Nov. Dic. 2019 / N°519
Maria,
AĂąo Mariano Nacional
Madre del pueblo, esperanza nuestra.
“Con María, servidores de la esperanza” Año Mariano Nacional
“Con Maria, servidores de la
esperanza”
En abril de 2020 se celebra los 400 años del hallazgo de la imagen de la Virgen del Valle. Por ello, la Iglesia en la Argentina propone un Año Jubilar Mariano del 8 de diciembre de 2019 al 8 de diciembre del 2020 y la realización del IVº Congreso Mariano Nacional a llevarse a cabo del 23 al 26 de abril de 2020 en la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca. El tema elegido es 'María, Madre del Pueblo, esperanza nuestra' y el lema: “Con María, servidores de la esperanza”
“El Congreso pretende ser para nuestra Nación un espacio para el diálogo, la reflexión, el análisis y la oración, anunciando la misericordia de Dios y el amor de María que superan los temores e incomprensiones, integran las diferencias que nos enriquecen y cuidan la identidad de nuestro pueblo”. (Lineamento del 4ºCMN2020)
la Iglesia es un pueblo en marcha, un pueblo peregrino. Y la esperanza es la virtud de los caminantes. La esperanza resulta la virtud bastante olvidada de los cristianos, pero la más necesaria para ir por la ruta de la vida. Ella mantiene en pie el corazón de los cristianos. Y hoy necesitamos esa virtud en nuestra patria más que nunca, porque muchos hermanos han perdido la esperanza en un futuro mejor. María es la Madre de la esperanza. Desde la Anunciación, Ella apoya todos sus anhelos en su Hijo. Ella sabe que Cristo es la roca que no pasa y que nunca desengaña. Por eso, espera contra toda esperanza, incluso cuando Él muere, junto a Ella, en la cruz. Para los apóstoles, la muerte de Jesús resulta el tremendo fin de todas sus esperanzas. No así para María: Ella continúa su camino por la oscuridad, pero con el corazón lleno de esperanza. María se presenta ante nosotros como un espejo en el cual debemos mirarnos. En todos los momentos en que en nuestra vida nos sentimos dominado por la duda, el miedo, la desconfianza, el desaliento, debemos alzar la mirada a María y recordar las pruebas que ella debió pasar y que las superó por una confianza ilimitada en el auxilio de Dios, es decir, por su esperanza. ¡Comencemos el Año del Señor 2020 con la mirada puesta en María! ¡Que Ella, “esperanza nuestra”, custodie este año y traiga la paz de su Hijo al corazón de todos nosotros y al mundo entero!
Hay ďŹ esta en AKAMASOA, llego la familia del Padre Pedro.
Familia del Padre Pedro Opeka Buenos Aires, Argentina.
INFORME DE LAS COLECTA PRO AFRIS 2019 COMPARATIVOS 2019-2018 Y ANT.
Año Mariano Nacional Los obispos argentinos anunciaron que el 8 de diciembre próximo, en la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, iniciará al Año Mariano Nacional que se extenderá hasta el mismo día de 2020. “María nos vuelve a convocar. Es la mujer, es la esposa, es la madre que, con su presencia, abraza a las mujeres, a las esposas y a las madres en sus angustias y dolores y acoge a los hijos del descarte, las adicciones, la soledad y la indigencia”, expresaron.
Amados hermanos y hermanas: Como pastores en nuestra querida Argentina nos dirigimos a ustedes para convocarlos a vivir intensamente esta gracia de Dios: el Año Mariano Nacional, que se extenderá desde el 8 de Diciembre de 2019, hasta el 8 de diciembre del 2020, y que lo hemos dispuesto para resaltar el jubileo por los 400 años del hallazgo de la sagrada imagen de la Virgen del Valle en la provincia de Catamarca, venerada a lo largo y ancho de la Patria. En el transcurso del Año Mariano tendrá lugar el recuerdo de la primera Misa celebrada en territorio argentino hace 500 años, en la bahía de puerto San Julián, el 1 de abril. El IV Congreso Mariano Nacional del 23 al 26 de abril, en Catamarca, y en setiembre un congreso mariológico, también en Catamarca. Cinco siglos, cuatro siglos… Tan distantes y tan distintos, en paisajes y en momentos. Ambos acontecimientos, ahora juntos, nos siguen evocando y convocando a la verdad de lo que somos y creemos como católicos en esta amada, sufrida y esperanzada Argentina.
El soplo del Espíritu Santo y la Palabra de Dios en el seno de la Limpia y Pura Concepción “hicieron” el cuerpo del Señor Jesús y “hacen” en cada Misa su cuerpo eucarístico. Ese Cuerpo de Cristo que comemos y, por el que también somos. Dicen que a los argentinos nos gusta juntarnos, que arreglamos nuestras cosas sentándonos a la mesa para charlar y compartir. Y sentimos por las madres un afecto tan grande que las volvemos casi intocables. “Encontrarnos en lo de mamá para estar juntos en paz”. Será quizás por eso que los católicos en Argentina tenemos marcada la geografía con los Santuarios dedicados a la Virgen Madre; y marcada la historia con los Encuentros y Congresos marianos y eucarísticos. El Año 2020 se inscribirá en esa geografía y en esa historia. María nos vuelve a convocar. Es la Mujer, es la Esposa, es la Madre que, con su presencia, abraza a las mujeres, a las esposas y a las madres en sus angustias y dolores y acoge a los hijos del descarte, las adicciones, la soledad y la indigencia. El Papa Francisco nos hace sentir su cercanía por medio de la concesión de indulgencias plenarias para todos aquellos que a lo largo del año visiten un santuario mariano o cualquier templo dedicado a la Virgen en todas las diócesis de Argentina, cumpliendo con los consabidos requisitos para alcanzar esta particular gracia divina. Por eso, parafraseando el estribillo del himno para el IV Congreso Mariano Nacional: “Hoy tus hijos del norte y del sur, peregrinos en esta Argentina…”, los invitamos a poner la mirada del corazón en Santa María, Madre Dios y Madre nuestra, la 'Morenita del Valle', a fin de internalizar más y mejor nuestra fe y compromiso cristiano con la Iglesia y la Patria.
Los Obispos de Argentina
Misión Cochabamba Era marzo y nos esperaba Cochabamba, Bolivia. Partimos llenos de expectativas y temores ya que salíamos de nuestra Patria para encontrarnos con un mundo desconocido y anhelado a la vez. Nuestro Espíritu Misionero e inquieto, nos animaba, Bolivia nos recibió y nos sentimos inmediatamente en familia. Unos de los momentos más bellos de nuestra misión fue compartir con los abuelos, trabajar con ellos y escuchar su lengua “quechua”, aprender de ellos fue una gran escuela. Tuvimos la gran bendición de caminar el barrio 20 de octubre con los Padres Misioneros Redentoristas, acompañamos a los Padres a visitar las familias que anteriormente habían sido visitadas por nosotros, anunciando precisamente la misión. El deseo inmenso de tratar con todas las personas nos llevó cada día a salir y volver a hacerlo. El encuentro con familias, los niños de catequesis y el apoyo escolar. Todo esto, que fue parte de la misión, está y estará grabado en lo profundo de nuestro corazón. La comunidad, con su ternura y capacidad de trabajo, nos brindó una experiencia única,
tan lindos, tan dispuestos y con tanto amor para dar, siempre predispuestos a la escucha, a compartir sus testimonios y experiencias de vida. Con Ellos fuimos: Papá y Mamá, abuelos y educadores. Fueron los destinatarios de toda nuestra atención y todo nuestro Cariño. Hemos cruzado montañas, hemos subido y bajado, nos hemos cansado, pero seguimos siendo Felices, porque llevamos un tesoro en vasijas de Barro. Somos felices, sólo si tenemos a Jesús en el corazón, y lo llevamos como María, más allá de las fronteras. Así fuimos cosechando durante tres meses, amigos para Jesús. No sabemos si realmente se logró, la semilla está echada, la cosecha es del dueño de la mies.
Angélica e Hilario Reconquista, Santa Fe.
Iglesia Argentina Amazonía es tu misión La Iglesia universal con el reciente Sínodo ha puesto la mirada en la Amazonía, reconociendo en ella el clamor de la tierra y el grito de los pobres. La Iglesia Argentina quiere hacerse eco de ese clamor y ese grito, compartiendo los desafíos que el Sínodo nos señala en sus propuestas finales. Es por esto que se inició un dialogo fructífero con un Obispo de la Amazonía peruana y a la vez un discernimiento con el Consejo Nacional de Misiones (Conamis),los directores diocesanos de OMP y el equipo nacional AG (OMP). Fruto de esto se propuso a los Obispos reunidos en Asamblea Plenaria la preparación y el envío de un equipo misionero estable para una misión permanente a partir del año 2021. El equipo misionero constará de sacerdotes, religiosas y laicos, que por un tiempo aproximado de tres años se comprometerán en la atención pastoral y misionera de las comunidades asignadas. Con el paso del tiempo se irían haciendo los relevos oportunos de misioneros para dar continuidad a la presencia misionera. Para la conformación de este primer equipo se hará un camino de discernimiento y formación que permita evaluar la aptitud de los candidatos y que les permita un conocimiento mutuo suficiente antes de ser enviados. Para el mes de febrero y mayo de 2020 ya están previstos los dos primeros encuentros con los interesados que reúnan las condiciones mínimas para iniciar este camino preparatorio, para lo cual se tendrá en cuenta la edad, el proceso de crecimiento humano, la inserción eclesial, la experiencia misionera, entre otros aspectos a considerar.
A la vez se irá acompañando el proceso de quienes expresen inquietud pero no tengan la disponibilidad y aptitud para este primer envío. Es fundamental que las Iglesias Particulares acompañen el proceso de discernimiento y formación, por lo que el equipo nacional AG trabajará de modo subsidiario y orgánico con cada Diócesis que ofrezca candidatos para esta cooperación conjunta. Una característica que se pretende de esta futura presencia misionera es la de saber acompañar el proceso de la Iglesia de destino, con una adecuada inserción en su dinámica pastoral y con un profundo respeto a la cultura local. El sínodo con sus líneas de acción nos proporcionarán la guía para una misión inculturada, como nos señala por ej. en el punto 41 de las propuestas finales: América Latina posee una inmensa biodiversidad y una gran diversidad cultural. En ella, la Amazonía es una tierra de bosques y de agua, de páramos y humedales, de sabanas y cordilleras, pero sobre todo tierra de innumerables pueblos, muchos de ellos milenarios, habitantes ancestrales del territorio, pueblos de perfume antiguo que continúan aromando el continente contra toda desesperanza. Nuestra conversión debe ser también cultural, hacernos al otro, aprender del otro. Estar presentes, respetar y reconocer sus valores, vivir y practicar la inculturación y la interculturalidad en nuestro anuncio de la Buena Noticia. Expresar y vivir la fe en la Amazonía es un desafío siempre haciéndose.
Crecer en familia Crecer en familia, es el espíritu que he encontrado en mi formación dentro del Instituto Misiones Consolata, en especial en este año en el marco del noviciado que he vivido en Martín Coronado en la Provincia de Buenos Aires, en el que me he encontrado en un ambiente latinoamericano junto con otros cuatro jóvenes, de Brasil, Colombia y yo de México. Durante este año he vivido un periodo único en el que he profundizado mi vivencia de familia en comunidad, donde todos tenemos un mismo fin seguir a Jesucristo Misionero del Padre, profundizando en su vida y su vivencia, que nos ayudan a imitarlo y seguirle, dentro de la Iglesia que es la Gran Familia unida por un mismo Bautismo trabajando en la proclamación del amor del Padre. Siendo Misionero de la Consolata tenemos especial cariño a Nuestra Señora de la Consolata, que nos invita a tener una experiencia de ser consolados para consolar, esto siguiendo la pedagogía del Beato José Allamano, que nos presenta a María como la fundadora y ejemplo de la Misión, de comunicar el Reino de Dios, llevando a Jesucristo en cada rincón de nuestra vida y del mundo. Este año en el noviciado he profundizado mis motivaciones desde un crecimiento humano-espiritual, partiendo desde lo humano para mejor conocerme, ya que Dios, siempre está en lo más interior de nuestra más profunda intimidad, por eso he trabajo mi historia personal, para llegar hasta donde estoy ahora; esto me permite reconocer la presencia de Dios a lo largo de mi vida, lo que me lleva a verme con un caminante que consolida su persona como Misionero de Dios dentro del Instituto de los Misioneros de la Consolata. Por eso para concluir este año doy respuesta mediante mis primeros votos como religioso, delante de Dios y de la Iglesia manifestando mi “hago promesa”, que es querer seguir integrando mi vida para configurar mi ser con la persona de Jesucristo Misioneros del Padre, llevando a la plenitud mi Bautizo para recorrer el mundo anunciando a la alegría del Evangelio a los pueblos y ayudando a esos mismos pueblos en su crecimiento espiritual y humano. Con los votos en la profesión religiosa (obediencia, castidad, pobreza), no firmo solo un contrato, sino que doy respuesta a mi llamado en una vocación específica, mediante estos votos entrego mi libertad y la aumento, ya que a Dios no le gustan los esclavos, sino las personas libres; Dios nos quiere plenos de manera afectiva y espiritual. Me consagro al Señor, por eso debo seguir adelante, cueste lo que cueste. Y siempre buscando integrar mi deseo con el Deseo de Dios. Y es en este camino que Dios me pone, ahora que me preparo para seguir la Misión, que en esta ocasión me dirige a Kenia, en Nairobi donde realizare mis estudios de teología y podré estar en tierra de Misión al encuentro de otra cultura, lengua y maneras de vivir la misma fe en un Dios que no se cansa de buscarnos y que quiere que seamos mejores.
Adrián Meneses Duarte IMC
Natalys
una pequena misionera
GRANDE
Esta historia comienza en una pequeña finca de un ingenio azucarero llamado Haití, cerca de Santa Cruz del Sur en la provincia de Camagüey, Cuba, allí nació el 26 de noviembre 1979 una niña llamada Natalys Vidal Menéndez, sus padres, Ismael Vidal y Mariela Menéndez y su hermano Andy Vidal. Familia sencilla y pobre que vivía sin descubrir la riqueza de la fe. Desde muy pequeña Natalys sentía gran inquietud por la iglesia, cada vez que pasaba con sus padres tomada de la mano por la capillita de su pueblo, sentía atracción por entrar, cosa que no le permitía su familia.
UNA NIÑA ESPECIAL Sentía en su corazón una inmensa pasión por Jesús. Cada día se llenaba con la Palabra de Dios que a la vez la transmitía a su familia y amigos con gran emoción. De esta manera fue como poco a poco iba conociendo a Dios y comprometiéndose con su capilla. Era pequeña, pero con ardor misionero. Era sencilla y dulce, su rostro reflejaba paz. Su catequista Polda le comenta al sacerdote que esa niña era especial, que le notaba algo que nunca había notado en otros niños. El sacerdote, Padre Wilfredo Pino, comienza a observarla y se percata que era cierto lo que la catequista le decía, por esta razón el sacerdote se le acerca, y entre las cosas que hablaron, la niña le expresó el deseo de ser como él, porque solo quería entregarse a Jesús y ayudar a los demás. LA INFANCIA MISIONERA En el año 1992, comenzaba en Cuba la Infancia Misionera, por lo que Enrique Cabrera visita esa comunidad de campo para motivar y animar la obra misionera infantil. Se comenzó allí con pocos niños de la catequesis y quedó organizado el grupo. Natalys, mostró una simpatía especial por esta obra misionera. De inmediato forma parte de este movimiento, participando en todas sus actividades con gran entusiasmo y espíritu misionero. Dentro del grupo, trasmitía con mucha seriedad los distintos temas que se le entregaban para que los desarrollara. Con el tiempo, fueron muchos los niños y adultos que se contagiaron con el ejemplo de esta niña. Era una verdadera misionera a la que todos le escuchaban con atención. En esa época, a la iglesia no acudían muchas personas por miedo, ya que el sistema era ateo, los religiosos eran señalados. Pero, sin embargo, algunos se mantenían fieles. Natalys sin miedo proclamaba el Evangelio.
EL SUFRIMIENTO Unos años después, le comienzan continuos y fuertes dolores de cabeza, que le obligan a guardar cama. A pesar de tanto sufrimiento porque los dolores cada día eran más fuertes nunca perdió la alegría. Se le hace una investigación y finalmente los médicos dan el diagnóstico: A Natalys le descubren un tumor cerebral. Con rapidez se realiza la primera de las muchas operaciones a que se vio sometida. Todo parecía ir mejor. Volvió a la escuela, pero por muy poco tiempo. Debido al tratamiento su cabello se le cae y pronto cumpliría 15 años. Se agrava su enfermedad y ya no vuelve más a su casa. Todos esperan su final, pero Natalys está tranquila: al fin irá al cielo. OFRECER EL SUFRIMIENTO POR LA MISIONES Conocía también la vida de Santa Teresita del Niño Jesús, sabía que había ofrecido su enfermedad por las misiones. En esos años, se tenía el deseo que la obra misionera infantil llegara a todas las diócesis del país, por esta razón los niños de Camagüey tenían un lema que decía “La Infancia Misionera llegará a Cuba entera”. Ella ofreció su enfermedad por la Infancia Misionera, para que esta obra llegara a Cuba entera. Así se lo hizo saber a Enrique Cabrera (Fidelito), laico que inició esta obra en Cuba y en esos momentos la estaba animando. La niña le volvió a repetir a Fidelito que la Infancia Misionera llegaría a Cuba entera, porque al igual que Santa Teresita, había ofrecido su enfermedad. El 2 de julio de 1995, Natalys se marchó al cielo. Ella tenía muchos deseos de estar con Dios y ahora vive para siempre junto a Él. Es feliz junto a Jesús y desde el cielo pide por nosotros en especial por los niños misioneros. LA OBRA INCREMENTA Fue algo maravilloso y curioso a la vez, cuando después de su partida al cielo, se comienzan a recibir cartas de algunos obispos para que se fuera animar y fundar la Infancia Misionera en las diócesis. Así fue, se comenzó a despertar el interés en todas las diócesis para que la obra surgiera. Por lo que entonces se inició un compromiso para crear esta obra en Cuba.
Después de compartir el CAM V (en Julio del 2018), con el equipo arquidiocesano de OMP, volvimos con la idea de organizar la primer Misión Arquidiocesana (MAJ). Sentíamos que era nuestra manera de transmitir la experiencia que habíamos vivido como referentes de la diócesis. Esta Misión tuvo la particularidad de ser Juvenil, respondiendo a la necesidad particular que nos convocaba. Conformamos un equipo donde, por medio de la experiencia que teníamos y, unidos en un mismo Espíritu que se fortalecía en la oración, pusimos con mucho entusiasmo, todo lo que teníamos en común para poder llevar adelante esta obra. Con el apoyo de nuestro Arzobispo, Monseñor Sergio Fenoy, el equipo hizo llegar la propuesta al Padre Eduardo, sacerdote de Barrancas, de ser su comunidad la tierra elegida para ser misionada. Todo se encaminaba con la respuesta del padre misionero que nos decía que “saltó de la alegría, cuando recibió nuestro mensaje”. El entusiasmo se acrecentaba en cada pequeña etapa que íbamos superando, contagiando a sacerdotes, a los jóvenes que se inscribieron y también, a muchos hermanos de distintas comunidades, que nos apoyaron y quisieron ser parte, ayudando a la MAJ con sus donaciones. Del 9 al 13 de Enero de 2019, se llevó adelante la MAJ, bajo el lema “Testigos de la comunión y de la reconciliación”, dónde los jóvenes misioneros se dispusieron al obrar del Espíritu, viviendo fraternalmente cada momento compartido y poniéndose al servicio de la comunidad misionada, terminando con una emotiva Misa dominical compartida con las familias y vecinos visitados durante esos días.
Nosotros no sabíamos que iba a resultar de esta experiencia, quienes iban a participar, como sería el lugar de misión y si una vez ahí, las cosas iban a funcionar, pero Dios sí lo sabía! Nos lo confirmaba con certezas que salían del corazón durante la preparación; en cada momento compartido día a día en la misión, tanto en oración como también al manifestarse con sus signos de amor en cada salida, al dejarse encontrar en el rostro o en las palabras de quien se nos hacía cercano. Dios quiere transformar a los jóvenes, llenarlos de felicidad. Por eso la MAJ es un proyecto pensado y realizado por Él. Y es que cuando Dios te llena el corazón, ¡sentís la necesidad de dar, de contagiar, de amar a todos los demás! Con el equipo organizador y por pedido del Arzobispo, en el correr de este año, fuimos precisando este proyecto para seguir creciendo y poder realizar la próxima MAJ 2020 en el Enero que viene, trabajando en comunión con los misioneros que participaron de la MA J 2019 en Barrancas, con los seminaristas diocesanos, con la Pastoral Juvenil y Vocacional, y con el especial acompañamiento de hermanas religiosas, ideando todos juntos la misión que se aproxima, que tiene como desafío en esta oportunidad, realizarse en dos localidades al mismo tiempo.
Bajo el lema “Con María, sembradores de la ESPERANZA” estamos preparando la MAJ de las localidades de Sastre y de San Jorge (Prov. de Santa Fe), unidos en la oración con consignas diarias que nos sustentan y acompañan espiritualmente para este servicio, y preparando, por medio de distintos grupos de trabajo, las tareas específicas de cada área de la misión, en comunión con los fieles de las parroquias a misionar. Creemos, y experimentamos, que a la Misión Arquidiocesana ya se está viviendo, desde el encuentro de todos los miembros que, desde sus propios conocimientos en las distintas áreas pastorales, nos hacemos uno en esta organización, movidos por el amor que trasciende a nuestras propias capacidades, bajo el manto de Nuestra Madre de Guadalupe que nos hace familia arquidiocesana y, acrecentando nuestra entrega y servicio a la Iglesia que es “Arquidiócesis en salida”, a la que nos disponemos y de donde nos sentimos parte. Con el Espíritu misionero, acrecentado y compartido en el MME que vivimos a nivel mundial en Octubre 2019, y preparándonos para el Año Nacional Mariano que estamos por empezar a transitar, nos confiamos plenamente a los pies del Sembrador, para ser, en esta MAJ, instrumentos de Su esperanza que nos salva y nos envía.
María Cecilia Buchini Arquidiócesis de Santa Fe
Nov. Dic. 2019/ Nº 519 Revista Iglesia Misionera Hoy
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