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Editorial • Malos tiempos para la lírica

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Malos tiempos para la lírica, nos advertían los de Golpes Bajos hace años y hoy nada parece haber cambiado. Porque en esta amarga paradoja, a la que eufemísticamente llamamos mundo moderno, no paramos de recibir esos golpes sin que a nadie parezca importarle demasiado. Unas palabras de duelo, un minuto de silencio y listo.

Germán Copini tenía razón y las ratas vuelven a correr por la penumbra del callejón mientras alguien baja y saluda.

¿Cómo podemos llamarle a esto motociclismo? ¿Quién puede afirmar, con rotundidad y sin sonrojarse, que esto es competición sana? Ni tan siquiera es competición. ¿Qué ha sido del verdadero espíritu de los grandes premios? ¿Dónde se quedó aquella escalera por la que ascendían ilusionados los niños que acabarían convirtiéndose en pilotos formados y héroes de los de los peldaños iniciales? Pero claro, vivimos en una pasta espesa, sucedáneo de la vida real, en la que flotan intereses, egos y cifras a partes iguales; en la que no caben ni romanticismos, ni fracasos, ni derrotas. Nada es auténtico, solo la rentabilidad lo es.

Carísimos automóviles manejados por exitosos managers que van de circuito en circuito sumando nombres y cifras con los que alimentar su trituradora, todos prescindibles o sustituibles, que alimentan a equipos que ni forman, ni educan y cuya única meta es el triunfo a cualquier precio. Bien asentados en estructuras basadas en el éxito, castigan la derrota señalándola como un fracaso. Ya no llegan para formarse como personas y deportistas, vienen a ganar. ¡¡SON SÓLO NIÑOS!!

Solo ellos podrían ver una serpiente digiriendo a un elefante donde nosotros, los “adultos”, tan solo vemos un sombrero. ¿Qué ven hoy nuestros niños?

Desde One Percent Magazine, con el corazón roto de dolor, dedicamos nuestro trabajo a Hugo Millán; uno de los nuestros; y mandamos nuestras condolencias a familiares, amigos y equipo.

____ Rafa Marrodán

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