discover the world around us. Our sense of smell is therefore one of the most important basic tools we have for our own development and understanding of our surroundings. We should bear in mind that our sense of smell is the only on e that we cannot cut off by force of w ill, unlike our other senses which we can neutralise by closing our eyes, shutting our mouth, blocking our ears or simply by avoiding touching things. lt is impossible for us to close ourselves off from externa! emanations and smells because it is obvious that we cannot live without breathing. For this reason, it is easier when we are children for us to describe what we perceive through our sense of sight, hearing, taste or touch because we are able to exercise control over it. But this is not the case with our sense of smell; this source of perception is completely unavoidable and abstract. From the time we are bom, we all carry around with us experiences we have been through or felt that are stored away in our memory until it builds up into a considerable repository, with all the cultural connotations that society inculcates into us. We become

able to perceive the wortd al most effortlessly thanks to it despite the fact that an entire accumulation of experience is insufficient to be able to acquire a special sense of sight and that what we really need is a certain apprenticeship that will crystallise during our daily work. As Rancíllac says, "no-one has become a painter simply by looking at nature, a pretty tree or a ~eautiful woman". Likewise, no-one can become a creator of perfumes solely by smelling a magnificent fragrance. Much has been written about making perfumes and there is still a lot being published on the world ot aromas and fragrances, but unfortunately it is always in an anodyne and incomplete fashion. The book that analyses the worl d of perfume to the full has not yet been written. Learning about smell is essential in order to break the code of perfume, but it is the condensation of over 40 years of experience that assures me that it is not only necessary to study the mechanics and techniques and to àpply them to good working methodology, but that a great love of the art and craft is also an essential element enabling us to breathe life into our creations. A perfume or aroma without a soul can never be a fully achieved work. For every creator, therefore, emotion is not the be all and end all - he or she needs to know the job, which must be formed and shaped day by day, and to find pleasure in what he or she does. The perfumer, just like the artist, has a wide range of elements to combine in his or her creations. The painter, for example, knows that pictorial languages are developed based on scientific and artístic experimentation on the visual qualities of colour. Colour - like any other concept - is an important element of expression and its power and symbolism are well known to all experts who recognise its close relationship with the other senses. The colour red, for example, swiftly suggests passion, love and even the violence of blood, which is why it is used in perfume making to characterise serious colognes and sophisticated perfumes. Blue is unquestionably a relaxing colour denoting gentleness. freshness, joy and nobility, and is the typical colour ot maríne fragrances. Green is associated with young plants and is a colour common to shampoos and cleaning products; because it symbolises nature, life and growth it is 151

used in youthful colognes made using natural ingredients. Romance, wisdom, purity and cleanliness are concepts that are always allied to the colour white, w hich is normally used in beauty and hygiene products. Black is loaded with symbolism and is related to heady, alcoholic perfumes. Yellow exemplifies the sun, light and youth, and is a normal colour for colognes for all the family. Gold symbolises power and luxury. We can clearly see that the abundant and unrestrained connotations of colour corne immediately to mind and that they have a psychological effect. Obviously, however, there are unavoidable límits to some extent to their use. Bringing together form and colou r and their particular dynamics creates an inexhaustible reserve of plastic combinations which are not necessarily appealing or pleasant but which should instead express certain subjective stances. We need to be very clear that the purpose of visual art is not to please but to move, for, as Schumann said, "the artist's mission is to send light into the depths of the human heart". The artist's duty therefore consists not merely of mastering torm in a pure exercise on shape, but of adapting it to the contents that are to move the onlooker and to force him or her to re-experience certain sensations. The artist, according to Kandinsky, must educate him or herself and look into his or her own soul, taking care of it and developing it so that his or her externa! talent has robes to put on and is not simply like a lost glove from an unknown hand, a simulacrum of a hand, empty and without meaning. In this way, as Rancillac suggests, if you want to go deeper into the language of the plastic arts and grasp its specific connotations, it is essential to learn how to appreciate it. We need to learn that the artístic experience will bring us no pleasure or joy until we can assimilate it perfectly. This means that the satisfaction that makes up this experience, our drawing close to a work of art, is not an easy task, but instead becomes a rigorous intellectual and moral way forward. Thus, artístic creation is not a ripe fruit ready for eating. In order to enjoy it, we must follow a process that the artist him or herself has left unfinished. A major element in many plastic works of art is drawing. Through the line or the


stroke, we can immerse ourselves - if the artist is honest with his or her work - in the work's psychology in the same way that a mix of essential oils in a particular proportion gives every perfume its own character. Drawing is a speciallanguage of direct expression open to constant experimentation. lt is a highly flexible torm of w riting that gives the author a freedom of movement that is difficult to achieve in other artístic techniques. This is possible because hand and mind communicate directly through a f luid energy, automatically reflecting movements and emotions poured forth in lines traced upon paper. The artist's features are of great expressive value; they are a living entity which, with all their fullness or emptiness, concentration or expansion, movement or stillness, express aggression, sensitivity, sensuality, fear, etc. In short, they convey particular states of mind or view of the world, intangible, impalpable qualities that curiously are also to be fou nd in perfumes. However, we believe that the sense of smell is linked to a part of the brain that governs subconscious behaviour and that t he message o f smel I touches us at a deep emotional level that visual and auditory information can never reach given that smell arouses primitive emotional responses. lt is this intimate interrelationship, therefore, between the worl ds of art and perfume - which would permit us to continue raising other parallels - which makes me dare on many occasions to interpret a work of art on the basis of criteria used to appreciate perfume, differences of genre apart, of course.

The essence of a collection Oriol Gual i Dalmau Collecting is an approach to life. There are those who collect stamps and others who collect coins or books or art. In short, there are people who collect everything including feelings, memories and nostalgia. The true collector is a compulsive being who lives in a strange world half way between pleasure and anxiety. Nothing is more pleasing to him or her than to acquire the desired object, than to get hold of that elusive piece, than to achieve some distant goal. However, these are ephemeral pleasures that barely

last the time that it takes for a restless urge to rise up in the face of new objects of desire, new pieces, new apparently unattainable objectives. For the collector, each ítem gathered is an accumulation of sensations that go beyond the object itself or its beauty, unusual nature or aesthetic, documentary or financial value. lt is a cocktail of all these things, together with the memories associated with it, the difficulties overcome to possess it, and the anecdotes and experiences generated during the search for it. Evocation and memory are, in short, fundamentally important to the person who has carefully and passionately gathered together a collection. And this takes us back to perfumes. In the complex mechanism of the human brain , there are few things as capable of triggering memory as smells. An aroma, perfume or particular fragrance sudden ly emerges from all those enveloping us, though we pay them no heed, and our mind rushes back at dizzying speed to another place, anot her time, when this smell was closely linked to a moment of pleasure, grief, happiness or surprise. W ho does not have his or her private collection of smells? From the rich smell of the countryside after rain or the flurrying seent of jasmine on a summer's evening to the most private of perfumes such as, in my case, the smell of my first Jover or refried beans with bacon, which I will always associate with the house of my mother's parents and with the sound of Elena Francis on the radio. Despite all this, we are not accustomed to valuing our sense ot smell. For most species of animal it is a survival factor; for man it has become atavistic and has lost its importance in our everyday lives. Luckily, however, we humans are not all alike. For Ernesto Ventós, the sense of smell is primordial. Born into a family ot perfume makers and brought up surrounded by flasks of essential oils, he has dedicated his life to the subtle art of creating fragrances. A renowned expert in perfumes, he has invested and continues to invest many hours in educating his nose. Thanks to his determination and the time spent on his apprenticeship , Ernesto is capable of creating the most delicate of essences or the more prosaic smell of a burnt burger. Thanks to this skill, or perhaps driven by his compulsion, Ernesto is now an art collector. 152

This perfumer has already shown his propensity for gathering unusual items in his remarkable collection of sticks with two uses. However, as he himself recounts in the introduction to this catalogue, it was his collaboration as a creator of perfumes in the exhibition 0/factory Suggestions that gave rise to his passion for contemporary art and eventually to this exhibition presented here. His unquenchable tenacity, his refined sensibility and his passion for the world ot smell, together with his urge to collect, mean that the inevitable was bound to occur: Ernesto has managed to gather a magnificent body of works of art in which the world of smells is the connecting bo nd. This is unquestionably an atypical collection in terms of both its contents and the way it was conceived. Ernesto Ventós is not the usual kind of collector. Most of the works gathered here were commissioned. Like the patrons of oid , Ernesto asked the artists to produce a work related to the smell that they found the most evocative. Wor.king in this way, at a time w hen artists value their creative freedom above all else, has not always been responded to with understanding. However, this was not the end of the matter: to form part of the collection, each work must be supported by a text written or selected by the artist that reinforces the link between the painting or sculpture and the world of smell. Ernesto's forceful ability to convince, fed fundamentally by his enthusiasm and constancy, has fed to a collection of pieces by leading artists who have understood the nature of the project and have shared the dream of the person responsible for starting it up and seeing it through. The result is undeniably surprising. Behind each work of art lie long hours of almost entirely personal contact between the creator and collector, who enjoys inspiring the artist with enthusiasm for the idea. Hence, little by little, two collections in one have taken shape: one is a major collection of art and the other, no less important, is a group of friends. Visitors should let themselves be ensnared by the magic of the shapes, the sensuality of the textures and t he mystery of the lights and shadows, and they should make an effort to draw on their memory to evoke the smelis that each of the works in t he exhibition suggests. This is the only way to arrive at their true essence.

Francesc Abad The shortness of saying the smell of the earth the smell of thinking We had the experience but missed the meaning, And approach to the meaning restores the experience

includes olfactive compositions giving the impression that these are the result of the extract of a natural product w hen in actual fact it is a reconstitution with no other relation to the plant than that of an olfactive similitude. Amat Peratallada, 12 .VI.93

T. S. Eliot, Four Quartets lt had not occurred to me to think about smell until Ernesto Ventós introduced me to doing precisely that. In fact, 1 think that my work is implicitly related to smell, in the sense that nature, the landscape, the leaves, the tree-trunks .. . have their own smell. I like the smell of the earth just after the rain, even the most everyday things like peeling potatoes, the earthy smell they have w hen they do not come from the supermarket. In fact, thinking has a smell; the smell of books, of their pages, is the smell of the letters, the interna! smell of reading and of thinking. Nature and thought, the externa! smell and the interna! smell, complement one another in their fragility, the smell of two worlds that exclude one another but are both witnesses to the ephemeral. Smell as the sense to which least attention has been paid, because smelling, perhaps, like thinking, does not have to be consciously carried out, but comes from silence, precisely because from them is where it is possible to create a work of art or an artístic work.

Sergi Aguilar Smell of Desert Tunnel Kanal Dry Riverbed Sand Wet

Stones Water Spices

Path

Earth

Frederic Amat Every perfume is the memory el an essence Another name in Perfumery to designate the essential oils extracted from aromatic plants. The use of the word essence may be a mistake, because at times it

Miquel Barceló Still-life that reeks of life In relation to those artists w ho create the new world of art -the so-called impulse of the present- on the basis of odourless, artificial technologies and fantastical imaginaries, Barceló does so «in the sam e way». That is, according to the specific manner of the Catalan contribution to the universal. In t his he is like Miró (and even the early Dalí), like Tàpies and Brossa, or amongst those of his own generation, Amat and Perejaume, all of them advancing towards the f uture while travelling back to the original roots of the human: so we have rootedness, a fascination for the primitive, linguístic correspndences and simple rituals, a poor poetics of the object, crossroads of civilizations, lyrical illumination, ethical timelessness, comic nihilism, a break with the norm; in short, a universal and highly personal invention constituted of the highest value of difference. The geni us of Barceló, like that of these others, asks to be explained in terms of the artístic quality of those who dig down to draw up the force of the immensity of nothingness in order to raise it up to the heights of the absolute. His intellectual constancy, like that of these others, emerges from the ethical radicalism of the art life. Distancing themselves from analytical and linguístic minimalization and, at the same time, from rhetorical and narrative excesses, they implode the spiritual tension in the genre. Because it is in the identity that in the dark illuminates the darkness ot darity. At the domestic extreme, art of the depths and as such not urban, they thus displace even geographical mythologies · towards extemporaneous sites of the contemporary, and in spite of this, communicationally celebrated, their triumph celebrates the telluric, organic centre where they rot with a tenacious will to exception. 153

Barceló's magnificent sculpture speaks of more than it says, and in consequence it is my aim to note hera some of these tensions we referred to above, inherent in «the same way». The classic theme ot the still-life becomes internally subject rather than genre, hence the choice of poor tubers in opposition to the bourgeois rhetoric of succulent fruits. The opacity of the abstract white on top of the rust known as the latent repose of biological life disembarrassed of vital variegations. The roughness of the material expresses its struggle for interiorization in the face of the neutrality and perfection of the industrial object. A temporal timelessness in which the breath of the visual impact passes through the lethargy of its fate. Sole equivalence, t he sprit expresses itself with the same corporeality, suspended and rooted, circular rhythmic string and drying and ripening, born out of the earth, even if impoverished. Still-life that reeks of human life, like the condition ot the vital entrails of art. Protuberance of the spirit that reeks of death. Vicenç Altaió

Erwin Bechtold

o eye wave oil to smell sense of smell oily oligarchy olympus to sniff olive tree elm sm ell

o Erwin Bechtold

Joan Bennàssar lt belongs to a series entitled <<Archeologies>>. Specifically «Your seents» born from woman's odor, w ith its play of dependencies, placidity and madness, rup tures and lightness.


Jim Bird My Summer Residence. The shirt is drying on the line in the breeze from lavender. The house lies among hills of lavender. Twillght is stained with the blue and green of the round bushes that rise brilliant from the reddish earth . Our footsteps create perfumed worlds. We carry armfuls of fragrance to fill boxes and baskets. Part of this blue fragrance w ill go with us to Brooklyn, where, when the howl of police-car sirens awaken us, we'll know that breeze from the lavender still caresses the hills of Alpera.

Bram Bogart lf I go out of my studio (I live in the country), and I get rid ot the smell of my paintings, a smell to which I am completely accustomed, ot linseed oil, varnish, turpentine and pigments, etc., and I go for a walk in the woods and gard ens (we have about 10 hectares). I smell the seent of nature, and I breathe in this seent as much as I can to clean out my lungs. lt was after such a walk that I named your picture, Pretty Garden. Bram Bogart

Alfons Borrell This picture is an island. The acrylic resins and the pigments, almost odouri ess, evoke here by its absence the musty smell of oil turpentine of a canvas painted with oils that drifts loose on other oceans.

Joan Brossa Perfume is the confetti of seent.

José Manuel Broto I thought that the sense of smell could experience pleasures equal to those of hearing and sight, each sense having the capacity to perceive, by a natural disposition and an erudite culture, new impressions, multiplying these, co-ordinating them, composing with them that whole which a work constitutes...

lf no-one is able to distinguish, without some particular intuition, developed by means of study, between a picture by a great master and a bad painting, between a melody by Beethoven and one by Clapissen, nor can anyone, without a prior initiation, avoid confounding, out of the blue, an aroma created by a genuine artist from a confused mixture fabricated by a manufacturer to be sold in shops and department stores... Perfumes almost never come from the flowers whose names they bear, the artist who would dare to take his elements only from nature would produce nothing better than a bastard work, without authenticity, devoid of style, given that the essence obtained from the distillation of the flowers would be no more than a very distant and very vulgar analogy to the aroma of the living flower, which expands its effluvia in the plant itself... In perfumery, the artist completes the initial odour of nature, whose aroma he cuts and mounts just as a jeweller purifies and enhances the water of a precious stone. Gradually, the arcana of this art, the most neglected of all, have opened up before him. Now he unravels this varied language, as suggestive as that of literature, this style of such astonishing concision beneath its imprecise and vague appearance. To do so he has had to work at the grammar, to comprehend the syntax of smells to understand perfectly the rules which govern them and, after all this, to compare the works of the great masters. From J. K. Huysmans, À rebours

Luis Candaudap

Tom Carr

Colour orange vital and concupiscent, acid and attractive as a poisonous toadstool. I discovered the tone as a reaction to the blue of the background. And that which exudes so much life or recalis the oxygen on yhe heights of the summits does nothing other than specify its supremely false aspect, with this white zone of infection which corresponds to the part of me that is a man. With regard to the part of me that is a painter, that has already left behind it the things that can be expressed in words and dreams of looking behind the painted object. The picture aspires to the quality of a rind, like a little cranium the size of a fist which shines for a moment and falls with an orange smille. What does the colour of an empty word smell ot?

With this sculpture I have tried to give body and colour to the evocation of a sm ell. This is a work which occupies the space without touching the floor, and seems to intersect slightly with the wall while suggesting the other part. Its form is organic, fluid, and it insinuates movement and weightlessness. lt is painted in a soft overall degradation which starts as an intense magenta purple that is saturated until it becomes white. This emanation of form and colour is gradually diluted in nothing so as to evidence in this way that it comes to be an infinitesimal part of Everything.

Joaquim Chancho

Jordi Cano 1 + 1 = 1, The door of time Perfume and time have in common the fact that their different parts are never present at the same moment. There is a space of olfactive and emotional time which develops within an irreversible chronological order selected by the person who creates it. The effluvium of perfume expands beyond the appearence we perceive when we smell it for the first time or only once. lf we smell it gradually over time, we can appreciate that the melodic phrase of a perfume is infinitely broader than each one of the perceptions it offers us. i

Carmen Calvo

Anthony Caro

Like writing, painting is full of colours, sensations and acts. This picture, entiled 1986-1992, incorporates the memory, the celebration, the impressions, the smell and the taste of love and death. The smell of the drooping flower, picked half wilted, which when dry gives us yet another different aroma. The sensation of repose transmitted by the fetish objects gathered together by the love that once gave them. lt is not the smell of death, but of the memory of love sofly left. And a gentle breeze that brings us the fragrance of certain springs.

The sculpture's seent is there in the title. Some sculptures give off a strong clear perfume, easy to define; in others the smell, the title is as hard to grasp as catching a shadow. The smell of a herb is what comes to mind when we think ot that herb and so it sometimes is with an art work. But often the material, the shapes and the syntax overwhelm it and we cannot recali the seent - only the parts that make it up. llike the idea of a work ot art having it's own seent, it focuses on the ineffable, what makes art touch our senses. our feelings.

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Painting is generally looked at and understood on the basis of the visual perception. For the painter, however, other factors intervene, and while these are articulated in a visual whole, they are at the same time potentiated in the succession of decisions that one takes in front of the picture: memory, knowledge, origin are plotted in a continuous coming and going, along an inviolable route of the senses. Touch, sounds, smells are also protagonists in the pictorial time. Past experiences are brought back in this way to a present that no longer exists, in a metamorphosis of 'reality' in which the painting can not be a play of shapes or of colours.

torms and spaces, and does so not by applying a stereotyped formula but in obedience to the dictates of a sensibility which works with the five senses, in that it is by way of sensations that he establishes the first contact with a raw material, with a graphic technique, with a specific place. Daniel Giralt-Miracle

Cyril Christo What are these flames hurled Across a divided world? Wings descended From a sculpture of invisibility Returned, Joining earth In flowers that provoke the wind. Where will these blue and yellow embers un ite In the explosion of their garden's flight? Children grape In the suspension Of their unveiled laughter, Lovers are absorbed In the vestment of perpetuity, Shadows burn racing rivers In the brilliance Ot their speechless wake, Before a sky Roaming, Kneeling Within reach of man's shelter. Cyril Christo

Victoria Civera Eduardo Chillida

* * * *

About the void Music of the spheres W ind combs Murmur of límits * Eulogy of water * Place of encounters * The profund is the air lf we take note ot the titles Chillida gives to his sculptures, we become aware ot the metaphysical depth ot his poetics and the intense sensory charge of his works. The fact is that Chillida is eminently mental; he rationalizes with precision lines,

Perfume, m. Pleasing smell: «the perfume of the flowers» (syn.: aroma, essence, fragrance)./ /Industrial composition which gives off a sweet smell: «to spend one's money on perfumes»./ /fig. Something w hich awakens a welcome, pleasant memory: «to give off a perfume of sweetness».

Antoni Clavé When I arn far from home the odor I miss the most is that of my studio. 155

Jordi Dedeu And in some way the mechanism that makes this interna! fibre vibrate is set in motion. The magic formula. We know that it exists because we have experienced the symptoms. The conjunction of memories and sensations that give rise to this special emotion that brings us into contact with what we once were. The masters of enchantment knew how to open the mysterious phial, peeling away the skin of civilization that history has formed around the animal. Styx, Sumer, Egypt. The boatman and the coin. Greece. Sparta. Pandora. lshtar and the Serpent. The Necronomicon. Víking runes. Celtic legends. Velazquez and Vulcan. Goya. Wagner. Tolkien and the dwarves. Lovecraft and Chtulhu. The remate cadence that transports us to the origin. Water, air, fire and earth. Enter, close your eyes and breathe. Minute residues in suspension that transform a biological response into a bridge to our ancestral past. We will go side by side with the Minotaur through the labyrinth. We will climb in reverent ascent the thousand steps to pay tribute to the Aztec sun. Dust, sweat, iron. Primordial heat of the crucible. Ashes. Ruins. Embers on the pyre. Primitive offerings. Allow yourself to be captured by the fable and perhaps you will be overwhelmed by the atavistic aroma that the object in itself does not possess. Let us trave! the road backwards. lf a particular smell, at a particular moment, brings back to you memories of what you have lived , the constructed image seeks to be the genesis of that which is not a part of your own personal experience but is latent as a part of the collective essence ot humanity.

Joan Descarga Essence is, amongst other things, the highly concentrated extract of certain substances which give a smell and a taste to a product. Essence is also the nature of things, what they really are, what is most characteristíc and important in them. And, finally, the 'fifth essence' is the original matter that gives rise to all things. The finest part


of this matter engendered the bodies of the angels. Another part, less fine, fashioned the stars and the planets. The least pure part of this essential matter created earthly bodies. The vessels in this work of mine contain elixirs and substances of the greatest purity, awaiting the Great cooking.

At the origin of my painting entiled «Glicina>> different condensed olfactive sensations are to be found which for me are deeply evocative. The actual theme of this work. I saw in my own street on a wall of some, few now, gardens that still remain in the oid neighborhood of San Gervasi. Years ago, at every springtime, at the time the lilacs bloomed, I was especially attracted to this bit of wall with its flowers. Its very delicate perfume transported me to the garden of my grandmother, to Terrassa, where, when I was very little I went to play with my cousins. Finally, I one day felt the neccesity of carrying this sensation to a work. I took the lilacs as the unique theme of the canvas, trying to translate the delicate olfactory sensation by means of color, heightening, above all, that which is most ethereal, most subjective and at the same time evocative, of that seent and those memories of my infancy.

monotonous: anyone perfumed smells only of... perfume. There is no surprise, or violence, or adventure. There is no break with reality in which to sink yourself and go crazy in pursuit of the «other» And it's so simple! All that is required is to smell life and bottle it. You will say that a distinction has to be made between smells and perfumes. I would propose, however, that just as in painting, fiterature, etc. - much of whose historical development consists in the assimilation of the trivial and the everyday and their conversion into things of beauty- so, too, in the realm of seents it is a matter of elevating smells to the condition of perfumes. Not only would we have the smell of fresh rain on fields or of newly cut grass or of ink from an oid school, but the smell of sawdust, of poplar leaves rotting on a riverbank, of crustaceans, of carefully kept oid cothes, of mass, of a new book, of oil paint, of turpentine, of winter smoke in remote hamlets, etc., etc., -a thousand etceteras. There are so many smells! And if we go even further, if we im merse ourselves in reality, we will find smells that are even harder, more uncompromising, like illicit drugs, that can perhaps only be brought out in exceptional situations. The creators of perfumes ought to explore the infinite field of reality and, even more, venture into the realm of evil.

luis Gordillo

Xavier Grau

I have never understood why the range of perfumes available on the market should insist so repeatedly on the same sensation: that of the pleasant. The pleasant, the pleasing, the luxurious, the silky, the enchanting, the oriental. .. they all lead us to a night of abandon and passion, to the deliriums and reveries of an adolescent in a convent school. Imagine for a moment that a gentleman walks past you who smells intensely of fresh rain on fields; or a lady of a certain age who smells of newly cut grass; or a young woman goes by, barely out of her adolescence, and leaves in her wake an intense smell of ink, like schools used to have. Here we have an enormously wide, almost infinite field of perfumes to propose to the manufacturers and retailers. I have always thought the general run of perfumes to be vulgar, repetitive,

Made with plants as secret as perfumes, the smell of red vermouth mixes with fragments of irrecoverable conversations, playing like memory with painters.

Javier Garcés I chose the lemon as a motif. In o rd er to know how to give it torm, I peeled it and, as I was doing this, its smell saturated me. While the rind was drying, I portrayed it. At the right moment: when the peel was beginning to lose the last of its aroma.

María Girona Pep Duran Industrial-Mental. Reason and dream. The machinery of ideas. Reflection. Thought. Experience. The personal theatre. Wpod as a metaphor for the industrial (packaging/protection). The head as interior machinery. Smelling the thoughts. Natural materials: the smell of the vegetable. The smell of the animal. The warm wood. The belt binds. Greasing the ideas. Varnishing the wood. The five senses: sight, smell, hearing, taste, and the fifth, touch : the spectator...

Gabriel Poetic thought convokes as erratic shadows all of the sensations of matter. Everything that exists, everything that has «fallen» into physicafity, can also be called to mind by evoking the memory of its most volatile condition: its breath, its exhalation , the smell that relates and convulses its subtle presence in a corpuscular dissipation. I am also thinking of the equidistance of the lo bes o f the brain which gives ri se to a non-osmotic understanding of the world, singularfy the voice, differentiating torms and phenomena. This geometrical facility that is the dual proportion of our body and our mind makes possible the growth of the memory of matter; that is, it capacitates the creation of language, and with it the sensing, the presensing of the essence of things. Mnomos is also the shadow of its presence pre-sensed through the exhalation of its subtle humour, which is that of the time it has fived and that of its possible tim e.

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Josep Guinovart Process on the basis of a rediscovered sm ell. 1 . Situation 2. Sensations 3. Elements 4. Composition 1. Morning in June. In the bedroom window open to the mountain - where Sant Pere de Rodes is silhouetted and outlined or is a shadow in shadow- the smell arouses, incites the gaze.

)

Joan Hernandez Pijuan

Ben Jakober y Yannick Vu

Eva lootz

I have always painted flowers. I like them and I feel good with them. What is more, they are also the starting point for many of my works. I have always fou nd in them dusion of space, colour and smell. That simplicity of the drawing of the natural torm, the way that form draws and penetrates into space. And yesterday, as I was driving back from Madrid, the marvel of the almond trees against the dark brown of the wet earth on the outskirts of Calatayud.

Some archaeologists found a graffito on the wall of a house during an excavation which, once it had been translated, said the following: Women sme/I of fish, men sme/I of meat. We were aware of this when we were entitled exhibition an preparing Chthonian Apollonian , a reflection on the feminine-masculine, and it seemed to us that that graffito illustrated another aspect of the subject which we were interested in. The influence of smells in sexuality and seduction is well known. A number of recent studies have demonstrated how smells can have a negative influence in courting or, on the contrary, unleash irresistible desires. So we felt justified in using torms suggestive of stills -one fuller and the other more pointed- to symbolize the couple and the concept of smell, with their proboscises crossed and inserted in the other's orifice. On the upper part of one there is a fish, and on the other a piece of meat. In this way, the visitors could participate olfactively in the exhibition. The title Fish or Fowl is an English expression which implies a contrast between two opposites.

Smell of copper, smell of cold. Smell of winter, of difficult times. Copper has no smell, but he hand that works it does. The sky is a frightening blue hole that delivers silence. In the remote valleys the snow acquires a skin like the whipped egg-white just taken out of the oven. lt is so cold that the smoke from the chimneys slides in the air like lava flowing upwards. Jt is winter.

Salvador Juanpere When I think of essences, olfactive sensations, perfumes, of the smeli of things ... that material of suggestion which introduces itself in to our perception by way of the sense of smell, I think especially of childhood. Why that inevitable journey towards the past? lt is as if it were only there that the essential register of things is constructed. When I perceive a smell, a fragrance, a perfume, its capacity to move me is in direct proportion to the evocation it arouses in me of the things of the past, of that original and unique past of childhood. In that direction lie all of the indelible registers of my smells, smells -fortunately- very close to the earth and its activities. That is the absolute block of the smell of my life: a whole made up of multiple essences given off by the earth, its animals and the activity of the work that is linked to it. There is an infinity of smells contained within that bygone, original, essential block which I can singularize, isolate, divíde, classify. Minuscule smells that send me back to other larger smells in which different essences are grouped, are accumulated without being mixed, and each essence in its scale and enveloped in concrete circumstances, in periods, situations and concrete sensations of my life as an adolescent. Smells, all of them, that continue to live inside me, trapped in some psychological spring which at some unforeseen instant activates itself and orients me, directs me and transports me to my childhood, to that space of infinite Time ...

Amongst the forces of nature there is one whose power, although recognized, has always been mysterious and linked to man: the night. lf during the daytime the sight is triumphant, at night the sense of smell is supreme. lt is as if during the long hours when shadows reign our nose acquires, like the noses of certain small nocturnal animals, all of its acuteness, amplitude and power of analysis, and can detect with a much finer discrimination the subtle smells of bodies, plants, animals and the living world. But the night also has its perfume. lf for Aragon the night had the perfume of a «great nocturnal cyclamen», Colette had the sensation that «an invisible gardenia, feverish and white, opens its petals in the darkness».

Salvador Juanpere, Barcelona, February 1997

(From the Didionnaire du langage parlumé)

Antón lamazares

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Rodger Mack In my studio, I constructed this sculptural machine o f bronze that would have the fantastic capacity to extract the most elegant of aromas. The aroma of dreams and of ecstasy.

Madola These hands that know what they are looking for in a sudden burst of intuition: what was is no longer and is solitude with the shadow of austerity. The silence that recovers the music and the dance with the torms that the clay and the fire grant it. Memory of the void, remains of remote strength possessed by the glassy water in still pools and cataract falls, vestige of a desire once tamed that returns and manifests itself mixed with the ooze of the lost waters. Magí Sunyer

Cueto Marsic The power of smell transports me in time. lt causes me to relive what I have already lived. lt is like a segment of film, a very few instants in length, immeasurable, very powerful, and leaves me in a halfdreaming state, in a kind of absence for a few instants. lt disappears. The caves of Altamira made a strong impression on me. I could touch the walls painted by those hunters of spirits. The contact and the penetrating smell of the interior of the sacred place carried me


away. I was moved by the magical power of the images, and it transported me to the condition ot hunter and prey, to feel, to touch the earth with my skin, to depend on the strength of my body, to orient my attention by the timeless smell given off by beings and things.

Antonio Mesenes Poison noir is a picture and also perfume. A smell in both cases that takes me into the intimate and nostalgic world ot memory, bestowing on me the extract given off by the greeny black waters o f the swamp; the green scum of the algae with the dark mud ot the poo I, the greasy shore and the backwater, the revitalizing emulsion it binds together.

you to pretend you are unable to smell: when the perfume of a woman wafts over you, mister, you're lost, or on the way to being: Do not attempt to siam the door in its face or tweak its nose: the perfume would laugh in your teeth and you would take the foolish risk ot having happiness disappear from under your very nose. Unless, that is, you adopt the British maxim which advises you to keep your nose dean, and take care not to stick your nose in other people's perfumes, which would be a pity. Corne on! Don't make that long face, but dedicate yourself to the pleasure of smelling out, whiffing and sniffing up all of those fine sm ells that exist only in order to be breathed in.

Juan Navarro Baldeweg Joan Mora Coffee is the blood of the night and has in its aroma the heart of its smoke.

From the cloud hangs its shadow, which walks behind. The smell of the field opens the way ahead.

Miquel Navarro

Smell and colour both act on our senses in similar ways: they both engrave on the memory a very intense impression. As I was painting this series of pictures, I tried to keep with me the memory ot the odour ot rotting flowers, or that of the rooms w here apples are left to dry. The colour would be here the essence of its intensity, its splendour and its extinction.

Andrés Nagel In Sanskrit, nasa, 'nose', means perfume. The indissoluble link between the nose and perfumes has resulted in perfume-makers being described as composers of 'nose', an appellation which these magicians -capable of identifying and combining in perfect harmony 3,512 smells- unanimously detest! Snout, beak, aquiline nose, Bourbon nose, flattened nose or sn ub nose, our organ of olfaction, with or without a good sense ot smell, leads us where it pleases. lt is useless for

1could swear that the fi rs t time I saw it was in a film by Herzog, since when it has appeared on a number of other occasions. lt happened on a patch of waste ground, in a car cementery or perhaps somewhere that reminded me of one, or perhaps not. lt doesn't really matter. Close to this deserted landscape there were some fairground booths. In one of these, in a little cabin like one of those cheap peep-shows, we found ourselves witnesses to the anguished and cruel dance performed by a chicken in a space delimited by stiff curtains of fake velvet and lit, of course, by red bulbs. The chicken's claws ding, with little success, to a revolving platform, in a vain attempt to gain some kind of stability. The smell o f the place was not recorded on film. For me, it will always be a cocktail of enchiladas, Mexican beer and airfreshener spray.

We know the fountain by its sound, which is difficult because it always sounds the same, because the sound dances there like a flame, but does not change.

,. Víctor Pimstein Ratinoff Esencia

* A song by Edith Piaf, which might translate as My merry-go-round, in reference to her up-and-down relationship with «her man>>.

Joan Brossa

Antonio Murado

Carlos Pazos The sm ell of films. «Mon manège à moi» *

Concealed, caught, roofless, between walls. You die in desire for beauty, you breathe through perforated walls of pleasure, full of plenitude. You, concealed, caught, between roofless wall s; I bite the desire for your beauty. From the void you breathe, through walls perforated by your presence, from pleasure to pain, from that to plenitude. Concealed, caught, roofless, desiring beauty you breathe between walls perforated by your presence, from pleasure to pain, from pain to plenitude.

Pablo Palazuelo ...of how smell is message, thought and memory. ...summer afternoon ... full of signs about the precariousness of time and about ho pe. 158

Perejaume You ask me to speak to you of the smell of the fountain of Llorà, but it is not easy to be sure if you want me to speak to you ot the real fountain or the painted fountain. The latter, the painted fountain, in which the water makes fol ds of linen as if it bubbled up dressed and dried, most certainly has a strong smell of turpentine and linseed oil. .. On the other hand, I really could not tell you the smell of the other, the real fountain. lt is not a particularty smelly fountain. Llorà is not one of those fountains that stink ot the devil's piss, noris it mentholated by a fragrance of aromatic herbs... Although it is more than likely that the wild boars and other animals find this fountain by smell, it is not the smell that takes us there. Nor do we manage to find it by sight, amid that dense growth of poplars and hazelnut trees that box it in, but by the sound. The fountain of Llorà sounds, in fact, just as if I were to pronunce its name to you: it is a rising and continuing sound, like the name «Liorà>>.

'

In contrast to the pallid images which we generally call «memory>>, there are privileged moments in which a perfume, an essence, overwhelms us by surprise, dragging us violently from the place and the time we occupy to transport us to a hidden place, to a forgotten time. The experience shakes us with the intensity of a storm, and brandishes in the air in front of and inside us the ghosts of a lost room, of a voice, of the light that illuminates other faces, of a different air. Thus, for an instant, we have the privilege of living simultaneously in different times, of occupying several places at once. We defy the tyranny ot the present that enchains us day after day and we relega te it to its due importance in the continua! transit of living: that of converting our desire into memory and our yearning into nostalgia and imagination. Du ring those moments life unfolds in simultaneous and contradictory dimensions and progressions. We are simultaneously a 'were' and a 'will be'. The present becomes the body of time, the tense and vibrant surface on which the reflections of the changing light of the skies and the dense light that pushes up from the depths converge. In that instant, the world takes on a corporeity so uplifting and rich, so detailed and precise that when it passes it leaves us like castaways, surprised to find ourselves still alive on the very shore f rom which we set out. lt is strangely moving that that perfume, that intense, fleeting and volatile essence unleashed by the storm should be none other than the key giving access to our memory, to the most profound, most private territory of our imagination. The memory makes use of that essence in order to make itself present, in the way that a spirit can make use of any body to manifest itself, leaving us when it vanishes the full and bitter taste of our own mortality.

I set out to paint pictures that will be like those essences: paths giving access to the materiality of time. I would like them to be capable of extinguishing themselves in the moment of being seen, like that perfume which seems to vanish while it is really ramifying itself in the dark, working the depth of our memory. Like a perfume-maker, the abstractor of mediaeval alchemy, I set out to distil essences, to find thàt which seems to be purest, most permanent in things, the principie that defines them and eludes me time and time again. To distil is to do violence to the integrity ot the material world, to the apparent integrity of the memory, it is to fragment it by force, it is a form of cruelty that renounces the whole in an attempt to take possession of that dense and volatile particle in which the secret ot its being and its ultimate truth reside. I hope that my pictures are as unsettling as a déià-vu, and that they assault with a contained violence the people who look at them, obliging them to seek inside themselves the precise place they claim. That they should belong to the person who, on looking at them, makes them so much his or her own as to feel that the painter was simply an instrument of the person who, as spectator, has made use of him in order to arrive at his or her own vision. Víctor Pimstein Ratinoff

Enric Pladevall In Catalan, alba is a type of wood, poplar, but it is also the first brightening of day. The light breaks on the horizon and splashes with white the black of the night that vanishes. Reality has multiple appearances, and knowing and feeling its subtle shades stimulates and sharpens the senses. The poplar tree has a smell and when it is cut it is as if we were treading the still dewy earth of daybreak. The sculpture is hollow inside and has holes through which the smell of the poplar can be enjoyed. The power of attraction, the sensuality, the strength and the impossibility of arriving at a total knowledge and understanding of a work ot art is what I am trying to express, to suggest. 159

Jaume Plensa Olfactive cha racter: Specific odorific feature which distinguishes and defines an olfactive torm. For example a chypre with an animal character, a fougère with an aromatic character.

(Tex taken from the Dictionnaire du fangage perfumé, Éditions Quarante Huit Publicité.)

Charo Pradas Human means able to smell. That voluntary and discriminatory act (a culture reveals itself through the smells it repudiates) which consists ot smelling the breeze, the dew, the wind, an armpit or the aroma ot a cup ot tea demonstrates the existence ot a healthy olfactory appetitie, a curiosity or even a nasal greed which often proves to be incredibly destructive. (From the Dictionnaire du langage perfumé)

Albert Ràfols Casamada My painting entiled Lavender is an attempt to visually express an olfactive sensation. Being a visual art, painting normally feeds itself on visual sensations and, semetimes on tactile ones that try to express by means of texture what the same pictorial material can produce. For this reason, to express an olfactive sensation was a problem of a certain complexity in its planning, since, in some way, one had to transpose to visual language a series ot sensations that do not affect vision. I chose the perfume of lavender because I thought it would allow me to move within a field of connotations which, given my kind ot painting, would be a bit more visuallizable. For the main characteristics of lavender, I selected its sensation of freshness, of pure country air, and the visual memory of the warm tonality of the flower of lavender, which in the south ot France extends over enormous expanses of lands, creating with it a very particular note ot color within the landscape. In order to express these sensations I used very diluted oil paints to dye the can-


vas, to impregnate it with color instead of covering it with layers of color, in the same way that perfume impregnates the air. The color l chose -green- relates to the sensation of freshness. the countryside and nature just as with the greenish yellow color of lavender water. In order to give the sensation of freshness and space, it suited me not to load the surface with excessive torms, rather to leave free space that attempts to sugget something so ínapprenhensible as an aroma. By way of contrast, in the central part and wíth a somewhat thicker texture, there appear spots of violet, an allusion to the flower of lavender. These spots constitute the rhythmic element of the work inspired by the rhythm of lavender leaves and flowers in movement from the wind and are - like the rest of the painting- flooded with green, thus forming, all tiogether, a total unity in the same way that we find different suggestions in one single unity in the perfume.

Míguel Rasero Brief note on my nose I don't recali exactly when it was I started to realize that my nose wasn't functioning properly. Of course, it was a long tíme ago, but even so the memory of 'my smells' goes back almost to my earlíest days and the range of samples ít has províded me with, íf not very extensíve, has certainly been significant. I have suffered from sinusitis and allergy for years, which has not prevented my nose from having some spectacular moments; not only that but, on account of its deficiency, when my respiration does work it penetrates ríght inside me, and makes itself felt as sweetly and melodiously as one of the majestic riches of nature and when it allows itself to be accompaníed by smell it makes the olfactive sense the most precious gift o f .. .

Josep M. Riera i Aragó Boat is here the idea of a joumey in the sense travelling on a flowing líquid at a slow pace; a pace that allows you to observe things as íf it were they that were moving rather than you. lt has something of the ritual, ceremonious boat. I associate

the smell of tea with trave!. lt is the smell of arriving where people are, the smell of the offering. For me it is a smell directly linked with Africa, with the Atlas and the Berber tribes, with purity and primitivism. The tea is in a chest, situated in the very heart of the boat, made especially to contain it, with the same golden tone as the tea.

Agustí Roqué Silent streets, mute, indifferent, walked by relatives and fríends, where a quiet privacy is maintained like a bucolic poetry. Perfumed with the fragrances of a laurel, a cypress or a bunch of chrysanthemums. The synthesis of a whole long trajectory which takes in many experiences and an infinity of different smells is what is common to the works in the series Silent Move, and in particular the sculpture Going my way (a title as paradoxical as the work itself), and cemeteries. A recovery ot the lorry crates which are left immobile in rejection, the last resting-place of death and everything that surrounds transit is what Roqué has effected in thinking of silence as a universal feeling. lt is, in a way, the history of the world of cargo, of the transporting of different quantities of things from one side of life to another. lt is a lyrical work with an emotive response and, like every great work, it invites us to reflect and to think about different types of cargo and the maximum variations relating to smells: the smell of iron, the smell of wood, the smell of asphalt, the smell of merchandise and many more. The cold air of steel, comparable to that of the angels on the cenotaphs, contrasts with the perfume given off by the trees, whose wood has been used torm part of the sculpture. Its tense and rounded for suggests an infinity of aromas according to the experience and sensibility of the spectaor. We may accept that Going my way enters into us by sight and touch, but we cannot deny its olfactive pleasure. And smell is, aesthetically and physically, a very perceptive pleasure, not simply because of what it suggests of its former content, but also because of its intrinsic matter. We can change the names ot things, but their perfume, their essence, does not alter; thus Shakespeare, when he tells us that «A rose by any other name would smell as sweet.» Agustí Roqué I Rosa Escayola 160

José M. Sicília Fragment for José M• Sicília

Baruj Salinas Nostalgia for the country where I was born has led me to work in recent years on themes related to the geography and the flora of Cuba. lsla de Piños, the lsland of Pine Trees, is a small key which lies to the south of Cuba, just below the province of Havana. The pine trees found on the island gave it its name. There is always a gentle breeze which stirs the innumerable pines and which, mixing the fine aroma of cool greenery with the salty air from the sea, creates the illusion of eternal spring.

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Juan Uslé A. Tàpies Barba

Susana Solano

Baruj Salinas. Miami, December 1994

The smell and its character are transformed into rumours of time, and under this inferred sensation the beauty is gradually dissipated : the memory ot a confidential moment.

Antonío Saura Certainly, a springtime series, despite the obscure backgrounds. Delights of a perfumed garden, where the seent of jasmine and roses mix with the Proustian aroma of printing ink.

Antoní Tàpies

I w ent out into the garden and walked towards the swimming pool. I dived in. By the instant, the liquld was becoming denser, more difficult to move through . I heard that crack! and I woke up. I was sitting on the rail of the bridge, with my hands linked together at the back of my neck and day was beginning to dawn. I had no idea how long I had been immersed in that lethargy, or even if I had closed the door ot the studio. What do dreams smell of?

My mother was everything to me in my chíldhood years and throughoout almost all of my adolescence. In her I found all of the qualitíes, all of the instinctive protections that children seek in the feminine sweetnesses of those who engendered them. Even her smell seemed to calm me when I was frightened or excited. And even today, when some perfume that reminds me of hers reaches me, I feel once again that sensation of beatitude that her embraces and the warmth of sitting on her lap used to produce in me. So strong was the suggestive power of that smell that I recali following, as an adult, in a moment of loneliness and sadness, for some time through the streets of Paris a lady who exuded the same perfume as my mother.

Sean Scully I remember perfectly my second exhibition with David McKee in New York en 1982: it consisted of six large, tremendously physical. I was working on them right up until the last week. The smell given off by the paintings was as good as the way they looked. lt was like walking through a canyon ot deep colours, with the essence ot the oil paint fi lling the whole gallery. An exhibition wíth everythíng: sound, touch, sight, smell.

Soledad Sevilla Evoking is part of the melancholy memory: Mark Rothko or Kaspar David Friedrich seem to renounce everything in their painting, except a luminous and nostalgic void. The aromas, as íncorporeal energy, cause us to leave behind the world of human dimensions and reasons and índuce in us, as in the paintings of Rothko or Fríedrich, this melancholy state. Perfume of lilacs which every spring ínvaded my studío through the open window.

Darkness impregnated wíth light. Chink dreaming opening in the night, like a spark of life which sets light to the undulating matter of nothingness. Buzzing of insects around the flame. Vegetable perfume flowing from the centre to the límit of the senses. Here the colour is the absence of colour and sound the absence ot sound. Nocturnal mirror, living matter at the precise instant when the word fiares up.

ot

blend in with the surrounding landscape in a particular region of the United States. The only sense we can utilize when confronted with this landscape is sight. Sound has disappeared, olfactive sensations appear as «non-smell». tactile sensations vanish before the smooth, shiny layer of resin. Eternalizing an instant involves losing the ephemeral, but also activating the memory.

From the book by the artist: Memòria personal (Personal memoir)

Darío Urzay

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The torms which appear in the foreground, crossing the canvas, possess a movement that has been detained. Between these forms and the background is a piece of camouflage netting of the kind used by naturalists and hunters to 161


Exposiciones anteriores: ESSÈNCIES. Col.lecció Ernesto Ventós Omedes Palau de la Virreina, Barcelona Octubre 1996 - Enero 1997 ESSÈNCIES 2. Col.lecció Ernesto Ventós Omedes Museu de Granollers Mayo 1997 ESSÈNCIES 2. Col.lecció Ernesto Ventós Omedes Museu Comarcal del Maresme Mataró Julio 1997 ESSÈNCIES 3. Col.lecció Ernesto Ventós Omedes Casal Solleric, Ayuntamiento de Palma Abril - Junio 1998 ESENCIAS 4. Colección Ernesto Ventós Omedes Sala de Armas. Ciudadela de Pamplona Ayuntamiento de Pamplona Octubre - Noviembre 1998 ESENCIAS 5. Colección Ernesto Ventós Omedes Caia de Asturias. Centro Cultural Ca¡astur San Francisco, 4. Oviedo Febrero - Abril 1999


Existe un catalogo de publicaciones de CAJASTUR a disposición del público. Puede solicitarse gratuitamente a:

CAJASTUR Obra Social y Cultural Plaza de la Escandalera, 2 33003 Oviedo - Asturias - España Tfno.: 985 10 22 22 - Fax: 985 10 22 68





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