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Los Reinos Des-Unidos de Europa

Tiempo de Lobby

Los Reinos Des-Unidos de Europa

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Hace mucho tiempo quedó atrás la época en la que los grandes imperios coloniales de Europa dominaban los continentes. Con la independencia de las colonias, unido a la caída de la Unión

Soviética, el foco de poder global se centró definitivamente en Estados Unidos. Hoy en día, China parece querer aproximarse a la posición de superpotencia global y, en cierta medida, va por buen camino.

En contraste a lo anterior, Europa Occidental, sin dejar de ser aún un protagonista importante de los conflictos internacionales, se ve cada vez más dividida e incapaz de competir con China y Estados

Unidos. No solo se trata de divisiones 36

tan ampliamente conocidas como el Brexit, sino de divisiones internas cada vez más profundas y que no solo amenazan la sobrevivencia de la Unión Europea, ya que pueden llegar a desmembrar reinos y países enteros que han existido desde tiempos casi medievales. Los movimientos independentistas de lugares como Escocia y Cataluña, sin importar si son vistos de manera positiva o negativa, amenazan la integridad territorial y política de varios países europeos, que de por sí ya se encuentran cada vez más desunidos.

En ambos casos, se puede afirmar que la pérdida de soberanía sobre sus territorios ocurrió de forma pacífica.

En primer lugar, Escocia se formó como un reino independiente luego de que las tribus celtas de los pictos y los escotos se unificaran bajo el mandato del rey Kenneth I de Escocia, en el año 843. La soberanía del Reino de Escocia sobre la parte norte de Gran Bretaña se empieza a desvanecer cuando el rey Jacobo VI de Escocia hereda el trono de Inglaterra en 1603, debido a que la reina anterior, Isabel I de Inglaterra no tuvo hijos. Así las cosas, Escocia e Inglaterra quedaban con un solo rey, que a pesar de ser escocés, decide gobernar en Londres y darle más importancia a las costumbres inglesas. Esta unión se consolidaría en 1707 con el Acta de Unión, que crea al Reino Unido de Gran Bretaña que conocemos, al crear un solo parlamento para Inglaterra y Escocia en Londres. Por otro lado, la situación en Cataluña fue similar. Lo que hoy es Cataluña era conocido como el Condado de Barcelona y fue fundado cerca del año 800 con la ayuda de Carlomagno, para crear un territorio intermedio que sirviera de defensa entre los territorios musulmanes del sur y los territorios del norte. Rápidamente, el condado adquirió soberanía absoluta sobre su territorio, adoptando el nombre de Principado de Cataluña. Sin embargo, de nuevo por asuntos matrimoniales de la Edad Media, en 1137 se unificarían Cataluña y el Reino de Aragón, para formar la Corona de Aragón, que seguía teniendo una cultura e intereses claramente catalanes. Por último, el famoso matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón definiría la suerte de Cataluña que, como parte de Aragón, pasaría a ser gobernada por los mismos reyes de Castilla, desde Toledo y Madrid. Así, Cataluña pierde su soberanía en 1469 para unificarse de forma informal con Castilla y formar un solo país: el Reino de España.

Imagen 1: El escudo del Reino Unido tendría que perder al cuadrante superior derecho, que representa las armas del original Reino de Escocia. Por otro lado, el escudo del Reino de España perdería el cuadrante inferior izquierdo, que representa las armas de la Corona de Aragón, que incluyó a Cataluña, y es la misma bandera actual de esta región. En ambos casos, se desmembraría la unión que existió desde hace siglos. 37

Posteriormente, en 1714, Cataluña pierde sus derechos medievales y empieza a ser gobernada como una provincia más de España.

Las dos regiones todavía conservan aspectos culturales muy marcados que los caracterizan. En Escocia, aunque la mayoría de la gente ya habla inglés, todavía hay varias personas que hablan gaélico escocés, un idioma celta. Además, muchos otros hablan el idioma ánglico escocés, que está relacionado con el inglés medieval y ha influenciado el acento característico del inglés moderno que se habla en Escocia. Sin embargo, solo 87,000 personas hablan gaélico y 1.9 millones escocés, dentro de una población total de casi 5.5 millones, según el Gobierno de Escocia. No hay duda que la cultura escocesa perdura, pero los catalanes conservan con más fuerza su propio idioma nativo. En los territorios catalanes (Cataluña, Valencia y las Baleares), 10 millones de personas aún hablan catalán, de una población total de 13 millones. El gobierno de Cataluña ha promovido la enseñanza escolar en catalán y su uso es mucho más extendido que el de los idiomas de Escocia. Sumado a lo anterior, “el catalán es la novena lengua más hablada en la Unión Europea” (Institut Ramon Llull, 2020) y es el idioma oficial de Andorra.

Como se pudo ver, al menos en el idioma, Escocia y Cataluña tienen orígenes culturales comunes con el Reino Unido y España, respectivamente, pero tienen una identidad cultural propia que los diferencia de los ingleses y de los castellanos y que ha llevado a que se piensen a si mismos como naciones independientes, como grupos étnicos distintos que tienen la capacidad de autodeterminación para decidir si seguir en sus respectivos reinos o crear Estados soberanos aparte. Aunque todo no es cuestión de cultura e historia, ya que existen otros argumentos a favor de la independencia.

Imagen 2: Niños escoceses protestan frente a las medidas tomadas por la salida del Reino Unido de la UE.

El famoso caso del Brexit es de especial importancia para Escocia, que votó con un margen de 62% a favor de permanecer en la Unión Europea, mientras que Inglaterra, mucho más poblada, votó por salir de esta unión continental. Sin duda alguna, los escoceses han sentido que su voz no fue escuchada y, debido a los múltiples retrasos para lograr un acuerdo entre el Reino Unido y la Unión Europea, los aires de independencia empiezan a soplar de nuevo en las Tierras Altas de Escocia. Según lo que indicó el 2 de diciembre de este año el periódico escocés Evening Express,

La encuesta de Ipsos MORI muestra que 56% de los escoceses votarían a favor de un referendo que busque la independencia de Escocia.

De regreso en España, parece que los ánimos de independencia han bajado, aunque las protestas contra el gobierno de Madrid parecen estar tomando un rumbo distintas, pidiendo más autonomía regional y un mejor gobierno, en lugar de una independencia absoluta. Existe entre la población la opinión de que Cataluña, la región más rica de España, paga muchos impuestos a Madrid y que poco de esto es retribuido a la región misma, sino que va a otras zonas más pobres de España en lugar de favorecer a los catalanes. Sin embargo, las encuestas siguen mostrando un amplio apoyo a la causa independentista.

Según el Centro de Estudios de Opinión de Cataluña (CEO), 45.5% estarían a favor de la independencia y 46.3% en contra.

Aunque no es la mitad, como si fue en algunas épocas, no está lejos de cumplir la marca del 50% que en un referendo puede llegar a definir el futuro de España.

¿Qué deberían hacer los gobiernos en el nombre de sus majestades Isabel II y Felipe VI?

Dos episodios han mostrado los dos enfoques que pueden tomarse frente a esta situación. Por un lado, el gobierno del primer ministro David Cameron se la jugó por la democracia en 2014, al autorizar un referendo donde los escoceses voatron a favor o en contra de la independencia. Así las cosas, puso en riesgo su estabilidad y la estabilidad de todo el Reino Unido, incluso de la monarquía, para darle un solución final al problema. Si el referendo ganaba, lo perderían todo, pero si el referendo perdía, sería una victoria absoluta para el Reino Unido. Para fortuna del gobierno de su majestad, los escoceses votaron en un 55% en contra de la independencia y 45% a favor. Esta victoria fue recibida, entonces, como un punto final a la situación y legitimó al gobierno del Reino Unido en Escocia. Aunque las voces de independencia siguen, la arriesgada jugada de David Cameron afirmó la soberanía del Reino Unido sobre Escocia de forma democrática, al menos por unos años más.

La situación no fue tan pacífica en Cataluña y el gobierno español tuvo una actitud completamente opuesta. El Tribunal Constitucional de España, así como el presidente en 2016, Mariano Rajoy, afirmaron en este año que ningún referendo sobre la independencia de Cataluña podía ser permitido, ya que

Según la Constitución, España es una nación indivisible. La posición de Madrid estaba clara: no iban a negociar ni ceder ante los independentistas.

Sin embargo, en clara oposición a esto, la Generalidad de Cataluña, el órgano legislativo de esta región bajo el mando de Carles Puigdemont, decretó la realización de un referendo, que se llevó a cabo en octubre de 2016 y en el cual el 90% de los votantes aprobaron la independencia. Como era natural, el Tribunal y el gobierno en Madrid decretaron este referendo como ilegal y, durante las votaciones, ocurrieron varios enfrentamientos entre miembros de la Guardia Civil española, que buscaban impedir los comicios, y los ciudadanos que salieron a votar. Sin embargo, la misma asamblea legislativa que propuso el referendo terminó redactando y firmando el Acta de Independencia de la República Catalana, a lo que España reaccionó rápidamente y retiró la autonomía a Cataluña, removiendo del cargo a sus dirigentes y convocando a nuevas elecciones en esta región. Se recuperó, entonces, la soberanía por la fuerza.

Como se pudo ver, son muchos los problemas y las diferencias que separan a Escocia y Cataluña de sus respectivos países y la búsqueda de la independencia continua vigentes a pesar del desenlace que tuvieron los referendos de 2014 en

Imagen 3: Protesta a favor de los prisioneros políticos que defienden la independencia de Cataluña

Escocia y 2016 en Cataluña. Los gobiernos centrales de España y del Reino Unido han respondido de formas agresivas y diplomáticas, respectivamente, pero a ciencia cierta se puede afirmar que ninguno sabe qué hacer al respecto. Ni la diplomacia, ni la fuerza a servido para silenciar a estos grupos que buscan mayor autonomía y, quizás, un mayor reconocimiento en el mundo de su existencia como grupos étnicos diferentes.

Mientras España y el Reino Unido deciden qué hacer al respecto, sus naciones se separan y las celebradas uniones que en el siglo XVIII fusionaron a Inglaterra y a Escocia en un solo reino, y unieron a las tierras castellanas y catalanas bajo un solo rey y un único parlamento, no son más que la sombra de un pasado imperial y hegemónico que Europa parece estar perdiendo. Al parecer, el Reino Unido podría no estar tan “unido” y el sueño medieval de una España, o Hispania, unida se verá truncado luego de casi 500 años.

Solo falta esperar a ver cuál será la reacción de los gobiernos de Londres y Madrid para ponerle una solución a este problema, que amenaza sin duda la soberanía que tienen España y el Reino Unido sobre su territorio.

Independientemente de las acciones que tomen, ya sean democráticas o por la fuerza, es posible pensar que se repitan situaciones ya vistas en otros territorios de estos antiguos imperios y que los escoceses se unan al grito de los estadounidenses en su Guerra de Independencia contra el Reino Unido, que decía:

“No taxation without representation”,

o que los catalanes, a pesar de su baja opinión sobre la monarquía, exclamen

“¡Que viva el Rey, abajo el mal gobierno!”,

como hicieron los independentistas colombianos en la Nueva Granada, que terminaron, de todas formas, derrocando al rey de España.

Si estos llamados seguirán el curso que tuvieron en la historia y llevaran a una independencia absoluta o si se buscará una solución negociada que conserve la integridad de España y el Reino Unido, es algo imposible de vaticinar. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de Madrid y Londres, es claro que se trata de un pregunta que estará únicamente en las manos del pueblos escocés y del pueblo catalán. En últimas, ¿viene la soberanía del monarca o del pueblo?

Juan Felipe González Estudiante de Arquitectura y Antropología

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