Sociedad y Energía
Más allá de lo ambiental Las externalidades sociales y las energías renovables
Carlos Emiliano Villaseñor Moreno cvm2107@gmail.com Graduado de la licenciatura de ciencia política en el ITAM y actualmente analista en temas de equidad de género en Latinoamérica en Aequales.
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l concepto de externalidad es básico para cualquier estudiante de economía y consiste en los costos y beneficios derivados de la producción o consumo de bienes y/o servicios que son absorbidos por terceros, comúnmente la sociedad o el ambiente. En la narrativa que tendemos a escuchar aquellos que no somos expertos en energía es que los hidrocarburos son una fuente constante de externalidades negativas y las energías renovables son puramente positivas por naturaleza. Esto no sucede sin razón, muchos de nosotros hemos escuchado los efectos nocivos en la salud, en la contaminación del agua y del suelo, la contribución al calentamiento global, las crisis económicas e incluso las guerras que se han desatado por causa de los hidrocarburos, sobre todo de su representante estrella, el petróleo. Su reputación es merecida y comprobable, siendo la razón de su reticencia a ceder el escenario más políticamente motivada que motivada por razones técnicas o científicas. Sin embargo, una discusión que me parece más entretenida, por la simple razón de que no ha sido realizada hasta el Acceso Energía 224
Semana 12
Marzo 2021
cansancio, es el considerar qué externalidades económicas y sociales son las que debemos considerar en nuestros intentos por transicionar a un sistema energético sustentable. Esto es interesante porque el hecho de que las energías renovables que encabezan la carga por la sustentabilidad tengan un menor impacto ambiental no significa que el estudio de las externalidades en la energía se vuelva obsoleto, sino que debe expandirse más allá del análisis de emisiones de CO2, su dispersión, impacto y costo. Una primera externalidad y a mi parecer la más interesante es la fuerte relación de las energías renovables con un movimiento ideológico más amplio que llama a la expansión de la democracia al área de la energía. Este movimiento busca no solo lidiar con la inminente crisis climática sino que argumenta que esto se debe hacer a través de la construcción de un sistema energético descentralizado, democratizado y basado en relaciones de comunidad en oposición al sistema centralizado y corporativista que ha dominado la producción de energía. Sin embargo, este modelo requiere un amplio grado de coordinación social, redistribución e inversión que requeriría una fuerte intervención del Estado como facilitador y planeador de sistemas de energía,