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Panorama oscuro en Tula
Faraday Enjaulado
Especialista del sector eléctrico que vive encerrado en su jaula, anulando el efecto de rumores para presentar sus puntos de vista.
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En un artículo reciente de Animal Político (https://bit.ly/3vCsXFT) explican a gran detalle cómo la Central Termoeléctrica Francisco Pérez Ríos que está ubicada en Tula, ha transformado el panorama Hidalguense en una de las zonas más contaminadas del mundo por dióxido de azufre, mismo contaminante que llega a la Ciudad de México contribuyendo con el 10% de la contaminación atmosférica de la capital. Entre los capitalinos la contaminación atmosférica es cosa de todos los días, hay ocasiones raras en las que el aire está lo suficientemente limpio para ver los volcanes y la mayoría de los días en los que se observa una “nata” color café que causa problemas de salud, como tos, dificultad para respirar, sangrado de la nariz, irritación en los ojos, en casos prolongados enfisema, bronquitis crónica y hasta problemas cardíacos. El pasado 28 de marzo del presente, las características ambientales favorecieron la acumulación de contaminantes más alta de lo normal, volviendo este día el más contaminado de la historia del Valle de México, entre una tolvanera, las emisiones vehiculares y de las industrias, el sistema IMECA para la medición de la calidad del aire, por primera vez superó los 661 puntos, siendo que a partir de los 100 se considera peligroso para la salud. Como parte de las medidas de mitigación, además del ya conocido “Hoy no circula” y las suspensiones de actividades, se le ordenó a la Central Termoeléctrica de Tula, reducir en 30% la quema de combustóleo. A pesar de que desde su concepción se planteó que usara gas natural como su combustible principal y el combustóleo solo en caso de emergencia, en la práctica, la Central Eléctrica quema más combustóleo que gas. La quema de combustóleo se descompone en diferentes contaminantes que se volatilizan a la atmósfera, pero el dióxido de azufre es el que vuelve crítico el impacto ambiental de esta Central Eléctrica, pues no solo puede convertirse en lluvia ácida al combinarse con el agua, sino que contamina críticaente el planeta. De acuerdo con Greenpeace, Tula ocupa el puesto 23 en la lista de los 50 puntos críticos por sus emisiones de SO2 y México se posiciona en el quinto lugar de los países más contaminantes de la atmósfera, siendo superado únicamente por Rusia, China, India y Arabia Saudí. SEMARNAT reporta que la Termoeléctrica de Tula emite más de 130 mil toneladas de dióxido de azufre al año. En 2018 la
COFEPRIS había anunciado una “alerta sanitaria”, luego en 2019 la SEMARNAT bajo el mando de Víctor Toledo, declaró Tula en emergencia ambiental, después de asegurar que el lugar podía llegar a ser inhabitable, desafortunadamente, poco tiempo más tarde Toledo dimitió como titular de la Secretaria. Por su parte, la PROFEPA en 2018 llegó a cerrar las plantas de tratamiento de la central por irregularidades en los permisos de aguas residuales e impuso una multa de casi 4 millones de pesos, ahora investiga a la termoeléctrica por sus emisiones contaminantes siguiendo una denuncia presentada en agosto de 2020. La Central eléctrica está junto a la refinería de Tula de PEMEX misma que produce como subproducto del proceso de refinación el combustóleo, que por no cumplir con las normas internacionales, no puede ser utilizado como combustible marítimo, debido a su excesivo contenido de azufre, por lo que lo utilizan a bajo precio en la Central de Tula que opera la CFE. El problema está en que la quema de este combustible pesado libera ese azufre adicional a la atmósfera, según el mismo artículo de Animal Político, la refinería produce 250,000 barriles diarios, de los cuales 40,000 alimentan a diario la central de Tula. Por otro lado, la negativa por parte de la comunidad de Tula al paso del gasoducto Tuxpan-Tula ha paralizado por 3 años la obra, misma razón que CFE atribuye a la escasez de gas natural para alimentar la central y razón principal para el uso del combustóleo, que de no quemarse por la Termoeléctrica tendría muy pocos destinos posibles. Las cantidades de azufre que tiene el combustóleo que produce Tula está por encima de las normas internacionales y siendo de cerca el 4% también está por encima de las normativas mexicanas. Este es solo un ejemplo de como lo que es más conveniente para nuestras Empresas Productivas del Estado, no necesariamente es lo más conveniente para los mexicanos. Como siempre queremos saber tu opinión, escríbenos a nuestras redes sociales, estamos en contacto.
Refinerías verdes
José Hugo Carmona
johugocar@gmail.com Maestro en ingeniería, con experiencia en mercados de energía, modelación de escenarios y prospectivas del sistema energético mexicano, evaluación de cadenas de valor del sector hidrocarburos y su transformación.
La IEA (Agencia Internacional de Energía) define a una biorrefinería como una instalación o conjunto de instalaciones que cubren integralmente el procesamiento de biomasa para la generación de combustibles limpios. La economía con base biológica se ha promovido como una alternativa sostenible para reemplazar los recursos fósiles en la producción de energía, productos químicos y materiales. En este contexto, las biorrefinerías se están desarrollando como medios tecnológicos para la transición a este enfoque económico, abriendo la posibilidad de agregar valor a la biomasa a través de una producción más sostenible. Sin embargo, las controversias relacionadas con los impactos reales de sostenibilidad de los productos de origen biológico se han planteado en los últimos años. Las biorrefinerías generalmente se denominan de primera o segunda generación de acuerdo con la materia prima utilizada. Las biorrefinerías de primera generación (1G) son aquellas que usan recursos de cultivos alimenticios como maíz y aceite vegetal, mientras que las biorrefinerías de segunda generación (2G) son aquellas que procesan materiales no alimentarios, como residuos agrícolas, madera y cultivos energéticos típicamente altos en lignocelulosa. Las biorrefinerías que usan biomasa de algas como materia prima han sido denominadas biorrefinerías de tercera generación (3G). El tipo más común de biorrefinerías es 1G, mientras que 2G y 3G aún están en desarrollo debido a desafíos técnicos o económicos. Las biorrefinerías se han considerado inherentemente sostenibles debido a que utilizan recursos renovables como materia prima. Sin embargo, esto se ha refutado recientemente dado que la sostenibilidad no se basa exclusivamente en el uso de recursos naturales o en la dimensión ambiental. Por lo tanto, se reconoce que para el desarrollo de pro-
yectos sostenibles se deben tener en cuenta todas las dimensiones de la sostenibilidad, lo que implica, por ejemplo, consideraciones sobre valorización de subproductos, erosión, seguridad alimentaria, uso de la tierra, derechos de propiedad, entre otros. Según el informe de Brundtland se afirma que “el desarrollo sostenible es el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades”. La sostenibilidad se ha incorporado cada vez más en el diseño de proyectos de biorrefinerías; sin embargo, se han identificado algunos desafíos en relación con esta práctica de diseño. Por ejemplo, la sostenibilidad social generalmente se omite en las prácticas de diseño, mientras que la sostenibilidad ambiental a menudo se reduce al análisis de los impactos del calentamiento global, y los efectos macroeconómicos apenas se toman en cuenta.
Los principales retos de las biorrefinerías es la inclusión de un análisis de sostenibilidad integral que considere los impactos sociales y vaya más allá de la microeconomía y los problemas del calentamiento global, además de que se carece de datos para las primeras etapas de diseño. Para generar áreas de oportunidad para las biorrefinerías es necesario buscar enfoques y herramientas matemáticas, simulación y bases de datos capaces de incorporar de lleno el concepto de sostenibilidad dentro de los marcos de diseño y que las evaluaciones puedan permitir la combinación de diferentes enfoques metodológicos en varias disciplinas, y así se permita el desarrollo tecnológico de las biorrefinerías.