7 minute read
Señores: ¡Migremos de Enfoque
La gran mayoría de nosotros ha escuchado noticias sobre el régimen de Nicolás Maduro o la situación precaria que ha reinado en Venezuela en los últimos años, y sin lugar a duda esa dinámica está hasta en la sopa. Aún más, cuando Colombia se ha convertido en el centro de acogida para los migrantes venezolanos junto con sus respectivas implicaciones en materia económica, política, social entre otras. Para ejemplificar, según la Organización de los Estados Americanos (OEA) se ha recibido por parte de la cooperación internacional por cada migrante US$200 dólares, mientras que en Siria es equivalente a US$5.000 por migrante, es decir, un aporte casi insignificante (Reliefweb.int, 2019). Ahora bien, qué sería de esta situación sin la intervención activa de los Estados Unidos, es decir, el escenario contrafactual, ya que como diría el refrán “nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”.
A lo largo de los años ha existido gran polémica frente a la política internacional proveniente de los Estados Unidos que va desde políticas de bloqueos económicos hasta considerar que “todas las opciones están sobre la mesa” como en el caso de nuestro vecino Venezuela. De ahí que, para algunos las políticas que este líder mundial ha implementado infieren en la soberanía de cada uno de los países considerados como órganos independientes y autónomos. No obstante, la historia nunca miente y a los Estados Unidos no le agradan los países que van en contravía o amenazan el orden democrático en su propia jurisdicción. En este orden de ideas, se analizará la política exterior hacia Venezuela, junto con el papel activo de Colombia en la misma.
Advertisement
De tal modo, que estas entran dentro del ámbito de políticas económicas populistas bajo el marco de la Revolución Bolivariana donde se busco la redistribución de la riqueza, el desarrollo de una reforma agraria junto con políticas de control de precios. En otras palabras, un Estado grande e individuos minúsculos con la justificación de una justicia social sin fundamento alguno, como diría el célebre economista Milton Friedman: “una sociedad que priorice la igualdad sobre la libertad no obtendrá ninguna de las dos cosas”. Tanto así, que actualmente Venezuela cuenta con una tasa de inflación del 1.433.58%, junto con pronunciadas coyunturas críticas en ámbitos sociales, económicos y políticos.
De ahí que, me surge una incógnita frente a la finalidad del intervencionismo de los Estados Unidos y su socio principal, es decir, Colombia en Venezuela: ¿es para mantener el orden democrático o intervencionismo en su máxima expresión? Así pues, los órganos internacionales, como: Human Rights Watch (HRW), Amnistía Internacional (AI), Organización de las Naciones (UN), OEA, entre otros han anunciado la precaria situación que ocurre en Venezuela en materia de derechos humanos, libertad de expresión e incluso los nexos del gobierno ilegítimo 15
de Maduro con grupos terroristas. Para ejemplificar, según el último informe del Departamento de Estado norteamericano Venezuela es el receptor de los grupos terroristas, tanto así que establece:
“Cuba y Venezuela continuaron proporcionando entornos permisivos para los terroristas. En Venezuela hay personas vinculadas a los disidentes de las Farc y el ELN, así como simpatizantes de Hezbolá, que estuvieron presentes en el país”.
La afectación por parte del régimen de Nicolás Maduro no ha perjudicado únicamente la dinámica interna del país, sino que ha afectado a la región, especialmente, nuestro país. Un ejemplo, es la confabulación con los grupos terroristas domésticos colombianos. En el caso del ELN tienen presencia en 12 de los 24 Estados venezolanos, es decir, tentáculos bastante extendidos en Venezuela. Aún más, el no combatirlos militarmente hace creer que Venezuela es un estado patrocinador del terrorismo. De modo similar, la dinámica migratoria que desemboca en la inestabilidad en Venezuela ha impuesto o alterado el statu quo de cada uno de los países afectados.
En el gobierno de Trump se analiza una política exterior bastante activa en el caso de Venezuela ya que es una 16
prioridad en su agenda al igual que en la de su principal socio estratégico Colombia. Tanto así, que a finales de septiembre la canciller Claudia Blum exhortó a la OEA a “denunciar a ese régimen y advertir sobre la gravedad de legitimar las elecciones fraudulentas impuestas por una dictadura cruel, señalada por sus ataques contra la población civil”. No obstante, la situación en Venezuela continúa estancada, a pesar de los múltiples esfuerzos por parte de los Estados Unidos y sus socios se ha llegado a esta conclusión “hemos fracasado en que Maduro está ahí, pero se han cumplido un montón de cosas”. De ahí que, me surge una pregunta: ¿Por qué no cambiar el enfoque?
La comunidad internacional se ha enfocado siempre en la precaria situación en Venezuela, pero no en Colombia que es la principal afectada después de Venezuela. No obstante, las consecuencias más nefastas y aterradoras las ha asumido el Gobierno de Colombia, aún más cuando según Leopoldo Fergusson, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, “tenemos un sistema fiscal que no da abasto” (Fergusson, n.f). De modo similar, en materia de posconflicto según el Banco Mundial “Colombia enfrenta retos que pueden ser exacerbados por la migración venezolana” especialmente en zonas de fronteras caracterizados por el conflicto armado, déficit de desarrollo e industrias extractivas. Más aún, cuando el Covid-19 ha hecho que Colombia se encuentre en la peor crisis económica de la historia, junto con sus respectivas implicaciones.
Adicionalmente, los expertos han recomendado que el recaudo de impuestos debe de aumentar en Colombia, con la finalidad de ordenar las finanzas públicas del país (Fergusson, n.f). No obstante, con la migración masiva es una tarea imposible, ya que los “recursos insuficientes” se deben utilizar para tratar la población migrante que se encuentra en condiciones de vulnerabilidad. Por consiguiente, el gobierno deberá incrementar los impuestos para conseguir los recursos y no agravar el déficit fiscal actual. En este sentido, la única alternativa que tendrá será el aumento de impuestos, como dice Fergusson “más impuestos para quienes ya contribuimos”, es importante resaltar que el costo de la migración venezolana recaerá únicamente sobre el diminuto porcentaje de los colombianos que cumplen el mandato tributario.
Pareciera que la frase de Benjamin Franklin se hace una vez mas realidad: “en este mundo no hay nada cierto, excepto la muerte y los impuestos”.
En este punto la pregunta más relevante es la siguiente: ¿Qué debe realizar Colombia para enfrentar la migración?
Lastimosamente no se puede retroceder el tiempo para afrontar la crisis de una manera más efectiva, ya que actualmente la migración venezolana ha impuesto retos en el corto, mediano y largo plazo para el Gobierno Nacional. Esto sería mucho más fácil si la comunidad internacional cambiará el enfoque hacia Colombia y no Venezuela. No obstante, se debe trabajar con las pocas herramientas que cuenta Colombia.
En este orden de ideas, el primer paso para contener las presente crisis debe ser el control migratorio. Aunque suene un poco obvio en la realidad no sucede debido a que Migración Colombia y las otras entidades no cuentan con las herramientas suficientes a nivel nacional para realizar un control pertinente y efectivo, es decir, una institucionalidad precaria. En otras palabras, cuando alguien ingresa a su casa, primero debe usted saber quién es y para qué viene a la misma. Lo anterior ayudaría a focalizar las posibles amenazas contra la seguridad estatal colombiana que deben ser juzgados con todo el peso de la ley. En segundo lugar, es necesaria la colaboración de la comunidad internacional para gestionar los recursos necesarios para afrontar la crisis de forma articulada y multidimensional, ya que se debe ser enfático en que Colombia no cuenta con las capacidades fiscales para afrontarla. Para ejemplificar, en materia de pobreza y desigualdad según los profesores de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, Carlos Caballero & Germán Machado, se retrocederá veinte años (20) en Colombia. En otras palabras, es imposible sin el apoyo internacional brindar las condiciones mínimas a los migrantes.
Lastimosamente no estamos en una película de ciencia ficción donde los recursos son infinitos, sino que Colombia tiene recursos limitados y muy escasos. Por lo que, se deben examinar las prioridades en la agenda para solucionar los problemas que se avecinan en el tiempo de la post-pandemia. Ahora bien, la pregunta es la siguiente: ¿la migración es una prioridad? sinceramente, lo dudo y pareciera que tendremos que copiar y pegar el mensaje de campaña de Donald Trump: “ America first, America first” y cerrar las puertas de nuestra nación para intentar ayudar; en primer lugar, a los colombianos y posteriormente a los migrantes venezolanos que ya están en Colombia.
Sebastián Sanabria Estudiante de Gobierno y Asuntos Públicos